Loonatics Unleashed no me pertenece, y esto es un pobre intento de Fanfic.

La estrella caída (Primera Misión)

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Capitulo 4

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(…)

Ace estaba seguro que huir no era del todo honorable, su maestro lo regañaría por escapar de un oponente que estaba dispuesto a perseguirlo y probablemente matarlo. Sin embargo, no estaba seguro de cómo lidiar con un alienígena, de más de dos metros de alto y con la capacidad de manipular el fuego a su antojo.

Cuando su maestro le enseñó a enfrentar sus problemas con matones en la escuela, nunca lo preparó para este tipo de situaciones.

Slam parecía estar de acuerdo con él, porque no dudó en cargarlo, y salir huyendo de allí. Mientras el demonio de Tasmania corría llevándolo a cuestas, Ace aprovechó a buscar un escondite, y finalmente divisó la entrada de una financiera con suficiente espacio para los dos.

—Slam, gira a la derecha y corre hacia el edificio de cartel rojo— Le indica señalando en dirección al edificio, mientras seguía firmemente sujeto a su espalda.

El demonio de Tasmania atravesó el desastre de escombros y chatarra que les rodeaba, empujando con su cuerpo aquellos obstáculos como si fuera nada. Era impresionante lo fuerte que resultó ser Slam, Ace estaba seguro de que sería la estrella del ring de lucha profesional, sin sudar una gota. Era una pena que, por no poder hablar de manera adecuada, estuviera siendo explotado por los dueños del ring. Si salían de esto, le pediría ayuda a su maestro para hacerlo instructor en el dojo hasta que encuentre un mejor trabajo.

Finalmente, entraron al edificio, y se ocultaron lo mejor que pudieron. Ace aprovechó a rastrear a la extraña criatura que los atacó, tratando de forzar su vista lo máximo posible. El ser de piel roja y armadura negra, estaba impulsándose con las llamas que producía entre los edificios a su alrededor, quemando todo a su paso.

Estaba decidido a quemar toda la ciudad hasta dar con ellos, de eso no había dudas.

—(No podremos ocultarnos por mucho tiempo)— Dijo Slam, consciente de que eran buscados por la criatura de piel roja.

—¿Por qué nos está cazando? Nosotros no le hicimos nada— Ace dijo esto frustrado. Sin embargo, recordó que le disparó con su rayo láser hace unos pocos segundos, y protestando por lo bajo, agregó de manera casual —Aunque yo le disparé, pero nos iba a quemar vivos ¿Qué otra opción tenía?—

—(Deberíamos enfrentarlo)— El demonio de Tasmania parecía estar consciente de que no iban a poder escapar para siempre, pero era demasiado arriesgado. Si llegaba a quemarlos, iban a perder velocidad y no podrían esquivar sus ataques críticos. Además, sería imposible recuperarse del daño, al no tener suministros médicos para curarse de las posibles heridas por quemaduras.

Por otro lado, si no hacían algo, ese alienígena iba a matarlos ¿Su visión laser sería suficiente? No lo parecía, el extraño ser no había sido afectado ni por su ataque ni por el impacto debido al empuje de este. Era posible que su armadura lo protegiera. Tal vez cortarlo sea la solución, pero ¿Cómo lo lograría?

—Necesito una espada o una katana, entre más afilada mejor— Ace no sabía si esto funcionaría, nunca había matado a nadie de un corte, aunque su maestro le enseñó a destazar oponentes con espadas cuando lo había entrenado. Jamás pensó en usar aquellas técnicas en algo vivo, pero eran ellos o la criatura, y no podían darse el lujo de morir calcinados.

—(Hay un depósito calle abajo donde se guarda la utilería de los luchadores)— Slam dijo esto para su sorpresa, el pobre se rascó la cabeza, luciendo un tanto preocupado —(Puede que encontremos algo que te sirva)—

—Está bien, debemos aprovechar a movernos y evitar que nos siga…— Ace perdió de vista a la criatura, solo por unos segundos. Lo busco desesperadamente en todas direcciones, pero no alcanzó a verlo. Forzó más su vista, intentando divisarlo entre los edificios, pero no tuvo éxito. De repente, todo el lugar comenzó a sentirse cada vez más caliente. Ace levantó la vista al techo y vio que todo encima de ellos estaba siendo coloreado de un intenso color rojo brillante, como si su vista pudiera detectar el calor.

—¡Tenemos que salir de aquí!— Ace comienza a correr, tirando del brazo Slam para que lo siga, intentando desesperadamente llevarlo de nuevo hacia la calle, mientras el techo de la planta baja comienza a desquebrajarse, derrumbándose de un momento a otro, permitiendo dejar pasar entre los escombros una enorme bola de fuego, que comenzó a consumir toda la habitación.

—(Es como un perro rabioso, no nos dará tregua)— Slam estaba tan aterrado como él, llegando a la calle jadeando por el calor y la falta de aire. Esconderse no era una opción, aquel alienígena estaba dispuesto a quemar toda la ciudad con tal de acabar con ellos.

—Lo sé, necesitamos pensar como derrotarlo— Ace tomó la dirección hacia donde se encontraba el depósito del ring de lucha libre. Era un almacén con una puerta metálica reforzada, que no parecía que fuera posible abrir…

—¡AaaaaH!— Slam grita y de repente, aumenta su velocidad, de una forma extraña. Los movimientos de sus piernas provocaron que una especie de ráfaga de aire se desprendiera de su cuerpo, y estaba seguro que vio unas chispas de electricidad a su alrededor. El demonio de Tasmania arremetió contra la puerta, destrozándola como si nada, dejando que el conejo pase siguiéndole dentro del edificio.

—(¡Busca lo que necesitas!)— Grito Slam al conseguir recuperarse del derribo de la puerta.

—Mierda, hay demasiadas cosas— Ace miró en todas direcciones, había mucha utilería, armas que eran falsas y algunas pocas reales, debía haber una espada o katana que pueda cortar, debía recordar cómo debe verse ese acero ¡Tenía que recordarlo!

Ace trató de acomodar sus gruesas gafas, que había atado con cinta, para poder ver las tres hojas de acero delante de él. A pesar del cristal graduado adecuadamente para que su mala vista no fuera un obstáculo, no podía entender que estaba viendo, el acero le parecía exactamente igual en las tres hojas, y no creía que pudiera encontrar la verdadera espada entre las réplicas sin tocarla y blandirla.

—Ace, mirar el acero con el ceño fruncido no te dirá cuál es el original y cuál es la copia— Su maestro se sentó delante de la pequeña mesa, para que no se sienta agobiado de su enorme tamaño. De las mangas de su enorme yukata índigo, sacó su vieja pipa y comenzó a fumar, expandiendo el aroma del tabaco en todo la habitación, mientras le evaluaba con su único ojo sano —A menos que necesites anteojos nuevos ¿Estás viendo borroso?—

Ace sintió que sus largas orejas se volvían rojas de la vergüenza, pero se enderezó. Era difícil en el instituto ser el único conejo conocido con gafas tan gruesas, un insulto para los de su especie y blanco fácil para los matones, pero no quería pensar que su vista seguiría empeorando y sus gafas se volverían más gruesas. Aún podía ver bien, el medico dijo que le quedaban como unos seis meses hasta que vuelva a necesitar más aumento.

Y después solo empeoraría cuando envejeciera…

—No, simplemente no entiendo como debo hacerlo— Observar al conejo más grande riéndose ruidosamente, hizo que la irritación creciera dentro de él.

—Identificar una copia de una espada original solo con la vista no demanda que tengas una visión impecable— Su maestro le enseño su ojo bueno, mientras que el izquierdo estaba completamente cegado y adornado por una enorme cicatriz que recorría la mayor parte de su cara. Ace se estremeció levemente. Su maestro se negaba a contarle como lo perdió, pero estaba seguro que fue peleando con otro espadachín —Ahora, tienes que ver la canción del acero, para poder escoger tu arma a simple vista—

—¿Por qué esto es tan importante?— Protestó el joven conejo, haciendo que el lagomorfo más viejo, suspire y libere el humo que retenía en sus pulmones.

—Porque cualquier hoja en mano de un espadachín, mientras la canción del acero sea clara, puede ser mortal— Su maestro caló por última vez su pipa, limpió las cenizas con cuidado, dejándola de lado para continuar hablando —Y si tomas la decisión de levantar la espada contra alguien, debes matarlo, no puedes usar un acero barato y poco confiable al hacerlo—

Ace tragó saliva. Aprender a pelear había ayudado mucho en la escuela, y gracias a eso casi no lo molestaban, pero su maestro insistió en instruirlo en el bushido, porque era un herbívoro, y para un herbívoro, matar a otros necesitaba estar respaldado por una mentalidad fuerte. Ellos nunca iban analizar el costo/beneficio de una muerte porque no consumían carne, asesinar a otros siempre es en defensa propia, y cuando se está lo suficiente acorralado y se tenía más opciones.

Así que el acero debía cantar, fuerte y claro a la Muerte, y asegurar cortar a la amenaza a como dé lugar.

—Cantar fuerte y claro a la muerte— Ace se concentró en las tres hojas nuevamente, y notó como una brillaba ligeramente más, como si estuviera "cantando" —Esta—

—Buen trabajo, ahora vas a practicar tus katas, volverás hacer la misma prueba mañana—

La única hoja del almacén que cantaba a la muerte era un machete. Nunca había blandido un machete en su vida ¿Por qué había un machete real entre toda la utilería barata? No podía pensar en eso en eso ahora. No estaba acostumbrado al balance, pero el acero era confiable. Aun así, no podría cortar a su oponente si lo deforma con el calor del fuego ¿Cómo llegaría hasta el alienígena para cortarlo?

—(Debemos salir de aquí, nos puede acorralar)— La advertencia de Slam no pasó desapercibida para Ace. Ya con el machete en mano, los dos se prepararon para salir de allí, pero la criatura ya los estaba esperando afuera.

—Odio que las ratas se escapen, solo terminan causando problemas— La criatura comenzó a pavonearse delante de la única salida, caminando de un lado a otro con cierta molestia. De cerca, podía notar que sus músculos eran más grandes que los de Slam, y la temperatura a su alrededor, comenzó a subir de inmediato. Estaba preparando otro ataque con sus poderes piroquinéticos —Se suponía que en esta bola de fango a la que llaman planeta no existía nadie con poderes como Zadavia, pero aquí estás bola de pelos, disparando luz como ella—

¿Quién era Zadavia? No. No tenía tiempo para dudas, su mente debía estar serena.

—Slam, voy a cortar al feo, necesito que evites que te queme porque no podré protegerte mientras ataco— Ace estaba hablando con suavidad, ignorando por completo a que se refería su extraño oponente, esperando mantener sereno su interior para poder pelear en condiciones. Aun así, le preocupaba mucho que le suceda algo malo al demonio de Tasmania.

—(No voy a dejar que pelees solo)— Slam era demasiado bueno para su propio bien, pero no ganarían nada si permitía que se queme. Sin embargo, no iban a tener tiempo para discutir.

—¿Ya terminaron? No me importa el tipo musculoso, pero tus ojos son un problema, orejón— El alienígena extendió sus manos hacía los lados, haciendo que aparecieran bolas de fuego en sus palmas, listo para atacarlos —Voy a quemarlos hasta dejar tus cuencas vacías, y luego calcinaré a tu amigo—

El alienígena se preparaba para arremeter contra ellos, pero cuando estaba a punto de atacarlos, un automóvil salió de la nada y se estrelló contra él, lanzándolo hacia el otro lado de la calle por fuerte impacto. Ace y Slam miraron hacia la dirección de donde salió aquel vehículo y vieron a un coyote que estaba corriendo con poca gracia hacia donde estaba el sujeto.

El pobre parecía que no había hecho ejercicio en su vida ¿Fue el que lanzó el vehículo? Era un coyote delgado, alto y desgarbado, que parecía no haber peleado en su vida, pero estaba corriendo hacia donde se encontraba el alienígena para enfrentarlo ¿Acaso no sabía que podía matarlo si lo quemaba?

El canino no debía estar bien de la cabeza.

—¡Escucha asqueroso pedazo de mierda!— El coyote comenzó a insultar al ser de piel roja, para el horror de Ace. Era como si su boca fuera una cañería de aguas residuales, porque no paró de gritarle insulto tras insulto para que se fijara en él —…De seguro solo eres un asqueroso perdedor como el idiota de Vitrax, solo falta que llores como él cuando le dan una paliza—

Esto llamó la atención de la criatura y todo su cuerpo se llenó de llamas, desde sus piernas y brazos, hasta su cabeza. Antes de salir propulsado hacia el pobre coyote, este freno su poca agraciada carrera, para darse la vuelta y comenzar a correr en dirección contraria.

—¡¿QUÉ LE HAS HECHO A VITRAX ASQUEROSO PERRO SARNOSO?!— El horrible ser comenzó a asediar al coyote, que estaba corriendo calle abajo como un loco, directo hacia el parque central de la ciudad. Ace no sabía que hacer, hasta que Slam comenzó a moverse para perseguir al extraño canino.

—(Hay que ayudarlo)— Gritó el demonio de Tasmania en plena carrera.

Ace sonrió sintiéndose dentro de un chiste macabro. Se supone que el coyote es el que persigue sin tregua, pero ahora, ellos tres estaban tratando de alcanzarlo. Por suerte el chico era inteligente, y tenía unos poderes muy extraños que no dudaba en utilizar. Había instalado trampas en todo el camino que estaba recorriendo, tirándole chatarra, autos deslizadores y carteles a la criatura en llamas, para atrasarlo y darle margen a su huida.

Al parecer, podía tirar de estos objetos a distancia, como si fuera una especie de habilidad telequinética, pero era extraño que no lo hiciera con todo el concreto y los ladrillos de la calle. Se limitaba solo a los objetos metálicos que había en la zona.

—(¿Crees que tenga un plan?)— Entre jadeos por la larga carrera, Slam estaba un poco preocupado por el recién llegado que prácticamente les había salvado la vida.

Ace lo pensó por un momento. No había lidiado mucho con coyotes, pero su maestro le advirtió que eran unos bastardos tramposos cuando te volvías su enemigo. La mejor forma de lidiar con estos era estar de su lado bueno. Ser amigo de un coyote era un desafío a la paciencia, porque terminabas preguntándote como alguien tan fiel y amable podía llegar a ser una amenaza para la sociedad.

En pocas palabras, son imanes de problemas.

—De seguro tiene toda una trampa preparada para el sujeto, pero dudo que sea suficiente para él solo— Ace dijo esto ahora preocupado por el joven coyote, corriendo como loco hacia donde sea que estaba planeando llevar a la criatura —Lo convertirá en cenizas si se equivoca—

—(Entonces hay que ayudarlo para que la trampa funcione)— Dijo Slam mientras corría a su lado. Era increíble que mantuviera el ritmo persiguiendo a la criatura y al coyote, pero no iba a quejarse, el conejo se sentía con más resistencia que antes.

—Si me abre la ventana suficiente para cortarlo, lo terminaré de una sola vez— Ace dijo esto sin pensar, y Slam lanzó una carcajada repentina. No lo culpaba, ya estaba hablando como su maestro, pero debía admitir que pensar en el anciano conejo le daba valor para continuar.

—(Estás loco Ace, me agradas mucho)— Exclamó el demonio de Tasmania en plena carrera, haciendo que el conejo comience a reírse, sin poder evitarlo.

Era cierto. Solo ellos estaban tan locos como para pelear con una criatura así.

(…)

A Rev no le gustaba el plan de Tech, sobre todo la parte en la que el coyote debía exponerse al peligro para que funcione. A pesar de tener la certeza de que estaría bien, y que si llegaban a quemarlo se regeneraría, detestaba la idea de que se lastime a propósito. Al correcaminos le hacía sentir impotente ver que no podía hacer nada para evitarlo, pero sabía que, si se dañaba a sí mismo, sería una carga para el canino y Zadavia.

Tal vez estaba demasiado taciturno y estaba afectando a la niña, porque se veía igual de molesta por la situación. No le gustó para nada que el coyote siga arriesgándose de esa forma, confiando tanto en su regeneración. Sin embargo, eran solo ellos tres contra esos horribles nerdlucks superdotados, y debían hacer todo lo posible por vencer.

La ventaja táctica era innegable, pero difícil de aceptar.

Rev trató de concentrarse. Tech contaba con él, por lo que no debía dudar, así como Zadavia debía confiar en ellos, hasta que esté en condiciones de cuidarse por sí misma. Era difícil y doloroso, pero él debía hacer su parte del plan, y esperar lo mejor.

—Zadavia necesito que te escondas muy bien, cuando hagamos la bomba de vacío solo tendremos una oportunidad de aplastar a Voxter antes de que se recupere— Rev miró a la preadolescente, que parecía estar cada vez más pálida por el miedo.

—Tengo un mal presentimiento, sus poderes de fuego son muy fuertes ¿Y si te quema? ¿Y si quema a Tech hasta dejarlo incapacitado?— Zadavia estaba entrando en pánico, tirando de su cabello por la frustración. Pero Rev la abrazó para calmarla, la levantó con facilidad y corrió hasta un edificio abandonado, dejándola dentro de este.

—No vamos a poder protegerte mientras peleamos, mantente oculta hasta que ganemos— Dijo Rev ocultándola detrás un mostrador, para evitar que se vea desde afuera su brillante vestido y su cabello cada vez más luminoso. De seguir creciendo, la luz que desprendía su cuerpo sería imposible de ocultar.

—Pero…— La pobre chica estaba aterrada, se había dado cuenta del compromiso que les había pedido, pero ya era demasiado tarde para echarse atrás. Sus vidas estaban en juego, y si sucedía lo que más temían, toda la vida en el planeta corría peligro.

—Vamos a ganar Zadavia, tenemos que hacerlo y detener lo que sea que esos nerdlucks estén tramando— Dijo con seguridad Rev, a pesar del miedo que le invadía.

—Lo sé, pero no quiero perderlos, no quiero estar sola— Se veía tan asustada, tan pequeña e indefensa, que solo le hizo sentir más rabia de la situación. Pero debían pelear, no podían ocultarse ni ser indiferentes.

—Todo estará bien, ganaremos— Rev acarició la cabeza de la niña, y salió corriendo hacia la plaza, viendo como una llamarada se extendía hasta donde se encontraba, con Tech corriendo delante de ella, dirigiéndose hacia la trampa que había instalado.

Algo no cuadraba, estaba casi seguro de que algo malo pasaría ¿Pero qué?

—¡Voy a matarte, maldita bola de pelos!— La criatura estaba a punto de atrapar a Tech, estaba decidido a perseguirlo hasta conseguirlo. Rev estaba seguro que el pobre coyote no había corrido tanto en su vida, pero por suerte estaba a punto de alcanzar la trampa que habían preparado.

—Dudo que consigas hacerlo, Vitrax dijo lo mismo, y terminó completamente derrotado— Tech seguía burlándose del alienígena, haciendo que ardiera por la furia, de manera figurativa y literal, porque estaba completamente en llamas. Si llegaba a tocar al coyote, lo calcinaría.

Voxter lanzó una llamarada, tan fuerte, que el correcaminos estaba seguro de que Tech iba a ser alcanzado. Por un momento, su corazón se detuvo por el horror. Sin embargo, el coyote levantó la placa de acero que había dejado cerca de allí para protegerse, aumentando sus posibilidades de evitar ser quemado, recubriendo el metal con una especie de campo magnético.

Rev estaba listo para comenzar el plan de la bomba de vacío, solo debía esperar que Tech atrapara a Voxter cuando intente acercarse…

Pero no esperaba que Voxter se impulsara por encima del coyote, propulsándose con una llamarada que provenía de sus propios pies. Tech no reaccionó lo suficientemente rápido, de las manos del alienígena salieron dos bolas de fuego, y antes de que Rev corriera a salvar a su amigo, este le hace una señal para que se quede en su sitio, extendiendo su mano hacia su dirección para detenerlo. El correcaminos se detuvo por unos segundos y fue demasiado tarde, la bola de fuego se tragó por completo al coyote.

El alienígena comenzó a reírse como un loco, al ver como el pelo y la carne de Tech se carbonizaban. Confiado, se acercó al calcinado cuerpo del coyote, para asegurarse de que lo había matado. Sin embargo, la tierra debajo de sus pies se abrió y atrapo las piernas del sujeto con un mecanismo similar a una trampa de oso, que habían hecho con el acero disponible.

Rev vio con dolor como el coyote trato de salir del lugar, cubierto en llamas. Mientras era consumido, usó sus poderes para sujetar a Voxter en el punto donde iban a dejarlo atrapado, para encerrarlo en la bomba de vacío. De inmediato, Rev comenzó a correr alrededor del alienígena para evitar que vuelva atacar con fuego.

Debía aguantar hasta que Tech se recupere. Iba a correr y centrifugar todo el oxígeno alrededor de Voxter, hasta que el coyote vuelva a levantarse.

Mientras hacía su parte del plan, Rev se dio cuenta que las lágrimas mojaban su cara, porque su corazón se había roto en pedazos.

(…)

Ace no pudo evitar gritar de la impresión al ver como el horrible alienígena mataba al coyote. Slam sintió como el alma se le iba del cuerpo, el grito de angustia del conejo, mezclado con el hedor a carne y pelo quemado del coyote, hizo que todo su cuerpo se estremeciera.

Ver cadáveres era una cosa, pero ver a alguien morir directamente, siendo quemado hasta los huesos, era horrible y traumático.

Slam no iba a dejar que la criatura se saliera con la suya, debían detenerlo a como dé lugar. Vio como un correcaminos corría con una velocidad impresionante, girando alrededor del alienígena, evitando que pueda usar su fuego. Pero no sería suficiente, necesitaba algo que deje atrapado a la criatura en aquel lugar.

Su cuerpo reaccionó en ese momento de puro instinto. Hizo girar su cuerpo, imitando uno de sus movimientos favoritos en el ring. Un tornado se formó alrededor y era bastante fuerte, el viento se sentía demasiado excesivo para el movimiento, pero parecía que su cuerpo lo estaba produciendo. Se acercó al alienígena, para atraparlo dentro del tornado, y evitar que siga usando sus poderes.

No iba a dejar que matara al compañero del coyote, y era obvio que era este correcaminos. Lo menos que podía hacer, era protegerlo hasta que Ace cumpla la promesa de cortar a la criatura.

(…)

Ace estaba demasiado asombrado para ver lo que estaban haciendo Slam, el tornado se sumó a la rápida y supersónica carrera del correcaminos, formando una barrera alrededor del alienígena que no le permitía generar llamas. Podía verlo dentro del vórtice, intentando crear fuego sin tener éxito.

Al parecer, no había oxígeno a su alrededor ¿El coyote pensaba atacarlo en esas condiciones? Era entendible, pero murió antes de conseguir concretar sus planes.

—Terminaré con tu trabajo, Doc— Ace tomó aire y se metió dentro del vórtice, evitando por muy poco ser arrollado por Slam y le correcaminos.

—¿Por qué no puedo usar mis poderes? ¡¿Qué demonios hicieron monstruos asquerosos?!— La criatura lo miró indignado, gritándole con rabia cuando se lo enfrentó. La falta de oxígeno a su alrededor no le afectaba, probando que podía sobrevivir en el espacio sin problema, por eso no tenía idea de que no podría usar su piroquinesis dentro de aquel tornado. Ace no iba a contestarle, movió el machete en sus manos, y se dispuso a cortarlo.

—¿Vas a cortarme con eso? Ja, mis brazos son más grandes que los tuyos, voy a golpearte hasta matarte, jodida bola de pelos— Los enormes brazos de la criatura se disponían atraparlo antes de que pudiera alcanzar el pecho de su oponente para cortarlo.

Eso no iba detenerlo, esta vez sabía exactamente que iba hacer.

La verdadera técnica del maestro era de doble espada, no era muy habitual, le había dicho que tampoco era recomendable usarla, porque uno se comprometía demasiado en una pelea. Ace no necesitaba usar otra espada, porque ahora con sus ojos eran suficientes.

Disparó el rayo láser, y destrozó los brazos de la criatura. Esta no sangró, de los muñones salieron luces brillantes, pero eso no lo detuvo, blandió el machete y corto por el torso, partiendo a la criatura por la mitad.

El horrible alienígena estalló, en una cacofonía luminosa, que por un momento lo cegó. Sin embargo, solo quedó una pequeña criatura roja, con forma de gusano, ojos saltones y una voz muy chillona. Slam se acercó a él, deteniendo el tornado a su alrededor. El correcaminos ignoró a la criatura para ir con su pareja. El conejo noto por el rabillo del ojo que estaba llorando desconsoladamente.

Llegó demasiado tarde.

Ace miró a criatura por unos segundos, dejando su mente serena. Disparó su rayo láser por última vez, y redujo a cenizas al horrible ser.

Al lado de las cenizas calcinadas, solo quedo una gema, de un brillante color iridiscente.

(…)

Zadavia corrió hacia donde estaba Tech, viendo como su cuerpo calcinado estaba reparándose lentamente. Vio llegar a Rev, el cual estaba desbastado, y ella trató de detenerlo antes de que intente tocarlo.

—Todo su cuerpo esta quemado, si lo tocas vas hacer que se lastime mucho más— Ella vio como el joven correcaminos se desplomó delante del coyote, y comenzó a llorar desconsolado. Por el shock era probable que Tech no reaccione por mucho tiempo, siquiera cuando su cuerpo se reconstruya. Solo podían esperar a que vuelva a curarse…

—¿Necesitan ayuda? Nosotros…— Un conejo de pelaje gris, pantalones de mezclilla y camiseta roja mangas largas se acercó hablarles. Se veía desbastado, al igual que su amigo, una criatura fortachona y de mirada triste, que parecía ser un demonio de Tasmania —…Lamentamos mucho no haber llegado a tiempo—

—No se preocupen, hicieron lo que pudieron— Zadavia habló por Rev que seguía llorando desconsolado. Ella miró un poco preocupado a los dos recién llegados —Muchas gracias por derrotar a Voxter—

—(Es lo de menos ¿necesitan ayuda con el cadáver?)— Preguntó el demonio de Tasmania, casi al borde del llanto, posiblemente porque Rev estaba llorando histérico en ese momento.

—¿Cuál cadáver? Todos sobrevivimos, y eso significa que mi plan funcionó— Tech se levantó como si nada, mientras su cuerpo terminaba de recuperar toda la carne faltante y su pelaje volvía a crecer, dándole una apariencia más suave. El coyote había sanado por completo mientras ellos no miraban, pero su ropa se había desecho por completo. Zadavia sentía un gran alivio, y cierta consternación. Al parecer su habilidad para regenerarse había mejorado mucho más de lo esperado.

—(¡Zombi!)— El demonio de Tasmania gritó desaforado, al ver que el coyote no estaba muerto, mientas intentaba ocultarse detrás del conejo. Este parecía que estaba a punto de atacar a Tech con su machete.

Zadavia estaba lista para intervenir, pero no pudo hacerlo, ya que Rev, furioso ante la inconsciencia del coyote, se lanzó encima suyo para golpearlo con sus puños, mientras seguía llorando desconsolado. El alivio de ver sano al canino, no iba a ser suficiente para quitar el dolor en el corazón del correcaminos.

—¿Por qué me haces esto? ¿Es que no entiendes lo mucho que duele ver cómo te lastiman?— Rev trataba de hablar entre el moco y el llanto, mientras su puño chocaba contra el pecho desnudo del coyote, y no era para menos. Literalmente habían quemado a Tech hasta dejar su carne carbonizada, aun podía verse las cenizas desprendiendo su cuerpo.

—Rev, espera— Tech trató de parar los golpes del correcaminos, sujetando sus antebrazos para tratar de hablar, pero estaba un poco aturdido porque apenas había recuperado la conciencia —Estás llorando ¿Te lastimaste?—

—¡¿Si me lastimé?!— Exclamó indignado el correcaminos, mientras trataba de controlar su llanto —Estoy llorando por tu culpa, idiota inconsciente—

—Yo… No debería hacerte llorar, lo siento — Tech se quedó callado por unos momentos, sin saber que más decirle para calmarlo. Se incorporó, haciendo que el resto de la ceniza se desprenda de su nuevo pelaje y abrazo a Rev para intentar consolarlo. Este se resistió al principio, pero al final se resignó, quedando atrapado en los brazos del coyote.

Zadavia tuvo que apartar la mirada un poco, debido a la posición demasiado comprometida en la que estaban, porque el correcaminos estaba sentado encima de las caderas de un coyote completamente desnudo. Tanto el conejo como el demonio de Tasmania, estaban tratando de evitar mirar a la pareja, porque el momento era demasiado íntimo.

—¡Ejem!— Zadavia aclaró su garganta, para llamar la atención de los dos. Ellos la miraron confundidos por unos segundos, sin entender las señas que estaba haciendo con su cabeza. Ella suspiró exasperada, al darse cuenta lo ajenos que eran a su situación.

—Doc ¿N-necesitas que te consigamos algo de ropa?— El conejo finalmente decidió intervenir, evitando mirar la escena, pero tratando de ayudar en la situación precaria en la que estaban.

—¿Ropa? Claro, la que llevaba se debió quemar...— Tech no terminó de decir esto que Rev se separó de él, y rápidamente salió corriendo para volver con algo de ropa. Su cara estaba toda colorada, pero al parecer, la carrera le ayudó a calmarse. Ya no estaba llorando, mientras le pasaba al coyote un conjunto de sudadera y pantalones chándal de color verde oscuro.

Tech sonrió animado mientras volvía a vestirse, y era gracioso que los otros antropomorfos estuvieran aliviados al respecto ¿Que pensaron que iba a pasar?

—Zadavia, encontré esto— Rev le entregó la joya iridiscente, que había estado en posesión de Voxter, con su poder dentro de esta. Ella se emocionó al verla y le sonrió animada mientras la tomaba entre sus manos.

—Lo lograron— Ella estaba feliz y no pudo evitar sonreír. A pesar de las dificultades, pudieron superar al nerdluck.

—Te dije que ganaríamos— Rev le sonrió, y revolvió su cabello en señal de afecto. Ella recordó que su padre hacía lo mismo cuando era pequeña, y sintió como su corazón se estrujaba por la culpa, deseando volver a ser poderosa para cuidar de sus amigos.

—Claro que ganamos, pero debo admitir que no lo hubiéramos conseguido sin su ayuda, la asistencia que nos dieron fue invaluable— Tech estaba completamente vestido, y listo para saludar al conejo y al demonio de Tasmania con un fuerte apretón de manos.

—Soy Tech, gracias por la ayuda— Dijo el coyote dándole la mano al demonio de Tasmania, que sonrió animado ante el gesto. Tiró de su brazo y palmeo la espalda del coyote mientras hablaba.

—(Slam, y me alegra haberlos ayudado)— El demonio de Tasmania correspondió el saludo, sin problemas. Su voz era extraña, y salía como si fueran gruñidos, pero sus palabras eran entendibles —(Ese monstruo por poco y acaba con nosotros)—

—Si, vimos la oportunidad y la aprovechamos, nos estuvo persiguiendo como un maniaco— El conejo parecía querer preguntar algo más, pero negó levemente y estrechó la mano de Tech — Me llamo Ace, mucho gusto—

Sin dudarlo, el coyote presentó a Rev y luego ella se presentó. El correcaminos comenzó hablarles con cierto ánimo, haciendo que los recién llegados se sientan cómodos, y calmen sus nervios tras semejante pelea. Mientras tanto, Zadavia miró la joya en sus manos y tomó la decisión de tragarla para recuperar sus fuerzas.

Eventualmente, volvería a tener todos sus poderes y no iba a dejar que ni Tech ni Rev vuelvan arriesgarse de esa manera, nunca más.

(...)

Tech estaba un poco consternado por los poderes de Ace y Slam. Tenía muchas ganas de hacer preguntas (tenía muchas preguntas, hasta las apuntó minuciosamente en su cabeza y las repasó una por una), quería tratar de experimentar con la vista laser del conejo, y comprobar el tornado del demonio de Tasmania, si podía provocarlos solo girando su cuerpo y que tan grandes podían ser.

Las posibilidades eran infinitas.

Sin embargo, su curiosidad estaba siendo aplastada por una sensación de desasosiego al notar que Rev no quería mirarlo a los ojos, y apenas le estaba hablando. Algo malo pasó entre ellos, algo que hizo que el correcaminos se enfadara tanto con él que no quería siquiera hablarle.

Pero no tenía idea que estaba pasando, ni porque tenía la sensación de que su relación estaba en riesgo. Sabía que se había disculpado con el correcaminos y trató de consolarlo cuando estaba llorando. Sin embargo, seguía molesto con él y eso estaba volviendo loco a Tech.

Tenía que solucionarlo, pero era difícil hablar con alguien que podía escapar huyendo cuando quiera. Zadavia parecía estar al tanto de su situación, aunque no tenía idea de cómo lidiar con esto. Ella se veía un poco más alta, parecía una adolescente en todo sentido, pero seguía siendo una alienígena. Se le hacía imposible entender del todo como funcionaban las relaciones.

Y ahora mismo, Tech estaba seguro que jamás lo entendería.

Debía admitir que estaba amargado por la situación, tal así que trato entretenerse trabajando sin descanso, más ahora que volvieron a entrar a un departamento abandonado para recuperarse. Se ofreció a armar un generador para obtener algo de energía, reparar una ducha y un calentador de agua, además que arreglar los electrodomésticos de la cocina para usarlos. No habló mucho con los demás porque solo quería que Rev le dirigiera la palabra, pero este seguía aplicándole la ley del hielo. Era como volver a su adolescencia, donde todos evitaban su presencia y no tenía un solo amigo.

Debía pensar en algo para reparar su relación con Rev…

—¿Qué hay de nuevo, Doc?— El conejo lo sorprendió, haciendo que tire su caja de herramientas y se golpee el pie derecho con esta. De seguro se quebró todos los huesos del pie y dolía como un demonio, pero sentía que se lo merecía.

—Auch, nada que reportar— Tech se sentía miserable, pero al menos sus manos seguían funcionando. Tal vez trabajar un poco más le haga sentir mejor —Casi termino de armar el generador, daremos energía a la casa para que podamos cocinar algo y calentar agua—

—Debo admitir que me vendría bien un baño, gracias— Ace miró con cuidado la cocina eléctrica y le comentó con cierta calma —Es casi aterrador lo vacía que esta la ciudad—

—Seh, los cadáveres que encontramos no coinciden con la media poblacional de Acmetropolis, algo les pasó al resto de las personas— Tech se percató que era fácil hablar con Ace, porque este guardaba una cierta calma que permitía expresarse sin problemas.

—¿Algo como qué?— El conejo parecía estar muy preocupado, a pesar de que trataba de controlar sus emociones.

—Daño colateral— Tech murmuró esto, dio el ultimó ajuste y el generador comenzó a funcionar —No tengo una idea clara, solo hipótesis, y ninguna es buena—

—¿Vas a decirme lo que piensas cuando estes seguro?— Indagó Ace mientras lo acompañaba a la cocina.

—Me gustaría hablarlo con Rev, él me ayuda a pensar mejor— Admitió derrotado Tech, sintiendo que esa posibilidad estaba cada vez más lejos.

—Claro, entiendo ¿Aun no quiere hablarte?— El conejo se dio cuenta de que algo andaba mal entre ellos. Tech se preguntaba si era tan obvia su ineptitud en como manejar su relación con el correcaminos.

—No entiendo que pasa, yo traté de disculparme, pero no quiere escucharme— Esto escapaba de su comprensión, era como un problema al cual no le encontraba lógica.

—Deberías darte cuenta que no quiere que te disculpes, solo quiere que dejes de ser tan inconsciente— Ace suspira mientras comienza a sacar las verduras deshidratadas que había traído, parecía estar un poco inseguro de si funcionaría la rehidratadora con las zanahorias, pero Tech le explicó que había suficiente energía para cocinar todo lo que quieran. El conejo le dedicó una mirada un tanto evaluadora, mientras la maquina hidrataba las zanahorias, y comenzó hablar —Se nota que eres una persona amable, pero tienes que entender que es difícil querer a alguien que no cuida de sí mismo—

—Supongo que estaba muy presionado, realmente creía que si fallábamos en derrotar a Voxter, Zadavia y Rev morirían, y yo simplemente…— Tech dejó de hablar al ver que Ace le miró con algo de preocupación y lo interrumpió.

—No deberías cargar con todo solo, se nota que sientes mucha responsabilidad por ellos, pero deberías tratar de gestionarlo un poco— Dijo Ace con seriedad.

—Yo lo intento, pero no quiero que ninguno de los dos se hiera— El coyote bajo sus orejas, y escondió su cola entre las piernas, sintiéndose cada vez peor.

Ace consiguió un paquete de muffins de semillas, y le entrega uno a Tech en su mano, señalándolo antes de agregar algo más.

—Ellos te quieren mucho, en particular Rev, fue el más afectado por todo el daño que recibiste. Tienes que entender que puedes intentar proteger a los demás como puedas, pero siempre será demasiado duro ver a alguien que quieres lastimarse—

—Tal vez subestime sus sentimientos, sinceramente, no suele pasarme que la gente se preocupe tanto por mi— Tech no recordaba que nadie se preocupara por su bien, excepto por su madre. La soledad tiende hacer eso en las personas.

—Doc, Rev te tiene mucho cariño, y la pobre Zadavia no ha parado de vigilarte desde que te recuperaste ¿Cómo no te das cuenta de lo que significas para ellos dos?— Ace le regañó, como si fuera mucho más mayor que él.

—Yo… Es difícil darme cuenta de eso, la gente suele ignorarme, no estoy acostumbrado a que me tengan estima— Tech no sabía como disculparse. Zadavia y Rev parecían estar sufriendo por su culpa, pero él no tenía idea como lo estaba provocando.

—Supongo que es una experiencia nueva, mi sugerencia es que sigas intentando hablar con Rev, y pienses mejor tus planes para evitar lastimar a los que te estiman— Ace hizo una mueca, pero continúo regañándolo —Y evita volver a dejar que te quemen hasta ser carbonizado, fue aterrador, ni Slam ni yo podremos dormir tranquilos en semanas por tu culpa—

—Lo siento…— Tech miró el muffin de semillas, y se disculpó con Ace para ir a buscar a Rev. No sabía si conseguiría hablar con el correcaminos, pero debía intentarlo.

Encontró a Rev en la habitación continua, que estaba dándole algo de ropa a Slam para que se cambie, después de darse un baño, y noto que dejó de sonreír al verlo. El demonio de Tasmania tomó la ropa, miró a Tech, dándole un ligero empujón al correcaminos para que se acerque a él.

—(Hablen, y solucionen su problema)— Slam salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Tech no sabía que decir al respecto, pero notó que Rev no se había ido. Sin saber como comenzar hablar, le entrega el muffin de semillas y el correcaminos lo toma con cierta duda.

—No lo volveré hacer— Dijo de inmediato Tech.

—¿Qué no volverás hacer?— Rev parecía estar un poco reservado, era la primera vez que no le sonreía al hablar. Dolía muchísimo verlo tan triste.

—Pensar que no importa cuánto me lastime, solo porque puedo regenerarme— Tech suspiró derrotado, odiando tener que hablar de si mismo, pero se lo debía al correcaminos —¿Sabes porque duermo en un cama ortopédica?—

—Debo admitir que me daba curiosidad, nunca te lo pregunté— Rev mordió el muffin, y pequeñas migas mancharon su pico. Tech tuvo resistir la tentación de limpiarlo, mientras el correcaminos siguió hablando —Aun así, noté que apenas la usabas—

—Antes del meteorito, sufría de dolor crónico, principalmente de espalda— Tech trata de entretenerse con otra cosa, y no ver a Rev mirarlo con cierta preocupación —Desde pequeño, sufrí muchos accidentes y algunas cuantas enfermedades que me dejaron los nervios dañados, haciendo que el dolor forme parte de mi vida adulta… Terminé desarrollando una alta tolerancia al dolor—

—Entonces ¿tu cabeza no registra del todo el dolor?— Rev pregunta esto con cierta duda. Tech asintió levemente.

—La regeneración borro todas mis cicatrices, reacomodo mis huesos, hasta hizo que creciera pelo en lugares donde no tenía, mi cuerpo estaba destruido antes de que me conocieras— Tech mordió el labio un poco asustado —Pero puede que mi mente no haya cambiado, y mi tolerancia sea demasiado alta, por lo que no me da miedo sufrir dolor—

—Oh, creo que lo entiendo— Rev había terminado su muffin, y paso su fina lengua por su pico. Tech sintió algo raro al verla, una urgencia muy extraña que se deposito en el fondo de su estómago, pero cerró las manos con fuerza para controlarse. No tenía idea que estaba pasándole, pero tenía muchas ganas de limpiar con su propia lengua a Rev.

—Tech— Rev le llamó la atención e hizo que espabilara. Estaba demasiado concentrado mirándolo, posiblemente se habrá sentido amenazado por su extraña actitud. Sin embargo, una luminosa sonrisa finalmente apareció en su pico —Tengo una idea para que evites volver hacer algo así ¿Quieres escucharla?—

Tech se azoró sin darse cuenta. Rev se acercó tanto a él, que sintió que se estaba quemando su cara. El correcaminos extendió su mano y paso sus dedos por el pelaje de su cabeza, haciendo que se calme un poco.

—Prométeme que no te volverás a poner en peligro a propósito, no más planes kamikaze para ti Tech— Los dedos de Rev rascaban el pelaje de sus orejas con suavidad, bajó hasta su cara, y acarició su mejilla, haciendo que Tech tome aquella mano y restriegue su cara en esta, sintiéndose hambriento por el contacto de aquellas suaves plumas.

—Está bien, soy inteligente, puedo evitar el lastimarme— Murmuró Tech con suavidad, tomando la mano de Rev, sintiendo como sus dedos se entrelazaban con total naturalidad.

—¿Lo prometes?— Rev se acercó mucho más a él, su cuerpo estaba pegado al suyo, haciendo que todo su espacio personal estuviera reducido a la nada misma.

—Te prometo que no volveré hacerte llorar— Tech no pudo evitar perderse en los ojos de Rev, su mano libre acarició el rostro del correcaminos, mientras agregaba con convicción —En lo que resta de mi vida, nunca te haré llorar Rev—

Rev entornó levemente sus ojos y acercó su pico a su cara. Tech movió su cola con cierta anticipación, tratando de acortar la distancia. Podía sentir el cálido aliento del correcaminos hacer cosquillas en su hocico, estaban a punto de besarse, y tal vez finalmente entendería porque su estómago estaba lleno de mariposas tratando de escaparse de allí…

—Doc, el almuerzo está listo, quieren- Lo siento— Ace abrió la puerta de habitación, haciendo que los dos se separen de inmediato. Tech podía sentir como sus orejas estaban ardiendo de la vergüenza, mientras que Rev trataba de ocultar las plumas encrespadas de su cola —Perdón por interrumpir, yo… este… voy a irme por donde vine, si…—

Ace parecía que quería escapar de allí, pero Rev lo detuvo.

—Iremos enseguida— Dijo el correcaminos, con una sonrisa forzada. Tech no la apreciaba demasiado, las falsas sonrisas no le quedaban bien. Ace salió huyendo de allí, haciendo que los dos suspiren al unisonó.

—Entonces ¿Vas a cumplir tu promesa?— Rev le sonrió finalmente con franqueza, haciendo que Tech se sienta más animado. Estaba seguro que no le importaría hacer hasta lo imposible por aquella sonrisa, pero lo que el correcaminos no sepa, no le hará daño.

—Por supuesto, nunca volveré hacerte llorar, lo prometo— Tech no estaba seguro de como terminarían las cosas, de si lograrían terminar con aquella misión, pero estaba seguro de lo que haría hasta el último aliento de su vida. Tenía que hacer feliz a Rev, a como dé lugar.

(…)

TBC

N/A: Lamento la tardanza, la vida, la inspiración, el One piece... Pasaron muchas cosas esta semana y me he tardado en subir el capitulo 4. Espero que lo disfruten (Por favor, no se enojen con Ace. Él solo tiene mala suerte)