CAPÍTULO 1: ANTES DE LA PIEDRA FILOSOFAL


Grandes Adivinas del Siglo por Aisha Shafiq

La Adivinación es una de las ramas de la magia más misteriosas e imprecisas, cuyos usuarios son difíciles de encontrar. Sólo las mujeres tienen el don de poder predecir el futuro y por supuesto que usualmente se hereda a través de las líneas de sangre. Hay familias cuyas mujeres fueron poderosas videntes, pero se fueron extinguiendo al perder la pureza de sangre que las caracterizaba.

Una bruja de sangre pura puede tener más, o menos poder mágico, que una mestiza o una bruja de origen muggle, pero es bien sabido que sólo una de sangre pura puede heredar el Ojo Interior y dominarlo por completo. Es un misterio completo de la magia cómo funciona el sistema de herencia, al parecer el don pasa exclusivamente por línea paterna, pero son las brujas las que lo poseen.

Los Trelawney son un gran ejemplo, sus mujeres fueron unas videntes asombrosas, pero la última confirmada nació muchos años antes de lo escrito en este libro, Cassandra Helena fue la última gran vidente del siglo presente, nacida en la familia Trelawney, desde niña pudo predecir el futuro. Se casó con un primo de su misma familia, pero sólo tuvo hijos varones, de quienes sólo uno tuvo hijos, con una nacida muggle, y desde entonces la adivinación quedó extinta en esa familia.

Los Weasley son otro caso, sus mujeres siempre han tenido el don, y fueron las más poderosas de todas, podían adivinar el futuro por cualquier método y algunas hasta podían hacerlo con el pasado, pero desde hace un par de generaciones ninguna mujer ha nacido en esa familia y no se sabe si la siguiente niña Weasley posea el Ojo Interior.

La gran mayoría de las mujeres con el Ojo Interior nunca se casaron, la mayoría de los hombres encontraba la carga de su don demasiado pesada, y las que lo hicieron, usualmente se casaron dentro de su misma familia para conservar la fuerza del don. Para las mujeres era demasiado saber su propio futuro y elegían una vida solas donde no tenían que atormentarse por el destino de sus hijos y marido.

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La familia Weasley no había olvidado nunca el poder que usualmente heredaban sus mujeres, incluso si el resto del mundo mágico parecía haberlo hecho. A pesar del empobrecimiento de su estirpe, había algunos objetos familiares que la familia Weasley aún conservaba, joyas que se iban heredando a las hijas que no se casaban, y varios libros únicos que las mujeres de la familia habían escrito sobre la adivinación para guiar a sus descendientes en el arte.

Ginevra Molly Weasley nació el 11 de agosto de 1981, como la primera mujer de su familia en siete largas generaciones (más de 200 años), una sorpresa para sus padres y también su mayor alegría. Arthur Weasley nunca había esperado tener una hija, una niña de su carne y sangre, había asumido como muchos que su familia estaba maldita y era incapaz de producir ninguna bruja. Molly Weasley, de soltera Prewett, estaba más encantada que sorprendida, siempre había sido su más profunda esperanza tener una hija, aunque había aceptado a regañadientes al casarse con su marido que tal vez nunca la tendría.

Ambos estaban maravillados, y de los seis hermanos de la recién nacida, sólo uno, el menor, se mostraba un poco reacio hacia ella, y eso sólo por los celos infantiles. Paro los demás hermanos mayores de la niña, ella se convirtió en su bebé preferido.

Bill, el mayor, sólo la conoció por poco menos de un mes, pues ese año entró a estudiar al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero cuando regresó en Navidad ese año y en los siguientes periodos vacacionales, él siempre se mostraba dispuesto a cuidar y jugar con su hermana, con quien le unía un gran afecto. Fue a través de los veranos que pasaban juntos y las fotos que le enviaban sus padres de ella, que realmente la conoció y la amó.

Charlie pasó dos años completos vigilando a su hermana bebé, como el hijo mayor de la casa era el principal responsable de ayudar a su mamá con las cosas del hogar, eso incluía cuidar a su hermana, ya tenía nueve años después de todo. Tenía muchos hermanos menores y ya se había sobrepuesto hacía mucho a los celos por la atención de sus padres, por lo que la atención volcada en el bebé de la familia no lo molestó realmente, al fin y al cabo, él nunca había sido el consentido.

Percy tenía cinco años cuando sus padres llevaron a su hogar a un nuevo bebé. En su corta vida había visto ya tres bebés, por lo que no le interesó, no realmente, no hasta que notó que ese bebé en particular era diferente, no alcanzaba a recordar que madre fuera tan cuidadosa con uno de esos pequeñajos. Además, después del discurso que madre dio sobre cómo era responsabilidad de sus hermanos la seguridad de su hermana menor, él comenzó a cuidar a la bebé más de cerca. En años posteriores todas las personas que conocían a Percival Ignatus Weasley se sorprendían al saber que ese hombre frío y arrogante adorara y protegiera tanto a su hermana, la niña con la que jugaba todo el tiempo cuando era niño. Después de todo, pasó seis años siendo el único de los hermanos que tomó un papel activo en su vida, él fue quien le enseñó a leer, y quien le leía los cuentos que madre compraba, él era quien se encargó que ella aprendiera a comportarse en la mesa y en público, era su mano la que ella tomaba cuando salían de casa y era hacía su recámara a dónde ella corría cuando tenía pesadillas en las noches.

Fred y George tenían cuatro años que un nuevo bebé llegó, los bebés eran molestos, lloraban todo el día, pero al menos ella no los seguía todo el tiempo como su hermano menor. La primera vez que se dieron cuenta que su hermana era diferente fue cuando intentaron jugarle una inocente broma (sólo habían sacado unas piedras viejas del reloj de su mamá y las habían puesto en círculo alrededor de Ginny)y su mamá los descubrió, nunca la habían escuchado gritar tanto, ni siquiera cuando pellizcaban a Ron para que llorara, no la escucharon gritar así ni siquiera cuando un año después convirtieron el oso de peluche de Ron en una araña. Ella era su hermana, y no por ser niña fue especial para ellos, no, ellos realmente no la tuvieron en cuenta hasta que creció y se dieron cuenta que podía ser divertida y útil al momento de hacer bromas.

Ron tenía poco más de un año cuando nació su hermana, en años posteriores nunca podría recordarlo, pero en ese entonces nació la irritación que siempre sentiría hacia ella, la amaba claro, era su hermana después de todo. Pero no era justo, ella era especial simplemente por haber nacido mujer, mientras que él nunca destacaba en nada con tantos hermanos varones haciéndolo todo primero. A pesar de todo, él fue quien le puso el apodo por el que todos la conocerían hasta que comenzó con la cosa de usar su nombre completo, él pensaba que Ginny se escuchaba mejor que Ginevra.

La pequeña Ginny creció en la Madriguera rodeada de afecto y calidez familiar, con sus padres cuidándola y sus hermanos mayores protegiéndola. Una infancia feliz, aunque con muchos momentos confusos que la hacían sentirse mal, como la vez que tenía 3 años y su mamá gritó y la regañó llorando mientras jugaba a que era una princesa. Ella a veces podía percibir cosas que su familia no, desde cosas geniales, como cuando sentía que le iban a regalar algo, hasta horribles, como cuando lloró toda una noche en la cama de Percy, con sus padres yendo a cada momento para tranquilizarla, el día anterior a la muerte de su amado gatito, quien se ahogó en el estanque al caer accidentalmente.

Ginny comenzó la costumbre de dormir con otra persona en su cama, odiaba quedarse sola, era a lo que más le temía, las visiones más horribles que había tenido eran cuando estaba sola, cuando dormía con alguien esas visiones eran positivas, cosas buenas y hermosas que pasarían en el futuro, así fue la primera vez que soñó con una niña, tan parecida a ella que bien pudo haber sido su gemela, con la excepción de su aspecto, más alta que ella, con piel más pálida aún, sin ninguna peca manchando el puro lienzo que era su piel, con los ojos azules, pero con la misma forma que los suyos, con la forma de almendras, con la nariz alargada y recta, y el cabello de un vibrante rojo, tan rojo que parecía falso, pero tan hermoso que sólo podía ser verdadero. También soñó con otros niños, jugando juntos bajo la mirada protectora de la niña que con cada sueño crecía más, hasta ser una señorita hermosa.

Otro de sus sueños recurrentes era estar en una gran corte, como si fuera una princesa o una reina, donde todos la reverenciaban, o cuando soñaba con noches que la hacían sonrojar y morirse de vergüenza. Nunca se atrevió a decirle a su mamá sobre este último sueño en específico, algo le decía que ella no estaría feliz de escuchar eso como lo estaba de escucharla hablar sobre sueños con niños jugando y riendo bajo su mirada protectora.

El único de su familia que no tenía problemas con dormir con una niña pateadora en su cama era Percy, pero la noche del 31 de agosto 1987 era lo última vez que podría hacerlo en 10 largos meses. Se aferró a su hermano mayor como si la vida se le fuera en ello la última noche que pasó con él.

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Desde que Ginny tenía memoria sus padres siempre le creyeron cuando ella les decía que algo pasaría, que lo presentía, y de sus hermanos, sólo Ron se burlaba de ella cuando según él "comenzaba con su espectáculo", pero incluso él hacía caso cuando ella le advertía sobre algo.

Ese año, el tren se llevaría a su mayor consuelo, Percy se iría a su primer año en Hogwarts, Ginny estaba devastada por la futura ausencia de su adorado hermano mayor, no lo vería en meses. Cuando las pesadillas llegaran en la noche ella no tendría con quién acudir.

Al día siguiente cuando Bill, Charlie y Percy se fueron, lloró mientras corría tras el tren, después lloró también entre los brazos de su mamá, y mas tarde en su cama, sintiéndose tan sola y llena de miedo.

Las visiones que se confundían con pesadillas comenzaron de nuevo, primero intentó refugiarse con Ron, quien la sacó de su habitación casi a empujones la primera noche, molesto por sus gritos que no lo dejaban dormir, por lo que se fue refugiar a la cama de sus padres.

Su mamá habló con ella el cuarto día que intentó dormir con ellos, diciéndole que ella ya era una niña grande y que no podía dormir todo el tiempo con sus papás, que debía ser valiente y que su familia nunca permitiría que algo malo le pasara, y que estaba prohibido que durmiera fuera de su cama de ahora en adelante. Todo lo que consiguió Molly Weasley con ese discurso fue que su hija nunca volviera a atreverse a buscar consuelo en los brazos de su madre.

Ginny aguantó un par de noche, a pesar de su miedo y el terror que sentía una vez se quedaba sola, aunque sólo tenía seis años, ella era demasiado orgullosa para buscar consuelo en el hermano que la había corrido de su habitación sin contemplaciones, o en la madre que pensaba que sus miedos era algo infantil y estúpido. Esa noche tuvo una pesadilla tan horrible que despertó sin gritar, estaba tan aterrorizada que sólo pudieron salir ardientes y silenciosas lágrimas, buscó consuelo en la única habitación en la que nunca había entrado, en la de sus temibles hermanos gemelos, ellos nunca le habían hecho daño, pero les tenía mucho miedo, y sólo Ron era menos amable que ellos.

Cuando entró en la habitación con dos camas separadas por un baúl dudó, prefiriendo acercarse a George, él era el más amable de ambos, y era menos probable que la rechazara. Se acercó con temor, pero con seguridad a su cama y se escurrió entre las sábanas de su hermano, abrazándolo de repente y echándose a llorar contra su vientre, despertando al chico. George al principio estaba confundido, un pequeño bulto a su lado estaba pegado como lapa a su vientre, mojando su ropa con lágrimas, sólo pudo abrazarla intentado consolarla cuando se dio cuenta que era su hermana pequeña. Los quejidos de la pequeña despertaron también a Fred, quien la miró con preocupación, los gemelos nunca habían visto de primera mano cómo se ponía con sus pesadillas.

A la mañana siguiente ninguno de los gemelos dijo una palabra de lo que había pasado, Ginny sabía que en ellos podía confiar en que no le dirían nada a su padres, con miedo de que su mamá la volviera a regañar por actuar como niña pequeña, y desde entonces un entendimiento entre los tres surgió, la noche siguiente volvió con los gemelos, pero esta vez Fred apartó sus sábanas invitándola a dormir con él. Esa costumbre continuó por varias semanas, durmiendo Ginny alternativamente con sus hermanos gemelos, poniendo fin así a sus pesadillas nuevamente.

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Molly estaba orgullosa de su pequeña y adorada hija, era tan valiente, afrontando sus miedos, no le gustaba haber tratado con dureza a una niña tan pequeña, pero debía aprender a afrontar sus miedos, ninguna pesadilla podía ser tan mala. Ese día se levantó feliz, era viernes y era su cumpleaños, su esposo se levantó y la abrazó y le dio un beso felicitándola, después fue a trabajar antes de que amaneciera, yendo tan temprano para poder regresar antes del medio día y festejar con sus hijos.

Fue a despertar a su hija para que la ayudara a cocinar y enseñarle a hacer pastel, encontrando su habitación vacía y su cama sin tocar, parecía como si no viviera nadie allí, sus peluches favoritos, sus libros de cuentos, sus cobertores nuevos, regalo de su último cumpleaños, incluso el precioso cepillo de plata, herencia Prewett, estaba ausente del sencillo tocador de su hija.

Fue corriendo a buscarla con Ron, abrió la puerta del cuarto de su hijo menor y lo encontró durmiendo sólo en la cama revuelta. Al no encontrarla salió del cuarto y la buscó en el cuarto de Percy, tal vez su niña había tenido una pesadilla y se refugió en la habitación en la que siempre quería estar, pero tampoco estaba allí.

Sólo hasta el final la buscó en la habitación de los gemelos. La escena que siguió a continuación era algo que lamentaría de todo corazón en los siguientes años.

Ella realmente no quiso gritar y espantar a su niña, pero no pudo evitar enfurecer al verla durmiendo en la cama de su hermano, con su colcha nueva tapándolos, sus peluches estaban en ambas camas y sus cosas estaban en la mesa de la habitación mezcladas naturalmente con las de los gemelos. Ginny había estado escabulléndose en esa habitación por bastante tiempo y la había engañado. Sus gritos de ira despertaron a los tres hermanos quienes se aterraron al ver su madre tan iracunda.

George se quedó congelado mientras veía que su madre sacaba de un tirón a su hermana de su cama, mientras les gritaba a los gemelos y regañaba a Ginny. Su hermana comenzó a llorar sin control y bramó por Percy, despertando incluso a Ron, quien se acercó al escuchar el escándalo que había tan temprano.

Molly se sintió avergonzada de sí misma en ese momento, no podía creer haber perdido el control así de su carácter, soltó el brazo de su hija y vio horrorizada que sus tirones le había dejado unas grotescas marcas rojas en su piel pálida. Sus ojos se llenaron de lágrimas e intentó abrazar a su niña para calmarla y pedirle perdón. Cuando intentó tocarla, Ginny gritó aún más fuerte y se lanzó hacía la cama de Fred para ponerse atrás de él y cerrar los ojos.

–¡Percy! ¡Ven Percy!– Ginny continuó gritando mientras se escondía detrás de Fred. Molly intentó acercarse de nuevo a su hija, pero ante cada intento su pequeña aumentaba sus gritos.

–Mamá, será mejor que la dejes que se calme, luego puedes hablar con ella.– Dijo finalmente George mientras se levantaba y se paraba enfrente de su madre. Molly estaba demasiado avergonzada como para negarse y simplemente asintió ante sus hijos y salió del lugar, mientras a sus espaldas los bramidos de su hija disminuían hasta que sólo se escucharos sollozos pidiendo por Percy.

Arthur llegó por la tarde y encontró a sus gemelos escondidos con Ginny en su habitación y a su amada esposa llorando en su cama. Cuando Molly le explicó todo lo que había pasado entre lagrimas, él finalmente logró calmar a todos e hizo que Ginny volviera a sonreír y se calmara, sin embargo, más tarde el ambiente se enfrió nuevamente.

–Calabaza, sería mejor que te disculparas con tu mamá, la asustaste cuando no te encontró y la desobedeciste, y aunque ella se arrepiente mucho de haberte lastimado, en primer lugar, nunca debiste desobedecer. – George observó la expresión de su hermana, primero la sorpresa en su rostro, después los ojos crispados y cristalinos por las lágrimas que luchaban por salir mientras se volvió a sus hermanos gemelos, como buscando su protección. Los gemelos sólo evadieron su mirada y clavaron sus ojos en el piso, ambos eran demasiado jóvenes como para desafiar tan abiertamente a ambos padres. Después, ante la sorpresa de los gemelos, la cara de la pequeña de 6 años se vació de toda expresión y sólo miró a su madre y padre pronunciando palabras de disculpa en voz clara y firme.

Molly y Arthur solo se vieron entre ellos, claramente preocupados por esa actitud, pero sin atreverse a decirle otra cosa a su hija. Molly sólo sonrió con timidez y tomó la mejilla rígida de su bebé mientras le decía que la amaba.

La niña antes de ese día habría sonreído y le habría devuelto las palabras mientras la abrazaba.

Pero esta nueva Ginny sólo asintió, sin apartar la mano de su madre, pero sin buscar su contacto.

Nunca lo volvió a buscar conscientemente.

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Pasó ese año con lentitud, con la única hija de la familia mostrando su mejor comportamiento, todo el tiempo leía y estaba estudiando, pero dejó de salir, dejó de acompañar a su madre cuando ésta cocinaba.

No buscó nunca más a sus hermanos.

Todas las noches, antes de dormir, introducía un calcetín a su boca y se lo amarraba con una playera vieja, sofocando su gritos y llantos. Pasaba cada noche con miedo y terror, llorando sola en esa habitación que se había convertido en su único refugio seguro. Poco a poco, logró que nadie atravesara esa puerta, y poco a poco incluso Molly dejó de entrar en la habitación, casi sin darse cuenta.

Sus padres estaban preocupados, pero no sabían cómo hablar con esa pequeña niña, así que hicieron lo más sabio que se les ocurrió, le buscaron una amiga.

Justo en ese mismo pueblo vivía otra familia de magos, los Lovegood, Arthur conoció a Xenophilius en Hogwarts, ya que pertenecieron al mismo club de estudios muggles, y Molly tenía una buena impresión de Pandora, quien era la más cuerda de ese matrimonio.

Ambas mujeres comenzaron una amistad tranquila, y cuando Molly consideró que podía confiar en Pandora, le platicó la situación de su hija. Pandora estaba muy interesada en ello, ya que uno de sus intereses era la adivinación, e incluso antes de que Molly pudiera decir otra cosa, ella le ofreció que Ginny podría pasar las tardes jugando con Luna, ambas niñas estaban tan solas que estarían felices de estar juntas.

Ginny congenió de inmediato con Luna, incluso le pudo hablar de algunas visiones que tenía y Luna le creía todo, no la cuestionaba, no la juzgaba, no le lanzaba miradas aterradas como hacía el resto de su familia. También en Pandora encontró lo que le hubiera gustado recibir de su propia madre, ella nunca le decía lo decepcionada que estaba, nunca la obligaba a hacer cosas que no le gustaban como cocinar, nunca la criticaba por contar alguna visión o sueño que había visto.

En Pandora encontró un adulto en el que podía confiar y querer.

Encontró por fin en ambas un remedio a todas sus angustias.

Y después, por fin llegó el día que regresó Percy, cuando lo vio, ella se dirigió hacia él y lo abrazó con una ternura que ahora ya sólo sentía por Luna y Pandora.

Regresaron a la Madriguera y volvieron a la rutina de antes de que su hermano se fuera, Ginny volvió a dormir tranquila, abrazada a su amado hermano, y esta vez su madre no interfirió, sin atreverse a destruir la felicidad de su hija.

Los días de vacaciones de fin de año escolar pasaron volando, volvió a sonreír con Percy, a jugar con Charlie, a divertirse siendo llevada por Bill en sus hombros. Visitando casi todos los días la casa Lovegood.

Como eran vacaciones todos sus hermanos se encontraban allí, Bill iría pronto a cursar su último año en Hogwarts como Premio Anual y estaba especialmente melancólico porque después se iría a la India para comenzar su entrenamiento como rompedor de maldiciones. Charlie iba a regresar a su quinto año y estaba entusiasmado, pues lo acababan de nombrar capitán del equipo de quidditch de Gryffindor y ese año serían sus exámenes TIMO.

Incluso tuvo una fiesta de cumpleaños, una apropiada, era su séptimo cumpleaños. Su mamá era muy supersticiosa y ese cumpleaños en específico fue celebrado en grande, su papá había estado de acuerdo a regañadientes en hacer una fiesta en la mansión de la tía Muriel, normalmente a su familia no le agradaba recibir caridad de nadie.

Incluso invitaron a los Lovegood a la fiesta, con sólo Xenophilius ausentándose por su búsqueda de otro animal mitológico.

Estaba en el gran jardín de la mansión, rodeada de su familia e invitados, sólo las familias sangre puras más orgullosas se rehusaron a asistir, a pesar de la tentación. Pero la gran mayoría asistió, aunque Ginny no tenía plenamente conciencia de ello en ese momento de la razón. Las jóvenes sangre pura eran escasas, y ninguna de esas familias antiguas querrían que una de ellas terminara casándose con un nacido muggle o mestizo, era por eso que a los siete años se les hacía a las niñas una fiesta grande, para exhibirlas frente a esas familias como futuro prospecto de nuera, para que conociera a otros niños sangre pura y comenzaran una amistad que posteriormente podía terminar en matrimonio.

Arthur detestaba todo ese espectáculo y desfilar a su hija como si fuera una vaca en venta, pero Molly era una Prewett, una familia orgullosa miembro de los sagrados veintiocho. Molly Weasley nunca sería una purista de sangre, su corazón bondadoso y maternal se había hecho cargo de eso, pero ella respetaba las antiguas tradiciones de su línea de sangre y ni si quiera su marido podía hacerla cambiar de opinión respecto a algunas cosas, eso incluía las aspiraciones sociales de su única hija.

Si Ginny se casaba con un mestizo o con un hijo de muggles ella nunca pondría objeción alguna a tal unión, pero si ella deseaba casarse con un sangre pura, entonces las acciones de sus padres podrían afectarle. Si no la presentaban ante la sociedad a esa edad, ninguna familia sangre pura la tomaría en cuenta para sus hijos cuando fuera una señorita lista para el matrimonio.

Ginny estaba parada frente a su pastel de cumpleaños, maravillada por tantos obsequios y festejos, cuando de pronto todo se tornó demasiado brillante y vívido, su saliva se espesó y su piel de repente comenzó a sensibilizarse, el viento le hacía un daño espantoso. De repente vio a su tío Bilius cayendo mientras se llevaba las manos llenas de ampollas a la garganta, como si intentara respirar, observó incrédula las marcas horribles que el hombre tenían en todo el cuerpo, se parecía al ghoul que vivía en el desván de su casa.

No pudo evitar comenzar a gritar como posesa, llamando a Percy mientras sollozaba, encogida en el suelo. Lo siguiente que supo era que estaba en los brazos de su hermano mayor, él estaba murmurando palabras tranquilizadoras a su oído, y acariciaba su espalda en círculo, como cuando tenía esas horribles pesadillas que la orillaban a ir a su cama.

Cuando tomó conciencia, se encontró en una ostentosa habitación, con el sol languideciendo en la ventana, estaba sola y sentía un inmenso dolor de cabeza, sentía que le estuvieran partiendo el cráneo en dos. Como cualquier niña de siete años haría, comenzó a sollozar y gemir, y entró su mamá, seguida de cerca por su papá y por Percy, su mamá comenzó a consolarla, pero ella buscó sólo los brazos de su hermano, aterrada por lo que había visto. Reconfortada de estar entre los brazos de Percy les dijo todo lo que había visto, con sólo el tío Bilius viéndola con incredulidad.

Ginny no podía dejar de temblar, nunca le había sucedido esto, siempre eran sólo sensaciones, no visiones, además de las pesadillas que sólo recordaba vagamente, nunca había visto algo tan horroroso.

La fiesta terminó antes de tiempo, y las familias que asistieron prometieron ser discretos, pero tomaron en nueva consideración a la pequeña señorita Weasley, hacía tanto que no había videntes que no estaban seguros si era algo bueno o malo estar asociados a ellas mediante el matrimonio.

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Los siguientes días sus padres la trataron con normalidad, pero sin mencionar lo que había sucedido en la fiesta, hasta que una semana después, el tío Bilius murió en un incendio provocado por fuego maldito. Ese día Bill y Charlie la vieron con un poco de temor, pero ante una mirada de su mamá se le acercaron y le acariciaron la cabeza, sonriéndole con tristeza. Fred y George sólo la ignoraron con resentimiento, como si tuviera la culpa, ellos querían mucho al tío, tenían su mismo humor. Ron la miró con miedo y le gritó que era un fenómeno, pero tras el regaño de su mamá le pidió perdón y sólo le dirigió ocasionales miradas de resentimiento, como si él quisiera ser el que estuviera en medio de toda la atención.

Percy no cambió con ella, era el único que siempre actuaba igual, formal y correctamente, si no fuera su favorito se reiría de él por su actitud tan…pomposa. Pero era el único cuyo comportamiento hacia ella era constante, sin variar su afecto y actitud hacia ella.

Y con su partida, sólo quedó con la compañía constante de Luna y Pandora.


Hola a todos, aqui de nuevo intentando subir una historia que esta vez si terminaré, espero que les guste.