Bleach pertenece a Tite Kubo.
4: Entrena con tu Futan. Entrena con la Asauchi
Shiba Isshin, se veía igual a como Rukia lo recordaba.
—Su majestad. —Yoruichi se arrodilló ante Shiba Isshin, rey de Karakura —Cuando fuimos a buscar a la princesa, encontramos a una superviviente de Mukashi: Kuchiki Rukia, quien ya poseía una espada y hemos ido a buscar su Futan. Parece ser, que la princesa la ha visitado en varias ocasiones, curándola o bien, dándole alimentos. —Ichigo y Rukia suspiraron, al ver que Yoruichi se había convencido de la historia improvisada de Ichigo.
—Entonces, ¿Qué fue lo que pasó? —Preguntó Isshin, lleno de curiosidad — ¿Por qué no regresaron inmediatamente al castillo? Los guardias me han informado de su retorno, hace menos de ocho minutos.
—Hemos ido a buscar al Futan de Kuroshiki Rukia. Mukachi parece haber estado lista para realizar el ritual, pero justo en aquel momento, fueron masacrados. —dijo Yoruichi. Si hablaban con la verdad, no tendrían absolutamente nada qué ocultarle a su majestad.
—Puede ser que Ichigo-Hime, tenga un gran cariño, hacía esta muchacha, majestad —dijo Suì-Fēng. Ichigo, Yoruichi e Isshin, resistieron el deseo de gemir pesadamente y demostrar así, su cansancio. Toda Karakura sabían que Suì-Fēng estaba enamorada de la princesa, pero a Ichigo le gustaban las chicas más calmadas y que podían tomarse las cosas con soltura y humor. Suì-Fēng era demasiado rígida y demasiado dominante, para el gusto de la princesa de cabello anaranjado.
Isshin estaba tomando las palabras de la protegida de su hija, en consideración. —Suì-Fēng, estoy cambiando a Marechiyo-San de tu equipo y trasladándolo a la compañía de combate No. 55 y colocando a Aizen Sosuke, —a nadie se le escapó el jadeo de shock e incredulidad de Rukia —como parte de la guardia de mi hija.
— ¡MIERDA! —Rugió Rukia mentalmente — ¡Maldita sea, ¿Por qué incluso tienes que estar en esta dimensión, maldito bastardo?! ¿Por qué el Mugetsu de Ichigo-Kun, no pudo simplemente matarte?
— ¿Rukia-Chan y yo, entrenaremos con Aizen-Senpai? —Preguntó la princesa de cabello anaranjado, poniéndose de pie de un salto. Todos se rieron. Incluso Isshin quien asintió, mientras que Yoruichi y Rukia, eran tomadas por las muñecas, obra de la princesa de cabello anaranjado y arrastradas a buscar al castaño.
Rukia tuvo que esforzarse, para no mostrar enfado o malestar, ante la gran perorata de logros y emoción, que nombraba la princesa Kuroasaki-Shiba, al tiempo que iba nombrando cosas que Aizen solía hacer. Pero Rukia estaba segura al 100% de que Aizen nuevamente los traicionaría a todos.
Finalmente encontraron al castaño, quien incluso aquí, tenía esa apariencia de nerd, que tanto hacía actualmente enervar a Rukia. Para empeorarlo todo, Aizen entrenaba con Gin, estaban entrecruzando espadas y forcejeando por el dominio.
Aizen retrocedió, cuando Gin extendió su brazo y su espada, provocando que la punta de la Katana del peliblanco, chocara contra la espada de Aizen, ahora en horizontal.
—Ahora es un buen momento… Pura-Chan. —Y en el hombro de Gin, lentamente, como si el aire se estuviera coloreando apareció una Cobra azul y negra, la cual pronto se fue volviendo transparente e ingresó en la espada.
Pero Aizen le dio una sonrisa a Gin y desvió la espada del peliplateado, con un golpe muy rápido, mientras que la espada crecía en tamaño, pero sin herirlo. —De nada te sirve que Pura, ingrese en tu espada si es que no puedes, alcanzar a tu enemigo —Aizen se agachó y la espada de Gin le pasó por encima, sin lastimarlo.
Rukia aceptaba que Aizen era un grandioso espadachín. En su dimensión, él fue el mejor Shinigami, con el mejor Zanjutsu (solo después de Kenpachi, obviamente), pero no le agradaba verlo y como todos (de nuevo) besaban el suelo que pisaba, únicamente por esa… esa maldita perfección… su egocentrismo y hedonismo, la tenían hasta los ovarios.
Ichigo…
SU Ichigo, había derrotado a Aizen.
Su Ichigo era mejor que Aizen y ella se encargaría de que la princesa fresa, fuera igual de buena que el suyo. Le dio un ligero golpe en el hombro y dio un par de pasos, al combate.
—Tu Futan, tiene que estar en un estado emocional, idéntico al tuyo. —comenzó a explicar Ichigo a Rukia, mientras que Nuigurumi se transformaba en alguna clase de fuego fatuo y comenzaba a bailar entre los dedos de la mano izquierda de Ichigo —Lentamente, tu Futan y tú, serán comunicando mentalmente. No es un proceso instantáneo, así que no esperes conseguirlo en un minuto. Incluso conociendo el nombre de tu Futan, el proceso de Kimoshi no Ken, puede llegar a ser complicado y deberás de sostener, solo con tu... tu poder espiritual, al Futan dentro del arma, para poder combatir a los Heartbreakers.
Rukia se sentó a meditar, sosteniendo a su amigo Futan en sus brazos.
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Tuvo que repetir el proceso de meditación, durante varios días y varias noches, hasta que alcanzara a comunicarse mentalmente con él.
Hasta que pensaran igual. Hasta que se sincronizaran en exceso.
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Mientras tanto, la mitad del tiempo, Ichigo y Aizen, entrenaban a Rukia, para que su estilo de esgrima, fuera similar al de su tierno Futan. Y ella entendió entonces, que los Futan, son muchísimo más que solo "armaduras para la Katana", son más que herramientas, pues cada uno tiene una habilidad distinta, que se complementa con la personalidad de su compañero humano y con el estilo natural de esgrima, que este tiene.
El estilo de esgrima de Aizen era delicado, pero también era muy espacioso. El tipo era un maldito actor… en todas las dimensiones y lo demostraba aquí, actuando como un mariposon, al completo.
Su Futan era una mariposa de colores blanco y violeta oscuro, que al fusionarse con su Kemoshi no Ken, causaba que la hoja se volviera morada y adquiriera lo que parecían ser grietas. Rukia pensaba que ese estado, solo reflejaba el alma podrida de Aizen.
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Cuando Rukia no estaba meditando con su Futan, para comprenderlo y (posteriormente) realizar la Kemoshi no Ken; estaba entrenando a Ichigo en el estilo de Zanjutsu y enseñándole el Jinzen: El método de meditación.
Tener que entrenar en un estilo de esgrima "extranjero" y meditar, fue lo que unió rápidamente a Rukia y a Ichigo, quienes recibían instrucciones de entrenamiento en artes marciales de Yoruichi e instrucciones de entrenamiento en esgrima de Suì-Fēng... y Aizen.
Rukia estaba casi totalmente segura de que Ichigo estaba enamorada de ella.
De ninguna forma, una princesa Samurái/Exorcista, se tomaría tantísimas molestias, como para pasar tiempo, junto a una simple guardiana del reino. Pero Ichigo disfrutaba muchísimo de la compañía de Rukia y pronto, ambas estaban en un ambiente que les gustaba a ambas, haciendo cosas que le gustaba a la otra, la mitad del tiempo y luego invertían el proceso, para que su mitad pudiera divertirse con un pasatiempo.
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La luna llena estaba en su punto más alto. Era una noche sin estrellas. Llegó a ese lugar, buscando entrenar ella, pero acabó recibiendo un deleite para la vista, que solo podría compararse con comer miel…
Una sonrisa apareció en los labios de Rukia, cuando se encontraba a Ichigo entrenando de noche, siguiendo estrictamente todo lo que ella le había enseñado, respecto al Zanjutsu. Pero eso no era lo que tanto estaba emocionando a Rukia, sino la semi desnudez de la princesa, quien llevaba unas vendas las cuales la dejaban en una casi copa B, permitiéndole entrenar su esgrima… o combatir a su enemigo. La pelinaranja, no llevaba su cabello en aquella incomoda y apretadísima venda que formaba una cola larga en su cabello, estilo Suì-Fēng.
Rukia se acercó en silencio, mientras sentía el espíritu de la Asauchi de su amada, tomar forma, estaba casi totalmente completado.
Y si ella tuviera que compararlo, con el tiempo de gestación de un humano, entonces diría que estaba en su octavo mes.
E incluso en medio de la noche, ambas sabían que Yoruichi… y Aizen, nuevo guardia de la princesa; estaban vigilando su entrenamiento.
Los dos guardianes, vieron a la chica nueva, desenfundar su Katana y comenzar un duelo con la princesa.
Asombrosamente, las dos chicas estaban atacando al mismo tiempo. Casi como si tuvieran telepatía, no podían defenderse del siguiente corte de su rival, porque estaban imitándola, casi totalmente.
Ambas llamaron a su Futan: Por parte de Ichigo era de fuego y la Futan de Rukia despertó enseñando hielo y era imposible saber, quien saldría ganando en aquel encuentro. Pero para ambos veteranos, si bien era algo magnifico, al mismo tiempo, era como ver una obra de teatro, pues ambas mocosas, realizaban movimientos rápidos y amplios, malgastando energía...
Eventualmente, cayeron al suelo, producto del agotamiento del estilo tan infantil de entrenar. La Asauchi de Ichigo, hizo madurar al espíritu en su interior, transformándose en una Zanpaku-Tō.
Eso hizo sonreír a Rukia, más que lista para la siguiente fase del entrenamiento de la princesa pelinaranja.
