Sea lo que sea que Emiya Kiritsugu esperaba encontrarse en el mar de Japón, no era nada semejante a esto.

Había llegó al sitio relativamente rápido, a pesar de que había hecho un par de paradas en la casas seguras que tenía distribuidas en las ciudades cercanas a la costa para tomar algunos suministros como armas para cubrirse las espaldas.

El hecho de que su cuerpo estaba pasando por una lenta y dolorosa descomposición no quería decir que estaba indefenso, aún conservaba su ingenio y recursos aunque no sea para ganar, mínimo podría hacer que su oponente salga muy mal herido de un encuentro con él.

Aunque ese solo era un escenario posible si su oponente era relativamente cercano al nivel de alguien como Kotomine Kirei, el enemigo natural de los magus, incluso alguien como el Magus Killer estuvo cercano a perder si no fuese por la posesión de Avalon dentro de su cuerpo y la energía mágica de Saber para alimentar la reliquia sagrada.

Sin embargo, ambos recursos no estaban ni volverían a estar disponibles para él nunca más.

Por lo tanto, tendría que confiar en las pocas habilidades que conservaba y los recursos que tenía disponible. Así que bien preparado, como si volviera a un campo de batalla del medio Oriente, alquiló una barca y se acercó al Pilar de Piedra.

Era ... Más impresionante de lo que podría haber imaginado.

De verdad que las imágenes transmitidas del Pilar por la televisión nunca podría hacerle justicia a la gigantesca ... ¿Edificación? Diablos, ni siquiera sabía como clasificarlo.

¿Un monumento? ¿Una reliquia? ¿Un arma? ¿Una herramienta? ¿Una simple decoración? ¿Todas las anteriores? ¿O incluso ninguna?

Pero lo que realmente importaba era la increíble presión que el Pilar ejercía, no era física o si no Kiritsugu y su barca hubiesen sido aplastados hace mucho al igual que los medios de comunicación o los investigadores que venían ocasionalmente para analizar el objeto gigante. No, era más una presión conceptual ... Espiritual incluso. El simple hecho se levantar la vista y ver lo inmenso que era el Pilar hacia que el infame Magus Killer tuviese escalofríos.

Y puede ser que esa misma sensación sea lo que este evitando que los magus de la Torre del Reloj, Atlas o el Mar Errante vinieran a analizar ellos mismos el Pilar o tomarlo para ellos mismos.

Todos eran indignos de siquiera verlo.

Como un pecador del más grande calibre, a Emiya Kiritsugu no le importó cometer semejante blasfemia, aunque las sensaciones de mareos y náuseas que estaba empezando a sentir ya sea por la presión del mismo Pilar, la maldición de su cuerpo o posiblemente el movimiento de las olas lo estaba haciendo arrepentirse un poco de haber venido al final.

No obstante, para este punto, el ex mercenario solo podía preguntarse una única cosa ... ¿Como habían llegado hasta aquí? Tanto este Pilar como el que se presentó en la ciudad de Misaki ... Él cuál en el camino hacia aquí se había enterado de dicho Pilar, más pequeño que su gemelo, había desaparecido de la noche a la mañana a los pocos días de ser encontrado.

Desconocía quién había sido el perpetrador de tal actor, se había prometido a sí mismo alejarse lo más posible del territorio de Miss Blue para evitar problemas. Pero podía tener sus teorías, una de las simples es que la propia Aozaki Aoko se había hecho con el Pilar o alguien de su circulo cercano, otra posibilidad era de alguien de la Asociación de Magos haya podido llevarse ya sea por las buenas o por las malas, independientemente de lo que implique invadir los territorios de alguien como la Quinta Maga Verdadera.

De cualquier forma, Kiritsugu no quería pensar mucho en ello ya que independientemente de cuál sea la respuesta no estaba pensando involucrarse con nada que tenga que ver con la maga más destructiva del mundo.

Pero eso no significaba que estuviera a salvo.

- Este lado es mucho más poderoso e incontrolable. - Dijo repentinamente una voz femenina detrás del Magus Killer, poniéndolo alerta. Al voltear se encontró con una mujer de ojos rojos y pupilas doradas en forma de cruces, un escalofrío aún mayor le recorrió la espalda al ver a la mujer, ya que por alguna razón le recordaba a su hijo adoptivo Mori. - Pensaba que el otro extremo sería mucho más sencillo de tomar para mí pero no tomé en cuenta la mayor compatibilidad que podían tener otros seres con el Yeouiju aunque este incompleto. -

- '¿Yeouiju? ¿Se refiere al pilar de piedra?' - Pensó Kiritsugu mientras se mantenía alerta ante cualquier movimiento que pudiera hacer esta mujer desconocida.

- ¿Oh? No temas, no tengo nada en contra de ti, después de todo, tu no eres mi objetivo. - La mujer levantó la vista, donde se encontraba el gran Pilar en todo su esplendor. - En cambio, el Yeouiju es un caso especial. -

Todo ocurrió en menos de un segundo, con una familiaridad física a pesar de su cuerpo perpertuamente en un estado de dolor constante, Kiritsugu saco su arma personal, su Thompson Contender para apuntar a la mujer sobrenatural delante de él y disparar. Su instinto le decía que cualquier menor que una Bala de Origen iba a ser absolutamente inútil contra esta mujer que podría ser de todo pero para nada era un magus o siquiera humana.

Sin embargo, la bala especial lo único que atravesó fue el aire y aquella presencia se manifestó nuevamente pero detrás de él. Podía sentir la palma de la mano de ella posarse en su espalda y sentir un calor ardiente como una estufa echando humano al contacto, una sensación similar a sobre forzar los Circuitos Mágicos.

No hace falta decir que para este punto y debido al estado lamentable que ha estado los últimos meses debido a la maldición de Todos los Males del Mundo, la sensación era completamente horrible e insoportable.

- ¡Ugh! - Aún así, el Magus Killer se mordió la lengua y ningún grito de dolor salió de su boca, no le daría el placer a esta mujer de torturarlo.

Ya era suficiente con todos los errores que había cometido en vida. Su único arrepentimiento si moría en ese mismo instante era ...

No volver a ver a sus hijos. Illya, Mori y Shirou ... Tenia que disculparse con ellos.

Kiritsugu ...

El antiguo Master de Saber tenso sus músculos, sabiendo muy bien lo que eso conllevaría para su propio cuerpo, el terrible dolor se manifestó al menos el doble de implacable en el momento que activó Magecraft personal.

- Time Alter ... ¡Double Accel! - Exclamó el hombre peli negro ahora sintiendo el flujo del tiempo alterado en su propio cuerpo, fue capaz de moverse con mayor rapidez y sacar el cuchillo que tenía siempre consigo, con propiedades similares a las Balas de Origen y atacar a la mujer agresora.

La susodicha no se sorprendió mucho ante el movimiento del hombre, más buen parecía curiosa y expectante de las acciones que Kiritsugu tomaba. Apenas parpadeó cuando el antiguo Magus Killer atacó con su cuchillo de combate a su mano que lo había tocado con anterioridad, provocando una reacción interesante cuando el arma cortó su piel, notando como se presentaba indicios tempranos de necrosis en la zona alrededor del corte.

El ex Freelancer aprovechó la distracción de su oponente para alejarse de la misteriosa mujer unos cuantos metros y tomar su Calico M950, sin vacilar por ningún segundo disparo con el sub fusil a la criatura que tenía delante sin piedad.

La mujer de ojos ardientes levantó su vista de su mano herida al ver las balas aproximarse, desde la perspectiva de ella las balas iban en cámara lenta, así que casualmente atrapó cada proyectil entrante en su alcance con movimientos casuales de su otra mano, la cual no estaba herida. Más tarde le gustaría analizar su mano herida por el cuchillo de este hombre.

Además de diseccionar al hombre en cuestión, quizás podría encontrar algo interesante con que trabajar después de conseguir el Yeouiju restante.

- Release Alter ... - Dijo Kiritsugu con amargura viendo con el ceño fruncido como este ser inhumano había detenido cada bala sin problemas, esquivaba las Balas de Origen en un parpadeó y ni siquiera le molestaba los efectos de Cortar y Unir de su cuchillo que había cortado su mano.

¿Que clase de monstruo se había encontrado? Era casi enfrentar a un Servant y para este punto, el ex mercenario sabía que esto era una batalla más que perdida en un enfrentamiento directo y mucho más sin la preparación adecuada.

Sabia que habría problemas alrededor de los pilares de piedra pero esto ya era ridículo para el libro de problemas de Emiya Kiritsugu. Lo único que podría hacer en este punto era rendirse o luchar hasta encontrar una manera de librarse del combate lo más pronto posible.

Y si ese último escenario se presentaba esperaba poder mantener todas sus extremidades intactas en el proceso.

- Esto es interesante ... - Decía la misteriosa mujer mientras seguía mirando su mano herida. - Si este fuese mi verdadero cuerpo estaría en muchos problemas por ese juguete tuyo. -

- '¿Verdadero cuerpo? ¿Posee la habilidad de cambiar de cuerpo? ¿Quizás el uso de marionetas? No, no tiene sentido pensar en eso ahora, lo único que importa ahora es tratar de salir con vida de aquí ... Con todas mis extremidades si es posible.' - Pensaba Kiritsugu con el ceño fruncido mientras seguía observando al monstruo con forma de mujer delante suya.

Ciertamente su suerte no podría jugarle a favor una única vez en su vida, ¿Verdad? Pareciera que cuando las cosas por fin iban bien, el destino mismo al parecer tenía algo que decir en su contra y darle las pruebas más duras, como una especie de fetiche enfermizo de solo hacerlo sufrir por cada segundo de su existencia sin conocer la felicidad ni una sola vez.

- Fue un lindo juego pero lamentablemente no tengo la disponibilidad para seguir perdiendo el tiempo sin importar lo interesante que seas, en otras circunstancias me hubiese jugado saciar mi curiosidad contigo ahora mismo pero podremos seguir en mi dominio. - Decía la mujer de ojos ardientes y pupilas doradas acercándose al hombre de cabellos negros, provocando que este último se ponga en guardia, listo para defender con cualquier cosa que tuviese a la mano. El ser desconocido sonrió divertida ante la impotencia del hombre. - Pero por ahora terminemos este juego. -

La mujer misteriosa levantó su mano ilesa, a su vez el cielo empezó a oscurecerse como si la noche estuviera reclamando el día súbitamente a pesar de ser apenas horas cercanas al mediodía. De repente, los retumbante y atronador sonido de los truenos se hicieron presentes a lo largo y ancho del cielo alguna vez pacifica.

La furia de los dioses se estaba haciendo presente.

Kiritsugu levantó la vista con incredulidad al ver lo rápido que había cambiado el clima en cuestión de segundos ante un simple gesto de la misteriosa mujer, reconociendo que era algo completamente diferente a un Servant o un Dead Apostle, algo más místico que pocas cosas se podían comparar.

Un espíritu de la naturaleza.

Un niño del mundo.

- Fue un lindo intento de tu parte intentar matarme, pero solo alguien como yo puede siquiera aspirar herirme ... Así que, perece. -

El ex Magus Killer miró los destellos violetas entre las nubes de tormentas, los rayos esperando con ansias caer y destrozar todo a su paso cual tribulación divina como se narraba en varios mitos referentes al diluvio universal como en la Biblia o la Epopeya de Gilgamesh, una lluvia celestial para limpiar todo el mal en el mundo.

- Hmph, bueno, no es tan inexacto en este caso. - Dijo Kiritsugu con una expresión amarga en su rostro, aceptando rápidamente su muerte, al menos no podría ser peor que sucumbir a la maldición de Angra Mainyu.

Sin embargo, aquel arrepentimiento permanecerá. La imposibilidad de volverse a encontrar con sus hijos sería algo que lo iba atormentar incluso en la muerte pero ni siquiera él podría estar preparado para un encuentro tan inesperado contra un espíritu de la naturaleza tan poderoso que no tenía problemas de manifestar su voluntad en el mundo como si un juego de niños se tratara.

Por lo tanto, este sería el final de Emiya Kiritsugu. Un suspiro salió de sus adoloridos pulmones debido al uso de su Magecraft en conjunto con la maldición de su cuerpo, solo le quedaba aceptar su destino sin importar que tan oscuro sea.

Después de todo, este era su único camino ...

- Te encontré. -

De repente, las nubes de tormenta se desvanecieron al instante, como si nunca hubieran estado en primer lugar. El antiguo mercenario miró la escena con consternación, pero nadie estaba más estupefacta que la misteriosa mujer, quien al percibir la nueva presencia en la barca frunció el ceño mientras su postura se volvía más tensa.

- Y pensé que había ocultado muy bien mi rastro, hermano. - Dijo la misteriosa mujer de ojos ardientes con su mirada dirigida más allá de la dirección de Kiritsugu.

El antiguo Magus Killer volteó su cabeza para registrar la nueva presencia que había detenido con facilidad la autoridad del Espíritu de la Naturaleza con suma facilidad, incluso poniéndola incómoda por lo que podía notar.

Y en ese momento, la existencia conocida como Emiya Kiritsugu no pudo evitar preguntarse como había terminado en este tipo de situación. Después de todo, para poder enfrentar a un Espíritu de la Naturaleza, ¿No era natural que otro Espíritu de la Naturaleza hiciera acto de presencia para intervenir?

De verdad, ¿Que tenía de especial este bendito pilar de piedra para atraer semejantes existencias a este plano?

El nuevo individuo poseía una apariencia andrógina pero con una larga melena roja carmesí, utilizaba ropajes tradicionales chinos como si fuese una especie de monje o similar pero por su apariencia y la presencia que emanaba de esta persona, era muy seguro que no era humano y de hecho, era muy similar a la misteriosa mujer de ojos rojos con pupilas doradas.

Y si en verdad era otro Espíritu de la Naturaleza como estaba teorizando, entonces estaba en medio de un enfrentamiento entre dos seres por encima de la humanidad ... En ese instante el viejo mercenario prefería entregarse a los Einzbern y recibir cualquier castigo que tuviesen preparado por no haber podido recuperado el Santo Grial que seguir en medio entre ambas criaturas de gran poder.

- No esperaba que me encontraras tan rápido ... O que me encontrarás en absoluto. - Dijo la primera mujer con una expresión molesta. - Subhuti. -

La susodicha suspiró. - Digamos que pude encontrar un rastro gracias a un pequeño encuentro ... Pero esto se terminará ahora, seras juzgada por la corte, Wuzhiqi. -

La ahora conocida como Wuzhiqi miró con molestia a Subhuti, mientras apretaba uno de sus puños con frustración, tan cerca pero tan cerca de su objetivo pero justo al último momento alguien interfería con sus planes. No solo ha ocurrido en las dos oportunidades que ha tenido para reclamar el Yeouiju, sino a lo largo de toda su vida siempre ha habido alguien quien se ha atrevido de tomar lo que es suyo.

La gloria.

El poder.

Las técnicas.

Los tesoros.

La Budeidad.

La autoridad del hijo del Mundo.

Todas y cada una de las cosas que debían ser legítimamente suyas, siempre les fueron arrebatadas ... Y siempre por el mismo y maldito ser.

Sun Wukong.

- No, no me iré de aquí. - Dijo Wuzhiqi con sus ojos brillando con poder. - No lo haré hasta que tenga lo que es mío. -

Subhuti le miró con una expresión impasible. - Sabes muy bien que eso no te pertenece y solo hay un único ser capaz de utilizarlo, porque su voluntad es sinónimo de la voluntad del planeta mismo. -

- ¡Pero el no está aquí para detenerme! - Exclamó la mujer de ojos ardientes mirando tanto a Kiritsugu como a Subhuti.

Al instante, ambos sintieron su cuerpo paralizarse en el momento en que hicieron contacto visual con las pupilas doradas en forma de cruces. En vez de sentir algun Magecraft relacionado a la parálisis momentánea mediante el contacto visual o algún encantamiento como Mystic Eyes de los Dead Apostle, sintieron algo semejante a su instinto primario ser activado ... El miedo.

El miedo al presenciar a un ser marcado con el Pecado Original del Mundo ...

La Rebelión.

En el instante que el Magus Killer y la Diosa Antigua estuvieron paralizados debido a la vista del Wolge de Wuzhiqi, esta última aprovechó el momento para acercarse al pilar de piedra que esperaba impasible en el mar por la llegada de único maestro.

Pero ese no era Wuzhiqi.

En el transcurso de que la mujer de ojos ardientes y pupilas doradas se acercaba al Yeoui, podía sentir una presión que se cernía sobre su persona, como si la gravedad fuese mayor, como si la densidad del aire creciera de repente o incluso algo semejante a la presión del agua al sumergirse en el fondo del mar.

El pilar que había sido utilizado para medir cada extremo del universo entero ... Estaba rechazando por completo a Wuzhiqi sin dudarlo.

Antes de que pudiera hacer algo, la mujer cayó al agua perdiéndose entre las olas sin dejar rastro alguno. Al momento, tanto Kiritsugu como Subhuti pudieron moverse con naturalidad ante la ausencia de Wuzhiqi y con eso vino la calma ...

Aunque también la incomodidad hizo acto de presencia, por lo menos para el antiguo mercenario. No lo malentiendan, aunque podría agradecido por la intervención de aquella persona pelirroja que evitó que el otro Espíritu de la Naturaleza lo matara o incluso algo peor, luego de aquel final algo anti natural para esa tal Wuzhiqi ... Kiritsugu realmente no sabia como sentirse o decir en ese momento.

Solo esperaba que esta persona llamada Subhuti no le cause problemas similares o si no estaría perdido.

El Espíritu de la Naturaleza pelirrojo se acercó al borde del barco, viendo el sitio exacto donde su homónimo se había hundido sin nada que pudiera hacer, ante aquel hecho suspiró con cierto pesar.

- Te dije que eso no te pertenecía, Wuzhiqi. Aunque supongo que preferirías este desenlace que ser llevado a la corte incluso si lo hubieras sabido. - Dijo Subhuti antes de voltear su mirada hacia Kiritsugu.

El susodicho miró a este ser sobrehumano con cautela, a pesar de que esta tal "Subhuti" lo había ayudado, pero el antiguo Magus Killer estaba seguro que no era exactamente por su buena voluntad, simplemente había sido un momento oportuno ... Algo sorprendente tomando en cuenta su horrible suerte. Sin embargo, ahora estaba delante de una Espíritu de la Naturaleza de gran poder y no parecía tener razones de irse así como si nada.

Los ojos de Subhuti miraron con interés al hombre delante suya. Realmente este sujeto no tenía nada que hacer contra Wuzhiqi y mucho menos contra ella, pero eso no evitó que se ganara al menos un poco de su atención debido al uso tan curioso de Magecraft ... Y la posesión de una maldición tan poderosa y llena de malevolencia que incluso la hizo dudar que en verdad fuera humano.

No sabía el origen de dicha maldición que portaba este hombre y tal vez ni siquiera debería importarle, pero había algo en este sujeto que le parecía familiar.

- ¿Cual es tu nombre? - Preguntó la pelirroja por mera curiosidad.

El antiguo mercenario dudó por unos instantes pero al final cedió al no encontrar alguna otra alternativa, al final ocultar su identidad podría ser peor a la larga para él. - Kiritsugu ... Emiya Kiritsugu. -

- Emiya Kiritsugu ... - El ser de la naturaleza dijo entre dientes y al instante el ex Magus Killer pudo ver como los ojos rojos como la sangre del Hijo del Planeta se iluminan en compresión de su verdadera identidad.

El hombre de mediana edad no esperaba ser tan famoso para ser reconocido por un Espíritu de la Naturaleza, ciertamente su nombre había resonado con fuerza durante los años que estuvo más activo en la Torre del Reloj, pero esperaba que eso solo se limitara a esa zona ...

Estaba bastante equivocado.

Para Subhuti era imposible no reconocerlo, como uno de los más grandes sabios del mundo y señora del arte oriental del magecraft, ella estaba bastante informada sobre lo que pasaba en el resto del mundo en todas su áreas, especialmente en los peligros. Y dejando de lado la reciente actividad terrorista de Wuzhiqi contra los Grandes Sabios de la Corte, el título del Magus Killer fue un nombre que resonó durante bastante tiempo hace casi una década.

Incluso ella misma estaba dispuesta a derribarlo con sus propias manos si llegaba a ser un peligro para ellos, pero antes de tomar la decisión repentinamente él se escondió ...

Y ahora estaba delante de ella, que fortuna, podría derribar dos pájaros de un solo tiro ...

- ¿Que haces en un lugar como este, Emiya Kiritsugu? - Cuestiono Subhuti con sus ojos rojos juzgando al susodicho. - Especialmente con el Yeouiju aquí presente. -

Kiritsugu se puso tenso ante las palabras del Niño del Mundo que tenía presente ante él.

- Será mejor que no mientas, estos ojos pueden ver a través de las mentiras. - Como prueba de sus palabras, los ojos de la mujer pelirroja brillaron de un rojo carmesí muy peligroso.

El ex Magus Killer hizo una mueca, esta no era una situación que pudiese salir tan fácilmente, ni siquiera pudo hacer algo contra esa tal Wuzhiqi, no tenía esperanzas contra alguien superior como Subhuti en este instante. No tuvo más opción que ser dócil y seguir sus ordenes.

- Lo estaba investigando, quería saber si su aparición tenía algo que ver con la Guerra del Santo Grial que terminó hace poco. - Explico el hombre de mediana edad de manera breve pero honesta, demostrando que no intentaba engañarla.

Subhuti hizo un sonido de compresión mientras sus ojos rojos como la sangre lo juzgaban como si fuese un sucio criminal ... Lo cual no era muy desacertado, pero a la final ella asintió tomando sus palabras como validas.

- Una razón completamente válida, después de todo, hicieron su manifestación justamente cuando el Santo Grial fue destruido. - Declaro Subhuti sin dudar, luego de su encuentro hace poco con su querido discípulo, el misterio de la llegada del Yeouiju a este mundo fue aclarada completamente. - Así que, Ya no tienes más dudas, ¿Verdad, Magus Killer? -

Por un segundo, el Sabio Antiguo vio un atisbo de aflicción cruzar la mirada del hombre de cabellos negros, como si esa información lo hubiese golpeado más que cualquier cosa que Wuzhiqi le pudo haber hecho antes de su llegada, como si el tomase todo el peso y culpa del mundo sobre sus hombros ...

Extrañamente la imagen de su discípulo de otro mundo estaba yuxtapuesta sobre la del Magus Killer, como si ella pudiera encontrarle alguna semejanza entre ambos.

Subhuti sacudió aquellos pensamientos, incluso si este hombre tenía alguna remota relación con su discípulo, eso no debía nublar su juicio ni por un segundo.

- Veo que aquel hecho de aflige de cierta manera. - La pelirroja inclina la cabeza con curiosidad genuina. - ¿Cual es la razón? -

- Yo ... Participe en la Guerra dal Santo Grial. - Subhuti aún lo miraba sin comprender exactamente el punto que el hombre de cabello negro quería llegar. - Y yo fui quien le ordenó a mi Servant que destruyera el Santo Grial. -

Ah ... Eso tenía más sentido.

Para el Sabio Antiguo este era un desarrollo más interesante, ver al mismísimo Magus Killer tener algo de culpa en algo que causó una tragedia en la ciudad de Fuyuki, cuando había cometido otros crímenes de guerra igual o peor de brutales fue algo intrigante de ver.

Y bastante interesante.

Una sonrisa maliciosa se hizo presente en las facciones hermosas y sobrenaturales de Subhuti mientras miraba al antiguo mercenario.

- Bien, Emiya Kiritsugu, voy requerir que me acompañes a un lugar y podré dejarte libre sin ningún rasguño. - Declaro el Antiguo Sabio de la Corte con voz autoritaria.

- ¿A dónde? - Kiritsugu cuestionó, ni siquiera se molestó en rechazar la oferta ya que aunque lo quiera o no, estaba a merced de este ser de otro mundo, así que lo más fácil sería escucharla ... Por ahora.

- Nos vamos a la ciudad de Misaki, quiero saber quién tomó el otro extremo del Yeouiju. -

Oh, por su santa madre súcubo ... Emiya Kiritsugu nunca tuvo suerte en su vida.

...

Había pasado un día normal en la vida de Dan Mori, o al menos lo que él consideraba como una rutina normal en su nueva vida diaria desde las últimas semanas que lleva atrapado en este mundo con un nuevo hermano menor y un padre adoptivo bastante ausente pero precavido a su manera.

Despertando casi al amanecer junto a su hermanito para comenzar a entrenar haciendo calentamiento básico y meditación justo antes de prepararse para ir a la escuela. Mori se percato que con el pasar del tiempo, el pequeño pelirrojo parecía adaptarse bastante rápido a la nueva rutina de entrenamiento.

Posteriormente se aseaban y se vestían con sus respectivos uniformes para la escuela para luego desayunar la deliciosa comida de Shirou, siendo acompañados por Fujimura Taiga, quien siempre estaba presente de manera casi religiosa para la hora tanto del desayuno como de la cena, si su abuelo permitía esto último. La joven de cabellos castaños se había vuelto una invitada recurrente en sus comidas, pero eso no molesto para a ambos hermanos ya que hacia que el ambiente en la mesa de la residencia Emiya mas animada y amena a pesar de la ausencia del patriarca de la familia.

La caminata hacia la escuela era tranquila y amena, incluso podría decir que era divertida al ver a Shirou y a Rin conversar y bromear entre si, su amistad creciendo cada vez con el pasar de los días, la Tigre de Fuyuki, quien recientemente se sumo a estas caminatas desde que empezó a desayunar con los Emiya, siempre aprovechaba el momento para meterse entre ambos niños para jugar con ellos o molestarlos como un gato jugando con su comida. Anne, la sirvienta de la residencia Tohsaka, siempre se mantenía al margen de aquellos juegos de la princesa Yakuza a pesar de las suplicas de una irritada y avergonzada Rin de intervenir, excepto para dar su propio aporte en la charla solo si lo veía necesario, pero se veía que disfrutaba de cierta forma esta nueva compañía que tenían últimamente.

Mori no podía evitar alegrarse por ello, un sentimiento de nostalgia creciendo dentro de su pecho ante esta simple normalidad del día a día. No sabia si se había vuelto algo conformista luego de su charla con la versión de este mundo de su maestra, aun sentía una gran rabia y deseo de venganza con Park Mubong, pero de cierta forma no creía que eso fuese una prioridad y solo estaba haciendo lo que su abuelo y Xuanzang le habían pedido en sus respectivos lechos de muerte.

"Vive, Mori."

Y lo esta intentando lo mejor posible.

- ¡Miren! ¡Es Suzaku! - Exclamo uno de los estudiantes de Homurahara apenas noto que Mori y Taiga pasaban el umbral de la escuela.

Si, también estaba aquel tema de los Cuatro Dioses de Fuyuki que realmente el antiguo Rey Mono no podía acostumbrarse aun. Después de separarse de Shirou, Rin y Anne, los dos estudiantes de grado superior se dirigieron a la sección de secundaria de la Academia Homurahara, olvidando el gran detalle que no hace mucho el Dios Caído se había hecho con el titulo de Suzaku al vencer al portador anterior, Takamura. Y por si no era poco, las personas hacían mucho mas alboroto cuando lo veían con la Tigre de Fuyuki, también conocida como Byako.

Aunque en antaño, en su época como Jin Mori y especialmente cuando era Sun Wukong le encantaba ser reconocido por su poder y fuerza a lo largo y ancho del cielo y la tierra, en esta vida actual viviendo como un Emiya, sentía que era algo muy tonto y una manera de levantar un perfil alto de manera innecesaria.

¡Solo quería vivir tranquilo hasta encontrar una manera de volver a casa! ¡Nada mas ni nada menos!

Además, personalmente no le gustaba para nada el sobrenombre de Suzaku, aunque eso tampoco significaba que quisiese tener el de Genbu, Byakko o el de Seiryu, aunque particularmente este ultimo no sonaba tan mal. Aunque el problema que tenia especialmente con Suzaku era que simbolizaba a una criatura alada llameante ... Como su hermano jurado traidor, Garuda. Aunque no podía culparlo, sus demás hermanos jurados abandonaron el conflicto de la guerra contra los cielos luego de tantas bajas del reino sabio, solamente Uma estuvo dispuesta a permanecer a su lado a pesar de la inevitable derrota.

Pero aun así, ninguno de sus demás hermanos jurados lo había traicionado por el favor del Emperador de Jade.

Mori suspiro, dejando los pensamientos del pasado donde deberían quedarse ... En el pasado.

- ¡Vamos, Mori! - Exclamo Taiga frente de él, mientras estaba distraído no se percato que Reikan y Neko se habían unido a ella y ahora esperaban por él para entrar al edificio de la academia.

Mori sonrió antes de alcanzarlos. - Claro. -

Si, este era otro día normal ...

...

- ¡Hasta luego, Shirou-kun! ¡Mori-kun! - Se despidió Taiga fuera de la residencia Emiya luego de cenar con ellos nuevamente. Ya había caído el sol y la luna estaba tomando su lugar.

En circunstancias normales, Mori o alguno de los agentes del grupo Fujimura estarían acompañando a la joven de cabellos castaños hasta que llegara sana y salva a su casa, pero estas no eran circunstancias comunes cuando hablábamos de la Tigre Celestial de Fuyuki, una persona que no debía tomarse a la ligera para los peligros comunes del día a día.

Sin embargo, como decía el dicho "siempre hay alguien mejor que tu".

- Así que ... ¿Vienes a por mi? - Dijo Taiga a lo que parecía a la nada en medio de las calles de la zona de Miyama, con solo la luz de la luna y algunas farolas iluminando el área. La joven de cabellos se voltea para sacar su siempre confiable pero sediento de sangre, su torashinai. - ¿Eh, Seiryu? -

De repente, entre las sombras se manifestó un joven muy conocido por ella y por la ciudad, el dios de Fuyuki mas fuerte ...

Kuzuki Souichirou, el dragón azul.

El susodicho joven no dijo nada en respuesta, simplemente asumió una posee de pelea, listo para arremeter contra la princesa Yakuza.

Y Taiga no podía estar mas emocionada por eso.

- ¡Ahora si! ¡Hoy vamos a decidir quien es el mas fuerte! - Exclamo Byakko con fiereza mientras asumía su propia pose de combate.

¿Quién ganara este encuentro? ¿Las garras del tigre blanco o quizás la tempestad del dragón azul? Nadie estaba seguro de eso.