CAPITULO 2: Despedida


Había soñado tanto con tenerlo cerca y jamás imaginó que sería de esa forma. Su sueño se había cumplido de la forma más macabra.

La pelea con el rey de las maldiciones había sido una prueba del talento y fuerza de Satoru Gojo. Todos habían quedado sorprendidos por su versatilidad y manejo de la energía maldita haciendo cosas que jamás se pensaron posibles. Si bien al inicio de la pelea de dominios parecía sobrepasado una vez que se repuso mostró gran superioridad incluso en aquel tres contra uno. ¿Por qué ahora estaba tendido en aquella camilla bañado en sangre?

Tan pronto como Sukuna desvió su atención hacia Kashimo, Yuji ocultó por completo su energía maldita y salió antes de que alguien lo pudiera detener junto con Kashimo, aprovechando su velocidad y fuerza se apresuró a recoger los restos de su maestro. Cuando llegó al edificio Yuta y Shoko fueron los primeros en recibirlo y para sorpresa de todos vieron como la energía maldita iba restaurando los brazos de Gojo aunque de forma casi imperceptible por lo que decidieron llevarlo a aquel cuarto para acelerar su recuperación, mientras Hakari contaba que Kashimo le había explicado que en los hechiceros que manejaban la técnica maldita inversa era obligatorio destruir la cabeza para poder eliminarlos; aunque era espeluznante ver el destrozado cuerpo de su maestro actuando por sí sólo.

El primero en salir poco tiempo después fue Yuta, con gesto sombrío les indicó que Shoko estaba terminando y les informaría el estado de Gojo; luego le dirigió una mirada a Maki y ambos fueron a reunirse con Kusakabe, Hana y Takaba. Sólo unos pocos quedaron esperando en la puerta, ya que los demás tuvieron que partir para poner en marcha el plan que no pensaron tener que usar, mientras se preparaban para intervenir de ser necesario. Antes de partir con Yuta, Kusakabe llamó a Miwa a un lado y le ordenó que no se moviera de aquel lugar a menos que estuviera en peligro. Yuji se rehusó a regresar a ver la pelea con los demás indicando que iría una vez tuviera novedades, Choso se quedó con él acompañándolo junto con Panda y Toge; Momo quería quedarse a hacerle compañía a ella, pero la llamaron para ayudar a MeiMei.

Toge y Panda intercambiaban miradas entre ellos y por momentos la miraban de reojo como preguntándose que hacía ahí. Nadie dijo palabra alguna hasta que salió Shoko después de unos minutos. La recuperación había sido rápida ya que el cuerpo de Satoru ya había estado regenerándose por sí sólo y con la ayuda de ella y Yuta el proceso se aceleró. Sin embargo, no sabían si Satoru volvería en sí, pues su cerebro había sido dañado severamente al destruirse y regenerarse constantemente en la pelea de dominios, en estos momentos era probable que el cuerpo sólo hubiera reaccionado de forma automática aferrándose a la vida. Si su cerebro no había llegado a recuperarse con los black flash quizás ahora sólo tuvieran el cascarón vacío de Satoru Gojo.

Todos quedaron desconcertados, Shoko le puso una mano en el hombro a Yuji que miraba al piso con los ojos brillosos y las manos en puños —No fue en vano, si él es tan terco como siempre quizás regrese con nosotros… gracias por traerlo —Yuji sólo asintió, volteó a ver a Choso y los demás para volver a la sala de emisión y prepararse para la pelea.

Shoko suspiró mientras se arremangaba, se veía cansada. Miwa contuvo las lágrimas y se acercó a ella —Disculpe Shoko san ¿La puedo ayudar en algo para que pueda descansar? Quizás los chicos la necesiten en cualquier momento.

Shoko volteó a verla con la mirada triste —Quería limpiar un poco el cuerpo de Satoru… está hecho un desastre, pero tienes razón, quizás deba descansar un poco, no sabemos si Kashimo y los demás necesitarán ayuda pronto ¿Crees que me puedas ayudar con eso? Hay algunas vendas y toallas dentro.

—Por supuesto Shoko san, no es problema, lo puedo hacer —se le hace un nudo en la garganta y dice con voz bajita —muchas gracias por curarlo, usted es muy hábil. —No se parece a ella que no sirve ni como carnada.

Shoko ha escuchado algunos comentarios de Kusakabe acerca de ella y sabe el riesgo que corre al estar ahí sin una buena defensa. Su ofrecimiento fue oportuno, necesita recuperarse para volver con los chicos, además servirá para mantenerla ocupada hasta que regrese su maestro y puede notar su rostro triste. —Todos somos hábiles, pero tenemos diferentes talentos. Yo jamás podría ganar una pelea cuerpo a cuerpo, pero puedo ayudar a sanar sus heridas. Sólo quienes cargan un gran deber o tienen un gran valor se atreverían a estar aquí. Gracias por ayudarme con él, te lo encargo.

Miwa la mira sorprendida, si supiera que era una inútil en toda regla; ve irse a Shoko con su cajetilla en la mano y se voltea para abrir la puerta aunque no está preparada para verlo. Satoru está tendido sobre una camilla junto a la pared a la altura de unas sillas y a ella se le llenan los ojos de lágrimas una vez más.

Antes de acercarse a él decide preparar un recipiente con agua y sacar un par de toallas, luego se acerca lentamente para sentarse a su lado y ve su rostro relajado, parece como si sólo estuviera durmiendo si no fuera por las manchas de sangre que tiene en todo el cuerpo. Sólo queda una ligera vibración de la energía fuerte y cálida que sintió envolverla alguna vez. Su expresión relajada y su cuerpo apagado hacen que se vea mucho más joven y débil, la ausencia de su actitud alegre y confiada sólo ha dejado atrás a un joven indefenso, un árbol caído. Su mano acaricia su rostro antes de que ella pueda darse cuenta y acomoda sus cabellos detrás de sus orejas.

Pensar que hace unas horas estaba deslumbrada por su presencia, su mirada brillante y determinada y el poder de su técnica que incluso mantenía alejados a sus alumnos hasta que Itadori le pidió desactivarla. Su sonrisa y confianza antes de partir. ¡Cómo hubiera querido estar con ellos para poder despedirlo, darle una palmada en la espalda y palabras de aliento! En cambio ahora sólo le quedaba lavar sus heridas mientras rezaba porque volviera en sí.

Tomó aire para darse fuerzas y contener sus lágrimas, no quería pensar, él regresaría una vez más, lo peor ya había pasado y ahora estaba ahí con ella. Empezó limpiando los brazos, pero como lo sentía frío trajo agua tibia para limpiarlo, siguió con el abdomen, veía su pecho subir y bajar muy lentamente, dudó un poco para levantar el polo y no se atrevió a hacerlo con el pantalón. Como no pudo moverlo iba metiendo sus manos por los costados. Sus abdominales y músculos estaban laxos y como seguía frío buscó algunas mantas para ayudarlo a recobrar el calor. Iba a terminar con su rostro, vio sus pestañas largas y espesas, acercó su mano para peinar su cabello, dándose cuenta de lo suave que era al igual que su rostro cuando lo acarició suavemente limpiando la sangre en sus labios; de pronto las lágrimas que había estado conteniendo todo ese tiempo empezaron a caer al darse cuenta que estaba aún más frio a pesar de los cobertores y el agua tibia, el calor de su energía era más tenue, la desesperación le ganó y se recostó sobre su pecho donde escuchó el latido de su corazón tan bajo y lento que parecía como si estuviera despidiéndose. Cuando las lágrimas no fueron suficientes le siguieron los sollozos mientras se abrazaba al cuerpo de Satoru y acariciaba sus cabellos mientras le rogaba que no se fuera — …no se vaya, por favor, no se vaya, usted es increíble, no puede irse sin ver como sus alumnos ganan la batalla, no puede darle la victoria a esos sujetos… por favor, nosotros… —de pronto recordó todas aquellas veces en que lo vio solo, lo mal que hablaban algunos profesores de él, la nostalgia en sus ojos al ver a sus alumnos y se dio cuenta que él no tenía a nadie por quién quedarse, su familia no lo había visitado, sus alumnos lo llorarían unos meses y luego continuarían con sus vidas; sin embargo, había alguien que no volvería a ser la misma si él se iba: ella —…yo, yo lo necesito, por favor… quiero escuchar sus historias y su risa, quiero ser parte de sus sueños… por favor, si se queda nunca lo dejaré, lo acompañaré siempre, por favor… no se vaya, usted tiene que vivir y ser feliz… no se vaya, por favor…

Los latidos seguían apagándose. Si esta era la última vez que lo vería, al menos esta vez sí se despediría de él; si todo salía mal y Sukuna lograba su objetivo quizás, podría volver a verlo y escuchar su voz de nuevo.

Levantó la cabeza limpiándose las lágrimas, acarició el rostro de Satoru una vez más con ambas manos y se inclinó suavemente para tocar sus labios con los suyos en un beso suave, su cabello caía a los lados de su rostro cubriendo aquel momento. Al tocarlo sintió una electricidad recorriéndole el cuerpo y algo cálido envolviéndola, su corazón empezó a latir con fuerza mientras miles de recuerdos llegaban a su mente.

"Espero que esto no haya sido solo mi imaginación…".


Este capitulo salio chiquitin.
No sabía como hacer la despedida de Miwa, tuve que ver algunas escenas tristes para inspirarme, perdon si se me fue la mano.

Si el gato no le tuviera miedo al exito tremenda historia de amor que nos diera, pero hasta ahora su unico amor es fraudkuna u_u

En fin, espero no demorarme tanto para los otros capitulos y nuevamente maldicion de perro chino para aquel que se robe las ideas y las use en otra ship.
Perdon por los errores y el bla bla bla, son mis primeras veces y no termino de agarrarle el ritmo aiñ

Nos vemos :)