Han transcurrido siete días en este planeta y lo único que he hecho es entrenar, creo que es mi manera de sobrellevar el hecho de que ¡Estoy atrapado en este lugar! He intentado robar una que otra nave, pero como dije los sujetos de aquí son cautelosos en donde dejan sus naves. De todos modos, esta pausa quizás me ha servido para seguir con mi entrenamiento de la transformación del super saiyajin, aún no la puedo controlar cómo se debe, pero es un progreso teniendo en cuenta que solo he entrenado una semana. Ahora, ¿Como he hecho con mi alimentación teniendo en cuenta las frutas particulares del sitio? Pues... estuve dos días consumiendo las frutas que saben a leche caducada. ¡Tenía que comer algo! No podía darme el lujo de tragarme de nuevo esa fruta con aspecto de uva, odiaría que se convirtiera en una obsesión y ni siquiera se como es que soporte no agarrarla cuando he tenido mucha hambre. Esa fruta es una maldición la verdad...
Tuve la suerte de que un lugareño de aquel pueblo, donde me encontré con dichas damas me haya contratado como mesero y lavaplatos, estoy muy agradecido con él la verdad. Porque hasta su comida es mucho mejor que ese bar de mala muerte. Sobre la paga no me quejo la verdad aunque le dije que no era necesario, ya que, no la utilizaría del todo, él seguía insistiendo en darme dinero. Se me pasó la idea de comprar una nave, pero de aquí que reúna, será cuando ya esté llegando Trunks del futuro.
Claro si es que dicha deidad no le da por matarme de una vez. Por fin pude pagar lo que supuestamente le debía al bar, pero esos sujetos seguían insistiendo en mi captura y terminé peleando con ellos ese día que le pague al cantinero. De hecho eso fue el día de ayer...
Un pelinegro se encontraba entregando los platillos en el restaurante que había estado trabajando desde hace días. Su jefe estaba realmente satisfecho con la eficiencia del muchacho e incluso se le pasó por la mente la idea de adelantarle la paga por la rapidez en que atiende los clientes o tal vez al muchacho le recuerda a su hijo...
El chef o el mismo jefe del pequeño local de comida rápida, observa como el chico entrega los platillos y muestra una gran sonrisa a los clientes.
-Aquí tiene su pedido. - Indicó el muchacho con una sonrisa mientras coloca el plato sobre la mesa en el platillo había lo que parece ser una gran babosa.
El chico con apariencia reptiliana le agradeció y empezó a aplicar las salsas que estaban sobre la mesa para poder degustar su gran babosa. Zac dejó que el cliente gozará su comida y se aproximó a la barra de servicio.
-Señor Pinni, los siguientes pedidos son: una ración de Jagit y dos malteadas de la fruta Hahk. - Colocó el pequeño papel en donde estaba escrito el idioma de ese planeta, el cocinero la tomó y la leyó.
Pinni se mostró asombrado con que el chico aprendiera un poco el idioma del planeta. - Me sorprende que aprendieras algunas palabras en el idioma babanmanguiano. - Se mostró maravillado.
En realidad sólo sé algunas frases porque su idioma es una combinación del inglés y alemán. Sin embargo, me ha ayudado mucho el hecho de que el señor Pinni me prestara un diccionario de su idioma. Pensó Zac ante el asombro de su jefe. - Pero ¿Qué dice, señor Pinni? - Se avergonzó y se rasco la cabeza por eso. - En realidad sólo sé algunas palabras. Su idioma aún me cuesta aprenderlo como se debe...
Cosa que era cierto para el muchacho.
-Pero aún así me sorprendes muchacho, veo que le estas dando dedicación al libro que te di. - Zac rio nervioso al comentario de su jefe, quizás lo leía para no ser engañado en las tiendas que el señor Pinni lo enviaba a comprar cosas. - Solo por eso te daré el día libre y te adelantare la paga.
-¿Eh? - Zac se sorprendió. - ¿En serio? No tiene porque hacerlo señor Pinni... solo llevó cuatro días en este lugar y la verdad... es que usted me ha ayudado mucho, y me sentiría avergonzado que haga eso... - Confesó Zac desviando un poco la mirada avergonzado por la hospitalidad de aquel hombre.
-Pero ¿Qué dices muchacho? - Le dio una palmada en su espalda con una risa leve. - Has trabajado mucho estos cuatro días y soy yo el apenado por solo darte un pequeño sueldo y comida. - Aclaró el señor Pinni mientras sacaba una pequeña bolsa y se la entregaba. - Además, estoy muy agradecido con la clientela que atraes. - Murmuró.
Zac ríe nervioso porque ya sabía a qué se refería: a ciertas damas que vienen al local.
-La verdad es que no me importa que me de poco dinero, solo me interesaba su comida, señor Pinni. - Cosa que era cierto, Zac prefería comer las sobras que comer aquellas frutas de afuera. Aunque el señor Pinni nunca le daba las sobras siempre le preparaba algo de comer, siendo así que hasta se sorprendió del gran estómago que tenía el chico. El señor Pinni le insistió en quedarse con la bolsa llena de algunas barras metálicas y al final lo terminó aceptando. - Gracias... Señor, en serio me ha sido de ayuda estos últimos días...
-¡De nada muchacho! ¡Ve a divertirte con aquellas chicas que vienen siempre a verte! - Dijo con entusiasmo.
¿Se refiere a Glyns y Ail? La verdad es que han sido un dolor de cabeza estos últimos días... Recordó el chico, pero no le dio respuesta alguna y terminó adentrándose al vestidor de empleados, se cambió y terminó marchándose del restaurante.
Ahora se encontraba caminando por aquella calle mientras contaba las varas exactamente eran once barras. Creo que esto es suficiente para pagarle a ese cantinero. A ver si asi me dejan en paz. Pensó el chico mientras guardaba las barras nuevamente en la pequeña bolsa.
-¡Zac! - Llamaron a lo lejos dos mujeres y este salió de sus pensamientos ante el llamado, aquellas mujeres se aproximaron con una gran sonrisa.
-Hoy saliste temprano. ¿Quieres pasar por unas bebidas? - Preguntó la peliblanco con una sonrisa.
-Ven, Zac. Yo te invitaré a comer algo. El señor Pinni me comentó que comes mucho y debes tener mucha hambre. - Aclaró la mujer con astas de ciervo mientras jala la mano del chico, pero este no se ha movido del sitio en que estaba.
Aunque Zac siempre pasaba por alto como podía las intenciones de ambas mujeres, la verdad es que no quería estar involucrado con ese tipo de mujeres, aunque fuesen demasiado hermosas y en algunas ocasiones quizás quería distraerse con ellas no lo hacía. Por los momentos su mente solo venía la idea de entrenar, cosa que le ha resultado mejor que durar una noche placentera con alguna de las bellas damas frente a él.
Una discusión se establece delante del muchacho y este suspira para luego tomar vuelo para alejarse de aquellas dos.
-¡Ves! ¡Por tu culpa se nos volvió a ir! - Exclamó la peliblanco señalando al cielo.
-¡¿Qué?! Si tu eres la que incomoda a Zac con lo gorda que eres. - Insulto la pelirosa mientras le levantaba el vestido y la panza de la chica de piel verde quedó al aire libre, no solamente eso, también su ropa interior. Ella echa una furia hizo lo mismo con su compañera y la mujer lobo le dio un gruñido literalmente y se abalanzó a la peliblanco a pelear.
Mientras tanto Zac estaba en pleno vuelo rumbo al gran mercado del lugar para entregar la paga. Al llegar aterrizó precisamente en la puerta del bar, se quedó mirando por unos segundos el letrero y suspiró antes de entrar. Al entrar se encontró con los mismos hombres de la última vez, pero estos estaban callados y solo seguían con la mirada al muchacho que había hecho presencia en el bar. Zac no prestó atención a las miradas de muerte de cada uno y se acercó a la barra de servicio solo para lanzar la pequeña bolsa.
-Como prometí, dije que pagaría lo que debía. - Indicó y el cantinera cauteloso tomó la bolsa y contó las barras, el cantinero en un tono precavido dijo que estaba bien. Él solo quería que aquel chico problemático se marchará del lugar lo antes posible, ya que, se había dado cuenta de la mirada de los sujetos del bar. Era un hecho, aquellos sujetos querían la revancha.
El joven saiyajin se despidió del cantinero y se dirigió a la puerta del lugar, pero se encontró con que cuatro sujetos estaban bloqueando la puerta y venían armados, esta vez irían en serio con el muchacho.
Zac se percató de las armas de los sujetos. Levantó una ceja y se cruzó de brazos. - ¿En serio? ¿Creen que podrán ganarme solo con sus armas? - Se mostró confiado el chico y tenía toda la libertad de estarlo después de todo no le harían nada. Un sujeto al oír eso solo retrocede, algo le decía que aquel sujeto hablaba en serio, pero de pronto alguien lo empuja y le quita el arma.
-Apártense, ¡Yo le enseñaré a este maldito mocoso quién manda aquí! - Se mostró un sujeto de piel azulada, pelón y de bigote naranja apuntando con una pistola pegada a su antebrazo al muchacho. - ¡Esta noche jugaremos al tiro al blanco con ese bastardo! - Mostró una sonrisa burlesca. Zac ladeo su cabeza y se llevó las manos a la cadera ni tenía que ponerse en posición para atacar ya sabia como terminaría eso. Los otros tres se alejaron del sitio lentamente, al parecer tomaron la idea del primer sujeto que se marchó. El saiyajin al notar eso le da una sonrisa burlona al sujeto frente a él.
-Veo que tus amigos son inteligentes. - Expuso de manera arrogante el chico.
Cosa que hizo que el sujeto gruñera de rabia. - Gggrrr, ¡TOMA! ¡TOMA! ¡TOMA! - Gritó una y otra vez mientras disparaba. Este se echó a reír al notar que el chico ya no estaba ahí. - ¿Vieron? ¡Lo terminé desintegrando! - Expuso el bigotudo, pero luego se dio cuenta de las miradas de terror de los sujetos del bar quienes le señalaron detrás de él. Aquel hombre levantó una ceja confundido a lo que aquellos hombres le advertían, este se volteó rápidamente y recibió un gran puñetazo por parte del joven saiyajin, se desplomó al suelo y Zac levantó la mirada para luego aclarar que solo lo dejó inconsciente. El joven terminó marchándose dejando perplejos a los sujetos del bar.
-Ac- Acabó con un solo golpe al comandante de la pandilla de los Kanwis. - Pronunció uno de los sujetos mientras se acercaba al hombre desmayado.
Desde ese día han dejado de molestarme. En cuanto a mi guardiana, ella sigue durmiendo y necesitó que regrese la verdad, me gustaria ver si con su poder de creación podría crear una nave, aunque lo dudo si resulta que no tiene la energía suficiente estaría sobre explotando a mi guardiana y no quiero eso la verdad... Tuve la idea de buscar la nave de Jaco, pero no fue tan tonto como para dejar la nave a plena vista, al parecer ya sabia las mañas de este sitio y termino ocultando la nave. A parte de eso, si la llegase a encontrar no sabría cómo manejar o si necesito una llave o clave que él tenga para irme. Dudo mucho que Jaco me la dé, tampoco me gustaría usar la fuerza para sacarle la información. Ahora que lo pienso. ¿Será que le fue bien en el bosque? Ya debió haberse desatado de las lianas.
Mientras tanto con Jaco.
- ¡YAYYAAAAHHHHH! ¡ALEJATE ABOMINANTE BESTIA! – Gritaba el patrullero galáctico mientras seguía subiendo de manera desesperada a un árbol, al parecer huía de una criatura o más bien de una cría, era una especie de perro, sus patas traseras eran pezuñas y las de adelante como las de un perro común, orejas caídas y pelaje negro con rayas blancas, tenia su lengua afuera como un perro al parecer estaba cansado de jugar con el patrullero galactico.
El patrullero lo estaba ahuyentando, pero el pequeño animal ladeó la cabeza confundido y movió aún más su cola pensando que aquel patrullero quería seguir jugando. El pequeño animal se extrañó con que el patrullero subiera aún más al árbol cuando dio un paso hacía adelanté, aún así dio un paso más hasta colocar sus patas sobre el tronco para intentar llegar al patrullero galáctico, alarmando así a Jaco. – ¡AAAAGHH! Chu, chu, chu, ¡Anda! Ve con tu madre, ¡Déjame en paz bestia! – Decía Jaco intentando espantarlo con su pierna. Pero la pequeña criatura mordió su pierna e hizo que bajará del árbol, así arrastrándolo por el suelo y llevándolo hacía unos arbustos. - ¡BUAFFFFFFFF! ¡SUÉLTAME!
Asimismo, el patrullero desapareció entre los arbustos de la zona. Quizás no volverían a ver a Jaco. Ya que "la bestia" lo había capturado.
De vuelta con Zac.
-Bah, creo que debe estar bien. Es un patrullero galáctico después de todo. Lo iré a ver después. – Dije sin tomarle tanta importancia al asunto, y terminé dirigiéndome al restaurante del cual tengo el tiempo de entrenar quince horas y nueve horas de trabajo. Prácticamente hasta que anochezca. Hay que aclarar que aquí la noche es distinta a la de la tierra, es de suponer es otro planeta, aquí anochece después de veinticuatro horas, y el sol vuelve a salir luego de ocho horas. Dura poco la noche acá. Ya veo porque aquellos locales pecaminosos estaban casi siempre abiertos igual que hiciera sol.
Me adentre al local de comida rápida y me recibió el encargado del lugar. – Hola, señor Pinni ¿Cómo ha estado? – Forcé una sonrisa, debido a que, estoy tarde hoy nuevamente, es que necesitaba descansar después de forzar mi cuerpo a tanto entrenamiento.
-Jajaja, pero si es Zac. ¿Qué tal estuvo tu día libre? - Aclaró con una sonrisa. - Veo que bien porque llegaste tarde. Aunque te haya dado el día libre no debiste llegar tarde... – Regaño. Me miró con el entrecejo levantado. Este se aproximó y me dio una palmada en la espalda. – Eso no importa, de seguro pasaste una buena noche con esas lindas chicas. - Ya quisiera... solo estuve torturando mis músculos, rompiéndome los huesos y golpeando a idiotas en un bar de mala muerte. - Aunque debería darte las gracias, nuestras ganancias han subido estos días gracias a ti. Las chicas que han venido, se han encargado de recomendar este lugar, creo que les caes muy bien y eso me viene bien al negocio, muchacho. ¿No has considerado ser la imagen del puesto? – Se burló.
Lo dice como si fuese el único hombre joven por la zona. ¡Ah! Cierto si lo soy... de hecho soy uno de los pocos jóvenes de la zona, según lo que me ha contado el señor Pinni, es que lo niños locales son enviados a una edad exacta a otro planeta vecino a este para evitar el aumento de "delincuencia", como también algunos se marchan por su cuenta, así que, es raro ver a tanto hombres como mujeres jóvenes por la zona. Le pregunté sobre las mujeres de aquel local, ya que me impresionó el hecho de que su apariencia sea de una mujer de entre los veinte y veinticuatro años. Su respuesta fue solamente que algunas aparentan su edad y otras no. Más que todo depende de la especie de la dama.
Una palmada a la espalda y de regresó a la realidad.
-¡Vamos muchacho! Ve a cambiarte que de seguro ya vendrán los clientes y te necesito, ¡Listo! - Indicó. Me siento como la mascota del local, me adentré al vestidor de empleados y no le presté más atención al tema hablado, preferí abrir mis estadísticas a través de mis pensamiento:
[Nombre: Zac]
[Edad: 17]
[Raza: Saiyajin]
[Guardián/asistente: Faila: "Princesa sagrada" 4 (Nivel de poder: 1.000)]
[Sexo: Masculino]
[Nivel de poder: 83.000]
[Super saiyajin primer grado: 113.000.000]
Me quité las vestimentas que tenía encima, ya perdí el anterior vestuario después de tanto entrenar. Suspiré ante aquel pensamiento.
Gracias al señor Pinni que me regalo los atuendos de su hijo es que puedo tener ropa para poder entrenar y usar, no podía estar desnudo por ahí, aunque no cabe duda que hubiese estado usando las vestimentas anteriores hasta que estas quedaran hechas cenizas o hasta robar unas nuevas, pero realmente le agradezco al señor Pinni que me diera vestimentas nuevas.
Creo que él me había comentado que su hijo se había marchado del planeta con la edad que tengo actualmente, en realidad es que, no le presté mucha atención a lo que decía porque en ese momento estaba comiendo y solo me notificó que yo le recordaba a su hijo. Retiré esos pensamientos y decido por fin levantar la mirada a la ventanilla en que estaba mi estado actual, y de la impresión de no ver mi nivel de poder desde hace mucho tiempo, casi me caigo de espalda, se que he estado entrenando, pero pareciera que el super saiyajin me fuera dado un power-up. Debería trabajar para aumentar ese nivel de poder base, ya que aún así ni le llegó a los talones a Ginyu. Tampoco puedo revelar mi transformación; a parte de eso, ni la he perfeccionado como debe ser, no quisiera mostrar una transformación incompleta y que ni siquiera he podido controlar del todo, solo he tenido siete días de haberla adquirido. Más bien estoy muy adelantado...
Creo que Vegeta tenía razón en algo... Quizás si el planeta Vegeta siguiera intacto y yo hubiese nacido en ese entonces tal vez hubiera sido un saiyajin de élite. Sin embargo, pensar en que estaría al servicio de la corona no me gusta la idea, creo que me hubiese llevado muy mal con Vegeta. Quien sabe hasta creo que nos hubiésemos convertido en rivales... así como también, me hubiera convertido en un catalizador para que ese gruñón siga entrenando como demonio o tal vez me fueran aplicado la de Broly. Lo último es lo más probable...
Volviendo al tema: Pensé que sería más sencillo manejar la transformación, por lo que mostraban en la serie, pero claro hay que tener en cuenta el tiempo, es obvio que Goku tuvo casi un año en el espacio para poder controlarla, aunque según palabras de él le costó mucho controlarla. Y ahora estoy notando el porqué; como es una transformación que viene de la ira es complicado mantenerla cuando estás en un estado sereno, pero eso se soluciona entrenando. Ya de a poco le ando agarrando el ruedo a esa fase. Si esta me costó llegar, no quiero ni imaginar las otras fases...
Me coloque los pantalones y seguí indagando en mis pensamientos: Aunque debería preocuparme más es cómo llegar a Namek, en vez de estar preocupado por mi transformación, pero al ser saiyajin y tener el conocimiento del poder que puedo obtener, quizás eso me obsesiona. Debo considerar que esto, es un don como una maldición el saber que poderes puedo obtener si entreno...
Actualmente Bulma y los demás deberían estar llegando a Namekusei y yo aún sigo acá atrapado porque no puedo usar la teletransportación...
No se que pasa, pero me frustra no poder solucionar eso y Faila solo sigue durmiendo debería despertar entre hoy y mañana. No se cuanto tiempo debe durar para reponer energías, pero recuerdo que a veces ha tardado entre siete a doce días. No quise atormentarme más y miré mis estadísticas:
["Zac"]
[Resistencia: 62]
[Fuerza: 58]
[Velocidad: 58]
[Flexibilidad: 55]
[Sabiduría: 60]
[Inteligencia: 58]
[Fortuna: 25]
[Habilidad/Técnica: Teletransportación: 13/20 Kamehameha: 7/20]
[Guardián: Faila: "Princesa sagrada"]
[Sabiduría: 35]
[Habilidades: Examinar: 58 / Sanación: 52 / Ojos Faila: 30]
[Inteligencia: 46]
[Vínculo: 40]
[Fortuna: 80]
Vaya que irónico que tenga la teletransportación en ¡TRECE! cuando la he estado usando mil veces al día para salir de este puto planeta, y solamente me devuelve hasta acá, por otra parte, cuando siento una maldita presencia solo se desvanece y ¡Ya! hasta ahí llegó. Me valía irme a otra parte del universo, solo quería salir de este lugar. Faila ya lo había comentado: "Es como si no la conociera." Pero soy tan terco que sigo insistiendo.
Ese dichoso "dios" ¡Ya me tiene hasta los cojones con esa mierda de retenerme aquí...! No sé qué gana con eso. ¿No ir a Namek? ¿Acaso pasará algo en Namekusei y no me di cuenta? No lo creo o quizás debería mantenerme alerta en Namek si llegase a poder ir... No obstante, si tengo tan elevada la habilidad ¡¿Por qué sigo volviendo acá?!
Descartó la ventana y terminó por ponerme aquella vestimenta. La verdad es que la ropa de este planeta es interesante pareciera que actuará como segunda piel, se ajusta perfectamente a ti, no molesta y ni da calor, pero aún así sigo queriendo mis vestimentas de entrenamiento.
Al cabo de unos minutos, finalmente salí del vestidor mientras me acomodaba el condenado moño que iba de adorno en mi cuello. Como dije prácticamente soy el muñequito del puesto de comida.
Me quedé esperando con una sonrisa forzada mientras contemplo cómo entraban las personas al lugar. Al cabo de unos segundos, se hizo presente el grupo de mujeres que me han estado molestando el tiempo que llevó trabajando aquí. ¿Es en serio? No se cansan esas mujeres... hasta me dan mala espina cada vez que se acercan a mí. Es como si buscarán algo más aparte de un acoston y quitarme dinero...
Aquella peliblanco empezó a saludarme con entusiasmo, desvié la mirada para ver si había alguna mesa que me llamará y ¡Si! Había una de milagro, fui hasta allá y la pareja era algo peculiar, uno tenía aspecto de oso, mientras el otro era como una especie de humanoide con alas en su espalda y cola. Ya debería estar acostumbrado a las características diversas del lugar, por los días que llevó aquí siendo mesero y limpia vajillas, que patético se oye eso; pase de ser el guerrero más fuerte en la tierra a ser un mesero en un planeta de ladrones. Después de todo tendré que ir a buscar a Jaco para sacarle información sobre el paradero de su nave, digo pedirla prestada, es la única solución.
- ¡Zac! ¡Zac! ¡Zac! ¡Zac! – Seguía llamando la mesa de las mujeres. Después de darle el pedido a Pinni, decidí atender a las dichosas damas que no paraban de gritar mi nombre y molestar a los clientes del lugar.
No comprendo su insistencia conmigo ha venido aquí desde que comencé a trabajar, a veces he pensado en enredarme con algunas de ellas entre las sábanas, pero primero no estoy tan emocionado como para hacerlo, segundo tengo mejores problemas que ellas y por último la peliblanco y la mujer lobo me dan mala espina. Las maneras que tratan de llamar mi atención son raras o por decirlo así peculiar. Hace días vino con la intención de "promocionar el local " a la clientela.
No se como el señor Pinni pudo permitir que estas mujeres montaran sus bailes eróticos en el restaurante, no me quejó, lo observe y hacen bien su trabajo como también eso atrajo a más clientela. Ail es la que se ha insinuado más, la respeto, pero ella parece la típica chica que no deberías tener lástima por su apariencia...
Al llegar vi la sonrisa de aquella mujer de oreja a oreja y solo atiné a darle una sonrisa forzada.
-Uuuooh, Zac. - Finge un enojo la peliblanco. - ¿Por qué no, nos prestas atención? Te estuve llamando desde que llegué...
¿Como no quiere que la ignoré? Si solo viene a molestar a los clientes y nunca pide nada, lo peor de todo es que siempre me llama para un supuesto pedido y no pide absolutamente nada.
-Perdoname Ail, es que como podrás ver estamos llenos... – Dije mirando a mi alrededor, y no había tantos clientes... pero aún así tengo que atender a los que venían entrando... Ella hizo un puchero triste.
-Ven... Siéntate con nosotras. Se que Pinni no le molestará que estés con nosotras. - Se hizo a un lado en la mesa. Quizás no, pero no quiero la verdad.
-Si, Zac siéntate. - La pelirosa insistió y las tres mujeres que estaban con ellas también insistieron.
Suspire ante eso. – Miren, no quiero ser irrespetuoso con ustedes, pero si no pedirán nada será mejor que se vayan a otro lado... – Vi cómo todas arrugaron la frente. ¡¿Qué?! Si solo dije la verdad... Bueno lo admito quizás las estoy echando, pero es que en verdad están ocupando puestos y no estoy de humor para lidiar con ellas.
-No, nos mires así, Zac. - Alegó la mujer de piel verde. - En realidad, estamos acá para comer. – Informó, mientras las otras chicas se reían a lo bajo por el comentario.
Si claro y yo ya quiero largarme de acá para irme a entrenar y quizás comer un poco de la comida del señor Pinni. A parte de eso quisiera ver si encuentro alguna nave para poder irme, ahora que lo pienso ellas podrían darme información para poder encontrar alguna nave barata o algo así. Todos saben que el tipo de mujeres que son ellas tienden a tener buena información de sus clientes.
-Ail, una pregunta: ¿Tendrás información acerca de naves a un precio razonable en el planeta? – Pregunté con una breve sonrisa. Ella me miró de forma analítica.
- ¿Naves? Mmm, naves, naves... – Colocó su dedo índice en su labio mientras seguía pensando. - ¡Ah, si! El bazar más grande del planeta queda a unos cuantos kilómetros de acá, ahí encontrarás lo que buscas. – Expuso con una sonrisa.
Ese lugar fue el primero al que fui el primer día que llegué a este planeta y fue el sitio donde me convertí en un criminal. A pesar de los disturbios del día de ayer doy gracias que mi antecedentes "criminalísticos" no hayan llegado hasta este lugar. Las chicas se empezaron a mirar entre sí con una sonrisa de complicidad. Arqueé una ceja ante eso, ¿Qué planean? Luego Ail puso sus codos sobre la mesa y su mentón en sus manos.
-Se donde queda un lugar que te pueda dar tal vez una nave económica si eso es lo que buscas y hasta te la puedo encontrar gratis si quieres. – Su tono de voz sonaba como si quisiera algo a cambio.
- ¿Cuánto quieres? – Pregunté de manera brusca mientras fruncía el ceño. Si le pido a Pinni que me vuelva adelantar la paga, tal vez... pueda hacer algo y cuando Faila despierte pagaré por aquello que me dio.
Ella rió a mi pregunta. – Oh, por favor, Zac. - Rodó sus grises ojos para luego volver a fijarlos en mí. - Yo no quiero dinero... ¿Porque piensas que quiero tu dinero?
Dah, es obvio siempre buscas una forma de meterme al local que trabajas. Si tan solo supiera que no tengo ni un centavo. En ese mismo instante Pinni me llamaba para llevar los platos que estaban listos, le indiqué a la mujer que me esperara un segundo y fui a donde mi jefe, tomé los platos, seguido los lleve a la mesa y atendí a unas cuantas mesas que faltaban para luego regresar con aquella chica de piel verde.
- ¿Entonces qué quieres a cambio? – Pregunté sin vacilar. Creo saber un poco que quiere... Ail en estos cuatro días me ha insistido mucho en ir con ella al local. Ella miró a sus amigas con una sonrisa. Algo se trae entre manos quizás me puedo imaginar que quiere, no se cual es su afán de llevarme a ese local...
¿Acaso está interesada en mí? Es la única opción que tengo, porque ha sido la única que se me ha insinuado demasiado entre las chicas de ese puesto pecaminoso. Bueno, aunque quizás hacerlo con una bella dama y que te consiga quizás una nave gratis debe de estar bien, pero aún así debo mantenerme sereno ante esta situación, no debo caer en la tentación. ¡No lo hagas, Zac! Entre cerre lo ojos al notar que seguía pensando lo que quería.
-No me mires así, Zac. - Regaño. - Solo te pediré que tengas una cena conmigo. – Arqueé una ceja. ¿Solo eso? Se que hay algo más, así que, le di una mirada juzgadora, y ella se dio cuenta de la expresión que rápidamente respondió. - Es solo una cita, Zac... Sin ningún truco de por medio lo juro. Solo beberemos y charlaremos, solo para conocernos. –No estoy interesado en conocerte la verdad y tampoco confío en tu supuesta cena... - Además, estoy aburrida en el local y solo quiero salir con un chico guapo y pasar la noche charlando. - Dio una sonrisa leve.
Ese cuento no me lo como, pero bueno de todos modos no pierdo nada con intentarlo.
- ¡Bien! Acepto tu supuesta cena. – Dije sin rodeos. Ella se echó a reír y me volvió a aclarar que solo cenaremos. No comenté nada al respecto y solo dije lo siguiente: – Pero espera a que acabe mi turno. – Ella afirmó con su cabeza.
Me marché a culminar mi trabajo y ahora ella estaba conversando de manera alegre con sus compañeras.
Tras culminar mis horas de trabajo por fin tuve la vía libre, salí del local y me encontré con que Ail ya me estaba esperando, me aproximé a ella y le di una sonrisa. - ¿Entonces a dónde iremos? – Pregunté. Ella me miró con una sonrisa y me tomó de la mano, seguido entrelazo los dedos con los míos, me sorprendió un poco eso, pero me dejé llevar por la situación. Solo quiero terminar esto para conseguir la nave e irme. –Espero no me estés llevando a un lugar raro, Ail. – Advertí.
-Por favor, Zac. - Dio una risa burlona. - ¡No! Te dije que cenaremos esta noche, solo iremos a un bar de por aquí cerca. – Aclaró y siguió jalando de mi mano.
Después de caminar unas cuantas cuadras llegamos al dichoso lugar. Me da mala espina esto, pero ¿Qué podría hacerme una mujer como ella? Si intenta algo como seducirme puedo quitármela de encima y ya. Jajaja, nada podría salir peor, ya tengo un cazarecompensas por ahí supuestamente buscándome y la patrulla intergaláctica persiguiéndome, lo más seguro es que hasta me multen por dejar a Jaco en el bosque abandonado. ¿Qué es lo peor que pueda pasar? Estando con una mujer como ella.
Entramos al lugar y debo admitir que era un lugar acogedor por decirlo así, un candelabro se adornaba encima de nosotros, las tonalidades de las paredes del lugar eran: entre blanco y dorado, sobre todo los adornos me indicaba que no era un bar cualquiera, era demasiado lujoso como para ser un bar de mala muerte la verdad, pero... estaba algo vacío...
- Es mi idea o ¿Al bar le falta clientela? – Preguntó mientras miraba el entorno y solo estaba el bartender limpiando vasos, el local era pequeño, pero aún así relucía el lujo: Muebles bien forrados y un estante lleno de los mejores licores.
-No, no hay nadie porque está cerrado el bar. Fui yo quien lo cerró. - Arqueé una ceja antes de que dijera lo siguiente: - Soy la dueña de este local. Así que lo cerré para poder cenar contigo. – Dijo con una sonrisa mientras se dirigía a la barra. Que considerada de su parte. Cuando me mencionó ese detalle, no pude evitar estar alerta ante alguna posibilidad de emboscada en el bar. – Ven siéntate acá, relájate. - Me indicó que me sentara en una silla alta al lado de ella. De pronto notó mi cara dudosa. - Si piensas que haré algo en tu contra ya lo hubiese hecho desde antes. – Confeso. Quizás tenga razón por los momentos me relajaré y trataré de que ella tenga su gran noche. Después de todo es parte del trato.
Me acerqué algo tímido a la barra, es un lugar demasiado elegante para estar en una pequeña localidad como esta. Ella seguía aún con aquella sonrisa de oreja a oreja.
-Bien... entonces... ¿Me podrías decir en donde puedo encontrar ese sitio que mencionas? – Me adelanté a las preguntas antes de hacer el pedido de la cena.
Ella bufea enojada como también arrugó su entrecejo e ignoró por unos momentos mi pregunta mientras pedía al bartender que trajera dos tragos y preparará lo mejor de la casa. Nuevamente fijó la mirada en mí, pero esta vez sus esferas grises miraban desde abajo hacía arriba hasta que llegó a mis ojos. – Se nota que no has ido a cenar con una chica... - Un tic nervioso apareció en mi ceja al escuchar eso, pero no dije nada al respecto. - Si no sabes, Zac, pero lo primero en una cita es preguntarle a una dama ¿Cuál es su color favorito? O algo como: ¿Qué haces en su tiempo libre? ¿Qué clase de música oyes? ¿Qué postre te gusta? Se que quieres ir al grano... No obstante, quisiera disfrutar esta noche contigo. - Agregó mientras mostraba una sonrisa ligera.
¡Si, lo siento! Quizás fue muy patán de mi parte haber iniciado de ese modo... - Lo siento Ail... Es solo que estoy nervioso. - Excuse y parte de mi lo estaba. Ella solo me respondió con un: "Tranquilo, iré a tu ritmo". Mi mirada se fija directamente a su cuerpo, trague saliva al ver de la forma en que iba vestida, no lo habia notado desde antes; su vestido es elegante: un vestido negro corto pegada a su ropa, mostrando sus piernas desnudas al aire, como también tenia unos finos tacones del mismo color que su vestido. En definitiva, se nota que fue a cambiarse antes de venir a por mi hasta sus labios rojizos relucían. Un leve sonrojo se manifestó en mis mejillas y desvié la mirada ante eso, ella notó eso e intercambio sus piernas con la intención de que mirará su acción y ¡Funciono! Mi mente estaba en blanco y mis mejillas ardían. Miré sus ojos, luego ella me mostró una sonrisa de lado. Está clara lo que hizo y sabe lo que provocó... - Eh... Ail... - Tartamudeo.
De pronto lo siguiente que diría fue interrumpido con la llegada del bartender. Di un respiro, ya que iba a decirle lo hermosa que se veía esta noche, mi corazón resonaba por todo mi cuerpo hasta que me calme lo que pude. Estaba nervioso, he tenido citas con mujeres en mi vida pasada, pero siempre actué de este modo: tan torpe y nervioso... Aquel hombre dejo dos bebidas sobre la barra, una de color roja y otra de color azul, cada una estaba adornada con un palillo y al final del palillo lo que parecia ser algo similar a una aceituna, pero esta era de color roja de hecho hasta parece más a una mini naranja que una aceituna.
– Disfruten sus bebidas. – Dijo el sujeto, dejando una jarra y una botella encima de la barra, sin más que decir, hizo una reverencia y se marchó. Ahora estábamos solos en ese local. Prácticamente era la cena romántica que ella deseaba.
Ella se levantó del asiento y tomó ambas bebidas, me indicó que tomará la jarra y botella e hice caso, como también me indicó que la siguiera. Tuve que hacer caso, hasta que nos sentamos en uno de los sillones de aquel bar, ella colocó ambas bebidas en una mesa ratona que estaba al frente del mueble. Al llegar colocó tanto la jarra como la botella sobre la mesa. Posteriormente, me pidió que me sentará a su lado, lo hice y ella de inmediato tomó una de las bebidas y empezó a tambalear el vaso una y otra vez, ya me tenía mareado de tanto que lo agitaba.
Mi faz se mostró serena al verla como tomaba aquel líquido rojo con suma delicadeza. – Tranquilo no es licor, bueno el tuyo. Porque el mío sí lo es jaja. - Ríe levemente. – Pedí que te trajeran el juego más delicioso de Banbanmango. – Expuso con una sonrisa mientras empujaba el vaso mediano al frente de mi. – Bebe con confianza, no podremos hablar si solo soy la única que bebe. Recuerda que esto es una cita. –La miré con desconfianza.
Dude en tomar aquella bebida, pero viendo que decía la verdad acerca de que no hablará hasta que absorba una gota, no tenía más opción que aceptarla. Tomé la bebida de forma dudosa, no creo que tenga veneno o algo así por el estilo, olí ligeramente la bebida como si fuese un sabueso. Dejé de pensar en aquello y absorbo el líquido poco a poco, tenía razón era delicioso.
Dejé casi a la mitad el envase. – Bien entonces dime, ¿Dónde puedo encontrar una nave? – Investigué. Ella absorbió más de su copa calmadamente y se acomodó en aquel sofá para mirarme mejor.
-Bien. Munn es el que te puede ayudar en este caso, si le pido de favor que te de una nave quizás te la dé dentro de unos días. – Aseguró. Al parecer dice la verdad. Tomé aquella bebida y seguí absorbiendo aquel líquido mientras ella seguía hablando. - ¿Por qué quieres irte del planeta?
No le puedo decir que iré a ayudar a matar al mismísimo Emperador del mal, hasta donde yo se los planetas de este universo conocen a Freezer. – Yo llegué por accidente acá y quisiera regresar a mi planeta. – Excuso, mientras le pedía más jugo, Ail tomó la jarra que estaba sobre la mesa y me sirvió con suma delicadeza y elegancia. Agarró aquel vaso pequeño para absorber su contenido, mientras ella prosiguió con la conversación.
-Ya veo, ¿Acaso tu novia te está esperando? – Puntualizó y me mostró una sonrisa pícara. Me terminé ahogando con la bebida y tomé la jarra rápidamente para apaciguar la garganta, ella se mostró asombrada al verme beber casi la mitad de la jarra. La dejé sobre la mesa y escuché la risa leve de aquella mujer por mi acción. Volví la vista en ella para mostrarle una sonrisa incómoda.
-No, no. Solamente quiero regresar a mi planeta, porque tengo algo importante que hacer. – Que de hecho ni debería estar haciendo esto en este momento.
-Ay, que mal... quería que te quedaras más tiempo o tal vez si puedas. – Dijo ella con un puchero y esperanza, depositó su copa sobre la mesa y se sirvió más de la botella.
Luego en su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, me dio una mirada de reojo, cosa que me parecía sospechosa. Mis pupilas se achican al ver eso, sentía un mal presentimiento, me levanté listo para pelear con quien viniera, pero de pronto empecé a sentir aquella sensación cuando sentía en el momento que consumí aquella condena fruta. Miré rápidamente la jarra que había bebido, ¡Claro es esa fruta! Pero... su sabor es distinto. ¿Cómo no me percaté de eso? No me importaba si tenía alcohol, pero debo admitir que fui estúpido con esto...
Una punzada en el corazón y directamente me llevó a aquel sentimiento que deteste.
– Que mal que, no podrás irte Zac. Sabes... Munn y sus hombres te están buscando, creo que te metiste con su hermanito. - Ella revolvió su copa mientras cruzaba sus piernas. - Creo que también Elec está interesado en ti... e incluso la policía intergaláctica se interesó en un mocoso como tú. - Caí al suelo, pero retuve mi caída con el mueble. Pero ¿Por qué carajos me dio el efecto tan rápido? Cuando la consumes el efecto tarda en manifestarse... - Eso me hace pensar que eres muy valioso como esperaba. Una de mis chicas me ha dicho que eres un delincuente y no solo eso, perteneces a una raza extinta. – Levanté la mirada y ella absorbía su bebida de manera tranquila mientras yo seguía sobre el suelo cayendo más y más en esa sensación. Pareciera que en algún momento me consumiría todo el oxígeno de la sala. – No creo ese cuento de que iras a otro planeta a buscar tu lindo hogar, Zac. - Cruzó la mirada conmigo. - Tu planeta fue destruido hace años. Además, Elec ofrecerá una gran suma de dinero si te entregó directamente. - Debí suponerlo, maldita mujer... - Al principio que te vi fue solamente porque tenía interés en hacer algo contigo y tal vez sacarte algo de dinero. Pero luego de ver que piden una recompensa por tu captura no podía dejar pasar esta gran oportunidad. - Se levantó del asiento para mirarme desde arriba. - Es una lastima para ti, pero una fortuna para mí. – Dijo con una risa leve. Me observó por unos segundos e hizo un puchero. - ¡Ay, pero qué lamentables te ves! – Se agacho a mi nivel.
Solamente estaba jadeando y sentía mi cuerpo calentarse. Me volví a confiar de la situación, debí hacerle caso a mi instinto...
- ¿Qu-Qué carajos...uff me distes...? – Pregunté con algo de dificultad, se que es la fruta, pero algo más había en ella. No puede actuar tan rápido...
Mi corazón no dejaba de latir. No puedo ni disponerme a luchar o algo así, solo estoy ahí tirado como si mis piernas no se movieran o no me hicieran caso. Ella me mostró una sonrisa maliciosa, pero al instante en vez de ver a Ail veía a Haru delante de mí. Parpadeó y ahora es Faila en su forma adulta mostrándome una gran sonrisa. Agitó mi cabeza y nuevamente vuelve a ser Ail. ¡¿Qué carajos fue eso?! ¿Un cambiaformas? O ¿Es la condenada fruta que me hace imaginar cosas?
-Ay, Perdoname Zac. – Bufeo con lamentó por mi estado. - Pero acabo de darte una bebida que estimula tus sentidos primitivos, de hecho esta es la mejor versión que tenemos en nuestro local, para clientes "especiales". – Toma mis mejillas y me obliga a mirarla, me encontré con el rostro de Haru, pero en ella había una sonrisa, una sonrisa de satisfacción y risas por parte de ella.
-¿Por... qué haces esto... Haru...? - Ya no distinguía entre la realidad y la ficción, no se si sea un cambia formas o sea efecto de la fruta, pero caí en ese juego psicológico.
-¿Haru? - Ella arqueó una ceja confundida y después el bombillo del saber se encendió encima de ella. - ¡Ah! Ya veo... así que si tenías a alguien especial en tu vida. - De pronto en su ceja izquierda salió un tic nervioso al oír el nombre de mi guardiana. - Y-Ya veo eres esa clase de hombre... que tiene muchas mujeres. - Se molestó y forzó una sonrisa. - Pero eso no importa. - Su sonrisa sádica volvió, se aproximó a mi oreja derecha y susurro lo siguiente: - Quizás te olvides de esas personas cuando te entregue. ¿Quién sabe qué harán contigo? ¿Un guerrero que solo sirva para matar? la verdad es que ni me importa que te pase después de esto, Zac.
¿A que se refiere? ¿Planea hacer que me conviertan en una clase de Bio-guerrero...?
-No... te saldrás uff... huff... con la tuya, Ail. – Arrugue el entrecejo, aún había un poco de cordura, a pesar de que la fruta me torturaba mostrándome a esas dos personas en esa mujer...
– Ay, querido... ¿Qué crees? Ya lo hice. – Fruncí el ceño ante aquella respuesta. - Eres un buen chico, Zac. – Dijo mientras me acariciaba la mejilla. – Quizás en otras circunstancias me hubiese alejado de esta vida que tengo y me hubiese enamorado de ti, pero fuiste demasiado ingenuo, solo por creer que una mujer frágil no te haría algo. Te dejaste llevar muy fácilmente con ese cuento de una "cita ideal". Eres muy tonto. – Se burló. Aunque odie admitirlo si me confie de que era solo una cena, solo estaba cegado con la idea de encontrar una forma de irme, pero ahora quizás salga de la forma que no me gustaría salir de aquí.
Que imbécil soy, cómo pude caer en una trampa así, solo por buscar una nave... De pronto sentí un golpe en mi mentón que me hizo caer boca arriba al suelo, era ella quien me había pateado, se sentó en mi regazo, impidiendo que pueda levantarme o moverme. Intento quitarla, pero toda mi fuerza se había desvanecido, la miré con rabia, pero ella solo seguía dándome comentarios burlones, literalmente aquella mujer me estaba humillando y no podía hacer nada al respecto.
-Nunca debiste recharme. – Aclaró calmadamente, pero después frunce el ceño. - ¡A mí nadie me rechaza, desgraciado! – Ruge aquella loca mujer. Jala mis cabellos hacia atrás, luego acercó su rostro al mío. Su faz cambió al de Faila y después al de Haru. Ella acaricia mi pecho y luego posiciona sus manos sobre mi cuello para presionarlo con fuerza.
-Gagnn. – Ella seguía apretando mi cuello, pero de pronto se detiene y acerca sus labios a los míos. Esta mujer está realmente desquiciada...
– Sin embargo, me agradas Zac, eres el tipo de hombre que me gusta. Me hubiera gustado estar contigo. A pesar de que te gusten otras personas... – Susurró cerca de mis labios mientras seguía con sus caricias por mi cuerpo.
-N-Ni loco... estuviera... contigo... uff... - Ella hizo una risita e incluso le molestó el comentario. - Eres... - Iba a concretar la frase, pero el rostro de Haru volvió con una sonrisa, no puede aguantar más y culminó con la separación de los labios. La pelinaranja rió levemente entre el beso, me levanté sin despegarla de mi regazo, seguido ella enrollo sus brazos sobre mi cuello para profundizar el beso. Haru paseó sus manos por mi cuerpo e hice lo mismo. Despegué los labios de los suyos y volvió a ser Ail. Desvié la mirada con un intento de controlarme, pero ella insistió en seguir el beso y terminó correspondiendo el beso a mi guardiana. ¿Por qué estoy haciendo esto con ellas? ¿Por qué no puedo detenerme? Las imágenes cambiaban una y otra vez pareciera como si intercambiara besos con tres mujeres, pero tenía la sensación que era la misma persona...
No pude evitar dejar de mover mis manos alrededor de su cuerpo y en un acto rápido despegue mis labios de los suyos con desesperó miré a todos lados en busca de una forma de salir de ese círculo vicioso. Si continuó perderé la poca cordura que me queda, ya es una tortura que mi mente me mustre a Haru y a Faila a la vez, me siento confundido... mis emociones están confundidas como mi mente...
De manera torpe intenté apartar a Ail de mi regazo, pero era imposible. Puedo quitarla, pero una parte de mi quería seguir con este juego.
-Por lo visto estás sufriendo con los efectos de la fruta Grun. Tranquilo si lo hacemos de seguro se pasará. – Comentó mientras me tomó una mano y la colocó en su cintura y como si fuera de manera automática empecé a acariciarla de arriba abajo. Ya había perdido la poca cordura que me quedaba, ya no me importaba las imágenes que me mostraban de aquellas dos mujeres, ahora solo seguía mis instintos.
Tome las riendas y ella empezó a gemir como también a jadear de manera apresurada, mientras besaba su cuello y seguido sus labios. Estaba desesperado acariciando cada rincón de su cuerpo como también besándola. Solo quiero mas de ella y quiero saciarme...
De un momento a otro ya nos encontrábamos sin vestimenta alguna y ahora era ella la que estaba debajo de mi. Dude por unos instantes seguir con el acto, al ver que la imagen cambió a Haru. Ella se percata de eso y da sus intentos por volverme a poner en marcha, y no podía resistirme a eso, Haru acariciaba mi rostro de manera tierna y me besaba ya había perdido la noción del tiempo y mi corazón resonaba a mil por horas al estar con esa mujer.
Empezó a deslizar su mano por mis hombros, bajó hasta mis manos y en un movimiento rápido los poso en sus blandos senos, quité las manos, pero ella seguía insistiendo. Enrolla sus manos en mi cuello y me jala hacía ella.
-Cariño no dudes...de lo que hacemos... quiero que lo hagas ya... ¡Vamos! - Ordenó. Nunca imaginé que Haru dijera algo así... Y como si fuera un sí, bese sus labios, profundizando aún más y luego de ahí realice un camino hasta su pecho. Ella quería que culminará el acto, iba a cumplir la petición, pero ella paró un poco.
-Aguanta... primero quisiera que te protejas... - Se apresuró.
Empezó a explicar que no quería perder su trabajo solo por el hecho de tener un fruto de este encuentro. Me mostré extrañado ante el actuar de la pelinaranja, la verdad es que ni entendía qué era lo que decía, pero solo me dejaba llevar con lo que ella me hacía y decía. Así que, después de eso, ella prosiguió a decir y pedir que culminará con el acto. Sin más, cumplo con la petición de aquella mujer de cabellos naranjas que me tenía a su mercé. Entre jadeos y embestidas ella seguía hablando, no le prestaba mucha atención.
No se si es real o falso, pero lo único que me movía era el hecho de que quería satisfacer mi cuerpo y que la persona quien estaba a mi lado era a la que quería, solo eso...
¡Y me estaba volviendo loco!
Luego de aquella alocada noche de Zac solo cayó rendido en el sofá de ese lugar que solo lo cubría la sábana de la cual ni sabe de dónde había salido, sintió como un peso impidió que su pecho se levantase y bajo la mirada, ahí estaba ella. La chica que lo engaño y que en algunos momentos lo vendería a los hermanos Heata.
¿No era Haru? ¿Entonces lo soñé? Se preguntó el chico al ver el rostro de la mujer sobre su pecho desnudo.
Al parecer el efecto había pasado un poco, pero aún se sentía mareado. Sin más aquel chico decidió salir del lugar, apartó con sumo cuidado a la mujer que dormía en su pecho, y busco las vestimentas que había lanzado al suelo. No quiso alargar más el momento, la mujer podría despertar en cualquier momento y aquel mareo no se iba, sentía que si se quedaba se rendiría ante las peticiones de esa mujer nuevamente. No podía permitirse eso, así que, salió del local apresuradamente y camino directo al bosque.
-Maldita sea... uff... ¿Cómo... es que volví a caer en algo así? – Seguía caminando rumbo a aquel bosque. Necesitó que Faila vuelva enseguida. Siento como si hubiese bebido como un desgraciado hasta caer rendido por el licor. - Siento... como si fuera... la peor... puta resaca de mi vida... - Expuse mientras me tambaleaba, mi vista se desvanecía y volvía. Me llevé la mano a mi cabeza mientras caminaba sin rumbo. Hasta que al fin llegué a un lugar, caí al suelo por el dolor de cabeza que tenía, subí mi cabeza y tenía de frente el local del señor Pinni. Me recosté en la puerta de ese local y observé en dirección al bosque, debo irme de aquí.
Seguido sentí como la puerta se deslizó a un lado y caí de espaldas al suelo, lo primero que vi fue al señor Pinni con un cartel debajo de su axila, este me arqueó una ceja extrañado al verme.
- ¿Zac? ¿No estabas con Ail? – Ni me preguntes sobre eso, ni quiero recordar la estupidez que hice... Pinni me ayuda a sentarme sobre el suelo, seguido tocó mi frente. – Tienes fiebre muchacho, ven entremos. – Se inquietó y de inmediato me ayudó a levantarme del suelo para luego sentarme en una de las sillas del local. Observó el suelo con desdén mientras miraba de reojo como Pinni buscaba algunas cosas en la cocina, luego volvió con un vaso que contenía un líquido amarillo. – Toma esto. Esos son los síntomas de la fruta Grun. ¿Acaso la comiste? – Yo negué de inmediato. - Entonces Ail te hizo tomarla. Pensé que le gustabas, pero al parecer tuvo otras intenciones contigo... – Reveló con el ceño fruncido. Tomé aquel vaso y lo bebí de manera apresurada hasta no dejar ni una gota, era amarga tosí varias veces y el dolor como mareo se desvanecieron.
-Gracias... – Susurró.
-Muchacho, creo que deberías irte pronto de este planeta. Si Ail se enteró de que te buscan... – Aclaró. ¿Cómo es que lo sabía? Este siguió hablando al notar mi mirada confundida ante su comentario. – El grupo de los Kanwis te está buscando... - Confiesa de manera serena. - No creí que un chico como tú estaba metido en un gran asunto con la mafia del planeta, te recomiendo que te marches esos rufianes no se cansarán hasta acabar contigo.
Golpeó la mesa junto al vaso que tenía en mano y estos dos se rompieron. El señor Pinni se encontró asombrado, pero no dijo nada sobre su mesa rota. - Lo siento señor Pinni si esta cerca de mi solo provocare más problemas y usted ha sido muy amable conmigo. - Desvié la mirada mientras me levantaba de la silla. No puedo meterlo en esto... es algo que yo mismo provoqué.
– Entiendo. Toma esto. - Me entregó una bolsa mediana, puedo insinuar que es dinero al oír las barras chocar entre sí. Mi cara mostró asombro ante la amabilidad de aquel hombre que hasta quería abrazarlo por aquello. - Reuní este dinero para visitar a mi hijo, pero es momento de que él me visite...
Al decir eso, quedé desconcertado y de inmediato le devolví el dinero. -Señor Pinni, estos son sus ahorros. No puede darle esto a un extraño como yo, ni siquiera me conoce como para ayudarme... – Declaré, él seguía insistiendo en darme la bolsa.
-Muchacho... tú la necesitas mas que yo. Además, es mejor que mi hijo venga a visitar a su viejo. – Confesó. No pude evitar que se me cristalizaran los ojos, apreté levemente la pequeña bolsa con las varas de metal.
-Gracias... - Le dije y me levanté de aquella silla para retirarme, la verdad es que no quería meter en problemas a ese buen hombre. Cerré la puerta deslizándola y escuché sus palabras por última vez.
-Cuídate mucho hijo...
Culminé por cerrar la puerta e hice un suspiró mientras miraba aquel cielo azulado y amarillo.
Corrí hasta el bosque, para refrescar mi mente. Al llegar lo primero que hice fue pegar un grito al aire, estaba muy estresado. Empecé a golpear aquellos árboles sin parar quería descargar mi irá en algo. Me sentía frustrado, confundido, no era porque lo haya hecho sin razón alguna, si no el hecho de ser engañado por mi estupidez y sobre todo ver el rostro de ellas dos... Haru ni sabe que quizás sienta algo por ella, solo quería llevar la cosas bien con ella. Ni sabe quien soy realmente, me siento desagradable al ver la imaginado en esa mujer. ¿Cómo es que pienso en eso? ¡Peor aún! ¿Cómo es que se me pasó por la cabeza el rostro de mi guardiana? Me encuentro más confundido, mis emociones estaban revueltas, ¡¿Cómo las veré al rostro?! ¡¿Cómo es que actuare de manera tranquila con ellas después de eso?! Quizás hasta se alejen de mí si se llegasen a enterar. Golpeó fuertemente un tronco y se destruyó en el proceso.
- ¡AAHH! ¡MALDITA SEA! ¡CARAJOS! – Gritaba mientras golpeaba al azar aquellos pobres árboles.
- ¡¿Pero qué carajos haces?! ¿Por qué cuando despierto lo primero que encuentro es a mi usuario destruyendo medio bosque? ¿Qué te pasó? – Me congele al oír su voz y la miró de reojo para luego desviar la vista. ¡Está aquí! Recordé la imagen de cómo la besaba apasionadamente, borra esa imagen de tu cabeza Zac... - ¿Por qué destruyes la zona? ¿Acaso te volviste loco? ¿Zac? – Llamó al notar que ni me atrevía a mirarla. Luego culminó lanzando un gran rayo de energía a varios árboles provocando que algunos se prendieron en fuego. - ¡¿PERO DEJA DE DESTRUIR COSAS?! – Grita Faila.
Me detuve para tomar aire, me sentía más tranquilo, fragmentos de lo que hice volvieron a mi mente, pero lo ignoré.
- ¿Qué te sucede, Zac? Nunca te he visto así. – Cuestionó, y finalmente crucé la mirada con ella. Le tuve que comentar todo lo que me pasó en su ausencia quizás omitiendo el hecho que consumí una especie de droga que me hizo ¡Imaginarla a ella y a Haru mientras lo hacía con otra mujer! Debo quitarme esa idea de la cabeza que podría estar con Faila o Haru. También le comenté el hecho de que un mercenario casi me terminaba matando, pero que al final pude convencerlo de dejarme ir, cosa que no se creyó, pero aún así me siguió la corriente.
-Wuao... Te han ocurrido muchas cosas en mi ausencia. – Se cruzó de brazos. Ni que lo digas. Empiezo a creer que su suerte también surte efecto en mí, la desgracia me sigue cuando Faila no está cerca. Baje la mirada levemente al notar que ella posó la mirada en mi. - Estas actuando raro... ¿Acaso pasó algo más? - Investigó la guardiana con una ceja arqueada.
-Pero ¿Qué dices, Faila? - Rei nervioso ante su mirada analítica. Definitivamente me llevaré esto a la tumba. Decidí cambiar de tema: - Debemos salir de acá Faila. ¿Sabrás cuánto tiempo le faltan a Bulma y los demás para llegar a Namek?
– Pues... creo que les faltan diez días. – Dijo ella mirando una ventana que acaba de abrir para verificar la información.
-Bien todavía hay tiempo, aún no puedo usar la teletransportación. – Me revolví los cabellos, si es que eso se podría hacer, siempre se mantenía en su lugar.
-Ya en serio, Zac. ¿Qué te pasó? Has estado evitando verme desde hace rato. - Volvió a investigar.
- Es tu imaginación, Faila. - Tartamudeo. - ¡Mira! Necesitó que lleves esto a un lugar llamado, "QuanKan". Al entrar verás una cocina, deja esto sobre la mesa de la cocina. – Pedí. Ella gruñó levemente y tomó la bolsa. Se que el señor Pinni me entregó esa bolsa de dinero con la mejores intenciones del mundo, pero no puedo llevarme el dinero así y ya... Faila se metió a su portal y después de un minuto volvió, pero qué eficiencia. - ¡Bien! ¡Vamos por Jaco! - Comunicó una vez Faila estaba a mi lado.
Me costará ver a Faila de manera normal... solo trataré de olvidar esto.
Aún podía sentir el ki de aquel patrullero como pensaba Jaco no ha salido del bosque. Emprendí vuelo junto a Faila para ir a buscar a Jaco. Entramos al bosque y donde se supone lo había dejado no estaba, luego noté que al parecer había sido arrastrado por algo, de inmediato abrí los ojos de la impresión y preocupación. Empecé a seguir el rastro que había dejado cuando fue arrastrado hasta que por fin lo encontré no pude evitar reírme y Faila también se echó a reír, con eso los malos momentos se fueron de mi cabeza por unos instantes.
-Ja, ja, ja, que gracioso. – Fingió una risa el patrullero. - ¿Me podrían desatar por favor? – Dijo en un tono amargado. Él estaba siendo cuidado por lo que parece ser una madre junto a sus crias tenia apariencia de perro, orejas caídas, su pelaje era negro con rayas blancas, patas traseras con pezuñas y por delante como las de un perro. Pero al parecer eran inofensivos. Jaco era lamido como si fuera parte de sus crías, prácticamente lo había adoptado.
-Veo que te están dando tu baño matutino. – Me burlé. Jaco arrugó la frente mientras seguía siendo lamido por la madre de las crías. Pensé que ya se había desatado aquellas lianas, pero al parecer no pudo. – Ven, nos vamos. - Lo arrebate de su madre adoptiva y me lo llevé, la madre solo atinó a aullar, pero no hizo nada para detenerme. Jaco hizo algunos sonidos raros, cosa que me extraño al parecer también se encariño con su madre adoptiva y escuchamos el aullido de aquella madre. De pronto se dio cuenta que estaba siendo colgado por mi espalda.
- ¡Hey! ¡¿Pero qué haces?! Primero: no pagas una cuenta y agredes a personas, segundo: engañas a un patrullero galáctico y ahora lo estás raptando en contra su voluntad. – Reclamó Jaco.
-Te puedo dejar con tu madre sustituta si aún lo deseas. – Aclaró. Él solo se quedó en silencio. - Primero: ya pagué la cuenta.
-Mmuujum, si claro y ya te creí... - Murmuró.
No le presté atención a su comentario y proseguí con mi declaración: - Segundo: Solo necesito un piloto y tú eres el indicado para esa tarea.
- ¡¿Pero qué dices?! ¡¿Acaso no te das cuenta de lo que hablas?! - Ruge mientras no deja de moverse sobre mi espalda. - Yo jamás llevaría a un delincuente en mi preciada nave. Así que, buscate a otro. – Este hizo un bufido y desvió la mirada con un: "Hump". Lo miré de reojo, posteriormente lo dejé caer al suelo de manera brusca, él subió la mirada y rápidamente se sobresaltó por la serenidad en que se encontraba mi rostro. No estoy para juegos y Jaco me estaba sacando los tapones con sus comentarios. Sin embargo, él no tiene la culpa, así que, trataré de tratarlo lo mejor posible sin darle importancia a sus comentarios.
-Solo necesitó que me lleves al planeta Namekusei. – Expliqué mientras me agachaba a su nivel. Forcé una sonrisa, cosa que hizo que Jaco se arrastrará algunos pasos lejos de mi. ¿Tan mal me vi sonriendo?
- ¿P-Por qué irías a ese sitio...? – Fruncí el ceño, acto seguido golpeó la roca que estaba detrás de él y esta se derrumbó en el proceso. - ¡AAHHHKYYAAAH! - Este mismo chillo por el miedo al ver cómo se rompió en mil pedazos la roca. E-Ese sujeto es capaz de matarme si me niego. Meditó con nervios el patrullero intergaláctico. –¡Bien! ¡Perfecto ya entendí! No hay problema. Yo, el gran Jaco, me encargaré de llevarte con gusto. – Este me dio una sonrisa mientras sudaba de los nervios. Le devolví la sonrisa, seguido Jaco rio nervioso al verme sonreír. Ya en serio, ¿Mi sonrisa en este momento es tan mala?
-¿En serio, Zac? No pudiste hablar tranquilamente, asustaste al pobre con esa sonrisa siniestra. - Susurró en mi oreja Faila. No di ningún comentario y preferí emprender camino con Jaco arrastrado al suelo.
Me indicó que había dejado la nave unos cuantos metros de donde me encontró. - Use la mejor tecnología de nuestro cuartel para ocultarla, ¡Así rufianes como tú no podrán robarla! - Volteé a mirarlo con una cara de pocos amigos y este se agitó. - Bueno en este caso no lo eres, jajaja. - Será mejor que me calle o terminará matandome. Pensó el patrullero.
Asimismo, llegamos a la nave, Jaco dijo una palabra y esta apareció de la nada, Ya veo porque no encontraba la nave se camufla con el entorno. Hice que Jaco entrará a la nave, ya que seguía atado.
Cuando estuve a punto de adentrarme, sentí un gran golpe en mi mejilla izquierda que me apartó de la nave y me mandó a volar hacía los árboles de la zona, rompiendo algunos en el proceso. Detuve mi caída con mis piernas y manos. ¿Qué habrá sido eso? No sentí ninguna presencia...
- ¡ZAC! – Escuchó el gritó de Faila.
Con la preocupación de que le hubiesen hecho algo a mi guardiana, emprendí vuelo nuevamente hacía la nave de Jaco. Pare en seco, ya que, me encontré cara a cara con Faila, ella estaba muy preocupada e inicio verificando mi estado. No me preocupaban las heridas o rasguños que me causó la caída, me preocupaba el hecho de quién me golpeó, busqué con la mirada mientras Faila seguía hablándome.
Mi cuerpo vibró en señal de peligro y de manera inmediata di un salto hacía adelante, Faila se mostró sorprendida ante mi actuar. Cuando volteé me encontré con ese sujeto, sabía que él vendría en algún punto, pero no lo esperaba tan pronto. Sonreí levemente al ver como este dio vueltas a su bastón para luego mostrar una postura de pelea.
-Veo que no eres cualquier sujeto. - Expuso, y me mostró una sonrisa.
-No pensé verte pronto... - Dije en voz alta y este no tuvo reacción alguna, solo noté como su sonrisa se elevo un poco más.
-¡Espero estés listo! - Informó.
-Zac, ese sujeto es...
-Lo se... - Me adelante a lo que diría Faila. - Se quien es Faila... - Murmuré.
No puedo evitar sonreír de felicidad al verlo frente a mi. Sé lo fuerte que es y eso es lo que me motiva aún más. No esperaba que viniese, el mismísimo élite de la patrulla intergaláctica: Merus al fin había llegado.
Este día ¿No podía ponerse peor...?
