En la cocina, una aura tranquilizadora envolvió a todos los presentes. Albus cerró el libro y un alarido se escuchó proveniente de James, quien había permanecido en silencio en libro.

Remus no soltó la mano de Sirius, mientras este último lo miraba con amor, un sentimiento que había sido arrebatado de él en el pasado pero que ahora volvía a sentir con quien estaba a su lado.

"Entonces, está decidido. Debemos reorganizar la boda", declaró Albus mientras tomaba el libro en sus manos. Tanto Remus como Sirius asintieron en acuerdo, comprometidos con seguir adelante juntos y con renovada determinación.

Sirius y Remus salieron afuera, y en un momento de inspiración, Remus compartió una idea con Sirius, quien estuvo de acuerdo de inmediato.

Con la ayuda de Sirius, Remus subió a la imponente estatua alta del pueblo colorido, llamando la atención de todos los presentes con su presencia inusual en un lugar tan emblemático.

"¡Oigan! ¡Tenemos algo que hacer! ¡Debemos planear una boda, pero allá arriba!" exclamó Remus enérgicamente, captando la atención de la multitud que se sorprendió y emocionó ante la propuesta de celebrar un evento tan especial en un lugar tan simbólico.

Remus se bajó de la estatua y observó con una sonrisa cómo unas cuantas mujeres se llevaban a Sirius para preparar al novio para el gran día de la boda. Mientras caminaba, fue detenido en seco por Lily, quien le dijo que no podía casarse luciendo su traje de esa manera.

Lily, con su encanto y elegancia característicos, llamó a unas arañas que se presentaron con gracia y comenzaron a tejer con sus telarañas sobre los brazos y piernas de Remus, cosiendo el traje con una habilidad y cariño únicos.

El ambiente se llenó de una atmósfera mágica y especial, mientras las arañas tejían con destreza y delicadeza, transformando el traje de Remus en una obra de arte elegante y única.

Para cerrar los arreglos, Hocicos le entregó a Remus un ramo de rosas azules y blancas, un gesto de amor y respeto que Remus apreció profundamente. El ramo reflejaba la singularidad y la belleza de este día tan especial.

Todos a su alrededor de repente se apartaron para dejar pasar al nuevo novio, y Remus volvió la mirada hacia donde habían llevado a Sirius. Lo contempló con gracia y cariño, observando cómo su amado parecía renacer, transformado en un hombre nuevo en este día tan significativo.

La escena estaba impregnada de emociones y significado, mientras Remus se preparaba para unirse en matrimonio con un Sirius renovado y radiante.

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Por otro lado, Narcissa ya estaba casada con Lord Lucius Malfoy, y su matrimonio no podía ser otra cosa que triste y gris.

Se encontraban en el gran comedor, su marido no dejaba de hablar mientras movía con gracia su copa de vino mientras se jactaba.

Alguien gritó y hubo caos. Los muertos iban y venían, confundidos y sorprendidos de que la gente actuara así.

Alguien gritó y hubo caos. Los muertos iban y venían, confundidos y sorprendidos de que la gente actuara así.

Cignus y Druella caminaron con pasos apresurados hacia las escaleras, tratando de lidiar con la inesperada multitud en la fiesta.

"¿Quién invitó a toda esta gente?", preguntó Druella con desagrado, visiblemente molesta por la situación fuera de control.

"Si mi padre viera esto, se revolcaría en su tumba", expresó Cignus con nerviosismo, sintiendo la presión de la responsabilidad que recaía sobre él en ese momento.

Ambos giraron la vista hacia el retrato de Pollux Black, buscando consuelo en la presencia de la figura patriarcal de la familia. Sin embargo, algo llamó su atención al lado del retrato; era Pollux Black y su esposa Irma muertos y sus cadáveres juntos, quienes parecían observar la escena con una expresión de desconcierto en sus rostros pintados.

"¡Cignus, tráeme más vino!", ordenó su padre, sacando a la pareja de su aturdimiento y obligándolos a actuar rápidamente.

Druella y Cignus salieron corriendo por los pasillos, con el grito del anterior patriarca aún resonando en sus oídos. La tensión en la mansión Black era palpable, mientras intentaban cumplir con las demandas del patriarca en medio de la confusión y el caos que reinaba en la fiesta.

Alguien grito: "Ultima noticias ¡Nos invaden los muertos!"

Después de un momento de sorpresa y confusión, la mansión se sumió en un silencio reconfortante cuando un niño reconoció a su abuelo entre los muertos y se abrazaron con ternura. Otros muertos reunidos con sus familiares vivos se abrazaban, se daban la mano y se sonreían mutuamente, restaurando la armonía entre los mundos.

Incluso Albus, movido por la emoción del reencuentro, subió las escaleras en busca de una figura del pasado que aún resonaba en su corazón. Finalmente, lo encontró entre la multitud de muertos.

"¡Amorcito mío, cielito", intentó hablar Albus, pero recibió golpes de un bastón por parte del otro anciano.

"¡Atrás, no me vayas a matar del susto! Vulgar", reprochó el viejito con desconfianza, reflejando su temperamento.

"Gellert", pronunció Albus con asombro y afecto, deteniendo los golpes al reconocer la voz de su antiguo compañero y amigo.

"¿Albus, eres tú?... Oh, habías fallecido hace quince años", expresó Gellert con un tono de sorpresa e incredulidad, recordando el pasado compartido.

"Y aún así, querido, no te he olvidado", afirmó Albus con amor y nostalgia, revelando la profundidad de sus sentimientos hacia Gellert, a pesar del paso del tiempo y las circunstancias que los habían separado.

Por otro lado en la Iglesia del pueblo, el Pastor Salazar salió con su escopeta y un farol para iluminar el camino, viendo toda esa gente, la mayoría estában muertos, iban hacia su iglesia.

"Salgan de aquí, o en el nombre del Señor…" Pero fue interrumpido por algunos cuando pasaban "Buenas noches", "tenga respeto" o algunos pedian "¡Silencio!" que lo hicieron callar.

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Después de un rato comenzó la boda, muchos de los invitados estaban sentados, Remus estaba de pie junto a Albus, quien ya había terminado de preparar el veneno. "Chico, disfruta está noche no te pongas nervioso por lo que sucederá después", le dijo Albus mientras le entregaba su ramo de rosas, el cual Remus tomó con ambas manos, apreciándolo mucho.

De repente se escuchó la melodía en uno de los pianos y todos los invitados miraron hacia la puerta con la fascinación de la belleza de Sirius esa noche.

Sirius, cuando estuvo al lado de Remus, lo apreció con sus ojos grises, dándose cuenta de que ese era el momento más esperado por él, por Remus y por su Unión.

¡Por supuesto! Voy a dar vida a los diálogos de forma más detallada:

Albus extendió la copa hacia el lado de Remus con un gesto solemne, esperando que los novios recitaran sus votos con el corazón lleno de amor y promesas. Remus tomó la copa entre sus manos temblorosas, sus ojos fijos en los de Sirius, y comenzó a recitar con una voz firme y llena de emoción.

"Con esta mano, levantaré tus penas. Tu copa nunca estará vacía, porque seré tu vino. Con esta vela, iluminaré tu camino en la oscuridad. Con este anillo, te pido que seas mío", declamó Remus con una solemnidad que llenaba la sala de un aura mágica y conmovedora.

Llegó el momento de Sirius, cuyos ojos reflejaban una mezcla de nerviosismo y determinación. Miraba de reojo la botella con la etiqueta de una calavera, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Remus percibió su inquietud y le susurró palabras de aliento, transmitiéndole calma y confianza.

"Con esta vela, iluminaré tu camino en la oscuridad. Con este anillo, te pido que seas mío. Con esta sal, prometo cuidarte, por toda la eternidad", pronunció Sirius finalmente, con la mirada fija en Remus, sellando así sus votos de amor eterno y compromiso inquebrantable.

La tensión en la sala se palpaba después de que Remus tomara un trago del contenido de la copa con una expresión de sorpresa y malestar en su rostro. Un sabor amargo y desagradable se apoderó de su boca, quemando su garganta y haciendo que su estómago se retorciera en náuseas.

Con esfuerzo, Remus logró contener las ganas de vomitar, aunque su cuerpo se sentía débil y enfermo por dentro. Dejó caer la copa sobre la mesa con un tintineo ominoso y se llevó una mano temblorosa al estómago, sintiéndose mareado y desconcertado por lo que acababa de experimentar.

En medio de su malestar, unas manos cálidas se posaron en su cuerpo, sosteniéndolo con firmeza para evitar que cayera al suelo. Remus levantó la mirada y se encontró con la mirada preocupada de Sirius, cuyos ojos grises reflejaban una mezcla de confusión y angustia ante la repentina indisposición de su amado.

En medio de la extraña y perturbadora escena, Sirius contempló a Remus con sorpresa al notar que su piel había adquirido un tono azulado, similar al suyo pero con un matiz peculiar. Sus ojos encontraron a Remus con ojeras marcadas y una expresión inexpresiva, así como si estuviera en un estado de no vida, igual que él.

Mientras tanto, Albus observaba la escena con una fascinación, como si no pudiera creer lo que acababa de pasar.

Lucius miró a su alrededor con desesperación y ansiedad viendo cómo lucían esas personas, teniendo también un aire maligno en su ser. Narcissa por otro lado giró para mirar hacia adelante y sus ojos presenciaron con sorpresa y horror a Remus que era tan diferente y desconocido.

Pero Lucius se sorprendió al ver a su ex marido y Sirius le dio la misma mirada.

"¿Tú?" pronunció Sirius desconcertado.

"Sirius, la última vez que te dejé, estabas..." pero se quedó a mitad de frase cuando Sirius la termino.

"Muerto..." completó Sirius y muchos exclamaron sorprendidos y muchos otros le lanzaron miradas de odio.

Remus tomó la mano de Sirius y lo colocó detrás de él, dándole una forma de protegerlo de ese tipo: "Narcissa ven" le pidio Remus con súplica en sus ojos.

"¡Remus!" Ella trató de ir hacia él pero fue abruptamente detenida para quedarse en su lugar.

"Oye, déjala ahora mismo" exigió Remus, incorporandose y dirigiéndose hacia ellos para detener a ese hombre por una vez.

"¡No, ella es mi esposa! Y si la quieres, tendré que derrotarte", le aseguró Lucius mirándolo con odio y Remus le correspondió. De pronto Lucius empujó a Narcissa, quien casi cae al suelo pero fue detenida por Sirius, quien observó con horror como El hombre sacó una espada de uno de los muertos y enfrentó a Remus.

Comenzó una pelea en la que Alice, en lugar de darle uno de los cuchillos que su compañero tenía por todo el cuerpo, le arrojó un tenedor. Remus esquivó la espada de Lucius con agilidad mientras escapaba por la iglesia.

En muchas ocasiones tuvo que esconderse debajo de los asientos de la iglesia para que la espada no lo golpeara pero en un mal movimiento fue acorralado y Remus estaba esperando la puñalada de la espada en su pecho pero algo se interpuso.

Muchos exclamaron en respuesta, Remus casi también, miró sorprendido a Sirius que estaba adelante de él y miraba a Lucius con desprecio mientras sacaba la espada de su vientre y la apuntaba a ese hombre.

"Sal de aquí" espetó Sirius mientras observaba como Lucius se recuperaba de su shock y miraba maliciosamente a Sirius.

"Claro me iré, pero antes brindemos" Declaró Lucius mientras caminaba hacia la mesa donde estaban la botella y el vaso, se sirvió un poco, ignorando la etiqueta de la calavera y dijo: "Por Sirius, siempre el padrino pero nunca el novio" y luego se lo bebió.

Sirius se sintió herido pero antes de mirar hacia abajo, alguien tomó suavemente su mano y lo miró. Era Remus quien lo miraba con cariño y él le correspondía.

Lucius terminó bebiendo ese veneno, terminando como los demás, muerto y por eso todos lo llevaron a la tierra de los muertos.

Narcissa miró todo muy sorprendida y cansada, todo lo que había pasado era agotador para ella, y observó a los esposos caminar hacia la salida tomados de la mano y desapareciendo en un destello de miles de mariposas que los rodeaban y se elevaban en el cielo para irse y Narcissa sonrió pequeño y luego abandonó ese lugar.

Fin.