Hola hermosas, espero que estén teniendo un excelente fin de semana, muchas gracias por continuar con esta historia.

Les recuerdo que NO es para menores de edad, ni para personas sensibles al tema adulto, los personajes no son de mi propiedad, sin embargo la historia completa me pertenece, lo hago sin fines de lucro, simplemente por diversión.

Gracias por su Comprensión.

SEPARADOS POR LA SANGRE

Fragmentos de amor

"Los fragmentos: Los fragmentos son pedazos de algo que se rompe, son residuos que a veces pueden quedar en nuestro corazón después de haber sido roto y que con el tiempo pueden borrarse o tal vez volver a unirse".

VEINTICUATRO

Habían pasado los días y ni Anthony, ni Albert, habían querido o tenido la oportunidad de hablar con Candy, su relación seguía ahí, en silencio, discreta, siendo solo pocos los testigos de aquella relación que lastimaba en silencio la llaga formada por aquel vinculo de sangre.

-Buenos días. – Dijo Candy con una sonrisa a su deslumbrante Anthony, quien como cada mañana se alistaba para ir a trabajar. Anthony sonrió verdaderamente feliz de volver a ver a su adorada pecosa aunque fuera unos momentos. Había salido muy temprano los últimos días y regresado algo tarde, y esa era la razón por la cual no se habían visto tan frecuente como ellos lo deseaban.

-Buenos días princesa. – Le dijo Anthony tomándola con discreción por la cintura. Candy se estremeció por aquel contacto, sentía la necesidad de volver a compartir con él.

-¿Te irás temprano nuevamente? – Preguntó Candy mirándolo a los ojos.

-Tengo que hacerlo amor. – Le dijo besando la punta de su nariz con ternura. Candy sonrió y sacudió su rostro víctima de las cosquillas que sintió por la suave caricia. Anthony sonrió con ternura por aquel gesto tan adorable de su pecosa. – Annie todavía no regresa para impartir sus clases y yo tengo que cubrirlas. – Dijo explicando a la joven el motivo por el cual tenía que estar más tiempo en el instituto.

-Regresas tan cansado que no hemos tenido tiempo de estar… a… solas… - Dijo Candy bajando el tono de voz, intentando que nadie se diera cuenta de lo que sucedía entre ellos. Anthony sonrió con suavidad, sabía que la rubia tenía razón, pero al mismo tiempo él estaba evadiendo esos encuentros.

-Yo también te extraño mi amor. – Le dijo Anthony muy cerca de su oído, mirando de reojo que nadie advirtiera lo que estaba a punto de hacer.

Una vez que se cercioró que no había ningún testigo a su alrededor, la acercó más a él, permitiéndole que sintiera cada parte de su cuerpo que clamaba por ella. Candy se estremeció con tan solo sentir el calor de su piel que atravesaba cada fibra de tela que vestían. Anthony atrapó el lóbulo de su oreja con sus labios y comenzó una delicada succión. Candy sintió que todas sus terminaciones nerviosas despertaban de un solo golpe, obligándola a entreabrir sus labios para jalar más aire del que había soltado en esos momentos. Anthony sintió su cuerpo desfallecer, obligándolo a tomarla con mayor fuerza de la cintura para intensificar aquella dulce y suave caricia, se atrevió a explorar con su lengua el orificio de su oído mientras unos suaves y apenas perceptibles gemidos se escapaban de la boca amada.

-Anthony… - Gimió Candy replegando su cuerpo con fuerza en el del rubio, el cual no se negó a recibir tan anhelado contacto.

El beso fue lento, húmedo, largo, un beso donde Anthony se había aventurado a explorar despertando una vez más aquellas emociones para ambos necesitadas.

-Te amo Candy… - Le decía el rubio con verdadera devoción y sinceridad. Candy sonrió por sus palabras, sabía que la amaba y eso la hacía inmensamente feliz, la hacía tan feliz que por un momento temió que así fuera, para después desechar aquellos malos pensamientos de su cabeza.

Anthony de pronto terminó con aquella sensual caricia, hecho que provocaba la presencia de Albert, quien desde lo alto de las escaleras se mantenía discreto, en silencio.

-¿Qué sucede? – Preguntó Candy una vez que sintió que aquel maravilloso estímulo se había terminado.

-Candy… - Dijo Anthony a sabiendas que la mirada de su tío era acusadora. – Hace días que necesito hablar contigo. – Dijo el rubio con seriedad. Candy lo miró a los ojos, sabía que había algo mal desde que Albert habló con él en el solario.

-¿Es respecto a la plática que tuviste con Albert en el solario? – Preguntó la rubia de manera intuitiva. Anthony suspiró resignado para después confirmar con un leve movimiento de cabeza.

-Así es princesa. – Le respondió Anthony mientras echaba un vistazo a su tío una vez más, esta vez Candy pudo darse cuenta de ello y giró su rostro para encontrarse con la silueta del patriarca que los miraba desde lejos.

-¿Qué sucede Anthony? – Preguntó Candy con preocupación, sabía que algo estaba sucediendo.

-Te prometo que hablaremos a mi regreso. – Le dijo Anthony para después besarla en los labios sin importarle que Albert estuviera observando. Candy recibió aquel beso con nerviosismo y ansiedad, podía advertir que sucedía algo y por la manera de comportarse de Albert no era nada bueno. Candy asintió y se esforzó por sonreír.

Albert caminó hasta donde se encontraba Candy, quien veía cómo su verdadero príncipe caminaba hasta la salida de la mansión.

-Buenos días Candy. – Saludó Albert a la rubia.

-Buenos días Albert. – Saludó Candy con seriedad. – Albert ¿Qué es lo que Anthony quiere hablar conmigo? – Preguntó Candy mirando al mayor detenidamente.

-Candy, creo que es algo de lo que debes de hablar con él directamente. – Respondió Albert, quien ya sabía que Anthony era el que quería hablar con Candy al respecto.

-Te lo pregunto a ti porque sé que es referente a la plática que tuvieron el otro día en el solario. – Dijo Candy segura que no se quedaría con la incógnita más tiempo. Albert suspiró pensando en lo que debía decir a la rubia sin meterse mucho en lo que Anthony le diría.

-Bien, después del desayuno hablaré contigo al respecto. – Dijo Albert a la rubia, suspirando un tanto incómodo.

Candy se retiró del vestíbulo y se dirigió hacia el comedor, cuando Albert se dirigía para allá fue alcanzado por la tía abuela.

-¿Hablaste con ambos? – Preguntó Elroy con seriedad. Albert negó a su pregunta.

-Hablaré con Candy después del desayuno. – Dijo el patriarca incómodo por el escrutinio de la tía.

-Espero que le dejes en claro que no es recomendable un escándalo en estos momentos. – Dijo Elroy como siempre intentando ocultar las apariencias. – Candy es una Ardlay, ya suficiente tenemos con las habladurías por la boda de Archivald. – Dijo nuevamente para que Albert estuviera al tanto de la situación.

-Tía, la gente siempre va a hablar, es inevitable que lo haga. – Dijo Albert seguro que así era.

-Tal vez… - Dijo Elroy con seriedad. – Pero Candy no puede andar en boca de todos por un escándalo de esa índole, sabes que es muy rápido para formalizar un compromiso con Anthony cuando semanas antes mantenía una relación con el otro joven, el cual resulta ahora que es su medio hermano. – Decía la mayor con cierta indignación por los acontecimientos.

-Sé que sería muy difícil para Candy escuchar quizá hasta el repudio de la gente, de la sociedad, sin embargo ellos se quieren tía abuela y le recuerdo que si no hubiera sido por su mentira ellos ya estuvieran tal vez hasta casados. – Dijo Albert sin dejar de avanzar hacia el comedor.

-Lo sé William. – Dijo Elroy con pena, se sentía arrepentida de haberlo hecho, después de todo era a Candy a quien le debía tanto el regreso de William, como el regreso de Anthony a la familia. – Pero solo será un tiempo. – Dijo Elroy una vez más.

-¿Cuánto tiempo? – Preguntó Albert con desesperación, se sentía inquieto por tener que hablar con Candy.

-El suficiente para que todo esto sea olvidado. – Dijo Elroy con seriedad. Albert suspiró hastiado de tener que tomar aquellas decisiones.

-No me gusta tomar este tipo de decisiones tía. – Le dijo Albert a la mayor con libertad.

-Te recuerdo que insististe en tomar las riendas de la familia. – Dijo Elroy segura de que ella ya no tenía nada que ver en las decisiones más importantes del clan.

-Lo sé tía, pero no me gusta nada de esto. – Dijo Albert suspirando con frustración.

-Ser un líder implica tomar decisiones que no nos gustan y que a veces uno mismo reprueba, pero todo tiene que ver con el bienestar en general de la familia. – Dijo la mayor acomodándose en su lugar para después saludar a los que estaban ya listos para el desayuno.

Candy observó como la tía abuela y Albert eran muy cercanos, aquello le daba un mal presentimiento, ya que sabía que no era santo de devoción de la tía abuela y eso hacía que su corazón se encogiera en su pecho. Caminó detrás de Albert quien le indicaba que había llegado el momento de hablar.

-¿Qué está sucediendo Albert? – Preguntó Candy con temor. Albert la miró con ternura, sabía que la chica era muy intuitiva y que estaba esperando las malas noticias.

-Candy… - Dijo Albert con detenimiento, quería elegir las palabras correctas para no hacerle ver que estaba en problemas. – Toma asiento por favor. – Dijo el mayor con seriedad. Candy sintió un vuelco en su estómago. Obedeció lo dicho por Albert y tomó asiento en la antesala de la biblioteca. Albert suspiró profundamente al verla que lo observaba temerosa.

-¿Crees que no soy suficiente para Anthony? – Preguntó Candy de pronto a su amigo, quien abrió los ojos sorprendido por los pensamientos de la rubia.

-¡Por supuesto que no! – Respondió Albert casi de inmediato. – Al contrario. – Dijo Albert acercándose a ella para tomar sus manos entre las suyas. – Creo que eres la mujer perfecta para Anthony. – Dijo sincero. Candy lo miró sin comprender entonces el motivo de aquella plática.

-¿Entonces? ¿Sucedió algo malo con Terry? – Preguntó Candy preocupada ahora por el actor, sabía que debían haber hablado de él, puesto que este era muy amigo de Albert.

-Ese es uno de los puntos que debemos tratar también. – Dijo Albert intentando buscar la calma que su corazón no sentía, se sentía un verdugo para el amor de Candy y Anthony a pesar de que era tan solo por corto período de tiempo el que debía darse de separación entre ellos.

-Albert me tienes muy angustiada. – Dijo Candy intentando sonreír ante Albert. Albert asintió comprendiendo que Candy tenía razón.

-Candy, lo que sucede es que pienso que es demasiado pronto para que Anthony y tú formalicen su relación. – Dijo Albert ya sin buscar rodeos. Candy bajó su mirada para ponerla en sus manos, ella sabía que era así.

-Lo sé Albert, pero te aseguro que ninguno de los dos planeaba que fuera así. – Dijo Candy con tristeza, haciendo respirar un poco mejor a Albert al creer que Candy comprendería perfectamente lo que necesitaba decirle.

-Me alegra que estés de acuerdo conmigo. – Dijo sonriéndole más calmado. Candy correspondió con una sonrisa triste. – Estarás de acuerdo conmigo también que es necesario que esperen un tiempo antes de que Anthony pueda comprometerse formalmente contigo, antes de hacer público un compromiso formal e imagino yo los lleve al matrimonio. – Dijo Albert sin dejar de ver la reacción de la rubia. Candy abrió sus ojos con sorpresa.

-¿Esperar? – Preguntó Candy con angustia. - ¿Cuánto tiempo? – Preguntó casi de inmediato.

-No lo sé, algunos meses, tal vez un poco más. – Dijo Albert no queriendo hablar de un tiempo aproximado.

-¿Anthony está de acuerdo? – Preguntó con dolor la joven rubia. Albert asintió a su pregunta y Candy se sintió traicionada en ese momento, ya que Anthony aún no hablaba con ella al respecto.

-Es lo mejor Candy. – Dijo Albert seguro que así era. – Comprende que Terry era tú novio, te presentó con toda la sociedad que asistió a aquella fiesta, ellos te reconocen aún como tal. – Candy sintió que su corazón latía más fuerte al recordar aquella terrible fiesta, que si bien había terminado bien para Anthony y para ella, parecía que después de esa maravillosa entrega todo venía cayendo en picada. – Anthony y él son hermanos, y me parece que sería muy mal visto por todos que te presente ahora como su prometida cuando algunos te identifican aún como la novia de Terry. – Dijo Albert intentando explicar a Candy la situación.

-¿Para quién es lo mejor? – Preguntó Candy mirando a Albert a los ojos. - ¿Para los Ardlay? ¿Para la sociedad? ¿Para Terry? ¿O para mí y Anthony? – Dijo Candy poniéndose de pie dispuesta a salir de la biblioteca.

-Es lo mejor para todos Candy, después de un tiempo ustedes podrán vivir su amor, podrán casarse y vivir aquí o en Chicago, donde ustedes elijan. – Dijo Albert con entusiasmo, intentando transmitir aquel positivismo en la rubia, sin embargo Candy salió de la biblioteca sin decir ninguna palabra.

Albert se dejó caer en el sillón nuevamente, se sentía muy mal por haber tenido que hablar con Candy antes de que Anthony lo hiciera, pero estaba convencido que era lo ideal para ambos, él como el patriarca le gustara o no sabía que la sociedad era muy cruel con las personas y lo serían más con Candy, porque al ser adoptada sabían que la prensa no dudaría en hacerla pedazos y con ello provocarían un daño terrible en la reputación de la joven.

Candy corría hasta su habitación, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, lo único que quería era encerrarse a llorar hasta que Anthony estuviera con ella y le dijera todo lo que Albert le había dicho, debía hablar con él, necesitaba escuchar de sus propios labios que lo que había dicho el patriarca era verdad.


Amelia salió de su habitación lista para ir en busca de Terry, sabía que si no estaba al pendiente de él continuaría emborrachándose en la primera cantina que se le cruzara. Ella misma no comprendía porqué razón necesitaba estar segura que no estaría emborrachándose como lo había visto días atrás.

-Él te ayudó Amelia, ahora debes de corresponder lo que hizo por ti. – Se decía Amelia como intentando convencerse a sí misma cuáles eran los verdaderos motivos por los que se sentía obligada a ayudar a Terry.

Llegó hasta el teatro, segura de que por la hora que era él debería estar ahí ensayando su obra. Se acercó a una de sus compañeras y preguntó por él cuando no lo vio por ningún lado.

-Buen día, ¿Has visto a Terry? – Preguntó con timidez a la joven que sabía era la interpretación de Julieta.

-¿Terry? – Preguntó la joven con un poco de indignación en su voz. – Acaba de terminar con su ensayo. – Recalcó la última palabra.

-¿Sabes dónde está? – Preguntó Amelia con timidez, algo le decía que aquella mujer estaba totalmente molesta con el actor principal de la obra.

-¿Dónde más estaría? - Preguntó Karen con molestia, sin importar que la joven rubia que estaba frente a ella no tuviera la culpa de nada. Karen suspiró intentando calmar su enojo, la había reconocido de la fiesta en casa de Vincent y Eleanor. – Mira, Terry acaba de irse hace rato de seguro a la cantina. – Dijo sintiendo pena por la joven, sabía que la preocupación de aquella distinguida señorita de sociedad no era para nada desinterés total.

-¿Sabes en cuál? – Preguntó Amelia con el corazón acelerado, jamás había estado en una cantina, pero si Terry estaba ahí ella sería capaz de ir a sacarlo a rastras de ahí.

-Eres muy inocente para entrar a uno de esos lugares, mejor regresa a tu casa y cuando vuelva, si es que vuelve, yo le diré que has venido a buscarlo. – Dijo Karen segura que daría el recado al rebelde. Amelia asintió con timidez, no quería irse sin intentar buscar a Terry.

Salió del teatro y cuando iba rumbo a la salida, decidió preguntar nuevamente por Terry. El señor de seguridad que estaba en la puerta seguramente lo había visto salir.

-Disculpe usted. – Preguntó con nerviosismo, aún no podía creer que estaba dispuesta a buscar a Terry en un lugar como el que se imaginaba estaría bebiendo. - ¿Ha visto al señor Terry Graham salir? – Preguntó Amelia con una sonrisa, intentando convencer al buen hombre de revelarle el paradero del rebelde.

-El joven Terry salió hace más de treinta minutos. – Dijo el buen hombre, quien sabía muy bien de la elegancia de la jovencita que tenía frente a él. Amelia lo miró suplicante quería que le dijera si sabía dónde había ido. – Creo que se fue a buscar un trago a una de las cantinas que están cerca del teatro. – Dijo señalando hacia donde se había ido el joven actor. – Pero le advierto que ese no es lugar para una joven de su categoría. – Agregó una vez más al ver que la joven intentaba ir en su búsqueda.

-Es usted muy amable. – Dijo Amelia con una gran sonrisa. Tomando la mano de aquel que se había compadecido de ella.

Amelia salió del teatro en dirección al lugar donde le habían indicado que Terry había ido, pero conforme avanzaba el aspecto de los edificios iba cada vez haciéndose más descuidado y poco confiable. Apretó sus manos con fuerza al sentir que ya no estaba en un lugar donde podía caminar con tranquilidad.

-¿Te has perdido hermosa? – Preguntó un vago que descansaba debajo de un poste. Amelia sintió que su corazón se paralizó del miedo y de inmediato dio media vuelta para regresar por donde había venido. - ¡No tengas miedo! – Le gritaba aquel sujeto que la veía correr despavorida. - ¿A quién buscas? ¿Buscas compañía? – Preguntaba el sujeto cada vez más fuerte, sin embargo Amelia no se detuvo ni por un segundo.

-Anthony… - Fue el pensamiento que surgió en su mente de pronto, solo él sería el único que podría ayudarla a encontrar a Terry.

Caminó hasta el edificio donde se encontraba el instituto de Anthony y con el mismo nerviosismo que sintió cuando salió corriendo de aquella lúgubre calle llegó a solicitar la ayuda de su primo.

-Amelia ¿Qué haces aquí?- Preguntó Anthony al ver que cuando terminaba una de sus clases su prima lo estaba esperando en la recepción. Miró a la recepcionista y esta sonrió con timidez.

-La señorita Cornwell vino a buscarlo, señor Brower. – Dijo la joven con una sonrisa amable. Anthony asintió agradecido por sacarlo de su duda.

-¿Hace mucho que estás aquí? – Preguntó Anthony a Amelia, quien se puso de pie al ver que se acercaba el rubio. - ¿Pasó algo con Candy? - Preguntó Anthony de inmediato al ver el rostro de preocupación de Amelia.

-No… - Dijo Amelia un tanto triste, sin embargo el motivo por el cual iba a buscarlo era más importante que su sentir. – Candy está bien… - Dijo la joven segura de ello, la verdad era que no la había visto. – Lo que sucede es que… - Decía con nerviosismo, Anthony comenzaba a impacientarse por su indecisión para decirle que estaba pasando.

-Habla Amelia por favor. – Le dijo Anthony a su prima. La joven abrió los ojos nerviosa, no sabía ahora si había sido una buena idea haber ido a buscarlo para que le ayudara con Terry.

-Lo que pasa es que quería me ayudaras a buscar a…

-¿A quién Amelia? – Preguntaba Anthony para apresurar a la joven a hablar.

-A… Terry… - Dijo Amelia con timidez. Anthony se tensó al escuchar el nombre de su medio hermano.

-Debe de estar en el teatro. – Dijo Anthony seguro que ahí estaría ensayando. Amelia negó.

-Ya fui a buscarlo… y me dijeron que salió con rumbo hacia una cantina, yo fui a buscarlo pero no me atreví a…

-Un momento, ¿Fuiste a buscarlo a una cantina? – Preguntó Anthony sorprendido por la actitud de su prima, él sabía que ella era una joven juiciosa y muy discreta para entrar a un lugar como aquellos, incluso lo esperaría de Candy, quien veces era un poco impulsiva y se dejaba llevar por su preocupación por las personas sin detenerse a pensar hasta dónde podría entrar.

-¡No entré! – Dijo de inmediato Amelia al suponer lo que Anthony pensaba en esos momentos.

-De todas formas Amelia. – Dijo Anthony preocupado por ella. – Esos lugares no son seguros para una joven tan inocente como tú. – Dijo mirando a su prima sin dejar de preocuparse por ella.

-Lo sé… - Dijo Amelia avergonzada. – Pero estoy muy preocupada por Terry, últimamente ha bebido mucho y no me parece justo que destruya su vida de esa forma. – Dijo una vez más la joven. Anthony la miró fijamente, buscando en sus ojos una respuesta a aquella preocupación. – Él me ayudó cuando sucedió lo de Annie… - Dijo una vez más recordando que gracias a ella Archie los había descubierto. Anthony guardó silencio por un momento, ya no estaba molesto con ella por su indiscreción.

-¿Te preocupa mucho? – Preguntó Anthony dispuesto a ayudarla, lo haría por ella, le importaba mucho como para permitirle que anduviera exponiendo su integridad por Terry.

-Él me ayudó… y me siento comprometida a ayudarlo… - Dijo Amelia segura de ello. – Terry ha pasado por mucho, no ha sido fácil para él que…

-Lo sé… - Dijo Anthony con seriedad. – Para mí tampoco ha sido fácil. – Agregó el rubio una vez más, seguro que al igual que Terry él había tenido que pasar por muchas dificultades. – Pero no por ello me refugié en el alcohol. – Dijo consciente que ese no había sido un escape para él. Amelia lo miró con súplica, necesitaba su ayuda. – Está bien. – Dijo Anthony resignado a ayudarle. – Iré contigo, solo dame la oportunidad de terminar esta última clase. – Dijo ante la hermosa sonrisa que Amelia le dirigió para esperarlo.

Los minutos pasaban y Amelia no podía dejar de mirar el reloj de la recepción, le parecía que entre más pasara el tiempo le daba más oportunidad a Terry para embriagarse.

-¿Lista? – Preguntó Anthony después de una hora. Amelia se levantó de su sitio como si fuera un resorte, asintiendo a la pregunta de su primo.

-Vamos. – Dijo de inmediato, se sentía completamente desesperada, entre el tiempo que le llevó llegar hasta el instituto y el tiempo que tuvo que esperar a que Anthony se desocupara había pasado demasiado tiempo.

Anthony abrió la puerta del vehículo que llevaba, permitiendo que Amelia se sentara en el asiento del copiloto. Preguntó el rumbo al que debían ir y la joven indicó hacía donde le habían dicho que Terry había salido. Anthony suspiró preocupado al ver hacia el lugar en el que Amelia se había atrevido a exponerse. Se estacionó en un lugar donde creía que podía estar más segura. Aseguró el automóvil antes de bajar de él.

-Si necesitas algo toca el claxon. – Dijo Anthony a la joven, quien asintió con el temor reflejado en sus ojos.

Anthony se dirigió a una de las cantinas que estaban por aquella calle, suspiró al ver que eran más de las que había deseado que fueran, pero estaba dispuesto a sacar a Terry de aquel lugar, solo para que Amelia no estuviera preocupada por él, aunque en cierta forma sabía que también él estaba preocupado por su hermano. Amelia lo miraba impaciente desde el auto, se sentía nerviosa, impaciente y deseaba que lo encontrara todavía consciente.

Anthony entró a la cantina y en menos de dos minutos salió del lugar, Amelia lo miró interrogante y el rubio negaba a su mirada impaciente. Entró a otra de las cantinas, parecía que aquella calle era exclusiva de esos negocios donde se comercializaba alcohol, algunas de ellas creía ilegales.

-Disculpe ha visto a un joven de alrededor de veinte años, alto, de tez blanca, cabello castaño oscuro, de aspecto muy elegante. – Decía Anthony enumerando los rasgos físicos de su hermano.

-Lo siento caballero. – Le respondieron una y otra vez. Anthony agradecía con un billete por la información requerida, sin embargo no había nadie con las señas de Terry en los cuatro tugurios en los que había entrado. Observó a Amelia a lo lejos y creyó que estaba equivocada y que tal vez Terry no se encontraba en aquella calle, sin embargo se decidió a entrar al último lugar. Caminó directo hasta la barra para averiguar con el barman, pero el ruido de una pelea recién iniciada lo desvió de sus intenciones.

-¡No te tengo miedo! – Dijo la voz ya conocida de su hermano. Anthony giró su rostro hacia donde se escuchaba aquella voz, podía reconocer que estaba totalmente ebrio. - ¡Vamos! ¡Pelea! – Decía Terry en guardia, listo para una pelea más en su vida.

-Te voy a quitar esa linda carita que tienes chamaco. – Decía el hombre que visiblemente era más alto y corpulento que Terry, y además estaba más sobrio que el actor. Anthony observaba que su hermano estaba listo para la pelea.

El hombre se dejó ir con todo en contra de Terry, quien a pesar de sus torpes movimientos sabía bien lo que hacía.

-¡Terry! – Dijo Anthony para llamar su atención, estaba seguro que su furia se trasladaría hacia él y dejaría de pelear con aquel extraño. - ¡Cuidado! – Gritó Anthony al ver que su hermano estaba a punto de ser tomado por sorpresa, sin embargo Terry supo esquivar el golpe que se dirigía a su rostro.

Anthony se interpuso entre los dos intentando que no lo lastimaran, podía ver que a pesar de ser bueno para los golpes estaba en total desventaja.

-¡Lárgate de aquí jardinero! – Decía Terry con enojo, su mirada era fría y filosa, quería acabar con el rubio antes que aquel extraño.

-Tranquilo por favor. – Dijo Anthony al hombre que estaba dispuesto a robar el atractivo del rostro del actor. – Está borracho. – Le dijo al hombre para que comprendiera.

-¡Eso ya lo sé! ¡Pero no voy a permitir que ningún niño llorón me insulte! – Dijo el hombre con coraje.

-¡Llorón lo serás tú grandulón mantenido! – Decía Terry provocando más al sujeto.

-¡Calma! – Dijo Anthony mostrando una gran cantidad de dinero a aquel hombre, quien de inmediato se detuvo al ver que Anthony estaba dispuesto a pagar bien para que lo dejara en paz. – Déjalo en paz. – Le dijo Anthony seguro que ni entre los dos podrían detener a ese sujeto tan enorme.

El hombre tomó el dinero que Anthony le ofrecía y a pesar del coraje que tenía contra Terry dejó pasar los insultos que el actor continuaba dirigiendo hacia él.

-Controla a tu amigo, o si no, no solo perderás tú dinero sino que también él perderá su lindo rostro. – Dijo mirando a Anthony con seguridad. Anthony asintió seguro que lo cumpliría. El hombre salió de la cantina con una gran sonrisa porque a pesar de todo había ganado un buen dinero.

-¡Para eso me gustabas! ¡Cobarde! ¡No huyas! – Gritaba Terry entre las miradas de los presentes, todos estaban esperando pelea, pero al ver que aquel que estaba dispuesto a darles un gran espectáculo se iba ignoraron al actor, era un borracho más en aquel lugar de mala muerte.

-Tranquilo Terry, es hora de irnos. – Dijo Anthony acercándose al actor. Terry lo miró con verdadero odio.

-¡Tú no tienes nada que hacer aquí! – Dijo Terry con molestia al ver que Anthony se acercaba a él, demostrando que todavía tenía ganas de golpear a alguien y Anthony había llegado como caído del cielo. - ¡Eres un malnacido! – Le decía con toda la intención de lastimarlo, de ofenderlo.

-Es hora de irnos – Dijo Anthony una vez más.

-¡Suéltame! – Dijo Terry soltándose bruscamente del intento de agarre que Anthony tenía con él. - ¡Lárgate con ella! ¡Vayan los dos a burlarse de mí! – Decía con coraje, aquellas palabras lo hacían enfurecerse aún más. -¡Tú tienes la culpa de todo! – Decía con rabia. Anthony sintió un dolor en su pecho al verlo en ese estado.

Terry intentó golpear a Anthony de un solo golpe, había apuñado sus manos con todas las fuerzas que le restaban en su cuerpo, el alcohol había hecho mella en él, pero no quería darse por vencido. El golpe fue esquivado una vez por Anthony, sin embargo el segundo dio justo en su boca. Anthony se hizo hacia atrás para evitar que lo continuara golpeando y aquel desvío de su cuerpo le valió que Terry cayera al piso de manera estrepitosa logrando que con aquella caída perdiera el sentido repentinamente.

Anthony se acercó a él a pesar del dolor que tenía en su boca, para cerciorarse que no se había hecho daño alguno, efectivamente Terry había caído de manera dramática, sin embargo lo ebrio le había valido para que no sufriera un daño grave.

-Es hora de ir a casa. – Dijo Anthony mirando al barman, quien simplemente pedía le pagaran la cuenta del actor. El rubio dejó unos billetes en la mesa frente a él, asegurándose que aquello pagara más de lo consumido por su hermano.

Tomó a Terry como si fuera un costal de papas y se dirigió directo a la salida, seguro de que Amelia comenzaba a impacientarse, y tal como lo habían pensado la joven estaba temerosa esperando en el auto. Cuando vio a Anthony salir con Terry en su hombro se bajó de inmediato del coche para ayudarlo a colocarlo en la parte trasera del vehículo.

-¿Qué le pasó? – Preguntó Amelia segura de que Anthony lo había puesto fuera de combate.

-Nada, está dormido. – Respondió Anthony molesto con su prima. Anthony puso a Terry en la parte trasera del auto y en ese momento Amelia pudo ver que Anthony tenía el labio sangrando y que comenzaba inflamarse.

-¿Estás bien? – Preguntó Amelia preocupada por el rubio, intentando tomar su rostro para ver de cerca el daño, sin embargo Anthony alejó su rostro dispuesto a no permitir que la joven lo revisara. – Lo siento. – Dijo Amelia avergonzada.

-No te preocupes. – Dijo Anthony arrepentido por su comportamiento, pero no quería que las cosas se volvieran a mal interpretar entre ellos. – Lo llevaré a su casa. – Dijo para después abrir la puerta del coche y dirigirse un poco después hasta la mansión de su padre.

El camino era en silencio. Amelia no decía nada, tan solo miraba el camino frente a ella. Terry comenzó a delirar en el asiento trasero, sus palabras eran arrastradas e incomprensibles, sin embargo el nombre de Candy salió de su boca en un par de ocasiones, aquel nombre lastimó el corazón de Anthony y lo hizo sentir verdaderamente culpable. El nombre de Susana salió también de su boca y Anthony no entendió esa parte, sin embargo Amelia sabía bien a lo que posiblemente el actor se refería.

Anthony bajó a Terry de la misma manera que lo había subido, Amelia iba frente a él para tocar la puerta y que pudiera llevarlo hasta su habitación.

-¡Terry! - Gritó Eleanor al ver que Anthony llevaba a su hijo a cuestas.

-Tranquila Eleanor, está bien. – Dijo Anthony de inmediato para que no se preocupara por su hijo. Eleanor confiaba en Anthony y sabía que si así lo decía era porque así era. – Simplemente está dormido. - Agregó para tranquilizarla.

-¡Anthony! ¿Qué sucedió? – Preguntó Vincent al mayor de sus hijos cuando se topó con él en lo alto de la escalera.

-Nada padre, no te preocupes. – Respondió Anthony seguro que su padre estaba preocupado por Terry.

Vincent se dirigió detrás de Anthony rumbo a la habitación de Terry, en donde dejaron al actor quien seguía llamando a Candy entre susurros de su borrachera. Vincent miró a Anthony con cierto resentimiento, sabía que su hijo menor estaba sufriendo, se sentía entre la espada y la pared, con la mirada pedía a Anthony que reconsiderara su noviazgo con Candy, pero al mismo tiempo se sentía incapaz de hacerlo. Ambos eran sus hijos y temía perderlos a los dos.

-Anthony… - Dijo Vincent una vez que Anthony había dejado a Terry sobre su cama. Anthony se detuvo por unos segundos, esperando que su padre volviera a hacerle esa petición que a él lo desgarraba. – Gracias… - Dijo para sorpresa del rubio, quien se sintió aún más mal con aquel agradecimiento. Anthony asintió y salió de la habitación del actor.

Eleanor esperaba afuera de la habitación, no se sentía capaz de ver a su hijo en esas condiciones. Anthony la encontró llorando y eso le partió nuevamente el corazón. Pensó en su madre y en el sufrimiento que le causaría si él hubiera estado en el lugar de Terry, no podía soportar siquiera pensar en el dolor que estaba pasando la hermosa actriz.

-Muchas gracias Anthony. – Dijo Eleanor agradecida por la ayuda de Anthony.

-No tienes nada qué agradecer Eleanor. – Dijo Anthony con certeza, él sabía que Amelia era la única a la que debía agradecer. – Amelia acudió a mí porque no era correcto que ella entrara por él al lugar donde se encontraba. – Dijo Anthony sin querer mencionar el tugurio que al parecer Terry frecuentaba.

-Dale las gracias de mi parte. – Dijo Eleanor sonriendo a Anthony, incapaz de pedirle que se alejara de Candy, ella sabía bien que cuando una mujer olvidaba al hombre que había amado ya no había marcha atrás. – Se quedó esperando abajo. – Agregó para después intentar ver a Terry, debía darse el valor para hacerlo. Anthony asintió y se dirigió hasta el vestíbulo donde Amelia esperaba.

-¿Cómo está? – Preguntó Amelia preocupada por el actor.

-Sigue dormido. – Respondió Anthony con pesar en su voz.

-Anthony tengo algo que decirte. – Dijo Amelia con necesidad de que Anthony la escuchara.

-Ahora no Amelia. – Dijo Anthony con el semblante melancólico, sabía bien que al igual que su padre, Stear y Albert, ella le diría que lo mejor sería alejarse de Candy y a pesar de que eso le doliera en el alma, comenzaba a pensar que era lo correcto. Amelia asintió sin querer presionarlo podía ver en su rostro que no la estaba pasando nada bien.

El trayecto fue incómodo, el silencio que había en el auto era la clara sentencia del sufrimiento que marcaba a Anthony una vez más. Su rostro parecía que había asistido a su mismo funeral, se sentía enterrado en vida, debía hablar con Candy y toda su atención estaba en ese momento, momento en el que sabía que todo se iría a la basura. Debía convencerla que solo sería por un corto período de tiempo. Amelia respetaba en silencio sus pensamientos.

-¿Has visto a Candy? – Preguntó Anthony a Stear, mientras este abrazaba a Amelia con cariño. Amelia se abrazaba a él con fuerza.

-¿Qué te sucedió Anthony? ¿Amelia, estás bien? – Preguntó Stear sin responder la pregunta de Anthony, podía ver el rostro magullado de su primo y al estar en compañía de su hermana no sabía qué pensar.

-Yo estoy bien Stear. Anthony debes curarte. – Dijo Amelia con timidez.

-Necesito hablar con Candy. – Dijo Anthony sin poner atención a la preocupación de su primo.

-Hace rato que salió al solario, dijo que te esperaría ahí. – Dijo Stear por fin para informar a Anthony de dónde se encontraba la rubia. – Anthony ¿Qué sucedió? – Preguntó Stear nuevamente.

-Yo los dejo. – Dijo Amelia sin querer entrometerse más en lo que hablarían su hermano y su primo. Amelia se despidió de ambos y los primos quedaron solos en la entrada de la mansión.

-Amelia me pidió ayuda para buscar a Terry. – Respondió por fin Anthony. Stear abrió los ojos sin poder creer que su hermana tuviera una relación cercana con Terry.

-¿Él te hizo eso? – Preguntó Stear con fastidio, le molestaba que Terry siempre acudiera a los golpes en lugar de hablar como la gente civilizada. Anthony asintió y Stear intentó revisar el golpe que el rubio mostraba en la comisura de sus labios, pero este esquivó la intención haciendo un gesto de dolor. – Lo siento. – Dijo Stear disculpándose por haberlo lastimado. – No entiendo qué hacía Amelia encargándose de Terry. – Dijo Stear una vez más.

-Al parecer es una especie de deuda que tiene con él. – Dijo Anthony con desgano.

-¿Deuda? – Preguntó Stear. Anthony asintió.

-Cuando me enteré que Amelia fue la que había delatado a Annie, no lo tomé muy bien, le reclamé y Terry la ayudó cuando Candy y yo nos fuimos al hospital a ver a Annie. – Explicó rápidamente Anthony. Stear suspiró.

-¿Hablarás con Candy? – Preguntó Stear, él también era de la misma opinión que Albert, pero no porque estuviera en contra de su relación, sino porque al igual que el patriarca creía que era demasiado rápido para que iniciaran una relación sin antes haber procesado la ruptura amorosa de Candy.

-Tengo que hacerlo. – Dijo Anthony con el dolor en su corazón.

-Es lo mejor Anthony. – Dijo Stear convencido de ello.

-No comprendo aún para quien es lo mejor. – Dijo Anthony con dolor.

-¿Entonces por qué lo harás? - Preguntó Stear buscando la sinceridad de su primo.

-Porque he lastimado a muchas personas con mi decisión, pero sé que a la larga lastimará más a Candy... – Respondió Anthony pensando en todas las personas que estaban sufriendo por realizar su amor con Candy, sobre todo su hermano quien estaba cada vez más perdido en el alcohol.

-Es inevitable que alguien salga herido, Anthony, pero debes aclararle que no es una separación definitiva, tú y Candy también merecen ser felices. – Dijo Stear seguro de apoyar a su primo. – Candy comprenderá que aún no es el momento para ustedes. – Dijo de nuevo, creyendo que Candy comprendería que Anthony debía pedirle una corta separación. Anthony asintió y se dirigió a la salida de la mansión en busca de Candy. Albert llegó junto a Stear y el inventor asintió resignado al ver que su tío lo cuestionaba al respecto.

Anthony llegó hasta el solario, aquel lugar se había convertido en el favorito de la rubia, parecía que ahí podía poner en orden sus ideas, además parecía el lugar adecuado para hablar a solas. Se detuvo unos segundos para admirar la belleza de la pecosa, su delicado perfil, su esbelto y bien estructurado cuerpo, sus rizos que caían cual cascada de oro detrás de su espalda y sus ojos, esas hermosas esmeraldas que brillaban con intensidad mirando por el vidrio del techo las estrellas que brillaban junto a la luna. Suspiró enamorado, ¡Cuánto la amaba! Su corazón palpitó con fuerza al recordar que debía poner fin a su relación, tal vez sería una separación corta, pero al fin de cuentas era una separación, y se sentía tan mal por tener que hacerlo, sentía que la traicionaba cuando días atrás le había prometido que nadie jamás en el mundo podría separarlos.

Candy sintió su presencia, había llegado cuando aún había luz en el solario, se sentía triste y muy nerviosa, sabía que Anthony quería hablar con ella y gracias a Albert sabía el motivo por el cual quería hacerlo. Suspiró con tristeza mirando la luna que comenzaba a iluminar en lo alto del cielo. Sintió sus ojos sobre su cuerpo, sintió su mirada fija en ella y de inmediato giró su rostro, no pudo evitar sonreír al verlo ahí a unos metros de ella, tan alto, tan guapo, tan deslumbrante.

-Hola. – Dijo Anthony al ver que ella lo había descubierto. Aquellas palabras retumbaron en los oídos de Candy, y lejos de la emoción que sentía al escuchar su voz, su corazón se paralizó por unos segundos al ver su rostro lastimado.

Continuará…

Hermosas, llegamos al final de este capítulo, no puedo decirles que espero que les haya gustado (bueno sí... pero no...) Una vez más la relación de los rubios pende de un hilo y no es nuevo para nadie que el corazón de Anthony es noble y bueno. Espero que sus emociones no se alboroten mucho amigas, les mando un fuerte abrazo.

TeamColombia:

Hola hermosas! Siento si su ansiedad va en aumento, lo siento por su manera de escribir. También creo que nadie debe de meterse en la vida de nadie, todos deben de respetar las relaciones, sin embargo acepto que pueden dar algún consejo, está en uno aceptarlo o no, así que todo depende de Anthony y Candy, de nadie más, porque por más que les digan lo que ellos creen que está bien y lo que no, los únicos que pueden decidir en su relación son ellos. Gracias como siempre por comentar, les aconsejo de nuevo tomarse un té de tila. Les mando un fuerte abrazo.

gidae2016:

Hola hermosa, espero que estés muy bien. Creo que Vincent está tratando de compensar el tiempo que no estuvo con Terry, aunque sabemos que no es lo correcto, sin embargo cree que sería un forma de ganarse su confianza y su cariño, erró el método, esperemos que se dé cuenta de ello pronto, porque no es uno solamente, sino son dos hijos los que tiene. Espero que con este capítulo hayas comprendido un poco más la actitud de Albert. También espero que Archie y Annie sean felices lo merecen los dos, creo que han cumplido su cuota de sufrimiento. Muchas gracias por comentar siempre hermosa, te mando un fuerte abrazo.

P.D.- Muchas gracias por agregar casi todas mis historias a tus favoritos! Me hiciste el día de verdad! Saludos amiga!

Cla1969:

Ciao meraviglia! Mi hai sorpreso con il tuo commento, in spagnolo. La traduzione è venuta perfettamente, le parole sono coerenti. Penso che Vincent voglia davvero compensare la mancanza di attenzione che vede in Terry, tuttavia ha preso la strada sbagliata, spero che presto rifletta meglio sulle cose e si renda conto che non è così. Anche Albert si sente male a dover esprimere la sua opinione sulla compagna di suo nipote, però, come tutti credono che sia giusto aspettare un po', il punto è: si può davvero aspettare? Bellissimo amico, ti mando un grande abbraccio, per me non è un problema tradurre il tuo commento anzi, mi piace l'italiano, una lingua per me molto romantica, simile in alcune parole allo spagnolo. Ti mando un grande abbraccio, bellissima!

Rose1404:

Hola hermosa, como siempre un placer leer que están bien. Tienes razón, la manera que Vincent tiene para congraciarse con Terry no es la adecuada, sin embargo creo que en su afán por quedar bien con él lo ha hecho cometer ese error. Tal vez sería adecuado que Candy hablara con Terry, pero en las condiciones que está él aún no lo consideraría prudente. En este capítulo vemos lo difícil que se les hace a los rubios separarse, ambos están sufriendo con esa posibilidad, sin embargo es algo que ambos comienzan a considerar. Muchas gracias por leer como siempre amiga, te mando un fuerte abrazo.

Mayely León:

Hola hermosa, espero que estés muy bien. Creo que Vincent no piensa muy bien en lo que debe hacer, se siente desesperado por la actitud de Terry y al mismo tiempo quiere ganarse su confianza, sin embargo no pensó en que podría lastimar de nuevo a Anthony, ojalá pronto recapacite. Me parece correcto, Anthony y Candy son los únicos que deben tomar la decisión hermosa, te mando un fuerte abrazo, que estés bien.

Julie-Andley-00:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? has dado tres poderosas razones para que la conciencia de los rubios comience a funcionar en su contra, tienes roda la razón, la sociedad, las opiniones y la culpa son factores que pueden obstaculizar la felicidad de cualquier persona que sea noble y justa, solo falta ver qué sucederá y qué decidirán entre ellos. Te mando un fuerte abrazo hermosa, muchas gracias por leer.

Luna Andry:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que muy bien. ¿Cómo ves el cambio del clima? Está intenso no? las corrientes frías han llegado y amenazan con aumentar la intensidad! Esperemos que solo sean corrientes pasajeras. Tú si me entiendes! ¡Para qué queremos a los Leagan!? jajaja por eso no los he incluido en la historia jajaja (hasta ahora). Creo que si la tía abuela y Albert supieran hasta donde han llegado los obligaría a casarse sin averiguar más. Tienes razón, ellos son los únicos que deben atender su relación y decidir qué harán a partir de ese momento, ahora solo queda esperar qué es lo que decidieron. Amelia anda muy unida a Terry ¿no te parece? creo que mordió el anzuelo y no se ha dado cuenta aún... Al contrario hermosa, gracias por leer y dejarme siempre un comentario, te mando un fuerte abrazo.

ViriG:

Hola amiga, sé que leerás pronto. Te mando un fuerte abrazo.

Silandrew:

Hola amiga, espero que estés muy bien. Te mando un fuerte abrazo.

Mía Brower Graham de Andrew:

Amiga hermosa, espero pronto leerte por aquí. Te mando un fuerte abrazo.

Zafiro Azúl Cielo 1313:

Hermosa, espero que estés muy bien. Te mando un fuerte abrazo.

Muchas gracias a todas y cada una de las personas que están al pendiente de la actualización de la historia y que no se animan a dejarme un comentario. Gracias por dejarme entrar un ratito en su vida y en su espacio personal, les mando mi más sincero y profundo agradecimiento.

Les deseo a todas un excelente inicio de Mayo

GeoMtzR

01/05/2024.