Hola a todos! Sé que hace mucho no hago one-shots pero no pude evitarlo. Y por ahí tengo un Lukanette guardado que también deseo publicar. Y ahora sí, y sin más qué decir… COMENZAMOS!

Bella tortura.

Capítulo único.

Chat Noir estaba aburrido y eso era normal en él. Después de cansadas sesiones de fotos, cansadas lecciones y ni qué decir de locas admiradoras que ya lo tenían fastidiado, toda su paciencia y estamina quedaban reducidas a casi nada. Por ello tenía su pequeño refugio, así es, la residencia Dupain-Cheng se había vuelto su escondite predilecto para descanso y diversión. Y ellos lo habían aceptado con gusto como uno más de la familia y… para qué negarlo, adoraba sacar de quicio a su compañera de clases.

Era increíble como cambiaban las cosas de un día a otro, antes no podía aguantar a Bridgette, pero con el pasar del tiempo sumado a disputas, accidentes y situaciones que podían ser bastante embarazosas, ahora no podía concebir un futuro sin ella. Y también, estaba el hecho de que ella ya no lo acosaba como antes… ufff, ese dolor en su pecho ¿qué habrá sido?

Llegó a la azotea encontrándola vacía pero las luces de la habitación estaban encendidas.

—Sé que debo avisarle pero… esto es más divertido —sonrió perverso y abrió la trampilla sin miramientos—. ¡Bonne nuit princess!~ Tu gatito adorado ha venido a…

Chat quedó congelado y con los ojos tan abiertos como Bridgette que palideció con las manos a punto de arrancarse una larga tira de tela de su pierna. Pero en un segundo sus ojos adoptaron una expresión feroz así como su mechón de cabello.

Antes de poder reaccionar, Chat fue jalado del cascabel hacia adentro y obligado a arrodillarse frente a esa enfurecida diosa del fuego, porque literal, sacaba llamas.

—¿Cuántas veces te lo debo de decir? ¡No entres a mi habitación sin permiso!

—Lo siento, ¡lo siento! Al menos no te atrapé desvistiéndote como la última vez… lamentablemente —musitó lo último a lo bajo pero Bridgette había logrado escucharlo.

—¿Qué dijiste? —preguntó con un eco siniestro en su voz.

—No, nada —respondió rápido, pasando del miedo a la curiosidad miró las largas telas pegadas a sus piernas—. ¿Puedo saber qué estabas haciendo?

—Yo estaba… depilándome —admitió con pesar entre dientes.

—¿Depilándote? ¿Con cera? —Bridgette se sentó en su diván y permitió a Chat levantarse del suelo.

—Sí, yo… usó cera porque así sólo puedo depilarme una vez al mes en lugar de cada tercer día. Y es que… ¡no sabes lo horrible que es tener esos vellitos negros y que todos las vean! Y no soy mucho de usar pantalones —Chat observó las piernas de Bridgette con detenimiento, la verdad es que desde hacía mucho tiempo pensaba que sus piernas eran su mejor atractivo, largas, torneadas y perfectas, tan perfectas como para enredarse en su… sintió la garganta seca.

—Tal vez deberías —tragó un poco—. Pero en serio, ¿por qué las chicas se torturan así?

—Para ti es fácil decirlo, los chicos no tienen que sufrir por lo que nosotras y pueden estar peludos por ahí.

—Je, ¿tú crees? —para sorpresa de Bridgete se quitó una de sus botas y se recogió el pantalón mostrándole una pierna perfecta que parecía brillar—. Yo nací casi lampiño, mis velos son tan finos que apenas y se notan.

—¡ARGH! ¡Qué envidia! —Chat se rio al verla rabiar y de nuevo fijo su mirada a una de las telas pegadas con cera.

—Oye, ¿quieres que te ayude?

—¿Qué? ¡No!

—Vamos, tengo buenas manos y puedo hacerlo rápido.

—¿Y sin dolor?

—No puedo prometer eso —Bridgette hizo un puchero pero aceptó—. Muy bien, respira hondo. Cierra los ojos. Y cuando cuente tres todo habrá pasado. ¿Lista?

—Ya ca… ¡AYYY! ¡Chat!

—El factor sorpresa siempre es lo ideal. Ahora vamos con la siguiente.

—Vale, pero ten cuida... ¡AAAAH!

—¿Ves? Fui rápido —Bridgette se dolió las piernas con lágrimas en los ojos y verla así de indefensa y vulnerable era tan divertido. Quería más—. Ahora déjame ayudarte con la parte de atrás —Bridgette y su mechón de cabello saltaron en su sitio.

Y esa noche se escucharon más gritos.

1 mes después…

Félix sonrió perverso al tener todo listo.

—Cera, loción y crema hidratante. Muy bien, esta vez tengo todo preparado para poder torturar a Bridgette —emitió una risa gutural y Plagg rodó los ojos.

—¿Por qué no sólo admites que esa chica te tiene loco?

—¿Qué dijiste?

—Nada. Sigue con tu plan malvado.

Félix regresó a planificar su maquiavélico plan mientras que Plagg pensaba en lo ridículo que era con la portadora de su terroncito de azúcar, pero lo dejaría estar. Después de todo, él todavía no admitiría lo que sentía por ella y que adoraba mucho recostarse en esas piernas que en secreto lo tenían loco…

—¿Por qué tengo un mal presentimiento? —se dijo Bridgette al sentir que el peligro se aproximaba en un apretado traje de cuero negro, listo para comenzar con su tortura mensual.

Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen reviews, nada de tomatazos y sin más que decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!