Día 3. Presión
Riza
Miraba mi ventana que daba al gran patio de la casa donde mi fiesta de dulces 16 sería celebrada. Era la mañana de mi festejo y todo el mundo estaba apurado en acomodar todo para que estuviera listo para la tarde. Suspiré antes de regresar a mi cama. Estaba feliz por celebrar mi cumpleaños pero no estaba feliz de que tuviera una fiesta tan grande donde el 90% de los invitados fueran de mis padres y no míos. Tendría que pasar todo el evento saludando a gente completamente desconocida para mí para complacer a mis padres y lo peor de todo era que tendría que pasar gran parte de ese tiempo con el imbécil de Frank Archer.
Frank era un chico un par de años mayor que yo que era un absoluto patán e imbécil pero que sabía comportarse frente a sus padres y adultos para ganarse sus favores. Mis padres habían insinuado en varias ocasiones que les gustaría que en un futuro desposara a ese idiota ya que era el heredero de la compañía de su familia y porque eran amigos de sus padres. Sin embargo, yo no toleraba a Frank, a leguas dejaba ver que era un machista e imbécil de primera por lo que ni en un millón de años lo desposaría y se lo había dicho a mis padres, pero ellos me habían estado ignorando diciendo que solamente estaba diciendo tonterías propias de mi edad. Por el amor de Dios, estamos en el siglo XXI como para estar todavía arreglando matrimonios. Pero en fin… decidí no presionar con ese tema por el momento ya que todavía tenía unos años más de libertad antes de que tuviera que planear seriamente cómo zafarme de esa locura.
Sin embargo, desafortunadamente, me habían obligado a que él fuera mi pareja para la fiesta, y aunque yo no lo invité ni acepté, mis padres hicieron lo que se les pegó la gana. Estaba molesta porque me quisieran emparejar con alguien que ni siquiera tolerara pero me esforzaría para no dejar que eso arruinara mi día.
Estaba segura de que mis abuelos me ayudarían a despegarme de ese imbécil ya que sabían que no lo toleraba y tal vez con un poco de suerte podría pasar unos minutos con mi mejor amigo Roy, aunque estaba consciente de que sería complicado dado que mis padres habían puesto a trabajar a todo el mundo. Sin lugar a dudas Roy se había convertido en mi mejor amigo y, junto con Becky, en un amigo verdadero. Él me apreciaba por ser yo misma, no por mi clase social ni dinero ni familia. Con él, podía ser simplemente Riza y si por mí hubiera sido, definitivamente habría pedido que Roy fuera mi pareja para la fiesta.
Ya no podía seguir engañándome a mí misma. La amistad que tenía con Roy definitivamente había evolucionado al punto de que ahora me gustaba. Disfrutaba pasar tiempo con él, compartir aventuras e incluso ayudarnos con nuestros deberes escolares. Sin mencionar que obviamente se estaba dando el estirón y era un muchacho muy apuesto. Desafortunadamente no sabía si Roy sentía lo mismo por mí y si mis padres se enteraran en caso de que iniciáramos una relación seguramente despedirían a su tía y a él y eso no podía permitirlo. Ellos eran unas excelentes personas, muy trabajadores y honestos que se esforzaban día a día. Aunque sabía que era un tanto loco, soñaba que una vez que terminara mi carrera y me independizara de mis padres, tal vez podría decirle a Roy lo que sentía por él y que él me diría que sentía lo mismo y podríamos ser felices. A mí no me importaba la riqueza, prefería el amor de una familia y tenía el presentimiento de que eso lo podría conseguir con Roy, claro si él correspondiera mis sentimientos.
Después de unas horas, cuando regresé a mi cuarto a terminar de prepararme, noté que en mi tocador había una pequeña caja con una carta. De inmediato sonreí al imaginarme de quién podría ser. Tomé la carta y la leí:
Riza,
¡Feliz Cumpleaños!
Sé que este cumpleaños es especial para las chicas por lo que quise darte un pequeño detalle que espero te guste. Probablemente no te pueda ver durante la fiesta por la cantidad de invitados que habrá pero te daré tu abrazo la próxima vez que pasemos tiempo juntos.
Te aprecio mucho y te deseo lo mejor hoy y siempre.
Tu amigo,
Roy
Abrí la pequeña caja para encontrar un hermoso dije en forma de R estilizado de oro dentro. Era precioso y probablemente costoso, pero sabía que si Roy me lo había comprado era porque realmente quería hacerlo y no le haría un desprecio a su gesto. Buscando en mi alhajero, tomé una cadena que haría juego con el dije, lo coloque y me lo puse, sonriendo ampliamente frente al espejo al ver lo bien que se me veía. Era pequeño, sencillo pero hermoso, justamente como me gustaban las cosas. Ese tipo de detalles hacían que mi corazón latiera a toda velocidad ante la posibilidad de que quizás Roy sintiera lo mismo por mí.
Poco antes de que la fiesta comenzara, Frank llegó junto con su familia. Él me obsequió un brazalete enorme y pesado que no me agradaba pero que por órdenes de mis padres tuve que utilizar además de estar soportando todo el tiempo a Frank. Mientras la fiesta avanzaba yo miraba a mi alrededor para tratar de ver a Roy a quien finalmente pude ver a lo lejos ayudando a llevar la comida a las mesas. En unas cuantas ocasiones nuestras miradas se cruzaron y en todas ellas él me sonreía a pesar de saber que él debía de estar cansado por todo el trabajo y por aguantar los malos tratos de algunas personas poco agradables.
Después de un par de horas, entré a la casa para dirigirme al baño y para tratar de escaparme por unos minutos de la fiesta. Cuando salí del baño me asusté al encontrarme a Frank esperándome afuera.
"¿Qué haces aquí? Los invitados deben utilizar el baño de la planta baja del recibidor." Le dije un tanto molesta.
Él solamente se encogió de hombros. "¿Por que te tardaste?"
"Eso a ti no te importa, no eres mi padre para estar contándome el tiempo." Comencé a caminar pero él me tomó del brazo de manera un tanto brusca cuando pasé a su lado.
"Tu padre me pidió que viniera a buscarte y aunque no me lo hubiera pedido lo hubiera hecho porque quería un momento a solas contigo."
"Primero, quítame las manos de encima que me lastimas." Dije tratando de zafarme pero sin éxito.
"Creo que ya deberías de comenzar a comportarte conmigo, Riza. Después de todo nuestros padres nos han dicho desde pequeños que nos vamos a casar-"
"En tus sueños. No me agradas y yo no te agrado así que terminemos de una buena vez esto."
"Claro que me agradas, linda, pero no me dejas demostrártelo porque te la pasas evitándome pero ya me estoy cansando de ello y le voy a poner fin." Me dijo antes de comenzar inclinarse para besarme y yo de inmediato con todas mis fuerzas me zafé de su agarre y le dí una fuerte bofetada.
"¡Nunca se te vuelva a ocurrir tocarme!" Dije mientras me alejaba de él y pude escuchar cómo maldecía y comenzaba a tratar de agarrarme nuevamente pero al llegar a la planta baja me encontré con la persona que más deseaba ver en el día.
"Señorita Riza, ¿ocurre algo?" Roy preguntó al verme molesta y apurada, además de que sin lugar a dudas había alcanzado a escuchar la discusión ya que tenía todas las intenciones de subir a ver qué sucedía y miraba con desagrado a Frank.
"No ocurre nada, puedes lárgarte." Dijo Frank molesto. ¡Cómo odiaba la forma en que trataba a los demás que no fueran de su misma clase! Roy nunca había simpatizado con Frank además de que sabía que yo lo detestaba.
"Me preguntaron a mí, no a ti." Le respondí enojada a Frank antes de retomar mi paso para acercarme a Roy pero el imbécil de Frank volvió a tomar mi brazo y yo estando molesta lo volví a abofetear para que me soltara. "¡Te dije que no me volvieras a tocar!" Le grité pero esta vez me agarró más fuerte y justo cuando ya estaba pensando en golpearle la entrepierna con mi rodilla, Roy intervino empujándolo, procurando evitar que yo me cayera por el movimiento.
"Ya escuchó a la señorita. Dijo que la soltara." Dijo Roy molesto mientras se ponía frente a mí de forma protectora. Nunca lo había visto tan molesto.
"Mira empleaducho, si no quieres perder tu trabajo será mejor que dejes de meterte en donde no te importa."
Pude notar cómo Roy apretaba sus manos en puños para tratar de controlar su ira. "No me voy a menos que la señorita Riza me pida que lo haga."
"No sabes con quién te estás metiendo-"
"El que no sabe con quién se está metiendo eres tú, Frank. Así que regresa al patio y déjame en paz si no quieres que le diga a tu querida mami la forma en que me trataste." Intervine tratando de que ese imbécil me dejara en paz.
"Oh, querida, te he estado buscando, ¿todo bien?" Dijo mi abuelo quién se percató de la escena y me miró preocupado.
"Sí, abuelo, todo bien, gracias." Afortunadamente mi abuelo sabía que no toleraba a Frank y se percató de mi molestia en ese momento.
"Muy bien." Miró a Frank. "Muchacho, tus padres te están buscando, regresemos a la fiesta y dejemos que Riza vuelva cuando esté lista. Nunca es bueno intervenir en las idas al tocador de las señoritas." Dijo mi abuelo mientras se llevaba a Frank para no darle la oportunidad de protestar y me guiñó un ojo antes de irse.
Suspiré aliviada. Roy giró para verme. "¿Te encuentras bien?"
No pude evitar sonreír. "Lo estoy, gracias, aunque debo admitir que si no hubieras intervenido probablemente hubiera atentado contra la hombría de ese idiota."
Roy rió ligeramente. "¿En serio crees que tiene?"
Reímos juntos, siempre era así con Roy.
"Tienes razón, gracias."
"No hay problema."
Coloqué mi mano sobre el dije que colgaba alrededor de mi cuello. "Por cierto, muchas gracias por mi regalo, me encantó aunque sabes que no debiste molestarte."
Al notar que estaba usando su regalo, su mirada brilló. "No es ninguna molestia, es una fecha especial y quería darte algo especial. Me alegra que te guste." Me dijo sonriendo.
Como me percaté que todo el mundo estaba en la fiesta y aprovechando que mi abuelo me cubriría por unos minutos aproveché para acercarme a Roy y besar su mejilla. "Muchas gracias, Roy, me encanta el dije y lo usaré siempre." Le dije sonriendo notando que él correspondía mi sonrisa pero que se había sonrojado al igual que yo.
"No hay de qué." Se aclaró su garganta. "Tengo que regresar a trabajar pero… hmmm…" Comenzó a rascarse nerviosamente su nuca y en ese momento me percaté de lo guapo que Roy se veía en su esmoquín y lo alto que estaba. En los últimos meses había notado que estaba ganando varios centímetros, cuando antes él era un poco más bajo que yo, ahora él me sobrepasaba por unos cuantos centímetros. Roy extendió su mano hacia mí. "¿Me concederías un baile?"
Sin dudarlo, coloqué mi mano sobre la de él. "Por supuesto, creí que nunca lo pedirías."
Él rió ligeramente y aprovechando la música que se escuchaba desde el patio comenzamos a bailar. "Si no fuera porque sé que tus padres se disgustarían mucho, te pediría bailar conmigo como todos los demás." Me detuve y tomé su mano, perturbándolo. "¿Qué ocurre?"
"Vamos a bailar como todos los demás." Le dije sonriendo mientras comenzaba a dirigirlo al patio.
"Pero…" Él se detuvo. "Riza, recuerda que yo soy un trabajador aquí, no será bien visto ante tus invitados que bailes conmigo-"
"No me importa, es mi cumpleaños y merezco al menos bailar con quien yo quiera."
"Pero-"
"Nada de peros, vamos."
Cuando alcanzamos la pista de baile comenzamos a bailar y podía notar y sentir a Roy tenso al principio, pero conforme íbamos bailando se fue relajando un poco.
"Roy, muchacho, ¿me permitirías bailar con mi querida nieta?" Dijo mi abuelo después de un par de piezas.
"Por supuesto, señor." Me miró. "Gracias por concederme estas piezas." Me dijo sonriendo.
"¿No merezco un abrazo de cumpleaños?" Le dije sonriendo antes de abrazarlo sorprendiéndolo pero después de un par de segundos él correspondió el abrazo.
"Feliz Cumpleaños, Riza." Me susurró y aunque deseaba que el abrazo durara más, renuentemente nos separamos.
Besé nuevamente su mejilla. "Gracias, Roy."
Él sonrió, hizo una reverencia y se retiró. Mi abuelo tomó mi mano y comenzamos a bailar. "Sé que aprecias mucho a ese muchacho, pero bailando con él frente a todo el mundo sobre todo frente a tus padres solamente lo meterá en problemas." Me dijo en voz baja para que solamente yo lo escuchara mientras bailábamos.
"Abuelo, es solamente un baile, además es mi amigo y mi cumpleaños. ¿Acaso no merezco elegir con quién bailar y pasar mi tiempo en este día? Ya he tenido bastante con estar soportando al idiota de Archer." Dije exasperada.
"Cariño, recuerda que tu abuela y yo estamos de tu lado, pero desafortunadamente la última palabra la tienen tus padres. No estaban contentos de que bailaras con Roy y antes de que protestes, estoy de acuerdo de que es un buen muchacho y que mereces elegir con quien bailar en tu gran día. Sin embargo, sabes que tus padres son de mente cerrada y no dudo de que en un momento tu padre te reprenderá por ello y desafortunadamente los que la van a tener peor son Roy y su tía."
Agaché mi cabeza. "Lo siento, no fue mi intención meterlos en problemas pero él es mi amigo, si por mí hubiera sido, hubiera elegido a Roy como mi pareja el día de hoy en lugar de ese imbécil. Yo haré hasta lo imposible para que mis padres no despidan a Roy ni a su tía." Dije alzando mi cabeza.
"Descuida, tu abuela y yo tratamos de apaciguarlos, pero debes de tener más cuidado para la próxima." Asentí. "Ahora, pasando a un tema más serio, ¿Archer te lastimó antes de que entrara a la casa hace rato?" Me preguntó seriamente.
"Él quería besarme a la fuerza.. Lo abofeteé y cuando me escapé de su agarre él me sujetó nuevamente cuando Roy apareció y me ayudó, de otra forma probablemente lo hubiera dejado tirado en suelo llorando por su hombría."
Mi abuelo rió. "Esa es mi nieta, aunque me alegro de que Roy lo hubiera impedido porque si no se hubiera vuelto todo un escándalo en cuanto tus padres se dieran cuenta."
"Lo sé, pero ganas no me faltaban."
"Pequeña, tienes que saber elegir tus batallas, en estos momentos no puedes hacer mucho porque estás todavía bajo el cuidado de tus padres-"
"¿Cuidados? Nunca están para mí y cuando lo están no lo están completamente. Mi abuela y tú son los que realmente están para mí junto con Roy y su tía."
"Lo sé, querida, pero a lo que me refiero es que hasta que no te puedas valer por tí misma no podrás elegir libremente cómo te gustaría."
Suspiré. Mi abuelo tenía razón. "Entiendo, tengo que ser más cuidadosa."
"Esa es mi niña."
Escuchamos que alguien se aclaraba la garganta detrás de nosotros. Al voltear vimos a mi padre quien no se veía muy contento.
"Suegro, espero que no le moleste que baile unas piezas con mi hija."
Mi abuelo me soltó renuentemente. "Adelante." La relación entre mis abuelos y mis padres era un tanto tensa pero afortunadamente mis abuelos habían sabido manejar todo para evitar que me impidieran ver a mis abuelos.
Comenzamos a bailar y tal cómo me lo había advertido mi abuelo, mi padre comenzó a regañarme. "¿Qué demonios estabas haciendo bailando con el empleado?"
"Papá, sabes perfectamente que Roy no es un simple empleado, es unos de mis mejores amigos."
Me miró molesto. "A tu madre y a mí nos pareció de pésimo gusto la escenita que tuviste con él frente a todo el mundo. Por el amor de Dios eres nuestra heredera, ni siquiera te deberías codear con la servidumbre, si te hemos permitido hacer amistad con ese muchacho es porque tus abuelos siempre están interviniendo y porque no podemos negar que su tía y él hacen muy bien su trabajo. Así que más te vale que te comportes como corresponde Riza porque de otra manera tomaré medidas más drásticas."
"Sí, padre." Me limité a decir, no quería hacer las cosas más complicadas, tal y como me había dicho mi abuelo, tenía que aprender a elegir mis batallas, al menos por el momento porque una vez que fuera independiente me alejaría de todo esto, porque deseaba mi libertad a toda costa.
"Hey, Riz, esta fiesta sí que ha estado alucinante." Me dijo mi amiga Becky más tarde mientras estábamos sentadas en una mesa. Ella era mi mejor amiga, sus padres eran dueños de una cadena de boutiques pero por suerte, eran como mis abuelos, amables y sencillos, al igual que Becky, de otra manera probablemente no sería mi mejor amiga.
"Sí." Dije sin sonar tan emocionada.
"Me atrevería a apostar a que la mejor parte de tu fiesta para ti fue compartir esas piezas con Roy." Me dijo en voz baja. Ella lo conocía porque le había platicado de él y sabía que yo tenía sentimientos por él.
No pude evitar sonreír ligeramente. "Sí, lo fue. Al inicio estábamos bailando dentro de la casa pero quise demostrarle que a mí no me avergonzaba que me vieran con él pero-"
Becky suspiró. "Tus padres, sí, me di cuenta. Bueno al menos tuviste unos minutos con él."
"Eso sí. Sabes, Roy me dió este dije por mi cumpleaños." Le dije mostrándoselo.
"Wow, es muy bonito, realmente se esmeró en ahorrar."
"Sí, pero bien sabes que no me importa lo que vale, sino el gesto tan lindo que tuvo conmigo."
"Sabes, yo pienso que él debe sentir algo por ti, pero probablemente por tus padres y por el tipo de personas con las que tenemos que desenvolvernos, él no se anima a decírtelo."
"Tal vez, pero sea como sea he decidido que me esforzaré mucho para hacerme independiente lo antes posible y hacer lo que quiera. Ya estoy harta de que tenga que hacer todo lo que mis padres me digan, de pasar tiempo con quien no quiero solamente para que mi imagen en nuestro círculo social se vea bien."
"Eso suena bien, amiga. Ya estoy ansiando ver la cara de tus padres cuando llegue ese día." Me dijo sonriendo.
Sonreí. "Yo también."
Roy
"¿En qué demonios estabas pensando, Roy? Los padres de Riza estaban sumamente molestos y me dijeron que para la próxima ocasión en que te vean conviviendo con Riza en un evento de este estilo nos despedirían." Me tensé al escuchar el regaño de mi tía.
"No hice nada malo." Traté de defenderme porque, a pesar de que sabía a qué se refería mi tía, no me arrepentía del gran momento que había pasado con Riza y mucho menos podía sacarme de la mente el par de besos que me había dado en mi mejilla.
"Sabes a lo que me refiero." Exhaló pesadamente. "Roy, eres un muchacho inteligente y muy bueno, pero debes de entender que a pesar de que Riza no es como la gente a la que servimos en la fiesta del día de hoy, ella y sus padres pertenecen a un círculo social completamente diferente al nuestro. La gran mayoría de esa gente no se pone a conocer a las personas por quienes realmente son, sino por lo que tienen, por lo que siempre nos verán como seres inferiores. A nosotros eso no nos importa eso porque tú y yo sabemos que lo que realmente importa es nuestro interior pero desafortunadamente los padres de Riza se fijan mucho en las posesiones de los demás."
"Solamente fueron unas cuantas piezas."
"Roy, voy a ser muy clara y tal vez un tanto ruda pero es por tu propio bien, muchacho. Veo a leguas que Riza te gusta y no te culpo, es una buena muchacha y estás en la edad de estar de novio, pero tienes que tener muy claro por tu propio bien que ella está en una liga muy distinta a la nuestra. Nosotros no pertenecemos a su grupo social y ella no pertenece al nuestro. Sus padres jamás permitirían un noviazgo entre ustedes y al final el que saldría más perjudicado serías tú, mi muchacho, porque no solamente te romperían el corazón, sino que también te podrían bloquear las puertas para que puedas conseguir tus metas."
Agaché mi cabeza. Sabía que mi tía tenía razón pero eso no hacía menos doloroso darse cuenta de ello. "Ella es solamente mi amiga."
"Procura que permanezca así, Roy, recuerda que es por tu propio bien. La presión de la clase social es alta, por lo que es poco probable que una relación así pueda prosperar. Así que por favor deja de hacerte ilusiones, tienes las habilidades y cualidades para cumplir todos los sueños que te propongas, así no dejes que un simple enamoramiento juvenil te bloquee tu futuro y porvenir."
Suspiré. "Entendido, tía."
"Bien, como los padres de Riza están molestos, estarás ocupándote de las labores del jardín y la cochera, no harás ninguna labor dentro de la casa hasta nuevo aviso. Por tu propio bien, será mejor que te mantengas alejado de Riza en las siguientes semanas."
Levanté mi cabeza. "Pero habíamos planeado pasar el próximo sábado en casa de sus abuelos."
"Lo siento, Roy-Boy, no irás. No quiero darles motivos a los padres de Riza para que nos despidan. Recuerda que la universidad se acerca cada vez más y necesitamos todo el dinero posible para que puedas estudiar. No voy a poner en juego tu futuro."
Suspiré resignado. "De acuerdo."
"Así me gusta, ahora descansemos que ha sido un día muy largo."
Esa noche me costó trabajo dormir porque no podía dejar de repetir en mi mente el gran momento que había pasado con Riza y decidí que por esa noche me permitiría admitirme a mí mismo los sentimientos que albergaba por ella. Se veía hermosa con su vestido, bueno ella siempre ha sido hermosa pero sin duda su vestido de esta noche le quedaba muy bien. Todavía me costaba trabajo creer que hubiera decidido portar el dije que le había regalado.
No pude evitar sonreír como idiota cuando me besó en la mejilla. Estaba enamorado de mi mejor amiga y aunque el momento que vivimos el día de hoy me daba la esperanza de que tal vez ella sintiera lo mismo, tenía que eliminar ese sentimiento de mi corazón porque aunque me doliera admitirlo, mi tía tenía razón. Los padres de Riza jamás le permitirían que anduviera en una relación conmigo porque desafortunadamente se fijaban más en la clase social que en la persona en sí. Tenía un futuro complicado por delante, porque tenía que enterrar mis sentimientos en lo más profundo de mi ser porque Riza Hawkeye jamás podría ser alguien más que mi amiga.
