5 - Ruinas

Prompt: Doblar

Cuando Madeline abrió los ojos supo que algo no estaba bien. No podía adivinar que era exactamente. Pero era algo más que el malestar usual al despertar cada día. Como si su mente no se hubiera acallado toda la noche y dejo a Madeline para soportar su mente entumecida. Solo empezó a sentir ese peso por primera vez cuando durmió dentro de la montaña. Solo podía esperar que eso no se volviera un hábito.

Se sentía como esos días en los que dormía doce horas y aún se levantaba cansada con su cuerpo más pesado que ayer.

Pero si durmió en verdad durmió doce horas ¿Por qué aún era de noche?

Miró hacía el cielo y lo vio repleto con una lluvia de estrellas. Cada una cayendo lentamente como ella hizo al llegar a la montaña. Pero esas estrellas nunca dejaban de aparecer y caer. Madeline no sabía si eso era bueno o malo.

Agarró sus cosas y se propuso continuar.

Al igual que la ciudad abandonada, de alguna manera las ruinas dejaban todo y nada a la imaginación al mismo tiempo.

Eran…unas ruinas. Y eran viejas. Tan viejas que algunos muros se derrumbaban ante sus pisadas, abriéndole nuevos caminos cuando empezó a dar vueltas.

Su caminar se sentía raro, cuanto menos. Mientras su cabeza revoloteaba ligera, sus ojos veían doble de vez en cuando Podía notar que ese efecto se volvía más fuerte entre más se adentraba a las ruinas

Muchos de esos pasillos eran estrechos y largos. Estas ruinas compartían la facilidad de perderse como en la ciudad combinado con claustrofobia. Si no fuera por sus ojos viendo doble se sentiría atrapada con esa testaruda desorientación perdurable.

¿Por qué eso sonaba tan familiar?

Los agujeros que se encontraba no eran tan largos como los de la ciudad. Pero su visión borrosa le dificultaba cruzar espacios en los que su dash no era siquiera necesario. Cada uno de sus pasos era lento y pesado. Sobre todo, cuando escalaba los muros de piedra de cualquier saliente con las que sus dedos pudieran aferrarse.

El silencio se acomodaba en sus oídos al punto de que volvía un pitido incesante, solo para ser interrumpido ocasionalmente por sus pisadas rebotando en las losas de roca griseases.

Habitaciones y corredores angostos llevaron a Madeline a un amplio cuarto, uno casi tan vacío como las otras habitaciones. Con la única excepción de que esta tenía un largo espejo encajado en uno de sus paredes. Madeline exploró el lugar para distraerse y ver si encontraba algo más pero no fue así.

Madeline vio algo moviéndose en el rabillo de su ojo. El pitido en sus oídos cesó de pronto. Se giró tan rápido que casi se tropieza consigo misma. Su mente pensó como una locomotora y resultó solo ser su reflejo en el espejo. Un dolor familiar de vergüenza y pena descansaron plácidamente sobre sus hombros.

Se frotó los ojos un poco demasiado fuerte con la esperanza de quitarse ese efecto de ver doble en sus ojos. Como cuando dormía de más y sus ojos necesitaban tiempo para acostumbrarse a la luz del sol, o cualquier luz. Al punto de que lagrimas amenazaban con derramarse.

Madeline parpadeó repetidas veces rápidamente mirando al espejo.

Una vez que paró, se dio cuenta que su reflejo había cambiado. Aún era ella misma, pero sus ojos se habían vuelto completamente blancos sin pupila, nada. Su cabello se volvió azul claro como el hielo y su chaqueta de invierno y como cuando Madeline usaba su dash.

Madeline se sintió atraída hacía su reflejo y se acercó a este hasta estar frente a frente. Su reflejo por supuesto replicó cada uno de sus movimientos. ¿Pero lo hacía porque era su reflejo? Madeline podía jurar que sus movimientos eran una pizca de lentos.

Su mano alcanzó el espejo y su reflejo igual hasta que Madeline toco el cristal. Sus dedos se tocaron a través del espejo. Por un momento Madeline creyó que de verdad tocó los dedos de su reflejo. Presionó su mano un poco más fuerte y el espejo se rompió en cientos de pedazos de vidrio roto afilados.

El sonido del cristal rompiéndose sobresaltó le sobresaltó y le hizo tropezarse consigo misma, cayendo al piso. Al voltear de vuelta a lo que quedaba del espejo, se dio cuenta que su reflejo aún seguía en la misma posición.

Entonces empezó a traspasar el espejo como si de simple niebla se tratase. Al hacerlo, todos sus colores cambiaron a diferentes sombras de lila. Chaqueta, cabello, su piel se volvió un purpura griseado. Sus ojos recuperando sus pupilas e iris en un negro completo. Su esclera se llenó de rojo por completo.

Las dos se miraron fijamente sin mediar palabra. Ningún susurro o grito. Solo una pequeña sonrisa burlona dibujada en su rostro, como si se el reflejo quisiera burlarse de Madeline.

En ese silencio su reflejo huyó corriendo por donde Madeline vino y poco después ella fue tras su reflejo.