14. Templo del Espejo Reflexión interna
Tema: Molestia
Esto no era lo que ella se suponía que debía estar haciendo. Pero entonces, ¿Qué otra cosa debía hacer con su vida?
No debía estar perdida entre pasillos oscuros y decrépitos buscando por una salida. No cuando tenía tantos lugares que ver y explorar. ¿Tantas opciones a la mano y esto fue lo que escogió hacer?
Asqueroso.
Lo odiaba.
Y se odiaba a sí misma por permitir que esto pasara.
Las cosas no tenían que estar de esta manera. Las cosas no tenían que terminar de esta manera.
Y ahora lo mejor que se le ocurría era hacer catarsis a partir de restos.
Esperando que un día eso sea suficiente.
Si tan solo pudiera usar una fracción del odio que se tenía hacia ella misma en algo más útil. Tal vez ella no necesitaría probarse a si misma con desafíos tan ridículos como escalar una montaña, sabiendo bien que nunca sacaría el tema con nadie una vez que ella ya no estuviera aquí. Viva o muerta.
Al final no haría una diferencia para ella y lo sabía.
Pero mientras tanto, ella solo podía soñar con el día en el que podría descansar de verdad para siempre. Acomodó la mochila sobre sus hombros una vez más y continuó su camino.
…
Esto era incómodo. Estar confinado a un espacio tan pequeño por irritantes cantidades de tiempo antes de tener una oportunidad de libertad verdadera.
¿Acaso era siempre tan quejón? Oh, pero el se quedaría así, ¿Cómo no? Él no tenía mejor cosa que hacer que perderse a si mismo en la vida de otros porque no quería arreglar la suya propia.
¿Qué había para arreglar cuando ni siquiera había empezado a tratar con su vida en un principio? Él sabía que no lo había hecho y aun asó continuaba con una comezón incesante para cavar en suelo blando con sus manos, esperando encontrar algo que justificara sus esfuerzos para que valieran la pena.
¿Y para que propósito? Él sabía que no iba a petarlo en el internet. Como mucho él iba a ser un entretenimiento pasadero para gente detrás de una pantalla. ¿Alguna vez alguien lo admiraría a él de la misma manera en la que él admiraba sus ídolos?
Todo lo que hacía no era una obra maestra. Todo su trabajo no era más que lo mejor de lo peor en una pila de basura siempre ardiente que él buscaba alimentar con más y más combustible. Odiaba la mera idea de no tener esa pila y no tendría idea de que hacer sin ella y dicha idea solo lo incitaba a ir más y más y más profundo.
Su trabajo no era único o especial. Cualquiera podría replicar lo que él hacía y hacerlo mejor. Esto no tenía significado. Esto no estaba diseñado para enviar un mensaje. Era un grito a un vacío en el que nadie lo oiría.
Buscaba ser una obra fuera de tiempo y al final terminaba siendo una idea perdida en el tiempo.
Al igual como él estaba atrapado en esa prisión de cristal. Solo pudo descansar su cabeza contra los muros y cerrar sus ojos pesados.
…
Esto era una vil pila de pensamientos. Eso es lo que cualquiera diría al ver dentro de su cabeza y su mente.
Aun así, ella se aferraría a ellos como si su vida dependiera de ello. Así era hasta cierto punto y sin ellos, ella no tenía nada y no era nada.
Tanto esfuerzo mental y el exclusivo beneficio de vivir en una mente. Todo para crear casa nada y lo poco que creaba se quedaba en la oscuridad de ojos entrometidos.
Ella se sentía como si lanzara una bola saltarina a un muro y cada vez que la tiraba, la bola siempre terminaba golpeándola en la cabeza. Entonces la bola rodaría lejos de ella, ella se levantaría cansadamente para recuperarla y tirarla una vez más.
Ella se reiría de ello si no estuviera cansada por la cantidad de contradicciones que tenía sobre su propio ser. Insomne y soñolienta. Gruñona y calmada. Calculadora e impaciente. Pensadora y cabeza vacía. Siempre queriendo tocar y siempre absteniéndose a ver en la distancia.
Oh, ¿Ahora ella estaba teniendo dudas sobre la idea a por algo nuevo? ¿Eso no era lo que ella quería? Ser tan maravillada por la exploración. Ella no tenía miedo de su mente. Tenía miedo de que otros vieran adentro. No buscaba ser entendida. Al contrario, ella disfrutaba el sentido de alienación que su línea de pensamiento le daba al igual que lo detestaba, siempre y cuando siguiera alimentando su creencia de que de alguna manera ella era especial. Como si la soledad y oscuridad fueran sus hábitats naturales.
¿Qué clase de sentido eso debía tener? Ella misma no podía saber. Nada nuevo bajo el sol que rara vez veía últimamente y que aun así deseaba y detestaba tanto. Así que, solo hizo lo que mejor sabía hacer. Mirar desde lejos y rumiar.
Porque el desprecio puede llevarte más lejos en una noche que el miedo en un mes.
