Buenas noches a tod s.
En primer lugar quiero disculparme por haber estado casi dos años inactivo. El trabajo, el estudio, situaciones personales y el hecho de no saber muy bien cómo poner punto y final adecuado a esta primera parte de la historia que he escrito me habían bloqueado, pero creo que ahora he conseguido reconectar con la historia y volver a sentarme a escribir.
Aquí les paso el ultimo capitulo en el que aparecen los Stark en esta historia. Nos despedimos, aunque no por mucho, de Robb y compañía para poner punto y final a esta primera parte. Publicare dos epílogos en los próximos días que nos servirán de enlace con la siguiente historia que se titulara "La Guerra del Hielo y el Fuego".
Espero que este capítulo les guste, les ayude a reconectar con la historia y por supuesto espero sus comentarios.
La Guardia de la Noche o ser un Stark.
Jon.
-No puedes estar hablando enserio, lo que dices es una locura, nunca se ha hecho en la historia y ademas que diría tu madre, que dirían tus abanderados…
-mis señores ya te juraron como Stark hace meses, y no solo eso. Jon si a mí me pasara algo y no tengo descendencia serias el Rey en el Norte- dijo Robb con una sonrisa.
En ese momento algo se encogió en el pecho de Jon. Siempre habia soñado con ser un Stark, desde pequeño siempre habia soñado con el dia en el que su padre hablaría con el Rey Robert y le pediría que legitimara a Jon. Ahora su hermano, un rey por derecho propio, estaba cumpliendo su sueño. Pero aun más le sorprendió que Robb le hubiera nombrado heredero.
Jon negó con la cabeza.
-pero Robb no puedes hablar enserio. Sé que aun no tienes hijos, pero Rickon sigue vivo, y tambien Bran. Ni los señores ni tu madre aceptarían que yo fuera tu heredero y además te acabas de casar, pronto tendrás hijos propios.
Robb sonrió, se acerco y puso su mano en el hombro de Jon, con una clara actitud conciliadora.
-es cierto todo lo que dices sobre Rickon, Bran y madre. Pero los señores saben que si me pasa algo a mí ahora, el Norte necesitará a un hombre al frente, no un niño. Pero es cierto, de momento eres mi heredero aunque espero tener hijos propios pronto y tranquilo hermano, no tengo previsto morir próximamente.
Seguía siendo imposible, pensaba Jon. El era un Hermano de la Guardia de la Noche.
-Te agradezco que me hayas nombrado como un Stark, pero no puedo ser tu heredero, no puedo estar a tu lado. Mi lugar es el Muro.
Esta vez el rostro del llamado Joven Lobo se contrajo.
-deja de negarte. Ya hable con tu nuevo Lord Comandante, Noye aceptó que por beneficio del Muro, es mejor tener buenas relaciones con el Rey en el Norte, y por ello ha decidido liberarte de tu juramento.
-Hice un juramento a los dioses, no puedo dejar el Muro, soy el escudo que defiende los Reinos de los Hombres.
Robb insistió- entonces ayúdame a defenderlos. No sabemos cuándo vendrán los muertos pero contigo a mi lado podré preparar mi reino y quizás todo Poniente para la lucha. Hazte a la idea Jon, nos vamos en cinco días a Invernalia, y cuando llegues allí lo harás como Jon Stark, Señor del Fuerte Terror y Heredero del Norte.
Jon vio como su hermano se encaminaba a la puerta. Antes de irse, Robb se giro:- y recuerda hermano, no importa lo que piense mi madre, si es eso lo que te preocupa, yo siempre te apoyare y confió en ti.
Entonces Robb salió y él se quedo solo, únicamente acompañado por sus pensamientos. Se sentía abrumado, pero aun asi, a pesar de su juramento, de sus amigos de la Guardia, en el fondo de su corazón una alegría inmensa brotaba con fuerza propia. Por fin seria un Stark.
Arya.
El puerto se veía en el horizonte. Salinas era un pequeño pueblo dominado por un castillo encima de una colina. Sansa seguro sabría quienes eran los señores de estas tierras, ella siempre habia sido buena con esas cosas, sin embargo Arya nunca se habia molestado en estudiar aquellas lecciones que la Septa Mordane le habia intentado inculcar cuando era niña, cuando su familia estaba unida y su padre vivo.
Después de dejar al Perro malherido, habia reflexionado sobre qué hacer, sabía que su hermano Robb habia ganado la guerra y que ahora todo Poniente lo reconocía como Rey en el Norte y del Tridente. Sabía que aun se encontraba en las Tierras de los Ríos y seguro que si se acercaba al castillo y hablaba con los señores podría volver a Invernalia, al menos si la creían y aceptaban quien Arya decía ser.
Sin embargo, al ver el Mar Angosto ante ella, un deseo renació en su corazón. Ella nunca habría querido ser una dama y mucho menos una princesa. Su hermano la quería pero quizás la obligase a casarse con algún señor, algo que Arya nunca aceptaría, no de buen grado. Quizás...
Quizás debía aplazar su vuelta a casa, no tenía dinero ero deseaba vivir, poder ser libre, libre como viento y las olas que rugían en el mar. Con el tiempo podría volver a casa. Sabía que Poniente consideraba que estaba muerta pero cuando llegara a su destino le enviaría una carta a su familia, una vez que estuviera lo suficientemente lejos como para evitar que su madre o Robb enviaran a gente tras su busca.
Paseando por los muelles observo los distintos barcos que se encontraban anclados en el puerto. Un joven marinero se acerco a ella, sin duda pensando que eran un niño.
-¿Buscas algo muchacho? Preguntó el marinero.
Arya se paro en un instante. –Solo quiero saber a dónde van esos barcos, siempre me han gustado los barcos…
El joven marinero sonrió.
-el mar es sin duda un atractivo poderoso- y señalando a los diferentes barcos comenzó a enumerar los diferentes destinos- este de aquí más cercano parte hacia Puerto Blanco para entregar un tributo al nuevo Rey Lobo, el de la derecha zarpara hacia Lys en busca de sedas y especias, y el más alejado zarpa mañana mismo a Bravoos después de haber comerciado por los puertos de la costa.
En el momento en el que el joven menciono el nombre de Bravoos, Arya recordó a Jaquen y se acordó de su sueño, de su deseo de convertirse en alguien como él. Se palpo el bolsillo interior de su joven y allí estaba, la moneda de hierro que le habia dado su amigo al salir del castillo de Harrenhal.
Agradeciendo al marinero se dispuso a acercarse al barco bravoosi y con decisión pregunto quién era el capitán a un hombre fornido con el pelo cano, el cual respondió con un claro acento extranjero.
-yo soy el capitán, porque me buscas muchacho.
-Me gustaría viajar a Bravoos y me gustaría saber si puedo trabajar para pagar mi pasaje.
El hombre se rio y movió la cabeza.
-no necesitamos más grumetes y además no tienes pinta de conocer los entresijos de un barco.
Arya se rebusco en el jubón y saco su moneda.
-puedo pagar…
El hombre volvió a negar.
-no busco oro muchacho, ya tengo suficiente.
Arya se mantuvo firme – no es oro, es hierro- y le entrego la moneda al hombre quien se habia girado al escucharla.
El hombre cogió la moneda y la miro fijamente.
Entonces Arya recito las palabras que habia escuchado hace ya más de un año:- Valar Morgulis.
El hombre abrió los ojos y rápidamente respondió:- Valar Dohaeris.
Cambiando completamente el semblante, el capitán se acerco y le puso la moneda en su mano.
-tendrás un camarote, puedes subir a bordo y nada te faltara durante el viaje.
Al dia siguiente.
El barco habia soltado amarras, el capitán habia cumplido con su promesa y le habia dado un pequeño camarote muy limpio y le habia asegurado que podría compartir su comida.
A medida que el barco salía del puerto, estando Arya en el castillo de popa, un sentimiento de nostalgia, de desazón, e incluso de miedo recorrió su cuerpo. Mirando por última vez las tierras de Poniente, las tierras de su familia, que cada vez se iban haciendo más pequeñas a medida que se alejaban, Arya no podía dejar de pensar en su madre, en sus hermanos y en su padre. Sin embargo habia algo que le impedía volver, y tenía que descubrir quién era antes de regresar a Invernalia.
En ese momento Arya abandono el castillo de popa y se dirigió a la proa del barco y desde allí miro al horizonte, un horizonte inmenso, con nada más que el mar ante ella y se dio cuenta de que su destino la esperaba.
Robb.
Invernalia se encontraba ante ellos.
Su hueste se habia reducido, tanto Umber como Brynden Tully o Lord Reed habían abandonado la columna nada más salir del Castillo Negro, el primero para volver a sus tierras y el segundo en dirección a Bosquespeso para tomar un barco y regresar al Tridente y rencontrarse con su hermano antes de su posible muerte, mientras que el Señor de Aguasgrises habia regresado a sus tierras para recabar información sobre la Larga Noche entre los sabios de su pueblo.
Robb y Brynden habían decidido que era mejor ir preparando a los ribereños para cuando llegara la Larga Noche y que lo harían poco a poco. Sabía que los Blackwood, los Mallister, los Frey y los Piper aceptarían cualquier cosa que Robb, el Pez Negro o Edmure, al cual su tío se encargaría de convencer, les dijera, pero los demás señores serian más complicados y debían hacerlo con tiento. Con sus instrucciones el que habia sido su mano derecha durante sus últimos dos años marcho con un abrazo y la promesa de volver.
Robb y Jon siguieron el camino y con el paso de los días su hermano se iba acostumbrando al tratamiento que se le habia otorgado, aunque Jon se habia negado completamente a recibir el título de Alteza y solo aceptaría el titulo de Señor, incluso habia decidido que después de llegar a Invernalia tomaría 200 hombres y marcharía a sus tierras a ponerlas en orden, pues desde la muerte de los Bolton, estaban gobernadas por el castellano impuesto por Wyman Manderly.
Cuando avanzaron por la Ciudad del Invierno el pueblo salió a recibir a su rey y los vítores emocionaron una vez más a Robb. Le gustaba que su gente fuera feliz y durante su viaje se habia asegurado de pararse en cada aldea al Norte de Invernalia para poner en orden sus tierras, impartiendo justicia y recordando a los caídos y otorgando prebendas por la victoria.
Al cruzar las puertas del castillo encontraron a los Stark y sus sirvientes más cercanos junto a los Karstark y Lord Manderly allí presentes esperando para recibirlos. Todos se arrodillaron. Robb desmonto y su esposa se acerco a él. Alys estaba hermosa, con su cabello pelirrojo besado por el fuego, como dirían los salvajes, suelto y con su corona sobre su cabeza. Alys se arrodillo pero Robb se lo impidió y la beso. El pueblo aplaudió y Alys se sonrojo. La echaba de menos, lo admitía, se estaba enamorando de ella o eso pensaba y asi se lo habia confesado a su hermano.
-Majestad, Invernalia es Suya.
Robb saludo a su familia, su hermana Sansa que parecía totalmente cambiada, de nuevo con atuendos norteños, su madre agarrando de la mano a su hermano cuyo cabello se habia recortado y adecentado. Tanto Viento Gris como Fantasma se encontraron con Peludo y los tres Huargos jugaron entre ellos.
La única sonrisa que desapareció fue la de su madre cuando ella vio a Jon con el emblema de los Stark en su pecho. Catelyn entro en el castillo y Robb la siguió una vez hubo despedido a los presentes. A pesar de que sabía que debía hablar con su madre, convoco a Lord Karstark, a su cuñado Harrion, a Lord Manderly y a su hermano Jon a una habitación junto al Salón del Trono. Eran una especie de Consejo Real, aunque sabía que debía configurar un consejo de manera más ordenada, aunque todo a su tiempo.
Una vez todos estuvieron sentados, Robb tomo la palabra.
-bien mis señores es mi deseo informarles que hemos llegado a un acuerdo con la Guardia de la Noche y el Pueblo Libre para preparar el reino cuando llegue la Larga Noche. Cuando el Rey de la Noche llegue nos encargaremos de detenerlo y destruirlo de una vez por todas.
Tanto Lord Karstark como Jon, que ya habían oído la historia asintieron, sin embargo Harrion y Lord Manderly se quedaron estupefactos, como si su rey acabara de decir la más grande de las locuras.
-Wyman, Harrion, sé que es confuso, pero debo contaros lo que aprendí en el Muro…
Le tomo tres horas que sus consejeros aceptaran que lo que se venía era posiblemente la amenaza más grande que hubieran enfrentado desde los Dragones de Aegon y sus hermanas. Rápidamente se pusieron manos a la obra.
-bien, mi hermano Jon se convertirá en Condestable del Norte, el principal capitán de las fuerzas norteñas en el reino, de un modo similar al de Ser Brynden en el Tridente. El se encargara de dirigirlas si yo no puedo hacerlo y de organizar las fuerzas permanentes, reclutarlas, armarlas y en caso de guerra, los señores deberán obedecerlo, pues estará por encima de todos, militarmente hablando. Solo yo puedo darle órdenes.
Los presentes aceptaron, aunque su suegro no estuviera muy conforme y asi se lio habia comentado cuando le conto su idea durante el viaje. Confiaba en Rickard, pero Jon era joven y si algo ocurría seria su heredero a no ser que tuviera descendencia. Debía acostumbrarse al mando, más allá de gobernar un castillo.
-Wyman me ayudara con la gobernanza del reino como Canciller y juntos crearemos un consejo que estará compuesto por el Rey y la Reina, el Canciller, el Condestable, el Consejero de Leyes, el Consejero de la Moneda, el Lord Almirante y el Maestre de Invernalia. En ciertas ocasiones, algunos señores serán invitados a participar en el consejo, al igual que miembros de mi familia, como mi hermano Rickon cuando sea mayor de edad.
Todos asintieron y una vez Manderly hubo hecho un resumen de lo acontecido desde que Robb habia marchado al Muro, el Joven Lobo dio por concluida la sesión y ordeno servir la cena en el Gran Salón para dar la bienvenida a su hermano. No sería un banquete al uso, aunque habia música, pues un joven juglar de aspecto delgado habia llegado a Invernalia un mes atrás, sin duda conocedor del amor de la nueva princesa norteña, Sansa, por las canciones.
Una vez hubo concluido la cena, Robb y Alys se retiraron a sus aposentos acompañados de Viento Gris, quien era el primer Guardia Real, aunque Robb habia decidido crear la Guardia del Invierno, un cuerpo destinado a proteger a su familia, similar a la Guardia Real aunque con diferencias.
Alys y Robb comenzaron a besarse nada más cerrarse la puerta de la habitación. Ambos se habían echado de menos, eso estaba claro y con el paso del tiempo la pasión habia aumentado, el fuego ardía en la hoguera con la misma fuerza que ardía entre ellos un sentimiento que habia nacido entre ambos el dia de su boda y su abrazo esta noche seria más pasional delo que Robb jamás habia imaginado.
Justo al tumbarse en la cama, Alys paro de besar a su marido y le miro a los ojos, acariciándole el rostro, pasando un dedo por su cicatriz.
-Robb tengo algo que decirte…
El Joven Lobo miro a su reina, a su Sol de Invierno y se dio cuenta de que algo no estaba del todo correcto. Por un momento pensó que algo grave habia pasado.
-a que te refieres…
Las mejillas de su esposa vieron recorrer una lágrima que Robb seco con su mano y en vez de romper a llorar como este habia imaginado, la joven reina rompió a reír con ternura.
-el maestre me lo confirmo hace una semana… estoy embarazada… vamos a ser padres…
Esperando su reacción, Alys se quedo mirándole y este únicamente pudo cerrar los labios. Las palabras de su esposa aun estaban siendo procesadas por su cabeza: embarazada… al igual que el mismo, su primer hijo habia sido concebido en la noche de bodas y Robb sintió más alegría que nunca en su vida. Mucha más alegría que cuando fue coronado rey, que cuando derroto a Tywin o cuando conquisto Desembarco del Rey.
Robb abrazo a su esposa gritando lo feliz que era y lo felices que serian y en ese momento no habia Lannister de los que preocuparse, no habia Caminantes Blancos, ni Larga Noche ni Rey de la Noche que pudiera ensombrecer este momento. Beso a su esposa y le hizo el amor durante horas, hasta bien entrada la noche cuando ambos, exhaustos se quedaron dormidos.
Robb se despertó al cabo de unas horas, cuando aun no habia amanecido y descubrió que habia algo que le intrigaba. No habia tenido tiempo de ir a las criptas. Se levanto de la cama, se puso unos pantalones, unas botas y una capa de pieles y salió de la habitación. Su Huargo entendió la orden de su maestro de quedarse con su familia y el Rey en el Norte salió solo de su habitación. El guardia junto a la puerta se puso firme al ver al Rey, pero este le indico que se quedara en su puesto. Robb estaba seguro en su castillo, eso lo tenía claro.
Era increíble lo silencioso que estaba todo, lo silencioso que podía ser un castillo tan bullicioso como Invernalia. Algunos guardias que estaban haciendo turnos de vigilancia inclinaron la cabeza al verlo pero ninguno le detuvo, sabían que su rey a veces hacia cosas extrañas como pasear en mitad de la noche. Ademas, en cuanto vieron que se dirigía a las criptas muchos concluyeron que se dirigía a rezar ante la tumba de su padre. Mientras bajaba la cripta no podía evitar pensar que aunque estuviera más feliz que nunca por su futura paternidad no podía dejar de pensar en que no habia cumplido sus promesas: habia recuperado a Sansa y a Rickon, pero no a Arya ni a Bran y todos los días rezaba por encontrarlos. Habia liberado al Norte pero ahora debía enfrentarse a una amenaza aun mayor que Tywin Lannister.
Finalmente, su ultimo pensamiento antes de detenerse fue hacia Jon y lo que le habia contado y pensó que quizás era cosa del destino.
Ante la tumba de su tía Lyanna, Robb hizo caso al amigo de su difunto padre y rodeo la tumba y justo detrás encontró en la tumba un símbolo, lo toco con los dedos y reconoció que representaba: era el emblema de los Targaryen, el emblema del dragón las tres cabezas. Robb presiono el símbolo y algo se movió y entonces se giro y vio que de la pared se abría un compartimento en el que encontró una larga caja rectangular, mucho más larga que su propio brazo.
La caja contenía los emblemas del Huargo Stark y el Dragón Targaryen y entonces entendió que habia sido creada por Rhaegar Targaryen para su tía. Abrió la caja y se sorprendió al encontrarse una larga espada, un mandoble, Robb desenvaino la espada y se encontró con que era una espada de acero valyrio, igual que Hielo, aunque algo más corta. Esa espada solo podía ser Fuegoscuro, la espada ancestral de los Targaryen, la espada de Aegon el Conquistador. Sin salir de su asombro, Robb encontró una pequeña caja cuadrada y al abrirla su sorpresa fue aun mayor pues encontró un circulo de acero valyrio con rubíes rojos, una corona que Robb conocía por las historias que habia escuchado, la Corona del Conquistador, la cual se habia perdido tras la muerte de Daeron I en Dorne, justo donde su tía se habia refugiado con Rhaegar.
Dos reliquias de los Targaryen escondidas en su castilla, desde hace casi veinte años casi provocan que Robb se desmayara, si no fuera por una carta que Robb encontró junto a ambos cofres y entonces empezó a leer y comprendió todo lo que aun no hacia…
Una vez hubo dejado todo en su sitio, Robb decidió que era mejor esperar, seguir el consejo de Reed. El mismo tenía problemas para comprender todo lo que habia ocurrido, todo lo que habia encontrado en la Cripta y al salir decidió encaminarse hacia el Bosque de Dioses.
Llego hasta el árbol corazón y se encontró recordando a su padre. Le gustaría hablar con él para saber por qué lo habia ocultado, porque no se lo habia contado antes de irse al sur, aunque claro, ni siquiera Ned Stark podría prever lo que ocurriría. Pensando en su padre entendió que la responsabilidad ahora era suya. Un secreto que podía cambiar Poniente y su familia y decidió que llegado el momento la verdad saldría a la luz.
Mirando al Árbol Corazón se dio cuenta de que el futuro seria aun más impredecible de lo que habia sido su vida hasta ahora. Sin embargo, las cosas habían cambiado. Robb ahora tenía mucho más por lo que luchar y por lo que morir y daría su vida para proteger todo lo que amaba: su reino, su hogar, su pueblo, su familia, su esposa y su hijo.
Bueno pues aquí acaba por ahora la historia de Robb Stark. Seguiremos viendo cómo le va en la próxima historia. Espero les haya gustado y espero que sigan la historia.
