Un Sendero de Flores
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Camelia
Capítulo XI
Las aguas del lago estaban heladas, cuando chapuzon tras chapuzon las mujeres del Harem caían una tras otra en busca de libertad.
—¿Ya son todas? —Preguntó Milk mirando como las jóvenes en el agua empezaban a llegar hacia la costa.
—Es hora de que saltes tú. —Le ordenó Lazuli, vigilando que la puerta no fuera azotada con violencia y derribada.
—¡Salte ahora! —Tirando de Milk con fuerza ambas mujeres saltaron cayendo en picada donde miles de cuchillas de agua fría atravesaron su cuerpo. El agua no era muy profunda y se podía sentir el fondo con la punta de los pies, Milk que no pudo nadar por el frío empezó a dar pasos largos lo más rápido que el peso del agua le permitia. Lograron llegar a la orilla sin mayor dificultad cuando una flecha de repente paso silvando sobre la cabeza de Milk para clavarse en un árbol cercano.
—¡Las quiero a todas muertas! —Desde la altura en que se veía a las prófugas, Zamasu sentenció a cada mujer que se había burlado de él y estaba seguro que entre todas esas concubinas sin valor se encontraba el objetivo de su espada: la hija de Ox Satan.
—¡Corre! —Gritó Lazuli.
Se internaron en el bosque corriendo con desesperación, tras de ellas varios soldados llegaban de sorpresa para atraparlas, Lazuli sabía que debían apresurarse pero la habilidad de los hombres era mucho mejor, con poco espacio de ventaja seguían corriendo a campo traviesas por el bosque donde el viento hacia que su ropa empadada se sintiera aun más congelada entumeciendo sus miembros.
—¡Corre! —Gritaba la rubia.
Apenas podía respirar, exhalaba con intensidad provocando un vaho delante de ella. Era demasiado, los gritos de varias mujeres alarmaron a Milk quien aterrada veía como una de ellas caia moribunda con una flecha atravesando su espalda.
—¡No! —Gritó Milk intentado ayudarla, pero la sangre que brotaba de la boca la espantó, aun así trato de frenar la herida con nada de suerte.
—¡No puedes ayudarla! —Lazuli obligo a Milk a levantarse.
El corazón de la pelinegra se destrozaba mientras el panorama oscuro se ensombrecía aun más con los decesos de varias mujeres, era una tonta, por liberar su conciencia al final había terminado condenando a todas a una muerte más cruel.
Todo por ella, todo era su culpa, todo...
En medio del frondoso bosque y el manto de la noche, las lágrimas saladas de Milk recorrieron su rostro. La culpabilidad le pesaba y aun con todo ello no dejaba de correr, el miedo de saber que las flechas llovían alrededor hacía que su sangre se llenara de adrenalina buscando seguir con vida, pero su culpa le punzaba internamente...
Tenía que hacer algo... pero ¿Qué?
No supo el tiempo que pasó corriendo o cuantas vidas se iban perdiendo en su torpe y descuidada huida, en medio de un trance por el frío que sentía atravesando sus huesos y congelando su alma, de no ser por la mano que la arrastraba en medio de la oscuridad guiandola por donde debía ir estaba segura que ya se hubiese desmayado por el agotamiento; sus pies estaban demasiado adormecidos para sentir el dolor y para su desafortunado destino una cortina de lluvia empezó a caer sobre ellas.
—No podemos seguir así, debemos buscar un refugio. —Más lucida que la propia Milk, Lazuli se dio cuenta que los soldados habían sido dejados muy atrás, ahora sólo la inclemencia del tiempo arremetió contra ellas. Avanzando un poco más, la rubia halló una cueva entre rocas cubiertas de musgo y plantas que podrían servirles para descansar un poco.
Al entrar descubrieron que no solo ellas encontraron aquel improvisado refugio, sino también ahí se encontraban varias mujeres entre ellas Launch quien intentaba calmar el miedo de las sobrevivientes, su ira era palpable. Estaban enfurecidas conra Milk
—Esto no estaría pasando de no ser porque ella nos insto a salir huyendo. —Una joven que no pudo soportar más la situación, habló molesta.
—Ella no obligó a nadie...—Calmadamente Launch intento razonar con la mujer, pero esta no escuchó.
—No, pero por su culpa fuimos atacados. Si ella no...
—Estarías muerta ahora mismo.—Declaró Lazuli con seriedad y harta de las quejas de esas mujeres.
—Cualquier cosa es preferible a estar en esta situación.
Un rayo de luz proveniente de un relámpago ilumino la reducida cueva de rocas, ahí no solo había mujeres del harem, en un estrecho rincón cubriendo su cuerpo por el frío una pequeña joven tiritaba, su cabello platinado estaba corto que le daba la apariencia de un hombre, pero sus rasgos eran sumamente femeninos.
Milk se preguntó quien sería aquella muchacha, pero el silencio fue toda la respuesta que recibió seguido de el sonido de la lluvia que caía a raudales, varias mujeres asustadas se durmieron pero Milk se negó a hacerlo, quería estar esta por si los soldados las alcanzaban y debían huir nuevamente.
—Yo vigilare. —Le dijo Lazuli. —Descansa y puedes tomar mi puesto en unos momentos.
—Pero... —Empezo a negarse Milk, quería vigilar.
—En tus condiciones no seras de ayuda si nos encuentran, descansa y podrás recuperar fuerza.
《Tiene razón》 pensó Milk 《Si nos encuentran yo seré una carga más porque estoy agotada》
Así que Milk dormito.
Lazuli acostumbrada a pasar noches en vela por su trabajo, cautelosamente miró por las afueras, el descanso no iba a ser muy largo ya que la ventaja de la oscuridad se perdería con el alba debían partir antes del amanecer y eso sería pronto. Cuando observó que gran parte de las mujeres ya habían caído rendidas por el sueño escuchó pasos acercándose. Eran un par de soldados que pasaban desganados.
—Malditas mujeres, buscarlas ya era una carga pero la lluvia empeora todo. —Decía uno.
—Aún no puedo creer que la única mujer que debe morir siga por ahí con vida. Lo bueno es que no puede llegar muy lejos.
—Sólo espero que esto acabe y nos paguen. Tengo entendido que la cantidad de oro que nos prometieron por la muerte de esa mujer es cuantiosa.
Eso le llamó la atención a Lazuli. ¿Quién pagaría por matar a Milk? No lo entendía...
—Espero que así sea, de lo contrario el jefe va a enfadarse.
Las voces se alejaron del lugar, pero dejaron a Lazuli pensando. Debía idear una estrategia para salir de aquel embrollo.
Cuando la pelinegra despertó del sueño superficial que tuvo la oscuridad aún se cernía sobre el bosque, pero supo que debían empezar a salir del lugar cuanto antes.
—Debemos irnos ahora. —Empezó a despertar a las mujeres.
—Milk... —Le llamó Lazuli con cautela. —Tenemos que hablar...
Extrañada por aquel tono de voz, Milk se acercó lo suficiente para escuchar lo que tenía que decirle, pero lo que le dijo fue totalmente algo inesperado y descabellado.
—No puedes hacernos esto... —farfullo Milk.
—No hay opción, mientras sigamos juntas moriremos de un modo u otro. Solo pienso lo que es natural para...
—No puedo creerlo, haremos esto juntas...
—No. Si hay solo una posibilidad de sobrevivir prefiero aliarse con el enemigo.
Y dejando boquiabierta a la pelinegra, la rubia salió de la cueva, Milk no pudo detenerla. Estaba nerviosa, ahora debía encargarse de todas las mujeres por sí misma, tenía que protegerlas.
—¿A dónde fue?—Se preguntó Launch al ver que Lazuli se iba.
—Eso no importa, ahora debemos salir. Todas juntas iremos hacía el sur, no debemos separarnos.
—Yo no pienso seguir con esto. —Exclamó la mujer que durante la noche incordio contra ella. —Las que quieran buscar aquella falsa libertad que tanto les ha prometido esta damisela pueden seguirla.
Milk bufo, lo que menos necesitaban era dividirse, pero llegados a ese punto no quería obligar a nadie a acompañarla. Espero paciente a que el grupo de días mujeres se segregara, quedando solo seis dispuestas a correr el riesgo de escapar aun más lejos. Entre ellas la muchacha de cabello corto que no se soltaba para nada de la mano de Launch y con las pocas mujeres que quedaron emprendieron marcha.
No había tiempo que perder.
Por su lado Lazuli había salido en busca de los soldados, el vaho de su respiración por el aire fresco de la mañana era bastante intenso, el viento frío soplaba, camino de regreso al castillo con las manos elevadas y desnudas demostrando su rendición. Era su única oportunidad...
—¡Alto! —La encontraron con bastante facilidad, era normal que los soldados hubiesen quedado por ahí ya que con la lluvia no llegarían muy lejos y tenía razón.
—¡Mi señor, Zamas! ¡Aquí encontramos a una!—Avisó uno de los soldados corriendo directamente hacía ella con una filosa espada apuntándole.
—Es increíble que mi hermano haya permitido que unas mujeres se burlaran de él. Es una vergüenza. —El hombre que se acercaba a caballo no parecía el mismo, la rubia lo pensó al verlo, su rostro era igual pero su actitud variaba demasiado del carácter que tuvo al matar a Maron.
Es que al parecer no era el mismo.
¿Dijo hermano? No podía preguntar...
—Vengo a ofrecer un trato. —Dijo Lazuli mirando al hombre directamente a los ojos.
—¿Qué puede ofrecerme una mujer? —Zamas, se burló de sus palabras.
—Aprecio mi vida y tengo información. Se que buscas a la hija de Ox Satan.
—Que interesante. —Sin dejar su tono de cinismo, Zamas bajo de su caballo para poder encarar a la mujer rubia. —¿A cambio de que me brindaras esa información?
—Soy una mercenaria como tú, solo busco mi forma de sobrevivir.
—Claro que sé quien eres, una pobre huérfana hábil con la espada. ¿Sabes que tenemos mucho en común? —Lazuli temió por su vida, aquel hombre definitivamente no era igual al de la noche parecía más sádico más retorcido... y sabía quien era ella.
—No, no lo se. —El temblor de su voz fue sutil pero la delató.
—Ambos tenemos hermanos muy parecidos a nosotros. —Eso respondía su pregunta interna, no era la misma persona. Este hermano era más peligroso... —¿Y sabes que nos diferencia?
Las manos duras de aquel sujeto enrollaron su garganta cortándole el aire, Zamas y su expresión de ligereza cambiaron en un instante por otra de furia iba a matarla.
—Ambos somos demasiado astutos... —Apretó sus dedos aumentando la fuerza de su agarre asfixiando a la rubia, su cuello palpitaba con desesperación en busca de oxígeno y los huesos de su cerviz tronaron. Sus pies se elevaron del suelo y se retorcio, su fin estaba cerca.
—¡Déjala! —Con una roca siendo lanzada directamente a la cabeza de Zamas, Milk atrajo su atención lo suficiente para salvar a su amiga. —¡Es a mi a quien buscas!
—Sabía que ella vendría. —Se alegro el mercenario. —¡Yo mismo iré tras ella!
—¡No! —Recuperando un poco de aire, Lazuli intento detenerlo pero Zamas era muy fuerte, ordenó que la encadenaran.
—Eres sumamente hermosa para ser una asesina, luego me encargare de ti. De momento debo ir a cumplir mi trabajo.
Montando su caballo Zamas se alejó a gran velocidad, la alcanzaría con facilidad y luego de matarla su premio sería algo mucho mejor que una recompensa compartida con su hermano. Corriendo por los árboles pudk vislumbrar la figura de la joven pelinegra siguiendo el camino del lago, la alcanzó con rapidez y logró tomarla del cabello para lanzarla con fuerza contra la tierra. Aquella mujer le causo demasiados problemas.
Bajo de su caballo para terminar con su miserable vida cuando la joven con una fiereza desconocida para él se enfrento apuntándole con una espada.
—¿Acaso sabes usar eso, niña? —Ma escena le pareció divertida, esa pobre criatura se aferraba hasta su última hazaña para evitar morir.
—Le aseguro que sí y va a arrepentirse por haber derramado tanta sangre inocente...—Con una valentía irradiada por adrenalina, Milk habló con firmeza antes de atacar directamente al corazón de su enemigo, pero este con una facilidad enorme logró evitar aquel movimiento.
—Yo te aseguro que cuando algún valiente guerrero me habla así, suelo quemar su cuerpo para que nunca puedan darle una sepultura digna. —Le amenazo, antes de devolver con un movimiento de su espada el ataque, estaba sorprendido. A pesar de ser mujer el domini que tenía sobre el arma era correcto, se defendía y atacaba sin perder el ritmo o la fuerza.
—Pues yo soy una valiente guerrera y será tu cuerpo el que arda en fuego. —Contesto Milk con la respiración entrecortada, el desgaste físico le podía.
La lucha se extendió, Milk retrocedía buscando la forma de obtener ventaja pero la fuerza de aquel hombre empezaba a mermar su defensa, ya no atacaba solo se defendía, llego el punto en que ya no pudo mantenerse y el filo de la katana enemiga le rasgo el brazo hiriendola perdiendo su arma en el acto.
Estaba expuesta, no tenía escapatoria... El borde del lago terminaba en una cascada turbulenta con una caída larga, estaba entre el abismo o la muerte, no había gran diferencia. Miro el vacío frente a ella, sus ojos se humedecieron, la idea de Goku rescatandola era tan remota como la idea de sobrevivir.
—Hasta aquí llegaste... —Tras de ella Zamas se preparaba para dar el golpe final.
Pero cuando su katana se elevó para ejecutar a la fugitiva, lo único que corto fue el aire. Esa mujer estaba loca.
Milk había saltado.
El anuncio de la muerte de Milk fue devastador para todos, Bulma se negaba a creerlo y al igual que Goku mantenían una leve e irracional esperanza de ella aun estaba viva, lo cual era desmentido por el cuerpo de la mujer que ahora transportaban de regreso a la villa. Habian llegado tarde, demasiado tarde y no habían podido evitar el ataque a los castillos del señor feudal. Con el sol naciente sobre ellos la sombra de la muerte de Milk los torturaba en silencio.
—¡Esperen! —Gritó Krilin frenando la comitiva. —Acabo de ver algo...
Con la mirada pidió permiso para investigar el cual le fue concedido, galopando hacia unos matorrales busco con la mirada en el lugar donde creyó haber visto movimiento, un movimiento inusual. Ahí en medio de los arbustos una agonizante mujer se encontraba pálida y con la respiración forzada. Apresurado desmontó del caballo para auxiliar a la rubia mujer mientras pedía ayuda, varios de los soldados que los acompañaban lo ayudaron.
—Esa mujer... —La reconoció de inmediato Vegeta. —Es una de los secuaces de Freezer.
Aquello atrajo la atención de Goku, quien se acercó montando su caballo para verla más de cerca y en efecto era ella, se preguntó si su hermano estaría cerca.
—Es una trampa. —Habló Goku.—Es imposible que este sola sin su hermano cerca, abran bien los ojos...
—Claro que no Goku, solo mirala esta envenenada... —Discrepo Krilin al observar los signos vitales de la joven.
—Sin duda lo hizo a propósito para despistarnos... —Aceptando las palabras de Goku, Vegeta demostró no querer ayudar.
—Puede ser una realidad, los mercenarios son capaces de todo por conseguir su cometido. —Estuvo de acuerdo Raditz.
—No avancemos con las suposiciones. —Habló finalmente Bardock. —De ser una trampa ya hubiésemos sido emboscados, si lo que dice Krilin es cierto entonces la mujer puede morir.
El grupo estuvo reacio, pero no iban a discutir con el patriarca de la familia, por ello la ayudaron a subir en una montura para llevarla acompañada de un soldado.
—Yo iré con ella.—Anunvio Krilin subiendo en el mismo caballo para sujetarla, para ser una asesina despiadada era muy hermosa y no puso evitar sentir un ligero nerviosismo al sentir su cuerpo cálido junto a él.
—Espero que estés en lo cierto enano. —Le dijo Vegeta al examinar su reacción. —Espero que la ayudes por genuino altruismo y no solo porque es indudablemente hermosa.
Sin poder refutar palabra en contra de su declaración, Vegeta se alejo de Krilin.pero ambos hombres ignoraban que el comentario de Vegeta había sido demasiado audible para cierta peliazul, quien en silencio avanzó con la comitiva. Bulma estaba destrozada no solo porque a los ojos de aquel guerrero ella no era hermosa ni deseable, sino porque su amiga ya no estaba ahí con ella. Su corazón estaba hecho pedazos, su hermana del alma había perecido peleando hasta el final como había escuchado de Goku, su asesino estaba muerto pero su sed de justicia no estaban aplacados. Tenía que vengarse, cobrar la vida de aquel señor feudal que había condenado a su amiga a una muerte inminente.
Todo el camino de regreso Bulma lloró desconsolada pero discreta no quería la compañía de nadie y en su soledad ese tiempo lo uso para pensar en las formas en que podía cobrar venganza, tantas ideas de asesinato, tantas formas de tortura y aun con tantos planes sabía que ninguno sería efectivo contra Lord Freezer, era demasiado fuerte y hábil, pero sabía que él solo le temía a una persona: El Emperador. Así que para poner en marcha su plan debía regresar a la capital, lo haría por ella, por Milk...
Sus lágrimas cayeron nuevamente al recordar que ahora Milk volvía pero inerte y sin vida...
El tramo de regreso a la Villa fue apresurado debido a la mujer convaleciente que los acompañaba, Bulma en su interior deseo que muriese en el camino pero no fue así, por ello en cuanto llegaron fue rápidamente auxiliada por Gine quien con las pócimas que guardaba para esos casos logro estabilizar a la joven, pero por el ambiente tan desolado Krilin decidió llevarla a su casa y cuidarla ahí. Nadie se opuso.
Finalmente luego de tanto ajetreo por salvar a la rubia Gine preguntó:
—¿Qué sucedió? ¿Dónde está Milk...?
No hubo respuesta, nadie se atrevió a decirlo, pero por el silencio y los rostros de su familia en especial los ojos negros de Goku que denotaba una profunda tristeza lo confirmaron. Rompió en llanto al deducir que su mayor miedo se había cumplido, aquella joven tan alegre y dedicada ya no se encontraba con vida, se sostuvo de su marido mientras las lágrimas caían de sus ojos y su voz se desgarraba en quejidos inaudibles.
Bulma no pudo evitar llorar nuevamente, todo era un pesadilla, pero con valor decidió darle una sepultura digna a su amiga, su hermana. Por eso respirando profundamente para calmarse, pero a trs de que pudiese pronunciar palabra Goku habló: —No podemos esperar más. Tenemos que reunir a Milk con su padre.
Aquella frase fue mortal para él mismo, pensarlo lo torturaba pero decirlo en voz alta lo mato, Milk no estaba más y quería ir con ella...
—Debido a la forma tan rapaz y poco honorable en que fue... —Goku se trabó, pero la frase era implícita para todos. —Tendremos que terminar de incinerar los restos que... —No pudo más era demasiado.
—De acuerdo hijo. —Gine consoló a su hijo menor, aunque con esa situación cualquier palabra que dijera era inútil. —Yo me encargare de todo, tu descansa...
Goku se preguntó si podría lograr conciliar el sueño, sentía el cuerpo pesado con cada paso que daba y la fatiga recorría cada parte de él y aun así el dormir le aterraba, se negaba a aceptarlo y dentro de él la idea de la muerte de Milk era imposible, era irreal...
Pero el cuerpo que había llevado con él no hacía más que gritarle que ella ya no estaba ahí, que nunca volvería a verla de nuevo.
Era inconsolable...
Bulma se quedó para ayudar con todo lo necesario para el descanso final de su amiga, no podían ofrecer el sagrado tsuya por lo que solo prepararon los restos para su cremación, para ello las mujeres se encargaron de escoger un kimono blanco para vestir a la fallecida Bulma se encargo de limpiar las cenizas de lo que aun quedaba del hermoso rostro de quien fue su amiga mientras más limpiaba sus facciones se convertian en distintas, era similar a su amiga pero no se parecía a ella...
No podía ser Milk... ¿o sí?
La mayor de sus sospechas resultó de un mechón, un solo mechón que no fue consumido por el fuego, un mechón de cabello azul algo chamuscado que reposaba por la nuca.
No era Milk, ella no tenía el cabello azul no tenia sentido que tuviese un mechón azul justo en la nuca antes de morir. Un brillo de esperanza se empezó a formar en su mente, debía hacer algo... rápido así que corrió a la única persona que posiblemente le ayudaría.
—¡Señor Goku! —llamó a la puerta de la habitación del guerrero. —¡Goku, abre!
Golpeó la puerta corrediza frenética y con urgencia, esta se deslizó revelando la deplorable visión de un hombre en la miseria, pero Bulma quería cambiar eso.
—Encontré esto. —Con un medido entusiasmo Bulma elevó su mano mostrando el cabello.
—Bulma, ahora mismo no...
—¡No! Me refiero a que encontré este trozo de cabello en el cuerpo que trajimos. Sabes bien que Milk no tiene el cabello azul. ¿Por qué...?
—¡No quiero escuchar más!—Gritó Goku asustando a la joven que no esperaba esa reacción de su parte. —¡Se que ambos no queremos creer que ya no esta pero...!
—¡Pero piensalo no tiene sentido...!
—¡Lo que dices no tiene sentido!
El amboroto armado por ellos atrajo la atención de otro guerrero que llevado por el griterío se halló ante una escena inesperada.
—¡Ya calmense los dos! —intervino Vegeta, la casa estaba en duelo y por lo mismo no podía haber una discusión ahora.—¿Se puede saber en que están pensando? ¡No es momento para esto!
—Díselo a ella, que vino a atormentarme aún más con irracionales suposiciones. —Dijo Goku recuperando el control de sus emociones.
—No es irracional... —Comenzó a decir Bulma pero fue interrumpida por Vegeta.
—Silencio mujer, ya dije que no es momento para esto.
Tal vez las palabras del guerrero salieron más duras de lo planeado, pero no pudo controlarlo, ver a su compañero de pelea en un estado casi crítico le preocupaba más de lo que admitiría. Hasta que no recobrara la certeza de sus emociones cualquier alteración podría ser peligrosa en el guerrero, podría cometer una locura sin darse cuenta...
Pero Bulma no lo sintió así.
La peliazul estaba indignada, en especial con ambos guerreros, tenía una prueba irrefutable entre sus manos literalmente pero ninguno quería saber siquiera de ello. Molesta y con lagrimas de rabia abandonó la estancia y salió corriendo para encerrarse en su propia habitación. Se recostó en su cama y sus lágrimas saladas mojaron su rostro, entre sus manos se aferró a ese mechón azul que era una prueba irracional o no de que el cuerpo a enterrar con el nombre de Milk no era Milk, pero aquel secreto se quedaría con ella por el momento no podía arriesgarse a que la creyeran loca, si ahí nadie la ayudaba ella misma buscaría las pistas necesarias para demostrar su punto.
Milk estaba viva.
La esposa de Raditz fue a buscarla para saber si estaba bien, debido a que no había salido de su cuarto y la ceremonia de incineración sería pronto.
—Señorita Bulma... —Le hablaba con suavidad Agisa. —Ya es hora.
Fue un anuncio breve y rápido.
—Estaré ahí en unos momentos. —La voz de Bulma salió ronca y dolorosa.
Se levanto para cambiarse por un kimono de duelo negro pero antes guardó su última esperanza azul como su cabello dentro de un suave pañuelo blanco y fue a presenciar el último adiós del cuerpo de la mujer que fuera quien fuera no era Milk.
《No es Milk》 se repetía Bulma una y otra vez mientras la ceremonia se llevaba a cabo. 《No es Milk, no es Milk》
Se mordió la lengua por la frustración, no podía creer que el hombre que supuestamente amaba a su amiga no confiara en la idea de que ella estuviera vida, realmente viva... pero si lo pensaba fríamente la idea misma era descabellada. Tal vez al final si se estaba volviendo loca...
Cuando finalizo la ceremonia con el llanto inevitable y desgarrador de todos los presentes Bulma regreso a su cuarto, aun estaba en trance por la cantidad de información que debía asimilar e investigar, de algún modo termino durmiendo en un sueño sin descanso donde el tumulto de voces en su interior luchaban por llegar a una conclusión, la determinación respecto a la vida o muerte de Milk desvariaba en su consciencia.
《¿Ahora que...?》 Era su único pensamiento coherente entre las pesadillas que la sumergían en un caso sin salida.
Cuando despertó supo de inmediato que su noche turbulenta no le permitió recuperar fuerzas, pero con todo y la estremecedora noche decidió partir de aquel lugar de inmediato. No podía seguir con la incertidumbre de varias cosas en su cabeza, Bulma tenia que pensar en su venganza y ahora también en una búsqueda, mientras más rápido mejor.
El ir y venir de varios sirvientes le extraño a la familia Son, no sabían el motivo de tanto ajetreo. Pero esta vez fue Gine quien pregunto.
—¿Sucede algo de lo que quiza no estamos enterados? —Preguntó la pelinegra a la doncella personal de la señorita Brief.
—La señorita Bulma ha dado órdenes de regresar a la capital de inmediato. —Informó la doncella brindando una reverencia corta para continuar con sus labores antes de la partida. Aquella noticia sorprendió a todos los presentes, menos a dos guerreros que sabían muy bien el porque de su pronta marcha.
A Goku le fue indiferente, pero no negaba que la determinación tan descabellada de Bulma le sorprendía. Aún recordaba las palabras que le había dicho: 《Sabes bien que Milk no tiene el cabello azul. ¿Por qué...?》 Él lo entendía, comprendía lo que aquella frase quiso brindarle, la leve y absurda creencia de que el cuerpo que encontró en medio del fuego no era Milk. Apretó los puños con fuerza mientras se alejaba de su familia, entre sus manos la katana roja perteneciente al ajuar de Milk centelleo como una prueba sólida de su muerte.
Lo más lógico para Goku fue pensar que aunque la idea de Bulma no podía estar errada tampoco era acertada. Y se negó a pensar más...
Por su lado el otro guerrero que había escuchado la noticia mostró interés, en el tiempo que llevó conociendo a la peliazul siempre terminaba sorprendiéndome por los arranques emocionales que podía desatar en su rabia o furia, pero esta reacción en especifico fue distinta. Conociendo lo sucedido el día anterior, la idea de que su amiga siguiera con vida parecía dominar los pensamientos de Bulma. Eso no le pareció algo bueno ni saludable, tal vez aquella mujer terminaría enloqueciendo...
Así que con más interés del que sus facciones mostraban fue a hablar con ella.
—Pero linda... —Gine había sido la primera en intentar persuadir a Bulma de no realizar un viaje tan apresurado. Encontrándose con un muro de terquedad protagonizado por la joven. —Apenas han terminado de suceder las cosas que...
—No puedo alargar aún más mi visita Señora Gine. —Era una disculpa sincera. —Hay varios asuntos que debo ir a atender, mi padre esta atareado con los pedidos del Emperador y alguien debe cuidar que el administrador de los bienes... bueno tengo bastante que hacer ahí...
Aunque la disculpa le pareció sincera, las razones de su partida no lo eran del todo a los oídos del guerrero. De hecho le parecieron una vil y vaga excusa, aquella mujer solo planeaba irse respondiendo a su reciente descubrimiento: Un simple mechón azulado que podria ser de Bulma misma.
—Fue muy agradable conocerte. —Se despidió finalmente Gine abrazando a la joven de cabello azul y con un ligero toque de picardía le susurró al oído de Bulma: —Espero verte más seguido por aquí...
Bulma solo llego a asentir con su cabeza, sabía la razón de aquellas palabras, emparejarla con Vegeta. Pero eso no iba a suceder.
—No creo que mi tiempo me lo permita, pero podre visitarla a usted Señora Gine. —Con más reafirmacion de la necesaria, solo volvería por aquella amable mujer. Por nadie más.
—De acuerdo... —Se extraño por el tono tajante de la joven y la dejo para que siguiera con sus preparativos de viaje, Gine se entristeció por la partida de la joven pero no podía frenarla, comprendía que tal vez estar lejos de su familia sería agobiante para la azulada.
Por su parte Vegeta no la dejaría ir sin una razón real y objetiva, no podía dejar el duelo de la familia tan pronto... o al menos en eso se excusaba por su impulso de querer a Bulma cerca y evitar que se vaya.
Así que con eso en mente, esta vez fue Vegeta quien ingreso a la estancia de la joven.
—Siendo la amiga de infancia y casi hermana de la difunta me sorprende que seas tú quien se va tan rápido. Creí que estimabas a tu amiga. —La declaración era innecesariamente cruel, pero para que Bulma hablase con él tenia que serlo.
—No me importa lo que piense nadie y menos lo que crea usted... señor. —Bulma fue demasiado educada con su respuesta, no iba a desperdiciarse en defenderse de ese hombre que nunca confío en ella. —Es libre de pensar y opinar como mejor le convenga.
Aquello descolocó a Vegeta, esperaba que Bulma discutirá contra él y le gritara. Supuso que aun estaba molesta por los últimos sucesos y como por su falta de información termino humillandola frente a inferiores. Después de todo Bulma era una dama de sociedad, y su orgullo había sido herido.
—Si es así entonces... ¿Por qué huyes?
—Yo no estoy huyendo.—Esta vez Bulma fue más mordaz, tenia poca paciencia en especial con ese guerrero. —Tengo otras cosas que hacer ya que, te recuerdo, no hay nadie en la casa de Ox Satan.
—La excusa es válida claro. Pero eso no debería de ser relevante y más en tiempo de duelo...
Bulma suspiro, no esperaba que nadie le creyera la loca teoría de que Milk no era la que fue enterrada ese día. Pero un mínimo de confianza y nada de burlas de parte de nadie es lo que por lo menos esperaba, pero no lo tendría, así que confuerza cerró el baúl que contenía ya todas sus cosas justo a tiempo para que llegara un sirviente y se lo llevara a su carruaje.
—No espero que me crea en lo absoluto. —Finalmente habló la peliazul pero sin mirar los ojos de Vegeta, no quería sentirse presionada a hablar por su intensa mirada oscura. —Porque nadie lo hace, a quien quiera que se lo diga no va a creerme y esta bien. Pero yo sé lo que vi y ese cabello azul no pertenecía a Milk. No era ella.
—Me sorprende lo firme que estas sobre esa teoría. Me pregunto cuanto tiempo podrás sostenerla antes de que se derrumbe. —Vegeta era condescendiente, lo odiaba.
Y no se iría sin decirle lo poco agradable que era ese sujeto que por poco y le convence de querer unir su vida a él. Eso nunca iba a pasar ni en esta vida ni en ninguna.
—Usted dice ser un guerrero que sirve y lucha por ideales, pero siendo sincera no veo sus ideales dignos de ser usados por la fuerza o defenderlos. —Fue un ataque rápido sin tiempo a una respuesta de Vegeta, Bulma siguió. —Supuestamente protege a los débiles pero termina lastimando a cualquier desconocido vulnerable o no, es cruel y siente que todos le deben algo pero no es así. Actúa por su impulso y se niega a admitir que alguien sea más listo o más fuerte que usted,su orgullo de sí mismo le ciega de muchas cosas como...
...el amor...
Bulma se obligó a callar, estuvo a punto de decirlo pero no era tonta, si mencionaba esa palabra todo estaría perdido.
—Adelante continúe. —Le animo con sorna el guerrero —Creí que la ofensa sería más larga...
—Solo quiero que quede claro, que la mínima estima o sentir que tuve por usted se quedo en la nada misma. No es hombre para mí. —La joven respiro hondo antes de terminar su frase. —Y quedó claro que yo no soy mujer para usted...
Dando por terminada la discusión, Bulma esquivó al guerrero que se interponía entre ella y la salida, dejando todo atrás se alejó pero Vegeta la detuvo.
—Estoy de acuerdo con gran parte de lo que dijo. Excepto con una cosa. —Se acercó a ella lo suficiente para susurrar a su oído. —Sí es mujer para mi.
Bulma sintió su espalda quemarse, quería girar y abrazarlo. Pero sabía que si volvía a sus manos ella misma se perdería para siempre. Y aguantando la respiración y varios impulsos se fue, Vegeta no iba a ir tras ella, su orgullo no se lo permitiría.
Y tenía razón.
