Resumen: Decidido a compartir su vida en la superficie junto a su amado, Naruto está dispuesto a hacer un pacto con el sabio de las profundidades marinas. ¿Qué podría ofrecer un tritón sin estatus social como él al sabio para obtener a cambio un par de piernas? [Continuación del Día 10.]
Día 12: "Pacto", Día 13: "Coronas y collares",
Día 14: "Transformación", Día 15: "Superficie":
Takaita Hiwatari
Uchiha Sasuke podría ser considerado alguien extraño por haber puesto sus sentimientos en un tritón. Alguien de otra especie y además de sexo masculino. Sin embargo, a Sasuke nunca le había importado la opinión de los demás. Él sólo anhelaba alcanzar el corazón del escurridizo tritón.
Era evidente que Naruto no estaba acostumbrado al hecho de que alguien estuviera románticamente interesado en él, así que cualquier acercamiento o muestra de afecto era demasiado para el rubio tritón que al final terminaba huyendo preso de los nervios.
Los meses transcurrían envueltos en aquella dinámica. A Naruto le costaba creer que alguien pudiera estar interesado en un tritón de nulo estatus social como él, sin el don maravilloso del canto. Pero Sasuke no se rendía y le miraba de aquella forma que hacía temblar su corazón de forma incómoda. No quería enamorarse, le aterraba. ¿Y si después Sasuke se cansaba y todo terminaba?
Un día Sasuke apareció por allí con otro humano al que presentó como su hermano mayor, Itachi. En medio de las presentaciones, Sasuke se refirió a él como "el tritón del que estaba enamorado". En un enésimo intento de acercamiento, Sasuke había pensado que hacer algo más radical como acercar un poco más de su mundo a Naruto y demostrarle que había hablado a otros de sus sentimientos hacia él, haría que el tritón fuera menos desconfiado.
Sasuke no entendía la tozudez con la que Naruto creía que no podía despertar un interés romántico en alguien más.
Sin embargo, su intento radical dio resultado. Desde ese día Naruto se mostraba más relajado a su lado y le permitía estar más cerca. A diario visitaba aquella formación rocosa, se recostaba junto a Naruto y hablaban largo y tendido. A Naruto le encantaba escucharle contar cosas del mundo humano. Por otro lado, a Sasuke le encantaba besarle.
Fue inevitable para el cerrado corazón de Naruto, en el fondo ansioso por dar y recibir amor, caer ante Sasuke.
Era tan feliz que los cuchicheos o las miradas de superioridad de los otros tritones o sirenas ni le inmutaban. Él sólo podía sonreír y sentir un constante cosquilleo en el estómago.
Pero su felicidad no duró demasiado. Un día Sasuke tuvo que marcharse prematuramente del lugar porque una tormenta comenzó a llenar el cielo de relámpagos y las olas por momentos se embravecían.
Temeroso de que algo pudiera pasarle, se lanzó al agua dispuesto a acompañar al pequeño bote, pero Sasuke se lo impidió.
─Ni hablar, Naruto, vuelve a casa. Estás mojado y si un rayo te cae entonces sí vas a ser pescado frito.
─¡Que no soy un pescado, idiota!
A pesar de sus palabras, Naruto estuvo siguiendo a Sasuke a una distancia prudente. ¿Y si de nuevo caía al agua como años atrás? Las olas estaban ganando intensidad al igual que la tormenta, y aunque Sasuke ahora presumía ser un excelente nadador, estaba preocupado.
Cuando a lo lejos alcanzó a ver lo que parecía ser Konoha, se detuvo. Se veía un lugar extraño y fascinante a pesar del aspecto hasta penumbroso que las negras nubes sobre ella le otorgaban.
El sonido de un trueno particularmente fuerte le hizo encogerse del susto. No estaba acostumbrado a visualizar ese fenómeno meteorológico, normalmente ante la amenaza todos descendían a las profundidades para guarecerse, allí las aguas eran más tranquilas en la tormenta. Desde su lugar vio a un par de humanos que permanecían en la playa correr a la orilla para ayudar a Sasuke.
Sólo entonces pudo suspirar tranquilo y volver a su hogar.
Aquel temporal se sucedió durante dos días más en los que no vio a Sasuke. Ni quiera él pudo ir a su lugar favorito. Al tercer día, regresó a su lugar favorito pero Sasuke jamás apareció.
Ni al cuarto, ni al quinto, ni al sexto día.
Naruto se debatía internamente entre la opción de que hubiera podido ocurrirle algo malo, o que quizá Sasuke finalmente había perdido interés en él. Cualquiera de las dos opciones le rompía el corazón y hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas.
De nuevo estaba solo, recostado en aquella roca. Ocultó el rostro entre sus brazos, sollozando sin parar.
─¿Naruto? ¡Oe, ¿por qué estás llorando?!
La preocupada voz de Sasuke le hizo parpadear incrédulo. Se alzó sobre aquella roca, sentándose al tiempo que se pasaba el dorso de la mano por la cara para retirar las lágrimas y tener una visión clara.
─¿Sasuke? ─musitó.
El pelinegro ataba un bote diferente al de siempre en la primera roca saliente que encontró y después fue raudo a su encuentro, sentándose a su lado.
─¿Ocurre algo? ─Le tomó de los hombros, mirándole desde la aleta a la cabeza para comprobar que estuviera bien─. ¿Alguna de esas sirenas presumidas te ha dicho algo hiriente?
Naruto se fue hacia él, abrazándole con firmeza y rompiendo en llanto de nuevo. Esta vez de alivio.
─Pensé que no te vería nunca más'ttebayo.
Sasuke relajó su expresión y rodeó al tritón entre sus brazos, comprendiendo todo.
─Siento haberte preocupado, Naruto. El temporal de tres días destrozó mi bote de remos y no tenía forma de venir aquí. Pensé que podrían repararlo, pero esta mañana me dijeron que quedó en muy mal estado y tendremos que comprar otro. Un amigo me ha prestado su bote.
El llanto de Naruto se suavizó ante la explicación hasta que finalmente cesó. Entonces Sasuke no le había abandonado.
Conociendo la baja autoestima del tritón, Sasuke suspiró.
─Pensaste que me había cansado de ti, ¿no es así?
Avergonzado, Naruto no quiso responder, aunque su silencio decía más que cualquier cosa.
Pero aquel hecho hizo a Naruto plantearse su relación. Era una relación complicada. Un tritón y un humano, dos mundos totalmente diferentes. Si a Sasuke le ocurría algo él no tendría forma de enterarse, y viceversa. Además, Sasuke no podía estar el resto de su vida yendo en bote a aquella formación rocosa, el tiempo no siempre era favorable y echarse a la mar sería un acto suicida.
Naruto tenía la necesidad de algo más que unas escasas horas junto a Sasuke. No quería ser pesado, pero así era como se sentía.
Un día, mientras charlaban sentados en la roca de siempre, hizo una pregunta:
─Sasuke, ¿cómo sería estar juntos si yo también fuera humano?
El pelinegro parpadeó curioso ante la pregunta. Nunca se había planteado aquello.
─Si fueras humano te llevaría a casa de mis padres para que ellos te conocieran y también con mis amigos, te llevaría a conocer mis sitios favoritos, podríamos pasear por la orilla del mar, viajaríamos para conocer otros lugares…
─¿Te gustaría que fuera humano? ─interrumpió, mirándole con interés.
─¿Ah? ─Aquella pregunta le desconcertó por completo, pero después sonrió ligeramente─. Hoy estás haciendo preguntas extrañas. Dobe, me gustas tal y como eres.
La cara de Naruto enrojeció y apartó la mirada, como si el nuevo bote de la familia Uchiha de pronto hubiera llamado su atención.
─¿Y si te dijera que… podría convertirme en humano'ttebayo? ¿Qué dirías?
Sasuke quedó mudo, parpadeando mezcla de asombro y confusión. Naruto pasaba largas horas junto a él en la superficie y nunca le había visto cambiar de apariencia. ¿Entonces a qué se refería exactamente?
─¿Puedes transformarte en humano?
─No. Pero hay alguien en mi mundo lo bastante poderoso como para ayudarme a hacerlo a través de un pacto.
─¿Transformarte en humano como Ariel?
El rubio le miró confundido y ladeó la cabeza.
─¿Ariel?
─Sí. La Sirenita.
El otro frunció el ceño al suponer cosas y sentirse un poco celoso. ¿Cómo que sirenita? ¿Acaso otra sirena había intentado cortejar a Sasuke con cantos?
─¿Quién es esa?
─Ariel es una sirena que se enamora de un príncipe humano y hace un pacto con la malvada bruja Úrsula. Cede su preciosa voz a cambio de obtener un par de piernas. Pero hay una condición, ella debe recibir un beso de amor verdadero del humano antes del tercer día. En la versión original el príncipe es incapaz de reconocer a la sirena que le salvó en aquella joven y se casa con otra. Sin embargo, tiene la opción de matar al príncipe y regresar al mar, o morir. Finalmente el príncipe se casa con otra y al amanecer ella muere convirtiéndose en espuma de mar. ─Al ver que Naruto le miraba sin parpadear, confundido, agregó─. Es una historia conocida en mi mundo.
─Es una historia triste. ─Encaró al otro─. ¡Pero todo eso no responde mi pregunta anterior, teme!
─Espera, ¿estás hablando en serio? ¿De verdad hay algún tipo de bruja en tu mundo que puede volverte humano? ¿Humano para siempre?
─¡Sí! Lo he estado pensando últimamente. Me gustaría estar más cerca de ti.
La opción de que Naruto abandonara su esencia marina para caminar a su lado tocó el corazón de Sasuke. Aquella era una decisión que necesitaba mucho coraje, determinación y sacrificio. Sasuke no quería arrancar a Naruto de sus raíces marinas, la posibilidad de que asumiera un sacrificio tan grande pesaba en su alma. Quizá en el futuro Naruto podría arrepentirse y no tendría opción a regresar a su hogar bajo el mar, o quizá a cambio de un par de piernas Naruto debería perder algo único e irremplazable.
─Naruto… ─balbuceó. Si decía que no Naruto podría pensar que quizá no le quería cerca─. ¿Lo has pensado bien?
Naruto asintió, deseoso de compartir una vida juntos.
─Estoy dispuesto a hacerlo dattebayo.
Un poco nervioso, Sasuke se pasó una mano por los cabellos.
─No tienes que asumir tú solo un sacrificio y una carga tan grande, Naruto. Podemos continuar como hasta ahora.
Pero el tritón negó con una pequeña sonrisa en los labios.
─No supone una carga para mí si mi recompensa es poder estar más cerca de ti. Si seguimos de esta forma eres tú quien seguirá sacrificándose viniendo cada día hasta aquí.
Mirando a futuro, Naruto sabía que Sasuke no sería eternamente joven, los humanos envejecían un poco más rápido que en el mundo marino y con el paso de los años perdían vigorosidad.
─Bueno, es verdad que mis brazos agradecerían un pequeño descanso pero no es para tanto.
─Ahora tienes veinte años, claro que no es para tanto. ¿Pero más adelante qué?
─¿Y si después te arrepientes?
Pero si algo estaba conociendo de Naruto es que era terco. Cuando enfocaba un objetivo sólo pensaba en alcanzarlo. Ambos quedaron en que de momento Naruto sólo preguntaría las condiciones para volverse humano. Sasuke sólo temía que Naruto tuviera que dar a cambio algo único y valioso de lo que se arrepentiría después.
…
Naruto había ido en busca de la criatura más sabia de su mundo marino: Jiraiya, un hombre mitad pulpo. Vivía en una cueva un poco apartado del resto, y aunque gozaba de cierto estatus social por ser un afamado curandero, no estaba al nivel de los tritones y sirenas. Además Jiraiya era conocido por su inteligencia, su habilidad para resolver problemas y escapar de situaciones complicadas.
Naruto se presentó ante el sabio y le expuso su deseo de ser humano para vivir junto a su persona amaba, Uchiha Sasuke. Por supuesto Jiraiya dijo que podía ayudarle por medio de un pacto.
─Haremos un pacto. Debes darme algo de sumo valor a cambio.
─Está bien. ¿Qué quieres?
Jiraiya vio una oportunidad de oro para obtener algo que siempre había deseado.
─Las sirenas y tritones valoran por encima de todo una voz capaz de entonar preciosos cantos con los que cortejar a quienes aman. Quiero tu voz.
Naruto se estremeció en su lugar, recordando la triste historia que Sasuke le contó.
─¡Úrsula! ─gritó señalándole.
─¿Úrsula? ─reiteró alzando una ceja.
El rubio sacudió la cabeza, sacándose pensamientos absurdos.
─Olvida lo que dije. Es sólo que… bueno, yo no puedo cantar'ttebayo.
El otro le miró estupefacto y le señaló con uno de sus tentáculos.
─¡Así que eres tú! Yo te conozco. Tus padres te trajeron conmigo cuando eras un pequeño tritón, me contaron que no tenías la habilidad de cantar. Intentamos algunas cosas, pero no pude hacer algo por ti. ─El tritón exclamó sorprendido. Recordaba vagamente que sus padres trataron de ayudarle con curanderos, pero no recordaba las caras de cada uno de ellos porque era pequeño─. Maldición, acabo de perder una valiosa oportunidad. Qué mala suerte tengo.
─Parecías muy ilusionado con la idea de obtener mi voz. Siento no poder ayudarte.
Pensativo, Jiraiya se desplazó por el lugar, cruzándose de brazos. Dudaba sobre contarle algo al tritón.
─Lo cierto es que desde hace años sueño con poseer la voz de un tritón. He obtenido todo tipo de cosas a través de pactos, pero nunca algo como eso.
─Ya veo. No cualquiera estaría dispuesto a renunciar a su voz. Una voz capaz de entonar un hermoso canto lo es todo aquí, poder y prestigio.
El hombre pulpo liberó un suspiro de lamento.
─Lo sé. Es por eso que mi más grande deseo es conseguirlo. Hay una sirena a la que amo, pero sin la habilidad de cantar no puedo cortejarla.
─¡Wuoh! ─exclamó sorprendido─. ¿De quién se trata? ─curioseó sin poder evitarlo.
─Tsunade Senju.
Al escuchar aquel nombre Naruto liberó un grito de sorpresa que retumbó en aquella cueva.
─¿La vieja Tsunade? ¿¡La reina!?
Jiraiya le contó que desde joven estaba prendado de aquella sirena y que en más de una ocasión trató de acercarse a ella. Sin embargo, al no poseer una voz con la que cantar no era tenido muy en cuenta. Con los años, la voz de Tsunade fue reconocida como la mejor del lugar, lo que la catapultó al estatus más alto posible: ser la reina de aquel mundo submarino. Tsunade todavía no compartía su vida con nadie, lo que hacía que el hombre pulpo no perdiera la esperanza. Si conseguía la voz de un tritón, podría usarla para cortejar a la sirena.
─Naruto, no sé qué podría pedirte a cambio. No tienes una voz con la que cantar, ni siquiera puedes ofrecerme a cambio tu estatus social, ¡el tuyo es incluso más bajo que el mío! Siento decirlo, pequeño tritón, pero no encuentro nada de valor en ti que podría interesarme para realizar un pacto.
El tritón recibió aquella noticia con tristeza, pero se negó a marcharse, meditando algo que él pudiera ofrecer a cambio. Sasuke siempre decía que amaba su corazón noble, su valentía y coraje, pero como ya dijo una vez, todo eso bajo el agua no importaba nada.
─¿Y si te ayudo a cortejar a la reina de otra forma? En estos meses Sasuke me ha contado muchas cosas sobre su mundo humano. Me dijo que los reyes en su mundo portan coronas y collares para distinguirse del resto y demostrar su posición.
─No creo que funcione. Ya he intentado otras formas de cortejarla, pero es difícil.
─Al menos déjame intentarlo, por favor.
Naruto siempre evitaba estar en casa, se pasaba los días en su lugar favorito o explorando rincones del vasto océano. Prefería estar solo a recibir miradas de superioridad y comentarios venenosos. Conocía rincones donde los galeones humanos habían naufragado y escondían lo que los humanos denominaban "tesoros".
Al día siguiente y rebosante de ilusión, Naruto se reunió en su lugar favorito para despedirse de un preocupado Sasuke, prometiendo que la próxima vez que se vieran él sería humano.
Naruto se aventuró en la búsqueda de lo que necesitaba. Esperaba que aquellos objetos humanos encandilaran a la reina lo suficiente como para aceptar ser cortejada por el sabio pulpo.
Una semana después regresó con un collar de perlas de gran belleza. Jiraiya nunca había visto algo así, parecían pequeñas lunas en miniatura que reflejaban los pocos rayos de sol que lograban filtrase. En su otra mano, portaba lo que decía era la corona. Era de oro y estaba decorada con hermosas piedras preciosas relucientes.
Aquellos objetos no eran usuales en el mundo submarino, y podían convertir a su portador en alguien único que le distinguiera del resto.
Ese día Jiraiya se presentó frente a la soberana con sus obsequios, explicándole el uso que tenían las coronas y collares en el mundo humano. La sirena parecía fascinada, nunca había visto algo así. Jiraiya le explicó también que si aceptaba aquel presente, con ello estaba aceptando ser cortejada por él.
Cuando la reina se vio reflejada en un espejo, portando el hermoso collar y la corona, no pudo resistirse a la petición del sabio.
De nuevo reunidos en la cueva, Jiraiya y Naruto se abrazaron. Jiraiya estaba haciendo su sueño realidad, y Naruto estaba más cerca del suyo.
─Somos un par de tontos, pequeño tritón, enamorándonos de criaturas tan diferentes a nosotros y haciendo todo lo posible para conseguir estar a su lado.
Naruto no pudo más que darle la razón, pero desde que era un tonto enamorado era más feliz que nunca.
Jiraiya le dijo entonces que el pacto era un hecho y que sólo quedaba su parte.
─Una vez te convierta en humano no podrás volver aquí jamás.
─Eso suena como un premio más que como un castigo. Nadie me quiere aquí, ya lo sabes.
─Tus padres te aman.
Al recordar a sus progenitores, la duda se reflejó por primera vez en sus ojos azules. Cierto, en todo este momento no había pensado en cómo se sentirían sus padres al respecto.
─Les voy a extrañar con todo mi corazón dattebayo, pero si continuó aquí jamás podré ser feliz.
Jiraiya asintió.
─Si estás convencido de que tu felicidad está en la superficie junto al humano, no hay nada más que yo pueda decir. Ve a informar a la reina de tu decisión y después despídete de tus padres.
El tritón lo hizo de inmediato. Se presentó frente a la reina, quien portaba con orgullo la corona y el collar, y le hizo saber su intención de abandonar el mundo marino. Tsunade le deseó una mejor vida. Irónicamente Naruto pensó que por mala que fuera su vida en la superficie, seguro sería mejor que ahí abajo.
Después hizo lo más complicado para él, despedirse de sus amados progenitores tras hablarles de su determinación. Lloraron un largo rato y se abrazaron, prometiendo que no sería un adiós definitivo y que ocasionalmente podrían verse si Minato y Kushina ascendían a la superficie. A pesar del peso en sus corazones, los adultos no intentaron retenerle o hacerle cambiar de opinión al conocer de sobra lo desdichado que era su hijo en aquel lugar.
Sólo rogaban interiormente que Naruto fuera tan feliz allí arriba que ni un ápice de arrepentimiento cruzara jamás por su mente.
…
Lleno de nerviosismo, Sasuke remaba al usual punto de encuentro con Naruto. Llevaba más de una semana yendo por allí pero nunca había rastro del tritón. Aquel pacto le estaba tomando más tiempo del que esperó, pero en el fondo pensaba que eso era bueno, así Naruto tenía tiempo para pensar y quizá arrepentirse.
Por supuesto no lo tomaría a mal si Naruto finalmente se arrepentía y no seguía adelante con el pacto. La decisión de volverse humano no era algo tan sencillo como chasquear los dedos. Sus mundos eran totalmente diferentes, y asumía que no sería sencillo para un tritón hacer suyas las costumbres y forma de vida del mundo humano. Absolutamente todo sería nuevo y complejo para él.
No quería que Naruto asumiera un sacrificio tan grande. ¿Y si después de conocerse mejor Naruto perdía interés en él y todo terminaba? Tal vez él no sería lo que Naruto esperaba y no podría regresar al océano después.
Era casi irrisorio que de los dos él fuera quien estuviera más asustado cuando era Naruto quien iba a asumir el drástico cambio en su vida.
Quedo boquiabierto cuando al llegar a la formación rocosa le vio. ¡Naruto lo había hecho! Estaba recostado bocabajo en aquella gran roca como siempre, recargado sobre sus codos. Sin embargo, en vez de estar perdido en pensamientos tristes, parecía estar soñando despierto un bonito futuro a juzgar por la pequeña sonrisa en sus labios.
Con movimientos torpes ató el bote y se acercó al rubio. Su mirada recorrió a detalle las largas piernas y los redondeados glúteos. En ello estaba cuando el rubio giró al notar su presencia, ruborizándose al ser atrapado en su escaneo visual.
─¡Sasuke! ─exclamó─. Por fin vienes'ttebayo. ¡Lo conseguí! ¡Mira!
Con movimientos un poco torpes se puso de pie sobre aquella roca, como si le costara mantener el equilibrio. El rubor aumentó en las mejillas de Sasuke al tener frente a su cara la entrepierna del rubio. Estaba por apartar la mirada cuando éste soltó una exclamación de sorpresa, a punto de caer.
Raudo, Sasuke le atrapó entre sus brazos mientras Naruto reía.
─Necesito acostumbrarme a mis nuevas piernas. Moverse en el agua es más sencillo que hacerlo aquí arriba.
Una mezcla de sensaciones oprimía el pecho del pelinegro. Por un lado se sentía feliz y emocionado ante la posibilidad de compartir una vida con Naruto, poder llevar una relación normal; por otro lado, se sentía horrible al ser consciente de todo lo que su pareja estaba sacrificando.
─Eres tan valiente, Naruto.
─¿Ah? ─musitó, pero el otro cambió de tema.
─Como dijiste que tu determinación era volverte humano, he estado viniendo por aquí estos días con algo de ropa. No sería muy correcto ir desnudo a Konoha.
El rubio asintió, siendo consciente de aquello. Sabía que los humanos usaban esas cosas, pero al tenerlas puestas no imaginó que resultaran ser tan incómodas y calurosas. ¿Cómo podían vivir los humanos portando esas cosas sobre su cuerpo?
Cualquiera pensaría que partir de este punto todo sería como en los cuentos y asumir que simplemente vivieron felices.
Pero la realidad no era como los cuentos de hadas.
La vida en superficie le estaba costando horrores a Naruto. Todo era nuevo y extraño para él.
Su primer reto fue caminar. Sus piernas eran débiles y se cansaba rápido. También conoció a los padres de Sasuke, eran un matrimonio amable que le abrió las puertas de su casa. A Itachi ya lo conocía, así que se sentía aliviado al tener a otra persona siquiera mínimamente conocida en aquella casa y ese nuevo mundo. Otro problema era, precisamente, la casa. Acostumbrado a la infinita libertad que le aportaba el océano, Naruto se sentía asfixiado en aquel lugar.
Los primeros meses pasaba más tiempo sentado en la arena de la playa, observando el mar, que en su nuevo hogar. A Sasuke le inquietaba que Naruto se hubiera arrepentido tan rápido, pero nunca le preguntaba por temor a lo que pudiera escuchar. Sin embargo, Naruto no estaba arrepentido de su elección, ni extrañaba su hogar submarino, solamente echaba de menos la inmensa libertad que le ofrecía el océano.
Después conoció a los amigos de Sasuke: Karin, Juugo y Suigetsu; y algunos conocidos más. Cuando ellos preguntaron sobre su procedencia, Sasuke respondió que provenía de la aldea de La Hierba, un lugar no muy lejano a Konoha. Todos asentían conformes con aquello, nadie podía siquiera sospechar cuál era su verdadera naturaleza.
En alguna ocasión recibió la inesperada visita de sus progenitores, quienes se mantenían a una distancia prudente de la orilla. Él corría dentro del agua y nadaba hasta ellos para aferrarles en un fuerte abrazo. Se ponían al día de sus vidas, y Naruto solía preguntar por el sabio pulpo. Un día, sus padres le comentaron que Jiraiya le mandaba saludos y la noticia de que por fin Tsunade había aceptado ser su pareja. Se sintió muy feliz por el sabio y también le mandó saludos.
La comida era otro reto que tuvo que enfrentar. Había alimentos en común con los humanos como el pescado, las algas o el marisco; pero había otras cosas como la carne o la fruta que le desagradaban enormemente. Más que desagradarle, le asqueaban.
Naruto jamás imaginó que sería tan complicado adaptarse a la vida en superficie a pesar de llevar ya unos meses allí.
A pesar de las dificultades, Sasuke siempre estaba para él, tratando de apoyarle y hacerle más fáciles de alguna manera las cosas que le desagradaban. Sabía que Sasuke estaba preocupado por su adaptación a Konoha, podía notarlo en su mirada y la forma en que dormía abrazado a él toda la noche, como si no quisiera dejarle ir.
Un año difícil quedó atrás. Sasuke ya tenía veintiún años y ambos tuvieron oportunidad de celebrar juntos su cumpleaños por primera vez. Las fiestas de cumpleaños no existían en su mundo, así que le pareció una de tantas tradiciones extrañas de los humanos, aunque a la vez le gustó.
Otra cosa que le terminó gustando, fue poder conectar su cuerpo con el de Sasuke. La primera vez que intimaron se sintió arrollado por tantas sensaciones que no supo decir si le gustó, pero después pudo afirmar que sí, estar con Sasuke de aquella manera se sentía muy bien.
Actualmente se sentía más cómodo con la familia de Sasuke y también con los amigos de éste. Allí no recibía miradas de superioridad ni comentarios venenosos, todos le trataban como a un igual. Aquella casa ya no se le antojaba tan diminuta como al principio. Podía caminar y correr largas distancias sin que sus piernas resintieran el esfuerzo. Ya no sentía la necesidad de pasar tantas horas sentado en la playa, añorando aquella libertad bajo el agua. Esos momentos sentado solo en la arena se empezaron a ver sustituidos por largos paseos en la orilla del mar tomado de la mano de Sasuke y compartiendo fugaces besos.
Fue entonces cuando, al verle más tranquilo y acostumbrado a su entorno, Sasuke empezó a mostrarle sus rincones favoritos fuera de Konoha en pequeñas excursiones. Naruto quedó prendado con la hermosura de la fauna y la flora de cada lugar visitado, y según la época del año, todo era diferente. Lo más llamativo eran los árboles que a veces tenían hojas verdes, otras tantas amarillas y otras ninguna.
El mundo exterior, a su manera, era realmente precioso. Sólo podía desear conocer más y más junto a Sasuke.
Y fue entonces cuando Sasuke y Naruto comenzaron a vivir su historia de amor en el que sus mundos terminarían de entrelazarse para siempre.
FIN.
¡Hola! Como el reto ya terminó y me cuesta sacar tiempo, he decidido unir en el mismo OS cuatro temas como habéis podido ver. Ya sólo me quedan dos temas que intentaré unir en el mismo OS también, así que esto se acabará en un capítulo o dos más.
¿Qué tal? ¿Os ha gustado? :D
¡Se agradecerán comentarios!
