El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré cómo Funciona el Mundo!
Revolución Industrial en Drewanchel
Los días pasaron fructíferos y tranquilos hasta que llegó el momento de dejar Eisenreich.
Mi estancia se había dividido entre reuniones con los plebeyos para revisar mis industrias, pasar tiempo con mi novia y visitar a las hijas de mi madre adoptiva en la finca de Bonifatius para las clases de Harspiel.
En algún momento entre la primavera y el verano, a la tía Verónica se le solicitó educar a las hijas de la segunda reina.
Mi madre adoptiva insistió con vehemencia al respecto debido a que la educación que Eglantine y Rozemyne ostentaban era superior a la de su propia hija que había vivido como princesa desde antes de su bautismo. La educación de Sylvester … ejem, superaba la del propio Galtero y la que recibió el difunto Sigiswald, más similar a la recibida por los hermanos mayores del rey.
Mi tía, por supuesto, le explicó todo el proceso de educación. Las amenazas, los golpes, todo.
Mi madre adoptiva afirmó que sería inaudito que una princesa real se rompiera ante algo tan bajo como las amenazas.
También afirmó que los grandes ducados como Dunkelfelger, Drewanchel y Ahrensbach tenían una educación más parecida a la educación real perdida durante la guerra. Esto era más marcado dentro de Eisenreich debido a la cultura del ducado.
"Su educación fue forjada y transmitida por antiguas princesas, algunas incluso candidatas al trono."
"Sin embargo, su majestad, las eduqué como me educó mi madre, que no era una princesa."
"Conozco la historia. Lady Gabriel, que poseía una cantidad baja de maná fue victima de acoso dentro de Ahrensbach y enviada a Eisenreich en un intento de protegerla."
Aparentemente fue adoptada por la familia colateral para mantenerla como candidata a archiduque, su madre bautismal era una antigua princesa, de quien recibió su formación.
Casi escupí mi café cuando madre explicó eso.
Al final resulto que Rozemyne fue educada no para ser una ministra como pensaba, si no como una princesa desde que llegara al ducado.
Ante la insistencia de mi madre de adopción, la tía terminó aceptando la misiva.
"Mi hija ha prometido que el jardín de los dioses volverá a su gloria inicial." Me comentó mi tío ayer durante nuestra reunión. "Dije que te daría mi apoyo siempre que Rozemyne no se adelantara."
Rozemyne debía tener un plan infalible para volverse Zent y debía haberlo compartido con su padre.
El tío no me dijo nada al respecto, pero por la forma en la que me miró… era como si pensase que ya había perdido.
'Esto me molesta mucho.'
Tras volver al palacio retomé mis tareas, organizando todo para poder hacer la mayor cantidad de trabajo posible durante los tres…cuatro días que estaría aquí.
Como príncipe soberano tenía trabajo que hacer en la oficina junto a los eruditos. La mayoría era referente a mis propias propuestas y empresas, pero poco a poco, mi padre adoptivo comenzaba a darme trabajo administrativo.
Tres días después el equipaje de Rozemyne comenzó a enviarse hacia Ahrensbach. La esperé afuera de su habitación para escoltarla hasta la entrada del dormitorio.
"Ferdinand, ¿esta bien que estés aquí?" me preguntó, observándome.
Elevé una de mis cejas en una pregunta inquisitiva, sonriendo un poco antes de responderle con una pregunta propia.
"¿No quieres que te escolte?"
"No, no. No es eso." Se apresuró a aclarar. "Es solo… ¿no deberías prepararte para tu salida?", preguntó, aceptando mi escolta.
"Me iré mañana. Tengo unos asuntos que terminar antes."
Galtero intentó interceptarnos de camino al dormitorio, pero uno de sus nuevos asistentes lo devolvió a su propia finca para que terminara su trabajo.
Mi novia y yo intercambiamos una sonrisa antes de despedirnos, desearle un buen día y un viaje fructífero.
Mi día transcurrió mientras Justus revisaba los últimos preparativos previos a mi partida. Después de la cena estuve con mi padre adoptivo, recibiendo más clases de política y sentido común noble.
Esta vez, mis clases continuaron más allá de la hora de la cena.
Iba a un ducado con el que no tenía relación, a diferencia de Dunkelfelger donde vivía mi hermana Brunhilde, o Eisenreich, mi ducado natal.
Solo me dejó irme cuando el día estaba por cambiar de fecha.
'Tengo que apurarme'
La puerta de Ahrensbach estaba abierta, sin embargo… 'Rozemyne pude ser enviada a llenarla de maná.'
Tomé algunas posiciones y las guardé en mi cinturón antes de dirigirme a la puerta de la vida usando un círculo de teletransporte para llevarme al jardín del inicio.
En el momento en que el día cambio de fecha aparecí frente a la puerta fronteriza.
'Esto está mal…'
No entendía que estaba pasando, debería haber llegado al interior y, sin embargo, estaba frente a la puerta fronteriza.
Rozemyne apareció entonces a mi lado envuelta en una bendición dorada y negra
"¿Ferdinand…?"
Parecía confundida y yo estaba más confundido al sentir algo bajo mis pies que nos mantuvo flotando.
La sabiduría de Rozemyne apareció frente a ella, de modo similar a como las tablas aparecieron a mi alrededor cuando conocí al antiguo dios Airieveen.
Sentí como su maná comenzó a fluir desde ella hacia la puerta. En el momento en que la vi llevar una mano a su cinturón para beber una poción, coloqué mi mano sobre la suya y dejé que mi maná fluyera con el suyo.
'Fue más rápido de lo que pensé…'
El tiempo que Rozemyne tardó en necesitar la primera poción fue muy poco. Compartiendo la carga, el tiempo casi disminuyó a la mitad.
La vi beber una segunda en el momento en que sentí que necesitaba una yo mismo.
Sentí como el cuerpo de mi novia se tambaleaba un poco, pero se obligó a mantenerse erguida.
'No me sorprende que quedé tan enferma después', pensé con un suspiro.
No sabía cómo podía permanecer parado en el aire, pero como con todo lo que tenia que ver con Rozemyne, no tenía explicación. Di un paso dudoso y luego otro hasta quedar por completo atrás de ella, sosteniéndola con un brazo y entregando mi mana con el otro.
"No te fuerces a sostenerte, tonta. Estoy aquí para ti." Una sonrisa débil fue toda la respuesta que obtuve de su parte.
Tomé mi tercera poción antes de que la puerta se hubiese llenado por completo.
Rozemyne estaba ahora inconsciente, recargada sobre mi pecho.
La sostuve entre mis brazos, observando su rostro dormido, viendo un nuevo problema.
'¿Cómo debería llevarla a su habitación…?'
Luces doradas y negras explotaron de su brazalete y, antes de darme cuenta, estaba de vuelta en el jardín del inicio. Rozemyne ya no estaba entre mis brazos, y yo sentí que me desmayaría ahí mismo.
Forcé una poción que recuperaba solo la fuerza física. No podía beber más, aun si sentía que mi maná estaba muy bajo.
Me enfermaría si tomaba otra. Estaba considerando aquello cuando la voz del viejo dios me habló.
"Todavía puedes comprimir más y rezar más. Tú recipiente está por dejar de crecer y tú no estás usándolo aún a su máxima capacidad…" sin embargo, el resto de aquel sermón o consejo jamás llegó a registrarse en mi cabeza o a alcanzar mis oídos.
Desperté en algún momento antes de la segunda campanada. Estaba más cansado de lo que pensé si me había desmayado antes de poder volver a mi habitación oculta.
La certeza de que Rozemyne era tan increíble volvió con más fuerza. Necesitamos tres pociones cada uno antes de terminar. Ella debía tomar el doble cada vez y luego se levantaba como si nada pasara.
Solo en Eisenreich, en presencia de su madre, se permitió bajar la guardia y dormir todo lo que necesitaba.
Regresé a mi habitación a tiempo para recibir una reprimenda por parte de Justus. Mi hermano comenzó a regañarme por dormir en mi habitación oculta, sin embargo, mientras lo hacía solo podía pensar en dos cosas. La primera, partiría a Drewanchel a la tercera campanada. La segunda y más importante…
'Necesito volver a comprimir, y aumentar los pasos de mi método de compresión, una consorte no puede tener más maná que Zent.'
La preocupación por idear nuevos pasos para comprimir no me impidió desarrollar mis planes. Si bien, Aub Sebastián y su primera esposa asistieron a recibirme, no fue sino hasta mi tercer día de estancia, luego de instalarme y recorrer tanto el castillo como la biblioteca y los laboratorios de erudición, que pude tener una audiencia disfrazada de fiesta de té a la cual asistieron algunos de los hermanos mayores de Lavinia.
"Príncipe Ferdinand, espero que durante lo que lleva de estancia haya disfrutado la calidez de Coucoucaloura y Vantolé además de regocijarse en los amplios dominios de Mestionora y Vulcaniff que nuestra ofrece nuestro Ducado.
Sonreí con amabilidad antes de remojar mi boca con un poco de te. La biblioteca de Drewanchel era solo superada por la extensa colección de libros en la Biblioteca Real. Para mí desconcierto, la Biblioteca de Drewanchel parecía contener más volúmenes que los almacenados en la Academia Real, tal vez por algunas cuantas decenas de documentos. Por otro lado, todos los documentos disponibles en Drewanchel parecían más que nada textos científicos, de los cuales muchos eran volúmenes y volúmenes sobre desarrollo, mejora, implementación y actualización de diversas herramientas mágicas… por no hablar de las decenas de documentos existentes sobre herramientas fallidas. Según me explicaron los bibliotecarios de Drewanchel, solo unos pocos volúmenes hablaban sobre los dioses, hechizos, plantas, bestias Fey y la historia del Ducado estando los documentos de ese tema restringidos.
"Mi estancia hasta ahora ha sido agradable, aunque pensé que me vería invadido por invitaciones de Willkürspab, el Dios de los juegos, desde que llegué."
Aub Drewanchel luchó para contener una risa a la vez que su esposa escondía el rostro con un abanico. Al parecer, ambos encontraron mi pequeño reclamo cómo algo divertido.
"No se preocupe, príncipe Ferdinand. Estoy seguro de que Dregarnuhr y Ventuhite encontrarán el modo de incluir su petición en el tejido." Comentó el Aub dando un vistazo rápido a los hijos que tenía ahí reunidos.
La charla ociosa siguió un poco más, al menos hasta que los candidatos a Archiduques se retiraron y el Archiduque solicitó una herramienta antiescuchas.
"Príncipe Ferdinand, nuestra querida Lavinia nos ha puesto sobre aviso de que tanto usted co.o la princesa Rozemyne están buscando posibles pilares que los ayuden para alcanzar el asiento de quién rige el jardín desde las alturas. Hemos hablado con la princesa Santa, quién nos ha ofrecido la guía de Anhaltaung respecto a la voluntad de los dioses. ¿Qué bendiciones lo harían a usted más merecedor de regir desde las alturas?"
Sonreí sin poder evitarlo. Esto era lo que esperaba, ofertar beneficios a cambio de apoyo y luego de recorrer una parte de la ciudad, estaba más que seguro de qué ofrecer.
"Aub Drewanchel, si bien yo no soy tan amado por los dioses como la princesa Rozemyne, tengo la inspiración de Mestionora y Vulcaniff entre otros."
Una sonrisa que me recordó demasiado al señor Benno y al jefe Gustav apareció en el rostro del Archiduque, misma que correspondí. Era hora de hablar de negocios.
Ofrecí entonces algunas innovaciones ya probadas que podían ser producidos aquí mismo y, por lo tanto, generar ganancias tanto para Drewanchel como para Eisenreich. Si bien el Aub se mostró curioso y muy interesado en poner sus manos en mis diseños, lo que más captó su atención fueron los diversos usos que sugerí para el gumcka.
Cajas y frascos herméticos para la mejor preservación de documentos y materiales varios, tanto de investigación cómo de cocina que ahorraran el maná utilizado en las enormes herramientas para detener el tiempo y algunas otras herramientas usadas en la biblioteca.
Llantas de gumcka con las que recubrir las ruedas de los carruajes, haciendo el desplazamiento mucho más terso sin gastar maná al combinarlo con un sistema de suspensión moderna y una receta mejorada para asfaltar calles y caminos.
Ofrecí también un diseño de transporte que mejorará la salud de los eruditos, bicicletas, luego de que Laurenz señalara la noche anterior con una enorme sonrisa de burla, los cuerpos con panzas en desarrollo de la mayor parte de los eruditos trabajando en los laboratorios.
"Veo que Vulcaniff y Mestionora han tenido a bien dotarlo con bastante inspiración divina, príncipe." Comentó la primera dama con una leve muestra del interés contenido.
"Y la inspiración no hace más que incrementar conforme Dregarnuhr avanza en el tejido. Cómo simple consorte no estoy muy seguro de cuánta de esta inspiración podría compartir o ver convertida en una realidad. Después de todo, se suele dar prioridad a las ideas que el Zent ve más urgentes o convenientes para ser implementadas."
La pareja ducal se observó a los ojos. Yo tomé un aperitivo para masticar de manera ociosa, cómo si no pudiera notar la discusión silenciosa que se estaba llevando a cabo entre ellos.
"Príncipe Ferdinand" dijo al fin Sebastián "los dioses han sido magnánimos está generación. Sin importar cuál de los dos acceda al trono, su unión traería a Yurgensmith un periodo dorado de paz y abundancia. Considerar quien de ustedes está mejor capacitado para uno y otro rol es… una verdadera prueba de Glückität."
"Lo entiendo" respondí luego de dar un sorbo a mi té, considerando que más podía ofrecer. Estaba considerando ello cuando sentí un pequeño golpe en mi hombro izquierdo. No tuve que voltear para saber que Laurenz era el responsable.
"Si gustan, creo que podríamos atender a una segunda fiesta de té antes de mi partida."
"¡Por supuesto!" acordó el Aub "Esperamos que tenga a bien hacer uso de las instalaciones de investigación que nuestro Ducado pone a su disposición. Siéntase en confianza de verter toda inspiración en ellos con total libertad."
La herramienta antiescuchas fue retirada entonces. Un par de amenidades más y nos despedimos.
Para cuando llegamos a los aposentos que se me había destinado, luego de la cena, pedí a Laurenz que se quedara en mi habitación luego de colocar una herramienta antiescuchas de rango específico… siendo seguidos por nuestro hermano mayor.
"¿Justus?"
"Perdóname, Ferdinand, pero no puedo imaginar que tipo de apoyo pueda brindar nuestro querido hermano."
Estaba a punto de decirle que tenía la misma curiosidad cuando Laurenz se cruzó de brazos en una actitud más que dramática, volteando los ojos y todo a la par que suspiraba con desdén.
"Le voy a decir a Alerah que me presuma un poco con Margareth y entonces veremos si no tengo ideas útiles."
Miré a Laurenz de mala manera entonces, apretando el puente de mi nariz. Por alguna razón acabé recordando todos los problemas que él y su esposa habían causado en el pasado dentro y fuera del Templo.
"Espero que no estés pensando en que le ofrezca el karma sutra o una tontería de esas."
"¡Claro que no!" gritó con la voz una octava más alta y haciéndose el ofendido. Una mirada a Justus y resultó que, aún sin saber de qué estábamos hablando, estaba tan consciente como yo que nuestro hermano iba a ofrecer justo eso.
"Bueno, ya tomaré yo el crédito por ese libro en cuanto Alerah aprenda a hacer dibujos adecuados" declaró nuestro hermano, acrecentando la migraña que me comenzó de solo pensar en Alerah usando su cuerpo para conseguir favores y nuestro hermano haciendo todo tipo de comentarios lasivos o todos los problemas que me causó al interactuar con Rozemyne.
"¡Laurenz!"
"¡Ay, no seas tan puritano! Ofreciste usos diversos para el gumcka y se te está olvidando un método bastante efectivo para prevenir la carga de Geduldh…"
Esta vez lo miré sintiéndome abochornado y preocupado al sentir la mirada de advertencia de Justus en mi cuello.
"¿De qué están hablando ustedes dos?"
Mi mano cubrió mi cara en un intento de masajear mis sienes y evitar cualquier tipo de castigo en lo que un Laurenz haciéndose el inocente se encargaba de responder.
"¡Es bastante simple! La nieve es la que se arraiga al suelo de Geduldh cuando está más fértil, así que solo debes evitar que la nieve entre en el cáliz con una funda elástica y debidamente lubricada. ¿Te muestro el prototipo con el que hemos estado experimentando Alerah y yo desde el nudo estelar?"
"¡Laurenz, por todos los dioses!" me quejé tan fuerte que por poco no escucho el "¿Tienes un prototipo ya probado?" que un curioso y demasiado fascinado Justus dejó salir, atrayendo mi atención de inmediato.
"¡¿Qué?! Margareth no me dejó reclamarla para nuestra noche estelar porque estaba en… ella me explicó cómo es que funciona la tierra fértil y otras cosas en la copa de Geduldh, dijo que quiere esperar al menos unos meses antes de arriesgarse a llevar la carga de Geduldh… en realidad son pocos los días que voy a poder tocarla sin algo como eso y las pocas pociones que existen llegan a ser contraproducentes."
"¿Contraproducente, cómo?" pregunté antes de darme cuenta, poniéndome serio y haciendo un esfuerzo tremendo para no sonrojarme luego de soltarla.
"La espada podría no levantarse cómo es debido si se toma muy seguido o los sacos de Beischmacht secarse… por no hablar de que en muchos casos, he oído que la espada de pone tan sensible que el acto en sí no dura más de un par de latidos."
Eso debían ser unos cuantos segundos… ¡Segundos!
Suspirando con cansancio volví a notar la urgencia que teníamos de inventar un reloj capaz de proporcionar una medida más exacta del tiempo y, para mí desgracia, de la necesidad que muchos podrían tener de anticonceptivos… de pronto me encontré lamentándome por no estudiar medicina mientras fui Tetsuo, mis conocimientos sobre métodos anticonceptivos eran demasiado rudimentarios… aunque tenía suficientes para crear preservativos.
"Bien, mientras solo proponga la creación de métodos de…"
"¡Hey, no seas malo! ¿Tienes idea de toda la recreación que una pareja puede tener con un dildo vibrador? ¿O solo con diversos vibradores?... Espera, lo olvidé, eres un maldito virgen."
Estaba más que sonrojado ahora, a punto de reclamar cuando Justus se aproximó demasiado a Laurenz.
"¿De qué exactamente estabas hablando y cómo se usa?"
Apenas esos dos desactivaron la herramienta y salieron a su habitación me aseguré de encerrarme en el baño para asearme solo y esconderme en el agua caliente… al parecer me iba a tocar lidiar con DOS pervertidos recién casados de aquí en adelante. Solo esperaba que sus esposas fueran más prudentes. No sería bueno que Rozemyne intentara seducirme de nuevo, no ahora que al fin estábamos llevando un cortejo adecuado y una competencia saludable.
"Jaque Mate."
"¿Qué? ¡Príncipe Ferdinand, exijo una revisión de los movimientos y…"
"Jajajajaja, ¡deja de quejarte Belveder! Los demás también queremos retarlo y Dregarnuhr no nos va a dar tiempo extra."
"¡Bien dicho, Augustus! ¿Quién es el siguiente?"
"¡Yo, yo! Exijo una partida de damas."
"¿Ariadna? ¿No te estás saltando a varios de nosotros?"
"Dije que es mi turno y deseo jugar a las damas con el príncipe. Será una buena forma de conocer mejor a mi futuro profesor para el curso de candidatos."
Sonreí sin más. Era el quinto juego que tenía hoy y era enteramente mi culpa. Solo el día anterior había estado jugando Go, shogi y algunos otros juegos de tablero con los hijos mayores de Aub Sebastián y todo porque dos días antes hice referencia a que nadie me había invitado a los juegos a los que Lavinia parecía tan adicta durante su visita a Eisenreich.
"Queridos hermanos, temo anunciarles que Ariadna será la última en jugar hoy contra el príncipe." Anunció Sergei, uno de los tantos chicos que se parecía a Rozemyne como si fueran hermanos de sangre "Nuestro padre ha solicitado que lo escoltemos a los laboratorios de Schutzaria lo antes posible."
Con eso dicho, no hubo más quejas. De pronto estaba seguro de que no dejarían de invitarme hasta haber jugado con todos los hijos bautizados de Aún Sebastián. No estaba seguro de cómo había hecho para tener tantos… hasta recordar que el sistema meritocrático de Drewanchel influía incluso en los niños adoptados por el Aub… había incluso la posibilidad de que varios de estos chicos hubiesen sido descubiertos en el orfanato del templo aún si no tenía pruebas de ello.
La partida término con mi victoria, dotándome de un sentimiento de arrogancia digno del antiguo Tetsuo que fue difícil de controlar. Era cierto que estuve disfrutando demasiado cada encuentro en este ducado debido a la dificultad que significaban todos mis actuales oponentes… pero el grado en qué me sentía eufórico y orgulloso con cada victoria era temible. No por nada Shuu me había regañado tantas veces por ser un idiota.
"¿Qué revisaremos hoy, Sergei?"
El chico me miró con una sonrisa enigmática, demasiado parecida a las sonrisas que Rozemyne me dedicaba antes, cuando se proponga hacerme alguna travesura o invadir mi habitación sin la intención de dormir… y eso no me daba nada de buena espina.
"Mi padre desea que supervises un par de proyectos específicos el día de hoy. Varias de mis tías y sobrinas, además de algunas de mis hermanas están trabajando en el rediseño de algunas herramientas mágicas que pueden parecerle interesantes."
Fruncí el ceño por un momento antes de tomar aire y poner un rostro neutral. Que solo hubiera mujeres me desagradaba, no porque fueran mujeres, sino porque parecía una trampa dispuesta para hacerme considerar a alguna de las parientes del Aub como segunda esposa o bien como consorte de consolación. No me gustaba para nada, estaba demasiado decidido a qué Rozemyne sería todas mis diosas.
"Por aquí por favor." Dijo Sergei, ofreciéndome una bata negra de erudito y señalando a uno de sus asistentes para que nos abriera la puerta.
Justus me ayudó a colocarme la ropa en tanto Laurenz se mantenía en guardia. Por el brillo de sus ojos y el ligero tic en la comisura de sus labios sabía que él pensaba lo mismo que yo… y que lo encontraba más que gracioso… tendría que hablar con él para que no le dijera una sola palabra de esto a Alerah… pensándolo bien, quizás debería pedirle sus nombres a mis amados hermanos. Justus estaba pasándola de verdad difícil para contener la risa conforme terminaba de arreglarme.
"Temo que, a partir de aquí, no puede entrar ningún otro erudito, asistente o caballero que no haya sido admitido o convocado, príncipe. Espero que esto no sea una molestia para usted."
"No lo es." Respondí convencido, volteando a ver a mi séquito y dando una mirada de advertencia a mis hermanos.
"Bien… para evitar que algo de esto pueda malinterpretarse, entraré con usted. Yo seré su asistente mientras estemos dentro."
Asentí entonces, notando la ligera preocupación en los ojos de Sergei, seguro ahora de que Rozemyne le había dejado en claro que no toleraría ciertas cosas, después de todo, ella no solo vino de visita antes que yo… también permanecido en este ducado un par de temporadas, justo cuando Lavinia visitó Eisenreich.
Fuera de algunas proposiciones veladas de un par de las sobrinas del Aub, las eruditas se comportaron tan comprometidas como la misma Hirschur, provocando que el tiempo volara.
Entre juegos de mesa, algunas visitas a los laboratorios y una última fiesta de té, solo con Aub Drewanchel donde terminé entregándole los planos y un prototipo para hacer preservativos lavables con gumcka, fue que mi viaje por la tierra de Mestionora llegó a su fin. De más está decir que Drewanchel estaba dispuesto a brindarme su apoyo tanto si me volvía Zent o consorte, lo cual eran buenas noticias para mí. En cierto modo, alguno de los dioses tendría que bajar y coronar a Rozemyne para que me quitara este apoyo… por supuesto, Laurenz no dejó de decir que era gracias a SU investigación sobre métodos anticonceptivos la noche que volvimos a la Soberanía.
