Capítulo 23: Batalla en el Corazón del Distrito Rojo. Primer asalto.
Sonidos de fondo retumbaban con la intensidad de concreto siendo atravesado y la gente aterrorizada corría en todas direcciones, buscando refugio. En medio del caos, una explosión envió una onda de electricidad que zumbó violentamente al hacer contacto con la espada de Kanata. Justo en ese momento, Kotaro, armado con los guantes especiales que Yukari le había proporcionado, se encontraba en una danza mortal de esquiva y bloqueo mientras enfrentaba los rápidos y calculados ataques de su oponente.
Cada movimiento de Kotaro resonaba con un destello eléctrico, las chispas saltaban de sus guantes cuando bloqueaba los implacables golpes de la espada de Kanata. Entre esquivas y paradas, Kotaro se mantenía alerta, consciente de la velocidad y letalidad de su adversaria.
"Esta tipa es muy rápida", pensó Kotaro para sí mismo mientras se movía con agilidad para evitar los cortes afilados. "No puedo relajarme ni por un segundo. Si me descuido, podría acabar conmigo al instante.
En medio del frenético intercambio de golpes y bloqueos, Kotaro logró conectar un golpe sólido en la espada de Kanata. En el momento del impacto, los guantes especiales que Yukari le había proporcionado desataron una chispa poderosa que hizo retroceder a Kanata varios metros, sorprendiéndola momentáneamente. El destello eléctrico iluminó el tumulto a su alrededor, atrayendo las miradas de los espectadores que observaban la pelea con asombro y temor.
Mientras observaba a Kanata retroceder momentáneamente por el impacto de su golpe, Kotaro no pudo evitar murmurar para sí mismo: "Aquí estoy, enfrentándome a una pelea difícil de imaginar, mientras Ryoko y Kosuke se fueron a lidiar con el grupo más grande". Kotaro suspira al saber que despues de todo no habia opción, ya que kotaro fue el unico que pudo ver el ataque de kanata a tiempo y en cambio de ellos sus dos compañeros le daban soporte para que nadie interfiriera entre ellos.
"Bueno… tendré que arreglármelas en esta pelea". Exclamo kotaro.
Pero antes de que pudiera reaccionar completamente, Kanata había desaparecido. "¿Dónde está?" se preguntó Kotaro, escudriñando el entorno en busca de cualquier señal de su oponente. Entonces, un movimiento repentino lo hizo mirar hacia arriba, justo a tiempo para ver a Kanata lanzarse desde arriba con su espada en ristre.
Sin tiempo que perder, Kotaro extendió las manos hacia adelante, atrapando la espada de Kanata con toda su fuerza. El impacto fue poderoso, haciendo que el concreto cediera bajo la presión de su enfrentamiento. Kotaro apretó los dientes, enfocando toda su energía en desviar la espada hacia un lado. Pero Kanata no se detuvo allí. Con un movimiento rápido y preciso, giró sobre sí misma, lanzando una patada hacia la katana atrapada entre las manos de Kotaro, haciendo la katana salga de las manos de kotaro y regresando a su portador.
Kotaro se sorprendió al presenciar la agilidad y destreza de Kanata. "Sorprendente", murmuró para sí mismo, con un asomo de admiración en su voz.
Sin embargo, cuando miró hacia abajo y vio sus manos temblorosas, una expresión de incredulidad se apoderó de su rostro. "¿En serio?" se preguntó Kotaro, asombrado de que, a pesar de haber bloqueado el ataque con todas sus fuerzas, su cuerpo hubiera retrocedido ante la fuerza de Kanata.
"¿Qué hubiera pasado si hubiera sido mujer?" se preguntó para si misma, imaginando cómo habría sido la situación si kotaro se la enfrentaba en su versión femenina. "Más vale que lo aproveche" se dijo a sí mismo, recordando en lo que estaba ya que no habia tiempo para estar pensando.
Con determinación renovada, Kotaro tronó sus nudillos y se preparó para el próximo asalto. Sabía que no podía permitirse distraerse por mucho tiempo. Con un gesto desafiante, tanto él como Kanata se lanzaron hacia adelante, listos para enfrentarse de nuevo en un combate cuerpo a cuerpo.
De regreso a la cabaña:
Yutaka toca suavemente la puerta de Minami. Después de un momento de silencio, yutaka abre la puerta lentamente, revelando a Minami de pie junto a la ventana, mirando pensativamente hacia la luna.
Yutaka entra con cuidado, notando la expresión distante en el rostro de Minami. "Me preocupo por ti, ¿sabes?" dice suavemente, acercándose a ella con una mirada llena de preocupación. "Si no te molesta, ¿podrías contármelo?" pero después de un breve momento de reflexión, decide abordar un tema que ha estado rondando en su mente desde hace un tiempo.
"Minami", comienza con cautela, "hay algo que he notado. ¿Por qué te pones así cuando estás con Kagami?" Su tono es suave pero directo, mostrando su preocupación genuina por su amiga.
Minami desvía la mirada por un momento antes de responder, su voz apenas un susurro. "Es complicado", admite, luchando por encontrar las palabras adecuadas. "Cuando estoy con Kagami, siento como si... como si estuviera en una prisión emocional. Como si tuviera que ocultar quién soy realmente y eso me aterra".
Despues de unos segundos de silencio minami suspira, mirando la luna sin ver a Yutaka. "Hace mucho tiempo", comienza en voz baja, "yo era como Konata y Misao, alegre y sociable". Su voz lleva consigo un peso de nostalgia y tristeza. "Pero un día, por un simple reto, todo cambió".
Yutaka, lista para escucharla, asiente con comprensión mientras Minami continúa, dejando que sus palabras fluyan y compartiendo su historia con confianza.
De regreso a la batalla:
La escena cambia de regreso a la batalla, donde, desde la distancia, se veían las chispas iluminando el cielo nocturno. Ryoko, preocupada, observaba desde lejos donde Kotaro y Kanata estaban enfrentándose.
"¿Crees que en verdad está bien que Kotaro pelee con Kanata?" preguntó Ryoko, con inquietud en su voz.
Kosuke, sin dejar de estar alerta, respondió con seguridad: "Sí, pero eso no importa ahora".
De repente, una roca enorme voló hacia ellos. Con reflejos rápidos, Kosuke golpeó el centro de la roca, partiéndola en pedazos. Aprovechando el caos, Ryoko corrió por debajo de la roca destrozada, atacando a los enemigos con precisión y agilidad. Mientras tanto, Kosuke se encontraba cara a cara con un adversario cuyo brazo era de hierro, en un intercambio feroz de golpes.
Kosuke notó algo curioso en los ataques de su oponente y comentó con una media sonrisa: "Parece que tus golpes son más débiles de lo que esperaba".
El enemigo, visiblemente enfurecido, respondió con un grito de desafío: "¡Idiota! Esto solo está empezando".
Ambos volvieron a hacer ese intercambio feroz, el del brazo metálico, conocido como Graduado 2, lanzó un golpe directo a Kosuke. Kosuke logró bloquearlo, pero de repente sintió una fuerza nueva y abrumadora. El brazo de Graduado 2 se disparó, llevándose a Kosuke lejos con un movimiento increíblemente potente. Mientras era arrastrado, el brazo se cerró alrededor de Kosuke, quien pensó frenéticamente: "¿¡Qué se cerró?!"
El brazo comenzó a serpentear violentamente, haciendo que Kosuke chocara contra varias casas, atravesándolas con fuerza. Ryoko, viendo esto, gritó su nombre: "¡Kosuke!"
Sin embargo, su distracción fue aprovechada por un enemigo cercano, quien la golpeó en la cabeza. Ryoko, recuperándose rápidamente del impacto, giró y lanzó una patada hacha, noqueando a su agresor con un golpe preciso.
Sacando las cintas que Kagami le había encargado antes de partir, Ryoko sujetó a Graduado 2 con una fuerza increíble. Tirando con todas sus fuerzas, se lanzó hacia él. Pero otros enemigos se interpusieron en su camino, gritándole que no interfiriera. Ryoko sonrió con determinación y comenzó a girar rápidamente, convirtiéndose en una fuerza imparable que atravesaba todo a su paso, haciendo que los enemigos salieran disparados.
Finalmente, alcanzó a Graduado 2 y lo golpeó con una fuerza devastadora, haciéndolo perder el equilibrio. Aprovechando ese momento de vulnerabilidad, Kosuke sujetó las manos del brazo metálico y se liberó de su agarre. Aterrizó con gracia en el suelo, levantándose lentamente, limpiándose la boca y chupándose el diente con una sonrisa desafiante.
"Bien hecho, Ryoko", murmuró Kosuke, preparándose para el siguiente asalto.
Ryoko al ver que kosuke se estaba preparando exclamo "Porque pones esa pose si eso debería haberlo mata...", pero su voz se apagó al ver al Graduado 2 de pie, con una sonrisa temible junto a sus subordinados.
Kosuke frunció el ceño, sintiendo algo diferente. "Siento algo distinto, no es como la otra vez, hay algo extraño", dijo, observando a sus enemigos con atención.
Ryoko, con seriedad, asintió. "Sí, parece que ahora son más duros que antes."
Kosuke, en lugar de mostrarse preocupado, sonrió con entusiasmo. "Pero eso lo hace mas interesante", declaró, mostrando su naturaleza competitiva.
Ryoko no pudo evitar rodar los ojos con una mezcla de exasperación y diversión. "¿En serio? ¿Sigues con eso de querer superar a todos en fuerza bruta? Pero bueno, eso no quiere decir que sea algo malo."
Ambos se pusieron en posición de batalla, hombro a hombro, preparados para enfrentar lo que viniera.
De regreso a la cabaña, el abuelo estaba tomando un té caliente mientras miraba las estrellas. En ese momento, llegó Miki, su hija.
"¿Qué haces despierto a estas horas?", preguntó Miki, acercándose a su padre.
El abuelo sonrió al verla. "Hola, hija. Estoy intentando cambiar de aires de vez en cuando. No me gusta estar echado siempre."
Miki asintió y se unió a él en la contemplación de las estrellas. Después de un momento de silencio, el abuelo preguntó: "¿Cómo va la investigación?"
"Va bien", respondió Miki. "Gracias a Patricia por sus conocimientos y Yukari que nos aportan con el dinero y Tadao ya se fue a acostar un rato."
"Ya veo...", dijo el abuelo, pensativo. Luego, con un tono más serio, añadió: "¿Por qué no van a ayudarlos? No que son sus hijos. El abuelo pausa por unos segundos antes de continuar lo que queria decir. "Además, se que ustedes dos están ocultando algo sobre Kagami y ya tengo una idea, pero no creo que eso sea posible."
Miki suspiró, reconociendo la gravedad de la situación. "Te escucho" dijo con seriedad.
El abuelo comenzó a hablar, exponiendo sus sospechas y pensamientos. "Desde que todo esto comenzó, he estado observando y escuchando. Hay algo en la manera en que reaccionan cuando se menciona a Kagami, como si hubiera un secreto o algo que intentan proteger. Además, las conexiones que Patricia y Yukari tienen, aparte de otras personas que no puedo mencionar y el apoyo financiero que proporcionan, indican que hay más en juego de lo que parece."
A medida que avanzaba con su explicación, Miki se sorprendió cada vez más. Al finalizar, Miki, con el rostro lleno de asombro, preguntó: "¿De dónde sacaste esa información?"
El abuelo, con una mirada sabia y penetrante, respondió: "He estado observando y escuchando. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar. Es solo una teoría, pero es lo que pienso. Pero lo que quiero decir es que, kagami tiene algo que ver con el origen de todo esto, ¿verdad?"
Miki se quedó en silencio por un momento, evaluando lo que su padre había dicho. Finalmente, con un suspiro, asintió. "No puedo darte todos los detalles, pero tienes razón en parte. Hay cosas que ni siquiera nosotros comprendemos completamente, pero sabemos que Kagami está en el centro de todo esto."
El abuelo la miró con preocupación. "Entonces, ¿por qué no los ayudas directamente? Si sabes que están en peligro y que Kagami es clave, deberían estar allí con ellos."
Miki suspiró de nuevo. "Es complicado, papá. No es solo nuestra decisión. Hay fuerzas y acuerdos en juego que no podemos ignorar. Estamos haciendo todo lo posible desde aquí para apoyarlos, pero no es tan sencillo como simplemente estar allí."
El abuelo asintió, comprendiendo, pero aún preocupado. "Entiendo, pero recuerda que a veces, la presencia es más poderosa que cualquier recurso que puedan enviar. No subestimes el valor de estar allí para ellos."
Miki miró a las estrellas, reflexionando sobre las palabras de su padre. "Lo sé, papá. Lo sé. Haremos lo mejor que podamos."
De regreso al lugar de la pelea, el sonido de fierros chocando resonaba en el aire. Después de unos segundos, una gran explosión sacudió el entorno. Minoru salió saltando hacia atrás, con varios cortes en todo el cuerpo. Matsuri e Inori aparecieron después, con menos heridas que Minoru.
"¿Quién es él?", preguntó Matsuri, con un tono de frustración. "Es muy rápido con esa lanza y no podemos acercarnos para nada."
Minoru, intentando mantener la calma, respondió: "Hay que evitar que mueva esa lanza. Es nuestra única oportunidad."
El hombre de la lanza, observándolos con una sonrisa de superioridad, comentó: "Tienen una buena reacción, pero aún son lentos y les falta bastante para que atraviesen mi defensa."
Minoru chupó el diente, mostrando su irritación, y le contestó: "Engreído".
El hombre de la lanza se río con desdén y dijo: "Vengan a por mí", mientras se preparaba con su lanza en guardia. De repente, Minoru hizo una tacleada rápida hacia él. El hombre se sorprendió por la velocidad del movimiento, pero luego sonrió.
Aprovechando la fuerza de Minoru, el hombre lo agarró y lo golpeó con el reverso de la lanza, dejándolo sin aire. Minoru cayó al suelo, jadeando por el impacto.
El hombre de la lanza se rió de nuevo y dijo: "¿Esta es la fuerza de la que tanto hablan los demás? Patético esto no es nada. Además, matarlos sería aburrido para mí."
Matsuri, nerviosa pero decidida, se lanzó al ataque junto a Inori. Mientras el hombre balanceaba su lanza con precisión letal, Matsuri e Inori coordinaron sus movimientos. Matsuri se deslizó hacia un lado, aprovechando un momento en el que la lanza estaba levantada, mientras Inori se lanzó hacia el otro lado, ambas atacando en un movimiento sincronizado. Lograron cortar al hombre ligeramente en los brazos y costados, aunque no lo suficiente como para causarle daños graves.
El hombre sonrió, admirando su propio reflejo en la hoja de la lanza. "Esto está mejor que el anterior, pero esos cortes no van a matarme para nada." Su voz estaba llena de desprecio, pero también de una extraña satisfacción, como si lo disfrutara.
El hombre de la lanza miró a Matsuri e Inori con una sonrisa siniestra. "Por mostrarme ese ataque, les mostraré algo interesante también." Alzó su lanza y apuntó hacia abajo, donde estaba Inori. Inori, paralizada repentinamente, pensó frenéticamente: "¿¡No me puedo mover?!"
Antes de que la lanza impactara, Minoru se lanzó al frente, recibiendo el golpe de lleno. Sus piernas casi se rindieron por el impacto, y en su mente pensaba mientras bloqueaba con todas sus fuerzas: "Es bastante pesado".
Matsuri, viendo la oportunidad, gritó: "¡No te distraigas!" y atacó por detrás. Sin embargo, el hombre, con un movimiento rápido y fluido, jaló su lanza y golpeó a Matsuri en el cuerpo, haciéndola volar hacia atrás y atravesar una pared. Inori gritó desesperada: "¡Matsuri!"
La ira comenzó a llenar a Minoru, quien intentó golpear al hombre con una fuerza renovada. El hombre esquivaba con facilidad, pero en uno de esos movimientos, El hombre usó su propia frente para frenar el golpe, pero al hacerlo la frente del hombre comenzó a sangrar, y él, sorprendido, murmuró: "Se supone que mi cabeza es dura. Esto nunca ha pasado. Luego, con una sonrisa enloquecida, gritó: "¡Así debe ser una batalla!" La sangre en su frente parecía excitarlo más, y se preparó para continuar la pelea con un entusiasmo renovado.
El hombre de la lanza observó a Matsuri e Inori con renovada seriedad. "Al parecer, no tendré que subestimarlos. Ahora iré en serio."
Matsuri e Inori se quedaron esperando el siguiente ataque, tensas y listas para cualquier cosa. De repente, escucharon algo acercarse a gran velocidad, despues una gran explosión resonó, haciendo volar varios escombros por el aire. El hombre actuó rápidamente, balanceando su lanza al frente, pero la figura que llegó esquivó el ataque con destreza. Con una katana en mano, golpeó la lanza con tal fuerza que ambas armas rebotaron por el impacto.
El hombre de la lanza, sorprendido, retrocedió un paso. La figura aterrizó ágilmente, con una katana en mano.
"¡Kosuke!?" gritaron los demás, sorprendidos.
Kosuke, con una mirada decidida y sin perder tiempo, se preparó para el siguiente enfrentamiento. "¿Pensaste que me iba a perder la diversión?" dijo con una sonrisa desafiante, listo para unirse a la batalla y cambiar el rumbo del combate.
El hombre de la lanza recuperó su compostura y miró a Kosuke con interés. "Así que hay más de ustedes... Esto se pone interesante."
Kosuke, sin apartar la vista de su oponente, respondió: "No sabes cuánto me alegra escucharlo. Vamos a ver de qué estás hecho."
Mientras Kosuke se preparaba para atacar de nuevo, Minoru se levantó con dificultad, limpiándose la sangre de la boca. "No pensé que fueras a llegar, Kosuke."
Kosuke, sin voltear, respondió: "No iba a dejar que te divirtieras solo." Luego dirigió su atención a Matsuri e Inori. "¿Están bien?"
"Estamos bien," respondió Matsuri, aunque aun recuperándose del impacto de haber atravesado una pared. "Gracias por la ayuda."
Pero despues matsuri le pregunta a kosuke sorprendida por su llegada: ¿Cómo llegaste aquí?"
Kosuke sonrió, aunque aún respiraba con dificultad. "El enemigo me mandó a volar, pero logré aterrizar aquí sin demasiados daños."
Inori miró la katana en sus manos con asombro. "Esa katana... ¿no es la misma que te atravesó en aquella batalla?"
Kosuke asintió, recordando el evento con una mezcla de seriedad y determinación. "Sí, pero ahora la estoy usando para algo más útil o mejor dicho quiero probar algo con esto."
Kosuke despues se puso serio. "Escuchen, ustedes deben irse. Yo me encargaré de esto aquí. Vayan a ayudar a Ryoko con los otros enemigos; ahora está sola."
Inori y Matsuri dudaron por un momento, pero luego asintieron, reconociendo la urgencia en las palabras de Kosuke.
"Ten cuidado," dijo Matsuri, mientras comenzaba a moverse en dirección a donde estaba Ryoko.
Inori asintió y agregó, "No te tomes riesgos innecesarios. Volveremos tan pronto como podamos."
Kosuke les dedicó una última sonrisa. "No se preocupen por mí. Solo asegúrense de que Ryoko esté bien."
Las chicas se despidieron rápidamente y corrieron hacia el lugar donde Ryoko estaba luchando, dejando a Kosuke para enfrentarse al hombre de la lanza.
El hombre de la lanza, observando la partida de las chicas, comentó con una sonrisa torcida, "Parece que te quedarás solo para esta ronda."
Kosuke giró su katana en su mano, preparándose para el combate. "No me importa estar solo. A veces, eso es justo lo que necesito para concentrarme."
El hombre de la lanza levantó su arma, sus ojos brillando con una mezcla de respeto y desafío. "Entonces vamos a ver de qué estás hecho."
Kosuke adoptó una postura defensiva, sus músculos tensos y listos. "Estoy listo cuando tú lo estés."
Con eso, ambos guerreros se lanzaron de nuevo al combate, el sonido del acero chocando llenando el aire mientras la batalla continuaba con una intensidad renovada. Mientras tanto, Matsuri e Inori corrían hacia Ryoko, decididas a apoyarla.
En otro lugar no tan lejano, las llamas envolvían varias casas, ardiendo intensamente contra el cielo nocturno. De repente, de uno de esos fuegos salió un lobo, llevando a varias personas colgadas de sus ropas. Yuki, acariciando al lobo, le dijo con una sonrisa: "Buen chico."
Más lobos emergieron de entre las llamas, llevando a las otras chicas a salvo. Patricia, observando a las personas rescatadas, preguntó: "¿Son todos?"
Ayano asintió, mirando a su alrededor. "Sí, hemos logrado sacar a todos."
De repente, se escuchó un estruendo cuando una puerta fue atravesada violentamente. Era Misao, enfrentándose a uno de los enemigos que por accidente se topó. Sus brazos estaban moreteados de tanto bloquear los ataques. Con determinación, Misao intentó golpear a su oponente, pero falló. El hombre se burló, diciendo: "Que lenta y débil eres, me da ganas hasta de bostezar."
Antes de que pudiera continuar su burla, Miyuki aterrizó con gracia sobre él, ejecutando rápidamente una patada hacha que lo noqueó al instante, es lo máximo que pueden hacer por ahora. Misao, jadeando por el esfuerzo, agradeció a Miyuki mientras se quejaba por el dolor.
Ayano se acercó preocupada. "¿Estás bien, Misao? Deberías descansar un poco."
Misao negó con la cabeza, su voz firme, aunque agotada. "No, puedo seguir. No quiero ser una carga."
Ayano, con una mirada de preocupación, insistió: "No te fuerces demasiado. Si te lastimas más, no podremos continuar."
De regreso a kotaro y kanata:
La batalla entre Kotaro y Kanata continuaba con una intensidad casi inhumana. Kotaro, de tanto esquivar, comenzaba a sudar profusamente. Su respiración se volvía más pesada, y cada vez le costaba más seguir el ritmo de los ataques de Kanata. La velocidad y precisión de Kanata eran casi imposibles de igualar.
En un momento crucial, Kanata aprovechó un pequeño descuido de Kotaro. Mientras él esquivaba un golpe, ella giró rápidamente y lo golpeó con el mango de su katana en el costado, enviándolo al suelo. Kotaro sintió el dolor punzante y el aire escaparse de sus pulmones.
Mientras él luchaba por levantarse, Kanata se acercó lentamente, empuñando su katana y lista para acabar con él. Todo parecía perdido para Kotaro. La figura de Kanata se alzaba sobre él, su katana brillando amenazadoramente bajo la luz de la luna.
Pero justo cuando Kanata estaba a punto de dar el golpe final, Kotaro, con una fuerza renovada, agarró la katana con ambas manos. "¡Ya me harté!" gritó, su voz resonando con una furia incontrolable.
En ese instante, sus ojos se tornaron de un rojo intenso, irradiando una energía feroz. La sorpresa se reflejó brevemente en los ojos de Kanata, pero ella no retrocedió. La batalla había alcanzado un nuevo nivel de intensidad.
Kotaro, sintiendo una fuerza nueva y poderosa, se levantó con determinación. Con un rugido, desvió la katana de Kanata y lanzó un golpe directo con su puño, impactando con una fuerza devastadora. Kanata apenas tuvo tiempo de reaccionar y el impacto la hizo retroceder varios metros.
Con sus ojos aún brillando en rojo, Kotaro se lanzó hacia Kanata con una velocidad y fuerza que no había mostrado antes. Sus movimientos eran más precisos, más letales, y Kanata se encontró por primera vez en la defensiva.
Cada golpe de Kotaro resonaba con una intensidad brutal, y cada vez que sus puños chocaban con la katana de Kanata, las chispas volaban con una furia electrizante. El sudor continuaba corriendo por su rostro, pero ahora no era solo por el esfuerzo; era por la pura adrenalina que corría por sus venas.
Kanata, aunque sorprendida, no dejó de luchar. Su velocidad seguía siendo impresionante, y sus ataques eran rápidos y precisos. Pero Kotaro, con sus ojos rojos brillando, parecía haber alcanzado un nuevo nivel de poder.
En un nuevo intercambio de ataques de ambos kotaro con un grito dijo: "Golpes Tempestuosos…" Sus puños se movieron con una velocidad y fuerza inigualables, cada golpe parecía fusionarse con el siguiente, creando una cadena imparable de ataques.
Kanata, al ver la avalancha de golpes que se acercaba, susurró: "Corte del Vendaval." Con un movimiento fluido, su katana se convirtió en uno múltiple por la rapidez, deslizándose a través del aire con precisión letal para contrarrestar los ataques de Kotaro.
El choque de las dos técnicas fue espectacular. Los puños de Kotaro se encontraron con la katana de Kanata en una serie de impactos que resonaron como truenos. Cada golpe y corte generaba destellos de chispas, iluminando la noche con una furia electrizante.
Kotaro, con su determinación renovada y sus ojos rojos brillando, empujó con más fuerza. "¡No te detendrás tan fácilmente!" gritó, aumentando la velocidad de sus Golpes Tempestuosos. Su cuerpo se movía como una máquina bien aceitada, cada músculo trabajando en perfecta sincronía.
Kanata, con la frialdad de una maestra espadachina, mantuvo su defensa y ataque simultáneamente. El Corte del Vendaval no solo bloqueaba los ataques de Kotaro, sino que también intentaba encontrar una apertura para un contraataque devastador.
La fuerza de ambos combatientes alcanzó un punto crítico. Kotaro, sudando y jadeando, pero lleno de una energía inhumana, lanzó un último golpe con todas sus fuerzas. Kanata, con un movimiento final de su Corte del Vendaval, desvió el golpe y se preparó para un contraataque.
En ese instante, la distancia entre ellos se cerró de golpe. Kotaro, con una velocidad inesperada, se lanzó hacia adelante y agarró la katana de Kanata con ambas manos. "¡Esto se acaba aquí!" gritó, sus ojos rojos ardiendo con una determinación feroz.
La sorpresa se reflejó en los ojos de Kanata por un momento, pero rápidamente se recompuso. Con una fuerza increíble, intentó liberar su katana, pero Kotaro no cedió. Los dos se quedaron así, en un tenso tira y afloja, mientras la intensidad de la batalla alcanzaba su clímax.
Finalmente, con un rugido de esfuerzo, Kotaro desvió la katana de Kanata a un lado y lanzó un golpe directo con su puño, impactando con una fuerza devastadora. Kanata, a pesar de su habilidad y velocidad, fue enviada volando varios metros, rodando por el suelo antes de detenerse.
Kotaro, con sus ojos aún brillando en rojo, respiró profundamente, preparándose para el siguiente movimiento. Kanata, aunque herida, se levantó con dificultad, su mirada aún desafiante.
Kotaro, jadeando y sudando, observó cómo Kanata se levantaba. Aunque había logrado enviarla lejos, se dio cuenta de que ella había mitigado gran parte del daño. "Solo logré mandarla lejos," murmuró para sí mismo, tratando de recuperar fuerzas.
De repente, Kanata suspiró y, para sorpresa de Kotaro, guardó su katana en su vaina. Confundido, Kotaro preguntó: "¿Por qué lo guard...?" Justo en ese momento, sintió algo salpicando en su pecho. Miró hacia abajo y vio sangre.
"¿En qué momento...?" pensó, el horror y la incredulidad mezclándose en su mente. El dolor comenzó a abrirse camino a través de la adrenalina, y se arrodilló, tratando de tapar el corte profundo en su pecho.
El corte era limpio y preciso, una obra maestra de la espada de Kanata. Kotaro, ahora arrodillado y con las manos empapadas en sangre, comprendió la destreza y letalidad de su oponente. Ella había encontrado una apertura en el último momento, un golpe tan rápido que él no lo había percibido hasta que fue demasiado tarde.
Kanata, con una calma aterradora, lo miró con sus ojos fríos y calculadores. Kotaro apretó los dientes, sintiendo el dolor y la impotencia, pero también una chispa de determinación.
Kotaro cayó al suelo con un golpe sordo, su cuerpo finalmente sucumbiendo al corte devastador. El charco rojizo de su sangre se expandía rápidamente, empapando el suelo bajo él. Sus ojos, aunque llenos de dolor, seguían mostrando una chispa de determinación y resistencia.
Kanata, con una serenidad implacable, miró a Kotaro por un momento más antes de darse la vuelta. Sin decir una palabra, comenzó a caminar, alejándose lentamente de su caído adversario. Sus pasos eran firmes y seguros, como si la batalla no hubiera sido más que una interrupción momentánea en su camino.
Mientras Kotaro luchaba por mantener la conciencia, sus pensamientos se mezclaban en un torbellino de dolor y confusión. Veía la figura de Kanata desvanecerse en la distancia, y una sensación de impotencia lo envolvía.
Cada segundo que pasaba, el charco de sangre se expandía más, tiñendo el suelo de un rojo profundo. Kotaro, con su visión volviéndose borrosa, sentía cómo la oscuridad comenzaba a apoderarse de él. Pero incluso en ese estado, una promesa silenciosa resonaba en su mente: no se rendiría. No importaba cuán difícil fuera la batalla, él encontraría una manera de levantarse nuevamente.
Al pasar los segundos, los ojos de Kotaro, que mantenían su determinación y brillo, se apagaron lentamente hasta que, finalmente, sus párpados se cerraron.
En otro lugar:
Misao, Miyuki y las otras dos chicas estaban, de repente una explosión que hizo que tanto ellas y los lobos voltearan, los lobos comenzaron a gruñir y de repente varias personas enemigas aparecieron, sonriendo maliciosamente "Veo que aún hay sobrevivientes" dijo con malicia. Misao, con determinación, adoptó una postura defensiva, mientras las demás también se preparaban para lo peor.
Yuki, decidida, estaba sobre el lobo alfa con una mirada firme. "¡Estamos rodeadas, formen un círculo! Prepárense para lo que sea", advirtió Miyuki, ajustando su posición con determinación, patricia se puso en medio sin poder hacer mucho.
Justo cuando los enemigos empezaron a correr hacia ellas, las chicas se prepararon para el combate. Sin embargo, antes de que pudieran reaccionar completamente, un grupo de hombres pertenecientes al grupo de Koji se lanzaron hacia los enemigos desde un costado, gritando con determinación: "¡Protéjanlas!".
Los hombres, armados y decididos, formaron un escudo humano frente a las chicas, bloqueando el avance de los enemigos con habilidad y valentía. Las chicas observaron la escena con asombro y alivio, viendo cómo los hombres luchaban con ferocidad para mantenerlos a raya.
Uno de los hombres se giró hacia ellas, reconociendo su valentía en medio del caos. "Buen trabajo. Vayan con Matsuri y el jefe Koji, nosotros nos ocupamos de esto", indicó con voz firme, señalando hacia un área más segura donde podrían resguardarse.
Las chicas se miraron entre sí, sorprendidas pero aliviadas por la repentina ayuda. "¡Vamos! No tenemos tiempo que perder", instó Patricia, guiándolas rápidamente hacia donde les indicaron mientras los hombres continuaban enfrentando a los enemigos con valentía, asegurando su escape seguro.
Los lobos mordieron sus polos y rapidamente las subieron a sus lomos, esquivando y corriendo rápidamente, mientras avanzaban entre la zona de repente todos los lobos se detuvieron. Yuki preguntó con preocupación: "¿Qué pasa?"
De repente, uno de los lobos se volvió loco. Rápidamente, agarró a Patricia que estaba sobre él y la arrojó hacia otro lobo. En un instante, la cabeza del lobo voló, cortada por un golpe certero.
"¡Patricia!" gritó Yuki, horrorizada por lo que acababa de presenciar.
Misao, reaccionando rápidamente, dijo con urgencia: "¡Nos están atacando! ¡Prepárense!"
Las chicas se preparaban para lo peor, hasta cuando una silueta pequeña apareció entre el polvo levantado por el caos. Ayano, apenas viendo algo, murmuró: "¿Una niña...?"
La pequeña figura alzó su katana con un gesto seguro y cortó el polvo con un movimiento preciso. A medida que el polvo se dispersaba, reveló la figura de Kanata, una mujer pequeña de pelo largo, vestida con ropas oscuras y elegantes. Se posicionó frente a las demás, alzando su katana en mano, su rostro serio y sin emoción alguna. Todas las chicas, aún en estado de shock por la repentina aparición, la miraron con cautela y confusión.
Yuki, con una mezcla de ira y preocupación, dijo con voz temblorosa: "¿Fuiste tú? ¿!Cómo te atreves a lastimar a uno de mis queridos lobos?¡"
La tensión en el aire era palpable. Las chicas no sabían qué esperar de esta misteriosa mujer que parecía emerger de la nada. Konata, especialmente afectada, como si supiera de quien se trataba aquella persona, apenas pudo articular en un susurro quebrado: "¿Mamá…?"
Narrador:
¿Qué destino aguarda a Kotaro tras su caída en medio del campo de batalla? ¿Podrán las chicas enfrentarse a la enigmática Kanata y descubrir la verdad que ella guarda? Mientras la tensión se eleva y las batallas alcanzan su punto álgido, Konata permanece en shock ante la revelación impactante que acaba de presenciar. La intensidad de la confrontación parece desafiar cualquier posibilidad de salvación. ¿Habrá esperanza para alguno de ellos? Descúbrelo en el siguiente capítulo.
Hasta la próxima.
Capítulo 24: El Despertar y un nuevo poder.
