- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
- Espero que los fanáticos de esta serie como de sus personajes me disculpen por las libertades que puedo tomarme de aquí en adelante para la creación de esta historia. Tratándose de una historia nacida de mi imaginación, es muy probable que los personajes no se comporten de acuerdo a los cánones preestablecidos por su creadora original.
- Agradezco con antelación a todos los que se arriesgarán a leer y acompañarme en el desarrollo de esta historia. Por su tiempo y paciencia, muchas gracias.
He tenido suficiente... (Closer)
* * *
Capítulo I
"Una gran oportunidad"
La joven mujer se encontraba observando los últimos detalles de su cuidado aspecto; cercana a cumplir los veintiocho años, representaba mucho menos edad de la que en realidad tenía.
Mirando su apariencia en el espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación y peinando su cabello, no se dio cuenta desde qué momento había sido observada atentamente por otra persona.
-¿No deberías usar algo un poco más llamativo?
-¡Kasumi! –contestó, dándose media vuelta-. No te escuché llegar.
-Estabas concentrada en opacar tu imagen. Pero déjame decirte que por muchos intentos que realices, tú siempre seguirás siendo así, bella, es algo con lo que naciste y no podrás cambiarlo.
-Yo no trato de "opacar mi imagen" Kasumi –replicó la aludida-, es sólo que me pareció bien vestir este traje, es bastante sobrio.
-Ese es el problema. ¡Es demasiado sobrio! –le regañó la mujer-. Aunque si querías conseguir avejentar tu aspecto, lamento decirte que no lo has logrado en absoluto. Pareces una niña pequeña que juega con la ropa de su mamá –rió Kasumi.
-Sí, búrlate todo lo que quieras, pero debes reconocer que de toda la ropa que tengo, este traje es el más elegante y dado que la entrevista a la que voy es muy importante, debo dar una buena impresión.
-¿Con un traje color burro y nada de maquillaje en tu rostro?, parece que te hubieras escapado de una película de zombis o algo parecido.
-¡Si me maquille! –respondió ofendida-, ¿no lo notas?
-Déjame ver –contestó Kasumi acercándose a su hermana y exhalando un profundo suspiro-. Akane, dime, ¿hasta cuándo piensas seguir con esta actitud?
-¿A qué te refieres?
-Cierra los ojos –pidió Kasumi mientras tomaba un pequeño estuche de una mesita para luego comenzar a esparcir cuidadosamente el polvito que contenía delicadamente sobre los parpados de su hermana menor-. Sinceramente Akane, pienso que debes dejar de una vez el pasado atrás. Cuánto tiempo ha pasado ya, ¿diez años?
-Doce.
-Entonces, ¿por qué esa obstinación en no rehacer tu vida?
-Pero si yo ya rehice mi vida –protestó la joven mujer de cortos cabellos.
-No, no lo has hecho –continuó su hermana mayor dejando en la mesita el estuche que sostenía en sus manos, para cambiarlo por otro y seguir aplicando su contenido, esta vez, en el rostro de la chica-. En un principio dijiste que por tu carrera no estabas interesada en salir con nadie, eso fue hace más de cuatro años. A pesar de que muchos chicos han querido acercarse a ti, tú los rechazas sistemáticamente.
-No los rechazo, ¿no recuerdas que salí con...?
-¿El joven Seiichi? –le interrumpió observando el rostro de su hermana para saber si faltaba algún retoque en el maquillaje-. ¡Eso fue hace dos años!
-Año y medio –susurró Akane.
-¿Por qué no te atreves a vivir hermana?, ¿a qué le tienes miedo?
-No es temor Kasumi, es sólo que... olvídalo.
-No me pidas que lo olvide, estás muy sola Akane, me preocupa verte así.
-Yo no estoy sola, tengo a Ryo, tengo amigos que no son muchos, pero los tengo y las tengo a ustedes.
-Pero no es lo mismo.
-Si te refieres a que debería tener un novio o algo así, pierdes el tiempo –dijo Akane tomando los implementos que sostenía su hermana en sus manos, para dejarlos sobre la mesita cercana-. Creo que es suficiente maquillaje por ahora. Muchas gracias por venir a quedarte con Ryo esta mañana Kasumi, sabes que no puedo dejar de llevarlo al médico hoy y la entrevista es muy importante para...
-No te preocupes –le interrumpió su hermana mayor. Había comprendido que con el abrupto cambio de tema, su pequeña hermana había dado por terminada la conversación sobre su vida personal, la conocía bien y sabía que no era un tema con el cual se sintiera cómoda, pero ella realmente estaba preocupada. Pasados doce años, consideraba que era tiempo suficiente para olvidar y sobreponerse al dolor, pero Akane era distinta, eso lo sabía muy bien-. ¿A qué hora tengo que ir con él?
-A las 11:00 hrs. Pero tú sabes que la consulta siempre está llena, es bueno llegar con un poco de anticipación.
-¿No estás atrasada para la entrevista?
-No, es a la 10:00hrs. Si todo sale bien, y de acuerdo con mis cálculos, consigo este trabajo, podré pagar la deuda y recuperar el Dojo.
-Me gustaría poder ayudarte más con eso.
-Tú y Nabiki ya han hecho suficiente, además, yo me empeciné en quedarme con esta casa ¿no?, podríamos haber vendido todo hace mucho tiempo, en cambio, la testaruda de tu hermana menor no quiso hacerlo, he aquí las consecuencias.
-Sí, pero…
-Pero nada, hicimos lo que pudimos y hoy me juego mi última carta para salvar el lugar en donde crecimos.
-Ojalá todo salga como quieres Akane.
-Confía en mi hermana, los dejaré impresionados y tendrán que contratarme. Ahora me voy, no quiero llegar tarde.
-¡Así sin más!, ¿desayunaste?
-Comeré algo después –contestó Akane saliendo de la habitación, su hermana iba tras ella.
-No te hará bien acostumbrarte a no desayunar.
-No pierdas tu tiempo Kasumi, hace mucho que ya me acostumbré. ¡Adiós, te encargo mucho a Ryo!
-Ve tranquila –dijo viendo como su hermana desaparecía tras la puerta de entrada.
En verdad su pequeña Akane ya era toda una mujer a la cual ella todavía trataba de proteger, pero no lo lograba del todo, sus vidas habían cambiado, para bien o para mal, y aunque permanecían en contacto siempre, les era muy difícil mantener esos lazos indisolubles que años atrás tenían.
La gran casa familiar se encontraba en completo silencio. Kasumi suspiró, se preguntaba cómo lo haría Akane para no sentirse sola en ese caserón, o tal vez sí se sentía sola y trataba de ocultarlo, como ocultaba muchas otras cosas desde hacía exactamente doce años atrás.
R & A
El lujoso edificio que albergaba la oficina en la cual se entrevistaría la menor de las Tendo se encontraba en el centro de Tokio. Era un edificio inmenso, de una sobriedad y elegancia que dejaba sin habla, uno de los más modernos y sofisticados del país. Ella pensó seriamente en darse la vuelta y volver a la seguridad de su casa, pero el amor por su hogar y la convicción de que ella podía hacerlo bien, la decidieron a ingresar.
Subió al ascensor marcando el piso veinte, se sentía pequeña entre toda la gente que fue subiendo y bajando durante el trayecto. La verdad, ella era baja en estatura, pero el observar a todos esos ejecutivos a su alrededor, le hizo sentirse como un bicho raro.
La puerta se abrió en el piso veinte y ella pidió permiso para bajar, pasando torpemente por entre las personas que se encontraban delante de ella y trastabillando al hacerlo, por lo que casi cae de bruces al momento de salir. Maldijo para sí y se acomodó su traje mientras miraba el elegante letrero de aluminio con letras azules que anunciaba que en el piso completo se alojaban las oficinas de una de las más prestigiosas e importantes empresas de Japón.
Ella se acercó a la gran puerta de vidrio cromado de doble hoja con aplicaciones metálicas que separaba la recepción del pasillo en donde se encontraba. Preguntó a la joven mujer que se encontraba tras el mesón por la oficina de personal, ella la miró por tan sólo unos segundos y le indicó que avanzara por el pasillo, que la oficina que buscaba era la segunda a mano izquierda.
Akane suspiró dándose valor y caminó hasta dar con la puerta señalada, golpeó y se escuchó una voz femenina que le decía que ingresara, ella saludó formalmente a la persona que tenía todo el aspecto de ser la secretaria, quien le sonrió y luego de anotar sus datos le dijo que esperara a que la llamaran en una salita anexa al recibidor de la oficina. Akane se preguntaba qué tan grande serían todas las dependencias, ya que lo que llevaba recorrido era casi tan amplio como el primer piso de su propia casa.
-"Seguramente el dueño es una de las personas con más dinero del país" –pensó la chica dirigiéndose al lugar que le había indicado la secretaria. Al entrar a la sala se dio cuenta que era observada por once mujeres, algunas más jóvenes que ella, otras un poco mayores, pero era indiscutible que todas eran muy atractivas- "Kasumi tenía razón, con éste atuendo dudo mucho ser competencia para alguna de ellas" –dijo para sí, luego hizo un saludo general que la mayoría de las mujeres reunidas correspondió y buscó un lugar en donde sentarse, poniendo su maletín a un lado.
Al cabo de un rato, comenzó a sentirse mareada por los cuchicheos de todas esas mujeres. Al parecer, todas habían ido porque conocían a alguien en la empresa o tenían un amigo de una amiga, o cosas similares. El tiempo pasó y la salita se fue desocupando; para cuando llamaron a Akane, ella se encontraba acompañada sólo por dos chicas y había terminado tres capítulos del libro que llevaba para hacer la espera más corta. Se puso de pie, guardó el libro en su maletín, aliso con sus manos la falda de su traje y avanzó siguiendo a la secretaria que la recibiera en la recepción, la joven la condujo a una oficina en donde se destacaba un hermoso y amplio escritorio de lustrosa madera, con unas cuantas carpetas sobre él y otros artículos de papelería. Pasó una rápida mirada a su alrededor, la oficina era amplia, de un suave color adamascado y con una decoración elegante, no muy recargada, frente al escritorio se observaban dos sillas de cuero negro que se notaban muy cómodas y detrás de él, una silla más grande e imponente del mismo material en donde se encontraba sentada una mujer de unos cincuenta años aproximadamente. La mujer levantó la vista y sonrió, pero a Akane le pareció que lo hacia más que nada por una formalidad, se imaginaba lo tedioso que debía ser entrevistar a tantas personas en tan sólo una mañana.
-Buenos días.
-Buenos días –contestó la chica haciendo una reverencia-, mi nombre es Tendo Akane.
-Akane, bien. Toma asiento por favor.
Akane hizo lo que la mujer le solicitaba y le extendió una carpeta que había sacado de su maletín, la mujer la abrió estudiando los documentos que se encontraban en el interior.
Akane aprovechó ese momento para estudiar a la mujer, su cabello castaño, en el que comenzaban a apreciarse bastantes hebras blancas, le llegaba poco más arriba de los hombros, su rostro era el de una persona severa, pero inspiraba confianza, sus ojos eran de un verde intenso y penetrante.
-Bien, mi nombre es Hidaka Hanae –dijo de pronto la mujer dejando la carpeta sobre el escritorio y mirando fijamente a Akane-, puedo ver que tienes estudios muy completos y en prestigiosas instituciones, para ser tan joven has adquirido muchos conocimientos.
-Sí, todos los que me conocen dicen que soy un poco obsesiva cuando me propongo algo. Hubo una época en que mi único objetivo fue estudiar y luego se convirtió en costumbre, me gusta perfeccionar y renovar mis conocimientos.
-Se nota, tu currículum es impresionante. Aún así, y con todo ese conocimiento, no has trabajado para ninguna empresa importante ¿no es así?
-Sí, eso es cierto, la razón es que no lo consideraba de vital necesidad. Me gusta ayudar a la gente, sobre todo a la que no tiene el suficiente dinero como para pagar grandes sumas por la ayuda, así es que me dediqué a hacer trabajos sociales.
-Lo veo aquí también –dijo señalando la carpeta-. Trabajaste en fundaciones muy prestigiosas pero que la verdad, no pagan muy bien.
-La mayoría de las fundaciones para las cuales trabajé se sustentan mediante aportes de privados y obviamente no reciben grandes ingresos, eso se traduce en sueldos bajos.
-¿Y qué te hizo cambiar tus obras sociales para optar a un empleo en una empresa como ésta?
-Voy a ser sincera con usted. Por problemas familiares que no viene al caso mencionar, están a punto de quitarme la casa y el dojo que ha pertenecido a la familia por años, pensé que era tiempo de buscar una mejor forma de ganarme la vida para tratar de recuperar lo que ha sido el orgullo de mis antepasados. La oportunidad se presentó y aquí me tiene.
-Hum, entiendo. ¿Sabes?, me gusta tu sinceridad, yo también voy a ser franca contigo, viendo tu currículum y antecedentes, eres la mejor opción para mí hasta el momento, pero todo lo decidirá mi jefe. Debo decirte que trabajar con él y para él es una de las cosas más estresantes que te pueden pasar en la vida. No quiero asustarte, tampoco quiero que pienses que él es un ogro, pero sí puedo decirte que es muy exigente y si quedas seleccionada tendrás que acostumbrarte a estar disponible las veinticuatro horas del día para sus consultas. Eso es lo que me tiene con los nervios de punta, llevo diez años trabajando con él, he sido su mano derecha en todo y espero sinceramente que tú puedas ser mi reemplazante.
-Entonces, ¿usted es...?
-La asistente de presidencia –contestó sonriendo.
-¡Wow!, ¡yo pensé que estaba tratando sólo con la jefa de personal de la empresa!.
-Las apariencias engañan Akane.
-Disculpe –dijo Akane, llevándose su mano izquierda a la boca, asustada por haber cometido un error con su comentario tan despreocupado.
-No te preocupes, yo era igual de impulsiva a tu edad –sonrió nuevamente-. ¿Eres casada Akane? –preguntó sorprendida indicando el dorado anillo que brillaba en la mano de la chica.
-Sí, bueno, lo fui por un tiempo –contestó desviando su vista a sus manos para juguetear con la argolla en su dedo y sonreír melancólicamente.
-¿Hace mucho tiempo?
-Bastante, me casé con el chico incorrecto, por culpa de una decisión apresurada –dijo encogiéndose de hombros-. Él era sólo un buen amigo, yo pensé que podía funcionar y cometimos un error tontamente... debería dejar de usarla ¿sabe?, pero es una costumbre que ha durado por años.
-Bueno, no es momento de hablar de tu vida privada. Ahora me gustaría explicarte en qué consiste el trabajo que deberás desempeñar en caso de que seas seleccionada.
-De acuerdo –dijo la chica sonriendo ampliamente.
Al cabo de media hora, Akane salía por la amplia puerta de entrada del gran edificio, con una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro y casi con la certeza de que las cosas iban a tomar un buen rumbo desde ese momento. Llena de optimistas pensamientos se dirigió a la estación para volver a casa en donde la esperaba su hermana mayor junto a Ryo.
Las horas pasaron rápido y cuando ya estaba anocheciendo, la mujer que había efectuado las entrevistas de esa mañana recibió el aviso de que la esperaban en presidencia. Salió de su amplio despacho, llevando unas carpetas consigo y cruzó furibunda el largo pasillo con escritorios a ambos lados que la separaba de la oficina de su jefe. Dio gracias porque todo el personal que trabajaba en ese sector se hubiese retirado y no pudiera observar el humor de perros que llevaba. Se detuvo frente a una puerta de madera lustrosa que tenía un letrero grabado con la palabra "Presidente" en elegantes letras doradas, abrió la puerta bruscamente y sin anunciarse. El gran sillón de cuero que se encontraba tras el escritorio permanecía dando la espalda a la puerta.
-¡¿Se puede saber por qué vienes llegando a esta hora?! –gritó sin miramientos.
-Buenas noches Hanae, a mi también me da gusto verte –contestó una voz masculina, mientras el sillón giraba.
-Sí, hazte el gracioso conmigo, no por nada te conozco hace diez años, me gustaría un poco más de respeto.
-Yo te respeto –dijo el hombre sentado detrás del escritorio, pero al ver que la mujer no cambiaba su cara de enojo, sonrió-. Bueno, tienes razón, discúlpame por llegar tan tarde. Tuve unos problemas que requerían de una solución inmediata.
-¿Estás seguro que no fueron problemas de faldas?.
-Hanae, tu misma lo dijiste, me conoces hace diez años, ¿cuándo he tenido un problema de faldas?.
-¿Quieres la respuesta?.
-Bien, tu ganas, pero no estás aquí para cuestionar mi vida privada ¿o sí?, además, te prometo que esta vez estoy diciendo la verdad.
-Hum –contestó ella acercándose al escritorio-. Hoy estuve entrevistando a las postulantes. De un total de treinta que cumplían con mis requisitos, escogí a tres. Me gustaría que me dieras tu opinión –dijo entregándole las carpetas que llevaba consigo.
-¿En verdad tienes que dejarme? –dijo él apesadumbrado y no prestando mayor atención a los documentos que le había entregado su asistente.
-Ya hablamos de eso. Si esta semana no encuentras a alguien que me reemplace, de todas formas me iré. Debes entenderlo, mi familia me necesita... en casa –enfatizó sus últimas palabras.
-Familia, familia, ¿quién necesita una familia?.
-Todos la necesitamos.
-No entraremos en conversaciones sin sentido ahora. Dime, ¿son lindas al menos?
-No tienes remedio, pero sí, son bastante lindas. Además de eso, hay una en particular que cumple con todas mis expectativas.
-Veamos –contestó abriendo una de las carpetas y pasando rápidamente las hojas, para luego tomar la segunda-. Espero que el concepto que tienes de la palabra "linda" sea el mismo que tengo... –paró en seco su perorata al abrir la tercera carpeta y se quedó mirando fijamente las hojas escritas que contenía ésta-. ¿Es ella la persona quien cumple con todas tus expectativas Hanae? –preguntó mostrándole la carpeta a su asistente.
-¿Cómo lo supiste?
-Intuición –dijo tomando un aspecto muy serio que pocas veces usaba con su asistente-. Ella también cumple con mis expectativas –dijo con una voz profunda y una enigmática sonrisa formándose en su rostro.
-Así sin más, ni siquiera me has preguntado porqué la escogí. No la conoces, no sabes si será un aporte en tu gestión.
-No me importa, confío ciegamente en ti. Si tú la entrevistaste y te pareció que era la indicada para reemplazarte, no hay nada más que hablar. Pide que redacten el contrato de inmediato, comunícate con ella y hazle saber que desde este miércoles empezará a trabajar en la empresa. Supongo que con tres días de entrenamiento será suficiente para que no tenga ningún problema al tomar el cargo.
-Nunca pensé que sería tan fácil convencerte.
-Sólo te haré dos apreciaciones Hanae –dijo sin prestarle mayor atención-. No me presentarás con ella hasta que haya firmado su contrato y sea la última hora de la tarde del viernes, cuando tú te vayas y segundo, quiero que cuando el departamento de recursos humanos redacte el contrato, me den un borrador, voy a incorporar una cláusula especial.
-¿No querrás obligarla a hacer nada fuera de regla?.
-No, sólo quiero asegurarme de que ella trabaje para mí –dijo con una sarcástica sonrisa adornando su rostro.
-¿Es todo lo que pides?.
-Es todo Hanae. A partir del viernes puedes dedicar todo tu tiempo a tu familia, la señorita Tendo será mi nueva asistente personal.
-Bien entonces. Hasta mañana y que descanses.
-Hasta mañana, que descanses tú también.
La mujer se dio media vuelta para retirarse y cuando abría la puerta para salir de la oficina de su jefe, él llamó su atención.
-Hanae –la mujer lo observó por sobre su hombro-, no pudiste hacer una mejor elección –dijo él con convicción.
La mujer salió pensativa, el comportamiento de su jefe le intrigaba. Durante todo el tiempo en que había trabajado para él, nunca lo había visto comportarse de tan extraña manera, pero al final lo atribuyó al exceso de trabajo y las presiones a las que ambos estaban sometidos en esos días.
Al otro lado de la puerta, el presidente de la compañía había vuelto a girar el sillón, observando por el gran ventanal de su oficina las luces multicolores que iluminaban la noche de la gran ciudad. Su mirada estaba enfocada en un punto no determinado, cualquiera que lo hubiese visto en aquella posición pensaría que se encontraba meditando tranquilamente, eso, si no prestaba atención a sus ojos. La penumbra en la que se encontraba la oficina había contribuido a oscurecerlos aún más, dándoles un aspecto duro, amenazante y frío que manifestaba lo peligroso que sería en ese momento enfrentarse a aquel hombre, una actitud que habría hecho estremecer a cualquier persona que pudiera cruzarse en su camino.
R & A
Akane aún no se convencía del todo de lo que le estaba pasando. La habían llamado el día martes muy temprano, citándola para la tarde de ese mismo día a la oficina de personal de la empresa en donde había tenido la entrevista de trabajo, para ultimar detalles y hacerle entrega del borrador de su contrato. "Su" contrato de trabajo, de entre todas las mujeres que se habían presentado para el puesto, ella había sido seleccionada y ahora se encontraba sentada frente a la mesa de la sala, estudiando el borrador del contrato de tres páginas y con una humeante taza de té al frente.
Ella no podía convencerse de que la suerte por fin estaba cambiando y estaba dando un vuelco a su favor. En el contrato se especificaban todas las tareas que se requerían de ella, las cuales ya le había mencionado la amable mujer que la había entrevistado. Sonrió al recordarla, a pesar de que era bastante mayor que ella, había sentido una simpatía casi inmediata por ella, era una lástima que no pudieran trabajar juntas, de hecho la contratarían para reemplazarla.
Luego estaba el asunto del sueldo, era mucho más de lo que ella había expuesto como su aspiración e incluso más de lo que había podido siquiera imaginar. Pero lo que realmente la intrigaba era la persona que iba a ser su jefe directo, la señora Hidaka no le había hablado más que a grandes rasgos de él. Por lo que le había dicho era un jefe exigente, pero buena persona, al que le gustaba trabajar codo a codo con su asistente y era por ese motivo que ella debía estar ubicable las veinticuatro horas del día.
La chica suspiró, no encontraba ningún problema en el borrador, no había nada que ella pudiera objetar, por lo que cerró la carpeta, bebió el resto de té que quedaba en la taza y se dispuso para ir a dormir, el siguiente día empezaría su vida como la nueva asistente de una de las personas más importantes en el ámbito comercial de todo Japón.
A la mañana siguiente, una radiante Akane se preparaba para dar un paso importante en su carrera y firmaría el contrato que le proporcionaría los medios para salvar su casa. Se levantó temprano, se vistió formalmente pero no se maquilló como lo había hecho para la entrevista; fiel a su costumbre, prefería que la vieran lo más natural posible, así es que se preocupó de llevar escaso maquillaje en sus ojos y sólo ocupó algo de brillo en los labios. Salió de su casa enfundada en un abrigo que le llegaba un poco más abajo de sus rodillas, la mañana la recibió con un aire helado que calaba los huesos, después de todo estaban en pleno invierno. Tomó el transporte que la acercaba al centro de Tokio y luego de cuarenta minutos se encontraba afuera del enorme edificio. Tomó una bocanada del gélido aire e ingresó para hacer todo el trámite que ya había hecho con anterioridad. Tenía que registrarse, dejando sus documentos de identificación en custodia para que le entregasen una tarjeta magnética y así, poder subir a las dependencias a las que se dirigía.
-"Pronto tendré una de estas personalizada" –se dijo mientras observaba como la luz verde se encendía al pasar su tarjeta por el visor.
Cuando llegó a la recepción de la empresa, la chica que se encontraba tras el mesón le sonrió ampliamente y le dijo que la señora Hidaka la estaba esperando, ella le agradeció y la siguió por un pasillo en donde podía observar muchos escritorios separados por mamparas de vidrio, luego avanzaron hacia otra zona, en donde había otro pasillo, pero en éste habían escritorios a ambos lados. El poco personal que se encontraba a esa temprana hora de la mañana la quedó mirando, ella se sintió incómoda, nunca antes se había sentido más fuera de lugar.
Cuando ingresó a la oficina a la que la condujo la secretaria, se sorprendió de lo amplia y elegante que era, sentada detrás del escritorio se encontraba Hanae Hidaka, la asistente de presidencia, quien levantó su vista y sonrió ampliamente cuando vio a la recién llegada.
-Buenos días Akane, eres puntual, eso es muy bueno.
-Gracias, y buenos días para usted también señora Hidaka.
-Lo de señora Hidaka no va conmigo –dijo la mujer en tono despreocupado-, dime tan sólo Hanae, ¿de acuerdo?
-De acuerdo –sonrió Akane.
-Bien, creo que lo primero es el asunto del contrato. ¿Te parece si lo firmas ahora?
-No tengo ningún problema.
-Supongo que lo estudiaste bien, ¿no tienes ninguna observación que hacer?
-Ninguna, todo se encuentra en regla.
-Bien, entonces, aquí tienes –dijo Hanae pasándole una carpeta con papeles-. Son cuatro ejemplares, puedes revisarlos con el borrador que te entregamos ayer.
-Bien –dijo Akane haciendo una rápida revisión comparativa entre ambos contratos, la mujer la observaba detenidamente, no comprendía qué podía haber causado que su jefe obligara al departamento de recursos humanos a agregar una cláusula en el contrato de la chica-. Se encuentra todo perfecto –dijo finalmente Akane acercando su cuerpo al escritorio para firmar los documentos.
-¿Estás segura que no tienes nada que objetar? –interrumpió Hanae mirándola con curiosidad.
-No –contestó la chica sin entender la preocupación de su interlocutora, para ella era un contrato de trabajo común y corriente con algunas especificaciones especiales, pero que ella consideraba normales para alguien que tendría que desempeñar un alto cargo dentro de una empresa de renombre-. Supongo que han querido tomar algunos resguardos para asegurarse de mi buen desempeño en el cargo.
-Sí, claro.
Tras esa pequeña interrupción, Akane estampó su firma en los cuatro ejemplares del documento que tenía en frente.
-Listo.
-Bien, te doy la bienvenida oficial a ésta empresa –dijo Hanae sonriendo y abrazando a la chica, ella correspondió de la misma forma.
-Gracias, espero hacerlo bien.
-Tres días serán más que suficientes para dejarte bien entrenada para domar a las bestias. Con tu experiencia, conocimientos y belleza, es seguro que triunfarás en todo lo que te propongas.
-Puede que tengas razón en los dos primeros puntos, pero en el tercero...
-¿Qué dices?, ¡si eres una mujer muy bella! No entiendo cómo jovencitas como tú dudan tanto de su apariencia.
-Quizá sea la costumbre.
-¿Acostumbrada a que te digan que no eres atractiva?, ¿quién podría levantar semejante calumnia?
-Alguien que sin darse cuenta tenía mucha influencia sobre mí –dijo amargamente y por un momento, su semblante adquirió una expresión de disgusto no muy bien disimulado-. Pero estoy aquí para aprender, así es que ¿por dónde empezamos?
-Ese es el espíritu. Vamos, puedes dejar tus cosas aquí –dijo indicándole una puerta en la pared a espaldas del escritorio, el cuarto de baño personal de la amplia oficina-, desde ahora quiero que te conviertas en mi sombra.
-Eso será una gran experiencia.
-No es para tanto Akane, yo no soy una súper mujer.
-Pero apuesto a que eres una de las mejores.
-Eso sí no lo niego.
Ambas rieron y se dispusieron a salir de la oficina. Hanae le fue presentando a cada persona que trabajaba en todo el piso, todos la trataban amablemente y con el respeto que merecía la que se convertiría en la mano derecha de su jefe. El día se fue rápidamente entre presentaciones, muestras de cómo funcionaba todo el sistema, revisión de papeles, entre muchos otros detalles.
En un principio a Akane le pareció que no podría hacerse cargo de todo el trabajo que veía, implicaba el cargo al que había aceptado, pero las palabras de apoyo que le dirigía constantemente Hanae la animaban a seguir adelante. Ya eran pasadas las siete de la tarde cuando Hanae dio por concluido el primer día de entrenamiento.
-¡Vaya niña!, ¿por qué no me dijiste que era tan tarde?
-Pensé que lo sabías, además, mientras más conocimientos pueda adquirir de mi mentora será mejor para mí en un futuro próximo.
-Sí, pero eso no quiere decir que en tu primer día te mates trabajando. Fue suficiente por hoy, ahora quiero que vayas a tu casa a descansar y recuperes energías para mañana, saldremos a terreno, tienes que conocer uno de los lugares fundamentales de esta empresa.
-¿La fábrica?
-Exacto, sin ella nadie tendría trabajo aquí.
-Sí –dijo en tono cansino.
-¿Qué te sucede?
-Es que... ahora empiezo a dudar de mis capacidades, nunca me había sucedido y yo...
-No te preocupes más de la cuenta, ya verás que con una buena agenda, la colaboración de las dos personas que te presenté en la mañana y lo más importante, tú cabecita, saldrás adelante con todo esto. Además, tendrás mi ayuda para lo que sea necesario.
-Gracias Hanae, te acabo de conocer y parece que lleváramos tanto tiempo juntas.
-A mi me pasa lo mismo Akane. Ahora ve a tu casa, ¿qué esperas?
-Sí. Una última consulta.
-Dime.
-¿Cuándo me presentarás a mi jefe?
-Bueno... cuando llegue de su viaje, no antes del viernes.
-El día en que tú te vas.
-Sí, lo lamento, pero no pudimos hacer coincidir su agenda –mintió y se sintió muy mal por engañar a la dulce chica-, fue un viaje imprevisto.
-Entiendo, bueno si no hay más remedio. Hasta mañana Hanae.
-Hasta mañana Akane, que descanses.
R & A
El día siguiente fue incluso más agotador que su primer día de trabajo, pero ella ponía todo el empeño por aprender y al atardecer ya se encontraba en condiciones de decir que conocía al dedillo el funcionamiento de la empresa. Esa noche habló largo y tendido con Kasumi, contándole todo lo que le había pasado durante esos dos días y de las muchas expectativas que se hacía con el puesto que había conseguido, alabando a la gran persona que había encontrado en Hanae Hidaka, quien en vez de ser egoísta en sus conocimientos, la había apadrinado transmitiéndole hasta el último detalle de lo que sabía. Ahora sólo le quedaba conocer a su jefe, el cual esperaba no fuese un ogro despótico y neurótico, pero según lo que le había contado Hanae y el resto del personal con el cual había entablado conversación, éste no era el caso.
Llegado el siguiente día, Akane se sentía más relajada y a la vez segura de sí misma, eso lo demostraba tomando alguna que otra decisión, que por supuesto consultaba antes con Hanae, la que se alegraba cada vez más de haber acertado plenamente en la elección de su sucesora.
Al final del día, Hanae ya no tenía nada más por enseñar a su pupila y la observaba alegremente anotar alguna que otra corrección con su pequeña y estilizada caligrafía en los documentos que debían ser presentados al presidente el lunes para su firma.
-Sí, lo dije apenas te vi entrar por la puerta el día lunes, eres la mejor Akane.
-No bromees con esas cosas –dijo sonrojándose.
-No estoy bromeando. Eso de retirarme hoy nunca lo quise asimilar, en el fondo creía que iba a tener que estar viniendo por lo menos unas dos semanas más, pero ahora que te observo, sé que lo vas a hacer muy bien y verdaderamente estoy orgullosa de mí, pero mucho más de ti Akane.
-Gracias.
En eso, un sonido penetrante se hizo escuchar y ambas mujeres se miraron por un momento, luego miraron hacia el aparato que emitía el molesto sonido y vieron una de las luces que parpadeaba.
-Contesta Akane.
-No, aún no asumo enteramente mis funciones, además, no me conoce todavía –dijo sonriendo nerviosamente.
-Tienes razón, es mejor que lo haga yo por última vez –Hanae levantó el auricular y asintió sonriendo-. No tienes que decírmelo, iremos en seguida para allá...si, lo sé.
Tras colgar, el aparato permaneció en silencio, ambas mujeres se miraron y se sonrieron.
-Es hora de conocer al monstruo Akane, ¿estás preparada?
-Sí, eso creo.
-Bien, de más está decirte que te deseo la mejor de las suertes, porque cuando cruces esa puerta, ya no serás una simple aprendiz, serás la asistente de presidencia.
-¿No irás conmigo?
-Sólo para presentarte, luego me retiraré, así es que nos despediremos aquí –dijo dándole un fuerte abrazo-, ojalá esta oficina te traiga tantos buenos momentos como me los ha traído a mí.
-Gracias por todo Hanae, en verdad, nunca había conocido a una persona como tú.
-Yo tampoco había conocido a alguien como tú. Pero ahora, una última recomendación, "nunca", escuchas, "nunca hagas esperar demasiado al jefe", se pone de muy malas pulgas.
-Bien, lo tendré en cuenta.
Así, ambas dejaron la oficina en donde se encontraban y dirigieron sus pasos por el pasillo rodeado de escritorios que a esa hora de la noche se encontraban totalmente vacíos, llegaron a la oficina de presidencia y Hanae golpeó.
-Adelante –se escuchó una voz del otro lado de la puerta y ella abrió para hacer su ingreso. La chica a su lado se encontraba bastante nerviosa, pero esto no impidió que paseara su vista por la enorme oficina. Era el doble de grande que la suya y exquisitamente decorada, aunque no pudo apreciar los detalles, ya que ésta se encontraba en penumbras, alumbrada solamente por una débil luz proveniente de una lámpara de pie ubicada en una de las esquinas de la oficina, vio como el gran sillón detrás del escritorio se encontraba dándoles la espalda.
-Jefe, tengo la grata misión de presentarle a su nueva asistente –dijo Hanae confiada y con alegría en la voz. Se sentía orgullosa de la elección que había hecho, estaba segura que su jefe no la extrañaría para nada con Akane a su lado-. La señorita Tendo Akane, señor.
El sillón se fue moviendo poco a poco hasta dejar ver la silueta de un hombre con sus codos apoyados en los brazos del gran sillón y los dedos de sus manos entrelazados a la altura de su mentón. El hombre se quedó observándolas por un momento y luego alargó uno de sus brazos para encender la lámpara de su escritorio mientras hablaba.
-Tanto tiempo, señorita Tendo –dijo con sarcasmo en el mismo instante en que encendía la lámpara y la luz iluminaba su rostro.
La joven se quedó por un momento sin poder emitir palabra alguna, esos ojos que la observaban tan fríamente la tenían paralizada, se sentía como el pequeño ratón que sabe que la serpiente está a punto de comérselo, y sin embargo no puede dejar de mirarla.
-¿Tú? –dijo con un hilo de voz cuando al fin pudo reaccionar ante la atenta mirada de él y la sorprendida mirada de Hanae-. No...¡No puedes ser tú! –fue lo último que pudo articular antes de caer desmayada en brazos de una asustada Hanae.
Notas finales:
1.- Hola… aquí, yo de nuevo luego de tomar un descanso, llevando otra de mis ideas a palabras. Espero no decepcionar a los que se arriesguen a acompañarme en este nuevo desafío. Decirles que la historia estará cargada al romanticismo (los que tengan problemas con el azúcar, pueden leer bajo su responsabilidad). No puedo dar mucha más información en este capítulo, sólo decir que si dejé que transcurrieran doce años en la vida de Akane, es por la sencilla razón de que se me hace más fácil trabajar los personajes y por supuesto, porque el tiempo transcurrido tiene estrecha relación con la trama.
2.-Bien, los que leyeron mi primera historia por capítulos deben saber que trato de actualizar bastante rápido, pero con ésta creo que iré un poquito más lento (sorry por eso), al menos no creo poder actualizar cada semana.
3.-El título: la verdad, no me considero muy buena dándole títulos a mis proyectos, así es que creo que es bueno que sepan que la frase que le da nombre a éste escrito pertenece a una que pueden escuchar al inicio de la canción Closer (de allí el paréntesis al lado de título), del grupo escocés Travis, uno de mis favoritos por lo demás (amo a esos cuatro chicos).
La letra de esa canción me gusta mucho y se adapta bastante a la trama, así es que la frase me pareció adecuada.
4.-Sin más que decir por el momento, me despido. Espero comentarios por mi nuevo desafío (buenos o malos, serán muy bien recibidos) y será hasta un próximo capítulo.
Cuídense mucho y buena suerte!
Madame De La Fère – Du Vallon.
