- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
He tenido suficiente… (Closer)
* * *
Capítulo II
"Entre la espada y la pared"
La mujer estaba sorprendida y asustada. Tenía el cuerpo inerte de la joven que hasta hacía poco, se encontraba tranquilamente a su lado. Trataba de hacerla reaccionar dándole leves golpecitos en cada mejilla, pero la chica no respondía.
-¿Qué sucede aquí?. ¡¿Por qué Akane reaccionó de ésta manera?! –pedía a gritos por una explicación-. Ella estaba bien hasta hace un momento, hasta que te vio a ti –le increpó. El aludido se puso de pie y avanzó con cautela hasta donde ella se encontraba de rodillas sosteniendo el cuerpo de la chica.
-Sólo se desmayó –dijo observando el pálido semblante de la joven mujer-. Será mejor tenderla en el sofá.
Exhalando un suspiro, tomó a la chica en sus brazos y caminó con ella hasta el otro extremo de la gran oficina para depositarla suavemente en el sofá de tres cuerpos que decoraba ese sector. Hanae se acercó rápidamente y observó como los ojos de su, a esas horas, ex-jefe brillaban de una forma que ella jamás había visto, enfocados única y exclusivamente en el rostro de la chica.
-¿Qué está pasando?, ¿la conoces? –preguntó, intuyendo una respuesta afirmativa.
-Hace mucho tiempo que la conozco, pero dejé de verla hace doce años, doce largos años.
-Entonces, ¿es alguna novia de tu época de adolescente?
-Hanae, Akane Tendo es mi esposa –contestó con una seguridad que no dejaba margen para dudar de la veracidad de sus palabras, aún así, la mujer no podía creer lo que acababa de escuchar.
-¡Qué!, ¿tu esposa?, ¡pero dijiste…dijiste que tu esposa había…muerto!.
-Sí, lo dije.
-No entiendo, ¿cómo es posible algo así?, ¡explícame que está pasando!.
-Ahora no, ella está despertando.
Efectivamente, Akane estaba reaccionando poco a poco y comenzaba a parpadear, sus largas pestañas parecían bailar al ritmo que le imponían sus párpados. Cuando abrió sus ojos definitivamente, y pudo enfocar su mirada, vio el preocupado e inquieto rostro de Hanae a su lado. Iba a generar una frase, pero al ver el rostro que se encontraba al lado de la amable mujer, pareció recordarlo todo.
Sus ojos se encontraron con los fríos y amenazantes ojos del que sería su jefe y ella comenzó a temblar como una frágil hoja a merced del viento invernal.
-No…puedes ser tú –susurró, negando con la cabeza y sintiendo como las lágrimas empezaban a agolparse en sus ojos-. Esto es un mal sueño… ¡no puedes ser tú!
-Afortunadamente no está soñando –dijo con voz exenta de toda emoción-. Desde hace tres días se encuentra trabajando para mí señorita Tendo, aunque… ¿no sería más correcto llamarla…señora Saotome?
Ella cerró los ojos, las lágrimas corrían libremente por sus mejillas, leves espasmos recorriendo su cuerpo provocados por los angustiantes sollozos.
-Cómo pude ser tan tonta –dijo con un hilo de voz llevándose las manos al rostro-. Cómo no me di cuenta de que era una trampa, ¡tú lo sabías! –acusó bruscamente a Hanae.
-Te juro que acabo de enterarme de esto Akane, Ranma nunca me dijo...
-¡Ranma! –le interrumpió-, ¡es la primera vez que pronuncias su nombre!, ¡claro, con razón nadie lo nombraba!, ¡por eso todos se referían a él como el "jefe" o el "señor presidente"!
-Te equivocas, Hanae no sabía nada y el personal no acostumbra a llamarme por mi nombre, pero tú, como mi asistente personal –continuó Ranma poniéndose de pie para dirigirse al escritorio-, puedes decirme como prefieras.
-No, ¡yo no trabajaré para ti!, ¡no pienso trabajar para el hombre que arruinó mi vida! –contestó levantándose del sofá y avanzando con paso vacilante a la puerta de salida. Él se acercó rápidamente a ella y se interpuso en su camino, accionó el interruptor junto a la puerta y la gran oficina se iluminó completamente.
-Te recuerdo que firmaste un contrato, y si eres tan buena abogada como Hanae dice, no entiendo cómo no objetaste la cláusula quinta del mismo, la cual dice -Ranma se aclaró la garganta y comenzó a leer la cláusula de su copia de contrato-: "El trabajador se obliga a ejecutar todos aquellos trabajos para los que fue contratado por un período de un año como mínimo a contar de la fecha del presente contrato, no pudiendo renunciar a ellos o ser despedido por el empleador durante dicho período de tiempo. En caso de que el trabajador pretenda infringir esta cláusula especial, deberá cancelar al empleador de inmediato la totalidad del ingreso percibido durante el año que dura el presente contrato, inclusive si éste no ha llegado a su fin, esto por concepto de compensación a la empresa por los daños y perjuicios que pudiera ocasionar su retiro imprevisto de la misma. Asimismo, el empleador queda obligado a indemnizar al trabajador de la misma manera, en el caso de que precisara de los servicios del último. La presente cláusula tiene carácter de irrevocable, por cuanto ni el trabajador ni el empleador podrán modificarla, anularla o renunciar a ella, una vez firmado el presente contrato".
¡Bonita cláusula! –prosiguió sonriendo burlonamente-. Te obliga a trabajar para mí durante un año, a menos que obtengas para el lunes la cantidad que ganarías en un año trabajando conmigo.
-¡Eres un desgraciado!, ¡no tienes corazón! -contestó con desesperación.
-Hace doce años que me lo destrozaron, ¿quieres saber quién fue? -ironizó él.
-¡Apártate de mi camino, no soporto estar aquí! -dijo ella con la clara intención de golpearle si no la dejaba pasar.
-¡Yo también te extrañe, Akane! –contastó él sonriendo y haciéndose a un lado para que ella pudiera pasar-. Nos vemos el lunes, no llegues tarde, tenemos mucho trabajo.
Ella le dedicó una mirada asesina y salió de la oficina dando un portazo. Tras ella salió una estupefacta Hanae. Ranma apagó la luz principal, luego la de su escritorio y volvió a sentarse en su sillón, en la penumbra de su amplia oficina, para observar la ciudad desde el gran ventanal.
-"Te tengo en mis manos Akane –se dijo sonriendo amenazante-. Éste será un buen año, tengo un leve presentimiento de que así será".
R & A
Akane había escapado de la oficina de su jefe, corriendo por el pasillo que la separaba de su oficina e ingresando en ella sólo para buscar sus cosas y salir lo más rápido posible del edificio. Hanae la había seguido muy de cerca y trataba por todos los medios de evitar que la chica se escapara.
-¡Akane, por favor espera!.
-¿Para qué?, ¿qué otro encargo te hizo tu jefe?.
-¡Por favor, en verdad yo no sabía nada!, ¡sólo quiero hablar contigo! –la chica se detuvo y la observó, luego suspiró tratando de calmarse -. Deja que te lleve a tu casa, te encuentras muy alterada.
-Tienes razón, aunque no debería aceptar.
-Akane, he sido muy sincera contigo durante todos estos días. Debes creerme cuando te digo que yo no sabía nada. Hace diez años que trabajo para Ranma, es cierto que hemos forjado una linda amistad, y no te voy a negar que lo quiero mucho, casi como si fuese mi hijo, pero él jamás me habló de ti, me hizo creer que su esposa estaba muerta, que por eso nunca hablaba de ella, imagina la impresión que me he llevado yo también.
-No se porqué no puedo desconfiar de ti Hanae.
-Entonces, ¿te llevo a tu casa?.
-Sí, gracias. Pero una sola condición.
-La que quieras.
-No me preguntes nada sobre lo que ocurrió. Tú lo acabas de decir, lo quieres mucho y no voy a ser yo la que influya para bien o para mal en ese cariño que le tienes.
-Bien, quizá hoy no sea un buen momento, pero más adelante tal vez...
-Tal vez.
Ambas ingresaron al ascensor y salieron del edificio, subieron al automóvil de Hanae y se dirigieron rumbo a Nerima. Una vez en su casa, y luego de despedirse de Hanae y asegurarle que iba a estar bien, Akane por fin pudo desahogarse de todas las emociones que había sufrido.
No podía creerlo, se encontraba totalmente atrapada y sin salida aparente, había firmado un contrato que la obligaba a trabajar durante un año junto a la persona que más la había hecho sufrir en su vida, la persona a quien más había amado, pero a quien también había odiado, Ranma Saotome, su jefe, su esposo.
Esa noche se desplomó en la cama y lloró amargamente durante largas horas hasta quedarse dormida, tratando de mitigar en parte la rabia y el dolor que estaba sintiendo.
Las horas pasaron, y a media tarde del día domingo, Akane recibió un llamado. Le había enviado por fax a su hermana Nabiki el borrador del contrato que había firmado, omitió el hecho de que ella era quien había firmado el documento y le contó la típica historia de que una "amiga" había firmado aquellos papeles sin prestarles mucha atención y que ahora se encontraba desesperada por deshacer todo vínculo con la empresa, y que pedía su ayuda, porque sabía que ella era una excelente abogada y entre las dos quizá podrían encontrar algún resquicio jurídico para dejar sin efecto el documento.
-Lo siento por tu amiga Akane –se escuchó del otro lado del teléfono la despreocupada voz de Nabiki-, está metida en un gran lío. Las cláusulas son bastante claras y específicas, sobre todo la quinta. Quien contrató a tu amiga sabía muy bien lo que hacia y es evidente que no dejó nada al azar. No se puede hacer nada, tendrá que cumplir lo que dice en el papel o de lo contrario pagar la indemnización que es mucho, muchísimo dinero.
-Entiendo –dijo Akane decepcionada-. Pero ¿estás segura de que no se puede hacer nada de nada?, ¿ni siquiera apelar a algún organismo estatal?.
-Es un contrato entre privados Akane, y se encuentra en regla. Tu amiga fue la ingenua al firmar algo sin considerar las consecuencias que le traería. En todo caso, por lo que pagan, no veo dónde está el problema. A menos que esté contratada por la Yakuza, cosa que dudo mucho sea el caso –comenzó a reír Nabiki.
-No, no es el caso, pero incluso trabajar para la Yakuza podría resultar mejor –musitó Akane.
-¿Qué dijiste?, no te escuché bien.
-Nada, no te preocupes más Nabiki, le diré a mi amiga que se tendrá que hacer a la idea de cumplir con el dichoso contrato. Oye, pasando a otro tema, ¿cómo están los niños?.
-Bien, ahora salieron, pero deben estar por volver. Cada día crecen un poco más y se están poniendo más incontrolables.
-Eso te pasa por tener gemelos.
-¡Y cómo iba yo a saber eso!. Cuando me casé, nadie me dijo que por el hecho de que mi esposo tuviera primos gemelos, podría tener gemelos yo también.
-Sí, tienes razón. ¿Cuándo vendrás a Japón?.
-No lo sé, estamos tratando de buscar una fecha que nos acomode a ambos. Pero con el trabajo de Akio, no sé cuando podamos vernos hermanita.
-Bueno, tampoco es un gran panorama venir a aburrirse acá.
-Akane, los chicos te adoran y nunca es aburrido para nosotros compartir con ustedes. Por cierto, Kasumi me comentó que estabas viendo un trabajo, algo digno de ti, no como esas instituciones de beneficencia a las que acostumbras ayudar.
-¡Hey!, ¿qué tienes en contra de la caridad?.
-Nada, pero debes reconocer que no es rentable, mucho menos con los problemas que tenemos.
-Que tengo –le corrigió-. Fui yo la que se empecinó en conservar la casa, por lo tanto debo asumir. Y sobre lo otro…empiezo mañana.
-¡Qué buena noticia!, ¿supongo que te pagarán bien?.
-Es un sueldo muy bueno, voy a ser la asistente de un "importante empresario"-dijo ironizando.
-¡Vaya!, eso está muy bien.
-No tan bien como crees –murmuró Akane.
-¿Qué?
-Nada, que será mejor que corte ya, Ryo tiene hambre y hace rato que anda rondando por aquí.
-¡Ah, el bebé de mamá!, ¿cómo se encuentra?, Kasumi me dijo que estuvo enfermo.
-Lo estuvo, pero ya pasó. Sólo fue una infección intestinal. Nada grave.
-Que bueno, dale muchos besos de mi parte y dile que lo quiero mucho, que lo extraño y que espero pronto volver a verlo.
-Tú también dale muchos cariños a los niños y a Akio. Cuídate mucho Nabiki.
-Lo haré, y suerte para mañana.
-Gracias, estoy segura de que voy a necesitarla. Adiós hermana.
-Adiós.
Ambas colgaron el teléfono y Akane suspiró resignada. Si Nabiki no había encontrado ninguna solución para anular el contrato, entonces estaba perdida y tendría que cumplir al pie de la letra con el. Lo que había parecido un regalo de los dioses, el trabajo soñado y que la sacaría de todos sus problemas, había resultado ser una bomba de tiempo que estaba segura, en cualquier momento le explotaría en las manos.
A paso lento se internó en la cocina, Ryo no tenía porqué pagar las consecuencias de su desesperación, era un buen muchacho y tenía hambre, ella debía reponerse y afrontar la situación. Lo primero sería preparar la comida para Ryo, luego tratar de calmarse con una taza de té y prepararse para enfrentar el siguiente día, el día que empezaría a trabajar para su esposo.
R & A
A las 8:30 hrs. del día lunes, Akane Tendo ya se encontraba en su oficina preparando los detalles del día que comenzaba. Luego de poner en orden los papeles que había dejado listos el día viernes bajo la supervisión de Hanae y revisar la lista de pendientes, tomó una gran bocanada de aire. Debía enfrentarse a Ranma y llevarle los papeles que tenía que firmar urgentemente para ser despachados, estuvo a punto de solicitarle a su amable colaboradora que hiciera el favor de llevar los documentos a presidencia, pero luego lo pensó mejor, debía enfrentarse a él o pensaría que ella era una cobarde, cosa que ella jamás permitiría que sucediera, así es que armándose de valor, se encaminó a la oficina de presidencia saludando amablemente al personal que lentamente iba ocupando sus puestos. Faltaban cerca de diez minutos para las nueve de la mañana, la hora de ingreso para todo el personal.
Cuando llegó a la puerta de la oficina de su "jefe", golpeó en tres oportunidades, como no recibió respuesta alguna, decidió que lo mejor era abrir. Al traspasar la puerta se dio cuenta que su jefe aún no llegaba, por lo que se acercó al gran escritorio con la carpeta de documentos firmemente tomada en ambas manos frente a su pecho, como si quisiera utilizarla de escudo ante un posible ataque inesperado.
Observó la gran oficina detenidamente. Además del gran escritorio de lustrosa madera en color caoba con aplicaciones en cuero negro, destacaba un cómodo y amplio sillón giratorio de cuero negro y a juego con éste, las dos sillas que se encontraban del otro lado. En uno de los extremos, el sofá en donde había despertado del desmayo, con un par de sillones pequeños y una fina mesita de metal y vidrio empavonado al centro que daban la sensación de una acogedora salita de estar. A ambos lados del sofá de tres cuerpos se erguían dos sofisticadas lámparas de pie y al lado de los sillones pequeños un par de finas plantas de interior. Los cuadros que decoraban las paredes también llamaban la atención por ser modernos y sofisticados, ella no conocía mucho de pintura, pero sabía que los tres óleos debían ser costosos, aunque lo que llamó poderosamente su atención fue el gran mueble de madera del mismo tono del escritorio, que se encontraba a un costado, era un mueble grande con muchos compartimientos y sellado por dos enormes puertas de vidrio empavonado. Allí reposaban ordenadamente los muchos trofeos, copas y medallas que seguramente, había ganado su jefe durante los últimos doce años. No quiso acercarse a investigar porque le pareció una invasión a la privacidad y fijó su mirada en el gran ventanal que daba a la ciudad.
-"Debe ser una linda vista por la noche" –pensó.
-Creí que no tendrías las agallas de presentarte –dijo una voz masculina muy cerca de donde se encontraba la mujer, lo que hizo que ella soltara automáticamente la carpeta que sostenía y los documentos quedasen desparramados por el suelo. Él soltó una risa burlona-. ¡Torpe como siempre!
Ella no prestó atención y se agachó a recoger la documentación rápidamente, cuando lo hubo hecho, se puso en pie y se encontró de frente con la mirada desafiante de él.
-Buenos días señor, traje los documentos que debe firmar con carácter de urgente.
-¿Qué es eso de señor? –contestó él frunciendo el entrecejo-. Akane, si vas a trabajar para mí, tendrás que llamarme por mi nombre.
-El viernes me dio licencia para llamarlo como quisiera, yo prefiero llamarlo señor Saotome, si no le molesta.
-Sí, me molesta. Me llamarás Ranma y punto –dijo quitándole la carpeta bruscamente de las manos.
-Bien –dijo ella con tono frío-. Quieres que espere a que firmes los documentos o los envío a buscar después.
-Siéntate –gruño él, ella obedeció. Sabía que las cosas no iban a ser fáciles, pero no pensó que serían tan tensas. Él se encontraba examinando los documentos, de pronto exhaló un suspiro y miró a Akane por sobre la carpeta-. ¿Ya desayunaste?.
-¿Perdón?.
-Pregunté, si ya desayunaste.
-No acostumbro a hacerlo.
-¿Desde cuándo?.
-Eso no es relevante.
-Pues para mí lo es, deberías saber que no es saludable el no desayunar, así es que ve a buscar tu abrigo, saldremos de aquí por unos momentos.
-¿Por qué?, tengo muchas cosas que hacer, cosas que Hanae dijo, no podían esperar por mucho tiempo.
-Esperarán el tiempo que sea necesario, eres mi asistente "personal", si yo digo que me acompañarás a desayunar, lo harás, ¿qué Hanae no te explicó las reglas del juego?
-Lo hizo, pero en ese momento no sabía para quién trabajaría.
-Y ahora te sientes decepcionada, pobrecita, pero deberías acostumbrarte desde ya Akane. Acá, las cosas se hacen como yo quiero y cuando yo quiero y si en estos momento te digo que vamos a ir a desayunar y luego firmaré estos odiosos documentos lo haremos, así es que te espero en cinco minutos a las puertas del elevador. Ve a tu oficina y coge tu abrigo, no quiero que mi linda esposa se resfríe –finalizó con sarcasmo. Ella se puso de pie furiosa, el último comentario había estado de más y hubiese querido contestarle un par de cosas, pero se contuvo de hacerlo.
-Espero que no pretendas jugar al matrimonio feliz –dijo dándose media vuelta para avanzar hasta la puerta.
-Créeme que me encantaría jugar, sobre todo en un aspecto más "íntimo"-dijo con ironía, ella lo miró indignada desde la puerta, azotando la misma al momento de salir.
Dentro de la oficina, el dueño de una de las más grandes y prometedoras empresas en el ámbito deportivo de todo el país, reía a carcajadas con la reacción de su asistente, mientras, en el pasillo, una abatida asistente de presidencia caminaba pensando en el largo y abrumador año que tendría que soportar en ese lugar y al lado de ese hombre.
R & A
Entraron en una cafetería cercana al edificio, no se habían dirigido la palabra en todo el camino desde que ingresaran al elevador. Al momento de internarse en el lugar, Ranma se dirigió directamente a uno de los asientos más alejados del local, casi al llegar al fondo del mismo. Ambos se despojaron de sus respectivos abrigos y se sentaron. En seguida llegó un joven mesero a atenderles.
-¡Buenos días señor Saotome! -dijo el joven alegremente-. Desde la semana pasada que no se aparecía por acá.
-Sí, estuve de viaje. Quiero lo mismo de siempre Takashi.
-Enseguida, ¿y la señorita? –dijo el joven mirando a Akane coquetamente.
-Yo…
-La señorita es mi asistente Takashi –interrumpió Ranma con voz amenazante, el chico se sorprendió.
-¿Y qué pasó con Hanae?
-Renunció, quería más tiempo para dedicarle a su familia.
-Es una lástima, ella era muy simpática, aunque si me permite el atrevimiento, la señorita es muy linda –dijo no prestando atención a la mirada asesina que su cliente le regalaba-. Mi nombre es Takashi señorita…
-Tendo Akane –contestó la chica con una sonrisa en sus labios-. Gracias por el cumplido Takashi. Ahora, quisiera un té de jazmín y uno de esos pasteles que vi en la entrada, se veían bastante buenos.
-Son exquisitos señorita Akane, en seguida traigo su pedido –partió el jovencito rápidamente y mirando de vez en cuando hacia atrás. Akane sonrió ante la reacción del muchacho, después de todo, Kasumi tal vez tenía algo de razón.
Ranma por su parte se sentía transportado al pasado, cuando Akane acaparaba las miradas de todos los chicos que la rodeaban y él tenia que hacer grandes esfuerzos por no acabar con todos ellos por la osadía de posar sus ojos en ella. Además, había comprobado que la sonrisa de ella todavía poseía el efecto de desarmar por completo su mundo. A pesar de los años transcurridos, a pesar de los desengaños, a pesar de los problemas que habían surgido, ella aún ejercía esa peligrosa influencia sobre él y eso lo asustaba, porque ponía en riesgo todos sus planes. La observó seriamente para hablarle.
-No deberías andar coqueteando con todos los que se te cruzan por delante.
-¡Qué!.
-¿Crees que no me di cuenta?, "gracias por el cumplido Takashi" –dijo fingiendo el tono de voz de ella-. Eres una mujer casada y te guste o no, trabajas para tu esposo. Te lo advierto, no voy a permitir que te burles delante de mí. Seguramente durante todos estos años te has acostumbrado a coquetear o inclusive a llegar más lejos, pero ahora trabajas para mí y no lo voy a permitir.
-¡Qué sabes tú lo que yo he hecho con mi vida durante estos años!, ¡qué te importa lo que yo haga o deje de hacer!.
-Eres mi esposa y trabajamos juntos.
-¿Acaso alguien además de Hanae sabe que soy tu esposa?
-No, pero el que yo lo sepa es más que suficiente para que prohíba…
-¡Estamos separados desde hace doce años! –le interrumpió-. Si tanto te preocupa que coquetee con alguien, no entiendo porqué no firmaste nunca los papeles del divorcio, siendo que te los he enviado cada tres meses religiosamente a tu gimnasio durante todos estos años.
-¡Ese no es el punto!.
-¿Entonces cuál es?, ¿debo ser la esposa perfecta, mientras tú te entregas a una vida desordenada con la mujer de turno?, ¿debo ser la esposa sumisa y fiel, mientras su esposo aparece en la prensa rosa de todo el país?.
-Eso fue hace años, he cambiado.
-Sí, has cambiado, a tal punto de querer hacerme daño con todo este cuento del contrato irrevocable.
-Tuviste la opción de refutar la cláusula o rehusarte a firmarlo, no lo hiciste.
-No lo hice y me arrepiento, pero estoy aquí a tu lado, aunque me resulte doloroso.
-¡Doloroso!, ¿por qué?, debo recordarte que fui yo el que salió más perjudicado.
-¡Tú perjudicado!, no me hagas reír.
-Hace doce años creí haberme casado con una chica buena que jamás sería capaz de hacerme daño.
-¿Quieres que te recuerde cómo fueron las cosas?.
-No es necesario, es algo que recuerdo muy bien.
El jovencito llegó con el pedido e interrumpió la discusión "matrimonial". Cuando se retiró, ambos se quedaron en un incómodo silencio, hasta que Akane lo rompió.
-Si quieres que esto funcione y no nos matemos el uno al otro creo que deberías firmar los papeles del divorcio -dijo casi susurrando sus palabras-. Te evitarías problemas y me los evitarías a mí también.
-No firmaré esos papeles –respondió él tajantemente-. Te diré esto sólo una vez y espero que te quede lo bastante claro: Tú, querida Akane, seguirás siendo mi esposa ante la ley, hasta que yo lo desee y como tal me debes respeto, además, eres mi asistente personal con todas las ventajas y desventajas que eso implica, así es que como ves, deberás hacer todo lo que yo te indique, ya que como esposa y como empleada me debes obediencia.
-¿De verdad me odias tanto para hacerme pasar por esto? –preguntó ella con lágrimas en los ojos y su voz temblorosa.
-Come tu desayuno, debemos regresar a la oficina –eludió su pregunta.
Ella lo observaba tristemente, él la odiaba, pero ¿por qué?, si ella había hecho lo que él había querido, lo había dejado libre, simplemente no entendía la razón de su proceder, si hacía doce años a ella le había quedado claro que él no la amaba ni la iba a amar nunca, por eso le había dado todas las herramientas para que él fuese feliz, lejos de ella, entonces ¿por qué la torturaba de esa manera?.
Bajó la cabeza y empezó a comer su desayuno en silencio, él la observaba y una punzada de culpa se instaló en su corazón, pero desapareció casi al instante al recordar todo lo que ella lo había hecho sufrir, ahora era el momento de cobrar su deuda, la tenía entre sus manos y no la iba a dejar escapar tan fácilmente.
R & A
Habían pasado tres semanas desde que Akane ingresara a trabajar para Ranma, las cuales habían estado marcadas por los problemas de convivencia entre ambos. Él tratando de hacerle la vida imposible a la chica, parecía disfrutar mortificándola. Ella soportaba estoicamente cada nuevo arrebato de él, desahogando su tristeza e impotencia cada noche en la oscuridad de su cuarto mediante el llanto angustiante por querer escapar a esa situación y no poder hacerlo.
Sabía que tenía que soportar, pero hasta cuándo iba a poder hacerlo.
Un día, a media mañana, Ranma salió de su despacho para buscar a su asistente. Había llamado a su oficina y ella no había contestado, preguntó a uno de los colaboradores de la chica y éste le dijo que había visto a la señorita Tendo dirigirse hacia el sector de fotocopiado. Hacia ese sector encaminó sus pasos. Cuando se encontraba a escasos metros, escuchó unas risas y vio como un joven que trabajaba en el departamento de contabilidad de la empresa se encontraba riendo alegremente con su asistente, ninguno de los dos se percató de que eran observados, por lo que siguieron parloteando y riendo. En un momento dado, el joven posó su mano en el brazo de ella y eso hizo que la ira dominara la mente y el cuerpo de Ranma, los celos y el sentimiento de pertenencia se exacerbaron al máximo en él.
-¡Akane! –llamó con voz seca y dura. Ambos chicos pegaron un brinco asustados y miraron a su jefe quien los observaba amenazante-. Tenemos que hablar.
-Permiso señorita Tendo, debo retirarme –dijo el asustado joven.
-Gracias por todo Takeo.
-No hay de qué. Señor Presidente –contestó haciendo una rápida reverencia, para luego retirarse a toda velocidad.
-Estaba sacando las copias para la…
-De eso se puede encargar Tomomi.
-No me cuesta nada hacerlo a mí, además, ella…
-Sígueme –la interrumpió para dirigirse a grandes zancadas a la oficina de la chica. Ella lo siguió asustada, sabía por su mirada que nada bueno saldría de aquello. En cuanto ingresaron, él cerró la puerta tras de sí y la increpó.
-¿Qué se supone que estabas haciendo con ese muchacho?.
-Nada, sólo me estaba contando una anécdota mientras esperábamos que la máquina terminara de imprimir.
-¿Y por eso se reían tanto?, ¿por eso él te toqueteaba?.
-¡Qué dices!.
-¡Lo vi Akane!, ¡qué te dije sobre coquetear con otros hombres!, eres mi asistente, ¡pero también eres mi esposa! –dijo marcando un número en el teléfono de Akane-. Comunícame con el departamento de recursos humanos –dijo seriamente-. Sí, esperaré en línea.
-¿Qué vas a hacer?.
-Sí, habla el Presidente, necesito que despidan a una persona –Akane abrió sus ojos enormemente-. No lo sé, pueden argumentar necesidades de la empresa... sí, es problema de ustedes. Trabaja en contabilidad, Ichida Takeo... sí, de ser posible desde hoy y si hay que pagar una indemnización, eso no es problema, lo quiero fuera de la empresa a más tardar mañana. Es todo, gracias –Ranma colgó el teléfono y miró con una sonrisa de satisfacción a su asistente. Ella no podía creer lo que acababa de presenciar.
-¡No puedes hacer algo así!.
-Oh, sí que puedo, para eso soy el dueño.
-¡Por qué!.
-¡Nadie puede acercarse a mi esposa!.
-¡Eres despreciable! –dijo conteniendo las lágrimas que volvían a agolparse en sus ojos-. ¡Él sólo trataba de ser amable conmigo!, ¡no puedo creer en lo que te has convertido, eres un monstruo sin corazón!
-Ya te dije que me destrozaron el corazón hace doce años –ella por toda respuesta abrió la puerta de su baño privado, sacando su abrigo y su cartera-. ¿Qué vas a hacer?
-¡Ya no soporto esta situación, me voy de aquí!.
-Si te vas, te expones a que haga efectiva la cláusula…
-¡Lo sé y no me importa que lo hagas!, ¡créeme que estaré mucho mejor en la calle o en la cárcel, que al lado de un ser tan insensible como tú! ¡Te odio Ranma Saotome! –Akane salió de la oficina dando un portazo tras de sí –. Tomomi, me ausentaré por el resto del día.
-¿Pasó algo malo señorita Akane?, ¿se encuentra bien?.
-Sí, me encuentro bien, no te preocupes –dijo saliendo rumbo al elevador.
Dentro de la oficina de su asistente, Ranma había dado un fuerte golpe en el escritorio, en el cual dejó la marca de su puño cerrado. No podía entender cómo esa mujer podía sacar lo peor de él a la luz, lo hacia hacer cosas que jamás hubiese pensado hacer, pero es que no podía soportar verla al lado de otro hombre, el sólo pensarlo le hacia sentir unos celos incontrolables que lo hacian comportarse como un canalla. Se sentó en el sillón, apoyó sus codos en el escritorio y se llevó las manos al rostro, luego de un momento, volvió a tomar el auricular y marcó.
-Comunícame con el departamento de recursos humanos, gracias.
R & A
Akane había salido enfurecida del edificio, no podía creer lo que acababa de suceder, el chico sólo estaba conversando con ella, no estaban haciendo nada malo, la reacción de Ranma había sido exagerada, ¿por qué se empeñaba en hacer de su vida un infierno?.
Caminando sin rumbo aparente, llegó a un lugar que había pasado desapercibido para ella durante esos días, era una especie de jardín botánico. Se veía pequeño pero era agradable ver algo de verdor entre tanto edificio. Sin pensarlo dos veces se adentró en su interior, de alguna forma debía tranquilizarse.
Caminó al interior y se apoyó con ambas manos en la baranda que encerraba una fuente de agua al centro del pequeño jardín, cerró sus ojos y comenzó a ejercer presión en los redondos fierros que daban forma a la baranda.
-¿Ha sido un mal día? –escuchó una voz conocida a un costado.
-¡Hanae! –dijo sorprendida y abriendo los ojos para observar a la mujer-. ¿Cómo es qué estás aquí?.
-Te prometo que ha sido de pura casualidad. Vine con mi hija y mi nieto por aquí cerca y mi nieto nos convenció para que pasáramos un rato a este lugar, le gusta mucho. Estábamos a punto de retirarnos cuando te vi ingresar. Supuse que tenías algún problema.
-Lo tuve.
-¿Quieres hablar de ello?.
-No quiero importunarte, seguramente tienes cosas que hacer.
-No me importunas Akane. Haremos una cosa, espérame aquí, yo iré a decirle a mi hija que regrese a casa. En unos minutos estaré contigo.
-De acuerdo.
Hanae se internó en el jardín y Akane pudo apreciar que conversaba con una joven mujer, quien tenía a un pequeño tomado de la mano. En ese momento escuchó el repiqueteo de su teléfono móvil, no tenía que mirar la pantalla del aparto para saber quién la llamaba, había recibido llamadas de él por lo menos treinta veces desde que había abandonado su oficina.
-¡Ya déjame en paz! –dijo arrojando el aparato al centro de la fuente.
Estaba observando cómo el pequeño aparato se hundía cuando Hanae volvió y le indicó que se sentaran en uno de los asientos próximos a la fuente.
-¿Es tu teléfono el que descansa en medio de la fuente?.
-No soporto escucharlo nuevamente, sonó más de treinta veces, merece ahogarse en esa fuente -Hanae sonrió y negó al mismo tiempo.
-No creo que sea necesario preguntarte cuál es el motivo de tu problema, me imagino que las cosas no han sido fáciles con Ranma.
-Han sido más que difíciles. En un principio dude de mis capacidades al aceptar el cargo, ahora no dudo de eso, pero sí de mi fortaleza mental para soportar algo así.
-Tanto así ¿eh?.
-Pensé que no sería tan descabellado trabajar para él durante un año, pero si no hago algo ahora, terminaré volviéndome loca, y te prometo que no estoy exagerando –sonrió sarcásticamente-. Quizá eso es lo que él quiere, volverme loca.
-No Akane, yo lo conozco y sería incapaz de hacer algo así.
-Entonces ¿por qué se comporta de esa forma conmigo?. Me humilla, me trata como si fuese la peor persona de este mundo. Trato de hacerlo lo mejor posible, de no molestarle con nada, pero él siempre encuentra algo que no le gusta. Durante estas tres semanas no he pasado una noche sin llorar Hanae, y hoy…si lo hubieses visto…
-¿Qué te hizo? –preguntó alarmada.
-A mi nada, pero a Takeo Ichida… acaba de pedir que lo despidan, ¿sabes por qué?, porque nos encontró conversando y riéndonos junto a la fotocopiadora, ¡el chico sólo estaba siendo amable, y él va y lo despide!.
-¿Estás segura?.
-Llamó desde mi oficina, estoy completamente segura. Todavía puedo escucharlo diciéndome que no quiere que ningún hombre se me acerque porque soy su esposa. ¡Su esposa!, ¡estamos separados desde hace doce años Hanae!.
-¿Y no te has puesto a pensar que tal vez esté celoso?.
-¿Celoso?, no me hagas reír. ¿Sabes cómo me apodaba?, me decía cariñosamente "la marimacho". No, él nunca se interesó en mí, nuestro compromiso fue forzado, nuestros padres nos comprometieron en matrimonio antes de nacer, cuando cumplimos los dieciséis nos presentaron, nunca estuvo de acuerdo con el compromiso, yo tampoco, pero eso cambió y si él se casó conmigo cuando yo aún no cumplía los diecisiete fue sólo porque su padre lo obligó a hacerlo, pero a mi me quedó muy claro el día que me casé, que Ranma Saotome jamás estuvo, ni estará enamorado de mí.
-¿Cómo puedes saberlo?.
-¿Tienes tiempo para escuchar una historia? –contestó ella con otra pregunta.
-Por supuesto, todo el tiempo del mundo.
-Debes prometerme que no lo repetirás a nadie, mucho menos a Ranma.
-Te lo prometo.
-Bien. Te voy a contar la historia de cómo terminé casada con un hombre que sólo sentía lástima por mí, la historia que arruinó todo mi futuro.
Notas finales:
1.- Hola, volví pronto ¿no? (aunque pienso que es algo que no podré volver a repetir... veremos que sucede más adelante). Bueno, ¿Ranma un próspero empresario de una marca para artículos deportivos?, sólo en mi alocada imaginación, ¿verdad?. En él próximo capítulo sabrán cómo llegó a conseguirlo.
2.-No sé mucho de las leyes civiles japonesas, pero la cuestión del divorcio de nuestros queridos protagonistas está basado en el antiguo sistema legislativo de mi país (digo antiguo, porque éste cambio hace algunos años), en donde no existía el divorcio, sino un sistema de nulidad en el que debías cumplir con algunos requisitos que hacían difícil la separación legal, entre ellos, si una de las dos partes se negaba a firmar los papeles, era muy probable que jamás lograras separarte legalmente (hasta que la muerte los separe, literalmente), aunque dejaras de convivir con tu pareja por años. Me tomé la libertad de basarme en ese sistema para que estos dos sigan casados a pesar de los años transcurridos.
3.-Sé que dije que me tomaría mi tiempo para actualizar esta historia y creo que así será, pero en mi afán por no perder la costumbre de publicar una actualización cada semana, hice un esfuerzo para sacar este capítulo adelante (el que me encuentre con permiso laboral desde el jueves ayudó bastante también), aunque desde ya y debido a que me arriesgué a publicar otro de mis "bebés", anuncio que desde ahora en adelante iré turnando sus actualizaciones (sólo para darle la atención que requieren a cada uno de ellos). Una cosa si es segura, actualizaré cada fin de semana (no sé en que orden, pero por lo menos uno de mis bebés verá un capítulo nuevo cada semana o tal vez dos lo harán, todo depende del tiempo libre que pueda conseguir).
4.-Muchísimas gracias a todos los que dejan sus reviews, son mi alimento creativo. Gracias, gracias, gracias Nia06, milk goku, viry chan, Jade Saotome, krlita, ALFREDUKE (qué alegría que te gusten mis historias, "Corazones en conflicto" es muy especial y le tengo un infinito cariño), yumita, sele-thebest, Feuer23, Vero (gracias por tu apoyo y tus lindas palabras), CONEJA, fern25, tokiro-goi, AkaneKagome, ro-chan (Ryo... todo a su tiempo, ya aparecerá en escena. Gracias por leer mi loca idea) y lerinne, ¡muchísimas gracias de todo corazón por hacerme tan feliz!. He contestado personalmente a aquellos que la página me da la opción, y aprovecho de agradecerles nuevamente por el apoyo y el salto de confianza que han hecho para acompañarme con esta nueva historia. Una vez más les agradezco por darme a conocer su valiosa opinión, es muy importante para mí, de verdad.
Será hasta un próximo capítulo.
Hasta pronto, cuídense mucho y buena suerte!.
Madame De La – Fère Du Vallon.
