- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
He tenido suficiente... (Closer)
* * *
Capitulo IV
"Un nuevo comienzo"
Ingresó por una de las estrechas calles del barrio que había conocido tiempo atrás, todo se encontraba casi igual a como lo recordaba, unos cuantos cambios en el color de las casas, uno que otro local comercial nuevo, algunas casas desocupadas, pero en general, todo se conservaba prácticamente igual.
Desde lejos divisó la antigua casona de dos pisos en la que había vivido, la muralla gris que la encerraba se encontraba un poco deteriorada. Estacionó su moderno y lujoso automóvil a un costado de la calzada, se bajó y caminó en dirección al enorme portón de madera que tantas veces había cruzado. No pudo evitar el sentimiento de nostalgia que se iba instalando poco a poco en su corazón al volver a estar frente a esa casa. Haciendo un esfuerzo por mantener ocultas las emociones que lo embargaban, trató de abrir el portón, pero éste se encontraba cerrado. Sacó su teléfono móvil y marcó el número que había registrado con anterioridad, nadie contestó; entonces pensó que bien podría saltar el muro hacia el interior de la casa, pero descartó esa idea casi de inmediato. En su adolescencia no habría dudado ni un segundo en hacer algo así, pero ahora sentía que invadiría la privacidad de la dueña de la casa, además, se vería muy extraño al dueño del lujoso automóvil enfundado en el costoso traje de seda italiana que llevaba puesto, con un abrigo igual de costoso bajo el brazo, saltando por arriba del muro de la casa de una joven mujer que al parecer, vivía sola.
No, saltar aquel muro no era una buena opción, así es que se decidió a ser paciente y esperar tranquilamente a que su asistente regresara a su casa, por lo que volvió a subir al automóvil y se dispuso a esperar.
Comenzó a rememorar muchos momentos de los que había vivido en aquel lugar, desde que había llegado a sus dieciséis años como una inquieta pelirroja cargada a hombros de un panda gigante, hasta el día de su partida en compañía de sus padres y su falsa esposa, Ukyo, su amiga de la infancia. ¿Qué sería de ella?, no la había visto en mucho tiempo, tampoco a ninguna de las personas que habían compartido sus locas aventuras de la adolescencia. Lentamente comenzó a darse cuenta de que Hanae tenía razón, se había alejado de todos aquellos que lo habían querido y que habían desarrollado un papel importante en parte de su vida.
Sí, ahora podía aceptarlo, había borrado parte de su pasado de su memoria simplemente para evitar reconocer que a pesar de todos los problemas que había tenido que enfrentar a esa corta edad, esa había sido la época de su vida en que mejor se había sentido. De pronto se daba cuenta que había perdido todo aquello sin siquiera proponérselo. La familia Tendo, aquella alocada familia que lo había acogido en su casa sin hacer mayores cuestionamientos, ¿en qué circunstancias les encontraría ahora?.
Hanae le había dicho que el señor Tendo había muerto y él se recriminaba el no haber vuelto en ese momento. Porque el quería al padre de Akane, a su manera, pero le quería y respetaba. Y las hermanas de ella, ¿qué pensarían de ese forzado reencuentro? ¿Kasumi seguiría demostrándole su aprecio? Y Nabiki, ¿seguiría aprovechando cualquier oportunidad para sacar algún beneficio? De ser así, él sería un blanco fácil para la mediana de las Tendo. Sonrió al pensar en ellas.
Sus ex–prometidas formaban otro capítulo olvidado en su vida. A Ukyo la había dejado de ver de un día para otro hacía muchísimo tiempo, nunca había vuelto a buscarla, no había sentido la necesidad de hacerlo en esa época.
Shampoo, la exuberante y seductora chinita. Desde el día en que había dejado el Dojo no había vuelto a saber de ella. Siempre le había intrigado el por qué. Se suponía que la amazona lo perseguiría por cielo, mar y tierra para cumplir con sus leyes, pero extrañamente, nunca se había vuelto a aparecer en su vida, y agradecía el que no lo hubiera vuelto a hacer.
Y la alocada gimnasta, bueno, de ella mejor ni acordarse. No fuera cosa que al pensar en ella hiciera acto de presencia delante de él.
Estaba reflexionando en todo aquello cuando divisó la silueta de alguien que se acercaba a paso lento hacia él por la calle; era ella, ese instinto de reconocerla donde fuera y como fuera no lo había perdido, estaba seguro que era ella quien se acercaba cargando un par de bolsas en sus manos. Se había cambiado de ropa, ya no llevaba su traje de dos piezas con el que la había visto esa mañana, llevaba un atuendo mucho mas informal y al parecer cómodo, una falda amplia a la rodilla color azul, un suéter con cuello subido en un tono celeste con aplicaciones en azul y un abrigo también a la rodilla del mismo color de su falda. A pesar de los años, él tuvo que reconocer que ella seguía teniendo ese aspecto casi infantil, muy distinto de las mujeres que había conocido durante toda su vida.
Cuando llegó a una distancia de unos tres o cuatro metros, él se bajó del automóvil y caminó hacia el portón con las manos en los bolsillos de su abrigo. Ella lo observó con un gesto indescifrable en su rostro.
-¿Qué quieres? -soltó a quema ropa, su voz se escuchaba cansada e impaciente.
-Hablar contigo –se apresuró en contestar. Sabía que ella no le daría muchas opciones de explicarse-. Quería pedirte perdón por lo de esta mañana y… por como te he tratado durante estas semanas.
-Bien, ¿es todo?
-No, no es todo. ¿Puedes acompañarme?, me gustaría…necesito hablar contigo y no creo que sea una buena idea conversar de estas cosas en medio de la calle –ella pareció pensarlo por un momento, luego contestó.
-Ahora no puedo, tengo que darle de comer a Ryo –él abrió mucho los ojos y sintió una punzada de angustia en su interior. ¿Quién era Ryo? ¿Algún novio? ¿Un amante? O tal vez... ¡Tal vez el idiota que había logrado alejarla de su lado y del que ella le había hablado en su carta! De pronto los celos hacían su aparición nuevamente, su rostro perdió el color y su mirada se ensombreció-. Si quieres puedes pasar y hacernos compañía –prosiguió ella, al parecer sin darse cuenta de la lucha interna que estaba manteniendo en ese preciso momento su jefe-, no creo que Ryo se moleste.
-No…quisiera interrumpir –contestó él, apenas controlando la ansiedad y el disgusto en su tono de voz-. Podría volver cuando él se vaya.
-Pero si Ryo vive conmigo, ¿cómo se va a ir? –dijo ella con total naturalidad.
A él por el contrario se le cayó el mundo encima cuando le escuchó decir esa simple frase. ¡Vivía con ella!, entonces no se trataba de simples coqueteos, ella había rehecho su vida y tenía a otro hombre a su lado. ¡A otro! ¡Pero qué estúpido había sido al imaginarse que ella estaría esperándole perpetuamente!, simplemente eso jamás ocurriría. Akane era una mujer bella y el sueño de cualquier hombre. ¿Cómo reclamarle fidelidad si él no había hecho nada por ganársela?
Akane sacó la llave de su bolsillo y abrió el portón. Como viera que su jefe no reaccionaba, llamó su atención.
-¿Piensas quedarte ahí el resto de la tarde? –Ranma negó con la cabeza e ingresó tras ella tratando de controlarse, no sabía qué tipo de reacción tendría enfrentando a ese tal Ryo.
Ingresaron juntos a la casa, él iba casi en trance, no se había fijado en ningún detalle, sólo pensando en cómo sería ese encuentro.
Cuando Akane finalmente abrió la puerta de la casa y encendió la luz, él sintió como su cuerpo se tensaba y un nudo en la boca de su estómago se instalaba rápidamente. Los celos, los malditos celos tomaban características físicas en su cuerpo. Tenía que calmarse, controlar esos instintos primitivos de posesión y pertenencia, ¡pero le era tan difícil cuando se trataba de la mujer que tenía delante!, la única mujer que podía llegar a provocar esas reacciones en él.
-¡Ryo, ya llegué! –gritó anunciándose, unos pasos acelerados se dejaron oír en dirección hacia ellos y de pronto, Ranma lo vio y lo comprendió todo-. Ryo, te presento a Ranma, él es mi jefe y tienes que portarte muy bien ¿de acuerdo?
Tres potentes ladridos fueron la respuesta del hermoso Shiba Inu dorado que se había acercado corriendo al escuchar la voz de su dueña.
-¡El es Ryo! –exclamó el sorprendido pero aliviado jefe de la chica de cortos cabellos azulados-. Pero si es un... perro –dijo no del todo convencido con sus palabras.
-Sí, ¿a quién esperabas encontrar? –contestó ella acariciando a su mascota en la cabeza-. Ryo es mi guardián desde hace tres años, fue un regalo de Nabiki. ¿Cierto Ryo?, tú extrañas a tía Nabiki ¿verdad? –Ranma soltó una risita ahogada y se sintió bastante ridículo al saber que sus celos habían sido provocados por un inquieto perro que ahora se dedicaba a olfatearlo-. ¿De qué te ríes?
-De nada –dijo sintiendo como su cuerpo se relajaba y la tensión remitía-. Hola Ryo, no sabes el gusto que me da conocerte –una enorme sonrisa apareció en el semblante del joven empresario mientras acariciaba la cabeza del famoso Ryo.
-Si quieres puedes sacarte el abrigo, yo vuelvo enseguida. Ven Ryo, ven muchacho –dijo ella perdiéndose en dirección a la cocina con su mascota siguiéndole muy de cerca-. ¿Tienes hambre?, ya te voy a dar tu comida.
Sí, definitivamente ella había cambiado muy poco. Colgó su abrigo en el perchero junto a la puerta y se descalzó, hacía un poco de frío en el interior de la casa, pero era cosa de acostumbrarse. Avanzó por el pasillo hacia la sala y se quedó de pie observando todo a su alrededor. A simple vista la antigua casona había sufrido leves modificaciones, sólo algunos adornos que él no recordaba se encontraban distribuidos por los muebles. Había algunas fotografías colgadas en una de las paredes y otras puestas en distintos portarretratos sobre los muebles, la mayoría del padre y la madre de Akane, así como de sus hermanas junto a sus respectivas familias. Sonrió al ver una de esas fotografías, la tomó en sus manos para acercarla más a sus ojos, en ella se apreciaba a una desesperada Nabiki tratando de controlar a dos niños idénticos de unos cuatro años, quienes parecían pelear por quedarse con un pequeño cachorro asustado. De rodillas junto a ellos se veía a Akane, con expresión aterrada tratando de quitarles el cachorro a los pequeños y de pie, atrás del grupo, una sonriente Kasumi con un bebé de no más de un año en sus brazos y una niña de unos cinco años que estaba riendo a carcajadas con la escena.
-¿De qué querías hablar? –dijo Akane a sus espaldas sobresaltándolo, no la había escuchado llegar. Llevaba una bandeja con dos tazas humeantes que dejó sobre la mesa, sentándose y haciéndole una seña para que él hiciera lo mismo.
-Bonitas fotografías –contestó dejando el pequeño portarretratos que había tomado en la misma posición en que lo había encontrado y sentándose frente a la chica.
-Gracias –dijo en tono frío-. Supuse que te agradaría una taza de té.
-Sí, gracias.
Un incómodo silencio se instauró en la sala mientras ambos tomaban unos sorbos del té que había preparado Akane. Ranma tenía muy claro que debía ser extremadamente cuidadoso con lo que dijese. Hanae tenía razón, ella estaba dolida y le sería muy difícil encontrar una brecha en ese muro que parecía haber construido a su alrededor.
-Akane, quiero que hablemos.
-Te escucho –contestó ella, manteniendo el tono frío en su voz.
-Sé que me he comportado como un idiota durante todos estos días –ella sonrió con ironía-, y quiero pedirte disculpas por ello.
-Eso ya lo dijiste.
-Sí, bueno, el caso es que...necesito que lleguemos a un acuerdo, estaremos un año trabajando juntos y...
-Si no me equivoco, esta mañana te dije que no volvería a trabajar para ti –le interrumpió ella mirándolo de forma desafiante. El se sorprendió, pero siguió hablando calmadamente.
-Por eso vine, necesito que sigas trabajando conmigo. Escucha, lo que pasó hoy en la fotocopiadora no volverá a ocurrir, te lo prometo. Ichida ya fue recontratado, ni siquiera se enteró del incidente, así que en ese sentido...
-¿Por qué me contrataste? –le interrumpió nuevamente.
-¿Cómo? –contestó él observándola un tanto desconcertado con su pregunta.
-¿Por qué hiciste algo así? Tenías más postulantes al cargo y deduzco que Hanae te presentó a las candidatas antes de contratarme, por lo tanto, sabías que yo era una de ellas, podías evitar que yo aceptara el cargo con sólo rechazarme. Te hubieras ahorrado un montón de problemas y de paso me los hubieras ahorrado a mí.
-Seré sincero contigo –dijo luego de tomar un sorbo de té-. Cuando vi tu currículum, inmediatamente decidí contratarte, y no fue porque Hanae me dijera que eras la mejor, más bien fue porque quería vengarme de ti y lo siento mucho, de verdad, pero en ese momento era en lo único que pensaba.
-¿Vengarte de qué? –preguntó ella sorprendida.
-De las cosas que pasaron hace doce años. Estaba dolido Akane, me costó mucho reponerme y cuando Hanae entró con esas carpetas y vi tu nombre y tu fotografía dentro de una de ellas, no sé, fue como si todo volviese a ocurrir y me cegué, quería darte una lección.
-¿Y por qué me dices esto ahora?, han pasado sólo tres semanas, ¿acaso cambiaste de opinión?
-Sí, aunque no lo creas, quiero recuperar lo que teníamos.
-¡Lo qué teníamos! –exclamó ella sin poder controlar más su disgusto-. ¡Pero si nunca tuvimos nada de nada Ranma! Nuestro compromiso siempre fue una farsa, tú no lo querías, yo tampoco y luego, cuando surgió lo de esa herencia...
-¡Te casaste por obligación conmigo! –le interrumpió él en forma airada.
-¡Ambos lo hicimos! –dijo ella tajantemente-. Tú no sentías nada por mí, solamente lástima y desprecio por una chica que no cumplía con tus expectativas de mujer ideal.
-¿Cómo puedes decir algo así?
-¡Porque es la verdad! Siempre lo demostraste con acciones y palabras, no lo puedes negar. Además, ese día se lo dijiste a Ukyo, yo te escuché sin querer, eso fue lo que me decidió para dejarte libre de una buena vez, para que tú fueras feliz. No hubiese podido soportar a un esposo eternamente amargado por haber tenido que casarse con su peor pesadilla ¿Es qué no entiendes que lo que hice fue por el bien de ambos?
Él quedó aturdido con las palabras que escuchaba. ¿Ella realmente creía que la despreciaba? Y lo había escuchado decírselo a Ukyo, ¿cuándo? ¿Pensaba que él no hubiese sido feliz a su lado?
-Éramos amigos Akane Yo pensaba que solucionaríamos todos nuestros problemas juntos una vez que nos dejaran en paz, pero en cambio me encontré con que mi flamante esposa me había dejado una carta con mi madre junto a un montón de papeles pidiéndome que por favor firmase el acta de divorcio, que se la hiciera llegar lo antes posible y que me olvidara para siempre de ella, ¿cómo crees que me sentí?
-Aliviado por librarte de alguien como yo
-Me sentí traicionado Akane ¿Por qué nunca hablaste conmigo? ¿Por qué hiciste las cosas a tu manera? ¿Por qué simplemente no me dijiste lo que pasaba por tu mente? No, la siempre inteligente y autosuficiente Akane Tendo encontraría la solución a sus problemas y de paso a los míos. Me apartaste de tu lado como quien quita una molesta mancha de su ropa.
-Era lo mejor.
-¡Cómo puedes saber que era lo mejor! ¿Lo discutiste con alguien más? ¿Le preguntaste a alguien su opinión? No, actuaste por impulso y las consecuencias son estas.
-Piensa en lo que dices Ranma, tú jamás hubieras podido soportar el estar al lado de alguien a quien no querías. Es cierto, éramos amigos pero ¿es suficiente la amistad para llevar un matrimonio adelante? Además, debes reconocer que las cosas no podían haber salido mejor para ti, eres uno de los más admirados empresarios del país, tienes tus gimnasios que han conseguido logros importantes en el ámbito nacional e internacional. Sólo piensa que si hubieses vuelto a ocuparte de este Dojo, es probable que todo ese dinero que heredaste hubiese sido despilfarrado por nuestros padres y ahora serias tan sólo un maestro de artes marciales de un deteriorado Dojo de Nerima que no tiene mayor futuro.
-Por lo menos estaría contigo –pensó él observándola con una mezcla de rencor y tristeza.
Por unos minutos volvió a reinar el silencio en la habitación, al menos habían logrado hablar de algunos temas que ambos consideraban complicados. Luego de un momento que pareció eterno, Ranma volvió a hablar.
-No puedo ofrecerte nada más que tratar de que las cosas funcionen un poco mejor entre ambos de ahora en adelante. Necesito que vuelvas a trabajar para mi, así es que...
-Es suficiente para mí, no tengo más opciones –contestó ella desviando su mirada a la taza que descansaba en sus manos-. Muy a mi pesar, necesito el trabajo y no puedo retirarme ahora, no podría pagar la indemnización –reconoció finalmente.
-Tratemos de ser un equipo –dijo él con la esperanza renaciendo en su interior, ella estaba bajando sus defensas y estaba dispuesto a aprovechar esa pequeña ventaja-, cómo lo que alguna vez fuimos.
-Bien, pero tengo mis condiciones.
-¿Cuáles?
-Quiero que empecemos de cero, como si nunca nos hubiésemos conocido –contestó levantando la vista para mirarlo a los ojos, luego suspiró audiblemente y continuó-. No es mi intención que pienses que quiero olvidarme de todas las cosas que pasamos y vivimos juntos, pero creo que mientras más hurgamos en el pasado, más daño terminaremos haciéndonos y al final, la situación se tornará insoportable.
-Si es lo que deseas, no tengo objeción.
-La otra condición es que pienses en firmar de una vez esos documentos. No es conveniente para ninguno de los dos seguir atados a un compromiso que nació del deseo de nuestros padres y que hemos venido arrastrando desde hace doce años.
Ranma la miró profundamente, ella sentía que sus fuerzas disminuían al notar el intenso azul de esos ojos posados en su persona.
-Lo pensaré –dijo finalmente-. Pero eso no quiere decir que los llegue a firmar, al menos no por el momento.
-Bueno, es tú decisión –contestó ella, sabía que no debía seguir insistiendo en el tema, después de todo, ya tendría otra oportunidad de sacarlo a colación.
-¿Alguna otra condición?
-Ninguna, ¿y tú?
-Sólo quiero recuperar a la amiga que una vez tuve. Sé que para eso debo hacer un gran esfuerzo por cambiar algunas cosas, pero lo voy a conseguir, estoy dispuesto a ello.
-Entonces, creo que éste será un nuevo comienzo.
-¿Pactamos la paz?
-Sí -dijo sonriendo levemente y alcanzando la mano que él le ofrecía por arriba de la mesa.
-Lograré que esa sonrisa se intensifique con el correr del tiempo, eso puedo asegurarlo –se dijo para sí.
Los minutos pasaron y poco a poco el ambiente se fue distendiendo. Ranma se atrevió a preguntar por la familia y Akane le fue relatando los acontecimientos que habían sucedido desde que él dejara el Dojo. Le contó que sus hermanas, Kasumi y Nabiki se encontraban felizmente casadas, la primera hacía diez años que había contraído matrimonio con el buen Doctor Tofú, tenían dos hijos, una niña de siete años y un niño de cuatro; la segunda se había casado dos años después que su hermana mayor con un Ingeniero Comercial a quien había conocido mientras ambos estaban en la Universidad, tenían un par de gemelos que estaban próximos a cumplir los siete años, actualmente vivían en Hong Kong debido al trabajo de Akio, su cuñado. También le contó que su padre había muerto seis años atrás de una enfermedad cardiaca que nadie sabía que tenía.
-...Las chicas ya estaban casadas y se habían ido de casa, vivíamos los dos solos. Fue en mi último año de Universidad. Teníamos una rutina ya muy aprendida, yo me encargaba de la casa y estudiaba, él me hacía compañía y cuidaba del Dojo y del jardín. Una noche de otoño, cuando llegué a casa lo encontré contemplando fijamente uno de sus árboles favoritos, aquel árbol que se encuentra frente a la ventana de mi habitación. Estaba melancólico y distante, le pregunté qué era lo que sucedía, por qué se encontraba tan apesadumbrado, me contestó que estaba pensando en mi madre y en lo mucho que la extrañaba, me dijo que a veces era tanta la tristeza que lo embargaba al recordarla que una de las formas en que se sentía cerca de ella era contemplando ese árbol que crecía en el jardín, ya que cuando mamá murió, él lo había plantado justamente para eso, para recordarla. Esa noche estuvo así, distraído, como en otro lugar.
Antes de la cena me pidió que me pusiera algo cómodo y que lo acompañara al Dojo, quería entrenar conmigo. ¡Imagina mi sorpresa al escuchar su propuesta!, hacía años que no practicábamos juntos, pero esa noche y después de tanto tiempo, entrenamos como si lleváramos mucho tiempo haciéndolo. Entre uno y otro movimiento me iba dando consejos sobre la vida, sobre valores y cosas por el estilo, nunca antes lo había hecho y en cierta forma me halagaba el que abriera su corazón de esa forma conmigo, luego me daría cuenta que había sido su forma de despedirse, su manera de decirme adiós. A la mañana siguiente, no apareció a desayunar como acostumbraba, él se levantaba antes que yo, así que me pareció muy extraño pero no me preocupé demasiado por ello, preparé el desayuno como lo hacia todos los días pensando en que el esfuerzo de la noche anterior seguramente lo había extenuado, luego me dirigí a su cuarto, golpeé la puerta para llamar su atención pero no contestó, al tercer llamado abrí la puerta, vi que dormía y me acerqué a él, lo moví suavemente para tratar de despertarlo, pero él...ya nunca más abrió sus ojos, se quedó dormido y ya no despertó –Akane hizo una pausa, miraba fijamente un punto indefinido en el jardín de su casa. Ranma la miraba con un nudo en la garganta, podía imaginarse la impresión que se había llevado la chica al encontrar a su padre muerto en su cama... y estaba sola, nadie para apoyarla en un momento como ese. Ella suspiró-. Llamé a Kasumi y a Tofú, luego a Nabiki. Tofú dijo que había sido un ataque fulminante al corazón. Luego de un par de semanas y después de que pidiéramos su historial médico nos enteramos que se encontraba enfermo hacía más de quince años y que nunca había querido decirnos nada por no preocuparnos.
-Lo siento, en verdad Akane, el señor Soun fue una persona importante para mí, siento mucho su perdida.
-No te preocupes –dijo ella negando con la cabeza-, ya lo he superado.
-Y... por eso tienes problemas para conservar el Dojo –ella lo miró sorprendida, el sonrió amablemente-. Hanae me comentó algo y...
-No debió hacerlo –le interrumpió la chica-. Pero es verdad. Después de su muerte, nos enteramos que la casa y el Dojo estaban hipotecados y que... la deuda era muy elevada. Las chicas quisieron plantearle un trato al Banco, tratar de salvar algo de dinero para mí y deshacerse de la casa. Parecía la mejor opción pero yo... Sabes que soy obstinada y no quise aceptar que perderíamos la casa en donde crecimos –ella se encogió de hombros y observó fijamente sus manos, como si se avergonzara de lo que iba a decir-. Recurrí... yo pedí prestada una buena cantidad de dinero a una persona para pagar la deuda de papá con el Banco. Devolvería el dinero mediante cuotas, pero los intereses son muy elevados ¿sabes?, y bueno, con mis otros trabajos fui atrasándome cada vez más en los pagos. Esta persona ha sido comprensiva pero todo tiene un límite, por eso cuando se me presentó la oportunidad de cambiar de trabajo no lo pensé dos veces, necesito el dinero –finalizó encogiéndose de hombros.
-Y si yo te...
-¡Pero mira que tarde es! –dijo ella de improviso desconcertando a su jefe, a sabiendas de lo que probablemente él le ofrecería, pero era una oferta que ella no estaba dispuesta a aceptar, por mucho que él argumentara con que era su esposa, eso era sólo en el papel y su orgullo jamás le permitiría aceptar que él se hiciera cargo de una deuda que consideraba propia. Ella trabajaría duro para salvar su casa y su Dojo-. Ranma, no es por echarte, pero creo que deberías irte.
-Sí, tienes razón –dijo con desánimo, estaba disfrutando mucho la conversación con ella, pero era mejor no apurarse, dejar que ella marcara el ritmo en que quería que fueran las cosas. Se puso de pie haciendo suavemente a un lado la cabeza de Ryo, quien había encontrado muy reconfortante el que su nuevo amigo le hiciese cariño detrás de su oreja.
-Oye, le agradas –dijo ella levantándose e indicando a su mascota-. No todos los desconocidos pueden acercarse a él.
-Debe ser porque no soy del todo un desconocido.
-Sí, puede que tengas razón.
Ambos se dirigieron a la puerta de salida, luego de que Ranma se pusiera su elegante abrigo, Akane abrió la puerta y una ráfaga de viento gélido los hizo estremecer.
-¡Está nevando! –exclamó ella con alegría en la voz, él sonrió al comprobar nuevamente las reacciones aniñadas que ella solía tener ante ese tipo de situaciones.
-Debe ser una de las últimas nevazones de la temporada -comentó.
-Pero es peligroso que conduzcas con nieve en el camino –dijo ella, y su voz registró un cambio de la alegría con que había hecho su primer comentario a la notable preocupación con que había formulado su última frase. Él se sintió reconfortado, Akane demostraba que no le era del todo indiferente.
-No te preocupes, sé cuidarme. Nos vemos mañana.
-Hasta mañana –dijo ella. Su jefe se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el gran portón, ella llamó su atención- ¡Ranma! –el joven volteó su cabeza para verla-. Ten mucho cuidado ¿si? –Ranma sonrió ampliamente, viendo como la preocupación crecía en el rostro de su asistente.
-Lo tendré –dijo haciendo una señal de despedida con la mano.
Una hora después y cuando Akane había cerrado todas las puertas y ventanas de la casa para irse a dormir, un sonido fuera de lo habitual llamó su atención. Salió de la cocina en donde se encontraba en ese momento, seguida por Ryo y puso atención al insistente sonido, éste venía de la sala. Allí dirigió sus pasos y sobre la mesa encontró un pequeño aparto que vibraba y emitía una constante y contagiosa melodía, ella lo tomó y lo observó intrigada, miró la pequeña pantalla en donde aparecía en letras negras las palabras: "Ranma llamando", esto la decidió a contestar.
-¿Si?
-Vaya, pensé que nunca me contestarías –se escuchó la voz de su jefe del otro lado del aparato.
-¿Este teléfono es tuyo?
-No, es tuyo. Alguien me dijo que habías tenido un accidente con el otro, algo relacionado con una fuente y agua. La verdad no entendí muy bien –la voz de su jefe tenia un tono divertido.
-Oh, veo que Hanae te contó.
-Como sea, me pareció un regalo útil, así es que el aparato es tuyo y te llamaba para decirte que ahora me encuentro en mi casa y que no me sucedió nada en el camino.
-Que bueno...y gracias.
-Es lo menos que podía hacer, después de todo, creo que soy el culpable de la perdida de tu teléfono. Nos vemos mañana.
-Sí, hasta mañana.
Ambos cortaron la comunicación casi al mismo tiempo, esperanzados en que las cosas entre ellos podrían cambiar, de que mejorarían, sólo tenían que poner un poco de su parte. Tal vez no llegarían al punto de ser los mejores amigos, pero quedaba claro que debían hacer un esfuerzo para sobrellevar la situación. Recién se cumpliría un mes del famoso contrato de trabajo, lo que significaba que pasarían otros once meses juntos, no era saludable seguir en guerra constante.
En su amplio departamento, Ranma Saotome sonreía por todo lo que pensaba, eran los primeros pasos para conquistar de una vez y para siempre a la mujer de sus sueños.
Akane, recostada en su cama pensaba en lo irónico que todo aquello resultaba. Primero había sido obligada a mantener un compromiso obligada con Ranma, y ahora, ella misma se había puesto la soga al cuello y tendría que vivir el día a día con el mismo hombre. Parecía como si el destino no quisiera que estuvieran separados. Si bien no quería hacerse ilusiones tontas como cuando era adolescente, sentía que la relación entre su jefe y ella podía mejorar. Eso sólo el tiempo lo diría.
R & A
Otras tres semanas habían pasado y el dueño de la empresa de artículos deportivos "Black Ryū Company", junto a su asistente habían superado bastante bien las dificultades que tuvieran al principio de su relación laboral. No era que se hubiesen olvidado de la noche a la mañana de todo lo que había pasado entre ellos, pero sí hacían el esfuerzo por llevarse bien por distintos motivos.
Akane había decidido poner todo de su parte para trabajar en armonía con su jefe, después de todo necesitaba el trabajo y el dinero, pero más que eso, comprendía que se estaba produciendo un cambio en su persona, se sentía extrañamente feliz al lado de Ranma, sentía como si su vida hubiese retrocedido en el tiempo y todos los sentimientos que había despertado en ella su jefe tiempo atrás cobraban mayor fuerza. Claro que ella, tal como lo hiciera antaño, trataba de negarlos y no demostrarlos, todavía temerosa de lo que Ranma pudiese pensar, temerosa de lo que sus hermanas pudieran decir, temerosa de lo que los padres de Ranma pudieran pensar y ahora más, temerosa de lo que los empleados y la gente que rodeaba al importante hombre pudiesen decir de una mujer tan poco apropiada para él. No quería pasar por todo lo que había tenido que superar durante su adolescencia. Era cierto que ya eran dos adultos y también era cierto que ya no tenían que lidiar con todos los extraños personajes que disfrutaban haciéndoles la vida imposible, pero ella no quería volver a sufrir una desilusión tan grande como la que había sufrido tiempo atrás, por lo que había tomado la decisión de trabajar con él, pero sin hacerse mayores expectativas, para ella sólo sería su jefe, a quien debía respeto y lealtad, pero nada más que eso.
Ahora bien, el hecho de que estuviesen casados no le era de mucha ayuda, pero ella se había propuesto olvidarse de ese pequeño detalle, al menos por ese año, lo cual le resultaría un poco complicado pero creía poder lograrlo, para eso era Akane Tendo, la mujer más obstinada y testaruda de todo el país.
Por el contrario, su jefe se había dado cuenta de que a pesar de sus intentos por olvidar los sentimientos que su asistente despertaba en él, a pesar de que habían estado separados por doce largos años, ella no le era para nada indiferente, de hecho se daba cuenta de que lo que había empezado años atrás como una simple atracción que él atribuía al compromiso obligado que ambos habían adquirido, estaba aún presente a pesar del tiempo y lentamente se estaba convirtiendo en un sentimiento muy fuerte que ahora él sabía, era lo mismo que sintiera años atrás y que con la madurez y experiencia que le dieran los años se atrevía a darle un nombre que a sus diecisiete años no podría haber admitido; sí, él, Ranma Saotome estaba total y absolutamente enamorado de su asistente, siempre lo había estado y era ahora cuando se atrevía a admitirlo. El problema que se le presentaba era que ella no demostraba mayor interés por él como persona, más bien era un interés profesional el de su asistente, pero él se había propuesto conquistarla, lo había decidido el día que había conversado con Hanae y que posteriormente habían llegado a ese acuerdo de paz con Akane, pero no quería arruinar nada esta vez, así es que se había propuesto tomarse todo con calma, pensaba que no teniendo las presiones e intervenciones que habían tenido en su adolescencia, todo iría bien para ellos dos.
Habían pasado tres semanas y él se encontraba maquinando una estrategia para acercarse a la chica que tenia enfrente en esos momentos, de una forma más personal. Podría haberlo hecho como todo un conquistador, la timidez y vergüenza que le caracterizaba a sus dieciséis ya había quedado atrás hacía mucho tiempo, pero ella era especial, era Akane y él sabía que debía tratarla de forma distinta a otras mujeres. Además, debía reconocer que ella todavía tenia la capacidad de turbarle, de poner su mundo de cabeza sólo con una sonrisa, un leve roce casual o una mirada furtiva. Sí, esa era Akane, su asistente y esposa, y ahora estaba allí frente a él, a mitad de la tarde del último día de trabajo de esa pesada semana, hablándole sobre papeles y proyectos para mejorar su empresa, y en lo único en lo que él podía pensar era en lo hermosa que se veía a la tenue luz que se filtraba desde el ventanal a su espalda, en la seguridad con que decía cada una de las palabras que salían de su boca, en lo mucho que le gustaba su esposa.
-¿Me estás poniendo atención?
-¿Cómo? –contestó él saliendo de su ensimismamiento.
-Lo suponía, no has escuchado nada de lo que he dicho –ella suspiró con desgana-. Ranma, estoy cansada, quiero ir a casa y no hemos terminado ni la mitad de lo que tenemos pendiente ¿Sería mucho pedir que te concentraras y pusieras un poquito de tu parte?
Él la quedó mirando fijamente y de forma seria, su asistente se puso nerviosa ante la reacción, habían pasado tres días desde su última discusión y ahora ella creía que su reclamo provocaría una nueva pelea entre ellos.
-¿Por qué no dejamos todo esto para el lunes y me acompañas a cenar?
-¡Qué! No, no podemos dejar esto para el lunes, por mucho que quieras. Qué pasa si los estudios son correctos, qué pasa si las cifras que entregó el departamento de...
-Akane, el mundo no se acabará sólo porque un par de documentos no fueron firmados o revisados hoy –le interrumpió él poniéndose de pie y tomando su abrigo del perchero.
-Pero...
-Pero nada, ¿vendrás conmigo?
-No puedo, tengo un compromiso –dijo ella con voz temblorosa, bajando su mirada para evitar la de su jefe. Ranma la observaba intensamente, tratando de controlar los celos una vez más.
-Oh, ya veo. ¿Quién es el afortunado? –preguntó en forma irónica.
-No es un compromiso de esa clase –se defendió ella.
-¿No? ¿Y de clase es?
-Debo pasar por la casa de unos amigos, le prometí a su pequeño hijo que iría hoy a visitarle.
-Bueno, te llevo a su casa, haces tu visita y luego me acompañas a comer –dijo Ranma eliminando toda la tensión que se había acumulado sobre él y sonriendo ampliamente.
-Es que no sé si debas ir conmigo.
-¿Por qué? ¿Tienen algo raro tus amigos? ¿Alguna enfermedad contagiosa?
-Es que...
-Vamos, no puede ser tan grave –la animó a continuar.
-Tú los conoces, al menos a uno de ellos y no me parece que sea buena idea un encuentro en estas circunstancias.
-¿De qué hablas?
-Jian es como si fuese mi sobrino, él es hijo de Mousse, y ni él ni nadie de los que me conocen saben que yo...bueno, que estoy... que tú eres mi jefe –reconoció incómoda.
-Entiendo –dijo él con molestia.
-¡Es que no sé qué decirles! –dijo levantando su rostro lleno de angustia-. Es muy difícil explicarle a todos los que saben como terminaron las cosas entre nosotros que ahora me encuentro trabajando contigo. No lo entenderían y seguramente terminarían por atacarte.
Ranma la miraba sorprendido. ¿No le había contado a nadie que estaba trabajando para él porque no quería que lo atacaran? Una sonrisa se fue formando lentamente en su rostro, no podía creer que ella lo estuviera protegiendo de lo que pudieran pensar sus antiguos amigos.
-Akane, ¿en verdad nadie sabe que trabajas conmigo? ¿Ni siquiera tus hermanas? –ella negó con la cabeza-. ¿Por qué? –preguntó él enarcando una ceja.
-Todos pensaron que tú... que te habías comportado mal y te culparon de... cosas.
-¿Qué tipo de cosas? –ella se sentía incómoda, podía notarlo en su expresión corporal.
-Cosas –dijo encogiéndose de hombros-. Sólo olvídalo ¿si? El punto es que no quiero que ni tú, ni yo, ni mis amigos o familiares pasemos un mal rato –él se quedó en silencio por un momento-. Si quieres puedo seguir revisando estos documentos, el lunes encontrarás todo dispuesto y tú puedes ir a cenar, así...
-No –la interrumpió bruscamente-. Escucha, quiero que vayas a tu oficina, tomes tus cosas y me acompañes a hacerle una visita a ese viejo amigo tuyo y por que no decirlo, mío también. Es hora de que comience a cerrar capítulos en mi vida, será bueno volver a ver al chico pato.
-Pero...
-Pero nada –Ranma se acercó con paso decidido, quitó la carpeta que Akane tenía en sus manos, la cerró y la arrojó sobre su escritorio. Luego tomó con delicadeza una de las manos de su asistente y la obligó a ponerse de pie-. Te espero en cinco minutos en la puerta del elevador.
-Ranma…
-Tarde o temprano tendrás que decirles, mejor empezar por uno de tus amigos ¿no lo crees?
-Bien –dijo resignada dirigiéndose a la puerta. Él se quedó observando la puerta cerrada tras la salida de su asistente.
Así que el chico pato estaba casado y con un hijo, sería interesante encontrarse con Mousse después de tanto tiempo.
Notas finales:
1.- ¡Hola!... ¿Bien hasta aquí? (espero que sí).
2.-¿Alguien se sorprendió como Ranma al descubrir quién era el misterioso Ryo? je,je... pues sí, me pueden odiar, maldecir y atentar cibernéticamente si se sintieron decepcionadas o engañadas… pero diré algo en defensa propia, yo quiero a mis cuatro gatos (as) y a mi perro y perra como si fueran personas, así es que me pareció una buena idea que un hermoso cánido fuera el acompañante de nuestra querida Akane. Tómenlo como una pequeña bromita je,je. Así es que este perrito es el único hijo de Akane.
Sé que en el primer capítulo Kasumi pregunta por el "médico"… pero existen los "médicos veterinarios" ¿no?, y Nabiki preguntando por el bebé de mamá?... bueno, ya lo dije, hay personas (me incluyo también en el grupo) quienes quieren tanto a los animales que a veces les tratan como bebés.
Pido disculpas a quienes se decepcionaron al no encontrarse con un hijo biológico o adoptivo de Akane, ¡sorry!, eso nunca estuvo en mis planes.
Ah, el Shiba Inu, es una raza de perro que me encanta, son muy lindos en verdad. No me extenderé aquí, sólo diré que lo elegí porque está catalogado como perro de compañía, además son excelentes guardianes. Para quienes no lo conozcan, pueden buscar en Internet por el nombre (Shiba Inu), hay varias páginas en donde aparecen fotos, historia y costumbres, verán que tengo razón.
3.- "Black Ryū Company"… no sé, me pareció un buen nombre para la compañía (a falta de otro mejor XD. ¡Es que no soy buena inventando nombres!), una mezcla entre inglés y japonés que quiere decir algo así como "Compañía del dragón negro" o algo similar (ni idea si existe como nombre comercial, aseguro que me lo inventé).
4.- Pronto veremos la incorporación de otros personajes, empezaré por Mousse (me gusta el chico pato), me parece que podría formar una linda amistad con Akane. Aunque aún no tengo decidido cuántos personajes más de la serie aparecerán en el relato.
Pero si pensaron que iba a ser cosa de hacer un borrón y cuenta nueva para que estos dos tuvieran un acercamiento, pues lamento decepcionarles. Todavía tiene que correr mucha agua bajo el puente, vencer muchos temores y enterarse de algunas cosas (sobre todo en el caso de Ranma, porque si bien es cierto, Akane nos contó su verdad, él aún no sabe cómo fueron las cosas realmente... paciencia, todo a su tiempo, ¡el contrato dice un año!)
5.-Como siempre, muchas gracias a quienes me acompañan leyendo esta historia que escribo con un cariño enorme. Y el doble (y hasta el triple y mucho más!) a quienes amablemente me dejan sus reviews, es algo impagable para quien escribe, de verdad. Creo que me alargaré un poquito aquí para aprovechar de contestar aquellos reviews que la página no me da la opción de contestar personalmente, no les molesta ¿verdad?
A milk goku, viry chan, Nia06, Sauma Sakura, Maring, CONEJA, hitoki-chan, vanessamcgregor (muchas gracias por tu apoyo), Vivian Alejandra, Minako (gracias, gracias por tus palabras), tokiro-goi, yumita, sele-thebest, Ishy (gracias por el apoyo. No sé cómo estará la reconciliación entre estos dos, pero deberán trabajar para conseguirla), Vero (gracias, gracias. Lo de Hanae, pues ese es su papel, consejera y mediadora. Sobre la versión de Ranma, bueno, no creo que dedique un capítulo a su punto de vista, más bien se verá durante el transcurso de la historia y sí ¡yo ruego todos los días para tener una jefa comprensiva!... pero creo que será mi sueño frustrado...T-T), Sofi (Gracias por tus palabras y ya quedó muy claro quién es Ryo, jeje. Sobre "Traición en Nerima", prometo actualizar la próxima semana, como adelanto de la historia, algunos secretos saldrán a la luz... sólo algunos), lerinne, AkaneKagome, Musa De Cristal, Killina88 (poco a poco sabremos más sobre la vida de Ranma, paciencia), BABY SONY (bueno, te acercaste un poco a la verdad. Ryo es un hijo adoptivo, claro que no como muchas pensaron, tiene muuuchos pelos jeje. Muchas gracias por tu apoyo a la historia), Sandra Lomeli (gracias por tu apoyo. Si tardo un poco en actualizar es solamente porque tengo otros dos escritos que también merecen mi atención. De todas formas, no creo que demore más de dos semanas en subir una actualización, así es que pido paciencia jeje) y Mia Letters, gracias por dejar sus reviews por mi tercera entrega. De verdad, no me cansaré de agradecerles por todas y cada una de sus palabras, no saben lo importantes que son para seguir adelante con este proyecto, así es que, por su apoyo y tiempo dedicado a leer esta historia ¡muchísimas gracias!
Espero y les haya gustado el capítulo.
Será hasta pronto, cuídense mucho y buena suerte!.
Madame De La Fère – Du Vallon.
