- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
He tenido suficiente… (Closer)
* * *
Capítulo V
"Una difícil confesión"
La joven mujer iba inquieta en el asiento del copiloto del elegante automóvil. A su lado, su jefe conducía relajadamente y sin muestras de inquietud alguna, de vez en cuando observaba a su asistente, quien tenía su vista fija en el paisaje del exterior.
-Entonces, ¿dónde vive el chico pato? –preguntó Ranma tratando de romper el hielo.
-Donde mismo –contestó ella sin prestarle mayor atención.
-¿En el Neko Hanten? –dijo él con curiosidad.
-Sí.
-Eso quiere decir que el y Shampoo…
-Quiere decir que cuando Shampoo y su abuela se fueron, él decidió quedarse con el restaurante –le interrumpió ella con apatía-. Cologne no se negó a cedérselo por una buena suma de dinero, de eso ya se cumplirán diez años.
-Así que las amazonas se fueron y él se quedó solo, es curioso.
-¿Qué es curioso?
-El que Mousse, tan enamorado de Shampoo haya decidido dejarla.
-Tuvo sus razones, cuando uno ama de verdad debe estar dispuesto a cualquier cosa por el bien del otro, inclusive si eso significa apartarse de su lado.
-Akane, ese es un pensamiento demasiado romántico, al más puro estilo Romeo y Julieta, más todavía conociendo a Mousse. No creo que haya renunciado así como a sí a "su querida Shampoo"
-Puedes pensar lo que quieras, pero todavía existen personas que son capaces de sacrificar sus propios intereses por amor –contestó Akane con evidente molestia en la voz. Un incomodo silencio se instauró entre ambos, silencio que Ranma se apresuró en romper.
-¿Y esta casado?
-Sí, Shaomei es una mujer muy bondadosa y se nota que se quieren mucho. Cuando las amazonas se fueron, él tuvo que buscar a alguien que lo ayudara con el restaurante, así que viajó a su aldea y volvió con Shaomei, luego de unos meses me pidió que fuera testigo de su matrimonio, esta casado con ella desde hace nueve años. Jian nació dos años más tarde, es un niño adorable y muy inteligente, creo que Mousse es realmente feliz con su familia.
-Me alegra enterarme que hay algunos de toda la fauna de locos de Nerima que consiguieron ser felices.
-Hum.
-Ya estamos aquí –dijo estacionando el automóvil en la acera.
-Sí.
-Hey, tranquila. Verás que no es tan terrible como crees.
-Eso espero.
Ambos bajaron del automóvil y caminaron en dirección al Neko Hanten, Akane ingresó y lo primero que observó fue a una grácil mujer de negros y largos cabellos atendiendo las mesas de los clientes que disfrutaban de la exquisita comida china que se servía en el local, luego vio como el pequeño Jian se acercaba a toda velocidad llamándola insistentemente.
-¡Tía Akane, tía Akane! –exclamó mientras se arrojaba a los brazos de la mujer, su madre lo miraba con una amplia sonrisa.
-¡Pero que energía tienes pequeñín!
-¡Ya no soy pequeño tía!, ¿olvidas que cumplí siete años?
-Oh, ya eres todo un caballero –contestó ella sonriendo.
-Sí, y pronto seré un experto en las artes como papá.
-De eso no tengo dudas –dijo dejando al niño en el piso-. ¡Como pesas!
Ranma se encontraba de pie, observando en silencio como su asistente interactuaba con ese pequeño que era el vivo retrato de su padre, salvo por los anteojos.
-¿Quién eres? –preguntó el niño mirando de forma inquisitiva a la persona que se encontraba detrás de Akane, y lo observaba con curiosidad.
-Jian, el es...
-¡Akane! –interrumpió Mousse saliendo de la trastienda acompañado de su esposa y limpiándose las manos en un paño-, que bueno que... –las palabras murieron en su boca cuando al ajustarse sus anteojos, reconoció al hombre que permanecía imperturbable, a pasos de su amiga-. ¡Qué hace él aquí! –su rostro sufrió una rápida transformación, pasando de una sincera alegría al más completo disgusto y rencor.
-Me da mucho gusto verte de nuevo Mousse –saludó Ranma como si nada.
-Akane, me puedes explicar ¿qué haces junto a Saotome? –quiso saber Mousse, ignorando el saludo de su ex-rival.
-Mousse, es por el trabajo –contestó la chica apresuradamente-. Él es mi jefe.
-¡Qué! –el grito fue tan estridente que algunos clientes de los que se encontraban en el local observaron curiosos hacia la puerta de entrada y comenzaron a comentar en voz baja.
-Sé que es difícil de entender y créeme que para mi también fue sorpresivo, pero desde hace casi dos meses me encuentro trabajando para Ranma –reconoció finalmente la chica de cortos cabellos ante la incrédula mirada de su amigo. Ranma sólo se limitó a sonreír de forma arrogante, arqueando una de sus cejas, mientras cruzaba sus brazos al frente en una actitud bastante altiva que terminó por exasperar a Mousse.
-¡Por qué! ¡Acaso te volviste loca!
-Es una historia complicada, lo importante es que tengo un buen empleo y las cosas pasadas no han influido para el desempeño de mi trabajo.
-¡Es el idiota que te abandonó por otra y te tiene atada por un contrato matrimonial que arruinó tu vida Akane! –contestó Mousse, indicando a Ranma con su dedo índice extendido.
-Querido, estás asustando a Jian –le regañó su esposa.
-Oh, Shaomei –dijo Akane percatándose recién de que no había hecho las presentaciones que las normas de cortesía dictaban-. Te presento a Ranma Saotome, mi jefe.
-Gusto en conocerlo señor Saotome –dijo Shaomei haciendo una reverencia.
-El gusto es mío –contestó Ranma imitando el gesto.
-Mousse, ¿me acompañas a la trastienda?, tenemos que hablar –dijo Akane tomando del brazo a su amigo, mientras literalmente lo arrastraba en dirección a la trastienda del local.
-¡Pero que él se mantenga alejado de mi esposa y de mi hijo! –advirtió Mousse, dejándose conducir por su amiga.
-No soy un perro rabioso Mousse –contestó Ranma con diversión en la voz-, no les haré daño.
-¡Eres peor que un perro rabioso Saotome! –gritó mientras se perdía tras la puerta.
Luego de que la pareja de amigos se alejara del lugar, Jian y su madre se quedaron observando intrigados al elegante hombre que se encontraba de pie ante ellos.
-Tú debes ser Jian –comentó Ranma de forma amable, el niño asintió-. Akane me habló de ti.
-¿Eres malo con tía Akane? –preguntó el pequeño con curiosidad y desconfianza a la vez.
-Jian, no molestes al señor –le regaño su madre.
-No es molestia Shaomei, ¿puedo decirte así? -la mujer asintió, Ranma sonrió y miró a Jian directamente-. No Jian, jamás le haría daño a tu tía, aunque debo reconocer que tiempo atrás ambos nos herimos mutuamente, pero ahora no, yo no podría ser malo con ella.
El niño lo observaba con desconfianza, pero a su madre por el contrario le causaba curiosidad. Sabía toda la historia que rodeaba al hombre junto a ellos, de cómo había llegado a ser el artista marcial más temido y respetado de su generación, de sus constantes luchas con una serie de otros extraños y poderosos personajes. Sabía que era el causante de que una de las mejores amazonas de su aldea hubiese dejado todo por él. Sabía que su mejor amiga, Akane Tendo, había estado comprometida con él, que se había casado a los diecisiete años con él y que lo había dejado irse con la persona que parecía, era su verdadero amor, una tal Ukyo Kuonji a quien ella no conocía. Sabía que su amiga había estado profundamente enamorada de ese enigmático hombre y también sabía que si Ranma Saotome no hubiese llegado a su aldea, si Shampoo no se hubiese obsesionado con él, si no lo hubiese seguido a Japón, ella probablemente no estaría casada con Mousse, un hombre al que amaba profundamente, no tendría a esa pequeña bendición que ahora se aferraba a sus pantalones con una de sus manos y no viviría tranquilamente en Japón. No, eso no hubiera sucedido en su vida, de seguro habría permanecido en China esperando cumplir con alguna antigua ley amazona y en definitiva, no habría encontrado la felicidad, por lo que no podía sentir rencor hacia él hombre que tenía en frente, sino más bien un profundo agradecimiento.
-Mousse me habló de ti, ¿quieres servirte algo?
-No, prefiero esperar a Akane, gracias. Pero me sentaré aquí, si no les incomoda –dijo retirando una de las sillas.
-Por supuesto que no nos incomoda.
-Así que Mousse te habló de mí –dijo con curiosidad.
-Sí.
-Por la forma en que me recibió, debo pensar que son cosas malas.
-No, él sólo defiende a sus seres queridos, ya se le pasará.
-Eso espero, porque ustedes son muy importantes para Akane, por lo tanto también lo son para mí.
-¿Por qué? –quiso saber ella.
-Tengo mis propias motivaciones –contestó Ranma en un tono bastante enigmático que no pasó desapercibido para la joven mujer-. Quisiera llevarme bien con los amigos de ella.
-Tienes que darle tiempo a Mousse –contestó ella amablemente-. Permiso, debo ir a atender a los clientes –dijo después, haciendo una reverencia-. Jian, ve a tu habitación, le diré a tía Akane que vaya a verte apenas termine de hablar con tu papá.
-Bueno –dijo el pequeño con resignación, dándose media vuelta para retirarse.
Shaomei fue a atender una mesa que acababan de ocupar seis personas, Ranma la observaba detenidamente, le era imposible no compararla con Shampoo, a simple vista las dos eran muy distintas. Físicamente Shaomei no tenía nada que envidiarle a Shampoo, ya que la esposa de Mousse era una mujer bella, de lustroso cabello largo y negro, ojos de un verde intenso, expresivos y cálidos, de un cuerpo atlético y bien formado, su forma de expresarse era correcta, había asimilado muy bien el idioma y sólo se notaba un leve acento extranjero en su voz. Pero lo que la diferenciaba notoriamente de Shampoo, era su forma de desenvolverse ante las personas, mientras la primera utilizaba su sensualidad y encanto para acaparar la atención de todos, Shaomei sobresalía por su bondad y amabilidad, le recordaba a Kasumi. Sonrió al acordarse de la hermana mayor de Akane, debía tener más de treinta años ahora, se preguntaba si habría cambiado mucho desde la última vez que la había visto. Una sombra de preocupación apareció en su semblante, Akane le había comentado que nadie sabía que se encontraba trabajando con él. Si Mousse había reaccionado de mala manera al verle, ¿qué podía esperar de las hermanas Tendo? Akane era su joya más preciada, por lo que debía suponer que para ninguna de las dos hermanas mayores seria agradable encontrarse nuevamente con él, pero eso era algo que solucionaría cuando llegara el momento, ahora y observando el local que tantas veces había visitado en su adolescencia empezaba a sumergirse nuevamente en nostálgicos recuerdos de tiempos pasados, que en su mayoría no le eran agradables, pero le habían otorgado grandes momentos en su vida.
R & A
Mientras las cosas seguían su curso en el restaurante, Akane había llevado a Mousse al patio trasero del local y trataba de resumirle en pocas palabras lo que había pasado en esos dos meses.
-Entiéndeme por favor, tú mejor que nadie conoces el problema que tengo con el Dojo, debo conservar el trabajo, es una excelente oportunidad para mí.
-¡Pero él te hizo daño Akane y estoy seguro que puede volver a hacerlo! –contestó Mousse cruzándose de brazos.
-Ambos nos hicimos daño –murmuró Akane.
-¡Resulta que ahora lo defiendes! –exclamó su amigo-. ¡Es lo que faltaba!
-¡No!, no es eso –dijo ella tratando de defenderse-. Ya hablamos sobre el pasado. Esto es sólo una convivencia profesional, lo prometo.
-No Akane, no lo es –dijo él de forma seria pero afectuosa, casi como si estuviera hablándole a una hermana o a una hija-. No trates de engañarte, lo veo en tus ojos, tú aún sientes algo por él, y si hace doce años terminaste mal, ahora será peor. No quiero verte sufrir Akane, y creo que nadie de los que te conocemos quisiera hacerlo.
-Se controlar esto –dijo ella acercando una de sus manos a su corazón-. No me hará daño esta vez Mousse, porque no pienso enamorarme tontamente.
-Eso es algo que uno no decide, simplemente pasa, tú mejor que nadie deberías saberlo.
-No puedo renunciar Mousse, no antes de haber cumplido un año trabajando para él.
-¿Por qué? –le interrogó su amigo.
-Porque dentro de un año tendré pagada la deuda de mi casa y el Dojo volverá a mis manos –mintió ella, ocultando la verdadera razón por la cual no podía renunciar-. No te preocupes, se cuidarme y no caeré en el mismo juego una vez más.
-A mi se me hace que te agrada estar al lado de ese idiota.
-No te puedo mentir, al principio fue muy difícil, pero ahora las cosas han ido bastante bien.
-¡Ves lo que digo! –exclamó Mousse extendiendo ambas manos al frente-. ¡Tú sigues enamorada de él!
-¡No! –se defendió ella-. Es sólo…un buen amigo.
-¡Sí claro! ¡Un buen amigo que te hizo la vida imposible en tu adolescencia, que te tiene atada de por vida por un estúpido contrato de matrimonio y que es capaz de volver a hacerte caer en esa…!
-¡Eso no sucederá esta vez Mousse! –le interrumpió ella violentamente.
Mousse la observaba ofuscado, ella suspiró de forma cansina y un incómodo silencio se instauró por unos momentos.
-De cualquier forma, no puedo renunciar. Necesito que lo entiendas, eres un buen amigo, el mejor que tengo y sabes que te quiero mucho, pero aún así, no voy a renunciar a este trabajo, aunque tenga que…
-Esta bien, esta bien –concedió Mousse interrumpiendo su perorata-. Ya lo entendí, pero no digas después que no te lo advertí. Según mi experiencia, Saotome es especialista en destrozar los corazones de las chicas.
-Lo dices por Shampoo –comentó ella con decepción.
-No Akane, lo digo por ti. Por Shampoo también, pero fundamentalmente por ti.
-No me sucederá nada esta vez Mousse, pero necesito pedirte dos cosas.
-¿Cuáles?
-Si te encuentras con Kasumi no le digas nada, ella no lo sabe, tampoco Nabiki y me gustaría decírselos yo misma.
-Dalo por hecho, no me gustaría amargarles la existencia a ninguna de tus hermanas con una noticia así. ¿Qué más?
-Trata de llevarte bien con él, ya que trabajamos juntos creo que no será la única vez que me veas con él y no me gustaría que se produjera un incidente como el de hace un rato.
-Eso es demasiado pedir Akane –dijo Mousse negando con la cabeza.
-¡Por favor! –suplicó ella-. Di que harás el intento Mousse, ¿si?
-Está bien –concedió finalmente-, intentaré no matar al idiota. Pero no pidas que trate de ser su mejor amigo, porque eso es algo que jamás lograrás. Va en contra de todos mis principios.
-Gracias Mousse –sonrió la chica abrazando efusivamente a su amigo-. Sabía que finalmente lo entenderías.
-Entenderlo no Akane –corrigió él-. Aceptarlo, muy a mi pesar. Eso puede ser.
-Entremos, quiero compartir un momento con Jian.
-Bien.
Ambos reingresaron al restaurante y encontraron a Shaomei muy ocupada en atender las mesas, ella le dijo a Akane que Jian la esperaba en su habitación, por lo que Akane se dirigió hacia otro sector del establecimiento haciéndole una seña a Ranma para que le esperara, oportunidad que aprovechó Mousse para acercarse a su ex-rival.
-¿Por qué la contrataste? –preguntó bruscamente y sin ningún miramiento.
-Porque es la mejor, deberías saberlo si ahora eres su amigo –contestó Ranma sin prestarle mayor atención al hombre de larga cabellera que permanecía de pie a uno de sus costados.
-Lo sé y es por eso que te advierto que no te perdonaré si le haces daño Saotome. Akane se ha convertido en una persona muy querida e importante para mí y mi familia. Si me llego a enterar que sufre por tu culpa, ten la seguridad que pagarás por ello.
-Hace mucho que no escuchaba un desafío –contestó Ranma mirando a su interlocutor con una media sonrisa en el rostro y la misma mirada arrogante que Mousse tan bien recordaba.
-No es un desafío, es una advertencia –contestó Mousse-. No sé por qué razón ella perdonó todo lo que le hiciste. Es como si hubiese olvidado que tú la abandonaste para irte con otra.
-¡Que yo la abandoné! –exclamó el chico de la trenza sorprendido-. ¡Fue ella la que me pidió que me alejara y no volviera nunca más!
-No puedes ser tan descarado –le increpó Mousse-. Pero aún si fuera cierto, ¿qué pretendes?, ¿vengarte?
-No.
-Sé de tus aventuras con algunas chicas de fácil acceso, pero te equivocas si piensas que Akane es una mujer que puedes usar y luego desechar.
-Tres cosas Mousse, lo de las "aventuras" se acabó hace muchos años, es cierto que en mi adolescencia fui un poco atolondrado, pero esa época ya pasó. Segundo, sé que Akane es especial, por lo que jamás la usaría como tú piensas y tercero ¿te olvidas que estoy casado con ella? –sonrió con desdén-. Eso, mi querido `amigo', me da ventaja por sobre cualquiera que quiera conquistarla.
-¿Entonces pretendes conquistarla? –preguntó incrédulo.
-Eso no es de tu incumbencia –contestó Ranma con indiferencia-. Lo que sí te puedo decir es que quiero recuperar a la amiga que encontré en ella a mis dieciséis, la persona más importante que he tenido en mi vida y que un día decidió alejarme de su lado sin motivo aparente.
-Eres un cínico, sabes perfectamente el motivo por el que te alejó.
-Créeme que no lo sé.
-¡Ja!, no me hagas reír –ironizó su interlocutor-. Hace doce años todos creímos que te casabas con ella porque la amabas, que habías comprendido finalmente lo que todos supimos desde el principio. ¡Pero no, el gran Ranma Saotome nos había engañado a todos una vez más y había ocultado sus verdaderos sentimientos por otra mujer! Akane se enteró e hizo lo más sensato que pudo haber hecho, se alejó del hombre que la había usado sólo para no deshonrar su apellido y conseguir un poco de dinero.
-¿Qué?, ¿piensas que yo…
No pudieron seguir la conversación porque un enérgico Jian llegaba casi corriendo al lado de su padre acompañado por Akane.
-Le prometí que lo acompañaría a ver la exhibición el próximo mes, ¿lo dejarás ir conmigo?
-Claro, es de lo único que habla desde hace una semana.
-¡Sí!, ¿Kahori vendrá también?
-Tendré que preguntarle a Kasumi, pero creo que no habrá problema.
-¡Sí! –exclamó el pequeño alargando la sílaba.
-Bueno, creo que es hora de irnos –dijo Akane observando a su jefe.
-¿Por qué no cenamos aquí Akane?, me gustaría volver a probar la comida del Neko Hanten.
-¿De veras? –preguntó ella incrédula.
-Claro, me encantaría recordar viejos tiempos.
-Seguro, aunque tendrás que conformarte con mi atención, ya nadie en este local saldrá de la trastienda a darte un amoroso abrazo –dijo Mousse retirándose.
Ranma no hizo caso del comentario, Akane se sentó al frente de él y luego de un momento se encontraban cenando la deliciosa comida que ofrecía el restaurante, acompañados por Jian, quien ajeno a todos los problemas que rodeaban a los adultos se desenvolvía alegremente contando anécdotas, juegos y travesuras infantiles que le habían sucedido, dándole un toque de relajación a un ambiente que ya era bastante tenso.
R & A
La tarde caía sobre Tokio; a mediados del mes de marzo el clima estaba cambiando y se hacia notar, pasando de los gélidos vientos de un crudo invierno a la templada calidez de los inicios de la primavera.
La joven mujer de cortos cabellos azulados se encontraba de pie, con las manos cruzadas a su espalda, frente al gran mueble en la oficina de su jefe, el que contenía una cantidad considerable de trofeos y medallas. Observaba con gran atención y detenimiento cada uno de ellos, las fechas impresas, el nombre del torneo, el lugar obtenido.
Mientras tanto, su jefe revisaba una serie de papeles los cuales necesitaban su firma estampada en la última hoja de cada uno de ellos.
Pasó las hojas del penúltimo legajo de documentos y levantó la vista por sobre ellos. Se quedó observando detenidamente a la mujer que le daba la espalda, doce años, pensaba, doce años y ella no había cambiado prácticamente en nada, seguía siendo la misma niña de la que se había enamorado perdidamente años atrás, de pronto le parecía haber regresado al pasado, ya que los cambios que se habían producido en ella eran mas bien del aspecto físico, sus facciones, su forma de vestir, su cuerpo. Exhaló un profundo y notorio suspiro.
Akane dio un respingo y lo observó por sobre su hombro, vio que seguía revisando los papeles, así es que ella siguió observando los trofeos y pensando que su jefe debía sentirse realmente cansado de revisar esa gran cantidad de documentos, no lo culpaba, pero era algo que sólo a él le correspondía hacer, nunca se le hubiera pasado por la cabeza que cada vez que su jefe suspiraba de esa manera, ella era la causante.
-Listo Akane –dijo Ranma de pronto.
Akane se dio media vuelta, girando sólo en un pie y lo miró sonriente, él la observó embelesado. Sí, era la misma, sus movimientos y gestos aniñados la hacían ver más hermosa aún. Notó como rápidamente los colores le subían al rostro. ¿Por qué se sonrojaba?, ya era un adulto, tenía veintiocho años, pero no podía negarlo, se sentía como si fuese un adolescente inseguro y la única culpable de que él tuviera esas reacciones era la chica que tenía en frente. Se aclaró la garganta y ordenó los papeles en la carpeta que descansaba sobre su escritorio.
-Ya están firmados.
-No era tan difícil después de todo ¿no? –comentó ella despreocupadamente.
-Más que difícil es tedioso. ¿Por qué me haces esto?
-¿Hacerte qué? Cuando asumiste el liderazgo de tu empresa debiste saber que no era un juego de niños. Eres el jefe aquí, el que da órdenes, el que toma decisiones y el que autoriza los documentos, nadie puede hacer eso por ti.
-Era más fácil cuando sólo me dedicaba a entrenar –dijo acomodándose en el sillón de cuero y poniendo ambas manos tras su cabeza a modo de almohada.
Ella lo miró y negó con la cabeza pensando que su jefe no tenía remedio. Avanzó hacia el escritorio y tomó la carpeta, abriéndola y revisando que todas las firmas que se necesitaban estuvieran estampadas, mientras tomaba asiento en una de las sillas frente al escritorio de él.
-No me has contado cómo fue que dejaste de competir para dedicarte a los negocios.
-Me aburrí de estar siempre de un lado a otro, del entrenamiento constante.
-¿Tú? ¿Te aburriste de entrenar? –preguntó incrédula- ¡Pero si el entrenamiento y los combates eran tu vida Ranma!
-Uno cambia. Con el tiempo me di cuenta que ya nada era lo mismo. El ganar torneo tras torneo se convirtió en algo monótono, ya nada tenía sentido –dijo encogiéndose de hombros-. En otras palabras, ya no tenía motivación para luchar.
Akane había notado la decepción en sus palabras. ¿No tenía motivación? Ella no entendía cómo el artista marcial más respetado y temido de otros años podía mostrarse tan desencantado de lo que ella sabía, era su pasión. ¿Acaso no estaba junto a la misma persona que declaraba a los cuatro vientos que era y sería el mejor artista marcial de todos los tiempos? ¿Qué había pasado durante ese tiempo para que él cambiase tanto?
-¿Y estos trofeos? –preguntó indicando el mueble a su izquierda.
-Son todos los que gané en distintas competencias, los que han ganado a nivel de gimnasio se encuentran en el recinto principal.
-Uno de los más prestigiosos –aportó ella.
-Sí, pero no fue tan fácil ganar esa reputación. Al principio sólo yo competía a nombre del gimnasio, era agotador, pero en ese tiempo fue una verdadera terapia para mi el estar constantemente ocupado combatiendo, de lo contrario no habría podido salir del estado en el que me encontraba –ella lo observaba en silencio, no quería preguntar cuál era ese estado, intuía que no saldría bien parada si hacia esa pregunta, por lo que esperó a que él continuase la conversación-. Los dos primeros años fueron de intenso entrenamiento y competencias, luego y en una reunión organizada por uno de mis auspiciadores conocí a Hanae, nos llevamos bien casi desde el primer momento, ella me propuso lo de expandir mi negocio hacia las marcas deportivas; bajo su tutela y ayuda y luego de un año de trabajo en conjunto formamos esta empresa, en la cual yo tengo casi el 95% y mis padres se reparten el otro 5%.
-Y entonces, tú volcaste toda tu atención a la Black Ryū.
-No del todo, seguí compitiendo durante tres o cuatro años, mi madre me representaba a la cabeza de la empresa y luego vino el cambio, ya no quería seguir luchando. Para ese entonces, el que había comenzado como el gran sueño de mi padre había adquirido fama y exponentes suficientes como para que yo me apartase. Él se encarga de la administración, junto a mi madre y unos buenos asistentes. Yo asumí todas las tareas de la Black Ryū, de vez en cuando me doy una vuelta por los gimnasios Saotome y a veces me invitan a exhibiciones y competencias organizadas por papá, creo que quiere seguir exhibiéndome como un trofeo.
-No puedo creer que hayas cambiado las artes marciales por la administración de una empresa.
-En estricto rigor, no las he cambiado, sólo complemento una cosa con otra y ya no compito a nivel profesional. Nunca he dicho que he dejado de entrenar –dijo él guiñándole un ojo.
Akane aún no asimilaba lo que su jefe le había contado, lo observaba y a simple vista no eran muchos los cambios que notaba en él, físicamente hablando, las facciones de su rostro eran las de un hombre, más alto de lo que ella recordaba y sus ojos habían adquirido una profundidad desafiante, quizá lo único que conservaba de su pasada adolescencia era su largo cabello azabache atado en una inconfundible trenza. Hasta su forma de vestir había cambiado de la típica ropa china a los elegantes y sofisticados trajes de un empresario.
-Nunca me voy a acostumbrar a verte de traje y corbata –le confesó sin pensar en lo que acababa de decir. Se sorprendió de inmediato al darse cuenta que había puesto en palabras sus pensamientos. Su rostro adquirió un bello tono carmín, y se sobresaltó con las palabras que habían escapado de sus labios. Ranma la observó divertido por su reacción, sonrió ampliamente mientras ella con rapidez cerraba la carpeta, se ponía de pie y caminaba torpemente hacia la puerta.
-¿Dónde vas? –dijo con diversión en la voz.
-Tengo que despachar estos documentos, voy a mi oficina –contestó de forma apresurada.
-Puedes hacerlo desde acá –dijo él.
-Es que...también debo hablar con Ryoichi –mintió con algo de nerviosismo; giró su cabeza y sonrió, todavía sonrojada-. Hasta mañana.
-Hasta mañana –contestó él haciendo un gesto de despedida con su mano.
La joven mujer salió de la oficina de su jefe, cerró la puerta y descansó su cuerpo en ella tomando la carpeta que llevaba con ambas manos, como si ésta fuese un escudo. Exhaló un suave suspiro y cerró sus ojos. ¿Qué era lo que acababa de ocurrir?, ella se había sonrojado y había mostrado un nerviosismo que creía tener controlado, pero era Ranma la persona que lograba despertar inseguridades, comportamientos y sensaciones que ella creía dominados y dormidos, poco a poco se estaba percatando de que con el pasar de los días, se estaban reactivando en ella los sentimientos que despertara su jefe tiempo atrás, cuando sólo eran un par de adolescentes obligados a estar juntos por un absurdo compromiso impuesto por sus padres.
Las palabras de Mousse volvieron a repetirse en su cerebro "-Ya lo entendí, pero no digas después que no te lo advertí. Según mi experiencia, Saotome es especialista en destrozar los corazones de las chicas."
Sacudió su cabeza como si quisiera alejar esos pensamientos y siguió su camino hacia su oficina con la firme decisión de olvidar lo ocurrido en el despacho de presidencia. Él le había pedido volver a compartir esa amistad que había surgido tiempo atrás y eso era lo que ella le ofrecería, sólo una sincera amistad.
Entre tanto, en el interior de la oficina que la joven acababa de dejar atrás, Ranma sonreía observando hacia la ciudad por el gran ventanal que le daba una vista panorámica de Tokio. Mil recuerdos, pensamientos y sentimientos surgiendo a una velocidad acelerada, dándole la seguridad necesaria para seguir acercándose a su asistente. Pensaba que había avanzado un paso más para conseguir que ella se fijara en él, para lograr su anhelado premio, para que su asistente se transformara de una vez y para siempre en lo que él siempre había querido, en su esposa, con todo lo que esa palabra significaba.
Pero él esperaría, dando un paso a la vez, no se apresuraría en conseguir nada, sabía que si le daba el tiempo y espacio suficiente a Akane, conseguiría su objetivo, después de todo, él era Ranma Saotome y nunca había perdido un desafío.
R & A
Se encontraba de pie en la cocina guardando la vajilla que habían ocupado para el almuerzo, estaba nerviosa, no podía ocultarlo, pero debía hablar de ello, era una situación que se estaba extendiendo demasiado y que tarde o temprano tendría que enfrentar.
Guardó el último posillo en la alacena y cerró suavemente la puerta, mientras escuchaba que alguien se acercaba por el pasillo. Por la forma de caminar supo de inmediato de quien se trataba.
-¿Se quedó dormido? –preguntó apenas su hermana se introdujo en la cocina.
-Sí, Kahori salió con Tofú a dar un paseo, de hecho yo le pedí que la sacara por un momento. Según lo que me dijiste, debías hablar conmigo en privado.
-Sí y te agradezco por eso.
-¿Quieres ir a la sala?, prepararé un té ¿quieres?
-Por supuesto, el té que preparas es delicioso Kasumi.
-¿Y por qué tanto misterio?
-Es que...-ella iba a comenzar a hablar cuando fue interrumpida por el sonido de su teléfono móvil. Se disculpó y salió de la cocina para buscar el aparato en su bolso, el cual descansaba en la mesita de la sala.
Cuando sacó su teléfono y observó la pantalla, dio un ligero gruñido y arrugó el entrecejo. Eran las tres de la tarde de un día domingo y se encontraba en la casa de su hermana disfrutando de un rico almuerzo familiar preparado por la dulce Kasumi. ¿Acaso su jefe no entendía que ella también debía descansar, dedicar tiempo a sus seres queridos y distraerse del trabajo diario y cotidiano? Ofuscada por el desatino de él, se preparó para contestar el molesto aparato. Sabía que si no lo hacia sería peor, ya que el pequeño artefacto no dejaría de sonar y si lo apagaba, lo más probable era que al día siguiente tendría una jornada horrible junto a su muy enojado jefecito.
-Dime –dijo con tono cansino-. No, estoy en casa de mi hermana... No lo creo, voy a quedarme hasta entrada la tarde... ¿Por qué? –Kasumi salió en ese momento de la cocina, con dos tazas de té en una bandeja que dejó sobre la mesita, observó a su hermana menor y le sonrió de forma amable, ella devolvió la sonrisa nerviosamente y le indicó que la esperara un momento, luego se alejó un poco dándole la espalda a su hermana- Estuvimos trabajando en eso ayer hasta tarde, y ayer era sábado por si no lo recuerdas... Merezco un día de descanso, ¿No podemos verlo mañana a primera hora?... ¡Oh por favor Ran...-tensó su cuerpo y observó por sobre su hombro, su hermana permanecía sentada mirando distraídamente una revista, al parecer sin prestar demasiada atención a su conversación, por lo que estaba muy agradecida, casi había revelado el nombre de la persona al otro lado del teléfono y eso no era conveniente. No todavía- Sabes que no es urgente y que esos estudios pueden esperar una tarde, además, adelantamos bastante ayer... Sí, te prometo que mañana temprano estaré en tu oficina y antes de mediodía tendremos todo listo... Tú también, hasta mañana –la joven cortó la comunicación y suspiró, volteó a ver a su hermana sosteniendo el pequeño teléfono en su mano derecha. Su hermana mayor levantó la vista y dejó la revista a un lado.
-¿Hablabas con tu jefe? –preguntó interesada.
-Sí, se cree que puede exigirme que le dedique las veinticuatro horas, los siete días de la semana. ¡Está loco si piensa que voy a trabajar un domingo!
-No deberías expresarte así, aunque no me has contado nada sobre él, se me imagina una persona muy amable y distinguida. No por nada es el dueño de esa empresa importante, ¿cómo dijiste que se llamaba?
- Black Ryū Company.
-Eso, es un extraño nombre para una marca deportiva.
-Es porque su dueño también es extraño –murmuró Akane.
-¿Qué dijiste?
-Nada, ¿es para mí? –dijo sentándose e indicando la taza que descansaba sobre la bandeja.
-Sí –contestó Kasumi-. Entonces Akane, ¿qué es eso tan importante y secreto que querías decirme?
-No sé como empezar, es difícil de explicar y mucho más de entender.
-Me estas asustando.
-Se trata de mi jefe, de mi trabajo y de mi contrato.
-¿Qué pasa con eso? –preguntó Kasumi alarmada-. ¿No te estarán obligando a hacer cosas que no te corresponden?
-No es eso, es que… –Akane se interrumpió, miró a su hermana fijamente y se dio valor para contarle en pocas palabras su situación actual-. Cuando quedé seleccionada para el cargo que ocupo y me pasaron el contrato para que lo estudiara, no noté o más bien pasé por alto una cláusula en la que me obliga a trabajar para ellos por un año durante el cual no puedo renunciar porque me vería obligada a pagarles una indemnización por la totalidad de los meses de sueldo que recibiría durante ese año y eso es muchísimo dinero. ¿Entiendes esa parte? –su hermana asintió-. Bien, no le di gran importancia a eso pensando en que nada podría ser tan difícil como para que yo me viera forzada a renunciar. Pensé que era un simple resguardo para la empresa y en mi actual situación y considerando el sueldo que se me ofrecía, no puse ninguna objeción y firme el contrato.
-¿Y ahora quieres renunciar? –preguntó Kasumi.
-No, el problema es con mi jefe. Kasumi, yo te he dicho que es alguien joven y que nos llevamos bien hasta el momento ¿cierto? –su hermana volvió a asentir-. Bien, es hora que conozcas la verdad. El día que me presentaron a mi jefe, yo estaba emocionada por conocer a un importante empresario del país, pero a ese empresario yo ya lo conocía, de hecho tú también lo conoces.
-¿Lo conozco?
-Sí, Kasumi, voy a cumplir tres meses trabajando para Ranma Saotome. Soy la asistente personal de mi esposo.
Ya estaba, lo había dicho y la casa seguía en pie… todavía.
Kasumi no salía de su asombro. Sus ojos abiertos al máximo, una de sus manos se dirigió rápidamente a sus labios reprimiendo un grito, su otra mano dejó caer un poco del líquido que contenía la taza que sostenía y su rostro perdió todo el color.
-¿Cómo… cómo dices? –titubeó torpemente.
-Ranma es el dueño de la Black Ryū Company, es mi jefe directo y es la persona a quien le acabo de colgar el teléfono.
Silencio. Por unos segundos que parecieron interminables, Akane pensó que su hermana se desmayaría.
-No puedes... –susurró de pronto Kasumi- ¡No debes trabajar para él! –exclamó, poniéndose de pie en el acto.
-No puedo renunciar Kasumi, es mucho dinero el que tendría que pagar –trató de argumentar Akane.
-¡Pero él! ¡De todas las personas con las que podías encontrarte! ¡Justo él!
-No es tan grave Kasumi, lo que en realidad me preocupaba era tu reacción.
-¡Cómo puedes decir que no es tan grave! –la siempre serena Kasumi, había perdido su calma y ahora se encontraba caminando de un lado a otro, vociferando y haciendo infinidad de gestos con sus manos- ¡Él es el causante de que hayas entrado en un estado de depresión profundo! ¡Es el culpable de que jamás hayas querido entablar una relación seria con nadie! ¡Inclusive pareces espantar a los chicos por su culpa! –le acusó remarcando sus palabras mediante un gesto con su dedo índice en alto- ¡Es el culpable de que te hayas encerrado en ti misma haciendo a un lado incluso a tu familia! ¡Él es el culpable de tanto sufrimiento! ¡Cómo dices que no es tan grave!
-Kasumi, quizá tienes mucha razón en algunas cosas, pero hay otras que no son tan así como las dices –dijo Akane tratando de calmar a su hermana-. Es cierto que me hizo mucho daño, pero yo también contribuí en parte.
-¡Lo estas defendiendo! ¡Por qué!
-No lo defiendo, estoy tratando de explicarte que él ha cambiado, al igual que yo. Nos llevamos bien, estoy trabajando en algo que me gusta y por lo que me pagan bien, las deudas que mantuvo papá las estoy cancelando y no tendremos que perder nuestro hogar. Pero necesito que me apoyes, eres mi hermana mayor y sé que tarde o temprano puede que te encuentres con él, no quiero que se produzca un enfrentamiento.
Kasumi respiró hondo para tratar de calmarse un poco, luego volvió a sentarse al lado de su hermana y tomó una de sus manos entre las suyas.
-Eres demasiado buena Akane.
-Tengo un excelente ejemplo a seguir Kasumi –dijo ella sonriéndole.
-No quiero verte sufrir de nuevo Akane, recuerda el pasado, estuviste muy mal. No quiero volver a verte así. No soportaría verte nuevamente en esa… en ese lugar.
-Eso no pasará, porque ahora las cosas son diferentes.
-¿Qué tan diferentes? –preguntó Kasumi mirando a su hermana directamente a los ojos.
-Ambos somos adultos –contestó ella con convicción-. Ya no estamos para esos juegos tontos de nuestra adolescencia, además, ahora es sólo mi jefe, no mi prometido.
-¡Es tu esposo! ¡Estas casada con él, Akane!
-Sin querer estarlo –corrigió su hermana rápidamente-. Ahí tienes otra razón, trataré de convencerlo para que firme los papeles del divorcio.
-Creo que aún sientes algo por él –afirmó Kasumi.
-Lo mismo me dijo Mousse –reconoció la chica de corta cabellera-. Pero te aseguro que no es así, y aunque sintiera algo por él, sé que jamás podría funcionar –terminó de decir melancólicamente, esquivando la mirada de su hermana mayor.
Un nuevo silencio se instauró en la habitación, silencio que fue interrumpido por la voz de Akane.
-Kasumi, es sólo un año y ya han pasado casi tres meses...
-No lo sé Akane, es que se me hace tan raro todo esto.
-Confía en mí, yo sé cuidarme. Te prometo que no tendrás que verme sufrir nunca más por un hombre, mucho menos por él. Necesito que me apoyes en esto una vez más.
-Pero es que…
-Kasumi, ¿no confías en mí?
-Sabes que no es eso, siempre he confiado en ti. Pero me preocupa que sufras nuevamente.
-Todo saldrá bien Kasumi, no debes temer.
-Está bien –dijo con resignación-. Después de todo, no podríamos pagar esa indemnización ¿no?
-No.
-Bien.
-¿Significa que si por casualidad lo ves conmigo, no armarás un escándalo?
-¿Qué clase de persona crees que soy? –le reprochó mirándola severamente, su hermana sólo se encogió de hombros y sonrió en forma traviesa. El gesto hizo reír a Kasumi-. Prometo no hacer ningún escándalo, aunque no estoy segura si podré contener un par de cosas que hace mucho tiempo quiero decirle.
-Gracias Kasumi, estoy segura que todo va a salir bien y estos meses pasarán rápido. Ahora sólo me queda hablar con Nabiki.
-¡Uy!, eso va a estar más complicado.
-Lo sé, ¿no podrías...
-No. Es algo que debes contarle tu misma, tal y como me lo contaste a mi.
-¡Es qué ella se enojará conmigo! –dijo Akane angustiada-. Sí, se enojará por mi torpeza al no hacer las averiguaciones necesarias y también porque firmé ese contrato sin pensar en las consecuencias y por tantas cosas más.
-Sea como sea, Nabiki no podrá hacer nada al respecto, así que es mejor que se lo digas antes de que se entere por su cuenta. Ya ha estado haciendo algunas preguntas.
-¿Preguntas? –se alarmó Akane.
-Sí, sospecha que algo no anda bien con tu nuevo trabajo. Nunca has sido tan reservada con ese tipo de cosas. ¡Cuando se entere de lo que pasa!
-Es mejor que le hable hoy mismo, ¿no es verdad?
-Creo que es lo mejor.
-¡Ya llegamos! –se escuchó una voz masculina a la entrada de la pequeña pero acogedora casa.
-Tía Akane, ¿te quedarás a cenar con nosotros?
-No amor, tengo que irme, debo terminar un trabajo para mañana.
-¿Es que tu jefe no te deja en paz ni siquiera en domingo? –preguntó Tofú.
-Es un jefe presuntuoso, engreído y de pésimo carácter, ¿cierto Akane? –dijo Kasumi en forma burlesca, su hermana la miró frunciendo el ceño y Tofú se quedó con cara interrogante.
-Bueno, ya debo irme –contestó Akane, sin hacer caso al comentario de su hermana-. Pero recuerda que el próximo sábado iremos a ver esa exhibición con Jian.
-¡Sí, estaré contando los días!
Akane se despidió cariñosamente de todos y pidió que la despidieran de Toshio, el pequeño aún dormía. Una vez solos, Kasumi le contó la conversación que había mantenido con su hermana a su esposo. El doctor no salía de su asombro al escuchar el relato de su esposa.
-Pero no creo que Ranma quiera hacerle daño amor.
-No lo sé, es todo tan extraño. ¿Por qué nunca ha querido firmar los papeles del divorcio? ¿Por qué obligarla a estar un año junto a él? Ella dijo que había cambiado, pero ¿no habrá cambiado para mal?
-¿A que te refieres?
-Tiene dinero, es poderoso, no le costaría nada vengarse de ella.
-¿Vengarse? ¿Por qué? si por lo que sé, Akane le hizo un favor al alejarse de él.
-Su orgullo y arrogancia eran muy grandes cuando eran adolescentes, ¿quién te dice que en vez de agradecérselo se haya sentido humillado por mi hermana y ahora este buscando darle una lección?
-Es una posibilidad, pero algo me dice que no es ese el motivo de Ranma.
-Sea como sea, no quiero que mi hermana vuelva a sufrir. Voy a tratar de hablar con él.
-Cielo, Akane se molestará.
-No me importa, tengo que defenderla de alguna manera y sé que Nabiki me apoyará. Si ella hubiese estado aquí, te aseguro que Akane no habría terminado poniéndose la soga al cuello tan tontamente como lo hizo.
-Kasumi, siempre hay una razón para que las cosas sucedan, tal vez ellos debían encontrarse por algún motivo.
-Como sea, mi hermana no caerá en el abismo de nuevo, de eso me encargaré yo. Algo me dice que esto no terminará de la mejor manera amor, y yo siendo la mayor, debo protegerla.
Ambos esposos se miraron y asintieron, en silencio habían tomado la decisión de defender a su hermana pequeña. Luego volvieron al interior de su casa para disfrutar lo que quedaba del fin de semana junto a sus hijos.
Kasumi pensaba tener una seria conversación con su cuñado uno de esos días, no sabía cómo lo haría para llegar hasta tan importante personaje, pero ya se le ocurriría algo. No iba a dejar que Ranma Saotome destrozara y pisoteara el corazón de su hermana por segunda vez.
Notas finales:
1.- ¿Se hizo muy largo el capítulo?... tendrán que perdonarme por eso, pero la mayoría de las veces, escribo y escribo y cuando me doy cuenta... pues ya es demasiado tarde.
2.- Bueno, ya aparecieron otros personajes (y otros cuantos inventados por esta humilde servidora, los cuales tendrán mayor participación en el relato. Me gusta inventar personajes que ayuden a los protagonistas creados por Rumiko sensei, es mi debilidad).
3.- ¿Vamos bien hasta aquí? Espero que sí, aunque ya lo dije, el acercamiento entre mi pareja favorita se producirá de a poco (casi como en la serie), así es que paciencia y calma.
4.-Sé que tal vez muchas (os) se decepcionaron al no encontrarse con un hijo de Akane en el capítulo anterior, pero de verdad, ¡nunca estuvo en mis planes incorporar a un niño en la vida de nuestra protagonista! Para los capítulos que vienen es necesario que Akane no tenga responsabilidades tan grandes y una mascota es un poco más manejable que un niño.
Otra cosa, sobre tratar a los animales como a personas, yo soy totalmente partidaria de ello, además, es cosa de poner atención al comportamiento de Akane respecto a P-chan para que mi idea no resulte tan descabellada ¿no?
Y por si a alguien le interesa, mis niños se llaman: Vegeta, Shaoran, Meiling (¿reconocen los nombres?, sí, también me gustan otras series) y Athos (en honor al personaje de maese Alexandre Dumas), son cuatro gatos preciosos (también tuve un bello gato de ojos azules llamado Ranma, pero se fue al cielo de los gatos no hace mucho. Aún lo extraño). Y mí querida perrita María Antonieta (como la reina francesa, por lo caprichosa y consentida que puede llegar a ser xd).
5.- Muchísimas gracias a quienes siguen este escrito, es algo que me llena de alegría y orgullo.
A quienes dejaron sus reviews por el capítulo anterior Killina88, sele-thebest, milk goku, minako (Oh, no tienes nada que agradecer, al contrario, soy yo quien te da infinitas gracias por seguir este escrito y hacerme feliz con tu comentario), maring, Vivian Alejandra, Nia06, Sauma Sakura, hitoki-chan, shojo88, BLANDY (gracias por el apoyo y no tuviste que esperar demasiado jeje. Gracias, gracias), Sofi(Muchísimas gracias por tus palabras. Qué bueno que te gustó lo de Ryo. Y hasta el momento la musa inspiradora no me ha abandonado, veremos que sucede más adelante), Vero (Gracias por el apoyo que le regalas a mis escritos y no creo que estés loca por tratar a tus mascotas como a bebés, yo soy igual jeje. Bueno, ya sabes con quién se casó Mousse y lo de actualizar, lo prometí y es lo que trato de hacer, actualizar por lo menos una historia cada fin de semana), lerinne, yram (Gracias por tus palabras y el apoyo que me das, espero que te haya gustado este capítulo), Jade Saotome, kishe (Oh kishe, no pude ver tu dirección de correo para contestar T-T. No sé qué pasó pero me fue imposible verla… ¡y con lo que me gusta contestar los reviews!. De todas formas, muchas gracias por tus palabras y el apoyo a esta historia), vanessamcgregor (Si que sí, hay mucha tela que cortar, el fic está pensado para varios capítulos más y sobre el año, humm, no se me había ocurrido, no sería tan mala idea alargar el relato ¿no?... No, es broma jaja, pero sí queda historia para un tiempo más. Bueno gracias por tus palabras y por seguir esta historia), AkaneKagome y orochi (Qué gusto verte por esta historia también, gracias por el apoyo y sí, la relación irá con calma, pero eso no quiere decir que tarde mucho en actualizar, no acostumbro a hacerlo porque ¡soy muy impaciente! Gracias, gracias por tus palabras).
De verdad, ¡no me cansaré nunca de agradecer por todas y cada una de sus palabras!. Son mi alimento creativo, lo saben (o eso espero), ¡gracias, gracias, gracias!
Será hasta un próximo capítulo.
Saludos y buena suerte a todos!
Madame De La Fère – Du Vallon.
