- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.



He tenido suficiente.... (Closer)

* * *

Capítulo VI

"¿Deseas una familia?"

Había tenido una semana pesada, desde el inicio del día lunes hasta el término del día viernes. Llena de reuniones, salidas a terreno, conversaciones con distintos funcionarios, además de tener que soportar el mal humor de su jefe durante parte de esos días, daba gracias a dios que sólo había tenido que escuchar sus rabietas por el teléfono, ya que durante esos cinco días, tres de ellos habían estado separados por algunos kilómetros de distancia. Ranma había viajado a Kumamoto para solucionar una serie de problemas con las propiedades que poseía en ese lugar y ella se había quedado en Tokio, a cargo de la empresa.

Aunque los malos ratos pasados en la oficina no se comparaban al desagradable momento vivido a última hora del viernes, cuando después de esquivar durante casi una semana su problema, finalmente se había decidido a contarle a su hermana Nabiki sobre su nuevo empleo y revelarle quién era su misterioso jefe.

Después de escuchar una serie de estridentes gritos, de palabras poco adecuadas para la madre de dos pequeños niños, muchas reprimendas, variados insultos y unos cuantos comentarios sarcásticos, Nabiki había aceptado la situación a regañadientes, sabiendo que por el momento ella no podía hacer nada para anular el famoso contrato de trabajo entre su hermana y Ranma.

No, esta vez, Nabiki Tendo se encontraba de manos atadas, porque había estudiado el dichoso contrato concienzudamente y sabía que por ese lado no conseguiría nada, así es que la hermana mayor de Akane tuvo que morder la rabia y conformarse con volver a regañarla severamente por el descuido que había cometido al firmar su contrato de trabajo, decirle que trataría de encontrar una solución y advertirle, igual que lo hiciera Kasumi y Mousse, que tuviese mucho cuidado con caer en el juego y las garras de Saotome, porque si eso sucedía nuevamente, ella, Nabiki Tendo sería implacable en el castigo que le daría a Ranma Saotome.

Akane francamente se estaba cansando de todo eso, todos tenían sospechas de las verdaderas intenciones de Ranma y aunque ella misma las había tenido en un principio, lo que empezaba a molestarle era que se entrometieran de esa forma en su vida. Comprendía que lo hicieran porque la querían, porque la habían visto sufrir años atrás y no deseaban volver a verla en ese estado, pero ella ya era una mujer adulta y sabía cuidarse.

Al final, la conversación con Nabiki había terminado bastante bien, con la misma alegría y cariño con la que ya se habían acostumbrado a finalizar sus charlas.

Lo que Akane no sabía, era que inmediatamente después de colgar, su hermana había llamado a Kasumi, encargándole encarecidamente, le avisase de cualquier cambio en el comportamiento de Akane, ya que, aunque se encontraba lejos de su familia, separada por kilómetros de distancia, ella sabía como seguir velando por la seguridad de su hermana menor y aún mantenía buenos contactos en su país natal; Kasumi le comentó su idea de ir a ver a Ranma y Nabiki le dijo que compartía totalmente su preocupación, que le parecía una muy buena idea el ir a decirle un par de cosas a Ranma y que entre ambas cuidarían a su pequeña hermana de las garras de su ex-prometido.

Ahora y después de esa agotadora semana, Akane se encontraba junto a dos niños inquietos, afuera de un recinto deportivo de primer nivel, esperando para entrar a una de las más prestigiosas y publicitadas exhibiciones de artes marciales que se organizaba en la ciudad de Tokio para deleite de todos los amantes de las disciplinas milenarias del país y de otros rincones del Asia. Sólo esperaba que los niños se comportaran y que ella pudiera disfrutar del espectáculo y así poder olvidarse de la estresante semana que había tenido en su trabajo.

Ingresaron al recinto y se ubicaron en un muy buen lugar, justo en frente de las dos tarimas que hacían las veces de duela, en donde podrían apreciar a todos los participantes de la exhibición que se presentaran. Llegaron con buen tiempo y no tuvieron que esperar mucho para que el evento comenzara, con la presentación de las divisiones menores de los gimnasios y dojos participantes, luego vino la presentación de antiguas técnicas milenarias, a cargo de distintos exponentes provenientes en su mayoría de China y alguna que otra parte de Asia.

Los niños sentados cómodamente junto a Akane se encontraban eufóricos, el pequeño Jian, con tan sólo siete años de edad ya era un experto en reconocer los distintos tipos de técnicas y estilos que iban desfilando ante sus ojos y a cada nueva técnica vista, él le comentaba entusiasmado a su tía Akane que algún día la aprendería y se convertiría en el mejor exponente de ella.

Kahori no se quedaba atrás, a pesar de que ninguno de sus padres practicaba las artes, ella era la más entusiasta aspirante a seguir la tradición familiar. Desde muy pequeña había visto a su abuelo materno practicar en un par de oportunidades, luego le había solicitado a su tía que le enseñara algunas posturas y técnicas, ella le había enseñado lo que había podido, ya que conocía sus limitaciones, pero se había asegurado de pedirle como favor personal a Mousse que le ayudara a orientar un poco a su pequeña sobrina. Muy en el fondo de su corazón, deseaba que la pequeña pudiera convertirse en lo que ella no había logrado y pudiera finalmente levantar el alicaído Dojo perteneciente a su familia.

La exhibición siguió con el grupo intermedio de los distintos estamentos participantes, jóvenes de entre trece y veinticinco años que se destacaban por ser, la mayoría de ellos, ganadores de campeonatos dentro y fuera del país.

Cuando vino la exhibición de los luchadores que utilizaban armas, fue el delirio de los dos niños y de la mayoría de las personas que se encontraban en el recinto.

Kahori y Jian aplaudían emocionados cada una de las demostraciones que veían de los veteranos practicantes.

Luego de un breve receso y como plato de fondo para una tarde llena de emociones y demostraciones del mas alto nivel, vino el turno de los maestros de cada disciplina de combate, el locutor fue nombrando uno a uno y por orden de aparición a los exponentes de acuerdo a su disciplina y representación, ya fuera de algún gimnasio, dojo o escuela de combate.

Akane abrió inmensamente los ojos cuando escuchó el nombre de su jefe por los alto parlantes, como representante del prestigioso gimnasio Saotome, quien según las palabras del locutor, había hecho un alto en su apretada agenda sólo para participar en esa exhibición.

La gente que se encontraba en el lugar comenzó a vitorear su nombre, la mayoría de los que allí se encontraban, eran asiduos seguidores de todos los exponentes y el nombre de Ranma Saotome era conocido por todos como uno de los mejores artistas marciales de Japón, no por nada había ganado cuanto título había disputado no hacía tantos años atrás y aunque se encontraba retirado del circuito competitivo, aún participaba activamente de las muestras como aquella que se realizaba en esos momentos.

-Tía Akane, ¿tú conoces a ese maestro? –preguntó Kahori observando a Akane con curiosidad.

-Sí –fue la escueta respuesta de la joven mujer.

-¿Y es tan bueno para que la gente enloquezca? –interrogó Jian con desdén.

-No lo he visto luchar hace muchos años –contestó Akane, mientras su mente la transportaba a una época pasada-. Sí, era el mejor en aquellos tiempos –reconoció en un susurro y una imperceptible sonrisa se dejó ver por unos momentos en sus labios.

Miles de recuerdos volvieron a su mente, agolpándose uno tras otro. Batallas, desafíos, peleas callejeras, combates en los que se decidía mucho más que una simple medalla o un dorado trofeo, oponentes extraños y casi invencibles que el arrogante chico de la trenza derrotaba casi sin complicaciones.

Ella cerró sus ojos, sintiendo un repentino mareo; le provocaban tanta nostalgia esos recuerdos y de pronto se dio cuenta de que se sentía emocionada por volver a verle luchar. Claro, eso era una exhibición, no se trataba un combate de verdad, pero aún así, podía sentir como su corazón palpitaba rápidamente. Se maldijo por dejar que sus emociones la dominaran y cuando fue capaz de volver a abrir sus ojos, él se encontraba en el centro de la plataforma, sus manos cruzadas a la altura de su pecho, en la típica posición arrogante que ella tan bien conocía. Su vestuario era totalmente negro, camisa y pantalones chinos, como los que ella recordaba, pero el color negro predominaba en su vestimenta, sólo un pequeño detalle advirtió sobre el trozo de tela que cubría su corazón, aunque se encontraba lejos, ella supo enseguida que se trataba de un dragón rojo, probablemente bordado en ese sector, las pequeñas amarras que servían para abotonar la camisa también en tonos rojos y un cinturón del mismo color completaban su atuendo. Descalzo, desafiante y con su típica trenza, observaba en silencio todo el recinto atestado de gente.

-¡Es el señor que fue el otro día al restaurante contigo tía! –exclamó Jian.

-Sí, es mi jefe.

-Bah, no se ve tan fuerte. Apuesto a que papá podría con él –comentó el niño.

Akane observó a Jian y sonrió para si misma recordando todos los problemas que el hombre al que Jian miraba tan despectivamente le había provocado a un doce años más joven Mousse. Se sobresaltó cuando escuchó que la gente vitoreaba más fuerte al ver aparecer a quince representantes de los gimnasios Saotome y hacerle una reverencia a Ranma.

-¡Esto va a estar genial! –escuchó decir a un joven que se encontraba a su derecha.

-¡Saotome barrera con todos ellos! –aportó un hombre de más edad.

La demostración comenzó. Primero lo atacaron cinco de los jóvenes que habían ingresado, no se demoró ni tres minutos en librarse de ellos. Luego pidió a los diez restantes que le atacaran en conjunto, pero los estudiantes parecían pequeños bebés atacando a un adulto, la diferencia era abismarte, la velocidad con la que se movía Ranma era impresionante. Akane se dio cuenta que estaba jugando con ellos, parecía un gato jugando con un ratón antes de dar el zarpazo, lo notaba en sus movimientos casi descuidados, en el gesto burlón de su rostro, se sintió transportada al pasado, cuando ese mismo gesto lo pudo observar en una linda pelirroja que entrenaba por primera vez con ella en el dojo de su padre.

Luego, el juego pareció terminar; paso, golpe, defensa, golpe, barrida, puño… En menos de dos minutos derribó a sus oponentes, la mayoría de los allí presentes no alcanzó a observar la totalidad de sus movimientos, a ella también le costó seguirlo, pero lo cierto era que en la plataforma permanecía el joven empresario impasible, de pie, con una media sonrisa adornando su rostro, con sus manos cruzadas a su espalda y todos sus oponentes desperdigados por la duela, en distintas posiciones 'descansando' luego de recibir un buen golpe del artista marcial.

Lo siguiente fue el desafío de cuatro exponentes de otras técnicas, los cuales utilizaban armas, todos maestros de sus respectivas escuelas de combate. Una reluciente Katana, un par de Sais, un Kugarisama y por último, un Bo (1).

El combate subió de categoría, ya que los maestros de armas eran más experimentados, pero aún así el joven de la trenza dio cuenta de todos y cada uno de ellos en unos cuantos minutos, desarmó a sus oponentes en rápidos movimientos, para luego darles el golpe de gracia a cada uno de ellos. La multitud saltó enfervorizada de sus asientos.

Finalmente, llegó el enfrentamiento del joven Saotome con su mentor. Genma Saotome ingresó a la tarima con movimientos majestuosos y estudiados, Akane se preguntó qué tanto había cambiado el avaro, oportunista y atolondrado padre de su jefe. Aparte de observar que había envejecido y que ya no usaba su raído y deteriorado Gi, sino uno de excelente calidad y casi nuevo, ella no notaba ningún cambio exterior. Cuando comenzó el combate, nuevamente le pareció regresar al pasado, allí estaban padre e hijo, entrenando como siempre, peleando por algún trozo de pescado o simplemente desafiándose para ver quién era el que superaba al otro.

Ese combate fue mucho más parejo, pero finalmente el alumno se vio en la obligación de dejar el combate en tablas, no podía darse el gusto de hacer quedar mal al maestro, aunque quisiera y tuviera las herramientas de sobra para hacerlo. Finalmente se declaró un empate. Pero era innegable que todo el público había disfrutado de una de las mejores exhibiciones que hubieran visto, todos estallaron en gritos y aplausos para el Gimnasio Saotome y su más alto exponente, Ranma Saotome.

-¡Wow! ¡Tía, viste lo que ha hecho ese hombre! ¡Es impresionante!

-¡Sí! ¡Y viste con qué facilidad derrotó a los cuatro hombres armados!, ¡y ellos eran los mejores de sus respectivas escuelas!

-¡Y la pelea con los diez estudiantes!

Los dos niños no paraban de elogiar a su nuevo ídolo deportivo, ella sólo sonreía pensando en cómo les explicaría a los padres de ambos la situación reinante. Sabía que ni a Kasumi ni a Mousse les haría gracia la creciente admiración de sus hijos hacia Ranma.

De pronto y cuando se estaban preparando para retirarse, ya que la jornada había finalizado, el sonido de su teléfono la distrajo, ella buscó dentro de su bolso y contestó, lo menos que esperaba escuchar era la voz de su jefe del otro lado, sin embargo, fue lo primero que escuchó.

-¿Ya te vas? –preguntó su jefe.

-¿Qué?

-Te vi en las gradas y quiero saber si ya te vas.

-Sí, bueno, tengo que llevar a los niños a sus casas –contestó ella.

-Espérame diez minutos. Yo los llevaré.

-No es necesario, podemos irnos en...

-Espérame ahí Akane, o me molestaré en serio contigo –le interrumpió él.

-Esta bien, esperaremos –dijo ella con resignación.

-Bien.

Diez minutos después, vio aparecer a su jefe con su típica indumentaria china que por tanto tiempo no le había visto usar, la misma camisa roja y los pantalones azules. Despreocupado, una mano en el bolsillo del pantalón y la otra por sobre su hombro cargando un bolso a sus espaldas.

-¿Están listos?

Los dos niños que se encontraban a no más de un metro de Akane se dieron vuelta mirando sorprendidos a la persona que había hablado, luego dijeron con júbilo el nombre del artista marcial y lo observaron aproximarse a ellos, haciendo caso omiso de las personas rezagadas que trataban de acercarse para felicitarle o pedirle algún autógrafo

-¿Nos vamos? –preguntó con voz serena.

-Sí –sonrió su asistente.

-Tía, ¿nos iremos con él? –quiso saber Kahori.

-Sí. Niños, quiero presentarles a...

-¡Ranma Saotome! –gritaron ambos a la vez, la sorpresa y el entusiasmo eran evidentes en ellos.

-¡Hola! –saludo él-. Nosotros ya nos conocemos Jian, y tú debes ser Kahori, ¿me equivoco? –Jian sonrió y Kahori asintió con un movimiento de cabeza-. Bien, ¿les parece si nos vamos de aquí? Si no salimos pronto, no podremos ir a comer algo y yo muero de hambre, ¿ustedes no?

-¡Sí! –contestaron ambos alargando esa silaba.

-Ranma, no podemos, Kasumi y Mousse...

-Akane, no seas aguafiestas –le interrumpió-, apenas son las 7:30 de un día sábado. Ni los chicos, ni tú, ni yo tenemos nada que hacer mañana, es cuestión que tomes tu teléfono y avises a sus padres que llegarán un poco más tarde.

-¡Sí tía! –exclamó Kahori.

-¡Por favor! –pidió Jian.

-Está bien –concedió Akane con resignación-. Pero luego no quiero reclamos si sus padres los regañan.

-No nos regañaran si saben que estamos contigo tía.

-Bien.

Akane sacó su teléfono y se dispuso a marcar el número de Kasumi. Mientras esperaba que contestaran, vio que Ranma le indicaba por señas que salieran del lugar. Los pequeños se pusieron inmediatamente uno a cada lado del artista marcial, acribillándolo a preguntas sobre entrenamiento, técnicas y destrezas que le habían visto realizar. La mujer sonrió al ver la escena, rezagándose un poco para hablar con más calma con los padres de los niños. Cuando les dio alcance, vio sorprendida como Kahori iba tomada de la mano de su jefe y le miraba con admiración, mientras Jian ponía toda su atención en las palabras que decía Ranma.

-...Así que es toda una vida de entrenamiento, Jian. Empecé desde muy pequeño y no he parado de entrenar en ningún momento... –Ranma miró por sobre su hombro y sonrió-. ¿Ya les avisaste?

-Sí, hablé con Tofú y Shaomei, estuvieron de acuerdo, siempre y cuando los llevemos antes de las diez.

-Prometido, antes de esa hora todos estarán en sus casas. Ahora, ¿dónde quieren ir?

-¿Podríamos ir a un lugar donde vendan comida saludable? –preguntó Akane intuyendo una respuesta negativa.

-No tía, estoy cansada de la comida nutritiva de mamá.

-Y yo de la mía, podemos comer algo como... ¡una hamburguesa! –exclamó Jian entusiasmado.

-¡Sí!, por favor tía Akane –complementó su sobrina.

-Por favor tía –dijo Jian tomando una de las manos de Akane mientras la miraba de forma suplicante.

-Sí tía Akane, deja que los niños decidan por una vez lo que quieren comer –complementó Ranma con sorna, ya casi llegando al lugar en donde tenía estacionado su automóvil.

-¡Qué voy a hacer con ustedes! ¡Sus padres se enojarán y no me permitirán sacarlos de nuevo!

-No tienen por qué saber qué fue lo que cenamos, sólo basta con decirles que lo hicimos ¿no?

-Tu sobrina es muy inteligente –dijo Ranma sonriendo con el comentario de Kahori.

-Esta bien –dijo Akane suspirando después-. Comeremos comida chatarra, pero sólo por esta vez.

-¡Sí! –gritaron ambos niños alargando la sílaba.

-Conozco un buen lugar –dijo Ranma soltando la mano de Kahori y abriendo el portamaletas de su cómodo, moderno y todo terreno jeep, muy distinto del lujoso automóvil que usualmente conducía durante la semana, para arrojar su bolso deportivo al interior.

Suban niños –dijo abriendo una de las puertas de atrás, los chicos treparon y se acomodaron, Akane lo observó con detenimiento mientras él daba la vuelta para abrir la puerta del copiloto-. Señorita.

-¿Qué le sucedió al Ranma que conocía? –dijo ella enarcando una ceja.

-Cambio un poco, espero que el cambio sea de tu agrado –le contestó mientras la observaba subir, ella no contestó pero no pudo evitar una tenue sonrisa. Luego, él cerró la puerta, se dio la vuelta y subió también, comenzando el viaje que los llevaría a un conocido y céntrico restaurante de comida rápida, ideal para entretener a un par de niños de la edad de los sobrinos de Akane.

R & A

Una vez que llegaron al restaurante, los niños se entusiasmaron con los distintos juegos que había en el lugar, por lo que luego de pedir lo que querían comer, solicitaron permiso para ir a jugar un momento antes de que les llevaran la comida. Akane les dejó hacer lo que querían a regañadientes, en tanto Ranma buscó una mesa cerca del lugar en donde estarían los niños y ambos se sentaron, uno frente al otro.

La situación era un tanto extraña. Allí estaban los dos sentados frente a frente, ambos concientes de que cada uno llevaba una argolla de matrimonio en su dedo, con un par de niños que bien podrían ser sus propios hijos, esperando que les llevaran su pedido y observando como los pequeños se divertían en los juegos.

Si bien era una sensación atípica en dos personas que se habían acostumbrado a la soledad, no podían negar que les resultaba agradable. Demasiado agradable para los pensamientos racionales de una mujer que pretendía no dejarse llevar por los placenteros sentimientos que muy a su pesar, le provocaba la persona que tenía enfrente. Y demasiado agradable para el hombre que hasta antes de reencontrarse con la chica que estaba enfrente, pensaba que el tener una familia no podía serle más indiferente. Ambos se sobresaltaron cuando la dulce voz de una chica llamó su atención.

-Disculpen la tardanza, enseguida traigo su pedido –dijo dejando una bandeja con unos vasos de refresco, servilletas y cubiertos-. ¿Desean que llame a sus hijos? –los dos se miraron sorprendidos. Akane se sonrojó y trató de contestar.

-No son...

-No te preocupes –interrumpió Ranma-, yo iré por los diablillos, mientras tanto puedes traer el resto y dejarlo con mi esposa.

Acto seguido, se puso de pie dirigiéndose al sector de juegos. No pudo ver la expresión de asombro que tenía Akane en su rostro, ni la sonrisa soñadora que se formó luego.

-Hacen una bonita pareja, y sus niños son adorables -prosiguió la chica que ya había vuelto con otro par de bandejas-. Deben haberse casado muy jóvenes.

-Sí, nos casamos muy jóvenes –reconoció Akane con un tono melancólico.

-Es usted muy bella señora y su esposo es atractivo también, no me extraña que sus hijos sean tan encantadores. Bueno, cualquier cosa me la puede solicitar.

-Gracias –dijo ella, la chica se retiró y Akane dejó escapar un suspiro, observó a los dos niños reír alegremente uno a cada lado de Ranma, los tres acercándose despacio a la mesa en donde ella les esperaba.

-"Una bonita pareja –pensó la mujer de cortos cabellos-, pero nada más que eso. Sí esa chica supiera la verdad, seguramente no hubiera dicho tanta tontería. Yo nunca podré tener una familia feliz y mucho menos con mi atractivo esposo".

-¡Qué rico se ve todo! –dijo Kahori.

-¡Sí!, ¿podemos? –preguntó Jian.

-Claro que pueden –contestó Ranma.

Los tres estaban muy alegres y no dejaban de conversar mientras comían, pero Akane se encontraba distraída, apenas contestaba a las preguntas de sus sobrinos. Ranma lo notó pero no comentó nada. Los niños terminaron de comer y preguntaron si podían seguir jugando por unos momentos más, a Akane la idea no le parecía muy adecuada, pero Ranma intercedió por ellos una vez más, argumentando que aún era temprano y que no se preocupara porque llegarían antes de la hora señalada por los padres de los niños, así es que ella no pudo negarse. Una vez hubieron quedado solos, Ranma la abordó.

-¿Qué te sucede? –preguntó fingiendo despreocupación.

-¿Cómo dices? –contestó ella saliendo de su ensimismamiento.

-Estas distraída, apenas hablaste con los niños, no sé, parece como si estuvieras molesta por algo.

-No estoy molesta, sólo estoy algo cansada –dijo ella esquivando la mirada de su jefe-, es todo.

-No, tú no estas cansada. Algo te preocupa o te inquieta –insistió él.

-¿Cómo puedes saber algo así?

-Porque te conozco. Además, cuando algo te incomoda o te sientes nerviosa, siempre llevas tu mano al labio inferior y lo muerdes, como lo estas haciendo ahora -indicó.

Ella lo miró sorprendida y por acto reflejo alejó su mano de su labio. Aquella era una mala costumbre adquirida durante su época de estudiante universitaria, ¿acaso él se fijaba hasta en esos pequeños detalles?

-Y bien, ¿no piensas decirme que es lo que te sucede? –quiso saber Ranma.

-Estoy bien –contestó ella a la defensiva, comenzando a molestarse por tanta insistencia-. No te preocupes, son tonterías sin importancia.

-Bueno, yo creo tener una intuición respecto a ello –comentó él mirando distraídamente hacia donde se encontraban los niños-. Te sientes extraña porque la gente que nos ve piensa que somos un matrimonio, un verdadero matrimonio y también que los pequeños son nuestros hijos y no sabes por qué, pero esa sensación es agradable. ¿No es así?

-No, yo... –titubeó ella tratando de defenderse-. No sabes lo que dices.

-No mientas Akane, a mi me pasa exactamente lo mismo. La diferencia es que...

-¿Qué? –preguntó ella al ver que su jefe se interrumpía.

-Olvídalo, creo que es mejor que nos vayamos –contestó, cambiando de tema.

-Tienes razón, iré por los niños –se apresuró en decir ella para escapar de esa conversación.

-Bien –él la observó alejarse-. "La diferencia es que a mi me gustaría que fuera verdad Akane" –se dijo para sí.

Salieron del local y pronto estaban camino a Nerima, alejándose rápidamente del centro de la ciudad. Los chicos se encontraban tan cansados que se habían quedado dormidos, uno al lado del otro en el asiento trasero del automóvil.

Eran las 9:30 cuando Ranma bajaba en sus brazos a Jian, Akane estaba nerviosa por la reacción que tendría Mousse esta vez, pero afortunadamente, su amigo no se encontraba en el restaurante, así es que se libró de darle las explicaciones que seguramente le exigiría Mousse.

La misma suerte tuvieron cuando se dirigieron a casa de Kasumi; el buen doctor Tofú, intuyendo un posible enfrentamiento entre su querida esposa y su cuñado, se había quedado observando hacía el exterior de la casa para divisar la llegada del automóvil que presumiblemente traería a su hija. Mientras tanto, su esposa se encargaba de acostar a su otro hijo.

El doctor se felicitó mentalmente al observar como un automóvil se estacionaba frente a su casa, del interior se bajaban dos personas y luego, una de ellas cargaba a una niña en sus brazos. Abrió la puerta de su casa y salió al encuentro de los recién llegados.

-Tofú –dijo Akane asustada por el serio semblante de su amigo y cuñado.

-Hola Akane –contestó él-. Ranma –el aludido miró fijamente al doctor que tantas veces le había ayudado en el pasado-. ¡Qué gusto me da volverte a ver! –terminó de decir Tofú alegremente. Akane respiró tranquila y Ranma sonrió.

-A mi también me da gusto verte Tofú –contestó Ranma.

-Bueno, no les invito a pasar porque deben saber que Kasumi aún no esta del todo de acuerdo con su...digamos, extraño reencuentro.

-Entiendo –contestó Ranma-. Tu hija es una niña preciosa, te felicito.

-Gracias –dijo tomándola en sus brazos-. ¿No les dio muchos problemas?

-Ninguno –contestó Akane-. Kahori y Jian se comportaron de maravilla, pero debo advertirte que tienen un nuevo ídolo y seguramente les hablará de ello.

-No me extrañaría que ese ídolo se encuentre frente a mí –comentó Tofú sonriendo.

-Sólo espero que Kasumi no se moleste –dijo Ranma con preocupación en la voz.

-Se molestará, pero se le pasará Ranma –contestó el doctor.

-Creo que es mejor que nos vamos, ella duerme y la noche está un poco fresca –dijo Ranma.

-Sí. Hasta luego Tofú, dale mis saludos a mi hermana y a Toshio.

-Hasta pronto doctor, espero volver a verte.

-Yo también Ranma, y chicos... Buena suerte –dijo el doctor para luego sonreír de una forma bastante enigmática.

Ambos lo miraron sin comprender a lo que se refería, subieron al automóvil de Ranma y se alejaron del lugar.

Dentro de la casa, Tofú subió por la escalera para acostar a su hija mayor, deseando de todo corazón que aquellos dos jóvenes pudieran recuperar el tiempo perdido por las tonterías que ambos habían cometido cuando eran adolescentes, ya que para el mundo entero podía ser que el matrimonio de ambos hubiese sido un error, pero él estaba seguro que ese acontecimiento era la única cosa que habían hecho bien y que por las inseguridades de ambos habían desperdiciado y echado por la borda antes de siquiera haberlo intentado. Sólo esperaba que ahora tuvieran la madures suficiente como para aceptar que la única manera en la que podrían ser felices, era juntos.

Por lo pronto, él acostaría a su pequeña hija y se prepararía para apagar la hoguera que se formaría cuando Kasumi se enterara con quién había salido su hija y quién era su nuevo ídolo deportivo. Una sonrisa espontánea apareció en su rostro imaginando la escena, mientras depositaba a su hija suavemente en la cama.

R & A

Habían llegado a las puertas del Dojo Tendo, Ranma estacionó su automóvil y reinó el silencio por unos instantes.

-Gracias por todo Ranma, no tenias que haberte molestado.

-No fue molestia, lo pasé muy bien esta tarde. Hace mucho que no disfrutaba tanto.

-¿Cómo es que te presentaste en la exhibición? Tu nombre no figuraba en el programa, además, vienes llegando de Kumamoto, debes estar cansado.

-No tanto como para no participar de esa exhibición. Hace unos días me enteré del evento, llamé a mi padre quien gustoso aceptó mi intervención. Le dije que de todas formas no sabía si podría participar, pero que hiciera lo posible para que cambiaran el orden de presentación y dejaran al Gimnasio en último lugar. Por eso mi nombre no aparecía en el programa.

-Ya veo –dijo ella observando sus manos-. ¿Y cómo te fue en Kumamoto?

-Bien –contestó él mirando al frente.

Silencio nuevamente, ambos tenían cosas que decirse, pero no encontraban la manera de llevar a palabras sus pensamientos, finalmente, los dos dijeron el nombre del otro al mismo tiempo y rieron por la confusión.

-Dime –dijo él.

-No, dime tú lo ibas a decir –replicó ella.

-Sólo quería decirte que...lo pasé muy bien hoy, contigo –dijo mirándola fijamente-, y los niños.

Ella sintió como si fuera a desfallecer, ese par de ojos azules, iluminados tenuemente por la luz del alumbrado público que se filtraba a través de los vidrios del automóvil, la observaban de una forma que le hacía sentirse extremadamente nerviosa.

-A mi también me agradó estar contigo... –logró decir- y los niños -complementó.

-Podríamos repetirlo –dijo él con convicción.

-No sé si sus padres estén muy de acuerdo.

-A mi me pareció que Tofú y Shaomei no tenían ninguna queja.

-Pero Mousse y Kasumi la deben tener.

-Si no pueden acompañarnos, quizá podríamos salir, sólo tú y yo.

-Es... es mejor que baje ya –contestó ella nerviosamente, eludiendo su petición y también su mirada-. Ryo debe estar desesperado, ha estado todo el día solo.

-Sí –dijo decepcionado.

-Nos vemos el lunes Ranma y gracias –continuó, abriendo la puerta.

-Hasta el lunes. ¡Akane! –la llamó repentinamente, ella asomó su cabeza por la ventanilla que él había bajado-. ¿Qué te parece si me acompañas al Hanami (2)?, podemos ponernos de acuerdo y acudir a un parque en Tokio o uno por aquí cerca, no sé...

-Puede ser, dependerá del sakurazensen (3) –le interrumpió ella, sonriendo-. ¿Te parece si lo vemos el lunes?

-Sí –contestó él con la esperanza renaciendo en su interior.

-Bien –dijo ella.

-Que duermas bien –le sonrió y se maldijo por no encontrar una excusa para seguir conversando con ella y así tratar de acercarse un poco más a su mundo.

-Tú también –contestó ella, luego hizo una señal de despedida con su mano e ingresó a su casa cerrando el gran portón. Escuchó como el automóvil arrancaba, alejándose rápidamente del lugar y suspiró.

-"Eres una tonta y una mentirosa –se dijo mentalmente, mientras permanecía con su espalda apoyada en el portón-, a ti también te gustaría repetir la experiencia. ¡No!, no –negó con su cabeza y se dio unos golpecitos en la frente como para espantar esas ideas-. No debes pensar tonterías como esa. Lo que debes hacer es mantenerte alejada de él. Sí, eso es lo que debes hacer, huye de él o de lo contrario terminarás sufriendo nuevamente. Ya sólo quedan nueve meses, debes mantenerte firme y congelar todas esas emociones y sentimientos que él despierta en ti –avanzó rumbo a su casa, con paso lento. Un nuevo suspiro escapó de sus labios-. Si pudiera hacer que este alocado corazón entendiera razones, sería un poco más fácil –abrió la puerta de su casa y volvió a suspirar, mientras un entusiasta Ryo salía a su encuentro-. Demonios, ni siquiera puedo evitar esos odiosos suspiros. ¿Por qué me haces pasar por esto Ranma Saotome?

La chica se dirigió a la cocina para darle de comer a su mascota, luego observó su reloj, las 22:15, era temprano, pero decidió que lo mejor que podía hacer era acostarse y tratar de dormir, quizá de esa forma lograría despejar su mente, tal vez Tsukuyomi-no-kami (4) le traería un hermoso sueño en donde no tuviera que observar esos bellos ojos azules que la atrapaban cada vez más, o tal vez eso era justamente lo que necesitaba, que Tsukuyomi-no-kami le trajera en sueños al dueño de esos ojos y que en sueños, ella se permitiera ser libre de expresarle todo lo que por tantos años había guardado celosamente en su corazón.

Con determinación subió a su cuarto, luego se dispuso a tomar un relajante baño, después trataría de dormir, seguramente el sueño lograría calmar su alborotado corazón.

R & A

Se despertó temprano, observó su habitación tratando de sacudir la somnolencia que aún conservaba, miró su reloj, las 7:30, gruño y se llevó uno de sus brazos a los ojos. Era cierto que se había acostado temprano la noche anterior, pero por qué su organismo se empeñaba en impedirle seguir durmiendo por unas horas más, sobre todo después de la agotadora semana que había tenido; no, inclusive un día domingo, ella debía despertarse temprano.

Se destapó en un sólo movimiento. La mañana se presentaba algo fría, el clima de primavera aún no cambiaba del todo, como si el invierno se negase a irse, pero ella sabía que ya no podría volver a conciliar el sueño, así es que se preparó para lo que sería un activo día domingo.

Bajó los pies de la cama y un cariñoso Ryo comenzó a olisquear, mientras movía su cola, ella sonrió y acarició la cabeza de su Shiba Inu dorado. Recordaba vagamente la época en que P-Chan, su cerdo mascota, la despertaba o se acercaba para que lo acariciara en las mañanas, luego, una ligera expresión de malestar se instauró en su rostro cuando rememoró el momento exacto en que descubrió que su tierno P-Chan era en realidad un chico que se transformaba gracias a una de las muchas maldiciones de las pozas encantadas de Jusenkyo, y que ese chico era quien ella pensaba, se trataba de un buen amigo, Ryoga Hibiki. No lo había vuelto a ver desde entonces y aunque ella lo había perdonado hacía mucho tiempo, aún no se sentía preparada para encontrarse con él, por lo que agradecía infinitamente el no haberlo encontrado durante años.

Sacudió su cabeza para alejar esos recuerdos y se desperezó para cambiarse de ropa y dirigirse a la cocina, mientras le hablaba tiernamente a Ryo. Su juguetona mascota la seguía moviendo su cola y ladrando de vez en cuando.

Luego de prepararse un desayuno liviano, comenzó a planear lo que haría por el resto del día. Había pensado desde hacía algunas semanas dedicarse a hacer algunos arreglos al Dojo, lo tenía muy abandonado, sucio y prácticamente convertido en bodega de trastos viejos y si todos sus proyectos se concretaban, en un par de meses ese lugar cobraría vida nuevamente, por lo que no sería una mala idea el comenzar a limpiarlo un poco.

En eso estaba cuando llamaron a la puerta, Ryo comenzó a ladrar inmediatamente, por lo que ella podía intuir que se trataba de alguien que su mascota no conocía. Salió a abrir, ella no esperaba a nadie, mucho menos a las 9:00 de la mañana, pero no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro cuando se percató de que automáticamente su corazón había saltado con la esperanza de que esa inesperada visita tuviese unos cautivantes ojos azules, se reprendió por pensar en él.

Cuando abrió la puerta de entrada, se quedó sin palabras que decir al ver a la persona que se encontraba frente a ella.

Su inesperado visitante la observaba en forma seria, impasible, con una de sus manos en el bolsillo y la otra inerte a un costado. Ella lo observó e intuyó de inmediato que no se trataba de una simple visita de cortesía y que seguramente, estaba a punto de ser partícipe de una poco esperada y desagradable reunión.


Notas finales:

1.- ¿Qué tal? ¿Gusta o no gusta?... Me agrada imaginarme a estos dos como padres de dos entusiastas niños, creo que Akane pondría las reglas y Ranma se las ingeniaría para transgredirlas.

2.-Sobre los términos utilizados:

(1) Katana, bueno, creo que todos conocemos que se trata del nombre que se le da al sable japonés, utilizado por los samuráis.

El Sais es un arma perfeccionada por los monjes que en un principio utilizaban para defender los escritos y los Templos, tiene la forma de una espada corta, de hoja redondeada, con un pequeño mango y dos puntas que salen del mango.

Kugarisama es una guadaña (hoz) con cadena. Por lo que pude investigar, existen 2 tipos distintos, una que posee la cadena en la hoja de la guadaña y la otra conecta la cadena con el mango.

El Bo es un arma en forma de vara alargada o pértiga, generalmente hecha de madera (roble, bambú, etc). La vara mide 180 cm aproximadamente.

(2) Hanami es una tradición japonesa que se refiere a observar lo hermoso de las flores. Por lo general, se produce cuando florecen los cerezos, esto es, en primavera. Se puede observar a las personas acudir a los parques y jardines a contemplar los cerezos en flor e incluso, hacen picnic bajo los árboles

(3) sakurazensen es el pronóstico de la floración de los cerezos para las distintas ciudades del Japón, el cual es informado por la oficina de meteorología. Debe ser curioso, me puedo imaginar a una chica en la televisión diciendo algo así como: "El pronóstico para Osaka indica que la floración de los sakura se producirá alrededor de la tercera semana del mes de marzo...", A mí me gustaría un pronóstico así, como sufro de alergias, no estaría nada mal enterarme por televisión de cuándo los dichosos arbolitos llamados plátano oriental, que proliferan por mi ciudad, liberan sus esporas.

(4) Según lo poco que sé de mitología japonesa, Tsukuyomi o Tsukuyomi-no-kami, es el dios de la luna y de la noche en la religión sintoísta y en la mitología. No sé si sea correcto atribuirle el poder de atraer lindos sueños, pero me pareció mucho mejor hacer alusión a un dios japonés, que a uno griego como Morfeo.

3.-Esta historia no sería nada sin sus lectores, así es que como siempre, les agradezco infinitamente por acompañarme, especialmente a quienes me dejaron sus comentarios por el capítulo anterior. A Nia06, Sauma Sakura, Fern25, milk goku, AkaneKagome, orochi (Gracias por el apoyo. No sé cómo estará el encuentro entre Ranma y las Tendo, pero ya vendrá, paciencia) Killina88, sele-thebest, gaaraxD, Ariadne Sofia, Vero (Gracias por tus palabras y por seguir esta historia, en verdad, muchísimas gracias), shojo88, vanessamcgregor (muchas, muchas gracias por tu comentario, espero seguir a la altura de tus expectativas), neo ranma, lerinne, Yram (No hay nada que agradecer, soy yo la que te da las gracias por leer lo que escribo y apoyarme en mis proyectos), Barbs21 y soraDark666, muchísimas gracias de todo corazón por leer lo que escribo y dejarme un comentario.

Espero les haya gustado el capítulo y no se les haya hecho muy extenso.

Es todo por ahora y será hasta un próximo capítulo.

Qué estén muy bien y buena suerte!

Madame De La Fère – Du Vallon.