- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
He tenido suficiente... (Closer)
* * *
Capítulo VII
"Visita inesperada"
Permanecía allí, frente a ella, de pie, mirándola detenidamente y sin demostrar ningún sentimiento, en un completo silencio que estaba a punto de desesperarla.
El hombre enfundado en un sobrio y elegante traje negro, distaba mucho de la persona a quien ella había conocido años atrás.
-Hola Akane –dijo él, sonriendo de medio lado, en una expresión que demostraba que hacia un enorme esfuerzo por lograr que sus labios se curvaran de una forma natural-. ¿No me reconoces?
-Sí, claro que sí, es sólo que no me esperaba su visita –atinó a decir ella.
-Debo ser franco, tampoco yo tenía deseos de volver aquí, pero creo que debemos hablar.
-¿Sobre qué? –quiso saber la chica.
-¿Puedo pasar? –preguntó él con un tono de burla en la voz.
-¡Oh, disculpe! –se apresuró en decir ella-. Claro que puede pasar –continuó abriendo la puerta para dejarlo entrar-. Está en su casa señor Saotome.
El hombre hizo una leve reverencia y avanzó, acomodando sus anteojos y observando con curiosidad esa casa en donde había vivido por algún tiempo. Akane lo condujo a la sala y le ofreció amablemente una taza de té, que él aceptó.
Cuando se quedó a solas esperando el regreso de su nuera, comenzaron los recuerdos, pero para él, un hombre que había endurecido su corazón y que ahora sólo pensaba en su conveniencia, esos recuerdos venían a interferir con el real motivo de su visita, así es que los espantó rápidamente. Después de todo, no se encontraba allí por simple cortesía, tenia algo muy importante que aclarar con esa chica, la hija menor del que había sido su mejor amigo, la esposa de su hijo.
Akane no estaba para nada tranquila en la cocina. Mientras preparaba el té, se preguntaba cuál sería el motivo de la visita de Genma Saotome. No lo había visto desde que él, junto a Ranma y Nodoka habían salido el día después de su matrimonio rumbo a Kumamoto. Ninguno de ellos se había comunicado con nadie de la casa Tendo, sólo Nodoka había mandado un par de tarjetas de navidad durante los primeros años de separación, quizá guardando la esperanza de que las cosas podrían sufrir un cambio favorable, pero aparte de ese intento por parte de su suegra, nadie de los Tendo había sabido de la familia Saotome. Luego, se enteraron de los triunfos de Ranma por la prensa, como era lógico y Nabiki había averiguado sobre la cadena de gimnasios que habían fundado.
La chica suspiró, tomó la bandeja y caminó un tanto inquieta hacia la sala, allí observó a su 'tío Genma', sentado frente a la mesa, en actitud meditabunda.
-Aquí tiene –pudo decir mientras le ofrecía la humeante taza.
-Gracias – fue su respuesta
El silencio reinó en la habitación, ambos se estudiaban. Ella se obligó a sonreírle amablemente, no quería que él notase lo intrigada y atemorizada que se sentía con su presencia en su casa, un mal presentimiento angustiaba su corazón.
-La casa esta muy silenciosa –comentó el hombre mayor.
-Sí, desde que las chicas se casaron y papá falleció, el silencio es habitual aquí.
Él la observaba sin mostrar ni un atisbo de sorpresa en su rostro. Se había enterado de todo ello mucho tiempo atrás y lo había lamentado por su amigo, pero no había hecho nada por visitar a sus hijas.
-He permanecido sola desde entonces –comentó al percatarse de que el padre de su jefe permanecía en silencio-, no es mucho el ruido que puedo generar yo y mi mascota -sonrió.
-Hum. ¿Cómo has estado? –quiso saber.
-Bien, no me puedo quejar.
-Akane, yo he venido para hablar contigo.
-Eso puedo suponerlo. ¿De qué quiere hablarme señor Saotome?
-Te vi ayer en la exhibición –soltó él no pudiendo ocultar más los verdaderos motivos por los que se encontraba en esa casona.
-¿Tiene algún problema con eso? –preguntó ella un tanto desconcertada por el tono frío y acusador que había utilizado el antiguo amigo de su padre-. Que yo sepa, el evento era público.
-Sí, pero te quedaste dentro del lugar, inclusive hasta que gran parte de las personas se habían retirado y luego saliste con Ranma, a quién sabe qué parte.
Era eso, su salida con Ranma había llegado a sus oídos y él no estaba de acuerdo.
-Es cierto –contestó Akane-. Pero las cosas no son tan simples como las quiere hacer ver señor Saotome.
-Mira Akane, aún te encuentras casada con mi hijo, pero ustedes están separados hace doce años, ¿cuál es tu interés por acercarte ahora a él?
-No era mi intención volver a ver a su hijo –contestó ella con determinación.
-Entonces, ¿fue producto de mi imaginación el verlos salir juntos y muy alegres del recinto ayer por la tarde? –le acusó él, elevando un poco su tono de voz, demostrándole así lo disgustado que se encontraba.
-No, pero la razón por la que yo me retiré con su hijo ayer de la exhibición debería preguntársela a él. Además, no entiendo por qué le molesta tanto.
-Me molesta porque... –Genma se interrumpió y ajustó sus anteojos-. Voy a ser sincero contigo. Ranma se ha alejado un poco de nosotros, desde hace mucho tiempo que no pide nuestro consejo y ahora lo veo junto a ti de la noche a la mañana. No quiero que lo tomes a mal, pero se me hace sospechoso el que hayas esperado doce años para buscarlo, que no te hayas separado legalmente de él. Dime la verdad, ¿no tienes algún interés escondido?
-¿A qué se refiere? –preguntó desconcertada.
-Vamos Akane, no finjas ingenuidad. Ranma es uno de los hombres más ricos de Japón, tú estás casada con él, es probable que te hayas acercado a él para aprovechar las ventajas de tener un marido con dinero que pueda cumplir con todos tus caprichos –ella no podía dar crédito a lo que escuchaba-. Yo quiero saber qué es lo que buscas de él. ¿Necesitas dinero?, porque si es así...
-Señor Saotome –le interrumpió-. ¿Me esta diciendo que piensa que YO me acerqué a su hijo, y que mi única motivación para hacer algo así, es el dinero?
-Bueno, me dio la impresión de que...
-Déjeme aclararle un par de cosas –le interrumpió nuevamente-. Llevo doce años enviándole a Ranma los papeles del divorcio, firmados, listos para que él me los devuelva o los ingrese por su cuenta al municipio, sin embargo, él no lo ha hecho, hasta el día de hoy no sé cuál es el motivo. En el supuesto de que hubiese querido algo del dinero que recibió su hijo, ¿no le parece que me hubiese servido seguir con la farsa de matrimonio al que usted y mi padre nos obligaron? Además, el que yo haya aceptado volver a ser su amiga, y quiero que entienda bien esa palabra, no significa que este tratando de "adueñarme" de su dinero.
-Pero aún así es extraño –contestó él-. Tú bien dices que le has enviado esos papeles a Ranma, en un principio yo no lo sabía, sólo veía que cada tres meses llegaba un sobre a su nombre al gimnasio, han pasado más de tres meses y no ha aparecido el dichoso sobre, uno tiene derecho a sospechar que…
-Eso es porque ahora sé donde los puede recibir personalmente.
-En la empresa –dijo él.
-Sí –asintió ella.
-¡Ves lo que digo! Debes haber hecho averiguaciones, tu hermana Nabiki te debe haber asesorado ¡Ya sabía yo que eras igualita a ella!
-¡Señor Saotome!, ¡le prohíbo que hable mal de mi familia en mi presencia! –exclamó Akane molesta por la acusación-. Por lo demás, no era yo, ni mis hermanas las que queríamos obligar a su hijo a como diera lugar a casarse conmigo, debo recordarle que fue usted junto a mi padre el principal gestor de todo eso. Usted trató a su hijo como mercancía y ahora que yo no le sirvo para nada, pretende desentenderse de todo lo que usted mismo provocó por ambición.
-¡Yo no soy ambicioso! –se escandalizó Genma, mirando ceñudamente a su joven interlocutora.
-¿No? –preguntó ella con sarcasmo-. Y cómo explica que primero haya querido casar a su hijo con la heredera de un Dojo, pero después de que tuvo la fortuna de que su hijo se convirtiera en heredero de una suma importante de dinero, el viejo Dojo pasó a segundo plano ¿no es así? Ahora se siente amenazado, porque sabe que su nuera, a quien nunca ha estimado, se ha reencontrado con su hijo, pero déjeme decirle algo señor Saotome, si piensa que yo estoy detrás de la fortuna de su hijo está muy equivocado. No fui yo quien se acercó a su hijo, fue una coincidencia que él se ha encargado de mantener. No fui yo quien le pidió volver a ser su amiga y ciertamente no fui yo quien quiso esperarle ayer para que me trajera a casa, ni siquiera sabía que él participaría en la exhibición, fue su hijo quien me exigió que le esperara.
-¿Te lo exigió? ¿Por qué?
-Eso debe preguntárselo a él. Ahora, si eso es todo lo que tenía que decirme, le pido muy amablemente que se retire, tengo cosas que hacer.
-Akane, yo no quiero que tú malinterpretes...
-Yo no malinterpreto nada señor Saotome. Me queda muy claro que usted piensa que soy una interesada, que soy un peligro latente para su hijo y que me quiere fuera de su vida. Lo único que le puedo asegurar es que nunca me ha interesado el dinero, de haber sido así, me hubiera casado con Kuno incluso antes de que ustedes llegaran a este Dojo. Lo que no puedo asegurarle es que su hijo se aleje de mi, si usted quiere alguna explicación al respecto, debe pedírsela a él y si quiere que se aleje de mi, debe exigírselo a él, yo no tengo ningún problema en dejar de verlo o en volver a firmar los dichosos papeles del divorcio, pero lamentablemente me encuentro en una situación en la que no puedo alejarme de él aunque yo lo quiera, si él no desiste de cierto acuerdo primero.
-¿Qué acuerdo?
-Pregúnteselo a él. Ahora, ¿podría dejarme sola?, no quisiera ser descortés, pero tengo algo que hacer.
-Hablaré con Ranma al respecto.
-Me parece lo más adecuado –dijo ella poniéndose de pie, el hombre que se encontraba enfrente le imitó, siguiéndola hasta la puerta.
-Por cierto, siento mucho la muerte de Soun.
-No tiene que fingir conmigo señor Saotome, sé perfectamente que la muerte de mi padre lo tiene muy sin cuidado. Adiós, que tenga un buen día.
-Hasta pronto Akane.
Ella sonrió de mala gana y cerró la puerta. Luego se dejó caer en el suelo, no pudo evitar las enormes ganas de llorar y dejó escapar todas sus emociones durante un buen tiempo allí, sentada en el suelo, mientras su preocupada mascota se postraba a sus pies, mirándola inquietamente.
Cómo podía ser que el mejor amigo de su padre hubiese ido a esa hora de la mañana a humillarla de aquella manera. Se levantó del piso y se dirigió a su habitación, las ganas de volver a acondicionar el Dojo se alejaron de su mente, lo único que quería hacer en esos momentos era acostarse e intentar olvidar esa visita. El día siguiente era día de trabajo y debía encontrarse con su jefe.
R & A
La mañana siguiente llegó aparentemente sin novedad, aunque el dueño de la Black Ryū Company se sentía inquieto. Había llamado a su asistente durante todo el día domingo, a su casa y a su teléfono móvil, sin obtener respuesta y durante ese día, cuando esperaba verla a primera hora de la mañana, ella se había excusado una y otra vez para no encontrarse con él. Eran las 16:00 hrs. cuando finalmente la vio entrar cabizbaja a su oficina.
-Estos son los informes que solicitaste, le pedí a Ryoichi que los imprimiera para que pudieras revisarlos cuanto antes.
-¿Qué te sucede? –preguntó con preocupación.
-Nada, ¿por qué? –dijo ella.
-No contestaste el teléfono en todo el día de ayer, hoy no te has aparecido por acá, te he llamado a tu oficina y Tomomi me contesta que estas ocupada. ¿Qué te pasa Akane?, tu comportamiento no es el de siempre.
-He tenido un mal día, es todo –dijo ella esquivando la inquisitiva mirada de su jefe.
-No, no es todo –contestó él-. No puedes engañarme.
-No debes preocuparte, ya se me pasará –él se levantó y se acercó a ella tomándola de los hombros.
-Mírame –ella trató de no hacerlo, sentía sus ojos acuosos y creía que si lo miraba a los ojos no podría contener las lágrimas-. Akane, necesito saber qué te está molestando. ¿Tiene que ver conmigo? –ella lo observó y no pudo aguantar más sus lágrimas.
-Cuando hicimos ese pacto de paz, me dijiste que querías volver a ser mi amigo –él asintió sin dejar de mirarla. Algo no andaba bien, ella se había mostrado tan dispuesta a aceptar esa condición, incluso el reciente sábado, él creía haber dado un paso importante para recobrar su confianza y aspirar a recuperar un poco de cariño, y ahora, ella cambiaba de la noche a la mañana su predisposición-. Lo he pensado y creo que no es conveniente que sigamos con esto.
-¿A que te refieres?
-Yo... Cumpliré con mi parte del contrato, no tengo alternativa, pero por favor, no me pidas que vuelva a ser tu amiga, no quiero tener nada que ver contigo fuera de esta empresa, en otras palabras, quiero que nuestra relación se mantenga sólo en el ámbito laboral. No debí haber dejado que el sábado me acompañaras, yo...
-¿Sucedió algo ayer Akane? ¿Alguien te dijo algo? –preguntó mientras la observaba dar unos pasos hacia atrás y luego darse la vuelta para no enfrentarle-. Creo que tuviste problemas con tu hermana o quizá con Mousse.
-No, ellos no tienen nada que ver. Es algo que debí decirte apenas acepté este trabajo.
-Pues yo no pienso alejarme de ti ¿entiendes?
-Pero Ranma...-sus palabras fueron interrumpidas cuando la puerta de la oficina se abrió de golpe dando paso a una afligida recepcionista que trataba de evitar el ingreso de otra persona. La pareja se dio vuelta para ver quién causaba tanto alboroto e interrumpía su conversación.
-Señor, no puede ingresar así...
-Yo puedo hacer lo que quiera, vengo a hablar con mi hijo señorita...-el hombre se interrumpió y ajustó sus anteojos, frunciendo el ceño. Sus labios se transformaron en una fina línea, la cual demostraba el esfuerzo que estaba haciendo por esconder su mal humor-. Hola hijo, quería hablar contigo. Akane, veo que corriste a...
-Señor Saotome –dijo Akane haciendo una reverencia-. Ranma, ¿hay algún problema para que me tome el resto de la tarde?
-No lo creo, aunque me gustaría seguir con nuestra conversación.
-No tengo nada más que informarte y sinceramente, me siento mal, quiero ir a descansar.
-Espero no haber interrumpido nada... entre ustedes –dijo Genma con sorna.
-No se preocupe señor Saotome –contestó Akane con resentimiento-, estaba a punto de retirarme. Nos vemos Ranma.
Su asistente caminó decidida hacia la puerta, saliendo rápidamente del lugar. Cuando padre e hijo se encontraron solos, Genma Saotome se dispuso a increpar a Ranma.
-¿Qué hacia ella aquí? ¿Vino a acusarme? Porque si es así, te aseguro que...
-¿A acusarte? ¿Por qué debería acusarte?
-¿Cómo? ¿No vino a decirte nada? Después de doce años, se aparece de la noche a la mañana en nuestras vidas, ¿con qué motivo? –trató de cambiar el tema su padre, al parecer la chica no había mencionado la visita que le hiciera a su casa el día anterior.
-Espera un momento, tú le dijiste algo a Akane ¿no es así?, algo que la hizo cambiar de actitud conmigo, es por eso que quiere... ¡Qué hiciste esta vez papá!
-Nada –se defendió su padre, conciente de que con su imprudencia había logrado activar las alarmas de su hijo y eso no era nada bueno.
-No me mientas, no tenías ningún motivo para venir a mi oficina esta tarde –dijo Ranma en tono amenazante, mientras observaba a su padre fijamente-. A menos que quisieras asegurarte de que Akane hiciera algo que tú le ordenaste.
-Me pareció extraño verla salir junto a ti el sábado, fui a verla ayer para pedirle que me explicara por qué había aparecido en nuestras vidas así, de repente, es todo –reconoció el hombre mayor. Los años de convivencia con su único hijo le habían enseñado que era mejor decir la verdad de inmediato para aplacar un poco la furia que podía explotar en su hijo si lo pillaba en un engaño.
-Papá, ¿por qué insistes en interferir en mis asuntos? El que me hayas visto el sábado con ella no te da el derecho para cuestionar nada. Es mi esposa y si yo quiero acercarme a ella es mi problema.
-Entonces tienes intenciones de...
-Hay algo que debes saber –le interrumpió-. Tú y mamá. No se los había comentado justamente para que tú no echaras a perder las cosas y para que mamá no se ilusionara demasiado.
-¿Qué hiciste? –preguntó alarmado.
-Akane esta trabajando conmigo, hace tres meses que es mi asistente.
-¡Qué está qué! Pero ¡¿cómo?! –se escandalizó su padre.
-Se presentó a una entrevista, Hanae encontró que era la mejor para reemplazarla y yo la contraté sin que ella supiera para quién iba a trabajar. Todo ha ido muy bien hasta que tú lo arruinaste ayer.
-No debes dejarte engañar Ranma, seguramente ella quiere sacar algún provecho de esta situación, por algo aún no se ha divorciado de ti.
-¡Soy yo el que no ha querido divorciarse de ella! –exclamó Ranma con la voz en grito, ya no podía contenerse ante los comentarios de su padre-. Yo no he firmado esos papeles y ahora menos que nunca quiero hacerlo. Y tú no interferirás esta vez papá. ¡No quiero saber que has estado cerca de ella! ¡No quiero que le hables, que la observes, que preguntes nada! ¡Ya no soy un niño papá, sé lo que quiero y tú no debes interponerte!
Te construí un gimnasio, luego una cadena de ellos, te puse a la cabeza de todo, vives como un verdadero rey, he aceptado todos y cada uno de tus caprichos, de tus tonterías, de tus estupideces. Entiende que ya no puedes controlar mi vida, yo no quiero que lo hagas y que te quede algo muy claro: lo que yo pretenda hacer de ahora en adelante con Akane, mi asistente y MI esposa, debe tenerte muy sin cuidado, porque si me entero que estuviste molestándola aunque sea para saber cómo está, ten la seguridad de que me perderás para siempre como hijo, como socio y como representante de los gimnasios Saotome.
-No puedes estar hablando en serio –se apresuró en contestar su padre.
-¿Lo pones en duda? No me costaría nada adoptar el apellido de mi esposa ¿verdad?, prohibirte la entrada y todo contacto conmigo. Tampoco me sería muy difícil olvidarme de tu existencia, eso es algo que aprendí muy bien de ti. Así es que tú decides papá, o me dejas en paz y no te metes en mis asuntos o te olvidas de mí para siempre.
-Ranma, yo sólo quiero tu bienestar –comenzó a decir Genma humildemente-. Jamás haría algo para causarte daño.
-¿Quieres que te recuerde todas las veces que has hecho lo contrario a lo que dices?
Ambos se observaron en silencio por unos segundos, luego Genma rompió ese incómodo silencio.
-Está bien, si ese es tu deseo.
-Sí, ese es mi deseo. Quiero que te mantengas fuera de esto papá, quiero que pase lo que pase con Akane, no trates de intervenir, ni a favor ni en contra, ¿te quedó claro?
-Sí –dijo con resignación.
-Bien, ¿cómo esta mamá? –preguntó su hijo cambiando rápidamente de tema.
-Se encuentra bien, te manda saludos. Quiere saber cuándo la visitaras.
-Pronto. ¿Es todo lo que tenías que decirme? –dijo con frialdad.
-Sí, me iré enseguida. Sólo... sólo cuídate ¿si?, piensa bien en lo que estas haciendo, después puedes arrepentirte y...
-Te aseguro que no me arrepentiré de nada y sé cuidarme papá, adiós –dijo sentándose y tomando los papeles que le había entregado su asistente.
-Adiós hijo, nos vemos.
Ranma le hizo un gesto de despedida con su mano, fingiendo estar concentrado en la lectura de los documentos y esperó a sentir que la puerta se cerraba, luego arrojó los documentos que tenía en sus manos y gruño de disgusto. ¿Cómo era posible que su padre pensara que podía seguir controlando sus acciones? Respiró un par de veces para calmarse y levantó el auricular de su teléfono privado, marcó un número que ya sabía de memoria y esperó, nada, su asistente no contestaba. Colgó y marcó otro número, tampoco tuvo suerte, estaba pensando si sería buena idea ir a su casa directamente cuando el teléfono interno sonó.
-Sí.
-Señor Saotome, hay una señorita que quiere verle –se escuchó la voz de la recepcionista del otro lado.
-No voy a recibir a nadie Yuki, voy saliendo –contestó él.
-Dice que es importante y también dice que es la hermana de la Señorita Tendo.
-Bien, hazla pasar Yuki.
-Sí señor.
-"Lo que faltaba –pensó Ranma-. Sabía que tarde o temprano, una de ellas vendría".
La puerta se abrió y la recepcionista hizo ingresar a una joven mujer de largos cabellos castaños quien lo observaba seriamente.
-Hola Kasumi, tiempo sin verte.
-Sí, doce años ¿no? –dijo ella en un tono gélido que él jamás había escuchado en la voz de la siempre dulce Kasumi Tendo.
-Doce años –asintió él-. Toma asiento por favor. ¿Quieres algo de beber?
-Estoy bien así, gracias –Kasumi se sentó en una de las sillas de cuero que se encontraban frente al escritorio, sosteniendo fuertemente su pequeño bolso sobre sus piernas.
-¿En qué te puedo ayudar Kasumi? –comenzó por preguntar él, sabía que esa conversación no sería nada fácil.
-No pretendas hacerte el desentendido conmigo Ranma, sabes perfectamente por qué estoy aquí.
-Te equivocas, no lo sé, aunque puedo imaginarlo.
-Estoy aquí por Akane. No me parece adecuado que estés jugando así con ella.
-¿Quién te dijo que estaba jugando con ella? –preguntó Ranma.
-¿Acaso no es eso lo que pretendes? –contestó ella con otra pregunta.
-Kasumi, me extraña que pienses de esa forma de mí.
-No eres una blanca paloma Ranma –afirmó ella-. Mi hermana sufrió mucho por tu culpa y no estoy dispuesta a verla en ese estado de nuevo.
-Yo también sufrí mucho Kasumi –reconoció él de la forma más sincera que pudo.
-¿Tú?, por favor, no me hagas reír –comentó ella con sarcasmo-. Tú fuiste el único beneficiado con todo lo que sucedió, recibiste tu herencia y te fuiste con la mujer que querías, dejando a mi hermana atrás. Eso es algo que jamás te perdonaré, arruinaste la vida de mi hermana. Si no la querías, ¿te costaba mucho decírselo? Te aseguro que ella lo hubiese entendido e incluso te hubiese ayudado a encontrar una solución. No fue justo para ella enterarse de la manera en que lo hizo.
-¿De qué estas hablando? –quiso saber él, ya estaba harto de que todo el mundo lo acusara y nadie le dijera cuál era el motivo real.
-No hagas el papel de ingenuo, no te sienta bien. Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, por algo no pusiste ningún obstáculo cuando ella maquinó ese plan de que Ukyo ocupara su lugar, porque sabías que teniéndola a tu lado y cobrando la herencia te sería más fácil cumplir con tus deseos, pero pudiste ser un poco más generoso y haber liberado a mi hermana de ese falso matrimonio. Ella te ha enviado los papeles religiosamente cada tres meses, ¿por qué no los firmas?, ¿acaso piensas tenerla atada a ti para siempre?
-Eso que dices...
-¡No he terminado! –le interrumpió Kasumi-. Ella sacó una carrera universitaria, es el orgullo de nosotras y también lo fue de nuestro padre, luego comenzó a ayudar en instituciones de beneficencia, a ocuparse de los desvalidos, pero ¿sabes por qué lo hizo?, porque era la única forma de mitigar su dolor, de saber que servía para algo, de concentrarse en otra cosa para no pensar en qué había hecho mal para que la rechazaran de esa manera tan cruel, era la única forma de comprobarse a sí misma que nadie sentiría lástima por ella nunca más. Pero su vida no ha estado completa, ella se siente obligada hacia ti, a respetar ese absurdo matrimonio que tú te obstinas en mantener, por eso nunca ha aceptado mantener una relación seria con nadie, es como si viviera en una burbuja, ¡Tú hiciste que mi hermana viviera aislada del mundo! Y ahora vienes y la obligas a permanecer a tu lado, ¿para qué?, ¿cuál es tu verdadera intención?, ¿torturarla?, ¿hacerle saber lo mucho que la desprecias?, ¿restregarle en su cara que ella nunca podrá ser lo suficientemente buena para estar a la altura del gran Ranma Saotome?
Ranma estaba sorprendido al recibir las acusaciones de Kasumi, las palabras que le dedicaba la mujer estaban llenas de resentimiento, rencor y rabia contenida.
-Mi intención nunca ha sido esa Kasumi, yo quiero volver a ser su amigo y después...
-¡Y después qué! ¿Traicionarla?, ¿humillarla nuevamente?, eso no te lo permitiremos Ranma, ni yo ni Nabiki. Si haces algo así, yo misma me encargaré de hacer que pagues por ello. ¡No quiero volver a ver a mi hermana destrozada, no quiero que tenga que volver a internarse en un lugar como... no soportaría verla de nuevo ahí! –dijo Kasumi con desesperación.
-¿Internada? –preguntó él incrédulo y preocupado.
-Ella estuvo tan mal, tan deprimida, que Nabiki la convenció para que se internara en una clínica, temíamos por su vida y el causante de todo fuiste tú –reconoció la chica sin dejar de mirarlo de forma acusatoria-. Tus palabras, tus insultos, tus malos tratos, pero por sobre todo, tu desprecio terminaron por acabar con la poca autoestima que a ella le quedaba. Ella parece una mujer fuerte, pero su corazón es tan delicado y frágil como una figura de cristal, si le haces daño, lo rompes y aunque ha sido reparado estoy segura que al menor dolor que sienta volverá a romperse.
-Eso... no lo sabía –dijo él en un susurro.
-¡Claro que no lo sabías! –exclamó Kasumi-. Dedicándote a tus reuniones sociales, a divertirte y a tus negocios, ¿cómo podías preocuparte por la insignificante chica de Nerima, a quien condenaste a ser tu esposa?
Silencio. Kasumi Tendo, sin saber nada de artes marciales, había derrotado al invencible artista marcial que tenía en frente sólo diciéndole la verdad acerca de lo mucho que él había hecho sufrir a la persona más importante en su vida. El golpe por él recibido era mucho más fuerte y doloroso que cualquier golpe físico que hubieran podido darle en toda su vida. De pronto se sentía el ser más miserable de la tierra.
-Ranma –volvió a hablar Kasumi, ahora un poco más calmada-. Tienes dinero y poder, ¿por qué insistes en arruinar su vida?, no creo que sea un problema para ti poner fin a ese ridículo contrato. Estoy segura de que si lo haces, ella no aceptará el dinero de la indemnización y luego puedes firmar los documentos, la puedes dejar libre para que ella pueda rehacer su vida, como siempre debió ser. Por favor Ranma.
-Kasumi –contestó él muy suavemente-. Te aseguro que nunca le haré daño, pero no voy a hacer nada de lo que me pides, por lo menos hasta que pase ese año del que habla el contrato. Después de eso y sólo si ella así lo quiere, firmaré todo lo que sea necesario, te lo juro Kasumi.
-¿Por qué? –dijo ella-. ¿Por qué ese empeño Ranma? ¿Qué consigues con todo esto?
-Porque si hay algo que no he conseguido hacer en todos estos años es ser feliz y hace tres meses, los mismos tres meses que tu hermana lleva trabajando conmigo, me he dado cuenta de que es ella lo que le faltaba a mi vida –reconoció finalmente-. Y el sábado recién pasado, lo ratifiqué cuando tuve la oportunidad de salir con ella, con tu hija y el hijo de Mousse.
-Mientras tú juegas a la familia feliz, ella puede estar haciéndose falsas ilusiones que...
-No Kasumi –le interrumpió él esta vez-. Te aseguro que no se está haciendo falsas ilusiones. Si es que tengo la suerte de que ella piense en mí de una forma que no sea profesionalmente, te aseguro que no estará haciéndose falsas ilusiones. Yo no sé a lo que te refieres con eso de que me fui con la mujer que quería, porque la única mujer a quien he querido me alejó de su lado pidiéndome que nunca más la buscase y entregándome un simple sobre con los papeles del contrato que me unía a ella para siempre. Y ese vínculo no lo voy a destruir tan fá ahora que tengo la posibilidad de demostrarle a ella, a ti y todos los que se quieran enterar de cuán equivocados estaban respecto a mis sentimientos.
-No sabes cuánto me gustaría creerte Ranma –contestó Kasumi con decepción-. Lamentablemente ya no cuentas con mi confianza. Ahora me doy cuenta que no consigo nada al tratar de convencerte.
-Tienes razón, no conseguirás nada –afirmó él con convicción-. Esta vez no pienso alejarme de ella Kasumi.
-Sólo te pido que no le hagas daño, porque tú no sabes de lo que soy capaz de hacer para defenderla.
-Lo sé.
-Bien. Que tengas un buen día.
-Tú también. Espero que algún día esa opinión que te forjaste de mi cambie.
-Dependerá solamente de ti –dijo poniéndose de pie, con una mirada indescifrable en el rostro, para luego dirigirse a la puerta de salida.
-Hasta pronto Kasumi.
Ella no contestó, se limitó a salir rápidamente de esa elegante oficina.
Al interior, Ranma se dio vuelta en el sillón para observar la ciudad. Las dos visitas que había recibido esa tarde no le habían producido sentimientos agradables, pero le habían servido para tomar una resolución que ya había pensado. Ahora estaba decidido a hacer hasta lo imposible por recuperar el cariño de Akane, porque la conversación con Kasumi le había confirmado que sus sospechas de adolescente de que la chica sentía algo por él eran acertadas, de que seguramente ella había mentido en su carta, entonces, él estaba decidido a recuperar a su mujer, porque para él siempre había sido, era y sería su mujer. Ahora sólo faltaba saber por qué ella se había comportado de esa forma años atrás, por qué lo había alejado de su lado hacía doce años.
Giró el cómodo sillón, tomó el auricular y marcó un anexo.
-¿Señor?
-Yuki, comunícame con la agencia de viajes.
-Enseguida, señor.
Luego de unos minutos, Ranma se encontraba hablando con la secretaria de una conocida agencia de viajes.
-Sí, tenía un vuelo reservado con destino a Kumamoto para dentro de una semana, quiero adelantarlo... para mañana de ser posible... perfecto, pero quisiera hacer un cambio... sí, la reserva era para una persona, quiero cambiarla, alguien viajará conmigo... excelente, gracias... que tenga un buen día usted también.
Ranma colgó el auricular y se puso de pie, luego tomó su chaqueta y se dispuso a salir de la oficina, tenía varias cosas que arreglar con su asistente, por lo que su primer pensamiento fue ir a verla a su casa. Sabía que era muy probable que pusiera algunos problemas, pero él estaba dispuesto a secuestrarla de ser necesario. Si en el pasado otros lo habían hecho, ¿por qué él no?
R & A
Al llegar a las puertas del Dojo Tendo, se dio cuenta de que éstas se encontraban cerradas herméticamente, llamó por teléfono para ver si había alguien al interior, pero no obtuvo respuesta. Miró a ambos lados de la calle, no se divisaba a nadie, luego observó con detenimiento la muralla que rodeaba la casa.
-"¡Qué demonios!, lo hice un millón de veces, por qué no podría hacerlo de nuevo" –pensó mientras observaba atentamente el muro, luego se sacó la chaqueta de su traje, la guardó dentro del automóvil, cerró la puerta, se guardó las llaves y en menos de cinco segundos se encontraba en el interior del jardín de la casa.
Miró a su alrededor, caminó hacia la puerta principal, trató de abrir, pero se encontraba cerrada.
-"Espero que no se enoje por el atrevimiento" –se dijo mientras daba la vuelta y se dirigía a la puerta que daba al jardín. El patio trasero lo recibió en gloria y majestad, estaba todo igual, el estanque Koi, los mismos árboles, el pasillo que conectaba la casa al Dojo, sólo pudo observar un árbol de cerezo nuevo, de pocos años de edad, la floración estaba a punto de producirse y el espectáculo era bello. Se acercó con cautela a la veranda y comprobó que la puerta corredera se encontraba entreabierta. La pequeña abertura permitía la salida de un animal mediano.
–"Seguramente la deja así para que Ryo pueda salir al jardín".
Abrió una de las puertas correderas y se sintió como un intruso, pero sabía que si quería hablar con ella, debía abrirse paso.
Ingresó al interior de la casa, el inquieto Shiba Inu se acercó a él moviendo su cola alegremente, signo de que no le era desconocido y que sentía simpatía por él. Se agachó para saludar al perro y luego caminó hacia la sala buscándola. Se quedó estático en el umbral de la puerta cuando la vio recostada en el sillón principal, dormida, tapada hasta la cintura con una manta, uno de sus brazos por sobre su cabeza y el otro descansando al costado de su cuerpo. Era una maravillosa visión que había anhelado tanto volver a contemplar. Su corazón aumento los latidos, él era perfectamente conciente de que estaba invadiendo la privacidad de ella, pero no quiso anunciarse, se permitiría disfrutar de ese maravilloso espectáculo mientras pudiera hacerlo, de esa visión casi etérea.
Ella estaba hermosa y el sólo contemplarla era para él un premio suficiente, pero la visión fue interrumpida cuando su nuevo amigo comenzó a ladrar llamando la atención de su dueña. Ella se incorporó bruscamente en el sillón, tratando de enfocar su vista; lo primero que vio fue a su jefe apoyado en el umbral de la puerta quien la observaba fijamente; se sobresaltó al descubrir al intruso.
-¡Qué haces aquí! –dijo con voz casi en grito.
-Vine a ver cómo te sentías y a darte una información.
-No debiste entrar así –le regañó.
-¿Así cómo? –preguntó él con diversión en la voz.
-Sin permiso, como un delincuente –dijo ella.
-Bueno, si no contestas a mis llamadas y nadie sale a abrirme la puerta, es lógico que me preocupe por saber qué pasa. Me dijiste que venias a casa porque te sentías mal. ¿Cómo estás?
-Mejor –dijo poniéndose de pie y arreglando su cabello-. ¿Sucedió algo?
-No.
-Entonces, ¿por qué estas aquí?
-Quería verte, saber cómo estás, y saber qué fue exactamente lo qué te dijo mi papá.
-No sé a qué te refieres –contestó, pasando por su lado para dirigirse a la cocina
Él la quedó mirando, llevaba puesto un pijama de franela rosado, el pantalón salpicado de pequeñas patas de animalitos y la parte de arriba con la frase "Friends forever" bajo la imagen de un simpático perro y un lindo gato en actitud amigable, sus pantuflas con la cara de un conejo y el pelo alborotado.
Sonrió al verla y volteó para seguirla, su aspecto era tan infantil que le provocaba ternura el observarla. Ella se acercó al lavaplatos, tomó un vaso y vertió un poco de agua en él para luego beber con ahínco del vital elemento.
-Sabes perfectamente a lo que me refiero –dijo él-. Mi padre estuvo aquí ayer, te dijo algo que te puso mal y esta tarde, después de evitarme durante todo el día, me dices que no quieres intentar acercarte a mí, que sólo quieres mantener una buena relación laboral, cuando durante todo este tiempo me has demostrado lo contrario. ¿Qué te dijo mi papá para que cambiaras de un día para otro tu opinión?
-Prefiero no hablar de eso Ranma –contestó con tono cansino-. Pero en realidad, sea lo que sea que me haya dicho, tiene razón en un punto, no deberíamos vernos fuera de la oficina, yo...
-¡Ah no! –interrumpió él-. Dijiste que estabas dispuesta a recuperar nuestra amistad, yo también lo quiero así y para eso es fundamental el vernos fuera del trabajo.
-Pero...
-No hay peros. Ahora, irás a tu habitación, prepararás tu equipaje y te dormirás temprano.
-¿Por qué? –inquirió ella.
-Porque mañana te pasaré a buscar muy temprano. Necesito que me acompañes a Kumamoto.
-¿A Kumamoto? ¿Para qué?
-Te lo diré cuando lleguemos allá.
-Pero ¿Y la oficina? ¿El trabajo?, no puedo dejar todo de lado, tengo una reunión con los de la campaña...
-Todo eso se suspenderá, además, son sólo dos días.
-Pero, ¿qué voy a hacer yo en Kumamoto?
-Ya te dije que la respuesta la tendrás cuando lleguemos. Bien, ahora me voy, te pasaré a buscar mañana a las 7:00 hrs.
-¿Y qué hago con Ryo?
-Nos lo llevamos a Kumamoto. Te veo mañana –dijo dándose media vuelta para salir de la cocina. Su asistente dejó el vaso que aún sostenía en el lavaplatos y corrió tras él. Ranma ya se encontraba cerca de la puerta.
-No puedes disponer así de mi tiempo –reclamó ella.
-Sí puedo –dijo sonriendo antes de darse media vuelta para mirarla, se encontró con la infantil imagen de ella. Lo miraba fijamente, manos en la cintura y el ceño fruncido. Él soltó una leve risita y ella se acercó de forma amenazante.
-¡Quién te crees que eres Ranma!
-Soy tu jefe y espero conseguir ser tu amigo –le contestó de forma burlona-. Que descanses Akane –continuó comenzando a abrir la puerta, cuando estaba a punto de salir, la miró por sobre su hombro-. ¿Sabes?, te ves linda con la ropa que llevas puesta, pero no creo que quieras que tus vecinos te vean vistiéndola, así es que saltaré el muro. No hay ningún problema ¿no? –ella pareció darse cuenta recién de la ropa que llevaba puesta y se sonrojó al notarlo, con lo que sólo consiguió que otra risa escapara de los labios de su jefe-. Recuerda, a las 7:00 de la mañana. Que descanses.
-También tú –dijo finalmente, sabiendo perfectamente que ya no podría hacer nada para que él cambiase de opinión. La puerta se cerró y ella corrió hacia una ventana cercana, sólo para ser testigo de cómo el atlético cuerpo de su jefe se elevaba del suelo y aterrizaba ágilmente sobre el muro que separaba su casa de la calle y al segundo siguiente desaparecía tras él. Akane suspiró al escuchar el suave ronroneo del motor de un automóvil, para luego alejarse por las angostas calles de Nerima.
-Bueno –le dijo a Ryo, quien se encontraba a su lado-, será mejor que nos preparemos para ese viaje ¿no? Ven Ryo, sígueme.
La chica subió rápidamente a su habitación seguida de un entusiasta perro que ladraba a su lado. Sólo esperaba que el imprevisto viaje a Kumamoto no le trajera más problemas a su vida.
Notas finales:
1.- Bueno… confieso que este capítulo no tenía presupuestado ver la luz durante este fin de semana, pero gracias a que en mi queridísimo país tuvimos un día festivo entre semana, tuve más tiempo libre y pude terminar un capítulo de dos de mis escritos en tiempo record para compartirlos con quienes tan amablemente me acompañan en el desarrollo de ellos.
Y bien… visitas non gratas que sin embargo serán fundamentales para que los protagonistas comiencen a comprender algunas cosas (comentario aparte, sólo una persona acertó con la identidad del "visitante misterioso" y me lo hizo saber con su comentario. ¡Felicitaciones Nia06!, estás muy bien para detective jajaja).
2.- ¿Qué sucederá en Kumamoto?... sólo les adelantaré que introduciré a dos nuevos personajes. Uno de ellos ayudará un poco y casi sin querer a nuestra insegura y temerosa protagonista.
3.- Como siempre, ¡muchísimas gracias a quienes siguen este relato! Sobre todo a quienes dejaron sus reviews por el capítulo anterior: A blandy (No tuviste que esperar tanto ¿o sí? Muchas gracias por leer y por apoyarme con el proyecto), Barbs21, car (Gracias por tu apoyo, de verdad. Y ya sabemos quién llegó… Nos encontramos pronto), Nia06, Sauma Sakura, soraDark666, vanessamcgregor (Muchísimas gracias por tus palabras. Lo del beso… mmmh, quién sabe… jeje. Gracias por leer mis locas ideas), neo ranma, Killina88, milk goku, orochi (Qué bueno recibir tu comentario, gracias. La idea del capítulo anterior era hacerles comprender a este par de testarudos que sería lindo formar una familia… pero de ahí a que lo pongan en práctica, pues… Gracias por comentar), hitoki-chan, Ariadne Sofia, Piort Masgard, Sele-Thebest, Yram (Gracias por el apoyo. Confieso que disfruté mucho escribiendo la escena con los niños, qué bueno que te gustó. Nos encontramos pronto y muchas gracias) y akemyanngel.. ¡Gracias, muchísimas gracias de todo corazón por cada una de sus palabras!
Bueno, es todo por ahora, será hasta un próximo capítulo. Buena suerte!
Madame De La Fère – Du Vallon.
