- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
He tenido suficiente… (Closer)
* * *
Capítulo XII
"Dream a little dream"
Se observó en el espejo de la habitación; no era el aspecto que le hubiese gustado lucir, pero no estaba del todo mal. Miró la hora en su reloj y sonrió, era tiempo.
Tenía la impresión de que esa noche sería especial, más que la impresión era casi la seguridad de que las cosas por fin tomarían un buen rumbo.
Con convicción se acercó a la puerta, la abrió y salió de su habitación, caminó con seguridad los escasos metros que lo separaban de la siguiente habitación y golpeó; no tuvo que esperar demasiado para que su asistente abriera la puerta de su habitación y le sonriera.
Él se quedó maravillado con la visión que obtenía de ella. Enfundada en un sobrio y elegante vestido negro drapeado en la espalda, decorado sólo por dos delicados tirantes que lo fijaban al cuello y los cuales provocaban tenues destellos gracias a las pequeñas piedrecillas brillantes que los decoraban dando la impresión de ser diminutas estrellas. El vestido dejaba al descubierto tanto su cuello, sus hombros y espalda, ajustado a su figura como si hubiese formado parte de su cuerpo, largo hasta dejar ver solamente la punta de sus pies, desde su cintura caía amplia y libremente, haciendo que al caminar un discreto balanceo de la tela lo asemejara a las olas del mar en calma. No era demasiado provocativo a excepción del profundo escote que dejaba ver la nívea piel de su espalda perfecta. Todo complementado con una elegante y fina gargantilla de plata que servía de soporte para una solitaria perla en forma de lágrima, adornando el blanco cuello de su esposa, pendientes a juego, una pulsera del mismo material finamente labrada, un reloj en armonía con el conjunto, zapatos de tacón casi imperceptibles debido al largo del vestido, todo acompañado con un coqueto bolsito de mano negro con broche plateado, un maquillaje suave, un delicado tapado de gasa negra y un típico peine chino con pequeñas flores en negro y plateado como único adorno para su característico cabello corto, completaban un cuadro perfecto de Akane Tendo.
Su jefe no sabía si se encontraba soñando o la mujer que tenía en frente era la misma que lo había encandilado desde que la conociera años atrás, cuando apenas eran unos chiquillos de dieciséis años.
Simplemente estaba sublime, no había otra palabra para describirla. Él no sabía cómo lo había hecho, pero había potenciado su belleza al máximo. Sólo dos veces él había quedado en ese estado de aturdimiento al verla; la vez que la observara luciendo el espumoso vestido blanco del desastroso intento de boda y por supuesto, el día en que se habían conocido, cuándo él salía de tomar un baño y ella ingresaba al mismo lugar. Sacudió fuertemente su cabeza y tironeó del cuello de su camisa en un intento desesperado por alejar ese recuerdo en particular de su traicionera mente.
-¿Y bien? –preguntó ella inocentemente.
-Estas...-su voz se escuchó temblorosa, por lo que aclaró su garganta para continuar- Te… te ves preciosa –logró articular torpemente.
-Gracias, tú no te ves nada mal –dijo sonriendo alegremente-. ¿Nos vamos?
-Cla... claro –tartamudeo él y se reprendió internamente por demostrar su nerviosismo.
-Bien. Ranma, ¿te molestaría llevarme del brazo? –preguntó sonrojada. Él la observó sorprendido, y lentamente se fue formando una sonrisa en su rostro-, es que, no estoy muy acostumbrada a caminar con tacones tan altos y...
-Será un placer –le interrumpió acercándole el brazo, ella lo rodeó y ambos se miraron con complicidad, avanzando por el pasillo hacia el elevador.
-Dime, ¿traías toda esa ropa contigo? –preguntó con autentica curiosidad.
-No –rió ella-. Fue idea de Nabiki, dijo que sería algo así como mi regalo de cumpleaños adelantado.
-Entonces, debo agradecerle por hacer que mi esposa se vea preciosa esta noche.
Él esperó que la reacción de ella fuese la de siempre, pero para su sorpresa, en vez de sentirse incómoda y demostrárselo, Akane se limitó a sonreír nuevamente antes de contestar.
-Pues mi esposo no se ve nada mal.
Ranma la observaba desconcertado, jamás hubiese esperado que ella le siguiera el juego. Hasta ese momento, el solo mencionar algo referente a su matrimonio o su pasado en común había bastado para que ella saliera huyendo espantada y ahora...
Por lo demás, era la primera vez que ella se dirigía a él utilizando aquella palabra, su esposo, ¿sería acaso que realmente ella le estaba dando una oportunidad? La apertura de la puerta del elevador interrumpió sus pensamientos.
-¿Vamos?
-Sí... Vamos –respondió él titubeando.
R & A
El restaurante al que llegaron superaba todas las expectativas de Akane, elegante y distinguido, estaba tan exquisitamente decorado, que le recordó de inmediato las antiguas películas musicales norteamericanas.
Al ingresar, pudo observar a cabalidad el maravilloso lugar, el sofisticado estilo occidental se apreciaba en todo el recinto. Ranma dio su nombre en la recepción e inmediatamente, el Maitre les indicó el sitio reservado para ellos.
Era una mesa para dos personas, mantelería muy fina en tonos pasteles y un arreglo floral sofisticado en el centro. La mesa se encontraba junto a un gran ventanal con vista a un hermoso jardín interior, con una fuente de agua en el centro.
-Espero que te guste el lugar –dijo Ranma ayudando a su esposa a tomar asiento.
-Es precioso.
Luego de sentarse, se les acercó un joven que se presentó amablemente, diciéndoles que sería la persona encargada de atenderlos, para luego dejarles ver el menú.
Akane dio gracias a los dioses porque la descripción de los platillos se encontrara escrita en inglés, de lo contrario, no hubiese entendido ni la mitad de lo estaba escrito en el fino papel que contenía la sobria carpeta de cuero.
-¡Diablos!, tengo suerte de que tengan una explicación en inglés –comentó Ranma mirando la carta con confusión.
Akane rió ante el comentario.
-A mí me pasó lo mismo –dijo finalmente.
-Pero al menos tú entiendes algo ¿me equivoco?
-Algo. Palabras sueltas –contestó ella, mientras leía.
-¿Qué sabes decir en francés? –quiso saber él.
-Lo básico, pero jamás podría entender todos estos nombres.
-Creí que sería una buena idea traerte aquí –dijo Ranma algo decepcionado.
-Y lo fue –contestó Akane levantando la mirada-. El lugar es precioso, la música suave no esta nada mal. Es diferente a todo lo que he conocido y estoy segura que la comida será de todo mi gusto.
-Siempre sabes ver el lado positivo de todo ¿no? –sonrió él.
-Estoy acostumbrada, si no lo hiciera, mi vida hubiera sido un infierno.
Ambos se dedicaron por algunos minutos a observar la carta, hasta que el mismo joven, se acercó para atenderles.
-Le bastión Sant-Gervaise les da la más cordial bienvenida –dijo el joven dejando una pequeña bandeja con bocadillos y acercándoles a cada uno una copita con un líquido dentro. Posteriormente, les preguntó amablemente si estaban en condiciones de ordenar, la pareja asintió y haciendo un esfuerzo para pronunciar correctamente el nombre de los platillos, pidieron lo que deseaban degustar.
-Eso fue lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida –comentó Ranma.
-Sí, pero lo hiciste muy bien –contestó ella riendo.
-Oh, ríe todo lo que quieras, ya tendré yo alguna oportunidad de burlarme de ti.
-Vamos, no es para tanto.
-¿No te parece mejor si brindamos? –dijo tomando la pequeña copa.
-No sé si debería... no acostumbro a beber alcohol.
-Por una copa no te pasará nada, además estás conmigo ¿no?
-Bien –dijo no muy convencida-, ¿por qué quieres brindar?
-Sería bueno empezar por celebrar el éxito de nuestras negociaciones, porque pronto tendremos una sucursal en este país, pero por sobre todo, porque estamos aquí juntos –Ranma levantó su copa indicándole a ella que hiciera lo mismo, Akane imitó el gesto de su jefe, con un leve tono carmín decorando sus mejillas-. Por ti y por mi Akane.
La chica no contestó, se limitó a chocar su copa con la de él y sonreír mientras la llevaba a sus labios.
La suave música que se escuchaba de fondo era envolvente, tal vez por ese motivo, Akane sentía que se encontraba dentro de un sueño. Allí estaba ella, sentada en un elegante restaurante, frente al único hombre que había amado en su vida y esperando tener el valor de confesarle todo lo que sentía durante el transcurso de aquella noche.
-¿Cómo te fue con Nabiki?
-Bien –contestó ella un poco sobresaltada al verse despojada abruptamente de su ensoñación.
-¿No estaba enojada? –quiso saber Ranma.
-¿Por qué iba a estarlo? –contestó ella con otra pregunta.
-Porque viniste conmigo.
-No, ella ha cambiado mucho desde que está casada.
-Pero no creo que no te haya hecho algún comentario –insistió él.
-Me dijo algunas cosas –dijo sonrojada y un tanto nerviosa, aunque no pudo evitar la insipiente sonrisa que se comenzó a formar en sus labios. Inconscientemente se llevó una de sus manos a la boca y comenzó a jugar con su labio inferior.
-Hablaron sobre mí y no me quieres decir que fue lo que ella te dijo, ¿no es así?
-No –respondió ella. Él indicó la mano que permanecía cerca de los labios de ella y sonrió satisfecho. Ella alejó inmediatamente su mano y miró hacia un costado, regañándose internamente por no controlar esos pequeños detalles-. De acuerdo, hablamos de ti. Pero nada malo, lo prometo.
-¿Y qué dice Nabiki sobre mí?
-Nada. Piensa que debemos dejar el pasado atrás y darle una oportunidad a nuestra... a nuestra amistad. Dice que si durante estos seis meses nos hemos acercado, esa es una buena señal para saber... para demostrar nuestros... sentimientos...-dijo en un susurro, él asintió y volvió a sonreír. Iba a contestar, pero el joven camarero llegó con una gran bandeja y luego de retirar los restos casi intactos del aperitivo, comenzó a servir los platos con gran maestría.
Cuando el joven se retiró, ambos se observaron confusos, habían dejado una conversación inconclusa pero no sabían como reanudarla, por lo que Akane cambió rápidamente de tema.
-¿Qué hiciste tú? –preguntó.
-¿Cuándo?
-Hoy, mientras yo estuve con mi hermana y su familia.
-Nada en especial. Me quedé en mi habitación.
-¿Todo el día? –inquirió ella poco convencida de que algo así fuera posible.
-Sí. Te dije que quería descansar y a eso me dediqué, holgazaneé todo el día.
-Vaya.
-Y tú, ¿qué hiciste?
-Estuve en casa de Nabiki, luego recogimos a los niños en el colegio y me llevaron a Victoria Peak, es una vista maravillosa. Allí permanecimos hasta medio día, luego nos encontramos con Akio y fuimos a almorzar. Por la tarde, Nabiki me obligó a recorrer muchas tiendas en busca de mi regalo anticipado.
-Tuviste un día muy ocupado.
-Sí, pero me encantó compartir con ellos. Es algo que debo agradecerte, si no te hubiese acompañado, tendría que haber esperado hasta fin de año para ver a mi hermana y a sus hijos.
-Akane, estamos aquí por negocios, no tienes nada que agradecer.
-Sabes perfectamente que no era necesaria mi presencia aquí, pudiste haber venido solo.
-Jamás hubiera perdido la oportunidad de viajar contigo, tampoco habría soportado una semana sin tener a mi asistente a mi lado.
Ella se sonrojó profundamente y probó un bocado, tratando de evadir una respuesta a ese comentario. La velada siguió normalmente, con una conversación agradable y trivial que fue del gusto de ambos.
Se encontraban terminando el segundo plato cuando notaron que una bella voz femenina comenzaba a cantar tanto en inglés como en francés, baladas suaves y románticas de diferentes intérpretes bastante conocidos mundialmente. Algunas personas se animaron con el cambio de melodía y salieron a la pista de baile al centro del restaurante, a bailar esos temas que contagiaban a cualquiera por su belleza.
-A pesar de los nombres casi impronunciables, esto está exquisito –comentó Akane. Él asintió.
-Tienes razón, y el vino también es excelente –dijo vertiendo un poco más en la copa de su acompañante.
-Ranma, no estoy acostumbrada a beber.
-Estás conmigo, no te sucederá nada Akane.
-Ese es el problema –dijo casi en un susurro, para luego beber un sorbito de su copa.
-¿Qué dijiste?
-Nada importante –negó ella con la cabeza-. ¿Cuántas veces habías estado en Hong-Kong?
-Unas cuantas, aunque hace años que no venía.
-¿Por negocios?
-Sólo en una oportunidad, y... dos o tres veces por torneos y exhibiciones.
-De modo que conoces bien la Isla -comentó.
-No, uno nunca tiene mucho tiempo de conocer si no viene en plan de turista.
-Supongo que tienes razón –dijo dejando su cubierto sobre el plato en clara señal de que no seguiría comiendo.
Ranma en tanto, no podía dejar de observarla, sabía que no se había mostrado muy comunicativo, pero el observarla había pasado a ser su deleite.
-La música es muy agradable –comentó ella mirando hacia el costado en donde se ubicaba un señor que tocaba al piano excelentes melodías y una joven mujer que deleitaba con su suave y armoniosa voz, cantando las canciones que interpretaba el maestro al piano-. Ella canta precioso.
-Tú eres preciosa –dijo él, al parecer sin darse cuenta de que lo hacia.
Ella dio vuelta su rostro para mirarlo con los ojos muy abiertos, él no esquivó su mirada, sus ojos brillaban tan intensamente que hacían que el azul de su mirada se viese más profundo. Ella no supo por qué, pero comenzó a temblar levemente al darse cuenta de la forma en que él la observaba.
-¿Te gustaría bailar conmigo antes de que traigan los postres? –preguntó de pronto.
Ella se sentía nerviosa y sonrió avergonzada, a la vez que bajaba la mirada.
-No se bailar Ranma, además...
-Yo tampoco se bailar –le interrumpió-, y sin embargo, creo que es bastante simple –completó, indicando la pista de baile en donde unas cuantas parejas se movían al suave ritmo de la hermosa melodía.
-Vamos –dijo poniéndose de pie y extendiéndole su mano.
-Es... está bien –tartamudeó ella por respuesta, dejando que él tomara su mano y la guiara hacia la pista de baile.
Una vez al centro de la pista de baile, a ambos no pareció importarles nada más, sólo eran ellos dos moviéndose suavemente al compás de la música. Él inspiró profundamente el delicado perfume que emanaba de los cortos cabellos de su esposa cerrando los ojos, sintiendo que su corazón no sería capaz de contener todas las emociones que estaba viviendo, el tenerla así, abrazada tan estrechamente era tan maravilloso que deseaba, ese momento no terminara jamás.
Ella se encontraba en un estado muy similar, puesto que habían sido años soñando con una situación parecida, soñando con algo así, y esa noche parecía estar saliendo todo tan perfecto, que incluso superaba sus fantasías.
Las suaves notas cambiaron a otra melodía y Ranma suspiró profundamente.
-Siempre me gustó tu aroma Akane, es una de las cosas que más recordaba y anhelaba volver a sentir.
Ella no contestó, sólo pudo sonreír para sí misma con ese comentario, mientras escuchaba atentamente la canción que la pareja de músicos interpretaba en ese instante.
Stars shining bright above you, night breezes
seem to whisper, "I love you".
Birds singing in the sycamore tree,
"Dream a little dream of me".
-Me gusta esta melodía –dijo acariciando sutilmente el pecho de su esposo.
-A mí también –contestó él, acercando un poco más su rostro al de ella para repetir muy suavemente la letra que en esos momentos, cantaba la chica del restaurante-. Say "nighty-night" and kiss me. Just hold me tight and tell me you´ll miss me. While I´m alone and blue as can be, dream a little dream of me.
Akane sonrío nuevamente, sin abrir ni por un momento sus ojos, sintiendo cómo su esposo la abrazaba más estrechamente, cómo él recorría con una de sus manos su cabello, luego la parte alta de su espalda para posteriormente detenerse en su hombro. Las notas suaves emitidas por el piano y la voz aterciopelada de la cantante, conspirando para que ese momento fuese mágico para ambos.
Stars fading, but I linger on, dear.
Still craving your kiss,
I´m longing to linger till dawn, dear.
Just saying this:
Sweet dreams till sunbeams find you.
Sweet dreams that leave all worries behind you.
But in your dreams whatever they be,
dream a little dream of me.
-Ese es mi único anhelo esta noche Akane –comentó él.
Ella entendió perfectamente a lo que se refería su esposo, y ciertamente, ella también anhelaba un beso, su primer beso verdadero.
Por primera vez desde que se habían reencontrado estaba tan segura de que lo quería a su lado, la conversación con su hermana esa misma mañana había logrado por fin ayudarla a derribar los últimos vestigios de la invisible barrera que había construido para mantenerse alejada de aquel hombre. Esa noche no había espacio para el miedo, su corazón sólo tenía espacio para el amor que él podía ofrecerle y el que ella podía retribuirle a manos llenas.
La canción seguía causando el maravilloso efecto de aislarlos del mundo exterior y él siguió repitiendo unas cuantas frases más.
Stars fading, but I linger on, dear.
Still craving your kiss,
I´m longing to linger till dawn, dear.
Just saying this:
Sweet dreams till sunbeams find you.
Sweet dreams that leave all worries behind you.
But in your dreams whatever they be,
dream a little dream of me.
Ella levantó su rostro y él pudo observar un mar de emociones en sus bellos ojos color chocolate.
-¿Permitirás que yo cumpla mi mayor sueño Akane?, ¿me darás una oportunidad algún día?
Akane lo observaba embelesada, respiró profundamente para luego contestarle con voz suave y calmada.
-¿Qué crees que es exactamente lo que estoy haciendo ahora Ranma?
Él la observó dubitativo por unos segundos, luego sonrió al comprender lo que significaba esa frase, ella le devolvió la sonrisa tímidamente y con un bonito color rosa tiñendo sus mejillas. La música casi terminaba y el mágico momento estaba a punto de culminar con un largamente esperado beso, beso que Ranma se apresuró en concretar, acercándose delicadamente al rostro expectante de su esposa.
Ella cerró los ojos al momento de sentir la respiración de su esposo tan cerca de sus labios y entonces, creyó desvanecerse cuando los labios de él hicieron contacto con los suyos, primero en una suave caricia, luego, demandando su colaboración, y ella no se iba a negar, no ahora que sabía cuán maravilloso era el que su verdadero amor le demostrara con esa simple unión, cuánto la deseaba.
Él se sentía en la gloria; años de espera, meses de insistencia, días de angustia y desesperación por no encontrar un espacio para acercarse a ella, terminaban en unos cuantos segundos con aquel anhelado contacto, premio merecido por toda la estrategia desplegada durante todos esos meses y con la promesa de que finalmente, recuperaría a aquella mujer a quien amaba con todo su ser. Sí, él pensaba que finalmente conseguiría su pedazo de cielo en la tierra, al lado de ella y la prueba estaba allí, Akane correspondía a ese beso con la misma pasión que él estaba desplegando.
Cuando finalmente separaron sus labios, la melodía había cambiado, pero ellos ni siquiera lo habían notado, ambos respirando con dificultad, ambos observándose con una mezcla de infinito amor y esperanza, ambos cuestionándose si en realidad se encontraban despiertos o aquello no era más que uno de los dulces sueños que generalmente les traía la soledad de la noche en sus respectivos hogares.
Ranma fue el primero en despertar del trance y acarició el rostro de su esposa sin dejar de sonreír, ella le devolvió la sonrisa.
-Vámonos de aquí, Akane –dijo sin tapujos.
Ella lo observó con sorpresa, sabía perfectamente qué quería decir él con aquel 'vámonos', las dudas nuevamente la asaltaban en el peor de los momentos.
-Ranma…
Él no la dejó continuar, arrebatándole un nuevo beso que ella correspondió al momento que suspiraba.
-¿Por qué no, Akane? –preguntó él cuando logró separarse de aquellos labios que le parecían adictivos. Ella sonrió y asintió, él le devolvió la sonrisa y tomó su mano para emprender el trayecto.
Pero la pareja parecía estar destinada a seguir esperando para ver sus sueños hechos realidad.
-¡Diablos! –exclamó una voz de repente-, discúlpenme, no fue mi intención… ¿Ranma?
Una mujer de largo cabello castaño, tomado en un coqueto moño había chocado torpemente con la pareja en el momento menos oportuno.
Con su objetivo arruinado y al escuchar que su nombre era pronunciado con tanta familiaridad, Ranma se separó de Akane para ver a quién tendría que maldecir por el resto de su vida por haber interrumpido tan especial momento.
La mujer lo miraba sonriente y Akane pudo reconocer en ella a una conocida modelo ya retirada de las pasarelas, pero no por eso menos famosa.
-¡Ranma! ¡Qué alegría verte de nuevo!, es demasiada suerte encontrarse dos veces contigo en un solo día.
Las palabras de la chica no pasaron desapercibidas para Akane, quien observaba la escena con inquietud. ¿En un solo día?, eso significaba que ya se habían visto. Los movimientos torpes y exagerados de la chica le hacían pensar que había bebido más de lo aconsejable, pero Akane no creía que estuviese mintiendo, mucho menos al observar la reacción de su esposo.
-¡Heiko! Qué bueno verte –dijo nerviosamente-. Supongo que te están esperando.
-Sí, pero siempre hay tiempo para compartir con un viejo amigo –contestó ella, remarcando la última palabra, mientras lo miraba pícaramente y soltaba una risita coqueta -. Vamos a sentarnos un momento ¿si? Tienes que contarme más cosas sobre ti, esta mañana no tuvimos mucho tiempo de conversar y tú desapareciste por mucho tiempo querido –continuó tomándolo familiarmente de uno de sus brazos y acercando lo más que pudo su rostro al de él.
-Heiko, verás, estoy acompañado y…
La modelo ladeó su cara de una forma curiosa e infantil, luego miró por sobre el hombro de Ranma y recién en ese momento pareció darse cuenta de la presencia de Akane, quien miraba la escena con incredulidad.
-¡Oh! Estoy segura de que ella no se molestará por compartirte conmigo un par de minutos, es más, le dará tiempo para arreglarse un poco –dijo en forma burlesca.
Luego cambió su posición para quedar frente a frente con Akane, la observó de la cabeza a los pies, lo que a Akane le pareció una acción inapropiada para una 'señorita' tan elegante.
-Ranma, tus gustos eran mejores y más sofisticados cuando estabas conmigo –agregó cruzando los brazos-, ella es demasiado sencilla para ti, espero que la hayas elegido sólo para pasar la noche de lo contrario…
-¡Heiko! –le interrumpió Ranma furibundo-. ¡Te estás propasando!, quiero que te disculpes con mi asistente.
Las palabras habían escapado de sus labios con una fluidez que hizo que se arrepintiera en el acto de haberlas dicho tan precipitadamente. Cerró los ojos por un segundo, maldiciéndose por su estupidez, no queriendo enfrentar a su esposa en aquel momento, dándose cuenta de lo idiota que podía llegar a ser, en los momentos más inoportunos.
Akane se había quedado helada al escucharlo, no podía creer que el mismo hombre que la había besado con tanta pasión minutos antes, la despreciara así ahora. Asistente, estaba muy claro para ella, cómo iba a esperar que la presentara ante el monumento de mujer que tenía en frente como lo que realmente era, como su esposa. Seguramente la tal Heiko tenía razón y él se avergonzaba de ella.
-¿Asistente? –preguntó la chica con sorpresa-. ¡Oh!, mil disculpas señorita.…
-Akane –contestó fríamente.
Ranma la observó de soslayo y lo entendió todo a la perfección. Había perdido todo lo que había conseguido durante ese tiempo, la Akane que permanecía a su lado no era la misma con la que había bailado momentos antes, se había vuelto a escudar tras su fría coraza.
-Akane –asintió la modelo-. Lamento mucho el mal entendido, pero debe comprender que cualquiera puede cometer errores. Aunque el que sea su asistente no la inhabilita para tener un affaire con un jefe tan atractivo ¿no? –complementó con sarcasmo la mujer.
-Se equivoca señorita. Soy una mujer casada y jamás tendría una aventura con alguien que no fuera mi esposo.
-¿En serio? ¿Y hace cuánto que es usted tan fiel?
-Desde hace casi trece años, el mismo tiempo que estoy casada. Nunca se me hubiera pasado por la cabeza serle infiel, considero que es un acto cruel e injusto. El engaño, en todo orden de cosas, no me gusta.
-Y él, ¿le es fiel a usted?
-Eso lo sabe solo él y su conciencia. Al menos puedo asegurar que la mía está muy tranquila. Señor Saotome –dijo mirándolo de frente y a él le pareció que ella sería capaz de congelarlo con la mirada. Fue una sensación horrible y vergonzosa la que sintió cuando pudo observar toda la tristeza y decepción que reflejaban esos ojos que minutos antes se encontraban rebosantes de alegría y ternura-, debo ir al tocador, le esperaré en nuestra mesa. Gusto en conocerla señorita Heiko.
-Igualmente. Y no se preocupe, le devolveré a su jefe pronto y en una sola pieza.
-La verdad señorita Heiko –dijo deteniéndose a pasos de ellos y observándolos por sobre su hombro-, eso me tiene sin cuidado. El señor Saotome es libre de hacer lo que estime conveniente, después de todo y como él bien lo dijo, yo soy sólo su asistente. No me corresponde cuidar de él como si fuese su cancerbero. Permiso.
Akane se retiró dignamente en dirección al tocador de damas, aunque por dentro iba destrozada. Ranma la observó hasta perderla de vista con un nudo en el estómago, sin prestarle la menor atención a la mujer que parloteaba alegremente a su lado, maldiciéndose internamente por haber sido tan estúpido al no defender a su esposa de una mejor manera. ¡Era su esposa!, no una simple empleada. ¡Qué importaba que la alocada modelo se enterase de una buena vez de la verdad, si Akane estaba dispuesta a darle la oportunidad que por tanto tiempo él había esperado! Pero no, él como siempre, no había sabido como reaccionar y ahora, era muy probable que la mujer de la que siempre había estado enamorado no quisiera verlo ni en pintura, y él sabía muy bien que si algo así sucedía, él sería el único culpable. Se merecía el desprecio de su esposa por idiota.
-…y siempre que ella me…
-Heiko –la interrumpió de pronto-. Fue un gusto volver a verte, pero tengo que irme.
-Pero Ranma…
-En serio, ve con tus amigos ¿si?
-¿Me llamarás algún día?
-Tal vez.
-Recuerda que a fin de año iré a Japón.
-Sí, sí. Adiós Heiko.
-Hasta pronto Ranma.
La chica se separó de él con paso vacilante y Ranma se dirigió rápidamente a su mesa. El joven camarero llevó los postres y preguntó por la linda señorita que lo acompañaba, él contestó que pronto volvería.
Pero ese pronto nunca se concretó. A los cinco minutos, el camarero volvió y le entregó a Ranma un sobrio papel doblado en cuatro que él se apresuró en abrir, era una nota con la inconfundible caligrafía de su esposa.
"Ranma:
Creo que debes aprovechar esta noche para disfrutar de la compañía de tu vieja amiga. Después de todo, creo que hace tiempo que no la veías ¿no?...
Ese era un golpe bajo. Sutilmente le daba a entender que ella sabía perfectamente que Heiko no había sido una simple amiga y que ya se habían visto esa mañana y él, tan tontamente le había dicho que no había salido su habitación. Siguió leyendo ávidamente el trozo de papel.
…Yo volveré al Hotel, me duele un poco la cabeza y estoy cansada. No te preocupes por nada, he pedido un taxi en la recepción.
Seguramente cuando vuelvas estaré dormida, nos vemos mañana.
Que tengas una buena noche y… dulces sueños.
Tu asistente, Tendo Akane".
Eso lo dejaba claro como el agua. En diez minutos había perdido todo lo que había conseguido avanzar con la chica de sus sueños, todo por su estupidez y su mala suerte. ¿Por qué esas cosas le sucedían a él? ¿Es que acaso había hecho algo tan malo en su vida para que los dioses lo castigaran así?
Con el papel todavía en sus manos llamó al camarero y solicitó su cuenta, debía salir de allí y llegar pronto al Hotel, tal vez si le pedía disculpas, tal vez si le explicaba las cosas, tal vez si… Sólo debía darse prisa y volver al Hotel.
Una vez que hubo cancelado su cuenta y cuando ya se disponía a retirarse, vio que en la silla que antes había ocupado su esposa había quedado olvidado el tapado de gasa que ella había lucido esa noche, lo tomó en sus manos y salió raudo para tratar de llegar en el menor tiempo posible al Hotel en donde se alojaban.
R & A
Se encontraba recostada sobre la cama. Apenas había subido a su habitación, había colgado uno de esos letreritos que decían "No Molestar" en la puerta, luego se había desmaquillado y desvestido para vestirse con la fina camisola de satín rosa con aplicaciones de encaje que su hermana le había regalado.
Sonrió irónicamente pensando que la idea de Nabiki era que la usase esa noche para darle una sorpresa a Ranma, ya que según ella, todo indicaba que esa noche por fin ellos se comportarían como lo que eran, como un matrimonio. Pero la sorpresa se la había llevado ella al descubrir hasta qué punto se había engañado con el comportamiento de su esposo.
Y ahora estaba allí, hecha un ovillo y haciendo lo imposible para no pensar en lo sucedido, aunque eso era algo que no podía evitar, las ideas se arremolinaban en su cabeza. Pero no iba a llorar, eso era un hecho, esta vez no derramaría ni una lágrima por Ranma Saotome.
De pronto, unos suaves golpes se dejaron sentir en la puerta, ella frunció el ceño. Había dado órdenes en recepción para que no le pasaran ninguna llamada, por importante que fuera a excepción de las que pudieran ser de sus dos únicas hermanas, había apagado su teléfono móvil y había puesto ese estúpido letrero en la puerta, pero él parecía no entender razones. Los golpes se volvieron a escuchar, esta vez acompañados de una voz.
-Akane, sé que estas despierta. Abre, tenemos que hablar.
Ella no respondió, trató de ignorar los cada vez más insistentes golpes, pero sabía que él era tan testarudo como ella.
-Akane, no me importa despertar al resto de los huéspedes y lo sabes, seguiré aquí hasta que abras la puerta o… o tendré que colarme por tu ventana, sabes que soy capaz de hacerlo.
Ella abrió mucho los ojos. ¿Qué si sabía que era capaz de hacer algo así? ¡Por supuesto que lo sabía! Con resignación y parsimonia se levantó de la cama y caminó hacia la puerta sin prender ninguna luz.
-Akane, por favor…
-¿Qué quieres? –dijo al abrir la puerta de golpe.
-Yo…-no supo que decir, en parte porque no quería empeorar la situación y en parte porque lo que menos se esperaba ver, fue lo que lo dejó sin habla.
Ella sólo llevaba puesto un cortísimo y coqueto camisón que no hacia nada por esconder su figura, su cabello ligeramente despeinado, descalza, sin rastros de maquillaje en su rostro lo que le daba un aspecto encantador, una mano firme en el marco de la puerta y la otra en el pomo de la misma, la luz que le daba de frente hacía resaltar su delicada figura en contraste con la oscuridad de la habitación.
-Estoy esperando –dijo con frialdad.
-Quiero… Quiero disculparme.
-Disculpa aceptada –contestó tratando de cerrar la puerta, él se lo impidió interponiendo parte de su cuerpo.
-Akane…
-Escucha Ranma, estoy cansada, tengo un fuerte dolor de cabeza y en serio me gustaría dormir. ¿Querías disculparte?, ya lo hiciste. Si tienes algo más que decirme hablaremos mañana ¿está bien? Buenas noches –dijo cerrando bruscamente la puerta.
-Buenas noches –susurró él y apretó con fuerza la suave tela que sostenía en una de sus manos.
Esa noche, ella había bajado todas sus defensas, le había regalado un memorable primer beso, había estado dispuesta a seguirlo donde él quisiera llevarla y le había dado acceso libre a su corazón, y él no había sabido aprovechar todo aquello, ya que ahora, ella había vuelto a construir un muro alrededor y estaba convencido de que le sería muy difícil volver a derribarlo.
Lentamente caminó los metros que lo separaban de su habitación y se introdujo en ella arrojándose como estaba a la cama en dónde se dedicó a disfrutar del perfume que emanaba del trozo de tela que conservaba en sus manos.
Separada por unos metros de distancia, la dueña de ese trozo de tela se encontraba nuevamente en la cama, sin poder dormir.
-Eres un idiota Ranma Saotome… Y sin embargo, yo… –se dio vuelta en la cama para quedar de costado y trató de conciliar el sueño- …"pero en tus sueños cualquiera que sean,
sueña un poco, sueña conmigo"-susurró parte del estribillo de la canción que había bailado con Ranma aquella noche, luego suspiró profundamente-… parece que sólo en sueños podré tenerte alguna vez a mi lado.
Cerrando los ojos, esperó a que el sueño la venciera. Si había cosas que aclarar y explicaciones que escuchar, el día siguiente las traería y vería todo con mayor claridad. Por ahora, ella sólo quería dormir y tal vez soñar un poco con un final feliz para esa historia que había empezado a gestarse casi catorce años atrás. Quizá sólo en sueños esa historia tendría un buen final.
R & A
Se encontraba sentado en su sillón de cuero, apoyando ambos codos en el escritorio de madera, su mentón apoyado sobre sus manos cruzadas, sus ojos clavados en la figura de su asistente, quien se encontraba sentada frente a él anotando palabras sueltas en una pequeña libreta, mientras leía concentradamente unos documentos al parecer de mucha importancia.
Desde que habían vuelto de Hong Kong, él había hecho hasta lo imposible para volver a tener la confianza de ella, se conformaba con que ella se comportase igual de relajada que hacía un mes atrás, pero ella estaba intratable, las barreras que antes parecían sólidas, ahora se habían convertido en inexpugnables.
Él sabía que había cometido un error pero, ¿era tan grave el no haberle dicho que cuando ella había ido a visitar a su hermana, él se había encontrado por casualidad con una mujer que hacía años, no veía? Conociendo a Akane, probablemente sí lo era. Él le había explicado la situación durante el vuelo de vuelta a Japón y le había contado todo, o casi todo lo referente a la escultural modelo y la relación que había mantenido con ella.
Akane parecía haberlo entendido, pero no daba señales de querer volver a comportarse de la forma en que lo había hecho esa noche, la misma noche en que había conseguido probar sus labios, la misma noche en que había estado seguro de que la había recuperado y la misma en la que había vuelto a perderla.
Pero él no se daría por vencido. Eso nunca, no ahora que había comprendido cuán necesaria le era ella para poder seguir adelante con su vida. Él recordaba perfectamente sus palabras luego de que habían mantenido esa conversación, conversación que hubiese querido tener inmediatamente después del incidente del restaurante, pero que se había postergado hasta que habían abordado el avión, gracias a que a la mañana siguiente de su salida a comer, ella había desaparecido hasta su reunión con los inversionistas a media tarde y luego se había excusado, so pretexto de ir a comer con su hermana, excluyéndolo de aquella cena. Por lo que el único momento que había tenido oportunidad de hablar con ella de lo sucedido, había sido durante el vuelo de regreso a Japón, y aunque habían pasado tres semanas, aún podía recordar perfectamente lo que le había dicho su asistente.
Ella había sido muy franca y directa con él, le había dicho que no tenía por qué darle explicaciones de sus aventuras pasadas, ella sabía muy bien que él no había sido un santo y no le reprochaba nada, cada cuál era dueño de hacer con su vida lo que quisiera, además, no le importaba con cuántas mujeres se hubiese relacionado en su vida. Ella entendía, él era un empresario joven y poderoso, además de excelente deportista, era lógico que las mujeres se sintieran atraídas por alguien con esas características. Pero lo que le molestaba por sobre todas las cosas era que le hubiese ocultado que se había encontrado casualmente con la modelo, siendo que ella minutos antes le había preguntado si había hecho algo interesante durante ese día, de no haber tenido nada que esconder, le hubiera dicho que había visto a una amiga y había compartido un momento con ella, no era nada fuera de lo común y por lo demás, bastante lógico. Además, ella no comprendía cómo durante aquel baile él se hubiese comportado de manera tan amorosa, se habían besado, declarándose sin palabras lo que sentía el uno por el otro, o al menos, eso creía ella y minutos después, la presentaba sólo como su asistente frente a un monumento de mujer que se había empeñado en humillarla sin siquiera saber quién era.
Ella había estado dispuesta a darle una oportunidad, había estado dispuesta a abrir su corazón y se había arriesgado a dar un paso significativo en su relación, pero después de esa escena, todas sus buenas intenciones e ilusiones se habían desplomado, porque quién le podía asegurar que para él no era simplemente un capricho más, alguien que le provocaba una extraña atracción física y nada más, una mujer a la que luego abandonaría cuando se le presentara la primera oportunidad.
-"Yo no quisiera tener que pasar de ser tu esposa para algunos, sobre todo para quienes no te conocen, a una simple empleada para otros según tu conveniencia Ranma. Tengo sentimientos, no soy una mujer a la que no le importen ese tipo de cosas, puede que para ti no sea tan importante, pero para mí sí lo es, no quiero encontrarme el día de mañana con que mi esposo encuentre una buena idea el presentarme como su asistente para poder coquetear con otra.
-Estás exagerando las cosas.
-Yo no lo creo.
-¿Quiere decir que no me darás una oportunidad?, a pesar de que te pedí disculpas, a pesar de que te he rogado que lo hagas, a pesar de que esa noche tú y yo…
-Quiere decir que por el momento quiero que todo siga como antes de venir a Hong Kong –le había interrumpido ella-. Seguiremos trabajando juntos, seguiremos siendo amigos y me darás el tiempo y el espacio suficiente para tomar alguna decisión en relación a esa "oportunidad". Respecto a lo que sucedió esa noche, preferiría olvidarlo. Estuvo mal y creo que fue un error.
-¡Un error! Akane, nos besamos y...
-Y no debió pasar algo así.
-Para mí fue importante –le había reprochado él con dureza.
-Créeme que no lo demostraste, te encargaste de desmentirlo esa misma noche Ranma –le había rebatido ella con tristeza en la voz y una mirada llena de decepción.
-Quieres castigarme, ¿no es así?
-No, quiero estar segura de que no me arrepentiré de nada y quiero que tú también lo estés
-Jamás me arrepentiría si consiguiera un poco de tu cariño.
-Yo no me atrevería a asegurar algo así.
-Estás siendo demasiado injusta.
-Dejémoslo así. Seguiremos siendo amigos ¿quieres?
-No, no quiero.
-Entonces debiste pensar en las consecuencias antes de actuar"...
Sí, debió haber pensado en las consecuencias, pero no lo había hecho, y ahora la tenía allí en frente, impasible, sin dar señales de querer dar pie atrás en su decisión. Lo había apartado de todo lo que la rodeaba tan rápido, que él no entendía cómo lo hacía.
Se había aislado, ya sólo se veían durante las horas de trabajo y eso, cuando ella se dignaba a aparecer por su oficina, porque la mayor parte del tiempo le eludía. Durante los fines de semana, siempre encontraba una excusa para no dejar que la visitara, las llamadas por teléfono se habían reducido al mínimo e incluso ahora, en ese mismo instante, ella parecía no tomarlo en cuenta, era como si no existiese para ella y francamente, esa indiferencia lo estaba volviendo loco, no sabía hasta cuándo podría soportar esa actitud por parte de su esposa.
-¿Hasta cuándo seguirás con esto Akane?
-¿Perdón? –contestó ella con otra pregunta, bajando los papeles que tenía en sus manos y mirándolo con curiosidad-. ¿Seguir con qué?
-Te complace torturarme de esta manera.
-¡Yo torturarte!
-Me has apartado de todo lo que no tenga que ver con el trabajo, te has alejado de mí y te encerraste en esa coraza nuevamente, no dejándome entrar.
-Ya hablamos sobre eso.
-¡Dijiste que seguiríamos siendo amigos hasta que tomaras una decisión!
-Y es lo que somos –contestó ella sorprendida.
-Sí claro –ironizó él-. ¡Ni si quiera me dejas llamarte por teléfono!, sólo me hablas de trabajo y más trabajo, y no quieres toparte conmigo a menos que sea totalmente indispensable. Dime, ¿es eso lo que entiendes por amistad?, el decir todos los días, "buenos días Ranma, tenemos una reunión a las diez", o "hasta mañana Ranma, que tengas una buena noche"
-Pero si he estado muy ocupada –se defendió su asistente.
-¡Ni siquiera me dejas invitarte a almorzar! –le reprochó.
Ella apoyó su codo en el escritorio y acercando dos dedos de su mano a su cabeza, masajeo su sien izquierda cerrando los ojos.
-Te comportas como un niño pequeño, haces unos berrinches peores que los de mis sobrinos.
-¡Tú eres la única culpable de eso! –dijo poniéndose de pie bruscamente y dirigiéndose al baño con rapidez-. Voy a salir ahora ¡Así podrás librarte de mi desagradable presencia durante el resto de la tarde! –gritó desde el interior del baño mientras mojaba su rostro para tratar de calmarse.
-Pero no puedes irte ahora, no hasta terminar de...
-¡Puedo irme, porque así lo quiero! –le interrumpió desde el cuarto de baño-. No me interesa seguir viendo como lees esos documentos sin prestarme la menor atención.
-¡Eres un egoísta, sabes bien que lo hago por tu empresa! –gritó ella. Él había logrado alterar sus nervios.
-¡Algún día podrías hacer algo por mí y no por mi empresa!
-¡Algún día podrías ser un poco menos egocéntrico y darte cuenta de que las cosas que estoy haciendo son para tu beneficio!
-¡Si quisieras hacer algo para mi beneficio, no te comportarías con esa frialdad, sabiendo que me afecta!
-Bueno, pues tendrás que acostumbrarte.
-Ese es el problema, no estoy dispuesto a acostumbrarme y si sigues con esa actitud...
-¡Qué! ¡Qué harás! –dijo ella poniéndose de pie y dirigiéndose a paso rápido hasta llegar a la puerta del baño-. ¡Estoy esperando la respuesta Ranma!
Él la observó desafiante, frunciendo el ceño y dando un paso hacia ella. Estaba a punto de decir algo, pero el timbre de su teléfono privado comenzó a repiquetear insistentemente. Akane puso una mano en su cintura en una clara señal de que se estaba fastidiando de aquello.
-¿No vas a contestar el teléfono? –preguntó haciendo un gesto para indicar el aparato que sonaba a sus espaldas.
-No –dijo él secamente.
-Entonces lo haré yo –contestó girando rápidamente y casi corriendo para alcanzar el aparato-. Puede ser alguien realmente importante a quien no has visto desde hace mucho tiempo –dijo con ironía levantando el auricular al momento que escuchaba un gruñido proveniente del baño y algo muy similar al sonido de un puño golpeando una pared-. Oficina de presidencia, ¿en qué puedo ayudarle? –dijo ella profesionalmente.
-¿Akane, eres tú? –se escuchó del otro lado de la línea.
-Sí, ¿quién habla? –dijo la chica confundida por la familiaridad con que se dirigía a ella la voz femenina del otro lado del auricular.
-¡Gracias a los dioses estás con él! –exclamó la voz del otro lado, la chica cada vez entendía menos-. Akane, habla Nodoka. Necesito que le digas a Ranma que venga urgentemente al Hospital.
Las palabras se arremolinaron en su cabeza. Estaba hablando con su suegra, después de doce años en los cuales no lo había hecho y ella le pedía que Ranma fuese al Hospital de forma calmada pero con un deje de preocupación en la voz, definitivamente, algo no andaba bien.
-Akane, ¿sigues ahí?
-Sí, claro. ¿Se encuentra bien? ¿Le pasó algo malo?....
-No soy yo, Akane, es Genma.
-¿Qué sucedió?
-Aquí les explicaré todo. Por favor, dense prisa.
-¿Dónde está?
-En el Hospital General, segundo piso.
-Vamos para allá.
La chica colgó el auricular con evidente cara de preocupación, Ranma la observaba desde la puerta del baño, aún ofuscado, pero al ver el rostro pálido de ella, su gesto cambio inmediatamente.
-¿Quién era? –preguntó inquieto.
-Tu madre, tenemos que ir al Hospital.
-¿Qué?
-No discutas y sígueme. No me dio mayor información, pero algo sucedió con tu padre –dijo mientras guardaba documentos, cerraba carpetas, marcaba anexos en el teléfono y guardaba información en su ordenador, todo a la vez-...Tomomi, voy saliendo con Ranma... No, no creo que volvamos... Sí, quiero que suspendas todas las actividades, de ambos, informa a Yuki para que te ayude con la agenda de Ranma... Te llamaré dentro de hum, hora y media para darte más instrucciones, por el momento necesito que nos liberes de compromisos para lo que queda de este día y mañana en la mañana ¿de acuerdo?... Bien, espera mi llamado –Akane colgó el auricular y suspiró. Al levantar la mirada, sus ojos chocaron con la sorprendida e incrédula mirada azul cobalto de su jefe-. ¡Qué esperas Ranma, no tenemos tiempo!
-Sí, pero...
-Te espero a la puerta del elevador –dijo saliendo a toda velocidad.
-Esa mujer me va a volver loco –dijo él en voz alta, observando la puerta de su oficina cerrase lentamente, luego de la salida imprevista de su asistente.
Tomando su chaqueta y buscando las llaves de su automóvil, Ranma se apresuró en salir de su despacho. Cuando llegó a las puertas del elevador, ella ya lo estaba esperando impaciente, girando el pequeño bolso que usaba con el traje formal que llevaba ese día. Ella le dijo en dónde se encontraba su madre y salieron sin decir palabra del edificio. Ambos sopesando la gravedad de la situación, no tenían muchos datos, pero los antecedentes de salud de Genma Saotome siempre habían sido excelentes, por lo que era preocupante que se encontrara en un Hospital.
Por el momento, sus problemas personales quedarían relegados y esperando por una solución definitiva a ese eterno tira y afloja que por tantos años había marcado aquella difícil relación amorosa.
Notas finales:
1.- Hummm ¬¬… presiento que vienen por mí, pero… en estos momento me encuentro en un lugar muy, muy lejano, en el refugio bajo tierra que construí poco antes de subir el capítulo. Tomé la precaución para esconderme de quienes con justa razón, en estos momentos sienten unas ganas locas de destrozarme, ¡ahora ya!
Lo sé, lo sé... ¡Tienen deseos de asesinarme!... ¡Y lo peor es que lo merezco!... Pido mil disculpas por hacer que nuestro querido Ranma 'desperdiciara' su oportunidad, merezco todas las penas del infierno, pero, nadie dijo que este romance sería fácil ¿no? Por lo menos ya consiguió un beso de su esposa (algo es algo), pero que el chico no sepa reaccionar y siempre acabe metiendo la pata con las cosas que dice sin pensar no es mi culpa, la culpa es de Rumiko sensei, yo solo tomo prestado al personaje ^^.
Además, yo dije que podía suceder algo interesante siempre y cuando estos dos supieran aprovechar esos cinco días en Hong Kong y… todavía quedan meses de contrato ¿no?
Como dicen por ahí: "en la puerta del horno se quema el pan"… fue lo que pasó esta vez, jeje.
2.- Hum, no sé por qué creo que mis razones no convencieron a nadie… Pero bueno lo hecho, hecho está.
Sinceramente, espero no tener problemas por haber incorporado la letra de la canción al capítulo, sólo lo hice con la intención de darle un ambiente más 'mágico' al momento. Les comento que hay varias versiones de la canción que aparece en este capitulo y que le da nombre al mismo, fue compuesta en 1931 (¡qué antigua!), pero a mí en lo personal me gusta muchísimo. Ha aparecido en varias películas y series de televisión. Entre los interpretes que la han cantado alguna vez se encuentran: Louis Amstrong y Ella Fitzgerald (hicieron un dueto precioso), The mamas and the papas, Michael Bubble, Doris Day, Nat King Cole, The Beautiful South, entre otros. Mención aparte para una versión más rockera que aparece en una película de los años ochenta... lamentablemente no recuerdo el nombre de la banda, sólo sé que la película también se llamaba Dream a little dream. A mí me encanta la canción, pero mucho más cuando la interpreta una voz femenina, mi versión preferida es la del grupo The Beautiful South. Y... no sé, me pareció una buena canción para este capítulo. Si alguien no la conoce, visiten mi rincón, allí la incorporé, es muy bonita.
3.-Como siempre, agradecer a quienes se toman la molestia de leer las cosas que escribo, a todas esas personas anónimas que siguen esta historia y en especial, a quienes me hacen feliz, dejándome conocer sus opiniones mediante un review. A ivonne-18, Fanny Bonnie, soraDark666, Nia06, gaaraxD, Ljorsh90, Minako (Bueno, no sé si la descripción que hice del aspecto de Akane fue la mejor, la verdad es que no soy buena describiendo vestimentas, pero hice el intento. Gracias por el apoyo y por tus palabras), Paola, syndy, katsensei, Mya23, Marce, Marina, Sele, lerinne, Yram (Oh, no te he olvidado, lo prometo. En verdad, a nadie de las (os) que han dejado alguna vez algún review les olvido, sus palabras son demasiado importantes para mí, es sólo que si me pusiera a nombrarlos a todos no terminaría nunca. Muchísimas gracias de corazón por el apoyo que siempre le das a lo que escribo ^^), Sofi, Caro, BABY SONY (Hum… creo que serás una de las que querrá matarme… jo!. Pues no todo es perfecto y nuestro chico no aprovechó la oportunidad, así que tendremos que esperar a ver qué sucede con esta relación. Gracias por el review y espero no haberte causado un mal momento con este capítulo ^^), Yuna Lockheart, Vero (Oh, mi niña linda, lamento mucho lo que sucedió con tu empleo, espero que te encuentres bien y que todo se haya solucionado, o pronto ya se solucione. Fuerza y ánimo desde acá. Muchísimas gracias por tus palabras. Cuídate y que todo te resulte muy bien de ahora en adelante ^^), orochi (Como siempre, muchísimas gracias por dejarme tu comentario, me haces muy feliz), gabrielajeu (Bueno, ya hay nuevo capítulo jeje. Gracias por tus palabras, en verdad te lo agradezco) y ranmamaniaca (por el 4º cap. Me causó mucha gracia tu comentario, perdón por el trauma emocional y gracias por comentar), gracias, gracias, gracias por contribuir y ayudarme con sus comentarios, a tratar de superarme cada día un poquito más. En verdad es algo impagable y por lo cual estoy inmensamente agradecida.
4.- Es todo por ahora (espero seguir con vida después de este capítulo. Sean benevolentes con esta autora ¿si? ^^), nos encontramos pronto.
Que tengan una linda semana y buena suerte!
Madame De La Fère – Du Vallon.
****Oh sí, antes que me olvide. Alguien preguntó mi nombre (Y no recuerdo si le contesté, la memoria me falla a veces ^^, si no lo hice, lo siento), bueno, he de decirle a quien esté interesado, que mi nombre real es Cristina. El rimbombante y afrancesado nombre que utilizo como seudonimo es un modesto homenaje que desde hace años y cuando escribía otro tipo de historias, decidí hacerle a un conocido escritor que me gusta mucho. Pero si alguien quiere referirse a mi como Cristina, no hay ningún problema, por mi está muy bien (sé que esta información debería ponerla en mi perfil, pero me da pereza cambiar datos allí y como en este escrito lo preguntaron, pues ahora contesto). Así que ya lo saben, respondo al nombre de Cristina o Madame..., ustedes deciden ^^.
Ahora sí, me despido por ahora.
