- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, en una especie de actores secundarios). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.



He tenido suficiente… (Closer)

* * *

Capítulo XIII

"Y ahora, el error fue de ella..."

Al hacer ingreso al hospital fue cuando Ranma comenzó a demostrar lo nervioso que estaba. Sus movimientos eran rígidos, su expresión preocupada, además de refugiarse en un obstinado silencio. Fue por eso que al ingresar al elevador que los llevaría donde les esperaba Nodoka, Akane se atrevió a extender su mano y tomar suavemente la de él.

-Todo va a salir bien Ranma.

Él la miró profundamente, luego le sonrió por escasos segundos y apretó levemente la mano de ella.

-Gracias.

Ella le devolvió la sonrisa.

-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿verdad?

-Lo sé.

Las puertas del elevador se abrieron en ese momento. Ambos avanzaron por el largo pasillo, hasta que divisaron a una elegante mujer, vestida al estilo tradicional japonés. Ella al verles, sonrió esperanzada y caminó apresuradamente a encontrarse con la pareja.

-¡Hijo, hija!– exclamó Nodoka cuando estaba solo a metros de ellos.

Fue en ese momento cuando Akane notó que no había soltado la mano de su jefe y con un movimiento sutil y rápido, apartó su delicada mano de la de él.

-Qué bueno que llegaron.

-¿Qué sucedió mamá?

-Tu padre hijo, sufrió un ataque cardíaco. Los doctores dicen que se repondrá rápido, pero aún así...

-Calma mamá, el viejo es fuerte, verás como todo saldrá bien –dijo Ranma abrazando fuertemente a la mujer.

Akane se sentía fuera de lugar. Hacía tanto tiempo que no veía a la madre de Ranma, y sin embargo, ella se dirigía a ella como "hija". Dio un paso hacia atrás, con intención de darles un poco de privacidad, pero Nodoka levantó inmediatamente su rostro y secándose las lágrimas que había derramado con una mano, se acercó hasta donde se encontraba su nuera y la abrazó fuertemente. Akane correspondió a ese abrazo, aunque no de inmediato, ya que se encontraba un tanto aturdida con la situación.

-Me da tanto gusto volver a verte, hija.

Ahí estaba de nuevo ese apelativo. La chica parpadeó un par de veces y luego suspiró.

-También me da mucho gusto... verla...-respondió dubitativa.

¿Cómo nombrarla? ¿Tía? ¿Señora Saotome? ¿Nodoka? La mujer mayor pareció entender la confusión de su nuera y sonrió amablemente.

-¿Te parece bien si me dices, tía Nodoka? –Akane se ruborizó profundamente y asintió-. Al menos por el momento, quizá más adelante, te animes a decirme mamá –le susurró para que sólo ella pudiese escucharla, luego sonrió y sosteniendo la mano de Akane entre las suyas, volteó para mirar a su hijo.

-¿Qué es lo que dicen los médicos? –preguntó Ranma.

-Dicen que recibiendo los cuidados necesarios, no debería tener mayores complicaciones en reanudar sus actividades en unas cuantas semanas, pero tú conoces a tu padre, estoy segura que no querrá seguir con el tratamiento.

-Esta vez será diferente mamá, seguramente los médicos le dirán que su vida depende de ello y créeme, él ama mucho su vida como para desobedecer.

-Fue todo tan rápido, en un momento estaba bien, hablando de sus proyectos, de los logros que habíamos obtenido durante lo que va del año y de pronto, comenzó a sentirse mal, ahogado y luego... ¡Gracias a los dioses sucedió durante el día y estaba yo allí para ayudarle!

Ranma observó cómo su esposa desviaba la mirada discretamente y recordó que ella le había dicho que su padre había muerto durante la noche, de un ataque al corazón. Imaginaba muy bien cómo debía sentirse inmersa en una situación como esa.

-Mamá, ¿has comido algo? –preguntó, más que nada para tratar de cambiar el tema de conversación.

-Estoy bien hijo.

-No, no es bueno que pases tanto tiempo sin comer nada.

-Ranma tiene razón –aportó Akane con una sonrisa en los labios-. Si quiere, voy a traerle algo para...

-¿Por qué no mejor la llevas a la cafetería? –le interrumpió su jefe-. Yo quiero hablar con los médicos, luego las alcanzo.

-Me parece una buena idea, aunque no les prometo comer nada –negó Nodoka con un movimiento de cabeza.

-Vamos y veremos qué sucede –contestó Akane.

Ambas mujeres se retiraron con calma del lugar, dejando a Ranma atrás.

-Y dime Akane, ¿qué ha sucedido en tu vida durante todos estos años?

-Nada extraordinario. Aparte de la pérdida de mi padre y el matrimonio de mis dos hermanas... –contestó la chica, dejando las palabras en el aire.

-Sentí mucho la muerte de Soun –dijo Nodoka apesadumbrada-. Créeme que quise ir a verlas, pero en ese entonces, Genma se negó rotundamente. Dijo que sería malo para todos el aparecernos así en sus vidas y por supuesto, también se negó a contárselo a Ranma. Estoy segura de que si él lo hubiese sabido, habría querido ir a visitarlas. Tu padre fue una persona importante en su vida.

-No hay problema, tía –contestó Akane. Nodoka sonrió al escucharla nombrarla de aquella forma cariñosa-. Yo entiendo la reacción de su marido. Todo ha sido bastante complicado.

-Ha sido complicado porque ustedes lo han querido así –dijo la mujer amablemente, pero Akane sabía que eso había sido un reproche, por lo que no contestó. Ya habían llegado a la cafetería y se acercaron al mostrador.

-¿Qué te parece un té? –preguntó Nodoka.

-Preferiría un jugo, algo dulce.

-Bien, yo prefiero un té de jazmín.

-Y unos cuantos pastelillos de aquellos –indicó Akane a la dependienta-. Se ven sabrosos y sé que son sus favoritos.

-No has olvidado mis gustos –comentó su suegra con diversión.

-Hay muchas cosas que no he olvidado. ¿Nos sentamos allí? –dijo Akane indicando un rincón del pequeño local.

-Vamos –asintió Nodoka.

Luego de un momento de silencio en el cuál ambas mujeres habían comenzado a probar los bocadillos, Nodoka volvió a hablar.

-Akane, en verdad me alegra mucho que estés trabajando con Ranma, pero me daría mucho más gusto el saber que su relación mejora en un aspecto más acorde a lo que ustedes realmente son.

-Tía Nodoka...

-Akane, te conozco y conozco a mi hijo –le interrumpió-. Sé como fueron las cosas o al menos parte de ellas-. Nodoka se sonrió, sabiendo la confusión que experimentaba su nuera.

-Hablé con Hanae, y no debes sentirte traicionada, sólo ha querido ayudarles. Sé que todo ha sido muy difícil y doloroso para ti, pero también lo ha sido para Ranma y ahora que los veo juntos, es como si los doce años de separación nunca hubiesen existido. La alegría que observé en ustedes el día de su boda, que para todos pasó desapercibida, es la misma que puedo observar ahora. Hay una complicidad y una cercanía en ustedes de la que dudo mucho se den cuenta y realmente se ven felices.

-Eso es porque hemos tratado de llevarnos bien, pero como amigos –enfatizó la chica.

-Pero ese es el primer paso para que una relación de pareja funcione. Antes de casarse, ustedes eran amigos, están destinados a estar juntos. No dejes que la fecha de su aniversario se convierta en una fecha aborrecible este año.

Akane la observó en silencio. Había envejecido desde que la había visto por última vez, las hebras blancas en su cabello y las marcadas líneas de expresión en su rostro eran señales físicas del paso de los años, pero sus ojos brillaban con la misma intensidad que ella recordaba.

-No estoy segura si estaré preparada para aceptar un cambio tan radical en mi vida de buenas a primeras –reconoció Akane, luego de un momento de silencio-. Cuando me reencontré con Ranma, no fue un reencuentro del todo agradable, ni siquiera sabía que estaba trabajando para él. Luego de unas semanas, las cosas cambiaron y gracias a eso hemos podido llevarnos bastante bien, pero no creo que sea suficiente para arreglar los problemas entre nosotros.

Le prometo que he tratado de olvidarme de todo y de hacer que nuestra 'relación' funcione, incluso en nuestra reciente estadía en Hong Kong, yo… -Akane se interrumpió y esquivó la mirada inquisidora de su suegra. Aclaró su garganta y continuó hablando-. Luego de ese viaje, pensé en todo lo que había sucedido y me di cuenta de que las cosas no serían tan fáciles de haber un acercamiento más... usted me entiende ¿no? –dijo ella bajando la mirada.

-Yo solo entiendo que te encuentras muy confundida, Akane. Tú quieres a mi hijo pero tienes miedo, quieres estar con él pero temes que eso te haga daño. Y él por su parte, se muere por tenerte con él, pero también teme que tú le rechaces y en vez de conseguir que al menos seas su amiga, se quede sin nada. No puedo culparte, ¿pero no crees que trece años separada del hombre que quieres es demasiado tiempo?

Nodoka la observaba con ternura y ella solo pudo suspirar ante aquellas palabras. La mujer mayor siguió hablando con un dulce tono de voz.

-Las relaciones humanas no son fáciles y menos las de pareja, Akane, pero en algún momento tenemos que ceder para que todo funcione, de lo contrario, el cariño va disminuyendo hasta que finalmente muere. ¿Es eso lo que quieres?, ¿quieres matar ese cariño?

-No –reconoció en un susurro, observando fijamente su vaso de jugo mientras jugaba con él.

-Entonces, ¿qué esperas?

-No lo sé… desde hace un tiempo, casi todas las personas que me conocen me dicen que estoy diferente, que me ha hecho bien este reencuentro y que debería darle una oportunidad a estos sentimientos, pero ¿y si no resulta?, ¿y si su hijo no siente lo mismo?

-Voy a ser sincera contigo. Ranma ha cometido muchos errores, es cierto. Ha tenido aventuras, también es cierto, pero nunca ha podido sacarte de su corazón, ¿sabes por qué?, porque siempre ha estado enamorado de ti. Tú puedes dudarlo, no te exijo que creas en mis palabras, pero solo tienes una forma de comprobar que lo que digo es cierto, esta en ti dar por superadas todas las dificultades que tuvieron en el pasado y empezar de cero, y te aseguro que descubrirás que lo que digo es verdad.

-Yo… debo pensarlo. Por el momento me siento bien trabajando con él, siendo su amiga. Quizá más adelante.

-Quizá –asintió Nodoka.

-¡Aquí están! –interrumpió Ranma de improviso.

-¿Hablaste con los médicos? –preguntó su madre, mientras era testigo del nerviosismo y el sonrojo que se apoderaba de su nuera al ver a su hijo llegar a su lado.

-Sí. Me confirmaron lo que dijiste mamá, dijeron que por hoy le dejarían en observación, que está reaccionando bastante bien y que mañana podremos visitarlo. No hay mucho más que hacer aquí por hoy, así que yo aconsejo que vayamos a descansar y que volvamos mañana.

-Pero yo puedo…

-No señora. Papá está bien, fuera de peligro y atendido por excelentes médicos, no se justifica que tú pases una mala noche por algo que se encuentra totalmente controlado. Es mejor que descanses hoy y que mañana vuelvas temprano para verle.

-Está bien –dijo Nodoka resignada.

-Supongo que te quedarás conmigo ¿no?

-No quiero molestarte hijo.

-No es ninguna molestia, estarás más cerca de papá, sólo por si pasa algo durante la noche, cosa que dudo, pero uno nunca puede estar seguro.

-Tienes razón.

-Entonces vamos. Iremos a dejar a Akane y luego…

-No se preocupen –interrumpió la chica-, yo puedo tomar un taxi. Además, quisiera volver a la oficina.

-Akane, son cerca de las siete de la tarde. ¡Qué demonios quieres ir a hacer a la oficina a esta hora!

-Bueno yo…

-Ranma, irás a dejar a Akane a su casa y la obligarás a cenar algo. Yo me voy a tu departamento sola, para eso tengo al chofer esperando por mí en el estacionamiento –dijo Nodoka en un tono que no admitía contradicciones.

Sí, Akane comprobó en ese momento que la madre de Ranma seguía siendo la misma.

-Bien, aquí tienes las llaves mamá. Deberás abrirme la puerta.

-Claro. ¿Nos vamos?

-Vamos.

Los tres salieron del Hospital un poco más relajados. El encuentro había sido corto pero provechoso para todos y podían intuir que esas reuniones ahora serían más seguidas. Todo dependía de la evolución de la relación entre Jefe y asistente.

R & A

La noche estaba cayendo rápidamente en el barrio de Nerima, Ranma había cumplido el encargo que le había hecho su madre y en esos momentos estacionaba su automóvil en la acera, frente al gran portón del Dojo Tendo.

-Bueno, ya llegamos.

-Sí.

-Debes comer algo, se lo prometiste a mi madre.

-La verdad, tenía que pasar por casa de Mousse, e iba a aprovechar para comprar algo de comer.

-¿Te llevo al Neko Hanten? –preguntó Ranma de inmediato.

-No, me gusta caminar. Si quieres... puedes venir conmigo –dijo ella con nerviosismo.

-¿No te molesta? –inquirió él, no creyendo del todo el cambio radical en la actitud de su asistente.

-Claro que no.

-Bien.

Ambos bajaron del automóvil y comenzaron a caminar en dirección al restaurante chino, iban en silencio, cada cual absorto en sus propios pensamientos. De pronto quisieron interrumpir el silencio reinante y hablaron al mismo tiempo, lo que provocó una sonrisa en ambos.

-Dime –dijo Akane.

-No es nada importante.

-Pero algo ibas a decirme.

-A decir verdad, estaba a punto de pedirte que me disculparas –él hizo una pausa y ella detuvo sus pasos, mientras le dedicaba una mirada llena de interrogantes; él así lo entendió-. Te dejaré en el Neko Hanten, pero no me quedaré contigo. ¿Me disculpas?

Ella no respondió, sólo se limitó a tomar la mano de su jefe y conducirlo al parque que se encontraba justo frente a ellos. Él se sorprendió, pero se dejó conducir por su asistente.

Akane escrutó con la mirada todo el lugar y finalmente dirigió sus pasos hacia unos columpios que en ese momento se encontraban desocupados y sin nada de gente a su alrededor.

-Siempre me gustó este parque. Desde pequeña –dijo finalmente, sentándose en uno de los columpios vacíos y meciéndose con parsimonia. Él observaba un punto indeterminado en el horizonte sin decir ninguna palabra-. Recuerdo que solía venir aquí muy seguido con mis padres, es un lugar bastante tranquilo para recrearse, sobre todo cuando eres una niña. Luego, cada vez que quería estar sola y tranquila, venía aquí. Todavía lo hago con frecuencia.

-Sí –dijo él-. Pero el lugar se volvía un caos cuando todos nos perseguían, ¿recuerdas?

-Lo recuerdo –asintió ella, sonriendo con melancolía-, y aún así, los buenos momentos que pasé aquí son suficientes para sentir un cariño especial por este lugar.

El silencio reinó por unos momentos, luego Akane fijó su vista en el suelo, mientras seguía balanceándose a un suave ritmo.

-Ranma, sé como se siente. Lo que sucedió con tu padre no es fácil para nadie.

-No es algo que me preocupe demasiado. Sé que el viejo es fuerte, se repondrá rápido.

-No tienes que fingir conmigo –le acusó ella-. Sé que la noticia te ha afectado y sé que no quieres demostrarlo porque te has empeñado en forjar una imagen de hombre duro, pero no es bueno que ocultes tus sentimientos, menos en una situación así.

-Mira quién habla de ocultar sentimientos –comentó él con sarcasmo.

-Estoy tratando de ayudarte –dijo en tono de reproche.

Él no contestó y se limitó a cruzar sus brazos y apoyar su espalda en una de las barras metálicas que sostenían los dos columpios. Luego de otro silencio, Ranma suspiró profundamente.

-Lo siento, no quería ser desagradable, es sólo que... esta situación. ¡Diablos!, me conoces Akane, no soy una persona que se ande lamentando por los rincones.

-Lo sé, pero eso no significa que tengas que hacerte el desentendido. Para nadie debe ser agradable que su padre enferme de un día para otro.

-Si quieres que me dedique a ir pregonando por todos lados lo maravilloso que es Genma Saotome solamente porque se encuentra enfermo, olvídalo, sabes mejor que nadie que él nunca ha sido un padre excelente como para hacer eso.

-No, no quiero que hagas eso –dijo Akane, negando con un movimiento de cabeza-, pero al menos debes pensar en acercarte a él y a tu madre también. Desde que estoy trabajando contigo, nunca te he escuchado decir que irás a verlos.

-Se entrometieron demasiado en mi vida –sentenció él.

-Esa no es razón para alejarte de ellos. Son tus padres, sé que tu padre no es la mejor persona que hay en el mundo, pero no deberías apartarlo de tu lado, después podrías lamentarlo.

-¿Eso crees? –ironizó él.

-Ranma, sé de lo que estoy hablando. Yo perdí a mis dos padres, sabes que mi madre murió cuando yo era muy pequeña, pero aun así, siento que me hace falta y con mi padre es mucho peor. Hay veces que aún pienso que va a aparecer de un momento a otro preguntándome que hay de cenar o me da la impresión de que lo voy a ver sentado en la veranda que da al jardín, contemplando el estanque Koi.

-Es distinto. Tu padre siempre trato de hacer lo mejor por ustedes y tu madre debe haber sido una excelente persona.

-No es tan así como tú crees, a veces también los odié por muchas cosas. Ahora me pregunto si no les habré demostrado lo suficiente cuánto los quería y me doy cuenta de que me hacen mucha falta. A mi modo de ver, ésta es una oportunidad para que tú te acerques a tus padres.

-Puede ser –dijo él con poca convicción.

-Vamos, no creo que tu padre nunca haya hecho algo bueno para ti.

-Sólo una cosa -reconoció.

-¿Cuál? –inquirió ella.

-Llevarme a tu casa ese día de lluvia.

Akane se sonrojó un poco al escucharle, pero continuó hablando.

-De todas formas, piensa en lo que te he dicho. Al menos hazlo por tu madre, ella no se merece que la apartes sólo porque quieres darle una lección a tu padre.

-Lo pensaré.

-Bien, se está haciendo tarde, creo que será mejor que me vaya –dijo poniéndose de pie-. Si quieres, puedes dejarme aquí y volver al automóvil, no es mucha distancia hasta el Neko Hanten.

-No, creo que mejor te acompaño, se me ha abierto el apetito. Creo que me hará muy bien un poco de comida china.

-Entonces vamos.

Akane comenzó a caminar en dirección al restaurante de Mousse en silencio, seguida de cerca por su jefe.

-Akane –la llamó él.

-¿Si?

-Gracias… por preocuparte por mí.

-No tienes que nada agradecer, eres mi amigo y te quiero –las palabras escaparon de sus labios con tanta naturalidad, que hasta ella misma se sorprendió de haberlas dicho.

-Yo también te quiero, estoy seguro de que ni siquiera te imaginas cuanto –dijo él sorprendiéndola con un imprevisto y apretado abrazo.

Luego, la soltó y comenzó a caminar como si nada hubiese pasado, ella lo observó avanzar y se apresuró en alcanzarlo, sus mejillas teñidas de un bello color rosa y una tenue sonrisa decorando sus labios.

R & A

Habían pasado dos semanas desde el infarto sufrido por Genma Saotome y Ranma, siguiendo los consejos de Akane, había estado presente la mayor parte del tiempo durante la recuperación de su padre.

Él sabía que su asistente tenía razón. Por muchas idioteces que cometiera su padre durante su vida, era su padre y debía aceptarlo tal y como era; además, su madre no tenía por qué pagar las consecuencias de su mala relación.

Por lo tanto, el dueño de la Black Ryu Company había decidido darle una oportunidad a la relación familiar y era por eso que durante esas dos semanas se había visto obligado a ausentarse constantemente y por periodos prolongados de su oficina, dejando prácticamente todo el control de los negocios en manos de su asistente.

Esto no le molestaba para nada, lo que sí le molestaba era el hecho de estar alejado de ella y no poder verla durante el tiempo que quisiera. Aunque lo que lo tenía satisfecho, era descubrir que al parecer, Akane estaba cediendo nuevamente, dejándolo compartir más con ella y volviendo a ser la misma que era antes de su viaje a Hong Kong.

Prueba fehaciente de ello era el hecho de que lo hubiese invitado a compartir una tarde de esparcimiento junto a Kahori y Jian.

-Entonces, ¿a qué hora voy por ustedes?-se escuchó del otro lado del auricular.

-Hum, ¿a las cuatro? La película comienza a las cinco.

-Bien, estaré en tu casa un poco antes ¿te parece?

-¡Vaya!, eres casi más entusiasta que los niños –comentó Akane con diversión-. No sabía que te gustaban tanto las películas infantiles.

-La película me tiene sin cuidado, lo que quiero es verte –dijo Ranma sin tapujos. Akane se sonrojó y soltó una risita nerviosa.

-Me ves todos los días en la oficina, terminarás cansándote de mí.

-Oh, no lo creo – contestó él con diversión, mientras del otro lado se escuchaban las voces infantiles de los niños que le decían algo a su tía preferida.

-Tengo que colgar Ranma, si no lo hago, estos niños son capaces de destruir mi casa.

-Esta bien, nos vemos luego.

-Sí, nos vemos.

La idea de ir a ver una película recién estrenada había surgido el día que habían ido a cenar al Neko Hanten.

Esa noche, Mousse se había comportado un poco más amable con Ranma y había dejado que su hijo conversara y hasta le pidiera algunos consejos al hombre de la trenza.

Cuando estaban cenando y durante uno de los tantos comentarios infantiles del pequeño Jian, había salido a colación el cada vez más próximo cumpleaños de Kahori. El pequeño, siendo tan cercano a la hija de Kasumi, le había comentado a Akane que una de las cosas que su amiga quería hacer, era ir a ver esa comentada película y fue allí cuando habían quedado todos de acuerdo en que, en cuanto la estrenaran, irían todos juntos a verla y pasarían una agradable tarde como la que habían pasado después de la exhibición de artes marciales donde ambos niños habían encontrado a un nuevo ídolo.

Al principio, ni Kasumi ni Mousse se habían mostrado muy de acuerdo, pero la insistencia de Akane, acompañada de las intervenciones de Tofú y Shaomei, habían hecho ceder a ambos y era por eso que ahora los dos pequeños iban cómodamente sentados en el asiento trasero del jeep de Ranma, Akane sentada en el asiento del copiloto y Ranma conduciendo, todos comentando alegremente los distintos temas de conversación que los niños iban imponiendo.

-…Así que mamá me dijo que si no me portaba bien, se acababan mis entrenamientos por un mes.

-Entonces, yo empezaría a portarme bien Jian –contestó Ranma sonriendo.

-Nah, mamá siempre dice lo mismo, pero al final, papá la convence para que cambie de opinión.

-Eso no quiere decir que tú te tengas que aprovechar de ello Jian –dijo Akane, regañando a su sobrino.

-Yo no me aprovecho de ellos, tía Akane, son ellos los que no se ponen de acuerdo.

-El chico tiene razón –dijo Ranma.

-Ranma –le llamó Kahori quien hasta ese momento había estado demasiado silenciosa.

-¿Si?

-¿Ya podemos decirte tío? –preguntó inocentemente la niña, provocando que Ranma la mirase sorprendido por el espejo retrovisor y Akane girara bruscamente su cabeza por sobre el asiento para mirarla.

-Bueno, si eso es lo que quieren yo no tengo problema. Me agradaría mucho que lo hicieran.

-¿Qué te hizo pensar en eso Kahori? –preguntó inquieta Akane.

-Bueno, es que mamá me dijo que tú trabajas con el tío, pero que además son amigos y también he notado algunas cosas.

-Kahori, no –susurró Jian mirándola inquieto y negando con la cabeza.

-¿Por qué? –dijo su amiga con total desenvoltura-. No es nada malo lo que he notado.

-¿A qué te refieres Kahori? –preguntó Akane con preocupación.

-Es que cada vez que tío Ranma te mira su cara cambia.

-¿Mi cara cambia? –dijo Ranma arqueando una ceja, cada vez más intrigado por los comentarios de la niña.

-Sí, pones una cara de bobo. La misma cara de bobo que pone mi papá cuando mamá le dice algo bonito.

-¡Kahori! –dijo Akane sorprendida.

-Es cierto –afirmó la niña-. Y tú, tía Akane, te sonrojas hasta las orejas y te pones muy feliz cuando recibes una llamada de tío Ranma.

-Yo no… Kahori, deja de decir esas cosas.

Akane se sentía extremadamente nerviosa, sabía que en ese preciso momento, su cara debía parecer un tomate. En cambio Ranma seguía de lo más tranquilo.

Estacionó el jeep en uno de los accesos cercanos al cine y sonrió.

-Llegamos. Próxima parada, la sala de cine.

-Te dije que a tía Akane no le gustarían tus opiniones, Kahori.

-Pero si es la verdad. Además, dime que no te gustaría que Ranma fuera nuestro tío de verdad…

Ambos chicos bajaron con cuidado, mientras Akane hacia lo posible y lo imposible por calmarse.

-Ella no hablaba en serio –dijo encaminándose al cine detrás de los chicos.

-Yo creo que sí. Tu sobrina es muy inteligente –Ranma se adelantó un poco más para alcanzar a los niños y ponerse al mismo nivel de ellos-. No se adelanten tanto. ¿Quieren que compremos algunas golosinas?

-Sí –dijeron ambos alargando la sílaba.

Akane se quedó un momento pensativa y ensimismada, luego corrió para alcanzar a sus sobrinos y a su jefe, quienes ya habían llegado a las dependencias del cine.

Luego de solicitar lo que querían, ingresaron a la sala con más golosinas de las que podían consumir y tomaron asiento para disfrutar de la esperada película.

Ranma y los niños disfrutaban en grande con las escenas que se desarrollaban en la pantalla, no así Akane, quien no dejaba de pensar en lo que había dicho su pequeña sobrina. ¿Eran tan evidentes sus reacciones que hasta una niña de ocho años podía darse cuenta de lo que ella sentía por su jefe?, la respuesta era sólo una, un sí rotundo, ella lo sabía.

Pero si su alocado comportamiento no pasaba desapercibido para su sobrina, entonces, era muy probable que otras personas también se dieran cuenta, por ejemplo su hermana y Mousse. ¡Y los empleados de la empresa!, ¿qué pensarían todos ellos?

Observó disimuladamente hacia el costado en donde se había sentado su jefe y se encontró de frente con la mirada azul profunda del dueño de sus pensamientos. Él sonrió y ella se sintió desvanecer. Devolvió la sonrisa torpemente y agradeció al dios del cine, si es que había uno, por hacer que la casi nula iluminación de la sala lograra ocultar el color granate que ella estaba segura, había adquirido su rostro en ese momento.

Volteó su rostro rápidamente y se concentró en las escenas que desarrollaban los estrambóticos animales que aparecían en la pantalla. Al rato logró relajarse y finalmente disfrutar de la proyección.

-¡Una vez más, tío Ranma!

-Bien, un dos tres: ¡Quiero mover el bote!

-¡Él mueve, mueve el bote!

-¡Ella mueve, mueve el bote!

-¡Nos gustaaaa!, ¡mueve, mueve!

Las risas no paraban entre los dos niños y Ranma.

Para Akane, al contrario, el que hubieran cantando la odiosa cancioncita más de veinte veces desde que habían salido de la sala de cine estaba empezando a afectar sus nervios.

-Otra vez…

-¡Quiero…

-¿Pueden dejar de repetir eso? –dijo Akane frunciendo el entrecejo con evidente malestar.

-Akane, en vez de reclamar tanto, deberías unirte a la fiesta –comentó Ranma, decidido a fastidiar a la chica-. Podrías hacer la parte de la jirafa.

-Melman.

-Eso, Melman.

-¡Ni lo sueñes Ranma! –dijo Akane molesta.

-Entonces tendrás que aguantarte –rió él-. Otra vez chicos. Un, dos, tres: ¡Quiero mover el bote!

-¿Qué hice para merecer esto? –dijo Akane resignada, mientras escuchaba como sus sobrinos y su jefe la torturaban cantando una y otra vez.

Cuando llegaron al restaurante, los chicos se apresuraron en pedir lo que querían, para aprovechar de jugar antes de servirse la comida.

Los adultos buscaron una ubicación cerca de donde se encontraban los chicos jugando y se sentaron a esperar.

Se encontraban frente a frente, tal y como habían estado meses atrás en el mismo lugar después de la exhibición de artes marciales. Pero había una diferencia y ambos lo notaban, era evidente que se habían acercado durante ese tiempo, llegando a ser verdaderos amigos.

-Entonces, ¿te gustó la película? –preguntó Ranma, sólo por decir algo.

-Sí, pero tendría mejores recuerdos de ella si ustedes no se hubieran dedicado a atormentarme con la dichosa cancioncita.

-Pero si es una canción muy entretenida Akane –contestó Ranma conteniendo la risa.

-Sí, pero si escucho una vez más "quiero mover el bote", te prometo que enloqueceré.

-Estas exagerando.

-No, y si tú no logras controlarte para no cantar más esa fastidiosa canción… -Akane se interrumpió y sonrió de forma enigmática.

-¿Qué harás? –preguntó él de forma desafiante.

-Puedes ir olvidándote de tu famosa oportunidad –dijo Akane levantándose para ir en busca de sus sobrinos, al ver que la chica que los atendía llevaba su pedido a la mesa.

-"¿Oportunidad? –pensó Ranma- ¿qué quiso decir con opor… Un momento, ¿acaso ella está dispuesta a empezar de nuevo? –la observó venir con los niños y sonreírle-. Espero no equivocarme esta vez".

Luego de terminar con sus platillos, los chicos se dirigieron nuevamente a jugar unos momentos más, dejando a los adultos en una grata y amena conversación.

Posteriormente, se retiraron del lugar y dejaron en sus casas a los niños, prometiendo que repetirían con mayor frecuencia esas salidas.

Después, Ranma estacionaba su jeep frente al Dojo Tendo.

-Llegamos –dijo él.

-Sí.

-Lo pasé muy bien hoy.

-Yo también –contestó ella-. De no ser por la cancioncita, habría sido la tarde perfecta.

-No sigas molesta por eso –comentó Ranma de forma burlesca.

-No lo estoy –sonrió ella.

-Bien.

-¿Cómo se encuentra tu padre?, no había tenido la oportunidad de preguntarte por él.

-Bien, se recupera rápido. Ya quiere volver a entrenar ¿sabías?

-Espero que no piensen dejar que lo haga.

-No, de eso se encargará mamá.

-Eso espero.

-Gracias por lo que has hecho por mí Akane.

-Pero si no he hecho nada especial, además, ya te dije que eras mi amigo ¿no?

-Sí…-dijo él, pero se interrumpió de pronto y pareció recordar algo. La miró fijamente y sonrió- Akane, ¿me acompañarías en tres semanas más a Kumamoto?

-¿A Kumamoto?, ¿para qué? –preguntó ella, confundida por el cambio drástico en la conversación.

-No importa, sólo dime si lo harías.

-Sí, por supuesto –contestó Akane-, siempre y cuando no tenga algo urgente que hacer o algún imprevisto.

-¡Bien!

Él se veía emocionado con la perspectiva de un viaje a Kumamoto, ella pensó que algo estaba tramando, pero no quiso averiguar más.

-Se está haciendo tarde, y tengo que ver qué destrozos provocó Ryo esta vez.

-Nos vemos el lunes entonces –dijo él.

-Sí, hasta el lunes –dijo ella bajando del jeep. Cuando iba a cerrar la puerta, él llamó su atención.

-¡Akane!

-¿Si? –se acercó ella a la ventanilla del automóvil.

-¡Quiero mover el bote!...

-¡Ranma! –exclamó Akane furiosa pero divertida a la vez. Él rió a carcajadas.

-Es una broma –dijo finalmente-. Que duermas bien.

-Tú también –contestó ella sonriendo y dirigiéndose a la puerta de su casa.

Ranma se alejó del lugar una vez que ella había desaparecido tras la puerta del Dojo.

Iba feliz y no dejaba de pensar en que las cosas por fin estaban tomando un viento favorable, la esperanza de recuperar a su esposa renacía en su interior.

Sí, Kahori tenía razón, cada vez que estaba cerca de Akane o pensaba en ella, se formaba una sonrisa boba en su rostro, pero si ese era el precio que tenía que pagar por estar enamorado de su esposa, entonces él estaba dispuesto a ir regalando esa sonrisa boba a todo el que quisiera contemplarla.

R & A

Los días pasaron y poco a poco todo fue tomando su curso normal. Ranma se encontraba en su oficina esa tarde, concentrado en una pequeña libreta, haciendo anotaciones que luego tarjaba y volvía a escribir, al tiempo que sonreía para sí mismo.

La puerta de su despacho se abrió y él pareció no notarlo, era un lunes y había tenido una mañana pesada, pero esa tarde se encontraba extrañamente feliz a pesar de todo lo que había tenido que atender por la mañana.

-Traje los informes de productividad que enviaron de la fábrica. ¿Quieres revisarlos ahora, o lo harás después?

-Después –dijo él, haciendo un movimiento con su mano.

-¿Qué haces? –preguntó Akane, acercándose al escritorio de su jefe para dejar unas carpetas sobre él.

-Planifico un viaje.

-¿Un viaje?

-Sí.

-¿Y se puede saber…-la frase que ella iba a emitir fue interrumpida por el repiqueteo de su teléfono móvil- ¿Diga?... ¡Shimizu! –el grito fue tan estridente y festivo que su jefe pegó un brinco en su sillón y cerró los ojos-, ¡Shimizu, no puedo creer que seas tú!... ¿Dónde estás?... ¡Osaka!, ¿cuándo llegaste?...

Su jefe la observaba intrigado, mientras ella se movía de un lado a otro, hablando con total libertad con la persona que la había llamado.

-¡Me alegra tanto escucharte!... ¿Qué?, no, yo estoy muy bien… ¡Por supuesto que me gustaría!... El jueves, perfecto… Sí, puedes pasar a buscarme, salgo a las seis… ¡Tienes razón, soy una torpe! –dijo riendo alegremente, totalmente concentrada en su conversación, por lo que no pudo notar la cara de curiosidad y preocupación que tenía su jefe-. Trabajo en la Black Ryu Company… Sí, las oficinas centrales… Asistente de presidencia… No, te dejarán entrar, te lo aseguro… ¡Qué alegría volver a escucharte!... Sí, nos vemos el jueves… Hasta entonces, cuídate.

Akane cortó la comunicación y se volvió sonriente hacia su jefe. Vio su cara interrogante y se apresuró en explicar su comportamiento.

-Era Shimizu, fuimos a la misma Universidad. Hace años que está en Estados Unidos y le va muy bien, ahora se encuentra en Japón por negocios y se está haciendo un tiempo para visitar a algunas personas. Estoy tan feliz de volver a verle.

-Debe ser alguien muy importante para ti –comentó su jefe con algo de disgusto en su tono de voz.

-Lo es –afirmó ella-. Me ayudó mucho en mi época de estudiante. Quedamos de juntarnos el jueves, después del trabajo.

-¿El jueves? –preguntó él desconcertado.

-Sí, ¿hay algún problema? –contestó ella.

-¿No recuerdas?

-¿Recordar qué?

-Dijiste que irías conmigo a Kumamoto.

-A Kumamoto… ¡Lo siento, lo olvidé por completo! –reconoció, llevándose una de sus manos a la boca.

-Sí, ya me di cuenta –dijo él con frustración-. Pero ¿no puedes cambiar tu cita para otro día?, ¿viernes en la noche o el sábado quizá?

-No, Shimizu regresa a Nueva York el viernes a primera hora y tiene totalmente ocupada su agenda el resto de la semana. Pero nosotros no acordamos un día para ir a Kumamoto, sólo me preguntaste si podía ir contigo. No hay problema en ir otro día, ¿verdad?

-Claro –dijo él arrojando bruscamente la libreta sobre su escritorio- No hay ningún problema.

-Ranma, la fecha no es realmente importante ¿o sí?

-No, la fecha no importa para nada. Podemos ir otro día o en tres años más si quieres -ironizó.

-Exageras.

-Está bien Akane, diviértete.

-No estas molesto por esto ¿no?

-No, no estoy molesto. Voy a revisar esos informes.

-¿Quieres que te ayude?

-No.

-La próxima semana podemos ir a Kumamoto si te parece.

-Sí.

-Voy a estar en mi oficina, por cualquier cosa.

-Bien.

Akane salió de la oficina de su jefe pensando en lo caprichoso que él podía llegar a ser. Sabía que se había molestado porque ella había fijado ese encuentro para el jueves. ¡Pero era alguien a quien no veía en años!, y quizá no volvería a ver en otros cuantos años más, ¿acaso eso no era más importante que un simple viaje a Kumamoto que podían hacer cualquier otro día?

Dentro de la oficina de presidencia, un ofuscado Ranma había dejado de pensar en hacer su trabajo y ahora se encontraba marcando el número del anexo de su recepcionista.

-Yuki, quiero que canceles todo lo que tenga pendiente…Sí, voy saliendo y no creo que vuelva… No, no quiero que me molesten, estaré inubicable… No, ni siquiera a Akane…Bien, gracias.

El joven dueño de la empresa salió con rumbo desconocido y ya nadie volvió a verlo durante el resto del día.

R & A

El jueves de esa semana llegó rápidamente. Para Akane estaba resultando una semana bastante poco usual, ya que su jefe casi no pasaba en su oficina y cuando lo hacia, trataba de evitar todo contacto con ella, lo que le daba que pensar que él seguía molesto por lo que ella consideraba un capricho. Por lo tanto, aunque la situación era extraña, no había hecho nada por averiguar el motivo de la molestia de Ranma, estaba segura que después de un tiempo todo volvería a la normalidad.

Eran cerca de las seis de la tarde de ese día, cuando Ranma volvió a aparecerse por su despacho. No habría vuelto de no ser porque Yuki le había comunicado que su asistente quería que firmara unos documentos urgentemente. Ingresó malhumorado y taciturno a su oficina en donde dejó su chaqueta y posteriormente se dirigió a la oficina de su asistente.

Cuando ingresó al lugar, la encontró concentrada digitando algo en el ordenador. Avanzó silenciosamente y se detuvo en frente de ella.

-¿Querías verme? –dijo con voz serena.

-¡Demonios!, me asustaste.

-Lo siento.

-¿Me puedes decir qué es lo que te sucede? –inquirió su asistente.

-No. ¿Me podrías decir que es lo urgente que tengo que firmar? –dijo él, tomando asiento en una de las sillas frente al escritorio de su asistente.

-Aquí tienes –contestó ella pasándole unas carpetas-. Te comportas como un niño pequeño.

Él no contestó, sólo se encogió de hombros y comenzó a firmar los documentos sin siquiera leerlos.

-Hoy hablé con tu madre, me dijo que no te había visto durante estos días.

-No dije que fuera a verlos –respondió él.

-Eso es lo que no entiendo. ¿Dónde has estado? Desapareces durante tres días sin siquiera decirme en dónde puedo encontrarte.

-No consideré importante darte esa información.

-¿Qué hubiera pasado si se presentaba un problema urgente? –dijo ella cada vez más molesta con la actitud fría que él le demostraba.

-Confío en ti. En todo caso, no pretendas saber siempre en dónde estoy.

-Somos un equipo Ranma, necesito saber en donde puedo encontrarte. Además, pensé que éramos amigos.

-Y eso es lo que somos Akane, "amigos", me lo has dejado claro en muchas oportunidades. Por lo tanto, no tengo por qué darte explicaciones de lo que haga con mi vida privada.

-¡Pero te desapareces durante el horario de trabajo! –explotó ella.

-Soy el dueño –contestó él secamente.

-¡Qué diablos te sucede conmigo! ¡Qué te hice ahora!

-¿Es todo lo que hay que firmar? –respondió con una pregunta.

-¡Mírame Saotome!

En ese momento, unos golpes se escucharon tras la puerta y Tomomi apareció en el umbral.

-Akane, te buscan.

-¿Quién? –preguntó ella de forma brusca.

-Hola, Akane chan.

-¡Shimizu!

Akane se levantó tan rápido de la silla, que casi tropieza. Abrazó efusivamente al joven que se encontraba de pie en la puerta de su oficina y esto no hizo más que aumentar el malhumor de Ranma.

Finalmente conocía a Shimizu, no sabía muy bien por qué había albergado la esperanza de que se tratara de una mujer, pero no, Shimizu era un apuesto joven de cabello castaño, ojos verdes, casi tan alto como él y de piel blanca.

El joven dueño de la empresa se puso de pie, dejando sobre el escritorio de Akane las carpetas con los documentos firmados.

-Terminé de firmar, ahora me retiro.

-¡Ranma! –dijo ella con una alegre sonrisa en los labios-. Te presento a Shimizu Ken. Shimizu, él es mi jefe, Saotome Ranma.

-Mucho gusto señor Saotome –dijo el joven, haciendo una respetuosa reverencia.

-El gusto es mío –contestó Ranma, imitando el gesto-. Ahora, si me permiten, debo retirarme.

-Pero Akane, ¿no me dijiste que ibas a invitarlo a ir con nosotros?

Akane iba a contestarle a su amigo, pero Ranma la interrumpió.

-No se preocupe señor Shimizu, aunque quisiera ir con ustedes no podría, tengo cosas que hacer.

-Lástima –contestó el joven-. Me hubiese gustado compartir un momento con usted.

-No sería más que un estorbo, después de todo, yo no formo parte de la vida de Akane. Que lo pasen bien, adiós.

-Adiós.

La puerta se cerró después de que Ranma abandonó la oficina de su asistente, dejando a dos personas sorprendidas por su reacción.

-Es mi idea o a tu jefe no le agradé para nada –comentó Shimizu.

-No, es sólo que ha tenido problemas familiares. Generalmente no es así, pero hoy…

-Bueno, ¿estás lista?

-Sí, vamos. Quiero que me cuentes todo lo que ha pasado durante este tiempo.

-Entonces, será mejor que salgamos de este lugar pronto.

-Sí.

Los dos amigos salieron tomados del brazo y riendo alegremente mientras comentaban una que otra anécdota.

El escaso personal que todavía permanecía en el piso no entendía muy bien el comportamiento de sus superiores. Primero, su jefe se desaparecía durante horas en esos días, luego salía de la oficina de su asistente como alma en pena y después, veían salir a la señorita Tendo alegremente acompañada de otro hombre. ¿Es que acaso se habían peleado? Miles de hipótesis comenzaron a cobrar vida en cuestión de segundos entre los empleados de la Black Ryu Company.

Algo no andaba bien y todo hacía pensar que faltaba muy poco para que el personal viera confirmados o desmentidos los rumores que decían que el dueño de la empresa y su linda asistente eran algo más que jefe y empleada.

El punto de quiebre en aquella relación extralaboral parecía haber llegado al fin y ni siquiera los dos involucrados parecían haberse dado cuenta de cómo o cuándo había sucedido.


Notas finales:

1.-¡Hola! Gracias a todas/os quienes tuvieron intenciones de acabar conmigo al leer el cap anterior y no lo hicieron ^^, ya salí de mi escondite y respiro un poco más tranquila. Perdón por la tardanza, pero entre una cosa y otra, he tenido más preocupaciones y ocupaciones durante el último tiempo, las que no me han permitido actualizar con la rapidez que quisiera, aunque considero que tres semanas no es mucho tiempo ¿o sí?

2.-Este capítulo no debió terminar aquí, por eso encuentro que el final quedó un poco flojo, pero si seguía escribiendo hubiera sido un capítulo extremadamente largo y no quiero aburrirles tanto, no es la idea.

3.-La cancioncita molesta creo que es bastante conocida. Aparece en la película de Dreamworks, Madagascar (1 o 2, da lo mismo). Sé que ha pasado bastante tiempo desde que se estrenara aquella película, pero a mí me trae exactamente el mismo recuerdo la escena de los animalitos cantando aquella canción. Tuve la genial idea de invitar a tres primitos a verla y me torturaron durante horas con la famosa canción, por eso decidí incorporarla al escrito, ya que ahora lo recuerdo con diversión (aunque en ese momento, quise matarlos… pero no se preocupen, los chicos están bien ^^).

4.-Como siempre, quisiera agradecer a todos y a cada uno de los que me honran leyendo esta historia, especialmente a quienes me dejan sus valiosísimos comentarios cada vez que publico una actualización. A Yuna Lockheart, Nahia, Syndy, Sele, BLANDY (Lo siento por la desilusión del cap anterior, pero si no hacía que Ranma desperdiciara su oportunidad, adiós a éste y el próximo capítulo. Gracias por tus palabras ^^), Ivonne-18, katsensei, Nia06, Iramakane, ShakkaDV, KohanaSaotome, Marce, Marina (Si lees esto, mucha fuerza amiga, quiero que sepas que desde acá, te mando todo mi apoyo. Ánimo, todo estará bien), Yumita, Ljorsh90, Paola, Vero (Gracias por tus palabras, a mí también me caes bien. Espero que ya hayas encontrado una solución a lo de tu empleo, si no es así, ánimo, seguro que vendrán tiempos mejores ^^), Sofi, Sonia (Oh, no soy cruel, es sólo que no me gustan las cosas fáciles, jo!. No podía dejar que todo se arreglara en Hong Kong, ya sabrás el por qué y tal vez… tal vez… hasta me encuentres razón. Gracias por tus palabras y… gracias por no matarme ^^), lerinne, ranmamaniaca, Mya23, Yram (Gracias por entender ^^. Lo que ya he dicho, si hubiera dejado que nuestros chicos se reconciliaran durante el viaje, adiós a mis planes para los siguientes capítulos. Gracias, gracias por tu review ^^), Miyuki Uchiha, Caro, Rakanema (Muchísimas gracias por tus palabras. Qué decir, sip, el chico de la trenza lo estropeó todo, pero seguro que entenderás el por qué dejé que lo hiciera. Gracias de nuevo por el review ^^), vanessamcgregor (Así que tú eras la que preguntó mi nombre, no lo recordaba. Generalmente, por no decir siempre, soy muy despistada, gracias por recordármelo ^^. Bueno, a la historia le faltan capítulos para llegar al final, así que no creo que termine así, aunque con las neuronas revoltosas que tengo, quién sabe, jeje. Y sí, creo que todas/os odiamos a la modelo que apareció, pobre chica, sin siquiera conocerla se ganó muchas/os enemigos jeje. Bueno, veremos qué sucede ahora con Ranma, ya que apareció Shimizu. Gracias por tus palabras ^^) y Orphee Girl (No alcancé a contestarte personalmente porque vi tu review justo antes de subir el cap, así que no tuviste que esperar mucho por la actualización ^^. Lo del Lemon, debo confesar que cuando comencé a escribir esta historia no lo tenía contemplado, pero creo que esa decisión puede cambiar. Todo dependerá de si encuentro que la escena se justifica y si logro relatar de forma convincente algo semejante, ya que nunca lo he intentado hacer antes. Así que no descarto la posibilidad de incorporar una escena lemon más adelante, según se den las cosas. Gracias por tus palabras y tu apoyo ^^). Muchísimas gracias por comentar el capítulo anterior, me llena de orgullo y me alegra demasiado el recibir y leer las palabras que me dejan escritas. De verdad que les agradezco un montón por tomarse la molestia de hacerlo ^^.

Ahora sí, ya me despido y será hasta una próxima actualización.

Que todas/os estén muy bien, cuídense mucho y buena suerte para cada uno de ustedes.

Madame De La Fère – Du Vallon.