- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, algo así como "extras"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
"He tenido suficiente…(Closer)"
* * *
Capitulo XV
"Quédate… a mi lado"
La semana pasó volando para ambos, y aunque Ranma hubiese querido compartir con su esposa por todo el fin de semana, tuvo que conformarse con hablar con ella por teléfono y verla por un par de horas el sábado, ya que ella le había dicho que debía visitar a su hermana el día domingo y que esa visita la mantendría ocupada hasta tarde.
Al principio, él se sintió desplazado, pero luego comprendió que no conseguiría nada apurando las cosas entre ellos. Había esperado mucho tiempo para compartir su vida con ella y no dejaría que su impaciencia echara a perder todo lo que le había costado tanto conseguir. Por lo tanto, estaba decidido a darle todo el tiempo que ella quisiera.
Akane por su parte, se encontraba exuberante de alegría. Lo demostraba en sus gestos, en sus actos, en su locuacidad, en todo lo que hacia. No había nada ni nadie que pudiera amargarla en esos días. Así es que Kasumi lo notó inmediatamente nada más verla llegar ese domingo a su casa.
-Estás muy contenta, Akane –comentó Kasumi cuando la observó sonreírle alegremente al hacer ingreso a la casa.
-Lo estoy –reconoció su hermana menor, sin dejar de sonreír.
-¿Se puede saber el motivo? –indagó la mujer de largos cabellos con curiosidad creciente.
-Pronto hermana. ¿Dónde están mis sobrinos?, tengo muchas ganas de verlos.
-En el jardín.
-¿Te molesta si voy a saludarlos?
-Por supuesto que no me molesta, estás en tu casa Akane.
Kasumi observó a su hermana menor alejarse en dirección al jardín dando… ¿saltitos?
Definitivamente algo raro estaba pasando, algo muy raro y ella se sentía en la obligación de averiguar qué era.
Los niños, quienes extrañaban bastante a su tía a quien no habían visto tan seguido como acostumbraban, se encontraban felices con el, aparentemente, gran cambio sufrido por Akane. Así que de inmediato acapararon su atención con juegos, comentarios infantiles y bromas que fueron el deleite de su tía.
Durante el almuerzo, Kasumi no dijo absolutamente nada, se limitó a llevar una conversación amena y un tanto trivial con el resto de la familia. Tofú siendo tan despistado, como de costumbre no había notado nada extraño en el comportamiento de su querida cuñada y los niños simplemente se encontraban felices de compartir con su tía favorita.
Así las cosas, a media tarde Kasumi no soportó más la incertidumbre y después de solicitarle a sus hijos amablemente que fueran a jugar a otra parte, invitó a su hermana pequeña a tomar una taza de té para ponerse al día con sus vidas.
Una vez que ambas hermanas se encontraban sentadas una junto a la otra, disfrutando del exquisito brebaje preparado por la mayor de las Tendo, Kasumi abordó a su hermana.
-¿Me dirás ahora qué es lo que te tiene tan emocionada? –preguntó con cierta suspicacia.
-¿Tanto se me nota? –contestó su hermana con otra pregunta.
-Desde que llegaste no has parado de sonreír y bromear, no sólo con los niños, sino también con nosotros.
-¿Y eso es malo? –preguntó enarcando una de sus cejas y con un tono de voz tan infantil, que a su hermana le pareció estar regañando a su hija mayor.
-No –dijo Kasumi sonriéndole con ternura-, pero hace mucho que no te comportabas así.
-Tienes razón –concedió la chica, llevándose la taza de té a los labios.
-¿Y bien? –inquirió su hermana, impaciente por tanto misterio.
-Me dijiste que la celebración por el cumpleaños de Tofú sería la próxima semana ¿no?
-Sí, pero qué tiene que ver eso.
-No quiero que te molestes conmigo Kasumi, pero… es posible que para ese almuerzo de cumpleaños… venga acompañada de alguien.
-Akane, ¿cómo crees que me va a molestar que vengas acompañada a la fiesta? –dijo Kasumi sonriendo ante la perspectiva de que su querida hermana por fin se atreviera a aceptar a alguien en su vida.
-Traeré a mi esposo –dijo sin tapujos, provocando que su hermana casi se atragantara con un sorbo de té.
-¡Ranma! –exclamó desconcertada.
-Es el único esposo que tengo ¿no? –sonrió Akane ante las palabras de su hermana.
-Akane, entiendo que ustedes sean amigos, pero…
-Es más que eso Kasumi –le interrumpió su hermana.
-Más que eso –repitió la mujer intuyendo lo que su hermana quería decirle.
-Como te dije, es mi esposo –continuó la joven de cortos cabellos tranquilamente, observando el interior de la taza-, y yo lo amo, hermana.
-Así que ésa es la causa de todo, volvió a embaucarte –le dijo Kasumi, enfocando su mirada en un punto no definido, al frente suyo.
-No Kasumi, debes saber o al menos sospechar, que yo nunca me olvidé de él y ahora, simplemente estoy dándole una nueva oportunidad a este sentimiento que crece día a día –dijo su hermana no pudiendo evitar exhalar un profundo suspiro-. Y se siente maravillosamente bien. Kasumi, estoy enamorada de Ranma y quiero arriesgarme a compartir el resto de mi vida con él.
Su hermana la observó por unos segundos y en el rostro de la siempre serena y dulce Kasumi, Akane pudo observar una mezcla entre angustia y desconcierto, ella sonrió para darle a entender a su sobreprotectora hermana, que había tomado la mejor decisión de su vida al aceptar los sentimientos que en ella provocaba hacía tanto tiempo aquel muchacho que había llegado a su vida cargando mil y un problemas y que sin embargo, se las había ingeniado para adueñarse de su corazón por completo, el mismo muchacho que ahora se había convertido en el hombre que ella quería a su lado.
-No puedo creerlo –musitó Kasumi, más para sí misma que para compartir esa frase con su hermana menor.
-¿Por qué? –preguntó Akane observándola con impaciencia.
-Porque él es la persona que te ha hecho más daño en toda tu vida Akane –contestó Kasumi enérgicamente.
-Pero ahora es la persona que me hace más feliz.
Un incómodo silencio se instauró en la estancia en donde se encontraban las hermanas, silencio que fue interrumpido por la mayor de ellas con voz calmada pero que no dejaba de ser pesarosa.
-Bien, es tu decisión.
-Kasumi, él ha cambiado, ya no es el jovencito arrogante e imprudente que solía ser –le defendió Akane, a sabiendas que el mayor obstáculo que podía encontrar para la incipiente y renovada relación que mantenía con su esposo, era la desaprobación de su hermana-. Y yo lo quiero, más que a nada en este mundo.
-Si eso te hace feliz, yo no tengo nada más que decir, es tu vida Akane, tú sabes lo que es mejor para ti.
- Hermana, confía en mí, esta vez será diferente.
-Yo confío en ti Akane, en quien no confío es en él.
-Kasumi, te aseguro que es lo mejor que me ha sucedido en años.
-¿Qué es eso tan bueno, Akane? –preguntó ingenuamente Tofú haciendo ingreso en la salita.
-Mi hermana está… ella mantiene una relación con su jefe –se adelantó a decir Kasumi.
-Mi esposo –corrigió Akane.
-¿Con Ranma? –Ambas mujeres asintieron, una con una sonrisa en su rostro, la otra apesadumbrada-. ¡Te felicito Akane!, ya era hora de que se dejaran de tonterías y arreglaran las cosas.
-¡Tú también lo apruebas! –se escandalizó Kasumi.
-Claro que sí Kasumi. Hace mucho tiempo que Akane debería haber tomado esa resolución, y tú lo sabes mejor que nadie. Aunque te niegues a aceptarlo, ellos nacieron para estar juntos.
-Hum.
-Querida, observa a tu hermana, se encuentra feliz. Acaso no es eso justamente lo que tú querías, lo que siempre has querido.
-Bien –concedió finalmente Kasumi, comprendiendo que ya no podía hacer nada por evitar aquella reconciliación-. Entonces, no me queda nada más que... invitar a mi "cuñado" a tu fiesta de cumpleaños.
-Será una buena ocasión para que hagan las paces –le dijo Tofú sonriendo, Kasumi lo observó resignada y suspiró con desgana.
-No sé si tanto como eso pero...
-Kasumi, por favor, trata de entender... –intervino Akane.
-Está bien Akane, seré la mejor hermana que pudiera desear tu marido.
-¡Gracias Kasumi! –dijo abalanzándose en un fuerte abrazo.
-Sólo espero que él sepa cómo hacerte feliz.
-Ya lo está haciendo Kasumi, de eso no debes tener cuidado.
-Espero que dure.
-Durará lo que tenga que durar, una semana, unos años... toda la eternidad, ¿quién podría decirlo? Lo único que sé con certeza, es que ya no tengo miedo a cometer un error, porque si no me arriesgo a vivir mi vida, ¿cómo podré saber si lo que hice estuvo bien o mal?
-Esa es la verdadera Akane que conozco. ¡Te felicito por recuperarla! –dijo Tofú alegremente abrazando a su cuñada.
-Entonces, ¿puedo traer a Ranma?
-Sí, puedes venir con él.
-¡Tía Akane! –dijo alegremente Kahori incorporándose a la conversación-, ¿cuándo vendrá tío Ranma?
-Un momento. Kahori, ¿desde cuándo le dices "tío" a Ranma? –inquirió Kasumi.
-Desde que fuimos al cine la última vez -contestó la niña con naturalidad-. Le pregunté si podía decirle de esa forma y él dijo que sí, ¿por qué mamá?
-Akane, eso fue hace semanas.
-Sí, y estoy enamorada de él desde hace años –reconoció Akane-. Kahori, verás a tu tío el próximo fin de semana, para el cumpleaños de tu papá.
-¡Bien! –dijo Kahori, para luego salir corriendo hacia la escalera y subir a su cuarto-. Tendré que entrenar mucho, él prometió enseñarme algunas katas… Y le demostraré a Jian que puedo ser mejor que él… ¡Ya verás lo que te espera Jian!
La dulce e infantil voz de la niña se perdió escaleras arriba y los adultos no pudieron hacer nada más que sonreír ante el explosivo entusiasmo de la pequeña.
-Sencillamente no lo puedo creer, hasta mi propia hija parece adorar a Ranma.
-Tendrás que acostumbrarte Kasumi –dijo Akane-, ella no sabe toda la verdad, pero es bueno que ya comience a verlo como su tío, su verdadero tío, ¿no lo crees?
-Todo es tan precipitado.
-¿Precipitado?, ¿doce años te parece precipitado?
-Está bien, pero no logro acostumbrarme.
-Lo importante es que Akane está feliz –afirmó Tofú.
-Sí, tienes razón. Eso es lo realmente importante. Bueno, el sábado pondremos a prueba todos los cambios que mi cuñado ha logrado hacer en su persona.
-Gracias Kasumi, ahora ya no tengo a nadie más que explicarle las cosas.
-¿Nabiki ya lo sabe?
-Nabiki fue una de las personas que me incentivó a acercarme a mi esposo Kasumi.
-¡Cómo!
-Cuando estuvimos en Hong Kong, ella habló conmigo. Comprendió todo antes de que yo le dijera nada y me ayudó a tomar una decisión. Lástima que las cosas se echaron a perder a último minuto, de lo contrario, ya llevaríamos más tiempo juntos Kasumi.
-¡Eso si es insólito!, Nabiki me pidió encarecidamente que te cuidara de Ranma.
-Y Nabiki se dio cuenta de lo bien que me hacia estar junto a él, yo te pido que hagas el intento de hacer lo mismo.
-Está bien, no se hable más del asunto. ¿Te hace feliz estar junto a tu esposo?, yo no soy quién para oponerme a tu felicidad.
-Gracias Kasumi.
Akane se sintió liberada, por fin había conseguido el apoyo de sus seres queridos, de todos ellos y eso era importantísimo para ella. En menos de lo que esperaba, había conseguido más de lo que pensó, le tomaría años en lograr y ahora era inmensamente feliz, ¿hasta cuándo?, no pensaba atormentarse más con esa pregunta, viviría todo lo que tuviera que vivir con el hombre que amaba y no se arrepentiría por ello.
R & A
Los pasos apresurados que daba alrededor de su habitación no hacían más que incentivar al inquieto perro a seguirla ladrando alegremente.
Lo cierto era que quería lucir espléndida ese día, lucir radiante para su esposo. El problema era que a pesar de que había tratado de hacer las cosas con prontitud, de una u otra forma se había retrasado y él la pasaría a buscar en menos de treinta minutos para llevarla al almuerzo por la celebración del cumpleaños de su cuñado.
Con una toalla cubriendo escasamente su cuerpo y su cabello aún húmedo, se encontraba decidiendo qué vestido sería su mejor opción para ese día. Afuera reinaba un sol esplendido, por lo que finalmente se decidió por un sencillo vestido de tirantes blanco, con pequeñas flores celestes, sandalias y un escaso maquillaje. Luego de vestirse, adornar su cabello con una coqueta peineta en tonos celestes y retocar un poco el maquillaje, escuchó que alguien llamaba en la puerta de entrada.
-"Justo a tiempo" –se dijo, para luego bajar a toda prisa por la escalera y dirigirse a abrir la puerta. Sonrió ampliamente al verle de pie allí.
Ranma la observó sonriente también, apoyado en el umbral de la puerta. Internamente se preguntaba cómo lo hacia ella para verse siempre con ese aspecto tan jovial y extremadamente hermosa, con tan poco esfuerzo. Ella se sonrojó ante la mirada de su esposo y luego se vio capturada por los fuertes brazos de él mientras sentía cómo sus labios eran atrapados en un beso apasionado.
-Te ves preciosa –dijo él, apenas separándose de ella.
-Mientes –expresó ella con fingida seguridad-, el vestido es demasiado sencillo como para…
-Dije que tú te ves preciosa, no que el vestido era lindo o sencillo –le interrumpió-. Da igual lo que te pongas, sigues siendo bella.
-¿Lo dices por quedar bien conmigo? –preguntó arqueando una de sus cejas.
-Lo digo porque es la verdad –complementó para luego darle un nuevo beso.
-Tenemos que irnos ya Ranma –dijo ella suspirando audiblemente.
-¿Ya? ¿Ni siquiera podemos retrasarnos un momento? –preguntó haciendo una divertida mueca de desacuerdo, ella sonrió.
-Sí, Kasumi nos debe estar esperando.
-Bien, entonces no haremos esperar a tu hermana más de lo necesario. Vamos.
Ella cerró la puerta y él tomó a Ryo en sus brazos para conducirlo a su automóvil, luego, ambos subieron y se dirigieron sin prisa a la casa de Kasumi. Iban felices, conversando amenamente y de manera distendida. Llevaban dos semanas de romance y se sentían tan felices que parecía que nada podría empañar esa felicidad.
Al llegar a casa de Kasumi, Akane se encargó de bajar a un inquieto Ryo y luego ingresaron al lugar. Tofú salió a recibirles muy alegre y felicitando a Ranma por lo que pensaba, era lo mejor que podía sucederles a ambos.
Llegado el turno de Kasumi, el ambiente cambió. Ella en un principio se comportó un tanto fría con su cuñado, pero luego de la insistencia de Tofú y al ver que su pequeña hija mostraba una debilidad casi innata por el esposo de su hermana, la mayor de las Tendo había cedido y estaba haciendo su mayor esfuerzo para olvidar sus aprensiones con respecto a Ranma.
Momentos después, cuando Mousse y Shaomei quienes se encontraban entre los invitados, habían llegado, el ambiente había vuelto a tensionarse un poco, pero Shaomei, Tofú y Akane, lograron que la celebración se llevará a cabo en una sana convivencia.
Los niños también habían colaborado bastante ya que en sus mentes infantiles, sólo veían en Ranma a un tío al que habían empezado a idolatrar hacía un tiempo atrás y ahora se encontraban dichosos de saber que tendrían más oportunidades para compartir con él y solicitarle ayuda en lo que les apasionaba.
Así, Ranma pareció convertirse en el niñero perfecto para Kahori, Jian y un curioso Toshio, quien veía por primera vez a ese tío tan simpático y cariñoso.
-Entonces, ¿cómo va todo? –preguntó Shaomei en tono cómplice, mientras ayudaba a Akane a recoger algunos utensilios.
-No podría ir mejor Shaomei –dijo Akane sin poder evitar la sonrisa que se fue formando en sus labios al observar cómo Ranma elevaba a su sobrino más pequeño por encima de su cabeza, haciendo que el niño riera a carcajadas y Tofú sonriera a su lado, haciéndole un comentario al cual Ranma asintió.
-Se nota en tu rostro Akane, te ves feliz.
-Me siento feliz Shaomei –reconoció la aludida-. Es lo más maravilloso que me ha sucedido en años. Imagina lo que es conseguir al amor de tu vida después de casi catorce años.
-Eso quiere decir que tus temores al fin se esfumaron.
-No sé si se esfumaron, pero al menos comprendí que quiero arriesgarme en esta relación. Si no resulta como espero, al menos no me quedaré con la incertidumbre -contestó con un leve encogimiento de hombros.
-Me alegro que pienses de esa forma –sonrió su amiga.
-Tú has sido de gran ayuda amiga.
-Yo sólo te dije lo que pienso, es lo mejor que podías haber hecho y el resultado es evidente, ¡estás radiante Akane!
-Sí, ¿verdad? No sé, me siento como en las películas, cuando a los protagonistas les ponen una canción de fondo dependiendo de su estado de ánimo, una banda sonora.
-Se nota.
-Lo observo y simplemente no puedo dejar de sonreír, parezco una tonta.
-No, estás enamorada –corrigió Shaomei.
Su amiga sonrió y levantó sus ojos. Soñadoramente contempló a su esposo cuando éste era perseguido por tres inquietos niños alrededor del jardín.
- "I will be sorong, I will be faithful, 'cause I'm counting on a new beginning a reason for living A deeper meaning…" -sin querer, la chica de cortos cabellos había recitado parte de la letra una romántica y contagiosa canción. A su lado, su amiga la observaba alegremente.
-¡Y entonces qué esperas! –exclamó la joven china, sacando a Akane de su ensoñación.
-¿Cómo? –se sorprendió ella.
-Akane, ustedes son un matrimonio, ¡compórtense como tal!
-Yo… -un tanto ruborizada, Akane negó con su cabeza-. Es sólo una tonta canción Shaomei, además…
-Akane –le interrumpió su amiga-, no lo tomes a mal pero… ¿Ustedes todavía no…?
La esposa de Mousse dejó la pregunta en el aire, pero para su amiga fue evidente a lo que ella se refería. Akane abrió mucho los ojos y un intenso rubor cubrió sus mejillas. ¿Cómo reconocer algo así en un lugar público? ¿Cómo decirle?
-¿Akane? –insistió su amiga, la amazona no se daría por vencida.
-Hemos… avanzado pero… -la chica se sentía realmente incómoda, pero sabía que si podía hablar con alguien abiertamente y con total confianza de aquellos temas, ese alguien era Shaomei.
-¿Pero? –la incentivó a seguir.
-Son apenas dos semanas, Shaomei –dijo observando sus manos, mientras pasaba repetidas veces su dedo pulgar derecho por la palma de su mano izquierda nerviosamente, casi de forma compulsiva.
-Están casados hace doce años –siguió Shaomei, cada vez con más insistencia.
-Trece –rectificó Akane-. Debo reconocer que… hemos estado cerca...
-Cerca –repitió su amiga mirándola con una mezcla de curiosidad y diversión-. ¿Qué quieres decir con cerca?
-Tú sabes.
-No, no lo sé –dijo tratando de fingir seriedad.
-¡Shaomei, deja de atormentarme!
-Sólo quiero que me digas si tú y tu esposo…
-¡No, aún no hemos hecho…! –Akane se sorprendió a sí misma de haber puesto en palabras lo que tanto quería ocultar. Se llevó ambas manos a la boca y miró de forma desesperada a todos lados por si miradas y oídos indiscretos la hubieran descubierto, pero al parecer, la suerte estaba de su parte.
-¡Ah! –dijo Shaomei evitando reír a carcajadas-, ya entiendo.
Akane la observó con el entrecejo fruncido y una mueca de completo disgusto.
-Querías avergonzarme –le acusó.
-No, simplemente quiero entender qué es lo que los detiene de demostrarse ese amor que vienen cultivando desde hace tantos años.
Silencio. Shaomei miraba triunfalmente a una abatida Akane que se debatía entre reír, llorar o tal vez golpear a su querida amiga. Finalmente, simplemente suspiró.
-A veces es difícil contenerse y creo que para él lo es aún más. No me ha dicho nada al respecto, yo simplemente lo siento y lo sé –reconoció, observando a lo lejos a su esposo-. Ha sido muy paciente y delicado conmigo… Hace catorce años atrás, jamás lo hubiera creído de él…
-Akane, entonces qué demonios te detiene.
-Tal vez… No, estoy segura –rectificó-. Quiero que sea un momento especial.
La joven china suspiró y negó con la cabeza, al momento que tomaba a su amiga de ambas manos.
-Ese momento especial por el cual tú estás esperando no existe –dijo con total seguridad y sonriéndole con ternura-. ¿Sabes por qué? –Akane negó-. Porque cualquier momento merece ser catalogado de especial si estas con la persona indicada, con la persona que amas Akane. Ya diste el primer paso, ahora lo único que puedes hacer es seguir adelante. Sólo míralo, ¡se ve feliz con esos niños a su alrededor!
-Pero eso no quiere decir que…
-Quiere decir que él está más que dispuesto a formar una familia… Contigo –dijo Shaomei para luego soltar las manos de su amiga, sonreírle nuevamente y dirigirse posteriormente hacia donde se encontraba Mousse, quien le hacía señas desde una esquina del jardín.
-"Una familia… Conmigo" –pensó Akane observando soñadoramente a Ranma conversar animadamente con Tofú.
-Akane, ¿me ayudarías con esto? –dijo Kasumi sacándola de sus pensamientos.
-¡Voy Kasumi!
En otro sector, Ranma y Tofú compartían amenamente una conversación distendida.
-Entonces, resulta que el chico más problemático que pasó por Nerima alguna vez, está convertido en todo un empresario –dijo Tofú con alegría.
-Yo no era problemático, Tofú –se defendió Ranma-. Los problemas venían a mí, es diferente.
-Puede que tengas razón.
-¡Claro que la tengo!
Tofú rió alegremente observando detenidamente a Ranma, mientras éste se llevaba ambas manos atrás de su cabeza, en un gesto tan característico del joven artista marcial. Mil y un recuerdos vinieron de inmediato a la memoria del médico.
-En mi vida, no hay nada de lo que tenga que arrepentirme, Ranma –comentó con una seriedad que pocas veces el joven de la trenza había visto en el doctor-, salvo haber ayudado a Akane ese día sin antes haber averiguado tu versión.
Ranma lo observó con seriedad, bajando sus brazos para cruzarlos al frente.
-Hiciste lo que hubiera hecho cualquier buen amigo de ella. Después de todo, ella debió haber estado destrozada… Por mi culpa.
-¿Hablaron de lo sucedido? -preguntó el médico ajustandose sus anteojos.
-Hace tiempo. Me contó lo que había hecho, cómo lo había hecho y por qué.
-Sólo una duda ha permanecido conmigo todo este tiempo Ranma, una pregunta que sólo tú me puedes contestar.
-Lo sé. Quieres saber si en verdad le dije a Ukyo que la quería –el médico asintió-. Sí, lo hice, pero luego le deje en claro que sólo la podía querer como a una amiga. Tofú, yo amaba a Akane, ella es la única mujer que casi sin proponérselo, me cautivó por completo y por mi propia cobardía al no reconocerlo a tiempo, la perdí tontamente y le hice mucho daño.
-Siempre supe que ustedes se amaban, incluso antes de que ustedes mismos se dieran cuenta de que así era, por eso me pareció tan extraña la afirmación de Akane ese día y hasta el día de hoy pienso que el ayudarle en su plan fue una total y absoluta estupidez.
-Tú no tienes la culpa, no podías saber cómo habían sido las cosas. El punto es, que la vida se encargó de darme una segunda oportunidad y estoy decidido a tomarla Tofú.
-Entonces, tendrás que decirle a Akane lo que realmente sucedió ese día. Ella merece saber la verdad.
-¿Y arriesgarme a que se sienta totalmente culpable de nuestra separación? No Tofú, sé que quizá llegue el momento de volver a hablar del tema, pero quiero que sea cuando realmente ambos estemos preparados. Lo único que tengo claro ahora es que observo a Akane y sé que la quiero a mi lado para siempre, no permitiré que los fantasmas del pasado vuelvan a arrebatármela, o por lo menos haré mi mayor esfuerzo para impedirlo.
-Me alegra mucho escucharte hablar así.
Ambos hombres sonrieron, pero inmediatamente fueron interrumpidos por los alegres gritos de los tres niños que se empeñaban en reclamar la atención de su muy solicitado tío.
Las horas pasaron rápidamente, compartiendo en una sana convivencia, nadie hubiera dicho nunca que hacía tan sólo unas semanas, dos de aquellas personas que tan alegres se encontraban en esos momentos habían tenido intenciones de despellejar vivo a uno de los invitados a la celebración, ya que si bien era cierto, Kasumi y Mousse no se sentían muy seguros aún ante las verdaderas intenciones de Ranma, ambos habían dejado sus sospechas a un lado para conseguir que todo fuera armonía y buenos deseos entre ellos. Al fin y al cabo, Akane se encontraba feliz y eso era lo realmente importante, por lo tanto, ellos no interferirían en esa felicidad.
Así las cosas, cerca de las nueve de la noche y después de que algunos invitados ya se habían retirado, Akane y Ranma decidieron hacer lo mismo.
Se habían divertido mucho aquel día, pero querían compartir un momento de soledad, sin nadie que les interrumpiera en medio de una conversación cómplice o alguna demostración de cariño.
-Fue una linda fiesta Kasumi –dijo Akane en la puerta de salida despidiéndose de su hermana mayor.
-Gracias, qué bueno que pudieron venir.
-Al contrario, debo agradecerte el que hayas dejado que acompañara a mi esposa –dijo Ranma abrazando firmemente a Akane por la cintura. Kasumi los observó por un momento y luego sonrió.
-No tienes nada que agradecer Ranma, eres mi cuñado y mi hermana te quiere a su lado. Tofú tiene razón, ustedes siempre debieron permanecer juntos.
Akane la observaba sin poder creer en lo que acababa de decir su hermana, pero sus palabras se escuchaban muy sinceras, por lo que ella agradeció internamente y luego sonrió.
-El que tú digas eso me pone inmensamente feliz hermana –dijo dándole un fuerte abrazo.
-Mientras mantengas esa sonrisa en tus labios, yo seré la mujer más feliz del mundo hermanita –Ranma observaba a las hermanas y una sonrisa se fue formando en sus labios-. Ranma, cuídala mucho ¿si?
-De eso no te quepa duda. Entonces, ¿sin rencores? –preguntó.
-Sin rencores –dijo Kasumi abrazando a su cuñado.
Luego de aquello, Akane y Ranma se retiraron junto a Ryo, para ingresar al automóvil de Ranma y emprender el camino de regreso al dojo Tendo.
Cuando estaban prontos a llegar a destino, Akane le propuso a su esposo que se bajara un momento para conversar un poco más tranquilos, ya que ambos sabían que pronto tendrían que estar separados por kilómetros de distancia y a lo menos una semana.
Las negociaciones que habían efectuado en Hong-Kong hacía un tiempo atrás y que tan bien habían resultado, requerían de la presencia del presidente de la compañía para afinar los últimos detalles de la expansión en la región.
El viaje de Ranma estaba programado para el día siguiente a medio día, por lo que cualquier momento de intimidad sería muy bienvenido por la pareja.
Así y luego de bajar con un inquieto cánido, Akane invitó a pasar a su esposo a la gran casona Tendo.
-¿Quieres… deseas…? –titubeó nerviosamente la chica de cortos cabellos-. ¿Te gustaría una taza de té?
Para Ranma era totalmente evidente que ella se encontraba nerviosa, demasiado nerviosa y no tenía idea del por qué. Ingenuamente pensaba que se debía a que recién estaba asimilando las emociones que había vivido en la tarde, así es que sólo sonrió y aceptó el ofrecimiento.
-Es una buena idea.
-Bien. Bueno yo… espérame un momento, no tardo –terminó de decir ella atropelladamente, para posteriormente dirigirse casi a trompicones a la cocina.
El comportamiento de su esposa no dejaba de llamar la atención del joven de la trenza, pero ya tendría tiempo para descubrir qué le sucedía a Akane. Tomó asiento pacientemente en la sala y se entretuvo observando nuevamente las fotografías que decoraban la estancia.
En la cocina, Akane se encontraba hecha un mar de dudas. Para ella el próximo paso en la relación con su esposo era obvio, aunque era innegable que se encontraba indecisa. Sabía que Ranma la amaba, se lo había dicho, se lo había demostrado y a ella le había quedado bastante claro, entonces, ¿qué la detenía? Era la pregunta que venía a su mente una y otra vez, la pregunta que ni siquiera ella podía contestar con sinceridad.
Sabía que él era un hombre experimentado, debía serlo si los rumores y noticias de la prensa rosa tenían algo de cierto y francamente, a ella eso no le importaba, así como entendía que a él tampoco le preocupaba lo que había hecho ella con su vida entre la separación y su inesperado reencuentro.
Él se lo había manifestado así el mismo día en que habían comenzado a rearmar ese complicado rompecabezas en el que se había convertido su relación.
-"Sólo falta la pieza central –se dijo mentalmente mientras llenaba las dos tazas y el penetrante aroma del té recién preparado inundaba la cocina-. Cualquier momento será especial si te encuentras con la persona que amas".
Akane tomó la bandeja en sus manos para dirigirse con paso vacilante hacia donde la esperaba su esposo. Una vez allí, suspiró profundamente para luego sonreír y tratar de alejar las dudas de su mente.
-No soy una experta pero creo que quedó bastante bien –dijo ofreciéndole la taza, para luego sentarse a su lado.
-Seguro que sí.
Silencio. Ese incómodo silencio que venía a aumentar la tensión en las acciones de ella. ¿Por qué él no hablaba? ¿Por qué justamente en ese momento permanecía en un silencio casi obstinado? Sólo le pedía una palabra, un comentario sarcástico, una broma, lo que fuera para que la ayudase a salir de aquel estado casi histérico en el que se encontraba.
-¿De qué hablaban tú y Shaomei esta tarde?
-¿Cuándo? –preguntó, rogando para que no se refiriera a la embarazosa conversación con la joven china.
-Cuando ella parecía muy divertida y tú… Bueno, digamos que estabas más roja que un tomate.
¡Lo sabía!, era lógico que él preguntaría justamente por lo que más temía. Tenía ese don, esa característica particular, hacer las preguntas, afirmaciones y comentarios menos indicados en momentos totalmente inoportunos.
Ella se ruborizó furiosamente y trató de disimular llevándose la taza de té a los labios.
-Nada de importancia, sólo me hacía bromas de mal gusto.
-Relacionadas conmigo –complementó él.
-¿Por qué tienes la idea obsesiva de que todo tiene directa relación contigo? –trató de desviar el tema de conversación.
-Mmh, no todo tiene que ver conmigo Akane, pero estoy seguro de que ése tema en particular sí tenía relación conmigo.
-Te equivocas, estábamos hablando de los niños –mintió.
-Los niños –dijo él no del todo convencido, dejando la taza desocupada en la bandeja. Ella lo imitó.
Silencio nuevamente y ella que no podía serenarse. Cuando por fin había decidido entablar una conversación segura, él se adelantó nuevamente.
-Me gustó jugar con ellos hoy –dijo sonriendo al recordar el momento-. Se sintió… bien.
-Eso lo dices porque sólo compartiste con ellos un rato. Te aseguro que si tuvieras a una tropa como aquella todos los días y a cada momento, no estarías diciendo esas cosas.
-Akane, ¿crees que no sirvo para ser padre?
-No quise decir eso, yo…
-Ven acá –le interrumpió él, abrazando a su esposa-. Estás muy equivocada Akane.
-¿Equivocada por qué?
-Porque a mí sí me gustaría tener hijos, contigo –dijo pasando su dedo índice por la pequeña nariz de su esposa en una tierna caricia.
-Ranma… -dijo ella buscando la cercanía de su esposo. Suspiró, se recostó suavemente descansando su cabeza en el hombro masculino y cerró sus ojos; él sólo la rodeó con uno de sus brazos.
Un nuevo momento de silencio pero esta vez, tan agradable y tan cómplice entre ambos que hizo que la joven mujer por fin comprendiera las palabras que le dijera su amiga aquella tarde. Se abrazó a él y se dejó envolver por la mágica sensación de encontrarse en los brazos del hombre que amaba.
-Akane, ¿alguna vez me odiaste? –preguntó él de pronto, sacándola de su ensoñación.
Ella abrió sus ojos y negó suavemente con la cabeza.
-Nunca pude hacerlo Ranma –dijo con voz ausente, como tratando de rememorar ese pasado cercano-. No puedo desconocer que hubo momentos en los cuales quise odiarte con toda el alma, pero finalmente, no se puede odiar a quien se ama ¿no?
Ahora fue el turno de él para quedar en un profundo estado de ensoñación, sin palabras que decir, sin comentarios que hacer.
-No, no se puede odiar a quien se ama… -contestó finalmente con un suave tono de voz, acariciando el cabello de su esposa.
-Será mejor que me vaya ya, es tarde y mañana…
-Quédate –le interrumpió. Esa simple palabra, más que una invitación, se había escuchado como una orden-. Sólo… sólo un rato –terminó de decir, observándolo con insistencia y con un brillo en sus ojos que le impactó.
-Si así lo quieres…
Nueva interrupción, esta vez con un imprevisto y apasionado beso que él no pudo ni quiso rechazar.
Para ella, las dudas quedaron en segundo plano, los temores se esfumaron y por primera vez era capaz de reconocer que la pasión le ganaba a la razón. Ya no podía seguir engañándose, quería a su esposo, lo amaba y lo deseaba. Tantos años de amarlo en silencio, tantos sueños rotos por la negación, la nula comunicación y el orgullo y ahora, después de todo, cada pieza encajaba en su lugar.
Para cuando se separaron, ambos respiraban agitadamente y sentían sus corazones latir con fuerza. Él sonrió y acarició la mejilla de ella con la punta de sus dedos, deteniéndose justo en su barbilla.
-Eres preciosa –ella iba a contestar, pero él se adelantó-. Eran sólo mentiras Akane, todo lo que te decía era lo inverso de lo que pensaba.
Ella sonrió. ¿Era posible que le leyera el pensamiento? ¿Era posible que adivinara lo que ella contestaría?
-Gracias -atinó a decir.
Él asintió y bajó su extremidad hasta posarla delicadamente en el hombro de su esposa, ella cerró los ojos y acarició aquella mano con su mejilla, provocando que él exhalara un profundo suspiro y con su otra mano la acercara más hacia él. Ella se dejó conducir, posando sus labios en el cuello de él, provocando con ese suave y delicado contacto que él se estremeciera y luego, se sorprendiera al sentir la mano trémula e insegura de su esposa tratar de abrir los botones de su camisa.
¿Acaso era un sueño? ¿Acaso se encontraba en uno de sus más reales sueños? Todo le indicaba que finalmente ella estaba decidida a consolidar su relación, pero él quería estar seguro, él necesitaba saber si ella estaba dispuesta a hacer realidad todos sus anhelos, todos sus sueños e ilusiones.
-A… Akane –le llamó con dificultad. El famoso autocontrol del artista marcial se le escapaba entre los dedos. Era un deseo casi irrefrenable el que le hacía sentir su esposa. Una pasión que estaba seguro, no podría seguir reteniendo por mucho tiempo más-. Akane, necesito saber...
-Quédate esta noche conmigo Ranma –fue la susurrante respuesta que le regaló a la pregunta inconclusa. Si él era capaz de adelantarse a sus preguntas, ella también lo haría-. Quédate a mi lado.
Fue todo lo que necesitó escuchar él para apoderarse de los labios de su esposa y comenzar a recorrer el perfecto cuerpo de la joven que tantos suspiros le había arrancado a lo largo de su vida. Cada caricia, cada sensación, cada suspiro encerraba un único significado para ambos, amor, un profundo, total y completo amor, forjado con persistencia y entre miles de problemas, dificultades e inconvenientes, pero finalmente, ese sentimiento oculto había sobrevivido a todo aquello y ahora era tiempo de compartirlo.
-¿Vamos arriba? –propuso él con dificultad, escondiendo el rostro en el cuello de ella para luego besarla con pasión.
Ella sonrió pero no pudo responder ya que como era ya habitual, una inesperada interrupción hizo que ambos se detuvieran en el acto.
-¿Esperas a alguien? –preguntó él con inquietud y algo de molestia.
-No, pero…
Los golpes a la puerta se dejaron escuchar por segunda vez y el inquieto perro que se encontraba en el jardín comenzó a ladrar con insistencia.
-Será mejor que vaya a ver quién es –dijo ella poniéndose de pie y arreglando su apariencia con la ayuda de sus manos-. No tardo.
-Akane…
-Sólo un momento –dijo regalándole una sonrisa de las que sólo ella era capaz de dar.
-Bien –fue la respuesta casi ahogada que dejó escapar Ranma en el momento en que ella se dirigía a la puerta y se volvían a escuchar los golpes-. Bien –repitió en un susurro con frustración, pero luego, una amplia sonrisa decoró su rostro.
Entre tanto, Akane abría la puerta con una alegre sonrisa en los labios y dispuesta a decirle a quien fuera que estuviese frente a su casa, que volviera en otra ocasión, pero la chica no se esperaba al visitante que se encontraba de pie, observándola con insistencia.
-¡Tú! –exclamó la chica sorprendida.
-Hola… –comenzó a decir con dificultad- Yo vine… yo…
-¿Qué se supone que haces aquí? –las palabras fueron dichas con dureza y algo de rencor.
-Quiero… disculparme.
-¡Después de diez años! –le increpó.
Ranma, que había escuchado los gritos y el tono nada amable de su esposa, pensó que tal vez ella necesitaría ayuda, por lo que se dirigió a grandes zancadas al recibidor.
-Akane, necesitas… -se interrumpió al descubrir a la persona de pie en la puerta y por unos segundos se quedó sin palabras que decir, hasta que finalmente pudo reaccionar-. ¡Tú!
Los tres se quedaron en completo silencio, la visita no era esperada y mucho menos grata para la pareja. Era como si de pronto les hubieran dejado caer de un avión, sin paracaídas y cada uno de ellos se sentía totalmente desconcertado en presencia del otro.
Al parecer, el extraño rompecabezas volvía a desarmarse, por lo menos por esa noche.
Notas finales:
1.- He vuelto, quizá no con un capítulo tan interesante pero sí de transición. ¿Podrán disculparme por eso?, espero que sí. Debo confesar que este capítulo resultó bastante difícil de escribir, es decir, las ideas estaban pero me costó darles forma y encuentro que no quedó muy bien, pero bueno, ya está.
Como dato, la frase que recita Akane la encuentran en una canción que me gusta bastante, pertenece al desaparecido grupo Savage Garden con su canción "Truly, madly, deeply" (creo que es bastante conocida, por eso no la subí a mi rincón, pero si no la conocen, nada más háganmelo saber y la subo ^^).
2.- Aviso que debido a las peticiones e insistencia y además, porque encuentro que sí se justifica para el desarrollo de la historia, haré mi mejor (y mayor, porque será la primera vez que escriba algo parecido) esfuerzo por llevar a palabras alguna escena un poco más subida de tono. No sé cómo resultará, así es que no se hagan muchas expectativas; es por eso el cambio en el rating, aviso desde ya.
3.-Como siempre agradecer a todas/os quienes han seguido esta historia desde que comencé a publicarla, a quienes se han incorporado en el camino y a quienes posiblemente lo harán en un futuro.
Mis queridos lectores pasivos, mil gracias por regalarme con su tiempo en cada actualización, y a quienes me hacen feliz comentando los capítulos, infinitas gracias por hacerlo. A ivonne-18, Nia06, syndy, Sele, Marina, mjgsmf, sabrina, blandy(Gracias por el review. Ahora sí reconozco que tardé demasiado, aunque pretendo que no vuelva a ocurrir. Gracias por tus palabras ^^), milk goku, vero, orochi(Gracias por tus palabras, orochi. No tengo nada que disculparte, ¡mírame a mí!, estoy conciente de que he tardado mucho en actualizar, por lo que también pido disculpas, estamos a mano ^^. Como siempre, muchísimas gracias por comentar), Joel, Rankanema (Gracias por tus palabras. Me gustó mucho la comparación con "el chicle pegado al cabello" jaja, quiere decir que estoy consiguiendo mis objetivos con la historia ^^ En verdad agradezco mucho tu review ^^), Yuna Lockheart, Ranmamaniaca, Sofi, vanessamcgregor (Oh, no. El final de esta historia no está tan próximo, ya que como dices, hay mucha tela que cortar todavía y las ideas siguen llegando a mi cabecita. Gracias por el review ^^), Paola, yram (Gracias por el review. Qué bueno saber que ya te encuentras mejor, me alegra mucho el saberlo. Bueno, ya veremos qué sucede de aquí en adelante. Muchísimas gracias por comentar ^^), KohanaSaotome, Sonia (Gracias Sonia, la verdad es que sí, fue un gran avance entre estos dos, de aquí en más veremos qué sucede y como ya dije, pronto se verá esa "acción" que tanto has esperado, espero no decepcionarte ^^. Gracias nuevamente por comentar), Marce, Cydiuz Redfield y Caro, gracias de todo corazón, cada opinión, cada palabra y cada frase es importantísima para mí, ya lo saben, así es que muchísimas gracias por seguir apoyando esta historia.
4.-Será hasta una próxima actualización.
Qué estén muy bien, saludos a todos y buena suerte!
Madame De La Fère – Du Vallon.
