- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato, algo así como "extras"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
"He tenido suficiente… (Closer)"
* * *
Capitulo XVII
"Nadie podrá destruir mi mundo rosa"
Cuándo había sido la última vez que había experimentado ese nivel de desconcentración, no lo recordaba, tal vez en la época del instituto; sí, quizá desde esa lejana época de estudiante. Lo cierto es que ahí estaba ahora, sentado frente a varias personas, presidiendo una importante reunión y por más que quisiera, no podía concentrarse en los asuntos que se estaban tratando.
No, su mente estaba en otra parte, rememorando el primer fin de semana que había pasado junto a su esposa y era incapaz de dejar de sonreír.
Había sido todo perfecto, incluso mejor de lo que él podría haber llegado a imaginar nunca y había sido todo fruto de una larga pero reconfortante espera.
"Quiero convertirme verdaderamente en tu esposa y no pretendo esperar más", había dicho ella, ¡quién lo hubiera creído!... ciertamente, él no.
No pudo evitar una risita al recordar la mañana siguiente, cuando Kasumi les había encontrado en tan íntima situación.
-Señor Saotome, ¿sucede algo malo? –escuchó que le preguntaba en un susurro la fiel Tomomi a su lado.
-No –se limitó a decir él, negando con un movimiento de cabeza, mientras el resto de los presentes seguía poniendo atención a la exposición que hacia una joven rubia al frente de todos.
Volvió a sonreír, pero lejos de prestar atención a lo que la joven decía, volvió a sumergirse en sus recuerdos, y es que le resultaba tan divertido recordar la expresión en el rostro de su cuñada al verle salir cubierto por escasa ropa hacia la cocina… y la de su esposa, ¡de total espanto!.
Daba gracias porque Kasumi no se lo tomará a mal y en verdad la entendía, con dos niños pequeños, entusiasmados con quedarse todo un día con su tía preferida, no podía dejar que vieran a ésa tía tan coquetamente vestida, junto a un hombre medio desnudo quien, si bien era cierto, les habían presentado como su nuevo tío, era probable que no entendieran el complejo asunto de la unión, la separación, el reencuentro y la reconciliación del matrimonio compuesto por su querida tía y ese tío nuevo que había aparecido de repente.
No eso era algo un tanto enredado de explicar y mucho más de entender, sobre todo si se trataba de una astuta niña de siete años y de su pequeño hermano de cuatro.
Así pues, luego de que Kasumi le dijera a Tofú que se llevara a los niños de vuelta a su casa, había estado recibiendo las explicaciones que su hermana menor había considerado necesario darle.
Él no se había esperado tan buena reacción por parte de la mayor de las Tendo, pero era una sorpresa agradable el descubrir que finalmente, Kasumi no interferiría más en la relación que él mantenía con su esposa.
Luego de eso y de convencer a Kasumi que no había ningún problema en cumplir la promesa que le había hecho Akane de quedarse por ese día con sus sobrinos, habían pasado otra agradable tarde en compañía de los niños y gracias a ello, él había reafirmado el convencimiento de que quería una familia de verdad, que necesitaba una familia de verdad por la cual vivir.
Sí, porque su corazón se regocijaba al observar a esos dos niños jugar y revolotear al lado de él, pero por sobre todo, al lado de ella…
La puerta del gran salón de reuniones se abrió, llamando la atención de todos los presentes.
-Perdón por la tardanza, tuve que solucionar unos cuantos asuntos urgentemente… -se interrumpió la joven mujer de cortos cabellos azulados al encontrarse con la mirada penetrante y ansiosa de su esposo-. Antes… antes de poder incorporarme a la reunión –terminó de decir con una sonrisa nerviosa y una mirada cómplice dirigida hacia el presidente de la empresa quien la miraba de forma divertida.
A su esposo le pareció que el día se iluminaba con su sola presencia allí. Acaso los castillos en el cielo existían, era cierto aquello de que las personas enamoradas idealizaban a su pareja, había algo más maravilloso e incomprensible que sentirse en las nubes sólo por el hecho de contemplarla allí de pie. Él reconocía que en su caso, todas las anteriores eran las frases acertadas y para él no había nada más maravilloso que aquello.
-Entendemos, señorita Tendo –dijo Ranma con una sonrisa disimulada en los labios-. Por favor, puede continuar señorita… -de pronto cayó en la cuenta de que ni siquiera recordaba el nombre de la joven que había hablado por lo menos durante media hora frente a él.
-Nagai… -susurró Tomomi, disimulando con una de sus manos a la altura de sus labios, atenta al inconveniente de su jefe.
-Puede continuar, señorita Nagai –repitió Ranma-, la señorita Tendo se incorporará desde ahora.
-Claro, señor Saotome.
-Gracias, Tomomi –susurró Ranma. La chica sólo le devolvió una escueta sonrisa y volvió su atención a la joven de cabellera rubia.
En tanto Akane había llegado al lado de su esposo y se había sentado sigilosamente.
-¿Me he perdido de mucho? –preguntó en voz baja.
-No tengo la menor idea –contestó él con una sonrisa divertida, ella lo observó asombrada-. Tú tienes la culpa.
-¿Y yo por qué?
-Luego hablaremos, creo que ella terminará pronto y será el turno de escuchar al molesto sujeto de allí.
-Ah, todavía no le perdonas qué…
-Nunca. El que posa sus ojos en ti pasa a convertirse en mi enemigo –sus ojos brillaron al contemplar el rostro soñador de su esposa y secretamente encontró la forma de entrelazar sus manos por debajo de la gran mesa de madera-. Te ves muy linda.
-Gracias –contestó ella sonriendo, para luego volver su vista al frente y tratar de concentrarse en lo que decía la chica.
A un costado de ellos, una discreta Tomomi sonreía mentalmente al ser testigo silencioso de una nueva muestra del amor que se profesaba esa pareja de enamorados.
Para cuando la reunión en donde se discutían las dos nuevas campañas publicitarias de la compañía finalizó y se decidieron los pasos a seguir para lanzar la campaña que correspondería ante la proximidad de la temporada navideña en el país y la que se requería para posicionar a la compañía en Hong Kong y de allí, al resto de la región, Ranma y Akane se dirigieron rápidamente a la oficina de presidencia, no sin antes despedirse de las dos personas que habían concurrido de la agencia publicitaria y del resto de los presentes.
-No debiste ser tan apático con el señor Fujita –comentó Akane casi al llegar a la puerta de la oficina de su esposo.
-Él se lo buscó la vez pasada, o ya olvidaste que aquella vez quería salir contigo a como diera lugar.
-Pero no lo consiguió –respondió ella.
-Porque se lo impedí –contestó él con autoridad.
-Pero si fui yo quien no aceptó su invitación –dijo ella abriendo la puerta del despacho.
-Entonces, hubieras aceptado.
-Tal vez –contestó divertida.
-El sujeto es un idiota que sólo quería… quería… ¡Sólo debiste fijarte en cómo te miraba para saber que es un pervertido que…!
-Cálmate Ranma –dijo ella volteándose para enfrentar a su celoso esposo-. No acepté esa vez, cuando aún no teníamos nada, ¿qué te hace pensar que justamente ahora será diferente?
-No soporto que alguien te mire con esos ojos de lujuria y… -ella lo silenció dándole un tierno beso.
-Soy tu esposa y te amo, ¿qué importa lo que digan o hagan los demás? ¿No te basta con saber que estoy totalmente enamorada de ti, tontito?
Ranma sonrió y la abrazó acercándola más hacia él.
-Me basta –dijo devolviéndole el beso-. Y me hace feliz.
-Entonces, deja que él haga su trabajo. Lo contrataste porque es bueno en lo que hace y eso es lo importante.
-Sí, pero que mantenga lejos sus ojos de mi esposa, porque no sabe en el lío que puede meterse de lo contrario.
Ella rió alegremente y se dejó conducir hacia el sitio en donde se encontraba el amplio sofá decorando la habitación.
-¿Qué haces?
-Rapto a mi esposa –contestó con simpleza.
-Ranma, sólo vine a recoger unos documentos, tengo muchos pendientes y...
Sus palabras fueron silenciadas por el apasionado beso que recibió, cortesía de su esposo.
-Y no tienes tiempo para mimar a tu esposo con los besos y caricias que él necesita para vivir –comentó separándose apenas centímetros de ella.
-Eres un exagerado –dijo ella dejando que él tomara asiento en el sofá, sosteniéndola en su regazo-, y a veces te comportas como un niño malcriado –completó abrazándolo para luego continuar con una seguidilla de besos.
-Y así tú me quieres –sonrió él, satisfecho por hacer que su esposa dejara de pensar en el trabajo pendiente-. Además, eres tú quien me malcría –terminó de decir robándole un nuevo beso, antes de que ella pudiera protestar.
-Te estas pasando de la raya con tus comentarios –contestó ella con falsa indignación cuando se vió libre de los demandantes labios de su esposo.
-¿Me estás amenazando?
-Te estoy advirtiendo que si sigues con tus niñerías...
-¿Qué harás? –preguntó acariciando el rostro de ella con total dulzura.
-Oh, esta noche sólo cenarás –contestó ella con un brillo malicioso en los ojos-, olvídate del postre.
-¡Akane! –rezongó, frunciendo el ceño. Ella rió alegremente-. No es gracioso, esas amenazas no son buenas para mi salud mental.
-Entonces, te portarás como un niño bueno y dejarás que me vaya a terminar los pendientes que me quedan por hacer.
-No –dijo él, reforzando el agarre que estaba ejerciendo sobre la delgada cintura de su esposa-, siempre queda la opción de convencerte a última hora.
-No esta vez –repuso ella en forma tajante.
-¿No? –preguntó él con diversión en la voz.
-No y si quieres... –la carcajada explosiva ante el ataque de cosquillas de su esposo le impidió seguir con lo que quería decir.
-Acéptalo Akane –decía él riendo y tratando de esquivar el contraataque de su esposa-, jamás podrás vencerme.
-¿Eso crees?
-Eso es un hecho –sentenció.
Ella se detuvo y él también, quedándose hipnotizado por la imagen de su joven esposa, sonrojada y con sus cortos cabellos alborotados, sentada sobre sus rodillas, mirándolo con intensidad. Ranma subió su mano derecha hasta alcanzar los cabellos de su esposa y los acomodó en una gentil caricia. Luego posicionó esa mano en la nuca de ella para atraerla hacia sí en lo que pensó, sería otra seguidilla de apasionas caricias, pero ella sonrió con malicia y sus ojos brillaron cuando sus delicadas manos se abrieron paso al interior de la camisa de sus esposo y comenzaron con un ataque de cosquillas que tenía como objetivo, provocar una risa hilarante en su presa... y lo consiguió.
-Escúchame Ranma Saotome, aun no ha nacido la persona que le gane a Akane Tendo en una guerra de cosquillas –dijo riendo con renovada alegría.
-¡Basta! ¡Ya lo entendí! –trataba de detenerla su esposo, cosa que consiguió sólo con ayuda externa.
Claro, porque en su improvisado juego, el matrimonio no se había percatado de los discretos golpes en la puerta que se habían dejado escuchar, hasta que la puerta se abrió y por ella ingresó una jovencita de corta cabellera castaña y gafas.
-¡Oh! ¡Lo... lo siento, señor! –fue todo lo que pudo articular la sorprendida joven ante la escena que registraban sus ojos.
Y es que allí estaba su jefe, medio descamisado con una mujer sobre sus piernas y nada menos que su asistente personal, ambos en una posición bastante poco recatada en el cómodo sofá del despacho de presidencia.
Akane enrojeció de inmediato a niveles en los que cualquiera que la hubiese visto hubiese pensado que su cabeza explotaría de un momento a otro, se puso de pie con nerviosismo, tratando de arreglar su aspecto y mirando siempre al piso.
Ranma hizo otro tanto poniéndose de pie también, pero con total despreocupación, se aclaró la garganta y mientras abotonaba su camisa, se dispuso a hablar, antes de que la jovencita alcanzara la puerta, ya que había notado cómo retrocedía a gran velocidad.
-¿Sucede algo Yuki? –preguntó casi en forma distraída.
-No... sí... yo... es decir, vine a entregar estos documentos –dijo la confundida jovencita sosteniendo con una mano unos papeles mientras que con la otra hacia lo imposible por alcanzar el pomo de la puerta tras de sí-. Lo siento mucho señor, yo golpeé varias veces y como nadie contestó, creí que todavía se encontraba en la reunión... yo... perdón –terminó de decir totalmente sonrojada y avergonzada.
-No tienes que disculparte Yuki, no tenías cómo saber que... –Ranma se interrumpió, ¿cómo explicar lo que sucedía? Era evidente que la joven creería lo que sus ojos le habían hecho presenciar, dijese lo que dijese en su defensa-, sólo deja los documentos, ya luego los revisaré, gracias.
-Sí, señor.
La joven se apresuró en cumplir la orden de su jefe y deshizo el camino tan rápido como lo había hecho.
-Quisiera pedirte un favor Yuki –llamó Ranma antes de que la chica abandonara el despacho-. No comentes nada ¿si?
-De eso no se preocupe señor Saotome, no podría... –la joven se interrumpió y luego sonrió con incomodidad-. No diré nada, puede estar tranquilo.
-Gracias, confío en ti... como siempre.
-Sí –finalmente la jovencita abandonó la oficina- "No podría repetirle a nadie lo que vieron mis ojos... aunque sería divertido –pensó-. ¡Sí que fue divertido!" –rió a carcajadas mientras tomaba asiento en su escritorio recordando los rostros y acciones de sus superiores.
Mientras tanto, en el interior del despacho de presidencia, una histérica mujer enfrentaba a su divertido esposo.
-¡No es gracioso! –dijo Akane, dándole un fuerte codazo a su esposo nada más sintió la puerta cerrarse, ya que él no encontró nada mejor que reír a carcajadas por la situación vivida-. ¡Quizá qué debe estar pensando esa chica! ¡Y cómo voy a enfrentarla yo ahora!
-Akane –dijo él controlando la risa y esquivando un nuevo y cariñoso golpe de su esposa-, ella no dirá nada, de eso puedes estar segura.
-No dirá nada, tal vez… pero cada vez que la vea –la mujer se interrumpió y se cruzó de brazos, exhalando un sonoro suspiro-. Primero Kasumi y ahora esa chica, terminarán pensando que soy una…
-Niña traviesa que se divierte con su esposo –complementó Ranma, acercándose a ella.
-Traviesa no era la palabra exactamente –contestó ella frunciendo el entrecejo mientras esquivaba el abrazo con el que él pretendía capturarla para avanzar a grandes zancadas hacia el escritorio de su jefe-. Voy a terminar con esto –dijo tomando una carpeta de la lisa superficie de madera.
-Akane, quédate conmigo un momento más.
-No, ya perdí demasiado tiempo –contestó de forma tajante-. Además, si me hubiera retirado de aquí con los documentos cuando debió ser, nada de esto hubiera pasado y ahora no me sentiría avergonzada ante Yuki.
-Exageras –dijo él abrazándola por la espalda para detenerla-. Otro rato… por favor –rogó suavemente cerca del oído femenino.
-No lo conseguirás esta vez, Ranma –contestó ella zafándose del abrazo-. Puedo caer en la trampa una vez, pero no dos veces… Al menos, no en el mismo día –reconoció, para luego hacer un gesto de despedida con su mano-. Nos vemos luego.
Ranma suspiró y la vio salir del despacho, sonrió ampliamente al verse solo. Algo tenía esa mujer que lo hacia experimentar una dulce y agradable adicción a su persona.
Si alguien le preguntara en ese momento cuál era su mayor fortaleza y su única debilidad, definitivamente él tenía una sola respuesta, Akane, ella era su fortaleza, su debilidad y su mundo entero.
Todavía sonriendo, se sentó en su escritorio. Debía trabajar, aunque no quisiera hacerlo.
R & A
Las cosas parecían ir cada vez mejor en la relación entre Ranma y Akane. Era cierto que desde que Ranma volviera de Hong Kong habían tenido semanas cargadas de trabajo y reuniones que les imposibilitaban estar todo el tiempo que quisieran juntos y es que debían dividir el trabajo.
Mientras uno asistía a una reunión, el otro atendía a los inversionistas; cuando uno se quedaba atendiendo asuntos en la oficina, el otro debía desplazarse a terreno, generalmente a fiscalizar el trabajo en la fábrica. Así, muchas veces no podían verse durante todo el día hasta llegada la noche, pero eso ya era suficiente para abstraerse de la realidad y concentrarse única y exclusivamente en su mundo privado, ese en donde ambos eran plenamente felices y cómplices el uno del otro, aquel en el que nada tenían que ocultar, fingir o cuidarse de miradas indeseadas.
Había pasado tiempo desde ese particular día en el que Ranma había querido poner término al dichoso contrato, no esperándose nunca que esa decisiva acción generaría la confesión por tanto tiempo esperada y de paso, concretaría el sueño de casi toda su vida, compartir ese amor oculto por tantos y tantos años con la única mujer que lo merecía.
Cerraba los ojos y todavía le parecía estar viviendo dentro de un sueño, todavía no podía convencerse de que su idilio fuera verídico, todavía le parecía increíble que la chica más terca que hubiera conocido nunca estuviera compartiendo su vida desde hacía un tiempo atrás, tal y como siempre había soñado.
-Aquí tienes –dijo la amable voz femenina, dejando una taza de humeante té sobre la pequeña mesita, sacándolo inmediatamente de sus reflexiones.
-Gracias –contestó con una espléndida sonrisa en los labios.
La mujer lo observó y soltó una contagiosa risita que se apresuró en ocultar con ambas manos mientras tomaba asiento frente a su invitado. Él la miró extrañado ante tal reacción por parte de ella.
-No puedes dejar de sonreír –dijo finalmente controlando la risa-, y no sabes cuánto me alegra que así sea.
-¿Ah, sí? –preguntó él enarcando una de sus cejas.
-Sí –asintió ella tomando una de las manos del joven entre las suyas-. Eres feliz Ranma y no puedes ocultarlo… me alegro tanto, para una madre eso es lo único que importa, que sus hijos sean felices.
-¿Es tan notorio? –preguntó remarcando sus palabras, su madre asintió-. Bueno, en ese caso…
-En ese caso, debo agradecerle a Akane por lograr ese efecto en ti –sonrió.
-Por eso y por hacerme el hombre más feliz de la tierra mamá.
Nodoka sólo asintió, pero sus ojos brillaban de emoción y sus labios permanecían curvados en una sincera sonrisa.
-Y dime, ¿cómo está ella? –dijo rompiendo el cómodo silencio que se había instalado entre ambos mientras tomaba su taza de té para llevársela a los labios.
-Bien, te manda muchos saludos.
-¿Por qué no vino contigo? –preguntó.
Su hijo soltó una carcajada ahogada, ganándose una mirada de sorpresa por parte de su madre.
-Dijo que quería aprovechar que yo la dejaría en paz un rato para juntarse con una amiga –contestó finalmente-, como si yo estuviera todo el día pegado a ella.
-¿Y no es así? –inquirió su madre, intuyendo desde ya la respuesta.
-Está bien, es así –reconoció-, pero sólo cuando puedo… la mayor parte del tiempo me corretea como quien espanta a un mosquito, dice que no la dejo trabajar.
-Y no me cabe duda de que debe tener toda la razón, siempre has sido difícil de controlar.
-¿Y tú de qué parte estás mamá? ¿No se supone que debes apoyar a tu hijo? –le recriminó para luego llevarse la taza a la boca.
-Sólo espero que por las noches no te corretee de su cama, porque si hace algo así estoy perdida –comentó suspirando audiblemente.
A Ranma el comentario le impresionó tanto que tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no escupir el líquido que mantenía dentro de su boca, con lo cual su organismo reaccionó con convulsiones, provocándole un acceso de tos casi incontrolable.
-¡Hijo! –exclamó Nodoka alarmada ante la incapacidad de su hijo por calmar la tos-, ¿te encuentras bien? –dijo dándole golpecitos a Ranma en la espalda, mientras él hacia una señal afirmativa con su dedo pulgar hacia arriba.
-Estoy… estoy bien… mamá –logró decir, para luego respirar con tranquilidad. Ya calmada la tos, la observó con sorpresa-. ¿Cómo dices esas cosas, mamá?
-¿Qué cosas? –se sorprendió ante la pregunta la mujer.
-Eso… lo de corretearme de su cama.
-No lo hace, ¿verdad? –se alarmó su madre-, porque supongo que ya han…
-¡Mamá! –la detuvo Ranma escandalizado. Su madre siempre le había parecido una persona un tanto… especial, pero de ahí a imaginarse que terminaría hablando de esos temas con ella.
-Quiero saber si tú y Akane me darán un nieto, es todo –instigó Nodoka con una mirada decidida que a Ranma le hizo estremecer.
-Pero madre… -se intimidó el joven ante la postura amenazante de la mujer que tenía enfrente. Un cúmulo de imágenes de ella, con algunos años menos y con una katana enfundada en sus manos, aparecieron de pronto en su memoria.
-Eres mi único hijo, Ranma y estás casado –sentencio seriamente-, así que espero muchos nietos.
-Eso… eso no es algo que suceda de un día para otro, mamá –se defendió Ranma.
-No, pero para que suceda tienes que intentarlo, así que dime, tú y Akane…
-¡Esta bien! –exclamó el joven al borde de la desesperación-. Tú ganas –dijo exhalando un suspiro-, lo hemos intentado –finalizó susurrando sus últimas palabras, totalmente sonrojado y mirando al piso de la sala en donde se encontraban. No podía creer que estuviera siendo interrogado al respecto por su madre.
-¿Qué? –dijo Nodoka-, no te escuché hijo.
-Que lo hemos intentado –susurró Ranma, sólo un poco más fuerte.
-Sigo sin entender lo que intentas decir.
-¡Qué llevamos tiempo durmiendo… -explotó finalmente, avergonzado- juntos –terminó de decir suavemente.
Su madre lo observó con una radiante sonrisa en sus labios.
-¡Sabía que no me defraudarías! –exclamó rebosante de alegría-. ¡Siempre supe que mi hijo sería…!
-Un hombre entre los hombres –dijeron ambos al unísono. Ella, con desbordante júbilo, él, cabizbajo y susurrante.
-¡Pronto seré abuela! –exclamó Nodoka aplaudiendo alegremente.
-No te entusiasmes tanto, mamá. Lo de los hijos es un asunto de dos personas y algo delicado, no quiere decir que porque ahora esté todo bien con Akane tengamos que dedicarnos a generar una especie de fábrica de hijos. Además, ni siquiera hemos tocado el tema… seriamente –dijo Ranma, tratando de que con sus palabras, su madre se diera por vencida.
-¿No quieren tener hijos? –se escandalizó Nodoka.
-No dije eso mamá –se defendió Ranma.
-Entonces.
-Entonces, me parece que ese tema debo hablarlo con mi esposa y sólo si ambos tomamos la decisión de mutuo acuerdo… -contestó Ranma, dejando la frase en el aire.
-No creo que Akane se niegue a formar una familia –dijo Nodoka frunciendo el entrecejo-, siempre me pareció la chica perfecta para ser madre.
-Mamá, Akane es perfecta para ser madre, pero debes entender que ahora ella es una mujer profesional que…
-En mis tiempos, las mujeres se casaban para formar una familia, no entiendo que las chicas de hoy en día prefieran 'desarrollarse profesionalmente' –interrumpió Nodoka-, hablaré con ella de este asunto.
-¡No! –se espantó Ranma-. Mamá, lo más seguro es que estemos suponiendo cosas, quizá Akane piense muy parecido a ti… pero no lo sabemos, así que por favor, no te inmiscuyas. Yo hablaré con ella… a su debido tiempo –terminó de decir suavemente, imaginándose desde ya la escena.
-Bien, pero no tardes, quiero nietos y mientras más pasa el tiempo…
-Sí, lo sé –dijo Ranma comenzando a fastidiarse-, aunque antes me gustaría solucionar un par de cosas.
-¿Qué cosas?
-He estado pensando y… quizá no deba comentarte nada, es muy precipitado.
-Ya comenzaste Ranma.
-Es que… a fin de año viene Nabiki.
-¿Y?
-¿Qué te parecería si yo le propusiera hacerse cargo de la Black Ryu?
-¿Hacerse cargo totalmente? –contestó con otra pregunta.
-Sí. Sabes que yo no nací para los negocios mamá y Nabiki es una maestra. Me puse a pensar en que quisiera tomarme un tiempo libre, para disfrutar de la compañía de Akane.
-Es algo que se podría conversar –comentó Nodoka pensativamente.
-Claro, primero tengo que hablarlo con Akane, luego con su hermana.
-¿Y volverías a las competencias?
-No lo sé, es desgastador y como te dije, quiero disfrutar del tiempo con mi esposa… fueron trece años separados –dijo con un tono melancólico.
-Te entiendo… y te doy todo mi apoyo, cariño –dijo dándole un par de palmadas en la mano-. Creo que es una buena decisión.
-Sí, ¿verdad?, así quedaría todo en familia –sonrió.
-Sí y de paso te dedicas a instalar esa fábrica de nietos.
-¡Mamá!
-Lo siento –dijo ella riendo-, no pude evitarlo.
Ambos rieron alegremente, Nodoka imaginando su casa llena de pequeños Ranma corriendo por todos lados y él ante la perspectiva de una vida libre del agobiante trajín de los negocios, dedicando su tiempo única y exclusivamente a la mujer que amaba.
Tan entretenidos estaban en su conversación que no se percataron de la silueta que se escabullía por uno de los pasillos al interior de la casa.
Si hubieran puesto atención a su alrededor, hubieran descubierto que lo que acababa de decir Ranma no era del agrado de la persona que había escuchado a escondidas aquella conversación y tal vez hubieran podido atisbar las intenciones nada amables del silencioso oyente. Pero como ni la madre ni el hijo se percataron de nada, todo siguió de forma normal sin siquiera sospechar que algo desagradable podía estar gestándose... al interior de la propia familia Saotome.
R & A
No sabía cuánto tiempo había estado de pie frente al montón de libros que se apilaban en las innumerables repisas. Uno por uno los había inspeccionado, sacándolos de su posición, pasando hojas y hojas sin poder decidir cuál de ellos sería el adecuado.
Tras ella, una aburrida joven de largos cabellos negros la observaba impaciente, preguntándose si a ese paso alcanzarían a comprar el resto de cosas que tenían en mente o simplemente las tiendas del reconocido centro comercial cerrarían y ellas seguirían varadas en aquel lugar.
El anciano que atendía, al parecer, el dueño del local las observaba con insistencia, por lo que ella le devolvía una sonrisa nerviosa y esquivaba su inquisitiva mirada de vez en cuando.
Finalmente y dejando de lado por lo menos seis ejemplares de libros de distintos tamaños y grosor, la joven tomó uno en sus manos, lo abrió en las páginas centrales y se lo presentó triunfante a su amiga.
-¡Éste! –dijo con emoción-. Es perfecta, no muy complicada, sofisticada, demora poco tiempo y simplemente perfecta.
Su amiga observó la página que le indicaba y se llevó el dedo índice de su mano derecha a los labios.
-Hum –dijo de forma pensativa-, comida italiana.
-Siempre quise experimentar…
-Eso es Akane, vas a experimentar con algo que no sabes si resultará como quieres –le interrumpió-. Por qué no tratas de hacer algo sencillo, algo que sepas cocinar y…
-¡Pero si se ve muy sencillo, Shaomei! –dijo Akane golpeando la ilustración que presentaba el libro-. Aquí lo dice, dificultad: fácil –terminó de decir, remarcando la última palabra.
-Oh, no lo sé –contestó su amiga entornando los ojos-. Siempre has dicho que la cocina no es tu fuerte, por qué no celebras de otra forma, por qué no lo invitas a cenar y…
-Y hacer lo mismo de siempre –le interrumpió decepcionada-, cenar en un elegante restaurante en donde los que se lucen son otros. No Shaomei, llevamos tiempo juntos y quiero hacer algo especial, quiero esforzarme al máximo para que todo salga perfecto y tengamos una cena casera, pero especial.
-A ti sí te dieron una fuerte dosis de poción de amor –sonrió su amiga-. Bien, si dices que quieres intentarlo y te sientes capaz de hacerlo, yo no puedo hacer nada más que apoyarte en todo… y decirte que debemos salir pronto de aquí o ese señor nos echará a patadas. Hemos estado por lo menos una hora intruseando en su tienda, debe pensar que queremos robarle.
-Shaomei, eso es exagerado –dijo Akane mirando de soslayo al hombre.
-No dirías lo mismo si lo hubieses visto vigilándonos como lo ha hecho.
-Pues ya no tendrá que hacerlo más. Pagaremos este libro y nos iremos de aquí.
De forma decidida, la joven mujer de corta cabellera azulada se dirigió hacia donde permanecía el desconfiado señor de la tienda y le entregó el preciado libro de cocina internacional.
El señor lo observó, frunció el ceño y cobró el valor estipulado, seguramente pensando en que la jovencita debía estar realmente desequilibrada mentalmente para tardarse más de una hora en elegir un sencillo libro de cocina, ya que para él, todos eran iguales.
Pero cualquiera que conociera a Akane Tendo hubiera estado de acuerdo en que elegir una receta de cocina, por simple que pareciera, era lo más difícil para ella y el llevarla a cabo… con algo de suerte, era una tarea titánica que sin embargo, la joven estaba decidida y más que dispuesta a efectuar.
Tras darle las gracias con una esplendida sonrisa al señor que no pudo hacer otra cosa que corresponder el gesto casi por inercia, las jóvenes salieron del local para seguir con su recorrido.
-Y entonces –dijo Shaomei para romper el silencio que se había instaurado entre ellas al salir de la tienda-, ¿cómo han sido estas primeras semanas de casados?
-Extrañas –contestó su amiga sin dudar.
-¿Extrañas? ¿Y eso por qué? –quiso saber la joven, realmente sorprendida por la afirmación de Akane.
-Porque sí, han sido extrañas.
-Yo me hubiera esperado que me dijeras que han sido maravillosas, felices, románticas, qué sé yo, pero nunca... extrañas.
-Ha sido todo como tu dices –concedió-, pero mayormente raro. ¿Quieres tomar algo? –preguntó indicando un pequeño local escondido entre las grandes tiendas.
-Algo refrescante estaría bien.
-Vamos allí –dijo Akane acercándose al pequeño local.
Luego de sentarse en una de las mesitas y pedir lo que querían, Shaomei siguió con la conversación que habían dejado inconclusa.
-No puedo creer que me digas que tus primeras semanas junto al hombre que amas han sido raras.
-Bueno, no es que sea 'todo' raro, pero se siente extraño compartir tu mundo con alguien más, sobre todo para mí, que he estado tanto tiempo sola.
-Puede ser.
-Es decir, un día tengo la casa para mí sola y al siguiente me encuentro compartiéndola con Ranma... de nuevo. Es raro.
Su amiga comenzó a reír ante las palabras de la joven.
-Perdona pero es muy gracioso.
-Sí, es verdad –sonrió la chica de cortos cabellos-. Imagina que a veces estoy ordenando mi ropa y de pronto encuentro una camisa o un pantalón tirado por allí y... no sé, no me acostumbro todavía.
-¿Y eso te parece mal?
-No, claro que no pero, es extraño tenerlo cerca durante algunas noches, luego vuelvo a estar sola y después, debo dejar mi casa para ir a la de él y... no sé, es confuso. Siento que no estamos haciendo las cosas bien, que algo falta para sentirme totalmente satisfecha con nuestra relación.
-Eso quiere decir que quieres vivir junto a él.
-Sí, no... no lo sé –dijo llevándose el jugo que había pedido a los labios-. Estoy algo confundida Shaomei. A veces pienso que sería maravilloso estar todos los días juntos, otras veces quisiera conservar las distancias, conservar mi independencia y me parece suficiente con verlo durante las horas de trabajo.
-Lo que te sucede es normal. Lo has conversado con Ranma.
-No. Tengo miedo que se forme una idea equivocada.
-Sí, tienes razón, pero en mi opinión, deberías hablarlo con él, es muy probable que él se sienta de una forma similar, aunque por lo que me has dicho y por como se veía la última vez que nos encontramos, estoy más que segura que él querría permanecer a toda hora contigo.
-Y en ese caso, ¿debería dejar mi casa o él la suya?
-Bueno, sería algo que tendrían que analizar.
-Yo no pienso dejar el dojo, sabes que he luchado todos estos años por conservarlo y ha sido una tarea difícil… sobre todo al tener que enfrentarme cada mes a ese idiota.
-Sí y Ranma sabe quien…
-No –interrumpió Akane. Una sombra de angustia nubló su mirada-. Sólo una vez tocamos el tema del dojo, hace meses, cuando recién nos reencontramos y en aquella oportunidad no le mencioné nada.
-Tendrás que hacerlo, es muy probable que lleguen a toparse algún día y sería conveniente que Ranma esté prevenido.
-Es cierto, tal vez en la cena que prepararé mañana sea una buena oportunidad de sacar el tema –sonrió nuevamente, imaginándose el rostro sorprendido de su esposo al ver la comida que estaba segura, sería de su agrado-. Mañana tiene que salir todo perfecto –murmuró sonriente.
-En ese caso deberás asegurarte de seguir esa receta que elegiste paso a paso –enfatizó su amiga recalcando sus últimas tres palabras-. Si la página dice que no es necesario agregarle nada más, tú NO le agregarás nada más.
-Sí, lo sé… haré todo lo que dice en el libro y no improvisaré esta vez, lo prometo.
-Yo solo lo digo porque quiero verte feliz junto a Ranma durante muchísimos años –sonrió Shaomei burlonamente.
-Y te dices mi amiga –refunfuñó Akane frunciendo el ceño.
-Las amigas dicen la verdad y aconsejan lo mejor que pueden –contestó la joven cerrando los ojos mientras enfatizaba sus palabras levantando su dedo índice.
-Y las que reciben el consejo se lo agradecen de corazón –dijo Akane seriamente-. Gracias Shaomei, en verdad has sido muy importante para mí desde que te conocí, pero mucho más durante el último tiempo.
La joven china dejó de sonreír, observó a su compañera seriamente por unos momentos con evidente emoción, pero luego soltó una risotada.
-¡No te vas a poner sentimental ahora, Akane! –dijo quitándole importancia al asunto.
-No, pero debía decirlo.
Ambas sonrieron de forma cómplice y permanecieron en silencio por un lapso de tiempo. No hacia falta decir nada, ambas entendían perfectamente lo agradecida que se encontraban la una y la otra con esa amistad.
-¡Tengo que comprar el regalo de Mousse! –exclamó de pronto Shaomei alarmada.
-¿Con tanta anticipación? –preguntó Akane-. Todavía falta para Navidad.
-Sí, pero si hay algo de lo que me enorgullezco es de ser precavida. Además, luego está todo atestado de gente, es incómodo y nunca encuentras lo que buscas.
-Eso es cierto. Entonces vamos antes de que cierren las tiendas –dijo poniéndose de pie.
-Vamos –dijo su amiga imitándola-. Has pensado en qué regalarle a Ranma para Navidad.
-No –respondió con inseguridad. Repentinamente fue conciente de que en realidad no faltaba tanto para la fecha y ella no tenía idea de qué podría regalarle a su esposo-. No lo había pensado –reconoció.
-Tendrás que decidirte pronto –comentó Shaomei encaminándose a la salida del pequeño local-, recuerda que será la primera Navidad que pases junto a él y en mi experiencia, es una fecha que se vuelve muy importante.
Su amiga se quedó un tanto rezagada; a su mente vinieron rápidamente algunas escenas de un pasado muy remoto y ya casi olvidado.
-"La primera Navidad que pasaremos juntos como matrimonio –pensó, mientras una tenue sonrisa iluminaba su rostro-. Ranma pasará todas las Navidades a mi lado, porque seré su esposa… quién hubiera pensado que esas palabras tendrían algo de cierto algún día… 'seré su esposa' –suspiró, cerrando por un momento sus ojos-. Sí, soy su esposa. Shaomei tiene razón, ese día tiene que ser especial, tal y como lo fue esa lejana noche buena".
-¿Vienes o no, Akane? –dijo Shaomei, unos metros delante de su amiga. Akane pegó un brinco y comenzó a caminar.
-Sí, ya voy –dijo con renovado entusiasmo.
Su amiga movió la cabeza en forma de negación y comenzó a caminar también sin saber que sin querer había planteado un nuevo desafío para su mejor amiga, el hacer que las fiestas del fin de año que se acercaban resultaran ser memorables para ella y su esposo.
Akane se sentía feliz y ansiosa, tenía algo nuevo en qué pensar y por lo cual trabajar, su primera Navidad con el amor de su vida debía ser especial y haría todo por conseguir que así fuera.
R & A
Había resultado ser un día bastante diferente a lo que el inquieto shiba inu dorado estaba acostumbrado. Impotente, había soportado estoicamente la poca atención que le había dedicado su dueña desde que ésta se había levantado aquella mañana.
El animal se veía inquieto ya que toda su rutina había sido modificada de un día para otro. El agradable nuevo amigo que ahora se quedaba de vez en cuando en la casa no se había presentado y tampoco había pasado allí la noche anterior, pero era muy extraño que su dueña no lo llevara a correr por la mañana, que prácticamente no lo acariciase en todo el día, que apenas le hubiera dado su plato de comida sólo porque el perro lo había solicitado y que ella lo obligara a permanecer en la cocina durante todo el día. Algo pasaba y el fiel Ryo estaba siendo testigo silencioso de ello.
Lo cierto era que Akane se había despertado muy temprano ese día, había realizado las compras para preparar la cena de aquella noche y había pasado la mayor parte del día en la cocina, estudiando la sencilla receta y cerciorándose de que ningún ingrediente le faltase para su preparación, además de haberse preocupado de comprar algunos implementos que le ayudasen a darle un aspecto distinto al mismo lugar que por tantos años había sido testigo de desayunos, almuerzos y cenas; y es que realmente quería que su esposo se sintiera orgulloso de ella y por qué no decirlo, que reconociera que ella era tan capaz como cualquiera de hacerle feliz.
Así pues, había comenzado aquella tarde con la preparación del postre que serviría aquella noche, una especie de helado que aparecía en las últimas páginas del libro que había adquirido el día anterior.
La preparación había sido fácil, la dificultad había estado en acordarse de mezclar la preparación en cada cuarto de hora, abriendo la nevera para esto. Poco antes de que estuviera listo, casi lo había estropeado al olvidarse de ese pequeño pero importante detalle, pero finalmente y luego de hacer una de las cosas que siempre olvidaba hacer y que por estricta recomendación tanto de Kasumi como de Shaomei, ésta vez no había olvidado hacer, que era probar sus platillos, había decidido que el exótico 'helado al limón' que había conseguido hacer era digno de ser presentado y consumido.
Dichosa por el primer logro conseguido, observó la hora y frunció el ceño, le quedaba el tiempo justo para preparar la cena y arreglar su aspecto rápidamente antes de la llegada de su invitado especial.
-Bien, empecemos con esto –dijo en voz alta tomando las verduras para lavarlas y posteriormente llevarlas al fuego-. Ahora, mientras esto se cocina debo preparar el resto de los ingredientes ¿no?
Respirando hondo, se dispuso a elegir cuál sería el mejor recipiente para recibir la preparación que tenía en mente.
-Éste –dijo triunfante al momento que tomaba una fuente cuadrada de gran tamaño-, si logro hacer algo comestible, él querrá una buena cantidad –sonrió-. Lo haré, lograré hacer que este plato sea realmente comestible.
Pasado el tiempo de cocción, se acercó a las verduras como si éstas estuvieran provistas de las peores armas que pudieran existir y apunto de atacarla.
-Cálmate, son sólo verduras, no te dañarán Akane –se dijo para infundirse valor. Apagó el fuego y tomó el recipiente-. ¡Diablos! –exclamó llevándose ambas manos cerca de los labios para soplarlas mientras corría a abrir la llave del agua fría-. Las verduras no me harán daño… ¡pero esa cacerola asesina sí!
Pasado el dolor que le provocara el haber tomado el asa caliente de la cacerola, volvió al ataque, esta vez, provista de un par de paños para evitar el calor.
-Debí haber prestado mayor atención a las indicaciones que siempre me dio Kasumi –se dijo mientras dejaba escurrir el agua caliente de las verduras.
Luego y con mucho cuidado comenzó a cortar en pequeños trozos las verdes hojas.
-Freír el ajo y la cebolla –leyó en el libro abierto- y mientras tanto, ¿qué hago con esto?… humm, supongo que no pasará nada si lo dejo aparte.
Puso los ingredientes que se le indicaban en otra cacerola y comenzó a hacer lo que decía el libro, pero al no regular el fuego, el aceite comenzó a salpicar quemando sus manos, por lo que maldijo para sus adentro y retrocedió amedrentada por los pequeños trocitos de cebolla que saltaban dentro del aceite hirviendo.
-No puedo –susurró acariciando una de sus manos para mitigar el dolor de la quemadura. Observó la cocina y luego la hora-. ¡No me daré por vencida! –exclamó con decisión, luego estrujó su delantal para inspirarse valor y se encaminó a contraatacar al aceite que seguía chisporroteando.
Con cautela se acercó a la cocina y con dificultad, bajó la intensidad del fuego. Sonrió al comprobar que el aceite dejaba de bullir.
-Si puedo, lo invité a cenar y prepararé esa cena cueste lo que cueste.
Media hora después, tenía todo listo para llevar la fuente al horno. Observó una vez más la hora y se pasó la mano por la frente.
-Veinte minutos para que llegue… y todavía me falta decorar un poco la sala y arreglarme –dijo observando su aspecto, enfocó su vista en su creación y sonrió complacida-, pero al menos esto salió bien después de todo.
Se sacó el delantal que estaba usando rápidamente y emprendió una loca carrera, primero rumbo a la sala en donde terminó de arreglar los cubiertos y los detalles de una mesa digna del mejor restaurante, luego fue el turno de su aspecto. Tomó un baño rápido y se fue a su habitación en donde se cambió de ropa, para lucir un sencillo y sobrio vestido en un color azul, arregló algo su cabello y bajó de vuelta a la cocina. Estaba a punto de encender el horno para introducir la fuente en él, cuando el llamado a la puerta hizo que su corazón se agitara.
Sonriendo, introdujo rápidamente la fuente al horno y corrió para darle la bienvenida a su invitado. Cuando abrió la puerta se encontró con su esposo, impecablemente vestido con ropa informal, sonriéndole mientras le entregaba un ramillete de sencillos narcisos.
-¿Me adelanté? –preguntó, ella negó con un movimiento de cabeza mientras aspiraba el aroma de las flores.
-No, llegas justo a tiempo.
Él se acercó y le robó un beso que ella se apresuró en interrumpir.
-Te ves preciosa –dijo mientras dejaba que su esposa lo condujera a al interior de la casa.
-Gracias –contestó ella soltándole la mano que había mantenido tomada-, tú no te ves tan mal.
Él rió con el comentario y se descalzó, mientras ella se dirigía a la sala, Ranma la siguió y se sorprendió gratamente al ver el cambio en la mesa en la que él tantas veces había degustado los alimentos que preparaba la maternal Kasumi.
-Flores, velas… se me hace que algo estás tramando Akane.
-Te dije que tenía preparado algo especial.
-¿Celebramos algo?
-¿Te parece poco el que estemos juntos? –contestó ella con otra pregunta, él sonrió.
-Me parece un motivo más que suficiente –dijo acercándose a su esposa. Ella aceptó su demandante beso, pero al cabo de unos momentos, se separó asustada.
-Lo siento –dijo de forma abrupta-, debo volver a la cocina… tú ponte cómodo por favor –terminó de decir atropelladamente mientras corría rumbo a la cocina.
-¿Quieres que te ayude? –preguntó.
-No, te aseguro que no tardaré demasiado –contestó ella.
Ranma sonrió y se dispuso a inspeccionar los alrededores. En su inspección descubrió que la normalmente inquieta mascota de Akane permanecía acurrucada en un rincón, observándolo con resignación.
-¿Ryo? Ven muchacho, ¿qué sucede? –el perro se levantó y se acercó a su amigo moviendo su cola de forma amistosa-, eso amigo, así está mejor.
Estaba acariciando al perro cuando alguien llamó a la puerta.
-Akane, ¿quieres que vaya a ver quién es?
-Te lo agradecería –se escuchó a lo lejos.
El joven avanzó hasta la puerta seguido muy de cerca por Ryo, en cuanto abrió, el perro comenzó a ladrar en forma desafiante y tratando de atacar al visitante.
Ranma se sorprendió de encontrar a un hombre entrado en años que lo observaba más sorprendido aun. Fue la oportunidad que encontró Ryo para atacar al desagradable individuo.
-¡Maldito seas perro del demonio! –exclamó el hombre sacudiendo su pierna con fuerza para soltarla del apretado agarre que ejercía el furioso perro-, ¡quítate, quítate!
-¡Ryo! –llamó Ranma con voz autoritaria, el shiba inu se detuvo y lo observó sumisamente-, déjalo, ven acá –el can obedeció, no sin antes gruñirle un par de veces a su presa-. ¿Qué deseas?
-Busco… necesito hablar con la señorita Akane.
-Está ocupada –contestó en forma tajante, ya recuperado de la primera impresión-, ¿es algo importante?
-Lo de todos los meses –dijo por respuesta de forma nerviosa-, el señor la está esperando.
-¿Kuno está aquí? –preguntó ocultando todo rasgo de incomodidad.
-Como siempre, me mandó a asegurarme de que ese estúpido perro fuera encerrado –dijo indicando al perro que permanecía al lado de Ranma.
-Pues dile a tu señor que Akane no podrá atenderlo esta vez, Sasuke.
-Oh, no puedo, el plazo se vence hoy –sonrió.
-¿Qué plazo?
-Sasuke, has tardado demasiado, ¿ya está encerrada esa bestia?
El hombre que había dicho la frase se quedó pasmado al ver en la puerta de la casa a la persona que jamás hubiera pensado volver a ver, menos en esa casa.
-¿Saotome?
-Kuno –musitó Ranma, la mirada ensombrecida y esa repulsión que siempre había sentido por el kendoísta recorriendo su interior-. No puedo decir que me alegra volver a verte.
-Yo tampoco –contestó él acercándose, mientras Ryo comenzaba a gruñir tras Ranma-. Controla al perro.
-Tranquilo, no te hará nada estando conmigo.
-Veo que eres su amigo.
-Más que eso –respondió con una mirada de advertencia-, creo que ha llegado a considerarme su dueño ahora que estoy junto a mi esposa –terminó de decir remarcando sus últimas palabras.
-Tu esposa –musitó.
-¿Qué se te ofrece Kuno?, estamos ocupados y estás interrumpiendo.
-¿Desde cuándo estás con ella? –quiso saber ignorando la pregunta de Ranma.
-Eso no te importa, ahora dime qué es lo que quieres.
-Debo hablarlo con mi dulce Akane –contestó con ironía.
Ranma lo observó con rencor y su puño derecho se cerró automáticamente; además de resultarle repulsivo, comprobaba que odiaba al individuo.
-Es lo mismo que hables conmigo a que lo hagas con mi dulce esposa –contestó sin poderse contener. Sentía que Kuno lo estaba provocando y muy a su pesar, él estaba dispuesto a responder a sus provocaciones.
-Oh, bien, tú ganas –dijo como si quisiera quitarle importancia al asunto-. Supongo que te dijo que soy la persona que le ayudó a salvar esta casona, así que vengo a cumplir con el acuerdo.
-Eso es todo, dinero.
-Por hoy sí, ya que estás tú aquí no creo que ella quiera acompañarme como lo hace siempre –insinuó maliciosamente. Había madurado y había aprendido que a veces, los ataques verbales eran mucho más efectivos que los ataques físicos.
El sirviente que había escuchado todo desde el principio se sorprendió, pero luego se atemorizó cuando fue testigo de la tensión que experimentaba el cuerpo de Ranma.
Ranma estaba a punto de contestar cuando escuchó la voz de su esposa a sus espaldas.
-¿Quién era Ranma?
La joven palideció nada más llegar al lado de su esposo y contemplar la escena.
-¡Hola querida Akane! –dijo Kuno con soltura-, vengo a nuestra cita de todos los meses.
-Tatewaki –murmuró ella sintiendo que la tierra se abría a sus pies. Su esposo parpadeó un par de veces al ser conciente del cambio en la forma de dirigirse a él-. Pensé que no vendrías hasta el lunes.
-No quería hacerte esperar –contestó sonriente.
-Voy… voy a buscar tu… ahora regreso –dijo con nerviosismo, reingresando a la casa. Su esposo la miró de soslayo e intentó cerrar la puerta.
-¿No me invitarás a pasar? –dijo Kuno dando un paso hacia delante.
-No –contestó Ranma de forma tajante, cerrando la puerta de un golpe. Cerró los ojos y respiró profundamente para calmarse.
"Recurrí... yo pedí prestada una buena cantidad de dinero a una persona para pagar la deuda de papá con el Banco..." El recuerdo de aquella conversación vino de improviso a su mente. "Esta persona ha sido comprensiva pero todo tiene un límite…"
-Debí imaginarlo –se dijo murmurando las palabras con rabia contenida-, este idiota era el único que podía… pero es cierto, todo tiene un límite.
Avanzó con paso decidido buscando a su esposa, seguramente la encontraría en su habitación, así que fue allí donde subió. Abrió la puerta de la recamara sin golpear y vio que la chica le daba la espalda, concentrada en cerrar un sobre.
-Akane –llamó con una voz profunda que se escuchó como si estuviera enfadado. Ella lo observó temerosa por una fracción de segundo antes de hablar.
-Iba a decírtelo –dijo con un hilo de voz-, juro que iba a hacerlo esta noche… la deuda ha disminuido bastante y…
-¿Cuánto le debes a ese idiota?
-Ranma…
-¿Cuánto? –exigió saber.
-Lo suficiente como para que todavía esté en condiciones de quitarme el dojo –reconoció amargamente enfocando la vista en el piso.
-Y no me lo contaste –dijo él con frustración-, dejaste que pasaran todos estos meses y no me dejaste ayudarte sabiendo que puedo hacerlo, que no me costaría nada hacerlo.
-No… no quise mezclar las cosas, yo…
-¡Por todos los dioses Akane, soy tu esposo! –exclamó interrumpiéndola.
-¡Y estábamos separados! –se defendió ella con la voz en grito-. Estábamos separados Ranma, no podía ir y decirte: Hey Ranma, me darías algo de dinero para pagar la deuda que tengo con Tatewaki.
-"Sigue siendo la misma orgullosa y terca chica de siempre" –pensó mientras digería las palabras. Una punzada de incertidumbre se instauró dentro de su corazón al darse cuenta por segunda vez de la familiaridad con la que ella llamaba al sujeto ahora-. ¿Desde cuándo lo llamas Tatewaki? –preguntó con temor no muy bien disimulado.
La indignación que estaba sintiendo ella en ese momento se difuminó con rapidez al escuchar la pregunta de su esposo y ver su semblante abatido y preocupado.
-"No… esto no va bien –se dijo para sí-, él piensa que yo y Kuno… Estuvieron por lo menos cinco minutos solos, tiempo suficiente para que le haya hecho creer…", las palabras de Kuno vinieron a su mente "querida Akane", "nuestra cita de todos los meses".
-¿Qué fue lo que te dijo exactamente? –inquirió alarmada.
-¿Tenía algo que decirme? –contestó él arqueando una de sus cejas.
-Es un ser venenoso y repugnante en quien no confío –contestó-. Le digo Tatewaki porque insistió en que así lo hiciera a los pocos meses de nuestro acuerdo. Siempre insiste en salir conmigo pero yo nunca he accedido, sabe que nunca lo haría, así que se conforma con venir todos los meses acompañado por Sasuke, retira su dinero y luego de intercambiar algunas palabras, se va.
-Ha sido más que insistente alguna vez –preguntó su esposo apretando uno de sus puños.
-Nunca se ha propasado conmigo, si a eso te refieres –dijo ella esquivando la mirada azulada que estaba segura, se encontraba fija en su persona-. Sabe que no le conviene, sería un escándalo y… quizá aun teme a mis golpes –sonrió de medio lado.
-Bien –contestó él secamente.
Ella comenzó a avanzar hacia la puerta y pasó por el lado de su esposo sin atreverse a enfrentarlo.
-Voy a darle esto, es lo que quiere para irse de aquí.
-No –dijo él, tomándola de su antebrazo para detenerla-. Yo le entregaré este sobre y me aseguraré de que esto acabe aquí y ahora. Kuno tendrá que aceptar el pago total de tu deuda con él.
-¿Qué harás?
-El lunes a primera hora, el dojo será tuyo nuevamente, Akane.
-No puedes, es mí responsabilidad y…
-Eres mi esposa, entiéndelo de una vez –la interrumpió él con molestia en la voz, luego suspiró y comenzó a avanzar-. Hay veces en las que pienso que realmente no te gusta la idea de estar casada conmigo –terminó de decir al momento que bajaba a grandes zancadas las escaleras.
Ella quedó atrás, impactada por las últimas palabras que él le había dedicado. ¿Realmente pensaba eso? ¿Realmente creía que ella no quería ese matrimonio?
-"Fui yo quien siempre le solicitó el divorcio, fui yo quien no quiso hacer público nuestro matrimonio en la empresa, fui yo la que no aceptó su ayuda a pesar de que me lo propuso hace tiempo… y soy yo quien siempre tiene dudas –pensó mientras bajaba a paso lento las escaleras, conteniendo los deseos de llorar-. Tiene razón, yo siempre he puesto las dificultades y…"
No pudo continuar con su análisis de la situación, porque al llegar a la cocina vio como toda una tarde de esfuerzo y dedicación se estaba quemando en el horno de la cocina por culpa del inoportuno Tatewaki Kuno.
Se apoyó en el umbral de la puerta, cerró los ojos y dejó escapar las lágrimas en un llanto silencioso y desesperado. No lloraba por la comida estropeada, más bien lo hacia por lo que acababa de entender, las palabras de su esposo le habían hecho comprender que él la amaba, pero si ella no era capaz de demostrarle que confiaba en él y que lucharía por su relación, él terminaría decepcionándose y todo lo bello que habían conseguido en ese reencuentro se destruiría tal y como se estaba destruyendo ese platillo en ese momento.
-Akane, ese idiota ya se ha… -Ranma se interrumpió alarmado al verla apoyada contra el umbral de la puerta- ¿Qué sucede, Akane? Estás llorando.
Ella no contestó y él comprendió, o creyó comprender lo que sucedía al observar la cocina de la casa. Rápidamente se acercó al horno y apagó el fuego, observó a su esposa y le sonrió.
-Sé cuanto te has esforzado hoy Akane… -se interrumpió alarmado al observar cómo su esposa lloraba con mayor angustia. Se acercó a ella y tomó sus manos- Akane, ¿qué sucede?, no puedes estar así sólo por la cena.
-Abrázame… por favor –pidió entre sollozos.
Él obedeció y sintió que su corazón latía con fuerza al ser conciente de la desesperación con la que su esposa le devolvía ese abrazo. Cerró los ojos y comenzó a acariciar el cabello negro azulado de ella para tratar de tranquilizarla.
-¿Qué sucede Akane?
Ella inspiró profundamente y trató de calmarse.
-No quiero que pienses… que yo no quiero estar casada contigo Ranma –dijo finalmente controlando el llanto-, siempre fue y será mi mayor sueño y si no lo he demostrado lo suficiente yo…
-Lo sé –le interrumpió él apartándola un poco de sí-, yo sigo siendo un tonto que no sabe cómo comportarse o qué decir.
-Pero tienes razón, yo no te he demostrado que esto es importante para mí.
-Lo has hecho Akane. Lo que pasó hace un momento y lo que dije fue porque… todavía siento celos –reconoció. Ella lo observó asombrada-, siempre voy a sentir celos de alguien que se te acerque con segundas intenciones.
-Pero Kuno y yo nunca… yo no podría.
-Yo lo sé y perdóname por ser un idiota. Tal vez me comporto así porque nunca encuentro las palabras para decirte lo importante que eres, lo importante que siempre has sido para mí… aun cuando sólo eras mi amiga y venías en mi ayuda, aunque yo no te lo pidiera.
-Tú también lo hacías –dijo en un suspiro, totalmente hechizada por esa mirada azul cobalto que brillaba con intensidad.
-Porque sólo cuando tú estás segura, yo me siento seguro y porque comprendí que sin ti mi vida no tiene ningún sentido.
Ella sonrió sin apartar sus ojos de los de él.
-Acabas de encontrar las palabras perfectas, Ranma –dijo acariciando el rostro de su esposo-. Lo de Kuno…
-Eso ya no tiene importancia –le volvió a interrumpir-. Llegamos a un acuerdo y no te molestará más.
-Sí, pero quiero aclararte las cosas tal y como fueron.
-No es necesario, Akane, yo confío en ti.
-Entonces, ¿estaremos bien?
-Estaremos bien –afirmó él-. Escúchame Akane, aparezca quien aparezca con rumores o afirmaciones extrañas, tu opinión es la única que para mí cuenta. Confío en ti y por mi parte, lucharé hasta el final para que nadie venga a destruir nuestro mundo privado, este mundo que es sólo nuestro.
Ella asintió y volvió a abrazarse a su esposo.
-Bueno, esto tenía pensado hacerlo después de la cena pero creo que ahora es el momento indicado –dijo Ranma apartándose de ella-. No soy bueno para esto así que seré breve, cásate conmigo, Akane –ella lo miró extrañada y luego soltó una risita nerviosa.
-Pero si ya estamos casados Ranma, ¿cómo podríamos casarnos de nuevo?
-Podemos porque sólo estamos casados por las leyes civiles, así que me parece una buena idea el que preparemos una boda como le hubiera gustado a tu padre y así, a nadie le quedaría ninguna duda de que eres mi esposa.
-¿Lo dices en serio?
-¿Lo dudas? Piénsalo Akane, sería lo mejor para salir de todo este lío de la separación y el reencuentro, además, serviría para que no tengamos más problemas con Kasumi y sus hijos –ella se sonrojó y esquivó la mirada de su esposo-. ¿Qué dices? ¿Aceptas?
-Sí –dijo con convicción-, por supuesto que sí.
-Entonces, esperaremos que pasen las fiestas de fin de año, aprovecharemos que tu hermana viene también por esas fechas y nos casaremos en enero.
-Enero es demasiado pronto –dijo asombrada.
-No para mí –contestó él-. Ahora, ¿cenaremos o no? –preguntó cambiando drásticamente de tema y dirigiéndose al otro extremo de la cocina.
-La cena se quemó –dijo en un susurro.
Él pareció no tomarle importancia a las palabras de su esposa y abrió la puerta del horno, sacó el recipiente maldiciendo en voz alta ya que éste todavía se encontraba caliente. Luego cortó un trozo con un cuchillo y se lo llevó a la boca.
-Deberías probarlo –dijo apenas degustó la preparación-. No está nada mal –sonrió- sólo se quemó en las orillas y el fondo, creo que sacándolo con cuidado podemos comerlo.
-¿Tú crees? –dijo acercándose, asombrada por la delicadeza de su esposo.
-Sí Akane, esto está muy bueno a pesar del 'accidente' que por cierto, no fue tu culpa.
La joven mujer sonrió ampliamente al escuchar las palabras de su esposo y observando complacida cómo él trataba de cortar trozos similares para luego dejarlos sobre los platos.
-"Tú también eres lo más importante que tengo en la vida Ranma. Me ensañaste a vivir nuevamente y volviste justo en el momento en que más lo necesitaba –se dijo para sí mientras lo observaba con ternura-. Yo también haré todo lo posible para que nadie pueda destruir nuestro mundo particular".
-¡Hey! –llamó fingiendo molestia-, ¿no piensas ayudarme? Si no lo haces me comeré todo yo solo.
Ella rió y se acercó al lado de su esposo para ayudarle a servir los platos.
Finalmente y a pesar de todos los problemas inesperados que habían tenido aquella tarde, ambos cenarían la comida preparada con tanto amor por Akane y con la promesa de luchar contra todo para que nadie volviera a tratar de destruir su mundo color de rosas, ese mundo con el cual ambos habían soñado y que por fin habían concretado después de tantos años.
Notas finales:
1.- No puedo creer que hayan pasado dos meses para subir un nuevo capítulo T_T
De verdad no fue mi intención demorar tanto en continuar la historia… uno que otro problema ha sido el causante de tanto retraso, mil disculpas a todos quienes siguen esta historia.
2.-Bueno, el capítulo no estuvo tan interesante en mi opinión, pero sirve como introducción a lo que viene en un futuro próximo.
Quiero hacer una especie de "fe de erratas". A quienes leyeron el pequeño avance que colgué en el blog, decirles que luego de leer el capítulo terminado me dí cuenta de que había pasado más de un mes cronológicamente desde que Ranma quisiera romper el contrato, así que la cápsula quedó con un pequeño error en el comienzo, nada que altere la historia en todo caso.
3.-Como la música es fundamental en mis escritos, quiero hacer mención a la canción que mantuve de fondo durante gran parte de la creación de este capítulo. Una canción muy linda que es de todo mi gusto: "You make me feel brand new" de la banda británica Simply Red (sí, son un poco antiguos, pero a mi me gustan algunas canciones de ellos). Esta canción en particular la encuentro preciosa, así que si no la conocen y quieren buscarla, creo que no se arrepentirán.
4.-Agradecimientos… Cómo no hacerlo si son sus reviews los que me hacen seguir dándole vida a mis historias. En esta oportunidad quiero agradecer de todo corazón a ivonne-18, Akima-06, Nia06, Shakka DV, Marina, ranmamaniaca, amafle, KohanaSaotome, Sele, Klaudia-de-Malfoy, Marce, Pao, Sofi, Ara, Rankanema (Muchas gracias por el review ^^, bueno, hago lo que puedo para seguir creando, espero te siga gustando la historia. Un beso ^^), milk goku, Caro, Sonia (Gracias por tus palabras linda, en verdad que me hace muy feliz el recibirlas. Besos ^^), ayu-charm, orochi (Gracias como siempre por dejar tu opinión ^^ y muchísimas gracias por tu apoyo durante los acontecimientos pasados en mi país, es un gesto muy noble el que te acordaras de mí. ¡Gracias! ^^), ELOWYN3, blandy (Gracias por opinar, lo siento por demorar tanto esta vez. Espero no volver a hacerlo. Gracias, gracias ^^), TheJoKernEt, Dark-Yuki01 (por todos tus reviews ^^) y usaguitendo-saotome.
Muchísimas gracias a todos por tomarse la molestia de opinar en esta historia, saben que con sus comentarios me hacen muy feliz y siempre me ayudan a mejorar ^^
4.-Un beso a todos y será hasta una próxima actualización.
Qué estén muy bien, saludos y buena suerte!
Madame De La Fère – Du Vallon.
