More than us

La imagen que le devolvía el espejo de cuerpo entero le parecía increíble.

Allí estaba ella, de pie, vestida totalmente de blanco y radiante; una joven bella, ansiosa y totalmente segura de que ese día sería el más feliz de su vida, el día de su boda con el hombre que amaba y al que había elegido para pasar el resto de sus días.

El kimono ceremonial le sentaba de maravilla, la suavidad de la tela y el brillo de la misma se notaban a simple vista, el maquillaje hacía que su rostro juvenil resplandeciera, el peinado tradicional, con las peinetas doradas y los palillos complementando perfectamente el atuendo le daban la impresión de haberse escapado de una antigua leyenda, de ser una princesa salida de una pintura vieja o algún remoto relato heroico, de esos que se contaban en las clases de historia de los colegios.

Sonrió ante el reflejo y arregló decididamente con su mano derecha una de las peinetas que adornaban los cabellos azulados, luego pasó la otra mano extendida por las mangas del kimono ceremonial, alisando así las imperceptibles arrugas que pudieran quedar en la tela y retrocedió un par de pasos para contemplar la imagen a distancia.

La emoción junto a la dicha se mezclaron en su corazón, haciendo que por muy poco no llorara de alegría y una espléndida sonrisa se instauró en su rostro.

Una voz conocida la llamó por su nombre desde el otro lado de la puerta de su habitación. Ella no respondió, volvió a acercarse al espejo y exhaló un suspiro. Sabía que se acercaba el gran momento y seguramente su hermana la llamaba para afinar los últimos detalles.

Volvió a sonreír y comenzó a abandonar la habitación no sin antes echar un vistazo al vestido nupcial de corte occidental que descansaba en la cama y que con posterioridad a la ceremonia budista, sería lucido en la fiesta de celebración.

Escuchó un nuevo llamado y avanzó lentamente.

-Ya voy –contestó alcanzando el pomo de la puerta, pero antes de salir de su habitación, volvió la vista y recorrió ese espacio tan íntimo y donde había vivido tantos momentos, buenos y malos, alegres y tristes-. Tranquila, todo irá bien –dijo en alta voz sonriendo, para luego cerrar la puerta tras de sí.

Apoyó su cuerpo en la puerta de madera y cerró los ojos.

Sí, por muchos problemas que vinieran en el futuro para la pareja, todo iría muy bien…


Capítulo I

"El día del perdón"

Jamás hubiera creído que en solo una semana se podría organizar un matrimonio, pero al parecer, Ranma sabía cómo hacer su voluntad aun cuando ésta fuera irracionalmente apresurada.

Ciertamente habían encontrado obstáculos, en su mayoría por los cuestionamientos de ambas familias; porque claro, al adelantar la fecha de la boda casi en un mes, ellas, Nodoka y Kasumi, habían querido saber el por qué y no descansarían hasta que la feliz pareja se los dijera.

Así y ante la decisión de ambos de no comunicar todavía la gran noticia de la próxima llegada al mundo del heredero Saotome, había sido una verdadera lucha el tratar de ocultarles aquella información a las dos mujeres más comprometidas en la preparación del evento en cuestión.

De todas formas éste no había sido el mayor inconveniente para la menor de las hermanas Tendo, por el contrario, ella encontraba una y mil explicaciones para justificar el comportamiento y la prisa que de pronto habían adquirido ella y su esposo por contraer el sagrado vínculo lo más rápidamente posible.

No, el inconveniente más grande que ella debía enfrentar día con día eran los cuestionamientos de su esposo ante las razones que la habían hecho cambiar de opinión e ir a buscarle a su refugio para pedirle perdón y una nueva oportunidad.

Él podía entender que lo hubiera hecho por el niño que venía en camino, porque se hubiera dado cuenta del profundo amor que estaba dejando escapar o porque simplemente hubiese comprendido que estaba equivocada, pero en la mente del artista marcial no dejaban de hacer eco las tantas y tantas veces que justamente ellos dos habían sido víctimas de trampas con la sola intención de separarles en el pasado, entonces, ¿por qué no iba a ser aquel el motivo ahora?

En su tozudez, el artista marcial inquirió e inquirió, la acosó con preguntas, teorías y hasta le planteó sospechosos, hasta que ella accedió a contarle la verdad solo un día antes de que se realizara la boda, arriesgándose a que él reaccionara mal ante una verdad que ella creía, no podía ni debía seguir ocultándole.

Fue así como aquella tarde y aprovechando que disfrutaban de algunos momentos de tranquilidad en la casona Tendo debido a que ya prácticamente estaba todo listo para el día siguiente y las hermanas mayores de Akane junto a sus respectivas familias habían decidido pasar aquella noche compartiendo entre ellas en casa de Kasumi, dejándoles a Ranma y a Akane un momento para ellos, sin distracciones, ni interrupciones, ni gritos de niños jugando, ella decidió que sería el momento propicio para hablar con su esposo, ya que pensaba que si tardaba más aún, sería demasiado tarde.

Para Akane todavía resultaba inverosímil estar a horas de celebrar una ceremonia que debía haberse efectuado años atrás, una ceremonia que le daría el derecho de presentarse ante el mundo entero como la esposa de Ranma Saotome y aquello le devolvía por momentos los temores. Ellos nunca habían sido muy afortunados en cuanto al amor se trataba, siempre que estaban seguros de que la vida les sonreía y serían felices para siempre, algo sucedía y lo arruinaba todo, así que ella decidió que no dejaría que un tercero arruinara el momento que por tanto tiempo había deseado; no esta vez.

Ranma se acercó despacio y sin hacer ruido hasta apoyar su cuerpo en el marco de la puerta que daba al comedor de la casona y allí permaneció observándola.

Ella se encontraba sentada sobre sus rodillas a la mesa del comedor, absorta en sus propios pensamientos y con una expresión tan cándida en el rostro que logró conmoverle.

Ciertamente él siempre la había considerado una mujer hermosa, a pesar de las idioteces, insultos y tonterías que se había empeñado en decir cuando recién se habían conocido y habían sido obligados a adquirir un compromiso para el cual ninguno de los dos estaba preparado, sin embargo, ahora que la observaba la encontraba todavía más bella.

Pensó que era el exceso de enamoramiento como él lo llamaba, pero ese exceso de amor, lejos de molestarle, le hacía sentir que era el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra puesto que ella le correspondía.

Sonrió y se acercó a ella lentamente, arrodillándose y abrazándola después. Ella sonrió y él posó su cabeza sobre su hombro, escondiendo su nariz en la corta cabellera de ella mientras sus manos bajaban lentamente hasta detenerse con ternura en el vientre plano de la joven mujer.

-¿Qué haces? –preguntó susurrando sus palabras.

-Pienso –contestó ella alzando su brazo para alcanzar los cabellos de él y así, poder acariciarlos.

-¿En mí?

Ella sonrió, a pesar de todo lo que habían vivido, a pesar de los años que habían pasado y a pesar de que hacía bastante tiempo ambos habían dejado atrás la adolescencia, todavía conservaban rasgos de aquella época; así explicaba ella que aquel presuntuoso artista marcial que conociera con dieciséis años hiciera su aparición de vez en cuando.

-En ti, en mí, en la familia que pretendemos formar.

-Que estamos formando –corrigió-, recuerda que aquí dentro hay un pedacito de ti, mezclado con un pedacito de mí que está creciendo.

-Y tú quieres que todos se enteren ahora de ese secreto ¿no?

-Lo hemos ocultado bien hasta ahora.

-Nabiki está alojando aquí, Ranma.

Él levantó el rostro de inmediato y comenzó un minucioso examen ocular con el temor reflejado en el rostro. Akane rió con ganas por la reacción de su esposo.

-¿No habrá instalado alguna cámara o micrófono, verdad? Es decir, no se atrevería.

-Estás hablando de mi hermana Nabiki –contestó poniéndose en pie-, con ella nunca podremos estar seguros.

-Pero… -titubeó siguiéndola con la vista y levantándose él también-, pero… ya estamos bastante crecidos… ¿para qué querría espiarnos?

Akane rió nuevamente y negó con un movimiento de cabeza al ver la cara de pánico que Ranma tenía en aquel momento.

-Dime que no lo haría –pidió.

-Tal vez –contestó ella con la mirada chispeante de quien está seguro de que ha conseguido engañar a alguien-, tal vez no, ¿quién podría saberlo con Nabiki Tendo?

-Pero… pero, ¡no puede!…

Akane soltó una risotada y luego puso su mejor cara de niña inocente ante la mirada de disgusto que le dedicara su esposo al percatarse que ella le había engañado.

-Era una broma, Ranma. Por supuesto que Nabiki no ha escondido nada con lo que pueda espiarnos. Es una mujer casada, tiene hijos y ya está bastante grande para hacer ese tipo de cosas.

-Sí y cuando éramos unos chiquillos ella tenía unas costumbres bastante poco usuales.

-Ahora me estás haciendo dudar –dijo con seriedad y algo de temor en el tono de su voz.

-Ves, estamos hablando de Nabiki –acotó él-. Nabiki –terminó de decir dándole énfasis al nombre de su cuñada.

-En ese caso es mejor que salgamos de aquí –asintió Akane tomando de la mano a su esposo para guiarlo fuera de la casa.

-¿Dónde vamos? –preguntó Ranma con genuina curiosidad.

-Acompáñame al dojo, Ranma.

-¿Para qué?

-Ya lo sabrás –fue su única respuesta.

Recorrieron los escasos metros que los separaban del salón de entrenamientos de la familia Tendo tomados de la mano. Ella iba delante indicando el camino por ambos tan conocido; él, tras ella se preguntaba la razón de tanto misterio.

Una vez llegaron a las puertas del dojo, ella se detuvo y observó hacia el piso de madera antes de abrir la puerta.

-Aquí se han celebrado cosas importantes –dijo abriendo la puerta y observando al interior del lugar-. También se han llevado a cabo desafíos y peleas; se han tomado decisiones trascendentales, algunas veces para bien, otras para mal.

Soltó la mano de su esposo y se internó en el recinto, cuidando de no pasar a llevar nada de lo que con tanta dedicación habían instalado allí las personas que, supervisadas por Kasumi y la señora Saotome, habían utilizado para la decoración del lugar.

-Akane, en verdad me tienes totalmente confundido con todo esto –se impacientó Ranma acercándose a su esposa quien ya estaba en medio del salón.

Ella sólo sonrió y miró directamente al altar que permanecía en la pared principal del dojo; el altar de sus antepasados.

-Fue en esta sala donde tuvimos peleas, discusiones y alegres momentos, Ranma –siguió diciendo absorta en sus propios pensamientos-. Sí, buenos y malos momentos ¿recuerdas?

-Me estás asustando –dijo él observando el semblante de su esposa con el temor reflejado en su rostro masculino-. Akane, ¿tienes algo que decirme?

-Sí –contestó, pero luego permaneció en un obstinado silencio que comenzó a desesperar a Ranma.

-¿Qué? –interrogó-. ¿No me dirás ahora que te has arrepentido de casarte conmigo?

-No, tonto –rió en respuesta-. Aunque tal vez…

-¡No puedes! ¡Ya estamos casados! –exclamó con más temor que enojo en su tono de voz-. Lo de mañana será una ceremonia sencilla para que el resto del mundo se entere que…

-Lo sé –le interrumpió girándose para mirarlo a los ojos-. Sólo quiero asegurarme de algo, Ranma.

-Algo –repitió él observándola como si quisiera leer en la profundidad de sus ojos lo que ella se tardaba tanto en decirle.

-Quiero que me des un regalo, Ranma.

Él la observó desconcertado por un momento y luego, una sonrisa se fue formando en la comisura de sus labios.

-Quiero que me des un regalo que no puedes comprar –insistió Akane borrando con esa frase inmediatamente la sonrisa que había comenzado a formarse en el rostro de su esposo-. Y quiero que aquí, en este lugar que tantos buenos y malos recuerdos nos trae a la memoria, en este lugar en donde nos peleamos, discutimos, nos reímos, soñamos y… nos enamoramos me des ese regalo. Aquí, frente a mis antepasados.

-¿Aquí? –preguntó llevándose una mano atrás de su cabeza en un gesto de total confusión-. ¿A qué te refieres exactamente?

Ella se giró nuevamente y enfocó su mirada una vez más en el altar de la pared.

-Quiero que ante mis antepasados me prometas que te diga lo que te diga, vas a perdonar, a olvidar y a seguir adelante como si nunca hubieras escuchado lo que tengo que decirte –hizo una pausa y exhaló un suspiro-. Ése será mi regalo de bodas, Ranma. Quiero que lo prometas y lo cumplas.

Él abrió mucho los ojos y se quedó en silencio. Su mente barajaba a toda velocidad una diversidad infinita de posibles teorías para explicarse la petición de su esposa.

-¿Hiciste algo malo? –preguntó en un susurro.

-Prométeme que no harás nada en represalia, que no te enojarás, que lo olvidarás y muy especialmente, que perdonaras, y yo te contaré de qué se trata.

-Pero…

-¡Promételo! –exigió girándose para encarar a su esposo.

-Está bien –accedió dando un paso atrás sin proponérselo, intimidado ante la orden de su esposa-, está bien, lo prometo.

-¿De corazón?

-Sí.

-¿Puedo confiar en ti? –preguntó dejando que sus ojos se distinguieran sólo como una rendija en su rostro y sus labios adquirieran una graciosa mueca de desconfianza-. ¿Lo olvidarás?

-Diablos, Akane –se desesperó él-. Lo prometo, me olvidaré de lo que me digas, perdonaré sea lo que sea y no haré nada en contra de nadie. Ahora, ¿puedes decirme de qué estás hablando? –terminó de decir cruzándose de brazos.

-Sí –contestó ella aliviada y regalándole una infantil sonrisa que le hizo sonreír a él también.

Fue en ese preciso momento que ella se dispuso a desahogarse al contarle a su esposo todo lo que sabía y que había callado desde que se reencontraran en Kumamoto días atrás.

Le contó de su encuentro fortuito con Ukyo y la conversación que habían sostenido en la cafetería del hospital la misma mañana en la que había corroborado que en su vientre crecía una nueva vida; le contó de su decisión de ir a buscarle a su apartamento y de cómo se sorprendió al encontrarlo abandonado y con visibles muestras de desorden provocado por un arranque de furia; le contó sobre la visita de la modelo, de cómo Heiko le había dicho todo lo referente a lo que había pasado la noche de la fiesta de navidad, de cómo su mundo se había desmoronado al comprobar que la mujer confirmaba la versión que él le había dado de los hechos y que además, se reconocía culpable de prestarse para tenderles una trampa que tenía por objeto desencadenar un escándalo del que supuestamente, ella saldría beneficiada; y luego le contó que alguien había estado detrás de todo aquello, pero que su intención no había sido favorecer a la modelo en ningún caso, si no más bien utilizarla para lograr su real objetivo que era separarlos a ellos, ya que ella pensaba que su unión significaba una amenaza para quien había maquinado aquel truculento plan. También puso en palabras las teorías que ella había estado pensando al enterarse de la verdad, puesto que se le ocurría un solo motivo con el cual justificar el egoísta comportamiento del culpable de la casi segunda separación del matrimonio y finalmente, le relató lo eternas y angustiantes que se le habían hecho las horas de viaje desde Tokio a Kumamoto.

Para cuando terminó de hablar, él permanecía con los brazos cruzados al pecho y su mirada pegada al suelo que pisaban; ella lloraba silenciosamente al saberse libre al fin del último secreto que guardaba en su corazón con respecto a ellos dos.

-Sólo conozco a una persona capaz de haber contactado a Heiko y haberla embaucado para que se prestase a hacer algo así –dijo Ranma con una voz metálica que a ella le asustó.

-Ranma, a mí me dolió mucho enterarme de la verdad y no te miento, quise matarlo –se obligó a decir secándose el rostro con una de sus manos al darse cuenta que no hacía falta decir el nombre de Genma Saotome porque su hijo ya había comprendido que había sido él el culpable-, pero luego de pensarlo… no me gustaría que el bebé que llevo dentro no conociera a su abuelo por algo así.

-Pides demasiado –contestó con resentimiento-. Esta vez el viejo rebasó todos los límites.

-Supongo que su motivación fue el dinero, quizá pensó que pondría en riesgo su amado patrimonio, ése que tanto le costó conseguir.

-No lo justifiques, sabes que el viejo nunca ha tenido escrúpulos, pero esto es demasiado.

-Lo sé, pero…

-Pero nada, si lo dejo pasar, quizá más adelante quiera…

Ella no dejó que siguiera hablando, puesto que con una de sus manos silenció su boca, para posteriormente abrazarse fuertemente a él.

-Sé que no es la mejor persona, creo que te lo había dicho con anterioridad pero, no quiero que mi hijo crezca sin conocer a sus abuelos, no quiero privarlo de decidir si debe quererlo o no –pidió-. Ranma, no te pido que te sientas orgulloso de él, tampoco que lo trates con afecto, sólo te pido que no hagas nada que pueda distanciarnos.

-No puedo, Akane –reconoció un poco más sereno, devolviéndole el abrazo a su esposa y cerrando los ojos para tranquilizarse-. No puedo perdonarle el me haya querido separar de lo más importante que tengo en la vida sólo porque se sintió amenazado. Akane, casi te pierdo por su culpa.

Permanecieron en silencio, abrazados en medio del dojo Tendo, inmersos en sus propios pensamientos y emociones, hasta que Akane volvió a hablar.

-Mañana, a esta hora tú serás parte de mi familia y yo de la tuya de acuerdo a las tradiciones de nuestros antepasados, yo no quiero que nada ni nadie empañe este momento tan importante para mí y así como mi familia te aceptó de regreso en mi vida, yo quiero aceptar a tu padre también, haya cometido los errores que haya cometido, es tu padre, parte de tu familia que también será parte de la mía y… el único padre que tendré, el único abuelo que conocerá tu hijo, Ranma –hizo una pausa y levantó la mirada buscando los ojos de él-. Perdónale, por mí y por tu hijo. Dame ese regalo, por favor, es lo único que pido.

-Es que no puedo perdonarlo, Akane. Simplemente, no puedo.

-Sí puedes, con el tiempo…

-No.

-Ya verás qué sí podrás hacerlo, sólo dale otra oportunidad, Ranma.

Él la observaba como si no pudiera creer lo que ella estaba pidiéndole. No entendía cómo a su esposa parecía no importarle el haber estado a punto de perderse el uno al otro por culpa de una persona que nunca le había importado nada más que su propio bienestar y que muy pocas veces había pensado en la felicidad de los demás, en el dolor que sus acciones podían llegar a provocar a terceros, ni siquiera si esos terceros pertenecían a su propia familia, simplemente le era incomprensible.

Sin embargo, al ver la súplica silenciosa que expresaban los ojos de la mujer a la que amaba con locura, al ver la aflicción en sus rasgos, al darse cuenta que su petición era sincera, incomprensible para él, pero sincera, dio su brazo a torcer y no del todo convencido, decidió complacerla, porque muy dentro de su corazón sabía que no había forma de negarle algo a ella si dependía de él el concederlo.

-Está bien, Akane, tú ganas –declaró con fastidio girando su rostro-. No te prometo que perdonaré al viejo pero… trataré de olvidar todo el asunto.

-Gracias –dijo abrazándolo por el cuello y con una radiante sonrisa de triunfo en su cara-. De verdad, significa mucho para mí…

-No tan rápido –interrumpió él-. Tienes que prometerme que de aquí en adelante y pase lo que pase, seré la primera persona que se entere de todo cuanto te suceda, Akane.

-Prometido –contestó sin titubear.

-Ahora, debemos sellar el pacto.

-¿Cómo? –preguntó fingiendo inocencia.

-¿Así te parece bien? –respondió con otra pregunta que ella no pudo contestar porque sus labios fueron capturados en un beso que se prolongó hasta que el aire les hizo falta y se vieron obligados a separarse.

-Me parece muy bien –dijo totalmente sonrojada evitando exhalar un suspiro.

Él sonrió y prometió en silencio que haría lo posible por cumplir el pacto que había hecho, porque ella lo merecía y porque él no se sentía capaz de negarle nada, aunque le costase renunciar a su orgullo. Ella lo había dicho, quizá con el tiempo las cosas entre padre e hijo cambiaran y pudieran convivir en paz.

-Se hace tarde –comentó Akane viendo aparecer por una de las ventanas las primeras estrellas de la noche-, y comienza a hacer frío.

-Entonces, será mejor que entremos a la casa, preparemos algo para comer y luego, vamos a dormir.

-Tienes razón, entraremos a la casa, prepararemos algo para comer y luego, iremos a dormir –dijo separándose de su esposo para comenzar a caminar rumbo a la puerta-, pero yo dormiré en mi cama y tú en la tuya, que está esperándote en el dormitorio del bonito apartamento que tienes en el centro de la ciudad.

-Pero… yo pensé que esta noche…

-Pensaste mal, Ranma –contestó sonriéndole a su esposo por sobre su hombro-. Una mujer debe pasar su última noche de soltera sola.

-¡Tú no estás soltera! –contestó con falsa indignación-. ¡Eres mi esposa!

-Pero no para el resto del mundo –sonrió-, así que creo que tendrás que retirarte luego de la cena.

-Akane, no –gimió como un cachorro regañado.

-A menos qué…

-¿Qué?

-¡Qué me atrapes antes de llegar a la casa! –gritó para salir corriendo del lugar.

-¡Akane! –gritó él corriendo tras ella dispuesto a atraparla y ganarse así el derecho de pasar junto a ella la noche-. ¡Akane!

R & A

-¡Akane!

La mujer abrió los ojos, levantó la cabeza y le sonrió a la mayor de sus hermanas. Todavía se encontraba apoyada en la puerta de su habitación, recién saliendo de sus propios recuerdos cuando escuchó su nombre pronunciado con apremio por su hermana Kasumi.

La vio allí de pie, frente a ella con ese semblante sereno que le caracterizaba y aunque notó de inmediato la pequeña e imperceptible arruga que se dejaba ver en su entrecejo, no le importó. Ni siquiera su hermana mayor podría evitar que en un día como aquel ella se emocionara con cada recuerdo que le venía a la mente y lograba alborotar su corazón.

-Dime, hermana.

-Quisiera que vinieras a darme tu opinión respecto al orden en que deberían servir el cóctel.

-Lo que tú decidas estará bien, Kasumi. Eres la mejor para estas cosas –sonrió.

-¿Te sucede algo, Akane? –preguntó su hermana mayor al verla tan relajada antes del tan esperado momento.

-No, sólo recordaba y me distraje un poco, es todo.

-Bien.

-Vamos a poner orden en la cocina.

Kasumi no contestó, se limitó a adelantarse para dirigirse a la cocina dejando una vez más a Akane atrás.

La mujer de corta cabellera azulada suspiró profundamente y observó la lisa madera de la puerta de su habitación.

Sí, todo saldría muy bien porque a pesar de los inconvenientes y problemas, de las penas y las tristezas, las decepciones y las pruebas que la vida les ponía a las personas por delante, si había amor de por medio, ellas sabrían afrontar todas y cada una de esas pruebas. Tenía fe en ello y hasta aquel momento, así se lo había demostrado al mundo.

Caminó alegremente por el pasillo que la llevaría a la cocina a reunirse con su hermana para dar las indicaciones que tanto le preocupaban a Kasumi con la firme convicción de que con o sin su ayuda, todo saldría estupendamente bien, porque ése sería para siempre uno de los días más felices de su vida, de eso estaba total y absolutamente segura.


Notas finales:

1.- Bueno, después de varios meses y como lo prometido es deuda les dejo aquí la "historia dentro de la historia". Como expliqué en el capítulo final de "He tenido suficiente", "More than us" será una especie de continuación de la primera pero dentro de la misma porque como también dije, a mí en lo personal se me quitan las ganas de leer un fic cuando éste dice: "continuación de XXXX" o "leer tal o cual historia antes de leer ésta", así que pensé que bien podría insertar este escrito dentro de su antecesor.

2.- Como pudieron apreciar, los capítulos han cambiado de formato y es que mi idea con este escrito es contarles la vida de casados de la pareja desde los recuerdos de los protagonistas. Siento que en este primer cap. no quedó muy claro porque fue corto y algo así como un nexo entre una y otra historia, pero creo que más adelante se podrán dar cuenta de mis intenciones. Supongo que los capítulos variarán en extensión de acuerdo se vaya desarrollando el escrito, así como también pienso ahondar más en los acontecimientos. Creo que para ser el primer capítulo de la secuela está bien… no quiero aburrir ^^

3.- Muchas gracias a quienes siguen conmigo en este camino, en especial a quienes comentaron la última entrega de "HTS" y que paso a agradecer de todo corazón. A: diana carolina, La Tigresa dj, IramAkane, Amafle, Faby Sama, Yngvi Rene, Preust (gracias por comentar el ultimo cap de HTS. Ya voy retomando mi rumbo y próximamente… actualización del "Salvaje caballo…", es una promesa ^^), Aryam Shields Masen, KohanaSaotome, susyakane, Mirian Martinez (Muchísimas gracias por tu review, un beso ^^), Yuna Lockheart, daniel04, MaRce kid nicky`s girl, Rutabi (Muchas gracias por tus palabras, en verdad que me alegra recibirlas ^^), karaso, usaguitendo-saotome (Gracias, gracias por comentar el último cap. Un besote ^^), Diana Tendo, kary14, lerinne, Arashi Ayukawa, Ishy24, Gata de la luna, carmen (gracias!), isa-chan (muchas gracias por tus lindas palabras, qué bueno que te gusta lo que escribo. Saludos ^^), CJSALAZAR (Gracias y ya ves, la conti ya está aquí ^^), BABY SONY, Annita Kyoyama, Belli (Gracias mi niña linda, muchas gracias por el comentario. Un besote ^^), Jorgelina (Muchas gracias por comentar, ya ves que sí terminó bien… ahora, no puedo asegurar que siga así de bien. Saludos ^^), DidianaHappy y 97pupi, a todas/os, muchísimas gracias por comentar y a quienes sólo leyeron, gracias también por haberlo hecho, sólo con leer hacen que lo que escribo sea especial. Bueno, espero que les siga gustando lo que escribo con cariño para compartir con ustedes y con quien quiera leer.

4.- Será hasta una próxima entrega, gracias por leer y buena suerte!

Madame De La Fère – Du Vallon.

Julio de 2012.