Seguimos.

Ice Stars

Capítulo 15

Al descubierto

Casa Hyuga.

Hinata observaba con discreción el reloj del comedor que, en ese momento, marcaba exactamente las 9:00 p.m.

Para ese punto de la noche, aún se encontraba en el comedor tradicional de su casa junto con su padre, hermana y entrenador quienes al fin y al cabo terminaron de hacer una pequeña celebración por su victoria.

Hinata estaba que no dejaba de rasgar su pantalón con sus uñas, todo debido a la frustración de sentir que el tiempo se pasaba lentamente y que probablemente había alguien en las afueras esperando por ella, pero no había manera de que su padre le permitiera retirarse y menos salirse de la casa, porque sí, después de pensarlo por horas se decidió a hablar con Naruto para escuchar lo que este tuviera que decirle.

No obstante, se cuestionaba si esa charla se podría dar ese día o nuevamente se vería aplazada por las circunstancias.

—Creo que ya es hora de que me retire. —indicó Toneri poniéndose de pie, después de llegada las 9:30 de la noche.

La patinadora se mordió los labios con ansiedad por ver la hora que era pero a la vez sintiendo un poco de alivio porque con la retirada del entrenador la fiesta se daría por terminada.

—Claro, Toneri… muchas gracias. —Se levantó Hiashi para despedirlo.

—Señorita Hinata, quisiera que pudiéramos vernos mañana en la pista, sólo para organizar algunas cosas para las olimpiadas.

—Sí… claro. —musitó esta, sin dejar de rascar su pantalón por debajo de la mesa.

—Sí, pónganse de acuerdo con eso, y después me lo informan para aprobarlo o no. —ordenó el padre. —Y Hinata, también espero tu decisión sobre los patrocinadores a más tardar mañana, porque debo darles una respuesta y como te digo, si los aceptas sería muy beneficioso para ti.

—Sí, claro… mañana te haré saber mi respuesta. —respondió no muy convencida. — por lo pronto me iré a dormir, buenas noches.

—Buenas noches, hija.

—Buenas noches, señorita. —se despidió Toneri con una reverencia

Mientras que la menor de los Hyuga observó que su hermana estaba actuando un poco extraño a como normalmente era, en especial cuando se marchó presurosa del comedor; y tan pronto su padre se fue a acompañar a Toneri a la salida fue a ver qué pasaba con Hinata.

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—15 a las 10… ahora siento que el tiempo se está pasando muy rápido. —pensó la agitada Hinata, dando vueltas en su habitación, tratando de idear la manera de salir de su casa sin que nadie se diera cuenta.

—Ok, lo confirmo… estás muy rara, hermanita.

La patinadora se sobresaltó, viendo que en el umbral de la puerta la observaba su hermana con curiosidad.

—Hanabi…

—Has estado rara toda la tarde, hermana… parecía como si no hubieras querido estar en tu fiesta de victoria. —dijo la menor con perspicacia. —¿Qué no te gustó que te preparara esa pequeña fiesta de celebración?

—No, no es eso hermanita… realmente te lo agradezco… es sólo que…

—¡¿Qué?! ¿Es un secreto?! —curioseó esta emocionada, y procedió a cerrar la puerta tras de sí para que nadie las escuchara.

Hinata resopló viendo que no habría manera de como evadir a su hermanita así que procedió a contarle lo sucedido en las finales, su encuentro con Naruto y lo que este le había pedido.

—¡Ay, hermanita! ¡tal vez te citó para declararte su amor! —saltó la menor emocionada.

La patinadora sonrió con tristeza.

—No creo que sea eso… como te dije… Naruto-kun sólo quiere hablar de lo que pasó en la fiesta.

Hanabi bajó el nivel de su emoción al escuchar aquello.

—bueno, sí… también es importante pero…—miró el reloj que ya marcaban las 10 de la noche.

—Cada vez se hace más tarde.

—¡Ve como quiera! ¡él te dijo que esperaría!

—Pero… ¿cómo?

—Ay, Hinata… ¿qué nunca has visto como le hacen en las películas? —cuestionó la menor rodando los ojos, y frente a la mayor comenzó a hacer unos movimientos en la cama, de manera de que dejó un bulto simulando que alguien dormía. —¡Ahí está!

—Eh… pero…

—Por papá no te preocupes, lo distraeré y le haré saber que ya te dormiste para que ni se acerque, sal por la puerta de servicio y al regresar entras por donde mismo.

—Ay, no sé…

—Arriésgate hermanita, ¡el que no arriesga no gana!

La mayor resopló, le parecía increíble las agallas que tenía su hermana menor, a veces pensaba que le gustaría ser más como ella, más atrevida y valiente, algo que supuso era momento de ser si es que quería salir de la casa.

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Después de pasados más minutos y de repasar nuevamente el plan, así como hurtar las copias de las llaves de servicio (cosa que hizo Hanabi), pusieron el plan en marcha. Hanabi se acercó con su padre el cual seguía en el comedor bebiendo té mientras leía algunos informes y se encargó de mantenerlo ahí mientras que Hinata emprendía la huida.

La patinadora, esperando a que las últimas personas de servicio se marcharan a sus respectivos dormitorios, se movió lo más silenciosamente que pudo y cuando finalmente llegó a su objetivo (la puerta trasera) se escabulló y se fue corriendo hasta el centro recreativo.

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—Las 11… achuuuuaaaaa. —Estornudó un somnoliento Naruto, quien sentado en una banca de concreto se abrazaba así mismo pues la temperatura poco a poco comenzaba a descender, conforme más tarde se hacía. —Me voy a esperar una hora más… y si no, intentaré ma… ma…ma achuahahaha… ¡ay, vamos! ¡ni siquiera hace tanto frío! Resiste cuerpo…

—¿Na… Naruto-kun?

Entonces aquella vocecilla, hizo que la temperatura se le subiera de golpe al Uzumaki que, apenado por haber estado hablando sólo se giró para confrontar a quien había llegado.

—Hinata… —musitó abochornado. —Sí viniste…

—La- lamento haber tardado…—se disculpó esta agitada, mostrándole al muchacho que al parecer había hecho todo un maratón para poder estar ahí a esa hora.

—Oye… ¡estás toda sudada! ¡ten, no te vayas a enfermar —la envolvió él rápidamente en una toalla que sacó de su bolsa de entrenamiento.

La reacción tan espontanea, provocó que Hinata enrojeciera como un tomatillo y por supuesto que Naruto, al ver la "estupidez" que había hecho, se echara para atrás completamente apenado.

—Ah… lo siento, dattebayo…

Hinata sólo negó con la cabeza aferrándose apenada a la toalla, y todo sería muy lindo para ella, si no fuera por el tema que la había llevado ahí. Le causaba intriga pero también una especie de tristeza sobre lo que pudiera escuchar.

—Hinata…—nombró Naruto al verla silenciosa.

—¿Qué es lo que querías decirme? —cuestionó ella, oculta detrás de su flequillo, ansiaba ya ir directamente al punto.

—Oh… sí, claro. —musitó Naruto poniéndose cabizbajo. —Hinata… esa noche de la fiesta… ¿qué… qué te pasó exactamente?

La patinadora alzó la mirada confundida.

—Yo… yo… esperaba que tú pudieras responder eso…

—¿Yo?

—Sí, Naruto-kun… yo… perdí la noción de lo que pasó… sólo sé por otras personas lo que me hicieron, que me drogaron y que unos tipos intentaron… —resopló con indignación.

—No lo menciones, por favor. En serio perdóname… —se inclinó el chico arrepentido.

—¿Perdonarte? ¿Po… por qué? —cuestionó temblorosa.

—No te cuidé como debí… debí acompañarte.

—¿Acompañarme? ¿a dónde?

—A la barra… —respondió Naruto como si fuera lo más obvio. —dijiste que ibas a ir por agua y de ahí te perdí de vista.

Hinata se sacudió.

—Espera… ¿qué?... ¿en qué momento?

—Después de que terminaste de cantar con Sakura-chan, Ino y Tenten… ellas siguieron bailando con Lee, Sai y tu primo… yo… yo… me acerqué contigo y te pregunté si querías algo de comer o beber y me dijiste que querías agua y fuiste a la barra…

La patinadora trató de hacer memoria, de acomodar las cosas en orden en su cabeza, y reordenó el momento en que llegaron, en que se sentaron con Ino, que Naruto le llevó una botella con agua, y nada malo pasó y de ahí bailó y cantó junto con las chicas contra la de Sunagakure.

—Entonces… Sakura e Ino…

—Ellas estaban bailando cuando tú te fuiste… luego al perderte de vista le pedí a Sakura-chan que si te podía buscar en los baños, y tanto ella como Ino fueron a buscarte, estaban preocupadas por ti.

Hinata volvió a temblar al escuchar aquello.

—Ellas… entonces… ellas…

—Se pelearon contra unos tipos cuando te encontraron, incluso se lastimaron con unos cristales… luego Sakura-chan te dio los primeros auxilios e Ino llamó a una ambulancia, de no ser por ellas… yo ni siquiera sé que hubiera hecho… me disculpo… me paralicé al verte en ese estado.

—¿Qué? —musitó la Hyuga sintiendo una opresión dolorosa en el pecho.

—¿En serio no recuerdas nada de eso, Hinata?

La chica volvió a negar con la cabeza, pero escuchar aquel relato a la vez hizo que su mente comenzara a proyectar ciertas imágenes, en donde ella se veía frente al espejo de un lavabo y detrás de ellas unos sujetos, después de eso, sólo vio el piso de un baño, pero a su alrededor se escuchaban múltiples gritos, como si se estuvieran librando una pelea alrededor de ella.

—Trata de recordar Hinata, lo que dicen los medios tanto de ti, como de Ino y de Sakura-chan no es cierto. —insistió Naruto, tomándola de los hombros.

La patinadora trató de hacer memoria, regresando de nuevo al punto en donde dijo Naruto que se separaron.

—Recuérdame nuevamente el orden, por favor, Naruto-kun.

El rubio asintió, y le contó todo de nuevo, desde que llegaron a la fiesta, la primera bebida que tomó, la discusión sobre porque nadie sacaba a las chicas a bailar, cuando las chicas optaron por bailar solas y se vieron repentinamente en un duelo contras las chicas de Sunagakure que concluyó en una canción y posteriormente la fiesta siguió.

—Fuiste por agua, Hinata… yo te la iba a traer, pero me dijiste que tú ibas a ir que después ibas a descansar un poco… ¿Qué pasó en esa barra? ¿alguien te dio algo? ¿Te arrojaron algo?

—¿Darme… arrojar?

Las memorias de Hyuga eran oscuras, tal cual esa vez en la fiesta en donde muy apenas la barra era iluminada por las luces neón, pero de entre todas las sombras que se mostraban en la barra una silueta pronto apareció, y fue esta quien le dio una botella, mientras le decía algo.

—Creo que ya lo veo… —musitó Hinata, tratando de aclarar la imagen, forzándose así misma aunque la cabeza le estuviera doliendo.

"Aquí tienes, de aquí a que los bar tenders nos noten te mueres de sed"

Luego aquella voz resonó desde la silueta que veía.

—Esa… esa…voz—ahogó un grito.

—Voz… ¿qué voz? —insistió Naruto sin soltarla.

Unas lágrimas se le escaparon a la Hyuga, al darse cuenta de la verdad.

—Hinata…

—De Shion…

—¿qué? ¿De Shion?

Naruto estaba incrédulo, pues hasta ese momento desconocía que Shion hubiera ido a la fiesta, dado a que esta no quiso esperarlo después del partido y ya no respondió sus mensajes cuando la intentó localizar.

—Hinata… ¿estás segura de lo que dices? ¿Shion fue quien… te drogó?

En cuanto Naruto mencionó aquello, las imágenes se aclararon en la mente de la aterrada patinadora, quien finalmente pudo proyectar a la chica de cabello platinado sentada en una de las bancas de la barra, y la cual comportándose muy amable le dio una botella con agua que, después de beberla, hizo que todo en ella se descompusiera.

—Ay no… Naruto-kun… ¿qué he hecho?

—¿Eh? ¿cómo?

De un momento a otro, Hinata se echó a llorar y Naruto sin entender a lo que se refería, sólo sintió como su amiga se apoyaba en su pecho, mostrándose alterada y sintiéndose aparentemente culpable por algo, cuando para él, solamente existía una probable culpable, alguien a quien lamentablemente también consideraba una amiga.

—Tranquila, no es tu culpa. —consoló él abrazándola.

—Es que… si hubiera recordado antes. —lloró esta, sintiéndose pésima consigo misma.

—Que no es tu culpa… entiende—refutó Naruto, sintiéndose inútil ante esa situación. —Mira, deja que lo resuelva… mañana iré a hablar con Shion, veré que tiene que decir, y si resulta culpable más le vale que lo aclare con todos. Así que deja de culparte, por favor, tú no hiciste nada malo.

Hinata no mencionó nada, sin embargo, el motivo de su llanto no era por lo que había descubierto, sino por las personas que se habían visto afectadas por dicho sucesos, personas que en realidad la habían querido ayudar y que ella indirectamente había lastimado, de la misma forma en la que la supuesta culpable Shion había hecho con ella.

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Residencia Yamanaka, día siguiente…

Era muy temprano, la mayoría de los residentes de la gran casona aún dormía, a excepción de una joven que, escabulléndose de su personal, salió lo más discreta que pudo, vistiendo un impermeable oscuro con capucha.

El cielo había amanecido nublado, el pronóstico del clima indicaba que en unas horas más, específicamente en la madrugada comenzaría a llover, aun así la joven prevenida, más que nada de las personas, se mantuvo cabizbaja y con el perfil bajo una vez salió de la casa.

Ya no soportaba el encierro y los problemas, era lo que más pensaba Ino mientras caminaba solitariamente por el barrio de ricos al que pertenecía, sólo habían pasado dos días después de las finales y el nacimiento de sus problemas, pero ella los sentía como si hubieran sido más días y eso la estresaba. Era irritante, y por eso había salido, pero también porque inconscientemente estaba ansiosa por reparar algo que ella misma había destruido.

Quería disculparse con esa persona, pero mientras más andaba y entraba a una zona urbana de clase media, se cuestionaba si esa persona la recibiría después de todas las idioteces que le había dicho.

—él me dijo que me esperaría. —se dijo así misma convencida que Sai era más noble que ella en ese aspecto.

Pero… ¿cómo debía presentarse? Le daba pena aparecerse ante él como vulgarmente dirían: con la cola entre las patas, lamentablemente lo había arruinado, pero la parte orgullosa de ella, le hacía ver esa imagen como una persona patética.

¿Sai la juzgaría de nuevo? Era lo que más se cuestionó durante su trayecto, el cual culminó cuando después de horas de caminata sin rumbo alguno terminó frente al puente de los artistas.

—No… no estoy lista. —se dijo así misma, y le dio la espalda al puente completamente desecha.

No estaba lista para enfrentarse a Sai y decirle que se había equivocado, no estaba lista para escucharlo decir "Te lo dije" y menos sufrir un rechazo, como pensó pasaría.

Se regresó por donde había caminado, dejando con cada paso que daba al puente de los artistas, hasta que finalmente se detuvo cansada en un parque de una localidad.

Ahí, se buscó una banca y se sentó, resintiendo apenas en sus piernas todo lo que llevaba caminando desde de que salió de su casa.

—Creo que lo mejor es que regrese a casa, ya se han haber dado cuenta de la nota que dejé. —se dijo así misma, recordando que como quiera, antes de salir había dejado un mensaje de que saldría a caminar un poco.

En eso una fuerte luz la destelló, despertándola de su ensoñación y cuando reparó en lo que había sido aquello, vio frente a ella a un hombre que llevaba consigo una cámara profesional. No le pareció que fuera un reportero sino un vulgar paparazi.

—Oiga… ¿qué…

—Sí, eres Ino Yamanaka. —mencionó el sujeto burlonamente, tomando otra fotografía de cerca con otro flashazo que casi la enceguece.

—Dejé eso, no sé de qué habla. —trató de hacerse la desentendida, mientras se levantaba de su lugar y emprendía la huida.

—No te hagas, sé perfectamente quién eres… he estado siguiendo tus movimientos desde que regresaste de la capital.

—¿Eh?

—Quiero una exclusiva, dime Ino… ¿qué se siente estar compitiendo contra Sakura Haruno por el título de la reina del berrinche?

Vete a la mierda. —pensó la rubia, sin embargo como figura pública siempre se le había inculcado no ser grosera con personas de la prensa aunque fuera un vulgar paparazi de baja categoría. —No responderé preguntas, le pido que me deje en paz.

—Hey… pero ¿qué pasó bonita? ¿No es esta la atención que a ti te gusta? Se ve que eres de esa clase de chicas. —le cerró el hombre el paso, tomándole otra fotografía.

—Le ruego por favor, que me deje en paz…

—Para nada preciosa, dame una exclusiva, sólo responde unas preguntas y prometo que te dejaré ir.

Ino se irritó, pero viendo que no había otra manera de lidiar con él y que alrededor a nadie parecía importarle que un sujeto la estuviera molestando, entonces preguntó:

—¿Qué quieres saber exactamente?

—El tamaño de tus bragas por supuesto. —dijo el hombre burlonamente.

La patinadora se sonrojó furiosa.

—Bromeo preciosa, bromeo… aunque creo que deben ser pequeñas y de encaje, al menos es lo que se puede deducir con esos trajes que siempre llevas en la pista. —dijo agachando la mirada, como si quisiera ver a través de aquel impermeable lo que se ocultaba.

—Señor, no se me hace correcta la manera en que se dirige a mí, no responderé nada…

—No, no, no… me ha costado mucho dinero el saber tus movimientos. —la detuvo el hombre nuevamente. —así que contesta… ya poniéndonos serios… ¿de acuerdo?

—No.

—¿Crees que siendo la reina del berrinche puedes llegar a ser la campeona olímpica?

Ino negó con la cabeza.

—Ya dije que no responderé nada.

—Mira reina… aunque no quieras, dame al menos algo… ven te invito a tomar algo… un café… ¿te gusta el café? Hay un lugar muy privado al que podemos ir.

Y de la nada, tomó a la patinadora de la muñeca y comenzó a jalarla hacia otro sitio.

—¡No, suélteme! —gritó esta, agitando el brazo para zafarse sin mucho éxito.

—Ay, como eres escandalosa… cierra la boca, ¿no ves que todos nos están viendo?

La rubia miró a su alrededor, viendo que las pocas personas que andaban por los alrededores, sólo los miraban de manera extraña, probablemente ignorando lo que pasaba.

—¡AUXILIOOOO!

—Cierra la boca—amenazó el hombre. —No te voy a hacer nada, sólo te llevaré por un puto café.

—¡No quiero, déjame! ¡DÉJAME!

Pronto, el sujeto vio como algunas personas comenzaron a ver todo eso extraño y comenzaron a acercarse lentamente.

—¡No pasa nada! ¡no pasa nada! — se justificó este, sin soltar a la patinadora. —Somos amigos y estamos discutiendo algo…

Ino se sobresaltó al escuchar tremenda mentira, e iba a reclamar y pedir más ayuda cuando en eso.

—Eso no es cierto. —mencionó una tranquila voz detrás de ellos.

—Mmph… ¿quién eres tú, tonto? —dijo el paparazi con molestia.

—Soy Sai, y soy amigo de Ino… hola. —saludó este con una sonrisita a su amiga, que ya estaba al borde del llanto para ese momento. —Te pido que la sueltes.

—Ella y yo tenemos un trato… me va a dar una exclusiva.

Nuevamente la patinadora se sobresaltó por la sarta de idioteces que decía ese hombre.

—¿Y por eso ella gritaba por auxilio? —cuestionó Sai, mostrando que poco a poco estaba perdiendo la paciencia. —suéltala…

Pronto más personas comenzaron a rodearlos, viendo que si la situación seguía así se desataría una pelea.

—Ay, ya… ahí está la zorra… —escupió este con molestia, soltándola con rudeza. —No arruinaré mi carrera por una insufrible puta berrinchuda.

Tan pronto Ino se vio librada, se acercó a donde estaba Sai, sin embargo, este con la mirada fija en el sujeto, se encaminó hacia donde este estaba.

—Sai no… —pidió Ino, pensando que lo iba a golpear.

—Hazle caso a tu zorra, si te atreves a hacerme algo te demandaré…

Pero Sai, haciendo caso omiso a las advertencias, con un movimiento rápido le jaló la cámara al sujeto, robándole la tarjeta de memoria que tenía para luego arrojarla al piso y hacerla añicos con un pisotón.

—¡Imbécil! ¿qué haces? ¡parte de mi trabajo está ahí!

—Me vale… para la otra te reviento la cámara en la cabeza. —amenazó Sai con una falsa sonrisita.

—Idiota… te vas a arrepentir… —amenazó el sujeto señalándolo, para después emprender la huida al sentirse rodeado de más personas.

Con el hombre lejos de su vista, Sai se volvió de nuevo hacia su amiga, notando como esta estaba siendo consolada por otras mujeres mayores, quienes posteriormente se alejaron unos pasos, para darle privacidad con el muchacho que escucharon era su amigo.

—Sai…

—No digas nada aún, ven… acompáñame…

—¿Eh? ¿A dónde?

—Mi casa… está cerca de aquí.

—Pero…—Ino se sonrojó.

—Descuida… no te haré nada. —le sonrió este burlonamente.

Aquella insinuación hizo que Ino enrojeciera más de la cuenta; sin embargo, ella también deseaba hablar con él en privado, así que sin más se dejó tomar de la mano y ser guiada por él.

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Al llegar al pequeño departamento del pintor, Ino claramente pudo decir que era su casa pues el olor de pintura era notorio en la mayor parte de los rincones. Sabía que Sai se ganaba la vida vendiendo sus pinturas, así como impartiendo clases en una escuela de arte para niños, el que su departamento estuviera lleno de diversos materiales de pintura era parte de su oficio.

—Lo siento si está un poco desordenado, no esperaba traer una visita. —comentó Sai, levantando algunas cosas del suelo. —siéntate…

—Descuida. —musitó Ino, tomando asiento en un sofá mediano, el único que había en ese departamento.

—Bien… entonces… si te parece sigamos en lo que nos quedamos. ¿Está bien? —le sonrió este dulcemente, sentándose a un lado de ella.

Ino negó con la cabeza, comenzando a llorar.

—No comprendo…

—¿Qué cosa?

—Después de lo que te dije… de lo que te hice…

—¡ah! eso… descuida… te dije que no me importaba…

—No lo merezco…—siguió chillando Ino arrepentida. —Ni siquiera tuve el valor para ir a buscarte.

—Sí, ya me lo imaginaba. —intuyó Sai sin dejar la sonrisita de lado—alcancé a verte en el puente, yo apenas iba para allá cuando te vi a lo lejos.

—¿Eh?

—Y vi cuando te fuiste y pensé: Mmm… parece que le cuesta trabajo… así que creo que le daré una ayudadita porque…

—porque…

—También te extraño Ino. —admitió este apenado sin borrar la sonrisita. —No sé… es que… realmente tú me…

Entonces la voz del pintor se silenció por unos labios presurosos que se posicionaron sobre los suyos.

—tú también Sai, ¡tú también! —chilló Ino apenada. —En tan poco tiempo te has vuelto una de las personas más importantes para mi… también tú me…

—Gustas…—

Terminó Sai por ella, dejándose llevar por los encantadores labios de la patinadora que se aferraron nuevamente a los de él.

—Perdóname… Sai… perdóname… tenías razón en todo lo que me dijiste. —comentó Ino, aferrándose a él.

—También yo me disculpo, si te hice sentir mal… no fue realmente intencional. Siento que por mi culpa fallaste en el programa corto.

Ino negó con la cabeza.

—No… no fue tu culpa, sólo mía… pensé que si lo hacía así, es decir llevar todas esas cosas encima te daría tu merecido. —rio entre lágrimas.

—¿Ah sí?… pues no funcionó. —comentó burlonamente.

—Sí, ya entendí. —se reincorporó Ino también riendo. —Perdóname, por favor.

—Ya pasó. —le sonrió Sai. —sólo… no me apartes nuevamente de ti… porque eso sí me duele como no tienes idea aunque no lo parezca.

—No lo haré… te lo prometo. —mencionó ella, dejando escapar más lágrimas.

—Ya… no llores, tranquila… ven aquí.

Abriendo los brazos, Sai la invitó a darle un abrazo, algo que Ino no desaprovechó, al contrario aprovechó para estrujarlo con todas sus fuerzas, para demostrarle así cuanto lo quería y cuanto lo había extrañado, hasta que…

—Ino… y con respecto a lo otro. —comentó Sai de la nada.

—¿Lo otro? —mencionó ella sin apartarse de él, sintiendo que el momento encantador con su amado se rompería.

—El que te espió en los vestidores… ¿sabes quién es? Y ese paparazi loco que te acosó en el parque… ¿no crees que debamos decirle a tu familia?

La patinadora se separó de él, mostrándose preocupada.

—No se sabe nada del que filtró ese video y… en cuanto al paparazi ese por supuesto se lo diré a mi familia pero…

—¿Pero…?

—¿Me acompañas? —pidió ella apenada. —Quisiera… quisiera presentarte formalmente con mis padres.

—¿Cómo tu novio? —rio Sai.

—¿Tú que crees? —le sonrió ella, volviéndose a abrazar a él, hasta que ambos quedaron recostados sobre el sofá.

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Era casi medio día, Naruto andaba lentamente por las cercanías del centro recreativo, había pedido permiso para ausentarse del entrenamiento de hockey con la excusa de que no había dormido bien, y no había mentido del todo, realmente no había logrado conciliar del todo el sueño después de lo que había platicado con Hinata, con quien después de aclarar todo, acompañó hasta su casa.

Ahora, tal como le había prometido, iba en busca de su otra "amiga", la cual aún se rehusaba en creer que hubiera tenido el corazón tan frío como para haber afectado de esa manera a Hinata.

—Ahí está… —musitó, viéndola a lo lejos, mientras impartía a unas niñas unas clases de patinaje pues era parte de su trabajo de medio tiempo antes de ir a la escuela, y hasta ese momento no había notado que lo hacía un tanto molesta o al menos así fue la impresión que le dio pues la notó frustrada porque una niña no entendía sus instrucciones.

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—Si no lo quieres hacer entonces no lo hagas, pero entonces no me hagas perder mi tiempo… ¡ve al final de la fila!

—Eh… ¿Shion? —llamó Naruto acercándose, viendo con incomodidad como la menor se retiraba cabizbaja después de tremendo regaño.

La que fungía como maestra, al escuchar esa voz se giró rápidamente y mandó a todas las niñas a retirarse para que los dejaran a solas.

—Naruto… cuanto tiempo sin verte. —dijo esta, mientras se acomodaba el cabello, para posteriormente alzar el pecho frente a él y mostrarle el escote de su traje de patinaje.

—Sí… desde ese día del partido. —comentó él como no queriendo. —Ya no respondiste mis mensajes para ir a la fiesta.

Shion se cruzó de brazos, mostrándose indignada.

—Creo que era algo obvio Naruto, después de lo que me hiciste, no me quedaron ganas de ir.

—Mmm… ya veo —meditó Naruto, notando la primera mentira, y no sólo eso, que su supuesta amiga buscaba de alguna forma hacerlo sentir mal. —pensé que te vería ahí.

—Pues no, pensaste mal… no fui, y que bueno que no, con el escándalo que armó tu otra "amiguita".

—Ah… sí, a Hinata le dieron algo extraño en su bebida esa noche… Shion… ¿segura que no fuiste a esa fiesta?

—¿Qué no te quedó claro? ¿O no escuchaste? —refutó esta con molestia, desviando su mirada.

—Pregunto, porque no es lo mismo que dice Hinata…

—¿Qué? ¿Qué dijo la tonta esa? ¿Qué yo le di agua con drogas? —se burló.

Naruto rio también con ironía.

—Yo nunca mencioné que le hubieran dado agua.

Shion se sobresaltó, al darse cuenta de la estupidez que había dicho y con ello mostrándose al descubierto.

—¿Cómo pudiste Shion? —acusó Naruto enseriado. —Nunca te creí capaz de eso.

—¡Déjame en paz! —lo ignoró esta, dándole la espalda. —¡No sé de qué hablas, yo no fui a esa fiesta!

—¡Sí fuiste! —la confrontó Naruto, girándola hacia él. —¡¿qué hiciste Shion?! ¡¿qué hiciste?

—¡Suéltame Naruto!

— Hinata ya recordó todo, Shion; y es obvio que les dirá a las autoridades lo que hiciste, los Hyuga se irán contra ti, si quieres que no te vaya tan mal es mejor que confieses, ¡Hinata casi se muere por la porquería que le diste!

—¡No fue mi culpa, yo no sabía! —gritó la chica entre lágrimas, zafándose de él. —Yo no sabía que le haría tal daño, ¡él me dijo que sólo se dormiría!

—¿él? ¿quién, Shion? ¿De quién hablas?... sí hay una oportunidad para que aun te salves, este es tu momento, por dios, ¡habla!

—¡EL ENTRENADOR DE ESA ESTÚPIDA! —reveló esta furiosa.

—¿Qué? ¿Toneri? ¿El entrenador Toneri?

—¡Sí! Ese tipo se acercó a mi… me dijo que la estaba custodiando, que su padre se lo había pedido, quería llevarse a esa imbécil y me dijo que la botella de agua estaba adulterada pero con algo que la pondría dormir, ¡y se supone que ella debía dormirse para que se la pudiera llevar!

—¡¿Y aceptaste hacer eso?! ¿EN QUÉ CABEZA CABE, SHION? ¡Fuera el custodio, entrenador o su padre, darle eso significaba drogarla en el momento en que te dio esa agua!

—Yo sólo quería que la estúpida esa se fuera, no la quería cerca de ti, Naruto, pero luego todo se complicó y ese tipo me chantajeó, queriendo hacerme ver como la única culpable si hablaba—chilló la chica arrepentida. —Yo te amo, todo lo que hice fue por ti… sólo quería estar contigo durante la fiesta.

—Shion…—musitó el aludido sin poder creer lo que escuchaba. —No fue la manera…

—Perdóname, Naruto… por favor… te juro que no era mi intención lastimarla así. —trató de tomarlo de la mano, pero el chico retrocedió.

—No es conmigo con quien debes disculparte, Shion… es con Hinata y con las demás personas que se vieron perjudicadas. — Negó con su cabeza aun sin creer tal atrocidad de parte de su amiga. —Lo siento… pero… se acabó. ¡Fuiste demasiado lejos!

—No, Naruto… por favor. Por favor no digas nada, ¡dile a ella que no diga nada!

Retrocediendo, Naruto hizo caso omiso a su suplica y le dio la espalda a esa persona que alguna vez consideró su amiga y tan pronto se alejó unos pasos de ella, se apresuró a ir con Hinata, la cual de seguro estaba con el otro imbécil ese, que quien sabe que pensaba cuando tramó todo aquello.

Mientras que Shion, viendo que todo estaba a punto de explotar, también huyó en otra dirección. Con la verdad descubierta no dudaba que pronto las autoridades fueran por ella, así que tenía que huir.

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—"Maldito, maldito… y todavía se atreve a alejarme de Hinata". —pensaba un furibundo Naruto, mientras corría a toda prisa hasta la pista de los Hyuga.

En medio de su maratón, de pronto su celular comenzó a sonar.

—¡Ahhh!… ¡¿quién habla en este momento tan critico?! —se quejó, viendo en pantalla que se trataba de Sasuke. —¡Teme, ya le dije al entrenador Kakashi porque no pude ir!

¿Mmm? Dobe… me vale lo que estés haciendo, ven al edificio de los Uchiha hay algo de lo que tenemos que hablar del caso de tu amiga

—¿De Hinata? —cuestionó este sin dejar de correr, viendo que estaba a unos cuantos metros de llegar a la pista.

Creemos que ya dimos con el posible responsable solamente queremos…

—¡,Si me estás hablando de Shion, una chica de cabello platinado! ¡sí, sí fue ella! ¡me lo acaba de confesar!

—¡¿Qué?! ¿De qué hablas?

—¡pero no sólo ella, Sasuke! También el entrenador de Hinata está involucrado, él alteró esa bebida y le dijo a Shion que se la diera, ya voy directo a la pista de los Hyuga a confrontar a ese desgraciado!

¡¿Qué dices? ¡Naruto, espera!

—No tengo tiempo, Sasuke… adiós.

Y sin decir más, colgó el teléfono y siguió corriendo.

.

.

Edificio de los Uchiha, minutos atrás.

—¿Qué es esto? ¿La base de operaciones del agente 007? —preguntó un fastidiado Neji, siendo guiado por Sasuke a través de las oficinas del edificio.

Tan sólo minutos atrás, después de que los de hockey y patinaje artístico terminaron el entrenamiento matutino, el Uchiha le informó que había información sobre el caso de su prima y si quería saber de lo que se trataba, necesitaba acompañarlo a donde los Uchiha tenían uno de sus tantos negocios.

—Sólo es un edificio común y corriente. —respondió Sasuke indiferente, caminando hasta el final del pasillo, donde estaba la oficina de su hermano. —Itachi… ¿estás? —cuestionó golpeando un par de veces la puerta.

—Adelante, hermano… —respondió este del otro lado.

Ambos varones entraron sin más a la oficina, encontrándose con el mayor de los hermanos Uchiha sentado detrás de un escritorio que tenía varios monitores que revisaba casi al mismo tiempo.

—Aquí estoy como solicitaste y traje a Hyuga conmigo.

—Sí, siéntense ambos, supongo que Sasuke ya te mencionó algo de el por qué estás aquí.

—Sí, que porque tienen información nueva sobre el caso de mi prima. —respondió Neji receloso. —Y si no les importa, ¿podrían ir al grano?… esta incertidumbre es bastante fastidiosa.

—Concuerdo con eso, Itachi… ¿qué es lo que averiguaste?

—Primero quisiera interrogar a Neji Hyuga si no te importa. —respondió este, dirigiendo su mirada al otro joven.

—¿Qué quieres saber?

—¿Estás seguro de que tu familia no está involucrada en todo esto?

—¿Qué? —Neji rechistó burlonamente. —¿Te refieres a un auto atentado?

Itachi asintió sin ningún tipo de duda.

—Es una estupidez…por supuesto que no.

—Pues… no lo parece tanto, porque lo que se descubrió es que los individuos que intentaron abusar de tu prima entraron con las invitaciones que se le dieron a los Hyuga.

—¡¿Qué?!

—¿Qué estás diciendo Itachi? —cuestionó Sasuke sin creerlo.

—Tal como lo escuchan, cada invitación tenía un código alfanumérico, estos códigos se escaneaban en la entrada de la fiesta al momento que se les entregaban los brazaletes, al cotejarlos, se descubrió que los códigos que fueron designados para los Hyuga fueron utilizados por estos sujetos.

—Eso no es posible.

—Si observas la lista, este es el código de la invitación. —señaló Itachi en el informe. —mismo que se escaneó a esta hora… al revisar en las cámaras se ven claramente que quienes entran son esos sujetos.

—No, es que no creo… no puede ser posible. —miraba Neji con incredulidad todas las evidencias.

—A excepción de este código. —señaló Itachi uno de ellos, se encontró que otra persona lo utilizó, llegando a una hora diferente.

—¡¿Quién entró con ese código?! —exigió Neji.

—Antes de mostrarles, quisiera que vieran otra cosa…

—¿Otra cosa? —musitó el confundido Sasuke.

—Vimos que esa chica Hinata entró con una de las invitaciones de Naruto Uzumaki, se me hizo extraño que lo hiciera con esta y no con la que se le proporcionó a su familia.

—Tenía entendido que el viejo Hyuga no planeaba presentarse en esa fiesta. —explicó Neji. —Por eso Hinata fue con la invitación de Naruto, yo estuve ahí cuando la invitó y también escuché decir al viejo ese que no quería relacionarse con los Uchiha.

—Entiendo, a lo que voy con esto, es que… al revisar minuciosamente las cámaras y de que un editor nos ayudar a tener mejor contraste encontramos esto. —señaló Itachi la pantalla, donde un video comenzó a reproducirse.

Aunque se veía de muy baja calidad debido a las modificaciones tanto Neji como Sasuke alcanzaron a ver un ángulo en donde se observaba de cerca la barra y en donde aparecía Hinata hablando y recibiendo una botella de alguien que estaba en un punto ciego, pero que, desde otro ángulo y cámara, al menos se podía apreciar que se trataba de una mujer de cabello platinado.

—No teníamos idea de quien era esa mujer, pero su característica más peculiar, es decir su cabello, nos dio la pista para buscar en las entradas.

—Y…. —cuestionó Neji impaciente.

—Si no nos equivocamos con las reducciones que hicimos de sospechosos con el mismo color de cabello, se concluyó que esta fue la chica con quien tu prima habló esa noche. —señaló en pantalla la imagen donde aparecía la sospechosa entrando a la fiesta. — lo curioso es que esta mujer entró con una de las invitaciones que se le dio a Naruto.

—¡¿Qué?! No… eso no es posible… —negó Sasuke. —Naruto no puede estar involucrado en esto.

—pero al parecer conoce a la tipa. —refutó Neji.

—Eso no significa que esté involucrado, no tiene motivo, me consta que aprecia mucho a tu prima hasta me atrevo a decir que siente más que aprecio.

—Hmph… pero de igual manera eso no quita que él invitó a esa tipa. Entonces… ¿Esa tipa fue la que drogó a mi prima?

—Es una especulación, pero a lo que se puede ver en el video se puede concluir que en efecto esa mujer le dio la bebida a Hinata Hyuga-

—Pues ese Naruto nos debe explicaciones, tiene que decirnos quién es esa tipa. —exigió Neji. —Que extraño que no haya ido al entrenamiento el día de hoy...

—Hmph… él avisó que no iría. —replicó Sasuke. —Pero si te hace sentir mejor, lo llamaré para que él nos diga si sabe algo al respecto y nos diga quién es esa mujer

Sin esperar ni un segundo más, Sasuke tomó su teléfono y marcó al de Naruto, poniéndolo en alta voz para que todos pudieran escuchar la conversación.

¡Teme, ya le dije al entrenador Kakashi porque no pude ir!

Y lo que le siguió a continuación tampoco se lo esperó nadie de los presentes en la oficina, pues Naruto no sólo confirmó haberse enterado de lo que hizo aquella tipa, sino que se enteró de algo más perturbador.

¡pero no sólo ella, Sasuke! También el entrenador de Hinata está involucrado, él alteró esa bebida y le dijo a Shion que se la diera, ya voy directo a la pista de los Hyuga a confrontar a ese desgraciado!

—¡¿Qué dices? ¡Naruto, espera!

No tengo tiempo, Sasuke… adiós.

Cuando Naruto terminó la llamada, los varones en la oficina se vieron con incredulidad, aun procesando lo que acababan de escuchar. Cuando Itachi salió del shock inicial rápidamente se puso a buscar algo de entre los informes.

—El invitado con el código que faltaba. —le mostró al Hyuga una fotografía, tomada desde la cámara de seguridad. —¿Conoces a este sujeto?

—Es… es… el entrenador de mi prima. —reconoció Neji, quien queriendo atar los cabos, tomó su teléfono para marcar a un número que tenía bloqueado desde hace mucho.

Los Uchiha sólo vieron con curiosidad lo que hacía, escuchando como el teléfono después de varios timbrazos de espera fue respondido del otro lado.

Neji… te dije que no querías saber nada de ti. —respondió el severo Hiashi.

—¡Me vale, viejo! Sólo quiero que me respondas una cosa.

¿Qué es lo que quieres de mí?

—Sólo quiero que me digas ¿qué le hiciste a las invitaciones de los Uchiha?

Las tiré a la basura… ¿por qué preguntas?

—¡Idiota! —le gritó el joven furioso.

—¡¿cómo te atreves?!

—SI ME ATREVO, PORQUE TIENES ENTRENANDO A TU HIJA CON QUIEN INTENTÓ MATARLA. ¡IMBÉCIL!

¡Qué estupidez dices!

—No es una estupidez, hay pruebas y testigos y… ¿sabes qué? ¡VETE A LA MIERDA! ¡iré a salvar a mi prima de ese sujeto!

Dicho aquello, Neji colgó la llamada y salió hecho una furia de la oficina.

—¡Espera, Hyuga! —lo siguió Sasuke y detrás de él fue Itachi, quien antes de salir tomó una arma de fuego de entre su cajonera.

.

.

Capital del país del fuego.

Ajena de todos los problemas que sucedían en su ciudad natal, la silenciosa Sakura observaba por la ventana del hotel como diluviaba en el exterior.

Aun se mantenía encerrada, puesto que su entrenador le dijo que la prensa seguía detrás de ella y que si se estresaba de nuevo, podía volver a sufrir una crisis como la que tuvo en las finales.

La patinadora no le respondió nada cuando lo escuchó decir aquello, se había decidido a no hablar de más puesto que hacerlo siempre traía consecuencias, al menos eso creía que pasaba con Danzou, quien parecía más relajado ahora que no tenía que lidiar con sus "berrinches"

—Sakura…

—"Y hablando del rey de roma" —pensó la patinadora, girándose hacia su entrenador que entró a la habitación.

—Ya me entregaron el auto, si mañana hay buen clima, regresaremos a Konoha, así que ve guardando tu equipaje para salir en cuanto se pueda.

—Está bien. —fue lo único que respondió ella, volviéndose de nuevo hacia el ventanal.

Mientras que Danzou, sólo se limitó a retirarse y cerrar la puerta sin decir nada más.

—Volver a Konoha. — pensó Sakura dando un suspiro entristecido que empañó el cristal.

En ese momento para ella, daba igual en donde estuviera; ya no tenía donde entrenar, ni patrocinios, y mucho menos tenía amigos, tenía muy poco dinero con el cual dudaba se pudiera cubrir todo lo referente a las olimpiadas y su única familia insistía en que quedarse con Danzou era lo mejor para ella, claro, porque no les convenía separarse debido al contrato que estaba de por medio, pero si todo seguía a como actualmente estaba, tendría que usar el dinero que había estado ahorrando para la universidad, o en todo caso, tendría que renunciar a su puesto en las olimpiadas, claro que para esto su entrenador también tendría que estar de acuerdo.

Continuará.

Notas de autora: le quería seguir, pero opté por dejar lo mejor para el siguiente jejeje

¿Qué creen que pase?

Nos seguimos leyendo.

11 de diciembre de 2023