Extraterrestrial.

Capítulo tres: Ayuda.

Al día siguiente Yuzu no dejó de atosigar a Karin con preguntas sobre su relación con Renji desde que despertó e incluso en su camino hacia la escuela, aunque la verdad había dejado de prestarle atención desde el desayuno. Su mente estaba más concentrada en todo el "asunto alienígena", sinceramente, tenía ojeras de tanto haber pensado toda la noche.

Después de realmente haber obligado a su padre a medir su cordura, terminó procesando y aceptando que aquello no fue un producto de su imaginación y en serio sus compañeros de clase pertenecían a otro planeta.

Una vez superado el shock, el miedo por lo desconocido quiso arraigar en su corazón, pero no se lo permitió porque ella no era ninguna cobarde prejuiciosa. Ellos dijeron que no eran tan distintos a los humanos, ¿verdad? Tal vez en serio tenían buenas intenciones que salvarían vidas, ¿quién era ella para arruinar eso? Solo era una simple chica, ¿cómo terminó envuelta en esto?

Se obligó a sí misma a ser valiente y madura, no serviría de nada quejarse de todos modos. Solo que ahora guardaba un secreto inter-planetario, no era la gran cosa.

Pero igual, quería toda la historia sin mentiras o partes omitidas, quería saber en dónde se metía, por qué era que ellos necesitaban tanto a los humanos y si sus motivos le parecían buenos entonces haría lo que estuviera en su poder para ayudarlos, sí no… ya vería qué hacer, pero dudaba poder soportar mucho guardando el secreto si es que tenían malas intenciones, aunque no estaba segura de poder hacer algo, evidentemente eran seres superiores, al menos física e intelectualmente. Y ella solo una chica.

Cuando llegó la hora del almuerzo le costó un poco deshacerse de su gemela, pero afortunadamente Ururu y el perdedor de Jinta lograron distraerla el tiempo suficiente para que se escabullera a la azotea donde el quinteto acostumbraba almorzar.

Entró vacilante al lugar y miró a su alrededor en busca de los chicos, casi brincando cuando sintió una mano en el hombro. Se dio la vuelta con toda la intención de darle un puñetazo a quién se atrevió a osar perturbarla, pero su mano fue frenada de manera contundente a medio camino del rostro inexpresivo de Hitsugaya, que la había sujetado de la muñeca.

-T-tú…- de inmediato retiró su puño. –Lo siento, ¿dónde están los demás?- preguntó rápidamente, juntando sus manos.

-Decidimos que no era seguro hablar aquí, vine a llevarte a otro lugar.- le dio la espalda y cayó sobre una rodilla. –Sube.- ordenó con su famosa voz de mando que utilizaba demasiado en su opinión con demasiadas personas fuera de sus cuatro "subordinados".

Frunció el ceño molesta por su tonito pero solo bufó y lo miró curiosa y escéptica.

-¿De qué hablas? ¿En serio quieres que me suba a tu espalda?- la idea no le gustaba nada.

-No tengo todo el día, ¿vas a hacerlo o tengo que arrastrarte?- la observó ceñudo e impaciente. Seguro estaba molesto porque había tenido que venir a buscarla él y no otro del quinteto.

-Ya, umm… está bien… ¡Pero vigila donde pones tus manos o te las arrancó!- amenazó haciéndolo chasquear la lengua.

-Solo date prisa.- rodó los ojos. Se acercó vacilante y enredó sus brazos alrededor de sus hombros, apretándolos con fuerza. Él tomó la parte inferior de sus rodillas y pronto se encontró pegada contra su espalda. –Sujétate bien.- advirtió en un murmullo. –Y no grites.- sin más, brincó fuera de la azotea, y Karin tuvo que soltar una de sus manos para cubrir su boca y amortiguar su grito mientras se abrazaba a él por miedo a que la soltara o algo. La miró de reojo. –Si ya terminaste de gritar entonces vuelve a sujetarte bien.- sus manos ahora estaban en sus muslos, y a pesar de que estaba roja como tomate, no pudo quejarse porque había tenido que afianzar su agarre cuando estúpidamente soltó una mano.

-Lo siento…- murmuró cerrando los ojos e inconscientemente hundiendo el rostro en su cabello para protegerse del viento cortante mientras saltaban de edificio en edificio. Él olía… bastante bien… a menta… e invierno.

Apartó el rostro lejos de su cabellera inmediatamente después de tener aquel pensamiento raro y estúpido. ¿Qué demonios se suponía que fue eso? ¿Ya se estaba volviendo loca o qué?

El viaje en la espalda de Hitsugaya no duró mucho, rápidamente aterrizaron en la azotea de un edificio que fácilmente podría haber sido el mismo al que la habían llevado la noche anterior.

Renji, Shinji y Yukio los estaban esperando allí, no había ni rastros de Ulquiorra.

-Hasta que la trajiste.- comentó el rubio de ojos verdes cuando se acercaron a ellos, sin despegar la vista de su consola. –Se supone que tú fuiste por ella porque eres el más rápido, pero casi me dormí esperando.-

-¿Qué, no estás lo suficientemente entretenido con tu tonto juego?- Renji se rascó la oreja perezosamente.

-Cállate.-

-¡Vaya, así que la amiguita de Renji realmente no trató de denunciarnos solo para terminar en un manicomio por consecuencia!- Hirako sonrió ampliamente. –Chica inteligente. Y supongo que una chica tan inteligente viene en busca de más respuestas de las que le dimos anoche, ¿o no?- ajustó su ridícula boina sobre su cabeza.

-Umm… s-sí…- se cruzó de brazos. –Me quedaron algunas dudas…- algunas era el eufemismo del año, pero tampoco planeaba que contestaran todo ahora, tenían solo los veinte minutos de receso y ella no iba a perderse ninguna clase por esto, alienígenas o no.

-No queremos asustarte, Karin, contestaremos todo lo que preguntes lo más honestamente posible.- Renji se sentó y la jaló para que se sentará a su lado, pero se hizo un poco más lejos de él, aun no lo perdonaba.

-No quiero "lo más honestamente posible" quiero solo "honestamente".- miró fijamente a los cuatro. –No más mentiras, ni omitan nada, por favor.- tomó una respiración profunda y decidió comenzar a preguntar por la cosa que más la inquietaba. -¿Exactamente… qué eran esas cosas que Hitsugaya mató? Esos…- trató de recordar cómo era que los llamaron. –Hollows…-

-Los hollows son criaturas creadas por los Arrancar, nuestros enemigos, con el único propósito de asesinarnos, también son sus efectivos de guerra menos letales pero sí más numerosos, son bestias que quieren devorarnos y hasta se devoran entre sí.- ella hizo una mueca ante eso. –Lo único que saben hacer es devorar, podrían matar humanos, pero solo los mandan a la Tierra expresamente para aniquilarnos a nosotros, hasta ahora no se han visto interesados por tu gente.- Hitsugaya se encogió de hombros. –Vienen a cazarnos por las noches, aunque también podrían salir de día si así lo quisieran. Pero no hay de qué preocuparse, son estúpidos y relativamente fáciles de matar.- le quitó importancia al asunto.

-Estamos entrenados para acabar con ellos también.- acotó Renji.

-Lo note… ¿Y solo se pueden matar con espadas como las que llevaba Hitsugaya?- recordó la espada que la había hecho temer por su vida anteriormente.

-No exactamente, si tienes la suficiente fuerza puedes matarlos de un golpe en la cabeza, pero por lo demás el método más sencillo es hacerlo con una espada.- volvió a hablar el pelirrojo.

-Bien… ¿y por qué se desintegró?- frunció el ceño al recordar la escena inquietante.

-Están hechos de partículas diferentes a las de nosotros, básicamente al morir su cabeza se pudren y se erosionan a velocidades vertiginosas.- explicó el albino. –Esto porque todo su ser está ligado a la cabeza, si está deja de existir todo lo que antes formaba un solo organismo desaparece.-

-Umm, bien, lo captó.- o al menos eso esperaba. Pensar en esas cosas llamadas hollows le daba un terrible escalofrío. –Pero ¿por qué envían esas cosas solo por ustedes, no les serían más útiles allá en la guerra? ¿O saben de su misión y quieren frustrarla?-

-No necesariamente, solo quieren matar hasta el último de nosotros y están dispuestos a todo por ello, no es como si tuvieran mucho que perder, van ganando la guerra.- Hirako ajustó su boina sobre uno de sus ojos.

Esos Arrancar sonaban verdaderamente despiadados y sanguinarios.

-Déjenme entender algo, ¿ustedes quieren llevar voluntarios humanos a un mundo en guerra?- no podía creer que en serio dos humanos hubieran accedido a ir.

-Estarían en una zona segura, nuestro ejército está debilitado pero aún lo suficientemente capaz para mantener la situación estable y a lo que queda de población segura.- Hitsugaya sonaba un poco a la defensiva.

-Sí tú lo dices…- murmuró para nada convencida. –Otra cosa.- los miró seriamente. –Ayer, yo… me di cuenta de que…- frenó sus palabras al sentir su celular vibrar alertando un mensaje. Era de Yuzu preguntando su paradero, haciéndola notar que solo en dos minutos terminaba el receso. Wow, ¿tanto tiempo había pasado? –Rayos, ya hay que regresar a clases.- refunfuñó.

Sus preguntas tendrían que esperar.

-¿Por qué la prisa? ¿Nunca te has salteado las clases, niña buena?- Yukio le sonrió burlonamente.

-¿Niña buena yo?- Karin casi rió ante el término ridículamente incorrecto utilizado para con ella. –Escucha, rubio teñido, a mí me han llamado de muchas formas, pero ninguna ha estado tan incorrecta como esa.- lo señaló mirándolo incrédula.

-Pues lo siento, chica mala, pero…-

-Suficiente, Vorarlberna.- Hitsugaya rodó los ojos y se levantó de su posición sentada, por lo que los demás lo imitaron. –Vamos, Kurosaki, no quisiéramos que faltaras a clases.- se inclinó dándole la espalda para que se subiera otra vez. Enredó los brazos alrededor de su cuello, sonrojándose levemente, agachando la mirada cuando el pelirrojo le lanzó una mirada interrogante.

En solo un minuto estuvieron en la azotea del instituto, pero aun así tuvo que correr a su aula si quería llegar más o menos a tiempo. Afortunadamente era la hora de Inoue-sensei, que al verlos llegar tarde solo los saludó animadamente.

El resto de la clase pasó normalmente hasta la hora de salida, donde Karin como siempre esperó en la puerta por Yuzu para ir juntas a casa, pero fue el quinteto el que se le acercó antes en lo que su hermana se despedía de sus amigos.

-Hola, Karin.- Renji la saludó animadamente.

-Hola.- contestó secamente, desanimándolo visiblemente.

-Mañana no hay clases, así que queríamos invitarte de nuevo al departamento para hablar más tranquilamente.- Hitsugaya fue directo al grano.

-Uh, claro, es mejor a que me secuestren, supongo.- se encogió de hombros.

-Y trata de no romper las lámparas cuando estés allá.- se burló Yukio, a lo que Karin le lanzó una mirada fulminante.

Iba a contrarrestar su comentario, pero justo en ese momento su hermana se acercó a ellos corriendo.

-¡Karin-chan!- gritó alegremente con sus ojos mieles fijos en ella, sin notar el charco de jugo de uva que un idiota había derramado en medio del camino.

-¡Yuzu, cuidado!- trató de advertirla pero fue demasiado tarde, su hermana inevitablemente acabó tropezando con el charco y chilló mientras caía, pero afortunadamente dos manos alcanzaron a sujetar sus muñecas antes de que se impactara contra el suelo, impulsándola hacia arriba de inmediato de modo que terminó en los brazos de Yukio, que fue el que la había ayudado.

-V-Vorarlberna-kun…- la castaña se sonrojó profundamente apartándose para luego hacer una profunda reverencia. -¡M-muchas gracias por salvarme!- tartamudeó adorable como siempre era ella.

-No tienes que exagerar tanto, no fue nada.- el rubio de ojos verdes le restó importancia. –Y puedes llamarme por mi nombre, si quieres…- sin más se dio la vuelta comenzando a retirarse dejando a Yuzu roja y aturdida.

Karin se cruzó de brazos, sintiendo los celos de hermana sobreprotectora salir a flote. Ah, ah, no señor, no había manera en el infierno de que permitiera que su querida gemela fuera cortejada por un alienígena. No iba a dejar que la arrastraran a esto también, y menos que quisieran utilizarla como una de sus voluntarios.

Moriría si alguna vez alguien la alejara de Yuzu.

-Bien… Nos vemos, Karin.- Renji agitó una mano antes de retirarse con el resto del quinteto siguiendo a Vorarlberna.

Bufando, la pelinegra tomó la muñeca de la chica dulce, que se había quedado estática en su lugar seguramente fantaseando con su flechazo del mes con el que realmente logró tener un "episodio romántico".

-No puedo creer que él te guste.- riñó de camino a casa, mirando mal las mejillas aún rojas de su hermana.

-¿Qué tienes contra Yukio-kun?- pronunció su nombre con sumo deleite. –Es amigo de Renji-kun, por lo que no nos separaran, incluso podríamos tener citas dobles, o una boda doble o…-

-¡Agh, ya, por todos los cielos, para!- pidió horrorizada con los delirios que estaba balbuceando. –Me darás pesadillas… Y ya te dije que no hay nada entre Renji y yo, es como un hermano para mí. Solo me recuerda a Ichi-nii, eso es todo…-

-Oh, hablando de Onii-chan…- se llevó un dedo a la barbilla. –Olvide mencionarte que hoy viene a visitarnos…- sonrió tímidamente.

-¿Qué? ¡Yuzu! ¡¿Cómo pudiste olvidar decirme algo así?!- refunfuñó pisoteando.

-Lo siento, he estado ocupada y…- su sonrojó se profundizo. –Jinta-kun y yo hemos paseado un poco así que…-

-Agh, olvídalo, no quiero saber.- la cortó rodando los ojos, conteniéndose de hacer un comentario acerca de cuándo demonios se iba a decidir si quería al idiota Hanakari o a otro. –Como sea, estoy feliz de que venga a visitarnos al fin.- sonrió animada.

Se preguntó qué pensaría su hermano de saber que últimamente estaba pasando el rato alrededor de alienígenas, y que uno le recordaba a él… lo único seguro era que su cara sería todo un poema.

-Vendrá con su novia, por cierto…- comentó Yuzu inocentemente, tratando de sonar casual como si ese fuera un dato sin importancia.

-¡Yuzu!- ahora sí que la miró mal. -¿Y desde hace cuánto se supone que Ichi-nii tiene novia?- eso la tomó por sorpresa.

-Es muy reciente, pero quiso presentarla de inmediato a la familia.- lanzó un suspiro enamoradizo. -¿No es tierno? ¡Nuestro hermano por fin encontró a su alma gemela!- seguramente estaba más emocionada que nadie al respecto.

-Lo que digas…- ella era más desconfiada, sin embargo, conocería a la chica primero y luego decidiría si le agradaba.

Llegaron a su casa con Yuzu dando brinquitos de la emoción por conocer a la dichosa novia.

Se sorprendieron cuando fue su hermano quien las recibió en la puerta.

-¡Kya! ¡Onii-chan, ya estás aquí!- salió disparada a abrazarlo.

-¡Ichi-nii!- Karin debía admitir que no estaba menos emocionada, pero se conformó con simplemente sonreírle.

-Wow, hola… Vaya, que grandes están…- abrazó a la castaña por los hombros y revolvió el cabello de la pelinegra. –Sí que han crecido mucho…- casi hizo un mohín, obviamente nada contento con la idea.

-No te parecería así si vinieras por aquí más seguido.- la menor lo golpeó en el hombro, nada delicadamente.

-Veo que estás mucho más fuerte también…- soltó a la gemela mayor para sobarse la zona afectada. –Y ambas están preciosas.- a las dos les revolvió el cabello.

-Estoy tan feliz de que estés de nuevo en casa, Onii-chan.- Yuzu volvió a abrazarse a él. -¡Pero ya!- se apartó de él de un salto, moviendo las manos de arriba a abajo con una mirada frenética de emoción. -¿Dónde está la chica, dónde está tu novia?- miró de un lado a otro.

-Oh, está con el viejo, vengan, se las presentaré.- sonrió caminando hacia la sala. Yuzu lo siguió absolutamente extasiada, jalando a Karin. –Yuzu, Karin, ella es mi novia.- señaló a la mujer junto a su padre. –Inoue Orihime.- se sentó al lado de ella y le rodeó los hombros con el brazo.

-¡Kya, Onii-chan, tu novia es muy linda y… y…! Esperen, ¿no es una profesora de mi escuela?- la castaña estaba feliz pero confundida, más la morena se había quedado petrificada.

-¡¿I-I-Inoue-sensei?!- su boca cayó abiertísima. ¿Pero qué rayos?

-¡Oh, Karin-chan!- Inoue-sensei la saludó animadamente. -¡Me alegra finalmente poder contarte de mi noviazgo con Ichigo-kun!- se abrazó a el de cabellos anaranjados. –Es algo reciente pero ya no podía callármelo teniendo en cuenta que eres mi alumna.- soltó una risita y luego le sonrió dulcemente. –Esperó que esto no sea muy extraño para ti.- tomó la mano de Ichigo en la suya.

-N-no… e-estoy muy feliz por ustedes, pero…- calló, no creyendo buena idea terminar la frase.

-¿Pero?- su hermano y su novia pestañearon sin comprender.

¿Qué pasó con Ulquiorra?, quiso preguntar.

-Nada…- decidió callar. –T-tengo algo q-que hacer… con unos amigos… ¡Vuelvo en unas horas!- salió corriendo fuera de la casa.

-¡Pero, Karin…!...- oyó el llamado de su hermano pero lo ignoró.

Pero. Qué. Rayos.

¿Qué demonios era todo esto? Todos en su escuela pensaban que había algo entre Inoue-sensei y Ulquiorra por todo el tiempo que han pasado juntos, y los del quinteto habían dicho que era su novia. Ella era la personificación de la inocencia y Ulquiorra Cifer todo lo contrario, aparte de que nunca pensó que fuera del tipo de su hermano… aunque si la impresionaba que tal chica linda se fijara en él.

Pero aun así… era raro, muy raro.

Sacó su celular de su bolso, agradeciendo no haber borrado el número de su amigo pelirrojo alienígena, y le envió un mensaje.

"Oye, Renji. ¿No habían dicho que Inoue-sensei y Ulquiorra son novios?"

Le contestó casi de inmediato.

"¿Hola, no? Y sí, eso dijimos… aunque no lo son exactamente, pero es obvio que no falta mucho para que lo sean."

"Bueno, yo no estaría tan segura de eso… ¿Sabían ustedes que tiene un novio?"

Esta vez la respuesta tardó bastante en llegar.

"¿Estás segura de eso?"

"Claro, su novio es mi hermano mayor. Acaban de presentarse oficialmente como pareja."

De nuevo, la respuesta se demoró mucho.

"Maldita sea… pensábamos que… había algo especial entre ella y Ulquiorra."

"Sí, yo igual."

"Y ahora él está muy deprimido, creo que también lo pensaba."

"¡¿Le contaste?! ¡¿Eres idiota o qué?!"

"Es complicado, nosotros… Uhh… ¿tienes tiempo ahora? ¿Crees que podamos tener esa visita de mañana hoy?"

"De acuerdo. Envíame su dirección."

"Iremos por ti, dime dónde estás."

"Por el parque de la estatua cerca de la fuente."

"Bien, espera unos minutos."

Tal como dijo, en solo unos minutos Hitsugaya estuvo ahí.

¿De nuevo él?, se preguntó con una mueca.

-Vamos.- dijo en cuanto la vio, señalándole con la cabeza un callejón oscuro.

-¿Otro paseo?- preguntó con desanimo, la experiencia de saltar de edificio en edificio no fue de sus favoritas.

-Es la forma más rápida.- se encogió de hombros y se agachó para que subiera a su espalda en cuanto estuvieron fuera de la vista de las personas.

-Como sea…- bufó resignada y enredó las manos en su cuello. Las manos del albino de nuevo se fueron a sus muslos pero no protestó, esa era la forma más segura de mantenerla estable, pero sí que maldecía no haberse cambiado la molesta falda de la escuela.

-Trata de relajarte…- murmuró en tono condescendiente antes de brincar hacia un edificio, y de ese a otro, y a otro. En realidad, ahora que estaba segura de que no la soltaría, era bastante entretenido, podía sentir la adrenalina… -¿Kurosaki?- de repente habló.

-¿Uh? ¿Qué pasa?- gritó a pesar de que no era necesario porque su boca estaba prácticamente pegada a su oído, pero el sonido del viento soplando veloz a penas la dejaba escuchar sus propios pensamientos.

-Me estás ahorcando…- se quejó, y solo recién ahí la pelinegra se dio cuenta de lo fuerte que se estaba abrazando a él.

-Ups, lo siento.- aflojó su agarre. -¿Esto es increíble, no? Debe ser genial ser capaz de hacerlo por ti mismo todos los días…- sonrió cerrando los ojos y echando la cabeza un poco hacia atrás, permitiendo al viento despeinar sus cabellos libremente.

-No realmente, esto ya es algo normal para mí.- comentó con sequedad.

Ugh, que amargado. ¿Por qué no había ido a llevarla Renji? Era mucho más divertido.

-No tienes idea de lo que los humanos daríamos por poder hacer esto.- echó la cabeza más hacia atrás, disfrutando enormemente.

-Realmente no.- agh, que tipo irritante. ¿No podía al menos fingir ser agradable?

-Lo que digas…- sonrió suavemente el resto del camino que por desgracia fue demasiado corto para su gusto.

Aterrizaron en la azotea del edifico que por desgracia Karin presentía que vería mucho más y Hitsugaya la dirigió hacia el interior por una puerta que daba a unas escaleras.

-Kurosaki…- musitó mientras bajaban. -¿Te has dado cuenta que yo estoy a cargo de esta misión, verdad?-

-Lo note. Aunque no estoy segura de sí sé cuál es su verdadera misión, es bastante obvio que ayer me ocultaron información.- se cruzó de brazos.

-Eres tan inteligente como pensé.- ese comentario le valió un sonrojo. –Y porque eres inteligente es que sé que elegirás ayudarme.-

-¿Eh?- dudaba haberlo entendido.

-Esos chicos son mi responsabilidad, Kurosaki.- dijo mortalmente serio. –Y haré lo que sea necesario para enviarlos a casa con su misión cumplida. Pero no puedo hacerlo solo.- se frenaron a mitad de las escaleras, mirándose fijamente. –Por eso solicitó humildemente tu ayuda.- se inclinó ante ella, que retrocedió sorprendida.

-¿Eh?...- no creía que se estuviera inclinando ante ella.

-Es verdad que te omitimos información.- continuó aun reclinado. –Sobre la enfermedad, y la misión. La verdad es que…- respiró profundamente. –La enfermedad que los Arrancar desataron sobre Seireitei…- apretó los puños. –Solo afectaba a… las mujeres…-

-¿Qué?- se quedó estática, eso no era exactamente lo que había estado esperando.

-Todas nuestras mujeres…- siguió con la amargura pesando en su voz. –Todas ellas, murieron debido a esa maldita enfermedad. Ancianas, adultas, niñas, bebés, todas con género femenino contrajeron la enfermedad y murieron a los días u horas. Las mataron sin piedad, arrasaron con ellas de una forma despiadada y horrible. Solo quedaron un puñado insignificante de ellas, y fueron las estériles, y aun así, fue solo un pequeño porcentaje de ellas. Las únicas mujeres que quedaron están contadas y son menos de cincuenta.- Karin se quedó sin aliento. No podía hablar en serio, ¿solo cincuenta mujeres en todo un planeta? –Esto pasó hace diez años, por supuesto que con esto se agotaron los nacimientos y cada día más de los nuestros mueren, necesitamos mujeres, necesitamos nacimientos, o será el fin de nuestro mundo, la extinción.-

Karin estaba congelada con la gravedad del asunto y el dolor en la voz de Hitsugaya le advertía que ni siquiera debía considerar la posibilidad de que no hablará en serio, ¿quién inventaría una cosa así?

Repasando sus palabras, el entendimiento de algo la golpeó.

-Si necesitan más mujeres, entonces su misión…-

-Veo que ya lo has deducido, realmente eres muy inteligente. Y sí.- la miró pero permaneció inclinado ante ella. –Nuestra misión es encontrar mujeres dispuestas a irse con nosotros a nuestro mundo y darnos hijas, hijas hibridas que sobrevivan a la enfermedad.-

-¿Hibridas?- eso no era en lo que había estado pensando del todo. –Espera, ¿cómo están tan seguros de que sobrevivirían a la enfermedad?- debían haberse cerciorado o sería un plan muy estúpido, la pregunta era, ¿de qué forma?

-Su sistema inmunológico es mucho más fuerte que el de cualquier otra especie conocida. Si a nosotros nos diera uno de sus simples resfriados nos mataría prácticamente al instante, su atmosfera está increíblemente contaminada, si no fuera por uno de nuestros inventos no habríamos podido poner un pie aquí sin morir, nuestros científicos aún no están seguros de cómo es que siguen subsistiendo. Su sistema inmunológico es tan fuerte que la enfermedad que mata a nuestras mujeres a ti lo máximo que te haría sería darte un poco de fiebre por unas horas.- dio toda una explicación científica.

-Wow…- estaba un poco mareada pero había entendido. –Así que matar tanto a nuestro planeta nos hizo fuertes inmunológicamente…- ¿eso era bueno o malo?

-Nadie más destruye su propio ambiente y recursos como ustedes… Pero eso los hace adaptarse de forma increíble, son resistentes, y compatibles con nosotros. Son la única esperanza, ni siquiera pedimos que se queden allí, solo que se apareen con los nuestros y produzcan hijas hibridas, luego tendrían toda la libertad de irse o quedarse.- dijo como si nada.

-¿Tienes que usar la palabra "aparear"?- sonaba muy… extraña…

-¿Qué tiene de malo?- ni le dio importancia.

-Olvídalo…- suspiró, reclinándose contra la pared. –Así que… déjenme entender esto. Ustedes vinieron aquí técnicamente a buscar esposas, ¿verdad?-

-Se puede decir de ese modo, sí.-

-Dijiste que querías hacer todo en los términos moralmente correctos de nuestro mundo, por lo que supongo que no van a forzar a ninguna ni a… robar niñas humanas ni nada, ¿verdad?-

-Jamás nos atreveríamos. No somos monstruos, nunca estaremos tan desesperados.- contestó con calma.

-Lo que quieren hacer es, básicamente, enamorar cada uno a una chica, contarle toda esta situación, esperar que acepte y llevarla a su planeta para… "aparearse"…- hizo una mueca ante la palabra. –Hasta que les dé una hija o varias, ¿cierto?-

-Ese es el objetivo principal, pero no el único.- suspiró. –Estos chicos merecen la oportunidad de enamorarse, la misión es lo primordial, pero nuestro rey en persona me dio la tarea de velar por la felicidad de ellos y es lo que haré.- la miró de reojo otra vez antes de inclinarse aún más profundamente. –Kurosaki Karin, te lo suplico. Ayúdame. Por el bien de todo un planeta, por el bien de ellos cuatro… Ayúdame.-

Karin se lo quedó mirando, y por un momento la posibilidad de reclamar por qué demonios ella querría involucrarse en esto cruzó su mente, pero sabía que nunca lo haría, porque simplemente no era esa clase de persona, ella jamás podría ignorar tan cruelmente a alguien que necesitaba ayuda si podía hacer algo al respecto.

Se mordió el labio y luego suspiró. Ya estaba metida en esto, desde el primer momento en que vio a Hitsugaya con aquella espada ensangrentada del monstruo que había matado.

-Yo… te ayudare.- accedió y él se irguió lentamente, un poco sorprendido pero sin que su mirada lo delatase mucho. –Solo tienes que prometerme que no volverás a ocultarme nada.- lo señaló.

-Te lo juro por todo lo que alguna vez ame.- dijo completamente en serio, como siempre, en realidad.

-Bien entonces… quiero más detalles de todo este asunto.- volvieron a bajar las escaleras a un ritmo lento. –Pero ahora dime, ¿exactamente por qué quieres tanto mi ayuda?- lo miró curiosa.

-Porque realmente no tengo idea de cómo ayudar a mi equipo con esos asuntos… románticos.- reconoció un poco a regañadientes. –Me vendría bien tener tu asesoría como chica humana que eres. Y también… quiero que ayudes a Ulquiorra a ganarse el corazón de Inoue Orihime.- declaró firmemente, mientras Karin solo podía preguntarse en qué demonios se había metido.

Continuara...

Holaaa! :D

Este me quedó más largo de lo que pensé o3o

Por cierto, veo que algunas no se esperaban lo de los alienigenas, qué? No era muy obvio por el titulo? xD Despues de todo, solo es Extraterrestre en ingles e.e

Y... este fic cada vez se pone más fumado! XD Pero espero que les guste n.n

Más adelante se pondrá mejor, o al menos para mí, si que me resulta tedioso escribir lo de las explicaciones y estoy segura de que este capi las aburrió mucho, pero ya se viene lo bueno! :3 Espero...

Como habran notado, tambien metere drama de otras parejas, si estas no les gustan pos sorry, pero así va la trama xP Sin embargo el HK seguira siendo el eje principal, no importa que tan lento es seguro! owo9

Bueno, los personajes de Tite Kubo!

COMENTEN! *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!