Extraterrestrial.

Capítulo siete: Pasado.

-Y la ganadora entre las seis temáticas que di a escoger el día de ayer, es…- la voz de Inoue-sensei se alzó cesando el murmullo de los alumnos interesados por saber cuál de las opciones había salido vencedora. -¡Máscaras y gala!- anunció felizmente. -Que ganó aplastantemente, por cierto...-

Muchos en la clase vitorearon, pero otros gimotearon descontentos, y pudo oír alguna que otra queja de alumnos que estaban preocupados por lo cara que sería una temática así, aparte de que el vestuario y las máscaras tampoco eran exactamente baratos.

A Karin sinceramente le daba igual, pero esa le parecía la temática menos vergonzosa, aunque una mirada de reojo para ver a Yukio le confirmó que él obviamente estaba muy complacido con el resultado. Renji parecía decepcionado y al resto no parecía importarle.

-Bueno, parece que tú ganaste.- su amigo alienígena pelirrojo se inclinó más hacia su asiento para susurrar aquello en su oído. –Aunque tal vez fue trampa de Yukio, lo veo muy capaz de cambiar sin que nadie se dé cuenta la caja donde Inoue-sensei tenía todos los votos guardados.- ella soltó una risita ante esto. –Apuesto que escondía la caja trucada debajo de su ridículo sombrero.- esto valió unas cuantas carcajadas de la Kurosaki antes de que cualquier rastro de humor se desvaneciera de su mente al escuchar los "aww" que lanzaron la mitad de las chicas del aula incluida su sensei.

Era el segundo día de esta farsa y ella ya estaba completamente harta, lamentando el haber escogido al tatuado como su guardián. Cada vez que le recordaban que se suponía que ahora tenía novio no podía evitar frustrarse enormemente pues era como si le refregaran en la cara que finalmente, por fin había encontrado un chico que en verdad le gustaba pero se dio cuenta de eso el mismo jodido día en el que presentó a toda la población estudiantil un novio falso.

Miró disimuladamente por encima de su hombro a Toshiro, que perdió el interés en la clase desde que su sensei comenzó a hablar sobre los planes para la organización del baile y ahora estaba muy entretenido escribiendo en su celular, sin prestar atención a nada ni nadie más.

Suspiró volviendo la vista al frente antes de que alguien o él mismo la descubrieran mirando al líder del quinteto, concentrándose entonces en lo que su profesora estaba parloteando con sumo entusiasmo.

-… Así que tenemos dos semanas para preparar el gimnasio adecuándolo a un verdadero salón elegante que se ajuste a la temática de máscaras y gala. La decoración debe ser elegante pero tampoco quisiera algo muy sombrío, tratemos de mantener el ambiente alegre y colorido.- pidió la docente con una sonrisa. –Bien, pues. ¿Quién tiene sugerencias?- de inmediato una chica alzó la mano. -¿Sí?-

-Había pensado que sería una buena idea conseguir candelabros colgantes. Son muy elegantes y románticos.- juntó las manos haciendo sonidos de empalagosa emoción. –Y también arreglos de flores distintas le darían más color a la ocasión.-

-¡Me gusta como piensas!- la mujer mayor obviamente estaba encantada con la idea. –Candelabros colgantes y arreglos florales, anotado.- lo escribió todo en una pequeña libreta rosa brillante. -¿Alguna idea de cómo los vamos a conseguir?- miró entre los alumnos y un chico levantó la mano.

-Mi mamá tiene una florería, y estoy seguro de que no le importaría preparar los arreglos… siempre y cuando me den algún crédito extra por eso…- lo último lo dijo en un susurro inseguro pero como dispuesto a negociar con su profesora.

-¿Eh?- Orihime parpadeó inocentemente pero luego sonrió con amabilidad sin notar en absoluto como un estudiante le había propuesto algo similar a un soborno. –Todos los estudiantes que aporten algo recibirán crédito extra en mi clase, no se preocupen.-

-Oh, entonces yo me encargó de los arreglos florales.- asintió el chico.

-Yo puedo encargarme de los candelabros.- Karin volteó sorprendidísima hacia Vorarlberna al oírlo decir aquello, al igual que el resto del quinteto y la mayoría de la clase. –Me gusta la temática, también puedo colaborar con alfombras elegantes para la decoración, no es ningún costo significativo para mí.- claro, él manejaba los fondos que el quinteto tenía, solo necesitaba la aprobación de Toshiro y podía hacer lo que quisiera, y por la manera en la que de inmediato volvió la vista a su celular sin verse en lo más mínimo preocupado la Kurosaki pelinegra supuso que realmente no le importaba y no costaría mucho trabajo convencerlo de dejar a Yukio hacer lo que quiera con el dinero como casi siempre.

-Genial, Vorarlberna-kun, lo apreciamos mucho.- su sensei definitivamente estaba en el séptimo cielo. -¿Alguna otra idea?-

-¡Podríamos pintar el gimnasio!- propuso Mashiro con mucho entusiasmo. –Necesita que lo retoquen y puede ser divertido.- dio palmadas de la emoción.

-¡Excelente idea, genial!- de inmediato lo anotó. –Así todos en la clase podrán participar, ¡entre todos pintaremos el gimnasio!- chilló lo suficientemente fuerte como para no escuchar los gemidos desganados que dieron la mitad de los alumnos. -¿Otro aporte? ¿Qué se les ocurre con la música y la comida?- Karin rápidamente levantó la mano, sorprendiendo a varios. -¿Sí, Karin-chan?-

-A mi hermana Yuzu le gustaría ayudar con la comida incluso si no gana crédito extra con eso. Solo tendrían que darle el dinero para todo y lo haría con gusto.- decidió expresar los deseos de su gemela antes de que alguien se ganara el puesto del cocinero.

-Yo puedo darle todo el dinero que necesite.- la Kurosaki frunció el ceño ante la sonrisa descarada de Yukio, ese rubio parecía estar planeando algo.

-Yo puedo ayudar a Yuzu-san a cocinar si ella lo aprecia.- propuso Shinji amablemente, ganándose una mirada curiosa de Hiyori.

-¡Nos gustaría ayudar con la música!- exclamaron un grupo de tres chicas con las que Karin no hablaba. –Tenemos unos parlantes muy lindos y podemos pedir sugerencias de canciones a los demás cursos.-

-Eso es una gran idea, no olviden mantenerme al tanto de todo.- la profesora seguía anotando en la libreta. –Karin-chan, ¿tú vas a ayudar a Yuzu-chan con las comidas o prefieres ayudar a pintar, o alguna otra cosa?- volvió su atención a ella.

-Ehh… no soy tan buena cocinando, así que creo que solo ayudare a pintar o cualquier otra cosa.- se encogió de hombros.

-Bien, bien… Abarai-kun, ¿tienes alguna idea de lo que quieres hacer o solo vas a pintar?- se dirigió al pelirrojo, que también se decantó por pintar. –Hitsugaya-kun, ¿qué harás tú?- toda la clase se volvió hacia el estudiante albino, que suspiró dejando su celular.

-Sí a usted le parece, sensei, puedo encargarme de conseguir vajilla fina, o al menos que lo parezca, para el día del baile. Tampoco me importaría ayudar en las otras decoraciones.- murmuró con gesto indiferente mientras Karin lo miraba impresionada, no pensaba que estuviera dispuesto a hacer una colaboración tan grande, o que tuviera el tiempo para participar tanto en el evento.

-Oh, eso es muy importante, Hitsugaya-kun, muchas gracias por tu colaboración.- le sonrió anotando en su libreta antes de pasar a preguntar al próximo alumno.

Karin se le quedó mirando aun cuando todos los demás apartaron la mirada, pero terminó por volver su vista al frente porque él no pareció darse cuenta de ella y solo regresó la vista a su celular.

Siguieron asignando tareas y planeando todo para el baile por un rato antes de que su sensei retomara con la clase y los temas de estudio, por lo que solo se quedó tomando apuntes hasta que finalmente dio la hora del almuerzo.

Su sensei se acercó a Ulquiorra para almorzar con él como acostumbraban, pero tal como le había indicado que hiciera el aspirante a emo tuvo que declinar la invitación argumentando tener que almorzar con su grupo, por lo que Karin aprovechó para acercarse a su decepcionada profesora tratando de disimular su nerviosismo.

-Orihime-chan.- la llamó informalmente y ella de inmediato le sonrió. -¿Podríamos almorzar juntas?- pidió lo más tímidamente posible para no aparentar segundas intenciones.

-Oh, claro, Karin-chan, me encantaría. Jala una silla.- accedió desenvolviendo su almuerzo que parecía ser una extraña masa de vegetales con una cola de pescado rodeada de cerezas coronándolo. -¿Quieres probar un poco?- preguntó ilusionada cuando la vio mirando fijamente su comida.

-Ehh… no, gracias.- su rostro casi se puso verde pero se le pasó apenas desenvolvió la deliciosa comida de su gemela. –Así que… ¿Cómo ha ido su noviazgo con Ichi-nii?- preguntó tratando de sonar casual, frunciendo el ceño con preocupación al ver la cara de la mayor decaer con desanimo.

-Nuestro noviazgo está bien, muy bien.- sonrió un poco forzadamente. A esa mujer no le salía mentir. -¿Cómo va el tuyo?-

-Bien, aún me estoy acostumbrando a esto de tener novio pero vamos avanzando bien.- afortunadamente, ella era una muy buena mentirosa. –La notó decaída. ¿Segura que todo está bien?- sin duda ella no estaba tan feliz como decía estar.

-Claro, ¿por qué lo preguntas?- ambas picaron sus almuerzos oyendo el leve bullicio de fuera de las ventanas como sonido de fondo.

-Sin ofender, sensei. Pero… estaba un poco sorprendida por su noviazgo con mi hermano, sabía que ustedes habían ido juntos a la preparatoria, pero según sabía él era más amigo de Tatsuki-chan y ustedes perdieron contacto por mucho tiempo.- comentó con el mayor tacto posible. –Y ahora… a ninguno lo veo muy feliz con esta relación.- suspiró temiendo haberse pasado de la raya.

-…Oh…- sus palabras obviamente pusieron triste a la dulce mujer, pero ella era demasiado buena como para ofenderse o enojarse y hablarle mal. –B-bueno, pues… es verdad que me extraño que de repente se apareciera en mi vida de nuevo y me pidiera salir, pero yo siempre estuve muy enamorada de él y por ahora creo que más que nada estamos en una faceta de conocernos y ver cómo avanza todo. Eso no es tan raro en las relaciones, Karin-chan, lo entenderás cuando seas mayor.- comió incómodamente un bocado de cereza.

-Y-yo entiendo.- tomó dos bocados de su almuerzo para juntar más valor para hablar y pensar bien las palabras por mientras. –Pero lo que trató de decir… lo que realmente me pregunto es… sí usted realmente sigue enamorada de él como cuando tenía mi edad.-

-¿Mmm?- pestañeó perpleja. –Te acabó de decir que siempre he estado enamorada de él. ¿A qué viene esa pregunta?- se llevó otro bocado de su comida extraña a la boca.

-Bueno, no es que yo sea de las que siempre se creen los rumores, pero en verdad pensaba que… no sé… había algo entre usted y Ulquiorra.- murmuró apenas conteniendo la risa al verla escupir lo que estaba comiendo y ponerse roja hasta las orejas.

-¿U-Ulquiorra-kun?- tartamudeó casi echando humo. –Mi-mira, K-Karin-chan, no sé por qué dices algo como eso. Ulquiorra-kun es solo mi alumno, aparte de un menor de edad, y sería ilegal y poco ético ese tipo de relación o sentimientos, y este es solo mi segundo año como profesora así que no podría arruinarlo dejándome llevar por…- de repente paró su balbuceo y ocultó el rostro entre las manos. –Por nada. Solo olvídalo, Karin-chan, no hay nada entre Ulquiorra-kun y yo.- suspiró asomando la mirada por entre sus brazos.

-Oh, de acuerdo.- bajó los ojos tratando de encubrir lo complacida que estaba con su exagera reacción. –Pero, hay algo que está mal en lo que dijo, Orihime-chan.- se contuvo de sonreír cuando la miró confundida. –Ulquiorra no es menor de edad, él ha pasado varias veces por los mismos años.- eso era técnicamente cierto, Toshiro dijo que todos menos Yukio eran mayores que él, así que debía tener más de treinta años, aparte de que se veía más como de veinte que de dieciséis.

-¿Eh?- la cara de su sensei fue todo un poema, sus ojos se abrieron tanto que casi se salieron de sus cuencas. -¿No es menor de edad?- parecía no habérselo esperado en lo absoluto, pero no podía decir sí estaba feliz, aliviada o solo sorprendida y confundida.

-No, no lo es.- ella pareció haberse quedado muda, y Karin hubiera aprovechado para decir algo más de no ser porque en ese momento entró el profesor de ese horario y su sensei de gran delantera tuvo que juntar sus cosas y retirarse a su otro curso aún con los ojos muy abiertos.

Cuando llegó la hora de salida partió junto con Yuzu y Renji a su casa aunque solo para cambiarse y dejar sus cosas antes de ir a su hotel para conversar sobre los avances que hizo en su charla con Inoue-sensei. En el camino notó la mirada de su gemela ida y sus mejillas rojas, supuso que se trataba de algo de Jinta pero como hermana celosa que era quería asegurarse.

-¿Por qué tan feliz, eh, Yuzu?- alzó una ceja al oírla tararear.

-¡Oh, cierto, Karin-chan!- exclamó como si se hubiera olvidado de que estaba ahí. –Aun no te he agradecido por convencer a tu profesora de dejarme ayudar en el baile, gracias.- le dio un pequeño abrazo en medio de sus brincos.

-¿Cómo te enteraste de eso?- frunció el ceño. Había querido darle la noticia ella misma…

-Yukio-kun me lo dijo.- murmuró con una sonrisa estúpida. -¡Y él accedió a que lo invite a cenar mañana en casa! Para probar mi comida y decidir cuánto dinero iba a gastar, pero igual, ¡es una cita!- chilló obviamente extasiada.

-¡¿Qué demonios?!- un tic invadió su ceja retorciéndola en su irritación. Yukio Vorarlberna oficialmente era hombre muerto. O bueno… extraterrestre muerto. -¿Por qué lo invitaste a la casa sin siquiera consultarme?- pisoteó indignada.

-Yo soy la que cocina y limpia siempre, es mi casa e invitare a quien yo quiera.- Karin se mordió la lengua ante ese argumento, tenía razón. –Y si tanto te molesta, ¿por qué no sales con tu novio mañana? Necesitan tener más citas para avanzar su relación.-

-¡Sí, estoy de acuerdo!- Renji se metió con una sonrisa idiota, encogiéndose inmediatamente ante su mirada fulminante. –O no…-

-Hmm. ¿Sabes qué? También estoy de acuerdo.- esas palabras provocaron que ambos la miraran confundidos. –Renji y yo necesitamos pasar más tiempo juntos. ¿Por qué no vienes a cenar mañana también?- sonrió "inocentemente".

-Ehh, sí, claro.- parecía confundido pero feliz.

Yuzu abrió la boca para protestar pero ella volvió a hablar.

-¡Genial! ¿Por qué no viene todo su grupo, ya que están? Así todos nosotros convivimos y nos familiarizamos como una gran familia feliz.- sonrió hablando entre dientes ignorando los mohines de su hermana por arruinar su cita con su flechazo de turno.

Llegaron a su casa y fue a cambiarse y dejar las cosas de la escuela antes de despedirse de su hermana prometiendo volver para la cena, abandonando rápidamente su casa para ahora dirigirse al departamento del Quinteto alienígena junto a su novio falso.

Cuando llegaron al departamento se sentó enfurruñada en el sofá hasta que Hirako trajo los bocadillos y Hitsugaya se sentó a su lado, relajándola un poco con su presencia aunque sea muy ligeramente hasta que el bastardo de Yukio entró a la sala y ella de inmediato lo fulminó con la mirada.

Apenas Ulquiorra se sumó a ellos ella se puso a contar cómo había resultado su conversación con su sensei. Les contó de su aparente temor a relacionarse con él por ser un menor de edad y de su creencia de que ella muy probablemente sí lo amaba y eso más ahora la relación con su hermano debían de ser el único impedimento.

-Entonces, ¿tú qué sugieres?- preguntó Toshiro expectante, a lo que suspiró.

-Creo que ya es hora de que vaya por ella directamente.- Shinji y Renji vitorearon. –Veré la forma de separarla de mi hermano, pero Ulquiorra también debe pelear de su lado, ¿oíste?- preguntó al emo, que asintió secamente con la cabeza. –Con eso creo que esto tiene altas posibilidades de no salir tan mal.-

-Eso es suficiente para nosotros. ¡Hay que celebrar!- exclamó Hirako abriendo una lata de soda y rociando la espuma sobre Renji y Yukio que lo miraron como mirarían a un hollow que estaban a punto de asesinar sangrientamente.

-Nada de celebraciones.- Hitsugaya cortó al dientón de su alegría y a los rociados de sus intenciones asesinas. –Ulquiorra debe planear lo que va a hacer, y quiero que ustedes se concentren en sus propias misiones, ayuden en ese baile escolar y traten de socializar, en especial tú, Vorarlberna, deja un poco ese videojuego.- señaló al rubio, que hizo una mueca. –Y tú Hirako, trata de decidirte por una sola mujer y no todas.- el rubio mujeriego lloriqueó.

-Oigan, una pregunta... Sé qué edad tiene Toshiro, pero los demás… ¿Cuántos años tienen?- inquirió curiosa.

-Yo tengo cincuenta y cuatro, soy el mayor aquí.- Shinji sonrió dejándola boquiabierta. –Renji me sigue, él tiene cuarenta y seis, según recuerdo.- la chica miró a su amigo pelirrojo, que le sonrió tímidamente frotándose la nuca. –Ulquiorra tiene cuarenta y uno. Y Yukio y el capitán tienen treinta.- pero Toshiro era unos meses mayor, según le había dicho. –Pero por si quieres saber, yo sería el equivalente humano a veinticinco, Renji a veintitrés, Ulquiorra a veintidós, y Yukio y el capitán a dieciocho, más o menos.- guiñó un ojo.

-Ah, ya veo.- sonrió incómodamente. Ellos realmente eran mucho mayores que ella, pero su mentalidad era como de adolescentes o adultos jóvenes cualquiera, al menos en la mayoría de ellos. -¿Y cuánto viven los de su especie?-

-Unos doscientos años humanos.- Hirako se encogió de hombros.

-¿O sea que si se casan con una humana moriría mucho antes que ustedes?- pestañeó. Eso era un poco triste… y no pudo evitar mirar preocupada el rostro inexpresivo del capitán albino.

-Bueno…- Renji se frotó la nuca viéndose bastante tenso. –Eso es muy complicado, pero supongo que sí, o depende mucho, en realidad.- contestó aunque no se veía muy seguro, pero ninguno de los otros parecía dispuesto a hablar.

Con esa nueva pieza de información y después de haber comido unos bocadillos, Karin los invitó a los cinco a cenar en su casa mañana sonriendo con superioridad a la mueca inconforme del rubio más joven, planeando luego marcharse con su novio falso, pero Hitsugaya los frenó.

-Ya es bastante tarde, la llevare yo en el auto para que sea más rápido y sin riesgo.- decidió y ella se sonrojó ante la idea de estar sola con él en el auto, ignorando la mirada intensa que Renji estaba intercalando entre los dos con ojos entrecerrados.

Salió del departamento junto al chico que secretamente le gustaba y entraron al ascensor para bajar hasta el estacionamiento. El silencio le era muy incómodo pero él parecía imperturbablemente tranquilo, ajeno a como se retorcía las manos y se sonrojaba como toda una estúpida colegiala enamorada.

Subieron al auto y emprendieron el camino aun en silencio. Trataba de pensar cosas en las que decir para romper el hielo, pero entonces su celular sonó y al abrirlo leyó en él un mensaje de su hermana. "Karin-chan, papá y yo vamos al departamento de Onii-chan para cenar con él. Lamento avisarte tarde pero acaba de venir con su auto así que nos llevara ahora. No hice la cena así que ¿puedes comer en la casa de tu novio?" Alzó una ceja extrañada por el repentino acto de su hermano, pero suspiró y miró al capitán alienígena.

-Toshiro, ¿crees que podamos volver al departamento para que pueda cenar con ustedes? Mi hermana se fue a cenar con mi hermano y no tengo nada para cenar en casa.- bufó esperando que no quisiera entrar en detalles del raro comportamiento de su hermana al no dejarle comida y el de su hermano al invitarlos a cenar sin aviso previo, ni ella lo entendía.

-Ya veo.- solo dijo el albino, afortunadamente. –Sin embargo, Hirako seguramente ya empezó a hacer la cena, y yo le pedí que no hiciera para mí porque no planeaba comer hoy, así que no creo que baste para ti.- ella hizo una mueca, mientras mentalmente se resignaba a quedarse con hambre hoy, pero entonces él giró en una curva inesperada. –Vamos a un restaurante, traigo dinero conmigo.- murmuró indiferente.

Ella sintió su rostro arder a temperaturas insospechadas, y de inmediato apartó el rostro lo más lejos posible de su rango de visión esperando que no lo haya notado.

-D-de acuerdo, no voy a rechazar una comida gratis.- trató de bromear riendo tensamente.

Permaneció con el rostro ocultó tratando de bajar su profundo rubor hasta que finalmente aparcaron en una calle concurrida y él se bajó apresurándose a abrir la puerta del auto para ella, indicándole luego que lo siguiera hasta una cuadra con varios restaurantes.

-Elige. ¿A cuál quieres ir?- le preguntó y ella habría insistido en que eligiera él ya que iba a ser el que pague, pero pudo ver en su mirada que realmente no le interesaba, así que suspiró y trató de elegir el que se veía más barato para que no gastara tanto en ella.

Entraron y de inmediato fueron recibidos por un joven y apuesto recepcionista.

-Buenas noches, dama y caballero.- se inclinó cortésmente, sus bonitos ojos castaños fijándose en los de ella. -¿Mesa para dos?- le tendió una mano dispuesto a guiarla cuando asintió, a lo que la tomó con un pequeño sonrojo. –Espero disfrutes de tu estadía aquí.- habló solo para ella inclinándose demasiado cerca de su rostro. –Mi nombre es Isao Yoshio, seré su camarero esta noche.- sacó una silla para que se sentara en un gesto caballeroso.

-Ehh, yo…- empezó a tartamudear tan sonrojada como incomoda cuando de nuevo acercó su rostro demasiado al suyo, pero entonces Toshiro lo jaló del cuello de la camiseta de su uniforme y lo alejó un par de pasos de la mesa a la que los había conducido.

La Kurosaki observó curiosa como los dos hombres se pusieron a hablar, y a pesar de que Yoshio era mucho más alto que Toshiro él parecía francamente… intimidado. Hitsugaya se cruzó de brazos frunciendo el ceño ante el camarero, que tembló de los pies a la cabeza y asintió frenéticamente antes de retirarse apresurado en lo que su compañero volvía a sentarse frente a ella.

-Lamento eso. ¿Qué vas a ordenar?- tomó el menú como si nada ojeando a través de las páginas. –Planeó pedir alguna pasta para mí. ¿Qué bebida quisieras?- indagó amable y educado como de costumbre, su actitud normal obligándola a encogerse de hombros y hacer como si no hubiera intimidado a alguien dos minutos atrás.

-Ehh… creo que solo comeré algo de Ramen, y cualquier zumo está bien.- se encogió de hombros por enésima vez.

Juntó los dedos esperando que el camarero terminara de hacerse pipi en los pantalones y viniera a tomar sus órdenes, sorprendiéndose en cambio al ver una figura femenina caminar hacia ellos. ¿El cobarde les había mandado otra persona? Wow.

Volteó hacia la camarera para pedir sus órdenes, solo para fruncir el ceño al notarla levemente familiar, y fruncir el ceño aún más cuando la vio mirando congelada a Toshiro. ¡Sí, sí, el tipo era increíblemente hermoso! Pero no tenía por qué ser tan obvia y mirarlo tan descaradamente, sobre todo cuando ella estaba ahí. Aunque no era su novia ni nada, pero… ¡pero aun así!

Su ceño se profundizó mientras preparaba mentalmente un comentario acido para sacar de su trance a la camarera, preguntándose por qué demonios el albino no lo había hecho aún. Lo miró para cerciorarse de sí estaba ignorando a la mujer, encontrándose solo con el decepcionante espectáculo de que él la estaba mirando con la misma intensidad.

Su corazón ardió en celos ante el hecho de que evidentemente esos dos se conocían, lo que Renji le había contado sobre su amor del pasado pasando por su cabeza. ¿Acaso Toshiro también había tenido una historia así con…?...

¡Esperen!, gritó su mente frenando todo su proceso de fabricación de una fantasía del chico que le gustaba en otra escuela abrazando a esa mujer. ¡Renji!, insistió su mente antes de que siguiera pensando en más estupideces. ¡De ahí es de dónde se le hacía familiar la mujer! ¡Era la misma que los atendió en la tienda! ¡La cajera que había sido su amor del pasado!

Su corazón se calmó un poco ante el recuerdo. Toshiro y esa mujer se conocían porque habían sido compañeros, y él la estaba mirando como enfadado, tal vez por haberle rotó el corazón a uno de sus subordinados, mientras que la mujer lo miraba horrorizada, para nada la mirada que le había dedicado al tatuado cuando se reencontraron, allí parecía sorprendida y casi hasta ¿asustada y triste?

Decidió carraspear para sacar a los dos de su batalla de miradas, todavía sintiendo un pellizquito de celos más que nada irracionales.

-B-buenas noches.- tartamudeó la mujer, que podía estar segura de que era la misma que había visto con su amigo pelirrojo en la tienda por su altura superior a la de la mayoría de las mujeres (y Toshiro), ojos verdes y brillante cabello rubio. –Soy Mijow Shiky, seré su camarera esta noche.- hizo una pequeña reverencia. -¿Qué desean ordenar?-

Pidieron su comida y rápidamente la camarera casi huyó de ellos a la cocina.

-Muy bien. ¿Qué fue eso?- se cruzó de brazos mirándolo con ojos entrecerrados. Él torció la boca, pareciendo indispuesto a hablar. –Ni siquiera trates de pretender que no la conoces y mucho menos quieras ignorarme. Sé que esa chica rechazó a Renji en el pasado.- él la miró con sus ojos turquesas sorprendidos. –Nos la encontramos en una tienda. Ahora, ¿quieres explicarme?-

-Conocimos a Mijow en la ciudad de Osaka, ella era muy agradable y parecía estar realmente enamorada de Abarai. Yo… alenté a Abarai a confesarle sus sentimientos, luego lo alenté a confesarle todo y que la tratara de convencer de ser su elegida para la misión, pero él solo regresó con el corazón roto.- suspiró. –Eso me desalentó mucho como capitán por bastante tiempo, pero con el tiempo Abarai pareció poco a poco superar su amor no correspondido. Y últimamente yo… estaba muy feliz porque él finalmente parecía estarla superando. Había renunciado a intentarlo cuando ella lo destrozó, pero se estaba recuperando y estaba dispuesto a intentarlo. ¿Sabes por qué?- la miró de brazos cruzados y ella negó, sin tener idea de qué estaba hablando. –Por ti.-

-¿Eh?-murmuró al mismo tiempo que escuchaba un plato caer.

Todos voltearon hacia Mijow Shiky, cuyas manos temblaban mientras miraba el desastre que había hecho al tirar el plato a pocas mesas de distancia de ellos, era obvio que los había escuchado. Frunció el ceño hacia ella antes de volver la mirada al líder del quinteto alienígena.

-Abarai no había vuelto a tener interés en la misión después de Mijow, hasta que tú llegaste.- suspiró y estiró la mano para tomar delicadamente la suya. –Odio a Mijow Shiky por haber rotó el corazón de Abarai, siento que le falle como capitán al no darme cuenta de que ella no lo merecía, no tenía las agallas para creerle, no era como eres tú. Tú estabas dispuesta a ayudarnos aun sin estar unida por un lazo sentimental a ninguno de nosotros, por eso te admiró tanto y por eso sé que Abarai está enamorado de ti, así que… disculpa si sueno egoísta por decir esto, pero… por favor, por favor, Karin… no rompas su corazón.- suplicó apretando su mano.

Ella lo miró boquiabierta. ¿Por qué le decía esto? Sintió algo en su interior comenzar a resquebrajarse.

-¿Cómo…?...- ¿Cómo esperas que no rompa su corazón si acabas de romper el mío? -¿Cómo puedo ayudarlo? Quiero ayudar.- aseguró.

-Lo sé.- frotó su pulgar cariñosamente en el dorso de su mano. –Y yo no quiero obligarte a nada que no quieras, así que piénsalo bien, sea lo que sea que decidas lo respetare. Ya has hecho mucho por nosotros, créeme.- la tranquilizó, pero sus intenciones eran claras.

Él quería que ella estuviera con Renji. Él no correspondía sus recién descubiertos sentimientos.

Se separó de él bajando la cabeza miserablemente, preguntándose por qué diablos sentía sus ojos arder.

Mijow Shiky trajo sus comidas no con una mejor cara que ella y luego se retiró deseándoles buen provecho con frialdad. Comieron en silencio, él tecleando en su celular de vez en cuando y ella lidiando con sus pensamientos hechos un lío y el dolor arraigado en lo profundo de su ser.

Toshiro le gustaba, eso era innegable en este punto. Y está bien que era la primera vez que sentía esto por un chico, pero aun así… ¿por qué dolía tanto el no sentirse correspondida? ¿Era normal ese nivel de dolor para un simple flechazo que ya sabía imposible? No creía ser tan estúpida pero aparentemente sí lo era, o no… no lo sabía, no sabía nada del amor o las relaciones. Solo ayudaba al quinteto con los consejos que provenían de Yuzu, era una completa inexperta ingenua en este tema.

Terminaron de comer, él pagó a la camarera rubia y la condujo de vuelta al auto ya dispuesto a llevarla a su casa. Ella se sentó a su lado en el asiento del pasajero y apoyó la cabeza contra la ventana, esperando a que arrancara y mirándolo confundida cuando solo se quedaron ahí quietos en el vehículo frente al restaurante.

-¿Pasa algo?- preguntó preocupada de que no arrancara y se quedaran allí.

-Lo lamento.- se disculpó de repente. –Vi la cara que pusiste cuando te pedí que no rompieras el corazón de Abarai. Tú no lo quieres de ese modo, ¿verdad?- suspiró derrotista y ella se mordió el labio. –Lamento haberte presionado de ese modo, en verdad no quisiera que hagas nada que no quieras.- la miró con sinceridad brillando en sus extravagantes ojos hermosos.

-Bueno… la verdad es que prefiero hacer algo que no quiero hacer antes que lo que realmente quiero hacer.- dijo sin pensar.

-¿A qué se supone que te refieres con eso?- la miró perplejo y ella se cacheteó mentalmente.

-Yo…- soltó un gran suspiro. Debería dejar de ser tan cobarde. Ella era Kurosaki Karin, no una temerosa colegiala enamorada. –Yo prefiero hacer algo que no quiero para ayudarlos a ustedes, en vez de hacer algo que sí quiero y arruinarlo todo.- admitió con una sonrisa amarga.

-¿Qué es lo que quieres hacer?- sacudió levemente la cabeza viéndose bastante perdido a lo que quería decir. –Y ya te dije que no tienes que hacer nada que no quieras. Sí quieres hacer algo, solo hazlo. Sí no quieres entonces no lo hagas.- murmuró como si fuera lo obvio, sin notar lo mucho que sus palabras la habían afectado.

Si ella quería hacer algo… ¿solo debía hacerlo?

-Toshiro…- posó una mano en su hombro.

-¿Qué pasa?- parecía sinceramente preocupado.

-Toshiro…- ella sintió la temperatura aumentar en todo su cuerpo, más que nada en sus mejillas, casi comenzando a marearla mientras lentamente se inclinaba hacia él, tan cerca… tan cerca como nunca antes, pudiendo apreciar cada pequeño detalle de su rostro. Él definitivamente no era humano, era demasiado hermoso para este mundo, evidentemente alguien como él solo podía ser de otro planeta, pero egoístamente solo lo quería para sí misma.

Cerró los ojos y sonrió al sentir su nariz rozando contra la suya, él se había inclinado para besarla también… entonces… ¿acaso sentía lo mismo que ella sentía por él y…?...

-No.- antes de que sus labios pudieran juntarse, un dedo se interpuso en su camino, impidiendo el contacto y apartándola gentilmente. Abrió los ojos de golpe, shockeada. Él la miraba ceñudo. -¿Qué crees que haces?- preguntó con frialdad.

-Yo…- sus ojos se ampliaron, horrorizados. Sintió su corazón terminar de partirse y hacerse añicos como bono extra. –L-lo s-s-siento…- tartamudeó con lágrimas en las comisuras de sus ojos. -¡Lo siento mucho!- no lo pensó dos veces y salió corriendo del auto.

-¡Karin, espera!- lo oyó gritar pero no pensaba parar, y en cambio volvió a entrar al restaurante en el que habían cenado y se metió al baño de mujeres.

No era estúpida, en este momento no quería verlo y si corría por la calle la alcanzaría en un parpadeo. Lo más sensato era meterse en un sitio donde había gente para que no pudiera usar sus habilidades extraterrestres. Tampoco era buena idea perderlo sí estaba en la calle, de cualquier modo, no quería volver a arriesgarse a ser atrapada por un hollow nunca jamás en su vida.

Había algunas mujeres en el baño, pero las ignoró y de inmediato se derrumbó en una esquina tratando de contener las lágrimas que desesperadamente querían escapar de sus ojos mientras su cuerpo se sacudía en lo que trataba de contener los sollozos también.

¡Maldita sea, lo había arruinado! ¡Lo había arruinado todo!

Enterró las uñas en su cuero cabelludo hundiendo el rostro lo más que podía en sus rodillas, casi como si quisiera desaparecer, y tal vez sí lo quería. ¡¿Qué diablos había hecho?! Sintió unas gotitas de sangre filtrarse por las heridas que se estaba proporcionando a sí misma con las uñas en la cabeza, pero no le importó, le dio la bienvenida al dolor como si fuera una maravillosa distracción de los pensamientos que torturaban su mente.

Sintió una mano en su hombro y casi saltó ante el inesperado contacto, frotándose los ojos rápidamente antes de alzar la cabeza para encontrarse con unos maternales ojos verdes. La camarera Mijow Shiky estaba inclinada hacia ella con una mirada preocupada.

-¿Estás bien, querida?- preguntó con una voz dulce, casi chillona pero agradable. Ella solo asintió frotándose más los ojos. -¿Cuántos años tienes, linda?-

-D-dieciséis.- tartamudeó sonrojada de lo patética que debía verse para que hasta esta desconocida se preocupara por ella.

-Cielo santo, eres una niña.- exclamó negando con la cabeza. -¿Qué te hizo Hitsugaya-san? ¿Te asustó de alguna forma?- frunció el ceño peligrosamente.

-N-no… más bien creo que yo lo asuste a él.- o espantar era la palabra correcta, o más bien arruinar todo entre ellos. –Toshiro es un buen chico, pero… ahora mismo no quiero verlo.- las lágrimas de nueva cuenta volvieron a asomarse. –S-solo quiero… pudrirme aquí un rato y luego saldré. No te preocupes.- suspiró temblorosamente.

-Olvídalo. Él está montando guardia fuera de la puerta, cuando salgas tendrás que enfrentarlo.- la advirtió.

-No importa. Supuse que ahí estaría… de todos modos tiene que llevarme a casa así que por más que no quiero debo salir a encararlo.- volvió a frotarse los ojos. –Gracias por preocuparte, Shiky-san, pero supongo que debo lavarme la cara y dejar de postergar el momento.- se levantó y se acercó a un lavabo comenzando a frotarse furiosamente el rostro.

-Sí quieres yo podría llevarte a casa, si en verdad no quieres hablar con Hitsugaya-san.- ofreció y ella se congeló, por un momento se sintió esperanzada de poder tener al menos hasta mañana antes de enfrentarse de nuevo al albino, pero entonces pensó que realmente no debería irse con cualquier extraña.

-Ehh, sin ofender, pero realmente no te conozco, y…- alzó las manos nerviosamente después de secarse el rostro.

-Oh, vamos, no creo verme tan peligrosa.- rió un poco. –Además, conoces mi nombre, sí quieres puedes llamar a tus padres y decirles que vas conmigo, también tenemos como conocidos a Renji y Hitsugaya-san, y seguro también al resto de su grupito.- rodó los ojos con un poco de nostalgia brillando en su mirada. –Tengo un auto y podemos salir por la puerta trasera así no tendrás que ver a Hitsugaya-san, solo tendrías que soportar viajar junto con mi hijita.- enredó un dedo en su ondulado flequillo abierto con nerviosismo.

¿Hijita?

Un raro presentimiento junto con una gran curiosidad la impulsaron a asentir con la cabeza.

-E-está bien, agradecería que me llevaras.- accedió a su oferta, haciendo sonreír a la mujer mayor. -¿Cuántos años tienes, por cierto?-

-¿Yo? Veintidós, ya estoy vieja.- rió entre dientes. –Ven, sígueme por aquí.- la guió hacia una puerta que decía "Solo personal". –Por aquí entramos a limpiar nosotros los empleados, aparte tenemos otros baños en la cocina.- explicó guiándola hacia dicha cocina.

-¡Mamá!- de inmediato apenas cerraron la puerta que daba al baño, una pequeña niña se lanzó a abrazar las piernas de la rubia. -¡Ya quiero irme a casa! ¡Y quiero un helado!- exigió caprichosamente la pequeña de unos tres o dos añitos.

-Olvídalo, un helado a esta hora te dará pesadillas.- negó rotundamente la mujer. –Y compórtate, Kimi. Una invitada viajara con nosotras por un rato.- le explicó señalando con la mano a Karin, que apenas la escuchó por estar más interesada en un pequeño detalle que notó apenas vio a la niña, Kimi.

Esa pequeña tenía una brillante cabellera pelirroja.

-¡Hola invitada!- la saludó abrazándose a sus piernas como si la conociera de toda la vida. -¡Soy Mijow Kimi!- inclinó un poco la cabeza antes de sonreírle lindamente.

-Soy Kurosaki Karin, es un placer.- sonrió tensa. Nunca había sido gran aficionada a los niños pequeños. -¿Cuántos años tienes, Kimi-chan?- preguntó tratando inútilmente de desengancharla de sus piernas.

-Cinco.- sonrió mientras su madre sofocaba una exclamación y Karin entrecerraba los ojos.

-¡Kimi! ¡No seas mentirosa!- la regañó mientras se colgaba una mochila al hombro. –Ella tiene tres, no sé por qué dice esas tonterías.- rió demasiado fuerte y forzadamente. –En fin, Karin-chan, vamos, vamos. Voy a llevarte antes de que se haga más tarde.- le hizo señas para que la siguiera saliendo por una puerta trasera del restaurante que debía dar afuera sin mirar atrás.

La Kurosaki hizo una mueca mirando a la pequeña pelirroja aún enganchada a su pierna indispuesta a soltarse. Gimió internamente y empezó a caminar arrastrando a la niña chillando de alegría con ella siguiendo a la rubia fuera.

El auto de Mijow Shiky no era nada como el del Quinteto. Era pequeño y estaba oxidado, abollado y no era exactamente el más grande que había visto, pero era bastante práctico y tenía todo lo que necesitaba para funcionar correctamente.

La pequeña Kimi solo soltó su pierna para correr al asiento del pasajero junto a su madre, permitiéndole por fin ser libre y subirse al auto. El interior era cálido y tenía un agradable aroma a manzana.

Le indicó a Shiky cuál era su dirección y ella de inmediato emprendió el viaje en silencio, muy a diferencia de su adorable hija que se la pasó parloteando acerca de lo superior que era a todos los niños de su guardería y las cosas que quería y como sus maestras eran unas tontas por ponerles caritas tristes en sus tareas.

Kimi sin duda era una niña malcriada y caprichosa, pero aun así muy adorable y ciertamente tenía un vocabulario muy amplio para ser solo una niña de tres, incluso una de cinco si lo que sospechaba era cierto, y de cualquier forma no se pasaba de maleducada, solo decía alguna que otra insolencia probablemente para hacerse la graciosa.

El camino a su casa no tardó tanto como creyó, y pronto se encontró saliendo del auto despidiéndose de madre e hija. A punto estaba de entrar a su casa cuando el llamado de la mujer la frenó en su lugar.

-¿Pasa algo, Shiky-san?- alzó una ceja al verla salir del auto y acercarse a ella para, sorpresivamente, darle un pequeño abrazo.

-Sé que probablemente ya sabes quiénes son realmente Renji, Hitsugaya-san y su grupito.- suspiró con la mirada baja. –Y yo sé… sé que ellos no son malos chicos, pero…- frunció el ceño. –Ten cuidado con ellos. Antes que todo ellos siempre pondrán primero a su misión, antes que a ti, antes que a sus sentimientos y antes que a tus sentimientos.- apretó los ojos dolorosamente. –No son malos chicos, no lo son, pero no les des tu entera confianza. O puedes acabar mal.- aun con la leve luz de la luna, pudo notar las lágrimas cristalizar sus ojos verdes. –Suerte, Karin-chan.- le dio otro pequeño abrazo antes de volver al auto con su hija.

Karin se encaminó pensativa al interior de su casa, encontrándola vacía y oscura en señal de que su padre y hermana no habían regresado todavía.

Suspiró sacando su teléfono y encendiéndolo, rodando los ojos cuando las llamadas y mensajes comenzaron a llegar de a montones, todas del quinteto y algunas más recientes de su familia. Esos imbéciles ya habían hecho un escándalo.

Chasqueó la lengua marcando el número de Renji, que atendió al primer timbre.

-¡KARIN!- gritó casi dejándola sorda. -¡¿Dónde demonios estás?! El capitán casi tira el restaurante ese abajo y todos aquí estamos temiendo por nuestra… quiero decir, tu vida.-

-Estoy en mi casa, Renji.- se frotó las sienes con cansancio. –Dile a los demás que no se preocupen. Soy una niña grande, sé cuidarme sin que respiren en mi nuca.-

-Dile eso al capitán… Pero bueno, nos alegra que estés bien a salvo en tu casa, habíamos pensado que tal vez un hollow volvió a atacarte o algo así.- masculló preocupado. –Ehh… perdona, pero estábamos tan preocupados que le avisamos a tu familia que desapareciste y ellos se pusieron casi tan histéricos como el capitán, casi… Pero Yukio ya le está avisando a tu hermana que estás bien y en tu casa.-

-Dile a ese rubio idiota que se aleje de mi hermana.- gruñó. –Pero como sea, Renji… mañana hay algo muy importante que quiero hablar contigo.- frunció el ceño. –No se preocupen, tome un taxi, como les dije, sé cuidarme. Adiós.- sin esperar más contestación, cerró el celular dando fin a la llamada.

-¡Pero, Karin…!...- fue lo último que escuchó del pelirrojo antes de que la comunicación se cortara.

Guardó el celular en su bolsillo y suspiró profundamente pasándose una mano por el rostro. ¿Cómo vería a Toshiro a la cara mañana?

Escuchó golpes en la puerta y volvió a suspirar, debía ser su familia… Yuzu sin duda iba a matarla.

Rogando a los cielos que sus ojos ya no se vieran rojos por casi llorar patéticamente, fue a abrir la puerta preparando un discurso mental para su hermana y una patada especial para su lloroso padre, pero a penas ver quién estaba del otro lado de la puerta se congeló por completo, soltando todo el aire de sus pulmones.

Toshiro estaba parado en el umbral de su puerta respirando agitadamente, con su pelo más despeinado de lo usual y su ropa levemente desacomodada, todo esto en una clara señal de que había llegado a toda velocidad saltando por los aires.

-Toshiro…- se sonrojó ante el recuerdo de la última vez que se habían visto, pero casi de inmediato su sonrojo pasó a ser de rabia. ¿Qué hacía ese bastardo aquí después de todo lo que había hecho para evitar verlo? -¿Qué demonios…?...-

Calló cuando repentinamente la jaló de la muñeca y la pegó a su cuerpo, tomando luego delicadamente los lados de su rostro, uniendo sus frentes y mirándola profundamente a los ojos. Se sonrojó rojo cereza ante su mirada tan profunda, pero posó sus manos en sus hombros dispuesta a alejarlo.

Sin embargo ni siquiera tuvo fuerza para hacer un pequeño empuje antes de perderse en sus ojos y sentir su respiración mezclarse con la suya, sus narices se rozaron… y ella hizo a un lado su rostro, dejando que su beso cayera en su mejilla ardiente.

Cerró fuertemente los ojos, con demasiada vergüenza y furia como para siquiera mirarlo, entonces lo oyó soltar un pequeño suspiró antes de sentirlo alejarse de su mejilla.

Por un momento sintió tanto alivio como decepción, pero lo siguiente que sintió la hizo abrir los ojos como platos, porque antes de que siquiera acabara de procesarlo ya tenía sus labios sobre los suyos. Y antes de que siquiera acabara de procesarlo él se alejó de su boca solo para rodearla con sus brazos y enterrar su rostro en el hueco de su cuello.

-Perdóname si te lastime.- murmuró con voz ahogada. –Perdóname sí te hice llorar… Perdóname por siempre entrometerme en tu vida y cambiarla. Pero… por favor, nunca vuelvas a asustarme así.- presionó un suave beso en su clavícula. –Por favor.- rogó.

Ella se quedó de piedra en el exterior, mientras que por dentro solo podía sentir su corazón derretirse por completo y sus esperanzas elevarse.

Él la besó… él la estaba abrazando y estaba preocupado por ella. Eso quería decir que le correspondía, ¿verdad? Pero… la voz de Shiky resonó en el fondo de su mente, ¿qué pasaba si no era así? ¿Qué pasaba sí solo lo hizo por culpa y ella como tonta le creía?

No… no podía arriesgarse a que volviera a lastimarla. No quería. Así que lo apartó de un empujón y fue corriendo a su cuarto.

Esto de estar enamorada, más si era de un alienígena, realmente apestaba.

Continuara...

Holaaa! :D

Lamento el retraso, elegí un mal momento para sacar esto del Hiatus xD Sorry, pero ahora el proximo capitulo si q sera en una semana nwnU

Espero que este capitulo les haya gustado, es el más largo de todo el fic hasta ahora owo

Gracias a las que votaron, el baile de Máscaras y Gala será el proximo capitulo ;D

Ahora en un par de días actualizo Honor al Amor, tenganme paciencia con ese fic porque a pesar de q tendra unos pocos capitulos, estos van a ser muy largos xP

Ojala les guste como va avanzando el fic, por favor diganme q opinan, y solo para q lo sepan, adoro cuando me dejan testamentos en los reviews, no sé porque algunas lectoras piensan q eso molesta XD Amo los reviews largos! *-*

Y bueno...

¡BESO! Ya hubo beso! *3* Y fue solo un pico nada descrito que duro medio segundo... Me aman, lo sé(? uwu

Jeje, los personajes de Tite Kubo.

COMENTEN! *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!