Extraterrestrial.

Capítulo diez: La pregunta, la respuesta.

Cuando Toshiro y Karin volvieron al salón tomados de las manos, la gente no disimuló al mirarlos con las mandíbulas desencajadas. Pese a las máscaras era obvio que todo el mundo iba a reconocerlos, reconocer que la chica que había dicho salir con el pelirrojo del quinteto estaba tomada de la mano de su líder.

Le gustaba la sensación de su mano en la suya. Su mano era mucho más grande, pero sus dedos eran finos y se entrelazaban a los suyos con firmeza acunando su palma y sosteniéndola de modo que casi la hacía preguntarse si es que sus manos fueron hechas para encajar entre sí.

Inoue-sensei se acercó radiante a ellos vestida con un bello vestido gris brillante y una máscara a juego con su cabello rizado y recogido en un bollo, Ulquiorra estaba a su lado vestido de negro y verde sujetando posesivamente su cintura.

-¡Karin-chan, Hitsugaya-kun!- la profesora les dio un corto pero asfixiante abrazo. -¡Qué bueno verlos a los dos juntos! Abarai-kun acaba de besar a una rubia en medio de la pista y se fueron juntos. Todo el mundo empezó a decir "pobre Karin-chan", ¡pero entonces entraron juntos y todos se quedaron con la boca abierta!- soltó una pequeña risita. –Este fue un gran baile.- sonrió orgullosa.

-¿Con que Renji besó a una rubia y se fueron juntos, eh…?- compartió una mirada cómplice con Toshiro, ambos felices de que las cosas entre los padres de Kimi parecieran estar saliendo bien. –Gracias por la información, sensei.- hizo una reverencia sonriendo cálidamente. -¿Cómo están las cosas entre ustedes?- miró entre ella y el aspirante a emo.

-Fantásticas.- sonrió con las mejillas rosadas, apoyando su cabeza en el hombro de su chico. –Quiero disfrutar un poco más de la fiesta y luego me llevara a casa, aún tengo que felicitar a los chicos por tanto trabajo duro.- dio palmaditas dirigiéndose al lugar donde se habían juntado varios de sus compañeros organizadores del baile con Ulquiorra siguiéndola como fiel cachorrito enamorado.

Salieron del gimnasio alejándose de la música a todo volumen y los cuerpos bailando hacia las calles en la oscuridad de la noche, aun con sus manos firmemente enlazadas. Ella sonreía suavemente, únicamente disfrutando de su compañía y deseando que se pudieran quedar así para siempre. Pero la vida tenía que seguir y el destino tenía que avanzar.

-Así que… ¿Qué va a pasar ahora?- preguntó temerosa mientras caminaban a su típico paso tortuga postergando el momento de su separación antes de que tuviera que dejarla en su casa. -¿Vamos a ir a tu mundo… ehh… cómo se llamaba?- se rascó la mejilla.

-Seireitei.- le recordó. –Aun no estoy seguro de qué va a pasar, yo soy el líder y no sé qué órdenes nuevas llegaran cuando envíe mi reporte acerca de esto… También, aún debemos hablar con Abarai sobre qué pasara con Mijow y su hija.- aclaró.

-Ohh, bien.- asintió. –Por cierto… ¿qué es eso de los reportes? ¿Es lo que siempre haces con tu celular?- lo miró curiosa.

-Los reportes son resúmenes de los avances de nuestra misión y nuestros conocimientos sobre la cultura humana.- explicó sacando su celular. –Lo que yo hago en este dispositivo móvil es recopilar datos y empezar a redactar los informes, pero los reportes los hago directamente en mi habitación en una computadora para enviarlos directo a Seireitei. Tengo que hacer mínimo uno por día. Cuando aparece un hollow mínimo debo hacer tres.- bufó. –Es seguro que antes de que yo vuelva para allá tenga que quedarme un tiempo extra para instruir al nuevo capitán.- tecleó algunas cosas en su celular y volvió a guardarlo.

-¿Y cómo es un reporte? ¿Podrías mostrármelo?- él pareció dudar. –Shiky-san dijo que te vio escribir uno.- entrecerró los ojos.

-Lo que ella vio fue como empezaba a redactar un informe para el reporte en el celular. Los reportes ya terminados están solo en mi habitación se supone que son secretos, ni siquiera puedo mostrárselos a mis subordinados.- aclaró con el ceño fruncido.

-Oww. Está bien.- suspiró. Aún le daba curiosidad pero bueno.

Lo oyó suspirar pesadamente.

-Agh, qué demonios.- de repente la tomó en brazos al estilo nupcial y sin molestarse en mirar sí había alguien cerca salto al techo de un edificio y luego a otro, llevándola por los aires hasta que llegaron a su edificio y bajaron hasta su departamento. Solo cuando estuvieron frente a su habitación la bajó y abrió su puerta para ella. –Te mostrare mis reportes, realmente no le veo sentido a mantenerlos en secreto.- se encogió de hombros acercándose a un escritorio en un rincón de la habitación, sacando una pequeña computadora portátil y colocándola sobre el escritorio. Karin sonrió un poco perpleja por la rapidez con la que había tomado la decisión, pero solo se encogió de hombros y se acercó a él. –Jala una silla y ponte cómoda. Esto será un poco largo.-

-Mmm… nah.- rió dejándose caer de sopetón sobre su regazo, riendo más cuando él casi se cae de la pura impresión. –Así estoy más cómoda.- se acurrucó en su pecho, casi sintiéndose como si pudiera ronronear cuando empezó a acariciar su cabello tiernamente.

Fijó su vista en la computadora luego de ambos arrojar sus máscaras lejos, viéndolo teclear por distintos programas antes de que aterrizara en uno que parecía ser un documento muy extenso y ella asumió que debían ser los dichosos reportes.

-Estos son algunos de los reportes más recientes que he escrito.- señaló a la pantalla luego de bajar por largo rato. –Puedes echar un vistazo o leerlos completos si quieres.- se encogió de hombros despreocupadamente.

Karin despegó a regañadientes su cara de su pecho firme y se acomodó para sentarse mejor y leer atentamente los reportes.

Fecha: Tres de Abril según el calendario humano.

Hora: Veinte con veintidós minutos.

Suministros: Alimentos. Bebidas. Servicio a la habitación. Renta. Seguro del vehículo móvil. Red internet.

Gastos: Tres mil ochocientos treinta y dos yenes.

Interacción humana: Profesores de la institución a cargo de la educación de los ciudadanos en formación de la ciudad de Karakura. Estudiantes compañeros de clase. Valet del hotel. Encargado del hotel.

Avances:

Vorarlberna= Escasos. No ha registrado avances con el supuesto objeto de su interés.

Abarai= Dudosos. Parece indeciso en empezar algo más que una mistad con el supuesto objeto de su interés.

Ulquiorra= Retrogradas. Ha tomado distancia con el objeto de su interés. Se está reevaluando la compatibilidad o probabilidades de éxito. Él no es muy positivo pero la fuente de información afirma que la situación aún es sustentable.

Hirako= Escasos. Insisto en no contar sus coqueteos con chicas al azar como avances.

Hitsugaya= Nulos.

Fuente de información: Ha aportado datos que tienen que ver con las películas románticas y su efecto emocional en las hembras humanas. He redactado un informe más detallado en un documento aparte.

Actividad Arrancar: Coordenadas 33-11-98 señalan posible vigilancia hollow hacia nuestro personal. Hemos tomado medidas de monitoreo y rastreo de los alrededores y cercanías a las coordenadas 33-11-98.

Un poco de interés se deslizó fuera de la chica Kurosaki al finalmente estar leyendo el aburrido reporte que no entendía muy bien.

-Oye, ¿ustedes se refieren a las coordenadas de modo distinto al nuestro, no?- preguntó solo para estar segura.

-Sí, tomamos otros puntos de referencia a la latitud y longitud.- pudo sentir como se encogía de hombros detrás de ella.

Con ese dato claro, bajo en el programa para ver qué más decía, fijándose un poco más exclusivamente en los avances.

Vorarlberna= Escasos. Necesita instruirse más en habilidades de socialización.

Abarai= Progresivos. Parece acercarse más al objeto de su afecto.

Ulquiorra= Progresivos. Ha recuperado terreno y sigue progresando con avances importantes.

Hirako= Escasos. Al menos parece comenzar a interesarse más en una chica en específico.

Hitsugaya= Nulos.

-En esa época tú creías que yo iba a estar con Renji, ¿verdad?- lo miró divertida.

-Yo no podía saber que él ya tenía una hija con una ex que aún amaba, así como tampoco podía saber que tú estabas cayendo ante mis encantos.- Karin se quedó sin aliento, casi no creyendo que acababa de hacer una broma, pero pronto lo golpeó en el hombro.

-Arrogante.- riñó riendo entre dientes antes de volver su vista a la pantalla. Decidió bajar un poco más para no estar tanto tiempo leyendo día por día de todas las semanas los lentos sucesos que ya conocía. Hasta que se topó con un informe de avances que llamó su atención.

Vorarlberna= Dudosos. Al menos está intentando tener algún tipo de acercamiento con un posible objeto de su afecto.

Abarai= Retrogradas. Ha perdido considerable interés en su supuesto objeto de afecto y viceversa.

Ulquiorra= Importantes. Aumentan las posibilidades de que pronto complete la misión.

Hirako= Escasos. Sigue sin dar claras señales de centrar un objetivo.

Hitsugaya= Dudosos. He estado ganando cierto interés en la fuente de información.

Karin hubiera sonreído al finalmente encontrar un cambio en el estado de los avances de Toshiro provocados por ella de no ser por algo que la hizo fruncir el ceño. ¿Fuente de información? ¿Acababa de referirse a ella como la fuente de información?

Con una mueca, volvió arriba y examinó más detalladamente los informes que daba sobre la "fuente de información", encontrando efectivamente que cada uno de esos informes narraba cosas que le había dicho al líder del quinteto. Desde consejos hasta pequeñas cosas que no había mencionado con intención de nada.

Fuente de información: La fuente recomienda no interferir tanto en las misiones de los subordinados. Simplemente dar leves empujones y confiar en el azar, dejar que el destino actué. Esto claro es opcional y no siempre es la mejor idea, pero es algo que consideró debería tomarse en cuenta.

Su boca cayó abierta al reconocer el consejo que le había dado hace un par de semanas atrás. El verlo escrito en aquella documentación que sabía mandaba para que todos sus superiores y otros capitanes la vean la hacía sentir un poco… traicionada.

Aquellas palabras habían sido solo para él, había considerado todas sus conversaciones intimas entre ellos dos, cosas que compartían juntos, que los había ayudado a conocerse y la hicieron enamorarse… Y ahora se enteraba que el tipo había hecho reportes al respecto como sí no significaran nada más que… palabras vacías, conversaciones que no le importaban, nada privado de ellos, nada que apreciara realmente, no como ella lo apreció.

Siguió bajando por el documento, leyendo todo lo que había escrito de ella llamándola "fuente de información", no había omitido absolutamente nada, ningún detalle de todo lo que habían conversado, incluso dio detalles de todo lo que le contó y cuánto ella sabía.

Fuente de información: Ha empezado a demostrar un interés particular en mí. No sé cómo responder a sus demostraciones de afecto, pero efectivamente parece buscar algo más que una amistad o darme asistencia en cuestiones románticas.

Oh, ¿así que había estado dándole asistencia en cuestiones románticas, eh? ¡¿Así que había empezado a demostrar un interés particular en él, eh?! Y aún era la "fuente de información" que buscaba algo más que una amistad, ¿con que sí?

Avances:

Vorarlberna= Escasos. Ha estado planeando estrategias para conquistar al objeto de su afecto, pero se han visto infructuosas por iniciativa de la fuente de información.

Abarai= Dudosos. Se ha distanciado de su objetivo reciente para parecer volver a interesarse en un viejo objetivo, puede ser que haya vuelto a verla pero no me ha reportado nada al respecto.

Ulquiorra= Optima. Planea hacer un movimiento directo para la conquista del objetivo en un futuro cercano.

Hirako= Escasos. La fuente de información ha estado interfiriendo para mejorar su situación, pero sus avances emocionales no han sido los mejores ni más notorios.

Hitsugaya= Progresivos. La fuente de información ha demostrado abiertamente estar interesada en mí. Sigo dudando sí corresponder a su avance. Esperó órdenes del Departamento de Investigación y Desarrollo, Área de Restauración, División Tierra.

Karin se levantó de golpe del regazo de Hitsugaya, cruzándose de brazos y manteniendo su mirada fija en la pared tratando de contener su temperamento de estallar en forma de gritos y reclamos.

-¿Pasa algo?- preguntó inocentemente, ajeno a como estaba ardiendo en furia por dentro.

-Tú…- entrecerró los ojos, contando mentalmente hasta diez. -¿Estuviste reportando todo lo que te dije?- preguntó lo más calmadamente posible. -¿Compartiste todas nuestras conversaciones con tus superiores y otros capitanes? Y… ¡¿desde hace cuánto sabes que me gustas?!- pisoteó con las mejillas rojas, tanto por furia como vergüenza.

-Lo he sabido por un tiempo desde antes que intentaras besarme por primera vez.- admitió desvergonzadamente. –Y sí, he compartido la información que me has dado. Me fue de mucha ayuda y creí que podría ser de ayuda a otros capitanes y a mi planeta. ¿Tiene eso algo de malo?- la miró interrogante, absolutamente inconsciente de su completa indignación.

Abrió la boca para gritarle que POR SUPUESTO que tenía algo de malo, muchas cosas malas, pero de inmediato la cerró, replanteándose la pregunta. ¿Tenía eso algo de malo? Bueno, sí fuera otro chico ya lo habría abofeteado y se habría largado a su casa mandándolo a la mierda, pero no era otro chico, era un maldito alienígena, uno que intentaba salvar a toda su raza de la extinción.

¿Quién era ella para juzgarlo?

¡Pues era su mujer!, reclamó una voz molesta en su mente, pero otra la obligó a calmar sus ánimos. Ella era solo una adolescente que no tenía ni idea por lo que él estaba pasando, solo una chica humana estudiante de segundo de preparatoria. ¿Quién era en comparación al gran capitán Hitsugaya?

Bien, él podía reportar, contar o hacer lo que se le viniera en gana porque tenía una jodida especie por salvar, pero aun así le molestaba, porque sí antes dudaba que la amara como ella lo amaba… ahora estaba segura de que no correspondía sus sentimientos en la misma medida.

Podría preguntarle, pero tenía demasiado miedo de oír la respuesta.

-No…- eso era lo que más temía escuchar, un no, la confirmación de que él no la amaba. –No tiene nada de malo.- sonrió amargamente. –Pero podrías habérmelo dicho antes.- se cruzó de brazos con un suspiro.

-Lo siento.- se encogió de hombros, sin notar sus hombros tensos. –En fin, ya debería llevarte a casa, no quiero que tu familia se preocupe.- tomó su máscara y se la tendió. –Te ves hermosa, por cierto.- agregó.

Ella se sonrojó, pero aún estaba demasiado molesta como para sonreír.

-Gracias… Sí, es mejor que me lleves. Yuzu ya debe estar en camino y va a querer explicaciones.- suspiró. –Mañana vendré a ver cómo les fue a Renji y Shiky.- o tal vez solo podría llamar a la rubia, todavía tenía su número, después de todo.

-Bien, sube.- se hincó para que se subiera a su espalda mientras abría una ventana.

Ella no pudo evitar emocionarse un poco. Hace tiempo que no la llevaba por los aires, y cuando la trajo al estilo nupcial no había sido la misma sensación porque estaba demasiado ocupada sintiendo sus pectorales como para concentrarse en otra cosa.

Arremangó un poco el vestido y se abrazó a su cuello rodeándolo con las piernas, sonriendo como loca cuando empezó a saltar dejándola sentir nuevamente esa sensación de adrenalina tan adictiva, aunque no tanto como besarlo.

Al llegar a su casa bajó de su espalda y lo miró directo a los ojos.

-Bueno… umm…- frunció los labios, insegura de si debía besarlo o no puesto que seguía enfadada con él, y que él no supiera lo enfadada que estaba la hacía enfadarse aún más pero tampoco quería que supiera que estaba enfadada. Ugh, genial, ahora ni siquiera se entendía a sí misma. –Te veo mañana.- se paró de puntitas y le dio un beso en la mejilla, decidiendo que eso era aceptable.

-Buenas noches.- rodeó su cintura y se inclinó, haciéndola cerrar los ojos al creer que iba a besarla, pero solo deposito un dulce beso en su frente. –Vendré por ti mañana.- prometió antes de brincar a un árbol y desaparecer en la noche.

Karin suspiró añorante por su amado, para luego fruncir el ceño y bufar poco femeninamente debido a que la escena que acababa de vivir parecía como de cursi y ñoña película romántica barata, incluso estaban vestidos de gala y todo, y él sin duda parecía un actor de Hollywood, aunque ella con su cabello hecho un completo desastre no podía decir que estuviera a la altura.

Entró a su casa arrastrando los pies y arrojó la máscara por ahí, sacándose los zapatos y corriendo hasta su habitación tratando de dormirse antes de que su hermana llegara así no tener que soportar su interrogatorio hasta la mañana siguiente.

Cuando despertó se encontró directamente con la sonrisa espeluznantemente enorme de su "dulce" gemela, que le causó escalofríos y la repentina necesidad de esconder la cara en la almohada y no salir de ahí en un buen par de días.

-¡Sabía que ÉL te gustaba!- de pronto chilló Yuzu, atrapándola en un asfixiante abrazo entusiasta. -¡Estoy tan feliz por ti! ¡Me asusté mucho cuando vi que Renji-kun estaba con esa mujer rubia, pensé que te rompería el corazón! Pero ahora veo que estás con el chico correcto, ¡y estoy tan feliz por ti!- la zamarreó de un lado a otro mientras gritaba sus delirios extasiados. –Bien. ¡Ahora quiero que me cuentes TODO!- finalmente la soltó para mirarla con una enorme sonrisa.

-… ¿Puedo ducharme y vestirme primero?...- se frotó los ojos.

-¡Oh, sí, claro!- sacó la lengua infantilmente. –Has lo que tengas que hacer, te esperare abajo con el desayuno.- se fue brincando.

Una vez despabilada y lista para el día bajó al comedor donde su hermana la esperaba afortunadamente sin su padre loco con un delicioso desayuno servido. Se sentó y empezó a comer tratando de ignorar las sonrisitas pícaras y como no dejaba de revolverse con expectación, hasta que finalmente tuvo que ceder.

-Bien, Yuzu, pregunta lo que quieras.- rodó los ojos y ella de inmediato chilló complacida.

-¿Te gusta Hitsugaya-kun?- juntó las palmas mirándola ilusionada.

-No, Yuzu.- decidió que sería sincera con su hermana en este ámbito, siempre odio mentirle. –Yo… lo amo.- admitió suavemente.

La boca de la rubia cayó abierta a la par que sus ojos se ampliaban, entonces comenzó a chillar como sí no hubiera un mañana, arrastrándose por la mesa para jalarla en un enorme abrazo apretado mientras chillaba más al punto que temía quedar sorda.

-¡¿En serio?! ¡No puedo creerlo! ¡Esto es fantástico!- volvió a zamarrearla. -¿Desde hace cuánto? ¿Aun cuando estabas con Renji-kun?- volvió a su asiento mirándola curiosa. -¿Por qué estabas con él, en primer lugar?- frunció el ceño.

-Esa es otra cosa que quería decirte.- rió nerviosamente. –En realidad, nosotros… Solo salíamos porque… un tipo raro quiso atacarme en un callejón una vez.- Yuzu se quedó sin aliento. –Toshiro me salvó y luego le pidió a Renji que me cuidara, y como yo no quería contarte lo del intento de ataque para no preocuparte, decidimos inventar eso del novio falso.- se frotó el brazo nerviosamente, esperando el regaño que no tardaría en llegar.

-¡KARIN-CHAN!- su gritó reprobador de nueva cuenta casi la deja sorda. -¡¿Cómo pudiste mentirme y ocultarme información?! ¡Eso no está bien!- empezó a lloriquear.

-Ya, ya, Yuzu. Solo no quería preocuparte.- una gota resbaló por su sien. –Lo siento.- se disculpó con su mejor tono de disculpa.

-Hmm…- refunfuñó un poco, pero luego suspiró. –Está bien… ¡Ahora cuéntame cómo te enamoraste de Hitsugaya-kun!- volvió a poner sus ojos ilusionados. –Quiero saberlo todo, ¿qué se siente? ¿Ya son novios oficialmente? ¡¿Se besaron?!- brincó en su lugar.

-B-bueno… Me enamore de él a medida que nos conocíamos y nos ayudábamos mutuamente, creo…- no estaba del todo segura cómo pasó, solo pasó. –Umm… supongo que sí somos novios y…- se sonrojó. –Sí, nos besamos.- admitió.

-¡KYAAAAAAAAAAAAA!- otro grito que casi la deja sorda. -¡No puedo creerlo, no puedo creerlo!- agitó los brazos frenéticamente. -¡Tu primer beso! ¡¿Cómo fue, cómo fue?!- juntó las manos con corazones prácticamente de los ojos.

-En realidad…- su sonrojo aumento. –Mi primer beso fue hace como una semana.- reconoció. –Y fue corto, pero… dulce.- sonrió, decidiendo omitir la parte en la que había huido de él después de eso. –Y ayer lo que decidimos es empezar una relación pública.- explicó tratando de mentir lo menos posible.

-¡¿Ya se habían besado antes?! ¡Oh, cielo santo! ¡Karin-chan ya se ha convertido en toda una adulta!- lloró limpiando sus lágrimas con un pañuelo mientras seguía chillando.

Karin rió con una gota resbalando por su sien.

Siguieron conversando, o más bien siguió siendo interrogada por la de ojos mieles mientras comían su desayuno hasta que finalmente le llegó un mensaje de Toshiro diciéndole que se dirigía a su casa para recogerla en su auto, por lo que aprovechó la excusa para ir por su chaqueta y a arreglar un poco su cabello, librándose de Yuzu y saliendo para esperar al albino fuera.

Él llegó en poco tiempo y ambos partieron a su departamento en silencio, solo compartiendo algunas miradas ocasionales.

Ella no lo estaba demostrando, pero seguía muy molesta por lo que había descubierto ayer y probablemente esa sería una preocupación que le carcomería la mente por días mientras no aclarara la duda que quería aclarar.

¿Toshiro sentía lo mismo que ella sentía por él? ¿Podría amarla como lo amaba? No tenía el valor para preguntarlo.

Cuando llegaron al hotel, estacionaron el auto y entraron al ascensor para encaminarse al departamento. No había nadie más acompañándolos, por lo que se removió incomoda, su mente trayéndole imágenes de algunas películas y libros que había visto con escenas en ascensores no muy inocentes. Maldijo por lo bajo con sus mejillas empezando a enrojecer. ¿Por qué su piso tenía que ser el último del jodido edificio?

Él la miró y ella no pudo evitar estremecerse, por lo que alzó una ceja, antes de tomar su cintura bruscamente pegándola a él y estrellar sus labios juntos, aplastando su espalda contra la pared y forzando su boca a abrirse para recibir a su lengua que empezó a recorrer con desenfrenada pasión su cavidad mientras sus manos se paseaban por su cintura de forma no muy suave que digamos.

Jadeó contra sus labios, sorprendida por la repentina brusquedad, pero en absoluto disgustada. Se abrazó a sus hombros correspondiendo a su beso tratando de corresponder con la misma pasión al tiempo que intentaba resistir el repentino impulso de menear sus caderas contra las suyas.

Tan repentino como comenzó el beso, este terminó con el sonar de la campana que les indicaba haber llegado a su destino. Sofocó una exclamación, recordando donde estaba, y se apartó de él para tratar de acomodar sus ropas y peinar su cabello lo más posible para no delatar el hecho de que bien podrían haberse "apareado" en ese mismo ascensor.

Maldita sea, este hombre/alienígena la volvía completamente loca, casi no se reconocía a ella misma.

Siguió tratando de cambiar su aspecto a uno más decente mientras se tambaleaba torpemente por el pasillo siguiendo a Toshiro hacia la sala de estar donde se reunió el quinteto, solo que esta vez con la adición de Orihime, Shiky y Kimi. Y ella misma, claro. Se sentó en uno de los sillones junto a Toshiro, casi encima de él pero sin ningún tipo de vergüenza, se sentía muy natural y más cuando él rodeó su cintura con un brazo.

Orihime estaba felizmente abrazada a un brazo de Ulquiorra, Renji estaba sentado abrazando a Kimi como si su vida dependiera de ello mientras Shiky los observaba tensa a su lado. Y Shinji y Yukio estaban refunfuñando en otro sillón con caras amargas.

-Genial, ahora resulta que Renji fue el primero en completar su misión.- Hirako chasqueó la lengua. -¿Por qué nadie nos dice nada y tenemos que enterarnos cuando el tipo se apareció aquí con una mujer y una hija?- se cruzó de brazos.

-Y ahora resulta que la "asistencia" que Karin estaba brindando al capitán no era meramente profesional.- Yukio entrecerró los ojos. -¿Desde hace cuánto están juntos, ustedes dos? ¿Y cuándo tenían planeado decírnoslo?- refunfuñó con mala cara. -¿O acaso este es solo otro favor que Karin hace a la causa?- su tono acido le valió un golpe en la nuca de parte del rubio dientón.

-Gracias, Shinji-san.- Karin rodó los ojos. –Y Yukio, deja de insinuar tonterías. Yo voy a ayudar a Toshiro a completar su misión, lo demás no es asunto tuyo.- apretó los puños tratando de controlar su temperamento. Lo peor era que no sabía qué contestar a sus preguntas. ¿Estaban realmente juntos? ¿O él solo lo veía como un favor?

-Muy bien.- Hitsugaya carraspeó. –Inoue Orihime, ¿has aceptado los términos que conlleva el haber accedido a ser la elegida de Ulquiorra?- entró en su modo capitán profesional.

-Por supuesto, aunque…- se llevó una mano a la barbilla con una mueca de preocupación. –Necesitaría un tiempo para arreglar todo y organizar los preparativos para mudarme de planeta.- rió como si el tema no fuera de mayor importancia. –Tengo que despedirme de Tatsuki-chan y todos mis amigos, y aun no sé qué excusa puedo inventar. No me gusta mentir.- hizo un mohín.

-Por la excusa no te preocupes, ya he pensado en eso.- el líder suspiró. –Mañana mismo llegara un anuncio al director de la preparatoria que una de sus profesoras y varios alumnos fueron seleccionados para un instituto especializado en ciencias y deportes en el extranjero. Las notas de Karin y Abarai en deportes son excepcionalmente buenas, y Ulquiorra y yo tenemos notas altas en general, Inoue-sensei siempre se anota a todo. Es una excusa factible y nos cubre a la mayoría. En cuanto a ti, Mijow, imaginó que podrás encontrar formas de librarte de tus ataduras por tu propia cuenta.- la mujer rubia asintió.

-No es la primera vez que tengo que desaparecer de una ciudad.- sonrió acariciando el cabello de su hijita. Claro, ella debía ocultar el hecho de que su hija envejeciera más lento que los niños normales, y le había dicho que se mudó varias veces.

-Aun así.- su sensei retomó la palabra alzando una mano. –Necesitó encontrar un sustituto para mis clases, y me va a tomar al menos una semana despedirme de todos mis amigos.- suspiró abrazándose más a Ulquiorra, que tuvo el sorprendente gesto de acariciar tiernamente su cabello aunque aún con su rostro inexpresivo.

-Yo solo tengo que renunciar a mis trabajos y sacar a Kimi del jardín para niños, no es nada nuevo para mí. ¿Tú estás bien con eso, mi amor?- preguntó a la pequeñita.

-¡Sí, odio la escuela!- la niña no cabía en sí de alegría. -¡Y además, quiero estar con papá!- se abrazó al cuello de Renji, que parecía a punto de llorar en cualquier momento y casi desmayarse cuando ella lo llamó papá.

-Ya he informado a Seireitei sobre la situación. Un nuevo capitán llegara mañana y tengo que estar al menos una semana aquí para instruirlo y asegurarme de que todo esté en orden. Así que calculó que en una semana todos estaremos listos, ¿les parece bien?- preguntó y ellos asintieron, aunque Karin estaba llena de temor y aun no sabía cómo iba explicarle esto a su familia.

Estaba en el proceso de hundirse en sus pesimistas pensamientos cuando la voz de Yukio la sacó de sus cavilaciones.

-Así que… ¿eso es todo? ¿Solo quedaremos nosotros dos?- por primera vez, lo vio guardar su videojuego voluntariamente. -¿Nosotros y ese nuevo capitán? ¿Solo vamos a ser tres?- la realización golpeó a la Kurosaki como bofetada en la cara.

¡Es verdad! ¡Yukio y Shinji se quedaban! El quinteto se separaba. La idea la ponía más triste de lo que creyó posible. Yukio era insufrible y Shinji un pervertido, pero eran sus amigos, y sabía que aunque no lo admitieran los cinco estaban muy apegados entre sí.

-No lo sé, es probable.- Toshiro se encogió de hombros, su tono visiblemente desanimado incluso aunque se notaba que seguía tratando de actuar como si no le importara. –Que yo sepa, soy el primer capitán en completar su misión. No sé cómo procederán en esta situación, lo único confirmado es que el nuevo capitán llegara aquí mañana.-

-¿Y cómo vienen aquí?- Shiky se cruzó de brazos. -¿Con alguna especie de nave espacial o platillo volador?-

-¡¿Platillo volador?! ¡Eso sería genial!- Kimi brincó en brazos de su padre. -¡Mamá! ¡Debiste decirme antes que soy mitad alienígena! ¡Esto es ASOMBROSO!- saltó de un sillón a otro pasando por encima de las cabezas de todos.

-Ya, tú, pequeña diablilla.- Karin la tomó en brazos cuando estuvo a punto de caerse de cara al suelo luego de saltar su cabeza. –Vuelve con tu madre y compórtate que estamos tratando de tener una conversación aquí.- se paró aun llevándola en brazos y se la entregó a Renji y Shiky, el primero la felicitó por sus saltos y la segunda los regañó a los dos.

-¡KYA! ¡Karin-chan, serás una muy buena madre!- felicitó Orihime-chan aplaudiendo efusivamente con estrellas en los ojos.

La adolescente se sonrojó ante aquellas palabras, sentándose un poco más apartada de Toshiro cuando volvió a su lugar.

Continuaron hablando y puliendo detalles por lo que le pareció una eternidad, hasta que recibió el mensaje de Yuzu preguntándole sí iba a cenar allá a lo que le contestó que sí solo para salir de ese ambiente que llenaba su cabeza de preocupaciones.

-Bueno, ya tengo que volver a mi casa. Le prometí a mi hermana que iba a cenar con ellos y no quiero que mi padre armé un escándalo.- informó al grupo poniéndose en pie y ajustando su chaqueta.

-Oh, es verdad que tú eres una menor de edad, Karin-chan.- Shiky la miró con el ceño fruncido. -¿Seguros que su padre aceptara que vaya al extranjero?- miró a los chicos, que se encogieron de hombros. –Yo no dejaría que mi hija se vaya lejos de mi lado ni con dieciséis años.-

-Lo convenceré, él no es una persona difícil.- aseguró. –Y pronto cumpliré diecisiete, así que… Oh, maldita sea.- de repente recordó. –Mi cumpleaños es en una semana y media. ¡Voy a destrozar a Yuzu sí me voy antes de eso!- se dejó caer en su asiento hundiendo el rostro en las palmas de sus manos.

Ya era bastante malo separarse de ella para irse a otro planeta, pero nunca habían pasado un cumpleaños separadas y sabía lo sentimental que era su hermana respecto a esos temas, y ella misma tampoco quisiera perderse ningún cumpleaños juntas.

-Tranquila, Karin.- de pronto sintió la mano de Toshiro en su hombro. –Puedo postergar el viaje hasta tu cumpleaños, solo diré que necesito más tiempo para entrenar al nuevo capitán y asunto resuelto.- la tranquilizó.

-Hmm… ¿Pero a nadie le molesta, verdad?- miró preocupada entre los que tenían que viajar.

-Nah, no te preocupes, linda.- Shiky le restó importancia con un movimiento de la mano.

-En realidad…- Orihime silenció la contestación de Ulquiorra cubriendo su boca con su mano y sonriendo nerviosamente.

-¡Nop, no nos molesta para nada!- contestó por los dos.

Karin sonrió, entonces Toshiro tomó su mano y volvió a ponerla en pie.

-En ese caso, será mejor que ya te lleve a tu casa. Pasa todo el tiempo que puedas con tu familia.- salieron de la sala dando un último adiós hacia atrás pero no fueron al estacionamiento, sino que la llevó a la azotea. –Sube.- se hincó para que pudiera subirse a su espalda, a lo que ella no dudo en saltar sobre él.

Llegaron en un parpadeo, bajando discretamente del árbol frente a su casa puesto que era mediodía y las calles estaban bastante transitadas, pero afortunadamente nadie los llegó a ver excepto un niño de tres años que no les dio mayor importancia.

-¿A qué hora llegara el nuevo capitán mañana?- preguntó curiosa mientras caminaban hacia su casa.

-De madrugada. Vendré a buscarte antes de la escuela para que lo conozcas si te da curiosidad.- propuso.

-Hecho.- sonrió de acuerdo. –Entonces… nos vemos mañana.- se paró en las puntas de sus pies para besar su mejilla y al apartarse pudo ver en sus ojos el deseo de besar su boca, por lo que sonrió diabólicamente, escapando saltando la cerca para correr hacia su casa y dejarlo con las ganas, riendo cuando al mirarlo de reojo a lo lejos vio su rostro lleno de frustración.

Comió con su familia en un buen ambiente, charlando alegremente con Yuzu y no pateando tan fuerte a su padre. No podía creer que en poco tiempo ya no los vería más, pero ya había aceptado la propuesta de Toshiro y lo pensó cuidadosamente hasta decidir que esto era lo que realmente quería. Además, aunque no podría estar más con ellos, le habían asegurado que aún podría hablarles.

Habló por mensajes de texto con Shiky para tener más detalles sobre qué había pasado entre ella y Renji, a lo que la mujer le dio una versión resumida de los eventos que habían tenido lugar la noche anterior y esa mañana antes de la reunión.

Resulta que en el baile ellos pelearon por un momento, hasta que Shiky finalmente acabó confesando que había estado encontrándose con Karin y que ella sabía de la hija que tenían en común. Renji se sorprendió mucho y se puso muy feliz, pero también le reclamó el haberle ocultado a su hija y mantenerlos separados tanto tiempo.

Luego de soportar varios reclamos, ella acabó confesándole sus verdaderos motivos para haberle roto el corazón, y también el hecho de que aún lo amaba. Fue ahí que Renji la besó, y luego exigió conocer a su hija por lo que ambos abandonaron la fiesta.

Kimi se tomó muy bien conocer a su padre, ambos se entendieron rápidamente y accedieron a ir su planeta y abandonar sus vidas humanas para estar con él. Durmieron en su casa esa noche y esa mañana la llevaron a conocer al resto del quinteto alienígena.

En la noche trató de comunicarse con su hermano, pero desde que Inoue-sensei terminó con él no contestaba sus llamadas. Debía seguir muy molesto, y ella no quería irse sin antes arreglar las cosas con su querido hermano.

Se durmió temprano esa noche, emocionada por ver lo que depararía el día siguiente, aunque también estaba algo asustada pues mañana también sería el día en que debía anunciar a su familia que se marchaba y no sabía cómo se lo tomarían.

Despertó con el tono de llamada de su celular indicándole un mensaje. Era de Toshiro indicándole que pronto pasaría por ella y que debía estar lista. Gimió al ver que eran las seis de la jodida mañana, pero se levantó despertando a Yuzu en el proceso.

Se duchó y cambió al uniforme escolar apenas teniendo tiempo de comer una de las tostadas de su hermana antes de que su chico extraterrestre llamara a la puerta. Le abrió y de inmediato fue saludada con un posesivo brazo serpenteando por su cintura a la par que sus labios se apoderaban de los suyos en un corto pero apasionado beso.

Enrojeció como tomate al escuchar las risitas de Yuzu quien sin duda los había visto, golpeando en el hombro al de ojos extravagantes antes de jalarlo fuera y cerrar de un portazo.

Abrió la boca dispuesta a darle una buena tanda de gritos, pero de nueva cuenta fue silenciada con más besos que la dejaron sin aliento hasta que finalmente perdió las ganas de regañarlo, solo cediendo y subiéndose a su espalda con la cabeza baja en la derrota pero dispuesta a disfrutar de su viaje por los aires.

Llegaron a la azotea de su edificio y bajaron hasta el departamento donde se oía ya el leve murmullo de varias voces.

-¡Ahí estás, capitán!- exclamó Hirako al verlos llegar. -¿Dónde está el nuevo capitán?- preguntó visiblemente impaciente.

-Esperen aquí.- solo dijo, dejando a Karin allí y volviéndose a retirar.

La Kurosaki se encogió de hombros y fue a sentarse junto a Orihime y Shiky quien sostenía a su soñolienta hijita.

Cuando el aún capitán volvió, sostuvo la puerta abierta dejando entrar a…

La boca de absolutamente todos cayó al ver a una pequeña mujer de ojos violetas y cabello corto hasta la barbilla entrando con paso grácil, seguida de cuatro muchachos que casi le doblaban el tamaño tras de sí.

-¿Pero qué demonios?- a Yukio no le molestó expresar en voz alta lo que todos estaban pensando.

-Mucho gusto.- la pequeña mujer se cruzó de brazos con autoridad. –Soy Kuchiki Rukia, seré su nueva capitana.- hizo una pequeña reverencia. –Pero por ahora, llámenme teniente Kuchiki, al menos hasta que el capitán Hitsugaya parta de nuevo a Seireitei.-

-¡Rukia!- Renji se levantó de golpe de su asiento. –H-hola… cuánto tiempo.- frunció el ceño. Esos dos obviamente se conocían.

-Renji.- ella sonrió apenas. –Ha pasado tiempo. Me entere de que ya eres padre. Felicidades.- asintió en señal de reconocimiento.

-¿Ustedes se conocen?- Shiky de inmediato intervino en la conversación, parándose entre medio de los dos conocidos con su pequeña hija en brazos. Karin podía sentir el toque de cautela en su voz, y, ya habiendo experimentado la sensación de celos, podía adivinar que algo parecido estaba sintiendo en ese momento.

-Solíamos estar comprometidos de niños.- admitió la mujercita. –Pero eso fue antes de la guerra, todos solían tener prometidos, pero las leyes cambiaron a raíz de la enfermedad.- se encogió de hombros.

¿Todos solían tener prometidos?

-¿Tú eres una de esas mujeres estériles que sobrevivieron a la enfermedad, Kuchiki-san?- preguntó inocentemente su sensei.

-Así es, aunque la enfermedad me tuvo en coma por varios años.- suspiró decaída, antes de volver a su gesto profesional. –En fin, he venido para sustituir al capitán Hitsugaya y hacerme cargo de los operativos Hirako y Vorarlberna, sumando a estos cuatro chicos que vienen conmigo. Sentaro.- señaló a un tipo fornido de piel tostada. –Hanataro.- señaló a un chico de apariencia frágil que Karin sentía la extraña necesidad de golpear. –Ikkaku y Yumichika.- señaló a un calvo y un afeminado. –Como el equipo empezó con siete integrantes originalmente, pensaron que era bueno volver a la cifra original y me creyeron capaz de manejarlo.- explicó a Toshiro.

-Entiendo.- él asintió comprensivamente. –Sin embargo, he de admitir que me da curiosidad… Creí que todas las mujeres estaban dentro del programa de protección de Yonbantai. ¿Cómo conseguiste el puesto?- se llevó los dedos a la barbilla.

-En vista de sus reportes y la ayuda que le proporciono la fuente de información femenina.- Karin hizo una mueca al reconocer el nombre que le había puesto para que todo su planeta lo vea. –El Área de Restauración creyó mejor que sean mujeres las que comanden estas misiones, después de todo, entre nosotras nos entendemos o algo así.- se encogió de hombros. –Por accidente acabe peleando contra un Arrancar nivel Vasto Lord, lo derrote e inicie un entrenamiento para ser la primera mujer en pelear en la guerra desde que la enfermedad atacó, pero en lugar de mandarme a la guerra, con ayuda de sus reportes y las conclusiones a las que llegó el Área de Restauración, decidieron nombrarme la capitana de esta misión.- sonrió orgullosa de sí misma.

-Ya veo, mis felicitaciones.- le ofreció una pequeña reverencia. –Es bastante impresionante que hayas sido capaz de enfrentarte a un Vasto Lord aun sin el entrenamiento adecuado, incluso yo tendría problemas para lidiar con uno de esos… Así que, supongo que sabrás enfrentarte a los hollows.-

-Por supuesto, señor. Incluso traje mi espada.- sacó una hermosa katana blanca con un lazo. –No creo que me causen mayores dificultades.- le restó importancia al asunto volviendo a guardar su espada. -¿Cuál será mi fachada para la misión? Dijeron que usted nos asignaría puestos.-

-Nos ocuparemos de eso luego, por ahora… Veo que se han vestido bien para la moda local.- señaló sus ropas que parecían perfectamente humanas, aunque tal vez eran un poco demasiado formales. –Sin embargo los muchachos deberían… vestirse menos formalmente, si van a fingir ser chicos humanos comunes. En fin, también podemos discutir eso luego.- suspiró, luego se acercó a Karin y la tomó de la mano, jalándola para acercarse a la pequeña mujer. –Ella es Kurosaki Karin, mi elegida.- la presentó.

-Tienes buen gusto.- el calvo llamado Ikkaku sonrió perversamente a la adolescente, antes de encogerse cuando absolutamente todo el mundo lo fulminó con la mirada. –Lo siento.- se disculpó nerviosamente.

-Es un placer conocerte, Karin-chan.- Rukia le ofreció una sonrisa amable. –Muchas gracias por todas las aportaciones que has hecho.-

-Sí, me alegra saber que todo el mundo aquí sabe sobre eso.- trató de que su tono no sonora tan sarcástico pero apostaba que más de uno se había dado cuenta de su tono acido. –También es un placer conocerte.- hizo una reverencia a la mujer.

-En fin, yo hoy no iré a la escuela.- Toshiro tomó su cintura una vez se enderezó. –Me quedare para instruir a Kuchiki y los cuatro recién llegados para que así no cometan los mismos primeros errores que nosotros cometimos. No podemos permitir ningún tipo de desliz en esto, ¿entendido?- miró a los cinco nuevos, que asintieron con toda seriedad. –El director hoy te convocara a ti, Abarai y Ulquiorra para darles la noticia de que serán transferidos. Finge sorpresa y excúsame diciendo que estoy enfermo y que tú me darás la noticia. ¿Está bien?- ella solo pudo asentir, aún estaba molesta.

-Bien, pues ya se hace tarde.- Orihime se levantó también. –Yo debó llegar antes que los estudiantes, ya saben.- hizo pucheros.

-Ya, solo vayamos todos en el auto.- Yukio rodó los ojos. –No nos haría mal llegar temprano por una vez.-

-No creo que entremos todos.- refutó Shinji. –Me ofrezco a llevar a las chicas lindas en mi regazo.- sonrió como todo un depravado.

-Puedo llevar a los que falten en mi auto.- propuso Shiky. –No es muy lujoso pero sirve.-

-Bien, entonces deberíamos ir a cambiarnos.- todos los del quinteto menos su líder fueron a sus habitaciones a ponerse los uniformes escolares, seguramente.

-Voy a ir a enseñarles el apartamento.- Toshiro la informó susurrando en su oído. –Quédate aquí a esperar a los otros y vayan a la escuela. Te veré mañana, ¿está bien?- besó suavemente su mejilla antes de caminar hacia los nuevos. –Síganme.- les indicó.

La pelinegra humana fue a sentarse en medio de las otras mujeres humanas ignorando los suspiros enamoradizos de su sensei y los sonidos que buscaban inducir el vómito que hacía la pequeña pelirroja. Shiky, por otro lado, parecía muy sorprendida.

-Wow, esto es raro para mí.- admitió ante su mirada interrogante. –Nunca pensé que vería a Hitsugaya-san actuando como un adolescente enamorado.- rió como si no creyera lo que acababa de decir. –No sé qué embrujo lanzaste sobre él, Karin-chan, pero lo tienes totalmente en la bolsa.- Karin sonrió tensamente.

Sí, claro, sí lo tuviera en la bolsa el tipo no andaría por ahí reportando sus conversaciones como si fueran el clima. O bueno… lo había hecho por el bien de su planeta, ¿no es cierto? Pero aun así estaba molesta, y aun así no tenía el valor para hacer la pregunta. Una simple pregunta.

"Toshiro… ¿me amas?"

Cuando fueron a la escuela, no pasó mucho tiempo de empezar su primera clase del día cuando fueron llamados por el director.

Tal como el albino les había dicho, el director les informó que habían sido seleccionados por sus notas destacadas en ciertas áreas para un programa de intercambio con un instituto extranjero, y que partirían allí el siete del mes de mayo. A Inoue-sensei le comunicarían luego que ella fue aceptada para enseñar en ese supuesto instituto, de seguro, y a ellos les habían pedido comunicarle la noticia a Hitsugaya.

El resto del día escolar se la pasó teniendo que soportar chismes e interrogatorios. Afortunadamente Yuzu hizo gran parte del trabajo sucio contando su historia por ellos a gran parte de la población estudiantil. Todos chismeaban al respecto y muchos los miraban mal, pero tenía preocupaciones más grandes que lo que pensara gente con la que nunca iba a hablar en su puta vida y no conocía ni probablemente volvería a ver.

Iba a ir a otro jodido planeta. ¡Hace dos meses no creía en los extraterrestres y en la última semana estuvo toqueteándose y metiéndose la lengua hasta la garganta con uno en varias ocasiones! Y ahora iba a… se sonrojó, iba a intimar con ese extraterrestre, iba a entregar su virginidad y estaba dispuesta a embarazarse de él, ¡iba a tener un bebé mitad alienígena!

Sip, definitivamente tenía muchas cosas en las cuales preocuparse.

Pero… lo amaba. Realmente, en serio lo amaba, pero no estaba muy segura de sí lo conocía bien. Aún le quedaba muchas cosas que saber de él y lo malo no era que él no le contara, ¡sino que ella no preguntaba porque tenía miedo de las respuestas!

Este lado cobarde que había descubierto de sí misma la frustraba. Ella no era así ¡joder! Esto iba a terminar por producirle jaquecas.

Cuando llegó la hora de Inoue-sensei, ella le informó a la clase, llorando, que iba a irse a enseñar a otra escuela y tendría que dejarlos. Muchos lloraron con ella, los pervertidos porque la profesora más sexy se iba, los idiotas porque ahora no tendrían a quién tenga piedad de ellos en los exámenes, y los buenos estudiantes que realmente la apreciaban.

Al llegar a casa, Karin dejó que su padre la abrazara, extrañándolo tanto a él como a Yuzu.

Se mantuvo cabizbaja, sin hablar por un momento a pesar de sus interrogatorios. No sabía cómo decirlo.

-Yo… fui seleccionada por mis notas altas en deportes para… un programa de intercambio. Tendré que mudarme al extranjero.- soltó en un pequeño susurro. –Y puedo quedarme allí por un año… o más.- por ahora decidió decir solo eso, luego vería qué hacer.

La actitud alegre de sus familiares murió en el acto.

-¿Qué?- susurraron ambos.

-Es una beca muy especial. Podré tener la mejor educación y cumplir mi sueño de dedicarme al futbol. Sé qué hace mucho que no lo juego, pero era por falta de oportunidades, y ahora finalmente me las están dando y yo…- un nudo se formó en su garganta. –Realmente quiero ir.- bajó la cabeza, la culpa pesando sobre sus hombros al tener que mentirle a su familia de este modo. –Lo siento.- sintió la necesidad de disculparse.

Su padre y hermana permanecieron en silencio un momento, antes de acercarse a ella y envolverla en un fuerte abrazo.

-Está bien, hija.- su padre sonaba triste, pero orgulloso. –Tienes que vivir tu vida. Sí no quieres desperdiciar tu oportunidad, entonces te apoyare.- apoyó su barbilla en la coronilla de su cabeza. –No estés triste, vendrás a visitarnos, ¿verdad?-

-Claro que sí.- sonrió correspondiendo a su abrazo. –Claro.-

-Siempre vamos a estar juntas, Karin-chan.- Yuzu sollozó. -¿Solo será un año, verdad? E incluso sí fuera más tiempo, podremos llamarnos, y siempre, siempre vamos a estar conectadas.- rodeó su cintura pegando su mejilla a la suya. –Estoy muy orgullosa de ti, Karin-chan.- estalló en tristes sollozos.

Karin no pudo evitar derramar una sola lágrima, sintiéndose horrible por mentir. Pero el que estaba protegiendo no era su secreto como para decidir qué hacer con él.

-Siempre vamos a estar juntas.- apretó su abrazo alrededor de ellos. –Los tres, e Ichi-nii… y mamá. Siempre vamos a estar juntos.- sonrió con ojos aguados.

Estuvieron así, abrazados, un buen tiempo antes de que su padre chillara la primera estupidez sobre cómo su bebita había crecido y ella tuviera que patearlo, entonces la chica mayor de repente dijo que su beca era un asunto para celebrar y corrió a la cocina para preparar sus platillos favoritos, gritándole que también podía invitar a su novio si quería.

A penas su padre escuchó la palabra novio, de inmediato le exigió invitarlo y empezó a chillar cosas sobre boda y nietos, a lo que ella volvió patearlo con la cara roja como tomate, sobre todo porque su padre había acertado en que su nieto no tardaría en llegar.

Suspirando, decidió que no sería mala idea invitar a Toshiro, realmente le gustaría que su padre lo conociera antes de marcharse… aunque no estaba segura de por qué, tal vez el romanticismo de su hermana ya había afectado su cabeza.

-¿Pasa algo, Karin?- fue lo primero que dijo apenas contestó su llamada.

-Ehh… No, no realmente, solo… Mi hermana va a hacer una cena especial para mí, y mi padre se enteró de que estamos… ya sabes, juntos. Ellos quieren que te invite a cenar. ¿Puedes venir?- preguntó un poco tímidamente.

-No.- su respuesta fría carente de emociones la tomó desprevenida. –Sabes que estoy ocupado, Karin. Tengo mucho que hacer, no puedo hablar ahora. Te veo mañana.- sin más le cortó.

Karin se quedó mirando el celular.

-Bastardo hijo de puta.- gruñó molesta. –Ya verá, cuando quiera besarme lo haré besar el suelo.- pisoteó molesta hacia la cocina, acercándose a su gemela. –Yuzu, dame tu celular. Quiero llamar a Ichi-nii y a mí no me atiende.-

-¿Hmm?- se extrañó, pero aun así le tendió su celular. –Claro, ten.-

Marcó el número de su hermano y él de inmediato contesto.

-Hola, Yuzu. ¿Cómo estás?- contestó amablemente.

-Ichi-nii, soy yo, no cuelgues por favor.- pidió usando su tono más dulce.

-… Lo siento, Karin, pero sigo enojado contigo y no quiero gritarte.- sin más colgó.

Ella rugió molesta y devolvió el celular, pisoteando hasta su habitación maldiciendo a los dos hombres de cabello peculiar que más quería pero la frustraban como nadie más. Idiotas, idiotas, idiotas. ¡¿Quién los necesitaba, de todos modos?! ¡Ella era más que feliz solo con Yuzu! Y el viejo, por qué no…

Cuando la llamaron a cenar, de inmediato el delicioso aroma de la comida de su hermana esfumó su mal humor y cenaron en un buen ambiente, conversando alegremente sobre su futura última gran fiesta de cumpleaños y el escándalo que armaría la rubia para despedirla ya que se iba al día siguiente.

En medio de la cena recibió la llamada del de ojos turquesas, y le cortó con toda la intención, apagando luego el celular para que recibiera el mensaje de que estaba enojada como el infierno y no quería hablar con él.

Luego de la cena fue a acostarse con un mejor humor del que había ido a cenar, pero seguía enojada con su hermano terco y el bastardo que amaba. Aun así, trató de no pensar en eso y tener una buena noche de sueño.

Al día siguiente, como su celular estaba apagado, su gemela tuvo que ir a despertarla y para no llegar tarde se duchó, vistió y bañó a toda velocidad desayunando lo más deprisa posible antes de prácticamente correr a la escuela dejando atrás a su hermana pues se suponía que debía reunirse con el director para firmar algunos papeles antes de que comenzara su primera clase.

Afortunadamente, llegó con solo pocos segundos de retraso, y al ingresar a la oficina se aseguró de sentarse en el lugar más alejado de cierto bastardo de cabellos blancos con el que no quería lidiar aun ignorando su intento de saludarla.

Firmaron los papeles necesarios y luego cuando les tocó volver a clase se adelantó al grupo solo para no soportar las preguntas del porqué de su malhumor. Incluso en la clase no se molestó en voltear hacia atrás por más que lo sintió llamar a su hombro varias veces.

En la hora de Inoue-sensei, esta anunció que ya les había conseguido una profesora sustituta, y que mañana la presentaría a ellos, así que ese era su último día juntos con ella enseñando para ellos. El ambiente fue triste por un momento, pero su alegre profesora no tardó en levantarles el ánimo con un agradable juego en vez del examen que debería haberles tomado por estar en fines de trimestre.

Los rumores sobre su traslado empezaron a extenderse. Yuzu estuvo bastante feliz de enterarse de que su novio iba con ella al igual que sus amigos, decía que le alegraba que no estuviera sola allá. El resto eran chismes maliciosos o de gente envidiosa, así que no le dio mayor importancia. También, Yuzu invitó a absolutamente todos sus amigos o cualquier persona con la que se llevaran bien a su fiesta de cumpleaños, sí que iba a hacer todo un escándalo.

Afortunadamente, pudo ignorar a Hitsugaya todo el día escolar, y al llegar el momento de volver a casa llamó a Shiky para que la llevara con la excusa de que le gustaría que Yuzu y Kimi se conocieran, puesto que tenía el acertado presentimiento de que se llevarían muy bien. Su gemela era excelente con todo tipo de niños.

Siguió ignorando las llamadas del albino hasta que finalmente se rindió de su insistencia de llamarla cada veinte malditos minutos. Pero entonces empezó a mandarle mensajes, que decidió ignorar olímpicamente.

Primero, el bastardo la trataba como revista de cultura humana que podía compartir con todo el que se le diera la gana sin siquiera decirle, después la ignora tratándola como si fuera una molestia y ¿ahora quiere que actué como si nada? Nop, no se la iba a poner tan fácil.

Al día siguiente fue a la escuela preguntándose quién podría ser el reemplazo de Inoue-sensei. Cuando llegó al salón no vio a ningún profesor, y la primera hora se suponía que la tenía Orihime-chan, así qué se preguntó el porqué del retraso del nuevo profesor.

Cuando llegó a su asiento, decidió dedicarle una pequeña mirada a Toshiro, descubriendo que él la miraba ceñudo de una forma que de alguna manera le produjo escalofríos, por lo que rápidamente volvió su vista al frente.

Luego de un par de minutos, sorprendentemente fue Orihime-chan la que ingresó al salón.

-¡Atención clase!- llamó la atención de todos. –Yo, en este mismo momento, ya no soy su profesora.- suspiró tristemente. –Así que, permítanme presentarles a su nueva profesora.- volteó la cabeza hacia la puerta. -¡Entra, querida!-

Lo primero que vieron entrar por la puerta fue una bota rosa brillante con lentejuelas y un tacón de cinco centímetros que dio paso a una mujer con una falda rosa llena de moñitos y más lentejuelas y una blusa manga larga color negro pero que tenía mangas abullonadas como esas de princesas. La mujer tenía los ojos y el cabello color fucsia atado en dos coletas súper infantiles con un aún más infantil sombrero con orejas de conejo.

Era guapa, pero su gusto era todo lo que Karin consideraba impío y el horror más grande de esta tierra.

-Soy Dokugamine Riruka.- se presentó ella. –Seré su nueva profesora. Esta es mi primera clase, así que esperó que nos llevemos bien.- sonrió llevándose las manos con uñas pintadas de rosa a las caderas.

-Riruka-chan es una buena amiga mía.- Orihime aplaudió con emoción ante la presentación de su sustituta. –Tiene un carácter… peculiar, pero confió en que sabrán entenderse. Cuida mucho a mis niños, Riruka-chan.- abrazó a su amiga con lágrimas en los ojos.

-Sí, sí, no te preocupes, sobrevivirán.- le palmeó la espalda incómodamente.

Su antigua sensei se paseó por todas las mesas para dar abrazos o besos a los estudiantes de su clase favorita, antes de irse prácticamente dejando un charco con sus lágrimas.

-¡Nunca los olvidaré!- gritó dramáticamente agitando un pañuelo mientras desaparecía por la puerta.

-Bien, eso fue muy conmovedor y todo…- habló la nueva profesora. –Pero ahora el director me dijo que están atrasados en esta materia, así que guarden todo y saquen una hoja y un bolígrafo. Tienen examen sorpresa.- sacó una tiza y empezó a escribir en la pizarra ignorando las mil y un quejas que se alzaron de parte de todos los descontentos estudiantes.

La boca de Karin cayó y de inmediato pudo decir que la profesora ya no le agradaba y cuánto extrañaba a Inoue-sensei, pero tuvo que comerse sus quejas y sacar una hoja para hacer ese examen aun maldiciendo a Dokugamine-sensei en el interior.

Poco a poco, al ver que esta sensei no era alguien que pudieran aplacar ni que tuviera ningún tipo de piedad, las quejas fueron cesando y todos se concentraron en cambio en ver la forma de pasar este examen sorpresa, dejando en silencio a todo el salón excepto por… el ruidito molesto del videojuego de Yukio.

La tiza de su profesora se rompió en sus dedos cuando el sonidito del videojuego fue lo único que persistió una vez todos los otros cesaron, y, lentamente, fue volteando hacia la fuente de dicho ruido, hallando al rubio muy concentrado en su juego.

Entrecerró los ojos peligrosamente y caminó hasta el vicioso de ojos verdes, cruzándose de brazos y carraspeando.

Yukio la ignoró por un momento, antes de que ella volviera a carraspear más fuerte, haciéndolo suspirar mientras el sonidito que indicaba la pausa resonaba.

-¿Puedo ayudarla en algo, Dokugamine-sensei?- puso su sonrisa más encantadora.

-Dame ese videojuego, jovencito.- le enseñó la palma de su mano con la clara intención de que en serio estaba esperando que Yukio le entregara la mitad de su alma. –Esta es la hora del examen, no del receso. Te lo regresaré cuando mi hora termine.-

Las cejas rubias se fruncieron con irritación, pero su sonrisa solo se agrandó mientras tomaba la mano de su sensei con la suya enguantada y la volteaba para depositar un breve beso en el dorso de su mano.

-No nos habíamos presentado adecuadamente, Riruka-sensei, pero no hubiera sido nada menos que una gran ofensa de mi parte el no presentarme adecuadamente a tal bella y joven profesora.- miró directo a los ojos de la mujer excesivamente femenina. –Soy Yukio Hans Vorarlberna, un placer.-

Karin rodó los ojos al reconocer lo que el rubio estaba haciendo. Siempre hacía lo mismo con todas las profesoras, las halagaba y engatusaba para que se encantaran con él, y en caso de que eso no funcionaba, ahí recurría al truco del soborno, todo para conservar su hermoso videojuego.

-¿Pero qué demonios contigo?- su sensei, utilizando un lenguaje no muy propio de una profesora, miró al rubio como si fuera una especie de bicho raro. –Solo dame el videojuego, mocoso, no tengo todo el día.- apartó su mano y se cruzó de brazos.

Yukio hizo una mueca al reconocer que la mujer no iba a caer en sus encantos, entonces sacó su billetera, enseñando una cantidad de billetes que hizo a todos los otros profesores que había sobornado antes dejar caer su boca abierta.

-Oh, vamos, Riruka-sensei.- su tono encantador seguía ahí, pero estaba recubierto de irritación que difícilmente ocultaba. –Ese videojuego vale mucho… Solo diga su precio y tal vez… lleguemos a un acuerdo.- propuso con una sonrisa aún más dulcificada.

La Kurosaki volvió a rodar los ojos cuando vio que esta sensei también se quedó con la boca abierta, pero de inmediato notó que parecía más… indignada que asombrada.

-¿Y qué demonios hace un chiquillo rico como tú en una escuela pública?- negó con la cabeza. –Cada vez entiendo menos el mundo… En fin niño, déjate de juegos y dame ese videojuego, y por tratar de sobornarme se quedará conmigo hasta mañana.- sin esperar que diga nada más, se lo arrancó de las manos y antes de que Yukio pudiera hacer nada lo guardó en su escote.

Los hombros del rubio vicioso al igual que su boca cayeron abiertos mientras sus ojos se ampliaban tanto como el del resto de los estudiantes, sin poder creer que una profesora realmente se había resistido a sus adinerados encantos.

Karin no pudo evitar reprimir una risa, pese a que esa profesora no era de su agrado, debía admitir que le causó mucha gracia que le haya ganado la discusión al rubio insufrible, a ver si así se le bajaba un poco su desmesurado ego.

El examen no fue tan difícil, realmente. Como creyó que habría prueba ayer estudió un poco de sus apuntes y no tuvo muchos problemas en recordarlos. De todos modos no importaba si aprobaba o no, en poco tiempo se mudaba de planeta. Con un bastardo…

Al salir de clase se dispuso a caminar a casa con su hermana para evitar al albino de nueva cuenta, pero solo estaba a media calle de distancia de la escuela cuando sorpresivamente sintió dos manos tomarla por la cintura y de pronto se halló colgada sobre el hombro de Toshiro como si fuera costal de papas.

-¡TOSHIRO!- chilló indignada. -¡¿Pero qué demonios piensas que estás haciendo?! ¡Bájame en este mismo instante!- exigió pataleando, pero él la ignoró por completo, empezando a caminar hacia un callejón. -¡AGH! ¡Yuzu, ayúdame! ¡Has algo!- suplicó a su hermana, pero la muy maldita solo se dedicó a soltar picaras risitas.

-¡Suerte, tortolitos!- les deseó mientras seguía su camino a casa sin dejar de reír.

Apenas quedaron fuera de la vista de las demás personas él saltó al techo de un edificio, llevándola por los aires hasta su edificio, aun en esa incómoda posición por lo que Karin realmente agradecía que estuvieran contraviento o sino muy probablemente su brillante ropa interior roja le daría un espectáculo a quién pudiera estarlos viendo (según los chicos no era imposible que alguien los viera cuando viajaban así, pero no había peligro en eso porque pasaban demasiado rápido como para que lo atribuyeran a algo más que su imaginación), aun así no quisiera que nadie viera su ropa interior ni por medio segundo, muchas gracias.

En cuanto la bajara lo mataría, eso asegurado.

Sorpresivamente, no fueron a la azotea como siempre, sino que saltaron directo a una ventana del edificio, entrando en lo que reconoció como su habitación. ¿Pero qué rayos quería este bastardo arrogante ahora?

Gruñó cuando la arrojó descuidadamente en su cama, y por un momento se sonrojó al pensar en las cosas que podrían hacer en esa cama, pero él solo se sentó en el costado de la cama y la jaló para sentarse a su lado.

-Muy bien. Ahora quiero que me digas qué rayos está pasando contigo.- la miró ceñudo.

-No sé de qué hablas.- se cruzó de brazos. –Y yo quiero que me digas por qué rayos me trajiste así aquí.- gruñó molesta.

-Me estabas ignorando, ¿qué más querías que hiciera?- se encogió de hombros como si no fuera nada.

-Tsk, bastardo arrogante.- se llevó las manos a las mejillas y los codos a las rodillas. –Sí tienes algo que decir dilo ahora.- sabía de lo que estaba hablando, obviamente, pero no iba a reconocerlo.

-Estás distante, pareces molesta y me ignoras. ¿Hice algo que pudo haberte molestado?- bueno, ¿por dónde empezar? ¡Tal vez por el hecho de que le había ocultado lo que estaba haciendo con todas sus conversaciones cuando lo primero que le prometió fue no volver a ocultarle nada a cambio de su ayuda!

-No, olvídalo. Son tonterías mías.- por supuesto, ¿qué derecho tenía ella de quejarse del hombre que intentaba salvar a su planeta?

-Sí estás enojada debes decírmelo. Tiene que haber comunicación entre las parejas.- frunció el ceño. "Oh, ¿al igual que tú me comunicaste que escribías todo lo que te decía para que tu mundo lo vea?" –Debe haber confianza entre nosotros.- "¿siquiera somos una pareja? ¿O tú crees que solo te estoy haciendo el favor?" –Sí estás molesta, dímelo.-

Ella tomó una larga y profunda respiración. Sí, sí estaba molesta. Pero no quería decírselo, porque podría llevar a que le hiciera preguntas más indagadoras, preguntas que podrían llevar a la verdadera raíz de su enojo.

Estaba enojada consigo misma, enojada porque era demasiado cobarde para ella hacer la pregunta de la que tan desesperadamente quería saber la respuesta.

¡Pero es que ella no era así! ¡No era una cobarde! Solo él podía causar este efecto en ella, hacerla sentir tan… vulnerable, indefensa.

-No estoy molesta.- mintió. –Solo… solo hay algo que quiero saber.- tragó saliva. El momento llegó, ya no podía seguir postergándolo. –Toshiro…- los nervios comenzaron a invadirla, casi haciéndola retroceder por un momento, pero se ordenó a sí misma juntar todo su valor. -¿Tú me amas?-

Listo, lo soltó. Estaba hecho.

Mantuvo la cabeza gacha en espera de una respuesta, animándose a dirigir su mirada hacia el chico cuando esta se demoró demasiado en llegar, tanto que el miedo ahora había aumentado al punto de casi parecer querer tragársela viva.

Hitsugaya la miraba intensamente, casi como si estuviera tratando de adivinar sus intenciones tras esa pregunta, pero luego su mirada cambió a una más reflexiva, dando a entender que estaba pensando cuidadosamente en qué responder. Sea cual fuera su respuesta, sería pura sinceridad.

-Karin, yo te apreció.- finalmente contestó con la más seria de sus miradas.

Karin sintió su corazón resquebrajarse y caer en el más oscuros de los pozos de la decepción.

¿Aprecio? ¿Eso era todo lo que sentía por ella aparte de atracción física? ¡Era menos que un te quiero y apenas poco más que un me gustas! Y se sentía mil veces más doloroso. Pero de alguna forma, sabía que debía haberlo estado esperando. ¿Por qué creyó que él la amaría como ella lo amaba? Tal vez su amor se lo había llevado alguna prometida fallecida allá en su planeta.

-Oh.- solo pudo decir, tratando de que no fuera tan evidente el hecho de que sus ojos estuvieran ardiendo en lágrimas no derramadas.

-¿Por qué lo preguntas? ¿Tú que sientes por mí?- su tono estaba recubierto de cautela.

¿Qué debía responder a eso luego de lo que dijo? ¿Qué lo amaba con todo su ingenuo y molido corazón? No, no iba a decírselo. Él NUNCA podría saberlo. Se lo ocultaría toda la vida de ser necesario. No podía saberlo.

-Me gustas.- se encogió de hombros con frialdad, lanzando sus aplastados sentimientos en una caja y pateándola al fondo de su mente encerrada en muros de roca volcánica fundida para que nadie nunca más pudiera llegar a ellos.

Él no podía saberlo.

-Oh.- por un momento creyó que fue decepción lo que percibió en su tono, pero ya no se iba a engañar más. Ya no iba a ilusionarse.

Lo suyo era atracción física, pues bien. No se necesitaba amor de por medio para procrear a un bebé, eso lo sabían de sobra muchos padres adolescentes en la actualidad. Él no la amaba, pues bien, ella ya no sufriría por eso, el plan seguiría como se planeó.

Karin nunca iba a decírselo. Toshiro nunca lo sabría.

Continuara...

Holaaa! :D

Wuuu! Que capitulo! xD Este es el más largo del fic hasta ahora, con muchas emociones, nuevos personajes y nuevos misterios y bla, bla, bla :v

Y eso q a este fic le falta poco para volverse a ir al Hiatus :P Recuerden q cuando termine Honor al Amor Extraterrestrial entra en Hiatus solo un rato para que pueda recuperar algo de tiempo con mis OS

En verdad espero q este cap les haya gustado :)

A este fic aun le queda bastante! Pronto cambiaremos de escenario al planeta del quinteto! Adios Tierra! :'v Y, el quinteto se separa! QnQ Eso me va a doler x'D Pero bueno, no es q van a estar completamente incomunicados xP

MUCHAS GRACIAS por sus reviews! En verdad los amo! TwT

Supongo q ahora debería escribir HaA... o algun otro de los q tengo, quién sabe owo De todos modos actualizare primero el q más se me dé la gana XD

Los personajes de Tite Kubo! Y no olviden unirse al grupo de facebook Universo HitsuKarin o estaran muertos para mí o.ó OknoxD Pero en serio, unanse! No se arrepentiran ;D

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!