Extraterrestrial.
Capítulo doce: Un vaso de agua es bueno para el alma.
Apenas regresaron del hospital, Karin de inmediato sentó a Yuzu en el sofá y le llevó un vaso lleno de agua fresca que ella se bebió rápidamente de un sorbo, por lo que la próxima vez le llevó el vaso y la jarra.
Deberían estar preparando todo para la fiesta, pero ambas estaban demasiado pensativas como para siquiera pensar en festejar, ni siquiera escucharon los golpes en la puerta sino hasta que su padre se apareció brincando para abrir la puerta y fue recibido por una patada en la cara de parte de su hermano.
Al ver a los dos hombres de su familia, la pelinegra le lanzó una mirada inquisitiva a la rubia.
-¿Deberíamos decirles ahora?- preguntó en un susurro.
Yuzu se mordió el labio, luciendo terriblemente asustada. Karin tomó sus manos y le sonrió para recordarle que estaba allí, estaba a su lado y no la dejaría sola, entonces ella asintió con la determinación brillando en sus ojos marrones.
-Vamos a decirles ahora.- exclamó decidida.
-¿Decirnos qué?- ambas se congelaron ante la pregunta de su hermano, que las miraba curioso con su pie enclavado en la cara de su padre desparramado en el suelo. La gemela mayor empezó a temblar como hoja, antes de que la menor la abrazara con fuerza acariciándole la espalda en un intento de tranquilizarla. -¡Yuzu! ¿Qué pasa?- Ichigo de inmediato se alejó de su padre para acercarse a ellas. -¿Estás bien? ¿Qué tienes?-
-Ichi-nii, viejo… Yuzu y yo necesitamos hablar muy seriamente con ustedes.- masculló con dureza Karin, aun frotando círculos reconfortantes en la espalda de su hermana. –Tomen asiento y guarden silencio.- Ichigo de inmediato abrió la boca para protestar. -¡Que te calles, Ichi-nii! Esto es serio y es muy difícil para Yuzu. No la pongas más nerviosa.- su hermano aún se vio inconforme, pero bastó una sola mirada a la temblorosa rubia para que finalmente bufara y se sentara en el sofá frente a ellas jalando a su padre.
-¿Qué sucede, mis hermosas niñas?- su padre se retorció en el sofá con cara de idiota y lágrimas en los ojos. -¿Necesitan un abrazo de papi?- quiso lanzarse hacia ellas, pero su hermano lo detuvo de un golpe.
-Gracias, Ichi-nii. Ahora, primero que nada necesito que me hagan una promesa.- ellos la miraron confundido. –Quiero que prometan que pase lo que pase, diga lo que diga, ustedes no se levantaran de ese sofá hasta que terminemos de hablar.- los miró seriamente. –Pero no lo prometan solo por prometer, sí realmente nos respetan y aman, entonces se quedaran sentados hasta el final.- dijo con voz firme, esperando que esto funcionara.
Ambos hombres se pusieron extremadamente serios.
-Lo prometo.- asintieron solemnemente.
Karin suspiró aliviada. Esperaba que la promesa funcionara para que todos acaben vivos al final del día. Ahora solo tenían que… decirlo. Yuzu parecía a un pelo de desmayarse y solo miraba nerviosamente a los tres, por lo que debía ser ella la que lo dijera. Y a pesar de que el foco de esto giraba alrededor de su hermana, todavía se sentía muy nerviosa al respecto.
¿Cómo decirlo?
Bueno, sí no lo decía pronto puede que se le agotara el valor y que la rubia realmente se desmayara, así que lo mejor era hacer las cosas como siempre las hacían los Kurosaki. Directo y sin tapujos.
-Yuzu está embarazada.- soltó de golpe.
Todos se congelaron. La sonrisa de apoyo que su padre había estado tratando de darles se desvaneció. El rostro de Ichigo se desencajó por completo. La misma Yuzu la miró con incredulidad por su falta de tacto. E incluso Karin tuvo que admitir que tal vez debió decirlo con más delicadeza. Pero bueno, al menos lo había dicho finalmente y al menos nadie estaba gritando o queriendo matar a Jinta como pensó que sería la reacción inmediata.
-¡¿QUÉ?!- oh, esperen. Habló demasiado pronto. Ichigo ya estaba gritando y con rostro de asesino en serie. -¡¿Cómo demonios…?!...- empezó a ponerse rojo de la ira. -¡JINTA! ¡VOY A MATARLO!- se levantó del sofá de un salto y quiso alejarse, pero su padre lo tomó del brazo y lo jaló haciendo que se cayera de nuevo en el sofá. -¡¿Qué demonios, viejo?! ¡El bastardo bribón embarazó a tu hija! ¡Hay que hacerlo trizas!-
-¡No por favor!- Yuzu empezó a llorar. -¡Él no sabe nada, ni siquiera es su culpa!-
-¡¿Cómo puede no ser su culpa?!- chilló su hermano aun intentando zafarse del agarre de su progenitor. -¡Ese infeliz se atrevió a…!...-
-¡Suficiente, Ichigo!- el grito estridente del mayor hizo a todos callar, incluso Yuzu dejó de sollozar. –Les prometiste a tus hermanas que te quedarías sentado aquí y las escucharías. Así que sí las amas y las respetas, cerraras la boca, te guardaras tus protestas y te sentaras aquí en silencio como un buen hermano por una vez.- lo miró severamente.
Ichigo abrió la boca seguramente para protestar, pero entonces se fijó en el rostro lloroso de la mayor de las gemelas y la mirada traicionada de la menor y apretó los labios en una fina línea, antes de suspirar y sentarse en el sofá de brazos cruzados con el ceño fruncido con frustración.
-Bien, escucharé hasta que terminen de hablar, pero no puedo prometer que no mataré al bastardo de Jinta de todos modos.- murmuró enfurruñado.
-Alguien vertió licor en el ponche la noche de la fiesta hace unas semanas, y Jinta y Yuzu bebieron y se emborracharon y bueno… ahora está embarazada.- suspiró, tomando la mano de su hermana en un intento de tranquilizar sus evidentes nervios.
-Él estaba mucho más borracho que yo, ni siquiera lo recordaba a la mañana siguiente, les juró que fue mi culpa.- insistió al borde de las lágrimas. –Aún no le he dicho nada, no sé cómo decírselo. Apenas cumplimos diecisiete y ya seremos padres.- volvió a sollozar, recordando el hecho de que Jinta cumplió sus diecisiete solo el mes pasado. –Ni siquiera tengo el valor para decírselo a ustedes ¿cómo voy a decírselo a él?- se llevó las manos al rostro. –Lo peor es que aún hay más.-
-¿Más?- preguntaron ambos hombres confundidos.
Yuzu quiso hablar, pero las palabras parecieron atorársele en la garganta y miró suplicante a Karin, que suspiró una vez más, preguntándose por qué tenía que decir ella las cosas más difíciles. Pero bueno, todo sea por su amada y aterrada hermana.
-Hoy fuimos al hospital para confirmar el embarazo…- esta vez decidió tener más tacto y decir la noticia con sutileza. –Y lo hicieron, y además dijeron que Yuzu…- tomó aire, ahora arrepintiéndose por elegir decirlo con cuidado. Era mucho más fácil ser directa. –Bueno… ella está... esperando… gemelos…- susurró con voz apenas audible.
Ambas miraron con atención a los hombres, que de nuevo parecían haberse congelado. Entonces, de pronto, los dos se desplomaron en el sofá, completamente desmayados.
Por segunda vez en el día, Karin tuvo que ir por vasos y una jarra de agua para sus alterados familiares. Yuzu estaba sentada ahora junto a su hermano abanicándolo con una revista que encontró por ahí mientras él miraba con ojos desorbitados el techo. Su padre estaba en posición fetal sollozando el nombre de su madre en medio de incoherencias. Ambos aceptaron con manos temblorosas los vasos de agua y bebieron con desesperación, por lo que rápidamente tuvo que servirles más.
-Voy a matar a Jinta.- fue lo primero que dijo el mayor de los hermanos una vez recuperó la capacidad de hablar.
-¡Pero él no sabe nada!- protestó Yuzu con un puchero.
-¡Pues se va enterar cuando lo esté castrando!-
-¡No te atrevas a decírselo, Onii-chan!- de repente la mayor de las chicas cambió totalmente su expresión a una de ira, y empezó a golpear a Ichigo en la cabeza con la revista. -¡No quiero que lo golpees ni que lo insultes! ¡Yo debo ser la que hable con él antes que nada!- afirmó.
Todos la miraron boquiabiertos. ¿Dónde quedó la dulce e inocente Yuzu? Bueno, ahora ella estaba embarazada y un poco bipolar.
-Lo siento… será a tu manera…- Ichigo se encogió ante la fiera mirada de su hermana normalmente dulce. –No te alteres… podría hacerte mal.- de repente dejó su actitud de hermano celoso y pasó a ser el hermano sobreprotector. -¿Quieres agua?- le tendió su vaso, que ella tomó con un suspiro.
-Bueno, hija, sin duda nos diste una gran sorpresa.- Isshin rió nerviosamente después de tomar su cuarto vaso de agua. –Pero… ¡Nietos! ¡Seré un abuelo de dos lindos gemelitos! ¡HURRA, HURRA!- de repente dejó su vaso y comenzó a brincar por toda la casa.
Karin lo miró irritada y lo habría golpeado de no ser porque sus payasadas hicieron sonreír a Yuzu. La aliviaba enormemente verla feliz, ella necesitaba mucha alegría en estos momentos tan difíciles. Sobre todo porque no sabía sí estaría para ella más adelante.
Una vez su padre y su hermano terminaron de asimilar la noticia, Ichigo finalmente prometió no hacerle ningún daño a Jinta (por el momento) y una vez Yuzu confirmó que aún quería tener la fiesta, ambos insistieron en ser los que limpiaran la casa para que ella no se esforzara por su estado. La pelinegra rodó los ojos ante su exageración, pero la rubia creía que eran muy tiernos.
La fiesta empezaría a las cinco y ya era mediodía así que después de comer un almuerzo ligero Karin decidió que ayudaría a Yuzu a cocinar en todo lo que pudiera con sus escasos conocimientos culinarios y tal vez así pudieran tener todo listo a tiempo. Solo necesitaban cocinar Onigiri y Yakitori para la noche, y pastelillos y galletas para la tarde, todos los otros bocadillos los tenían ya comprados y probablemente compraran pizza luego. Solo faltaba comprar las bebidas pero su padre prometió encargarse de eso.
-¿Y cuándo planeas decírselo a Jinta?- preguntó Karin en medio de cortar la carne después de un rato de haber estado hablando de cosas irrelevantes.
-No lo sé… No tengo idea de cómo se lo tomará.- murmuró Yuzu tristemente mientras picaba unos vegetales. –Me da mucho miedo que se lo tomé mal o…- sus manos temblaron aun sosteniendo el cuchillo y una zanahoria. –O que me dejé sola.- su voz se quebró.
Karin la miró con tristeza mientras ella se recomponía y volvía a picar las zanahorias.
Una parte de su mente creía que Jinta nunca sería capaz de hacerle eso a Yuzu, él adoraba el suelo por el que ella caminaba desde los diez años y estuvo literalmente más de media década intentando hacer que ella se fije en él. Pero otra parte de su mente no dejaba de recordarle que Jinta podía ser un cobarde egoísta a veces, y estúpido, muy estúpido. ¿Qué pasaría si el idiota rompía el corazón de su hermana y ella no estaba ahí para golpearlo? Bueno, era bastante obvio lo que pasaría: Ichigo lo mataría.
Por mucho que odiara admitirlo, Jinta era un buen amigo para ella, aunque desde que entraron en la preparatoria se habían distanciado un poco teniendo en cuenta que en primaria y secundaria lo veía al menos todos los fines de semanas para jugar futbol, beisbol o videojuegos. Siempre supo que le gustaba su hermana, y desde secundaria Yuzu empezó a fijarse en él también. Pero la idea de ellos dos juntos siempre la contrarió porque, si bien quería que fueran felices y todo eso, Jinta podía ser un cobarde muy estúpido y Yuzu se la pasaba de flechazo en flechazo buscando su príncipe azul. Ahora finalmente estaban juntos porque Jinta de repente cobró valor y fue por ella, pero ¿qué pasaba sí el embarazo le quitaba ese valor? ¿Qué pasaba sí volvía a portarse como una gigante gallina roja y volvía a huir de Yuzu en vez de acompañarla?
Él necesito que le diera literalmente una patada en el culo para tener el valor de solo invitar a salir a su hermana, tal vez necesitaría también otra patada una vez descubriera la gran responsabilidad que le esperaba. ¿Quién lo patearía sí ella estaba en otro planeta? Nadie, porque sería brutalmente asesinado por Ichigo. Pero sí ella estuviera aquí… entonces podría patearle el culo todas las veces necesarias para que entrara en razón y en el caso extremo de que fuera demasiado estúpido como para perdonarlo, entonces debería estar aquí para apoyar a Yuzu y sus gemelos.
¿Pero qué diría Toshiro sí lo dejaba plantado?
Todo estaba listo para su partida, habían hecho tantos planes y él estaba tan feliz… ¿Cómo podría dejarlo? Y sin embargo… ¿Cómo podría dejar a su hermana?
Ella lo necesitaba muchísimo más que él, que ni siquiera la amaba realmente. Sí lo dejaba tal vez eventualmente encontraría alguna otra chica para ayudarlo… olvídenlo, eso solo sobre su cadáver, tal vez pudiera esperar a que los gemelos nacieran y entonces podría volver a considerarlo. A menos que se ofendiera porque lo abandonara ahora y no quisiera volver a tener nada que ver con ella y todo se arruinara y terminé con el corazón roto… pero al menos entonces podría ser la divertida tía solterona.
Suspiró mientras ayudaba a Yuzu a darle forma al Onigiri intentando imitar su forma triangular. No le salía tan perfecto como a la mayor pero no estaba tan mal. Yuzu sin duda sería una madre increíble… ¿Pero Karin? Ella apenas podía cocinar para salvarse la vida. Tampoco era muy buena con los niños, no tanto como su hermana… ¿Cómo podría ella criar un bebé en otro planeta?
Para cuando finalmente la embarazada le dijo que ya no necesitaría más su ayuda y podía ir a ocuparse de otros asuntos, de inmediato corrió a tomar sus propios buenos vasos de agua para bajar un poco la ansiedad que había comenzado a embargarla por todos los pensamientos corriendo frenéticamente por su mente.
Una vez más calmada, bajó a la sala y decidió ayudar a su hermano a correr los muebles para que haya más espacio puesto que habían invitado a una buena cantidad de personas a su fiesta de despedida y también vendrían varios amigos de Orihime que era una persona muy sociable.
Al poco tiempo tocaron a la puerta y Karin fue a abrir, encontrándose con Renji, Shiky, Kimi, Shinji y Yukio. Shinji estaba cargando unos grandes parlantes con ayuda de Renji, mientras que Shiky traía una bolsa llena de decoraciones para la fiesta. Kimi tenía un adorable disfraz que consistía en dos antenas de insecto y alas de mariposa color verde por alguna razón. Yukio solo estaba con su videojuego de lentejuelas rosas.
-Así que… ¿Realmente tienes una hija?- Ichigo se apareció delante de Renji con los brazos cruzados. -¿Acaso fuiste padre a los doce o trece años?- miró con incredulidad a la niña que realmente tenía cinco pero parecía de unos tres o cuatro. –En ese caso me alegra que Karin haya terminado contigo o lo que sea.- rodó los ojos mientras tomaba uno de los parlantes y lo llevaba a la sala.
-En realidad tengo dieciocho, reprobé un par de años. Kimi nació cuando tenía quince.- mintió Renji fácilmente para que su hermano no lo mirara tanto como a un bicho raro.
-Ok… De todos modos no me gustabas para Karin. El de pelo blanco tampoco me gusta, pero al menos no tiene tatuajes.-
-¡Oye, mis tatuajes son geniales!-
-¡Los tatuajes de papi son geniales!- chilló Kimi corriendo dentro de la casa para comenzar a brincar en los sofás. -¡Yo quiero tatuajes también!- eso borró la sonrisa orgullosa del pelirrojo.
-¡No hasta que seas mayor, jovencita!-
-De tal palo tal astilla.- suspiró Shiky cerrando la puerta detrás de sí, ya que Yukio, que fue el último en entrar, no se molestó en hacerlo. –En fin, Karin-chan, ¿dónde puedo poner esto?- sacó una larga tira de guirnaldas multicolores. -¡Traje mucho para decorar!- su bolsa muy grande y colorida respaldaba sus palabras.
-Esto va a tomar un tiempo…- al menos mantendría su mente ocupada y lejos de pensamientos pesimistas.
Pero debía pensar. Debía pensar porque sí se marchaba se marcharía mañana a primera hora y sí decidía cambiar de opinión debería decirle a Toshiro inmediatamente para que cancelara su presencia de vuelta en su mundo del que había estado lejos por tantos años…
Ese era otro problema. Aparte de haberlo ilusionado con que sería su pareja y tendría a su hijo también lo había ilusionado con volver a su amado planeta. Sería muy cruel de pronto cambiar de opinión como sí no valorara sus sentimientos, cosa que no era cierto porque sí que los valoraba y mucho, muchísimo. Quería su felicidad ante todo pero… tampoco podía dejar a Yuzu sola. Siempre estuvieron juntas, incluso en el vientre de su madre ¿y la abandonaría ahora que más la necesitaba? Pero amaba muchísimo a Toshiro, le hizo muchas promesas y quería cumplirlas.
Y de nuevo volvía el dilema… ¿Yuzu o Toshiro? ¿Con quién quedarse? ¿A cuál de los dos fallarle? ¿Ser una mala novia o una mala hermana? ¿Cuál elección la haría sentir menos culpable?
-Te ves muy distraída.- el comentario de Shiky la sacó de ensimismamiento. –Y ansiosa, inflas mucho los globos.- señaló a los globos que ella había hecho el doble de grandes de lo que deberían ser.
-Lo siento.- tomó otro globo y esta vez lo infló de un tamaño mucho menos descomunal. –Solo tengo mucho en mi mente. Voy a ir a otro planeta mañana así que no puedes culparme. ¿Tú no estás nerviosa?- ató el globo y lo lanzó con los demás.
-Claro, pero dudo que esa sea la razón de tu ansiedad.- la miró a sabiendas. -¿Estás teniendo dudas?- ante esa pregunta, el globo que Karin estaba inflando en ese momento se le escapó de las manos y voló por toda la sala hasta caerle en el rostro.
-¡C-claro que no!- se quitó el globo de la cara con furia y la miró mal. -¿Por qué demonios tendría dudas? Lo pensé muchísimo, sufrí mucho tomando la decisión y finalmente faltan solo unas pocas horas para marcharme así que ¿por qué dudaría en un momento como este?- volvió a intentar inflar el globo, que esta vez salió tres veces más grande de lo normal.
-No lo sé… ¿Por qué dudas?- alzó una ceja. Karin se quedó sin palabras. –Sí no quieres decirme no lo hagas, pero deberías decirle a Hitsugaya-san. No le gustará escucharlo pero debes decirle… Cuando estás en pareja, las decisiones se toman de a dos.- le guiñó un ojo antes de seguir inflando globos.
La Kurosaki la miró pensativa, luego continuó con su tarea inflando globos de tamaño normal hasta que Yukio le gritó que fuera a ayudarlo a conectar los parlantes porque Ichigo y Renji tuvieron que salir corriendo detrás de Kimi que parecía querer destruir la casa y Shinji fue a ayudar a Yuzu en la cocina.
Sí bien Yukio se había vuelto muy aficionado a la tecnología humana, no era muy bueno con los enredos de cables, por lo que Karin tuvo que desenredar toda la maraña de innecesariamente largos cables para que finalmente pudieran conectarlos al estéreo justo cuando Ichigo y Renji regresaban ambos hechos un desastre con la pequeña demonio de cabello rojo revolviéndose en sus brazos.
-Ya, Kimi, te divertiste lo suficiente.- Shiky se acercó a tomar a la niña en sus brazos. –Ensuciaste tu vestidito… tendremos que arreglar eso.- suspiró. -¿Dónde está el baño?-
-Sube por las escaleras, primera puerta a la derecha.- informó Ichigo aun sacándose las hojas y ramitas de su cabello.
-¡Gracias!- la mujer mayor se marchó de inmediato.
-Tu hija tiene mucha energía…- comentó su hermano a Renji, que se estaba limpiando el lodo del rostro.
-Lo sé, es adorable pero agotador.- escupió una hoja. –Todavía no sé cómo terminamos en ese árbol…-
-Yo no sé cómo pudo escaparse por la ventana y salir ilesa.- bufó. –Menos mal que mis niñas son tranquilas… O bueno, Shizune lo es, pero Aiko no me hace caer en árboles y tragar lodo, solo es bromista y puede arrojar comida de vez en cuando…-
-¿Tienes hijas también?- Renji miró con curiosidad al Kurosaki.
-No exactamente… más bien planeó adoptarlas. Sí es que puedo…- luego de decir esas palabras, le envió una mala mirada a Karin, seguramente todavía resintiendo el que lo haya separado de Inoue-sensei.
Karin decidió mejor salir de allí antes de ponerse a pelear con su hermano tal vez el último día que lo vería en persona en mucho tiempo sí es que se iba. En cambio fue a ver sí podía ayudar en algo a Yuzu, que terminó arrastrándola a comprar más bocadillos puesto que Shinji le había dicho que invitaron a más personas y con lo que tenían no les alcanzaría para más de un par de horas.
-¿No se están tomando demasiadas molestias con esta fiesta?- preguntó preocupada una vez tuvieron todas las compras. Eran más de diez bolsas y todas las estaba cargando ella porque no había modo en el infierno de que dejara a Yuzu esforzarse en su estado, no mientras ella siguiera allí.
-¡Claro que no! Es nuestra fiesta de cumpleaños, tu fiesta de despedida y además la de tu novio y sus amigos. ¡Es muy importante que sea la mejor fiesta de todas!- chilló alegremente. Al menos ahora su humor había mejorado, algo que las compras siempre lograban hacer, principalmente cuando compraba en la tienda donde trabajaba Jinta.
Jinta… la fuente de todos sus problemas. No importaba cuanto Yuzu quisiera echarse la culpa Karin, al igual que Ichigo de seguro, nunca dejarían de culpar al pelirrojo idiota por esto. Su dulce Yuzu iba a ser madre muy joven y ella merecía todo el apoyo del mundo. Ella siempre se hizo cargo de la familia desde que su madre murió porque su padre era un idiota inútil y ahora tendría su propia familia antes de tiempo. Así que no importaba que realmente la irresponsabilidad haya sido suya, todavía culparía a Jinta.
Una vez llegaron a la casa, comenzaron a ayudar a los demás en el resto de tareas de decoraciones y colocación y pronto terminaron.
Cuando los invitados empezaron a llegar a los pocos minutos de cumplidas las cinco de la tarde, la música ya estaba sonando, las decoraciones le daban más color y personalidad a la sala y el comedor, y los globos inundaban el lugar. Los bocadillos y las bebidas ya estaban en la mesa y casi la mitad de eso desapareció en la primera hora mientras la fiesta se animaba y la gente seguía llegando hasta que finalmente la casa Kurosaki estaba llena a reventar de invitados bailando, comiendo y charlando.
Karin debía admitir que su hermana sí que sabía hacer una fiesta.
Cuando Jinta llegó con Ururu, su hermana adoptiva que ahora estaba en su primer año de universidad, tanto Karin como Isshin tuvieron que frenar a Ichigo de lanzarse a matarlo. El pelirrojo los miró extrañado, pero rápidamente Yuzu se lo llevó a la cocina antes de que su hermano hiciera alguna tontería.
Ulquiorra se veía muy fuera de lugar en medio del colorido y alegre ambiente pero él se negaba a dejar el lado de Orihime que sin duda era el alma de la fiesta, rodeada de sus alumnos que seguían lloriqueando por perder a la sensei más dulce y bella y también algunos profesores que vinieron a despedirla, entre ellos Riruka-sensei.
En otro momento tal vez habría conspirado algo para acercar a Riruka con Yukio, que estaba en una esquina con sus videojuegos, pero por el momento estaba más preocupada por Yuzu y Jinta, y el hecho de que Toshiro no se había aparecido aún. Él normalmente era muy puntual a menos que tuviera algo muy importante que hacer. ¿Pero qué? Le dijo que vendría a la fiesta. Solo pudo suspirar y seguir hablando con sus amigos de la infancia, que seguían siendo unos idiotas pero la hacían reír.
Eran casi las siete de la tarde cuando Hitsugaya finalmente mostró su cara en la residencia Kurosaki. Rukia y el nuevo grupo venían con él, pero Karin apenas les prestó atención y rápidamente tomó a su novio albino de la muñeca y lo jaló escaleras arriba, ignorando los silbidos y comentarios picaros de los demás, aparte de la mirada asesina de su hermano.
-¿Puedo preguntar qué te tomó tanto tiempo?- una vez lo arrastró a su habitación se sentó en la cama con los brazos cruzados.
-Lo siento…- se sentó a su lado y se revolvió el cabello. –Detecte unos cuantos hollows y decidí que esta era una buena oportunidad para explicarle unas cuantas cosas al nuevo grupo, podría haberlos matado más rápido de ir yo solo pero no podía desaprovechar la oportunidad. Lamento haberte hecho esperar.-
-Está bien.- su motivo la tranquilizó, pero aun así estaba nerviosa.
Lo había arrastrado aquí arriba para contarle sobre el embarazo de Yuzu y sus dudas acerca de ir al planeta Seireitei, sin embargo ahora que realmente lo tenía a su lado se estaba acobardando.
-¿Karin?- volteó al escuchar su tono preocupado. -¿Todo está bien?- la miró con sus hermosos ojos turquesas que siempre la hipnotizaban, que la hacían nunca querer dejarlo.
¿Debería decirle? Tal vez debería pensarlo mejor antes, pensar en las palabras correctas. Pero el tiempo se acababa. ¿Qué pasa si él se ofendía demasiado? ¿Lo perdería? ¿Se acabaría todo? ¿Nunca volvería a sentir sus labios ni sus manos en las suyas? Pero aún no había tomado una decisión. ¿Qué le diría? ¿Qué…?...
"Cuando estás en pareja, las decisiones se toman de a dos."
Las palabras de Shiky volvieron a su mente y miró pensativa a Toshiro. Vio sus ojos que, además de hermosos, reflejaban comprensión y cariño hacia ella. Y fue esa mirada la que finalmente la convenció de hablar.
-Yuzu está embarazada.- soltó de golpe.
Él palideció por completo.
-¿De Vorarlberna?- preguntó con voz una octava más aguda de lo normal.
-¡¿Qué?! ¡NO!- golpeó su frente con la palma de su mano. –Claro que no, el padre es Jinta.- rodó los ojos, todo su nerviosismo olvidado en pos de su irritación.
-Oh.- suspiró aliviado. -¿Entonces qué? ¿Cuál es el problema?- se encogió de hombros.
-¡Pues que acaba de cumplir diecisiete años y ya será madre!- le chilló como si fuera lo obvio ¡porque lo era! Pero al ver la mirada perdida en su rostro supo que él verdaderamente no estaba entendiendo. Luego recordó que su novio era un extraterrestre. –Emm…- se mordió el labio, buscando el modo de explicarle. –Como ya sabes, aquí la mayoría de edad es a los dieciocho años.- él asintió, poniendo una adorable expresión de concentración mientras escuchaba atentamente su explicación. –Y Jinta y Yuzu no están casados, así que es mal visto por… la sociedad, que ellos sean padres sin estar casados y siendo aún menores. ¿Entiendes?- le preguntó dulcemente, completamente derretida en ternura por el modo tan atento en el que escuchaba algo tan simple.
-Creo que sí.- asintió. –Pero eso significa que también es mal visto por tu sociedad que tú tengas a mi hijo ¿verdad?- volvió a hacer una mueca de preocupación.
-Sí, pero no vamos a estar aquí y no se enteraran así que no importa.- se encogió de hombros. –En fin, no nos desviemos, el tema principal aquí es Yuzu. Ella confirmó solo hoy que estaba embarazada y aún no se lo ha dicho a Jinta, y no sabemos cómo se lo tomara ese idiota.-
-¿Cómo más debería tomárselo? Debe asumir la responsabilidad como un hombre, hacerse cargo y cuidar por el resto de su vida a su mujer y a su hijo.- recitó casi como si fuera una ley del universo.
-No todos los hombres son tan nobles como tú, Toshiro.- le revolvió el cabello, riéndose cuando él la apartó con una mueca. –Eso es lo que más me aterra…- susurró con voz mortalmente seria, dejando las bromas de lado. –Sí Jinta decide ser un cobarde y dejar a Yuzu sola… entonces yo debo estar allí para ella.- cuando dijo eso, de inmediato Toshiro se tensó y la miró con los ojos muy abiertos.
Hubo un momento de incómodo silencio mientras se observaban apenas pestañeando. Entonces él habló.
-Quieres decir…- tragó saliva. -¿Quieres decir que te quedaras?- la miró de una forma que no supo interpretar.
-Yo… no lo sé.- se frotó la nuca intentando relajar los músculos tensos allí. –E incluso sí Jinta quiere apoyar a Yuzu y los bebés, quisiera apoyarla pero… también, de verdad que quiero mucho, muchísimo ir contigo.- tomó sus manos intentando transmitirle su sinceridad.
Él apartó la mirada, suspirando profundamente. Sus ojos se perdieron en un punto invisible en la pared en lo que pensaba quién sabe qué. Entonces, sorpresivamente, soltó sus manos y la tomó de la cintura para subirla a su regazo y abrazarla contra su pecho.
-Entiendo el predicamento en el que te encuentras.- murmuró con la barbilla enterrada en su cabello. –Has dado mucho por mí y mis amigos, sería hipócrita de mi parte exigirte algo ahora. Sí quieres quedarte, no me interpondré en tu camino…- se apartó un poco para poder mirarla a los ojos. –Y sí alguna vez decides que estás lista para ir, estaré esperando.- acarició su mejilla suavemente.
Karin se sintió como sí pudiera llorar.
Todo el día había estado temiendo su reacción ante su problema, y él había sido tan tierno y comprensivo que quería patearse a sí misma por dudar. Desgraciadamente, que le hablara y la mirara de esa forma solo la hacía desear más irse con él a su mundo y darle todos los hijos que quisiera.
-Es que no sé qué hacer.- gimoteó desesperadamente hundiendo el rostro en su pecho, abrazándose a su espalda. –Quiero ir contigo, de verdad que quiero, pero no quiero dejar sola a Yuzu embarazada y aterrada por ser madre de gemelos a los diecisiete años. Siempre ha estado ahí para mí y quiero hacer lo mismo, pero también quiero estar ahí para ti y solo… No sé qué hacer.- apretó más el rostro contra su pecho, sintiéndose solo un poquito más tranquila al percibir su aroma y su calidez.
-Tranquila…- le pasó una mano por el cabello, haciéndola sentir mucho mejor. –Te apoyaré en lo que decidas.-
-Maldición… odio que seas tan perfecto.- se rió apartándose de él para tomar los lados de su rostro. –Pero también me encanta.- aplastó sus labios contra los suyos, besándolo con pasión, tratando de decirle con besos lo que no se animaba a decirle con palabras. Que lo amaba, lo amaba muchísimo, incluso sí él no le correspondía en la misma medida.
-Karin…- murmuró él apenas le dejó espacio para respirar por un segundo, pero al segundo siguiente volvió a ocupar sus labios con los suyos. –Karin, espera…- intentó apartarla pero se abrazó a su cuello para mantenerlo quieto y bonito mientras lo besaba. –Karin…- eso sonó más como un gemido que empezó a descontrolar aún más sus ya alborotadas hormonas. Empezó a mordisquear su labio inferior y él gruñó, pero entonces la apartó bajándola de su regazo y levantándose de la cama. –Karin, no. Hay gente abajo.- dijo jadeando.
-Hay gente, pero también hay música.- sonrió coquetamente. –Vamos, solo un poco más…- se levantó lentamente y comenzó a caminar hacia él balanceando las caderas un poco más de lo necesario, sabiendo lo mucho que le gustaba eso. –No voy a morderte… mucho…- él retrocedió hasta pegar su espalda a la puerta, pero ella no se detuvo y presionó su cuerpo contra el suyo.
Justo cuando estaba a punto de rozar sus labios contra los suyos, alguien golpeó a la puerta.
-¿Karin-chan?- era la voz de Rukia, a la que Karin nunca creyó que podría sentir tanta aversión como la que sentía ahora. -¿Estás ahí?-
-¿Qué quieres?- gruñó bruscamente.
-Yuzu-chan me pidió que te llamará, dijo que tú eras la única que podía detener la pelea.- esperen ¿qué?
-¿Pelea? ¿De qué pelea hablas?- apartó a su novio de la puerta y la abrió revelando el rostro preocupado de la más bajita.
-Yukio-kun está peleando con un chico pelirrojo.-
-¡¿Qué?!- tanto Toshiro como Karin saltaron ante esa afirmación y de inmediato abandonaron la habitación y corrieron escaleras abajo hacia la sala, quedándose boquiabiertos ante la escena que se estaba dando allí.
Yukio y Jinta estaban gritándose el uno al otro. Jinta tenía la nariz rota y chorreando sangre, y era firmemente sujetado por Ururu y Yuzu, que le gritaban suplicantes que se calmara. Yukio estaba perfectamente intacto, solo que su gorro estaba en el suelo y su cabello un poco fuera de lugar, era sujetado por Ulquiorra y por Riruka para impedirle lanzarse a golpear otra vez al pelirrojo.
-¡¿Quién te crees que eres para coquetear con las novias de otros?!- gritaba Jinta pataleando para librarse del agarre de las dos chicas, o más bien del agarre de Ururu que aunque se veía débil Karin sabía que podría derribar una casa ella solita sí se lo propusiera.
-¡¿Quién te crees tú para osar tocarme con tus sucias manos?!- gritó el rubio intentando zafarse del agarre de Ulquiorra, que obviamente no iba a soltarlo a menos que quisiera. Podría haberse zafado del agarre de Riruka fácilmente, pero no lo hizo.
-¡Soy el novio de la chica a la que le coqueteabas!-
-¡Pues obviamente no eres suficiente sí la dejaste sola y luego al querer reclamarla solo terminas con la nariz rota!-
Ante esas palabras, Jinta de algún modo se escurrió del agarre de Ururu y corrió para intentar golpear a Yukio, pero en ese momento Ulquiorra lo liberó y Yukio no dudo en darle un buen derechazo en el ojo izquierdo apenas Jinta estuvo lo suficientemente cerca, lanzándolo al suelo con un gran moretón en la cara.
-¡Jinta-kun!- Yuzu de inmediato corrió hacia su novio estúpido y peleonero.
-Toshiro, por favor regaña a Yukio por mí.- pidió Karin frotándose las sienes mientras se encaminaba a donde estaba su hermana.
-Con mucho gusto.- masculló con su tono de voz de líder amenazante. Yukio pareció escucharlo, ya que tragó saliva.
Jinta estaba totalmente fuera de combate, y Karin tuvo que pedir ayuda a sus cuatro amigos de la primaria para que lo ayudaran a llevarlo escaleras arriba a la habitación de Yuzu. Lo dejaron en la cama y luego se fueron cuando la Kurosaki rubia llegó con un maletín de primeros auxilios de los muchos que tenían en la clínica.
-Karin-chan, has que se siente con la cabeza inclinada hacia abajo, su nariz aún sangra.- ordenó Yuzu al traer la silla de su escritorio cerca de su cama para atender mejor a su novio, poniéndose en su modo enfermera.
-Ok…- no había notado que aún estaba sangrando, de ser así nunca lo habría hecho acostarse puesto que la sangre podría bajarle por la garganta. –Tú atiéndelo con las comprensas frías, iré a buscar al viejo para que se asegure de que el idiota estará bien.-
-¡No lo llames así, Karin-chan!-
Rodando los ojos, la menor se dio la vuelta para marcharse de la habitación, pero antes de salir por la puerta miró de reojo a su gemela, que estaba atendiendo con dulzura la herida del padre de los niños que llevaba en el vientre, sus ojos brillaban felices por serle útil a su amado. Ella realmente lo amaba. Y sí él la dejaba tal vez nunca se recupere. Por eso Karin no podía dejarla.
Después de avisarle a su padre sobre la situación de Jinta, la Kurosaki de ojos grises decidió ir a buscar a Toshiro para decirle su decisión recién tomada.
Al menos por el momento, no tenía pensado dejar a Yuzu. Se quedaría en la Tierra con ella. Ya había tomado su decisión.
-Entonces… Nos quedaremos.- susurró Hitsugaya con voz carente de emociones en cuanto le informó su elección. Sin embargo, ella pudo notar el destello de decepción en sus ojos. –Está bien. Le informaré a Seireitei acerca del cambio de planes.- sacó su celular y lo abrió, pero la chica tomó su mano antes de que pudiera empezar a teclear.
-Lamento mucho haber roto mi promesa.- susurró con voz triste. –De verdad quería ir contigo, pero…- antes de que pudiera hablar, el celular de su novio comenzó a vibrar.
-Es un hollow.- informó él ante su mirada curiosa. –Está cerca. Tendré que ir a ocuparme. Dejé mi espada en el departamento pero todavía puedo matarlo de una patada.- suspiró guardando su celular en el bolsillo. –Volveré pronto.- colocó un breve y rápido beso en su mejilla. –Y no te preocupes por mí, te dije que te apoyaré en lo que sea.- le sonrió brevemente antes de marcharse rápidamente por la puerta principal aprovechando que habían estado hablando en el pasillo.
Se apoyó contra una de las paredes, llevándose una mano a la frente. Estuvo así por un momento, antes de tomar una profunda respiración y volver a la sala, donde la fiesta seguía muy animada pese a que las cumpleañeras habían estado más interesadas en sus novios que en su celebración.
Comió algunos bocadillos y se bajó dos latas de refresco antes de volver a abandonar la fiesta para ir arriba a ver cómo estaba su hermana y su novio idiota.
Cuando entró a la habitación de Yuzu, la vio sentada junto a Jinta aún inconsciente ahora recostado en la cama, y se mordió el labio al ver que ella había puesto la mano de él sobre su estómago y parecía estarle susurrando algo. De no ser por el hecho de que el pelirrojo estaba roncando, habría creído que ya le había dicho todo.
-Hola, Yuzu.- saludó en voz baja cerrando la puerta suavemente detrás de ella.
-Oh, hola, Karin-chan.- apartó la mano de Jinta de su vientre, colocándola en su regazo.
-¿Cómo está ese cabeza hueca?- se sentó en la silla que antes había estado en el escritorio. -¿Papá ya lo revisó?-
-Sí, se fue hace unos minutos. Él está bien, solo una pequeña fractura en la nariz y su ojo se recuperara en unas semanas.- miró con pena el ojo morado e hinchado del pelirrojo. –No puedo creer que Yukio-kun haya hecho algo como eso, Jinta-kun solo le quitó el sombrero, no había necesidad de romperle la nariz.- hizo pucheros.
-Yo puedo creerlo perfectamente, porque conozco a Yukio y sé que a veces puede ser infantil. Tú apenas habías hablado un par de veces con él y ya estabas creyéndolo tu príncipe azul. Es tu culpa por ir ilusionando chicos por ahí y aun querer que Jinta no deje de prestarte atención.- la regañó suavemente, porque aunque amaba a su hermana eso no quitaba que a veces ella podía equivocarse y necesitaba quien la pusiera en su lugar. Yuzu empezó a lagrimear y Karin soltó un gran suspiro. –Está bien, Yuzu. Realmente no es tu culpa, pero debes aprender que los actos tienen consecuencias. Como esa, por ejemplo.- señaló a su vientre aun plano.
-Tienes razón.- se secó las lágrimas no derramadas. –Era muy enamoradiza, salí con varios chicos, pero aun así seguía queriendo que este amor de la infancia se hiciera realidad.- sonrió suavemente. -¿Sabes lo que más me gusta de él?- miró con cariño al padre de sus hijos. –Que incluso cuando actúa gruñón y malhumorado, incluso un poco grosero, todavía se nota que en el fondo le importa, en el fondo solo no sabe cómo actuar. Siempre fue amable conmigo, pero no lo demostraba abiertamente, a veces incluso llegué a pensar que no le agradaba ya que me espantaba como si yo fuera una especie de enfermedad contagiosa.- hizo una mueca, pero luego su sonrisa regresó. –Pero luego me di cuenta de que simplemente no sabía cómo enfrentarme. Es… un poco tierno saber que lo asustaba.- rió cantarinamente. –Ahora creó que lo asustare otra vez.- se llevó una mano al vientre. –Solo esperó que esta vez no me espante… Ahora yo estoy asustada.- las lágrimas volvieron a sus ojos.
-Oh, vamos, Yuzu…- se inclinó hacia adelante para ponerle una mano en el hombro. –No estés asustada… Pasé lo que pasé, siempre me tendrás aquí contigo.- tomó una de sus manos entre las suyas y la apretó cariñosamente.
-Sí… pero no será lo mismo hablar por teléfono que tenerte aquí.- sonrió tristemente. –Aun así sé que tendré tu apoyo aun con la distancia. Y eso me basta.- intentó sonar optimista.
-Tal vez te baste a ti pero no a mí.- la rubia la miró confundida. –He decidido quedarme, Yuzu. No voy a ir a otro plan… a otra escuela. Me quedaré aquí contigo.- le sonrió alegremente. Yuzu la miró con la boca abierta y los ojos muy amplios, luego su boca se cerró y ella empezó a palidecer, preocupándola un poco. –Uhh… ¿Yuzu?-
-¡Karin-chan!- su repentino chillido la hizo estremecer. -¡¿De qué estás hablando?! ¡No puedes quedarte!- se puso en pie, soltando su mano de las suyas. -¿Acaso planeas dejar plantado a tu pobre novio solo por mí?- empezó a lagrimear.
-¡Eres mi hermana, claro que haría lo que fuera por ti!- su reacción la confundía. Creyó que estaría feliz porque se quedará a acompañarla. –Y no lo voy a dejar plantado, él dijo que se quedaría conmigo. Así que no te preocupes, no nos separaremos.- intentó tranquilizarla pensando que eso la molestaba.
-O sea que estoy arruinando la oportunidad de los dos.- las lágrimas regresaron. –Dijiste que esa escuela era muy importante para ti y tu futuro, y tu novio se veía muy feliz por irse juntos… Y por mi culpa ahora todo se arruinó.- comenzó a sollozar mientras las lágrimas comenzaban a salir.
-No, Yuzu.- negó con la cabeza. No había esperado esto para nada. –Eso no es cierto, yo quiero apoyarte. Quiero quedarme contigo.-
-Sé que quieres apoyarme, Karin-chan.- se secó los ojos aunque aún sollozaba. –Pero… también sé que quieres ir allá.- Karin abrió la boca para contrarrestar, pero no pudo. No pudo… porque ella tenía razón. Realmente quería ir con Toshiro. Iba a ir sin dudar después de mucho sufrir por tomar la decisión, pero la situación de Yuzu cambió todo. –Lo ves… Tú quieres ir y te estás frenando por mí.- siguió secándose las lágrimas que seguían corriendo por su rostro.
-N-no, Yuzu… Yo quiero estar aquí para ti, en serio.- se paró para acercarse a ella, pero se apartó de su toque. –Yuzu…-
-Karin-chan, eres una buena hermana, me has ayudado mucho a estar tranquila en estos momentos tan difíciles, pero sí crees que estaré feliz viéndote sufrir a ti y a tu novio por tener que cancelar sus planes por mí te equivocas. ¡Quiero que seas feliz también!-
-¡Oh, vamos, Yuzu, estás exagerando totalmente!- pisoteó, molesta por su reacción. Le costó mucho tomar la decisión y resulta que su hermana se lo tomó mucho peor que Toshiro. -¡Solo estamos postergando el viaje! ¡Podremos ir luego! ¡No estás arruinando nada!- era muy raro que ellas pelearan. Sí bien eran muy diferentes, normalmente no tenían muchos desacuerdos y fácilmente una cedía a los caprichos de la otra rápidamente.
-¡Sabes que sí! ¡Sé que te costó mucho aceptar esa oferta! ¡Seguirás encontrando más y más excusas para no ir! ¡Sí no vas ahora tal vez no vayas nunca!- Karin se quedó con la boca abierta. A veces olvidaba que Yuzu era la persona que más la conocía. -¡Y todo porque estoy embarazada! ¡Sí yo no hubiera sido tan irresponsable tú nunca…!...-
-¡¿QUÉ?!- el repentino chillido agudo que interrumpió a Yuzu hizo a ambas congelarse. -¡¿EMBARAZADA?!- era Jinta, completamente consciente y con los ojos muy abiertos.
Un segundo después de gritar esas dos palabras, sin embargo, tan repentinamente como despertó, Jinta volvió a caer en la inconsciencia, totalmente desmayado.
-Ups…- solo pudo murmurar la rubia.
-Olvidé totalmente que estaba aquí…- gimió hastiada. ¡Seguramente sus gritos lo despertaron y ahora lo sabía todo!
Por enésima vez en ese día, fue a buscar agua para calmar a personas demasiado nerviosas. Jinta seguía inconsciente cuando se fue pero cuando despertara seguramente se le zafaría un tornillo y una vez que lo golpeara seguramente le serviría un poco de agua.
Mientras tomaba una jarra y un vaso, notó a Toshiro hablando en una esquina seriamente con Shinji y Rukia. ¿Qué estaría pasando? ¿Y por qué regresó tan rápido? Estaba segura de que no habían pasado más de diez minutos desde que se despidió.
-Ah, hola, Karin-chan.- Rukia agitó una mano nerviosamente hacia ella al verla.
-Está bien, podemos compartir la información con Karin.- dijo Toshiro rodando los ojos ante las obvias intenciones de Rukia de alertar la presencia de su novia para que dejaran el tema que habían estado tratando.
-Volviste bastante rápido.- comentó Karin acercándose un poco más a los tres. -¿Pasó algo con el hollow?- miró preocupada sus expresiones tan agravadas.
-Sí, de hecho.- habló Shinji. –Cuando fuimos para allá nos encontramos con el hollow ya evaporándose, y rastros de pequeñas explosiones en las cercanías de aquel callejón.- ella lo miró sorprendida. ¿Qué se supone que significaba eso?
-Alguien o algo más derrotó al hollow.- murmuró Hitsugaya con rostro mortalmente serio. –Eso no debería ser posible. Todos nosotros estábamos aquí en esta fiesta. Los otros grupos de nuestra especie en las otras puntas del país o el continente. Un humano es incapaz de derrotar a un hollow y lo que sea que lo haya hecho lo hizo de modo rápido, discreto y experimentado. Probablemente no es la primera vez que acaban a uno por nosotros.-
-Recuerdo que una vez hace dos semanas como a las seis de la tarde Yukio llegó al departamento diciendo que el hollow por el que lo envié ya fue derrotado cuando llegó allí. Estábamos Renji y yo, y asumimos que Ulquiorra o tú lo habían derrotado.- acotó Hirako.
-Yo no fui, y no creo que haya sido Ulquiorra. Me lo habría dicho para el reporte, él es el único que siempre informa todo debidamente.- miró ceñudo por un momento a su despreocupado subordinado antes de que su gesto se torne pensativo. –O sea que esto ha pasado antes.- suspiró. –Es muy preocupante. Debo informar a Seireitei de inmediato.- sacó su celular, pero luego miró a Karin y se congeló. –Lo siento… tengo que ir al departamento y usar la computadora para entrar en contacto directo.- la miró apenado. –Debo irme de la fiesta.- ella le sonrió tranquilizadoramente.
-Está bien, esto es más importante. Además también tengo que encargarme de asuntos personales.- él tenía que encargarse de asuntos bélicos y ella de asuntos familiares con Jinta y Yuzu aun esperando en el cuarto de esta última.
-Bien…- suspiró, luego se acercó a ella y tomó su mano con la suya, depositando un suave beso en el dorso que la hizo sonrojar hasta las orejas. –Volveré lo antes posible.-
-Ahh… ok.- murmuró apenas, preguntándose cómo era posible que la noche anterior hubieran hecho tantas cosas innombrables y ahora estuviera sonrojándose como colegiala por un beso en la mano.
Él asintió y sacó su celular, comenzando a teclear furiosamente mientras se retiraba pasando por en medio de todas las personas amontonadas en la sala. Ella nunca entendería cómo es que jamás chocaba con nada ni nadie aun con los ojos pegados a la pantallita de su móvil.
Ignoró la mirada picara que Shinji le estaba lanzando y volvió escaleras arriba hacia la habitación de su gemela. Cuando iba a entrar, notó que la puerta estaba levemente abierta y se oía tenuemente el sonido de voces desde el interior por lo que, aunque con un gran sentimiento de culpa, decidió escuchar a escondidas lo que estaban diciendo.
-¿Entonces ya lo sabías?- la voz de Yuzu se oía sorprendida.
-Claro que no lo sabía, pero lo sospechaba. Ninguno de nosotros estaba esperando que pasara así que no usamos ninguna protección. Normalmente no protección significa bebés.- bufó el pelirrojo, aunque su voz sonaba nerviosa y frenética. –Aunque no esperaba que literalmente fueran dos bebés. Lo de los gemelos sí que me tomó con la guardia baja.-
-Bueno… Karin-chan y yo somos gemelas, ya sabes.-
-Lo sé, pero aun así no me lo esperaba.- volvió a bufar, luego lanzó un gemido lastimero y patético. –Demonios… Maldición… Rayos…- maldijo repetidas veces con los dientes apretados.
-¿No estás contento con esto, verdad?- Yuzu se oía a punto de llorar, otra vez.
-No puedo decir que esté exactamente feliz…- comentó Jinta en voz baja. –Tenemos diecisiete años y sé que tú tampoco querías hijos en este momento de tu vida, de hecho acabas de cumplir los diecisiete. Y un bebé ya habría sido mucho para manejar pero dos es… Maldita sea…- siguió maldiciendo.
-¿No los quieres, verdad?- esta vez la voz de la mayor fue casi inaudible. –Estoy arruinando tu vida… Arruiné la vida de Karin-chan, y de su novio, mi papá y Onii-chan creen que arruiné mi propia vida también. Arruiné todo…- sus sollozos rompieron por completo el corazón de Karin, y estaba a punto de entrar cuando Jinta habló.
-¿Qué dices, Yuzu?- sonaba molesto. -¡Mi vida siempre ha estado arruinada! El jefe me rescató de las calles cuando me estaba muriendo de hambre, he tenido que trabajar toda mi vida en una asquerosa tienda de dulces soñando con más, con tener más, con ser más, y desde que te conocí, he estado soñando estar contigo.- eso calmó los sollozos de Yuzu. –Nunca podrías arruinar mi vida, demonios, Yuzu, es obvio que yo fui el que arruinó tu vida. Soy un desastre andante, siempre lo he sido. Por eso toda tu familia me odia… y sí estoy maldiciendo no es porque esté enojado contigo ni porque no quiera a los bebés… sino porque tus hermanos van a matarme.- dijo con obvio miedo en su voz.
Karin hubiera rodado los ojos de no ser porque a continuación escucho algo maravilloso: la risa de Yuzu, tan cantarina y alegre como siempre debía ser.
-Oh, Jinta-kun… ¿Eso es lo que más te preocupa de toda esta situación?- siguió soltando pequeñas risitas. –No te preocupes, sé cómo manejar a mis hermanos cuando lo necesito.- susurró con un tono travieso que nunca antes le había escuchado. ¿Con qué esta era Yuzu cuando creía que nadie más que su amado estaba escuchando? ¡¿Y acababa de decir que sabía manejarla?! Se habría ofendido, pero la verdad es que era cierto que Yuzu era su único calmante cuando estaba especialmente desquiciada. –Tú… ¿de verdad no estás molesto por esto?-
-No, solo aterrado. Y digas lo que digas sigo creyendo que Karin me castrara y tu hermano me cortará en pedacitos y los arrojara a un pozo.- se estremeció sonoramente.
-Por mucho que me guste la idea…- Karin decidió que era hora de anunciar su presencia y empujó la puerta con los brazos, sosteniendo la jarra y los dos vasos en sus manos. –Ni yo ni Ichi-nii querríamos dejar a nuestros sobrinos huérfanos de padre antes de que incluso nazcan.- sonrió burlonamente.
-¡Karin-chan!- Yuzu saltó fuera de los brazos de Jinta y la miró nerviosamente. -¿Cuánto llevas escuchando?- preguntó con una sonrisita inocente que ahora no estaba muy segura de creer.
-Acabó de llegar.- mintió fácilmente. –Toshiro tuvo que irse a hacer algo así que me quedé un rato despidiéndolo.-
-Oww, ¿se perderá el pastel?- lloriqueó infantilmente.
-Yuzu, te dije que odia el pastel.- rodó los ojos mientras servía el agua y le daba un vaso a Jinta, disfrutando un poco el verlo retorcerse de nerviosismo solo por estar bajo su mirada. –Aquí tienes un poco de agua, aprovechado roba-hermanas.- lo insultó solo por el placer de verlo retorcerse aún más.
-¡Y-yo no me aproveche…! ¡N-no s-soy…!... ¡T-tú…!...- ella no pudo contenerlo más y estalló en carcajadas. Uno de sus pasatiempos favoritos siempre fue molestar a Jinta, después de todo.
-¡Ya, Karin-chan! ¡No lo molestes!- la riñó su hermana mayor por unos minutos, por lo que se obligó a sí misma a contener la risa para no angustiarla.
-Lo siento, lo siento.- se encogió de hombros. –Por cierto, Yuzu, papá seguro ya pidió las pizzas, deberían bajar a comer algo. Además de que se supone que es nuestra fiesta y nos la hemos pasado aquí arriba.-
-Oww, cierto.- hizo pucheros. -¡Debo estar quedando como una anfitriona horrible!- se acercó a la jarra y también se sirvió un vaso de agua. –Ve adelantándote, Jinta-kun y yo bajamos enseguida, quiero darle algo para el dolor en su ojo.- le sonrió lindamente.
-Lo que digas.- le dio un pequeño abrazo antes de retirarse de la habitación y bajar de vuelta a la sala donde de inmediato fue abordada por las chicas con las que siempre almorzaba cuando no estaba almorzando con el quinteto.
Las chicas empezaron a contarle emocionadas acerca del gran avance que habían tenido Shinji y Hiyori durante la fiesta. Aparentemente estuvieron conversando desde que ella llegó y hasta hicieron una competencia de quién comía más, luego él la arrastró a la pista de baile y la retó a seguirle el paso, por lo que estuvieron bailando hasta que Hitsugaya los interrumpió.
-Tu novio es muy lindo, Karin-chan, pero sí que nos arruinó el momento.- lloriqueó una de las chicas.
-Debió tener un buen motivo.- se encogió de hombros mientras mordisqueaba una rebanada de pizza. –De hecho me dijo que también le gusta la idea de que Shinji-san y Hiyori sean pareja, así que no lo hizo apropósito.
-¿De verdad? ¡Qué tierno!-
-Será una pena ya no verte, Karin-chan, pero al menos tendrás a tu novio allá así que sabremos que estarás bien acompañada.- rieron pícaramente todas excepto Lisa que nunca reía.
-De hecho, me verán.- murmuró en voz baja. –Puede qué me quede.-
-¡¿EHHHH?!-
-¿Dejaras plantado a Hitsugaya-san?-
-No, yo…-
-¡Por supuesto que no lo dejara plantado!- una voz alegre y familiar las hizo voltear. Yuzu llegó brincando a su lado y la envolvió en un abrazo. –Ellos irán a esa nueva escuela y claro que los extrañaremos, pero estarán felices juntos.- esas palabras hicieron a las chicas arrullar con ternura.
-Yuzu.- la miró ceñuda. -¿Qué crees que estás di…?...-
-¡Oh, parece que los refrescos de uva se están acabando! ¡Rápido, Karin-chan, vamos a buscar más!- sin dar más explicaciones la rubia comenzó a jalar a la morena hacia la cocina, donde encontraron a Yukio jugando con su consola. –Oh… hola, Yukio-kun.- ambas lo miraron ceñuda.
-Hola.- gruñó secamente. –Esperó que estés contenta, Karin, por tu culpa el capitán le dio una de mis consolas a Riruka-sensei para que me la llene de más lentejuelas.- la miró mal, pero luego miró a Yuzu y suspiró. –Lamento haber golpeado a tu novio, no tengo nada en contra de ustedes, solo no estoy acostumbrado a perder.- se encogió de hombros y comenzó a retirarse. –Ah, por cierto… felicidades.- dijo sin voltear, antes de salir finalmente.
Yuzu se quedó sin aliento y miró a Karin acusadoramente.
-¿Él sabe? ¿Pero cómo?- Karin apartó la mirada nerviosamente. -¡¿Le dijiste a tu novio, verdad?!- la miró con una mejilla inflada. La menor solo rió incómoda. –Bueno… realmente no me molesta, mientras no lo vayan diciendo por ahí.- se dirigió a la heladera y comenzó a sacar los refrescos de uva. –Oye, Karin-chan… Ya todo se arregló entre Jinta-kun y yo, ya sabes.-
-Seh…- al final había juzgado mal hacia dónde se iría la cobardía del pelirrojo. Creyó que tendría miedo a la responsabilidad, pero solo le tenía miedo a ella y a Ichigo.
-Y como sabes que estaré bien, entonces realmente no tienes una excusa para no irte.- la miró con una pequeña sonrisa triste. –Claro que me encantaría que te quedes, sería lo mejor del mundo y sé que realmente te necesitaré mucho… Pero mi vida es mi vida, y tu vida es tuya. Siempre hemos estado juntas, pero ahora estoy formando mi propia familia.- se tomó un momento para acariciar su vientre con cariño. –Y no debes dejar que eso te frené de seguir tu camino con Toshiro-nii-chan. De cualquier forma, de un modo u otro, siempre estaremos juntas.- dejó las bebidas y se lanzó a envolverla en un gran abrazo. –Ve, quiero que vayas y te construyas un gran futuro al lado de tu novio. Veo en sus ojos que quiere un lindo futuro contigo, así que no lo decepciones.- besó su mejilla suavemente. –Has lo que realmente quieres hacer. Por mí ¿sí?-
Karin sintió sus ojos aguarse.
-Demonios Yuzu… voy a extrañarte demasiado.- esta vez ella le dio un gran abrazo. –Eres la mejor hermana de todas.- ambas rieron.
Por mucho que gran parte de ella quería insistirle en que lo mejor sería quedarse, sabía que probablemente solo terminaría haciéndola sentirse mal, además de que otra parte muy grande en ella la verdad no quería insistir, sino que quería correr hacia Toshiro y decirle que irían, que no le fallaría, que regresaría a su hogar y ella iría con él felizmente a darle todos los bebés que quisiera.
Luego de que les cantaran la tediosa canción del feliz cumpleaños y muchos abrazos y felicitaciones incomodas, Karin se dio cuenta de que Yukio se estaba retirando sutilmente de la habitación una vez terminó de comer su rebanada de pastel y le dio un último abrazo a su hermana y a su hermano antes de correr hacia el rubia adicto a los videojuegos.
-¿Y ahora qué?- siguió mirándola mal.
-¿Vas a volver al departamento, verdad?- lo miró esperanzada de que dijera que sí.
-Ajá, no soy muy fan de las fiestas ruidosas.- se encogió de hombros.
-Necesito que me lleves. Quiero hablar con Toshiro.-
-Bien, vamos al auto.-
-¿No puedes llevarme saltando?- preguntó exasperada.
-Odio rebajarme al nivel de una langosta saltarina o como le llamen, solo vamos en el maldito auto o no vamos.- gruñó irritado, por lo que la Kurosaki acabó cediendo aunque a regañadientes.
Cuando llegaron y estacionó el auto, Karin de inmediato saltó fuera del vehículo, gritó un apresurado agradecimiento y corrió hacia al ascensor, queriendo llegar lo antes posible para ver a su novio. Zapateó impacientemente dentro del ascensor y cuando finalmente llegó de inmediato corrió a su habitación y golpeó la puerta insistentemente.
-¿Quién demonios es? ¡Estoy ocupado!- su gruñido irritado la hizo sonreír divertida.
-Oh, perdona, supongo que vendré después.- sonrió cuando un diez segundos después de hablar la puerta ya se estaba abriendo.
-Karin.- la miró sorprendido. -¿Qué haces aquí? ¿Qué hay de tu fiesta?-
-Pronto terminara, falta una hora para la medianoche y la mayoría tiene clases mañana.- se adentró a su habitación sin esperar su permiso porque sabía que se lo daría de todos modos. –Dime… ¿le has dicho a tu planeta lo del cambio de planes, eso acerca de que no iremos?-
-Oh, eso.- su ánimo por verla se desinfló de inmediato. –No, aún no se los he dicho. Están demasiado ocupados volviéndose locos por el misterio de quién está matando a los hollows.- rodó los ojos. –Pero estaba a punto de decirles que no necesitan enviar a alguien a ayudar a Kuchiki a resolver esto en cuanto yo me vaya porque no voy a irme.- se frotó la nuca con cansancio antes de sentarse en su escritorio frente a la computadora portátil. –También tengo que decirle a Kuchiki que tendré más tiempo para entrenarla, después de todo, y…-
-Lo siento mucho, Toshiro, pero no podrás hacer nada de eso.- lo interrumpió antes de que siguiera hablando, tomando sus manos para que no escribiera nada en la portátil. Él alzó una ceja con confusión. –Hubo otro cambio de planes… Jinta y Yuzu resolvieron las cosas entre ellos, y ella me pidió que no me quede. Ella quiere que vaya contigo.- le sonrió felizmente mientras él solo parpadeaba. -¡Iremos, Toshiro! ¡Sí vamos! ¡Volverás a tu mundo!- tomó los lados de su rostro en un intento de sacarlo de su aturdimiento.
-P-pero…- balbuceó por un momento, antes de recomponerse. -¿Es de verdad esto lo que quieres? ¿No preferías apoyar a tu hermana? De verdad no me molesta sí…- ella lo cayó usando sus labios, dándole un beso suave y largo.
-Mejor cállate, a Yuzu le costó mucho hacerme cambiar de opinión así que sí quieres que vaya contigo ocupa tu boca en mejores cosas y bésame.- no tuvo que decirlo dos veces. Hitsugaya obedientemente no dijo ni una sola palabra más y la jaló para que quedara sentada en su regazo mientras compartían un beso mucho menos suave y más necesitado que nunca. -¿No tienes que hacer tus reportes?- preguntó burlonamente cuando se separaron para recuperar el aliento.
-Pueden esperar.- volvió a apoderarse de sus labios, pero antes de que llegaran a la mejor parte donde tenía pensado quitarle esa camisa blanca tan simplona, él la apartó. –Pero en serio debería terminar esto y tú deberías dormir. Mañana debemos partir a la seis de la mañana y deberás estar lista a las cinco treinta. Y después nos espera un día realmente largo… aparte de una noche aún más larga.- esto la hizo sonrojar, recordando el pequeño detalle de que apenas llegaran debían ponerse manos a la obra para repoblar.
-Ok…- el nerviosismo la invadió al pensar que pronto dejarían los juegos y realmente harían el amor en toda la regla. Estaba ansiosa por eso, pero el hecho de saber que sería al día siguiente la ponía de los nervios. -¿Podrías llevarme a mi casa entonces? A menos que tus reportes sean realmente urgentes…-
-Pueden esperar otro par de minutos.- se encogió de hombros. –Vamos.- se hincó levemente para que se subiera a su espalda mientras abría la ventana. Ella se subió con emoción y soltó un pequeño grito de emoción cuando empezó a saltar por los aires como tanto le gustaba.
-¿Esto ya no lo podrás hacer en tu mundo, verdad?- exclamó con pena luego de un par de minutos de disfrutar del viento en su rostro.
-Temó que no, pero… podré hacer… otras cosas…- su tono misterioso llamó la atención de Karin. Iba a preguntarle por eso pero justo en ese momento llegaron frente a su casa donde la fiesta ya parecía estar terminando.
-¿Seguro que no quieres pasar y comer algo? Sé que no tuviste tiempo antes, debes tener hambre.- lo miró preocupada.
-No te preocupes, Hirako es más "mamá gallina", como dicen por aquí, que nadie. Me envió un mensaje diciendo que él me llevaría comida cuando saliera de la fiesta.- eso la tranquilizó a la par que la hizo sonreír.
-Será un buen padre, estoy seguro de que las chicas lograran engancharlo con Hiyori en nuestra ausencia.- rió recordando su entusiasmo por cada pequeña interacción de los dos rubios, pero luego su gesto se tornó melancólico. –Realmente voy a extrañarlo… También a Yukio, aunque a veces ambos se portan como unos idiotas.-
-También los echare de menos.- confesó Toshiro. –Pero todavía podremos hablar con ellos a través de la computadora que le daré a Kuchiki. Ella también se encargara de que puedas hablar con tu familia.- la envolvió en sus brazos y pegó sus frentes. –No estarás completamente aislada de aquí, podrás tener noticias, saber qué fue de tus seres queridos. De tu hermana y tus sobrinos… Todo estará bien.- prometió dándole un pequeño beso, antes de alejarse. –Duerme, y empaca todo lo que puedas empacar. Mañana empezaremos una nueva vida.- le sonrió suavemente antes de alejarse saltando por los edificios cercanos.
Karin se quedó mirando la dirección en la que se marchó por un momento, antes de dar la vuelta para entrar a su casa.
Dentro, la fiesta ya había acabado. La música seguía sonando y su padre y Kimi seguían bailando alrededor de la sala, pero los demás invitados que quedaron estaban limpiando. No veía a Jinta y Yuzu por ninguna parte, así que se acercó a su hermano que en ese momento estaba intentando desconectar los parlantes.
-Hola, Ichi-nii. ¿Cómo estuvo la fiesta?- tomó un refresco y se sentó en la mesa donde estaba el estéreo sonando ya sin los parlantes.
-Bien, aunque no lo sabes porque pasaste la mitad de la fiesta con tu novio ¿verdad?- sonó disgustado mientras batallaba con los cables enredados.
-Oye, para tu información estuve bastante poco con él. Yuzu fue la que ocupó la mayor parte de mi tiempo. ¿Te enteraste que arregló las cosas con Jinta, verdad?-
-Seh, me lo dijo hace unos minutos… Casi hago que Jinta se orine en los pantalones cuando le dije lo que pasaría sí le hacía daño a Yuzu.- sonrió con crueldad y ella rió.
-Yo también lo asuste un poco. Es demasiado divertido como para no hacerlo.-
-Cierto.- también rió un poco, pero luego frunció el ceño. -¿A qué hora te iras?- preguntó suavemente.
-Debo estar lista a las cinco treinta de la mañana. En solo seis horas.- lo miró tristemente. –Voy a extrañarte mucho, Ichi-nii.-
-También te extrañare… Todavía no estoy contento con que te vayas.- bufó. –Pero sé que esto también es duro para ti así que ya no me quejare.- se alejó de los parlantes ya listos para ser llevados. -¿Podré ir a despedirte?- preguntó suavemente.
-Temó que no…- dijo tristemente. –Toshiro vendrá por mí a las cinco treinta, luego tenemos que ir a buscar a otras personas… pero puedes despedirme antes de que salga de casa.-
-Bien.- se enfurruñó. –De todos modos planeaba dormir aquí…-
-¡KAAAARIIIIIIN!- de la nada, su padre de repente se apareció y la abrazó levantándola del suelo. -¡Mi pequeña bebé especial cambiara a su padre por ese novio suyo! ¡Se irán a vivir lejos y me darán muchos nietos que no podré conocer! ¡Oh, Masaki! ¡Nuestra niña linda ya es toda una…!...-
-¡CÁLLATE, VIEJO!- tanto Karin como Ichigo lo patearon para que cerrara la boca.
Cuando finalmente los pocos que se habían quedado para ayudar a limpiar se marcharon, Shinji se cargó un parlante al hombro y Ulquiorra se cargó el otro y ambos se marcharon, Orihime se despidió alegremente al igual que Shiky y Kimi que se llevaron con ellas a Renji. Ururu le hizo una reverencia y se despidió deseándole suerte antes de marcharse arrastrando a Jinta con ella porque su "jefe" los esperaba pronto en casa.
-¿Y quién demonios se supone que es su jefe?- le preguntó a Yuzu una vez acabó su dramática y asquerosamente azucarada despedida con su novio pelirrojo.
-Kisuke-san, ¿no lo recuerdas? Él es más como su padre pero le dicen jefe porque siempre los hace trabajar.- rió.
-Ahh… ese sujeto espeluznante con el sombrero.- se estremeció al recordarlo. –Es un charlatán.-
-No es tan malo…-
-Será mejor que me despida ahora.- Rukia se apareció de la nada ya con su bolso en mano, pues lo había perdido por ahí y no pudo marcharse con el resto de alienígenas. –Todavía me estoy quedando en el departamento de Hitsugaya-san mientras él esté aquí, pero una vez se marche vendré con los Kurosaki.- explicó ante el puchero de Yuzu.
-¡Genial!-
-Oye… ¿Rukia, te llamabas?- su hermano se acercó a ellas. -¿Tienes un auto o algo, verdad?-
-Ehh… no.- contestó un poco perdida la chica.
-¿Y planeas irte sola a esta hora?- la miró mal.
-Ehh… sí.- la chica alienígena seguía sin entender el problema.
Karin solo pudo estrellar la palma de su mano en su frente.
-Cielos, que tonta.- rodó los ojos. –Bien, en ese caso yo te llevare.- suspiró hastiado.
-¡Oye, no me llames así! ¡Y no necesito que me lleves!-
-¡Pues vendrás conmigo quieras o no! ¡Una chica no puede estar sola por las calles a estas horas!-
-¡Soy muy capaz de defenderme de cualquier simple huma…!...- antes de que dijera algo estúpido, Karin intervino y cubrió la boca de la pequeña alienígena.
-Escucha, no debiste decir que no tienes auto, ahora no hay forma de que mi hermano te dejé ir sola.- susurró en su oído alejándola un poco de los otros dos Kurosaki. –Solo ve con él y la próxima sí es tarde en la noche siempre ve con alguno de los chicos o di que tienes auto, aquí se considera peligroso que una mujer salga sola tan tarde.-
-¿Pero por qué?- preguntó confundida una vez soltó su boca.
-Hay ladrones y… cosas peores. ¡Solo hazme caso y ve con él! Es mucho menos problema.- bufó.
-De acuerdo…- finalmente cedió y fue con su hermano, que sacó las llaves de su auto de su bolsillo.
-¡Vuelvo en unos minutos!- gritó mientras salía con la Kuchiki siguiéndolo.
Luego de que su hermano saliera, su padre insistió en que él terminaría de limpiar lo poco que quedaba y que ella mejor fuera a empacar y durmiera un poco. Yuzu de inmediato la jaló para ayudarla a hacer las maletas, puesto que sus habilidades de doblar y hacer que todo de algún modo entrara eran mucho mejores que las de Karin.
Estuvieron una hora charlando mientras llenaban dos maletas y una mochila con todo lo que Karin quería llevarse a "la otra escuela", aunque también llevaría en una bolsa un par de balones de futbol y sus videojuegos, pues dudaba que existieran en el otro planeta y esperaba que los videojuegos pudieran cargarse y enchufarse allá también.
Cuando finalmente el sueño comenzó a vencerlas, decidieron dormir juntas en la misma cama como cuando eran muy pequeñas y alguna tenía un mal sueño.
Karin todavía no sabía cómo viviría sin Yuzu en otro planeta, pero lo que dijo antes fue muy cierto. Iba a tener su propia familia, por lo que quisieran o no ya no iban a poder pasar tanto tiempo juntas, ahora sus hijos iban a ser lo principal para ella. Y Karin… ella también iba a tener su propia familia con Toshiro. Ambas eran muy jóvenes, cierto, pero los gemelos ya estaban aquí y el bebé que tendría con Hitsugaya nacería por un gran motivo, sería la esperanza de toda una especie.
Al caer dormida luego de unos minutos de reflexión, lo hizo sin ningún remordimiento pesando en su mente. Estaba convencida de que estaba en el camino correcto y que al final todo saldría bien. Mañana empezaría una nueva vida.
Continuara...
Holaaa! :D
Así es, Extraterrestrial oficialmente SALE DEL HIATUS! ;D
Por fin aquí tienen una nueva actualizacion desde... QUÉ?! Qué no actualizaba esto desde el 2017?! Wow, el tiempo si q vuela xD
La verdad el ultimo capitulo de este fic me costo muchisimo, fue muy largo y solo dos personas me comentaron, así q como q no tuve los animos de continuarlo por mucho tiempo ._. Pero luego llegaron más comentarios y la verdad quise continuarlo, pero ya tenía otros proyectos y como q los considere más faciles q esto xP Finalmente fue toda la insistencia en facebook y una encuesta q hice para ver si actualizaba primero esto o Si no fuera por ti lo que me convenció de por fin continuarlo!
Lamento mucho la tardanza, es solo q como el ultimo cap recibió tan poco apoyo en sus primeros meses me desanime con la historia. La verdad tengo muchos proyectos y aunq me gustaría seguir con todo deben aceptar q es logico darle prioridad a los más populares.
Este es el segundo cap más largo del fic, no quería dejarlo ahí pero no quise alargarlo más porq la ultima vez q hice un cap demasiado largo aqui casi nadie comento y eso me hace pensar q termine aburriendolas :'v Así q mejor lo deje ahi. No sé cuando será la proxima actualizacion, ahora debo actualizar los otros Long-fics q tengo y tal vez subir más One-shots... tal vez... Pero lo más probable es q actualice a fines de febrero, más o menos...
Este fic es rated M y es probable q en el proximo capitulo haya Lemon en toda la regla... tal vez... Pero probablemente lo deje no muy explicito porq sino tardo más en actualizar x'D O lo quieren muy explicito? Les advierto q mientras más hard lo quieran más tardare :v
Como sea, espero q esto les haya gustado, los personajes de Tite, gracias por su paciencia y por su apoyo, pasense por el grupo de Face Universo HitsuKarin y participen en la Semana HK q empieza el 16 de marzo pliss! Hay premios! ;D
Merezco un review? :'D
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
