Extraterrestrial.

Capítulo trece: Otro Mundo.

Las despedidas eran difíciles, solo que Karin nunca había sabido qué tan difíciles. Solo lo descubrió cuando llegó el momento de despedirse de su familia.

Despedirse de su padre fue más duro de lo que pensó, realmente estuvo a un pelo de llorar cuando él le dijo lo mucho que la extrañaría y como estaba tan orgulloso de ella. Apenas pudo darle un suave puñetazo para que la soltara después de haber pasado demasiado tiempo abrazándola.

Su hermano seguía sin estar de acuerdo con dejarla partir, pero entendía que a este punto no podía hacer nada al respecto. Él la abrazó y le repitió las mil y un veces que se cuidara y no dudara en volver sí cambiaba de opinión. Ella lo habría golpeado de no ser porque luego volvió a abrazarla y le dijo con una sonrisa sincera que la extrañaría.

Yuzu fue la parte más difícil. Nunca habían estado separadas por mucho tiempo y ahora puede que sea la última vez que la abrace en años. Ninguna de las dos quería soltarse, seguían abrazadas cuando Toshiro llegó con su auto y aun así no se soltaron ni siquiera cuando él dijo que ya era hora de partir luego de guardar su equipaje.

Sabía que se le estaba haciendo tarde y que no era la única que viajaría, pero aun así no podía encontrar la fuerza en ella para separarse de su hermana gemela. Requirió que su novio le colocara una mano en el hombro y repitiera su nombre con suavidad para que finalmente suelte a Yuzu. No quería hacerlo pensar que se arrepentía, solo que extrañaría mucho a su hermana.

-Ya llegó la hora.- suspiró, separándose lentamente de la rubia, que la miró con ojos llorosos pero con una sonrisa en el rostro. –Adiós, Yuzu… Te amo.- besó su mejilla.

-También te amo, Karin-chan.- besó repetidamente sus mejillas y su frente, arrancándole una pequeña risa. –Toshiro-nii-chan, por favor cuida de ella. Te la encargó mucho.- dijo mirando suplicante al chico de cabellos blancos, que asintió con una mirada muy seria.

-Puedes confiar en mí. Cuidare de ella con mi vida.- le hizo una pequeña reverencia.

-Más te vale, enano.- ese fue su hermano, con una mirada feroz en su rostro.

Karin pudo notar la vena hincharse en la sien del albino, pero aun así asintió a las palabras de su hermano e hizo otra reverencia.

-Te estoy confiando a mi hija, Toshiro.- las palabras de su padre hicieron que todos lo miraran sorprendido. Él sonreía, pero su sonrisa no era tan tonta como de costumbre. –No me decepciones.-

Hitsugaya lo miró con los ojos muy abiertos, antes de hacer una profunda reverencia.

-Juró que haré mi mejor esfuerzo, señor.- aseguró solemnemente.

-Ya, Toshiro, no le hagas tanto caso a ese viejo loco.- lo jaló del cuello de su camisa para hacer que volviera a erguirse. –Será mejor que nos pongamos en marcha, deben estar esperándonos.- dijo intentando ocultar su tristeza por ya tener que partir.

-Cierto.- suspiró. -¿Vamos?- abrió la puerta de su auto para ella y le tendió su mano.

La pelinegra extendió su mano para tomar la de su novio, pero se detuvo a pocos centímetros de poder hacerlo, volteando para ver a su familia con anhelo. Ellos le sonrieron en señal de apoyo, y eso fue todo lo que Karin necesitó para finalmente tomar la mano de Toshiro y luego entrar en el auto.

Su familia siguió el auto por varios metros una vez Toshiro lo puso en marcha, sacudiendo las manos alegremente y gritando frases de despedida. Ella solo pudo sonreír y agitar su mano también, sin apartar la vista de ellos hasta que ya no le fue posible distinguirlos.

Oficialmente se había despedido de su amada familia. Quién sabe cuánto pasaría antes de que volviera a verlos. Solo le quedaba confiar en que pronto sería capaz de al menos comunicarse con ellos.

-¿Y ahora qué sigue?- preguntó varios minutos después, una vez se sintió con la capacidad de volver a formular palabra.

-Ahora iremos al edificio donde ya deben estar esperando todos. Seguramente ya montaron el portal así que solo falta que dé mi autorización y se pondrá en funcionamiento. También necesito pasar el permiso a Kuchiki para cuando le toque enviar a sus subordinados. Seremos los últimos en cruzar ya que tengo que explicarle unos últimos datos a la nueva capitana.-

-Ok.- se abrazó a sí misma, sin poder imaginar cómo sería cruzar un portal.

-No estés tan nerviosa.- la miró de reojo por un segundo, antes de volver la vista al camino. –Estaré contigo en todo momento, sé que todo esto es nuevo para ti y créeme que daré mi máximo esfuerzo en que te sientas cómoda en esta nueva vida que iniciaremos juntos. No te dejaré sola, lo prometo.- a pesar de no estarla mirando, su tono era tan cálido que inevitablemente lleno su corazón de una bonita sensación de tranquilidad.

Al poco tiempo llegaron al edificio del quinteto y la Kurosaki estaba tan nerviosa que ni siquiera protestó al ver a su novio cargar todo su equipaje, cuando en situaciones normales ya le habría quitado al menos la mitad de lo que cargaba. Yuzu la había hecho traer mucho más de lo que consideraba necesario.

Subieron por el ascensor hasta el último piso y luego fueron a la sala donde se encontraban ya todos reunidos esperando por ellos. Sin embargo, Karin apenas les prestó atención, más concentrada en la extraña construcción en medio de la sala. Era una puerta tradicional japonesa, sujetada por dos gruesas columnas de metal que se curvaban la una hacia la otra y sostenían desde arriba las puertas Shoji.

Definitivamente no era lo que había estado esperando.

-¿Ese es el portal?- miró a su novio con escepticismo.

-Es el portal que se usa para llegar o salir de tu planeta, le dieron esa forma para ser más "amigable" a los ojos humanos. Y porque aparentemente el que tuvo la idea es un aficionado a la cultura japonesa en particular.- se encogió de hombros. –Tengo que enseñarle a Kuchiki cómo activarlo una vez armado, asegúrate de no haber olvidado nada de vital importancia, porque ir a Seireitei es muchísimo más fácil que salir de allí.- dejó su equipaje en el suelo y se acercó a la nerviosa teniente que pronto pasaría a ser capitana.

Lo observó por un minuto mientras se dirigía junto a la pequeña mujer hacia una de las columnas de metal, tocando un botón allí que activó la proyección de lo que parecía una especie de teclado, aunque no estaba segura porque no podía reconocer ni en lo más mínimo los extraños símbolos que se mostraban allí. Cómo no tenía ni idea de qué demonios estaba haciendo, perdió interés y se concentró en revisar su equipaje y asegurarse de no haber olvidado nada tal como su novio le dijo.

-¿Estás nerviosa?- alzó la vista de su mochila cuando Orihime y Shiky se acercaron a ella con una sonrisa.

-Un poco.- admitió. -¿Qué hay de ustedes?-

-Yo estoy emocionada, no puedo esperar para casarme con Ulquiorra-kun, y es increíble que vayamos a ir a otro mundo, tal vez nos encontremos con marcianos y nos den un poco de su queso lunar y el emperador de…-

-Orihime-chan, se les dice marcianos a los del planeta Marte, y estoy muy segura de que Seireitei no está ni siquiera en nuestro sistema solar.- rodó los ojos. –Hablando de eso… ¡Oye, Toshiro!- llamó la atención del albino, que dejó de teclear en el extraño teclado para mirarla con curiosidad. -¡¿Qué tan lejos está Seireitei de la Tierra?!-

-Bueno, estamos en el mismo Supercúmulo de Virgo, como ustedes le llaman.- alejó las manos de la proyección para cruzarse de brazos, su rostro pensativo. –Llamaron a su propio cúmulo de galaxias "Grupo Local" y al cúmulo de galaxias donde se encuentra la galaxia de Seireitei lo llamaron "Cúmulo de Fornax", que está a 62 millones de años luz de su galaxia a la que llaman Vía Láctea, que nombre tan raro, por cierto.-

-Les ponen nombres muy raros a las galaxias.- comentó Hirako con los brazos cruzados detrás de su cabeza. –Llamaron a nuestra galaxia… ehh… ¿Cómo era que la llamaron?- miró a su futuro ex capitán.

-NGC 1365.- respondió él. –Pero también le dicen "Gran Galaxia Espiral Barrada", por lo que leí.-

-Nuestro nombre es mejor.- bufó Shinji. –Nosotros siempre hemos llamado a nuestra galaxia Vaiora, significa "danza eterna".-

-Eso es bonito.- opinó Orihime dulcemente.

-No tan bonito como tú, dulce Orihime-chan, realmente te extrañare.- se le lanzó encima y tomó su mano para comenzar a besuquearla, hasta que llegó Ulquiorra y de un manotazo lo envió al suelo.

-¿62 millones de años luz?- Karin siguió pensando en lo lejos que era eso. –Eso es… wow.- negó con la cabeza. -¿Cómo es que vinieron de tan lejos? ¿Qué no había planetas con vida más cercanos a ustedes?- todavía no estaba segura de cuántas civilizaciones existían allá afuera, pero por lo que les dijeron hace varios meses cuando recién los descubrió eran muchísimas.

-Sí… pero como te dije, los humanos son los más compatibles y resistentes que pudimos encontrar para la perduración de nuestra especie.- habló Toshiro, antes de volver a teclear en la proyección con extraños símbolos. –Te lo explicare más detalladamente luego, sí tanto te interesa.-

Karin se cruzó de brazos. La verdad sea dicha, no le interesaba mucho la astronomía, pero debería, teniendo en cuenta que su novio venía de un planeta a 62 millones de años luz de distancia. Lo que sí le llamaba la atención era el saber cómo era que Seireitei descubrió a la Tierra, cómo es que sabían que los humanos eran compatibles con ellos, cómo es que probaron lo resistentes que eran a la enfermedad que casi los condena a la extinción.

La respuesta que había estado dándose a sí misma hasta ese momento era que debían estar relativamente cerca, sin embargo con esta nueva información y por lo que recordaba de sus clases, 62 millones de años luz no era "cerca" ni siquiera en medidas astronómicas. Por lo tanto ¿cómo se llegó a esta situación? ¿Desde hace cuánto conocían la Tierra? ¿Por qué en la tierra no sabían nada de vida extraterrestre?

-¿Todo bien, Karin-chan? Pareces tener algo en mente.- el comentario de Shiky la sacó de sus pensamientos. -¿En qué piensas?-

-Nada, solo… cosas que me he estado preguntando.- hizo una mueca. –Hay ciertas cosas que me gustaría entender, cosas que me hacen lamentar no haberle dado tanta importancia a mis clases de ciencia.- rió nerviosamente.

-Bueno, yo era una pésima estudiante, no entendí nada de lo que dijo Hitsugaya-san, excepto por el hecho de que son de otra galaxia aparentemente no muy cercana.- se llevó una mano a la frente. –Eso de los años luz me da dolor de cabeza.-

-Oww, es una pena que no estén muy interesadas en la ciencia, ¡yo creo que es tan divertida!- su ex sensei se sumó a la conversación. –Sí no entendieron lo que dijo Toshiro-kun con gusto lo explicare. Verán, nuestro hermoso planeta Tierra es parte del sistema solar coronado por nuestra estrella a la que llamamos sol, que es mucho, mucho, mucho más grande que todos los planetas juntos, sin embargo el sol es apenas un minúsculo grano de arena que forma parte de nuestra galaxia la Vía Láctea, que tiene muchas, muchas, muchas estrellas como el sol. La Vía Láctea es parte de una agrupación o cúmulo de galaxias a la que llamamos "Grupo Local". Y el Grupo Local es parte del Supercúmulo de Virgo, que tiene muchos otros cúmulos de muchas galaxias. El Cúmulo de Fornax está bastante lejos del Grupo Local dentro del Supercúmulo de Virgo, pero al menos pertenece al mismo Supercúmulo, porque hay millones de supercúmulos en todo el universo y ellos podrían ser de cualquier rincón del infinito, así que yo diría que sí es bastante cerca a pesar de ser sesenta millones de años luz.- terminó con una alegre sonrisa.

Karin intercambió una mirada con Shiky, ninguna muy segura de sí había entendido del todo. Orihime sin duda era más inteligente de lo que aparentaba a primera vista, o al menos tenía bien merecido su título de profesora.

Siguieron conversando de trivialidades entre las tres mientras veían a Shinji y Yukio molestar a Renji y Ulquiorra sobre su futura vida doméstica, mientras que Kimi volvía locos al nuevo grupo de extraterrestres que habían venido con Rukia, que por cierto seguía con Hitsugaya muy atenta a lo que sea que él le estuviera diciendo sobre ese extraño portal.

Pasaron otro par de minutos y de pronto toda conversación se vio interrumpida cuando un súbito destello deslumbró la sala. Las puertas Shoji se estaban abriendo, emitiendo una luz tan brillante que tuvo que cubrirse los ojos y apartar la mirada por todo un minuto hasta que finalmente la intensidad del brillo bajó un poco permitiéndole regresar la mirada al lugar.

-¿Te ha quedado todo claro, Kuchiki?- como todos estaban en silencio, la voz de Toshiro resonó fuerte y claro.

-Sí, capitán.- la pequeña mujer se inclinó ante el joven de cabellos blancos.

-La transmisión de autoridad terminó, Kuchiki. Eres la capitana ahora.- hizo una pequeña reverencia. –Todo lo que yo soy ahora, es un simple ciudadano que anhela regresar a casa y vivir pacíficamente con su mujer.- sus ojos se desviaron hacia Karin por un segundo, antes de que volviera a erguirse y suspirara tristemente. –Llegó la hora de despedirse.-

-Así que finalmente se largaran ¿eh?- Shinji sonrió suavemente, sus brazos rodeando los hombros de Renji y Ulquiorra. –Bueno, ya nos hemos despedido varias veces, pero una última no hace daño ¿verdad?- atrajo a los dos en un rápido y aparentemente demasiado apretado abrazo. -¡Adiós, mocosos! ¡No me extrañen demasiado!-

-Qué fastidio.- Ulquiorra se zafó rápidamente del agarre del rubio mayor y se dirigió hacia Yukio, colocando una mano en su hombro. –Por cierto… No olvides lo que dije. Sé que serás el más fuerte.- sin más se apartó de él y se dirigió hacia Orihime, dejando al adicto a los videojuegos con la palabra en la boca.

-Bueno, debo decir adiós también.- Renji le dio una fuerte palmada en la espalda a Shinji antes de dirigirse a Yukio. –Trata de que ningún Hollow te coma mientras estás con tus jueguitos, ¿quieres?- le revolvió el cabello, ganándose que el menor le pisoteara el pie.

-No los extrañare para nada.- dijo Yukio muy malhumorado con los brazos cruzados.

-Por favor, nadie te cree.- la Kurosaki rió acercándose a él para darle un rápido abrazo. –Cuídate, rubio teñido.-

-¿Y un abrazo para mí, Karin-chan?- Shinji se le lanzó encima con los brazos abiertos. Ella rodó los ojos, pero de todos modos le dio un breve abrazo.

-No olvides mi consejo. Hiyori es una buena chica.- le palmeó el hombro antes de volver por su equipaje.

-Muy bien, Ulquiorra, ve primero junto a tu elegida.- dijo Toshiro. –El portal lleva a Jigokucho, así que espérennos ahí.

-Sí, señor.- el pelinegro tomó el equipaje de su amada con una sola mano apenas dejándola cargar una pequeña maleta y luego entrelazó los dedos de su mano libre con los de ella. –Vamos, mujer.- la jaló hacia el portal.

-¡Adiós, Yukio-kun, Shinji-kun, Kuchiki-san y todos! ¡Adiós Tierra! ¡Adiós sistema solar! ¡Adiós Vía Láctea! ¡Adiós Grupo Local!- Orihime sacudió su mano alegremente mientras era arrastrada hacia el portal.

La pareja se detuvo a pocos centímetros de la brillante puerta, y Ulquiorra se tomó un momento para mirar atrás antes de finalmente cruzar arrastrando a Orihime con él. Ambos desaparecieron en medio del blanco resplandor.

La chica de diecisiete años recién cumplidos se mordió el labio, sintiendo una nueva ola de nerviosismo invadirla. Iba a ir a otro planeta, esto realmente estaba pasando, en pocos segundos cruzaría un portal y estaría a millones de años luz de su hogar, de su familia, de todo lo que alguna vez conoció.

-Abarai, Mijow, tomen sus cosas y a su hija, es su turno ahora.- dijo Hitsugaya a la pequeña familia de tres.

Renji tomó las maletas de Shiky y esta misma las maletas de su hija. Kimi se subió a la espalda de su padre cuando este se lo pidió inclinándose para que lo sujetara más cómodamente.

-Agárrate fuerte, Kimi, y cierra los ojos.- indicó el pelirrojo mientras se acercaba a las puertas Shoji, pero entonces volteó y le sonrió una última vez a los dos rubios que dejaban atrás, luego su mirada se dirigió a Rukia y su gesto se suavizó un poco más. –Cuida de ellos, Rukia. Fue bueno volver a verte.-

-Esperó que seas feliz, Renji.- la pequeña mujer hizo una pequeña reverencia a su amigo de la infancia y ex prometido.

Sin más que decir, Renji intercambió una mirada con Shiky, y ambos cruzaron el portal que los llevaría a otro mundo, desapareciendo en la intensa luz.

Karin se mordió el labio, tomando su mochila y cargándosela al hombro, al igual que las bolsas que trajo, también agarró las maletas, aunque sabía que muy probablemente su novio se las quitaría de las manos, pero agradecía tener algo que apretar entre sus puños.

¿Realmente estaba haciendo esto? ¿Aún con todas sus dudas? ¿Podía correr ahora y abandonar todo sí cambiaba de idea?

Las manos comenzaron a temblarle mientras apretaba aún más las asas de sus maletas.

Hitsugaya le dejó muy en claro que no la amaba, que amaba a esa tal Megumi. ¿Qué pasaría si ambos terminaban arrepintiéndose de hacer esto? ¿Qué pasaría si…?...

-Karin.- la suave voz de Toshiro la sacó de sus frenéticos pensamientos. –Ya terminé de enseñarle a Kuchiki cómo cerrar el portal, debemos irnos ahora.- le quitó las maletas de las manos, tomándolas en una sola poder para tenderle su mano libre. -¿Estás lista?-

Ella lo miró fijamente, notando el nerviosismo sus ojos, la rigidez de su postura, su mano temblorosa. Él debía estar tan inseguro y asustado por el futuro como lo estaba, y sin embargo continuaba adelante, porque lo hacían por una causa mayor. Además… lo amaba, y prefería tenerlo de este modo a no tenerlo nunca.

Jamás se arrepentiría de esta decisión.

Con gesto decidido, tomó la mano de su novio y entrelazó sus dedos.

-Estoy lista.- sonrió confiada. -¡Adiós a todos! Y… Rukia-chan, por favor cuida de mi familia.- la mujercita alienígena asintió, tranquilizando un poco más a la chica humana. –Ya es hora.- tomando una profunda respiración, siguió a su novio mientras la guiaba al portal con paso firme, su mano apretando fuertemente la suya.

Al acercarse más a la puerta Shoji la luz volvió a cegarla, provocando que cerrara los ojos mientras daba los últimos dos pasos siendo jalada por el chico, hasta que finalmente cruzó el portal.

Sintió una ligera sensación de calor y una sacudida por un segundo, pero al segundo siguiente todo se sintió normal y se permitió abrir los ojos, jadeando ante lo que vio delante de ella.

Parecía un verdadero escenario de película, estaban en un gran edificio lleno de extrañas construcciones que no tenía ni idea qué demonios podrían ser pero se veían geniales de todos modos, pero lo más asombroso era el enorme ventanal en una pared cercana, donde se podía observar una enorme, realmente gigantesca luna perfectamente visible a pesar de que estaban en pleno día.

Apenas se dio cuenta de que Toshiro le quitó todo su equipaje depositándolo en el suelo y la jaló para acercarse hacia los demás. Cuando finalmente pudo ser capaz de cerrar la mandíbula, se dio cuenta de que Orihime y Shiky igual estaban maravilladas por lo que veían, incluso la pequeña Kimi estaba sin palabras. Renji sonreía nostálgico y Ulquiorra no mostraba ninguna emoción en lo absoluto. Toshiro igual se veía un poco nostálgico.

-¡Bienvenidas, terrícolas!- una alegre voz los hizo voltear en su dirección, haciéndolos conscientes de la presencia de un hombre de mediana edad con cabello castaño ondulado largo y barba. -¡Hace mucho que no teníamos tantas chicas hermosas juntas aquí en Jigokucho! Permítanme darles la bienvenida y las gracias de parte de todo Seireitei.- hizo una reverencia, sin dejar de sonreír por ni un segundo. –Mi nombre es Kyoraku Shunsui, seré el encargado de oficiar sus matrimonios.-

-Ah, cierto… Sobre eso…- Renji habló, riendo nerviosamente. –Primero que nada, qué bueno verte de nuevo, capitán comandante Kyoraku.- carraspeó. –Segundo… ehh… Ella es Mijow Shiky, mi… la madre de mi hija, Kimi.- señaló a la rubia y a su hijita pelirroja. –Y tercero… he hablado con Shiky y ella… bueno… ehh…-

-Le dije a Renji que no me quiero casar aún.- intervino Shiky, rodando sus ojos verdes. –Tengo mis motivos, y de todos modos accedí a vivir con él, pero no quiero saber nada del matrimonio al menos por ahora.- se cruzó de brazos. –Y me ha dicho que se vería muy inapropiado vivir juntos sin estar casados, pero ya tenemos una hija así que da lo mismo.- se encogió de hombros, una mirada bastante arisca en su rostro.

¿Qué demonios había pasado entre esos dos?

-Bien, en ese caso.- Kyoraku parpadeó, pero su sonrisa se mantuvo, y hasta parecía un poco divertido. –No hay problema. ¿Las otras dos están bien con casarse?- Inoue asintió rápidamente, y la Kurosaki lo hizo con mucho menos entusiasmo. –De acuerdo, en ese caso podemos empezar.- sacó un enorme libro de la nada y carraspeó. –Párense delante de mí, por favor.-

-¿Qué? ¿Así nada más?- Karin lo miró con la boca abierta.

-Te dije que las bodas aquí no son nada como las bodas humanas.- susurró Toshiro en su oído. –Solo sigue el juego, serán un par de minutos y luego podremos ir a casa.- la miró con tanta intensidad que sus mejillas inevitablemente comenzaron a arder.

Con un poco de duda, se encaminó frente al tal Kyoraku Shunsui sin soltar la mano de su novio o prometido o lo que sea a la par que Ulquiorra y Orihime.

-Bien, Ulquiorra, tú naciste en Las Noches ¿no es así?- preguntó el hombre sin quitar la vista del libro.

-Así es.- contestó el inexpresivo pelinegro.

-Y tú, Inoue Orihime, eres de Karakura y trabajas como profesora. ¿Dije bien tanto tu nombre como tu ciudad y tu trabajo, verdad?-

-¡Sí, todo está bien!- asintió dulcemente.

-Muy bien, entonces. Empezaré.- volvió a carraspear. –Ulquiorra Cifer de Las Noches, fiel soldado de Seireitei, escribe tu nombre, tu lugar de nacimiento y profesión en esta página en blanco.- dio vuelta el libro increíblemente grueso para que quedara con sus hojas expuestas ante ellos. Ulquiorra asintió solemnemente y sacó una pluma de la nada. –Como tu matrimonio se efectúa con una alienígena, recuerda escribir con símbolos que ella sea capaz de entender.- murmuró, a lo que Ulquiorra empezó a escribir su nombre y demás en kanji. –Ahora tú, Inoue Orihime de Karakura, profesora en la Tierra, escribe tu nombre, lugar de nacimiento y profesión debajo del nombre de tu pareja.-

-Oh… ok.- su ex sensei tomó nerviosamente la pluma que su novio uso y comenzó a escribir en kanji también. -¿Así está bien?-

-Tienes que escribir profesora de la Tierra, no solo profesora.- aclaró el pelinegro.

-¡Oh!- rió mientras agregaba otro kanji. –Listo, entonces.- suspiró aliviada.

-Ahora, según las sagradas páginas de este libro lo declaran, ustedes se pertenecen el uno al otro en cuerpo y alma. Ruego a los astros por su felicidad, fidelidad y fertilidad.- hizo una profunda reverencia, que Ulquiorra correspondió de inmediato, jalando a Orihime para que hiciera lo mismo. –Muy bien, eso fue todo.-

-Wow, que rápido.- le gustaría que las bodas en la Tierra fueran así de rápidas, ya que siempre le parecieron sumamente aburridas.

-Ya es el turno del capitán Hitsugaya.- rió pícaramente mientras se colocaba frente a ellos y pasaba página en su gran libro. –Solo para confirmar, ¿tú naciste en Junrinan, verdad?- preguntó, a lo que su novio asintió. –Y tú te llamas Kurosaki Karin y eres una estudiante de la ciudad de Karakura, ¿cierto?- ella igual asintió. –Bien, en ese caso comenzare.- tomó aire. –Hitsugaya Toshiro de Junrinan, leal capitán de Seireitei, escribe tu nombre, tu lugar de nacimiento y profesión en esta página en blanco. Como tu matrimonio se efectúa con una alienígena, recuerda escribir en símbolos que ella sea capaz de entender.- Karin encontraba bastante divertido ser considerada la alienígena ahora, pero se recordó que ya no estaba en su planeta.

No podía creer que se casaría usando un par de jeans, pero bueno, nunca creyó que se casaría con alguien no humano.

-¿Quieres que te presté esta pluma, Toshiro-kun?- la mujer recién casada le tendió su pluma, pero esta de inmediato le fue arrebatada por su nuevo esposo. -¡Ulquiorra-kun, eso fue grosero!- hizo pucheros.

-Es grosero sugerirles usar la misma tinta que usamos nosotros.- comentó pacientemente el hombre. –Todos saben que para las bodas deben traer su propia tinta. Es inaceptable usar tinta que ya ha sido utilizada antes, por eso compré un bolígrafo nuevo ayer.- suspiró.

-Sí el capitán Hitsugaya no trajo su propia tinta sería considerado una gran deshonra.- acotó Renji mirando inquisitivamente a su superior de cabellos blancos.

-Por supuesto que traje, no soy un estúpido.- Toshiro rodó los ojos, sacando del bolsillo de su camisa una bonita pluma nueva. Rápidamente escribió su nombre, lugar de nacimiento y trabajo en kanji, para luego tender la pluma a Karin cuando Kyoraku volvió a hablar esta vez dirigiéndose a ella.

-Ahora tú, Kurosaki Karin de Karakura, estudiante en la Tierra, escribe tu nombre, lugar de nacimiento y profesión debajo del nombre de tu pareja.- ella rápidamente lo hizo, asegurándose de no equivocarse ni en el detalle más pequeño y haciendo la letra más bonita de la que era capaz. – Ahora, según las sagradas páginas de este libro lo declaran, ustedes se pertenecen el uno al otro en cuerpo y alma. Ruego a los astros por su felicidad, fidelidad y fertilidad.- hizo una profunda reverencia, que de inmediato fue correspondida por Toshiro y Karin, que ya eran oficialmente marido y mujer. –Y ahora a celebrar… ¡con sake de los terrícolas!- sacó una botella de la completa nada.

-¡Ni lo sueñe!- una mujer pelinegra con gafas llegó corriendo desde quién sabe dónde y le quitó el gran libro al hombre, para después golpearlo en la cabeza con el mismo. –Ahora debemos llevar esto a la biblioteca central de Seireitei, y ellos deben ir a sus casas a…- carraspeó, sonrojándose levemente. –Consumar los matrimonios. Aparte de descansar, puesto que en una semana les esperan días muy extenuantes. ¡No es momento para que usted busque una excusa para beber más de ese licor extranjero!-

-¡Pero Nanao-chan!- lloriqueó el hombre, recordándole un poco a su padre con lo patético que se veía llorando como si tuviera cuarenta años menos, o quién sabe cuántos, teniendo en cuenta toda esa diferencia de especies. –Solo quiero hacer una pequeña celebración para los recién llegados, ¿no podemos divertirnos un poco?-

-¡No!- gruñó contundentemente la tal Nanao. –Tienen que usar el portal que los llevara a Seireitei. Es peligroso permanecer mucho tiempo en Jigokucho. Sí bien este es el puerto más seguro que tenemos, sigue sin ser tan seguro como Seireitei.- suspiró pesadamente, su gesto sombrío.

-Esperen.- Karin parpadeó. -¿Por qué dicen que tenemos que ir a Seireitei? ¿Qué no estamos allí?- miró confundida a su novio… ehh… o esposo, más bien.

-No.- él negó con la cabeza. –Esto es Jigokucho, una luna. Ese es Seireitei.- señaló al ventanal donde se dejaba apreciar lo que antes había creído que era una luna muy grande. En realidad ese era el planeta, y ellos estaban en una luna. Nunca lo habría imaginado. –Te explicare todo más tarde.- prometió acariciando el dorso de su mano con su pulgar.

-Es lindo ver que una chica finalmente te ha ablandado, capitán Hitsugaya.- comentó burlonamente Kyoraku, provocando que Toshiro lo fulminara con la mirada. –Como sea. Tristemente, mi dulce Nanao-chan tiene razón. Debemos partir a Seireitei inmediatamente. Afortunadamente tenemos los portales más avanzados funcionando aquí y solo tienen que introducir las coordenadas correctas y aparecerán cada uno en sus nuevos hogares asignados. Ya todo está preparado para que tengan una semana de "Luna de miel", como le llaman en la Tierra, y luego empezaran sus reincorporaciones en la sociedad.- su sonrisa se deshizo por un momento, llamando la atención de Karin, pero le restó importancia cuando rápidamente volvió a sonreír. –Síganme.- se dio la vuelta y comenzó a alejarse.

Toshiro la tomó de la mano y comenzó a arrastrarla para que siguieran al tipo, ignorando las protestas de Karin de que estaban olvidando su equipaje, y no solo el suyo sino que el de todos, pero él le aseguró que no había nada de qué preocuparse y siguió arrastrándola incluso cuando ella se negó porque Kyoraku había comenzado a subir unas escaleras que no estaban sujetas a absolutamente nada ¡estaban flotando en medio de la nada! Probablemente no debería haberse sorprendido teniendo en cuenta que podían hacerlos viajar millones y millones de años luz en milésimas de segundo, pero aun así su simple mente humana no podía evitar entrar en pánico por algo que parecía tan imposible.

Su novio… ehh… esposo, de todos modos logró arrastrarla al final, haciéndola sentir un poco ridícula cuando comprobó que realmente no había ningún tipo de peligro, aunque la consoló ver que Shiky se veía tan mortificada como ella, a pesar de que Orihime y Kimi no parecían para nada impresionadas, incluso hasta les emocionaba.

Mientras subía las escaleras, notó otro ventanal aún más grande del lado opuesto al que había visto antes. En ese ventanal ya no se veía al gigantesco Seireitei, sino que se veían muchas pequeñas lunas, que esta vez estaba bastante segura de que sí eran lunas. Y… wow, sí que eran muchas, muchísimas.

Contó veintitrés lunas antes de que el camino de escalones flotantes terminara y llegaran a una nueva sala, esta vez sin ventanales, donde habían varias puertas Shoji a lo largo de una pared. Portales que la llevarían un nuevo hogar, su nuevo hogar con Toshiro.

El nerviosismo volvió a ella, solo que esta vez por una razón diferente. Ese día darían el gran paso, harían el amor.

Sí bien ya habían tenido algunos… encuentros por demás calientes, la idea de estar con él en toda la regla todavía la hacía retorcerse de ansiedad. Tal vez debería haberle pedido algún consejo a Yuzu, pese a que realmente odiaba la idea de siquiera pensar en ella con Jinta de esa forma, pero al menos tenía experiencia. Podría haberle preguntado a Shiky, sin embargo ya no tenía tiempo.

-Fijaré las coordenadas de sus nuevos hogares, pueden irse despidiendo.- comentó Nanao dirigiéndose a las puertas Shoji. –La familia Abarai-Mijow irá primero.-

-Oww, ¿o sea que no veré a Karin-chan en toda una semana?- Kimi corrió a abrazarse a su pierna, mirándola con un adorable puchero.

-Míralo por el lado bueno, tendrás a tu padre solo para ti toda una semana.- le acarició la cabeza suavemente.

-¡Ohh! ¡Eso es muy bueno!- de inmediato corrió a engancharse a la pierna de Renji esta vez, que de inmediato la cargó en brazos.

-Bueno, supongo que nos veremos en una semana.- Renji sonrió pícaramente. –Disfruten su luna de miel.- les guiñó un ojo a Ulquiorra y Toshiro, provocando que ambos lo miraran mal.

-¡Cuídate, Renji!- Karin agitó una mano hacia él. -¡Adiós, Shiky-san y Kimi-chan!-

-¡Adiós, nos vemos, hasta pronto!- Orihime sacudió sus brazos frenéticamente para despedirlos.

-El portal ya está listo, pasen por favor.- informó Nanao ya configurando otro portal. –Prepárense el matrimonio Cifer.-

Con un último adiós, la pequeña familia de tres se marchó desapareciendo a través del portal.

-¡Karin-chan, te echaré mucho de menos!- su ex sensei de inmediato se lanzó a abrazarla. -¡Espero verte pronto! ¡Te deseó un muy feliz matrimonio!- la menor solo atinó a reírse nerviosamente.

-Gracias, Orihime-chan. Igualmente.- le palmeó la espalda antes de alejarse, por lo que ella de inmediato se lanzó a abrazar a Toshiro, que no llegó a esquivarla y tuvo que soportar que se abrazara a su brazo chillando lo mucho que lo extrañaría y que le deseaba mucha suerte haciendo bebés, provocando que ambos enrojecieran como tomates.

-Debemos partir, mujer.- Ulquiorra tomó la mano de su amada para comenzar a arrastrarla hacia el portal. –Adiós, capitán.- se despidió fríamente sin siquiera mirar atrás antes de desaparecer a través del portal.

-El portal para el matrimonio Hitsugaya ya está listo.- dijo Nanao después de un minuto. –Esperó que disfruten su estadía en Seireitei, nos veremos de nuevo en una semana.- hizo una profunda reverencia.

-¡Adiós, capitán Hitsugaya!- Kyoraku agitó una mano alegremente hacia ellos. -¡Qué pase una muy placentera luna de miel con su hermosa y sexy mujercita!- Karin hizo una mueca de desagrado mientras que Toshiro pareció a punto de sacar la espada que traía atada en la espalda.

-Vamos, Karin.- la tomó de la mano y la jaló hacia el portal. Ella cerró los ojos y volvió a sentir la misma sensación que antes solo por un segundo, pero luego todo se sintió… más pesado. Sus rodillas se doblaron y casi cae al suelo, pero Toshiro la estabilizó antes. –Lo siento, olvide recordarte lo de la diferencia de gravedad.- la miró apenado.

-Ahh, cierto…- recordaba que era por eso que ellos podían saltar tanto en la Tierra. –Esto… en realidad no es mucho…- se irguió sin mucha dificultad. –Solo se siente como sí tuviera un pesado abrigo o algo así.- bueno, tal vez un poco más que eso, pero no tanto.

-Te acostumbraras en poco tiempo, ya lo veras.- le sonrió por un breve instante, antes de mirar con curiosidad al lugar donde estaban, provocando que mirara también.

Era… sorprendentemente parecido a la Tierra. Cielo azul, césped verde e incluso pequeñas flores de cinco pétalos aquí y allá. La casa no era muy extraña, a diferencia del puerto Jigokucho al que habían llegado, era blanca y rectangular, de tres pisos, con puertas Shoji. Aunque aún era de día en Seireitei, parecía estar más cerca del atardecer que en Jigokucho, que parecía haber amanecido hace pocas horas. También se veían muchísimas más lunas desde aquí, y un sol un poco más grande de lo que estaba acostumbrada a ver, aunque no pudo mirarlo mucho tiempo sin sentir que se quedaba ciega, claro. Aun así no hacía mucho calor que se diga.

-Parece un bonito lugar.- comentó sintiendo una extraña sensación de calma. No se veía ningún otro edificio ni rastro de civilización cerca, debían estar bastante aislados. Cuando estaba mirando alrededor, no pudo evitar notal algo peculiar. –Uhh… ¿Por qué el portal sigue abierto?- señaló a las puertas Shoji abiertas detrás de ellos, solo que estas no tenían ningún tipo de soporte, simplemente estaban paradas ahí… en medio de la nada.

Repentinamente, todo su equipaje ahora perfectamente apilado se deslizó fuera del portal, y entonces este desapareció.

-Por eso.- señaló su novio… esposo, con tono divertido. -¿Qué te parece sí entramos y desempacamos?- ella solo pudo asentir, aún un poco abrumada con toda la situación.

Llevaron sus cosas dentro de la casa, que parecía una casa normal, más bien una especie de mezcla entre la clásica vivienda japonesa y las casas más modernas de occidente, excepto por el toque alienígena de escaleras sujetas por la mismísima nada. Aun así, era un lugar realmente muy bonito y acogedor. Podría ser feliz aquí sin problemas.

Subieron las escaleras hasta el segundo piso aun con la renuencia de Karin a confiar en esas cosas y entraron a lo que parecía ser la habitación más grande que había visto hasta ahora. Esta tenía una cama matrimonial occidental y un gran armario, aparte de un pequeño balcón al que se accedía abriendo una puerta corrediza de cristal.

Volvió a mirar a la cama y todo su cuerpo se tensó, ganándose una mirada preocupada de Hitsugaya, lo que solo la hizo tensarse más.

-Bueno… ¿Empezamos a desempacar ya?- prácticamente corrió a tomar su valija que él había dejado en el suelo.

-Claro…-

Todo estuvo bien mientras guardaban sus ropas en el armario y dejaban las bolsas con los videojuegos y demás encima de este para ver dónde colocar esos objetos luego, pero cuando Karin abrió la segunda valija, un estallido de pequeñas piezas de tela salieron volando de la maleta.

Lencería. Atrevida, pequeña, descarada y muy variada lencería de distintas formas y tamaños, una más reveladora que la anterior. Y claro que no era muy difícil adivinar quién era la responsable de esto, la persona que la ayudó a armar su equipaje, la persona que aparentaba ser inocente pero no lo era de ningún modo.

-¡YUZU! ¡Voy a matarla!- chilló con los puños apretados y la cara roja.

-Imaginó que no tenías idea de que traías este tipo de vestimenta contigo.- murmuró el albino con la cara roja, un sujetador muy pequeño y muy transparente colgando de su cabeza. La pelinegra de inmediato lo tomó y lo devolvió a la valija.

-F-fue culpa de Yuzu, y-yo nunca… no haría… q-quiero decir…- se mordió el labio mientras juntaba frenéticamente todas las piezas de atrevida ropa interior que su malvada hermana gemela había metido en su maleta cuando no estaba mirando.

-No te preocupes.- la miró con el ceño fruncido. –Ahora estamos casados, al menos en los estándares de mi especie, así que no deberías avergonzarte por… este tipo de cosas.-

-Oh… sí, cierto.- tosió, más que incómoda con la situación. Terminó de guardar todo y decidió que dejaría la maleta cerrada al menos por el momento, luego miró a Toshiro, que seguía con el ceño fruncido. –Umm… ¿Y ahora qué?- se removió inquieta.

Podía ver por el balcón que el sol ya estaba comenzando a ocultarse. ¿Cuándo exactamente sería un buen momento para consumar el matrimonio? ¿Y cuándo dejaría de sentirse tan nerviosa al respecto?

Él la miró fijamente por un momento, antes de dejar escapar un profundo suspiro.

-Karin, escucha, sé que estás nerviosa, pero no tienes que mirarme como si fuera a forzarte a hacer algo que no quieres hacer.- apartó la mirada con una expresión bastante ofendida. –No tenemos que consumar el matrimonio hoy sí no quieres. No me molesta esperar, creí haberte dejado en claro que siempre esperaría por ti, incluso sí hubieras decidido quedarte con tu hermana.-

-¿Qué?- ella lo miró con la boca abierta. –Toshiro… ¡Claro que no pienso eso!- también se ofendió. –Sé que nunca me forzarías, solo estoy nerviosa porque… porque…- en realidad, no estaba muy segura de por qué estaba nerviosa, simplemente lo estaba. –La verdad no estoy segura de por qué… supongo que no sé ni por dónde empezar.- se frotó el brazo. –Y también me da miedo de que me duela demasiado o que no te guste, pero me gustaría que fuera esta noche. Incluso sí la boda fue rara y alienígena, esta todavía es mi noche de bodas y sabes que me gustas mucho y desde hace mucho tiempo que quiero…- se mordió el labio, mirando con tímidos ojos grises a los sorprendidos turquesas. –Desde hace mucho tiempo que quiero… "aparearme" contigo.- rió nerviosamente, intentando restarle peso a sus palabras. –Confió totalmente en ti, así que no digas tonterías sobre que creo que me forzaras o sobre consumar el matrimonio luego porque no necesito que me trates como si estuviera hecha de cristal.- ante esa idea, frunció el ceño peligrosamente. –De hecho ¿sabes qué? ¡Vamos a hacerlo ahora!-

-¿Q-q-qué?- ahora él tartamudeó.

-Ya me oíste.- comenzó a reducir la ya de por sí corta distancia entre ellos asegurándose de mover provocativamente sus caderas en cada paso. –Esta noche serás todo mío, Toshiro.- pegó sus pechos a su pecho, disfrutando al verlo estremecerse. –O esta tarde, más bien.- miró de reojo al sol que todavía tardaría un buen rato en ocultarse, y ella lo quería ahora.

Seguía estando nerviosa, pero la forma en la que la estaba mirando, con tanta sorpresa y un pequeño toque de lujuria, despertaron su libido de tal forma que el deseo de sentir sus manos en su cuerpo empezó a opacar a los nervios. Se sentía poderosa, se sentía deseada, y por sobre todo se sentía muy, muy excitada.

Era increíble lo rápido que él podía hacerla olvidar todo, de que estaba en un mundo distinto, que se casó, que tenía muchas dudas y muchas preguntas. Pero ella solo podía pensar en las veces que él la tocó y la besó con tanta pasión que hizo a su cuerpo arder en necesidad con solo el recuerdo de sus dedos en su sexo y sus labios en sus senos. Quería tenerlo de esa forma de nuevo y quería más, mucho más.

-Karin…- murmuró contra sus labios. -¿Estás segura? No tienes que forzarte a hacerlo, no me molesta esperar sí…- para callar su estúpido y nada convincente intento de jugar al novio comprensivo, Karin se lanzó a besarlo con fuerza, acallando exitosamente toda protesta que pudiera seguir teniendo.

Pasó sus brazos por sobre sus hombros y enredó sus dedos entre su cabello mientras profundizaban el beso, gimiendo al sentir sus manos posarse en sus caderas solo para pegarla aún más contra su cuerpo, haciéndola sentir cada duro musculo debajo de su camiseta que ya estaba deseando arrancar.

Incapaz de detenerse a sí misma, alejó una mano de su cabello para pasarla a lo largo de su espalda, luego trazó con las yemas la cintura de su pantalón, sonriendo en medio del beso al sentirlo estremecerse, y aunque le gustaría muchísimo simplemente meter la mano allí y aumentar un poco más de temperatura la ya caliente habitación, subió para colar sus dedos por debajo de su camiseta así poder sentir su piel mientras delineaba sus abdominales.

Un gruñido escapó de los labios del chico cuando su mano subió todo el camino hasta sus pectorales y luego bajó hasta la parte inferior de su abdomen, frotando círculos imaginarios en la piel sensible.

De golpe, él se alejó levemente, hincándose para tomar sus muslos con ambas manos y levantarla del suelo obligándola a rodear su cintura con sus piernas mientras se dejaba caer sentado en la cama, ahora con sus manos atrapadas entre sus muslos y los suyos propios al menos hasta que comenzó a deslizarlas hacia arriba llegando hasta sus nalgas, a las que apretó arrancándole un jadeo del cual aprovechó para insertar su lengua en su boca, acariciando cada rincón mientras sus manos seguían masajeando su culo.

Karin sintió su mente nublarse todavía más por el deseo, sus nervios estaban completamente olvidados. Metió sus manos por debajo de su camiseta y acarició descaradamente su espalda y su torso mientras lo dejaba dominarla con ese abrasador beso, tan perdida en la deliciosa sensación que no notó que él alejó una mano de sus glúteos para desabrochar el botón de su jean y bajar la cremallera. No notó nada sino hasta que la apartó de golpe y la arrojó de modo que quedó boca arriba en la cama con los ojos muy abiertos cuando él de un solo movimiento le quitó el pantalón dejándola desnuda de la cintura para abajo a excepción de sus bragas que ya habían comenzado a humedecerse por sus atenciones y la promesa de lo que pronto vendría.

Él tomó sus tobillos y mantuvo sus piernas en alto y abiertas, mirándola de tal forma que la hizo querer apretar los muslos de haber podido por otro repentino estallido de deseo. ¿Qué iba a hacer con ella? La incertidumbre de alguna manera solo aumentó aún más la humedad entre sus muslos.

Sus manos se deslizaron suavemente por la piel erizada de sus piernas, pasando por debajo de sus rodillas hasta llegar a sus muslos, a los que apretó antes de separar sus piernas un poco más. Todo esto mientras se inclinaba cada vez más sobre su cuerpo. Sus nervios regresaron cuando dejó un pequeño beso en su muslo derecho y su mano comenzó a trazar el borde de su ropa interior. ¿Qué tenía pensado hacer con ella?

Jadeó al sentir muchos más besos tan ligeros como una pluma siendo repartidos en sus dos muslos, y se estremeció cuando sus manos dejaron de sostener sus piernas para dirigirse a alzar su blusa dejando al descubierto su sujetador. De pronto los besos se detuvieron por un segundo y al segundo siguiente sintió sus labios en su vientre, debajo de su ombligo, cosa que le arrancó una pequeña risita que pronto se convirtió en un gemido cuando mordisqueó la piel de su cadera, pasando su lengua por el lugar antes de chupar suavemente.

Su respiración se salió de control al sentir sus labios, su lengua y sus dientes acariciar sus caderas y su vientre. Sus manos estaban sosteniendo las suyas para impedirle apartarlo puesto que a veces aparte de hacerla jadear también la hacía reír y como odiaba las cosquillas en una de esas intento apartarlo, logrando en consecuencia que sus manos queden atrapadas.

Fue con la boca que él subió un poco más su blusa y empezó a besar la piel expuesta de sus pechos, arrancándole un pequeño gemido. Él se estremeció y liberó sus manos, solo para ayudarla a sentarse y quitarle la blusa. Quiso quitarle su sujetador también, pero ella aprovechó que finalmente era libre y le quitó la camiseta con un poco de dificultad antes de empujarlo haciéndolo caer de espaldas en la cama con la cabeza colgando un poco. Se sentó justo encima de su erección y empezó a moler sus caderas en movimientos circulares, amando la picante sensación de sus sexos frotándose aunque por encima de la ropa.

Dejó escapar un suspiro tembloroso y llevó las manos detrás de su espalda para desabrochar el sujetador. Bajó las tiras y de inmediato lo tiró lejos a su suerte. Cuando se inclinó para besar a Toshiro, él se incorporó para encontrarla a medio camino, llevando sus manos a sus pechos para amasarlos con un poco de brusquedad que no habría creído de él pero que le gustaba y mucho. Sus pezones se endurecieron bajo las palmas de sus manos mientras estrujaba sus sensibles senos.

No dejó de frotarse contra él mientras se ahogaba en la sensación de su beso y sus manos. Mordió su labio inferior y él chupó el su labio superior, sus lenguas se enredaron mientras las manos del chico continuaban apretando sus pechos, rodando sus duros pezones con las yemas de sus pulgares. Las manos de ella, por otro lado, estaban muy ocupadas una tirando de su cabello y otra deslizándose arriba y abajo por su fuerte espalda, rastrillándola con sus uñas cuando su miembro golpeaba ciertos ángulos especialmente sensibles entre sus piernas.

Luego de un tiempo él se apartó de su boca, haciéndola gemir en protesta que pronto murió cuando besó un camino a lo largo de su mejilla hasta llegar a su oreja. Atrapó el lóbulo de su oreja entre sus dientes y le dio una rápida caricia con su lengua, ella suspiró y él repitió la acción, para luego usar sus labios y empezar a succionarlo.

Bajó a su cuello bañándolo en besos suaves hasta llegar a su clavícula, donde la mordió con fuerza y chupó con tal ahínco que Karin enterró las uñas en su cuero cabelludo y entre sus omoplatos mientras echaba la cabeza hacia atrás gimiendo larga y profundamente.

-Toshiro…- gimoteó patéticamente. –Ya…- suplicó apenas siendo capaz de hablar cuando de repente lo sintió chupando uno de sus pezones a la par que sus manos volvían a sus nalgas para mecerla con más fuerza sobre su erección. –Por favor…- él ni siquiera pareció escucharla, simplemente cambió a chupar y mordisquear su pecho antes desatendido. -¡Toshiro!- volvió a arañarlo en parte furiosa porque la ignoré y en parte porque sus caricias se sentían demasiado bien como para tener control sobre su cuerpo.

-¿Hmm?- se alejó de sus pechos con una mirada curiosa, dejando de moverse pero sin soltar su culo. -¿Qué pasa? ¿Te lastime?- su respiración también era acelerada y sus ojos más oscuros de lo que había visto nunca.

Su deseo solo pudo crecer aún más.

-Yo…- tragó saliva, avergonzada por tener que hablar de esta forma, pero tenía que hacerle entender qué era lo que realmente quería. –Quiero que… quiero hacerlo ya.- nuevamente sus nervios regresaron, y pudo ver un poco de raciocinio y su buena parte de nervios surgir en él también. Ambos estaban nerviosos, por eso se vio en la necesidad de reafirmarle su deseo. –Quiero… "aparearnos" ya.- sonrió un poco al recordar su elección de palabras tan extrañas para terrícolas. Tomó los lados de su rostro y acercó su boca a la suya. –Te quiero dentro de mí…- murmuró con la cara color rojo escarlata, antes de besarlo con dulzura.

Sin romper el beso, él la fue recostando en la cama y quitó las últimas prendas que se interponían para que consumaran su matrimonio, sus bragas, así como su pantalón y su bóxer.

Cuando se apartó para posicionarse entre sus piernas abiertas, Karin no pudo evitar mirarlo con un poco de miedo. Sí bien ya había visto su miembro antes, no recordaba que fuera taaaaaan grande. ¿Acaso había crecido? ¿Cómo era eso posible?

Salió de sus tontos pensamientos al sentir la punta de su pene en su entrada. Se sonrojó horriblemente al ver la forma en la que él miraba su vagina, con una expresión aturdida y maravillada que gritaba a los cuatro vientos que nunca había visto una antes, o tal vez solo que le gustaba un poco demasiado la que tenía en frente.

El glande comenzó a hacer más presión en su entrada y ella no pudo evitar cerrar los ojos. Cuando comenzó a adentrarse en su feminidad, sin embargo, sus ojos se abrieron de par en par y se llenaron de lágrimas mientras su boca se torcía en lo que intentaba acallar un grito de dolor. Toshiro no pareció notarlo y siguió adentrándose con lentitud, su boca abierta dejando escapar grandes bocanadas de aire y sus ojos nublados por el placer que debía estarlo embargando. Karin sintió cada milímetro de su miembro llenar su cavidad y rogó en su mente que el dolor acabara pronto, sin embargo él apenas logró introducir la mitad cuando ella no pudo contenerse y sollozó. Él salió de ella de inmediato.

-Maldición.- gruñó con expresión culpable, cerniéndose sobre ella para darle un dulce beso. –Lo siento, debería haberme dado cuenta que te estaba doliendo. Sí quieres…- dudó un momento, obviamente desesperado por volver a adentrarse en su intimidad. –Sí quieres continuamos mañana…- ella de inmediato negó con la cabeza.

No iba a acobardarse a este punto, a pesar de que el dolor bajó un poco su libido este seguía estando allí, su entrepierna estaba bañada en jugos que comenzaban a manchar las sabanas y latiendo no solo por el dolor, sino por la urgencia de volver a tenerlo allí.

-Está bien…- se secó las lágrimas, sintiéndose un poco tonta por no haber podido soportar su dolor. –Solo que… Mejor intenta hacerlo rápido en vez de lento como antes, tal vez así d-duela menos.- picoteó sus labios rápidamente. –Te avisaré sí no puedo tolerarlo, pero por favor… realmente te deseó.- esta vez lo besó con más urgencia, intentando transmitirle su necesidad de él.

-De acuerdo… Intentémoslo.- volvió a su posición anterior y extendió sus piernas un poco más. –No olvides decirme sí te duele.- ella rodó los ojos, solo para abrirlos desmesuradamente y gritar cuando de golpe Toshiro introdujo la mitad de su pene en su vagina, y con otro rápido empujón terminó de adentrarse en ella, arrancándole otro grito y un sollozo, aparte de un par de lágrimas. ¡Maldita sea que dolía! –Karin…- ella se obligó a mirarlo al escuchar su tono de voz, casi parecía estar sufriendo, pero cuando vio correctamente su expresión notó que lo último que sentía era sufrimiento, más bien aparentaba estar en… una dicha absoluta. –Trata de…- suspiró entrecortadamente, sus ojos cerrados y su boca levemente abierta. –Relajarte…- pasó su lengua por sus labios.

¿Relajarse? ¿Cómo demonios podría relajarse con todo este dolor y más que nada con él poniendo esa cara y haciendo esa clase de sonidos? Ella era una simple humana, a diferencia de él, que podría no ser humano pero también era débil y no podía disimular el placer de estar incrustado hasta el fondo en su interior.

El dolor quedó un poco opacado cuando vio la expresión del chico que amaba. La idea de estarle dando tanto placer la hizo morderse el labio mientras miraba con atención su rostro. Él estaba inmóvil, pero aun así su respiración era profunda y pesada, sus manos acariciaban con ternura sus muslos, frotando círculos imaginarios en la piel sensible, podía sentir sus testículos rozando su culo y ver el sudor perlando levemente su piel tostada.

Con el deseo quemando cada célula en su cuerpo, decidió probar las aguas y movió levemente las caderas. El dolor regresó con fuerza devastadora, pero su deseo se multiplicó al escuchar el ronco gemido que surgió desde lo profundo de su garganta cuando la sintió moverse, así que lo hizo de nuevo. También dolió, pero el dolor estaba mezclado con un poco de placer picante y totalmente nuevo que la hizo gemir.

Los ojos turquesas se encontraron con los grises, y entonces fue él el que se movió, retirándose lentamente de su interior sacando solo la mitad antes de volver a introducir todo con la misma lentitud. Aun dolía, pero parecía haber disminuido un poco, así que asintió con la cabeza en señal de que podía continuar.

Al principio él continuó con la misma lentitud que antes, apenas saliendo antes de volver a entrar. Ella cerró los ojos y lo dejó hacer todo el trabajo mientras apretaba las sabanas en sus puños, todavía sintiendo un nivel de dolor considerable. Sin embargo, cuando el dolor finalmente comenzó a disminuir cada vez más y más con cada embestida, y él siguió utilizando el mismo ritmo, ella se incorporó sobre sus codos y flexionó el abdomen para sentirlo con un poco más de fuerza. Eso le trajo una aguda punzada de dolor, pero nada en comparación con el placer que la hizo gemir complacida. Eso se sintió muy bien.

-Toshiro…- gimoteó mirándolo con ojos suplicantes. –Más rápido.- exigió intentando imitar el tono mandón que él siempre usaba.

No tuvo que decirlo dos veces, luego de una mirada sorprendida y un suspiro de alivio, él movió las manos de sus muslos a sus caderas y salió casi completamente de su interior, solo para volver a entrar todo el camino hasta el fondo, con tanta brusquedad que le arrancó un chillido de sorpresa, dolor y placer. Pero a medida que se movía más y más rápido, sentía menos dolor y mucho placer ir en aumento.

Realmente estaba haciendo esto, se estaba "apareando" con Toshiro, y se sentía fantástico.

El dolor quedó completamente olvidado cuando él empezó a embestirla tan rápido que ya ni siquiera fue capaz de pensar correctamente, todo lo que podía hacer era sentir su miembro entrando y saliendo de sus apretadas y húmedas paredes vaginales, sus testículos azotando su culo con cada empuje y sus manos agarrando sus caderas con fuerza para ayudarla a moverse más rápido; todo lo que podía escuchar era la forma en la que gruñía y jadeaba con cada empuje, gritando cuando ella tensaba los músculos de su intimidad solo por el placer de torturarlo.

Sus cuerpos estaban completamente empapados en sudor y el sonido de sus sexos estrellándose y sus bocas gritando llenaba la habitación. Karin devolvía como podía los empujes, intentando mover sus caderas al mismo ritmo que el de Toshiro y fallando, pero realmente no le importaba porque seguía sintiéndose como el puto paraíso de todos modos.

Aun en medio de la bruma del placer, entreabrió uno de sus ojos para mirar a Toshiro, notando que sus ojos entrecerrados estaban fijos en sus pechos, mirando con hambre la forma en la que rebotaban incesantes por cada pequeño movimiento. Agradeció mentalmente el haber mirado, porque cuando él se inclinó con la boca abierta para chupar incansablemente uno de sus pezones, al menos logró anticipar el hecho de que acabó chillando lascivamente sin poder controlarse.

Él dio otro par de empujones y ya no pudo soportarlo más. Enterró las uñas en sus hombros y echó la cabeza hacia atrás con los ojos fuertemente cerrados, gritando desesperadamente su nombre mientras su orgasmo la golpeaba con fuerza devastadora haciendo arder y temblar todo su cuerpo, chorreando sus jugos alrededor de su miembro hasta las sabanas mientras sus paredes lo envolvían más que nunca, buscando que derramara su semilla en ella.

Pronto la complació y lo sintió alejarse de su pecho y gruñir y gritar una serie de palabras inentendible para su cerebro demasiado mareado por el increíble orgasmo. Él enterró el rostro en su cuello y gimió largamente mientras se derramaba en su interior.

Siguieron en la misma posición respirando agitadamente por un largo tiempo, Karin podía sentir su corazón latiendo desbocado y su piel resbaladiza por el sudor, de alguna forma seguía estremeciéndose por el placer tan abrumador y sentir el cuerpo igual de caliente y sudoroso de Toshiro sobre el de ella mientras lo oía jadear en su oído la hacía desearlo de nuevo, incluso sí sus músculos estaban todos tensos y entumecidos y realmente tenía muchas ganas de dormir al menos por un par de días.

Finalmente, él se retiró de su interior, arrancándole un leve gemido a ambos. Se movió para caer a su lado en la cama y ella lo miró con sus ojos apenas capaz de mantenerse abiertos. Él tenía un brazo cubriendo sus ojos, pero al sentir su mirada lo movió un poco y ambos se observaron fijamente por lo que pareció una eternidad.

Karin quería decir algo, lo increíble que se sintió, lo feliz que estaba por haber perdido su virginidad con él, lo mucho que lo amaba… Pero el recuerdo de él diciéndole que solo sentía mero aprecio por ella y la forma en la que aseguró con tanta confianza que amaba a su ex prometida fallecida la hicieron callar.

Por mucho que este fue un acto de amor por su parte, para Toshiro solo fue un medio para alcanzar un fin. Ese pensamiento la hizo querer llorar, sin embargo el sueño la salvó de esa humillación y a los pocos segundo cayó dormida por el completo agotamiento, no sin antes sentir la mano de él envolver la suya entrelazando sus dedos y escucharlo murmurar un par de palabras en su oído que no fue capaz de entender.

Continuara...

Holaaa! :D

Al fin termine esto! *o* AGH! Odio hacer lemon! XD

Lo peor es q tecnicamente el proximo capitulo debería tener lemon tambien 7n7 Pero con lo mucho q me costó esto no sé sí debería hacerlo... Y aparte creo q me quedo horrible :'v

Si les gusto y quieren más lemon en el proximo capitulo les pedire... mmm... q el fic llegue a los 130 reviews! Si no les gusto entonces mejor lo dejamos así, en el proximo me salto esas partes y seguimos con la historia xD De todos modos cap sin lemon me hace actualizar más rapido :P

Ahora si me disculpan ire a esconder mi cabeza en un agujero :'c Los personajes de Tite y nos vemos en la actualizacion de Si no fuera por ti!

Merezco un review? :')

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!