Extraterrestrial.

Capítulo catorce: Sorpresas y Malentendidos.

Karin jadeó pesadamente, sintiendo la boca de Toshiro en su cuello mientras sus manos acariciaban sus muslos, manteniéndolos separados en lo que su pene se introducía una y otra vez en su intimidad, de forma cada vez más rápida y más dura.

Era el quinto día de su luna de miel ¿o sexto? Realmente no recordaba, no es que pudiera pensar correctamente al tenerlo penetrándola de esa forma en el suelo de la cocina.

Después de su primera vez, quedó muy adolorida y el segundo día de su estancia en otro planeta él solo se dedicó a darle un paseo por los alrededores de la casa, cargándola ya que apenas podía caminar, y a hablarle un poco sobre su mundo y su gente. Ah, también comieron muchísimo y mayormente solo hablaron y se acurrucaron el uno con el otro para luego dormir abrazados. Ya en el tercer día, sin embargo, a penas despertar sintió su erección presionando contra su trasero y los recuerdos de lo que había pasado la primera noche la pusieron más caliente que volcán en el sol y antes de que se diera cuenta ya estaba encima de él sacudiendo sus caderas para sentirlo más profundo dentro de ella.

Y esa mañana volvieron a despertarse abrazados y con mucha hambre, pero apenas se levantó de la cama para ir a hacer el desayuno él la jaló de vuelta al colchón y volvieron a hacerlo, luego de eso decidieron ir a ducharse pero acabaron haciéndolo en la ducha también, y después de vestirse bajaron por las escaleras y de repente simplemente volvieron a sucumbir ante su deseo incontrolable.

Por eso ahora se encontraba con su bata de dormir abierta provocándole una ligera protección contra la aspereza del suelo de madera contra el que su cuerpo se frotaba al recibir las embestidas de su marido (aunque aún se le hacía raro considerarlo así), que ahora estaba mordisqueando la delicada piel de uno de sus pechos, probablemente queriendo dejarle otra marca. Ella en este punto solo tenía la capacidad de aferrarse a su espalda gimiendo y suplicándole que no se detuviera.

¿Quién sabría que hacerlo con un alienígena se sentiría tan bien? No es que alguna vez lo haya hecho con un humano como para comparar, pero aun así… se sentía tan, tan bien. No es de extrañar que no pudieran quitarse las manos de encima, podría volverse adicta a esto fácilmente.

-Karin…- al escucharlo gruñir su nombre en esa voz baja y profunda que tanto adoraba, con su boca aún medio envuelta alrededor de uno de sus pezones, gimió más alto y enterró las uñas ligeramente en sus omoplatos, exhalando un grito cuando aumentó el ritmo y la hizo llegar con fuerza al clímax.

Él dio otro par de embestidas antes de correrse también, sin salir sino hasta que vertió la última gota de su semilla en su interior.

-Oye, Toshiro…- acarició con ternura su espalda sudorosa hasta encontrar los arañazos y acariciarlos también con más suavidad. –Me muero de hambre, ya déjame desayunar.- él rió brevemente, aunque su risa, que ya de por sí era rara y más parecida a un bufido, salió amortiguada por su rostro enterrado en su cuello.

-En mi defensa, solo planeaba darte un beso esta vez, tú fuiste la que nos tiró al suelo.-

-Cállate y hazme unos pastelillos, y que sea rápido.- se levantaron tambaleantes y se vistieron apresuradamente, sin querer volver a terminar en el piso, o en cualquier otro lugar para seguir "apareándose" con los estómagos vacíos. –Tu especie es tan considerada, dejándonos una dotación de un año de ingredientes de la Tierra para que me acostumbre. Sí me hubieras dicho eso antes habría tomado mi decisión más rápido.- bromeó de un humor excelente mientras lo ayudaba a hacer el desayuno.

-Hmm.- rodó los ojos, frunciendo el ceño al oírla carcajearse. –Están muy agradecidos, supongo. El plan de restauración es la más grande esperanza de los ciudadanos de que un día volveremos a nuestra antigua gloria. Cada nuevo embarazo se le informara a los soldados peleando en el frente con el propósito de motivarlos a seguir peleando por el futuro de nuestro mundo.- comentó, desvaneciendo al instante el ambiente antes divertido.

-Oh.- no pudo evitar deprimirse un poco. La idea de una guerra siempre le pareció algo horrible, pero ellos no eran como los humanos matándose entre sí, eran distintas especies de distintos mundos amenazando con total extinción. -¿Y funciona? ¿Realmente los alienta saber que un nuevo ciudadano viene en camino?- miró con ojos entornados su vientre plano, preguntándose sí ya estaba embarazada.

-Mucho, de hecho. No tiene caso ganar la guerra sí no tenemos una nueva generación a la cual legarle nuestra tierra, niños a los cuales proteger, familias a las cuales regresar. La razón por la que destinamos tantos recursos a este plan es para mantener viva la esperanza. Y está comprobado que los soldados pelean con más ganas y entusiasmo al saber que esta iniciativa funciona. Cuando este plan se estableció hace casi seis años solo había dos o tres nacimientos al año desde la enfermedad, pero desde entonces el número fue aumentando, y el año pasado hubo quince nacimientos. La esperanza que estos generan al ejército es incalculable, seguimos teniendo las de perder, pero cada año mejoramos un poco más.- sonrió levemente mientras metía la mezcla al horno.

-Ya veo, es bueno saber que siguen luchando a pesar de todo.- hizo una mueca, no del todo contenta con el gran interés que mostraba en la guerra y el ejército. ¿No planeaba pelear en algún momento también, o sí? –P-por cierto… ¿cuántos días han pasado ya? Podremos ver a los demás pronto ¿no es cierto?-

-Ah, sí. Mañana, de hecho.-

-¿Qué? ¿Ya pasó una semana?- ¿este era el último día de su luna de miel? Wow, ni siquiera lo notó.

-Por desgracia.- le dirigió una sonrisa ladina mientras picaba algunas frutas. –Pero no te preocupes, mañana examinaran sí estás embarazada, y sí no lo estás aún lo más probable es que nos den otra semana, y otra y otra.- dejó las frutas, encaminándose a ella mirándola de forma que de inmediato levantó su libido. Estaban a punto de besarse y tal vez posponer el desayuno por cuarta vez cuando el timbre del horno sonó.

Toshiro fulminó con la mirada al aparato por interrumpirlos y Karin se carcajeó. Oh, bueno, de todas formas tenía hambre.

Desayunaron hablando de trivialidades hasta finalmente quedar satisfechos y luego, sorpresa, sorpresa, hacerlo en la mesa. Luego de eso acabaron muy cansados y durmieron una larga siesta que los hizo perder la hora del almuerzo, despertándose justo a tiempo para continuar haciendo el amor distrayéndose de cenar hasta que el hambre les ganó, y una vez llegó la hora de dormir él insistió mucho en que solo sería una vez ya que mañana debían levantarse temprano para ir a reportarse con el capitán comandante, pero, por supuesto, acabaron haciéndolo al menos tres veces antes de caer rendidos.

Y, sorpresa, sorpresa, se despertaron tarde.

-Oh, vamos, Toshiro, ellos entenderán.- rodó los ojos al escucharlo reclamar por milésima vez en lo que se vestían después de ducharse (y otra sesión de sexo rápido). –Somos una pareja joven intentando procrear, ¿qué más podrían esperar?-

-Soy un capitán. ¡Nunca antes he llegado tarde a nada!-

-Llegabas tarde a clases todo el tiempo.- señaló secamente.

-También lo harías sí tuvieras que pasar los mismos años por tres preparatorias distintas.- masculló entre dientes.

-Qué malhumor. ¿Seguro que no quieres otro rapidito? Para relajarte.- le guiñó un ojo.

-Muy graciosa.- la miró mal, dirigiéndose al armario y sacando una extraña caja de allí. –Ven, debes usar esto.- de la caja sacó un brazalete negro simple.

-¿Qué es esto?- preguntó curiosa colocándoselo.

-Es para que resistas la gravedad de la Ciudad Central. Ahora mismo estamos en una zona de baja densidad gravitatoria pero que aun así es más fuerte que la gravedad de la Tierra, sí salimos a la ciudad probablemente tengas dificultades para respirar, así que mejor úsalo y no te lo quites por nada en el mundo.-

-Oh.- así que por eso estaban en esta zona aislada. -¿Y cómo viajaremos allá? ¿Otro portal raro?-

-Algo así, caminaremos hasta llegar allí y luego tomaremos un portal que nos llevara directo al Cuartel General de Restauración. Ciudad Central es muy grande.- advirtió mientras bajaban por las escaleras y salían fuera de la casa. -¿Lista?- le tendió su mano.

-Lista.- la tomó con gusto, entrelazando sus dedos.

Fueron varios minutos de caminar, tal vez media hora, pero estaba tan absorta mirando el paisaje ligeramente diferente al de la tierra que apenas lo notó, más concentrada en notar las plantas extrañas y los insectos grandes y con muchas patas que harían que Yuzu probablemente se desmaye sí algún día llegara a verlos. También había muchas mariposas, muchas, todas negras con detalles violetas o azules, eso probablemente le habría gustado a su hermana.

Sonrió tristemente al pensar en ella. A pesar de que la había odiado por avergonzarla con tanta lencería, la verdad acabó queriendo agradecerle por ello ya que amó ver la cara que puso su esposo alíen cuando comenzó a usarlas regularmente. Esperaba que el idiota de Jinta hiciera todo lo posible por apoyarla y hacerla feliz o volvería a la Tierra con el único propósito de patearle el trasero. Toshiro le había dicho que en poco tiempo podrían contactar con Shinji y Yukio, así que pronto tendría noticias, ojala.

A medida que caminaban los árboles comenzaron a escasear y veía una que otra casa de piedra cuadrada y baja, todas blancas con alguna rara escritura que no entendía marcada en grandes símbolos dorados a lo largo del comienzo y el final de las paredes, y sus puertas parecían no tener picaportes ni cerraduras.

Y todo se sentía vacío.

-La Estación Portal está a pocas calles, hay que doblar aquí.- indicó Toshiro jalándola levemente para que lo siguiera al notarla distraída. –Y, por sí te lo preguntas, este sector de la ciudad no está muy poblado, acercándose más al centro es cuando veras a la gente.- comentó al verla mirando por todas partes.

-¿No dijiste que toda la población restante está protegida en Ciudad Central? Creí que…- se mordió el labio y calló, insegura de sí estaba siendo insensible.

-Antes de que la guerra empezara hace veinte años, éramos veintisiete millones de ciudadanos, incluyendo a los habitantes de las lunas, y el número estaba en aumento. Después de la guerra y la enfermedad, nos redujimos a doce millones, con la inmensa mayoría de población masculina. Pasamos malos años después de eso y el número se redujo a diez millones. Por esos tiempos se decía que cada años seríamos un millón menos hasta la total extinción, pero se implementaron varias iniciativas como la Misión Restauración y hasta el momento nos hemos mantenido en una estable población de diez millones cuando según las estadísticas ya deberíamos ser la mitad de ese número. Sí seguimos así, los expertos aseguran que para la próxima década ya habremos subido a doce millones.-

-Eso… no es mucho…- lo miró preocupada luego de escucharlo atentamente.

-Tienen en cuenta el factor guerra. Ahora mismo más de la mitad de la población restante está peleando en el frente, defendiendo las lunas y defendiendo los dos continentes de Seireitei, y a pesar de que nos mantenemos estables, todavía perdemos soldados cada día. Mueren más de los que nacen. Estamos desarrollando nuevas tecnologías para ayudarnos a recuperar terreno, y tenemos una alianza con otro mundo que nos ha ayudado mucho, pero aun así no estamos ni remotamente cerca de ganar. Debemos preocuparnos por repoblar y por batallar, dos cosas que se contraponen. Y las especulaciones positivas sostienen que, en el remoto caso de que logremos ganar, nos tomara siglos volver a nuestra antigua población.- Karin estaba caminando un poco por detrás de él, a pesar de que sus manos seguían entrelazadas, así que no podía ver su rostro, aunque sí notaba la rigidez en sus hombros. Esto sin duda lo afectaba muchísimo. Estaba a punto de hacerle otra pregunta cuando continuó hablando. –Hay cuatro millones de habitantes en Ciudad Central, pero la ciudad es tan grande que la mayoría se agrupa en el centro, por eso no ves muchas personas en los límites.-

Ah, había olvidado que esa era su duda inicialmente. Ahora tenía mil dudas más, pero antes de poder expresar al menos una oyó una alegre voz llamando su nombre.

-¡Karin-chan! ¡Toshiro-kun!- era Inoue-sensei… o bueno, Cifer-sensei… aunque ya no era profesora… Dejémoslo en Orihime-chan. -¿También están llegando tarde para la reunión?- se acercó a ellos con una sonrisa resplandeciente.

-Cállate, mujer.- Ulquiorra la miró ceñudo, con bolsas en los ojos y gesto agrío. Aun así se veía de mejor humor que en la mayoría de los días. –Capitán.- le hizo una reverencia al albino.

-Ulquiorra.- asintió. –Veo que se dirigen a la Estación Portal también.-

-¡Genial! ¡Podremos ir juntos!- la mayor de inmediato tomó el brazo de Karin y comenzó a arrastrarla. -¿Cómo has estado, Karin-chan? ¿Ya hicieron bebés?-

-¡Orihime-chan!- se sonrojó hasta las orejas. –Eso no… eso no se pregunta.- carraspeó, más que incómoda.

-Oh, no seas tímida. Yo esperó ya estar esperando un bebé ¡son tan tiernos!- puso ojos soñadores.

-Tú sin duda serás una gran madre.- sonrió forzadamente.

Su ex sensei siguió parloteando, pero Karin dejó de escucharla.

No había pensado mucho en que, efectivamente, en poco tiempo sería una madre. Esto sería mucho más fácil de sobrellevar sí Yuzu estuviera con ella, así ambas podrían apoyarse mutuamente. No tenía idea de cómo es que sobreviviría a esto sin su hermana, apenas recordaba a su madre y nunca fue del tipo maternal, aparte jamás esperó ser madre en ningún momento antes de los veinte años. Pero era un caso especial, Toshiro la necesitaba y ella lo amaba, así que haría esto por él.

-Karin.- hablando de su marido extraterrestre, él estaba sacudiendo su hombro ahora mismo. –Tenemos que cruzar por el portal.- oh ¿ya habían llegado a la Estación Portal?

Era solo una enorme pared con un pequeño techo con varios portales enfilados uno al lado del otro, cada uno con un panel de control proyectado a su lado. La otra pareja no se veía por ningún lado y uno de los portales estaba activo, así que debieron cruzar cuando estaba perdida en sus pensamientos.

Recordando lo incómodo que era viajar por esas cosas, tomó la mano de Toshiro y la apretó con fuerza, cerrando los ojos mientras caminaba para entrar juntos. Sintió el calor y la sacudida por un segundo, y luego estuvo frente a un enorme edificio de piedra que podría pasar por un palacio fácilmente, era cuadrado y blanco como todas las casitas, pero era… más bien como un cubo grande unido a un cubo más grande unido a un cubo incluso más grande con otro cubo encima. En fin, muchos cubos, muy grandes.

Y aquí estaba lleno de personas. Niños jugando, ancianos platicando, mujeres cargando cestas. Todos vestían ropas blancas, doradas, grises o negras, ropas muy parecidas a los típicos atuendos japoneses. Para un planeta donde la inmensa mayoría eran hombres, no se veía casi ninguno joven, solo niños, algunos pre-adolescentes y ancianos.

Cuando se dio cuenta de que todos los hombres debían estar peleando en la guerra, no pudo evitar entristecerse un poco. Y pensar que ese hubiera sido el destino de su adorado quinteto favorito sí no hubieran ido a la misión en la Tierra.

-¡Capitán, hasta que llegan!- la voz de Renji llamó su atención. Él estaba en la puerta del gran edificio, sacudiendo una mano hacia ellos. Shiky y Kimi estaban a su lado sonriéndoles y agitando sus manos hacia ellos. -¡Ise-san los está esperando impacientemente!- se acercaron a él y de inmediato la pequeña pelirroja corrió a colgarse de la pierna de la ahora Hitsugaya. –Entiendo que es divertido ya no ser vírgenes, capitán, Ulquiorra, aun así deberían…-

-¡Cierra la boca, Abarai!- ambos hombres encajaron un puñetazo en la mandíbula del pelirrojo.

Se adentraron en el gran edificio y pasaron por un par de pasillos y otra de las escaleras sujetas por la mismísima nada hasta finalmente toparse con la mujer de gafas que se veía muy malhumorada y el capitán comandante Kyoraku Shunsui, que fue el encargado de casarlos.

-Te dije que era mala idea citar tan temprano a parejas recién casadas, Nanao-chan.- se burló el hombre mayor mirando pícaramente a los recién llegados.

-Usted cállese.- lo golpeó en la cabeza con un libro muy grande, aunque más pequeño que el que tuvieron que firmar para oficiar su matrimonio ante la ley de Seireitei. –Perdimos mucho tiempo, así que iré directo al grano. Primero haremos las pruebas de embarazo, luego hablaremos acerca de su futuro como ciudadanos de Seireitei.- ajustó sus gafas, sacando de la manga de su atuendo muy parecido a un kimono negro un aparato parecido a una Tablet con antena. –Acérquense por favor, Cifer-san, Hitsugaya-san.- Orihime de inmediato se acercó casi brincando, Karin tardó un momento en darse cuenta de que le estaba hablando.

Cierto, ahora era una Hitsugaya.

-Espera.- al ver a la mujer acercar la antena al vientre de su ex sensei, la joven frunció el ceño. -¿Con eso harán la prueba de embarazo?- miró desconfiada el aparato.

-Soy consciente de que ustedes tienen métodos muy primitivos para comprobar un embarazo en su planeta, y sé que también toma mucho tiempo. Este aparato es un escáner que no causara ningún efecto negativo en ustedes y nos dará el resultado al instante. Por favor permanezcan quietas.- suspiró mientras tecleaba algunas cosas en la Tablet. Luego de un minuto, mientras ambas chicas se impresionaban, el aparato emitió una luz azul. –Hmm… Negativo para Cifer-san.- suspiró frustrada.

-Oww…- Orihime de inmediato se desanimó.

Ahora la antena se acercó al vientre de Karin, Ise Nanao tecleó en su Tablet otra vez y, luego de un minuto, esta emitió una luz blanca.

-¡Positivo para Hitsugaya-san!- Nanao sonrió, más entusiasmada de lo que la había visto nunca. -¡Muchas felicidades!-

-¡¿Ehhh?!- Karin palideció por completo. ¡¿Tan rápido?!

Volteó a ver a Toshiro, que también había palidecido. Sus ojos estaban muy abiertos y parecía al borde de un ataque de pánico.

-Llamaré a la doctora Unohana-sama para que te examine más a fondo. ¡Estas son grandes noticias!- Nanao de inmediato guardó la Tablet y sacó un aparato parecido a un celular, en el que empezó a teclear.

-¡Vaya, vaya! ¡Que agradable sorpresa!- Kyoraku rió afablemente, palmeando la espalda del Hitsugaya, que parecía paralizado. -¡Pronto tendremos un pequeño Shiro-chan corriendo por las calles! ¡A Ukitake le encantara escuchar esto!-

-¿Quién lo diría del capitán?- Renji salió de su aturdimiento y sonrió pícaramente. -¡Sí que tiene puntería! ¡Una semana y ya dejó embarazada a Karin! ¡Shinji amara esto!- se carcajeó.

-¡Karin-chan, felicidades!- Orihime se lanzó a abrazarla. -¡Tendrás un bebé! ¡Serás mamá!- prácticamente estaba chillando.

Shiky estaba cubriendo los oídos de Kimi para que no escuchara los comentarios maliciosos que Renji y Kyoraku le estaban lanzando al Hitsugaya, pero miraba con una sonrisa medio feliz medio preocupada a la adolescente. Ulquiorra se mantuvo en silencio.

Por su parte, Karin estaba congelada. Sabía que tarde o temprano iba a resultar embarazada, pero no esperaba que tan temprano. No terminaba de asimilarlo, no sabía cómo sentirse.

Mamá… iba a ser una mamá en nueve meses. Ya había dicho que estaba de acuerdo con la idea, pero realmente hacerlo era otra cosa. En cierto modo todo se sentía más real que nunca, y debería sentirse feliz pero solo estaba sumamente nerviosa, y hasta en el fondo deseaba que esto se hubiera tardado más. No se sentía lista, no se sentía lista para nada. ¿Cómo iba a hacer esto? Oh, Dios ¿cómo?

-¿Eres Hitsugaya-san?- la voz suave y melodiosa de una mujer pelinegra con una larga trenza atada al frente la sacó de su desesperación. Ella también tenía un kimono negro, solo que con lo que parecía un haori blanco arriba. Debía ser la doctora Unohana. –Por favor acompáñame.- murmuró una vez asintió. –Capitán Hitsugaya, ven también.- ante el llamado de la mujer, Toshiro se enderezó como regla y finalmente pareció salir del trance y comenzó a seguirla junto a Karin.

No caminaron mucho, solo se alejaron unos pasos de los otros para entrar a otra habitación cercana con una cama y extraños aparatos que ni siquiera sabía con qué podría compararlos. Ambos se sentaron en la cama mientras la mujer tecleaba en uno de los extraños aparatos.

La chica miró temerosa a su pareja, notando que él parecía más nervioso que ella. Eso no la hacía sentir mejor.

Escucho a la doctora decir algo y de inmediato quitó la vista de su esposo y se estremeció al ver la mirada atenta de la mujer. Había algo en ella que le causaba un poco de temor, pese a que a primera vista parecía una mujer dulce y maternal.

-Disculpe ¿qué?-

-Pregunte tu edad, querida. Te voy a hacer muchas preguntas así que presta atención.- sonrió cálida y espeluznantemente. Ella tragó saliva y asintió, contestando a esa pregunta y a todas las demás que siguieron. –Muy bien, ahora te daré un pequeño libro que deberás leer con mucha atención ya que tiene todas las indicaciones que seguirás para tener un embarazo saludable. Ten en cuenta que tu bebé es un hibrido, así que no será lo mismo a un embarazo terrestre común.- Karin se sorprendió ante eso. No es que supiera mucho de embarazos ¿pero qué tan diferente podría ser a uno normal de la Tierra? –No te preocupes, el libro explicara todo.-

-Oh, ok.- cuando le tendió un pequeño libro de no más de cincuenta páginas, lo abrazó contra su pecho, prometiéndose leerlo de pies a cabeza.

-Ahora vamos a lo importante.- sonrió cálidamente. –Vamos a descubrir cuál es el sexo del bebé.-

-¿Eh?- la miró con la boca abierta. –Pero si no debo de llevar más que un par de días embarazada. ¿Cómo podemos saberlo?-

-Llevas aproximadamente ciento cuarenta horas embarazada según mi escáner avanzado, querida.- Karin se quedó con la boca abierta. ¿Cómo podía saber eso? ¿Tan avanzada era su tecnología? –Y claro que podemos saber, solo es cuestión de escanear los cromosomas. El sexo se determina en el mismo momento de la concepción, así que no habrá problema alguno. Sin embargo, hay humanas que me han dicho que quieren que sea sorpresa, así que la decisión es tuya.-

-Umm…- miró a Toshiro, pero él solo permanecía con la mirada baja. –Eh… ¿Está bien? Me gustaría saber.- sonrió nerviosamente. Todavía no estaba acostumbrada a la idea y se sentía muy incómoda al respecto, pero al menos podía mostrarse positiva, a diferencia de su marido bastardo que ni siquiera fingía estar interesada.

-Muy bien.- sacó un aparató parecido al de Nanao pero más pequeño y lo acercó a ella. Luego de un minuto, la doctora sonrió. –Cromosomas XX. Felicidades, tendrán una niña.- su sonrisa se agrandó un poco.

-¿Una niña?- qué conveniente para su situación. Miró a Toshiro, esperando verlo más animado, pero él solo la miraba con el ceño fruncido, o más bien miraba a su vientre. –Es… genial. M-muchas gracias por su atención.-

-Que jovencita tan educada. Estoy segura de que serás una buena madre.- le palmeó el hombro, haciéndola preguntarse si todos habían leído el informe de que las palmaditas en los hombros son para reconfortar. –Nos veremos pronto en unas semanas, por mientras pueden volver con el capitán comandante.- hizo una reverencia que los dos correspondieron antes de retirarse de la habitación y caminar hacia sus amigos que seguían hablando con Kyoraku y Nanao.

Karin se dijo a sí misma que esperaría a estar solos antes de preguntarle qué pensaba respecto a toda la situación.

-Veo que regresaron.- Nanao le sonrió. El embarazo realmente la había puesto de buen humor. -¿Ya saben el género del bebé?-

-¿Cómo podrían saberlo? Es muy pronto.- argumentó Shiky.

-Eso es lo que yo pensé, pero su tecnología es realmente muy avanzada.- se frotó la nuca, antes de sonreír nerviosamente. –Es una niña.- informó, a lo que de inmediato Orihime se lanzó a abrazarla y felicitarla otra vez.

-¡Esplendido!- Nanao pareció haber ganado la lotería, aunque dudaba que eso existiera aquí. -¡Estas son grandes noticias para los soldados! Estoy segura de que amaran saber que tenemos una niña en camino.- suspiró aliviada, volviendo a sacar ese aparato parecido a un celular.

Oh, cierto, la motivación de la que le habló Toshiro. Al menos su embarazo pondría feliz a alguien más que no sean su ex sensei e Ise-san, aparte de Kyoraku y Renji, aunque ellos parecían más felices de poder burlarse del albino que por el embarazo en sí.

-Nanao-chan, antes de que des el aviso al frente de esta maravillosa noticia, debemos terminar nuestra conversación con estas pequeñas familias.- recordó Kyoraku, por una vez demostrando un comportamiento medianamente responsable.

-Ah, sí, por supuesto.- carraspeó y dejó de lado su aparato. –Bueno, seré breve. Se le dará al matrimonio Cifer una semana más de "luna de miel", y luego de ver los resultados de la próxima prueba de embarazo decidiremos sí dar otra semana o ya comenzar a asignarles sus deberes como ciudadanos recién incorporados o reincorporados. En cuanto a la familia Abarai-Mijow, se le dará otra semana para decidir sí llevaran a cabo un matrimonio entre los padres de la niña y a partir de eso se decidirá su siguiente curso de acción. En cuanto a la familia Hitsugaya, debido a la condición de Hitsugaya-san su curso de acción será discutido con el consejo y la división médica, y la decisión respecto a su destino se les informará mañana tres horas antes del atardecer. Eso es todo, pueden volver a sus hogares ahora.- hizo una reverencia que de inmediato correspondieron.

-¿Y ahora a dónde vamos?- preguntó Kimi luciendo muy aburrida a pesar de que su padre la estuviera cargando en brazos. -¿Podemos ir al parque?-

-No creo que haya parques aquí, cariño.- Shiky le acarició el cabello.

-Hay plazas, pero no son exactamente… para niños.-

-¿Por qué es eso?- Karin miró interesada al pelirrojo, agradeciendo una distracción para no pensar en Toshiro mortalmente silencioso y tenso caminando a su lado sin mirarla.

-Las plazas son lugares para… estar con tus… "mascotas".- tosió incómodamente, pareciendo no completamente sincero.

-Me gustan las mascotas, pero mami nunca me dejó tener una.- la pequeña hizo un puchero.

-No podía mantenerte a ti y a una mascota, cariño.- se excusó.

-Pero ahora tengo un papá y él me dejará tener una mascota. ¿Verdad que sí?- lo miró con brillantes ojos verdes.

-Uh… las mascotas aquí no son exactamente como las mascotas terrícolas.-

-Excepto los gatos.- acotó Ulquiorra. –Esas bestias repugnantes están en todas partes.- parecía tener algo en contra de los felinos.

-¿Qué quieres decir con que sus mascotas no son como las nuestras?- Karin alzó una ceja, aún más interesada.

-Son… emm… ¿Cómo decirlo?... ¿Recuerdas esa película donde ustedes piensan que los alienígenas pueden ser larguiruchos azules con trenzas raras y un loco quiere destruir un árbol?- asintió, sin saber a dónde iba con esto. –Bueno, algo así, pero no exactamente.-

-Renji, lo que dices no tiene ningún sentido.- se cruzó de brazos.

-Bueno ¡yo qué sé! ¡El capitán es el que es bueno explicando cosas!- agitó el brazo con el que no cargaba a Kimi frenéticamente.

-Es complicado.- Toshiro de repente rompió el silencio, provocando que todos menos Ulquiorra lo miraran con sorpresa. –Los "animales" que viven aquí no son considerados de la misma forma que en tu mundo. Respetamos su territorio así como ellos respetan el nuestro, pero hay algunos que han aprendido una forma de comunicarse con nosotros y quieren formar vínculos con los ciudadanos de Seireitei y las Lunas Rukongai. Las plazas sirven para eso. Son los puntos en los que los ciudadanos y las bestias gentiles conviven y buscan formar lazos.-

-Ahh…- Kimi lo miró con los ojos muy abiertos. –No entendí nada.- hizo pucheros.

-Quiero decir que los animales hablan y podrás encontrar uno que se convertirá en tu mejor amigo para siempre.- tradujo Toshiro a un lenguaje más simple para la pequeña.

-¡Wow, increíble! ¡Quiero eso! ¡Quiero, quiero, quiero!- tomó las orejas de Renji y comenzó a estirarlas. -¡Quiero ir, papá! ¡Déjame ir! ¡Por favor, por favor, por favor!- insistió ahora jalando sus orejas.

-Pero debemos volver a casa…-

-Sería lindo explorar un poco más de Ciudad Central, de hecho.- opinó Shiky mirando a los alrededores. -¿Qué dices, Karin-chan, Orihime-san? ¿Quieren hacer un poco de exploración al nuevo mundo juntas?-

-¡Claro!- la ex profesora asintió de inmediato.

-Bueno…- miró de reojo a Toshiro. -¿Tú qué dices?- la verdad quería llegar a la casa y hablar, aparte de también leer ese librito, pero también le daba curiosidad conocer a esos animales de los que hablaban. Sonaba bastante increíble.

-Por mí está bien.- suspiró. –De todos modos ha pasado un largo tiempo desde la última vez que vi a Hyorinmaru.-

-¿Hyorinmaru? ¿Quién es?- pestañeó confundida.

-Es la bestia gentil con la que forme un vínculo. Casi todos los ciudadanos han formado lazos con bestias gentiles en algún momento de su vida. Ustedes podrían hacerlo también, sí es que encuentran alguna que los acepte como su compañero.- comentó mientras cambiaban de dirección para caminar hacia la plaza más cercana, según Renji.

-¿Qué? ¿Hasta yo o mi hija, que es tan pequeña?- Shiky miró con escepticismo al chico de cabellos blancos.

-Todo es posible. Es decisión de las bestias gentiles, no de nosotros.- respondió él.

-¡Yo quiero una, ha de ser genial, súper!- Kimi seguía muy emocionada al respecto, pero su madre le explicó que no eran mascotas y que tal vez ninguna bestia gentil quisiera ir con ella, sin embargo la niña afirmó que estaría bien solo viéndolos.

Karin las miró con atención, observando curiosa la relación madre-hija. Ella tendría una niña, era increíble pero cierto, estaba embarazada en este mismo momento y en aproximadamente nueve meses tendría a la bebita en brazos, sería una mamá, tal como Shiky, tal como Yuzu pronto lo sería también.

Sus nervios volvieron a surgir con fuerza y miró nerviosamente a Toshiro, pero él seguía evitando su mirada. ¿Por qué demonios actuaba como sí no estuviera feliz con esto? ¡Era él el que tanto quería tener hijas hibridas para conservar su especie! ¿Qué le pasaba?

-¡Oh, miren! ¡Allí está!- Renji apuntó entusiasmado a lo que parecía ser solo otra porción de bosque. -¡Es la Plaza Central! Seguramente Zabimaru esté allí.- sonrió emocionado.

-¿Es tu bestia gentil?-

-Más bien mi compañero, no nos gusta tratarlos como… pertenecías.- hizo una mueca.

-¿Hyorinmaru estará allí también?- preguntó Karin mirando a Toshiro, esperando que al menos para contestar dejara de ignorarla.

-Seguramente, pero habrá que caminar más.- murmuró. Hmm, era mejor que nada.

Una vez llegaron a los árboles que Renji mencionó, los traspasaron y se encontraron con un enorme claro de bosque donde había muchas personas y muchas… criaturas extrañas. Varias ni siquiera parecían animales, sino raros humanoides, como una especie de bebé de cabeza y ojos gigantescos color amarillo que era realmente espeluznante, también tenía alas y una mirada vacía. Qué miedo. También había criaturas muy bellas, como unas especies de suricatas-conejos con colas similares a las de los peces, esos se veían bastante adorables y suaves, y cuando se acercó a uno este le olisqueó la mano antes de frotarse ligeramente contra ella, para después correr detrás de otra persona. Adorable, a Yuzu le encantarían.

El lugar estaba lleno de mariposas y aves extrañas, algunas muy pequeñas y otras enormes. Y también había gatos, para obvio descontento de Ulquiorra, incluso había algunos grandes con melenas parecidas a los de los leones, pero que por alguna razón parecían brillantes… tal vez fuera el reflejo del sol.

-¡Miren, miren! ¡Zabimaru!- Renji señaló una criatura parecida a un mono, que por alguna razón estaba tatuado y tenía una serpiente por cola. Era extraño, pero bastante genial. -¡Hola, viejo amigo!- se acercaron al mono, que se volteó hacia ellos con furia en sus ojos amarillos sin pupilas.

-Hasta que regresas, Renji. Ha pasado media década.- regañó la bestia. –Y veo que traes una hija, mucho gusto.- miró a Kimi, que lo observaba con la boca abierta.

-¡WOW! ¡El mono de verdad sabe hablar!- se quedó con la boca abierta.

-No solo él.- acotó la serpiente con un siseo.

Raro. Muy raro.

Ellos siguieron su conversación, pero Karin dejó de prestarles atención cuando sintió a Toshiro jalar su mano.

-Vamos, te presentaré a Hyorinmaru.- sonrió levemente, jalándola para alejarla del claro y guiarla entre los árboles. –Debe estar cerca del lago o en alguna cueva, no es muy aficionado a las multitudes.-

-¿Qué clase de animal es?- preguntó curiosa.

-Ya lo verás.- pasaron los árboles y llegaron a un lago que tenía una gran cascada. Habían algunas suricatas-conejos bebiendo agua, pero nada más. –Hmm… él está aquí.- su sonrisa se volvió ladina mientras los acercaba a la orilla del lago.

-¿Eh? ¿Dónde?- miró entre los árboles, intentando ver otra criatura.

Justo en ese momento, hubo un gran chapoteo de agua y del fondo del lago surgió lo que sin duda era un dragón, gigantesco y con escamas tan duras de color celeste que parecía hecho de hielo, y sus ojos eran rojos y estaban fijos en ellos.

-Ha pasado tiempo, Hyorinmaru.- Toshiro miró con anhelo a la enorme criatura, extendiendo su mano.

El dragón se apoyó en la orilla del lago y bajo la cabeza para dejarse acariciar por el albino, cerrando los ojos por un momento. Luego se irguió y miró a Karin, que solo podía observarlo maravillada. Sabía que la bestia gentil de su esposo tenía que ser genial, pero no esperó que fuera lo más genial que existía en el mundo. ¡Era un dragón! ¡Un verdadero dragón!

-Estás aquí antes de lo que creí.- dijo el dragón, su voz aún más grave y profunda que la de su compañero. –Veo que encontraste una mujer…- fijó sus ojos en Karin. –Ah… felicidades por su primogénito.- ella se quedó con la boca abierta. ¿Cómo sabía que estaba embarazada? –Esperó que tengas un bebé sano.-

-Gracias, será una niña.- él respondió por ella al verla congelada por la sorpresa.

-Buenas noticias. Eso significa que… volveremos a trabajar juntos pronto.- ante las palabras del dragón, Toshiro sonrió con tristeza.

-Es lo más probable, me darán la confirmación mañana.- ¿eh? ¿Hablaba de la visita de Nanao?

-Lo lamento.- el dragón también pareció triste.

-No lo hagas, hubiera preferido que no fuera tan pronto, pero esto es lo que quiero. Quiero hacer esto por nuestro mundo.- ¿pero de qué estaba hablando?

-Entiendo. En ese caso estaré esperando la confirmación. Nos veremos pronto.- volvió a bajar la cabeza para que él lo acariciara con su mano, luego se volteó hacia Karin. –Fue un placer, estoy seguro de que volveremos a vernos pronto. ¿Tu nombre?-

-Kurosaki… eh… Hitsugaya Karin.- se presentó con una sonrisa nerviosa. -¿Tú eres Hyorinmaru, cierto?-

-Así es. En ese caso hasta la próxima, Karin.- acercó a su cabeza a ella, que después de dudar por un momento lo acarició de la misma forma que su pareja, sintiendo sus duras pero lisas escamas frías bajo su mano.

Luego de una última mirada, extendió sus alas y emprendió vuelo alejándose de allí a grandes velocidades. Wow…

-Oye, Toshiro…- una vez la bestia gentil se marchó, volteó a ver al chico con una mirada preocupada. -¿De qué estaban hablan…?...-

-Será mejor volver con los demás.- la interrumpió tomando su mano y jalándola para alejarse del lago y volver al claro.

Ella frunció el ceño. Definitivamente lo confrontaría después de esto, apenas llegaran a casa.

-¡Karin-chan!- una vez regresaron, Orihime de inmediato se le lanzó a abrazarla. -¡Mira, mira! ¡Conseguí mis propias bestias gentiles!-

-¿Eh?- cualquier maldición que había estado lanzando hacia el Hitsugaya se esfumó ante la sorpresa que le generó su ex sensei.

-No somos bestias, exactamente.- una pequeña criatura humanoide con alas muy raras, un hombrecito rubio de sonrisa gentil, salió de detrás de la cabeza de la mujer. –Pero sí somos gentiles, supongo.- rió afablemente.

-¡Queremos estar con Orihime-chan para siempre! ¡La amamos!- una mujercita alada de cabello rosa volaba felizmente alrededor de su cabeza, mientras que otra mujercita y otros dos hombrecitos estaban sentados en sus hombros.

-Yo creo que me quedó con este, esa mujer no me agrada.- un hombrecito alado con pinta de delincuente y una capa que usaba para cubrir también su boca estaba sentado sobre la cabeza de Ulquiorra, a diferencia de los otros cuyas alas eran plegables y más parecidas a alitas de pollo solo que sin las plumas, este tenía alas de murciélago.

-Oww, yo quería encontrar mi propio compañero.- lloriqueó Kimi acercándose tomada de la mano de sus padres.

-Puedes tratar otro día, de todos modos le prometí a Zabimaru que volvería a visitarlo pronto.- la consoló Renji.

-Entonces Orihime-chan se consiguió varios compañeros. ¿Eso es normal?- preguntó Karin en un susurro a Toshiro.

-No… normalmente solo se tiene uno… Pero ella siempre fue rara.- susurró él en respuesta. –Como sea, ya es mediodía, deberíamos volver a nuestras casas y comer algo.- dijo esta vez en voz alta.

-Sí, capitán.- contestaron automáticamente Renji y Ulquiorra.

Aparentemente llevar tanto tiempo bajo el mando del Hitsugaya los había afectado.

-Nos hemos desviado bastante de la Estación Portal más cercana, será una larga caminata.- murmuró Toshiro, para después tomarla en brazos al estilo nupcial y emprender marcha con los demás siguiéndolo.

-Emm… ¿Qué se supone que haces?- lo miró con una ceja en alto. –Puedo caminar sola perfectamente bien.-

-El calor ha aumentado a esta hora del día, sí caminas mucho podrías agotarte y en tu estado es mejor ser precavidos.- ella hizo una mueca. –No te preocupes, puedo cargarte con facilidad. No pesas nada.- aseguró.

-Ya sé que puedes cargarme, pero también estoy muy segura de que sí pude caminar hasta aquí puedo caminar de regreso.- aseguró un poco molesta sin saber por qué.

-Mejor no arriesgarnos.-

-Pero…-

-Déjalo, Karin-chan.- intervino Shiky. –Ya desearía yo haber tenido alguien que me mime así cuando estaba embarazada. Estaba cansada todo el tiempo.- suspiró. –Aunque probablemente tuviera que ver con mis catorce horas de trabajo… o bueno, doce horas con los descansos.-

-Sí no te hubieras ido yo te habría mimado…- murmuró Renji por lo bajo.

-Por favor, Renji, no empieces.- lo miró con cansancio. –Ya hablamos de esto.-

-Yo no terminé de hablar.- la miró ceñudo.

-¿Quieres callarte? Todos nos están mirando y la niña está aquí.- le frunció el ceño.

Renji no pareció contento, pero calló el resto de camino, hasta que llegaron a la Estación Portal y finalmente volvió a hablar.

-Por cierto, capitán.- Toshiro se detuvo de ingresar las coordenadas y lo miró con una ceja en alto. –El capitán comandante Kyoraku me dio esto para poder comunicarnos a la Tierra.- le tendió una pequeña caja que sacó de su bolsillo. –Yo no tengo idea de cómo instalarla, así que te la dejaré.-

-Ya veo. Gracias.- asintió, guardando la caja. –Probablemente para mañana una hora después del mediodía pueda instalarla, así que sí quieren hablar con los demás en la Tierra vengan a esa hora.-

-¿En serio podremos? ¡Genial!- Orihime dio palmaditas, sumamente entusiasmada, sus "haditas" se rieron al ser sacudidas por sus movimientos, mientras que el pequeño murciélago de Ulquiorra rodó los ojos al verlos.

-Me contactare con Kuchiki por mensaje para que los preparé, a esa hora ellos ya deben estar a poco de ir a la escuela, así que no tendremos mucho tiempo.-

-Algo es algo. Ya quiero ver la cara de esos dos rubios cuando les diga que embarazaste a Karin en una semana.- Renji rió a carcajadas.

-Cállate, Abarai.- Toshiro lo fulminó con la mirada.

Terminó de ingresar las coordenadas y, después de que Orihime terminara de abrazarla y decirle que se cuidara, y de que Kimi y Shiky también se despidan, con él aun cargándola, pasaron por el portal, acabando a pocos metros de su casa rectangular de tres pisos.

-Bueno, ya estamos en casa. Ahora bájame.- pidió no muy amablemente.

Él la bajó y entraron a la casa de color blanco con puertas Shogi.

-Preparare el almuerzo.- informó él dejando la caja que Renji le había dado en la mesilla frente al sofá. –Ya puedes quitarte el brazalete, por cierto.- le dijo mientras se iba a la cocina.

Karin frunció el ceño y dejó el librito que le dio Unohana en la mesa y junto a este colocó el brazalete, sintiendo un poco de presión sobre sus hombros al hacerlo, pero ya estaba acostumbrada a eso, solo era cuestión de caminar un poco para volver a estar cómoda con esta gravedad.

Una vez dio un par de vueltas alrededor de la sala, se mordió el labio y se encaminó a la cocina, pensando en las muchas preguntas que tenía para Toshiro, que ahora mismo se encontraba picando algunos vegetales.

-Oye…- comenzó dudosa. Él gruñó en señal de que la escuchaba. –Toshiro, ¿qué fue todo eso hace rato? ¿Por qué actuabas tan raro?- él se congeló por un momento, antes de seguir picando. –Tú dijiste que querías tener hijos, y sí era una niña aún mejor. Entonces ¿por qué actúas como sí no estuvieras feliz por el embarazo? Creí que era lo que querías.- la única razón por la cual la quería aparte de la atracción física y el bendito "te apreció" que le dio cuando le preguntó qué sentía por ella.

El chico se mantuvo en silencio, mandando los vegetales a la olla y agregándole algunos condimentos. Ella suspiró y se recostó contra el refrigerador. A estas alturas lo conocía lo suficientemente bien para saber que estaba pensando en qué responder, una pausa larga no era porque no fuera a contestar, sino para que pensara en qué contestarle. Cuando no quería contestar algo simplemente cambiaba el tema.

-Karin, por favor no me malentiendas.- finalmente habló. –Tienes razón, quería que seamos una familia, y también es bueno para mi planeta que sea una niña. Estoy feliz por eso, te lo aseguró.- puso la flama en mínimo y volteó a verla con seriedad. –Es solo que… no esperaba que fuera tan pronto. Creí que tendríamos más tiempo para…- se detuvo por un momento, cerrando los ojos. –Hay algo que no te dije. Sé que te prometí que ya no te ocultaría nada y por eso te pido que me perdones, pero ahora creo que es el momento de que te lo diga.-

-¿Qué?- susurró, sintiendo una horrible angustia comenzar a extenderse en su pecho. ¿Qué le estaba ocultando? -¿Qué no me has dicho?- ¿cuál era la razón de su extraño comportamiento?

-Verás… nuestros líderes quieren más que nada restaurar a la población. Pero también quieren más que nada soldados peleando en el frente. Y muchos soldados, la gran mayoría, tienen de compañeros a bestias gentiles que son la gran razón por la cual hemos podido darles pelea a los Arrancar. De entre todas las bestias gentiles, Hyorinmaru es de los más poderosos que existen, pero él nunca peleara sin su compañero a su lado. Nunca peleara sin mí.- suspiró. –Cuando alguien vuelve de la misión luego de cumplirla exitosamente, se hace un control semanal para comprobar sí la pareja ha sido fructífera. Una vez la mujer resulta embarazada, nuestros líderes discuten sí será mejor para la comodidad de la mujer tener a su esposo a su lado, o sí será más productivo para ellos tenerlo en el frente peleando. Con embarazos que se dan a poco tiempo de comenzado el matrimonio podrían tener consideración y dejar a la pareja junta más tiempo. Pero sé que no lo harán conmigo.- sonrió amargamente. –Soy un capitán, y estoy seguro de que a muchos les dolió que me enviaran a esta misión. Consideran mi potencial desperdiciado. Me quieren en el campo de batalla, pero quieren muchísimo más a Hyorinmaru allí. No desperdiciaran esta oportunidad y… estoy muy seguro de que no me dejaran quedarme más de una antes de mandarme al frente. Antes de separarnos.- la miró con ojos dolidos. -¿Entiendes, Karin? Estoy mal porque van a separarnos, y desearía que no tuviera que ser tan pronto.- una vez dicho eso, se giró para seguir cocinando.

Ella solo se quedó de pie con los ojos muy abiertos fijos en su nuca, completamente horrorizada por lo que había dicho.

Él… Toshiro… Su Toshiro… ¿tendría que ir a la guerra en solo una semana más o tal vez menos?

Se llevó una mano a la boca y negó con la cabeza. Ahora lo entendía todo, por eso había estado actuando tan raro. Él lo supo todo el tiempo, sabía que volver a su planeta significaba pelear en esa guerra tarde o temprano, y él quería hacerlo, pero también quería estar con ella.

Pero… ¿qué pasa sí moría allá? ¿La dejaría en este mundo desconocido sola y con una hija que cuidar? Cielo santo, ¡de haberlo sabido nunca habría accedido a venir! ¡No quería que él peleara! O bueno, en realidad lo amaba mucho y de haberlo sabido antes no estaba muy segura de qué habría hecho, tal vez se hubiera negado o tal vez solo le habría costado más aceptarlo.

Su mente se volvió un caos. Sus guerras debían ser diferentes a las guerras humanas, pero aun así toda guerra era horrible, y aunque había visto las habilidades de Toshiro a la hora de matar hollows todavía no quería que él tuviera nada que ver con algo así. No podía imaginarlo pasando un peligro tan inmenso diariamente. ¡No quería imaginarlo!

Tenía diecisiete años, era muy joven para criar una niña sola, lo necesitaba, lo quería a su lado todos los días. Él mismo se lo dijo, la guerra duraría muchos años, tal vez más de los que ella viviera, ya llevaba veinte años por lo que le dijo, podría llevar muchos años más, y ella se quedaría sola la mayor parte del tiempo simplemente rogándole a los cielos que él no muriera para que volvieran a estar unas pocas juntos. ¿Cómo es que eso era justo? ¡¿Y por qué demonios no se lo dijo antes?! Definitivamente lo habría pensado al menos tres veces más antes de acceder a ser su elegida de haber sabido esto.

De repente la ira fue todo lo que pudo sentir, y enojada salió de la cocina y se sentó furiosamente en el sofá de la sala, maldiciéndolo con todo su ser por haberle ocultado algo así. Tenía que cargar con los nervios de saberse embarazada y ahora le salía con esto. Era más de lo que podía soportar.

Se dejó caer pesadamente sobre el respaldo del sofá y miró con cansancio al techo. Solo una semana y ya se estaba replanteando su decisión, tal vez esto fue una mala idea, tal vez debió haberlo pensado más, debió haber exigido más información de a dónde se estaba metiendo.

¿Qué sería de su futuro y del futuro de su hija?

Bajó la mirada a su vientre. Realmente había una vida creciendo allí… qué loco. ¿Así se habrá sentido Yuzu? Era realmente aterrador, sobre todo ahora que su futuro era tan incierto, aun así le daba un poco de calidez la idea de saber que tendría una hija con el hombre que amaba, le gustaba la idea de tener en brazos a una bebita de cabellos blancos, o negros, o sí la genética hacía de las suyas tal vez fuera de cabellos anaranjados como su tío, o rubia como su tía, o castaña como su abuela.

Ese pensamiento la hizo preguntarse acerca de la familia de Toshiro. Él nunca le habló de ellos, ella tampoco le preguntó pero estaba muy convencida de que él sabía más de ella de lo que ella sabía de él, ella nunca le había ocultado nada más que el hecho de que lo amaba o alguna que otra cosilla insignificante que de todos modos luego acabó diciéndole.

¿Él tendría otros secretos ocultos bajo la manga a pesar de la promesa que le había hecho cuando accedió a ayudarlo con el quinteto que ya no era más un quinteto?

Ahora sus pensamientos giraron a Shinji y Yukio, lo cual no le molestaba porque agradecía la distracción de los pensamientos tan pesimistas que estuvo teniendo a partir de la revelación de Toshiro.

¿Cómo estarían esos dos rubios idiotas? ¿Shinji seguiría sus consejos de acercarse más a Hiyori o todavía perseguiría a cada chica linda en la escuela? ¿Yukio habría encontrado la forma de llevar de contrabando sus videojuegos a las misiones de caza de hollows? La idea la hizo reír.

De verdad los echaba de menos, casi tanto como a su familia.

Antes había esperado que ellos cumplieran su misión pronto para así poder estar todos juntos otra vez en Seireitei, pero ahora que sabía que sí lo hacían apenas su pareja se embarace ellos tendrían que ir a pelear a la guerra no estaba muy convencida de querer que vinieran. Estarían más seguros en la Tierra.

Mañana hablarían con ellos, tal vez en ese entonces les pediría tomarse su tiempo y disfrutar de sus días en la Tierra lejos del caos de la guerra aquí en su mundo. Había visto las habilidades de Yukio en combate y sabía que Shinji era fuerte y aparte también era bueno sanando, pero aun así no podía imaginarlos en medio de una guerra, no podía imaginarlos muriendo, dejándola aún más sola de lo que Toshiro la dejaría cuando las abandonara para irse a pelear junto a Hyorinmaru.

Salió de sus pensamientos al escuchar a Toshiro llamarla para almorzar.

Lo ignoraría, pero de verdad se moría de hambre.

Se sentó en la mesa del comedor y él colocó un plato lleno a rebosar de Ramen frente a ella, a lo que de inmediato se le hizo agua la boca y comenzó a comer como sí su vida dependiera de ella. Ni siquiera habían desayunado hoy por las prisas, ahora que recordaba.

Toshiro comió lentamente, observándola con los ojos muy abiertos mientras ella devoraba su plato y luego le pedía más, y más, y más, hasta que finalmente se agotó todo lo que había hecho.

-¿Y no hay postre?- aún tenía hambre.

-Puedo prepararte un pastel de frutas rápido sí quieres…- sugirió.

-Bien, ¡pero apresúrate!- exigió, sin importarle que el pobre aun no haya terminado de comer. Se merecía esto por ocultarle cosas.

Tuvo que esperar media hora, pero finalmente él dejó una gran porción de pastel de frutas frente a ella, que comió satisfecha.

-Oye, Karin.- la llamó, a lo que lo miró con una ceja en alto, sin dejar de comer. -¿Estás enojada conmigo? Has estado muy callada.- bueno, había estado muy callada porque apenas se había acordado de respirar de tanto comer, pero sí seguía enojada.

-Un poco.- se encogió de hombros. –Simplemente desearía que me hayas dicho eso antes, Toshiro. Merecía saberlo.- reclamó, antes de tomar otro bocado de pastel.

-Lo siento.- apartó la mirada. –En realidad no es algo seguro… a pesar de que estoy muy convencido de que me enviaran simplemente porque Hyorinmaru probablemente es capaz de derribar miles de hollows él solo en un día. Aun así sé que debí decírtelo, por eso te pido disculpas.- ella no dijo nada, no muy segura de sí estaba lista para perdonarlo. –También quería pedirte otra cosa. Por favor, no le digas nada de esto a nadie más.- eso la hizo abrir mucho los ojos.

-¿Por qué?- comenzó a mirarlo mal, ya sospechando sus razones.

-No estoy autorizado a revelarles esta información, técnicamente tú deberías haberte enterado mañana cuando Ise nos informé qué decidieron los superiores, pero ya sé lo que decidirán y quería prepararte mentalmente para ello. Aun así, no puedo permitir que les digas ni a Cifer ni Abarai, ni muchos menos a Hirako y Vorarlberna. No es información que tengan permitido saber.-

-Tú eres el que está atado a las leyes de tu mundo, no yo.- replicó de inmediato.

-Karin, por favor entiende.- gruñó entre dientes. –Hay una razón por la cual no podemos revelar esta información, realmente no es segura la decisión que tomaran los superiores respecto a ellos. Ponte a pensar ¿cómo podría influenciar estas palabras en los demás? Podrían asustarse y nunca terminar su misión, y tal vez los superiores no tengan la intención de mandarlos al frente nunca. Tú habrás arruinado su oportunidad por nada.- eso la congeló, haciéndola pensar más en lo que decía.

Tenía razón en cierto sentido, pero…

-Creo que merecen saberlo.- frunció el ceño. –Me parece peor que no lo sepan a qué lo sepan. No son estúpidos, sé que elegirán lo mejor al final.- él dudó por un momento, pero luego frunció el ceño y pareció seguir firme en su convicción. Ella suspiró. –Pero está bien. No les diré nada, no le diré nada a nadie. Tú eres el que manda, capitán Hitsugaya.- dejó la rebanada de pastel a medio comer y se levantó de la mesa, ya sin apetito.

Lo oyó llamarla pero lo ignoró.

Y pensar que esa mañana todo estuvo bien entre ellos, todo parecía tan perfecto. La luna de miel realmente se había acabado ¿eh?

Llegó a la sala y tomó el librito que Unohana le había dado y subió al segundo piso para entrar a su habitación.

Miró el espejo de cuerpo completo al lado del armario y aplanó su blusa, examinando su vientre. No había ningún cambio al mes pasado o incluso al año pasado, pero pronto lo habría, tendría una enorme barriga, le dolerían los pies y los pechos se le harían más grandes como todas esas mujeres en la televisión decían. Bueno, sus pechos ya eran bastante grandes, así que ojala no crecieran más o se volvería muy incómodo.

Dudosa, casi con miedo, se llevó una mano al vientre y lo acarició con suavidad, luego rápidamente apartó la mano. Eso fue raro.

Se dejó caer en la cama y uso la almohada de Toshiro para estar más cómoda al recostarse, entonces tomó el librito y lo abrió, comenzando a leerlo con atención.

Las primeras páginas decían básicamente lo mismo que había escuchado a la doctora Isane decirle a Yuzu solo que más detallado, de modo que esta vez sí entendió a la perfección todos los conceptos nuevos antes desconocidos. Más adelante ya le decía cosas nuevas de las que no tenía ni la menor idea y algunas cosas que no entendió muy bien. ¿Tal vez debería preguntarle a la doctora Unohana cuando volviera a verla? O por otro lado, podría preguntarle a Shiky, ella sobrevivió en la Tierra embarazada de una niña hibrida, así que debía saber algo pese a no haber tenido asistencia de una ciudadana de Seireitei.

Antes de darse cuenta acabó durmiéndose con el librito sobre el pecho, y al despertar se dio cuenta de que el sol recién estaba saliendo. Wow. ¿Tanto durmió? Se miró a sí misma y vio que ya no tenía su blusa y su jean sino su cómodo camisón y estaba bien tapada, Toshiro probablemente la había cambiado y arropado ayer.

Bostezó, luego se dio cuenta de sus inmensas ganas de ir al baño y de inmediato brincó de la cama y corrió al baño adjunto a la habitación. Luego aprovechó para ducharse y al salir vio que ya era más tarde y bajó para ver sí había algo para desayunar, su esposo no estaba en la cama cuando despertó así que debía estar lo suficientemente despierto para hacerle el desayuno.

Al bajar las escaleras escucho ruidos en la sala y vio a Toshiro sentado en el sofá tecleando en una especie de computadora portátil solo que con una antena bastante larga. Él la notó y sonrió cansadamente, con ojeras bajo sus ojos.

-Veo que despertaste, te hice el desayuno, está sobre la mesa en el comedor.- informó.

-Gracias… ¿Qué haces?- lo miró curiosa.

-Instaló el comunicador para que podamos comunicarnos con la Tierra, es más complicado de lo que recordaba. De todos modos Kuchiki me dijo que los muchachos tienen una excursión, así que no podremos hablar con ellos hasta que regresen, por lo que no estarán disponibles sino hasta mañana, pero podremos contactarlos cuando queramos ya que es fin de semana.-

-Oh, qué lástima.- hizo una mueca. –Emm… ¿Necesitas ayuda en algo?- lo miró un poco preocupada. Se veía realmente cansado, tenía ganas de envolver sus brazos alrededor de él y llenarlo de besos.

-No, está bien. Ve a desayunar.-

Suspirando, asintió y salió de la sala en dirección al comedor.

Comió su desayuno sin muchas ganas, pensando en todo lo que sucedió el día de ayer.

Tal vez fue muy dura con él, en verdad se arrepentía por haberle ocultado información y lo de decirle a los demás estaba fuera de su control, era su deber seguir órdenes y ella no tenía derecho a entrometerse. Aun así no quería que él fuera a la guerra bajo ninguna circunstancia, pero sí no había nada que pudiera hacer para evitar que fuera no quería estar enojada con él lo que le restaba de estar en casa con ella.

Pero aun así…

Suspiró otra vez. Esto era tan complicado que le daba dolor de cabeza.

Una vez terminó de desayunar, se tomó un momento para hacer un poco de limpieza y luego volvió a la sala donde él seguía trabajando duramente en el aparato.

-Oye, ¿seguro que no hay nada que pueda hacer para ayudarte?- se sentó en el sofá frente al que él estaba sentado.

-No realmente, esta tecnología no es algo que puedas entender.- bueno, sí, pero aun así quería hacer algo para aligerar su carga. –Pero… agradecería algo de jugo de frutas, sí quieres.- murmuró mirándola de reojo.

Ella sonrió.

-Claro.- de inmediato se levantó para ir a hacerle un poco de jugo de frutas.

En la cocina había un aparato para hacerlo más rápido, pero no tenía idea de cómo funcionaba y no quería molestarlo preguntándole, así que simplemente exprimió las frutas a la antigua hasta cargar la mitad de una jarra, luego agregó un poco de agua y azúcar.

Tardó más de lo que hubiera querido, pero finalmente pudo llevarle un vaso lleno del jugo, aparte de uno para ella ya que exprimir tanta fruta la agotó. Él seguía igual de ocupado, pero se tomó un momento para agradecerle y beber.

-Por cierto, será mejor que cancelemos la visita de Abarai, su familia y Ulquiorra e Inoue-sensei.- dijo de pronto. A Karin le pareció bastante gracioso que siguiera llamando a Orihime así, ya que ella no era más ni una Inoue ni su sensei, pero no dijo nada respecto a eso. –Podrías ir a decirles sí quieres.-

-¿Tendría que ir a la Estación Portal sola? No recuerdo muy bien el camino…- sí recordaba las calles, pero la parte del bosque no tanto.

-No será necesario. Sus casas no están muy lejos de nosotros, no deben salirse de la misma zona de baja densidad gravitatoria. Solo deberás seguir derecho por donde crecen los hongos hasta que encuentres un claro y es más que seguro que encuentres la casa de alguno de los dos. Nadie más vive por aquí así que debes estar bien mientras sigo con esta cosa.- miró frustrado el aparato.

-Bien, eso es mejor que aburrirse aquí todo el día.- sonrió. -¿Voy después de cenar, entonces?-

-Claro, pero vuelve pronto ya que debes estar aquí cuando Ise llegué.-

-Sí, lo sé.- suspiró, nada emocionada por ese encuentro. –Bueno, iré a empezar a preparar el almuerzo.- le dejó otro vaso lleno de jugo de frutas y sin más se retiró.

No era muy buena cocinera, pero sabía hacer un par de cosas. Ya que todavía tenía bastante tiempo decidió hacer el platillo más elaborado que conocía. Le tomó un par de horas y al llegar el mediodía llamó a Toshiro al comedor para almorzar.

Almorzaron en silencio, solo hablando de cosas triviales antes de terminar, entonces ella fue a cambiarse para ir a ver a los otros. Se puso un pantalón deportivo y una blusa ligera, aparte decidió también llevar el librito con ella.

Bajó a la sala y se despidió de Toshiro con un breve beso antes de salir de la casa y buscar los hongos de los que le habló. Los encontró bastante rápido, ya que eran jodidamente grandes y no tenía idea de cómo no los notó antes. Siguió ese camino por unos buenos quince minutos hasta que finalmente llegó a un claro y no tardó mucho en encontrar otra casa idéntica a la suya solo que con inscripciones cerca del techo.

Sonrió y se acercó para tocar a la puerta.

-¡¿Quién es?!- la voz cantarina de su ex sensei respondió a su llamado.

-¡Orihime-chan, soy yo, Karin!- respondió.

-¡Karin-chan!- de inmediato la puerta se abrió y se vio envuelta en un gran abrazo de la mujer mayor. -¡Qué felicidad! ¡Llegas justo a tiempo! ¡Ahora podremos celebrar con más ánimos!- aplaudió felizmente.

-¿Celebrar? ¿Celebrar qué?- indagó aturdida una vez la liberó del abrazo.

-Celebrar mi compromiso.- dijo la voz de Shiky mientras esta salía de detrás de Orihime sonriendo felizmente.

-¿Qué? ¿Compromiso?- se quedó con la boca abierta. -¿Y qué haces aquí?-

-Estaba buscándote, de hecho.- murmuró la rubia mientras la castaña cerraba la puerta y las arrastraba al sofá para sentarse las tres juntas. –Renji me dijo que sí seguía el camino de hongos te encontraría, pero terminé encontrándome a Orihime-san y decidí contarle la noticia.- sonrió, con sus mejillas un poco rojas. –Finalmente Renji y yo resolvimos nuestras diferencias, me pidió matrimonio adecuadamente y acepté.- relató un poco avergonzada.

-Oh, vaya.- esto sí que no lo había esperado. No había sabido mucho de la relación de los padres de Kimi desde que los hizo juntarse en el baile de máscaras y gala, ya que estaba demasiado ocupada con sus propios líos amorosos, aun así sabía que habían estado teniendo problemas. –Pues felicidades. Sabía que ustedes eran el uno para el otro.- era tan obvio que seguramente solo habían estado peleándose por alguna tontería.

-Bueno, al menos tú lo sabías.- rió nerviosamente. –La verdad tuve muchas dudas, pero por fin estoy convencida de lo que quiero.-

-¡Es tan romántico! ¡Todas seremos señoras casadas!- Orihime estaba en la octava nube, sus haditas revoloteaban contentas a su alrededor. -¡Es una lástima que no hagan ceremonias de boda como en la Tierra aquí! ¡Aun así es maravilloso!- aplaudió contenta.

-No conozco los detalles, pero sé que había algo raro entre tú y Renji últimamente.- decidió decir Karin. –No sabía por qué daban tantas vueltas aun teniendo una hija, lo que sí sabía es que era cuestión de tiempo.- la verdad, era muy, muy obvio.

-Bueno, tantos años separados y tantos malentendidos nos dieron mucho de qué hablar, y nunca acabamos de resolver nuestros problemas sino hasta la noche anterior. No pude seguir fingiendo estar molesta con él cuando me confesó sus sentimientos. El que me dijera que me aprecia fue realmente lo más…-

-Espera.- Karin la interrumpió, con los ojos muy abiertos. -¿Te dijo que te aprecia? ¿Cómo?- pestañeó, confundida.

-Sí, me miró a los ojos, y me dijo "Shiky, te apreció". La verdad me derritió.- se llevó las manos al pecho, totalmente sonrojada.

-¡AWW! ¡Qué romántico!- Orihime de inmediato se lanzó a abrazarla. –Yo no podía creer cuando Ulquiorra-kun me lo dijo, él normalmente expresa sus sentimientos con acciones, pero que lo dijera fue tan… aww…- también se sonrojó.

-Emm… disculpen…- las miró confundidas. -¿Exactamente qué tiene de romántico que les digan que las aprecian?- de verdad que no las estaba entendiendo nada.

Ambas mujeres mayores la miraron confundidas.

-Karin-chan, ¿acaso Hitsugaya-san no te dijo que te aprecia?- Shiky la miró seriamente.

-Bueno, sí.- frunció el ceño. -¿Pero qué tiene que ver eso con esto? Yo le pregunté qué sentía por mí y él dijo eso.- se encogió de hombros, sintiendo una punzada por el doloroso recuerdo. –Creo que es bastante obvio para ustedes que lo amó, pero él solo siente "aprecio" por mí, así que solo le dije que me gustaba.- bufó, intentando parecer dura pese a su corazón dolido.

-Ay, Karin-chan.- Orihime de pronto pareció horrorizada. –Por favor dime que sabes lo que significa un "te apreció" para ellos. ¡Por favor dime que te lo explicaron!- la sujetó por los hombros.

-¿Eh? ¿Qué hay que explicar? ¿De qué hablas?-

-Oh, cielos.- Shiky negó con la cabeza. –Parece que nadie te lo dijo… Rayos, bueno… escucha con atención. Decir "te apreció" para ellos es lo mismo que decir "te amo" para nosotros. ¿Entiendes? ¡Eso es confesar el más profundo amor para ellos!-

Karin se congeló.

-¿Qué?- solo pudo susurrar.

-Ellos usan el "te amo" más para referirse al afecto familiar.- explicó Orihime con una sonrisa tensa. –Solo dirían que aman a una madre, una hermana, una hija.-

-Y para confesarse a su pareja, siempre usan el "te apreció".- continuó Shiky. –Es por un poema muy viejo, aparentemente. Se popularizó recitar el poema a la persona para confesarse, pero luego para acortar solo se dice el "te apreció". Renji me lo explicó muy bien antes de decírmelo, una vez hace cinco años, y ahora me lo recordó ayer.-

-Eso no puede ser verdad.- negó con la cabeza, poniéndose de pie. -¡Eso no es verdad!- no podía ser verdad.

No podía ser verdad porque de ser así… de ser así eso significaba que, todo este tiempo, Toshiro se le había confesado, Toshiro sí la amaba, y fue ella la que… Oh. Cielo. Santo.

¡Todo este tiempo, fue ella la que rechazó a Toshiro!

Continuara...

Holaaaa! :D

Les recuerdo q Toshiro y Karin son de mundos diferentes, muchas veces Karin asume q Toshiro sabe cosas de la Tierra q el pobre no tiene ni idea, esta vez, Toshiro cometió el error de asumir que Karin sabía algo de su mundo y pagó el precio uwu

Recuerdo q muchas lo maldijeron al pobre cuando le dijo "Te apreció" a Karin, jajajaja, me reí mucho XD Que verguenza, chicas, el pobre se había confesado y le rompieron el kokoro y ustedes maldiciendolo :'c

Así es, todo este tiempo Toshiro creyó q Karin sabe q la ama y q ella lo rechazó. Todo este tiempo ambos creyeron estar viviendo un amor unilateral xD

Bueno, hay muchas cosas q se explicaran a más profundidad luego, más cosas de la guerra y de las lunas, q serían como el Rukongai xP Ah, y Karin-chan ya tiene a la bendición en camino! Pero las cosas son más complicadas de lo q penso o.o

Ojala q esto les haya gustado y los personajes de Tite Kubo! Ahora sigue el turno de Si no fuera por ti para actualizarse! ;D

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!