—A pesar de la ignorancia de la mayoría de sus habitantes sobre la existencia de otros reinos, la Tierra siempre ha estado en peligro de invasión.

Hace miles de años, Shinnok, el Dios Antiguo de la Muerte, cegado por su ambición, fijó sus ojos en la Tierra y renunció a su divinidad completa para atacar sus defensas e intentar conquistarla. Aquella batalla fue catastrófica; docenas de guerreros dieron sus vidas por su reino, sus nombres olvidados por las arenas del tiempo. Logramos detenerlo, y con la ayuda de los Dioses Antiguos, Shinnok fue encerrado en el nivel más bajo del Infierno.

Los terrestres disfrutaron varios milenios más en paz, sus cortas vidas permitiéndoles desarrollar cientos de generaciones y olvidar las tragedias del pasado. Pero la tormenta siempre acecha en el horizonte.

El tirano Emperador de Outworld, Shao Kahn, desde su toma del trono, inició una campaña de conquista incesante a través de los reinos, usando la sagrada y honorable tradición de Mortal Kombat para sus oscuros deseos de invasión. Durante su dominio, redujo la cantidad de reinos de varias docenas a unos meros cinco, anexando el resto a su malvado imperio. No fue sorpresa cuando el Emperador puso su mira en la Tierra.

Después de 500 años de combate, el Gran Kung Lao venció a las fuerzas del mal, solo para ser asesinado por el campeón de Outworld en el siguiente torneo. No fue hasta que su descendiente, el Shaolin Liu Kang, derrotó al Emperador dos veces, primero en el torneo y luego en el mismo Outworld, que Shao Kahn decidió poner en acción su último plan de reserva.

En su frustración, Shao Kahn violó las leyes de los Dioses Antiguos e invadió la Tierra sin vencerla en Mortal Kombat, iniciando el proceso de fusión. Su ataque fue devastador. En un macabro recuerdo de aquella batalla de eones atrás, las fuerzas del Imperio asesinaron a la mayoría de los campeones de la Tierra y estaban en camino de hacer lo mismo con el resto del mundo. Solo con la ayuda de los Dioses Antiguos pude detener a Shao Kahn y la amenaza a la Tierra… pero nunca pude disfrutar el sabor de la paz.

El dos veces campeón de la Tierra y mi estudiante personal, Liu Kang, se desilusionó conmigo desde que fallé en prevenir la muerte de mi otro querido campeón, su primo y hermano Shaolin, Kung Lao. Todo culminó con Liu Kang desafiándome en el clímax del conflicto, y con su muerte a mis manos por mi incompetencia.

Movería cielo y tierra para traer a mis estudiantes de vuelta, pero no hay tiempo para lamentarse. Las visiones que recibí del futuro revelaron que, después de la fallida invasión, Shinnok haría su jugada y escaparía de su prisión para reanudar su batalla contra mí y contra la Tierra.

La situación nunca ha sido más desesperada. La Tierra cuenta con solo un puñado de guerreros listos para defenderla, y las fuerzas del Infierno, sin duda bajo el comando de Shinnok, han atrapado las almas de mis campeones asesinados por Shao Kahn y las han traído de vuelta a la vida como Retornados, guerreros no-muertos con mentes corrompidas por sus nuevos y oscuros maestros.

Shinnok y sus campeones pueden atacar en cualquier momento. Por eso, antes de que mis visiones cesaran, usé estas últimas para intentar reconstruir las defensas de la Tierra antes del inminente ataque, buscando a aliados que tuvimos en la antigua línea temporal: ustedes.—

—Cero presión, ¿verdad?— Kenshi se acomodó en el estrecho asiento del helicóptero, entre el actor y la soldado. Miró por la ventana, ya estaban por llegar al Templo de los Cielos, y dentro de él, su primera oportunidad para usar sus habilidades para la defensa de su reino.