Luxemburgo se espera, no creas que esto no es difícil para él.

Gales aprieta los ojos... y se ríe un poco, derrotado.

Luxemburgo también se separa sujetando el último minitrocito de patata entre los dientes, sonriendo triunfante.

Gales le mira aun sonriendo, orgullosito de sí mismo porque ha preferido perder a arruinarlo otra vez... traga saliva, notando repentinamente un fueguito en su corazón, sin dejar de mirarle, percatándose de que le hace sentir bien esto. ¡Y mira que sonrisa de triunfo tiene Luxemburgo!

—Gané. ¡Deberías pagar prenda! —se ríe y le acaricia la ingle.

El ESCALOFRÍO de Gales, que se ríe nervioso.

—¿P-Prenda? —levanta la mano y le quita el pelito del ojo.

—Una prenda de ropa, por perder —se ríe—. O... hacer algo.

—T-Te daré mis calcetines —sonríe un poco, tontamente.

—Vale, vale —se ríe más con eso.

Gales le acaricia un poco el pelo pensando que le daría los pantalones, la camiseta, los zapatos y hasta el libro que trae aún por ahí. Se sonroja un poco. El libro pegajoso de helado.

—¿Quieres la revancha?

—Yes.

Ahí va a por otra. Gales suspira, mirándole hacer, sin moverse mucho, sonriendo.

Le mira, con otra entre los labios. Gales le da una lamidita a la punta.

Se sonroja un poco y sonríe… y con la lengua mete media patata dentro de su boca de manera que la única manera que Gales coma un poco es que le dé un beso.

—Eso es trampaaaaaa.

Se ríe comiéndose el resto

—Tengo DOS calcetines.

—Vale, uno y uno —vuelve a reírse.

—Ese calcetín vale oro si vas a quitarme los pantalones.

—¿Por?

—Quizás tenga que usarlo para protegerme de las inclemencias del clima.

—Puedes... tirar de tu camiseta, así —la toma de la parte de abajo y se la estira.

—Yes, es otra opción, aunque la corriente de aire...

—¿Corriente de aire en el coche?

—Uno nunca sabe —le abraza con los dos brazos, sonriendo.

—Aunque... tengo una mala noticia para ti.

—Mjm?

—Tu camiseta también está tocando el suelo.

—Te tengo yo una mala noticia a ti, entonces —Gales se ríe.

—Quoi?

—Somos de la misma talla.

—¿Y?

—Vas a tener que prestarme tu camiseta, ni modo que vaya desnudo.

—¿Por?

—¡Va a detenerme la policía!

—Mmmmm...

—Aunque me hagas mmmm así —sigue sonriendo.

—Es que no lo veo claro.

—¿Que me vayan a detener por ir desnudo por el mundo?

—Lo de dejarte mi camiseta por las buenas.

—¿Por las buenas? Pues si quieres que sea por las malas...

—¿Cómo sería por las malas? —sonríe de ladito

—Hum... pues... Con pasión y... fuerza bruta.

—Voy a necesitar una descripción más concreta —levanta las cejas.

—¿Más aún que pasión y fuerza?

—Oui. Suena a que me la arrancarías.

—Exactamente.

—No parece tu estilo.

—No lo es, pero situaciones desesperadas...

—A lo mejor quiero ver esa faceta.

—No pareces del modelo de disfrutar eso.

—¿Quién sabe?

—¿Lo eres?

—No creo —se ríe.

—Quizás te compre tu camiseta.

—Ooooh... no puedes pagarla.

—Sí que puedo.

—En lo absoluto, pero vale, haz una oferta —se encoge de hombros.

—Una hora de trabajo hoy en la tarde sin interrupciones en la piscina.

—Eso ya me lo habías prometido— frunce un poco el ceño.

—¿Y no quieres otra hora más? —sonríe.

—No me habías prometido solo una.

—No habíamos dicho tiempo... pero ahora puede ser una nada más —sonríe acariciándole el pelo otra vez, echándoselo atrás.

—No habíamos dicho tiempo, así que no me racanees —se encoge de hombros sonriendo también.

—¡Pues ahora te digo tiempo! —se ríe.

—No me vale —niega.

—Vale, vale... día siete y ya no sirve negociar con tiempo de trabajo. Suspira sin dejar de sonreír.

—No, cuando quieres imponer condiciones a tu conveniencia —sonríe de vuelta, triunfador.

—¿Y cuando tú las quieres poner a la tuya qué? —medio protesta echándole otra vez el pelo atrás.

—¿Cuándo las he puesto yo? —mueve la cabeza siguiendo la mano.

—Cuando me has dicho que no puedo subir al coche con ropa.

—Eso no es algo nuevo, ya te dije el otro día que si toca el suelo no sube al coche.

—Es una regla un poco absurda. Los zapatos suben al coche —sonríe—. Eres muy guapo.

—Los zapatos van en las alfombrillas que son fáciles de quitar y limpiar.

—Los sábados son para descansar...

—Pero antes te he pedido trabajar y me has dicho que sí sin más condición que que fuera en la piscina.

—Vaaaaaaale, vaaaaale. ¡Voy sin camiseta también! —se ríe.

—No me quejaré, pero esperaba más ofertas —se echa un poco atrás a por más comida, porque tiene hambre. Gales se ríe un poco dejándole hacer, pero no del todo y abriendo la boca para que le dé.

—Que tal... que te lea un libro para dormir.

—No podemos estar haciendo esto con toda la comida —se echa adelante con el pescado entre los dientes.

—Creo que si lo hacemos es posible que empiece a gustarte mí comida... —Gales se ríe.

—La verdad... no... no está mal. No está bien, pero bueno. Se puede comer.

—Cielos... voy a grabarte diciendo eso para futuras referencias —se acerca y le da una mordida.

Se ríe sosteniendo el pescado y mordiendo él también. Gales sonríe y le da otra mordida. Este les dura más porque es más grande pero pronto vuelven a estar rozándose los labios.

—Mmm

Gales se sonroja, apretando los ojos. Luxemburgoooo esto es un besoooo.

Si lo essss. Casi pero no.

No, ahora ya sí.

No que se va a enfadaaaaaaaaaar. Gales se separa un poquito que hay que masticaaaaar.

Luxemburgo también buscado la botella que ha traído.

—E-Ehm... bueno...

Le mira.

—Ah, espera... —sale de encima para que pueda incorporarse a comer. Gales se sienta, mirándole.

—Has ignorado mi negociación.

—¿Cuál?

—He ofrecido leerte un libro antes de dormir.

—Ah... Mmmmm...

—Para lo rápido que te duermes... No debo llegar ni siquiera al "hace mucho tiempo..."

—Por eso, sería barato.

—Aunque...

—¿Aja?

—El otro día huiste en mal momento.

—¿Qué día?

—El... ¿que fue? ¿Miércoles?

—No sé, no sé a cuando te refieres.

—El día de la película le mira y da una nueva mordida a un pescado.

—Ah, bueno... pero...

Gales le sonríe

—Estaba justificado.

—Me diste un besito —sonríe sonrojándose y mirando el pescado.

Luxemburgo aprieta los ojos.

—Lo que digo es que podríamos ver otra película...

—¿No ibas a leerme?

—No has dicho que sí —se ríe—. Pero con todo gusto te leo.

—No he dicho que sí porque me quieres comprar la camiseta con eso.

—¿Y no vale mi voz la camiseta? —Gales se ríe.

—No lo sé.

—Puedo hacerte un masaje en los pies mientras leo.

—¿Puedes hacer las dos cosas a la vez? —levanta una ceja, incrédulo.

—Leer y masajearte los pies... hmmm... Well en un estado normal, sí. Aunque a ti... sí empiezas a hacer soniditos de satisfacción, no lo sé.

—Eso no va a pasar —se sonroja de golpe.

—¿Los soniditos? Ooooh... pero vengaaaa

—No, lo del masaje. Así que piensa otra cosa —se mueve para sentarse sobre sus propios pies.

—Ahora tienes miedo.

—No es miedo.

—Si que es miedo, de mis poderes con tus pies. Sin mencionar la posibilidad de la palabra prohibida con Ce.

—Ugh! Lo que quiero es que te centres en... leer. O lo que sea.

—Pretextos. Dame tu pie —Gales sonríe.

—NON —es que hasta se mueve para que estén más lejos. El británico hace una risita.

—Anda... ponlo aquí —se da unas palmaditas en las piernas.

Niega.

—¿Qué puede pasar? ¿Qué te guste?

—Tais-toi. Non.

—¿Ahora no te gusta que te guste? Andaaaaa dejameeee —se le acerca, gateando. Luxemburgo se echa para atrás, separándose—. ¿Sabes que acaba de pasar?

—Q-Quoi?

—Tus pantalones han tocado el suelo —igual se estira para atraparlo.

—Quoi? Non! Dreckt!

Gales se ríe, echándosele encima y ahora va tumbarse y a ensuciarse la camiseta. Bien.

—Eres mío ahora.

—¡Q-Qué va!

—Oh, sí... mío, mío —sonríe, poniéndole una mano en el pecho.

Luxemburgo le agarra la mano de la muñeca con las dos suyas y Gales le sonríe.

—¿Algunas palabras finales...?

—No vas a...

—Que mala elección.

—No puedes.

—¿Tocarte los pies? Más que inocente que eso...

—No puedes tocarme, lo hemos dicho.

—Los pies no es sexual.

—E-Eso no es asunto tuyo.

—Repentinamente es MUY asunto mío —a Gales le brillan los ojos.

—¡No lo es! ¡No sonrías así! —se sonroja más.

—¿Besitos y lamiditas en los pies?

Aprieta los ojos y tiene que rascar las plantas por el suelo.

—Si que te gustaaaaa, ¡déjame probar!

—Nooo, por quoi?

—Porque quiero ver los efectos —Gales baja la mano de su pecho a su cadera.

—Y-ya... ya lo has visto.

—¿Es como las cosquillas?

—Es... No es "como", es exactamente eso —aprieta los ojos.

Gales le pasa una pierna por encima y se le sube. El flamenco le mira hacer.

—Necesito saber en dónde más tienes cosquillas —a medio parque...

—No, no es verdad. Si te saltas las reglas lo haré yo también.

—Sospecho que no tengo que tocarte —Gales traga saliva.

—Ah, non?

—Veamos... —le pasa las manos por encima, sin tocarle. Luxemburgo tiene un escalofrío y se retuerce un poco—. Yo tampoco tengo que tocarte... además tocarte un poco sí se puede —se desliza encima suyo por las piernas echándose hacia atrás.

Luxemburgo se incorpora y le mira a los ojos, un poco nervioso.

—Así que... Nos ponemos nerviosos aún sin tocarnos... —Gales le sonríe.

Luxemburgo traga saliva. Gales levanta una mano y le acaricia la cara, este la aparta un poco esta vez, frunciendo el ceño. El británico parpadea y cambia la cara, sin esperarlo.

—Te crees muy listo, ¿no es eso?

—Wh-What? —Gales parpadea.

—Te has enterado de mi punto débil y como yo no sé el tuyo crees que puedes usarlo con impunidad.

—No, estaba... jugando —responde un poco regañado.

—Ya, claro —se le escapa la sonrisa.

—Well... yes, y tú pareces encontrar puntos débiles a gran velocidad.

—Yo no sé ninguno.

—Que no vas a saber ninguno, tienes toda una lista de mis traumas y debilidades.

—En lo absoluto.

—Si no la tienes es porque no quieres.

—Si no la tengo es porque no me lo dices.

—¿¡Te lo tengo que DECIR?!

—Oui!

—Uff... eso es un problema.

—¿Por?

—¡Porque no funciona así!

—Pues así ha funcionado en mi caso.

—¿Que yo te diga mis puntos débiles y las cosas que me dan vergüenza?

—Oui.

—So... ehm... mejor... —Gales se sonroja un poco porque eso es cincuenta veces más complicado.

—¿Aja? —Luxemburgo inclina la cabeza mirándole.

—Vamos a... ehm... terminar la comida. ¿Abriste esa botella?

—Oui —sonríe de ladito y se la acerca.

—E-Ehm... debí traer whiskey —Gales traga saliva y carraspea.

—¿Por? Está bueno, le va bien al pescado.

—¡Pero no es lo bastante fuerte!

—¿Lo bastante fuerte para qué?

—¡Para calmarme!

—¿Necesitas calmarte? ¿Por?

—Pues porque mira lo que me estás pidiendo. ¡Que confiese mis secretos!

—Bueno, oui. Un poco

—Ya... ya... ya...

—¿Entonces?

—V-Vale... ya te he dicho lo de...

—Aja.

—¡El público! ¡Que más quieres!

Luxemburgo sonríe, le mira de reojo a él, luego baja la mirada a sus regiones vitales y luego se vuelve a seguir comiendo como si nada. Gales se sonroja más.

—Ni siquiera traigo ropa interior y además voy a tener que darte toda la ropa que traigo para subirme al coche, ¡no sé de qué cosa te estás quejando!

—De que me pones nervioso a mí.

—Bueno, por una vez en la vida tengo esa capacidad...

—¿Eh?

—Nunca había puesto nervioso a nadie —sonríe.

—Eso sí que no me lo creo.

—No así... vamos, que tengo una habilidad especial de poner nervioso a Alba hablando de la boda. O a England hablando de cómo es que France le pone los cuernos... pero ¿tú crees que Galia se ponía nerviosa con algo?

—Pues un poquito, ¿no? Es decir...

—Ellos no se ponen nerviosos.

—¿Quiénes?

—Galia... France.

—Mais oui.

—No conmigo —Gales levanta una ceja.

—Anda ya, si estaba casada contigo, no es posible. Debe ser que no lo notaste.

—No creo, de verdad... no creo que se pusiera nerviosa ASI. Puede que le pusiera nerviosa que... bebiera o que me enterara de cosas...

—Pues que aburrido.

Gales traga saliva y se sonroja un poco, pasándose una mano por el pelo.

—Supongo que no es algo que uno... controla.

—Bueno... Ya, pero tiene cierta gracia que tengas... o sea, que la otra persona si tenga cierto... poder.

—Claro que tiene gracia. Es decir... no sé. No sé —Gales suspira.

—¿No sabes?

—ES que... ya sé cómo suena. No era tan terrible, solo... no era tan divertido como debe ser eso.

—Mmmm...

—Eso era parte del problema —le explica mirándole de reojo.

—Bueno, no me extraña. Insisto, esto es divertido cuando los dos saben.

—Tú sí te pones nervioso... —le sonríe un poquito.

—No tanto —carraspea y se sonroja.

—Perdona si... no... lo hago del todo bien —casi se pone su aureolita encima de la cabeza—. Pero voy a aprender.

—¿Cómo? — Le mira de reojo.

—Pues yo qué sé, después de que me riñas cien veces, seguro. Venga, no te enfades conmigo...

—No lo estoy —se ríe.

—Es que te pones todo... ceño fruncido.

—Ya —le guiña un ojo y Gales se sonroja—. Pero bueno.

—¿Ves como sí sabes tus fortalezas?

—Yo no he dicho nada de las mías.

—Y mis debilidades, ¡van juntas!

—No exactamente.

—Pues sospechosamente pareciera que encajan.

—Bueno, esa es la gracia.

—Justamente esa es la gracia —Gales se ríe.

—Entonces... Irlande.

—Eire? —Gales parpadea descolocado.

—En el Kiss, Marry, Kill.

—Tú le has matado de golpe... yo lo mataría con los años —le sonríe un poco y se estira para comer uno de los restos de papá que aún quedan.

—¿Con veneno en los cereales?

—Quizás... es que es muy intenso y muerto, heredaría su colección de música. Ganar-Ganar.

—Intenso.

—E infantil —luego porque te llaman estirado.

—¿En qué sentido?

—Pues en que es tonto y... supongo que todos lo somos en cosas —hace los ojos en blanco—. No creo que pudiera vivir con ninguno de ellos sin matarlos. O sea, él se duerme tarde y escucha música todo el santo día, Eire vive en su mundo, si hablas con el té escucha una décima parte de lo que dices...

—Mmm...

—¡Tu ni me digas que le has matado! Vamos a... vamos a ver otros tres. Ehm... Mónaco, Belgium... y yo —sonríe.

—No vale contigo, ¿qué harás? ¿Matarte a ti mismo? ¿Casarte contigo?

—Matarme a mí mismo muy probablemente.

—¿Ves? Eso no tiene gracia.

—Si quieres lo intercambiamos por ti cuando conteste yo.

Luxemburgo niega y se ríe.

—Ugh... vale, cámbiame a mí por... hum... Mejor vamos a ponerte uno así... Belgium, Holland y Spain.

—Oh, vengaaaa. No quiero matar a ninguno.

—Ya, bueno... corazón de pollo.

—Nooo, pero... ¿cómo voy a...? no voy a acostarme con mis hermanos. No que con Espagne no sea raro, pero... Bueno, aunque Nederland me detestaría para siempre... pero... ¡Cómo voy a elegir a quien matar!

—Tú me has puesto uno igual.

—Vale, vale... supongo que... mataría a Belgique y así me quedaría yo con su territorio y el parlamento europeo. Ugh, que mal suena esto.

—Oh my... yes, suena FATAL.

—Pero es que ¡no tengo frontera con Nederland! No funcionaría tan bien la anexión.

—A veces sí suenas nazi...

—Oh, venga ya, ¡esta ha sido tu idea! Además, tú eres el que quería matar a TODOS sus hermanos.

—Ya, desconozco cómo es que tú no... ¿Y de los otros dos?

—Quoi? Pues ya te he dicho, me casaría con Espagne. Y besaría a Nederland.

—Esto no era besaría... pero vale. Casarte con Spain y acostarte con Netherlands...

—No, no, si es... acostarme entonces al revés.

—¿Te acostarías con Spain? Hmmm... Coincido contigo en eso. Pero yo me casaría con Belgium, desde luego.

—¿Por?

—Ella es un perfecto wife material.

—¿Te parece?

—Pues no creo que lo hiciera mal. No sé conmigo... pero seguro mejor que tu hermano.

—No has hablado mucho con él, ¿verdad? Ya imagino que hubieras dicho de mí hace dos semanas.

—Que eras aburrido, seguro —admite y se encoge de homos —. Esto es culpa de France.

—¿De France?

—Quizás lo ha hecho a propósito.

—¿El qué? —parpadea.

—Debe ser... personal —nota y frunce un poco el ceño —. Porque a Alba si le presentó a tu hermana... y con Seychelles probablemente movió los hilos.

Luxemburgo le mira sin entender.

—Y a mí nunca me presentó a nadie y de hecho coopera cada vez a que me salga mal.

—Bueno... ¿y qué?

—Pues... eso es feo.

—Supongo que porque estabas con su madre.

—¡Hace poco! ¿Crees que no pasé cientos de años soltero? —sonríe un poco—. Contigo por ahí medio a medias con Mónaco.

—¿Y? —parpadea.

—¡Debió presentarnos antes! Es una... no voy a perdonárselo.

—Pero... ¿y cómo querías que él supiera? —se ríe.

—Porque es FRANCE, es su obligación

—¡Anda ya!

—Considerando que ha hecho parejitas al mundo, ¡que no me haya hecho a mi una y que sabotee todo lo mío es feo!

—Pero... o sea, ¿hablas de sabotear lo de su madre? Pero si te casaste con ella, ¿cómo es eso sabotear?

—Me casé con ella, para variar, con todo mundo en contra.

—¿Y estás enfadado porque tenían razón?

A Gales le cambia la cara de golpe

—No la tenían —protesta.

—Pero... al final no ha ido bien.

—Quizás entonces deba escuchar al vox populi —Gales suspira.

—Digo... o sea... por eso la... has dejado, ¿no?

—No había pensado que además, esto hace que todos tuvieran razón.

—Bueno, si todo el mundo te decía que era mala idea... ¿o qué te decían?

—Cosas que hacen que tengan razón. Que la iba a lastimar, que no sabía en lo que me estaba metiendo... cosas. Todos tan listos menos yo. Supongo que la verdad no peca pero incomoda. Y aceptar que todo el mundo pueda decir "te lo dije" no es divertido.

—El caso aquí es si lo decían con real conocimiento de causa o solo por decir.

—France va a decir que el SIEMPRE lo supo.

—No lo dijo.

—A ti no te lo habrá dicho— Gales hace los ojos en blanco—. ¿Estás de su lado del todo, ahora?

—Quoi?

—Pues pareces muy feliz de defenderle en todo lo que yo digo —se abraza las piernas y es que... le has dado justo en el orgullo con lo de que el mundo entero tenía razón.

—Pues le defiendo en lo que creo que tiene razón —frunce el ceño.

—Bueno, pues vale... seguramente que la tiene en esto.

—¿Pero ahora porqué te enfadas conmigo?

—P-Pues es que... es que... —no es contigo—. Es que no quería que tuvieran razón... — Aprieta los ojos y se abraza más las piernas—. Yo solo pensé que el amor podía vencerlo todo.

Luxemburgo se acerca a él y le pasa un brazo por los hombros, abrazándole hacia sí y el británico se le recarga un poco encima.

—¿Has llorado ya por esto? —pregunta suavecito, sosteniéndole ahí abrazado. Gales se limpia los ojos y asiente un poco.

—Seguramente no lo bastante... —susurra y... solloza.

—¿Seguro? A veces pienso que como estas en casa te contienes para que no te veamos...

—Me hacía mucha ilusión, mucha... pero sólo acabo siendo un matrimonio muerto. Alba lo dijo alguna vez, era... como un zombie. Que seguía porque nadie lo paraba... —explica, y... es que aunque no quiere, le saaaalen las lágrimas.

—Es normal, todo el mundo quiere que sus relaciones salgan bien...

—Es difícil... es mucho más difícil que solo amor.

—¿Que solo amor?

—Una relación. Requiere... magia, química...

—Ya... —suspira y le acaricia la espalda.

—No me casé pensando que no funcionaría... pero no fue muy difícil descubrirlo lo cual es... Ugh. Lo siento. No debería... no creo que quieras escuchar estas cosas.

—No pasa nada, venga... ya le estás poniendo remedio a todo eso.

—No pensé que fuera capaz de hacerlo —admite.

—Por lo visto eres más fuerte de lo que crees —le da un beso en la cabeza y tú no sabes lo muy útil que has sido en ello.

—Siento haberme enfadado... —Gales sonríe un poquito.

—Es normal que tengas... momentos de furia.

—Tú no... debes ser el blanco de la furia.

—Por ahora... solo te estoy consolando.

—Me he enfadado antes contigo porque lo has dicho así y... me... Me ha dado mucha rabia de repente darme cuenta de que no soy tan listo y el resto del mundo... tenía razón.

—Pero... son cosas que pasan, no es que no seas listo...

Gales se limpia los ojos y Luxemburgo sigue acunándole un poco.

—Es... difícil fallar estrepitosamente en algo así de grande.

—En realidad no, es absurdamente fácil. Lo que es difícil son las consecuencias de ello.

—Y también yo le prometí a ella estar ahí todos los días de su vida y ha sido mentira.

—Bueno, a mí no me parece que no vayas a estar si te requiere, aunque no sea al mismo nivel que antes.

—No, si me necesita sí que voy a estar —Gales se limpia los ojos... de nuevo—. No creo que me necesite mucho... Galia tiene siempre un séquito de gente. No se si eso me hace sentir tranquilo por ella o... triste por mí.

—¿Por? Tú no tienes tanta gente, entiendo, pero tampoco estás solo, ¿no?

—No, no... no me preocupo yo como tal. Solo es feo.

—¿Que tenga amigos?

—No, no. ¡No! No tergiverses lo que digo. No es mortalmente feo solo no es fácil separarse. Dejaré de sentirme mal seguramente.

—Seguramente.

—En su momento... pensé que mejor hacerlo lentamente.

—¿Lentamente?

—Pues decirle que no estaba feliz... y hacerlo todo más lento.

—¿Y qué pasó?

—Que pensé... que sólo lo estaba postergando.

—Es como una tirita.

—Sí. Mejor... una sola vez. De golpe. Aunque duela... y mira que duele —asiente—. E-En alguna medida... Me siento un poquito orgulloso de poder hacer eso —le sonríe un poco saca su pañuelo

Luxemburgo le suelta, dejándole hacer. Gales se sueeeeena la nariz, se limpia los ojos, le mira y sonríe un poquito.

—Gracias por oírme. Soy... un poco tonto aún pero voy a estar bien

—Mais oui —le sonríe y le hace un cariñito en la cara.

—Estaré bien —el británico le sigue el cariño, cerrando los ojos.

—Oui —suspira Luxemburgo.

—Y tú también.

—Oui —sonríe.

Se le acerca y le da un besito en la mejilla, el otro sonríe, cerrando los ojos, dejándole.