MENTIRAS A MEDIAS

VIII

Disclaimer: Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen.


La noche de soltero terminó siendo un completo desastre, después de la escena entre los novios y Mu, los invitados habían vuelto rápidamente a sus habitaciones comentando entre murmullos que por motivos de este escándalo ya no habría boda. Shaka ignoró todos y cada uno de los comentarios que pudieron haber llegado malintencionadamente a sus oídos mientras corría, como podía detrás de su novio. Por el momento no era su importancia acallar dichos chismes, ya que su principal prioridad era encontrar a su pareja y hablar sobre lo ocurrido, no podía dejar que Aioria se fuera sin saber la verdad, sin saber ambos la verdad, porque para él también era necesario saber el motivo por el que aquella idea hace tanto ruido en su cabeza.

Afuera, en la terraza, pudo ver la silueta que tan perfectamente conoce, sirviéndose un vaso con algún licor bebiéndolo de golpe. Aioria le está dando la espalda mientras él se acerca con sigilo, en la corrida se ha tenido que quitar las sandalias pues se le ha roto una, siente el frío del piso bajo sus pies, intenta respirar con calma para tranquilizar a su agitado corazón y también para quitar de su mente todos los posibles malos escenarios que han pasado durante estos últimos minutos. Sintiéndose agobiado de repente por el calor que provocó la corrida, se desató el ojal de su blusa color terracota, aquel que está por debajo de su clavícula. La línea diagonal del borde se abre dejando expuesto la mitad de su cuello, dejando que la brisa marina templara el calor, secando la capa de sudor que perla la piel expuesta. Cuando ve que el último chico se ha llevado las últimas bandejas que quedaban en la mesa, es cuando decide dejarse saber de su presencia.

—Aioria… —el cuerpo de su novio se tensa levemente y Shaka se ha dado cuenta de esto, lo conoce tan bien que podría asegurar que sus cejas han hecho ese gesto que hace cuando está nervioso, aquel que dura apenas un segundo— Es momento que tú y yo hablemos. —se acerca mientras ve como el cenizo vuelve a llenar su vaso de lo que ahora, observando mejor, es una botella de whisky.

—¿De qué quieres hablar? —respondió con brusquedad, girándose para encararlo y escupir con sarcasmo— ¿Vienes a contarme las veces en que tú y Mu cogieron? O ¿Vienes a decirme que ya no te vas a casar conmigo ahora que me enteré de la existencia de tu amante? —si Aioria se veía desastroso por fuera, por dentro estaba mucho peor, no había nada más que le pudiera doler.

—Eso no es cierto —habló firme, caminó un paso, miró a sus ojos verdes tan verdes como el del césped en primavera— Lo que sea que te haya dicho Shura no es cierto. —una agradable brisa marina se coló entre ellos, Shaka tragó saliva esperando que Aioria pueda decir algo, lo que sea.

—Siempre estás preocupado por él, en la universidad, durante su relación con Shura, en su quiebre, siempre pendiente de no recordarle nada sobre su relación por miedo a que sufriera, recordándome que no diga nada de Shura en su presencia. —Shaka abrió los ojos ante todo el torbellino de eventos— Te decepcionaste cuando no te contó sobre su nuevo noviazgo, estaban tomados de la mano en la tarde y los vi abrazados hace unos momentos alejados de todos, ¡a los dos solos!, ¡¿Cómo puedes decirme que no es verdad?! —le dice finalmente todo, Aioria no pudo evitar llorar con todo esto, el alcohol en su cuerpo estaba pasándole la cuenta— ¿Qué? ¿Te sorprende que me haya dado cuenta de todo esto? —

—¿Shura te lo dijo? —preguntó, agachando la mirada al piso conmocionado por toda la situación y algo nervioso por el rumbo que estaba tomando la conversación. No va a negar que se sorprendió al escuchar la verborrea de su pareja, temiendo que se entere de su secreto. Aioria sonrió sin saber por qué, la reacción de Shaka lo confundía y lo enfurecía al mismo tiempo, tomó un sorbo del vaso de whisky mientras se quitaba rápidamente las lágrimas de la cara con la mano libre.

—No, no lo hizo, —la mirada celeste del hindú chocó con los ojos verdes del cenizo que después de otro sorbo de alcohol dijo— solo me dijo que me cuidara las espaldas de ti y Mu, y que si de verdad eras a mí a quien amabas y no a él, el resto lo hiciste tú. —Shaka cierra los ojos arrugando la frente, dejando que el bindi usado para esta ocasión pierda su forma, pensando que las cosas serían mucho más difíciles de explicar de lo que él pensaba, pues había cosas que no podía, ni debía explicar.

—Aioria, escucha, entiendo que tengas dudas, pero créeme, entre Mu y yo no hay nada, nunca hubo nada y jamás habrá nada. —comenzó diciendo dando un paso hacia adelante, firme y con la convicción de que Aioria entendiera su punto sin tener que llegar a dar demasiados detalles— Lo de hoy solo han sido malos entendidos… Mu se encontraba mal y yo traté de animarlo, lo mismo pasó hace un momento, necesitaba estar un tiempo solo y Mu solo vino a decirme que me buscaban y colapsé, solo fue un gesto de amistad. —recitó cuidando sus palabras, podía ver a Aioria tambalearse de un lado a otro y temía que pudiera hacerse daño, en su estado cualquier paso en falso podría convertirse en una tragedia, en otra tragedia.

—¿Y lo demás? —preguntó ya bebiendo desde la boca de la botella— ¿Cómo me explicas esa enorme preocupación por proteger a Mu? —dice alargando la palabra enorme, en un sarcasmo mezclado con celos.

—Solo me preocupo por él, es mi amigo. —respondió dando un paso otra vez, esta vez mucho más débil, su intención de quitarle la botella y que se sentara en ese momento se estaba volviendo difícil.

—Yo no me preocupo si Milo y Camus pelean. —contratacó, Aioria nunca fue bueno en inmiscuirse en los problemas ajenos, en su mundo solo existía Shaka, él y Shaka.

El cenizo dejó la botella en una mesa, sin darse cuenta que estaba muy cerca del borde cayéndose en el piso y rompiéndose en varios pedazos, derramándose lo que quedaba por el suelo.

—No puedes medir nuestras amistades de la misma forma. —intentó razonar, pero en la mente alcoholizada de Aioria no había cabida para el entendimiento verbal, en este momento su mente era ira y resentimiento mezclado con traición, una combinación muy fuerte y dolorosa— Aioria, por favor hablemos en la habitación, ya es tarde y… —

—¿Por qué?, ¿Qué tiene de especial Mu? —Shaka se quedó estático, había un secreto que no podía rebelarle a Aioria— ¡Dame una buena razón para no creer que las palabras de Shura son ciertas, explícame porque está equivocado! —Aioria dio un paso haciendo crujir los vidrios rotos de bajo de su zapato. Shaka estaba de los nervios, mientras pensaba en que responderle y a la vez hacer que Aioria deje de tambalearse sobre los restos que han quedado de la botella de whisky.

—Aioria no digas tonterías…—no era eso en realidad lo que quería decir, pero no tuvo tiempo de pensar cuando ve a su novio resbalarse con el licor derramado en el suelo afirmándose de lo que podía, acercándose para sostenerlo.

—¡¿Cómo puedes decir que mis sentimientos son tonterías?! —ninguno de los dos supo en ese momento como es que las cosas escalaron a tal punto, ni siquiera Shaka pudo prever que Aioria lo empujaría con tanta fuerza con tal de que no se acercara a él y Aioria no supo cómo fue que reaccionó de esa manera.

El sonido de las sillas de maderas chocando contra el cuerpo de Shaka lo dejó inmóvil al instante, con un silencio horroroso que se rompió con los quejidos del rubio quien estaba en el suelo con los ojos bien abiertos por la impresión, el dolor y el miedo que le provocaba.

—Shaka… yo no quise… yo… —no supo que más decir, las disculpas se le atoraron en la garganta cuando vio las lágrimas de Shaka caer de sus ojos, dolido física y mentalmente. Aioria intentó ayudarlo aún con el cuerpo adormecido, pero Shaka lo detuvo levantándose por su cuenta.

—No digas nada… —dijo resignado, sacando del bolsillo derecho de su pantalón de color marfil una cajita dorada, dejándola en la mesa que en estos momentos los separaba, girándose afligido con lo sucedido recorriéndole en el cuerpo y en el corazón. Aioria jamás en la vida había llegado a tal punto, convirtiéndose en un completo desconocido para él que no sabía cómo pensar, por primera vez él no sabía en qué pensar. Caminó lentamente un par de pasos para luego acelerar y dirigirse a la entrada del hotel, llegando a la recepción descalzo y perdido.

oOo

Aioria sentía como el corazón le palpitaba con fuerza en el pecho con la respiración entrecortada, el mareo que pudo haber tenido en algún momento se disipó en cierto sentido, sintiéndose como en un torbellino de emociones. Se llevó las manos hacia sus rizos rebeldes aplastando su cabello sin poder creer lo que acababa de hacer y se dejó llorar con toda libertad, sentándose en una de las sillas de madera que sobrevivieron en su sitio. Nunca quiso que las cosas terminaran así, nunca quiso lastimar a Shaka, lo último que quería era lastimar a Shaka, pero había terminado por romper la última oportunidad que tenía de aclarar todo esto en un momento donde su mente estaba completamente nublada por los celos.

Levantó la cabeza para respirar algo de aire, el llanto que ya se había vuelto incontrolable le pedía rehacerse de oxígeno para seguir botando con mayor intensidad la tristeza y la rabia que sentía en estos momentos. Sentía como el pecho se oprimía con cada exhalación, haciéndolo temblar en medio de aquel desastre de sillas. Cuando sus pulmones le dieron algo de tregua fue que se fijó en la caja dorada que reposaba encima de la mesa, recordando como Shaka lo había dejado sobre la mesa antes de marcharse, la tomó con las manos temblorosas, mientras sollozaba nuevas lágrimas.

Abrió con cuidado la caja aterciopelada encontrando en su interior dos pares de anillos dorados, uno al lado del otro, cada uno con una perla preciosa en medio, tomó una de ellas y la observó mientras sus ojos volvían a escocerle por las lágrimas con la mandíbula temblando de tristeza, en su interior estaba su nombre perfectamente escrito en griego y por fuera, en sentido opuesto a la piedra de color verde, la palabra Raabta escrita de manera atractiva y elegante destacaba en la caligrafía hindi. La garganta se le cerró de pura frustración y su labio inferior tembló a medida que la respiración volvía a hacerse dificultosa.

Shaka había pensado en todo, eran sus argollas de matrimonio, la primera, la que llevaba su nombre, la que deslizaría por el dedo de su prometido tenía la inscripción que definía sus sentimientos por él, se lo había dicho una vez estando juntos en una tarde, después de revisar un libro de palabras hindúes se dio cuenta que esa expresión definía exactamente sus sentimientos por él, Raabta, una conexión inexplicable que se tiene con el alma de otra persona, y sí, seguía reafirmando que es eso lo que define sus sentimientos, pues jamás había sentido algo tan fuerte e intenso por otra persona y nunca lo sentirá por nadie más.

Su mente seguía siendo un lío, aunque su corazón le gritaba que se levantara y corriera de tras de Shaka su mente le seguía impidiendo hacerlo, ahora por miedo a acercarse, puede ser arrepentimiento, podría ser el alcohol, pero sus piernas se negaban a levantarse. Tomó el otro anillo adornado por una piedra celeste, la que llevaría él luciendo en su dedo dentro de poco, en su interior el nombre de Shaka en su idioma natal y al igual que el otro la palabra Shubharambh decoraba la parte posterior de la argolla. Sonrió con una mezcla de melancolía, pues era una palabra que estaba acostumbrado a oír, un gran comienzo, Shaka lo llamaba así, siempre le decía que él fue su gran comienzo y ahora tomaba otro trasfondo mucho más importante, porque sería su gran comienzo unidos eternamente.

Se llevó una mano hacia la cara tapándose los ojos mientras las lágrimas llegaban de forma intensa, ¿Cómo pudo?, pensó insistentemente en medio de una claridad malévola, ¿Cómo pudo dejarse llevar por su ira y no resolver antes los problemas?, pero lo hecho, hecho estaba, no había nada ni nadie que pudiera cambiar el pasado, ni sus acciones, pero podría arreglar su futuro, ¿Cómo podría arreglar todo después de esto?, Aioria dejó con sumo cuidado aquellas joyas que resplandecían, gracias a los escasos focos del lugar, dentro de su caja, apretándola con gran fuerza aferrándose como un náufrago a lo que quedaba de ese amor inmaculado que había cultivado y que él mismo había echado a perder.

Miró la caja presionada por su mano con los nudillos blancos, ¿Acaso dejaría que esa caja se quedara solo con los recuerdos de lo que fue un buen amor?, ¿Sería capaz de dejar ir Shaka después de esto?, No, no podía, era egoísta al pensar en llevar una vida solo sin él y era un cobarde porque se rehusaba a seguir viviendo con el peso de sus acciones. Se levantó de golpe, necesitaba él enmendar lo sucedido, con Shaka, con Mu, con todos. Se quitó las lágrimas que quedaban con la mano que se negaba a soltar la caja dorada y se giró para ir por el rubio, aceptaría todo, todo, pero no podía simplemente dejar las cosas así.

Logró dar un par de pasos cuando la imagen de Shura apareció ante sus ojos, ambos se quedaron frente a frente sin decirse ni una palabra por algunos segundos, que para los dos parecieron ser una eternidad.

—Aioria… —empezó Shura dando un paso con el nerviosismo tatuado en la cara, pálido, completamente destrozado.

—No puedo hablar ahora, necesito ir donde Shaka y arreglar esto lo antes posible. —dice convencido moviéndose para bordear el cuerpo visiblemente agotado de su amigo, pero una mano sobre su brazo lo detuvo.

—Espera, escúchame primero, yo… —apretó el brazo de Aioria con fuerza, con una fuerza desesperada como quien se aferra a la vida.

—No, ya te escuché suficiente y no… no quiero más historias. —habló soltándose de su agarre lo más calmado que pudo, dentro de su visible desesperación que le provocaba la situación, avanzando lejos de él y de ese lugar.

—Aioria, te amo. —dijo bloqueándole el paso, la diferencia de altura era mínima, pero Shura en ese momento, pese a ser mayor tenía un semblante dócil, las cejas se curvaron e intentaba controlar el temblor en su labio inferior, debido a las enormes ganas que tenía de llorar. Aioria jamás lo había visto así, nunca.

Las palabras de su amigo se golpearon dentro de su cabeza repitiéndose en ecos una y otra vez, sintió un frio recorrerle el cuerpo por completo, casi podía decir que se había quedado sin aire por esos segundos.

—¿Qué? —la pregunta salió débil, como temiendo oír una mala respuesta, cerrándose por completo al disparate que había oído y que hubiera preferido jamás oír.

—Te amo, —se acercó, encontrándose cara a cara, los ojos de Shura demostrando cariño y dolor, mientras que Aioria no salía del aturdimiento de esa reafirmación, incrédulo ante todo lo que se le presentaba antes sus propios ojos— Llevo muchos años enamorado de ti, yo… tu, te has transformado en alguien muy importante, intenté olvidarte e ignorar lo que siento, pero no puedo soportarlo, no puedo soportar que te cases con alguien más. —las manos de Shura se aferraron a los antebrazos del griego quien permanecía en un estado de desconcierto perpetuo.

—No… no, esto es… Shura tu eres mi amigo, eres como mi hermano. —dijo Aioria todavía procesando lo que su amigo de la infancia intentaba decirle como si algo no calzara en su mente. Él siempre estuvo enamorado de Shaka, nunca le dio motivos para que pensara en él de esa manera— ¿Tú y Mu…? —Aioria hacia memoria, pero no podía recordar algún suceso en el que él haya omitido de alguna manera los sentimientos de Shura.

—Lo quería, sí, pero desde que tú y Shaka comenzaron a salir yo no me sentí igual y Mu nunca pudo llenar ese vacío, ni hacerme olvidarte. —aclaró, a Aioria le vinieron los recuerdos de golpe, Shura hablándole para ir de fiesta, Shura llamándolo para que se vieran después de una discusión con Mu, Shura esperándolo fuera del campus aun cuando él no tenía clases, Shura acompañándolo en los entrenamientos. Cosas que él veía como una amistad sólida no eran más que pequeños acercamientos que él mismo había pasado por alto, esos abrazos fuertes y espontáneos, las invitaciones a cualquier sitio, las veces en que Shura se quedaba en su casa para una noche de juegos, todo eso verlo a través de otra mirada, con otras intenciones lo abrumaban de sobremanera.

Pero aquel vendaval de recuerdos se vio abruptamente interrumpido cuando sintió como lo jalaban del cuello de su camisa, chocando los labios fríos de Shura con los de él en un beso desesperado. Aioria fue capaz de actuar cuando sintió la lengua de su amigo abriéndose paso entre sus labios, empujándolo con demasiada fuerza haciendo que Shura fuera hacia atrás tambaleándose por el sorpresivo trato y por el alcohol que aún nublaba su escaso juicio. Aioria se quitó con su mano libre la sensación de los besos de sus propios labios en un gesto brusco, furioso por hacerlo sentirse más miserable y culpable de lo que ya era.

—¡No vuelvas a acercarte! —le grita con rabia, Shura se sorprende por la intensidad de sus palabras, con el miedo en su mirada al verse rechazado y por botar a la basura la única oportunidad de permanecer a su lado de forma pacífica— Por favor… yo… yo te apoyé, —empezó a sollozar completamente herido recordando su constante apoyo con la ruptura con su amigo— te escuché… —dice sintiéndose un completo imbécil al pensar que Shura le había dicho aquello como muestra de lealtad— te creí… —pero todo se volvía más claro ahora, la rivalidad que ha tenido con su novio, todo había sido por celos— ¡Hice todo esto por creerte a ti!, ¡Y por tu culpa estoy a punto de perder a Shaka! —explotó con impotencia y aunque sabía que no podía culpar por completo a su amigo, le dolía enormemente tener que enterarse de todo de esta forma, de tener que perder una amistad y su matrimonio por mentiras.

—No quise que esto resultara de esta manera, Aioria perdóname… —dijo manteniendo la distancia, arrepentido de que la persona que amaba sufra frente a sus ojos por su culpa, por no poder haber sido honesto con sus sentimientos antes— Por favor, no me alejes de tu lado. —pidió mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

Si Aioria no le tuviera tanto cariño lo habría corrido en este momento del hotel, pero, aunque tenía una rabia enorme, no podía simplemente echar a Shura de aquí, no sin antes arreglar todo con Shaka, no sin saber que aún tenía una mínima esperanza recuperar a su novio y su matrimonio. Cansado de todo esto y con la mente puesta en volver a su habitación para rogarle perdón a Shaka decidió dejar el asunto de Shura ahí, por esta noche, por esta vez, lo que sea que tengan que arreglar entre ellos, lo haría después.

—No me pidas que te perdone después de todo esto, no puedo perdonarte ahora, —dijo con total firmeza que Shura no pudo evitar compararlo con Aioros y eso le provocó un escalofrío que le dio miedo— hablaremos esto en otro momento, cuando haya arreglado esta situación. —dice con todo el coraje del mundo alejándose del lugar para irse en dirección hacia la entrada del hotel.

Shura se quedó de pie viendo como la silueta del cenizo se perdía en una pared para desaparecer, con el corazón roto, arrepentido de que Aioria se haya envuelto en una situación como esta que no previó a tiempo, que sus celos injustificados no le dejaban ver.

Ahora todo se desmoronaba a su alrededor.

oOo

Cuando Mu finalmente pudo encontrar a Shura este se hallaba en la terraza del hotel donde todo había sucedido, pero cuando se animó a acercarse vio que este se encontraba hablando con alguien más, dio unos cuantos pasos cuando distingue a Aioria. Se dispuso a volver sobre sus pies e ir directo a su habitación frustrado y desanimado por no poder resolver las dudas que tiene, no era buena idea cruzarse por ahí cuando Aioria aún debería estar enojado con él, y a pesar de no haber hecho nada, lo que más le importaba a Mu en esos momentos era saber los verdaderos motivos de Shura y desenterrar todo lo que en su momento fue confuso para él, por lo que necesitaba hablarlo a solas.

Se giró desalentado y con la cara doliéndole aún más, pero sus pies se detuvieron cuando escuchó la voz temblorosa de Shura.

» Espera, escúchame primero, yo…

Se quedó esperando unos momentos para escuchar, sin saber que encontraría parte de la respuesta que buscaba en ese mismo momento. Se ocultó detrás de unos pilares de piedra donde la vista de ambos era clara y podía oír perfectamente lo que hablaban, nunca había visto a Shura tan vulnerable como ahora.

» No, ya te escuché suficiente y no… no quiero más historias.

Podía ver la silueta de Shura acercándose a Aioria a paso lento, triste y preocupado. No pudo evitar sentirse mal por él y en cierta manera creía que se lo merecía por haber ocasionado todo este malentendido, pero la sensación de incomodidad estaba ahí latente.

» Aioria, te amo.

Los ojos de Mu se abrieron y pudo sentir que su corazón dejó de latir por unos segundos, ¿Qué mierda había escuchado?, el pecho se le estaba haciendo un nudo llevándose una mano al corazón. Amor, Shura estaba enamorado de Aioria. Shura le estaba diciendo a Aioria las palabras que él siempre quiso escuchar de su boca y por un momento a Mu se le olvidó como respirar. Un sudor frío se deslizó desde la nuca hasta la espalda, con un montón de preguntas que llenaron su cabeza en cuestión de segundos, ¿Lo ama?, ¿Desde cuándo? y ¿Cómo?, Mu siempre había respetado la cercanía de sus amigos con su ex novio porque los unía un vínculo fuerte de hermandad, al menos eso había creído y había confiado toda su vida.

» Llevo muchos años enamorado de ti. Tú te has transformado en alguien muy importante, intenté olvidarte e ignorar lo que siento, pero no puedo soportarlo, no puedo soportar que te cases con alguien más.

Muchos años, muchos años, muchos años. Esas dos palabras le taladraron la mente con tanta fuerza que su cabeza comenzó a dolerle de tanto pensar. Ellos habían terminado hace poco más de año y medio, y no había que ser muy listo para darse cuenta que sus sentimientos hacia su amigo estaban quizás desde que ellos estaban juntos. No podía ver la cara de Aioria directamente, pero podía ver como temblaba y como la voz se le escapaba incrédula.

» ¿Tú y Mu…?

» Lo quería, sí, pero desde que tú y Shaka comenzaron a salir yo no me sentí igual y Mu nunca pudo llenar ese vacío, ni hacerme olvidarte.

Abrió la boca completamente impresionado por todo lo que estaba escuchando, tantos años intentando ser suficiente, intentar ser alguien importante en su vida y sin poder lograrlo. Recordó todo en ese lapsus de tiempo donde solo Shura existía para él, dejando de lado todo lo que en su momento también formaba parte de su vida, su familia, sus amigos y su trabajo. El dolor en el pecho se intensificaba y se le hacía difícil respirar, ya no quería seguir ahí, él necesitaba alejarse y estar solo. Se giró con todo el cuidado que pudo caminando rápidamente hacia la entrada del hotel, con la mano agarrada en su pecho, pero cuando logró traspasar las puertas de vidrio y llegar al ascensor pensó en Saga, él debía estar ahí todavía o quizás no, ¡Maldición! ya no sabía nada. Se volvió hasta la recepción y pidió una habitación simple, necesitaba estar solo, necesitaba procesar todo esto solo.

Llegó hasta la nueva habitación donde pasaría esa noche, cerrando la puerta detrás de él cargando su peso en ella. Inhaló todo el aire que sus pulmones pudieron soportar, botándolo todo de golpe, había estado preparado para todo, para todo menos para esto. Enterarse a media manera cómo sucedieron las cosas en su relación lo hace sentirse frustrado consigo mismo, por no ser lo suficientemente consciente, se arrastró en una relación hecha de mentiras, cargando con él en el camino. Si tan solo lo hubiera sabido, si tan solo se hubiera dado cuenta antes, pero es que ¡Dioses, él estuvo tan enamorado!, completamente ilusionado en una relación que lo había hecho olvidarse de él mismo y el mundo entero a su alrededor.

Mu nunca pensó que tales emociones pudieran seguir doliendo dentro de él, se creyó fuerte y se desalentó por seguir acarreando con el dolor que provoca la verdad. Caminó despacio hacia la cama, sentándose sin muchas ganas, con la vista perdida en una esquina de la habitación, quitó las tapas con cuidado de manera casi robótica, quitándose los zapatos y recostándose en la cama para taparse con aquel delgado edredón, se giró y concentró la vista en la ventana con las cortinas abiertas, las que ni siquiera se había molestado en cerrar, viendo la oscuridad de la noche a través de las translucidas telas blancas.

Sus ojos ardían, pero por alguna razón que aún no entendía eran incapaces de llorar, debería estar desconsolado y hecho un mar de lágrimas, como hace más de un año, pero solo sentía el dolor y esa opresión en el pecho que parecía estarle ahogando lentamente. En ningún momento su mente ha parado de pensar en lo que fue y no pudo seguir siendo, en lo que hubiera sido y lo que no, que no le hacían definir con claridad que estaba ocurriendo dentro de él. Volvió a exhalar exageradamente, como si con eso despejara algo, funcionaba unos segundos, pero luego volvía a ser un manojo de incertidumbre.

Soltar a Shura comprendía aceptar la culpa de haber dejado a su familia de lado y el exilio que eso conllevó por una persona que nunca lo amó, ¡Y por todos los dioses!, una parte de él sí quería hacer eso, pero había otra parte que aún se negaba a abrir los ojos a pesar de tener todas las piezas delante de él. Quizás por eso es incapaz de soltar el dolor que lo mantiene abrumado sobre la cama sin poder concentrarse en nada más que no sean las duras palabras de Shura.

Después de todo lo ocurrido en el día su cuerpo que estaba agotado y tendido sin moverse sobre la cama necesitaba un merecido descanso, sin embargo, su mente que todavía era incapaz de encontrar una buena solución a todo lo vivido no tenía ganas de dormir, prometiendo ser una noche horriblemente larga.

Si tan solo Mu se hubiera dado cuenta antes que cierta persona lo esperaba en la habitación quizás las cosas resultarían ser más sostenibles, pues Saga quien se había quedado dentro de esas paredes seguía esperando que llegara, preocupado porque quizás su corazón aún sigue latiendo por esa persona que creyó olvidar y acongojado en cierto aspecto al pensar que quizás las cosas con Shura se hayan arreglado y ahora están pasando la noche juntos.

A Saga le pareció irreal y ridículo estar sintiendo celos, pero por más que se girara la silueta de su cliente no entraba a la habitación y tampoco la encontraba durmiendo en paz a su lado. Muchas veces había estado a punto de salir de esa habitación e ir por él, pero cada vez que estaba por atravesar la puerta recordaba que él no era más que un personaje en la vida de Mu, uno que no tiene lugar, ni peso en su mundo, uno que terminaría yéndose cuando él así lo decida, cuando el último guion sea actuado y todo se haya acabado, el volvería a su vida, Mu volvería a la suya y jamás se encontrarían de nuevo.

Se quedó mirando el techo por mucho tiempo, repitiéndose una y otra vez que Mu no era sino un cliente más que pronto saldría de su vida.

oOo

Al poco tiempo que Aioria traspasó la puerta del ascensor su mente comenzó a entrar en alerta, pero su corazón inquieto latía con fuerza emocionado por entrar a aquella habitación y poder hablar con su pareja, no había pensado siquiera como empezaría a hablar, pensó en que lo correcto debía ser un lo siento, fui un idiota o simplemente perdóname, pero lo primero que haría sería rogar por algo de tiempo, tiempo para pedir el perdón que necesitaba urgentemente. Abrió la puerta de la habitación que se encontraba en absoluta oscuridad, llamando a su novio mientras presionaba el interruptor, la cara de Aioria había pasado del arrepentimiento genuino a uno de completo pánico en cosa de segundos, pues Shaka no se encontraba ahí. La cama estaba tal cual la habían dejado antes de bajar a la fiesta, la camisa que había usado esta tarde para almorzar seguía a los pies de la cama, todo exactamente como lo dejaron antes de salir.

Se fue corriendo al baño con toda la fe puesta en encontrarlo en la ducha, pero estaba vacío, el olor de su shampoo seguía impregnado ahí, pero sin rastros de él. Se regresó a la habitación, sacó su celular desesperado y marcó el número de teléfono de Shaka que se sabía de memoria, apagado, volvió a marcar una y otra vez, siempre con el mismo resultado. Se sentó en la cama abatido dejando el móvil olvidado a un lado, perdiendo la cuenta de cuantas veces había llamado sin resultado y el corazón que inquieto latió hace unos momentos ahora se apretaba en su pecho por la angustia y la tristeza de saber que ha perdido a la persona que ama, esa pequeña oportunidad que había vislumbrado al final se desvanecía ante sus propios ojos burlándose de su propia estupidez y necedad.

Sacó la cajita dorada de su bolsillo y la dejó sobre la mesita de noche de manera casi mecánica y se acostó de lado viendo como los bordes del terciopelo brillaban bajo la luz de la habitación mientras se dejaba llorar en completo silencio. Habrían pasado unos buenos minutos, cuando se hubo calmado fue que vio un trozo de papel doblado a un lado de la caja dorada, se limpió el surco de lagrimas restantes y desdobló el papel encontrándose con la perfecta caligrafía de su novio que le indicaba que pasaría la noche en otra habitación. Aioria pudo sentir, en cierta manera, que el alma le volvía al cuerpo, suspiró aliviado recostándose con la espalda apoyada por completo sobre la cama al saber que no se había marchado del hotel, si esto era una señal del destino para darle una última oportunidad para salvar su matrimonio, lo haría y lo haría todo bien.

Hacía mucho tiempo que no le pedía nada, pero esta noche no pararía en pedirle a su hermano que lo guiara con las palabras correctas para hacer lo correcto.

Por su parte Shaka se encontraba acostado en una habitación mucho más pequeña que la que compartía con Aioria, no iba a negar que todo lo que estaba sucediendo le lastimaba en profundidad, la desconfianza era un puñal a su orgullo y a su amor, pero por más que se sintiera herido y traicionado, no podía dejar de pensar en lo mucho que le dolía estar separado de su novio, el tiempo que había estado en su habitación solo le recordaba que si tomaba la decisión de cancelar la boda su vida en adelante serían exactamente igual a la de esta noche. Miró hacia un costado de la cama, hacia el lugar que Aioria siempre ocupaba cuando dormía con él, acarició el espacio con tanto cuidado, anhelando el calor que emana de su piel, pensando en lo mucho que le gusta acurrucarse en su pecho para poder dormir.

Había muchas cosas en las que tenía que pensar, mucho que tenía que considerar y sabía en cierta manera que estando solo podría ayudarle a llegar mucho mejor a esas respuestas que estaba buscando. Alejarse de todo el disturbio, mirar desde otro punto de vista y tomar una decisión es lo que esperaba hacer.

Esta noche sería decisiva para el futuro de su vida.

Y sin siquiera haberlo previsto, cuatro personas pasarían la mayor parte de la noche sin poder pegar un ojo, cada uno sumidos en sus propios pensamientos, buscando una posibilidad para solucionar lo que podría ser el peor desenlace de sus vidas.

oOo

Por otra parte, luego de todo el barullo en que se había convertido la fiesta de soltero, Camus y Milo se encontraban en su respectiva habitación preparándose para descansar de todo este lío. Ambos abandonaron el lugar luego de que Shaka haya salido corriendo detrás de Aioria, quedarse ahí solo alimentaría el morbo de los demás. El escándalo de Aioria, Shaka y Mu ha sido más que suficiente para ellos, lo mejor en estos momentos sería dejar que las cosas fueran tratándose con sumo cuidado, manipular más la situación no traería más que complicaciones y de eso este día tenía demasiado.

Milo entró primero a la habitación completamente abatido por lo sucedido hace unos minutos atrás, tenía pensado en pasarse una noche genial, pero había sido horriblemente interrumpida. Estiró los brazos para alivianar la tensión que tenía luego de intentar detener a Aioria, ese era todo un león furioso y mantenerlo quieto le había costado más de lo que él y Camus esperaban.

—Fue una lástima que esta noche terminara así. —dijo Milo con pesar quitándose la camisa color borgoña que se había puesto esa noche, los pantalones negros ajustados hacían que el trasero de Milo se viera aún más redondo. Lentamente comenzó a desvestirse frente a un Camus mentalmente agotado.

—Sí, nadie esperó que Aioria terminara golpeando a Mu. —dice Camus pensativo, los días anteriores no había habido ningún problema con ellos, era extraño que de repente todo se volviera conflictivo entre ellos. Al igual que Milo comenzó a desvestirse, quitándose los zapatos, colocándolos ordenadamente a un lado de la cama.

—¿No te parece extraño?, si hace dos días atrás estábamos todos felices en la playa y ahora pareciera que se odiaran. —suelta Milo, y es que todo esto no tenía ni pies ni cabeza para nadie. Milo se quedó en boxers sentado en la orilla de la cama viendo como Camus se cambiaba lentamente— Shaka y Mu siempre han sido cercanos y eso no parecía importarle a Aioria. —terminó inclinándose hacia atrás apoyándose de sus brazos mirando como Camus se quedaba pensativo.

—Quizás para nosotros así era, puede que Aioria siempre haya tenido sus sospechas. —dice Camus mientras dobla su pantalón azul marino.

—Pero ¿qué dices?, Shaka y Mu son tan cercanos como Aioria y Shura, o como Aioria y yo. —dice Milo, sin poder entender aún al punto que quería llegar su novio, le parecía extraño que Aioria sintiera celos de alguien quien prácticamente vive a kilómetros de distancia de ellos— Además Shaka jamás le ha dado motivos y verdaderamente no creo que Shaka pueda celar a Aioria, es que ambos están todo el tiempo juntos y ¡por el amor a los dioses!, se aman. —no era que Camus no creyera en las palabras de Milo, de hecho, coincidía en todo, pero no pueden meter las manos al fuego por alguien solo porque a la vista de todos, su vida se ve perfecta.

—Por eso es extraño. —dice Camus colocándose su pijama, una polera sin mangas dos tallas más grandes que él que le llegaba hasta medio muslo, Milo atrapó una de sus manos y lo jaló para que quedara frente a él y así comenzar a acariciar las blancas piernas de Camus mientras este acaricia el cabello de Milo mirándolo desde arriba— Aun así, sigue siendo algo lamentable, para Shaka, los demás y por sobre todo para Mu, ese golpe debió haberle dolido bastante. —Camus sigue con sus caricias en la cabeza restregando las uñas suavemente por la piel.

—Sí, ¡Maldición!, ¿Cómo es que nos perdemos una noche de solteros? —bromeó Milo deslizando la polera de Camus lentamente hacia arriba mientras le acariciaba el cuerpo con la palma de sus manos— Al menos Mu podrá tener su noche con su novio prostituto. —dijo sin pensarlo y cuando sintió un jalón de su cabello haciendo que su cabeza se fuera hacia atrás y vio los ojos de Camus se arrepintió por dejarse llevar.

—¿Qué? —preguntó desde su posición, quitando las manos de Milo que habían logrado trepar hasta su cintura- ¿Qué acabas de decir? –Milo se acomodó mejor en la cama, algo dentro de él le decía que no podría salirse con la suya esta vez.

—Camus no me hagas caso, yo solo…—

—¡Oh no!, la primera vez te hice caso y decidí dejarlo pasar, porque me pediste no arruinar nuestra cita, pero ahora simplemente no puedo ignorar lo mal que se ve todo esto. —dijo con una mirada severamente fría que hizo que Milo se erizara por completo— ¿Qué es eso del novio prostituto? —Milo se vio entre la espada y la pared, ya no podía seguir negándole a Camus toda la verdad.

Suspiró con pesar.

—Saga en realidad no es el novio de Mu. —dice finalmente, relajando los hombros como si soltara algo muy pesado. Camus, aunque algo sospechaba, nunca pensó que fuera de esa manera, se quedó quieto frente a Milo. Cuando reaccionó, decidió tomar asiento al lado de su novio, haciéndole una mueca para indicarle que siguiera con su explicación escuchando atentamente— Estábamos un día bebiendo en casa de Mu y bueno… nos pasamos un poco con el vino, él me dijo que no vendría a la boda porque Shura estaría ahí…

—Ajá —

—Le dije que Shaka lo mataría si no iba porque él era quien estaba encargado de las argollas, —dice mirando como Camus no entendía el contexto— y le propuse llevar a alguien para que no fuera solo y a la vez para hacerle sentir celos a Shura, ya sabes una tontería que decimos estando ebrios. —Camus puso los ojos en blanco, su novio podía ser muy creativo si se lo proponía.

—¿Qué hicieron? —preguntó intrigado y curioso.

—Buscamos hombres de compañía en su computadora, —dijo en tono más bajo, desviando la vista de los exigentes ojos de su novio— vimos muchas ofertas, no te imaginas la cantidad de hombres guapos que… —la mirada asesina de su novio le advirtió que no era buena idea seguir por esa ruta— pierden su tiempo en estas cosas y bueno… entre tanta búsqueda y páginas estaba la de Saga que a diferencia del resto no tenía fotografías. —

—Entonces, ¿Saga en realidad no se llama Saga? —más que una pregunta para Milo era un pensamiento que había salido involuntariamente— ¿Cómo es que Mu terminó aceptándolo si no había una fotografía de él? —

—Supongo, es lo más lógico. —hizo una pausa tratando de recordar qué pasó después— Mu se decidió por él, por una prueba de audio, le gustó su voz… Hicimos un plan, reímos un rato con los posibles sucesos y recuerdo haberlo dejado después de un rato, durante ese momento Mu no había hecho el contrato… Cam la verdad es que no pensé que lo haría, pero bueno, ya vez porque no suele beber muy seguido. —

Todo parecía tener sentido para Camus, empezando a calzarle muchos sucesos, la preocupación de Milo por alejarlo de la bebida, el nerviosismo de Mu cuando estaba con su "novio" y comprendía un poco más la desconfianza de Shaka.

—Al igual que tú, me sorprendí al enterarme apenas llegamos aquí que había hecho un contrato de una semana completa por cinco mil dólares. —recordó la primera noche que habían llegado y como casi se le cae la mandíbula al conocer el precio.

—¡¿Cinco mil dólares?! —Camus, ya no cabía más en su asombro, primero por saber que Mu había contratado a alguien para que fingiera ser su novio y luego el precio que pagó por ello.

—¡Es lo que yo dije! —Milo se tiró hacia atrás rebotando sobre el colchón, se sentía bien soltar todo y esperaba que Mu lo perdonara por delatarlo frente a su novio— ¡Y eso es todo! —

—¿Eso es todo?, ¡Milo no sabemos quién es!, puede ser algún psicópata o un asesino. —le cuestionó, impresionado ahora de que no pueda ver el riesgo que eso conllevaba— ¿Por qué crees que no tiene foto en su página personal? —

—A Mu parece agradarle. —dice sin tomarle mucha importancia, el Mu sobrio que todos conocen tiene un buen juicio y por el momento Saga, no ha intentado hacer nada que pueda levantar sospechas.

—¡Dioses!, es que ¿Tú, Mu y Aioria no pueden no meterse en problemas por al menos un tiempo considerable? —A Camus le llegaron varios recuerdos a su mente del tiempo en que todos estudiaban en la misma universidad y por supuesto estos tres siempre terminaban de una u otra manera metiéndose en problemas, especialmente Milo y Aioria.

—¡Hey!, ya no me regañes, yo no he hecho nada, por el momento me he portado bien. —dijo Milo fingiendo un puchero, acercando a Camus hasta dejarlo acostado aun lado de él, acomodándose de tal manera para quedar encima de Camus.

—Más te vale. —dice recibiendo los pequeños besos que su novio plantaba perezosamente por el cuello, mientras las manos inquietas de Milo reanudaban su labor de subir aquella prenda lentamente, sin embargo, la noticia le seguía pareciendo peligrosa y temía que algo malo fuera a pasar más adelante— Deberíamos advertirle a Mu. —dice finalmente dividiendo su mente entre seguir disfrutando de los besos de su novio y evitar un posible asesinato.

—Ya lo hice, —Camus levantó una ceja no muy convencido, Milo sonrió amando la franqueza que sus gestos le regalan— en serio, lo hice, pero no puedo cuidar de él, Mu ya es un hombre adulto, él sabe lo que hace. —Camus no terminaba por convencerse, pero Milo tenía razón, sin embargo, la sensación de que algo iba a salir mal seguía ahí— Ahora Camus, déjate querer. —dice Milo quitándole finalmente esa estorbosa polera para llenarlo de besos y caricias, sosteniendo sus blancas manos fuertemente contra las suyas, pues nadie arruinaría su "noche de soltero".


Holaa a todos!
Al fin pude actualizar el capítulo! y bueno tengo mas pañuelos por si quieren n.n'

Aviso que quizás me demoraré en publicar el próximo capítulo, solo porque tengo un proyecto para octubre, así que me verán publicando otras cositas c: pero adelanto cosas emocionantes para el próximo capítulo :D:D

Eso sería todo y no olviden mandarle buenas vibras a Aioria para que no lo dejen plantado en la boda.

Les agradezco por sus comentarios, sus kudos y vistas que siempre me alegran los días *besitos para todos*, gracias, gracias, gracias y nos estamos leyendo pronto.

PD: Me estaba olvidando que esta historia ya tiene imagen de portada!, que ahora ya estará actualizada, pero la tengo completa en mi twitter (X) que está en mi bio, por si quieren pasar a verla y darle amorcito!