NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 39. Control

Lunes, 17 de marzo.

El lunes fue mejor de lo que Phineas había creído. Se preocupó porque no había tenido noticias de Buford ni de Baljeet en todo el fin de semana. Espero que al menos alguno de los dos llamara para desahogarse del otro, pero eso no sucedió. Phineas se la pasó la mayor parte del domingo por la noche preocupándose de que ambos estuvieran demasiado heridos para hablar con alguien.

Sin embargo, cuando llegó a la escuela los vio hablando muy alegres junto al casillero de Baljeet y cuando se acercó para platicar, ambos parecen estar de buen humor. Por supuesto, eso sería temporal.

Mishti todavía venía y Buford todavía la odiaba. Habría muchas peleas antes de que terminara la visita de Mishti.

Phineas todavía estaba pensado en ello mientras entraba a la clase de Arte con Ferb a su lado. Era lo único bueno que había sucedido el viernes por la noche. Ferb volvió a hablar con él. Con toda la preocupación que tenía por Buford y Baljeet, era bueno que el chico británico estuviera ahí para apaciguarlo.

No es como si hubiera hecho algo para consolarlo, pero su mera presencia hizo que Phineas se sintiera más tranquilo. Además, era una cosa menos de la cual preocuparse.

Phineas se sentó en su lugar típico al lado de Adyson mientras observaba a Ferb tomar asiento frente a él. Apenas se había sentado cuando la castaña se volvió hacia él.

—Jesucristo, el viernes fue un puto desastre —dijo, sonando cansada.

—Supongo que esa es una forma de decirlo —estuvo de acuerdo. Se notaba que la castaña quería desahogarse.

—En serio, no era mi intención que Buford se enterara de esa manera. Solo quería mantenerme al margen. Pensé que si Baljeet no estaba listo para decírselo, entonces era mejor mantener la boca cerrada.

—Nadie te culpa por esto, Adyson. La verdad tuvo que salir a luz en algún momento. Además, parece que han arreglado las cosas —dijo el pelirrojo con una voz que era mucho más feliz de lo que se sentía.

—Si, están contentos ahora. Pero sabes tan bien como yo que esto solo fue el comienzo. Lo que sea que dijo Baljeet no es suficiente para evitar que Buford quiera matar a Mishti —señaló la chica.

—Si, lo se —estuvo de acuerdo mientras su mano subía para rascarse el hombro—. Supongo que solo espero que esta vez no sea tan malo.

Adyson dejó escapar un resoplido.

—Sabes muy bien que siempre es malo con esos dos —volvió a señalar antes de continuar—. Pero he estado pensando en ello y creo que las cosas no serían tan malas si Buford no estuviera cerca de Mishti. Así que voy a hacer mi parte en todo esto y pasaré el mayor tiempo posible con ella.

—¿No ibas a hacer eso de todos modos? —pregunto Phineas.

—Bueno, si, pero ahora será útil —dijo con una sonrisa.

Phineas no pudo evitar sentir que Adyson se estaba tomando las cosas demasiado a la ligera. Él estaba en constante preocupación por Buford y Baljeet, pero no parecía que nadie más lo estuviera, excepto tal vez Isabella. A veces hacía que Phineas se sintiera solo.

Phineas estaba a punto de forzar una risa, cuando Ferb habló.

—Tu interés rivaliza con el de un santo —dijo con sarcasmo en su típica voz monótona, quitándole la conversación a Phineas.

Phineas ahogó una risa detrás de su mano.

—Solo llámame Santa Sweetwater —respondió la castaña justo cuando la señorita Mulberry entró en la habitación.

Phineas se alegró cuando la profesora empezó a explicar la nueva tarea. Necesitaba una distracción para dejar de pensar en Baljeet y Buford.

Mientras escuchaba, se tomó un segundo para sonreírle a Ferb en agradecimiento por su comentario, aunque dudaba que el otro lo hubiera hecho por él. No se sorprendió cuando el peliverde actuó como si no se diera cuenta.


Cuando terminó la clase de Arte, Phineas y Ferb caminaron juntos hacia sus casilleros. Ferb guardó silencio. El hecho de que no había abandonado la sala de Arte sin mirar en dirección al pelirrojo; fue un cambio agradable. Phineas supuso que su charla en la fiesta tuvo que ver.

Una parte de él espero que nada cambiaría incluso después de esa platica. Solo porque Ferb estuviera de acuerdo con él, no significaba que de repente comenzara a darle la hora del día a Phineas.

En apariencia, la charla había valido la pena para que Ferb se quedara cerca. No fue más hablador de lo habitual, pero tampoco estaba haciendo ningún esfuerzo por separarse del pelirrojo. Estaba dispuesto a acompañarlo a clases compartidas.

Los dos chicos llegaron a sus casilleros y comenzaron a buscar sus cosas que necesitarían para regresar a casa. Ambos tenían sus mochilas colgadas en sus hombros cuando Isabella los alcanzó.

—Hola chicos, ¿Qué están haciendo? —preguntó con dulzura.

—Estamos a punto de caminar a casa. Tienes comité de graduación otra vez, ¿verdad? —cuestiono Phineas.

—Así es, pero me han prometido que esta vez solo durará una hora. Buford y Baljeet ya acordaron salir después, ¿te apuntas?

Phineas forzó una sonrisa ante la pregunta. Para ser honesto, le preocupaba que al salir con los dos chicos, sólo lo estresaría.

—¡Si, suena increíble! —respondió con entusiasmo.

—¿Y tu, Ferb? —preguntó la chica dirigiendo su atención a él.

—Paso —dijo sin dudarlo.

—¿Estás seguro? Será divertido —la azabache intentó convencerlo.

—Estoy ocupado —dijo con firmeza.

—Está bien, si cambias de opinión, nos reuniremos en mi casa. Está justo enfrente de la de Phineas —dijo antes de volverse hacia el pelirrojo—. Te veré más tarde.

—No puedo esperar —le dijo Phineas antes de besar su mejilla.

Ella sonrió y le apretó la mano antes de girar en dirección a su reunión.

Phineas luego comenzó a caminar con Ferb a su lado. No fue hasta que estuvieron fuera de la escuela que el peliverde habló.

—¿Hay alguna razón por la que no quieres salir con ellos? —preguntó mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo.

Phineas dejó escapar una ligera risa. No se sorprendió que el otro pudiera ver a través de él.

—Es… por Buford y Baljeet. Ambos están de buen humor hoy, pero como dijo Adyson, no durará —admitió mientras veía al peliverde encender su cigarrillo.

—¿Y luego? —preguntó mientras daba una calada.

—¿Qué quieres decir con eso?

—¿Qué pasa si los dos terminan peleando? No es tu problema.

—Son mis amigos. Quiero que sean felices. Me preocupo por ellos.

—¿Alguna vez te ha hecho algún bien preocuparte? —preguntó con una ceja alzada.

Phineas se encogió de hombros incapaz de pensar en una buena manera de responder la pregunta de Ferb.

—No puedes controlar lo que sucede entre ellos o cualquier otra persona. Preocuparte por lo que no puedes controlar solo te causará problemas —le menciono.

—¿Y si puedo controlarlo?

—Incluso si en teoría pudieras hacerlo, es mucha responsabilidad para una sola persona. No puede asumir el cargo de que todos estén contentos. No es realista.

—Alguien tiene que asegurarse de que eso suceda —dijo en voz baja.

—¿Alguna vez has imaginado un mundo en el que todos sean responsables de su propia responsabilidad? —preguntó Ferb, su voz sonaba irónica. Ese mundo ficticio se escuchaba familiar.

—Suena como un mundo egoísta.

—Suena como el mundo en el que vivimos —respondió cuando llegaron a su casa.

—Quizás para algunas personas —intentó parecer de acuerdo, aunque ambos sabían que no era cierto.

—¿Todavía quieres ayudar con el coche? —preguntó cambiando el tema.

—Si —respondió, recuperando su entusiasmo.

Ferb asintió mientras caminaba hacia el auto con Phineas siguiéndole los talones. Phineas todavía estaba preocupado por sus amigos, pero podía intentar ignorar todo lo relacionado con ellos al menos en la hora que tenía con Ferb.