— NOTAS DE LA TRADUCTORA —

La historia pertenece a: PimpedOutGreenEars.

Phineas and Ferb pertenece a: Dan Povenmire y Jeff Swampy Marsh.


Apartamento vacío

Capítulo 46. ¿Qué sucede con Phineas?

Sábado, 29 de marzo.

Cuando Ferb llegó a la puerta de la casa de los Flynn, no se sorprendió al ver un grupo de personas ya acurrucadas en el borde del patio. Desde la puerta, pudo ver que todos los amigos habituales de Phineas estaban allí, así como las Fireside Girls y algunas otras personas que le parecieron vagamente familiares.

Por un momento, Ferb quiso salir corriendo. El gran grupo era a la vez lo que había estado esperando y lo último que quería soportar. Pero había llegado a un acuerdo y, por mucho que lo lamentara, no se refractaria.

En el momento en que la mano de Ferb abrió la puerta, Phineas se giró y se separó del grupo para correr hacia él.

—¡Hey, Ferb! —saludos, luciendo tan aliviado como Ferb se sintió incómodo— Me alegro de que hayas venido; te presentare a Mishti.

Ferb siguió un paso detrás de Phineas y pronto llenaron el hueco que el pelirrojo había dejado en el grupo.

—Ferb, ella es Mishti —dijo Phineas antes de dirigir su atención a una chica con cabellos e iris oscuras— Mishti, este es Ferb.

—Hola, Ferb. Es un placer conocerte —saludo la chica extendiendo la mano para estrecharla.

Ferb tomó su mano y la estrechó, notando su firme agarre.

—Me han dicho que tengo suerte de tener el placer de conocerte fuera de una actividad requerida —mencionó en un tono divertido y con una sonrisa encantada mientras que los ojos de los demás se abrían como platos.

—No estás equivocada —coincide, sin estar seguro de como interpretarla todavía.

—Entonces me siento honrada porque también escuché que estas lleno de buenas cualidades —termino de decir, sonriéndole como si acabara de decir el remate de un chiste que debería ser divertido para los dos.

Mirando algunas personas de aspecto tenso, Ferb pensó que eso podría ser lo que era. Como si estuviera diciendo: Algunas de estas personas piensan que eres desagradable y engreído, pero no te lo dirán en la cara. ¿No es gracioso? ¿Quieres ver que pasa si insinuó eso? ¡Ja! Vale, supongo que les hemos hecho sudar bastante.

Ferb le agradecería si le importara lo que cualquiera de ellos pensaran de él. O si no se creyera engreído y desagradable. Aun así, fue un gesto bastante amable.

—Por mi está bien—dijo Ferb.

—Entonces, ¿Cuál es el plan, Mishti? Hace demasiado frío para solo quedarnos parados en círculo —pregunto Adyson, ajustándose más su fina chaqueta.

—Bueno, me di cuenta de que las redes de fútbol están colocadas —mencionó señalando las mencionadas que están en el patio—. Podríamos jugar un juego.

Alrededor del círculo se escucharon voces estando de acuerdo.

—Uf, claro que dirías eso —dijo Adyson, con tono molesto, pero con una sonrisa que traicionaba que en realidad no le molestaba—. Mis zapatos sensibles y yo vamos a estar en la banca.

—Me sentaré contigo —se ofreció Katie antes de dejarse caer junto a la valla.

—Siempre y cuando no te importe —dijo Mishti antes de quitarse la chaqueta y envolverla alrededor de los hombros de Adyson.

—¡Entonces está decidido! ¡Dividámonos en equipos! —dijo Isabella, haciéndose cargo al instante.

Al final resultó que, dividirse en equipos significó que Isabella y Phineas les dijeran a todos en que equipo les tocaría. Aunque Ferb no preguntó, Baljeet le explicó que siempre tenían juegos más igualados cuando Phineas e Isabella dividieron los equipos en lugar de que la gente eligiera los propios. Ferb solo se encogió de hombros y se dirigió hacia su equipo sin hacer preguntas.

Cuando todo estaba dicho y hecho, estaba en el equipo opuesto a Phineas. Esto no le sorprendió, ya que los dos podrían con facilidad emparejarse para enfrentarse cara a cara.

—¿Estás listo para esto? —preguntó Isabella mientras se acercaba a él. Tenía un brillo decidido en sus ojos que decía que estaba lista para ganar.

—Claro, ¿Dónde me quieres? —preguntó Ferb, sin importarle la posición que jugará.

—Delantero izquierdo. Phineas dijo que ustedes coinciden bastante bien, así que puedes jugar frente a él —explicó—. Estaré de tu otro lado. Así que no seas un extraño —con eso, Isabella le dio una palmada en el hombro y se dirigió a su posición. Todos los demás parecieron caer en sus posiciones sin lugar a dudas.

El juego fue completo de una manera que Ferb no pudo evitar disfrutar. Phineas y él eran compatibles a la perfección como había sospechado.

Pero no fueron solo ellos los que hicieron que el juego fuera emocionante. Mishti era una jugadora increíble. Hacía mucho tiempo que no jugaba contra alguien cuyo control del balón era tan complejo. Hizo malabares con la pelota sin problemas y la mantuvo cerca de su cuerpo para evitar que alguien más rápido se la llevara. Basta decir que era un gran miembro de cualquier equipo.

Dicho esto, elegiría a Isabella en su equipo cualquier otro día. No porque Isabella fuera mejor jugadora, si no porque era más técnica. Mientras que Mishti tenía un control del balón que la hacía parecer una bailarina coreografiada, el de Isabella era controlado y preciso. Pensaba con lógica en el campo y eso hacía que fuera más fácil jugar con ella. Si bien Phineas, Mishti y él estuvieron encima del promedio en el fútbol; Isabella era obvio que había trabajado para ser buena en eso.

Entre los cuatro el juego iba y venía. Ferb y Mishti confiaron más en sí mismos, mientras Isabella y Phineas se aseguraron de involucrar al resto de sus equipos.

Al fin, no todo se redujo a Phineas vs Ferb, aunque estaban constantemente uno contra el otro. Todo se redujo a sus porteros. El equipo de Ferb tenía a Django en su portería, mientras que el de Phineas tenía a Baljeet. En pocas palabras, Baljeet lo entreno.

La oportunidad de anotar no se había presentado con frecuencia, pero cuando si, Baljeet estaba más que preparado para cada ocasión. Entonces cuando Adyson y Katie pararon el juego, no fue sorprendente que el marcador del juego 3-1, con el equipo de Phineas ganando.

Ferb observó como Mishti vitoreaba, abrazando a Phineas y luego a Baljeet. Captó la mirada de Phineas mientras aún la chica siguió abrazando al chico hindú, pero él solo se encogió de hombros. Es posible que hubieran compartido una conversación silenciosa si Isabella no se hubiera acercado y le hubiera puesto una mano en el hombro.

—Eso fue un juego intenso, ¿cierto? —preguntó la morena, sudando y sonriendo.

—Mm, supongo que sí —estuvo de acuerdo—. Estuviste bien —dijo antes de tomarse el tiempo para pensar en sus palabras.

Isabella se rio y su sonrisa se hizo más brillante antes de hablar— Esas son grandes palabras viniendo de ti. Phineas no estaba bromeando acerca de lo bueno que eres.

Ferb estaba un poco agradecido de que Django eligiera ese momento para codearse con Isabella y entrar en la conversación. No quería tener una pequeña charla con la morena y mucho menos intercambiar cumplidos, a pesar de haberlo iniciado.

—¡Buen juego, chicos! Lo siento, no soy el mejor portero —se disculpó Django, pasando la mano por el cabello sudoroso.

—¡Ah, Django, no digas eso! ¡Estuviste increíble! —dijo Isabella, empujando ligeramente su hombro— Además, ¡lo conseguiremos la próxima vez! —el brillo en los ojos de la chica decía que creía en sus propias palabras.

Antes de que Django pudiera responder, la cabeza de Linda se asomó por la puerta de cristal.

—¿Quién quiere pastel? —pregunto. Varios chicos comenzaron a dirigirse hacia la entrada trasera.

Django les sonrió— Bueno, ganaremos la próxima vez o no, esta vez definitivamente comeré pastel.

Isabella se rio y los dos comenzaron a caminar hacia la puerta de la casa mientras Ferb se detenía para ir hacia Phineas, quien acababa de despedirse de un par de chicos que caminaban hacia fuera del patio.

—Buen juego —dijo Phineas una vez que Ferb estaba frente a él.

Ferb asintió, sin sentir la necesidad de decir lo mismo. La frase ya se estaba volviendo obsoleta en su mente. Observó como Phineas miraba hacia la puerta de cristal donde los rezagados comenzaban a entrar.

—Mi mamá siempre hace pastel para este tipo de cosas. Con sabores diferentes en caso de que se queden. Ella es increíble, ¿no crees? —preguntó Phineas, con los brazos cruzados aparte de una mano moviéndose hacia su hombro.

—¿Estás bien? —preguntó Ferb, con los ojos fijos en la mano levantada.

Phineas pareció darse cuenta y bajó la mano— Estoy bien.

—¿Es así? —volvió a preguntar de una forma que quería decir: Eso suena como una tontería, pero te lo dejaré pasar.

—Si, estoy bien —respondió, el significado de eso era: Mientras estés conmigo, puedo mantener la calma.

Se miraron fijamente durante unos segundos antes de que de nuevo se abriera la puerta de cristal, lo que hizo que Phineas se estremeciera un poco. Linda estaba allí de pie con una tarta de manzana en la mano.

—Phineas, creo que Isabella pregunta por ti. Ferb, ¿te quedarás a comer pastel?

Phineas lo estaba mirando, inseguro de cuanto tiempo planeaba quedarse.

—¿Tiene de cereza? —preguntó Ferb, aunque la respuesta no importó.

Linda se rió— Creo que tengo un poco de todo. Entra y sírvete tú mismo.

Ferb miró a Phineas, una mirada fue suficiente para afirmar que no se iría. Aun así, Phineas le regaló una sonrisa leve en agradecimiento y luego juntos fueron a comer pastel.

Para fortuna de Ferb, fue un viaje corto. Su estómago se sentía como si estuviera hecho un nudo.


A media tarde, casi todos habían abandonado la casa de los Flynn, aunque todavía quedaba un grupo decente de ellos sentados en la de estar, hablando y riendo.

Isabella observó desde su lugar al final del sofá de dos plazas junto a Phineas mientras Mishti les contaba una historia sobre su visita a Nueva York, donde un acordeonista en el metro había insistido en que Elvis Presley le había enseñado a tocar en 1977.

Tenía a Adyson tan picada, cuando Baljeet se burló que le creía al acordeonista.

—¡Elvis ni siquiera sabía tocar el acordeón! —espeto.

—Google dice que fue uno de los instrumentos con los que incursionó —dijo Django, alimentando el argumento.

—¡Pero estaba muerto! —argumento.

—No hasta septiembre de ese año —corrigió Django, todavía mirando la página de Google que había abierto en su teléfono.

—Supuestamente —agregó Mishti, lo que hizo que Adyson se riera más fuerte, mientras que Baljeet parecía como si le hubieran disparado.

—¿No crees que Elvis todavía esté vivo? —pregunto, en un intento de súplica.

—¿Tú no? —preguntó Mishti, con una cara por completo seria, haciendo reír incluso a Isabella.

Baljeet se quedó sin palabras cuando Buford al fin habló.

—Ella solo te está jodiendo. ¿Qué tan crédulo eres? —se cruzó de brazos al mismo tiempo que ponía los ojos en blanco.

Buford estaba sentado junto a Baljeet en el sofá frente a Isabella. Al otro lado de Baljeet estaba sentada Mishti con Adyson sentada a sus pies, con los brazos cruzados apoyados sobre las rodillas de su amiga, donde las había dejado secar antes cuando se estaba pintando las uñas.

—¡No soy crédulo! ¡Es una tontería de conspiración popular! —argumento, centrando toda su atención en Buford.

Cuando los dos chicos comenzaron a discutir, Isabella miro para ver si podía captar la atención de Phineas. Era el tipo de discusión que normalmente él era bueno para romper. Sin embargo, cuando lo miro, era obvio que susodicho estaba en otro mundo. Estaba sentado al otro lado del sofá que estaban compartiendo, con Ferb en el suelo frente a él, usando sus piernas como apoyo para la espalda. Ferb tenía su teléfono afuera y, lo sostenía en un ángulo y distancia para tanto Phineas como él pudieran verlo. Isabella no pudo distinguir que era, pero pudo adivinar por la sonrisa de Phineas que debía haber sido algo divertido.

Suspiro, mirando a Django que en su lugar estaba sentado en la única silla de la habitación. Él ya la estaba mirando con una expresión amistosa pero exasperada en su rostro. Parecía como si estuviera esperando que alguien rompiera con la diatriba.

—Voy a ir a tomar algo, ¿alguien quiere algo? —preguntó Isabella mientras se levantaba y se estiraba.

La cabeza de Phineas se giró hacia ella, casi sorprendido, como si hubiera olvidado que había alguien cerca. Ella se rió de él mientras el chico miraba hacia abajo con un poco de timidez.

—Nada para mi, Izzie. Gracias —luego le dio un rápido apretón en la mano.

Ferb hizo un gesto con la mano en respuesta, apenas levantando la vista del video. Buford y Baljeet ni siquiera hicieron una pausa en su discusión para responder, por lo que Adyson lo hizo.

—Un poco de té helado estaría genial.

—Que sean dos, por favor —pidió Mishti, sin levantarse de su asiento a pesar de la discusión tenía un lugar junto a ella.

—Será mejor que te ayude —se ofreció Django, saltando de su silla con rapidez como si temiera que Isabella le dijera que no necesitaba su ayuda.

Isabella se rio antes de poner su rostro serio— Muy apreciado —dijo, tratando de al menos fingir que no sabía que el castaño quería salir de la habitación.

Juntos salieron de la sala, entraron a la cocina y de inmediato se encontraron con el silencio. Django suspiro satisfecho una vez que estuvo seguro de que estaban lejos de los demás.

—Me olvidaba del ruido en un espacio cerrado.

—Hacen un poco de eco, ¿verdad? —preguntó Isabella, antes de sentarse en la encimera de la cocina. No tenía ninguna prisa para entregar alguna bebida.

—La acústica en esta casa es enfermiza y todos pagamos el precio —dijo de forma solemne, haciendo que la chica resoplara.

—Oh, bueno. Ha sido peor otras veces cuando Mishti vino —admitió, observando como Django comenzó a servir las bebidas.

Django tarareo de acuerdo mientras llenaba el último de los vasos. Una vez que volvió a guardar la jarra en el refrigerador, se sentó en la encimera junto a Isabella.

—Me sorprende un poco que Phineas no los haya separado.

—Si, yo también —coincide—. Pero supongo que es una suerte para él poder bloquearlo por una vez.

Django no respondió de inmediato, Isabella lo miró y lo vio contemplativo— —¿Qué estás pensando?

Django pareció debatir consigo mismo por un segundo antes de preguntar.

—¿Está todo bien con Phineas?

La pregunta la tomó por sorpresa. No podía imaginar porque algo no estaría bien con su novio— ¿Qué quieres decir?

El castaño se pasó la mano por el pelo antes de suspirar— No lo se. Es que parece... fuera de lugar últimamente, supongo. No lo sé.

Isabella se giró y se acercó a su amigo— ¿Como?

De repente sintió como si los pelos de su cuello estuvieran erizados, pero no sabía porque. Era como si escuchar eso de Django la asustara.

—Es probable que no sea nada —mencionó, sonando como si fuera alguien irracional— No lo he visto tanto en este tiempo. Ya sabes, por lo general en esta época del año Phineas pide ir a la playa para poder surfear. No me quejo, le digo todos los años que todavía hace demasiado frío, pero... es raro.

Isabella se relajo un poco al escuchar eso. No estaba pasando nada importante. Solo Django se siente un poco abandonado. No es que fuera algo bueno, pero no era el fin del mundo.

—Si, creo que ha estado pasando mucho tiempo con Ferb —mencionó. Ella habría continuado, pero el castaño habló antes de que pudiera hacerlo.

—Si, esa es la cuestión. Se siente como si siempre estuviera con Ferb —explicó, luciendo molesto consigo mismo solo por decirlo—. Y Ferb no parece quererlo a él ni a nadie más cerca.

Isabella sonrió con calma y puso una mano sobre el hombro del chico— Ferb ha estado aquí todo el día. Si no quiere a nadie cerca, ha venido al lugar equivocado —el castaño rió, pasando otra vez la mano por su cabello—. Algunas personas solo se toman el tiempo para abrirse.

Django echó la cabeza hacia atrás e hizo sonidos de queja— ¿Te das cuenta lo que significa para mi?

—Mm, no puedo decir que sí —levantó una ceja, divertida.

—Estoy totalmente celoso —dijo, medio en broma mientras suspiraba de nuevo, haciendo reír a Isabella—. Siento que se está llevando a mi amigo, así que lo estoy juzgando. He visto películas con esa trama. Debería haber conocido las señales.

—Oh, Django —dijo, chocando sus hombros— Phineas solo necesita un recordatorio de que es esa época del año. Ferb le ha pedido ayuda para reconstruir un auto y creo que Phineas se ha centrado bastante en ello.

—Tienes razón como siempre. Solo lo estoy pensando demasiado —dijo, mientras se levantaba y le entregaba los dos vasos de té helado.

—¿Eso es nuevo? —preguntó en broma mientras los tomaba.

—Sabes, si Phineas está demasiado ocupado para ir a surfear conmigo, siempre puedes venir —sugirió.

Isabella hizo una mueca de disgusto— De ninguna manera.

—¿Por qué no? Te gusta surfear —pregunto, sin poder creerlo del todo.

—Porque hace demasiado frío afuera —respondió Isabella con descaro antes de salir de la cocina, con Django riendo tras de ella.


La media tarde dio paso a la noche en la sala de estar de los Flynn. La conversación fue un +A a pesar de la actitud de Buford, al menos, esa era la opinión de Adyson. Es cierto que era parcial debido que era quien hablaba más, pero que nadie se atreva a decir lo contrario, Mishti sabía como entretener.

Adyson ni siquiera se había dado cuenta de lo tarde que era hasta que la señora Flynn entró en la habitación.

—Muy bien, niños. Acabo de recibir la primera llamada telefónica acerca de que la cena está lista —dijo, mirando a Buford—. He oído que vas a comer tacos.

—Joder si —murmuro Buford para si mismo. Adyson casi se sintió avergonzada por él mientras observaba a la señora Flynn que no lo había oído maldecir.

—Oh, vaya. ¡No me di cuenta de la hora! —dijo Baljeet mientras miraba su reloj. Luego se volvió hacia Mishti— Será mejor que regresemos a mi casa. Creo que la cena estará lista.

—Por supuesto —dijo Mishti, levantándose para solo seguirlo una vez que Adyson se había alejado delante de ella.

De allí todos se pusieron de pie, preparándose para salir de la casa.

Mientras se dirigían hacia la puerta, Isabella se acercó a Adyson y la tomó del brazo— ¿Me acompañas a casa?

Adyson resoplo— Tal vez me puedo desviar lejos.

En la puerta todos se despedían de los que no iban en la misma dirección. Isabella abrazo a Phineas al mismo tiempo que Adyson abrazo a Mishti y Buford empujo a Baljeet hacia un arbusto fuera de la puerta principal.

—¡¿Tienes doce años?! —reclamo Baljeet.

—Hasta luego, nerd —se despidió, lanzando una sonrisa de satisfacción antes de irse con Django, quien le dio a Baljeet una mirada de disculpa como si estar junto al bravucón lo hubiera convertido en su cómplice.

Adyson puso los ojos en blanco mientras se alejaba de Mishti— Los chicos son tan estúpidos.

—Es por eso que prefiero a las chicas —dijo Mishti, antes de guiñar un ojo a Adyson de una manera que casi la hizo sonrojarse. Casi.

Con eso, Mishti se alejó de Baljeet, quitando las hojas de la camisa mientras caminaba.

Adyson se volvió para esperar a Isabella. Phineas y ella todavía se estaban despidiendo, aunque los ojos de Phineas se movían detrás de ella. Fue entonces cuando Adyson se dio cuenta de que Ferb ya había salido de la puerta y se dirigía hacia su propia casa.

—¡Hasta luego, Fletcher! —ella le llamó, ignorando la forma en que la mirada de Phineas lo siguió. Ella no estaba lidiando con eso.

Ferb no la miró, y la despedida que le dio fue tan mediocre que Adyson pensó que tal vez solo había tenido un espasmo en la mano. Pero se trataba del adiós que esperaba.

—Está bien, me voy —le dijo Isabella a Phineas, con los brazos todavía alrededor de su cuello—. Te amo.

—Yo también te amo. Envíame un mensaje de texto cuando llegues a casa —le dijo, con las manos todavía en las caderas de la chica.

—¿Quieres que te envié un mensaje de texto diciendo que logre cruzar la calle? —preguntó, pareciendo divertida y conmovida.

Oh, son tan lindos que podría vomitar; piensa Adyson.

—Es una calle peligrosa —bromeó el pelirrojo, fingiendo una cara seria para hacer reír a Isabella.

—No te preocupes, casanova. Me asegurare de que ella no tenga más que un viaje seguro —interrumpió la castaña, alejando a Isabella de Phineas.

—Te lo agradezco —dijo, sonriéndoles a ambas.

Adyson se despidió y empujó a Isabella hacia la acera, mientras la azabache igual se despedía de su novio. Caminaron en silencio hasta llegar a la cera y Phineas cerró la puerta. Entonces Isabella se volvió hacia ella.

—Oye, quiero pedirte tu opinión sobre algo —dijo, caminando lo más lento posible por la calle vacía.

—Esta bien, hazlo —dijo, sin saber que pensar.

—¿Phineas ha estado actuando raro?

Adyson se quedó paralizada por un segundo pero se recuperó con rapidez— ¿Qué quieres decir?

—No lo sé —admitió—. Django me mencionó algo sobre su ausencia. En cierto modo lo ignoramos porque Django extraña a Phineas ya que ha estado mucho con Ferb últimamente, pero sigo pensando en ello —se detuvo en la acera afuera de su casa.

Adyson se encogió de hombros incluso cuando un mal presentimiento se instaló en su estómago.

—Me parece verlo bien —mencionó—. Así que no se que más pensar más allá de lo que ustedes ya dijeron. Está pasando tiempo con un nuevo amigo; no es gran cosa —por favor, termina la conversación.

No era como si ella supiera algo. Bueno, si, sabía que a Ferb le atraían tanto chicos como chicas, ¿y que? Eso no significo nada. Eso no significaba que Phineas hubiera experimentado algo con Ferb como ella lo hizo. No había nada en sus interacciones que despertara sospechas. Eran muy normales.

Aun así, una parte de ella pensaba lo contrario. La parte en que estaba captando una vibra de la que no quería estar al tanto. Tal vez la forma en la que Phineas actuaba con Ferb parecía tan diferente a la forma en que actuaba con los demás.

—Pero, ¿no es eso no es extraño en sí mismo? —preguntó Isabella— ¿Phineas es muy atento con las personas que lo rodean, pero no se ha dado cuenta de que no ha estado pasando tiempo con Django?

—Tal vez sí se dio cuenta y solo no piensa en ello. Quiero decir, ¿Django ha estado tocando la puerta para pasar el rato? —preguntó Adyson, tratando de que su argumento tuviera algo de coherencia.

—No, pero, ¿y Ferb?

Por un segundo, Adyson pensó que la pregunta era retórica, pero luego vio los ojos de Isabella, esperando una respuesta. Se dio cuenta que su amiga estaba ciega sobre la relación que tenían los dos chicos mencionados. Tenía sentido, solo tenía una clase con ambos y estaba muy ocupada. La hora del almuerzo era probablemente el único momento en el que estaban con ellos.

Adyson volvió a encogerse de hombros— Ferb es un tipo bastante cerrado, y como dijiste, Phineas es atento. Tal vez piensa que Ferb necesita un amigo más que Django en este momento.

Isabella se pasó el cabello por encima del hombro y comenzó a pasar los dedos por el para desenredarlo— Tienes razón, lo se. No se porque lo pregunto. Me sentí bien después de hablar con Django. Supongo que comencé a darme cuenta de cuanto tiempo pasan juntos.

—¿Y ahora también te sientes celosa?

—No lo sé —confesó—. Tal vez sea eso.

—Parece que lo es —reforzó— y eso no tiene nada de malo.

Isabella echo el resto de su cabello hacia atrás— Si, tal vez —dijo, sonó como si tratara de convencerse a sí misma que los celos eran el único problema—. Gracias por acompañarme a casa y escucharme.

—Cuando quieras, chica —le dijo, antes de despedirse con un abrazo.

Adyson esperaba que volvieran a tener otra conversación que involucre a Ferb Fletcher.


Después de que Phineas cerró la puerta, fue a buscar a su madre para ver si quería ayuda con la preparación de la cena. No estaba seguro de cuanto ayuda aportaría, todos sus pensamientos estaban enfocados en Ferb, pero al menos quería ofrecerse antes de irse y perderse en ellos lo que restaba de la noche.

Porque Ferb se había quedado. No solo vino a hacer acto de presencia y luego se fue a la primera oportunidad, sino que se quedó hasta que le pidieron que se marchara. El corazón de Phineas se sentía como si fuera a salirse del pecho.

Sabía que era algo único. Por lo que Phineas sabía, Ferb podría decidir no hablar con él durante la próxima semana. Pero este día, permaneció. Se había quedado apoyado contra las piernas de Phineas como un peso en el suelo, mostrando videos y compartiendo miradas ocasionales que el pelirrojo podía leer como si el otro hubiera hablado en voz alta.

Había sido tan bueno que apenas sintió culpa al despedirse de Isabella en la puerta. Se quedó demasiado absorto observando la retirada de Ferb.

—Oye, mamá. ¿Necesitas ayuda con la cena? —entró a la cocina, donde su madre estaba apoyada en el mostrador.

—Esta noche no. Vamos a pedir comida para llevar —dijo Linda, con una gran sonrisa en el rostro.

—Oh, genial, ¿de donde? —pregunto. Era extraño que no tuviera ningún menú extendido frente a ella.

—Tengo una sorpresa para ti —dijo su madre, en lugar de responder a su pregunta.

Antes de que pudiera hablar, se abrió la puerta trasera y entró Candace cargando bolsas de comida china.

—¡Candace! —exclamó Phineas.

—Oye, hermanito. ¿Me vas a ayudar con la comida o que? —preguntó la pelirroja, con una sonrisa en su rostro, sabiendo que lo había sorprendido con éxito.

Phineas la ayudó con rapidez, pero solo para poder abrazarla una vez que la comida estuvo fuera de sus manos.

—Caray, pensaría que me extrañaste —bromeó, incluso mientras abrazaba a Phineas con fuerza.

—¡Tengo tantas cosas que contarte! —dijo Phineas, ignorando su comentario.

—Después de la cena —dijo su madre, acercándose a abrazar a Candace.

Un segundo después se escuchó un chirrido detrás de Candace. Soltó a su madre y se agachó para acariciar al ornitorrinco que acababa de aparecer— Oh, ahí estás, Perry.

Phineas sonrió. Su madre no podría haberle ofrecido una mejor sorpresa.

Así que por el momento dejó a un lado sus pensamientos sobre Ferb y se unió a su familia en la mesa del comedor, sintiéndose tan tranquilo que no se rasco ni una sola vez en el resto de la noche.


—NOTAS DE LA TRADUCTORA—

Aquí de nuevo con un nuevo capítulo traducido :)

Me pregunto, ¿Cuál sería la reacción de Phineas se enterara que ya algunos empiezan a sospechar sobre su relación con Ferb? Siento que haría algo muy malo —sabiendo sus antecedentes de hacerse daño— si eso llegase a pasar, pero crucemos los dedos para que no pase.

Sin más que decir, besos y abrazos.

¡LolitaMick14 fuera, paz!