Sucedió, tenía un poder, una magia dada por el mundo para él, un regalo para su ser y su persona, algo que reafirmaba lo especial que era, lo único que era para este necesitado mundo.

Así era como se sentía Subaru, un chico de otro mundo, con las expectativas en alta y sus sueños más salvajes volando por todo este mundo.

Un loco peligroso sin duda, exclamando cosas sin sentido ni lógica y extrañas, incluso para los estándares de aquel mundo donde la lógica era muy ambigua en muchos casos.

No estuvo mucho tiempo en este mundo la verdad, pero tan pronto como encontró un bosque se adentró en él, no lo suficiente para perder de vista el camino de tierra, solo lo suficiente para que el bosque lo estuviese ocultando.

¿Y todo eso por qué?, la razón era para que pudiese entrenar con su poder.

Si, Subaru no perdería ni un segundo, iría por lo que le interesaba, sus poderes, quería saber que le hacía especial en este mundo, su regalo de bienvenida, en su anterior mundo no tenía nada, antes era sobresaliente por sus esfuerzo, luego, poco antes de irse, se fue decayendo cada vez más, así que esperaba cosas grandiosas de este.

Algo llamativo y espectacular, listo para asombrar al mundo y ponerlo en la cima, fuese lo que fuese, tenía que ser algo sacado de historias dignas de héroes que se le contaría a los niños antes de dormir.

Bueno, Subaru haría esos cuentos realidad con maestría y elegancia, bueno, todo lo puede hacer con sus capacidades, en estos momentos, eso era una meta a muy largo plazo que una realidad en toda regla.

-¡Muy bien, empecemos la primera gran hazaña en este nuevo mundo, vean y maravíllense con mi poder!-

Y con ese discurso sacado de una película de un villano muy exagerado, entre grandes y numerosos árboles que le habían parecido mucho más verde y hermosos que los de su tierra, invocó su magia, su poder manifestándose al mundo físico frente a sus ojos con firmeza y fuerza, era algo como aire denso que Subaru podría sentir formándose frente de su mano, era como un agujero en la realidad, negro y espeso, como si Subaru pudiese atravesarlo y llegar a otro mundo como un portal, tal vez reflejaba la situación por la que pasaba, se veía como pintura negra profunda en el espacio, ¿su poder era el control de la oscuridad?, bueno, era misterioso y exótico, tal vez sería como una forma de teletransportarse o dar un golpe sorpresa a algún enemigo desprevenido para dar el golpe final.

Subaru intentó manipularlo, moverlo de un lado a otro, hacer algo con él, no quería tocarlo por si fuese dañino contra su propio cuerpo, pero esa cosa parecida a la tinta negra ya tenía una forma definida que se anteponía sobre su voluntad.

-¿Eh?, ¿que hice?-estaba sorprendido, la voluntad de su magia manifestándose a través

De repente, la sensación de que había hecho algo siguió su curso, sin el control completo de Subaru, ni idea de cómo detenerlo o cambiar, bien y podría ser una bomba mágica y la había lanzado cerca de su persona, el joven de otro mundo no dudo en alejarse tanto como pudo y esconderse detrás de un árbol grueso, la magia de oscuridad seguía formándose en, algo, se separó en tres masas negras y cayó al piso, cambio hasta que se hicieron tres pequeñas formas, como plastilina, empezó a tomar forma cada una de ellas.

Al final se mostró una piel con escamas gris oscuro, como la ceniza, garras en cada dedo capaz de herir a una persona con profundidad, una cara diabólica con una sonrisa de loco en su rostro, orejas grandes, puntiagudas y con una membrana que caía abajo y lo hacía parecer más grande, dientes muy grandes y filosos, capaz de arrancar carne de los huesos, unos ojos con esclerótica amarillos e iris rojas alargadas y delgadas, la cara, siquiera la forma un poco alargado de la cosa demostraba ser muy alejado de lo humano, el cuerpo era delgado, del mismo tamaño y constitución de un niño de ocho años, tenía un poco de cabello blanco pálido como pelusa de estilo mohawk, alborotado y salvaje, tanto como la esencia que aquellos monstruos emanaban, orejas, los dedos de los pies también contaban con garras, parecían como monos demoniacos y terribles listos para cazar a sus desprevenidas presas en la jungla.

Los monstruos se veían pequeños, ligeros, rápidos y por sobre todo crueles, con sonrisas de loco, sin piedad que se pudiera apreciar en su rostro de monstruo.

Los tres miraron a Subaru, con esos extraños ojos, sin moverse, solo tenían esa sonrisa de alguien listo para hacerte pasar por una dolorosa experiencia y divertirse con ello.

Subaru tenía una mezcla de asombro y miedo, ¿había convocado a los demonios malignos del bosque sin querer?, eso era malo, muy malo, si era cierto, estaba en graves problemas, fallo en invocar su poder y en vez de eso, invoco lo que solo podrían definirse como gremlins, criaturas afables y cariñosas, hasta que se le da carne y se vuelven las bestias cuya naturaleza podría solo definirse como caos, con una reproducción a base de agua, eran criaturas que eran impredecibles, agresivas, traviesas, molestas, peligrosas y muy desquiciada.

Verlas no le trajo ningún buen augurio a Subaru, ¿serían diferentes a los que vio cuando era un pequeño en su mundo?, un gremlin que sabía magia era algo que solo era divertido en la televisión y muy malo cuando estaba en persona.

Los gremlins miraban expectantes a Subaru, como si esperaban que dijese algo, bueno, era hora de calmarse, tal vez no eran malos.

Miro sus caras, por supuesto que eran malvados, su cara era como las de un matón que se reía de los demás cuando algo terrible les pasaba.

Se acercaron a Subaru, eran rápidos, ágiles, con movimientos extraños, era enervante verlos y saber del desastre que eran capaces.

-¡Maestro!-chillaron, sus voces eran agudas y alegres.

-¿Maestro?-pregunto Subaru.

Los tres goblins lo rodearon, lo pusieron más nervioso y cauteloso, ellos lo sintieron, dos de ellos retrocedieron hasta estar unos metros lejos de su persona, pero uno se quedó en frente.

Se sentía tonto al ser intimidado por unas criaturas que de una patada enviaba a volar al otro lado de cualquier habitación.

-Sí, maestro, nacimos de tu magia, si, maestro, creador, señor, está bien-aquellas palabras fueron dichas como si fuesen las más obvias del mundo pero en un tono respetuoso, de una persona que admiraba a otra.

-¡Espera!, nada de esto tiene sentido-

¿Su poder era invocar a los gremlins?, ¿era eso?, bueno, Subaru no podía tener una prueba más visible, estaban los gremlins y le decían maestro, pero por otro lado no había visto la magia de ese mundo actual.

Sin embargo, a falta de pruebas, solo había una opción, una sensación de júbilo se adentró en su cuerpo, llenando de calidez y euforia como cuando era un niño.

-Pero si eso es cierto, ¡Puedo ser un invocador!-

No era tan fabuloso como conseguir una excalibur u obtener la capacidad de controlar los elementos mucho mejor que los más sobresalientes usuarios de ese mundo pero podía verse como el sabio y poderoso comandante de un gran grupo de guerreros.

Subaru se acercó a los 3 gremlins, con precaución acercó su mano a uno de ellos, viendo lo que intentaba hacer, el gremlin más cercano movió su cabeza hacia Subaru con obediencia y despacio.

Acarició la melena con suavidad, era cabello normal, solo que blanco, sus escamas le dejaron la piel de gallina a Subaru.

-Es grandioso-no pudo evitar decir.

Tocar las escamas del gremlin era lo mismo que tocar las escamas que las de un reptil, daba cosquillas en su mano y era incómodo para Subaru.

Aunque no sería mucho más impresionante que gracioso verlo siendo el comandante de un gran batallón de gremlins.

-¡No importa, seguro que puedo hacer algo más!-los gremlins miraban a Subaru con una sonrisa llena de dientes, una mueca que cualquiera llamaría una sonrisa burlona a los demás, pero Subaru no le hizo caso, estaba ocupado, emocionado con lo que su poder le mostraría, además, no creía que fuesen capaz de dañarlo-¡Bien, invoquemos algo magnífico!-

De nuevo la misma reacción, la magia de oscuridad formándose y juntándose en espirales y tomo una forma esférica, se agrando, se alargó hasta el tamaño de Subaru, el negro parecía pintado en el aire, luego de unos momentos empezó a perder tamaño por lo lados, se formó hasta tener una figura más humana.

¿Tal vez un gran guerrero?, ¿un gran gremlin?, ¿cómo funciona eso?, ¿tal vez un poderoso monstruo?

No lo sabía, pero estaba muy emocionado.

Sea lo que sea, Subaru lo aceptaría sin dudarlo, lo educaría y entrenaría para llegar a sus máximas capacidades.

Claro que, primero tendría que aprender cómo entrenar a la criatura o lo que necesitaba para fortalecerse

Finalmente, la invocación terminó.

Era un esqueleto.

Por segunda vez, Subaru no esperaba algo tan extraño.

Era un esqueleto humano sin más, con una espada estilo bracamarte, era gruesa, consigo llevaba un casco, sólo le protegió hasta la frente.

Era curioso, uno se preguntaba cómo podía sostenerse sin músculos o carne.

Además de la vista incomoda de ver a un esqueleto completo sin ninguna pizca de carne, las cuencas donde debería de estar sus ojos eran espeluznante, era una oscuridad antinatural.

No era alguien para decir sobre los ojos de las demás personas o la falta de ellos en este caso.

Un traqueteo lo sobresaltó, miró conmocionado al esqueleto que había invocado, estaba haciendo el sonido con su boca, mejor dicho, con su mandíbula y dientes, era como si quisiera hablar o reírse o si quería incomodar a las personas a su alrededor.

-Un nuevo hermano-dijo uno de los gremlins a la izquierda de Subaru

-Un nuevo aliado-dijo otro a su derecha.

-Un nuevo compañero-dijo quien estaba al frente.

-Así que, ustedes reconocen a las demás invocaciones como aliados-

-Aliados, si je,je-

Subaru miró con extrañeza a sus nuevos subordinados.

-No sé qué es gracioso, pero bueno-él pensaba que tendría que acostumbrarse a sus extraños compañeros

Subaru se acercó al esqueleto, inspeccionando de cerca, ¿era el esqueleto de alguien? o ¿Simplemente era una criatura con forma de esqueleto?, Subaru esperaba lo segundo, con seguridad era lo segundo, sí.

-Bueno, bienvenido a bordo-

El esqueleto asintió con brusquedad.

-¡No hagas eso!-

El esqueleto asintió, con lentitud, tan lento que parecía estar burlándose de Subaru.

-¡¿Te estás burlando de mí!?-Subaru se permitió ser un poco bravucón, con una cara exagerada.

El esqueleto negó con energía.

-Bien-Subaru le mandó una mirada de falsa molestia, exagerando su ceño fruncido.

El esqueleto no se inmuto, los gremlins miraban con atención a su nuevo compañero.

Inspecciono de cerca al esqueleto, era morboso ver los huecos de los ojos y toda la calavera que podías ver a través de él como una visión de rayos x, luego estaba el arma, parecía real, desde la inexperiencia con las armas real parecía muy sólida, tocó el filo con el dedo, estaba muy filoso, fue una tontería, era más pesada de lo que esperaría de un arma, pero nada para llorar, devolvió con sumo cuidado el arma al esqueleto, menos mal que a diferencia de los gremlins, el esqueleto vino con arma.

-¿Y ahora?-

¿Qué significaba este nuevo poder?, ¿podía invocarlos desde las tinieblas o quién sabe qué lugar a estas cosas parecidas a monstruos de la cultura pop?

Subaru estaba inseguro, pero usaría las capacidades de su poder al máximo.

Esperaba que no mandase todo a la mierda, pero era culpa de quien lo invoco, no debió dejarlo solo.

El esqueleto se puso cerca de Subaru, los tres gremlins al otro lado, era una vista más que extraña, el esqueleto le seguía incomodando, era como ver un cadáver, pese a que no era el cadáver de nadie, ¿verdad?

De nuevo lo activo, la masa negra dando forma y creando el origen de otra criatura.

Esta vez un hombre lobo, era más alto que Subaru, cerca de los dos metros de alto y era curioso, pues era más delgado de lo que esperaba, si no fuese porque sus patas fueron reemplazadas manos y caminaba erguido, pensaría que era una bestia muy grande, con colmillos grandes y tan puntiagudos como sus garras, orejas grandes y ojos con iris amarillos.

-¿Otro monstruo?-

Era incomodo ver a un hombre lobo real, tanto como los esqueletos o los gremlins, pero ninguno se veía más atemorizante que la bestia que podía atacarlo con fuerza.

Sin embargo, el hombre lobo se movió, tan incómodo como se veía, sus movimientos eran suaves, tenía musculatura esbelta, más parecida a la de Subaru, sin músculos pronunciables o signos de gordura, se movió a un lado del esqueleto, detrás de Subaru.

-¡Saben, parece que se esconden detrás de mí, por si explotase o algo!-les gritó.

-Nosotros confiamos en el maestro-aseguro uno de los gremlins, mientras miraba con una sonrisa a Subaru, hubiese estado bien si no tuviese cara de matón y una sonrisa con dientes.

Los demás asintieron, estas criaturas que habían invocado nacían con una total lealtad hacia él, sabían que él era el creador, podía mandarlos a voluntad contras sus enemigos y ellos no dudaron en obedecer.

O estaban trabajando juntos para engañarlo como un idiota y matarlo, quien sabe.

-Lo más seguro es que sea lo primero-ya vería qué hacer si era lo último.

El pelo del monstruo era esponjoso, pero también era corto, así que no había mucho donde agarrar, las garras de sus manos eran afiladas, tanto como la espada del esqueleto, pudo sentir que moverlo sería complicado, si se acostaba encima de Subaru, dudaba que pudiese empujarlo aun poniendo mucha fuerza en sus músculos.

Entonces, eran tres razas, tres gremlins, un esqueleto y un hombre lobo, bien, tal vez la próxima vez pudiese invocar a Drácula o a la momia.

Bueno, Subaru no esperaba nada de esto, pero por otro lado, ya no estaba tan solo, en realidad, eso solucionaba un problema.

Ahora, según tenía entendido, en muchas historias, estas eran las criaturas que los héroes matarían al comienzo de una historia.

No era una buena señal, esperaba que no lo considerasen enemigos.

-No me invocaron a este mundo para ser el rey demonio, ¿verdad?-

No, no tendría sentido, Subaru no era una mala persona, era un torpe sin ningún tipo de recuperación, pero de eso a ser un enemigo de la humanidad ya era bastante.

-No importa, otro intento-

El mismo proceso, por 4ta vez, sin embargo, no duró ni un segundo, tan pronto como empezó, terminó.

-¿Eh?, ¿eso es todo?, ¡no puede ser!-grito de frustración.

Las criaturas miraban a Subaru con atención, sea lo que sea que haga, iban a hacerle caso.

Subaru intentó manipular su poder, concentrando en su pecho y luego en sus manos, intentando manipularlo en el aire, entre otras cosas, luego de un tiempo logró algo.

La poca oscuridad hecha por los árboles desapareció, el mundo era tan brillante como podía ser en esos momentos, las tinieblas retrocedieron y la realidad se mostró con todo el brillo que podía reflejar.

-Así que, puedo ver en la oscuridad-

Pero eso fue todo, luego de un tiempo, se rindió, el efecto de ver en la oscuridad no era tan impresionante de día.

Dos de los tres gremlins y el hombre lobo habían salido de su campo de visión.

Por un momento pensó lo peor, pensó que finalmente cuando ya no le prestaba atención a ninguno se podían a quien sabe dónde, pensar en que por su culpa alguien podría salir herido lo puso nervioso.

-Los demás fueron a vigilar la zona, creador, ya vendrán-aseguro el único gremlin.

Y no tardaron nada, de entre los árbole patas, el hombre lobo se acercó, más lejos, venían los gremlins, riendo como locos.

Subaru tuvo una ligera sensación de que debía de correr, si no fuese quien los creó, sin duda lo hubiera hecho con toda la fuerza que sus piernas le permitirían, pero el instinto de supervivencia fue opacado por la euforia.

-Maestro, hemos visto un carruaje-señaló hacia la carretera.

-¿Un carruaje?-

-Tirado por un animal con forma de reptil gigante, corre deprisa, tal vez puedan decirnos algo-explicó, su voz era suave y con diversión, como se esperaba de un gremlin, la voz de un loco que traía el caos.

Pero Subaru confío en ello, era una buena oportunidad de ver a los lugareños del lugar y ver qué información podía sacar de ellos.

-Muy bien vamos allá-proclamó, dispuesto a ver a aquellas personas que le darían bienvenida a un nuevo mundo.

Tal vez serían aventureros o quien sea que lo haya invocado, un poco tarde, pero no sabía cómo funcionaban las cosas en este mundo, tal vez el hechizo de invocación debía de dejarlo lejos de la ubicación de donde debía de estar.

Un fallo, pero Subaru no era quién para decir que podía hacerlo mejor, así que lo dejaría pasar.

A lo lejos vio algo, era grande y cuadrado, arrastrado por un animal nunca antes visto por Subaru, hizo su camino por la carretera, sin prisa, pero constante, como un hombre trotando con ritmo aceptable, el animal frente suyo parecía un velociraptor, esperaba que no tuviera el temperamento de uno o estaría jodido.

Subaru alzó las manos, tratando tanto como pudo de llamar la atención, cuanto más se acercaba, la velocidad se ralentizaba hasta detenerse.

-¿Necesita algo, joven?-

Era un anciano con sombrero de paja, con el cabello rojo, el color se iba desapareciendo y dejando ver un rojo blanquecino, aun así, era impresionante que lo siguiera manteniendo, a su lado, una mujer de cabello lila, un poco más joven, si el hombre tenía 60, la mujer debía de tener cuarenta más o menos, la diferencia era palpable.

Viejo suertudo.

-Sí, yo, ehm, estoy un poco perdido en estos momentos, así que, si pudieran darme algunas indicaciones, se los agradecería-

El anciano frunció el ceño, esa era la excusa de un ladrón, el hombre, aun viejo, era un hombre duro, no se dejaría engatusar ni amedrentar, pese a que sus huesos ya no eran lo que eran, pelearía con uñas y dientes.

-¿No sabes dónde estás?-preguntó la mujer, más confiada que el anciano sobre el chico, era una mujer que veía más bondad que maldad en el mundo, así que no podría pensar de buenas a primeras que era un ladrón.

Pero el hombre no apartó sus ojos de él, no con hostilidad, sino que, con cautela, le daría el beneficio de la duda, sólo los dioses saben cuánto las buenas personas necesitan ayuda en el mundo estos días.

-No, lo lamento, en estos momentos soy la persona más perdida de todo el mundo-

-Eso suena como un gran predicamento-

-¡¿Verdad que sí?!-exclamó Subaru, el joven era enérgico y muy…estridente.

Al viejo le recordaba a su nieto menor, una sonrisa cruzó su rostro, de repente, bajando su guardia, parecía amble, pese a que sus ojos parecían querer matarlo.

Subaru estaba agradecido de que la conversación vaya tan bien, estaba en una situación precaria e irse a un pueblo cercano parecía la mejor opción para tener más información y desenvolverse por el mundo.

De ahí no sabría qué hacer, si por un milagro lo dejaban quedarse en su casa, podría empezar un trabajo y luego vería qué diablos tenía que hacer.

-Nosotros vamos a Grindwar, es el pueblo en el que nacimos-dijo la mujer.

-Si quieres puedes ir con nosotros, pero tiene que ser la parte de atrás-

El hombre aún no confiaba en Subaru, pero por lo menos merecía el beneficio de la duda.

Cuando se levantó vio algo por el rabillo del ojo.

Era un esqueleto, uno con una espada, de movimientos rápidos, seguido de lo que podría ser un grupo de monstruos salido de un cuento de terror.

Y eso era lo que se filtraba en su ser, terror, eran como pesadillas vueltas realidad para perseguirlo, su rostro se volvió blanco, sus ojos estaban fijos en la criatura, el sonido a su alrededor se aisló, sólo pudo concentrarse en esas criaturas.

El corazón del hombre mayor se alentó, su respiración se contuvo dentro de su pecho, en su mente, muchos gritos de peligro lo inundaron, todo lo que pensaba su alma era en proteger a su mujer y resguardarse.

Subaru supo que algo andaba mal, muy mal, los ojos del hombre viejo brillaban con miedos, su boca se abría ligeramente, impactado, esa era la palabra, menos entusiasta y más con horror, para Subaru era como un rayo en su cabeza, recordando algo importante.

Era el jefe de una banda de monstruos, uno que causaría miedo a los demás.

-¡Espera!-gritó, tenía que parar este malentendido antes de que se saliera de control.

El hombre alzó su pierna y pateó a Subaru en el pecho, por reflejo el japonés cruzó los brazos, el hombre estaba impulsado por el miedo, pero no tenía la suficiente fuerza para lastimarlo solo para empujarlo.

Subaru fue protegido de la caída por el hombre lobo, gruñendo con furia al atacante.

El esqueleto no perdió tiempo, agitó su espada con rapidez, el filo era tan espléndido que dio cortó una rueda trasera del carruaje.

-Estoy bien, estoy bien-dijo, aun impresionado y nervioso por lo que paso, tendría que cuidar de que no viesen a sus nuevos compañeros sin antes dejar una explicación.

«Ojalá esa cosa choque». Pensó, miró con enojo al carruaje con el conductor que le había pateado antes, le saco el dedo del medio.

Y tal como si el mundo lo obedeciera, la rueda trasera salió de su lugar, rota por el espadazo, le faltaba un gran trozo de madera y fue sin prisas a otro lado, lejos del carruaje que debía de mover.

El carruaje se resintió de la falta de una rueda en el momento, primero se inclinó hacia atrás, donde debería de estar la rueda, el movimiento brusco hizo que las cosas dentro del carruaje salieran deslizadas del interior al camino, con ruidos furiosos las cosas chocaron con todo su peso contra la tierra, el conductor y su esposa en cambio fueron disparados como si tuvieran un resorte en el asiento, la caída pasó ante sus ojos demasiado rápido y no pudo pensar en nada hasta que escuchó el fuerte golpe de los cuerpos al chocar, el anciano debió de tener lo peor, ambos recibieron su parte de dolor por igual, eran como dos personas, durmiendo con placer en el suelo, sin ninguna preocupación.

Subaru miro todo con mucho horror, su boca abierta sin saber qué hacer.

El dinosaurio chillaba y lanzaba alaridos, asustado y confundido, siguió corriendo tanto como pudo en ese punto, aún con un trozo de madera enganchada a unas cuerdas, el carruaje ya importaba poco en este momento.

Subaru grito y con la mente en blanco, se acercó, sus criaturas lo siguieron obedientemente.

El anciano estaba tendido en la tierra, el golpe le hizo sangrar la nariz y los labios, tenía mucha suciedad y moretones en la cara, raspones por su mentón, su palma y muñeca, era un desastre.

El hombre lobo lo agarró con firmeza, con la cabeza al cielo podía ver otra herida en forma de raspón en el lado derecho de su cuello, su ropa ya vieja estaba ahora sucia y destruida en la parte inferior derecha de la tela.

-Está bien, está bien, yo-empezó a decir, sin embargo, ¿qué más podía decir?, ¿todo estará bien?, no lo sabía, solo sabía que estaba en gran pánico en estos momentos-Dios, no sé qué hacer-

-Esta está viva, maestro-dijo uno de los gremlins.

Eso lo alivió, solo un poco, el esqueleto agarró a la mujer y lo puso boca arriba, su labio estaba aún más golpeado que la del viejo y su cara y cuerpo estaban más sucios.

-Este también-dijo sintiendo el pulso del hombre

Subaru lo depositó con delicadeza en el suelo, el esqueleto lo imitó, con una firme brusquedad, se estremeció un poco.

-Tu-su voz salió temblorosa pero profunda, señaló al esqueleto como si Subaru fuese un dios oscuro sentenciando a una vida inocente-¿Sabes lo que hiciste?, ¿verdad?-

Sin embargo, se quedó en silencio, sus profundas y negras cuencas mirando en lo hondo de su alma, Subaru vaciló por un momento antes de continuar.

-¡¿Sabes lo que hiciste?!-repitió.

Sin embargo, silencio.

-¡No puedes romper el carruaje de las personas solo porque se asustaron y emprendieron huida!-

El esqueleto no dijo nada, como si la sola mención de lo ocurrido no fuese su problema y estuviese siendo insultado por un jefe sin ninguna razón.

Eso enojó más a Subaru, sin dudas esto fue un accidente, pero el hecho de que el esqueleto ni siquiera hiciese un gesto de empatía lo enojaba.

-Maestro-llamó la atención de uno de los gremlins, el que estaba de su lado.

Subaru detuvo su discusión unilateral con el esqueleto para ver a la primera criatura que le dio la bienvenida a este nuevo mundo.

Esperaba que tuviese una idea, algo, un hechizo o un botiquín mágico de primeros auxilios para curar heridas.

La situación era preocupante, la vida de estas dos personas podría estar en peligro, un derrame o una hemorragia por caída no era anormal, podría ser que ya tuviesen una herida fatal en la cabeza y muriesen o viviesen con algo mal en su cuerpo.

Miro a la criatura con esperanza, tenía que haber una solución, esto no podía ser su primer evento en este mundo, ver morir a un par de personas que tuvieron mala suerte.

-Podemos robarnos las cosas del carruaje y huir antes de que alguien venga-explico, la sonrisa nunca desapareció de sus labios.

-¡¿Perdón?!-Subaru lo miró como si tuviese una segunda cabeza, en realidad, considerando que en realidad no hubiese sido tan impactante.

-No podemos hacer nada, antes de que alguien venga con feas y estúpidas acusaciones sin valor tenemos que resguardarnos-señaló el carruaje cuyo contenido estaba por el piso de tierra-además, los muertos no necesitan comer-

Para su horror el esqueleto asintió, como si fuese una buena opción abandonar a un anciano y a una mujer mayor.

-¡¿Pero cómo se les ocurre?!-grito Subaru, miro al esqueleto y a los gremlins con una mezcla de frustración y enojo-¡Me niego a hacerlo!-

-No hay mucho más por hacer maestro-intentó explicar.

-Nos quedamos, asegurémonos que está bien-

Subaru vaciló en la última oración, no sabía que tanto podía probar la lealtad de los seres que tenían enfrente, tal vez su lealtad eran como las de las personas y no como algo sacado de un videojuego, maldijo su temperamento tan imprudente.

-Muy bien maestro, lo que usted ordene-dijo, pero su sonrisa era de un maldito, cuya lealtad era un chiste.

Pero era todo lo que tenía Subaru, miró, su obra, el cuerpo maltratado de las personas, ordeno que buscar algo entre las cosas que pudiese ayudar.

Eran comerciantes, dijeron, puede que de ropa y otras cosas, porque encontraron mucha ropa, algo de comida y verduras, eran varias cajas, uso las ropas de tela como almohadas para las dos personas mientras con otra ropa intentaba limpiar las heridas con una camisa delgada de algodón y agua de una cantimplora del carruaje.

Pero todo era un esfuerzo muy inútil, si no conseguía alguien pronto, morirían.

Si es que ya no lo habían hecho.

-Quiero que busquen ayuda-se quedó mirando al gran hombre lobo y a los gremlins, negó con la cabeza-no, mejor dicho, ustedes quédense a cuidar de estas personas y avisar si ven a alguien-

-No se preocupe maestro, daremos el mensaje-

Subaru asintió, ahora, tenía que conseguir ayuda.

Pero no conocía nada ni a nadie, era un chico perdido en un momento de desesperación.

«Ahora, ¿dónde voy?». Pensó, pero tenía una idea.

Tendría que correr en la dirección a donde iban las dos personas mayores y rezar que no estuviese tan lejos de una ciudad o algo.

Su corazón se estremeció de pánico, no veía nada más que árboles en la lejanía.

-Maestro-llamó uno de los gremlins, apuntando al camino contrario-Mire-

Con un brillo de emoción, vio otro carruaje, rápido, viniendo hacia su dirección.

El primer pensamiento de Subaru fue llamar su atención, pero antes tenía que hacer algo.

-¡Ocúltense!-grito.

Y tan pronto lo dijo, sus criaturas cayeron al piso como si hubiesen saltado en un lugar muy alto, Subaru se sorprendió, ¿era como una…desinvocacion?, sin embargo, el otro carruaje se apresuró y empezó a agitar los brazos.

-¿Qué pasó?-preguntó un hombre, poco más grande que Subaru, tal vez en sus 20, de cabello rojo como las manzanas.

Al parecer las personas de cabello rojos eran tan comunes en este mundo como las personas de cabello negro en su mundo.

No tenía tiempo que perder, Subaru salvaría sus vidas y pasaría su primer obstáculo en este nuevo mundo.

Y así, empezó el nuevo día en un nuevo mundo para Subaru Natsuki.


El pueblo frente suyo era lo que se esperaba de una casa medieval, casas hechas de piedra sin pintar o recubrir con ningún otro material, muchos con candelabros de color que desconocía, a simple vista parecían granjeros, pero entre los animales fantásticos, los toques de magia como los cristales que generaban agua y la esparcían como rociadores, estaban pegados de alguna forma en palos puestos en medio de cada zona de cultivo.

Era una vista sorprendente para Subaru, era el mundo diciéndole que ya no estaba en su mundo de origen, sino en un mundo de fantasía, uno lleno de posibilidades, donde él era el protagonista.

El carruaje se movió con fluidez y con rapidez, más rápido de lo que Subaru pensaría que se movería un animal así de grande con un carruaje aún más grande, pero demostró ser más que eficiente en ese punto, llevándolos con gran velocidad, había algo mágico en todo el asunto de no sentir el aire, ni siquiera los nada del movimiento del carruaje, eran mas rápido de lo que sería un auto común y más cómodo en cuanto a viaje por camino.

Llegaron a un edificio de piedra con chimenea de tres pisos, era grande, Subaru se quedó un momento mirando el edificio hasta que sintió al jinete a su lado moviéndose frenético.

-Ayúdame a bajarlos, por favor-suplico, su voz era temblorosa y su postura muy necesitada.

Subaru asintió con rapidez, dejando todo en segundo plano, se dirigió a la parte trasera, mientras el jinete enganchaba al gran reptil a un pedazo de madera clavado en el piso cerca del edificio de piedra.

Agarró a la mujer, estaba en un estado entre la conciencia y la inconsciencia, herida y asustada, sin saber que acababa de pasar, todo lo sucedido fue tan rápido que nunca tuvo respuesta en medio de las preguntas que le gritó en medio de aquella huida apresurada y veloz.

-Yo…voy a ayudarla-

Ni siquiera sabía quién era esta persona o que intenciones tenía ahora que fue atacado por el anciano, dónde estaba o lo que haría a continuación, estaba yendo en cualquier dirección a ciegas en estos momentos, dejando todo su desastre en manos de un desconocido.

Sin embargo, ahora no podía dudar, con falta de opciones en su haber, no podía darse el lujo de desperdiciar tiempo.

El jinete golpeó la puerta tres veces antes de volver al carruaje, Subaru se quedó allí, acomodando en sus brazos a la mujer como pudo, era pesada, no es que lo diría en voz alta, pero para alguien poco entrenado como él, seguía siendo pesada, respiraba con dificultad, espero con el corazón pesado hasta que vio la puerta abrirse.

Un hombre de cabello verde musgo abrió la puerta, tan pronto vio el cuerpo agarró a la mujer lo agarró de las manos de Subaru.

-¡¿Que paso?!-

-¡Su carruaje se rompió y los dos chocaron!-

-¡¿Qué?!, ¿se rompió?, ¿cómo?-

Debía de ser algo raro que un carruaje fallase por la expresión del hombre o Subaru no sabía cómo explicarse.

No era tan anormal, considerando que no había interactuado con otra persona que no sean sus padres durante tanto tiempo.

-¡Doctor, por favor, ayúdeme, está muy herido!-

El dueño del otro carruaje había visto mejores tiempos, sin duda, incluso cuando solo hablo con él durante unos minutos, un daño así no era bueno para una persona de su edad, más aún en la cabeza.

-Síganme-dijo el hombre que sostenía a la mujer.

Se adentraron en el edificio, olía raro, podía decir que era un hospital o lo más parecido que podría haber en ese mundo tan extraño, había personas con rasgos animales, orejas de gatos y perros, personas lagartos con escamas en vez de piel, personas con astas de alce y otros con cuernos de toro, una gran variedad de razas que combinaban partes animales y parte humanas, hombres más de 2 brazos, otros con la piel azul o roja, era interesante.

Algunos lo notaron y le miraban con mucha intensidad, ojos entrecerrados y sentimientos de hostilidad.

«Tal vez sean mis ojos». Pensó, dolido por este hecho, pero reconociendo como su equivocación.

Apartó la mirada con rapidez, empujó esos pensamientos, siguió a su compañero, viajaron hasta la segunda planta, todo este tiempo el hombre que ayudó a Subaru estuvo ansioso, el viaje al pueblo era silencioso, el hombre parecía muy estresado, debió de tener una vida tranquila hasta ahora.

Al final, consiguieron una habitación donde los doctores o curanderos en este caso pudiesen verlos y tratarlos.

-Gracias por ayudarme-

Por primera vez el hombre habló cuando salieron, Subaru se sobresaltó cuando lo escucho, se escuchaba más joven de lo que parecía.

-Uh, claro, ni lo menciones-

Quería irse, con todos los problemas que causó, bueno, no él con exactitud, pero no era como si pudiera decir que un esqueleto lo hizo, podría o bien pensar que estaba loco o pensar que usaba artes oscuras, no sabía nada de este mundo, tenía que reunir más información, pero ahora, no, preguntar podría hacer levantar sospechas.

Lo mejor era escuchar.

-Ellos son mis abuelos, ¿sabes?-

Subaru se estremeció hasta el núcleo, maldiciendo su mala suerte hasta los confines de su mente.

Había herido a un par de ancianos por su culpa, no conforme con eso, su hijo vio el desastre en el que se habían convertido, Subaru no sabría qué hacer si alguien hiriese a sus padres y luego intentase ayudar, si lo descubría estaría enojado a niveles pocas veces visto en él, primero pensaría que era un gran mentiroso y alguien que se divertía jugando con la miseria de las personas, nada bueno podía salir de esto para Subaru cuando se hayan despertado.

-L-Lo siento-Subaru no sabía que decir, solo sabía que tenía que disculparse, era lo mínimo, en realidad, estaba seguro que tenía que inclinarse profundamente.

-Gracias-el extraño sonrió con resignación, como alguien que aceptó la catástrofe que ocurría en su vida sin resistencia-siempre le dije a mi padre que ese carruaje terminaría roto, era viejo y se empezaba a pudrir por debajo, en las ruedas debió de pudrirse también y no nos dimos cuenta-

Si era cierto, fue pura mala suerte que el esqueleto rompiese la rueda, todo por un descuido de su parte.

Si de verdad las criaturas le tenían que obedecer, entonces tendrían una gran reprimenda de su parte cuando los volviese a ver.

Subaru alejo esos pensamientos, aún no sabía cómo, pero no quería invocarlos por accidente, lo último que necesitaba era que las personas del pueblo lo linchen y lo maten, necesitaba mantenerlo en secreto hasta que pudiera salir de allí.


Salió del pueblo junto a una gran cesta de comida y un poco de plata en sus bolsillos, Subaru quiso rechazarlo, pero el nieto insistió, apoyado por sus padres y con un Subaru que no sabía que más hacer o cómo conseguir comida.

Según pudo escuchar, los abuelos estaban fuera de peligro, pero muy lastimados, era hora de abandonar este pueblo antes de que despertasen y le dijesen a la gente lo que el viejo vio.

Así que con los sentimientos que tenía que tener un ladrón primerizo, primero caminó con calma dentro del pueblo, la gente hacía su vida allí, sin preocupaciones, algunos lo miraban con atención, era un extranjero, no solo daba un aire de ello, su propia ropa contrastaba con el estilo medieval del lugar, los cabellos llamativos eran algo común en ese mundo, pero en este, su cabello común era llamativo, Subaru se sentía nervioso al ser el centro de atención de las personas, se concentró en la arquitectura.

Había casas de piedra y roca, tan primitivos como Subaru imaginaba la época medieval, mucho más limpia, aparte de los animales que estaban sueltos, no había nadie corriendo sin ropa, algo que agradecía con profundidad, ni las personas parecían sucias, el olor era de una granja con sus animales, pese a que había mucho más como herreros, sastres, jardineros, de lo poco que veía del pueblo.

¿Dónde debía ir?, no tenía contactos, quería alejarse lo más posible de ese lugar, se le cruzó por la cabeza cambiar el color de su cabello, ¿sería raro?, bueno, todos los colores de cabello eran raros, así que de seguro estaría bien, un color naranja o rojo sería suficiente, tendría que tener mucha mala suerte para teñirse el cabello del único color que sería raro en ambos mundos.

Subaru apresuró el paso, no sabía dónde, pero mientras más lejos mejor.

El sol seguía en lo alto, el viento soplaba contratando el fresco con el calor dando una sensación placentera en su cuerpo.

Camino tanto tiempo, con dudas en su mente y la velocidad sin disminuir que se alejó del pueblo, las casas desaparecen de su vista y todo lo que veía era un camino con la hierba y flores creciendo a un lado del camino.

Al final, el cansancio lo alcanzó con fuerza, cierto, era de noche cuando fue de su mundo a este, sus ojos se volvieron pesados, pero no quería parar.

Pero siguió caminando, era todo lo que podía hacer, su cuerpo se sentía pesado después de mucho tiempo.

No sabe cuánto tiempo camino, no quería volver al pueblo, aunque sea por una posada, el riesgo era mucho y no sabía nada de todas formas.

La canasta que estaba sosteniendo floja y con desgana se cae cuando abre su mano, se sentó, cansado, cerró sus ojos unos momentos, agachando la cabeza con cansancio antes de volver a levantarla con fuerza, forzando a abrir sus ahora, ojos irritados, cada que parpadea su cuerpo se relaja y se queda quieto un momento, antes de que intentase recuperar el sentido y volver a caminar.

Su mente vagó por la oscuridad, era relajante, no recordaba cuándo fue la última vez que sintió este nivel de cansancio, su cuerpo no podía moverse más, dejó que la sensación de dormir lo llevase lejos del mundo.

Se despertó cuando se dio cuenta de su error, por un momento no supo donde estaba, el piar de los pájaros en los árboles y en el cielo, algunos pasos de ida y vuelta que no reconocía, su mente era una bruma confusa de pensamientos, sus ojos estaban desenfocados, no sabía lo que veía, abrió y cerró los ojos, le dolía un poco, se frotó los ojos y vio que estaba debajo de un árbol.

Y luego vio la cara de un animal.

Grito, asustado y alerta, se sobresaltó y se sentó en el suelo, sin importar que su pantalón se ensucie por la tierra debajo suya.

-¡Espera!-no sabía porque grito, solo grito lo primero que se le venía en la cabeza.

Si hubiese sido un animal salvaje, lleno de instintos y agresivo sin más hubiese atacado a Subaru sin piedad, era tan grande como una persona adulta, músculos debajo de tanto pelaje, colmillos y garras para cortar y desgarrar, pero este era una invocación de Subaru, este ser se quedó quieto como estatua, decir que era intimidante era poco, ni siquiera parecía respirar, se quedó mirando su maestro sin problemas.

El corazón de Subaru se calmó, solo un poco, en realidad, seguía nervioso por la vista.

-Maestro-de su izquierda escucho una voz.

-¡Basta!-gritó, sobresaltado otra vez.

El gremlin estaba allí, con su sonrisa torcida, siempre pareciendo feliz y risueño, como un bravucón listo para hacer una broma pesada a su víctima.

Esperaba que Subaru no sea esa víctima.

-Nosotros nunca le haríamos daño al maestro, fuimos hecho para obedecerlo y protegerlo-

-¡¿Me pueden leer la mente?!-

-No hay secretos del maestro para nosotros-

Subaru sintió que su privacidad había sido ignorada de una forma tan íntima que le dio una sensación de pánico en el interior de su corazón, sin duda tener algo tan privado como sus pensamientos siendo revelados con facilidad no era algo con lo que estaba cómodo.

-¡Oye, no hagas eso, es espeluznante y no me gusta!-le gritó, sintiéndose ofendido por la criatura frente suyo.

-Nos disculpamos, mi señor, no quisimos perturbarlo-

Subaru aun incómodo, decidió ignorar el tema, no pensaba que las palabras de estas criaturas fueran tan fiables, después de todo, uno de ellos fue el que lo metió en tantos problemas con un ataque por una confusión.

Pero, ¿fue tan malo?, lo más probable es que historias de su aparición comiencen a rondar por el pueblo, tal vez lo llevaría a muchos problemas.

-¿Era necesario atacar el carro?-miro al esqueleto, esperando una respuesta, cualquiera, debería de haber una razón para la violencia imprevista.

No respondió, estaba quieto como una estatua, no hizo ni una mueca, hubiese sido extraño ver lo que solo podía ser una calavera sin un solo trozo de carne hacer una mueca como en los dibujos animados, nada gracioso y bastante extraño.

-El nos atacó primero, maestro, solo lo defendíamos de los demás-

Subaru pensó en sus palabras, la verdad es que también fue sorprendido por la acción tan violenta y repentina, sin duda, Subaru tampoco reaccionó bien, gritando y maldiciendo a las personas, pero no fue tan violento como el esqueleto que si estuviera mas cerca lo mas seguro fuese que terminaria asesinando sin ceremonia ni aviso a esas dos personas mayores.

Tenía que quitarle esa arma antes de que lastimase a alguien.

-Oye tu-señalo al esqueleto mientras se levantaba, intento sonar autoritario, pero solo termino sonando como un tonto maleducado-dame tu arma-ordeno-por favor-termino añadiendo por la pena de su tono.

El esqueleto obedeció sin rechistar, acercó su arma y se la entregó a Subaru, el arma era ligera, más ligera de lo que pensaba que sería, tuvo cuidado con el filo, sosteniéndolo con cuidado y delicadeza, lo último que necesitaba era que fuese cortado por una espada.

Era brillante, apuntando hacia abajo, viéndose con seguridad como un novato sin ninguna experiencia, había practicado kendo hace tiempo, pero un arma de madera era diferente a un arma de filo.

Sostuvo el arma con firmeza, sintiendo la empuñadura hacerse blando hasta que su agarre se hundió hasta el fondo.

-¡¿Eh?!-

Sintió pánico cuando no sintió el arma, temiendo que algo fatal le sucediera, dio un paso atras, el arma no cayo, se había convertido en humo negro, tan negro que a cualquiera le parecería toxico si se inhalaba, la misma nube apareció en las manos del esqueleto, se estiro y se deformo, hasta tomar la forma de la espada que hasta hace un momento estaba en sus manos.

Subaru miro todo esto confundido, tal vez fuese como una configuración predefinida donde el arma no podía separarse de su propietario.

Bueno, estaba seguro que lo necesitaba menos que el esqueleto que parecía que saldría volando solo con el viento, nadie diría que ya apenas menos de diez minutos de ser creado ya había herido a dos personas inocentes.

Subaru tendría más cuidado, por lo menos, vigilaría a sus invocaciones o por lo menos se desharía de ellos.

Negó con la cabeza, no, no sabía que podría sucederles, la idea de que acabe con su existencia era algo muy pesado para él, no debería de ser así, pero la realidad era que no podía dejar de verlos como algo vivo, lo mas probable es que lo sean, seres vivos con un alma

Lo mejor era tener cuidado con ello, hasta que tuviese las cosas claras, lo dejaría así, no quería tener ese peso en la conciencia.

Un gremlin se acercó, tenía una caja de madera en sus manos, de madera amarillo claro como la arena, tan alto como su torso, no sabía de donde lo habían sacado, pero los tres lo sostenían por sobre su cabeza con toda la fuerza que sus débiles brazos podían cargar, los músculos de las criaturas temblaban, pero las sonrisas burlonas nunca abandonaron sus rostros.

Subaru se preguntó si alguna vez aquella mueca maliciosa abandonaría sus rostros, era poco probable, con toda seguridad, pasarían las eras, se convertirían en una estatua de polvo y en las motas había dibujado una sonrisa dentada con ojos de gato.

No le prestó más atención, agarró la caja y la puso al suelo, no entendía nada, no sabía porque le daban esta caja, ni sabia de donde la habían sacado.

Era pesado, Subaru hizo esfuerzo para alzar la caja, la abrió con rapidez, adentro, solo había mudas de ropa.

-¿De donde sacaron-

Su pregunta fue interrumpida.

El carruaje de los ancianos, cuando las cosas cayeron y los monstruos desaparecieron, debieron de haberse llevado algo con ellos, fuese como fuese.

-¡¿Se robaron las cosas del carruaje?!-no era una pregunta, era una acusación en forma de pregunta.

-Nadie nos vio-aseguró uno.

-¡Eso no quiere decir que lo puedan robar, son de otra persona!-recrimino Subaru, tratando a los gremlins como niños pequeños, en realidad de cierto modo eran como niños pequeños, niños pequeños psicópatas con tendencias asesinas y destructivas, con el gusto perturbador por todo tipo de caos y destrucción.

-Los otros no lo necesitaran más que nosotros-aseguró el del medio, tratando de racionalizar con su maestro.

Tenía un punto, peor aún, con el miedo de ser acusado como algo extraño o peligroso, devolver las cosas ya no era una opción

¿Cómo pudo todo venirse abajo luego de una plática con el primer habitante de este mundo?, era, con franqueza, una broma muy mala, por si fuera poco, podría ser acusado de ser un general del rey demonio de este mundo o algo por el estilo.

Con toda la pena en su corazón, decidió quedarse con la ropa robada.

-No vuelvan a hacerlo-ordenó, era joven, no había tenido el mando de nada desde que nació más allá de su propia vida, así que ordenarle a otro ser vivo era una experiencia incómoda para él-buscaremos nuestras propias cosas sin robárselas a nadie más-aseguró con total confianza, sin saber el destino por venir que tendría lugar en su vida.

Los tres gremlins no se sintieron afectados por las palabras de Subaru o mejor dicho, no dieron señales o expresiones de ser afectados por esto, mostraron sus puntiagudos dientes, su sonrisa ensanchada en una expresión maníaca, agitando la cabeza de arriba abajo, sus cabellos agitados por los bruscos movimientos.

-Lo que el jefe diga-

-Lo que el maestro ordene-

-Lo que el amo desee-

Subaru los miro con fastidio, lo que dijeron bien y podría ser una burla sarcástica hacia el propio Subaru, como si fuese una falta de respeto.

-Ustedes quieren hacerme enojar, ¿verdad?-preguntó, sintiendo una vena en su frente hinchándose y pronunciándose.

-Nunca maestro-

-Nunca amo-

-Nunca-

-¡Bien!-les gritó, cortando la conversación, los tres dejaron de moverse y hacer cualquier sonido.

Era en realidad un poco inquietante.

Miró las ropas, eran varias, la mayoría eran remeras, nada para el invierno o otoño, era delgado, como la camisa negra que tenía debajo de su chaqueta, era bueno para él, también había dos pantalones, la tela en todo parecía muy frágil, bien y podría ser ropa de noble y ni siquiera se daría cuenta, ¿tanta era la diferencia en calidad entre su mundo y este?, aun no lo sabía.

-¿Dónde guardaron esto?-

-Podemos ser invocados o sellados en cualquier momento, al momento de ser invocados quedamos en un espacio sin nada del que podemos salir a este espacio, pero no podemos llevarnos cosas más allá de lo que agarramos y no podremos soltarlo en ese espacio-dijeron.

Subaru pensó en sus palabras, pese a su problema de solo agarrar una cosa a la vez o un par de cosas, parecía una buena forma de transporte de cosas.

Desearía tener una mejor forma de ver sus habilidades.

-Bueno, podríamos volver-

Pero su orden fue interrumpida con brusquedad, no por alguien o algo, sino por una desagradable sensación, sentía algo dentro de su pecho moviéndose y estirando su piel, grito de sorpresa y dolor, algo estaba apareciendo debajo de su camisa, creciendo y estirándose, con pánico Subaru estiro su camisa, algo cuadrado y marrón empezaba a crecer de su pecho.

-¡¿Qué es esto?!-

Era como si algo fuese empujado desde el interior de su pecho a la superficie, hasta que salió por completo.

Subaru se tocó el pecho, gruñendo de incomodidad, no dolió casi nada, pero la sorpresa del dolor en donde nunca antes lo había sentido era grande.

-¿Qué fue eso?-murmuró, aún aturdido y confundido.

No duró más de diez segundos, pero para Subaru fue mucho más tiempo de lo que quisiera.

El hombre lobo agarró el objeto, era un libro, uno marrón lleno manchado de mucha sangre, su sangre.

La sangre empezó a desaparecer, siendo engullida por el libro, tornándose en un color más rojo oscuro.

Todo pasó demasiado rápido para el gusto de Subaru, gimoteo de cansancio y dolor.

El libro cayó de las manos sin fuerzas de Subaru, se sentía muy abrumado, se sentó en el suelo, nada tenía sentido, no quería volver a dormir pero con toda la fuerza que había perdido de repente bien y podría tener otro sueño reparador.

-¿Qué fue eso?-repitió.

-Una proeza del maestro-dijo una voz.

-Una habilidad del maestro-dijo otra.

Uno de los gremlins recogió el libro, sacudió un poco la suciedad y lo sostuvo.

Subaru intentó regular su respiración, el esqueleto y el hombre lobo estaban moviéndose, como si buscase algo o alguien.

Bueno, ¿eso era lo mismo que parir?, no sabia como su madre estaba tan contenta con él si esto era una probada de lo que le había tocado al dar a luz a un bebe.

Subaru miró el objeto, lo toco, al tacto era cuero, un fantasma de humedad de la sangre se hizo presente en su mente, pero estaba tan seco como si hubiese sido guardado durante un tiempo desde su creación, estaba indeciso, pero ya que pasó por tantos cosas incómodas como para que no viese que diablos paso.

Lo abrió, esperando algo mágico, algo que valiese la pena todo eso.

Y en realidad, valió un poco.

Era un libro, la letra parecía estar a puño y letra, muy bien descrito en japonés, en la primera página estaba el nombre de Subaru, escrito en letras tan grandes que cubren la mayor parte de la hoja blanca con renglones.

Paso a la siguiente página.

Invocaciones:

Gremlins (cantidad 3):

Caótico, buenos en magia, estrategas y tramposos

Esqueleto (cantidad 1):

Veloz, hábil con armas livianas, silencioso, experto en asesinato.

Hombre lobo (cantidad 1):

Fuerte, grande, resistente, instintos agudos

Era una lista de invocaciones, no decía gran cosa más, a pesar de todo, agradecia que al menos ya sabía mejor la naturaleza de sus invocaciones, pasó a la siguiente página.

Habilidades:

Retorno por muerte:

El poseedor de este poder es capaz de resucitar en un tiempo pasado donde está fuera de peligro, pero primero debe pasar por todas las facetas de la muerte hasta su totalidad

Fortaleza del retorno:

El poseedor de este poder se vuelve una décima parte más poderoso de su poder actual con cada retorno

Libro del alma:

Libro que absorbe la sangre del usuario una vez para tener constancia de las habilidades y fuerza del usuario, se puede esconder en su cuerpo

No le gustaba, ni el primero ni el segundo, en realidad, estaba bastante feliz si nunca volvía a ver algo como eso, por otra parte, era inmortal o bueno, tenía oportunidades infinitas, aunque que especifique de que no podía escapar de la muerte le era perturbador.

-Libro del alma, ¿eh?, pero que cosa más extraña-

Paso a la siguiente página.

Hechizos:

Visión de la oscuridad:

Concentrando su poder en sus ojos, el usuario de este poder es capaz de ver en la oscuridad.

Bueno eso era todo, no había más páginas, eran cuatro con el primero que contenía su nombre, una descripción vaga de sus poderes, sentía que todo esto era un comienzo de algo, una pequeña guia de lo que podía hacer, algo más para encaminarlo a su destino.

Esperaba que no fuese la de ser un rey demonio o un hechicero maligno, Subaru juro que no usaría sus poderes para el mal.

Solo para derrotar a los malvados, sí y hacerse un nombre.

Y tal vez conseguir una cita, si, eso estaría bien.

Subaru intentó guardarlo en la caja, pero no se despegó de su mano, miró todo con extrañeza, hasta que vio cómo se encogía, de nuevo, sintió una sensación desagradable.

-¿Eh?-

No, mejor dicho, parecía esconderse en su piel, eso era algo que Subaru había leído, pero verlo en realidad era un poco feo de ver y mucho más de sentir.

No sabía cómo se acomodo, era más grande y ancho que la mano de Subaru, ¿cómo funcionaba?

Intentó invocar otra vez, ahogó un grito de sorpresa, aun no se acostumbraba a aquella sensación, salió de nuevo por su pecho, quedando clavada en la piel de Subaru hasta que la retiró con su mano, miró con exasperación el libro.

-Esta maldita cosa-gruñó, no tenía un lugar donde ponerlo, demasiado grande para sus bolsillos y su chaqueta o camisa no tenía un bolsillo incorporado de ese tamaño tampoco, molesto, lo miro en sus manos por un momento, maldiciendo el momento donde tuvo esa estúpida idea, hasta que se le ocurrio algo mas-ten, agarra esto para mi-

Acercó el libro hacia uno de los gremlins, este lo agarró, teniendo cuidado con sus garras afiladas.

-Por supuesto jefe-respondió.

Subaru podría acostumbrarse a tener súbditos dispuestos a hacer todo lo que estaba en su poder para complacerlo.

Si fuesen chicas lindas y no monstruos de película estaría mucho más feliz, pero como no, tendría que conformarse.

-Supongo que eso es todo, tendremos que seguir nuestro camino-iba a sugerir un camino, pero ¿Dónde?

¿Al pueblo?, no, mejor no, bueno, lo único que quedaba era ir por el camino, rezando para que no hubiese un pueblo tan lejos

Los demás asintieron, empezaron a poner toda la ropa dentro de la caja y la cerraron, fue el hombre lobo esta vez quien la llevó, desaparecen, las sombras le envolvieron, como un parpadeo, le siguió el esqueleto y con en un coro de risas inhumanas, los gremlins le siguieron.

Chasqueo la lengua, ahora un poco más desnudo ante la idea de no tener a su pequeño ejército a su lado, pero no podía hacer nada más.

Tenía que seguir avanzando, ¿hacia dónde?, quien sabe, solo sabía que tenía que avanzar.

Y con eso empezó a caminar, con toda la sensación de pérdida que podía tener en su cuerpo, lleno de euforia por conocer más a fondo un mundo desconocido y dejar atrás todo lo malo que sucedió hace unos momentos.

¡El primer día de Subaru Natsuki en un mundo nuevo empieza, otra vez!