MAXIMA CULPA
Capítulo 1: Yo Acuso (Violador de Mondstadt)
Diluc violó a un grupo de mujeres en el estado de Mondstadt. Sus fechorías ocuparon todas las portadas de los diarios de la época, los que se encargaron de sembrar el pánico en la localidad. Sin embargo, el caso dio un vuelco cuando al poco tiempo pusieron tras las rejas a Tartaglia, un sujeto que tuvo la mala suerte de tener las mismas características que el violador... ¿Hasta qué punto se puede creer en la palabra de un psicópata?
13 DE MARZO, 19:45 HORAS
Esta apacible e histórica localidad distante al continente de Teyvat se convirtió en marzo en el centro de operaciones del denominado "violador de Mondstadt". La primera de sus víctimas que se atreve a denunciar esa traumática experiencia es la señorita Lisa Minci; las dos horas dramáticas que debió soportar la compañía del violador le permitieron tener la suficiente claridad para confeccionar junto a los guardias del territorio un retrato hablado.
Toda vez que esta importante herramienta policial estuvo en manos de la servidumbre del reino se llevó a efecto un acucioso empadronamiento en el centro de Mondstadt, probablemente los resultados de esta operación sean inciertos, o mejor dicho menores, pero a la mayoría de las veces otorgan pequeñas pistas para comenzar a dilucidar el caso.
Esa noche del 14 de marzo, Amber salió de su hogar para realizar una llamada telefónica, pero nunca pensó que en su condición de madre embarazada de 7 meses podría convertirse en una víctima más del "violador de Mondstadt".
De acuerdo a los testimonios inscritos en el proceso, al día siguiente de haber violado a la señorita Lisa, el psicópata de Mondstadt atacó a Amber. Luego de robarle las joyas y bajo la amenaza de golpearle su vientre con importantes meses de gestación la trasladó sin temor entre las calles de Mondstadt para proceder a violarla en un sitio más oscuro.
21:15 HORAS
La premura por llevar adelante su plan lo hizo detenerse antes del lugar elegido, si bien aquí no existía para él total intimidad ante la presencia de desconocidos ambos pasaban perfectamente por una pareja; la señorita Amber, opresa del pánico no cesó de hablar en ningún instante, este hecho culminó por incomodar y poner nervioso al violador del cual pudo escapar apenas se presentó la ocasión.
16 DE MARZO
La prensa policial no dejó de subrayar el regreso del psicópata y terminó alertando a la comunidad.
La pequeña hija de Amber, quien nació con su sistema nervioso alterado producto de aquel trágico suceso que vivió su madre en pleno período de embarazo.
17 DE MARZO
La denuncia de esta segunda víctima quien finalmente tuvo la fortuna de escapar sin mayores consecuencias otorgó más señales coincidentes y desde luego otras pistas para la investigación. Tanto la policía como los guardias se dedicaron a pesquisar cualquier indicio o individuo que obedeciera las características físicas otorgadas por las afectadas; no cabían muchas dudas respecto a la procedencia del delincuente, todo hacía presumir que el violador era habitante de esta nación, por lo tanto estos rastreos visuales por las calles de Mondstadt podrían otorgar importantes dividendos a la investigación.
Mientras el pánico cundía en la población y la policía buscaba afanosamente pistas más concretas, el violador ajeno a esta problemática comenzó a deshacerse de las joyas robadas. Estas fueron vendidas en el local de propiedad de la señorita Sacarosa (Sucrose), aquí comenzaron a consignarse las primeras evidencias públicas ya que para realizar esta transacción se debe dejar la firma responsable.
A pesar de la alarma pública causada por su presencia, el "violador de Mondstadt" no cesó en sus planes indignos; su mirada voyerista como eligiendo consensuadamente los rasgos de su próxima víctima se hacían sentir entre la gente. Cualquier individuo bajo estas circunstancias se transformaba en sospechoso.
20 DE MARZO, 20:00 HORAS
Fischl von Luftschloss Narfidort, de 17 años y su colega Kaeya Alberich de 23 acostumbran a hacer ejercicios en las cercanías de su hogar, su juventud y la particular atracción que existen entre ambos los llevan a no tomar precauciones. El descanso al fragor de la noche y el solitario y tentador paisaje que presenta el Viñedo del Amanecer fueron razones suficientes para que esta joven pareja diera rienda suelta a su eventual romance.
El ataque fue más bestial, con un cuchillo cocinero dio muerte de ipso facto a Kaeya y luego ultrajó sin piedad a la joven Fischl; no conforme con ello y con la clara intención de borrar todo vestigio de su criminal presencia, arrastró el cuerpo inerte de Kaeya para lanzarlo a las profundidades del océano -ignorando que era su hermano-.
21 DE MARZO
La noche siguiente, la única compañía de bomberos de Mondstadt y la brigada policial se hizo presente en el lugar. Aquí se esperaba por cierto dada a las características de la violación, encontrar definitivamente indicios más certeros respecto a la identidad del psicópata de Mondstadt, término que usó la prensa para definir a este individuo. Por su parte, los voluntarios de bomberos, premunidos de toda su indumentaria e infraestructura llegaron con la misión de ayudar en el rescate de Kaeya, durante largas horas hurgaron las profundidades de estas aguas servidas, pero lamentablemente sin resultados. Sin embargo, hubo certezas sobre el lugar exacto donde ocurrió el suceso ya que se encontraron dilatorias pruebas de sangre.
Solo cinco días después apareció en otro sector el cuerpo de Kaeya dando señas de haber muerto por inmersión; su familia hoy recuerda el hecho con tristeza, sobre todo su madrastra quien vivió drogada a los meses inmediatos a la muerte de su hijastro.
25 DE MARZO
En esos días, la nación reinante de Mondstadt está alterada y su población extremadamente sensible. Si bien los rasgos gruesos del posible autor están delineados en el retrato hablado, hasta en ese entonces de conocimiento público, las víctimas y sus parientes más cercanos ven en cualquier mirada sospechosa al mismísimo violador.
Tartaglia (Childe), comerciante ambulante -procedente de Snezhnaya con residencia en Liyue- fue objeto de una denuncia en su contra, ya que según versiones su fisionomía era igual a la del violador.
Rápidamente, la policía lo detuvo y sin dar crédito a sus espontáneos argumentos fue consignado como el autor de las violaciones y por ende, el psicópata de Mondstadt. La situación era apremiante, de modo que fue ingresado de inmediato a la cárcel del estado; con este exitoso arresto comenzaba a cerrarse un magro capítulo delictual, de por un lado entregaba paz a la ciudadanía, y por otro culminaba un difícil caso policial.
La prensa de la época también llenó las páginas con la detención de Tartaglia. Como es menester en estos casos, el acusado debió permanecer cinco días incomunicado, este hombre que había llegado hacía muy poco a Mondstadt desde otro país estaba confundido, pero alegaba inocencia. Mientras esperaba que se hiciera justicia el dolor de estar absolutamente privado de libertad entre cuatro paredes alimentó su alma de poeta, ante el peso de los cargos que le imputaban su inocencia no pasó más allá de un hecho anecdótico. Tartaglia estaba nervioso cuando fue conminado al careo judicial, pero era el momento de aclarar también las dudas para siempre; para las afectadas, este momento fue aun más difícil.
El resultado de aquel enfrentamiento fue lapidario para Tartaglia, según lo establece la ley su incomunicación no procede, pero él fue enfático en pedir al juez que lo dejara ahí mismo por temor a ser violado de acuerdo a los designios carcelarios. Solo en este instante, este hombre sospechó el destino que lo esperaba.
Mientras todo esto acontecía, en Liyue donde vive Tartaglia la comunidad no daba crédito a su acusación, más bien avalaron su presencia ahí en los días que sucedieron las violaciones.
Apenas la policía de Liyue indagó la veracidad de aquellos hechos motivó a que los de Mondstadt hurgaran nuevamente el caso, un empadronamiento a todas las joyerías y casas de empeño del sector en la certeza de que uno de los anillos de las víctimas tenían inscritos en nombre de su esposo fueron buenas razones para haber encontrado finalmente las pistas que la policía tanto deseaba, de aquí se desprendieron un nombre y una dirección.
20 DE ABRIL, 22:30 HORAS
Esa noche, personal policial rodeó la casa del posible sospechoso cuyo nombre era Diluc.
La bicicleta azul que graciosamente se encontraba en el patio de la casa era igual a la que fue robada cuando se dio muerte a Kaeya. Como era de suponer, la conviviente del sospechoso, ignorante absoluta de la situación no tuvo reparos en entregar detalles y antecedentes a la policía.
Sin duda, la bicicleta era aquella y el personaje en cuestión, que aún no llegaba a su hogar se había convertido en un posible culpable, situación que daba un vuelco espectacular al caso del psicópata. Con estas pruebas irrefutables no cabía otra cosa que esperar la llegada del violador.
Con el casi irónico titular "se cometió trágico error con vendedor de pescados allegado de Liyue" la prensa consignó la libertad de Tartaglia, pero en su lugar de residencia, Liyue su llegada fue todo un acontecimiento, carteles dando la bienvenida y el apoyo incondicional de vecinos y amigos fue la única recompensa que obtuvo este hombre por aquella trágica y traumática experiencia. Los versos y poemas que reflejaron su inocencia y el inolvidable dolor de la cárcel fue su agradecimiento.
–"Se me acusó de homicidio, también de ser violador jamás a nadie en la vida, he tratado con dolor por lo que se me ha acusado. Son mentiras, yo lo digo porqué tengo detrás de mí, todo por un pueblo testigo".
Unas imágenes corresponden a una tarde de verano al interior de la cárcel de Mondstadt, una prisión diseñada para no más de 120 personas, alberga a 380 reos. Difícilmente se puede en estas condiciones diferenciar a la población penal de acuerdo a su categoría delictual, de ahí que las experiencias de quienes acceden por primera vez a este lugar son tan traumáticas como inolvidables y por cierto, dejan huellas que ni el tiempo puede borrar.
En este lugar estuvo un mes Tartaglia, su única forma de proteger su integridad física, al menos fue enclaustrándose en una celda de incomunicados hasta esperar su fatal condena. Su vivencia como acusado por múltiples violaciones son inenarrables y marcó tanto su tranquila vida que hoy después de unos años lo recuerda afloran con la fuerza de una pesadilla.
Lisa fue una de las víctimas que en el careo no dudó en acusarlo. Sin duda, ese error que le costó la cárcel a un inocente tiene una clara justificación, una mujer violada es objeto de la agresión más horrenda que puede existir y entendiendo aquello solo basta privilegiar su interés y valentía para enfrentar a la opinión pública.
(...)
El verdadero culpable, Diluc Ragnvindr se encuentra recluido aquí condenado a muerte, las pruebas en su contra según la justicia son irrefutables; en su vivienda se encontró el cuchillo utilizado en el crimen, la bicicleta de la víctima y un comprobante de las joyas que robó y luego vendió. En su categoría de violador y a objeto de que la población penal no atente en contra de su vida, él vive en este sector de incomunicados, pequeños cuartos de cemento para una persona dejan entrever también aquí hacinamiento. Un cuadro de la realidad humana que no querremos ver, pero que existe crudo, patético y pintado por los hombres.
Vamos ahora al encuentro con aquel sujeto que no tuvo piedad con sus víctimas, nos advierten que lo más probable es que no reconozca su delito; es en realidad el perfil psicológico de los violadores. Ahí está, él es Diluc, que tendrá 29 años, lleva 5 años recluido en esta injusta alcoba; no tiene derecho a mezclarse con el resto de la población penal y de acuerdo a las leyes carcelarias, sólo debe abandonar su celda para comer e ir al baño.
Diluc Ragnvindr, previo a las violaciones, cumplió condena por robos y ofensas a la moral; también se le acusa de haber violado a una religiosa y de cometer abusos deshonestos con una menor (con Klee).
En febrero del año siguiente fue trasladado a la cárcel de Snezhnaya para cumplir condena.
Según estudios independientes, 9 de cada 10 violaciones no son denunciadas.
Continuará...
