MAXIMA CULPA
Capítulo 2: El silencio de los culpables
Ayaka y Thoma se conocieron en medio de la adolescencia y se enamoraron profundamente. Al poco tiempo ella quedó embarazada y él dejó los estudios. La mamá de Ayaka se opuso siempre a la relación, por lo mismo prefirió enviar a su hija a un hogar de menores con la idea de separarlos para siempre. Esta historia de amor tendrá un trágico final, cuando a la joven madre de 17 años la violen y asesinen brutalmente en medio de la noche en Inazuma... ¿Encontrarán a los culpables?
INAZUMA, 18 AÑOS ATRÁS
Esta historia comienza en sus inicios, sus protagonistas, amparados en la fuerza de la juventud se dejan llevar precisamente por ese torrente de emociones que dan los años verdes. La señora Kamisato, una joven y hermosa mujer que apreciando los límites de su modesta situación económica duda sobre la conveniencia de entregar su corazón al señor Kamisato, un prometedor hombre de negocios de la zona, pero la historia indica que los sentimientos siempre se rebelan ante la razón.
5 MESES DESPUÉS
Bajo la promesa de amor eterno y compartir juntos el resto de sus días, ella quedó esperando un hijo del Sr. Kamisato. Todo marchaba bien, pero faltando cinco meses para dar a luz esta humilde mujer se enteró de que su príncipe azul tenía otra enamorada y lo que es más, también estaba embarazada. Herida de lo más profundo de su corazón engañado ésta dice haber recibido una oferta matrimonial de su amado, pero que ella por orgullo rechazó.
Ella nació Ayaka, si bien esta mujer ingresó así al ya abultado gremio de madres solteras de Inazuma tuvo al menos la conformidad de que el señor Kamisato la reconociera legalmente como su hija, de igual modo esta madre debió entregarse con más ahínco a su oficio de enfermera para criar dignamente al fruto de aquel amor despechado.
5 AÑOS MÁS TARDE
La tranquila y hermosa nación de Inazuma consumió poco a poco las ilusiones de formar una familia que siempre tuvo la señora Kamisato, lo cierto es que gastó sus años de juventud en cuidar a su hija Ayaka la que por supuesto se transformó en su única compañía. Sin embargo, su angustiada vida solitaria parecía llegar a su fin. Como en los cuentos de Cortázar, donde los casual en segundos se transforman lo esencial estaba ella esperando transporte cuando un cochero-taxista la invitó a subir.
Así se conocieron ella y el cochero; la pequeña Ayaka, en tanto se acostumbró a vivir sin nadie a su alrededor, sin padre hizo de las muñecas su única compañía, en este entorno esta niña creció y probablemente determinó su perfil psicológico.
La relación con el cochero fructificó rápidamente, hecho que le da a esta historia un cariz muy especial. Él es un hombre casado con hijos, pero se enamora de la señora Kamisato. Ella, desde luego cuestiona su vida, pero prontamente se da cuenta que es superior el cariño que le tiene y termina aceptando esta suerte de doble vida que posee el cochero. Una vez más, esta mujer entrega sin condiciones sus sentimientos.
7 AÑOS DESPUÉS...
No pasa mucho tiempo para que esta pareja se consolide y es así como el chofer termina viviendo en su casa. Ayaka ya tiene 12 años y desde hace varios que acepta como padrastro al cochero, este es un hombre tranquilo y trabajador, dice reconocer en ella una verdadera hija. En definitiva se convierte gradualmente en el jefe de ese hogar, a pesar de que continúa casado y cuya relación no termina del todo; más allá de cualquier análisis ligero, la madre, y él conforman una buena pareja la que consolidan teniendo otro hijo.
Ayaka estudia en una escuela secundaria de Inazuma, no es precisamente una buena alumna, pero es reconocida como una excelente compañera. A menudo recibe castigos por su especial personalidad los que ella asume con particular hidalguía.
Thoma es este joven estudiante dice haber conocido a Ayaka y se enamoró de ella a primera vista. Aquella broma no le causó problemas a Thoma, muy por el contrario, se sintió atraído por la picaresca muchacha que le tiró agua, en realidad tomó aquello como un piropo y alentado por la simpática experiencia averiguó su nombre y decidió esperarla a la salida. Thoma tuvo gratas sorpresas al enfrentarse a Ayaka, luego de inquirir algunos datos se percató que ella también vivía en la ciudad-nación prácticamente a una cuadra de su domicilio; entonces, no hubo mejor pretexto que acompañarla hasta su casa.
OTROS 3 AÑOS MÁS TARDE
–Páseme el té. Ayaka, ¿qué te pasa? ¿me quieres decir algo? –Preguntaba su madre.
–Mamá, te quiero hacer una pregunta, pero no te enojes. –Interroga la chica.
–¿Acaso me enojo cuando me hace una pregunta? –Comenta ella.
–¿Por qué nosotros nos vivimos solas? Porque él tiene que vivir con nosotros si tú trabajas y perfectamente puede mantener la casa. –Expresó cuestionada la hija única. –Mira, Thoma también vive solo y no tiene necesidad de traer un hombre a la casa.
–Él ha sido como un padre para ti, ¿o acaso no te has dado cuenta? –Contradice la señora Kamisato.
–Pero no es mi padre. –Añadió la joven.
EN UNA NOCHE
–Ayaka, ¿quiere ensalada o puré? –Solicitó la madre.
–No, no quiero nada. –Excusa ella negándose alimentar.
–¿Y usted va a comer ahora o después va a guardar el coche? –Ofrece la señora a su pareja.
–Ya lo guardé, no tengo hambre, no voy a comer. –Dijo el padrastro.
–Ayaka, a comer. –Insiste la mujer de edad.
–No, no quiero. –Ofusca la adolescente.
–¿Pero cómo no va a comer? –Preguntó su progenitora.
–Le dije que no quiero comer, ¡cuántas veces tengo que repetirles lo mismo, no quiero comer! –Exclamó Ayaka yendo a otro lado.
–Oye, ¿y esta qué le pasa? –Contestó él confundido.
Thoma abandonó sus estudios, no tiene trabajo, pero continuó saliendo con Ayaka. La señora Kamisato se opuso siempre a esa relación, pero aquí se dio cuenta de que ambos continuaron viéndose a escondidas.
–¿Estas son horas de llegar? –Interroga la señora Kamisato.
–¿Y por qué me dice eso? –Preguntaba confusa Ayaka.
–¿Dónde andaba? No me digas que recién vienes llegando de la escuela. –Discute la madre.
–Fue a tomar una bebida. –Dijo la peliazul cielo.
–¿Con quién? –Contestó la dama.
–Con Thoma. –Respondió su hija la verdad.
–Te prohíbo que te juntes con él. ¿Cuántas veces debo decirte que no te conviene? –Advertía aquella progenitora.
–Pero es mi novio, mamá. –Defiende la joven.
–¿Y qué te puedo ofrecer ése? Si ni siquiera trabaja y tampoco terminó los estudios. –Argumenta su mamá sobre Thoma.
–Es asunto mío. –Minimiza la tensión Ayaka.
–Y mío también. –Replicó rebelada la adulta.
–Mamá, ya basta, yo ya soy una mujer. –Contradijo la futura damisela del Clan.
–Una mujer, si apenas tienes 17. –Alegó esta madre.
–Mamá, sabe que yo hace días quería contarle algo. –Comenta la adolescente ocultando algo.
–¿Qué? –Deduce la señora.
–Estoy embarazada. –Confesaba la guerrera.
La señora Kamisato tuvo una seria discusión con Ayaka, ante la inminente unión con Thoma le insinuó que abortara, pero ella se negó y mientras su madre dormía se fugó de su casa.
7 DE NOVIEMBRE
El dolor de esta mujer tenía sin duda fundamentos, había hecho todo lo posible por ubicar a su hija de modo que pudiera formar una familia con alguien que la quisiera y que por sobre todo el brindar un digno hogar, y claro, Thoma estaba muy lejos de eso.
Aquí se fragua quizás la parte más oscura de esta historia, sabiendo el paradero de su hija se dirigió al juzgado de menores de Inazuma, aquí expuso el caso y como última alternativa para impedir aquella relación con Thoma firmó una orden para que fuera encerrada en un hogar de menores hasta que cumpliera su mayoría de edad.
Ayaka se refugió en la casa de la mamá de una compañera.
–Bueno mi amor, aquí de mi parte tienes todo mi apoyo, pero eres menor de edad y no puede llegar y salir de su casa. –Dijo la mujer de identidad reservada.
–Thoma me dijo que nos casáramos y eso lo que vamos a hacer. –Expresó la guerrera damisela.
–¿Y qué opina su mamá de eso? –Prepondera la señora.
–Pero es que mi mamá no acepta a Thoma, pero igual nos vamos a casar. –Testifica Ayaka entre lágrimas.
–Sabes mi amor, le recomendaría que te esperara, porque si a Thoma la quiere igual la va a esperar. –Opina implícitamente la adulta.
–No sé, no sé qué hacer. –Decía la joven llorando.
–Tranquilita ya, quédese tranquila. –Le calmaba esa madre a Ayaka cuando golpea la puerta de entrada que alguien los espera.
–Buenas tardes, soy la asistente social del hogar, Rosaria y vengo acompañada por el juez de menores. Tengo entendido que Ayaka se encuentra aquí. –Declaró la religiosa de Mondstadt notificando el traslado.
–Sí, adelante. Pase. –Le accede esta apoderada.
–Gracias. –Agradeció su hospitalidad la gótica.
INTERNADO DE MONDSTADT
Sin otra alternativa que aceptar los designios de su madre, Ayaka llega a cumplir una suerte de condena al hogar de menores en la ciudad de Mondstadt. Ciertamente es muy joven para evaluar las verdaderas intenciones que tuvo la señora Kamisato para traerla hasta aquí; el estigma de estar embarazada y convertirse en madre soltera a tan temprana edad no tiene para ella significado alguno, más bien el estado de gravidez le da incluso una sensación de ingenua felicidad.
Entretanto Thoma, a punto de convertirse en padre se prepara para asumir con mayor propiedad su nueva vida; él es un modesto joven de educación interrumpida y que vive precozmente al amparo de su madre la que fue abandonada por su esposo cuando sus hijos estaban pequeños.
Lo que se inició como un martirio para Ayaka se convirtió rápidamente en un lugar de su entero agrado, las religiosas procuran en este lugar que todas las niñas aprendan un oficio rentable. Ellas pueden elegir el taller que más les guste, Ayaka no sólo aprendió aquí los secretos de la moda y de la costura, si no que también logró consolidar serias y profundas amistades, particularmente confió sus más íntimos problemas a la asistente social Rosaria, ella la comprendió y supo guardar silencio ante sus más crudas confesiones.
AL AÑO SIGUIENTE
–¿Quieres hablar conmigo, Ayaka? –Dice Rosaria a la oriunda de Inazuma.
–Sí, necesitaba hablar con una amiga. –Expresó ella accediendo a confesarse.
–Sí, pero pudiste haberlo hecho en la mañana en la oficina. –Aclaró la gótica fumadora.
–Es que me dio vergüenza hablar delante de las compañeras. –Manifiesta titubeada Ayaka.
–¿Tienes algún problema con tu embarazo? –Le consultó la pelivino.
–No, ni "Dios" lo quiera, mi bebito está bien. –Respondió con calma la adolescente ojiazul.
–Qué bueno, ¿pero qué pasa? Me tienes preocupada. –Expone sus palabras la religiosa.
–Es que todo el tiempo pidió pasada aquí, pero no estoy segura si cuando salga voy a poder enfrentar todos los problemas que yo tuve en mi niñez, todos los dramas. La verdad es que primera vez que yo le cuento a alguien todo esto. –Confesó sollozando la menor del Clan Kamisato.
Ayaka le habría señalado a su amiga que el conviviente de su madre intentó sobrepasarse con ella. De esta confesión triste también se enteraría más tarde Thoma y probablemente fueron sus razones para intentar sacarla lo antes posible de su hogar; son tiempos difíciles para este amor imposible. Ambos son menores de edad, pero ante el inminente nacimiento de su primogénito el casamiento les parece la alternativa más viable, pero claro, la madre de Ayaka continúa oponiéndose de esa relación y bajo ninguna circunstancia le da autorización para que el matrimonio se consolide legalmente.
–(...) No nos va a dejar porque somos menores de edad. –Decreta la peliazul a su novio.
Un 26 de mayo, Ayaka es llevada a la maternidad. Es sin duda el momento más importante de su vida, todas sus angustias se quedan atrás porque su mente sólo tiene espacio para la ilusión más maravillosa de una mujer: convertirse en madre.
En medio de una expectación casi familiar y el tras modestas paredes de un hospital, Ayaka da luz a su tan esperada hija, Ayane Kamisato (es OC).
10 MESES DESPUÉS
Ayaka debió permanecer varios meses más internada, su hija supo aquí de sus primeros afectos porque este hogar de menores se convirtió en su única familia; el joven Thoma debió resignarse a ser solo un padre de fin de semana.
–¿Sabes qué? –Piensa Ayaka a su novio.
–¿Qué? –Dijo complacido Thoma.
–Te tengo una sorpresa. –Anuncia ella mudando a Ayane.
–¿De qué se trata? –Responde expectante él.
–El próximo mes me voy definitivamente aquí. –Notifica ella que abandonará el hogar de menores.
–¿Qué? –Reacciona el de ojos verdes.
–Sí, vamos los tres juntos en la casa. –Se alegra la joven.
–¿Entonces te casarías conmigo? –Señaló el rubio anaranjado.
–Tonto, si tú sabes que sí, pero mi mamá. –Dice Ayaka notando la presencia de su progenitora.
–Hola, ¿cómo está la niña? Se ve tranquilita. –Saludó aquella mujer cargando a su nieta.
–Sabes señora, aprovechando que usted está aquí nosotros con Ayaka queríamos decirles algo. –Avisaba Thoma en frente de su eventual suegra.
–¿De qué se trata? –Preguntó la señora Kamisato a la pareja.
–Mamá, tu sabes que nosotros con Thoma queremos casarnos. –Habló enérgica la chica ojiazul.
–Tú ya sabes cuál es mi opinión, además este no es un lugar para conversar. –Asiente la adulta conservando su postura.
–Pero mamá. –Se hizo un puchero su primogénita.
–Se me hace tarde, tengo que irme. –Indicó esta madre entregando la niña a su hija para luego salir del hogar. –Así que en Inazuma nos vemos, adiós.
El 26 de febrero del año siguiente, Ayaka abandona definitivamente el internado -de Mondstadt-. Sin pensarlo dos veces se dirigió en busca de su legítimo padre quien posee un gran palacio imperial que está a nombre de su hermano Ayato; su intención no era otra que conseguir la autorización para casarse con Thoma. Un mes después, con la venia legal de su progenitor, pero con el rechazo recurrente de su madre, Ayaka y Thoma acudieron al registro civil de Inazuma para consolidar su amor en matrimonio.
Por cierto la señora Kamisato, consecuente con su rechazo a Thoma por considerarlo poca cosa para su hija no estuvo presente en la ceremonia ni tampoco asistió a la fiesta que los amigos brindaron en su honor.
Lógicamente Thoma no era un buen partido, posee escasa educación, sus padres viven disgregados y su situación económica es precaria. A esta mujer (la señora Kamisato) ahora sólo le resta criar y educar al hijo de su relación con el cochero-taxista, quien es su compañero por más de diez años; si bien esta madre no visita a su hija que vive solo a 100 metros de su casa mantiene una estrecha relación con Ayaka, ya que a menudo ésta le trae a su pequeña nieta Ayane.
NOCHE DE 24 DE JUNIO, INAZUMA
Este es el día, o mejor dicho la noche que quedará guardada para siempre en la memoria de todos los protagonistas de esta historia. Este es en la vida real del hogar de Thoma y Ayaka, ambos viven de allegados aquí junto a Kokomi y unos amigos. La casa ha sido facilitada para una fiesta y por supuesto, los dueños tienen el beneficio de estar entre los invitados; la música y la alegría ambiente no dejan entrever que algo extraño podría pasar aunque más de alguno está esperando las doce para cobijarse los misterios de la noche.
22:45 HRS.
El equipo de música tiene problemas de ubicación, se requiere urgente de un alargador, la joven Ayaka recuerda que su madre posee uno y entonces se ofrece para ir a buscarlo. Desde luego tardará solo minutos, pero hace el encargo expreso a Thoma que en ese lapso le eche una mirada a su hija y está durmiendo, Ayaka no se lleva muy bien con Kokomi Sangonomiya y le disgusta mucho que ella se haga cargo de la pequeña en sus ratos de ausencia, Thoma le promete que así lo hará.
Si existen algunas cosas que Ayaka echa de menos de su antiguo hogar esas son las comodidades y la limpieza.
–Hola mamá. –Le saluda la princesa del Clan.
–¿Y tú qué andas por aquí a esta hora? –Le interroga su progenitora.
–No, es que Kokomi y Thoma le prestaron una casa para hacer una fiesta y necesita un alargador, ¿me presta el suyo? –Explicó la ojiazul.
–¿Y qué tanto tiene la casa el tal Thoma que le pide para fiesta? –Preguntó nuevamente la señora.
–No sé mamá, son cosas de ellos. –Alega la dama feudal.
–Cuidado con descuidar a la niña por andar metida en fiestocas. –Clamó dicha mujer a su hija.
–Mamá, usted siempre anda hablando como si no me conociera. Adiós. –Discutía Ayaka yendo de la casa.
23:05 HRS.
A su regreso, la joven Ayaka se fue pensando en aquella discusión con su madre, parecía incluso que íntimamente le daba la razón, pero que por natural orgullo terminaban peleando. Su exaltación y enojo llegaron a mayores cuando se impuso que Thoma, entusiasmado con la fiesta dejó a su hija Ayane en compañía de Kokomi. Por razones como estas se sentía pasada llevar y montaba en cólera interior, así comenzó esta madre a fraguar en su vida íntima grandes contradicciones.
–Yo te echo, pone el vasito. –Decía Kokomi criando a la menor.
–¿Por qué está aquí la niña? –Le preguntaba Ayaka a ella.
–Thoma la trajo. –Respondió la joven híbrida.
–¿Y por qué no le hicieron dormir en su cuarto? –Contestó aquella dama.
–Porque hacía mucho frío. –Menciona la pelirrosa.
–Déjeme sola, Kokomi-san. Dígale a Thoma que venga, por favor. –Ofuscó la muchacha tomando los brazos a su hija apartando de su colega.
00:00 HRS.
Luego de dejar a su hija durmiendo y haber discutido arduamente la situación con Thoma, Ayaka, en un arranque de soberbia evadió la fiesta y salió de la casa. El tenor de aquella riña con su esposo se desconoce absolutamente, lo extraño de su escapada es que los pasos se dirigieron en sentido contrario a la casa de su madre, el único lugar que a esas horas podría haberla cobijado aunque de hecho la habría costado otra discusión, en definitiva se ignora su destino.
01:47 HRS.
El misterio que rodea esta noche parece haber inundado de extraños pensamientos a la joven Ayaka, resulta inexplicable la huida de su hogar sin destino aparente; como también resulta inexplicable que sus pasos hubiesen llegado hasta aquí porque ahora sólo emergen los testimonios de todos aquellos que dicen haberla visto con vida por última vez.
02:57 HRS.
La ausencia de Ayaka no se hizo sentir el fragor del entusiasmo de los invitados, pero apenas estos empezaron a regresar a sus hogares Thoma se fue percatando que hacía mucho rato que no veía a su esposa.
–Oye Kokomi-san, ¿y Ayaka? –Dijo el oriundo de Mondstadt.
–En el dormitorio estaba. –Comentó Kokomi a Thoma.
–No, en el dormitorio no hay nadie, está Ayane sola. –Respondía este amigo allegado.
–Ahí estaba. –Insistió la guerrera.
Thoma era el único que sabía los verdaderos argumentos si el tono de la riña que tuvo con Ayaka, de modo que apenas se enteró que a esa hora no se encontraba en casa salió en su búsqueda, confiesa haber ido a varios lugares y a casa de los Kamisato donde vio luces y no se atrevió a entrar.
03:05 HRS.
A esa hora, un trío de hombres desconocidos, supuestamente invitados a aquella fiesta habían secuestrado a Ayaka obligando a subir en un automóvil y el resto del testimonio es aun un misterio.
25 DE JUNIO, 10:00 HRS.
El amanecer del 25 de junio en la población de Tatarasuna (isla de Kannazuka) tuvo un sabor amargo para sus pobladores, en las cercanías de un puente fue encontrado el cuerpo sin vida de la joven madre de 17 años, Ayaka Kamisato. La policía acudió de inmediato al lugar de los hechos donde decenas de curiosos no podían dar crédito a lo que veían sus ojos, hasta ese momento se desconocía la identidad de la víctima, a juzgar por la forma en que se encontró todo hacía suponer que se trataba de una persona ajena a la población. Ayaka estaba desnuda, solo con sus calcetines y tenía 22 heridas provocadas con arma blanca en la regiones del cuello, el tórax y en los órganos sexuales.
Thoma acudió también al lugar, pero por temor no quiso acercarse; un fuerte presentimiento le hizo huir con la convicción absoluta que se trataba de su amada esposa.
–Thoma, oye, ¿qué pasó? –Expresó sorprendida Kokomi la llegada de Thoma a su santuario.
–Kokomi-san, es Ayaka, es Ayaka, es Ayaka. –Clamó él llorando al ver muerta su querida pareja desde Liyue.
–No, tranquilo. –Trató de calmarlo su compañera.
El propio Thoma, años después narró su dura experiencia tras perder a su esposa en manos de desconocidos y que terminó con una severa depresión que obligó a retornar de Inazuma a Mondstadt:
–"Se me vino el mundo abajo, fue un golpe muy grande porque luché harto por casarme con ella y me la llevaron, me la quitaron mejor dicho de los que ellos querían".
DÍAS DESPUÉS, 8 DE JULIO
Las primeras hipótesis hablan de un ensañamiento propio de una venganza o la acción incontrolada producida por los efectos del alcohol y de las drogas, no se descarta la incursión de una o dos personas que hayan exagerado las puñaladas con el sólo afán de despistar. De cualquier modo, el crimen inscrito como "El Puente" se transformó en un puzle para la policía.
En el extremo sur de la región de Inazuma, en la isla de Tsurumi viven -de allegados- estos tres amigos: Razor, Heizou y Kazuha Kaedehara. Precisamente este último fue denunciado por un amigo al cual le habría confesado por broma y bajo los efectos del alcohol su participación en el crimen de Ayaka. La policía no tardó en hacer eco de aquella denuncia y detuvo a Kazuha, por razones de posibles conexiones con sus amigos más íntimos se buscó a Razor.
Heizou, Razor y Kazuha Kaedehara fueron dejados en libertad luego de aquella primera detención; pero seis meses después, producto de la misma confesión fueron detenidos nuevamente y encarcelados como los autores del denominado crimen de "El Puente". La declaración de culpabilidad según ellos bajo apremios ilegítimos dice que los tres, después de haber bebido licor obligaron a la muchacha a tener relaciones sexuales y como ella se oponía le dieron muerte con un cuchillo.
DOS AÑOS MÁS TARDE, SEPTIEMBRE
Como es habitual la familia de escasos recursos difícilmente tienen acceso a la justicia. Ante el fracaso con su primer abogado, la madre de Razor se contactó con un licenciado extranjero, este profesional viaja desde Natlan esporádicamente a Inazuma y fue recomendado por algunas autoridades de la zona. Él, luego de imponerse de la situación se interesó en el caso y quiso conocer personalmente a los tres jóvenes que llevaban ya más de un año y medio en prisión.
Lo que comenzó como un hecho casi anecdótico se transformó para los tres inculpados en una verdadera pesadilla, las irregularidades concebidas en el proceso dejan de manifiesto una gran cantidad de contradicciones que por supuesto, dilatan más allá de la cuenta su estadía en la cárcel.
El abogado allegado descubrió que los jóvenes estaban siendo condenados por robo, en consecuencia que la ropa de la víctima jamás apareció y que cuando fue encontrada muerta poseía incluso un valioso anillo en su mano. En otro orden su confesión habla de una violación, pero los análisis médicos señalan que la víctima no presenta huellas en ese sentido; finalmente nunca se encontró el arma con que supuestamente le dieron muerte. No obstante, la gran cantidad de pruebas en su favor el juicio se dilató por varios años.
OTROS DOS AÑOS DESPUÉS, 24 DE MARZO
Estos jóvenes resistieron estoicamente el encierro con el convencimiento que tarde o temprano serían absueltos; la opinión pública realizó denuncias concretas en relación a posibles culpables, una minuciosa revisión a hijos de acaudalados empresarios de la zona descartó su participación, pero dejó un rumor que perdura hasta hoy. Pero nada desalentó al abogado quien nunca puso precio a su gestión, muy por el contrario, muchas veces de su propio bolsillo se costeó los pasajes y los trámites legales.
La jueza general, después de cuatro años, recién un 24 de marzo dio a conocer la sentencia: por homicidio calificado, Heizou y Razor fueron condenados a 10 años y un día; en tanto que Kazuha Kaedehara, menor de edad a 5 años y un día.
FINES DE AÑO
Estamos en la cárcel de Inazuma, este es el galpón que alberga todos los reos que toman por opción trabajar en los talleres de mimbre, es sin duda el más grande y rentable de este recinto carcelario; sus productos se exhiben en todos los mercados de la zona y son apetecidos por los comerciantes ya que en el regateo obtienen siempre bajos precios. Aquí trabajan los tres jóvenes sindicados como los autores del crimen de "El Puente", ahora están condenados y deberán asumir la terrible consecuencia de haberse inculpados.
Esperaron largamente un reconocimiento a su supuesta inocencia, pero la justicia le fue esquiva, dolorosa y profundamente lapidaria. Ahora, no les queda más que esperar que su condena se cumpla y ojalá demostrar buena conducta para acceder a beneficios. Así, sus años más prodigiosos de juventud se consumen ahora privados de libertad.
Si bien no existían razones para cobijar la esperanza en la justicia, el abogado no cesó en su intento por liberar a sus modestos clientes. El 18 de enero del año siguiente, la prensa se reunió en el tribunal de Inazuma para conocer el fallo en segunda instancia; el abogado defensor debe aparecer de un momento a otro. Aquí en la calle un centenar de curiosos, periodistas, camarógrafos, fotógrafos y por supuesto, la madre de uno de los condenados están esperando el milagro. El rostro y la actitud del abogado no fueron equívocos.
–Aquí, la justicia ha ordenado que los jóvenes están libres (...) –Comentó el licenciado a la prensa la apelación de los inculpados.
En un gesto casi inédito, la justicia nacional revocó el fallo y absolvió de toda culpabilidad a los tres jóvenes, a partir de este instante se abre una página importante en la historia procesal de Teyvat, es quizás el momento de reflexionar, de analizar, de dar cabida a los cambios en lo humano, en lo policial y en lo legal.
Ese mismo día, las puertas de la cárcel se abrieron para dejar salir a tres inocentes; los años más hermosos de su juventud, los sueños más acariciados se esfumaron tras las rejas sin que nada ni nadie pueda hacer algo por recuperarlos. Claro, la humedad del encierro se los llevó para siempre.
Los vecinos de la población en Inazuma dando muestras de su enorme sentido solidario quisieron estar, el patio de la cas se inundó de luces y de colores para agradecer modestamente la gestión del abogado. Estos son los gestos que grafican la grandeza de los más desposeídos, estas son las formas más espontáneas y honestas de aquellos que sufren carencias, pero que tienen capacidad de dar y ser feliz. Todos los familiares, los amigos y los vecinos quisieron estar aquí en homenaje a ese abogado extranjero que creyó en ellos y que luchó durante años para demostrar que eran inocentes.
Después de cinco años de la muerte de Ayaka, la investigación estira un vuelco insospechado: a nadie se le podría ocurrir que la madre, Ayato y el padrastro pudiesen estar involucrados.
Estos testimonios nos tiene que hacer pensar: no sólo en la muerte de Ayaka, sino en la vida de aquellos que hoy sabe la verdad. "El silencio de los culpables", tarde o temprano tiene su fin; estas son otras víctimas: Thoma y su hija, hoy de siete años de edad. Él tendrá para siempre el recuerdo de su esposa y jamás podrá olvidar las circunstancias trágicas de su muerte, ella quizás no la recuerde, pero sí la tiene grabada en su alma porque su madre luchó con la inocente fuerza de la juventud para que ella viviera. Esta tarde de cementerio es la primera vez que Thoma trae a su hija, es la forma casi mística que este hombre tiene de presentarle a su verdadera madre, es el instante de reconocer que ambos la han perdido para siempre.
El caso "El Puente" se ha vuelto a abrir. El juez fue nombrado "Ministro en Visita".
Las contradicciones inscritas en el proceso comprometen a todos los declarantes.
Si en los próximos 3 años no se encuentra a los culpables, el caso prescribe.
"Investigar para detener... y no detener para investigar". La máxima renovadora que representa la actual gestión policial teyvatiana.
Continuará...
