MAXIMA CULPA

Capítulo 4: El día inolvidable

Lumine, cegada por el miedo a perder su trabajo en la convivencia de Teyvat cometió un terrible crimen en contra de seres inocentes. La "Asesina de Teyvat", como la nombró el país entero, envenenó con un poderoso raticida el nuevo trago elixir para los invitados de varias regiones. El objetivo, enfermar a los personajes para dejar como ineficientes e irresponsables a las nuevas ayudantes de cocina del centro de convenciones, para luego ella coronarse como "la salvadora"... ¿En qué punto tus miedos se apoderan de ti?


Estamos en Mondstadt, una pequeña y hermosa ciudad ubicada en el corazón de la región homónima y nos vamos a adentrar en la apacible vida de una familia, aquí crece al amparo de sus parientes lejanos la niña Lumine, ellos trabajan como cuidadores de un territorio desconocido y decidieron cobijar a esta pequeña ya que su hermano gemelo y sus padres no tienen condiciones económicas para criarla. Es así como de vez en cuando viajan kilómetros para visitarla.

SIETE AÑOS DESPUÉS...

La advertencia de la pariente se transforma en un designio fatal; definitivamente Lumine crece sin ir jamás a la escuela y sus padres la dejan para siempre en el territorio donde trabajan los parientes. Precisamente uno de los allegados de este lugar, ya un hombre mayor la mira con otros ojos.

En el territorio la vida es así, los amores son espontáneos y aunque no sean correspondidos existe la sensación que el tiempo se encarga de compensar el afecto ausente. Él, con aquellos precedentes se envalentonó y decidió confiar sus planes matrimoniales a los familiares de Lumine.

Que alguien se hubiese fijado en esta mujer milenaria y que se comprometiera cuidarla y mantenerla era una oportunidad que sus familiares no desecharon, la joven Lumine se unió en matrimonio con aquel hombre y como era de esperar comenzó a tener hijos sin limitaciones. Ella se unió a él sin que mediara el amor, pero muy pronto vale ahí la básica de las esposas campesinas tuvo en ella el mismo resultado que los secretos de la naturaleza, vale decir, terminó amándolo a su manera.

Sin darse cuenta, Lumine y su pareja construyeron una familia como jamás imaginaron, entre siembras y cosechas cada temporada tenían un hijo, con el paso de los años lograron tener nada menos que doce, fueron tantos que su trabajo en el campo no les daba para mantenerlos ni educarlos. Fue ahí cuando Lumine, muy dueña de la crianza la alentó la posibilidad de buscar nuevos horizontes; su esposo, ya un hombre mayor y cansino no tuvo fuerzas para oponerse y se limitó a seguir a su mujer para no quedar solo y abandonado. Lumine había crecido y si bien no sabía leer ni escribir entendía claramente que ella era la única que podía luchar por sus hijos; quizás, su motor más importante para emprender rumbo a la nación de Teyvat fue la muerte de dos de sus hijos que no soportaron las carencias alimenticias. Temerosa, pero con la fuerza que otorga el sentimiento de madre, ella buscó refugio para su familia con la seguridad que allí en la gran nación encontraría un mejor trabajo.

Con unos pequeños ahorros, Lumine logró alquilar un paupérrimo lugar ubicado al interior de una casona; matriculó a los mayores en diferentes escuelas y se dio a la faena de buscar trabajo antes de gastar el poco dinero que les quedaba.

Las largas caminatas en busca de trabajo la llevaron al centro de convenciones de la localidad colindante con Liyue donde durante mucho tiempo se mantuvo vacante el cargo de cocinera. Lumine ya había tenido algunas conversaciones y ahora, dependiendo de su tiempo y capacidad aceptaría el empleo, en pocas palabras, ella debería atender la alimentación para los invitados de gala ya que aquí se les da desayuno y almuerzo de acuerdo a un presupuesto otorgado por particulares.

–Dime, y a propósito. ¿De dónde eres tú? –Consulta Ningguang mostrando las instalaciones a la nueva empleada.

–Del extranjero. –Responde la viajera.

–Qué bien. Mira, esta es la cocina, aquí vas a tener que prepararle el desayuno y almuerzo como a cientos de invitados más o menos. –Le exhibe la peliblanca.

–¿Y qué toman en la mañana?

–Mira, se toman un buen cóctel de jugos frío con fruta y en la tarde un almuerzo según el menú que yo te voy a dar en la semana. ¿Tienes algún problema?

–No, ninguno. ¿En dónde me voy a cambiar? –Decía Lumine preparada en su primer día.

–Acompáñame, pasa por acá.

El trabajo de cocinera en la sala de convenciones, sin duda fue el gran aporte económico de la casa, ya que su pareja aún se mantenía desempleado y lamentablemente este hombre se acostumbró a esa forma de vida.

Lumine, a fuerza de golpes y costalazos no solo se hizo mujer, sino que se convirtió en una excelente madre. A decir verdad ya no le importaba tener que mantener a su esposo desempleado, siempre y cuando el dinero pudiera alcanzar para sus hijos; Lumine logró poner a dos de ellos en una escuela cercana al centro de convenciones y a pesar de ser una mujer ignorante se hizo de carácter para ocultar su analfabetismo.

Ciertamente son muchas las presiones que comienza a tener esta mujer y si bien apariencias dale impresión de tener cordura y entereza en su mente se albergan los más contradictorios instintos, se le conoce aquí como una mujer trabajadora y hasta afectuosa con los hombres. Ella comprende que de no ser por este trabajo su hogar puede peligrar; su inteligencia es menor, se diría hasta precaria, pero ella la oculta con viveza, con la misma quizás que se ha ganado el respeto y la simpatía de los amigos. De cualquier modo nadie tiene que decir nada de ella, su conducta laboral es irreprochable; Lumine, en realidad se siente orgullosa con este oficio de cocinera en el cáterin, íntimamente sabe que no tiene ningún mérito para compartir su vida con letrados, en circunstancias que ni siquiera entiende el menú que le dejan a diario.

Un cóctel de jugo frío y dos pasteles con galletas de leche son la ración diaria que toman los invitados al desayuno, este alimento es prodigioso para muchos de estos visitantes que en su hogar no tienen recursos. Tras este humilde alimento se proyecta la dádiva social que permite que muchos de estos rostros juveniles tengan la fuerza necesaria para soportar la carga diaria de sus vidas, de modo que su significado de pronto hasta se torna mágicamente necesario; Lumine se siente aquí más mujer, porque atendiéndolos de algún modo le pertenecen.

Su esposo no estaba errado en su agonía, falleció de un paro cardíaco a los 30 años dejando una decena de hijos, algunos de los cuales lograron emanciparse. Aún así esta mujer asumió el cuidado de la mayoría de ellos que oscilaban entre los 8 meses y los 7 años. Como un gesto tan típico de las zonas lejanas y rurales la muerte superan los estadios del bien y del mal, y entonces la ausencia del padre y del hombre de la casa se cuasi santifica, y a menudo se valora su imagen más que lo que pudo significar en vida. En estos términos, la viudez de Lumine pudo anularla, pero extrañamente ella cobró una fuerza misteriosa.

Es con la muerte del padre que esta familia comienza a cambiar su vida. La señorita Lumine era una mujer analfabeta, pero sencilla y honesta se aferra su condición de madre para cuidar y alimentar a sus hijos. En su pequeño mundo de soledad infinita se da cuenta que la única razón de su existencia es darle a ellos lo que ella nunca pudo tener: educación, pero su mente es frágil, tan frágil que cualquier persona que se interponga en su camino podría llevarla a un callejón sin salida.

TIEMPO DESPUÉS...

–Adelante. –Llamó el Arconte en su oficina de la Funeraria El Camino.

–Disculpe Zhongli, ¿me mandó a buscar? –Dice Lumine ingresando al pabellón.

–Sí Lumine, ¿ya le sirvió a los clientes? –Le interroga él a la cocinera.

–Sí, ya terminé. Faltaron tres órdenes, pero ya me dijeron que lo habían trasladado para la tarde. Pero la ración está justa. –Anunció ella su intachable desempeño.

–Veo que tiene harto trabajo, Lumine y precisamente de eso quería hablarle.

–Mande, Zhongli.

–Estas señoritas la van a acompañar su trabajo. –Indicó él presentando a Xiangling y Hu Tao.

–¿Qué pasa?, ¿cometí algún error?

–No, Lumine. Al contrario, quiero que usted le dirija, será su ayudante.

–Está bien.

–Ellas comienzan el lunes.

–Como usted ordene, Zhongli. Voy a ir corriendo porque ya van a tocar el timbre. –Reporta la rubia yendo a su puesto.

Aquí comienza para esta mujer una vida distinta, la incorporación de dos ayudantes para la cocina se transformó sin serlo en una suerte de cuestionamiento a su gestión. En realidad ella no sabe por ignorancia cómo reconocer los límites del bien y del mal.

Lumine es supuestamente la jefa de las otras cocineras, pero ella advierte que detrás de su sumisa actitud existe su plan en su contra.

–Lumine, sabe que le falta un poquito de azúcar para la tarde. –Menciona Xiangling a su jefa.

–¿Pero por qué va a faltar?, si yo dejé la ración justa. –Dudó la oxigenada ignorada.

–No sé, pero falta. –Dijo la peliazul.

–Tenga más cuidado para otra vez, sino es a mí la que reta. Ya niños, están atrasados así que me esperan a la salida, en la sala. –Condicionó la viajera mientras deja a sus hijos. –Tome, saque lo que tenga que sacar de la despensa y tenga más cuidado para otra vez, sino ustedes pagan.

La muerte de su esposo, la crianza de sus hijos, el dinero para la casa, las nuevas cocineras en el centro, un mar de problemas para esta mujer simple que de repente no sabe cómo resolverlos. La Cordillera Tianheng está unida la de Liyue y a menudo Lumine debe recurrir allí para realizar ciertas compras; el dolor que experimenta al no poder satisfacer los caprichos de sus hijos es otro golpe que afronta su pobreza. Sus valores, tan teñidos de vivencias oscuras trastabillan así peligrosamente.

–¿Y ustedes?, ¿se pueden saber lo qué están haciendo? –Inquirió la viajera frente a sus súbditas.

–Estaba cargando (las) sillas, Lumine. –Expresó Xiangling.

-Sí ya sé, si ya lo estoy viendo. ¿Pero porqué no están en la cocina? –Pregunta ella misma a las ayudantes.

–Pero si ya terminamos de lavar la loza. –Decía Hu Tao moviendo las sillas.

–Claro, mientras tanto yo tengo que hacer el trabajo por ustedes. –Critica la joven luchadora.

–Es que el subjefe nos pidió que las ayudáramos a cargar esto. –Señaló la compañera de Guoba.

–Ya, dejen esas sillas en la sala y se van ahora para la cocina. –Obligó aquella mujer milenaria.

–Esta bien, Lumine. –Asintió la mujer de los espíritus.

–Usted tiene las llaves de la bodega, por eso no pudimos sacar la sal en la mañana. –Sopesa Xiangling a su jefa.

–Pero ustedes les pagan por trabajar en la cocina, yo voy a hablar con el subjefe. –Alegó esta líder damisela.

Un odio incontenible hacia estas mujeres se anida en el corazón de Lumine, sin mayores anuncios llegó una tercera ayudante de cocina (Xinyan) y sus presunciones adquieren más cuerpo aún.

–¿Ustedes van a venir mañana sábado o no? –Consulta un guardia de turno.

–No sé, tengo entendido que no. –Respondió Hu Tao.

–Ah viene Lumine. Oye, ¿mañana sábado hay que venir? –Le contesta Xiangling.

–El sábado hay consejo de guerreros, yo los voy a atender. Ustedes se pueden ir no más, hasta el lunes. –Contó la exploradora sumisa.

–Hasta el lunes. –Se despidieron el resto.

Nadie sabe con certeza qué trama esta mujer, pero hay algo en su rostro casi dulce que deja entrever un pensamiento gris muy oscuro. Su hija, por cierto no logra advertirlo.


El yerno de Lumine no echó en saco roto la petición de la afuerina, apenas pudo logró conseguirse un poco del pesticida que ella le pidió para fumigar su casa. Se trata de Gusathion, un potente producto utilizado en la agricultura para desratizar.

–Lumine, ¿dónde se había metido? Casi no la encontré. –Llamó aquel hombre recién llegado.

–Es que salí del centro y me faltaron patatas, y pasé al mercado. –Expresó la joven.

–La empleadora dijo que el domingo le iba a venir a ver.

–No hay problema, si yo voy a estar todo el día.

–Oiga, le traje el polvo que le pidió. Es para los ratones.

–Pero yo les dije para las pulgas. –Dice ella decepcionada con el pedido.

–Ah si es lo mismo, ellos son más fuertes, le va a servir para todo. Así que no hay problema. –Le explicó éste el uso del veneno antes de apartarse. –Ya Lumine, nos vemos el domingo. Ah, cuidado con los niños porque eso es veneno.

Lumine, aprovechando la ausencia de todos sus hijos decide llevar a cabo la fumigación en su hogar, no existe certeza cuál fue la razón por la que pidió este tipo de veneno para exterminar las pulgas. Lo cierto es que siempre lo mantuvo muy alejado del alcance de los niños y demoró varios días en decidirse a usarlo; sólo el yerno y ella sabían de la existencia del Gusathion en su hogar. Su alta potencia venenosa lo hacía poco recomendable para el uso casero, Lumine tuvo extremo cuidado en su manejo, pero al comprobar la eficacia del producto alentó en su mente otros planes.

Premunida de una serie de ideas locas, esta mujer pretende proteger su espacio logrado con tanto sacrificio en el centro de convenciones.

–Apúrese Señorita Lumine, ya estás atrasada. –Avisa el subjefe notando el retraso.

–Oiga, si supiera lo que cuesta sacarme de la cama. –Reitera ella sacando su excusa.

–La chica de la cocina la andaba buscando. –Comunicó él refiriendo a Xiangling.

–Oh, ¿le puedo hacer un encargo? –Le recibe el favor la guerrera.

–Estoy para servirla. –Obedece este funcionario.

–Que me esperen aquí. –Supuso la hermana gemela de Aether. –Jefe, cualquier cosa que necesite de la cocina usted sabe dónde encontrarme.

DESDE LA COCINA, HORAS MÁS TARDE

–Hu Tao, ¿por qué no va a buscar el pan? ya van a ser las doce. –Anuncia Xiangling el favor.

–¿Por qué traen el pan a última hora? Si es lo más importante. –Se quejó Lumine cargando un canasto.

–No es nuestro problema, a esta hora la panadería siempre lo trae. –Alega la peliazul.

–Entonces que no deje directamente en la cocina. –Menciona indignada la viajera.

–Chiquillas, necesito una escoba, ¿me facilita la suya un ratito? –Dijo el subjefe de paso en la cocina.

–Allá atrás de Hu Tao, pásamela. –Ordena aquella cocinera. –Toma jefe, pero la traes luego porque nosotras aquí la ocupamos.

–En cinco minutos más la tienen en sus manos. –Jura él mismo.

–Jefe, ¿no le gustaría un vasito de alcohol? –Le ofrecía Xiangling acompañar con un trago.

–A lo mejor, pero en otro rato. –Aguardó este hombre yendo a su puesto.

–¿Y quién le dio órdenes a usted de dar ofreciendo el alcohol de los clientes? –Se indignó Lumine.

–Pero si usted siempre lo hace. –Opina la azabache.

–Pero esa soy yo. –Respondió demandada la rubia. –Apúrense que va a ser mediodía.

Han pasado varios años de este acontecimiento y queremos transgredir la visión de la historia.


Lumine contaba con la especial simpatía de los guerreros y por eso no aceptó que aquella cocinera la dejara en ridículo, entonces esperó el momento propicio para vengarse de todas.

–Lumine, que bueno que la encuentro, la andaba buscando. –Dijo Beidou topando con la cocinera.

–Mande, Beidou. –Hace la reverencia esta viajera.

–Quiero que nos ayude en la tarde. –Le ofrece la mujer tuerta.

–¿De qué se trata? –Pregunta Lumine accediendo el favor.

–Es que le tenemos una sorpresa a Zhongli, está ascendido de puesto.

–¿A Zhongli?, pero ningún problema. ¿Qué tengo que hacer?

–Ayudar a preparar todo.

–Ya, a la tarde me quedo y conversamos.

–Ah, Lumine, pero no le cuentes a nadie. –Solicitó guardar silencio Beidou a ella.

–Pierda cuidado, Beidou. Hasta luego. –Contradijo la joven despidiéndola.

7 DE OCTUBRE

Esa fecha en la tarde, Lumine se prepara para ayudar a las colegas conocidas en el ascenso de Zhongli, todos saben que a esa hora ella jamás está en el centro de convenciones, así a lo menos lo entienden las cocineras. De modo que esta oportunidad no la puede dejar pasar, los planes que albergan en su mente son desconocidos, pero lo cierto es que en un acto antojadizo y maligno decide llevar el veneno en su cartera.

Zhongli se celebra con cariño y afecto a la persona de líder, la fiesta es íntima ya que todos los clientes se fueron a sus casas.

–Felicidades, Zhongli. Disculpe, cualquier cosa que desee estoy en la cocina. Permiso. –Halagó la cocinera de paso a la sala.

En definitiva, esa noche el centro de convenciones de Liyue está excepcionalmente con gente; las propias habitantes ayudan con la limpieza y el lavado de la loza.

–Usted Ganyu, ¿le podría llevar mientras termino de preparar un bocadillo? –Expresa Lumine llenando unos vasos.

–Ay, Zhongli es igual que Shogun Raiden. –Opinaba la coco-cabra lavando la loza.

–¿Será necesario más hielo para las bebidas? –Preguntó ella a las demás.

–No creo, hace más frío. –Dice Yanfei limpiando los cubiertos.

–¿Hasta qué hora irá a durar la fiesta? Tengo que ir a darle merienda a los niños. –Comunicó esta cocinera de turno.

–A ver, démelo, yo le llevo el chocolate a Zhongli. –Habló la ojiverde.

–Y le puede llevar también los vasos porque el subjefe me los pidió para las bebidas. Yo termino de hacer los panes y se los llevo. –Mandaba la viajera.

–Lumine, vino a buscar un cuchillo, no lo encontré. –Le obliga la Vigía del Plenilunio.

–Disculpe, yo recién lo fui a dejar. –Menciona envalentonada Lumine.

–Ya bueno, entonces me llevas estos platos y apúrate porque vamos a partir el pastel. –Pidió Ganyu urgida.

–No se preocupen por mí, yo tengo hartas cosas que hacer aquí. –Declara la aventurera presentando su ausencia.

En la reunión íntima los invitados quieren partir el pastel de mil hojas liderado por su líder.

–Qué maravilla, se ve delicioso, ¿cierto? ¿Te la muevo un poquito? –Dijo Zhongli fijando en el pastel.

17:50 HORAS

En un hecho sin precedentes Lumine toma la insana decisión de verter el potente veneno al concentrado de leche y cereales que sirve de cóctel a los clientes. En ningún momento se detiene a pensar cuál puede ser la trascendencia de su acto macabro, solo predomina su afán defensivo de querer culpar a sus colegas. Esa noche, la ciudad de Liyue pareció distinta, un manto de terror se proyectó entre sus sombras, pero nadie logró advertirlo. Lumine, sumida la inconsciencia de su acto no pudo conciliar el sueño; una y otra vez como una leona que protege a sus cachorros prestó vigilia a sus hijos.

Ese era un día que no debía llegar, pero igual amaneció. El 8 de octubre fue un día inolvidable para los habitantes de esta tranquila ciudad.

–Hoy día no van a ir a la escuela, se van a quedar todo el día en cama. Estoy enferma. –Le avisa Lumine a sus hijos. –Yo los quiero mucho, niños, quiero que sean mejor que yo, no quiero que mis hijos tomen leche. No quiero que tomen trago.

ENTRE LAS 9:15 Y 9:25 HORAS

Era la hora del desayuno, había una charla interregional de varios presentes que asistieron al centro de convenciones. Tras esa reunión, los invitados acceden al primer aperitivo presentando un brebaje a base de leche más galletas y frutas. Mientras todos comían, una de ellas (Yun Jin) se desmaya súbitamente; este es el inicio del patético drama que en la mayoría de las víctimas colapsadas eran mujeres, el caos se apodera de la mayor parte de los personajes de esta franquicia.

Un rápido análisis dejó de manifiesto que el trago había producido los desmayos, pero obviamente a esa altura el diagnóstico del Arconte era aún muy primario, de modo que había que actuar con urgencia, las mujeres jóvenes caían dramáticamente uno tras otro.

La desesperación hizo que algunas damas salieran a la calle a pedir auxilio, en ese instante se desconocía absolutamente la magnitud del problema y la cantidad de los invitados afectados. En un principio se habló de 56, de modo que sin pensarlo dos veces ellas hicieron parar el primer autobús que encontraron la llevaron hasta el centro de convenciones.

–¿Me podrían explicar qué pasa? –Se quejó alterado el Arconte de Liyue.

–No lo sabemos, Zhongli. –Respondía triste Xiangling.

–¿Pero cómo no saben? Si los invitados se están cayendo como pollos. –Expuso su molestia este hombre.

–Hicimos el trago como todos los días. –Expresa llorando aquella cocinera peliazul.

–¿Ustedes no la probaron? –Consultó él a las demás aduciendo a la mezcla del brebaje.

Ya a esa altura las primeras miradas buscando responsables fueron para las cocineras.

9:45 HORAS

En pocos minutos toda la comunidad de Liyue se agolpó sobre el centro de convenciones, entre ellos el drama de familiares y amigos que pedían una explicación. Los invitados, absolutamente deterioradas a consecuencia del consumo bebestible subieron al autobús en medio de la angustia colectiva; los más graves fueron trasladadas en la ambulancia al centro asistencial, en tanto que muchos familiares, principalmente amigos que supieron la triste noticia se subieron para acompañar a sus conocidos.

El cuadro era patético, todas estos personajes de distintas regiones comenzaron a sentir profundos malestares que se hacían más ostensibles porque al decir verdad, muchos de ellos eran subalimentados en sus hogares y por obviedad, fueron los que más bebieron.

10:25 HORAS

Ya en el hospital de la ciudad, médicos, enfermeras y auxiliares esperan el autobús con las víctimas envenenadas; su llegada se sabía que la intoxicación estaba haciendo estragos con los más afectados y aunque hubo serios intentos por mantener la calma nada se podía hacer para evitar una posible desgracia. Este lugar, si bien es cierto es de urgencia nunca en su historia había tenido que atender a tantos pacientes a la vez.

Aunque el hospital no estaba preparado para esta caótica situación primó la cordura profesional y pasaron primero los más afectados; los restantes, a pesar de la desesperación de los amigos debieron quedar en la sala de espera. Era imposible prestarle de vida atención y muchos no se podían hacer, mientras no se supiera con certeza el veneno empleado resultaba impropio administrarles antídotos que por equivocación pudieran aumentar la gravedad de los presentes. Desde luego, el pánico cundió en aquellos minutos como reguero de pólvora.

11:35 HORAS

Lamentablemente a esa hora, cuando ya los médicos sabían cómo contrarrestar los efectos devastadores del pesticida las jovencitas más comprometidas no pudieron sobreponerse. Ahí, en medio de aquel ambiente convulsionado por la angustia y el dolor todos debieron aceptar cómo la pequeña Qiqi dejó de existir; también perdió la vida Sayu.

Entretanto, la policía ya había tomado cartas en el asunto. Como era de suponer, la interrogación se centró en las tres ayudantes de cocina que aquella mañana prepararon el cóctel mortal.

Otra víctima, otra joven que bebió más trago que sus colegas.

El velorio de la guerrera Yun Jin concentró a toda la comunidad de Liyue, el dolor social por esta muerte injusta provocó una desazón generalizada. La muchacha tendida en una mesa y cubierta con una sábana blanca se expresó bajo el concepto popular y criollo de "santa heroína". Su rostro inmóvil ya sin vida era el fiel testimonio de una inocente víctima que marcó el alma popular de los pobladores, ya nada se podía hacer por volver a la vida, pero sí mucho por encontrar a la verdadera culpable; la situación adquirió dramatismo cuando en pleno velorio se supo la muerte de otra compañera. Tiempo después, en este mismo hogar encontramos al padre, masticando los recuerdos de esa hija que no alcanzó a sobrevivir.

Entretanto, las auxiliares y Lumine fueron interrogadas profundamente por la policía, ya no cabían dudas sobre la participación y responsabilidad de esta última en los hechos.

–¿Por qué no fue al trabajo ayer? –Interroga un oficial a la viajera.

–Porque estaba enferma. –Contestó ella mintiendo.

–¿Usted le puso algo al trago?, ¿no? –Pregunta el policía mientras que la inculpada niega todo. –¿Cómo que no sabe? Dígame qué le puso. ¿Hace cuántos años que trabaja en el centro?

–Ocho años.

–¿Por qué no mandó a su familia ayer?

–Porque estaba enferma.

–Sabe usted que por su culpa ya murió una mujer. ¿Tiene idea lo que eso significa? –Le advirtió este uniformado las consecuencias para aquella sospechosa.

La comunidad de Liyue pedía justicia y mientras interrogaban a Lumine, la gente aguardó afuera de la tenencia para conocerla e increparla. Era momento de tensión, la muerte de estas chicas no podía quedar impune y todos pedían que se le pagara con la misma moneda a la denominada "Asesina de Teyvat"; fueron largos minutos de espera y los rostros compungidos de los curiosos se reflejaban el significado profundo de la muerte de aquellas jovencitas inocentes.

Custodiada por los policías, la viajera fue linchada por la muchedumbre expresando su descontento antes de subir al carro para ser trasladada a un calabozo.

Esta es hoy Lumine, tiene en la actualidad unos 3000 años, fue condenada a 20 años de prisión y nunca más volvió a ver a sus hijos. Ellos crecieron con el estigma de tener una madre asesina; Lumine cumplió condena en la cárcel de mujeres de Snezhnaya y por su buena conducta logró salir luego de 7 largos años de encierro. Hoy, su hijo mayor es quien la cobija.

(En el momento del crimen) 3 damiselas inocentes murieron víctimas de la ignorancia y las pasiones humanas.

Lumine estuvo 7 años en la cárcel. Dejó de ser analfabeta; hoy vive con sus hijos y aún busca a su hermano Aether.

Continuará...