MAXIMA CULPA

Capítulo 12: Dios (sí) existe

Nota de autor: Por fin he reactivado la historia tras tanto tiempo sin escribir, todo debe a los estudios y ocio que no he podido continuar seguidamente; aceptaré cualquier disculpa por este hiato. El periodo de publicaciones bajo nueva temporada es relativamente mensual si el tiempo lo permitiera, porque el fanfic debe continuar -a medias-.

Dainsleif durante su vida enfrentó lo peor de la pobreza. A temprana edad robó por primera vez, luego de eso un sin fin de delitos pasaron a ser parte de su historial criminal. Sin embargo, el hambre y la oscuridad, no le quitaron las ganas de ayudar a sus pares, a quienes alimentó y abrigó cuando más lo necesitaron.

(A objeto de mantener la privacidad de los protagonistas de esta historia, guardaremos reserva sobre sus nombres verdaderos)


"Esta mañana, en el modesto hogar de Dainsleif, el popular personaje conocido como el enigmático "hombre enmascarado" se vivía el drama de la muerte. En el número 0410 del Reino de Khaenri'ah, familiares, amigos y vecinos concurrieron al velatorio de Azar de 10 años, y Fortuna de 9, hijos del matrimonio de Dainsleif y de la actual diosa. En la tarde del 25 de diciembre, ambos menores se bañaban en una de las tres pozas ubicadas en un predio lejano, a unos dos kilómetros de la población. Por causas aún no esclarecidas, Azar pereció por inmersión en el mismo lugar mientras que Fortuna, luego de intentar rescatar a su hermano fue trasladado en estado agónico al hospital donde falleció esta madrugada."

–"Los niños son atraídos por estas aguas, por estos pozos porque la curiosidad de los niños es incontrolable. Así que ellos en cualquier descuido arrancan hacia acá y en ese cualquier descuido también se mueren sin socorro alguno como, desgraciadamente en estos momentos le ha sucedido a mis dos regalones que este pozo asesino me los ha llevado". –Reflexionó el misterioso rubio ante los medios de comunicación.

Era época de Navidad cuando el enigmático Dainsleif debió tragar sus lágrimas y proyectar resignación ante la muerte de sus dos hijos. Así se escribe la historia de un hombre que nació en esta región inhóspita de Khaenri'ah. Estudios señalan que la pobreza no es la razón de la delincuencia, pero no podemos negar que la vida paupérrima ciega las oportunidades.

DECADAS ATRÁS...

En esta población y en una atmósfera de profunda pobreza se crio en el pasado Dainsleif, desde muy pequeño se alimentó su ingenio para obtener beneficios desconociendo por cierto la brecha que existe entre los actos lúdicos y el vandalismo. No tardó mucho tiempo en que este niño de tan solo 10 años abandonara su hogar y se internara sin preámbulos en los recodos callejeros, básicamente alentado por la biológica necesidad de comer todos los días la encontró sabor a aquella experiencia.

Alucinados por la variedad de situaciones que deben vivir, el pequeño Dainsleif decide no regresar a su casa y convertirse literalmente en vagabundo; incentivado por sus eventuales amigos explora con la inocencia de un niño cualquier oficio que le permita reunir unos moras y echarle algo a su olvidado estómago. Un día es vendedor de diarios, al otro es lustrador de botas, da lo mismo; él sólo juega al superar las horas y a devorar los días. No pasa demasiado tiempo en que este niño comienza a comprender lo duro que es vivir lejos de los suyos y lo que es más, a tener que resignarse a postergar sus más espontáneos apetitos.

–¿Va a querer algo, chico? Ya, para afuera. Te vas. –Ordenaba una vendedora apartando al muchachito.

La lucha por sobrevivir lo lleva sin darse cuenta iniciarse en el delito, aquel comienzo sin duda marcó definitivamente el resto de sus días, fue en el teatro nacional de Mondstadt cuando Dainsleif niño se vio tentado a meter en las manos al bolsillo a un espectador que se quedó dormido; él reconoce que ese momento fue difícil, básicamente porque reconocía en sí su responsabilidad como ladrón.

Jamás había tenido un billete -ni moneda- en su poder, de repente se sintió millonario y claro, su primera inversión fue aquel café caliente con leche y ese sándwich con mantequilla y jamón que jamás su estómago olvidará.

ESTACIÓN DE TRENES DE FONTAINE

En la cultura de los pobres, los rieles y los trenes se transforman en los dormitorios alternativos de aquellos seres olvidados. Unidos por la desesperanza de estos niños vagabundos se cobijan unos a otros, probablemente en estos momentos se refleja de mejor forma lo que significa vivir la opción única de estar coludidos con la pobreza, de entender que el frío, el dolor y el sufrimiento no son pasajeros, sino parte de ellos.

DAINSLEIF ADULTO

El paso del tiempo no cambió sustancialmente la vida de Dainsleif, más bien fue el resultado absoluto de su niñez. Ya en su etapa de adulto se esboza como jefe de un grupo de ladrones de la llamada "Pandilla Maldita". La personalidad de este joven comienza a ser conocida en el hampa de ?, con su grupo se especializó en abrir cortinas de negocios, en este oficio le basta sólo algunos movimientos claves para cerrajear cortinas metálicas y acceder sin ningún tipo de herramientas al interior de cualquier negocio.

Dainsleif, el líder del grupo y en su rol de jefe exige responsabilidad y respeto a la hora de planificar. La mayoría de los negocios de Fontaine supieron de las fechorías de la "Pandilla Maldita"; sus cuatro integrantes formaron un cohesionado grupo donde cada uno sabía exactamente lo que tenía que hacer al momento de robar. Si bien el proceso de reventar las cortinas revestía cierta facilidad lo más importante era la misión del llamado "soplón", nombre del sujeto que queda afuera del negocio para advertir a sus compañeros los momentos de peligro. En este oficio se debe actuar con mucha prisa y sigilo, la ausencia de alarmas en aquella época se compensaba de eso con la presencia de un rondín interno que en la mayoría de las ocasiones cargaba armas de fuego, de modo que cualquier pie en falso podría costar un balazo o una detención con las manos en la masa.

Tanto las celebraciones como las reuniones de planificación se llevaban a cabo al fragor de un trago de vino. Obviamente los acuerdos más sustanciales eran aquellos relacionados con su próximo objetivo, y desde luego con una equilibrada repartición de las utilidades de acuerdo a grados y niveles dentro de la pandilla. Un restaurante del área era en aquellos tiempos el punto de encuentro obligado para el grupo de Dainsleif, aquí ellos llegaban con sus cuchillos a la vista y eran sumamente respetados y considerados, todo esto porque jamás armaron escándalo dentro del negocio; el local aún existe y lo propio acontece con el dueño quien recuerda como si fuera ayer.

Dainsleif y sus amigos hicieron del delito un verdadero negocio, solo que a veces debieron conformarse con exiguas ganancias o arrancar de la policía con las manos vacías.

Las probabilidades de ser detenidos por la policía eran muchas, por esta razón este delincuente fue un habitúe de las diferentes cárceles de Teyvat. El temor al encierro, el estar privado de libertad no eran argumentos que inhibiera la capacidad delictiva de Dainsleif, más bien se acostumbró a compartir espacios de indignidad al interior de los recintos penitenciarios. Hoy día, después de más de veinte años captamos la impresión de uno de los integrantes de la famosa "Pandilla Maldita"; este es el segundo jefe.

Entre la cárcel y los robos se va gestando la vida de estos hombres, estar coludido con el oficio delictivo significa incertidumbre, significa riesgo, significa en definitiva estar preparado para vivir huyendo. La delincuencia es una espiral sin retorno para estos jóvenes, ellos están fichados por la policía; cada vez que caen presos su pena es mayor y sus antecedentes marcados le impiden optar a un trabajo más digno.

Dainsleif transforma la población en su guarida donde por supuesto la "Pandilla Maldita" es conocida y respetada; en aquellos tiempos sus constantes escapadas de manos de la policía le llevan a ponerle el seudónimo del "hombre enmascarado", el que va muy unido al uso permanente de su característico gorro de lana, en muchas ocasiones sus fechorías no tuvieron recompensa económica, pero sí en especies o mercaderías, cuando ello acontecía el espíritu de éste era repartirlas entre las familias más necesitadas de la población.

Quizás a través de acciones tan comprometidas con su gente él se fue transformando en un personaje querido y admirado en la población, esta suerte de Robin Hood de Teyvat dejaba entrever su calidad humana la que por cierto constataba permanentemente con su incursión de antisocial. Los menudos paquetes con mercaderías contenían azúcar, fideos y conservas, y por supuesto, para que el regalo fuera recibido con humildad había que dejarlo en cada hogar sin advertir su procedencia; eran años difíciles donde la pobreza parecía sentirse con mayor rigor aún, de ahí que esta manifestación es casi mágica de Dainsleif y de respeto con sus pares lo unía fuertemente a su problemática social. Si bien muchos robos de la pandilla fueron cuantiosos, el cielo de quienes acceden con tanta facilidad al dinero y sobre todo al dinero ajeno es la rapidez con que éste se escurre entre los dedos; el bar del restaurante era el lugar donde los pobladores saciaban su sed de entretención.

El trago y las mujeres eran presas fáciles cuando el dinero asomaba sin vergüenza. Dainsleif, dueño y señor del mundo jamás eludió su compromiso con la diversión y muchas veces cerró este lugar para saciar con sus amigos aquellas ansias de dominio que otorga el dinero en abundancia.

El historial delictivo de Dainsleif no señala agresiones graves contra sus víctimas, ni mucho menos muerte; sólo le sitúa en la categoría de un pillo de primera, amigo de sus amigos y luchador incansable por los problemas de su gente. Así, en marco del neorrealismo italiano se grafica la esencia de una vía y una época que definió la conducta de este hombre.

UN AÑO DESPUÉS...

Cuando el dinero se acaba, cuando los bolsillos quedan vacíos la pandilla requiere volver a sus andanzas. Era una noche de invierno, una serie de robos frustrados tenían inquietos a estos ladrones y se hacían necesario un gran golpe; Dainsleif fue calidad de jefe responsable la había echado el ojo a un negocio nuevo, fue menester esperar largas horas para que la calle se desocupara, esta vez era necesario hacer todo lo planificado para no fallar. Hubo que soportar el frío y el hambre, pero tratándose de un botín tentador lo más factible era que pasaran gozando un mes de sus beneficios.

Ante esto, los individuos notaron un cartel en pleno local comercial citando: "Inauguración, próxima semana". Despistados, todos ellos cayeron en su propia trampa.

No sólo hubo robo frustrado, sino que además fue detenido. A los 24 años, luego de haber vivido prácticamente entre rejas este joven comienza a sentir el peso del encierro, Dainsleif sospecha que la vida puede ser otra cosa, el sufrimiento que le otorgó a su madre y a sus familiares según él tienen que terminar; nunca gozó de abundancia, vivió sumido en la pobreza y justificó por ellos su acción delincuencial, más bien lo señaló como su destino. No obstante, ese era del ser se hizo la íntima promesa de cambiar para siempre...


ACTUALIDAD

Pasaron los años y este hombre, increíblemente jamás volvió a delinquir. En esta población de más de 500 habitantes logró convertirse en dirigente, todas sus luchas ahora son para conseguir beneficios para sus pobladores, su progreso en este sentido rebasa todos los límites; lo que se propone lo logra. Un año antes consiguió un edificio de lujo como sede social para su humilde población, este hermoso lugar curiosamente lleva el nombre que lo hizo famoso como ladrón.

El poder de convocatoria y el respeto que tiene hoy por la comunidad es sorprendente; Dainsleif, como presidente de la junta de vecinos es considerado como la última palabra. Muchos de sus interlocutores que lo conocieron como jefe de la "Pandilla Maldita" hoy lo admiran por su convicción y conciencia social, la facilidad de palabra de este hombre, la claridad de sus ideas y la fuerza con que defiende sus argumentos no obedecen precisamente a un personaje que jamás fue a la escuela.

–(...) Para nosotros es parte de nuestras vidas, en esa canchita quiero ver a mis "niños" jugando a la pelota, haciendo deporte y en una linda recreación; no los quiero en medio de la droga ni los quiero en medio del delito, pero si me quitan la cancha me está perdiendo la juventud. –Vociferó él en plena junta comunitaria y los presentes aplauden ovacionados.

Cada vez que Dainsleif termina sus reuniones estallan a no recibir las más pretenciosas peticiones de parte de los pobladores que de verdad creen que este hombre a través de su cargo puede llegar a darle solución. Quizás este hombre no ha tenido el tiempo necesario para detenerse y pensar cuanto camino ha recorrido, nació y se crio en esta población, y ha crecido también junto a ella; parece que fue ayer cuando dormía en la estación de trenes cuando robó por primera vez, cuando vivió sumido en la humedad de la cárcel.

Es la pobreza un caldo de cultivo para la delincuencia son las necesidades del estómago las razones para justificar un camino equivocado en la sociedad, ciertamente son miles los teyvatianos que se enmarcan en la pobreza, pero no todos ellos se han convertido en antisociales. Este hombre nos advierte que no existen excusas para caer en prisión y que el llegar a delinquir o dejar de hacerlo pertenece solo a la grandeza de una opción personal.

Los personajes que participaron en las recreaciones de este capítulo; son extras del videojuego en cuestión con OC incluido.

Continuará...


Trivia: Los nombres Azar y Fortuna son OC derivados de un fic de Konosuba que, esta vez no mencionaré el autor para no meterme en líos a futuro; no confundir con el antagonista Azar de Sumeru.