MÁXIMA CULPA (GENSHIN IMPACT)
Capítulo 15: El hijo pródigo
Caso delictual implicado por Scaramouche/Wanderer.
Esta historia es probablemente la de muchas jóvenes que deciden dedicarse a la prostitución para ahorrar en cierto modo un pasado de carencias y de violencia intrafamiliar. Ei llegó desde Inazuma a Snezhnaya donde formó a partir de los 18 años -físicos- parte del staff de mujeres que ejercía en el comercio sexual en una conocida casa de prostitución de la zona, pero el amor pudo más para esta mujer quien instada por su pareja dejó el lado este oficio en el afán de dar alas al gran sueño de su vida: formar una familia.
Un 3 de enero, en el hospital de Inazuma, Ei dio a luz a su primogénito Scaramouche; por supuesto lo hizo en la más absoluta soledad afectiva ya que su pareja desapareció de su vida meses antes. Solo la lealtad de algunas compañeras compensó el dolor de no tener a nadie a su lado.
Shogun Raiden, con el dolor de su corazón y básicamente por darle una crianza más digna a su hijo aceptó volver a su antiguo trabajo. A poco andar e influenciados por el "qué dirán", los padres de su ex-pareja decidieron buscar a Ei en el ánimo de ayudarla.
–¿Hola? –Titubeó la Arconte.
–Hola. –Saludaba su suegra.
–Veníamos a conversar contigo. –Dijo el suegro.
–Sí, pasen. –Accede Ei a aquella pareja.
–Tu ex te mandó saludos. –Citó la mujer de edad.
–¿Y sabe que fue papá?
–Por supuesto, "Baal".
–No lo vio, porque ni siquiera viene a conocer a su hijo.
–De eso queríamos hablarte precisamente. –Menciona el hombre refiriendo a su hijo. –Él está preso.
–¿Preso? –Dudó la del cabello violeta.
–Por eso no ha podido venir a ver al niño. –Señala la suegra.
–Lo vamos a ver todas las semanas a la cárcel. –Explaya su suegro.
-Y bueno, ¿por qué está preso ahora? –Clamó esta joven.
–Bueno, tú sabes. Siempre metido en lío con esos amigotes que tienen hasta que al final lo pillaron. –Dice ella.
–Y ahora sí que tiene para rato. –Comenta el hombre. –Ahí en la cárcel le dijeron que te habían visto.
–¿Y a dónde? –Preguntó Ei.
–Mira, nosotros no somos nadie para criticarte, pero tú sabes de más que a él nunca le gustó eso.
–A ver, yo estoy sola ahora y yo voy a hacer lo que sea para poder mantener a mi hijo.
–"Baal", nosotros no venimos a criticarte. –Decía aquella dama.
–Él nos pidió que te hiciéramos una petición. –Explicó este familiar.
–¿Qué petición? –Contradijo Shogun Raiden.
–Él nos dijo que te ayudáramos, que nos hiciéramos cargo del niño. –Propuso la suegra.
–¿Qué?
–No lo tomes a mal, "Baal". Es solamente mientras tú puedas aceptar en mejores condiciones económicas.
–Y tú te lo puedes llevar cuando tú quieras. De seguro que ese niño necesita atención y tú, de repente no puedes darse con otro quisiera, me entiendes. –Concluyó el suegro.
Ei comprendió que la propuesta de sus suegros era correcta y con mucho pesar entregó a su hijo en forma temporal para que tuviera una mejor vida que la que ella podía darle, solo que con el paso de los años los abuelos se hicieron pasar por los padres de "Wanderer" y negaron sistemáticamente la presencia de su madre verdadera en casa.
TIEMPO DESPUÉS…
–¿Y cómo le fue, señorito? –Preguntó el suegro a su "hijo".
–Bien, papi. –Respondió el pequeño Wanderer.
–Qué bueno. Oiga, usted se va a preparar porque después de almuerzo vamos a ir a jugar, ¿qué le parece?
–¿Verdad?
–Sí. –Afirmó el niño.
–¡Qué rico, ya vamos a hacer la comida ahorita!
–Umh. Caballero, usted antes se va a ir a sacar el uniforme, ¿ya? Rápido, vaya. –Expresa la suegra.
–No me he dado cuenta cómo ha crecido. –Dijo el hombre mayor.
–A propósito, oye, la vecina me contó que ha visto merodeando por aquí a Ei.
–¿No me digas? ¿Y qué querrá?
–Lo de siempre pues, ver al niño. Tenemos que tener mucho cuidado, cualquier día viene y se lo lleva de aquí mismo.
–¿Pero tú crees que él se va a ir con una persona extraña? Además, él ni la conoce.
–La he visto en la esquina y yo me he hecho la tonta para que Wanderer no se dé cuenta, así que de vista lo conoce.
Efectivamente Ei llevaba días observando los pasos de su hijo y de sus abuelos, en cierto modo se sintió engañada por ellos ya que no cumplieron la promesa de fomentarles siempre la existencia de su madre quien ahora, por diversas circunstancias ya estaba en condiciones de vivir junto a él.
–Buenos días. –Expresa Shogun Raiden acercando a su suegra de compras.
–Ah hola. ¿Qué haces tú por aquí? –Indagó ella.
–Con usted quería hablar.
–¿Aquí?
–¿Y dónde más?, si usted no me quiere abrir la puerta de su casa.
–Si se trata de su hijo está todo dicho.
–Yo soy su madre, señora. Y si ustedes no quieren pasármelo por lo menos tengo derecho a verlo, ¿no?
–No creo que eso le haga bien. Además, él no te conoce siquiera.
–Yo soy su madre, si ustedes no me dejan verlo se lo voy a decir yo misma.
–¿Qué le vas a decir? –Duda la suegra.
–La verdad. –Asevera determinante Ei.
–No te atrevas.
–Lo voy a hacer, ya lo decidí y por último estoy en todo mi derecho, ¿no?
Ante esta confrontación, Ei fue a la casa de sus suegros.
–¿Hola?, ¿qué pasó? –Le abrió la puerta el suegro.
–Le prometí que hablaríamos con ella. Pasa. –Dijo la suegra.
–Permiso. –Decía Raiden accediendo al hogar.
Desde una sala de estar, ellos platican mientras beben té.
–Pero te das cuenta que esto no es bueno para el niño. –Alegó el suegro.
–Sí, pero yo estoy sufriendo. –Dice Ei.
–Pero nos va a hacer sufrir a él también.
–Tarde o temprano tiene que enterarse la verdad o no.
–Tú dijiste que sólo querías verlo. Entonces, no tienes necesidad de decirle inmediatamente quién es la mamá. –Sopesó la suegra.
–¿Qué quiere decir? –Dudaba la pelimorada.
–Que puedes verlo, pero con una condición.
–¿Cuál?
–Que venga a verlo como su tía.
–Sí, me parece buena idea. –Concuerda su suegro.
–¿Qué dices? –Dijo tajante la mujer de edad dejando pensar a Shogun Raiden justo cuando alguien llega a la casa siendo recibido por su hijo.
–Hola Wanderer, pasa. –Le da la bienvenida el padre adoptado a él.
–Hola hijito. Yo te fui a buscar, pero te avisé que te vinieras solito, ¿uh? –Lo saluda su madre adoptiva. –Porque fíjate que justo, justo llegó tu tía.
–Ella es tu tía Ei, salúdala. –Le recibe el suegro.
–Hola Wanderer, yo soy tu tía. Te estaba esperando y mira, te traje este regalo. –Dijo agradecida la Arconte Electro.
–¿Qué es? –Decía el pequeño Trotamundos.
–Ábrelo, es algo que te va a gustar mucho. –Mencionó su "tía" Ei.
–¡Oh, mira mamá, es mi juguete!
–Sí, es tuyo y si lo cuidas mucho yo te puedo traer otro igual la otra semana.
–¿Verdad?
–Verdad.
–¿Me vas a regalar otro juguete?
–Yo te puedo traer todos los regalos que tú quieras.
–¿Cómo se dice? –Le enseña los modales la suegra.
–Gracias, tía. –Respondió el niño.
Bajo estas circunstancias, haciéndose pasar por la tía, Shogun Raiden pudo acercarse a su verdadero hijo. El abuelo, entretanto continúa trabajando como panificador y no dejó de complicarse con las visitas recurrentes de la madre a la casa.
–¿Cómo le ha ido en la escuela? –Pregunta "Baal".
–No es nada muy bueno para los estudios. –Malinterpreta el suegro.
–No sólo para los estudios, además lo han castigado varias veces por mala conducta. –Expresó la suegra.
–¿Y por qué será? –Cuestionó Ei.
–Porque va a ser de flojo, yo paso todo el día aquí encima para que haga las tareas, pero qué lo que hace, apenas llega de la escuela sale a la calle.
–¿Y han sabido algo de mi ex?
–Anteayer lo fuimos a ver a la cárcel. –Declaró el suegro.
–¿Cómo está?
–Le salieron la condena, se lo ejecutaron. –Confesó él.
AÑOS DESPUÉS…
Scaramouche o Wanderer, definitivamente nunca fue un buen alumno a pesar de la exigencia de los abuelos abandonó sus estudios en primero de secundaria. El tiempo libre lejos de aprovecharlos en tareas rentables fue dedicado enteramente a la diversión y también a las juntas con sus amigos del sector, con los cuales aprendió a beber alcohol y a consumir marihuana y pasta base. En definitiva, aprobó el curso completo que otorga la universidad de la calle con todo lo que ello significa para un joven de su edad, Wanderer creció creyendo que sus padres eran los abuelos y a poco andar su carácter irascible y violento lo condujo a ganar dinero aplicando "la ley del mínimo esfuerzo".
Para él y sus amigos, en vez de trabajar por un salario exiguo preferían planear robos que le dejaran buenos dividendos a cambio de vivezas y pillerías antes que esfuerzo y transpiración.
–Miren, les traje esto un poco de mercadería. –Dijo Wanderer cargando una caja.
–¿Y de a dónde sacaste esto? –Dedujo su madre adoptiva.
–Lo compré.
–¿Y con qué lana? Ayer pasé por la construcción y me dijeron que te habían despedido. –Le explica su padre adoptado.
–Sí, me echaron. Por eso lo compré con el finiquito. –Comentó el joven. –¿Por qué me ponen esa cara?
Mientras este joven deambulaba en un laberinto cada vez más oscuro y sin encontrar salida, su madre, quien desde hace dieciocho años ya había abandonado el oficio del comercio sexual para dedicarse a trabajar vendiendo dulces o de temporera en el campo se había resignado a renunciar a su maternidad sobre Wanderer. De esta manera, creía ella no entorpecía su crecimiento.
Con el paso de los años, Shogun Raiden supo guardar el dolor de no haber podido nunca recuperar a su hijo, entendió ello como un castigo que supuestamente merecía por no haberlo criado.
–Hola Ei, ¿cómo te fue? –Dijo una guardiana de turno.
–Hola, bien. Sabes qué, los ejecuté a casi todos, y tú, ¿cómo estás? –Respondió ella.
–Bien. Oye, vino un joven preguntando por ti.
–¿Quién? ¿Dijo su nombre?
–Wanderer, es tu sobrino, ¿no?
–Sí. Oye, ¿no te dijo nada más?
–Dijo que más rato iba a tratar de venir.
–Ya, bueno. Nos vemos, gracias.
–Chau.
Wanderer se enamoró de Mona Megistus, fue su única y gran pareja y en un acto que dista mucho de su perfil accedió a comprometerse con ella.
–En verdad, es que ya no sé cómo decirle las cosas. –Declaró Mona frente a sus futuros suegros.
–Usted quiere, tiene que sacarle provecho a eso. –Dijo la madre adoptiva de Wanderer.
–¿Y cómo?
–Tú eres la única que puede ayudarlo, a ti te hace caso.
–Eso cree usted.
–Yo creo que si tú lo amenazas con dejarlo solo puede cambiar.
–Yo creo que lo he intentado todo y lo que me da más pena es que yo todavía lo quiero.
–Reconozco que a nosotros se nos fue de las manos y ya estamos viejos y, él se aprovecha de eso. –Expresó sabiamente el papá adoptado de "Scara".
El protagonista va al templo sagrado a ver a su "tía".
–¡Wanderer! Pasa. –Exclama con alegría Shogun Raiden.
–Hola tía. Vine temprano, pero nadie me abrió. –Lo recibe él.
–Sí, me contó la vecina Yae, qué bueno que viniste.
–Que vine porque quería hablar con usted una cosa.
–¿Cómo diste con mi casa?
–Preguntando.
–Siéntate, ¿quieres tomar un té?
–Bueno, gracias.
–Estaba a punto de tomar la merienda. ¿Y los viejos?
–Bien, ahí en sus cosas. –Habló Scaramouche.
–¿Y tú? –Contestaba la pelivioleta.
–¿Yo? Bien, me casé.
–¿Te casaste?
–Tengo un hijo.
–¿Por qué no me avisaste?
–No sé, se me olvidó. Debería haberle dicho, ¿no?
–¿Estás enfermo que tiene esa cara?
–No, no. –Ninguneó él.
–Anduviste tomando una de esas tonterías por ahí, ¿no es cierto? –Cuestionó Ei.
–Eh sabe qué me ha costado encontrar trabajo.
–Con esa carita que anda trayendo es harto difícil que te den trabajo. Tienes que cuidarte.
–Sí, pero no es fácil. Voy a necesitar lana y pensé que usted es la única que me puede ayudar.
–Deberías descansar un poco.
–Sí, la verdad es que me siento un poco cansado.
–Échate un ratito en mi cama.
Cada vez que Shogun Raiden veía este joven su corazón latía con emoción de madre, amaba este hijo en silencio y aprendió a callar en la esperanza de que algún día la verdad aflorara como una vertiente natural para entregarle así su alma si fuese necesario.
–*Suspira* Sabes qué tía, usted es la única que me trata bien. –Dijo relajado Trotamundos.
–¿Y tus papás no? –Reseña ella.
–No sé. Se dedican a puro criticarme.
–Es que a lo mejor no te portas bien.
–Me siento solo, tía. ¿Sabes que me acuerdo siempre? *Sonrisa* De cuando era chico y usted iba para la casa y me llevaba regalos, me trataba bien, aunque todavía me trata bien.
–Porque te quiero.
–Sí sé, yo también la quiero a usted.
–Wanderer, eh yo nunca he tan contado nada, ¿te han insinuado algo? –Reflexiona Ei.
–¿De qué? –Dijo el joven.
–Sobre mí.
–¿No?
–Yo, hicieron una promesa y no la han cumplido.
–¿Qué promesa?
–Wanderer, yo… yo soy tu madre.
–¿Qué?
–Sí, soy tu verdadera madre. –Confesó ella mientras Scara queda atónito.
MÁS TARDE…
–Siempre lo postergamos porque no queríamos que sufriera, mi hijito. –Clamaba la señora.
–¿Y ustedes nunca se les pasó por la cabeza que yo podría estar sufriendo igual? –Cuestiona Trotamundos a los suegros de Ei.
–Sí, sé que pudimos cometer un error, pero queríamos que tú estuvieras grande para que pudieras entender. –Expresa el señor.
–¿Para entender qué?
–Ella no te podía mantener. –Respondía ella.
–Cuando le ofrecimos criarte, la Shogun no puso ningún problema porque le convenía. –Alegó el padre adoptivo.
–Después nos encariñamos contigo, por eso no queríamos que te llevara.
–No sé si ella hubiera podido criarte mejor que nosotros.
–Da lo mismo si era mi mamá. –Expresó Scaramouche ignorado.
–¡Sí, Wanderer!, pero ella era… –Exclamó el hombre mayor.
–¿Ella era de qué? –Agregó el ex Fatui.
–Ella trabajaba en la noche, ¿entiendes? Tu vida con ella habría sido peor que con nosotros. –Confesó la madre adoptada.
–¿Ustedes creen que existe algo peor que esto? –Dedujo el joven haciendo sufrir a sus padres adoptivos.
La noticia de conocer a su verdadera madre de esta manera dislocó a Wanderer, quien volvió a las drogas con más fuerza que antes. Fue la propia Ei quien lo ayudó y le dio cobijo en su casa junto a su mujer y a su hijo.
Shogun Raiden sabía que Wanderer necesitaba atención y entendía que este reencuentro madre e hijo era el aliciente que "Scaramouche" necesitaba para salir adelante. Ella era gobernante supremo en Inazuma, su entrada era modesta. Sin embargo, no era impedimento para saborear la felicidad que sentía al compartir con su verdadero hijo ya que no tenía pudor en demostrarle cuánto lo amaba.
–Mona, ¡Mona! –Grita él urgido.
–Shh. Así logras al dormir al niño, ¿qué pasa? –Le silenciaba su pareja.
–¿A dónde está el bolso?
–¿Qué bolso?
–¿Cómo que "qué bolso"? El que te mandé a preparar, ¿o no?
–Ah no he podido hacerlo, no me dio el tiempo.
Este simple comentario no pasó inadvertido para Wanderer, toda su patología reprimida afloró de pronto como una ofensa a su ego de machista. Por supuesto, Mona no vislumbró peligro en sus palabras, pero lo cierto es que aquí, toda la bestia que este hombre escondía en su interior comenzó a despertar; lo que ella desconoce es que su conducta puede traspasar los límites de lo imaginado.
–¿Cómo que no te alcanzó el tiempo? –Preguntó irritado Trotamundos.
–¿No pensarás que voy a dejar al niño de lado por prepararte el bolso? –Insinuaba ella.
–¡¿Y a quién crees que le venís a hablar así?, ¿ah?! –Le golpea a su pareja.
–¡No! ¡Suéltame! –Chilló Mona siendo arrastrada de sus cabellos largos hacia una bañera.
–¡CÁLLATE MIERDA!
–¡SUÉLTAME!
Luego de que "Scara" le diera puñetes a la maga en la tina innumerables veces, esa noche, Shogun Raiden visita la casa de su hijo ignorando la atrocidad que dejó él a su pareja.
–¿Wanderer? –Llamaba Ei notando que Mona fue agredida con el rostro desfigurado. –¿Qué pasó? Fue él, ¿verdad?
–Me pegó. –Titubeó ella.
–Pero mira cómo te dejó.
–Fue un bruto, me golpeó, y después me agarró del pelo y cayó en la tina. Nunca pensé que fuera capaz de (hacer) algo así.
–Déjame ayudarte.
–No se preocupe.
–¿Y qué piensa hacer?
–Se acabó, tía. Esto se acabó.
Efectivamente Mona lo dejó, y Shogun Raiden actuó más que nunca en la esencia de una verdadera madre, lo mantuvo en casa, lo cuidó y le consiguió con mucho esfuerzo la posibilidad para internarlo en un centro de rehabilitación en Sumeru. Aquí Wanderer se entregó de lleno a cambiar su vida con la clara intención de recuperar a su familia y responderle a su madre quien siempre y desde niño lo ayudó, aunque fuera escondida bajo el triste rótulo de tía.
–Le traje esta foto del niño que me pidió. –Dice Mona mostrando una imagen.
–Sí, él quiere tener uno en su cuarto. Y la tuya, ¿no trajiste? –Expresa Shogun Raiden.
–¿Mía?, ¿y para qué?
–Él nos echa de menos, Mona y está arrepentido.
–Discúlpeme, tía. Pero yo no quiero hablar de eso ahora.
–Yo te entiendo, pero él es el padre del niño.
–¿Y eso qué tiene que ver?
–Que necesita verlo.
–Cuando lo vaya a ver a usted se lo lleva, pero yo la espero afuera.
–Le haría una grata sorpresa si un día de estos te aparece por allá.
–No sé, tía, yo ya no le creo. –Sentenció la hechicera.
Wanderer estuvo nueve meses internado en el centro de rehabilitación, pero lamentablemente todo lo esfuerzo fue en vano ya que apenas salió no demoró mucho en regresar a lo suyo; las drogas volvieron a hacer su compañía y esta vez con mayor agudeza y violencia. Ei estaba ignorante del camino que había vuelto a tomar a su hijo querido.
–Ei, hola. –Le recibía su vecina de guardia. –Oye, anduvo tu sobrino por acá.
–¿Tan temprano?
–Sí, no se veía nada bien y se fue con un bolso, me dio mala espina. Por eso vine a avisarte.
–Ya, gracias.
Al entrar a su hogar esta mujer no pudo menos que impactarse con las huellas que dejó su hijo en su repentina visita. Esta madre intuyó que su hijo había vuelto a reincidir, postergó sus lágrimas y salió en su búsqueda tragándose de la rabia y el dolor que significaba ese fracaso.
–Hijo. Hijo, soy yo. –Decía "Baal" levantando a su hijo.
–Mamá, ¿qué hace aquí? –Despierta Wanderer drogado.
–Pero mira, te vengo a encontrar. ¿Qué hiciste con mis cosas?
–¿Qué cosas?
–Sé que fuiste a la casa y me robaste, a mí no me mienta. ¿Qué hiciste con las cosas?
–*Sonríe* Las vendí.
–¿Y las moras? Te la tomaste, compraste droga. Hijo, ¿cómo pudiste hacerme esto a mí? –
Esta mujer que gozó tardíamente con el rótulo de madre se sintió sobrepasada por la conducta de su hijo, si bien estaba dispuesta a perdonarlo cuantas veces fuese necesario ignoraba que lo peor estaba por venir.
NOCHE DEL 9 DE NOVIEMBRE
–¡Mamita, ábrame! –Clama fingido Trotamundos golpeando la puerta para darle su merecido. –¡Ayúdeme! ¡Mamita, si no me abre soy capaz de echar la puerta abajo!
Provechando el momento inesperado, él toma como rehén a Shogun Raiden vestida con un camisón ligero y la empuja al suelo.
–¡NO, WANDERER! ¡QUÉ QUIERES! ¡NO! –Grita ella media inconsciente.
–¡Vaya a ver lo que quiero hacer! –La amenaza con su espada "Scara".
–¡NO, YA BASTA! ¡DÉJAME, SUÉLTAME!, ¡NO! –Apiadó Ei sufriendo mientras éste le toma la larga cabellera arrastrando hacia el dormitorio.
–¡Abre las piernas putita o si no quiere que te mate! –La extorsiona Wanderer y sin piedad le quitó la ropa interior procediendo aquel vejamen.
Así, sin ningún tipo de compasión, ni menos cariño este hijo llevó adelante uno de los delitos más cuestionables y anti-natura que la sociedad pueda soportar. Wanderer, quizás como en un acto de venganza asolapada por el abandono de su niñez violó brutalmente a su madre.
Shogun Raiden, como pudo sacó fuerza de flaqueza y evadió a "Scaramouche" para arrancarse de su lado y así pedir ayuda a una de sus vecinas. A ella lo contó la vejación que habría sufrido por parte de su hijo y de inmediato la vecina avisó a la policía; Wanderer fue detenido el 10 de noviembre, aún sin saber la repercusión que tendría periodística y policialmente su conducta se declaró culpable de haber tenido relaciones sexuales con su -propia- madre.
Esta historia se enmarca en un hecho que plantea muchas interrogantes, entre ellas las que tienen que ver con nuestra escala de valores y creo que es aquí hacia dónde debemos guiar la reflexión; la víctima tiene muchos años incalculables, pero ha envejecido después de este episodio.
Por su parte, Wanderer se indica a su madre como la culpable de que él esté preso; está seguro que ella lo denunció. Este hombre, a pesar del encierro no ha perdido su postura atrevida y provocadora, no asume la gravedad de su delito y busca formas para bajar el perfil a esta violación. Por primera vez accede a mostrar su rostro y contar su particular verdad.
Este hombre tendrá en la actualidad 26 años y fue condenado por robo y violación a 13 años y un día.
Continuará...
