MAXIMA CULPA
Capítulo 18: El proceso
Esta historia acontece en la región de Liyue y es probablemente, el ejemplo más claro de lo que puede hacer un hombre presionado y superado por su medio ambiente. La violencia que albergaron los pensamientos de los protagonistas y la bestialidad de su accionar subrayan cuán importante puede llegar a ser el rol de los referentes familiares en el desarrollo de una persona. Este caso nos hará también mirarnos en el espejo para darnos cuenta que tan cerca o tan lejos podemos estar de repetir una experiencia como esta, en condiciones similares.
–¿Chongyun, eres tú? –Contestó Ningguang.
–No, soy yo. –Dijo el Chef Mao apareciendo de escena como invitado.
–¿Qué está haciendo aquí a esta hora?
–Recién, ¿así que ahora tengo que dar explicaciones por qué llego a mi propia casa?
–Tú sabes por qué te lo digo, no te hagas la víctima, nunca llegas a almorzar.
–Te apuesto que si fuera el otro lo tendría como rey.
–Mira, el otro tiene nombre, es también tu pupilo.
–Ya salió la protectora, no le pueden tocar su regalón.
–Cuando te pones así seguro que andas tomando.
–Y si fueras así qué, ¿acaso te falta algo en esta casa? Y para que sepáis yo tomo cuando quiero, por eso me saco la mierda trabajando.
–Voy a comprar un pan en la esquina.
–No quiero pan. –Exageró él mientras comía y luego escupe los tallarines. –¡¿Y vos crees que yo soy un perro?!
–Pero, ¿qué te pasa ahora? –Indagó la peliblanca.
–¡Esta pasta está helada!
–Te la caliento.
–Mira te la caliento, claro que va a calentar, ¡pero te vaya a comer vos, mierda! –Él le rompe el plato de fideos una vez que ella se aleja llorando.
El Chef Mao siempre tuvo este grado de violencia con Ningguang, pero por alguna promesa hecha a su madre y su abuela jamás le levantó la mano a una mujer; a las asperezas de una familia la diferencia era esta mujer anciana, Madam Ping que luchaba para conservar su trabajo y mantener la convivencia con su esposo, ya que sus tres hijos estaban grandes, dos casados y otro haciendo el servicio militar.
Chongyun tenía la mejor de sus intenciones para su familia, pero no era un buen alumno. Desde hace algún tiempo viene gestando la idea de trabajar para ayudar en algo a su madre; aunque entiende que, si deja los estudios la posibilidad de superarse y lograr su objetivo es menor.
Este incidente familiar gatilló en cierto modo para que Chongyun tomara decisiones. Entretanto, la ex adeptus Madam Ping no sospechaba siquiera que las decisiones de ese joven estudiante pudieran comprometer su vida, ella almorzaba todos los días con sus colegas y estaba planeando abandonar muy pronto su oficio.
Esta mujer sentía que con su trabajo había ayudado a criar a sus tres hijos y, por ende, ahora que están grandes podía pensar seriamente que su visión como madre estaba cumplida. Mientras Madam Ping vislumbraba el retiro, Chongyun recién comenzaba a esbozar una vida independiente; siempre quiso ser voluntario de Bomberos con el fin de sobresalir entre sus pares y ahora que nadie se lo impedía se atrevió a postular.
–Mira, el ser bombero es una enorme responsabilidad, prácticamente te obliga a dejar de lado cualquier actividad. –Señala el comandante de la compañía
–No, sí sé. Los incendios no pueden esperar. –Determina el peliazul.
–Mira Chongyun, ¿Chongyun es tu nombre, no es cierto? –Interroga el funcionario.
–Chongyun sí.
–Mira, lo que yo puedo ofrecerte es ingresar a la compañía en calidad de aspirante.
–¿Verdad? –Dice sorprendido el nativo de Liyue.
–Por supuesto, ingresas como aspirante, haces el curso, si te va bien en ese momento conversamos. ¿Qué te parece? –Propuso oportunamente el bombero.
–Como usted diga. –Aceptó la oferta el joven.
Consciente que su mayoría de edad le otorgaba algunas licencias, Chongyun dejó sus estudios y presentó currículo en varios lugares. Ningguang no era partidaria de que él trabajara, pero lo vio tan contento con la noticia que no tuvo más que resignarse.
Ciertamente era un joven despierto, por eso fue considerado de inmediato para un cargo con responsabilidad y así lo demostró rápidamente. Como le quedaba la tarde libre se dedicó al curso de aspirante en la 1° Compañía de Bomberos de Liyue, aquí también dio señales de ser un joven serio y capaz; su personalidad un tanto retraída lo hacía parecer simpático a todos quienes lo conocían y fue generando una estela de amistades que veían en él un verdadero ejemplo, al igual que su tía Shenhe.
Ambos familiares se alimentan de patatas fritas bañadas en salsa y soda desde un restaurante de la zona.
–Chongyun, ya que si tú fueras profesional te apuesto que hubieses conseguido un trabajo mucho mejor que éste. –Comenta la de los bustos grandes.
–Por eso tienes razón. Me sacan del infierno trabajando, me pagan como una miseria. –Reseña este joven.
–Sabías que no da lo mismo tener 3° de preparatoria, ¿hasta aquí llegaste? Aquí, si no tienes estudios te pagan como principiante, Chongyun. A mí me están pagando un poco más que ti. –Replica Shenhe.
–Mira, yo no quiero hablar más del asunto, yo ya me retiré de la escuela y no voy a volver. –Puntualiza Chongyun.
–¿Y ahora vas a ser bombero?
–Todavía no, tengo que terminar el curso de aspirante y me paso para bombero.
–Sería interesante apagar incendios.
–Pero no creo que termine el curso.
–¿Y por qué no?
–No sé, después te cuento.
–Pero Chongyun, ¿por qué nunca te puedes mantener en nada? Siempre andas cambiándote, ¿no me digas que te quiere ir ahora? –Cuestiona Shenhe a su sobrino.
–Yo no te he dicho nada, pidamos la cuenta. ¡Hey!, la cuenta, please. –Culmina su conversación Chongyun una vez consumida su ración de patatas fritas.
Semanas después, el mismísimo comandante de bomberos analizó la situación de ese aspirante a voluntario y dijo:
–"Eso sucedió que Chongyun comenzó a faltar en forma reiterada las citaciones de compañía, lo que en definitiva gatilló que fuera dado de baja en la institución."
Los mismos atisbos de irresponsabilidad que tenía en la escuela comenzaron a aflorar en sus nuevos proyectos.
–¿Tú qué estaba haciendo ahí? –Sostuvo la pregunta el supervisor de un supermercado llamado Chang el Noveno.
–Estoy terminando el inventario. –Dijo el joven azulado.
–Ya, deja eso de lado y baja urgente ayudar a los pasillos.
–Es que me falta un poco todavía.
–Te estoy dando una orden, ¿o no me escuchaste?
–¿Y qué tengo que hacer ahí?
–Te vas a poner las órdenes de Sun, él te va a decir lo que tienes que hacer. Necesito que te quedes ahí hasta el domingo.
–Este fin de semana tengo libre.
–Vas a personal y pide que te cambie por un día de semana. ¡Pero muévete, hombre!
Chongyun no se sentía bien remunerado y como además tenía poca tolerancia a los niveles jerárquicos, renunció al supermercado y decidió probar suerte en Inazuma.
Con la absoluta confianza que la región le brindaría más y mejores oportunidades, Chongyun cargó de ilusiones su maleta y se atrevió a la aventura. No era primera vez que venía, pero tuvo la precaución de conseguir la dirección de una amiga en Liyue que según todos en el barrio había logrado salir adelante e incluso formar una familia. Por cierto, no tenía idea dónde dirigir sus pasos, ni tampoco podía imaginar que su experiencia a Inazuma transformaría plenamente su existencia. Después de recorrer algunas horas logró acercarse a la dirección que buscaba, claro está que hacía muchísimo tiempo que no veía a su amiga y mucho menos intuía si sería bien recibido.
–¿Chongyun?, ¿y qué estás haciendo por acá? –Recibe sorprendida Xinyan.
–Te vine a ver, tu mamá te dio la dirección. –Respondió el azulado.
–¿Qué onda?, ¿y a qué viniste?
–Es que me aburrí en Liyue, quiero buscar nuevos horizontes, espero que no te incomode.
–No, pasa. ¡Qué rico te viniste! –Le da la bienvenida ella y le recibe un vaso de agua. –Yo no sabía que venías, no tengo como bebida para ofrecerte.
–Está bien así.
–Oye, ¿así que anda buscando empleo?, pero está como complicado la cuestión.
–Pero es que allá pagan tan mal, uno se esfuerza trabajando y para empezar en cualquier cosa.
–O está por llegar, pero de repente te puede ayudar.
–¿Él es tu esposo?
–O sea no estamos casados, pero vivimos hace como un año juntos. Oye, ¿y a dónde piensas quedarte?
–No sé, si tú tienes algún rinconcito por ahí.
–Bueno, así no soy tan exigente ahí nos arreglamos. –Pensó la guitarrista.
Se leyó todos los avisos y fue a todas partes donde necesitaba ingente, y tuvo la suerte del principiante ya que no demoró en tener ofertas.
Chongyun no tardó en ubicarse, su trabajo como jefe de bodega era fácil de manera que más temprano de lo que pudo imaginar, la región le ofreció a este joven una plataforma ideal para desarrollarse; tenía que contar a los suyos, aunque siempre usando malas artes.
Él no alcanzó a contarle a Ningguang que además estaba enamorando y que fue invitado a esa noche a una fiesta con sus amigos. La novia de Chongyun advirtió que no consumiera, pero él no quiso defraudar a sus nuevos amigos y probó sin límites pasta base y marihuana.
UNOS DÍAS DESPUÉS…
–¡Chongyun, despierta! ¡Oye, que va a llegar tarde! –Alerta Xinyan a primera hora.
–No si no voy a trabajar. –Se excusa él somnoliento.
–¿Por qué?, ¿tienes libre?
–Sí, me retiré.
–¿Te retiraste?
–Porque pagaban una cagada.
–¿Y qué va a hacer ahora?
–Me ofrecieron algo mejor, tengo que ir ahora a la tarde a ver.
–Oye, te andaba buscando un tipo.
–¿Y qué quería?
–No sé, no me dijo. Tenía una cara de malandrín, si me doy mi opinión no debería juntarte con esa gente. Bueno, yo te digo.
Al poco tiempo de estar en la región, sin ni siquiera percatarse, este joven se había convertido en un consumidor habitual.
Había dejado de trabajar y esa propuesta cayó del alto cielo según él: ganar dinero fácil y poseer drogas su entera disposición lo convertiría en un prestigioso traficante, pero en realidad era usado como un mero reducidor.
Chongyun estaba tan excitado con su nuevo negocio que no tuvo la preocupación de guardar debidamente esa mercadería, se quedó dormido y su eventual socio se la llevó para venderla.
–¿No lo habrá pasado algo?, es la primera vez que se queda afuera y no avisa. –Dijo la morocha de Liyue.
–Oiga, tú lo tratas como si fuese un niño. ¿Qué le irá a pasar? –Comentaba el amigo Xingqiu.
–No sé, buscando trabajo. Tú sabes cómo es la gente por acá.
–Oye, no te haya querido decirte, pero para tu información no se retiró del trabajo, lo echaron.
–¿Lo echaron? ¿Por qué?
–Porque lo pillaron fumando marihuana, y supe que ahora le hace la pasta base.
Unida a la preocupación de esta familia, Chongyun vivía su propio calvario.
–Este desgraciado no ha llegado. –Se incomodó el azulado buscando a su amigo narco.
–Os soy bien ingenuo. –Criticó advertida Xinyan.
–¿Por qué?
–Porque primero no creo que vuelva y segundo, si lo hace tienes claro que no te va a dar el dinero.
–Pero le dije que íbamos a ser socios.
–¿Socio?, ¿cuánto puso él?
–Usted sabe cómo son estos tipos.
–Sí, y no te van a perdonar.
–Tengo que conseguir esa plata como sea. ¿De a dónde saco dinero?
–No creo que te la puedan conseguir, ¡y ni se te ocurra robar! Sabes mejor Chongyun, yo creo que lo mejor es que te vayas lo antes posible.
El consejo de su novia Xinyan fue ciertamente el más afortunado, la desaparición del narco con la pasta base lo comprometía seriamente con los traficantes que habían confiado en él, está convencido que ninguno aceptaría su versión y que le exigiría incluso, a costa de su vida que pagar a ese dinero. El 17 de septiembre decidió huir de Inazuma y volvió a Liyue, el único lugar donde no lo encontrarían.
Por supuesto, su retorno a Liyue debía responder al de un hombre de éxito, como nadie sabía exactamente de su problema poco demoró en hacer gala de su nueva personalidad; los que lo conocían sintieron el peso de su arrogancia, pero a la vez notaban que, si bien el cambio era radical, de modo alguno los sentían como parte de un crecimiento personal. Como aún le quedaba dinero de su último sueldo no tuvo problemas en invitar a sus amigos -locales- y fanfarronear con su experiencia regional. Definitivamente aquel Chongyun tímido e introvertido se había esfumado para dar paso a este joven locuaz y atrevido, ignorando que recién comenzaba su pesadilla.
Un extraño sonido que provino de la casa acechó a Chongyun y sus pares; era una llamada telefónica anónima que instó a contestar.
– ¿Aló? –Comunicó el joven.
–¿Así que arrancaste? –Habló el líder de una banda mafiosa.
–¿Quién habla?
–No te hagas el boludo, ¿te acuerdas que te robaste? ¿Sabes ahora quién habla?
–Sí, lo que pasa es que ya no la tengo.
–Umh, ¿ya te la gastaste?
–Sí, no y ahora no puedo hablar, en la semana voy para allá.
–Te doy plazo tres días para que robes la plata, sino…
–Era un amigo. –Fingió el joven azulado a sus pares.
Enterado del llamado del mafioso supremo de Inazuma, Chongyun se siente amenazado por haber hurtado la droga y endeudado por la mercancía como escarmiento; fue así decide recurrir ayuda a su tía de esta gravísima situación.
–Y Ningguang, ¿qué te dijo? –Contestaba Shenhe.
–No sabe, para qué lo voy a preocupar. –Responde su sobrino de visita.
–¿Y cómo te dieron tan poco plazo, Chongyun? Un millón de moras es mucho dinero.
–Que la deuda la arrastro de Inazuma, ¿entendí?
–Yo creo que tienes que abonar un poco ahora y el resto pagarlo con intereses.
–Es que el plazo ya se cumplió, Shenhe. O la pago ahora o…
–¿O qué?
–O van a embargar a Ningguang, les di la dirección de la casa.
–Está jodida la cosa.
–Por eso vine a verte.
–Pero Chongyun, tú sabes que yo aquí gano poca plata. No sé, en la casa tengo un par de cuestiones que podríamos vender, pero
–Mira lo que es menos quiero es molestarte, pero tú eres la única persona de confianza que tengo.
–¿Cómo fuiste a endeudarte tanto?
–Ni siquiera me di cuenta, si no consigo esa plata no sé qué voy a hacer. ¡Te juro que soy capaz de hasta robar!
–No hables tonterías, ya vamos porque me están esperando a mí a cerrar.
Por cierto, Chongyun le confidenció a su tía que tenía apuros económicos, pero le ocultó la verdadera razón. Esta mujer lo quería demasiado y siempre pensó que su sobrino llegaría a ser lo que él nunca pudo lograr; por eso necesitaba ayudarlo. Por su parte este joven había comprendido a través de ese llamado telefónico que esos hombres eran capaces de cualquier cosa si no les pagaba, pensó largamente cómo habían dado con su paradero, hecho que no lo dejaba de intimidar; supo de su violencia en Inazuma con personas que les fallaron a los traficantes de manera que el tiempo corría en su contra si quería salir con vida de esto. Agobiado por su situación, llegó en su bicicleta hasta un centro de servicio con el ánimo de echar aire en las ruedas, fue aquí donde la posibilidad de una salida rápida y eficaz de aquel callejón se le presentó ante sus ojos como la única alternativa. Casi se preguntó cómo lo había pensado antes, la cantidad que necesitaba era cuantiosa para su condición de vida y debía pagarla en efectivo; este era entonces el único lugar donde ese dinero fresco estaba virtualmente más cerca de sus manos.
AL DÍA SIGUIENTE…
–Hola, ¿y Chongyun? –Saludaba Shenhe a Ningguang.
–Ahí está en su cuarto, no se ha querido levantar. –Respondía la peliblanca.
–¿Y cómo está oye?
–No sé, yo lo encuentro rara desde que llegó de Inazuma, tú tienes más confianza con él. ¿No te ha dicho nada?
–No, nada. Es natural que ande así, si como estuvo ocho meses fuera.
–No, para mí que algo raro le pasó en Inazuma, por eso se vino. Trata de averiguar.
–Oiga, yo hablé con él. Si no le pasa nada, así que quédate tranquila.
–¿Y por qué lo anda buscando?, pues no tendría que estar tú en el negocio.
–Ah, cosa de mujeres. –Finalizó su conversación la albina antes de ingresar al cuarto. –Hola Chongyun, no le he contado a nadie.
–Oye, para qué le va a preocupar. ¿Tú qué andas haciendo a esta hora acá? –Dijo él recostado.
–Vine a verte y conseguí el dinero. –Sonrió ella.
–Si ya te dije que voy a arreglar solo.
–Vendí algunas cuestiones que no ocupaba, tengo como 80.000 moras.
–Te lo agradezco, pero no me alcanza con eso. Ya tengo visto cómo hacerlo.
–¿Hacer qué?
–Juntar el dineral.
–¿En qué estás pensando, Chongyun? Cuidadito, yo te conozco.
–Bueno, ¿quería ayudarme o no?
–Sí, claro.
–Entonces tienes que quedarte callada, porque vamos a hacer un asalto.
–¿Un asalto?
Este es el momento en que una propuesta tan violenta como esta puede adquirir vuelo o definitivamente abortarse, en más de alguna oportunidad cualquiera de nosotros puede verse enfrentado a una situación delictual similar a ésta. Camuflado, o mejor dicho manipulada por el afecto y la lealtad y es aquí donde lo único que puede librarnos es la solidez de nuestra escala de valores y principios y, por cierto, la innegable posibilidad de decir que no; Shenhe ignora que su respuesta depende el principio del fin.
–¿Y qué dices? –Contestó Chongyun.
–¿No será mejor que consigamos un préstamo? –Preguntaba ella.
–Oye, ¿quién nos va a prestar esa plata? ¿Quiere ayudarme o no?
Esa noche, un nuevo llamado telefónico del líder de la banda respondió a este joven las eventuales amenazas si no cumplía el plazo pactado.
–¿O si no qué? –Contestó Chongyun amenazado.
–Pues las consecuencias van a pagar a familiares, ¿entiendes? –Condicionó el jefe de la mafia.
–Oye, ustedes no nos conocen.
–¿Cómo qué no?, si ahora por la ventana estamos viendo cómo conversas con tu "mamita".
El joven ve por la ventana de la casa un vehículo blindado custodiado por cuatro guardaespaldas donde ahí hablaba el líder mafioso.
–Ya, yo se la consigo. –Sostuvo el muchacho cavilando en cómo pagar la deuda.
El 7 de octubre, Madam Ping debía juntarse con uno de sus hijos, pero tenía tiempo para hacer una última carrera. Por su parte, Shenhe ignoraba absolutamente los planes de su sobrino, pero pudo más su afecto y le entregó su incondicional apoyo. Según Chongyun, lo primero que harían sería visitar a unas amigas, pero lo que en realidad estaba siendo era ganar tiempo para que se hiciera de noche.
Todo parecía de absoluta normalidad, aunque Chongyun insistió en que el auto debía ir por el camino de tierra que estaba a la orilla del estadio; Madam Ping consideraba que ese camino era más largo, pero no quiso armar mucha discusión al respecto, aunque sí le molestó que estos dos clientes no se pusieran nunca de acuerdo.
–Me gustaría que se pusieran de acuerdo, yo no tengo mucho tiempo, ¿por dónde nos vamos? –Decía apresurada la anciana.
–Siga derecho, ahí vamos a salir del pueblo. –Indica Shenhe a otra dirección.
–Pero habría sido mejor por el otro lado.
–Toma. –Saca un cuchillo Chongyun procediendo a asaltarla.
En pleno robo, tía y sobrino amarran a Madam Ping las manos y le tapa la boca con un paño blanco, luego es metida en el maletero por él.
–¿Por qué no me dijiste que la conoce? ¿Ah? ¿La paraste ya? –Se enfureció el muchacho.
–Sí, entonces debía pasar la mano. –Asintió nerviosa su tía. –¿Qué piensas hacer?
–Vamos a asaltar la gasolinera.
Durante el rapto, Chongyun dejó traslucir el propósito asaltar una gasolinera, su tía que aún no salía del asombro no lograba reaccionar con lucidez.
–Chongyun, no me ponga nerviosa. Vámonos mejor. –Dijo Shenhe temerosa.
–Con lo que hay allí solucionamos el problema. –Expresó su sobrino.
–Pero te puedo ayudar a conseguir un dinero, pero no haga locuras.
–Cállate oh. –Silenció este familiar.
–Ya, anda a comprar combustible mejor, aquí hay un envase.
–¿Combustible?
–Sí, con esta llevamos de vuelta.
–¿Ay que no vamos a ir? Ahora pasa moras entonces.
–Mira aquí dejo que tenía algo. –El joven saca dinero del móvil.
Shenhe entendió que la decisión de comprar combustible abortaba por completo el plan de asaltar la gasolinera, lo que en cierto modo era veraz, pero lo que ignoraba fue que allí mismo Chongyun, invadido por la inconciencia había decidido postergar el asalto por otro plan. Regresaron a Liyue desde la carretera que conduce a Mondstadt y tomaron el camino hacia el puerto, nuevamente su tía Shenhe no tuvo fuerzas para hacerlo desistir.
–¿Para qué vinimos acá?
–¡Ya bájate, bájate! –Ordenó Chongyun a su tía.
–¿La va a asaltar? –Deduce Shenhe ingenua.
–¡Ándate, bájate y ándate por el camino! –Insistió el joven.
–Pero vámonos juntos. –Dice ella a su pariente.
–No, esto yo voy a solucionar solo, ¡ándate!
–¿Qué vas a hacer, Chongyun?
–¡No te preocupes, ándate no más, después te alcanzo! ¡Apúrate, apúrate! –Le obliga él a Shenhe que bajara el carro y huyera.
Provechando de la oscuridad y a solas, aquel muchacho abrió el portaequipaje viendo cómo Madam Ping saltaba lágrimas de dolor por este cuasi secuestro y le dio varias puñaladas hasta perecer.
Chongyun, transformado en una bestia inconsciente y dio muerte a esta mujer inocente y desvalida, por supuesto no hubo razón para tanta masacre. Luego, con el estúpido sentido de no dejar huellas se propuso lo peor, con aquel combustible recién comprado roció el vehículo con claras intenciones de llevar a cabo un acto aún más macabro: quemar el auto con el cuerpo moribundo de aquella madre en su interior.
El encuentro de la policía con los restos del automóvil fue por decirlo menos chocante; hasta ese momento se ignoraba el móvil del accidente, como así también la presencia de una víctima en su maletero.
Las condiciones en que fue encontrado el coche hacían prácticamente imposible recoger algunas huellas que pudieran orientar a la policía, pero cuando Chongyun corrió del lugar para huir de la explosión no se dio cuenta y dejó caer su billetera.
–Son documentos que encontramos allá en el lugar. –Indicó un oficial de civil.
Al decir verdad, como durante la noche Bomberos apagó las llamas del auto, la policía pensó que el documento pertenecía a un voluntario.
–Chongyun. Este joven no es, no llegó nunca a ser voluntario, éste fue aspirante, pero eso (fue) hace más de un año. –Mencionó el comandante de Bomberos sobre esa persona.
–¿Pero está seguro que anoche no estuvo en el lugar? –Interrogó este policía.
–Que yo sepa no podría haber estado, si no pertenece a la compañía (desde) hace más de un año. –Respondió el jefe de cuartel.
Así fue como ese insólito y caprichoso suceso desnudó por completo la presencia de Chongyun en el lugar, convirtiéndolo en el primer sospechoso de aquel alevoso crimen. Luego de pasar casi toda la mañana en casa de su tía regresó a la suya cuando la noticia ya había circulado dramáticamente en la zona.
–Oh, la verdad es que no lo puedo creer si acá en Liyue todavía. Era simpática ella, a mí varias veces me llevaban a su consulta. –Dijo la pasajera Beidou enterada del suceso.
–¿Por qué lo habrán hecho? –Piensa la otra pasajera llamada Yun Jin a bordo de un taxi.
–No sé, la gente debe estar tan mala. Usted tiene que tener cuidado. –Comenta la mujer tuerta fijando al cochero.
–Le querían robar que le roben, ¿pero para qué matar? –Aclaraba la cantante de ópera.
–Y quemarla más encima, te juro que si lo pillan lo daría a pedazos y se lo darían a los perros.
–A pudrirlos en la cárcel.
–No, yo lo mataría. Ojo por ojo, diente por diente, ¿o no? Y usted, ¿qué opina? –Dijo Beidou apuntando a Chongyun.
–Por la crueldad que actuaron no es gente de la zona. ¿Y tenía hijos? –Indica la soprano.
–Sí, creo que tenía tres, pero grandes. Cómo tiene que haber sufrido la pobre.
–Me deja acá en la esquina, por favor. –Pidió el joven bajarse del taxi.
Los efectivos civiles de orden se consiguieron un auto viejo para llegar a la casa de Chongyun y así despistar, sabían que de uniforme y en un carro policial el culpable podría huir; claro está no lo encontraron, pero Ningguang, ignorante de lo que había hecho su pupilo le dio a la policía toda clase de informaciones sobre Chongyun. Ellos argumentaron que su presencia allí obedecía un problema que se arrastraba desde Inazuma, en eso estaban cuando la figura de Chongyun apareció cerca de la casa.
Intuyó que algo había salido mal, pero en frente de esos visitantes desconocidos creyó que escapar era en cierto modo echarse la culpa y continuó su recorrido, fue conminado a declarar en el cuartel donde no tardó en confesar su delito. Por cierto, no delató a su tía, pero como señaló que venía recién de su casa dieron por hecho que ella algo más tenía que saber y sin duda no se equivocaron; Shenhe pensó que su sobrino se había entregado y que a él lo llamaba exclusivamente para corroborar su crimen donde según ella no tuvo participación, pero Shenhe estaba equivocada ya que fue catalogada con la misma responsabilidad delictual; un criminólogo leyó el proceso, vio los antecedentes del caso y lo analizó.
Después de casi seis años de este crimen que conmovió a la región de Liyue y al resto de Teyvat no solo por la violencia, sino por lo gratuito llegamos hasta la cárcel de Sumeru donde se encuentra recluido; en la actualidad está alejado de su tía quien cumple condena en el centro penitenciario de Liyue, él fue trasladado hasta aquí por razones de seguridad. Ahora ustedes conocerán al verdadero Chongyun, quien por el peso de su conciencia se atrevió a enfrentar a la opinión pública por primera vez.
Ahora estamos en la cárcel de Liyue donde se encuentra su tía Shenhe, ella es una mujer de características mágicas, lo que explica en cierto modo su tangencial participación en el crimen. Si bien Chongyun fue enfático en declararse como único culpable, más de 4000 firmas en todo Teyvat que pedían la pena de muerte incidieron en que ambos tuvieran la misma condena.
Estos personajes fueron condenados a presidio perpetuo, lo que significa que recién en unos años más, dependiendo de su conducta, podrían postular algún tipo de beneficio carcelario.
Continuará...
