Descargo de responsabilidad: NARUTO y sus personajes no me pertenecen, pues le pertenecen al mangaka Masashi Kishimoto. yo sólo utilicé a Naruto para hacer esas historias, así que no plagien, adapten o copien por favor que eso no está bien.
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"El amor es un símbolo de la eternidad. Elimina todo sentido de tiempo, destruyendo todo recuerdo de un comienzo y todo miedo a un final." _(Madame de Staël)
En las oscuras profundidades de la noche, Sasuke se encontraba inmerso en un sueño profundo en un saco de dormir dentro de un bosque cercano a la aldea de la cascada. En ese mundo onírico, se veía a sí mismo caminando por un sendero bordeado de altos árboles hacia unas aguas termales.
La bruma se elevaba de las aguas calientes, creando un ambiente etéreo y misterioso. A medida que se acercaba, vislumbró la figura de una mujer pelirroja sumergida hasta el cuello en las aguas cristalinas.
Su cabello parecía arder como el fuego del atardecer, y su piel blanca y tersa resplandecía bajo la luz de la luna. Sasuke se detuvo en seco, maravillado por la belleza de la desconocida.
Ella levantó la mirada y sus ojos se encontraron, y en ese instante, algo dentro de Sasuke se encendió. Sin mediar palabra, Sasuke se sumergió en las cálidas aguas y se acercó a ella.
El agua tibia envolvía sus cuerpos, creando una sensación de confort y cercanía. La mujer sonrió, y el corazón de Sasuke dio un vuelco.
Era extraño de alguna manera, porque sentía que la conocía de algún lado. Y sin poder evitarlo, recorrió todos sus rasgos con sus ojos negros, desde su cabello hasta su cuerpo bien formado.
Era tan delicada y a la vez tan fuerte, como si estuviera hecha de una mezcla perfecta entre fragilidad y poder. Su sonrisa le transmitía una calidez desconocida, una sensación de paz que rara vez experimentaba.
La mujer inclinó la cabeza ligeramente, observándolo con una mezcla de curiosidad y algo más profundo, una conexión que parecía trascender el tiempo y el espacio. Ella extendió una mano hacia él, y Sasuke, casi sin pensar, la tomó entre las suyas.
Jamás se había fijado en el cuerpo de una mujer, como si había visto hacer a Naruto, Rock Lee y otros. Pero esta vez no pudo evitarlo, ya que la mujer tenía unos pechos grandes y unos pezones rosados que sentía que podía besar, chupar y lamer hasta hacerlos rojos.
Y no solo eso, su trasero también estaba bien formado como para querer apretarlo entre sus manos, sus caderas delicadas como para sostenerla contra él y sus piernas tonificadas como para que se enreden en su cintura.
La mujer mantuvo su mano en la de Sasuke, sus dedos entrelazándose con los suyos de una manera que se sentía natural y reconfortante. Sasuke podía sentir su corazón acelerarse mientras la miraba, cada detalle de ella grabándose en su mente. Sin poder evitarlo, sus ojos volvieron a recorrer el cuerpo de la mujer, desde su cabello flameante hasta sus piernas esculpidas. Cada curva, cada línea, parecía hecha a medida para encajar perfectamente en sus pensamientos más profundos.
–¿Quién eres?
Logró preguntar finalmente, su voz sonando más ronca de lo que esperaba. La mujer sonrió de nuevo, una sonrisa que irradiaba una calidez que Sasuke no había experimentado en mucho tiempo y que parecía iluminar su rostro.
–Soy alguien que ha estado esperando por ti, alguien que siempre ha estado cerca, aunque no lo supieras.
Respondió calmada ella, su voz suave y melodiosa, como una canción antigua. Sasuke sintió una extraña sensación de familiaridad en sus palabras.
–¿Me conoces?
Preguntó curioso, acercándose más a ella, sintiendo el calor de su cuerpo a través del agua.
–Más de lo que imaginas.
Respondió dulcemente ella, sus ojos brillando con una mezcla de misterio y conocimiento.
–Nos hemos encontrado en más de un sueño, Sasuke, también en la vida real.
Él frunció el ceño ligeramente, tratando de recordar si había soñado con ella antes, pero todo era borroso, como si la realidad y el sueño se estuvieran entrelazando de una manera que no podía desentrañar. La mujer levantó su otra mano y la posó suavemente en la mejilla de Sasuke, su toque enviando una corriente eléctrica a través de su piel.
–No importa si no lo recuerdas ahora.
Dijo ella suavemente.
–Lo importante es el presente, este momento, nuestro momento.
Sasuke asintió lentamente, su mente nublada por la cercanía y el magnetismo de la mujer. Sin pensarlo, levantó su otra mano y la colocó sobre la que tenía ella en su mejilla, cerrando los ojos brevemente para absorber la sensación de su piel contra la suya.
–¿Cuál es tu nombre?
Preguntó finalmente, abriendo los ojos para encontrar los de ella observándolo con una intensidad que lo hizo sentir vulnerable y expuesto. Ella sonrió, un destello de travesura en sus ojos.
–Shhh. Mi nombre no importa.
Dio una risita, al ver como Sasuke entrecerraba los ojos perspicazmente. La risa suave de la mujer resonó en los oídos de Sasuke como un eco de campanas lejanas, y él no pudo evitar sonreír levemente, sintiéndose atraído por su enigma.
La curiosidad lo devoraba, pero la paz que emanaba de su presencia lo mantenía en calma, como si no necesitara respuestas en ese instante, solo disfrutar de la compañía de la misteriosa mujer.
Sus dedos entrelazados y el contacto de sus pieles generaban una conexión casi tangible, una corriente de energía que fluía entre ellos, reforzando el sentimiento de familiaridad. Sasuke no recordaba haber experimentado algo similar, ni siquiera en sus momentos más íntimos con aquellos que habían estado cerca de él.
Había una profundidad en sus ojos rojos que lo absorbía, una historia que deseaba descubrir. La mujer se acercó un poco más, sus cuerpos casi tocándose bajo el agua cálida. Sasuke podía sentir el calor de su aliento en su piel, y su proximidad despertó una intensidad en su interior que no pudo ignorar.
–Sasuke...
Murmuró levemente ella, su voz apenas un susurro.
–Este momento es solo nuestro, una pausa en el tiempo. No pienses en el pasado ni en el futuro, solo en el presente.
Él asintió, sus ojos nunca dejando los de ella. Sentía que sus palabras eran verdad, una verdad que resonaba en su alma.
Todo lo que había experimentado, todas las luchas y los sacrificios, parecían desvanecerse en la presencia de esta mujer. No era solo atracción física; era una conexión profunda, un vínculo que iba más allá de lo tangible.
–pero, ¿Por qué no me quieres decir tu nombre?
La mujer sonrió, una expresión de misterio y ternura en su rostro.
–Porque mi nombre no define quién soy para ti, Sasuke. Lo que importa es lo que sientes en este momento. Además, no me lo creerías quien soy.
Respondió ella con una voz suave y serena, acariciando su mejilla con una ternura infinita.
–Sí te creería.
Dijo por lo bajo Sasuke, mirándola con suavidad.
–Está bien, te creeré, mi nombre es Karin Uzumaki.
Dijo suavemente, su voz resonando en el aire como una melodía familiar. Sasuke quedó sin habla por un momento, procesando las palabras de Karin. El nombre resonó en su mente de manera familiar, como si hubiera estado esperando escucharlo todo este tiempo.
–Karin Uzumaki...
Repitió en voz baja, como si saboreara cada sílaba. Sé sintió idiota al no recordarla, ese cuerpo tan hermoso y seductor solo podía ser de ella.
Su compañera de taque, su fiel seguidora y amiga desde que se conocieron más profundamente al estar con Orochimaru. Estaba frente a él, desnuda, expuesta y con esas marcas ligeras de mordeduras por su técnica de curación.
¿Cómo pudo no haberla reconocido?
¿Será por qué no llevaba sus gafas?
No, él sabía que no era eso, pues no era la primera vez que la veía sin gafas.
¿Tal vez era porque por primera vez sé estaba fijando en su cuerpo además de su personalidad diversa?
Tenía pensado decir algo para arreglar la situación, pero antes de que pudiera hacerlo. ella aló de la mano que sujetaba y besó sus labios lentamente, cortando el hilo de pensamientos que Sasuke tenía para soltar palabras.
El beso de Karin fue como un rayo que atravesó el cuerpo de Sasuke, dejándolo sin aliento y con la mente completamente en blanco. Sus labios se movieron con los de ella en un baile suave y sensual, como si estuvieran destinados a encontrarse una y otra vez en el tiempo y el espacio.
El calor del agua y el calor de sus cuerpos se fusionaron en un abrazo apasionado, y Sasuke sintió como si estuviera en un sueño del cual nunca quisiera despertar. Karin lo atrajo más cerca, sus cuerpos fundiéndose en uno solo bajo las aguas termales, sin dejar espacio para la duda o la incertidumbre.
Por un momento, el mundo exterior desapareció por completo, y solo existían ellos dos, perdidos en el éxtasis del momento presente. Sasuke dejó que sus manos exploraran el cuerpo de Karin con una reverencia y un deseo que no había sentido antes, sus sentidos inundados por la presencia de ella.
El tiempo parecía detenerse mientras se sumergían más profundamente en su conexión, explorando cada rincón y cada faceta de su ser. Y en ese instante, Sasuke supo que no importaba el pasado ni el futuro; lo único que importaba era el presente, y el amor que compartían en ese momento.
El beso se prolongó, eterno en su intensidad y su pasión, hasta que finalmente se separaron, sus alientos entrelazados en el aire cargado de electricidad y deseo. Quería hablar, pero no pudo, solo sintió como Karin sé pegaba más a él y volvía a devorar su boca.
Él no se resistió, ¿Cómo hacerlo sí también lo quería? Así que solo bajó de su boca para besar su cuello, tomándola entre sus brazos para acariciar sus glúteos bien formados.
Ella gimió suavemente, enredando muy dispuesta sus largas piernas en las caderas de Sasuke. Mientras que él la apoyaba en una mediana roca de las aguas termales, ayudándose a sostenerla con suavidad, pero con firmeza para no dejarla caer.
Acarició sus caderas, su cintura, costados y su vientre, mientras dejaba besos fogosos en su cuello. Karin gemía el nombre de Sasuke, pidiendo más de él, aferrándose a su cuerpo con tanto desespero.
No pudo resistirse más y Sasuke dejó de tocar sus glúteos, para subir a esos pechos grandes y jugosos que tocó con sus manos. Karin sé estremeció de nuevo, arqueando la espalda y jadeando, mientras dejaba Sasuke sus caricias suaves, para apretar y pellizcar sus pezones rosados que lo volvían loco.
Estuvo así un rato más, hasta que decidió que ya era suficiente. Tomándola de las caderas con una mano, metió su otra mano entre sus piernas y sintió su delicioso calor.
Ella se tensó y gimió, él sonrió maliciosamente y con descaro comenzó a acariciar su vulva. Primero fue un dedo, tanteando el terreno de su interior tan caliente y que ya había estado mojado por el agua.
La respiración de Karin se volvió más irregular mientras Sasuke continuaba sus caricias, explorando cada pliegue y contorno de su intimidad. Los gemidos escapaban de sus labios entreabiertos, mezclándose con el suave susurro del agua caliente que los rodeaba.
Sasuke sintió el pulso acelerado de Karin bajo sus dedos, una melodía de deseo que lo impulsaba a profundizar en su exploración. Cada vez más audaz, cada movimiento estaba imbuido de una pasión ardiente que parecía consumirlos a ambos.
Karin se aferraba a él con fuerza, sus uñas dejando surcos temporales en la piel de su espalda mientras su cuerpo respondía con urgencia a sus caricias. Sasuke se deleitaba en cada reacción, perdido en el éxtasis compartido de su unión.
Sé aventuró a ser más atrevido, introduciendo otro dedo más de su mano para explorar como quisiera. Así hubo dentro de Karin dos dedos, que masajeaban su vulva en círculos sensuales y bastante enloquecedores.
Karin inclinó la cabeza, besando el cuello de Sasuke con necesidad. La mujer estaba muy pegada al hombre, que Sasuke aprovechó para seguir masturbando su entrada con deleite, poniendo su poya tan dura como una roca.
Acarició su clítoris en círculos, haciéndola casi gritar y hacer que sus piernas temblaran más. pero cuando sintió que iba a venirse, el sé separó, haciéndola jadear y protestar.
–¿Qué? ¿Por qué...?
Karin se calló abruptamente, al ver como Sasuke jadeaba por lo que pasaba y podía ver su miembro tan erecto que la dejó sin aliento. Cuando sus ojos volvieron a encontrarse, Sasuke sé excitó más y volvió a comerle la boca a Karin.
Sasuke Con una mano le abrió las piernas y sé posicionó en medio de ellas, acariciándole su redondo y suave trasero con la otra mano. así frotó su pene en la entrada de ella, oyéndola gemir con gran fuerza un sensual y tentador:
–Ah, Sasuke, dame más.
Sasuke se frotó más rápido contra Karin, el agua rodeándolos y creando vapor alrededor de ellos por el calor. Luego despacio y con delicadeza, fue metiendo su pene dentro de ella para no causarle dolor.
Lamentablemente falló un poco, pues su expresión de deseo se vio eclipsado por un gesto de dolor. Sin embargo, al no querer verla sufrir, se separó de sus labios para besar su frente, nariz, mejillas, labios y cuello como si fuera una mariposa la que la tocaba.
Cuando sonrió con amor y deseo renovado, Sasuke pudo seguir y sé movió dentro de ella velozmente. La por primera vez como si mañana se fuera a morir, dándole estocadas duras que Karin respondía con sus movimientos de caderas.
Empujó dentro y fuera con rapidez, ella acariciando su trasero y rasguñando su espalda con fuerza. La pasión entre Sasuke y Karin se intensificaba con cada embestida, sus cuerpos moviéndose al unísono en un baile de deseo y lujuria.
El calor del agua y el calor de su unión creaban una atmósfera cargada de energía, una fusión de dos almas que se encontraban en ese momento único en el tiempo. Los gemidos y susurros llenaban el aire, mientras Sasuke y Karin se entregaban completamente el uno al otro, explorando los límites de su deseo compartido.
Cada movimiento era una expresión de pasión desenfrenada, cada contacto una promesa de placer sin límites. Sasuke se dejaba llevar por la vorágine de sensaciones, su mente inundada por la presencia de Karin y la intensidad del momento.
Sentía como si estuviera en el centro de un huracán de emociones, arrastrado por la corriente de su propia pasión. Karin respondía a cada embestida con igual fervor, su cuerpo arqueándose hacia él en busca de más.
Sus manos recorrían la espalda de Sasuke con ansia, sus uñas dejando marcas temporales en su piel, mientras se aferraba a él con desesperación. El éxtasis los consumía, llevándolos a nuevas alturas de placer y éxtasis.
Cada roce, cada beso, cada caricia era una exaltación de su conexión, una afirmación de su amor compartido. Y así, en medio de las aguas termales y bajo la luz de la luna, Sasuke y Karin se perdieron el uno en el otro, fundiéndose en un abrazo eterno de deseo y pasión desenfrenada.
En ese momento, no había pasado ni futuro, solo el presente, y el amor que compartían en ese instante. Cuando llegaron al orgasmo y su clímax los alcanzó, ambos gritaron de felicidad por su unión y Sasuke dejó caer su semilla dentro de su delicada y fuerte flor.
La intensidad del momento parecía casi palpable, como si el universo entero estuviera celebrando su unión. Sasuke y Karin se aferraban el uno al otro, sus corazones latiendo al unísono en un ritmo frenético de pasión y amor.
Después de que el éxtasis del clímax se disipara, Sasuke y Karin se quedaron abrazados en las cálidas aguas termales, sus cuerpos aún vibrando con la energía de su unión. El silencio los envolvía, roto solo por el suave murmullo del agua y el susurro de la brisa nocturna entre los árboles. Sin embargo, antes de que Karin pudiera decir un:
"Te amo"
Sasuke despertó de un sobresalto en su saco de dormir, jadeante y con el corazón acelerado. Era su primer sueño húmedo en toda su vida, avergonzándole y provocándole un horrendo accidente mientras dormía.
Pues su pene tenía una erección grande, además de que sus pantalones estaban mojados por el semen. Pasó una mano por su frente, preguntándose en su cabeza con molestia.
(¿Por qué diablos tiene que pasarme esto?)
Suspiró y salió de su saco de dormir, llevándose todo entre sus brazos, porque tenía que buscar un río cercano para lavar todo el desastre y cambiarse de ropa.
(¿Y por qué tenía que soñar con Karin?)
No lo sabía, pero algo le decía que debía ir a esa aldea de aguas termales a pasar sus vacaciones. Tal vez así obtenía respuestas, o por lo menos se quitaba la sensación de tener que encontrarse con Karin.
Lo que tampoco sabía, era que al mismo tiempo en el que él se levantó. Karin también despertaba del mismo sueño, mostrando una respiración agitada, casi jadeante, roja de la cara y con el corazón acelerado al mil por segundo.
La respiración agitada de Karin resonaba en la tranquila oscuridad de su habitación, mientras luchaba por recuperar el aliento después de ese sueño tan intenso. Su cuerpo todavía vibraba con la energía de la pasión compartida con Sasuke en ese mundo onírico, y el recuerdo de su conexión ardía en su mente como una llama eterna.
Se sentó en la cama, pasando una mano por su frente sudorosa mientras intentaba tranquilizarse. La experiencia había sido tan real, tan visceral, que le costaba creer que solo había sido un sueño.
Pero lo era, ¿verdad? No podía ser real, no tendría sentido que fuera real.
Aunque su corazón seguía latiendo con fuerza, como si aún estuviera atrapada en ese abrazo apasionado bajo las estrellas. El nombre de Sasuke resonaba en su cabeza, una melodía constante que la envolvía en una neblina de pensamientos y emociones.
Había algo en él, algo que la atraía como un imán, algo que iba más allá de la simple amistad o camaradería. Había una conexión entre ellos, una conexión que no podía ignorar.
Pero, ¿qué significaba todo eso?
¿Qué significaba ese sueño tan vívido, tan intenso?
¿Y por qué le dejaba tan desorientada, tan ansiosa por respuestas que no sabía si existían?
No lo sabía, pero tenía que ir a esas aguas termales a averiguarlo. Si ese sueño erótico tenía razón, aquello era una premonición y debía ver si se encontraría con Sasuke, aunque eso adelantara sus vacaciones que había pedido tener unos cuantos días después.
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/1 de junio de 2024/
