Subaru miró la entrada de piedra con nerviosismo, era más un arco donde un vigilante podía pasar por encima como si fuese un tirador en caso de ataque o como vigía.
Era la segunda vez que entraba a un pueblo, villa o lo que sea que fuese ese lugar tan lleno de edificaciones, pudo ver más lejos a las personas como personajes de fondo, apenas podía ver sus formas más allá de una descripción de alguien con ropa sin muchos detalles.
La calle frente suya estaba despejada, aunque había edificios estaba más lejos, eran de color grises, no tenían ningún tipo de pintura, estaban tan al natural como se podía, con la mezcla de gris más claro uniendo cada piedra en una forma sólida para su uso, Subaru no pudo evitar admirar la belleza rustica y antigua, en su mundo al menos, de las estructuras medievales.
Aunque se sentía decepcionado de no haber visto ningún caballero todavía, se contentaba con poder ver a demihumanos y tuvo suficiente con los monstruos del bosque que los atacaron, no iba a quejarse de nada.
Él no está acompañado, Subaru fue muy inteligente en ocultar a todos sus monstruos, pudo darse cuenta de que el hombre lobo era a simple vista aceptado por la población, lo cual era mejor a ser rechazado y perseguido, pero eso no quita que su invocación no pueda articular una simple palabra, eso lo volvería sospechoso, tendría que ocultarlo, de momento hasta que por lo menos hablase con un Kobold de verdad y ver cómo actúa una persona de esa raza.
Subaru recuerda un anime de un chico de cabello blanco que se aventura en una torre con una mazmorra, en ese anime había un hombre lobo que parecía más humano de lo que parecía ser el propio Casvel y se supone que tiene una transformación que solo hace que su cara parezca más animalesca, pero estaba lejos de ser un hombre lobo y más bien ser una persona lobo.
El hombre no dijo mucho más allá de regañarlo por estar desnudo, tal vez sea hora de que ambos se alejen de este pueblo, de nuevo, por haber espantado a uno de los habitantes con lo que se podría decir era indecencia pública.
De todas las cosas, Subaru nunca imaginó ser rechazado por dos pueblos, en ambos casos, por monstruos bajo su mando y en especial no porque uno de ellos estuviera desnudo.
Su aventura en otro mundo estaba siendo tan peligrosa como extraña.
Pero no era algo que Subaru no pudiera abordar, en realidad, era algo que hasta daba la bienvenida, estos sucesos raros y excéntricos para dar un poco de sazón a sus historias.
¿Quien sabe?, tal vez la diversión se encontraba en las cosas peculiares y en la excentricidad de la vida.
No iba a poner todo eso a prueba volviendo a invocar al hombre lobo, agradecería que le dejarán fuera de la vista si querían empezar a llamarlo un amante de las personas bestias.
A no ser que fuera una mujer bestia, entonces no podría negar ningún rumor ni ninguna sentencia si eso era lo que dirían de él.
¡Solo mujeres bestias!
Los ruidos de la calle lo sacaron de sus reflexiones, en realidad, debería de prestar más atención a su entorno, por fin podía entrar a un pueblo, villa, lo que fuera y tendría que recabar tanta información como fuese posible, eso sería como si siguiente [misión] en ese mundo.
De repente se sintió extraño, pero no tanto como para preocuparse, no debió de ser nada.
El paisaje tenía un encanto salvaje, tan antiguo como se esperaba de una de una arquitectura de la época medieval, pero a la vez tan moderna como puede ser algo hecho hace un par de décadas desde su construcción, con la firma innegable de que esta construcción fue hecha por alguien que sabía de su oficio.
Eran solo piedra y cemento sin cubrir, pero de igual manera, le parecía fascinante, porque verlo en libros, imágenes o incluso ver las construcciones con las reparaciones más modernas se quedaba corto cuando se contemplaba una estructura con un encanto tan rural.
Y ni que decir con la gente, desde colores tan llamativos como un rojo del color del tomate, un verde de las plantas o un blanco como la nieve, eso por lo menos era lo más suave cuando se comparaba con las personas bestias que había en cada calle, como un ciudadano más que no tenía más pelaje, orejas de animal o incluso cuernos o escamas.
Era una maravilla, como japonés, en su sociedad, aquellos que no eran asiáticos resaltan demasiado, incluso más que aquellos que tienen el cabello teñido y vestidos mucho más excéntricos, era algo que el asiatico en general, no solo el japonés, le dificulta aceptar, la diversidad racial.
Para Subaru, quien jugaba en línea con otras personas y veía películas, series o videos de internet internacional no le veía mucho problema.
Aunque la verdad era que algunas costumbres le resultaban muy difíciles de aceptar o comprender algunas cosas de los extranjeros.
Eso le recordaba que él era el extrajero.
No solo del país, sino del mundo entero.
Era casi seguro decir que vaya donde vaya, sería un extranjero.
Sin conocimiento de nada, sin ningún contacto, sin ninguna idea de donde estaba parado o sin conocer las costumbres de los locales.
En algún momento iba a saludar a alguien y pensarían que quería era tener sexo.
Cuando eso pase, la explicación debería de ser bastante ingeniosa, la más ingeniosa que Subaru tuviera.
Ahora, si la chica, porque al menos esperaba que fuese una chica, aceptase, ya no sabía si tendría tanto ingenio para rechazar el sexo.
Bueno, eso tendría que verse.
Pudo sentir las miradas encima suyo, no tenía nada en las manos, tal vez no estaba tan bien aseado, pero no creía oler mal, había obligado a sus invocaciones a olerlo y decir si de verdad olía mal.
Estaba viendo que esa obediencia y devoción sobrenatural le iba a costar mucho más caro de lo que pensaba, como a cualquiera a Subaru le gustaban los elogios, pero sabía que solo le dejarían ser mediocre para siempre.
Pero no le parecía que fuera tan peculiar, bueno, desde su punto de vista, todo era peculiar.
Pero desde el punto de vista de los locales de este mundo, él era quien era peculiar.
El aroma local era más horrendo que en su mundo natal, pero estaba lejos de ser tan horrible como se imaginó que sería un pueblo lleno de estiércol, la gente con falta de higiene y la basura en el lugar.
En realidad el lugar estaba tan limpio como una ciudad cualquiera de su país, tal vez no tanto, aún había basura tirada por aquí y allá, comida, servilletas, ropa, los perros, los gatos y demás animales a veces rebuscaba en la basura tirada, en busca de cualquier alimento.
Vio los carruajes tirados por grandes animales, reptiles como dinosaurios, con escamas filosas y duras, dientes y garras tan grandes como los osos, con sinceridad si no fuese por su experiencia anterior, les tendría mucho más miedo.
Pero por si acaso, mejor no acercarse a esos reptiles, uno no hacía la regla y bien podría masticar su cabeza de un bocado o partir su torso de un ataque con sus garras.
Era mejor desechar esos pensamientos tan siniestros y seguir adelante.
El animal tiraba de un carruaje, la persona encima del carro era un hombre gato, con una cara de aburrimiento vigilaba su camino, dentro de su carruaje Subaru vio ropa.
Por un momento pensó en la suya propia.
Había una variedad, pensándolo un poco mejor, no pudo entender porque tendrían varios tipos de ropa en una misma caja, era probable que sus gremlins las hubieran sacado de otras cajas y la hubiera combinado todo en una.
¿En qué momento esos diablillos pudieron hacer eso?, entre todo el caos, toda la rapidez de la huida, en general todo el desastre.
En realidad, debió de imaginar que ellos irían a mejorar mientras más caos y despropósito hubiera en su entorno.
Si era cierto, iba a ser de mucha ayuda a la hora de mantenerlo con vida, con toda la amargura en su cuerpo, pensó que si ellos brillaban en los momentos más caóticos, podían ser útil para sacar a Subaru de un apuro.
Aunque, esperaba con sinceridad, no volver a tener este tipo de caos en su vida.
Cuando pensaba en sus nuevos amigos no pudo evitar sentirse solo y desprotegido, ellos estuvieron tanto tiempo a su lado en los momentos más problemáticos.
Además, eran los únicos capaces de defenderlo, no hace falta decir lo jodido que estaba.
Miró a su alrededor, nadie podría decir que era un lugar peligroso, mientras más se adentraba, más podía ver las casas y locales de las personas, se tentó mucho al ver a un herrero de gran tamaño, de piel oscura y más de dos metros de alto con brazos anchos y torso robusto detrás de una ventana en su taller.
Era algo común en videojuegos y películas de fantasía, pero verlo era más impresionante.
Un cartel colgaba encima suyo, era viejo, con la madera con un poco de humedad.
–No entiendo nada–murmuró Subaru, decaído.
Pero eso le formulaba la siguiente pregunta, ¿cómo se podía comunicar con ellos?
No era un experto en lenguas, pero el hecho de que su escritura fuera tan diferente a la escritura japonesa, desde el comienzo Subaru no debió de entender nada de lo que le hablaban, pero no iba a mirar los dientes a caballo regalado, el problema de comunicación era el menor de sus problemas ahora que podía hablar con ellos.
Ahora su mayor problema era el dinero y donde dormir.
–Oye, tu–
Era una voz profunda, lo sacó de sus pensamientos con todo el pánico en su corazón.
El herrero nunca salió de su lugar, miro por la venta a Subaru, el joven se acercó con cautela y timidez.
–¿Qué tanto buscas, socio?–preguntó, con voz calmada.
Pero Subaru no era tonto, no tanto al menos, pudo sentir algo de advertencia en su voz, como acero escondido en tela.
«Desconfía de mí». Pensó con amargura.
No solo un extranjero, no solo un hombre que sobresale en su entorno, como una mancha oscura en lienzo blanco.
Y de seguro sus ojos no ayudaron en nada, era una maldición tirada por la familia de su madre que de seguro se heredará a su primer hijo.
Los ojos de matón incomodaban a cualquiera
Esperaba que no estuviera en problemas.
–Yo-empezó, tan incómodo y confundido como parecía–Soy nuevo aquí-siguió y luego tuvo que abrirse un poco–no tengo ni dinero ni ningún lugar a donde ir–
No era la mejor presentación, ni le traía nada de orgullo, solo tenía la verdad y un poco de habilidad a su nombre.
Y monstruos, aunque eso no podía mencionar a nadie.
–Ya veo–dijo–¿Un noble que huyó de casa?–
–Más bien, un hombre que se aventuro a lo desconocido–
El herrero bufo, Subaru lo miró indignado.
–Oye, soy un hombre-dijo, molesto.
–Si es cierto, tal vez quieras ayudarme en mi negocio–
Subaru se sorprendió, ¿así de fácil?
–El último ayudante que tuve se murió debido a las mabestias que están afueras–
El herrero lo dijo con tanta calma que sorprendió a Subaru.
–¿Qué?–
–Pues eso, necesito un ayudante–
–¿Cómo murió?–
–Lo enviamos con un carruaje, para llevar unos materiales a unos albañiles–empezó a explicar–no soy una bestia, de haberlo sabido nunca lo hubiera dejado pasar, pero esas cosas enloquecieron de repente y empezaron a acosar el pueblo, Jason no la conto cuando el carruaje fue atacado—explicó.
–Con que una [misión] de un herrero para exterminar a los monstruos locales–dedujo Subaru con un dedo en su barbilla.
–Eh, no–el herrero miro a Subaru extrañado–solo quiero un ayudante–
–Oh–dijo Subaru.
–Ven, entra aquí–
El herrero invito a Subaru a su taller, tenía el techo rojo, con paredes blanco con partes empezando a oscurecerse tal vez por los años de humedad y el deterioro del tiempo, dentro parecía una tienda normal, con muchas herramientas a su izquierda colgadas en la pared por clavos y cuerdas, a su derecha estaba el hombre, más grande de lo que parecía en un comienzo.
Con una camisa verde y pantalones grises rotos, trabajaba frente a una mesa.
–¿Y el yunque?–
–En la parte de atrás–dijo señalando una puerta más allá de una mesa larga donde se deberían de hacer los negocios, las compras y ventas de artículos.
Subaru en realidad pudo sentir el aire caliente del lugar, era como una brisa de verano con cuarenta grados en el aire, tuvo las ganas quitarse su chaqueta.
–Aquí hace un buen calor, la fragua está en la parte de atrás y cuesta una barbarie ventilarla–explicó el herrero.
–Oh, bueno–Subaru se dio cuenta de algo–acepto el trabajo–
–No esperaba menos–
–No tengo donde dormir, ni dinero a mi nombre–
–Bueno, tengo una cama arriba, puedo comprar la comida y demás hasta que te pague–dijo–si es que decido contratarte o echarte lejos–
Subaru ahora se sentía sospechoso, demasiado sospechoso, no debería de ser casualidad de que ese hombre le estuviera dando trabajo, justo cuando su último trabajador murió.
En realidad bien y podría ser un asesino en serie y él no iba a salir libre de esto.
Pero pensó en sus invocaciones, ni el herrero podría superar una emboscada entre varios.
–Soy Subaru Natsuki–se presentó, de repente, como un rayo se dio cuenta de una falta de modales tal que su propia madre la daría una palmada en la cabeza–Gracias por darme trabajo–
El herrero levantó una ceja cuando Subaru se puso tenso, pero se encogió de hombros, había tenido a todo tipo de personas por su taller y no tendría problema en darle un mazazo a un joven noble como Subaru.
–Arron Amlet–se presentó.
El nombre de Arron le parecía extraño, no sabría si era europeo, escandinavo o medieval, pero era tan raro como lo sería su nombre para un hombre en estas tierras tan lejanas de su hogar y de todo lo que conocía.
Subaru asiente con la cabeza, su cabello se revuelve aun mas, extrañado por toda la situación, mira con atención como Arron se levanta, es mucho más alto que Subaru, tanto que le llega por el pecho, se sintió un poco intimidado pero no iba a dejar que se viera en su cara.
En realidad se paró tan recto como pudo, sacando pecho.
Cuando Arron se dio la vuelta, en su rostro se dibujó una sonrisa, pensaba que ese bobalicón era mucho más infantil de lo que su cara podría decir, pero a Arron le gustaba, luego de un tiempo, cualquiera que no sea un bandido, un estafador o una mujer enojada con él, la última vez pensó que salir del pueblo y pelear contra la mabestias no le parecía mala idea.
—Ven—le ordenó su ahora jefe—Vas a tener que trabajar desde ya si quieres la paga—
—Sí, lo sé—dijo siguiéndolo a lo que creía que sería el taller—Voy a hacer las mejores armaduras y espadas del reino—le aseguro Subaru.
—No vas a hacer nada de herrería, tonto, necesito alguien que limpie el taller—le explico, riéndose de Subaru.
Esto desinfló al prospecto de aprendiz de herrero, sus planes tirados a la tierra mucho antes de que pudiera soñar con hacer una excalibur y conquistar a cualquier dragón del mundo.
–Aun eres verde, como las hojas de primavera–
Subaru solo pudo suponer que en realidad le estaba diciendo que era un novato en su totalidad y que nunca le daría nada tan delicado como su trabajo en la parte de metalurgia.
No es que pueda culpar al herrero, después de pensar un poco en ello, aún necesitaba entrenar los músculos necesarios para templar el acero y crear nuevas herramientas.
Pero aun así, quería crear su excalibur.
-Espero que su herramienta de trabajo sea de su agrado, señor–
Arron le arrojó a Subaru una escoba, era tan vieja y frágil que ya podía sentir que se deshacía en sus manos, el pelo de la escoba hace tiempo que dejo de estar firme y ahora parecía un arbusto, las cosas no pintaban bien para su primer día.
Pero Subaru tenía unas preguntas.
—¿Cuándo se me va a pagar?—
—Te pago luego del día de trabajo, como trabajaste media día, te toca medio pago—
—¿Cuándo termina mi turno?—
—Empieza a las primeras luces del día hasta el mediodía—le dijo, volviendo a su escritorio—luego, cuando termine tu turno vas a trabajar unos momentos cada que yo te llame–le explico con calma.
Subaru pensó que eso sería como unas seis horas, desde las seis hasta las doce y luego, suponía que tendría que ir a la pieza alquilada.
—Espera, ¿Cómo se cuándo termina mi hora?—
—Mira el reloj de allí—
Señalando con su delgado dedo, apuntó más allá de la mesa, en la pared, sin ningún cuidado había un reloj.
Subaru lo miro impresionado, muy impresionado, el reloj no destacaba para nada, era tan viejo y tan común que nadie debería de haber ni siquiera de prestar un poco de atención, de color negro con fondo blanco y números en negro.
Pero eso era lo raro de todo esto, era un reloj, de su mundo, en un mundo medieval, resaltaba como un pulgar adolorido.
—¿De dónde sacaste esto?—
El herrero miró con extrañeza primero el reloj, luego a Subaru.
Seguro pensando en que su nuevo empleado era más tonto que un asno, pero se guardó cualquier comentario.
—¿El reloj en la pared?—Arron no estaba seguro de a dónde estaba dirigiéndose esta conversación
—Si—Al notar el tono de su nuevo jefe, Subaru supo que debió de haber metido la pata.
Pero eso no lo iba a frenar de encontrar una respuesta, le picaba la curiosidad sobre este nuevo mundo.
—Es un reloj que compré en una tienda de bienes generales—le respondió con simpleza.
—Es una tecnología que viene de mi tierra—le explicó Subaru.
—¿En serio?—Arron le miró con intereses—es una tecnología vieja en realidad, un sabio lo hizo hace mucho tiempo—
—¿Un sabio?—
—Un título que se les da aquellos con muchos logros ilustres—le explico—Para lo que le sirvió, nadie sabe de qué sabio se trata—
Subaru se acercó hacia el reloj, miró con atención el aparato, los números eran los mismos que los números arábigos.
¿No tenían una escritura japonesa pero si números de su mundo?
–¿Cómo funciona?–
–No te puedo decir como funciona, ve con un relojero si quieres saber–
–¿Tiene electricidad?–
El herrero lo miró con extrañeza.
–¿Se alimenta de los rayos?-
–No, no conozco ningún aparato que funcione con los rayos–
Subaru descolgó el aparato de la pared, colgado por un clavo y atajado por un círculo de madera como agarre.
Arron miro todo, preguntando qué diablos estaba haciendo su nuevo empleado, ya se estaba arrepintiendo de darle algo por lo que trabajar, bien y pudo haber agarrado a un noble que se volvió loco cuando lo expulsaron de su familia.
Pero lo que Subaru estaba buscando era la pila o lo que sea que le diese energía al aparato, vio una pequeña parte de la madera que se deslizaba, en su interior vio un cristal.
–No se si piensas que eso vale mucho pero te aseguro que no vas a quitar la fuente de su interior–
Subaru se dio cuenta, muy tarde, de lo sospechoso que se veía y devolvió todo a su lugar.
El reloj parecía moverse con más brusquedad, como si se cayera para burlarse de Subaru, los cabellos de su nuca se erizaron, su corazón se aceleró y sus ojos se abrieron, no tenia un céntimo para pagar un reloj, mejor dicho, no tenía para pagar ni siquiera la ropa que estaba en su baúl.
–¿Tanto te impresiona un reloj?–
Arron fue lo bastante educado para no decir nada, pero por dentro lo encontraba un poco gracioso, considerando que le costó treinta monedas de cobre, nada caro, pero de igual manera costó dinero.
–Era de mi ciudad natal–le explico–No creí que podría encontrarse por aquí–
Arron no dijo nada, pero ya tenía suficiente de toda esta conversación.
–¿Donde, dormire?–
De repente, Subaru se dio cuenta de que no tenía ni idea de donde debería de ir a dormir.
Arron fue tan amable de mostrarle el lugar, subieron las escaleras a un lado del mostrador, Subaru sentía vibras de una película de terror cuando uno de los escalones empezó a rechinar, quiso ver a sus invocaciones para sentirse más tranquilo, pero hacer eso solo iba a alertar a su jefe.
¿Cuando podría sacar a sus compañeros?, no lo sabía, tal vez cuando fuera a un lugar mucho más alejado de lo que estaba el taller.
–Aquí es la planta alta–dijo cuando llegamos a un pasillo con varias habitaciones, luego señaló una habitación más apartada de las demás–Allá está el baño–
Subaru se apresuró a entrar, era de vital importancia saber la diferencia de un baño moderno a un baño medieval.
La puerta sonó con fuerza ante la atenta mirada de Arron, tal vez habría comido demasiado o, los dioses no querían, encontró un lugar donde drogarse, si algo así sucedía, iba a echarlo a patadas de su lugar.
De nuevo, estaba pensando que tal vez no fue buena idea traer al niño allí.
Subaru miro cada detalle del baño, había un espejo y un lavabo a su izquierda, un retrete en frente suyo y a su derecha estaba la bañera, estaba cubierto de losas blancas, había una pequeña ventana más arriba, tan alto para que no sea posible ver a la otra persona sin una larga escalera, pero también tan pequeña como para que una persona tenga que asomar todo el cuerpo para ver a la otra persona y dejar que el olor escape sin tener que abrir la puerta.
No esperaba que estas personas fueran tan higiénicas, por otro lado lo agradecia.
Y por otro lado, no estaba seguro de que funcionase de la misma manera que su baño común.
–Hay una cuerda–dijo.
Jalo la cadena, el agua corrió como un raudal y se llevó todo el agua acumulada, funcionaba tal cual en su mundo, no había nada de especial.
–Esto–Subaru se dio la vuelta–¿Como funciona esto?–
–Tiras la cadena y la gema de agua en la parte superior terminará lanzando un chorro de agua potente de la gema saldrá de la cisterna–
Subaru miro donde debería de estar la cisterna, era normal, se subió en el asiento del inodoro y vio la gema encima de un alambre pegado a la parte interna de la cisterna como si fuera una soga.
–Ahora, ven, antes de que te saqué de mi casa a patadas–
Subaru obedeció, había dejado de nuevo que su curiosidad sobre el mundo que lo rodeaba sacará lo mejor de él.
El pasillo era gris oscuro, con lozas un poco menos grises, le daba todo el aspecto un poco más lúgubre, contrastaba de gran manera con el aspecto de la parte delantera de la tienda casa, donde todo era más calmado, no colorido, pero no incitaba a nadie a alejarse.
Sería malo para los negocios, las cosas feas se dejan en la parte de atrás para no espantar a los clientes.
Eso lo entendía, pero no dejaba de dar la sensación de que estaba en una película de terror.
Arron era tan robusto que casi tapaba el camino, años de herrería de seguro no pasaron en vano para un hombre de su estructura.
Se preguntó si Subaru algún día se parecería así, esperaba que no tanto, había un límite donde los músculos eran estéticos y pasaban a ser solo demasiado hinchados para su gusto.
—Aquí es donde dormirás—le dijo.
Abrió una puerta de un manotazo, la madera se deslizó sin un gramo de esfuerzo, no solo porque el empujón era fuerte, sino que la propia puerta estaba muy engrasada y sin ninguna forma de que se sujetase.
Subaru se estremeció ante el sonido, Arron tampoco estaba muy a gusto, después de todo, si algo se rompía no podía culpar a Subaru.
Bueno, podría, pero no podía.
Vio a dentro una habitación con una cama, ventana y un armario, era normal, era de color amarillo, la madera era marrón oscuro, como la miel, había una estantería sin libros.
La cama y todo en general, estaba vieja, el lugar podría haberse limpiado desde hace mucho tiempo, pero dudaba que Arron hiciera la limpieza con regularidad.
—¿Eh?, ¿Esta es mi habitación?—
—Así es—
—Por lo menos pudiste limpiarlo—
—Eso ya te toca—Arron empezó a bajar las escaleras—Empieza por tu habitación hasta que toda la casa esté limpia—
—¡¿Me contrataste como si fuera una sirviente?!—
—Como una chacha, más bien—
Subaru gimoteo para sus adentros, primer día en un pueblo nuevo y ya tenía un trabajo, sin duda sus padres le sonreirían con orgullo.
Aunque ni siquiera sabía el nombre del pueblo.
Bueno, eso fue todo, no todos los capítulos están llenos de acción, en el siguiente capitulo veremos mas del pueblo
