-Encuentren a cualquier simpatizante de Terumi y encárguense de él. –Ordenó Ao, tras sentarse en el sillón del Mizukage. A un costado del escritorio reposaba plácidamente la antigua katana, Hiramekarei, que una vez perteneció a Chōjūrō. Una antigua reliquia de lo que habían sido los siete espadachines sangrientos de la niebla. Un recuerdo de un pasado glorioso que había llegado a su fin por culpa de una líder mediocre y débil. Pero ahora, con Ao como líder de la aldea, Kirigakure volvería a su antiguo esplendor. Dejarían de ser la sombra de lo que una vez fueron y volverían a inspirar terror en aquellos que se opusieran a ellos. -¿Te has encargado de los espías infiltrados?
-¡Si, señor! Fueron completamente eliminados. –Asintió el anbu frente a él.
-Bien. Cierren completamente las fronteras. No dejen que ningún barco extranjero entre en las cercanías. Activen el protocolo Niebla. –Se trataba de un antiguo protocolo que impedía que nadie encontrara la isla, incluso sabiendo su ubicación. Debían prepararse antes de atacar. –Y llama a Ichibei, es hora de que vuelva a trabajar.
El anbu obedeció deprisa, temeroso de contrariar al nuevo líder de la aldea, y desapareció en una explosión de humo. Ao se puso en pie, mirando la niebla desde su ventana, una sonrisa se dibujó en su rostro. Ahora empezaba su reinado.
/Konoha/
-¡¿Dónde está Shizune cuando se la necesita?! –Gritó Tsunade, llegando a la entrada de la aldea. Cargaba a su espalda un grueso pergamino que parecía costarle llevar.
-Shizune se encuentra en el hospital. Los pacientes no dejan de llegar. –Informó Kakashi, apareciendo a su lado. Se acercó a ella para saludarla. La mujer de inmediato notó la seriedad, demasiado extraña para el Hatake, incluso desde que se había vuelto el líder de la aldea.
-¿Qué ha pasado? ¿Quién ha muerto?
-Nadie. –No aun, pensó para sí mismo Kakashi. –Déjame ayudarte con ese pergamino, vamos a mi oficina… ¿Qué cargas aquí? –Preguntó el hombre tras aceptar el pergamino que estuvo a punto de caerse a sus pies. Debía pesar fácilmente unos trecientos kilos, quizás más.
-Algo que encontré en mi viaje. Todavía no lo sé.
Ambos shinobis no tardaron en llegar hasta la oficina del Hokage donde Kakashi dejó cuidadosamente el pergamino gigante a un costado del escritorio antes de tomar asiento y dejar que Tsunade hiciera lo mismo.
-¿Sake? –Preguntó el hombre. Tsunade lo miró.
-Kakashi déjate de juegos, dime que está pasando. –Le exigió la mujer una vez tomó asiento. Kakashi siempre había sido bastante directo con ella y ahora parecía querer evitar el tema todo lo posible.
-Verás…
/Equipo Eiyu/
-Mi espía llegó a Takigakure. –Informó a Naruto, una vez que todos estuvieron sentados alrededor de la mesa. Sasame había resultado ser una buena espía, una vez logró asegurarse de que no lo traicionaría. –Lo que esperábamos, una sede para todos los renegados de las grandes cinco aldeas. Un lugar donde reina la ley del más fuerte pero hasta ahora no ha logrado dar con el líder de la aldea, quien creemos que es el invocador de los lobos.
-¿Cómo sabemos que no te está mintiendo? –Interrogó Anko. –Los espías no suelen ser muy confiables y tú no tienes mucha experiencia lidiando con ellos.
-No puede mentirme. –Aclaró Naruto. –Pero hasta que no dé con el líder de la aldea no podemos avanzar sobre ella. Nos queda esperar.
-¿Hokage-sama permitirá un ataque total sobre Takigakure? Según el último censo no tenemos ninjas suficientes para un ataque a gran escala… -Replicó Sai escuetamente.
-Sai, conmigo basta. Puedo crear un ejército si lo necesito. –El Uzumaki lo miró elevando una ceja. –Y Kakashi-sensei me ha dado permiso para tomar las acciones que considere adecuadas para subsanar el problema.
-Entendido. Solo decía que ya no estás en las mejores condiciones como antes… -Sai sonrió.
-Voy a ignorar ese comentario.
-He recopilado más información sobre el pacto con los lobos. El ultimo pergamino de invocación se perdió hace cientos de años. Según mi madre el pergamino fue quemado por el último Inuzuka que se enfrentó a ellos, como venganza por no dejarse dominar.
-¿Un pergamino de invocación puede volver a aparecer en nuestro mundo? –Preguntó con genuina curiosidad el Uzumaki.
-Hasta donde tenemos información, no. Nunca se dio un caso así. –Señaló Hana. –Quizás el último Inuzuka mintió y no lo quemó. O tal vez había otro escondido en algún lugar.
-Puede ser. ¿Ha habido más ataques?
-Hubo un ataque en la frontera del país del viento, pero no fue demasiado grande. Apenas una caravana mercante. –Apuntó Anko. –el mismo modus operandi. Invocaciones que aparecen de la nada y matan a todos. Pero no se llevan la mercancía.
-Si se producen más ataques en la frontera el comercio con Sunagakure se vería afectado. –Mencionó Shino.
-Tenemos que dar con ellos cuanto antes. –Naruto inspiró hondo. Ahora las invocaciones estaban atacando también las tierras de su amigo Gaara y no podía permitir eso, pero sin saber de donde procedían las invocaciones no tenía sentido ir allí. Aunque patrullara la frontera del país todo el tiempo sería inútil sin verdadera información en sus manos. -¿Algo más?
-El número de barcos desaparecido en las costas ha aumentado. –Yugao tomó la palabra en ese momento. –Completamente desparecidos. Como si algo o alguien los hubiera tragado y llevado al fondo del mar. Y no solo nuestros barcos, los barcos que venían desde el país del agua. Kumogakure ya no quiere enviar barcos por miedo a que les pase lo mismo a los suyos.
-Eso será un problema. En cuanto empiece la construcción del tren necesitaremos del hierro de Kumogakure. –Apuntó neutramente Shino.
-Así es. Y nuestros espías en Kirigakure se han desvanecido, no han dado señales de vida desde hace días. –Continuó Yugao.
-Hmmm… -Naruto entrelazó los dedos por encima de la mesa, pensativo. -¿Crees que sea Kirigakure?
-No lo sé aun. Pero seguiré investigando. –La mujer asintió con suavidad. Con el paso de los años había creado una larga red de espías que respondían a ella en la mayoría de las aldeas. Pero ahora, los informantes que tenía en Kirigakure habían desaparecido por completo.
-Mantenme informado.
Todos se pusieron rápidamente en pie, despidiéndose y preparándose para partir cada uno en una dirección diferente. Todos podían sentir la presión sobre sus hombros, estaban jugando contrarreloj no solo para acabar con la amenaza que significaban los lobos, sino además con los piratas que moraban en las costas del país. Naruto presentía que pronto las cosas cambiarían y no sabía si era para mejor.
-Hana, por favor quédate un momento. –Pidió Naruto.
/Florería Yamanaka/
Sasuke inspiró hondo antes de entrar por la puerta. Sabía que escondido en las sombras se encontraban sus dos guardaespaldas policiales en caso de que lo necesitara pero la idea de tener que enfrentarse a otra persona sin sus habilidades ninjas le preocupaba demasiado. Odiaba la sensación de estar completamente desprotegido todo el tiempo. Y conocía a Ino, no quería que esta lo atacará si la situación se tornaba escabrosa.
-¿Sasuke-Kun? Qué raro verte por aquí. ¿Vienes a por flores para Sakura? –La líder del clan Yamanaka sonrió amistosa al hombre, colocándose al otro lado del mostrador. –El nuevo traje te sienta bien.
-eh…Gracias. –Avanzó unos pasos y negó con suavidad. –No vengo por flores. Por desgracia, se trata de un asunto policial.
-Oh, espero que todo esté bien. ¿Necesitas que interrogue a algún sospechoso? Creo que había un Yamanaka en la policía, él podría hacer el trabajo si lo necesitas.
-No, no es eso… Se trata de la nueva empresa que te tiene a ti como directora. Tabe rareru(flores comestibles) –Aquellas palabras captaron la atención completa de la mujer quien lo miró con curiosidad. –Nos han llegado rumores de que has estado utilizando tus jutsu de control mental para acerté con contratos a mejores precios que el resto.
-¡¿Qué?! ¿De quién viene eso? ¿De los imbéciles del sindicato civil, verdad? Esos idiotas solo están enojados porque obtuvimos la concesión de carne de oso que ellos no pudieron. –Informó Ino, dando un puñetazo sobre el escritorio. Una leve rajadura nació en la madera, Sasuke logró no mostrar miedo ante el golpe. –Te puedo asegurar que hicimos todo según la ley.
-Sabes que si fuera por mí aceptaría tu palabra, pero ya sabes cómo es el consejo con estos casos. –Dijo Sasuke soltando un suspiro y encogiéndose de hombros, como si estuviera derrotado. –Tengo que investigar la denuncia a fondo, necesitaré los contratos e interrogar a los comerciantes para asegurarme de que todo esté en orden.
-Por supuesto. No te preocupes, tengo una copia de los contratos por aquí. Y puedo darte la dirección de los comerciantes para que hables con ellos. Verás que todo es legal. –Aseguró la Yamanaka, forzándose a poner una sonrisa. –Y cuando la carne este aquí verás que es la mejor carne de oso que hayas probado.
-Por desgracia, mientras investigamos, tendremos que congelar el acuerdo. Hasta que nos aseguremos que es todo legal. –Informó Sasuke, borrando la sonrisa en el rostro de la mujer. Ino se mordió la cara interior de las mejillas, tratando de controlar su ira.
-¡No puedes hacer eso, necesitamos esos contratos!
-Mis manos están atadas, lo siento… -Dijo Sasuke, tratando de mostrarse lo más inofensivo posible. –Solo soy el mensajero…
/Afueras de la aldea, campo de entrenamiento/
-Sigo creyendo que es imposible domar a esas criaturas. –Dijo Hana, una vez estuvieron ambos en el campo de entrenamiento, sus perros la seguían muy de cerca.
-Estoy seguro de que podrás domarlos, solo debes entrenar bien para cuando tengas la oportunidad de enfrentarte a ellos.
Naruto no podía negar que los lobos eran invocaciones poderosas, capaces incluso de ponerse a la par a él en una batalla normal en un primer momento. Pero él ya poseía un contrato con los sapos y no le interesaba firmar otro con los lobos, pero no podía negar que tener a dichas invocaciones protegiendo a la aldea sería muy beneficioso. Además, como bien había mencionado Kurama en su interior, Hana se volvería una de sus esposas en el futuro por lo que los lobos quedarían dentro de la familia Uzumaki, una protección más para su familia.
-He estado tratando de aprender los jutsu más poderosos del clan, pero yo no poseo una red de chakra tan poderosa como Kiba… -Se quejó Hana, negando con suavidad. – Si pudiera fusionarme con mis perros como lo hace él al menos tendría una oportunidad…
-Creo que tengo una solución para eso. –Dijo Naruto con calma. Dudó un momento. –Pero necesitaré que confíes en mí.
-¿Por qué…? –La mujer lo miró con duda, luego sacudió la cabeza. –Si me ayuda a domar a los lobos aceptaré lo que sea.
-Pondré sellos de mi clan en ti. Servirán como depósitos de chakra en tu cuerpo que se unirán a tu red de chakra. Mezclaré mi chakra con el tuyo. –Explicó Naruto con cuidado. –Imagina la red de chakra como una fina línea de conductos por donde circula el chakra, al mezclar el mío con el tuyo permitirá que estos conductos se amplíen, albergando más chakra y permitiendo que circule más rápido.
-¿Desde cuándo sabes sobre sellos? –Preguntó con curiosidad, Naruto sonrió.
-Estuve investigando los antiguos secretos de mi clan. En sus inicios así es como los miembros del clan Uzumaki lograron tener un gran depósito de chakra.
-Acepto. –Asintió con suavidad, dando un paso hacía Naruto. -¿Qué tengo que hacer?
-Primero, necesitó que te quites la chaqueta. –Hana levantó una ceja y Naruto sonrió ligeramente avergonzado. –Tengo que escribir los sellos en tu cuerpo.
-¿Has vuelto a hablar con mi madre sobre….? –Hana se quitó la chaqueta sin más. Sus tres perros guardianes parecieron dispersarse por la zona, como dándole privacidad a ambos. –El matrimonio.
-No. No he vuelto a hablar con ella desde entonces. –Naruto comenzó a caminar alrededor de la mujer, dibujando mentalmente como debería comenzar a dibujar los sellos. No obstante, no pudo evitar notar la camiseta de mallas ceñida al cuerpo y debajo de esta el sostén deportivo que llevaba la mujer. Se mordió el labio, concentrándose. Tenía un trabajo que hacer. –Y tampoco tengo tiempo para hacerlo. Entre la restauración del recinto Uzumaki, la creación del nuevo equipo y entrenar apenas me sobra tiempo para nada más.
-¿Cuándo encuentras tiempo para dormir? –Bromeó la mujer soltando una pequeña risita que Naruto acompañó.
-Por suerte apenas necesitó dormir. Tengo tanto chakra y… problemas que casi no necesitó dormir. –Comentó, haciéndose sangre en el pulgar con un colmillo. En cuanto la sangre empezó a gotear empezó a dibujar con ella sobre el cuerpo de Hana. Ella se estremeció ante el contacto húmedo sobre su cuerpo. Un ligero ardor placentero nacía allí donde Naruto dibujaba las marcas. –Aunque a veces desearía dormir más, así evitó hacer algunas estupideces.
-¿Cómo acostarte con Anko-san? –Hana temió haberse propasado ante aquella pregunta pues sintió como Naruto se detenía un momento antes de seguir.
-No lamentó haber hecho eso. Aunque preferiría que no se comentara.
-No se lo mencioné a nadie. –Dijo, y Naruto a su espalda asintió. Poco a poco el Uzumaki seguía dibujando sellos en su cuerpo y ella comenzaba a sentirse extraña. Por un lado, sentía el vacío crecer en su interior, pero al mismo tiempo y de manera extraña, sentía como se llenaba de algo que no era suyo, pero que se unía a ella.
-Gracias… -Terminó de dibujar las marcas en su brazo izquierdo y se colocó a espaldas de la mujer, continuando con los dibujos sobre sus omoplatos. – La verdad no me acostumbro a esas habilidades que tienen ustedes para captar aromas de esa forma…
-Puedo enseñarte una técnica para ocultar el aroma para esas situaciones… si quieres.
-Eso… me sería de gran ayuda. –Aceptó Naruto. -¿Cómo te sientes?
-Vacía, y luego llena. Y luego vacía de nuevo.
-Es normal. Primero incremento los conductos de chakra en tu cuerpo y luego los imbuyó con el mío para ayudarte a adaptarte mejor al nuevo "tamaño".
-¿Es el chakra del zorro de las nueve colas? –Preguntó con curiosidad la mujer, girando su cuello para poder mirarlo a los ojos.
-Solo el mío.
/Oficina del Hokage/
-¡Los voy a matar! –Estalló Tsunade, dando un puñetazo sobre el escritorio del Hokage, partiéndolo a la mitad. Por suerte, Kakashi ya había retrocedido para cuando este se rajó y hundió bruscamente en el suelo. -¡Soy… Fui la Hokage, no pueden obligarme a mí casarme!
-Créeme que si hubiera podido evitarlo lo hubiera hecho en un instante. –Negó Kakashi, soltando un suspiro. – Pero desde el final de la guerra los consejeros han vuelto a recuperar parte de su poder en el consejo de la hoja y consiguieron el apoyo de varios clanes para pasar la ley.
-Esos viejos ya deberían jubilarse. –Tsunade apretó los puños. Analizando que tan difícil sería matar a los dos ancianos. Lamentaba no haberlo hecho durante su gobierno. –Nunca han hecho más que crear problemas para la aldea.
-Con Naruto hemos tratado de sortear a los consejeros como hemos podido. También han restaurado a la vieja policía de Konoha. Con Sasuke como sublíder.
-¿El Uchiha como sublíder? Se les ha ido completamente la cabeza.
Un suave toque en la puerta atrajo la atención de ambos ninjas. Los ancianos no esperaron a que el Hokage les diera permiso, simplemente entraron. Ambos mostrando una sonrisa amable y falsa.
-Hokage-sama. Escuchamos que Tsunade-sama había vuelto. –La anciana miró a la quinta Hokage y su sonrisa se amplió. –Tenemos excelentes noticias.
-¡Cállate! –ordenó Tsunade, encarándose a ella. –Ya sé lo que intentan y pueden ir olvidándose, no planeó casarme con nadie.
-Entiendo su negativa, Tsunade-sama. Como mujer comprendo lo feo que pueden resultar los matrimonios arreglados pero la aldea no está pasando por sus mejores momentos y todos debemos sacrificarnos por el bien de la misma. Usted pertenece a uno de los clanes fundadores de la aldea. No podemos permitir que parte de nuestra historia desaparezca con usted. –La anciana era una maestra del uso de la amabilidad, pero no servía para ocultar la manipulación bajo aquella bondad. – Los Senju gozan de una salud envidiable, incluso a su edad seguramente pueda dar a luz a varios niños sanos. Aunque a diferencia del señor Uzumaki, usted no tiene el tiempo a su favor para buscar pareja por lo que esperamos que lo haga cuanto antes.
-Y también gozamos de una fuerza sobrehumana. –Tsunade dio un paso en dirección a la anciana, momento en el que un anbu con el uniforme de la policía militar apareció en la sala interponiéndose entre Tsunade y la consejera. Tsunade lo miró, elevando una ceja. -¿De verdad quieren probar suerte contra mí, niño?
-Por favor, mantengámonos civilizados. –Arguyó Homura, borrando la sonrisa de su rostro. –Si mata al joven policía que solo está cumpliendo su deber nos veremos obligado a encerrarla por homicidio y… preferiríamos evitar eso.
-Eso no va a pasar. –Apuntó Kakashi entrando en la conversación y colocándose al lado al lado de la mujer. –Tsunade-sama es la antigua Hokage de la aldea y por tanto se le debe respeto.
-Pero ya no lo es, y por tanto es una ninja más de la aldea. Debe acatar las leyes del consejo como todos los ninjas de la aldea.
-A menos que deje de ser una ninja de Konoha. –Apuntó Tsunade, recuperando de pronto la sonrisa. –Sunagakure me ofreció un puesto en su hospital y…
-¡Si te atreves a desertar enviaremos a todos nuestros ninjas a cazarte! –Estalló Koharu, borrando la sonrisa de su rostro, haciendo bruscamente a un lado al anbu policía. -¡Ni intentes escapar de la aldea o…!
-No creo que haya un solo shinobi en Konoha que pueda parar a la vieja. –Dijo Naruto, sentándose en el respaldo de la ventana. –Perdón, sentí un gran instinto asesino proveniente de aquí y decidí venir a echar un ojo. Vieja, ni siquiera has ido a visitarme, me siento ofendido.
-¡Uzumaki-san, usted es un shinobi de la aldea! Si se le ordena deberá dar caza a la Tsunade-sama. –trató de argumentar Koharu. Homura la tomó discretamente del antebrazo.
-Yo solo respondo ante el Hokage y ninguno de ustedes lo es. –Se puso en pie y se acercó a ambos consejeros. El anbu nuevamente trató de ponerse frente a los ancianos pero se quedó congelado en el lugar. Una oscura opresión se había apoderado del hombre, dejándolo clavado en el lugar. –Estas fuera de tu liga. Y no pienso dejar que lastimen a la vieja Tsunade.
-¡Tú no puedes…! –Empezó Koharu, pero Homura le cortó rápidamente.
-Uzumaki-sama, solo estamos tratando de hacer lo mejor para la aldea. Seguro que usted como futuro Hokage quiere lo mejor para la aldea. ¿Verdad?
-Y tratar de obligar a la antigua Hokage a convertirse en una vaca de cría o darle caza como a una renegada no es la forma de beneficiar a la aldea. –Sentenció el Uzumaki. Podía sentir la ira asesina creciendo en Tsunade y si bien él no se oponía a matarlo concordaba con Kakashi en que matar a los consejeros en esos momentos no era lo más recomendable. Soltó un suspiro y mostró una sonrisa inocente. –Ya está anocheciendo, porque no lo dejamos por hoy y volvemos a hablar de ello mañana temprano. Cuando todos estemos más calmados.
-¡Yo no necesito calmarme! –Tsunade ahora se encaró contra Naruto. –Si estos viejos creen que pueden…
-Vieja, por favor. A estas horas siempre te pones gruñona. –Naruto colocó ambas manos sobre los hombros de la mujer que estuvo a punto de golpear a Naruto pero logró controlarse. –Come un poco, duerme que lo necesitas y hablamos mañana temprano. –Se giró para encararse a los consejeros. –Y todos tratemos de ser más civilizados mañana.
-¡No importa, mañana….! –Koharu estuvo a punto de empezar nuevamente, encarándose a Tsunade pero Homura la detuvo y miró a Naruto.
-Es muy sabio de su parte, Uzumaki-san. Seguramente mañana temprano estaremos todos más calmados. –De forma un tanto brusca, Homura tiró de Koharu sacándola de la oficina del Hokage, seguido de cerca por el anbu policía.
-¡¿Cómo se te ocurre?! –Empezó Tsunade en dirección a Naruto, pero Kakashi la detuvo levantando la mano, pidiendo silencio.
-Naruto, podrías… -Naruto asintió, acercándose a una de las paredes de la habitación e imprimiendo chakra en ella, sellándola completamente. –Se están volviendo más osados, ahora tienen a la policía como guardaespaldas profesionales.
-¡¿Naruto, como puedes estar de acuerdo con ellos?! –Estalló la mujer, acercándose a Naruto y sosteniéndolo por la camiseta, levantándolo del suelo.
-No lo estoy. –Le dio unos toquecitos en las manos a Tsunade, pidiendo que lo soltara. –Solo estaba tratando de evitar que los mataras.
-Debí haberlos matado hace mucho, no son más que un cáncer para la aldea. –Soltó al rubio, dejándose caer el sillón de la oficina. –Prefiero pudrirme en la cárcel antes de volverme una paridora para esos vejestorios.
-Me gustaría estar de acuerdo contigo y matarlos. –Apuntó Kakashi, derrotado. Tomó asiento. –Pero en la situación actual de la aldea se desataría un caos. Más ahora que tienen a la policía de su lado.
-¿Crees que Kiba les daría su apoyo para un golpe de estado? –Preguntó Naruto, elevando una ceja. –Ese es idiota pero no sé si a ese nivel.
-No es solamente Kiba. Tienen el apoyo de los Inuzuka, los Aburame y el sindicato civil. Hasta ayer confiaba en que tendría el apoyo de Ino, Shikamaru y Choji. Pero esta mañana llegó un informe de que la policía congeló una empresa creada por ellos. Están tratando de inmovilizar sus fuentes de ingreso, para usarlo como palanca en caso de ser necesario.
-Desde el final de la guerra se han vuelto más osados. –se sorprendió Tsunade, poco a poco estaba recuperando la compostura. –Recordaron que van a morir pronto y tratan de recuperar el poder a toda costa.
-No es la edad. –Negó Kakashi. –Es él. –Señaló a Naruto quien había procedido a tomar asiento. – tenemos al ninja más poderoso del mundo entre nuestras filas y el resto de aldeas ya no tienen bijuu, excepto por Kumogakure. Creen que es el momento perfecto para expandirnos hacía el resto de las aldeas y conquistarlos. Si logran controlar a Naruto.
-La van a tener difícil para eso. –Aseguró Naruto.
-Pero no van mal encaminados. Cuando te cases y empieces a tener hijos se volverán puntos débiles para ti. No dudo que incluso intentarían secuestrarlos para tenerlos controlados.
-Como intenten eso…
-Lo sé. –Se encogió de hombros. –Pero eso no quiere decir que no lo intentaran. Pero ahora debemos pensar que hacer con tu situación. –Giró el rostro para mirar a la ex Hokage quien se había levantado para destapar un compartimiento secreto en las estanterías de libros y extrajo de él una botella de sake. –No sabía que eso estaba ahí…
-Hay varios en toda la oficina. No pienso casarme.
-Cuando llegue estabas hablando de que Sunagakure te ofreció un puesto en su hospital. ¿Eso era verdad? –Preguntó Naruto con interés.
-¡No voy a huir de mi propia aldea! ¡Mi abuelo la fundó y no dejaré que esos vejestorios me la arrebaten! –Le dio un largo trago a la botella, vaciándola por completo.
-Desde que volvió Hinata-san no tenemos embajador en Sunagakure. –Terció Kakashi con delicadeza. –Podrías ir, al menos durante unos meses. Hasta que solucionemos el problema.
-¡No pienso huir! ¡¿Desde qué asumiste como Hokage has perdido los huevos o que te pasa?! –Le arrogó la botella vacía, que Kakashi alcanzó a esquivar.
-Vieja, solo serán unos meses. Cuando vuelvas el problema estará solucionado, te lo prometo.
/Afuera de la aldea. /
Era bien entrada la noche, la luna brillaba en lo alto mientras Tsunade saltaba de un árbol a otro con un claro objetivo por delante. Ella era Tsunade Senju, la nieta del fundador de la aldea y jamás permitiría que nadie la obligara a huir de su aldea. No huyó cuando llegó Pain, no huyó cuando le tocó enfrentarse a Madara y ciertamente no huiría por culpa de esos vejestorios que se atrevían a tratar de volverla una vaca paridora.
Una sombra apareció frente a sus ojos, provocando que perdiera el equilibrio y cayera de manera precipitada al suelo. No obstante, jamás sintió la dureza del suelo golpeando su rostro. En cambio, sintió como unos brazos la envolvían y luego un impulso brusco. Al abrir los ojos, Naruto la envolvía con sus brazos, soltándola suavemente una vez ella recuperó la fuerza en sus piernas.
-¿Qué haces…? –Interrogó Tsunade separándose de él. -¿Dónde estamos?
-En la frontera del país del fuego con el país de viento. –Explicó, soltó un suspiro. –Y trato de evitar que mates al consejo, muy a mi pesar.
-¿Por qué…? ¡Tú más que nadie deberías quererlos muertos! ¿A ti también te han comido la cabeza? Jamás te pondrían como Hokage.
-Lo sé. –Soltó un suspiro. –Pero ellos no son más que un síntoma de un problema mucho más profundo. Si los matas ahora surgirán otros, y luego otros. Tienes que confiar en mí, tengo un plan. No puedo dejar que los mates.
-O puedo simplemente pasarte por encima y volver a la aldea para matarlos. –Sentenció ella. Anclando sus pies sobre el suelo.
-No, no puedes. Así que confía en mí.
Tsunade le cruzó el rostro con un puñetazo de izquierda, pero Naruto no mostró señales de verse afectado por el golpe. Otro con la derecha y nada. Tsunade soltó un gruñido, una mezcla de confusión y dolor cruzó su rostro. No quería pelear contra Naruto pero sabía que si no mataba a los ancianos estos terminarían por destruirlo todo, incluso a él.
-Basta. –Ordenó Naruto, atrapando ambas muñecas de la mujer y reteniéndola con firmeza. –Soy el ninja más poderoso del mundo y aun así tengo que tener cuidado donde piso lidiando con un montón de vejestorios. ¿Crees que a mí no me molesta? -Apretó con fuerza las muñecas de la mujer, cargado de furia. Inspiró hondo y en cuanto notó como Tsunade trataba de zafarse la soltó. –Tengo un plan. Para protegerme a mí, a mi familia, a mis seres queridos y no dejaré que nadie lo destruya.
-¿Aunque eso signifiqué venderme al consejo? –Preguntó dolida, retrocedió varios pasos, buscando volver a lanzar un golpe contra el rubio quien no se inmutó. El siguiente golpe que lanzó careció de fuerza, incluso se lastimó al golpear al Uzumaki, soltando un quejido. -¿Qué…?
-He desaparecido tu red de chakra. Tus golpes son bastante dolorosos. –Explicó Naruto. Dejó que sus palabras calaran en la mujer antes de continuar. –Es un poder que descubrí hace poco. Puedo desaparecer la red de chakra de una persona a completa voluntad.
-¡Como…! ¡¿Cómo al Uchiha?! ¡¿Has destruido mi red de chakra?! –De pronto, el pánico se apoderó de la mujer. La sola idea de quedar sin su red de chakra se le hacía atroz. En el fondo en su momento había sentido lastima y placer a partes iguales por el Uchiha, por la desaparición de su red de chakra pero sabía que era lo mejor para el mundo ninja. Pero ahora el karma se vengaba de ella por disfrutar del dolor de Sasuke. –No, no, no, no…
-Para. –Dijo el Uzumaki, tomándola del hombro. –Ahora lo tienes de vuelta, solo quería demostrarte que podía hacerlo.
-¿Qué…? ¿Puedes devolver la red de chakra a voluntad? –Naruto asintió. -¿Por qué no se la devolviste a Sasuke?
-Porque Sasuke es peligroso. Mira lo que está pasando, incluso sin poderes está haciendo movimientos en la policía junto al consejo. ¿Qué crees que pasaría si le devuelvo su red de chakra y puede usar el sharingan y el rinnegan a voluntad? ¿Cuánto tiempo tardaría el consejo en darle a él un harem de mujeres para tener más como él? Se volvería un peligro para todos, para la aldea, para mí, para mi familia. Y no pienso permitir eso.
-Naruto…
-El cariño que sentía hacía Sasuke murió con el final de la guerra. Es un peligro y una amenaza y debe ser tratado como una. –Sentenció con dureza. Tal vez con más dureza que la pretendida pues Tsunade dio un paso atrás. - Estoy cansado de ser tratado como un tonto y un objeto a ser utilizado por otros. Ese Naruto murió en la guerra.
-¿Me prometes que arreglaras las cosas en la aldea si te dejo actuar? –Preguntó Tsunade con duda. El Uzumaki asintió. –Confiaré en ti. Dile a Kakashi que me quedaré en Sunagakure hasta que el problema se arregle. Es mejor que ir a la cárcel por matar a esos viejos. O casarme con algún imbécil que el consejo crea conveniente.
-Gracias por confiar en mí, vieja. –Naruto por fin mostró una sonrisa. Algo agotada y derrotada, no le había gustado tener que usar su nuevo poder en Tsunade, pero ella debía comprender el poder que ahora tenía en sus manos.
-Has cambiado… -Suspiró, apoyando la espalda en uno de los arboles cercanos. Se quedó mirando al rubio. –Lo siento…. Con todo lo que pasó no tuve tiempo de preguntarte. ¿Cómo llevas tú lo de tener que casarte con múltiples mujeres?
-"Follando como un campeón" –Exclamó Kurama en su interior soltando una risotada. Naruto sacudió la cabeza.
-Ha sido… complicado explicárselo a Hinata-chan pero lo terminó aceptando. –Él también se dejó caer contra un árbol. –De hecho, de una forma extraña nos ha unido más que antes.
-Eso es… bueno… jejejejeje seguro que Jiraiya estaría escribiendo una tonelada de libros sobre tu vida. –Ambos se miraron y compartieron una débil risa, recordando al viejo ninja.
-Lo sé, debería volver a la aldea. Enviare un sapo a Gaara, le avisaré que estás yendo. –Ambos se pusieron en pie y Naruto llevó una mano al cuello de la mujer, tomándola por sorpresa. Su mano brilló durante un momento y luego la retiró. –Es un sello de localización, para asegurarme de que siempre estés bien. Si en algún momento necesitas mi ayuda solo aplica chakra allí y enseguida estaré a tu lado.
-En la oficina de Kakashi dejé un pergamino, lo necesito. –Dijo Tsunade de pronto, tomando a Naruto del brazo. –Es importante.
-Te lo haré llegar a Sunagakure. –Le aseguró Naruto, abrazándola. –Cuídate.
/Recinto Mitokado /
-El chakra de Tsunade-sama ha desaparecido de la aldea. –Informó un anbu sentado en el suelo en posición de loto, con sus manos entrelazadas realizando el sello de perro.
-Hmmm, esa tonta cree que podrá escapar de nosotros. –Sonrió Koharu, dando un sorbo a su taza de té.
-Ha actuado tal y como lo predije, siempre fue demasiado precipitada. Sin ella Kakashi no tiene su voto en el consejo y nosotros acabamos de obtener el voto de los Akimichi. –Replicó Homura con una sonrisa.
-El Uchiha está demostrando ser un excelente títere.
/Recinto del equipo Eiyu /
Naruto se dejó caer pesadamente en el sillón de lo que una vez fue su casa. Aún era de noche, Tal vez debería tratar de dormir un poco pero no estaba cansado. De hecho, era todo lo contrario, durante la conversación con los consejeros y luego con el Hokage y Tsunade, Naruto había estado sintiendo algo en su interior que crecía rápidamente. La misma sensación que había sentido cuando Sakura trató de extorsionarlo, aquella necesidad que tenía el resto del mundo de tratar de controlarlo, de poner cadenas en él y tratar de usarlo de alguna manera. Con Sakura había actuado de manera explosiva y violenta que al final sirvió para tenerla completamente a su merced.
Pero con el consejo no podía atacar de la misma forma, debía ser más precavido, actuar en palabras del propio Kurama: "como un zorro". Moverse discretamente y sembrar las semillas de lo que sería su nuevo base de poder.
-"Podrías haberte casado con Tsunade y asunto solucionado." –Bufó Kurama. –"Ambos se ahorraban tanto drama y el consejo no se atrevería a oponerse. Unos Uzumaki con genes Senju es la receta perfecta para un súper ninja"
-"Kurama, a veces eres insoportable" – Apretó los puños con fuerza durante un instante y luego sacudió la cabeza. -"He estado pensando en algo. Kakashi-sensei dijo que el consejo ha congelado las cuentas de Ino, Shikamaru y Choji. Yo tengo dinero en las arcas, podría darles un préstamo para el tren…"
-"¿y que te lo devuelvan una vez comience la construcción? No es mala idea. Pero ni siquiera tú tienes el dinero necesario para financiar a cuatro clanes." –Kurama soltó un gruñido, pensativo. –"Nunca fuiste a Uzushiogakure ¿verdad?"
-"No… ¿Por qué? Es algo que tengo pendiente, visitar la aldea de mi clan. Aunque este destruida…"
-"los Uzumaki eran conocido por ser expertos en sellados, quizás dejaron algo allí que solo un Uzumaki podría desenterrar. Y quizás sea valioso" –Apuntó el zorro, pensativo.
-"Ir a la antigua aldea de mi clan solo para saquearla no me hace mucha gracia…"
-"Míralo de esta forma, si encuentras algo de valor allí quizás te sirva para asentar a tu nuevo clan aquí." –Argumentó, luego emitió un silbido. –"O puedes hablar con tu amigo en Sunagakure y pedirle un préstamo, y tu triangulas el préstamo a los demás."
-"Lo pensaré. Necesitamos el apoyo de ellos tres. Si se unen a los consejeros prácticamente tendrán el apoyo de la mayoría de los clanes."
-"La Yamanaka está soltera, puedes casarte con ella y asegurarte su voto"
-"Es una posibilidad"
-¿Qué haces ahí sentado en la oscuridad? –Preguntó Anko, entrando en la habitación con una botella de sake en las manos.
-Pensaba… -Naruto suspiró y dirigió su atención a la mujer. -¿Qué haces aquí?
-Mirai no dejaba de llorar y me estaba dando dolores de cabeza. –Explicó, echándose al lado de Naruto. –Te vi salir esta mañana junto con Hana. ¿Le has dado el tratamiento "héroe de Konoha"?
-No, solo entrenamos. –Bufó Naruto, estiró la mano tomando la botella de sake y dándole un trago.
-Sí, seguro. Mucho cardio. –Anko soltó una risita, a su arrebatándole la botella y dándole un trago. –No seas recatado. Eres el héroe del mundo ninja. ¿Qué hay de malo en follarse a todas las que se te crucen por el camino? Si fuera tu estaría caliente veinticuatro siete.
-Lo estoy. –Se acomodó mejor en el sofá, echando la cabeza hacía atrás. –el problema de tener tanto chakra es que de alguna forma tengo que gastarlo.
-¿Si? –Anko se giró para mirarlo y una traviesa sonrisa se dibujó en su rostro. –Déjame ayudarte con eso.
